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UNIDAD 1
La propuesta es considerar que los temas de política que reciben un tratamiento periodístico
durante una campaña electoral pueden analizarse como resultado bien de la visibilidad que
tienen (agenda), o de las decisiones que generan (tematización).
La agenda temática y la función de tematización son dos corrientes teóricas que nos sirven
para el análisis de las relaciones entre medios de comunicación y política.
a) Es el estudio del conjunto de temas de actualidad (issues) presentes en los mass media en
un determinado período de tiempo.
b) Se investigan varios tipos de agenda: personal (qué piensa una persona), interpersonal (de
qué habla), mediática (de qué informan los medios) y pública (lo qué piensa la gente de temas
comunes) para determinar las influencias de unas a otras
d) Se establece una influencia entre el énfasis e importancia que le dan los medios (agenda
mediática) en la gente (agenda pública).
e) Se revisan tales suposiciones sobre análisis cuantitativos: cantidad de noticias, número de
titulares, espacio de la información, fotografías como elementos para determinar el
establecimiento de la agenda, el modo en cómo los temas se presentan y sus efectos
(encuadre noticioso).
f) Se proponen resultados para explicar cómo los medios mediante la selección y tratamiento
de la información estructuran la agenda de temas públicos.
2. La agenda temática
La agenda temática se define en cómo los medios de comunicación dirigen la atención de los
ciudadanos a determinados temas estableciendo unas prioridades para discutir en la sociedad.
En la investigación de la agenda temática existen varios tipos de agenda, que determinan un
interés de estudio: a) de los individuos, b) de la sociedad, y c) de los mass media, así como
determinar las influencias de unas u otras. El análisis de la producción informativa permite
reconocer los temas de actualidad que aparecen cotidianamente en los medios (agenda
mediática), y que determinan el conocimiento que cada individuo tiene de su entorno y en
cada momento (agenda pública), de acuerdo al asunto que se propone.
2.1 El establecimiento de la agenda de temas públicos: Los temas de agenda (o issues) son
asuntos colectivos que ocupan la atención pública. Estos se presentan como acontecimientos
para comprender la dinámica social, son conocidos a través de la información transmitida por
los medios y unen a la sociedad y su conocimiento del entorno. El hecho de que sean los
medios de comunicación quienes los hagan público les concede un papel importante en la
selección de cuestiones que establecen prioridades a discutir por la sociedad. De esta forma,
los medios estructuran el conocimiento y debate público, a través del poder que tienen para
concentrar la atención del público en una serie definida y limitada de temas. Pero también
participan como definidores de asuntos las fuentes de información, que generan, controlan y
establecen definiciones iniciales de los temas que quedarán enlistados en el orden del día del
debate público, a través de los medios. Los temas de política como componentes de la agenda
mediática adquieren una mayor o menor importancia en informaciones, de acuerdo a su
presencia en los medios, la manera en cómo son jerarquizados y la forma en cómo son
presentados para ser incorporados a la conversación y el debate público.
4. Marco temporal. Es la capacidad que tienen los medios para decidir la duración del tema o
time frame. Definido como el periodo durante el cual la construcción de la agenda temática
tiene lugar y que puede determinarse mediante el conocimiento de los temas por parte de la
gente.
…. también está relacionado con el concepto de gatekeeper traducido como selector, portero
que son individuos o grupos con poder de decisión para publicar o rechazar determinados
temas…. función de determinar qué temas será de interés público y cuáles serán rechazados,
qué fuentes lograrán acceder al medio y cuáles quedarán fuera los convierten en actores
relevantes para el estudio de la producción de la información política. Por tanto, en el
establecimiento de la agenda temática, la seleccionan de noticias se da a través de criterios
profesionales y organizacionales que están ligados a la línea editorial y los intereses de los
dueños de los medios de comunicación. Está función puede evaluarse proponiendo relaciones
entre noticias publicadas, línea editorial y estructura económica del diario que revelan el
primer filtro que han de pasar los temas para ser seleccionados como asuntos informativos.
3 Tematización:
La tematización se centra en reconocer y analizar los temas de discusión pública en una serie
de political issue que hacen referencia a una cuestión pública que contiene un conflicto social,
que es presentado y discutido en los medios de comunicación para la toma de soluciones
políticas. La forma en qué se seleccionan y discuten los temas políticos es factor clave para su
solución. Estos asuntos que generan controversia política son conocidos por los ciudadanos y
reciben un tratamiento editorial en los medios de comunicación. Las características del
political issue son: primero su selección; segundo su discusión y tercero la búsqueda de
soluciones.
Una de las condiciones necesarias para que centre la atención es su importancia política: no
todos los asuntos se convierten en asuntos de tematización. Algunos asuntos pueden tener
poca importancia y no ser tematizados, mientras que otros sí.
Así, todos los días aparece en la prensa una amplia variedad de temas que buscan
desencadenar una discusión social y política para convertirse en political issue. A la espera de
que el gobierno o los partidos políticos los incorporen en sus prioridades de actuación. Si son
aceptados se considerarán como recursos políticos para gestionar su solución que reforzará
sus apoyos sociales. Está situación desata un proceso de información pública del tema llevada
en los medios de comunicación. Aquí está la importancia del sistema comunicativo como los
instrumentos para publicitar y orientar la atención a demandas políticas concretas.
