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Laura Alejandra Casallas Benitez.

El cuerpo orgánico
¿Cómo lograr la organicidad en el lenguaje del cuerpo?, En la actualidad el ser humano vive
sumido en un mundo mecánico, etiquetado y en definitiva estereotipado, en donde la búsqueda de
lo orgánico se vuelve un reto para el artista, pues requiere de un gran análisis, reflexión y
observación de su interior , para así lograr una horizontalidad y verticalidad que se vera reflejada
en la gesticulación del lenguaje del cuerpo y posteriormente a la composición de la estructura
performativa fruto de este largo proceso hacia el cuerpo orgánico, hacia el cuerpo como
memoria.

Para encontrar el camino hacia la organicidad es necesario que el artista se descubra y redescubra
constantemente, siendo consciente de que el lenguaje del cuerpo es la unión de lo interno con lo
externo, siendo lo externo una máscara social, “la personalidad” como la llamaría Grotowski.

Es aquí en donde el proceso del artista comienza, pues para lograr una verdadera organicidad es
necesario que el artista se despoje de sus hábitos ya adquiridos e inicie la búsqueda hacia su niño
interior. Pues ante la mirada de este, que es una mirada pura, inocente, que solo mira el presente
mas no el futuro ni el pasado, el artista puede ver todo desde la fascinación de vivir algo por
primera vez, quitándose el velo de la mente discursiva que lo enceguece, dándose cuenta de los
pequeños detalles y percibiendo todo de una forma más clara e inmediata.

Para lograr esto es necesario alejarse de la “personalidad”, vivir en el aquí y ahora, silenciar la
mente y permitirle al cuerpo - memoria retornar a lo que era originalmente, permitiéndose
explorar entre dos planos, el horizontal (el instinto) y el vertical (la conciencia).

El plano horizontal es el que permite mediante el lenguaje corporal “desarrollar una acción en su
dimensión orgánica”, y da paso a la interacción con el plano vertical el cual esta desligado
completamente del leguaje pues este ahonda una dimensión más profunda de la conciencia la cual
está ligada a la presencia. La interacción de estos dos polos opuestos nos lleva al proceso creativo
mediante un profundo análisis interno en el que es necesario desarrollar a gran escala la atención

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y la escucha, pues estos son vitales en el proceso de silenciar la mente (reposo) para así ejecutar
una acción orgánica sin interferir en el espacio.

Es así como al unir estos dos polos opuestos, me permito hacer la reflexión frente al mundo
interior, me permito darme cuenta de la conciencia que lleva a experimentar un estado de reposo,
un silencio interior que ayuda a tener conciencia frente al lenguaje del cuerpo, que permite
experimentar un lado no solo humano si no también animal, un cuerpo llevado por impulsos que
esta siempre alerta y dispuesto al cambio y una conciencia que escucha, percibe y conecta
constantemente con el mundo interior y exterior.

De esta forma la organicidad la conseguimos mediante la reflexión de mi “yo – yo”, de un


estudio amplio de mi cuerpo como herramienta comunicativa y la percepción consciente
convertida en conciencia, que permite un dominio del cuerpo y del ser que abre paso a a la
libertad de mi “yo”, un “yo” cociente de si mismo, un “yo” orgánico, que a pesar de vivir en una
sociedad en donde constantemente se le imponen estereotipos y condiciones este a partir de la
reflexión de su “yo” cuenta con la capacidad de desenmascararse, cuestionarse, trascender e
inmortalizarse.

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