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EXAMEN FINAL COMUNIACACION POLITICA

UNIDAD 1

COMUNICACIÓN Y REPRESENTACIÓN POLÍTICA

José Ramón Santillán Buelna

La propuesta es considerar que los temas de política que reciben un tratamiento periodístico
durante una campaña electoral pueden analizarse como resultado bien de la visibilidad que
tienen (agenda), o de las decisiones que generan (tematización).

1. El estudio de la agenda temática y la tematización en el campo de la comunicación


política:

En la historia de la investigación sobre los medios de comunicación el interés central ha sido y


sigue siendo tratar de determinar el impacto que los diversos mensajes difundidos por los
medios tienen sobre los individuos, los grupos, las instituciones y el sistema político. En este
texto sólo analizaremos éste último aspecto.

la centralidad social adquirida por los medios de comunicación en su función de ofrecernos un


conocimiento mediado (sin experiencia directa e individual del entorno) del entorno político y
el proceso de formación de la opinión. Los medios de comunicación se constituyen en los
conductores para que las personas conozcan, discutan y opinen de la política. En ese sentido,
los grupos sociales dependen de la acción que dan los medios para entrar en contacto con la
gente.

La agenda temática y la función de tematización son dos corrientes teóricas que nos sirven
para el análisis de las relaciones entre medios de comunicación y política.

En términos generales, la teoría agenda temática tiene las siguientes


características
(McCombs, 1975):

a) Es el estudio del conjunto de temas de actualidad (issues) presentes en los mass media en
un determinado período de tiempo.

b) Se investigan varios tipos de agenda: personal (qué piensa una persona), interpersonal (de
qué habla), mediática (de qué informan los medios) y pública (lo qué piensa la gente de temas
comunes) para determinar las influencias de unas a otras

c) En la agenda mediática se evalúa su proceso de selección, jerarquización, framing y marco


temporal de los temas diarios presentes en los medios

d) Se establece una influencia entre el énfasis e importancia que le dan los medios (agenda
mediática) en la gente (agenda pública).
e) Se revisan tales suposiciones sobre análisis cuantitativos: cantidad de noticias, número de
titulares, espacio de la información, fotografías como elementos para determinar el
establecimiento de la agenda, el modo en cómo los temas se presentan y sus efectos
(encuadre noticioso).

f) Se proponen resultados para explicar cómo los medios mediante la selección y tratamiento
de la información estructuran la agenda de temas públicos.

Por su parte, la tematización (Grossi, 1987) tiene las siguientes


características:
a) Estudia el establecimiento y definición de los grandes temas políticos de la agenda de
discusión pública mediante una serie específica de political issue, en un trayecto que
va de la elección del conflicto, su discusión pública hasta la búsqueda de soluciones
b) Los political issue se analizan en el discurso periodístico de opinión de diarios de
referencia para reconocer estrategias argumentativas y alineamientos políticos.
c) Se describen tales estrategias aplicando técnicas cualitativas para analizar “la
contextualización periodística”.
d) Revisar la producción de opinión de un tema político muestra al grupo de participantes
sociales que tiene poder de participar en su discusión y decidir en su solución.
e) El estudio del tratamiento a profundidad, que reciben los temas políticos, en las
páginas de opinión puede explicar el papel de la prensa en el debate y la búsqueda de
soluciones de los conflictos sociales.

… el investigador de la agenda temática analizará la forma en cómo los medios establecen la


agenda pública mediante el examen de las noticias que definen y limitan temas. El estudio se
centra en los asuntos y cantidad de noticias publicadas, protagonistas, número de fotografías,
espacio, fuentes informativas para conocer la forma en que es considerado material
informativo, como primer paso que han de pasar los temas para forman parte de la agenda.
Por su parte, en la tematización se estudiará la producción editorial para analizar el proceso de
discusión y respuesta gubernamental al conflicto político. Se propone el estudio de los
editoriales y artículos de opinión de la prensa para conocer las personas que participan en su
deliberación mediante la expresión de opiniones que influyen en los grupos de decisión que
decidirán las resoluciones políticas.

La agenda temática describe el proceso entre información y política en la fijación de temas en


los medios que centran y orientan el interés de los ciudadanos. Y la tematización propone el
estudio de la producción de opinión, artículos y editoriales, para conocer la selección, debate y
respuesta a los grandes temas políticos determinados por los medios de comunicación.
Aunque ambas teorías comparten el estudio de los temas presentes en los medios, cada una
tiene sus propias características.

2. La agenda temática

La agenda temática se define en cómo los medios de comunicación dirigen la atención de los
ciudadanos a determinados temas estableciendo unas prioridades para discutir en la sociedad.
En la investigación de la agenda temática existen varios tipos de agenda, que determinan un
interés de estudio: a) de los individuos, b) de la sociedad, y c) de los mass media, así como
determinar las influencias de unas u otras. El análisis de la producción informativa permite
reconocer los temas de actualidad que aparecen cotidianamente en los medios (agenda
mediática), y que determinan el conocimiento que cada individuo tiene de su entorno y en
cada momento (agenda pública), de acuerdo al asunto que se propone.

2.1 El establecimiento de la agenda de temas públicos: Los temas de agenda (o issues) son
asuntos colectivos que ocupan la atención pública. Estos se presentan como acontecimientos
para comprender la dinámica social, son conocidos a través de la información transmitida por
los medios y unen a la sociedad y su conocimiento del entorno. El hecho de que sean los
medios de comunicación quienes los hagan público les concede un papel importante en la
selección de cuestiones que establecen prioridades a discutir por la sociedad. De esta forma,
los medios estructuran el conocimiento y debate público, a través del poder que tienen para
concentrar la atención del público en una serie definida y limitada de temas. Pero también
participan como definidores de asuntos las fuentes de información, que generan, controlan y
establecen definiciones iniciales de los temas que quedarán enlistados en el orden del día del
debate público, a través de los medios. Los temas de política como componentes de la agenda
mediática adquieren una mayor o menor importancia en informaciones, de acuerdo a su
presencia en los medios, la manera en cómo son jerarquizados y la forma en cómo son
presentados para ser incorporados a la conversación y el debate público.

El análisis del establecimiento de la agenda se fundamenta en las siguientes características:

1. Selección de la información implica decidir qué temas se publicarán de acuerdo a criterios


noticiosos como novedad, actualidad, relevancia, proximidad, entre otros, así como definir los
intereses editoriales, económicos, políticos de las organizaciones periodísticas que se
manifiestan en la publicación de noticias.