Los political issues generan controversia política y reciben un tratamiento informativo en los
medios de comunicación dando paso a la tematización periodística, que permite estudiar la
producción de opinión como un espacio de interacción entre los actores implicados en torno a
la definición, discusión y búsqueda de soluciones de un conflicto social.
La prensa actúa como un dispositivo que selecciona los temas, concentra la atención sobre un
tema político y desarrolla una discusión. Los articulistas nutren la discusión desde sus intereses
y se intensifican los flujos de opinión en la búsqueda de apoyos mediáticos e institucionales. a
medida que se editorializa, una cuestión pública pasa por la contextualización de una gran
cantidad de articulistas, produciéndose así una diversidad de opiniones cuyas interpretaciones
varían y se retroalimentan unas a otras. Los temas políticos son material editorial permanente,
están constituidos por una cantidad de valoraciones que se producen a medida que se
desarrolla. Los políticos y periodistas, principalmente, participan en la discusión continúa
dando a conocer sus posiciones que revelan apoyos o rechazos para su causa.
Queda claro el papel de la prensa como instrumento mediante el cual los ciudadanos los
ciudadanos llegan a conocer y formarse juicios de los temas electorales a partir de sus cuatro
funciones fundamentales: a) la primera función selectiva (gatekeeping), por la cual los medios
deciden qué temas ingresan a los espacios informativos, lo que transforma esos temas en
noticias, con la que a su vez se construye los discursos de la realidad; b) la segunda, la función
de organizar la información (jerarquización), otorgar mayor relevancia a determinados temas
en las noticias en relación al espacio y su ubicación en el periódico, destacarlos en titulares,
fotografías, viñetas, etcétera; c) la tercera función de enmarcar o contextualizar (framing) la
forma en cómo se interpretará la información a través de la presentación que los medios
deciden darle; d) la última función, el marco temporal referido a otorgar una determinada
temporalidad a la noticia. El tiempo que los medios deciden imponerle a la producción de
información de la noticia.
La comunicación está impregnada en todos los niveles de la política. pero… ¿hay una teoría
política de la comunicación o una teoría de la comunicación política?
La visión que afirma que la comunicación política solo atañe a la trasmisión de mensajes que
tienen o intentan tener efecto en la distribución o uso del poder en la sociedad es una mirada
restrictiva. Hay que tener una noción amplia de “Mensaje” que incluya tanto lo dicho como lo
no dicho, es decir tanto lo expreso como lo implícito en el marco de una idea de esfera pública
extensa. La comunicación política abarca gran parte de todas las actividades persuasivas que
se realizan en el espacio público. Pero también es un lugar de enfrentamiento de discursos
contradictorios de desenlace incierto. La comunicación política está marcada por el conflicto
porque se preocupa por una serie de aspectos conflictivos en sí mismos: el presupuesto o la
distribución de recursos, el control o que alguien controle el poder, la aprobación o el
consenso para aprobar leyes, decretos o medidas, y el significado o la idea de que además de
legislar también hay que trasmitir y definir el significado de las cosas. En los 3 aspectos la
pugna siempre está.
Por lo tanto, la comunicación política tiene estas características: se orienta al corto plazo,
busca efectos practico e inmediatos; es comunicación estratégica, se comunica para lograr algo
y con un plan; de manera que la comunicación política es persuasiva e intencionada, está
diseñada para influir; es una comunicación mediada, es decir, atraviesa el filtro de los medios
de comunicación; es orientada, los mensajes están diseñados para audiencias específicas.
Ahora bien, ¿Cómo es la relación que se produce entre los actores de la comunicación política?
El conflicto no agota lo que sucede en esa relación, y los significados trasmitidos dependen
también de intercambio que se produce entre todos los actores implicados. La interacción
tiene diferentes direcciones y puede ser simétrica o profundamente desigual.
Trascendiendo esas definiciones de espacio público como espacio social o colectivo por
excelencia, el término, tal y como se tiende a usar en el momento actual, no se limita a
ejecutar una voluntad descriptiva, sino que vehicula una fuerte connotación política. Ese
espacio público se puede esgrimir como la evidencia de que lo que nos permite hacer sociedad
es que nos ponemos de acuerdo en un conjunto de postulados programáticos en el seno de las
cuales las diferencias se ven superadas, sin quedar olvidadas ni negadas del todo, sino
definidas aparte, en ese otro escenario al que llamamos privado. Esto es un “espacio de
encuentro entre personas libres e iguales que razonan y argumentan en un proceso discursivo
abierto dirigido al mutuo entendimiento y a su auto comprensión normativa”.
