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Explicación de la clase:

Prof. Viviana M. Martínez


martinezsigloxxi@gmail.com

LA EDAD MEDIA

En nuestro viaje por el pensamiento llegamos ahora a ese punto del


camino en el que razón y fe se encuentran. A esta instancia, los que atinaron a
periodizar la historia la llamaron: Edad Media, dándole cabida en este nicho al
periodo que transcurre desde la desintegración del Imperio romano de
Occidente, en el año 476 , siglo V, hasta la caída de Constantinopla (Imperio
Romano de Oriente) en manos de los turcos en el año1453, siglo XV. Es decir,
dicho con un toque poético, la Edad Media comprende el espacio histórico que
se ubica cronológicamente, entre la gloria de la antigüedad clásica y el culto a la
vida y el amor a la naturaleza que signan el renacimiento.
Acabamos de reconocerle una extensión de mil años. Mil años en los que
se explica la existencia de los seres y los fenómenos de la naturaleza por un acto
de creación. Diez siglos en los que la filosofía ubicará sobre su eje dominante
tres grandes problemas: Dios, la controversia fe-razón, y la preocupación
respecto de los universales.
Respecto de Dios, la Filosofía Medieval buscará explicar la existencia de
Dios poniendo su acento en la razón, sin desestimar ni dañar el conocimiento
que hombre alcanza del altísimo por la fe, un ejemplo de esto lo observamos en
los diversos caminos que algunos filósofos intentan para demostrar
racionalmente la existencia de Dios.
En tanto que, lo que marcamos como segundo problema, no es asunto de
preocupación para los medievales, fe y razón no son incompatible en este
escenario, al contrario, todo el esfuerzo de la filosofía se empeñará en mostrar
que fe y razón, si bien son diversas, sin embargo, son complementarias.
Respecto del tercer problema que vertebra la Filosofía Medieval: Los
Universales, vamos a señalar que la preocupación se asienta en la cuestión de
decidir si las ideas más generales y abstractas poseen una existencia separada e
independiente del entendimiento humano o si, por lo contrario, sólo son
nombres o definiciones.
Es necesario mencionar estos problemas, aunque son difíciles y necesitan
mayor despliegue para ser comprendidos, no reconocerlos como tal, en el
marco de lo que venimos tratando, mutilaría el sentido de todo lo que soporta
el carácter de la Edad Media.
Estas preocupaciones derivan en un conjunto de proposiciones filosóficas
y teológicas que se desarrollan en esos dos grandes momentos que se
denominan Patrística y Escolástica, momentos que a su vez se subdividen
didácticamente para alcanzar desde sus particularidades una mejor
comprensión en el espíritu que los indaga.
Veamos ahora las características que se extienden a lo largo de este
tiempo configurando unidad para los problemas señalados.
Características de la E. Media: En la secuencia didáctica que antecede a
esta explicación, se señala en el cuadro central algunas características, es preciso
recordar a partir de esto, que estamos ante un tema sumamente amplio y que
todo lo enunciado puede ser objeto de explicación y que, con seguridad, vale
como referencia y no clausura ninguna posibilidad de ampliación temática.
Destaca a lo largo de toda esta época el carácter religioso del
pensamiento y la preocupación por integrar el conocimiento heredado de las
culturas antiguas con los datos de la revelación. Aparecen así, como muy
importante a la reflexión, dos asuntos imperativos: la relación del hombre con
Dios (tema de la trascendencia) y la aceptación de que la verdad es eterna e
inmutable.
Ocupémonos ahora de esos dos momentos mencionados más arriba
comenzando por La Patrística; su denominación procede del latín, del término
paters que significa padre. La mayoría de los historiadores de la filosofía
marcan su inicio en el siglo II, cuando es muy notable el intento por unificar el
pensamiento griego y el cristiano, o por lo menos, por encontrar aquellos
puentes que los pongan en contacto. Asunto muy difícil éste; ya que, mientras
el cristiano anuncia a un Dios desconocido y, entre otras cosas, habla de
creación ex nihilo, de fe en la resurrección de la carne, y de un sentido y de un
fin de la historia; los helenos, formados bajo el principio metafísico que dice que
“de la nada, nada surge”, no tienen el creacionismo en su matriz cultural. y
configurado su espíritu en el principio que reza que el único conocimiento que
conduce al hombre a la verdad es el que se alcanza por medio de la Razón,
instrumento de comprensión y de dominio de lo real, y mediante el cual
acumularon una vasta sabiduría acerca de la naturaleza, el logos y el ser, lo
referente a la teoría de la iluminación, el creacionismo y el providencialismo, e
incluso, a la concepción lineal de la historia, no tiene ningún sentido para ellos.
En este momento, destacaremos la figura de San Agustín de Hipona, que
busca en el interiorismo las respuestas a los problemas que plantea su época.