2. Jerarquización. Significa entender la asignación de importancia y prioridad de la


información. En primer término, es la relevancia que el medio le da. En segundo término, la
cantidad de espacio redaccional que se le concede. En tercero, el uso de infografía (fotografías,
viñetas, gráficos, uso de color, entre otros) que sirve para centrar más la atención del lector

3. Framing. Se refiere a los marcos de interpretación de la información. Es decir, las noticias


que integran la agenda temática definen características para darle significado a la manera en
que los individuos forman comprende e interpretan la actividad política.

4. Marco temporal. Es la capacidad que tienen los medios para decidir la duración del tema o
time frame. Definido como el periodo durante el cual la construcción de la agenda temática
tiene lugar y que puede determinarse mediante el conocimiento de los temas por parte de la
gente.

…. también está relacionado con el concepto de gatekeeper traducido como selector, portero
que son individuos o grupos con poder de decisión para publicar o rechazar determinados
temas…. función de determinar qué temas será de interés público y cuáles serán rechazados,
qué fuentes lograrán acceder al medio y cuáles quedarán fuera los convierten en actores
relevantes para el estudio de la producción de la información política. Por tanto, en el
establecimiento de la agenda temática, la seleccionan de noticias se da a través de criterios
profesionales y organizacionales que están ligados a la línea editorial y los intereses de los
dueños de los medios de comunicación. Está función puede evaluarse proponiendo relaciones
entre noticias publicadas, línea editorial y estructura económica del diario que revelan el
primer filtro que han de pasar los temas para ser seleccionados como asuntos informativos.

2.2 Agenda mediática y representación política.

3 Tematización:

Por teoría de la tematización se entiende el proceso de definición, establecimiento y debate


público de los grandes temas políticos determinado por los medios de comunicación.
Tematizar en prensa significa un tratamiento a profundidad de los grandes temas que
concentran la atención pública y movilizan a determinados grupos para intervenir en las
soluciones políticas. La actividad política no se agota en fijar la agenda mediática controlando
mensajes y buscar ser conocido por los diversos públicos de acuerdo al uso de los medios que
se haga. Significa influencia para definir problemas y participar en las resoluciones políticas.
Por consiguiente, los asuntos públicos se han convertido en recursos estratégicos esenciales de
los grupos para promover demandas en los medios de comunicación y condicionar la gestión
del gobierno. Es así que las noticias son la primera forma de llamar la atención sobre
problemas, identificar actores, espacio asignado en el periódico o apoyo infográfico, lo que
llamamos agenda mediática. Posteriormente, centrarán la atención editorial como tema de
debate, es decir, iniciará su tematización periodística. En otras palabras, las noticias fijan el
interés e importancia de los asuntos públicos en el lector, y así ponerlo al día, la producción
editorial intenta influir en los centros de decisión política para solucionar el problema.

3.1 Political issue como asuntos de tematización.

La tematización se centra en reconocer y analizar los temas de discusión pública en una serie
de political issue que hacen referencia a una cuestión pública que contiene un conflicto social,
que es presentado y discutido en los medios de comunicación para la toma de soluciones
políticas. La forma en qué se seleccionan y discuten los temas políticos es factor clave para su
solución. Estos asuntos que generan controversia política son conocidos por los ciudadanos y
reciben un tratamiento editorial en los medios de comunicación. Las características del
political issue son: primero su selección; segundo su discusión y tercero la búsqueda de
soluciones.

Una de las condiciones necesarias para que centre la atención es su importancia política: no
todos los asuntos se convierten en asuntos de tematización. Algunos asuntos pueden tener
poca importancia y no ser tematizados, mientras que otros sí.

Así, todos los días aparece en la prensa una amplia variedad de temas que buscan
desencadenar una discusión social y política para convertirse en political issue. A la espera de
que el gobierno o los partidos políticos los incorporen en sus prioridades de actuación. Si son
aceptados se considerarán como recursos políticos para gestionar su solución que reforzará
sus apoyos sociales. Está situación desata un proceso de información pública del tema llevada
en los medios de comunicación. Aquí está la importancia del sistema comunicativo como los
instrumentos para publicitar y orientar la atención a demandas políticas concretas.

Los political issues generan controversia política y reciben un tratamiento informativo en los
medios de comunicación dando paso a la tematización periodística, que permite estudiar la
producción de opinión como un espacio de interacción entre los actores implicados en torno a
la definición, discusión y búsqueda de soluciones de un conflicto social.
La prensa actúa como un dispositivo que selecciona los temas, concentra la atención sobre un
tema político y desarrolla una discusión. Los articulistas nutren la discusión desde sus intereses
y se intensifican los flujos de opinión en la búsqueda de apoyos mediáticos e institucionales. a
medida que se editorializa, una cuestión pública pasa por la contextualización de una gran
cantidad de articulistas, produciéndose así una diversidad de opiniones cuyas interpretaciones
varían y se retroalimentan unas a otras. Los temas políticos son material editorial permanente,
están constituidos por una cantidad de valoraciones que se producen a medida que se
desarrolla. Los políticos y periodistas, principalmente, participan en la discusión continúa
dando a conocer sus posiciones que revelan apoyos o rechazos para su causa.

La agenda temática nos ofrece la oportunidad de analizar el discurso noticioso como un


conjunto de temas de actualidad que orientan la atención, permite saber cómo se seleccionan
y presentan las noticias y sus consecuencias en la formación del conocimiento en las personas
de los asuntos públicos. Asimismo, podemos reconocer intereses políticos y económicos de las
empresas mediáticas que mediante la producción informativa construyen una agenda pública
de temas de discusión.

Queda claro el papel de la prensa como instrumento mediante el cual los ciudadanos los
ciudadanos llegan a conocer y formarse juicios de los temas electorales a partir de sus cuatro
funciones fundamentales: a) la primera función selectiva (gatekeeping), por la cual los medios
deciden qué temas ingresan a los espacios informativos, lo que transforma esos temas en
noticias, con la que a su vez se construye los discursos de la realidad; b) la segunda, la función
de organizar la información (jerarquización), otorgar mayor relevancia a determinados temas
en las noticias en relación al espacio y su ubicación en el periódico, destacarlos en titulares,
fotografías, viñetas, etcétera; c) la tercera función de enmarcar o contextualizar (framing) la
forma en cómo se interpretará la información a través de la presentación que los medios
deciden darle; d) la última función, el marco temporal referido a otorgar una determinada
temporalidad a la noticia. El tiempo que los medios deciden imponerle a la producción de
información de la noticia.