Se pone de nuevo de manifiesto que la dominación de una clase sobre otra no se puede
producir sólo mediante la violencia y la represión, sino que requiere el trabajo de lo que
Althusser presentó como “aparatos ideológicos del Estado”, a través de los cuales los
dominados son educados –léase adoctrinados– para acabar asumiendo como “natural” e
inevitable el sistema de dominación que padecen, al tiempo en que integran, creyéndolas
propias, sus premisas teóricas. De tal manera la dominación no sólo domina, sino que también
dirige y orienta moralmente tanto el pensamiento como la acción social. Esos instrumentos
ideológicos incorporan cada vez más la virtud de la versatilidad adaptativa, sobre todo porque
tienden a renunciar a constituirse en un sistema formal completo y acabado, sino que se
plantean a la manera de un conjunto de orientaciones más bien vagas, cuya naturaleza
abstracta, inconcreta, dúctil..., fácil, en una palabra, las hacen acomodables a cualquier
circunstancia, en relación con la cual –y gracias a su extremada vaguedad– consiguen tener
efectos portentosamente clarificadores. Y no es sólo que esas nuevas formas más lábiles de
ideología dominante primen el consenso y la complicidad de los dominados, sino que pueden
incluso ejercitar formas de astucia que neutralizan a sus enemigos asimilando sus argumentos
y sus iniciativas, desproveyéndolas de su capacidad cuestionadora, domesticándolas.
Es por ello que ese espacio público materializado no se conforma con ser una mera
sofisticación conceptual de los escenarios en los que desconocidos totales o relativos se
encuentran y gestionan una coexistencia singular no forzosamente exenta de conflictos. Su
papel es mucho más trascendente, puesto que se le asigna la tarea estratégica de ser el lugar
en que los sistemas nominalmente democráticos ven o deberían ver confirmada la verdad de
su naturaleza igualitaria, el lugar en que se ejercen los derechos de expresión y reunión como
formas de control sobre los poderes y el lugar desde el que esos poderes pueden ser
cuestionados en los asuntos que conciernen a todos.
Lo que se tenía por un orden social público basado en la adecuación entre comportamientos
operativos pertinentes, un orden transaccional e interaccional basado en la comunicación
generalizada, se ve una y otra vez desenmascarado como una arena de y para el marcaje de
ciertos individuos, cuya identidad real o atribuida les coloca en un estado de excepción del que
el espacio público no les libera en absoluto. Antes, al contrario, en no pocos casos.
Posteriormente, en los últimos años, la mercadotecnia está utilizando modos más “íntimos” de
relacionarse con los consumidores, aplicando procedimientos de relación individualizada,
espiando en cierto modo los hábitos personales de los clientes gracias a las nuevas
herramientas surgidas con Internet. Las cookies y la memorización de los proveedores de
servicio de Internet (ISP) han permitido realmente un conocimiento muy exhaustivo de las
prácticas de una persona (en la mayoría de los casos sin que dicha persona sea ni siquiera
consciente del proceso) (12). En resumen, exactamente igual que en la mercadotecnia
“comercial”, la Comunicación Política está utilizando los tres sucesivos tipos de técnicas que
han aparecido en las últimas décadas, en función de los fines y objetivos establecidos.
… aunque estos tres enfoques son necesarios para comprender mejor la comunicación política
y su evolución en apariencia permanente a lo largo de las últimas décadas, ninguno de ellos es
capaz de describirla por separado. Obviamente, esto significa que esta pertenencia tripolar
enriquece a la vez que dificulta la Comunicación Política. Se enriquece porque estos tres
enfoques simultáneos, procedentes de tres campos diferentes de investigación en ciencias
humanas, son necesarios para abarcar la Comunicación Política adecuadamente. Y se dificulta
porque se podría decir que esta misma tripolaridad hace imposible la búsqueda de la propia
autonomía. En definitiva, aunque los investigadores en Comunicación Política saben muy bien
cómo investigar y relacionarse unos con otros y enriquecer su trabajo con los resultados
obtenidos en su respectivo campo de investigación, están obligados a la vez a mantener un
insólito equilibrio en la intersección de estos tres campos de las ciencias humanas. Por
supuesto, considero que es posible extraer de aquí una conclusión totalmente positiva, si
observamos que la investigación en Comunicación Política se está beneficiando enormemente
del fructífero cruce de influencias resultante de esta triple pertenencia.
JÜRGEN HABERMAS
Mientras que conforme a la concepción liberal el sentido de un orden jurídico consiste en que
ese orden permite decidir en cada caso particular qué derechos asisten a qué individuos, estos
derechos subjetivos se deben, según la concepción republicana, a un orden jurídico objetivo
que posibilita, a la vez que garantiza, la integridad de una convivencia basada en la igualdad, la
autonomía y el respeto recíproco. En el primer caso el orden jurídico se construye a partir de
los derechos subjetivos, en el segundo se concede primacía al contenido objetivo que ese
orden jurídico tiene. Ciertamente, ninguno de estos dos conceptos dicotomizadores hace
justicia al contenido intersubjetivo de derechos que exigen el recíproco respeto y observancia
de derechos y deberes en unas relaciones de reconocimiento de carácter simétrico. Pero en
todo caso la concepción republicana sí que resulta afín a un concepto de derecho (va a ser el
que después quiero defender) que otorgue a la integridad del individuo y a sus libertades
subjetivas el mismo peso que a la integridad de la comunidad en que los individuos puedan
empezar reconociéndose recíprocamente como individuos a la vez que como miembros de esa
comunidad. Pues la concepción republicana liga la legitimidad de la ley al procedimiento
democrático de la génesis de esa ley, estableciendo así una conexión interna entre la práctica
de la autodeterminación del pueblo y el imperio personal de las leyes.