Continuemos con el segundo momento, La escolástica: del Latín, schola,


surge en las escuelas palatinas, conventuales y catedralicias, y abarca desde el
siglo IX al siglo XV, siendo el siglo XIII el de mayor apogeo y florecimiento. Este
período se desarrolla en tres etapas. Del siglo IX al XII se da esa fase de
iniciación que algunos denominan Escolástica temprana o incipiente, en la que
la filosofía está casi ausente, orientándose la investigación a la exégesis, los
comentarios y el interés etimológico, pero sobre todo a la compilación de las
traducciones de los clásicos griegos. La etapa inmediata, de desarrollo y
apogeo, que comprende los siglos XII y XIII de los cuáles el primero coincide
con la recuperación de las Obras de Aristóteles y la aparición de las primeras
universidades y el segundo, con el paso de la lectio a la quaestion y de esta a la
disputatio, es decir con el momento en el que la dialéctica aristotélica se aplica a
la explicación del dogma cristiano. Este último siglo coincide, también, con las
reflexiones de su máximo representante, Santo Tomás de Aquino. Tomás, tiene
el mérito de llevar al puerto de la armonía la controversia entre fe y Razón, y de
elaborar una síntesis definitiva entre cristianismo y aristotelismo, valiéndose
para la explicación del dogma cristiano de la obra de Aristóteles.
La última etapa de la escolástica, denominada baja escolástica
comprende el siglo XIV y parte de siglo XV, en ella se vuelve a plantear la
separación entre fe y razón, siendo su mayor representante Guillermo de
Ockhan. En todas las etapas señaladas se mantiene con absoluta relevancia el
teocentrismo.

ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE


Santo Tomás de Aquino (1225-1274) pertenece a la Orden de los Dominicos y
es considerado el teólogo y filósofo de mayor relieve de la filosofía escolástica.
Las biografías que se ocupan de este pensador destacan, entre otros detalles de
su vida, el haber sido discípulo de Alberto Magno. Su producción es muy
extensa y se cuenta entre ellas la obra más importante de la Escolástica: la
Summa Theologia.

El problema filosófico más importante, que logra su síntesis en las


reflexiones de este filósofo, es el problema razón y fe. Afirma que ambas son
independientes, pero tiene que haber armonía entre ambas, la razón es
autónoma en todos los asuntos que no se refieran a la revelación.

La realidad en santo Tomás es Dios, cuya existencia no es evidente, pero


debe ser demostrada, para lo que propone cinco vías: del movimiento, de la
causalidad eficiente, de los grados de perfección, del orden cósmico, y de la
contingencia. El mundo, la naturaleza, se compone de sustancias que están
compuestas de materia y forma. Conocer es captar la forma. Esto se realiza por
medio de la abstracción. La abstracción es el proceso de adquirir el
conocimiento intelectual. Para Tomás de Aquino, el objeto último del
conocimiento es la verdad, que la define como “adecuación entre la realidad o
las cosas con el entendimiento”.

El ser humano según Tomás de Aquino es una sustancia en la que el cuerpo es


la materia y el alma es la forma, como decía Aristóteles, Pero en santo Tomás el
alma es independiente del cuerpo, puede existir después de morir el cuerpo. El
alma tiene tres funciones: Vegetativa, Sensitiva, e Intelectiva.
En ética, propone el concepto de ley natural, que consiste en conservar la
existencia, procrear y cuidar a los hijos, conocer la verdad y vivir en sociedad.
Esta ley es evidente, universal e inmutable. La ley natural es la parte de la ley
eterna puesta por Dios referida a los hombres. Las leyes que hacen los hombres
serán correctas si no van contra la ley natural.

Siguiendo a Aristóteles escribió sobre la teoría de las cuatro causas, la teoría de


la sustancia, la teoría del acto y la potencia, la teoría de la esencia y la existencia
y varias consideraciones extensas de detallar en esta escueta explicación. Sin
embargo, sería un error no advertir que también Platón y Agustín dejan su
impronta en Tomás.

Para finalizar, y estando todos en tiempos de PANDEMIA, se me ocurrió


acercar una de las reflexiones de este pensador a nuestro objetivo principal en
tanto transeúntes de esta hermosa experiencia que es la filosofía, y que, por
supuesto, siempre tiene mucho que ver con el presente de todos, en todos los
tiempos.
Dice Santo Tomás en la Suma contra Gentiles, Libro III, cap. 117: que dada
nuestra naturaleza cada persona, esta necesita “…ser ayudada para conseguir
su fin. Y la mejor manera de ayudarse es el amor mutuo entre las personas”. Lo
que significa ser fraternos, cuidarnos cuidando de los demás, porque el bien
común es un asunto de todos.

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