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Debemos reconocer que hemos durado muchos años discutiendo cómo romper
esa clásica formalidad laboral en Colombia para adaptarnos a las tendencias del
mundo globalizado. Es así como en esa discusión, de más de una década, llegó el
coronavirus a Colombia y nos tomó desprevenidos y atados a nuestras clásicas
relaciones laborales.
Para poder llegar a ese derecho laboral moderno y adaptado a las tendencias del
siglo XXI, lo primero que debemos pensar es cómo simplificamos las normas
laborales, que son la primera barrera que enfrentan los inversionistas locales y
extranjeros. Tener una legislación garantista de los derechos de los trabajadores
no excluye que podamos simplificar nuestras normas laborales. En diferentes
reuniones de empresarios he escuchado la idea de llegar a tener un salario
integrado, dejando de un lado el concepto de salario integral que hoy conocemos.
En 2019 ocurrió un hecho sin precedentes, y fue que los sindicatos llegaron a la
mesa de negociación del salario mínimo con una propuesta de unificar los
conceptos de salario mínimo y auxilio del transporte para su aumento. Este hecho
es un paso importante para llegar a esa figura del salario integrado que no es más
que unificar en el pago mensual del trabajador, las primas, cesantías y sus
intereses y, además, realizar aportes a seguridad social y parafiscales sobre un
porcentaje determinado de todos los ingresos que reciba el trabajador.
Con los porcentajes actuales, para realizar aportes seguridad social y parafiscales
es inviable esta propuesta. Se deberá concertar con el Gobierno una disminución
de estos porcentajes lo que conllevaría a dos resultados muy positivos. Primero,
evitar discusiones judiciales con los trabajadores y fiscalizaciones de la Ugpp y
segundo, incentivar a los empresarios a continuar realizando aportes sin tener la
necesidad de crear figuras creativas de flexibilización laboral para evitar esta
carga parafiscal.