La tematización periodística no pretende sustituir a la agenda mediática, se nutre de ella, nace


de las noticias que después serán editorializadas, contribuye con opinión y valoraciones al
diálogo social de los problemas públicos. La batalla que se da en la tematización periodística
entre los grupos tiene como objetivo fundamental influir en los círculos de poder para lograr
decisiones favorables. No de fijar titulares ni noticias diarias. Los promotores de un asunto
público necesitan actuar, en las esferas de decisión frente a otros grupos o adversarios, ya que
lo más importante es la gestión de su demanda por el gobierno.

MARIA JOSE CANEL - COMUNICACIÓN POLITÍCA, UNA GUIA PARA SU ESTUDIO.

¿Qué es la comunicación política?


Primero, ¿qué es la política? es la actividad por la que se adoptan y aplican las decisiones en y
para la comunidad.

Y la comunicación incide sustancialmente en esa actividad ¿en qué sentido lo hace?:

a) Todo proceso de toma de decisiones requiere un intercambio de signos, señales y


símbolos.
b) La comunicación es esencial para que las medidas tomadas sean vinculantes, tengan
fuerza sobre aquellos a quienes va dirigida. La comunicación es importante tanto en el
origen del poder como en su ejercicio.
c) Es esencial también en torno a la organización de la comunidad.

La comunicación está impregnada en todos los niveles de la política. pero… ¿hay una teoría
política de la comunicación o una teoría de la comunicación política?

La visión que afirma que la comunicación política solo atañe a la trasmisión de mensajes que
tienen o intentan tener efecto en la distribución o uso del poder en la sociedad es una mirada
restrictiva. Hay que tener una noción amplia de “Mensaje” que incluya tanto lo dicho como lo
no dicho, es decir tanto lo expreso como lo implícito en el marco de una idea de esfera pública
extensa. La comunicación política abarca gran parte de todas las actividades persuasivas que
se realizan en el espacio público. Pero también es un lugar de enfrentamiento de discursos
contradictorios de desenlace incierto. La comunicación política está marcada por el conflicto
porque se preocupa por una serie de aspectos conflictivos en sí mismos: el presupuesto o la
distribución de recursos, el control o que alguien controle el poder, la aprobación o el
consenso para aprobar leyes, decretos o medidas, y el significado o la idea de que además de
legislar también hay que trasmitir y definir el significado de las cosas. En los 3 aspectos la
pugna siempre está.

Por lo tanto, la comunicación política tiene estas características: se orienta al corto plazo,
busca efectos practico e inmediatos; es comunicación estratégica, se comunica para lograr algo
y con un plan; de manera que la comunicación política es persuasiva e intencionada, está
diseñada para influir; es una comunicación mediada, es decir, atraviesa el filtro de los medios
de comunicación; es orientada, los mensajes están diseñados para audiencias específicas.

Ahora bien, ¿Cómo es la relación que se produce entre los actores de la comunicación política?

El conflicto no agota lo que sucede en esa relación, y los significados trasmitidos dependen
también de intercambio que se produce entre todos los actores implicados. La interacción
tiene diferentes direcciones y puede ser simétrica o profundamente desigual.

Dicho esto, una definición de comunicación política debe incluir:

a) Una concepción amplia de actores


b) Una concepción amplia de mensaje
c) Una concepción circular interactuada de la relación entre actores que participan del
proceso.

Por lo tanto, comunicación política es: la actividad de determinadas personas e instituciones


en la que, como resultado de la interacción, se produce un intercambio de mensajes con los
que se articula la toma de decisiones política como la aplicación de estas en la comunidad. La
Comunicación Política con mayúsculas es el campo de estudios que comprende la actividad.
Áreas de análisis:

1) Estudios del análisis del mensaje


2) Estudios de los procesos políticos que acompañan la comunicación política, es decir,
gestión de la comunicación de las instituciones
3) Estudios sobre las acciones de comunicación, es decir, las distintas formas que puede
adoptar un mensaje.
4) Estudios de la mediación del mensaje
5) Los estudios sobre los efectos del mensaje en diferentes niveles.

DELGADO- EL ESPACIO PUBLICO COMO IDEOLOGIA:

Trascendiendo esas definiciones de espacio público como espacio social o colectivo por
excelencia, el término, tal y como se tiende a usar en el momento actual, no se limita a
ejecutar una voluntad descriptiva, sino que vehicula una fuerte connotación política. Ese
espacio público se puede esgrimir como la evidencia de que lo que nos permite hacer sociedad
es que nos ponemos de acuerdo en un conjunto de postulados programáticos en el seno de las
cuales las diferencias se ven superadas, sin quedar olvidadas ni negadas del todo, sino
definidas aparte, en ese otro escenario al que llamamos privado. Esto es un “espacio de
encuentro entre personas libres e iguales que razonan y argumentan en un proceso discursivo
abierto dirigido al mutuo entendimiento y a su auto comprensión normativa”.

Se pone de nuevo de manifiesto que la dominación de una clase sobre otra no se puede
producir sólo mediante la violencia y la represión, sino que requiere el trabajo de lo que
Althusser presentó como “aparatos ideológicos del Estado”, a través de los cuales los
dominados son educados –léase adoctrinados– para acabar asumiendo como “natural” e
inevitable el sistema de dominación que padecen, al tiempo en que integran, creyéndolas
propias, sus premisas teóricas. De tal manera la dominación no sólo domina, sino que también
dirige y orienta moralmente tanto el pensamiento como la acción social. Esos instrumentos
ideológicos incorporan cada vez más la virtud de la versatilidad adaptativa, sobre todo porque
tienden a renunciar a constituirse en un sistema formal completo y acabado, sino que se
plantean a la manera de un conjunto de orientaciones más bien vagas, cuya naturaleza
abstracta, inconcreta, dúctil..., fácil, en una palabra, las hacen acomodables a cualquier
circunstancia, en relación con la cual –y gracias a su extremada vaguedad– consiguen tener
efectos portentosamente clarificadores. Y no es sólo que esas nuevas formas más lábiles de
ideología dominante primen el consenso y la complicidad de los dominados, sino que pueden
incluso ejercitar formas de astucia que neutralizan a sus enemigos asimilando sus argumentos
y sus iniciativas, desproveyéndolas de su capacidad cuestionadora, domesticándolas.

Es por ello que ese espacio público materializado no se conforma con ser una mera
sofisticación conceptual de los escenarios en los que desconocidos totales o relativos se
encuentran y gestionan una coexistencia singular no forzosamente exenta de conflictos. Su
papel es mucho más trascendente, puesto que se le asigna la tarea estratégica de ser el lugar
en que los sistemas nominalmente democráticos ven o deberían ver confirmada la verdad de
su naturaleza igualitaria, el lugar en que se ejercen los derechos de expresión y reunión como
formas de control sobre los poderes y el lugar desde el que esos poderes pueden ser
cuestionados en los asuntos que conciernen a todos.
Lo que se tenía por un orden social público basado en la adecuación entre comportamientos
operativos pertinentes, un orden transaccional e interaccional basado en la comunicación
generalizada, se ve una y otra vez desenmascarado como una arena de y para el marcaje de
ciertos individuos, cuya identidad real o atribuida les coloca en un estado de excepción del que
el espacio público no les libera en absoluto. Antes, al contrario, en no pocos casos.

