sonrisa es bien recibida. La sonrisa verdadera, relaja a los dos interlocutores, es una de las contagiosas señales emocionales Toda esta evidencia nos muestra la sonrisa como un estímulo inevitable, que no podemos controlar. Sin embargo todos sabemos que la sonrisa se puede fingir, por lo cual sí que tenemos cierto control sobre ella. Pero aunque muchas a veces a primera vista una sonrisa real y una fingida sean muy parecidas, la realidad es que difieren en pequeños detalles observables así como en las regiones del cerebro encargadas de producirlas. Guillaume Duchenne fue un médico francés que ya en el 1800 estudiaba cómo pequeñas descargas eléctricas producían la contracción de los músculos. Aplicando esta técnica a los diferentes músculos de la cara, fue capaz de describir la formación de una sonrisa auténtica e involuntaria frente a una voluntaria. Más tarde, el psicólogo Paul Ekman, pionero en el estudio de las emociones y su expresión facial, retomó los estudios de Duchenne y denominó la sonrisa más auténtica como “La sonrisa de Duchenne”. Esta sonrisa se caracteriza por la contracción de los músculos cigomático mayor y menor (situados en las mejillas), los cuales elevan la comisura de los labios; y el músculo orbicular de los ojos, que al contraerse eleva las mejillas y produce arrugas alrededor de los ojos. Por lo tanto las sonrisas sinceras se caracterizan por la simetría en los labios y las arrugas cerca de los ojos. Incluso conociendo las características de este tipo de sonrisa, es muy difícil producirla voluntariamente porque la sonrisa voluntaria nunca es simétrica, siempre se tuerce hacia el lado dominante según si uno es diestro o zurdo. La sonrisa sincera es producto del impulso en los ganglios basales por respuesta del sistema límbico. Este sistema se encarga de la producción de emociones y es absolutamente involuntario. Una sonrisa voluntaria en cambio, responde a nuestra orden de sonreír y tiene su origen en la corteza motora, la misma que usamos para mover nuestro cuerpo. Mover el músculo orbicular del ojo es extremadamente complejo, por ello una sonrisa voluntaria se reconoce por la ausencia de esta contracción y, como vimos antes, por asimetría de los labios. COMO PRACTICAR UNA BUENA SONRISA Busque un lugar tranquilo, cierre los ojos, respire profundo . Traiga a su mente un recuerdo muy agradable que le relaje, que le haga sonreir del modo mas sencillo . Reviva muy bien el recuerdo asociese, y una las manos. Puede hacer un puente y proyectarse al futuro . Si se le dificulta, repita el ejercicio varias veces hasta conseguirlo. Con esto acaba de fabricar un ancla que puede poner a funcionar en momentos difíciles. Cuando lo necesite solo agarrese las manos y recuerde el suceso .