Estas distintas conceptualizaciones del papel de ciudadano y del derecho son expresión de un
desacuerdo mucho más profundo sobre la naturaleza del proceso político. Conforme a la
concepción liberal, la política es en esencia una lucha por
La teoría del discurso, que asocia al proceso democrático connotaciones normativas más
fuertes que el modelo liberal, pero más débiles que el modelo republicano, toma elementos de
ambas partes y los articula de una forma distinta y nueva. Coincidiendo con el modelo
republicano, concede un puesto central al proceso político de formación de la opinión y de la
voluntad común, pero sin entender como algo secundario su estructuración en términos de
Estado de derecho; más bien, entiende los derechos fundamentales y los principios de Estado
de derecho como una respuesta consecuente a la cuestión de cómo pueden implementarse los
exigentes presupuestos comunicativos del procedimiento democrático. La teoría del discurso
no hace depender la realización de una política deliberativa de una ciudadanía colectivamente
capaz de acción, sino de la institucionalización de los procedimientos correspondientes. Ya no
opera con el concepto de un todo social centrado en el Estado, que pudiésemos
representárnoslo como un sujeto en gran formato capaz de actuar orientándose a un fin.
Tampoco localiza a ese todo en un sistema de normas constitucionales que regulen de forma
inconsciente y más o menos automática el equilibrio del poder y el compromiso de intereses
conforme al modelo del tráfico mercantil. Se despide sin más de las “figuras de pensamiento”
de la filosofía de la conciencia, que, en cierto modo, invitan a atribuir la práctica de la
autodeterminación de los ciudadanos, es decir, la práctica autónoma de los ciudadanos, a un
sujeto global, o a referir directamente el imperio anónimo de la ley a sujetos particulares que
compiten entre sí.
UNIDAD 2
Desde la perspectiva periodística no, excede a su rol de informar, pero desde la perspectiva
política son significativos los medios porque generan articulación entre política, opinión
pública y los mismos medios creando canales de inclusión y control sobre la política y actualiza
la responsabilidad política extendiéndola más allá del tiempo electoral. Así, la función primaria
de los medios, brindar información, se complementa con otras funciones ni buscadas, ni
queridas ni reconocidas por los actores profesionales de los medios.
Por un lado, la visibilidad es una característica de la operación mediática, por lo tanto, al fijar el
ojo público en los sectores que presentan demandas que han sido relegadas, los medios
constituyen un ágora virtual para su eventual tratamiento y abren la posibilidad para su
integración política. Cuando la visibilidad mediática se transforma en herramienta política para
expresión de opinión pública, se refuerzan las creencias en el sistema democrático y evita
comportamientos desviados, es decir, por fuera del orden político vigente. Así, la función
latente de integración contribuye a la adaptación y equilibrio social al construir consenso sobre
las creencias y valores que sustentan el orden político legitimo o incluir en la agenda temas
relegados, sectores excluidos. Ahora bien, cuando esa manifestación mediática es rechazada
políticamente se producen nuevos conflictos, es decir, se revela la ineficacia de la política y el
distanciamiento entre representantes y representados. Y si sigue la exclusión, ello genera
cinismo político y efectos negativos sobre la validez de del orden político.
La segunda función latente es la del control político de las diversas formas de corrupción a
través de los medios de comunicación que otorgan visibilidad a los actos ilegales y demandan
respuestas políticas. Pero esta función suscita una serie de reservas: en torno a la
responsabilidad profesional del periodista, la operación de intereses políticos o corporativos
particulares y el desplazamiento de funciones políticas de control y transparencia publica a
actores no políticos. Se trata de una función de accountability vertical mediática, que converge
e impacta sobre la accountability horizontal.
Este espacio político mediático está cruzado por la búsqueda de atención mediática por parte
de políticos en conexión a diversas pugnas entre diferentes grupos para lograr vinculaciones
privilegiadas con el poder político.
Ahora bien, los medios de comunicación no poseen capacidad de regulación absoluta, sino que
los procesos sociales y políticos están abiertos en el espacio mediático. Aun así, los efectos
cognoscitivos en los sistemas de pensamiento, si bien a largo plazo, por parte de los medios
son claros y palpables.
- Las investigaciones por periodistas operan como un ojo público y dificultan en el corto
plazo el abandono de estas investigaciones o la falta de control de los poderes políticos
o agencias.
- El impacto sobre el sistema político es significativo si las denuncias son publicadas en
varios medios de tirada masiva a la vez.
- La respuesta de sistema político suele ser la descalificación de los periodistas de
investigación.
- Interacción constante entre periodistas, actores políticos y agencias de control.
- Hay interpenetración en las etapas del proceso: sus componentes se mezclan con los
de la accountability horizontal y existen reciprocas relaciones de control.