JORDI BORJA, LA CIUDAD CONQUISTADA:

la presencia de múltiples ciudades y ciudadanías complejizan la propuesta de construcción de


la ciudad, toda vez que cada ciudad involucra tres ciudades (la oficial, la real y la ideal) y tres
tipos de ciudadanos (quienes residen en ella, quienes trabajan y quienes la usan de forma
intermitente). Pero la ciudad en la actualidad se ve amenazada por un triple proceso negativo:
disolución, fragmentación y privatización. Estos procesos se refuerzan mutuamente
contribuyendo a la desaparición del espacio público, ya que acentúan la marginación y la
desigualdad, disminuyendo al mismo tiempo la capacidad de gobernabilidad urbana y la
integración ciudadana. Se formula, en consecuencia, la necesidad de superar una visión
infraestructural sobre la ciudad y el espacio público, insertando una perspectiva participativa y
cultural, toda vez que –en palabras del autor- “producir espacio público no es fabricar un
equipamiento o un lugar especializado, sino crear paisaje urbano significante”.

La Comunicación Política: Una perspectiva internacional. Philippe J.


Maarek
La investigación en Comunicación Política se encuentra en la encrucijada de tres disciplinas: las
ciencias de la comunicación, la ciencia política y la mercadotecnia. Y aunque un número
importante de estudiosos se están especializando en ese ámbito, voluntariamente o no se
encuentran predeterminados por otros campos de investigación, lo cual puede venir a
cuestionar su autonomía.

Posteriormente, en los últimos años, la mercadotecnia está utilizando modos más “íntimos” de
relacionarse con los consumidores, aplicando procedimientos de relación individualizada,
espiando en cierto modo los hábitos personales de los clientes gracias a las nuevas
herramientas surgidas con Internet. Las cookies y la memorización de los proveedores de
servicio de Internet (ISP) han permitido realmente un conocimiento muy exhaustivo de las
prácticas de una persona (en la mayoría de los casos sin que dicha persona sea ni siquiera
consciente del proceso) (12). En resumen, exactamente igual que en la mercadotecnia
“comercial”, la Comunicación Política está utilizando los tres sucesivos tipos de técnicas que
han aparecido en las últimas décadas, en función de los fines y objetivos establecidos.

… aunque estos tres enfoques son necesarios para comprender mejor la comunicación política
y su evolución en apariencia permanente a lo largo de las últimas décadas, ninguno de ellos es
capaz de describirla por separado. Obviamente, esto significa que esta pertenencia tripolar
enriquece a la vez que dificulta la Comunicación Política. Se enriquece porque estos tres
enfoques simultáneos, procedentes de tres campos diferentes de investigación en ciencias
humanas, son necesarios para abarcar la Comunicación Política adecuadamente. Y se dificulta
porque se podría decir que esta misma tripolaridad hace imposible la búsqueda de la propia
autonomía. En definitiva, aunque los investigadores en Comunicación Política saben muy bien
cómo investigar y relacionarse unos con otros y enriquecer su trabajo con los resultados
obtenidos en su respectivo campo de investigación, están obligados a la vez a mantener un
insólito equilibrio en la intersección de estos tres campos de las ciencias humanas. Por
supuesto, considero que es posible extraer de aquí una conclusión totalmente positiva, si
observamos que la investigación en Comunicación Política se está beneficiando enormemente
del fructífero cruce de influencias resultante de esta triple pertenencia.

TRES MODELOS DE DEMOCRACIA Sobre el concepto de una política deliberativa

JÜRGEN HABERMAS

Para la práctica de la autodeterminación ciudadana se supone una base social autónoma,


independiente tanto de la administración pública como del tráfico económico privado, que
protegería a la comunicación política de quedar absorbida por el aparato estatal o de quedar
asimilada a la estructura del mercado. En la concepción republicana, el espacio público político
y la sociedad civil (como infraestructura de ese espacio público) cobran un significado
estratégico; tienen la función de asegurar a la práctica del entendimiento entre los ciudadanos
su fuerza integradora y su autonomía. Con esta desconexión de la comunicación política
respecto de la sociedad económica se corresponde una reconexión del poder administrativo
con el poder comunicativo que dimana de la formación política de la opinión y la voluntad
común.

La justificación de la existencia del Estado no radica primariamente en la protección de iguales


derechos subjetivos privados, sino en que garantiza un proceso inclusivo de formación de la
opinión y la voluntad políticas, en el que los ciudadanos libres e iguales se entienden acerca de
qué fines y normas redundan en interés común de todos. Con esto a los ciudadanos
republicanos parece estárseles pidiendo bastante más que una mera orientación por sus
intereses privados.

Mientras que conforme a la concepción liberal el sentido de un orden jurídico consiste en que
ese orden permite decidir en cada caso particular qué derechos asisten a qué individuos, estos
derechos subjetivos se deben, según la concepción republicana, a un orden jurídico objetivo
que posibilita, a la vez que garantiza, la integridad de una convivencia basada en la igualdad, la
autonomía y el respeto recíproco. En el primer caso el orden jurídico se construye a partir de
los derechos subjetivos, en el segundo se concede primacía al contenido objetivo que ese
orden jurídico tiene. Ciertamente, ninguno de estos dos conceptos dicotomizadores hace
justicia al contenido intersubjetivo de derechos que exigen el recíproco respeto y observancia
de derechos y deberes en unas relaciones de reconocimiento de carácter simétrico. Pero en
todo caso la concepción republicana sí que resulta afín a un concepto de derecho (va a ser el
que después quiero defender) que otorgue a la integridad del individuo y a sus libertades
subjetivas el mismo peso que a la integridad de la comunidad en que los individuos puedan
empezar reconociéndose recíprocamente como individuos a la vez que como miembros de esa
comunidad. Pues la concepción republicana liga la legitimidad de la ley al procedimiento
democrático de la génesis de esa ley, estableciendo así una conexión interna entre la práctica
de la autodeterminación del pueblo y el imperio personal de las leyes.
Estas distintas conceptualizaciones del papel de ciudadano y del derecho son expresión de un
desacuerdo mucho más profundo sobre la naturaleza del proceso político. Conforme a la
concepción liberal, la política es en esencia una lucha por

posiciones que aseguran la capacidad de disponer de poder administrativo. El proceso de


formación de la opinión y la voluntad políticas en el espacio de la opinión pública y en el
Parlamento viene determinado por la competición entre actores colectivos que actúan
estratégicamente con el fin de conservar sus posiciones de poder o hacerse con tales
posiciones. El éxito se mide por el asentimiento de los ciudadanos a personas y programas,
cuantificado por el número de votos obtenidos en las elecciones.

