Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Henry Alekan
La Librairie du Collectionneur
Paris, 1991
Este libro no tiene la pretensión de ser una obra pedagógica – aunque pueda
servir a los futuros enseñantes que se propongan tratar el tema de la luz.
Los cineastas que inventan escenarios y los cinegrafistas que los ponen en
imagen no hablan el mismo lenguaje: artístico vago, no definido que esconde
un desconocimiento de los problemas lumínicos, otros piensan en términos
de iluminación, o sea reduciendo a técnica aquello que es ciencia y arte.
Este libro expone cómo la iluminación artificial deviene en arte de la luz, sea
modulándola sobre los ritmos solares, u oponiéndose, con el fin de
desarrollar su propia originalidad, que engendra emociones que los artistas
de siglos pasados no pudieron concebir antes del advenimiento de la
electricidad.
Para finalizar, si ciertos capítulos están poco desarrollados (la luz metafísica,
la luz del cosmos, la luz y el agua…) es porque hubiera sido imposible llegar a
término sin engrosar considerablemente esta obra. Están mencionadas
simplemente para marcar la importancia que ellos merecerían en un estudio
más completo sobre el rol psicológico de la luz y de las sombras.
ROL DE LA LUZ
La luz es nuestro “baño cotidiano” es por esto que el hombre que nace, vive y
muere en un clima de luz solar y de luz artificial no parece darle gran
importancia, Él esta de tal modo acostumbrado que no percibe sus efectos, y
por lo tanto, como dice Nicolas Schoeffer en El nuevo espíritu artístico (1), (…)
la luz natural y artificial son un problema fundamental, su distribución, el
ritmo, de su aparición o de su disposición condicionan psicológicamente al
hombre (…) A esto nosotros nos permitimos agregar y “psicológicamente”.
INTERPRETATIVIDAD DE LA LUZ
(…) “En el otro mundo que se encuentra sobre nuestros pasos, donde ellos
(los muertos) podían contemplar la metamorfosis del Sol en el transcurso de
su viaje nocturno” (…)
La noche era para los Egipcios, el ambiente de los muertos, es a lo que se
denomina en este mismo libro … la luz de las tinieblas, vale decir el cono de
sombra de la tierra proyectada en el espacio, de la cual toda alma se
impregnará antes de absorberse en la luz solar (…)
Es pues normal, que los artistas, en el curso de los siglos que siguieron, hayan
traducido arquitecturalmente y pictóricamente la luz y las tinieblas
atribuyéndole el sentido expuesto en los más ancianos textos (escritos
descubiertos en las Pirámides) como en los escritos recientes, tales como el
Viejo y Nuevo Testamento.
poniente, vale decir la región de las tinieblas, y el este situado con el sol
levante, que significa “el triunfo definitivo del Cristo sobre la muerte”.
Dos tipos de imágenes son visualizadas por el cerebro: una objetiva, es la que
está registrada en la luz del tiempo presente, la otra subjetiva, es aquella que
ha sido puesta en la memoria con la luz del tiempo pasado. El cineasta es un
trascriptor de imágenes objetivas cuando él utiliza la luz natural en el
presente sin transponerla, es un creador de imágenes subjetivas cuando él
reinventa el “objeto” y lo trasciende con la luz de su memoria, gracias a la
maestría artística de luces artificiales que realizan esa transmutación.
El negro, dice André Malraux, está ligado a la muerte. Malraux no hace más
que retomar el significado ancestral que los hombres han atribuido a las
tinieblas por la simple razón que la ausencia de luz priva al hombre de toda
comunicación con el universo.
El hombre sin la luz no es nada. No sólo es débil sino que está librado a las
fuerzas naturales no admitirlo lo vuelve aún más peligroso. Lo oscuro
demuestra la fragilidad del hombre. Pues no sólo el negro elimina al hombre
del universo, ya que no lo puede percibir, pero él se paraliza, ninguna acción
es posible en un universo de no luz. En ese mismo universo oscuro, ninguna
imagen se puede memorizar, la percepción visual no se puede ejercer. Qué
hay, entonces, más próximo de esa nada que la muerte, el hombre no
pudiendo percibir, ni moverse, ni emitir, ni recibir?
El negro está ligado a una muerte más mental que física. El negro es símbolo
y punto de partida de todas las interpretaciones dadas a los colores.