- La sanción simbólica es un resultado promedio.
CUATRO TIPOS IDEALES DE RELACION ENTRE CONTROL PUBLICO Y MEDIOS DE
COMUNICACIÓN
CONCLUSIONES: ¿a qué se debe la falta de articulación entre los dos tipos de accountability?
Se debe a factores como las mutuas acusaciones y acciones entre los medios y los periodistas,
por un lado, y los actores o empresas públicas por el otro tendientes a mostrar la existencia de
intereses y a obstaculizar las pesquisas judiciales, la defensa de la libertad de prensa y el
secreto profesional periodístico como limite a la actuación judicial y los mismos
requerimientos del procedimiento judicial que prolongan dichas causas hasta su prescripción.
En tanto, del lado de los medios de comunicación se verifican otros factores perturbadores:
autocensura de los mismos medios, persecución a periodistas, temor a represalias, amenazas a
organizaciones mediáticas de cancelación de permisos de difusión, la distribución discrecional
de la publicidad oficial y los intereses económicos de esas organizaciones mediáticas.
¿estamos ante el ocaso definitivo del periodismo? Eso no pasará, pero varias cosas han
cambiado. Por lo tanto ¿podemos hablar sin más de “periodismo”?
DECISION, ESTADO Y QUINTO PODER: no hay quinto poder sin Estado ni decisión política. esa
es la tesis que atraviesa el texto. La idea de quinto poder empieza a surgir a partir del impulso
a la ley de servicios de comunicación audiovisual en 2009. Hablar de su necesidad implica
también sostener una falta o falla en los cuatro poderes, es decir, del ejecutivo, legislativo,
judicial y la prensa. Los medios de comunicación se han convertido en las últimas décadas en
brazos constituyentes de la ideologiza globalizadora en la que se han gestado las grandes
corporaciones económicas. La idea de los tres poderes por un lado y la prensa como
contrapoder por otro, es una ingenuidad. Fue la década del 90 un periodo clave: medios de
comunicación a través de las recetas del consenso de Washington se convirtieron en
multimedios y megaempresas que lograron una desregulación total del mercado de
comunicaciones permitiendo por lo tanto la formación de oligopolios comunicacionales. En
este contexto surge la necesidad de un contrapoder crítico de la prensa tradicional y
representativo de los intereses del ciudadano de a pie. A eso Ramonet lo llamo quinto poder y
las nuevas tecnologías tienen un papel destacado.
Ahora bien, lo que sucede en Latinoamérica con el quinto poder es distinto a lo que sucedió en
otras latitudes como en el 15M o en el Occupy Wall Street. El autor del texto sostiene que lo
que se observa en Latinoamérica es que la viabilidad del “quinto poder” depende de la acción
directa de gobiernos y de los Estados, “los únicos capaces de enfrentar a las grandes
corporaciones económicas. Sin esa decisión política y sin una agenda que realce el valor de una
disputa cultural, es difícil pelearles a los grandes medios concentrados. Además, las
corporaciones mediáticas han hallado en el poder judicial un dique de contención para el
avance de muchas medidas populares. El quinto poder no puede nacer por generación
espontánea. Será efectivo contrapoder si hay voluntad política de empoderarlo.
LA LIBERTAD (PRIVADA) DE EXPRESION: ¿Por qué la crítica que los periodistas hegemónicos
realizan a los periodistas de medios públicos (o privados con agenda alternativa), acusándolos
de inmorales, corruptos, mentirosos y distorsionadores, son un ejercicio de la libertad de
expresión, y la critica a los periodistas hegemónicos es un ataque a este principio fundamental
de las democracias modernas?
Los medios tradicionales dejaron de ser testigos del poder y pasaron a ejercerlo. El rol histórico
de contrapoder frente a las administraciones presidenciales cedió el timón a un dispositivo con
capacidad de construir un escenario de realidad fuertemente condicionado por sus intereses
sectoriales.
LOS MEDIOS SON LA POLITICA: los tiempos de la tele-política coinciden con los de la
despolitización de la sociedad. Y el descredito es la otra cara del avance del mercado sobre la
comunicación y la política.
Introducción: la mayoría de nosotres entra en contacto con los acontecimientos, las demandas
sociales e identidades culturales a partir de la oferta de contenidos que los propios vehículos
de comunicación seleccionan, elaboran y trasmiten masivamente, con el argumento falaz de
que representan la voluntad general. una producción informativa definida por criterios
exclusivos de percepción, evaluación, interpretación y abordaje de los hechos. Una distorsión
parecida se observa cuando los medios hegemónicos eligen y prestigian a las voces que
pueden intervenir en los espacios periodísticos, al mismo tiempo excluyendo o neutralizando
otras tantas que disienten y se oponen al orden dominante. Todo eso se materializa en
procesos de industrialización de las noticias, de las imágenes y de los materiales sonoros que
nos llegan de forma incesante y sin que haya condiciones objetivas de estancar su ciclo
vertiginoso. En el escenario de un capitalismo de crisis reiteradas e insustentables para la
ciudadanía, accesos, usos y usufructos tecnológicos se muestran profundamente desiguales;
vínculos de solidaridad se debilitan frente al individualismo, la competencia exacerbada y las
seducciones consumistas.