Conforme a la concepción republicana la formación de la opinión y la voluntad común en el


espacio público y en el Parlamento no obedece a las estructuras de los procesos de mercado,
sino que tiene sus propias estructuras específicas, a saber, las estructuras de una
comunicación pública orientada al entendimiento. El paradigma de la política en el sentido de
una práctica de la autodeterminación ciudadana no es el mercado sino el diálogo.

El modelo republicano tiene ventajas y desventajas.

El tercer modelo de democracia, que yo quisiera proponer, se apoya precisamente en las


condiciones de comunicación bajo las que el proceso político puede tener a su favor la
presunción de generar resultados racionales porque se efectúa en toda su extensión en el
modo y estilo de la política deliberativa.

El eje del modelo liberal no es la autodeterminación democrática de los ciudadanos


deliberantes, sino la “normalización” (en términos de Estado de derecho) de una sociedad
centrada en la economía, que a través de la satisfacción de las expectativas de felicidad
(siempre de carácter privado) de ciudadanos activos habría de garantizar un bien común
entendido en términos apolíticos.

La teoría del discurso, que asocia al proceso democrático connotaciones normativas más
fuertes que el modelo liberal, pero más débiles que el modelo republicano, toma elementos de
ambas partes y los articula de una forma distinta y nueva. Coincidiendo con el modelo
republicano, concede un puesto central al proceso político de formación de la opinión y de la
voluntad común, pero sin entender como algo secundario su estructuración en términos de
Estado de derecho; más bien, entiende los derechos fundamentales y los principios de Estado
de derecho como una respuesta consecuente a la cuestión de cómo pueden implementarse los
exigentes presupuestos comunicativos del procedimiento democrático. La teoría del discurso
no hace depender la realización de una política deliberativa de una ciudadanía colectivamente
capaz de acción, sino de la institucionalización de los procedimientos correspondientes. Ya no
opera con el concepto de un todo social centrado en el Estado, que pudiésemos
representárnoslo como un sujeto en gran formato capaz de actuar orientándose a un fin.
Tampoco localiza a ese todo en un sistema de normas constitucionales que regulen de forma
inconsciente y más o menos automática el equilibrio del poder y el compromiso de intereses
conforme al modelo del tráfico mercantil. Se despide sin más de las “figuras de pensamiento”
de la filosofía de la conciencia, que, en cierto modo, invitan a atribuir la práctica de la
autodeterminación de los ciudadanos, es decir, la práctica autónoma de los ciudadanos, a un
sujeto global, o a referir directamente el imperio anónimo de la ley a sujetos particulares que
compiten entre sí.
UNIDAD 2

MARIA MENENDEZ – POLITICA Y MEDIOS EN LA ERA DE LA INFORMACION. CAPITULO VIII

LA CUESTION DE LA CALIDAD DEMOCRATICA: aun hoy, uno de los desafíos de Latinoamérica es


mejorar la calidad democrática, es decir, lograr que la democracia cumpla con sus promesas y
sea consistente como propuesta política para evitar que se transforme en una mera
democracia formal.

Asegurada una primera consolidación e institucionalización, comenzaron a instalarse otros


temas en la agenda: calidad y gobernabilidad democrática, derechos humanos, participación,
equidad. En los países latinoamericanos hay una cuestión irresuelta en la relación entre
democracia política y democracia social, es decir, la de lograr compatibilizar una democracia
competitiva y estable con derechos que aseguren la igualdad de oportunidad y la equidad. Así,
la consolidación en América latina de democracias como procedimientos no fue acompañada
de grandes avances en el contenido de la democracia y los debates políticos correspondientes.

En ese contexto, el espacio configurado por los medios de comunicación, se ha ido


configurando como locus para la manifestación de demandas y la aparición de nuevo actores
informales. ¿Qué papel cumplen los medios ante la baja calidad democrática?

¿pueden los medios realizar la función de control político?

Desde la perspectiva periodística no, excede a su rol de informar, pero desde la perspectiva
política son significativos los medios porque generan articulación entre política, opinión
pública y los mismos medios creando canales de inclusión y control sobre la política y actualiza
la responsabilidad política extendiéndola más allá del tiempo electoral. Así, la función primaria
de los medios, brindar información, se complementa con otras funciones ni buscadas, ni
queridas ni reconocidas por los actores profesionales de los medios.

Esta articulación no institucionalizada entre medios de comunicación y política se transforma


en parte en un sustituto informal del vínculo representante-representado, manifestándose a
través de dos funciones latentes.

Por un lado, la visibilidad es una característica de la operación mediática, por lo tanto, al fijar el
ojo público en los sectores que presentan demandas que han sido relegadas, los medios
constituyen un ágora virtual para su eventual tratamiento y abren la posibilidad para su
integración política. Cuando la visibilidad mediática se transforma en herramienta política para
expresión de opinión pública, se refuerzan las creencias en el sistema democrático y evita
comportamientos desviados, es decir, por fuera del orden político vigente. Así, la función
latente de integración contribuye a la adaptación y equilibrio social al construir consenso sobre
las creencias y valores que sustentan el orden político legitimo o incluir en la agenda temas
relegados, sectores excluidos. Ahora bien, cuando esa manifestación mediática es rechazada
políticamente se producen nuevos conflictos, es decir, se revela la ineficacia de la política y el
distanciamiento entre representantes y representados. Y si sigue la exclusión, ello genera
cinismo político y efectos negativos sobre la validez de del orden político.

Por lo tanto, la libertad de prensa es un desafío para el orden democrático.

La segunda función latente es la del control político de las diversas formas de corrupción a
través de los medios de comunicación que otorgan visibilidad a los actos ilegales y demandan
respuestas políticas. Pero esta función suscita una serie de reservas: en torno a la
responsabilidad profesional del periodista, la operación de intereses políticos o corporativos
particulares y el desplazamiento de funciones políticas de control y transparencia publica a
actores no políticos. Se trata de una función de accountability vertical mediática, que converge
e impacta sobre la accountability horizontal.

Este espacio político mediático está cruzado por la búsqueda de atención mediática por parte
de políticos en conexión a diversas pugnas entre diferentes grupos para lograr vinculaciones
privilegiadas con el poder político.

Ahora bien, los medios de comunicación no poseen capacidad de regulación absoluta, sino que
los procesos sociales y políticos están abiertos en el espacio mediático. Aun así, los efectos
cognoscitivos en los sistemas de pensamiento, si bien a largo plazo, por parte de los medios
son claros y palpables.

La función de accountability vertical mediática implica la realización de un control indirecto


mediático de los actos de corrupción, una función latente de los medios de comunicación
sobre el sistema político que produce visibilidad de los actos ilegales, compele a los actores
políticos tener en cuenta la reacción de la sociedad, y a los organismos estatales a operar o dar
mayor intensidad a sus mecanismos de control. Esta función se realiza primariamente a través
del periodismo de investigación y al revelar los arcanos de poder contribuye a aumentar la
eficacia del sistema político. En caso contrario, cuando el sistema político es ineficaz para
responder, el mismo sistema pierde credibilidad.

En suma, los medios de comunicación tienen influencia en la transparencia de la actuación


pública. Sea en tiempos electorales o no. Y su función de accountability vertical puede
bloquear transacciones entre actores políticos y los poderes del estado.

¿Cuáles son las características de la operatoria de accountability mediática vertical?

- Las investigaciones por periodistas operan como un ojo público y dificultan en el corto
plazo el abandono de estas investigaciones o la falta de control de los poderes políticos
o agencias.
- El impacto sobre el sistema político es significativo si las denuncias son publicadas en
varios medios de tirada masiva a la vez.
- La respuesta de sistema político suele ser la descalificación de los periodistas de
investigación.
- Interacción constante entre periodistas, actores políticos y agencias de control.
- Hay interpenetración en las etapas del proceso: sus componentes se mezclan con los
de la accountability horizontal y existen reciprocas relaciones de control.
- La sanción simbólica es un resultado promedio.
CUATRO TIPOS IDEALES DE RELACION ENTRE CONTROL PUBLICO Y MEDIOS DE
COMUNICACIÓN

1. ACCOUNTABILITY VERTICAL MEDIATICA: se corresponde con un alto control de los


actos de corrupción revelados a través de los medios de comunicación
correspondiente a la accountability horizontal ejercida por medio de la oficina
anticorrupción, congreso, y demás. Existe alta visibilidad
2. HEGEMONIA: indica baja visibilidad porque la libertad de prensa se encuentra
condicionada por la utilización de diversos tipos de coacción que tiene el poder sobre
los medios. Por lo tanto, el control sobre los actos de corrupción es medio o bajo con
la interrupción de las acciones de la accountability horizontal.
3. ESCANDALO MEDIATICO: la libertad de prensa permite una alta visibilidad, pero sin
impacto en la accountability horizontal, por lo tanto, el control es bajo.
4. BOVEDA DEL MIEDO: no existe libertad de prensa, fuerte control político sobre los
medios de comunicación y no existe transparencia ni control sobre los actos ni los
actores políticos. Baja visibilidad y bajo control, es el tipo ideal de los gobiernos
autoritarios.

CONCLUSIONES: ¿a qué se debe la falta de articulación entre los dos tipos de accountability?
Se debe a factores como las mutuas acusaciones y acciones entre los medios y los periodistas,
por un lado, y los actores o empresas públicas por el otro tendientes a mostrar la existencia de
intereses y a obstaculizar las pesquisas judiciales, la defensa de la libertad de prensa y el
secreto profesional periodístico como limite a la actuación judicial y los mismos
requerimientos del procedimiento judicial que prolongan dichas causas hasta su prescripción.
En tanto, del lado de los medios de comunicación se verifican otros factores perturbadores:
autocensura de los mismos medios, persecución a periodistas, temor a represalias, amenazas a
organizaciones mediáticas de cancelación de permisos de difusión, la distribución discrecional
de la publicidad oficial y los intereses económicos de esas organizaciones mediáticas.

EL QUINTO PODER – DANTE PALMA

¿estamos ante el ocaso definitivo del periodismo? Eso no pasará, pero varias cosas han
cambiado. Por lo tanto ¿podemos hablar sin más de “periodismo”?

Contexto: humanidad mediatizada e inédita concentración en la propiedad de los medios de


comunicación. La prensa como contrapoder que representa la opinión pública es una idea que
ya no es sostenible. Como sostiene Ignacio Ramonet, hay que hablar de un “quinto poder”, un
poder de la sociedad civil capaz de enfrentar críticamente el poder de los medios de
comunicación los cuales desde hace tiempo han privilegiado la lógica de la mercancía y del
apriete político en detrimento de la información. Según Ramonet el quinto poder se encuentra
ligado al surgimiento de las redes sociales. Aquí asumiremos algunas diferencias con la
concepción original de quinto poder a través de la idea de censura democrática, la cual refiere
a una censura dada no por el recorte sino por la sobre información estéril.
CAPITULO 1

DECISION, ESTADO Y QUINTO PODER: no hay quinto poder sin Estado ni decisión política. esa
es la tesis que atraviesa el texto. La idea de quinto poder empieza a surgir a partir del impulso
a la ley de servicios de comunicación audiovisual en 2009. Hablar de su necesidad implica
también sostener una falta o falla en los cuatro poderes, es decir, del ejecutivo, legislativo,
judicial y la prensa. Los medios de comunicación se han convertido en las últimas décadas en
brazos constituyentes de la ideologiza globalizadora en la que se han gestado las grandes
corporaciones económicas. La idea de los tres poderes por un lado y la prensa como
contrapoder por otro, es una ingenuidad. Fue la década del 90 un periodo clave: medios de
comunicación a través de las recetas del consenso de Washington se convirtieron en
multimedios y megaempresas que lograron una desregulación total del mercado de
comunicaciones permitiendo por lo tanto la formación de oligopolios comunicacionales. En
este contexto surge la necesidad de un contrapoder crítico de la prensa tradicional y
representativo de los intereses del ciudadano de a pie. A eso Ramonet lo llamo quinto poder y
las nuevas tecnologías tienen un papel destacado.

El nivel de concentración de la propiedad de los medios de comunicación es muy fuerte.

Ahora bien, lo que sucede en Latinoamérica con el quinto poder es distinto a lo que sucedió en
otras latitudes como en el 15M o en el Occupy Wall Street. El autor del texto sostiene que lo
que se observa en Latinoamérica es que la viabilidad del “quinto poder” depende de la acción
directa de gobiernos y de los Estados, “los únicos capaces de enfrentar a las grandes
corporaciones económicas. Sin esa decisión política y sin una agenda que realce el valor de una
disputa cultural, es difícil pelearles a los grandes medios concentrados. Además, las
corporaciones mediáticas han hallado en el poder judicial un dique de contención para el
avance de muchas medidas populares. El quinto poder no puede nacer por generación
espontánea. Será efectivo contrapoder si hay voluntad política de empoderarlo.