Trataré de resumir aquí las principales características del sistema mediático. En primer lugar,
evidencia capacidad de fijar sentidos e ideologías, formar opiniones y trazar líneas
predominantes del imaginario social. Sin delegación social para eso, el sistema mediático
selecciona lo que puede-debe ser visto, leído y oído por el conjunto de los ciudadanos. Elige
además los actores sociales, analistas, comentaristas y especialistas que pueden opinar en sus
espacios y programaciones, los llamados “intelectuales mediáticos”, en la feliz definición de
Pierre Bourdieu, programados para decir y prescribir generalmente aquello que sirve a los
intereses del capital y del conservadurismo y, al mismo tiempo, para combatir y descalificar
ideas progresistas y transformadoras de realidades injustas. Simultáneamente, los grupos
empresariales de medios mantienen relaciones de interdependencia con poderes económicos
y políticos, de acuerdo con las conveniencias mutuas (visibilidad pública, inversiones en
publicidad, patrocinios, financiamientos, exenciones fiscales, participaciones accionarias,
apoyos en campañas electorales, lobbies, concesiones de canales de radiodifusión, etcétera).
En tercer lugar, el sistema mediático infunde y celebra la vida para el mercado, la supremacía
de las seducciones consumistas, el individualismo y la competencia; la existencia subordinada
al mantra de la rentabilidad. La glorificación del mercado consiste en presentarlo como el
medio más adecuado de traducir anhelos de la sociedad, como si solamente él pudiera
convertirse en instancia de organización societaria. Un discurso que no hace más que realzar y
profundizar la visión, claramente autoritaria, de que el mercado es la única esfera capaz de
regular, por sí misma, la vida contemporánea.
En cuarto lugar, el discurso mediático está comprometido con el control selectivo de las
informaciones, de la opinión y de las medidas de valor que circulan socialmente. Eso se
manifiesta en las formas de interdicción, silenciamiento y estigmatizacion de ideas
antagónicas, del mismo modo que en la descontextualización intencional de noticias, con el
propósito de desviar a los lectores, telespectadores y oyentes de la comprensión de las
circunstancias en que ciertos hechos suceden (generalmente los que son contrarios a la lógica
económica o a las concepciones políticas dominantes). Los medios hegemónicos procuran
reducir al mínimo el espacio de circulación de ideas alternativas y opositoras, por más que
éstas continúen manifestándose y resistiendo. La meta es vaciar análisis críticos y expresiones
de disenso, evitando roces entre las interpretaciones de los hechos y su entendimiento por
parte de individuos, grupos y clases.
Eso origina un sistema multimedios con flexibilidad operacional y productiva, que incluye
variedad de emprendimientos y servicios de dimensiones inconmensurables, explotando flujos
veloces, espacios de visibilidad y elementos culturales de lo más dispares. A la luz del modelo
de concentración monopólica, no hay distinción relevante entre filosofías, estructuras
operativas y objetivos. Los matices se encuentran en las áreas de actuación, aunque esa
separación venga reduciéndose en función de la convergencia digital, las alianzas, fusiones y
participaciones cruzadas. Hoy megaempresas, fondos de inversión, magnates de las finanzas y
del petróleo y bancos tienen participaciones accionarias y propiedades cruzadas en los medios.
Los financiamientos e inversiones de grandes bancos tuvieron un rol protagónico en
transacciones del sector, aumentando intereses mutuos y acentuando la influencia de los
engranajes de la financierización en el modelo oligopolista de las industrias culturales. Según
Bouquillion, la liberalización en la década del 80 y el 90 favoreció la entrada del capital
financiero en los mercados de comunicación de varios países.® Bancos y fondos de pensión
comenzaron a invertir atraídos por la expectativa de alta rentabilidad con la explosión digital.
Eso significó una intersección cada vez mayor entre capital financiero y capital mediático,
cuyas principales evidencias son: a) garantía de soporte financiero a la aguda
internacionalización de la industria de bienes simbólicos; b) financiamientos bancarios a
compras, fusiones e infraestructura tecnológica; c) sociedades y participaciones cruzadas que
aseguran a los bancos participaciones accionarias y sociedades en proyectos de
entretenimiento (parques temáticos, superproducciones de Holl3rwood, giras de estrellas de
la música pop), y d) interferencia del trade financiero en acciones estratégicas de los
conglomerados de comunicación. Con la unión de lógicas que deberían estar apartadas —la de
la financierización y la de la producción simbólica— aumenta la dependencia de grupos de
medios con entidades de crédito, sea para obtener préstamos o prórrogas de pago de deuda,
sea para capitalizarse con la emisión de títulos o aperturas de capital en bolsas. Y se acentúa la
participación de corporaciones financieras en la estructura de propiedad.
Existe un contrato de confianza que establecemos con los medios, pero cada uno se da cuenta
de que ese contrato de confianza cada día tiene mayores dificultades para establecerse. Hoy
en día, contrariamente a lo que podía ocurrir hace veinte o treinta años cuando de hecho la
adquisición de un periódico en el quiosco en cierta medida era una manera de identificarse
casi políticamente —es decir, de pregonar o de establecer públicamente la línea política o
ideológica en la que el comprador se situaba—, ese tipo de relación se ha roto, prácticamente
ha dejado de existir.