LOS NUEVOS CENSORES:

El problema de la cesura. Latinoamérica tiene una larga experiencia en ello, en especial


durante las dictaduras. Existen varias modalidades, por ejemplo, la “censura democrática”, es
decir, a censura no es solamente el ejercicio de amputación, obstrucción y discriminación de
una determinada información, la censura democrática opera vía sobreinformación y
abundancia ocultando la información importante o vital. Esto es consecuencia paradójica de la
proliferación de canales de comunicación sin la consecución de que la población esté más
informada. En esta línea, que existan canales de televisión abocados exclusivamente a noticias
o que las radios tengan un informativo cada 30 minutos no supone ganar diversidad ni sentido
crítico sino la repetición de lo irrelevante. Es ejercida principalmente por los pulpos
mediáticos. Eso capitales privados propietarios de la mayoría de las licencias y los canales de
información, van a determinar que se puede decir y que no sin necesidad de recurrir al recorte
explicito, maniobra desmontable que los expondría a una pérdida de legitimidad, por lo tanto,
recurren a un mecanismo de mayor sutileza: amplificaran desde su red de repetidoras
solapadas la agenda funcional a sus propios intereses. Dante Palma sostiene que hoy la
actividad del periodista como contrapoder ya no se realiza contra un otro o una esfera ajena
como la gubernamental/estatal, sino que debe ejercerse contra la propia empresa de
comunicación que te paga el sueldo. Su naturaleza esta en denunciar el poder, pero el poder
hoy está en su empleador.

LA LIBERTAD (PRIVADA) DE EXPRESION: ¿Por qué la crítica que los periodistas hegemónicos
realizan a los periodistas de medios públicos (o privados con agenda alternativa), acusándolos
de inmorales, corruptos, mentirosos y distorsionadores, son un ejercicio de la libertad de
expresión, y la critica a los periodistas hegemónicos es un ataque a este principio fundamental
de las democracias modernas?

LUIS LAZZARO LA BATALLA DE LA COMUNICACIÓN:

CUANDO LA POLITICA ES EL MERCADO:

La batalla por la regulación de los mercados, y especialmente el de los medios porque


interviene en la formación de la opinión pública y de las expectativas culturales, es central para
recuperar la capacidad de gestión política. esto es así porque hay una marcada impotencia
política frente a la globalización y desregulación de los mercados.

Los medios tradicionales dejaron de ser testigos del poder y pasaron a ejercerlo. El rol histórico
de contrapoder frente a las administraciones presidenciales cedió el timón a un dispositivo con
capacidad de construir un escenario de realidad fuertemente condicionado por sus intereses
sectoriales.

LOS MEDIOS SON LA POLITICA: los tiempos de la tele-política coinciden con los de la
despolitización de la sociedad. Y el descredito es la otra cara del avance del mercado sobre la
comunicación y la política.

La batalla entre multimedios o medios representantes del establishment y gobiernos elegidos


democráticamente se produce a escala global. En la región latinoamericana se ha intensificado
desde la creación de reformas producidas por las democracias progresistas que han coincidido
en el poder en la primera década del S. XXI, como fueron las referidas a la desconcentración de
los medios de comunicación.

NORAES, RAMONET, SERRANO – MEDIOS, PODER Y CONTRA-PODER:

Introducción: la mayoría de nosotres entra en contacto con los acontecimientos, las demandas
sociales e identidades culturales a partir de la oferta de contenidos que los propios vehículos
de comunicación seleccionan, elaboran y trasmiten masivamente, con el argumento falaz de
que representan la voluntad general. una producción informativa definida por criterios
exclusivos de percepción, evaluación, interpretación y abordaje de los hechos. Una distorsión
parecida se observa cuando los medios hegemónicos eligen y prestigian a las voces que
pueden intervenir en los espacios periodísticos, al mismo tiempo excluyendo o neutralizando
otras tantas que disienten y se oponen al orden dominante. Todo eso se materializa en
procesos de industrialización de las noticias, de las imágenes y de los materiales sonoros que
nos llegan de forma incesante y sin que haya condiciones objetivas de estancar su ciclo
vertiginoso. En el escenario de un capitalismo de crisis reiteradas e insustentables para la
ciudadanía, accesos, usos y usufructos tecnológicos se muestran profundamente desiguales;
vínculos de solidaridad se debilitan frente al individualismo, la competencia exacerbada y las
seducciones consumistas.

Como sintetizaba Edward Said: “Somos bombardeados por representaciones prefabricadas y


reificadas del mundo que usurpan la conciencia y previenen la crítica democrática, y es al
derrumbe y al desmantelamiento de esos objetos alienantes que, como dijo correctamente
Charles Wright Mills, el trabajo del humanista intelectual debe ser dedicado”.

PRIMERA PARTE: LA COLONIZACION DE LOS IMAGINARIOS SOCIALES.

Sistema mediático y poder* - Dénis de Maraes.

La configuración actual del sistema mediático: Se trata de un poder desmaterializado, invasivo,


libre de resistencias físicas y territoriales, expandiendo sus tentáculos hacia mucho más allá
que la televisión, que la radio, que los medios impresos y que el cine.

Trataré de resumir aquí las principales características del sistema mediático. En primer lugar,
evidencia capacidad de fijar sentidos e ideologías, formar opiniones y trazar líneas
predominantes del imaginario social. Sin delegación social para eso, el sistema mediático
selecciona lo que puede-debe ser visto, leído y oído por el conjunto de los ciudadanos. Elige
además los actores sociales, analistas, comentaristas y especialistas que pueden opinar en sus
espacios y programaciones, los llamados “intelectuales mediáticos”, en la feliz definición de
Pierre Bourdieu, programados para decir y prescribir generalmente aquello que sirve a los
intereses del capital y del conservadurismo y, al mismo tiempo, para combatir y descalificar
ideas progresistas y transformadoras de realidades injustas. Simultáneamente, los grupos
empresariales de medios mantienen relaciones de interdependencia con poderes económicos
y políticos, de acuerdo con las conveniencias mutuas (visibilidad pública, inversiones en
publicidad, patrocinios, financiamientos, exenciones fiscales, participaciones accionarias,
apoyos en campañas electorales, lobbies, concesiones de canales de radiodifusión, etcétera).