Cada vez que ha habido un progreso en materia de comunicaciones —la invención del
teléfono, la radio—, éste permitió la transmisión de la información a mayor velocidad. Pero
desde hace unos años esa rapidez ha alcanzado una especie de límite infranqueable, un poco
como la velocidad de la luz; no se puede ir más rápido que la velocidad de la luz, es una
frontera porque, por el momento, no sabemos qué es una velocidad más rápida que la de la
luz. Además, la idea de plazo es algo que ha desaparecido en la información contemporánea;
no hay plazo, la información es inmediata. La velocidad máxima es la inmediatez. La cuestión
de la rapidez tiene su correlato, evidentemente, en la labor del periodista. Si éste es el analista
de un período, debemos preguntarnos qué es hoy un periodista. Porque el período ha
desaparecido; por consiguiente, ya no hay periodismo en el sentido de noticia inmediata, sino
que hay “inmedialistas”. El inmedialista no puede analizar porque para analizar se necesita un
tiempo y, si ese tiempo ha desaparecido, no hay análisis. Entonces el conjunto de la
información se ve arrastrado por una aceleración general que hace que, aunque la velocidad
intrínseca de cada medio no sea la misma, en realidad todos los medios se van a organizar en
función de la velocidad dominante, que es la inmediatez, y que globalmente es la de internet.
Y, por consiguiente, esa inmediatez tiene como primera consecuencia este hecho de que las
informaciones se suceden a toda velocidad y algunas se olvidan. Por otra parte, la repetición
no es una demostración, la repetición es repetición, y tenemos muchos casos en los que una
información ha sido repetida una y otra vez cuando en realidad es falsa. Por consiguiente, la
repetición no hace la información, pero en realidad esta idea, una de las ideas básicas de la
propaganda, consigue convencer. Hoy la información, no de manera voluntaria sino
inconscientemente, trabaja bastante sobre ese registro.
Otra de las dificultades que tienen los ciudadanos con respecto a la credibilidad de los medios
es que éstos son cada vez menos independientes. ¿Independientes de qué? Por definición,
independientes del poder político pero sobre todo del poder económico, porque los medios en
estos últimos años, a medida que han entrado en crisis, han tenido dificultades, en términos
de beneficios, de rentabilidad, han ido vendiéndose, han ido integrándose en grupos cada vez
más importantes que han procedido a fusiones, y se han constituido así grupos mediáticos
gigantes, algunos de alcance planetario. En realidad, hay monopolios de información y, por
consiguiente, no existe esa variedad que ilusoriamente da un kiosco. Y bien, nadie gana dinero
o gana muy poco con la prensa escrita hoy en día; es más bien una actividad económica donde
se pierde dinero. ¿Entonces para qué los compran? Para ganar en influencia porque,
obviamente, se gana en influencia, y para tener un proyecto ideológico, un proyecto político,
un proyecto influyente. Es decir, los grupos mediáticos son actores del mercado y, en
particular, en la medida en que en nuestras sociedades son los que difunden ideología,
resultan prácticamente los únicos cuya misión es difundir ideología bajo la apariencia de
difundir información. Para decirlo de otra manera, difunden una visión del mundo, una
maqueta del mundo, cuál es el mundo ideal. Globalmente eso es lo que dicen los medios.
Hoy ha surgido un personaje nuevo que entra en competencia con los medios, y este
personaje nuevo es el ciudadano, un ciudadano informador, llamémoslo así: “el ciudadano
informador”, pero que tiene una doble característica. Por una parte, es un aficionado, no es un
profesional de la información, no es una escuela de información, etc., pero vivimos en una
sociedad en la que internet está permitiendo el auge de un nuevo tipo de aficionado experto.
Y, por otra, este aficionado puede ser positivamente muy profesional en su área; es decir, en
una sociedad como la nuestra. Esto, ciertamente, complica más aún la situación del
periodismo. Con esto quiero terminar, con la crisis de identidad del periodismo. Si todo el
mundo es periodista, ¿qué es un periodista? Y, si todo el mundo hace periodismo, ¿qué es el
periodismo?, ¿cuál es la especificidad del periodismo o del periodista hoy? Podemos decir que
la especificidad del periodista es garantizar la veracidad de la información, verificar la
información que va a difundir, es saber por ejemplo que no proviene de una sola fuente, pues
una sola fuente puede inducir a error. El periodista tiene la misión de tener varias fuentes que
dicen lo mismo y por consiguiente puede garantizarla. Pero hemos hablado de la rapidez
actual, de la competencia entre los diversos medios de comunicación... ¡no puede perder el
tiempo para verificar! Si no, el canal de al lado ya difundió la noticia y él ha perdido la primicia,
la exclusividad. Por consiguiente, el periodista por una parte atrofia sus cualidades, sus
especificidades, y por otra el no periodista se ve alentado a difundir una información,
cualquiera sea.
Para que unos ciudadanos disfruten el derecho de recibir informaciones y opiniones se debe
garantizar a otros el derecho de emitir informaciones y opiniones. Y ese derecho, todos los
sabemos, lo posee sólo un oligopolio de unas pocas empresas de comunicación. En
consecuencia, los medios no ejercen el derecho a la libertad de expresión, ejercen el derecho a
la censura puesto que deciden qué es lo que se publica y difunde, y qué es lo que no. Además,
sigue existiendo un importante déficit del derecho a la información. O, dicho de otra manera,
existen otras formas de censura. existe una nueva forma de censura, diferente de la tradicional
pero igual de eficaz: enterrar la verdad con la mentira o la información inútil. Si la impunidad
de los medios les permite mentir sin asumir ninguna responsabilidad, lo harán
constantemente, lo hacen, y el ciudadano no sabe diferenciar entre la verdad y la mentira, no
sabe cuál es la verdad.
La libertad de expresión —que ellos llaman libertad de prensa— debe consistir también en que
podamos conocer las reclamaciones y aportaciones. Es decir, voces críticas que tienen algo que
decir. ¿quién tiene el poder para que esas voces lleguen a los ciudadanos? Evidentemente, los
medios de comunicación. Ellos no ejercen el derecho a la libertad de expresión sino el derecho
a la censura, en la medida en que deciden lo que vamos a conocer los ciudadanos y lo que no.
Al apostar por una democracia representativa, el principal poder es la opinión pública, de ahí
que los agentes que operan en la conformación de esa opinión se han convertido en el poder
principal de nuestras democracias.
Por ejemplo, actualmente si un diputado tuviera que elegir entre media hora de intervención
en el pleno del parlamento y diez minutos ante la televisión, elegiría lo segundo porque sabe
que es más eficaz.
SEGUNDA PARTE
Por un periodismo independiente y plural
Esto hace que cada ciudadano tenga este carácter al que yo llamo de “web actor”, es un actor
de la web. Es decir, puede entrar en la web y al entrar en la web puede modificar, puede
comunicar, etcétera. Las redes sociales han ampliado el fenómeno. Hasta ahora se hablaba de
internet con esta posibilidad de tener un blog, de escribir su propia versión, editorializar, etc.;
pero últimamente han aparecido lo que llamamos redes sociales, es decir Facebook, y también
Twitter.
La naturaleza competitiva del trabajo periodístico que caracteriza a los medios corporativos,
sobre todo cuando disputan la primacía en la divulgación de los hechos, es superada por la
sumatoria de fuerzas productivas. La estructura descentralizada de la red favorece las
coaliciones entre periodistas y activistas que reparten las tareas y los contenidos, sin
dependencia de los criterios mediáticos de selección y jerarquización. Las tácticas de
“guerrilla” virtual corresponden a modalidades de acción directa con el uso de las tecnologías
digitales. El ordenador ya no es visto sólo como una máquina que puede ser utilizada como
editor de textos, gráficos o imágenes, o para la navegación y los contactos interpersonales en
internet. Se convierte también en un dispositivo de producción cognitiva y creativa.
Principios editoriales y agendas temáticas: Los puntos de convergencia entre las agencias son,
básicamente, dos; 1) la explotación de los espacios proporcionados por el ecosistema
descentralizado de internet, instituyendo prácticas informativas basadas en rutinas
colaborativas, y 2) la responsabilidad que asumen con la causa de la democratización de la
información y del conocimiento. No significa que los objetivos sean alcanzados siempre y de la
misma forma. Al contrario, se observan modos diferenciados de traducirlos, como también
grados distintos de autonomía editorial —desde las agencias cercanas a la esfera estatal (son
los casos de Aporrea, de Venezuela, con relación a los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás
Maduro, y Paco Urondo, simpatizante de los gobiernos kirchneristas en la Argentina) hasta los
colectivos periodísticos que se organizan por cuestiones específicas. La convicción de que los
medios hegemónicos no retratan adecuadamente la realidad social de América Latina y
colocan, muchas veces, sus ambiciones económicas y políticas por encima del bien colectivo es
compartida por la amplia mayoría de las agencias investigadas. Ellas se centran en la
divulgación de reivindicaciones sociales, funcionando como un contrapunto a los medios
corporativos y valorando la información veraz y la pluralidad de voces. Por eso la preocupación
de diversificar enfoques, asuntos y agendas informativas.
No confundamos; no estamos diciendo que no tenemos una línea editorial definida y que
todas las posiciones y temáticas valen, pero tampoco serán sólo las que compartamos y, por
supuesto, estará dentro de lo posible la presencia de dos tesis enfrentadas en nuestro medio.
Quizá sea oportuno definir desde el comienzo del proyecto cuáles son los márgenes editoriales
en los que nos vayamos a mover.
Con esto queremos dar a entender lo importante que es para cada causa, movimiento o
colectivo ganarse no sólo la opinión pública de su entorno sino también la de la otra punta del
planeta. Ahí tenemos a Estados Unidos con un presupuesto millonario para intentar mejorar su
imagen en el mundo.