En segundo lugar, el sistema mediático se maneja con desenvoltura en la apropiación de


diferentes léxicos para intentar colocar dentro de sí todos los léxicos, al servicio de sus
objetivos particulares. Palabras que pertenecían tradicionalmente al léxico de la izquierda
fueron resignificadas en el auge de la hegemonía del neoliberalismo, en los 80 y los 90. Cito, de
inmediato, dos: “reforma” e “inclusión”.

En tercer lugar, el sistema mediático infunde y celebra la vida para el mercado, la supremacía
de las seducciones consumistas, el individualismo y la competencia; la existencia subordinada
al mantra de la rentabilidad. La glorificación del mercado consiste en presentarlo como el
medio más adecuado de traducir anhelos de la sociedad, como si solamente él pudiera
convertirse en instancia de organización societaria. Un discurso que no hace más que realzar y
profundizar la visión, claramente autoritaria, de que el mercado es la única esfera capaz de
regular, por sí misma, la vida contemporánea.

En cuarto lugar, el discurso mediático está comprometido con el control selectivo de las
informaciones, de la opinión y de las medidas de valor que circulan socialmente. Eso se
manifiesta en las formas de interdicción, silenciamiento y estigmatizacion de ideas
antagónicas, del mismo modo que en la descontextualización intencional de noticias, con el
propósito de desviar a los lectores, telespectadores y oyentes de la comprensión de las
circunstancias en que ciertos hechos suceden (generalmente los que son contrarios a la lógica
económica o a las concepciones políticas dominantes). Los medios hegemónicos procuran
reducir al mínimo el espacio de circulación de ideas alternativas y opositoras, por más que
éstas continúen manifestándose y resistiendo. La meta es vaciar análisis críticos y expresiones
de disenso, evitando roces entre las interpretaciones de los hechos y su entendimiento por
parte de individuos, grupos y clases.

Los ejes preponderantes de la cultura tecnológica son la digitalización, la virtualización, la


mercantilización simbólica y la internacionalización de negocios. Los proyectos mercadológicos
y el énfasis pueden variar, salvo en un punto clave: operan en consenso para reproducir el
orden del consumo y conservar las hegemonías constituidas. Los mega-grupos mediáticos
detentan la propiedad de los medios de producción, la infraestructura tecnológica y las bases
logísticas, como parte de un sistema corporativo que rige hábilmente los procesos de
producción material e inmaterial. Además de planear y de coordinar actividades afines, el
sistema corporativo ejerce un rol crucial en la circulación de informaciones, interpretaciones y
creencias indispensables para la consolidación de consensos sociales, por más diversificadas
que puedan ser las reacciones y las respuestas. El grado de influencia varía de vehículo a
vehículo, de acuerdo con los recursos tecnológicos, los lenguajes, las metodologías
productivas, las características de los mercados, los patrones de interacción y los perfiles de
públicos y audiencias.

Hoy, ejecutivos de corporaciones mediáticas aluden a “multi-plataformas integradas” para


definir la unión de intereses estratégicos en distintos soportes; papel, digital, audio, video y
móviles. Todo eso bajo la égida de tres vectores: la tecnología que posibilita las sinergias, los
mecanismos para compartir y distribuir contenidos generados en las mismas matrices
productivas y la racionalidad de gastos, costos e inversiones. La convergencia entre medios,
telecomunicaciones e informática viabiliza el aprovechamiento de un mismo producto en
diferentes plataformas, soportes y medios de transmisión, distribución, circulación, exhibición
y consumo, destacando la plusvalía en la economía digital.

Eso origina un sistema multimedios con flexibilidad operacional y productiva, que incluye
variedad de emprendimientos y servicios de dimensiones inconmensurables, explotando flujos
veloces, espacios de visibilidad y elementos culturales de lo más dispares. A la luz del modelo
de concentración monopólica, no hay distinción relevante entre filosofías, estructuras
operativas y objetivos. Los matices se encuentran en las áreas de actuación, aunque esa
separación venga reduciéndose en función de la convergencia digital, las alianzas, fusiones y
participaciones cruzadas. Hoy megaempresas, fondos de inversión, magnates de las finanzas y
del petróleo y bancos tienen participaciones accionarias y propiedades cruzadas en los medios.
Los financiamientos e inversiones de grandes bancos tuvieron un rol protagónico en
transacciones del sector, aumentando intereses mutuos y acentuando la influencia de los
engranajes de la financierización en el modelo oligopolista de las industrias culturales. Según
Bouquillion, la liberalización en la década del 80 y el 90 favoreció la entrada del capital
financiero en los mercados de comunicación de varios países.® Bancos y fondos de pensión
comenzaron a invertir atraídos por la expectativa de alta rentabilidad con la explosión digital.
Eso significó una intersección cada vez mayor entre capital financiero y capital mediático,
cuyas principales evidencias son: a) garantía de soporte financiero a la aguda
internacionalización de la industria de bienes simbólicos; b) financiamientos bancarios a
compras, fusiones e infraestructura tecnológica; c) sociedades y participaciones cruzadas que
aseguran a los bancos participaciones accionarias y sociedades en proyectos de
entretenimiento (parques temáticos, superproducciones de Holl3rwood, giras de estrellas de
la música pop), y d) interferencia del trade financiero en acciones estratégicas de los
conglomerados de comunicación. Con la unión de lógicas que deberían estar apartadas —la de
la financierización y la de la producción simbólica— aumenta la dependencia de grupos de
medios con entidades de crédito, sea para obtener préstamos o prórrogas de pago de deuda,
sea para capitalizarse con la emisión de títulos o aperturas de capital en bolsas. Y se acentúa la
participación de corporaciones financieras en la estructura de propiedad.

Para preservar el sistema monopólico y su lucro en permanente expansión, las corporaciones


recurren a dos maniobras principales, según David Harvey. La primera de ellas es la amplia
centralización del capital, ejerciendo el poder financiero en busca de economía de escala y
liderazgo en el mercado. La segunda consiste en proteger, a cualquier precio, las ventajas
tecnológicas por medio de patentes, leyes de licenciamiento y derechos de propiedad
intelectual.

El efecto colateral es la subordinación de los mercados regionales y nacionales a los


lanzamientos y las campañas globales, generando una creciente desnacionalización del
mercado editorial y el irrisorio porcentaje de obras traducidas descontando el inglés. El
escenario descripto profundiza asimetrías entre los centros hegemónicos (en los cuales las
megaempresas son exponentes) y las periferias, lo que realza desajustes típicos del desarrollo
excluyente y desigual que caracterizan el modo de producción capitalista.

El éxito del sistema corporativo de medios se vincula al mejoramiento de tecnologías que


favorezcan el comando a distancia y la velocidad de circulación del capital. La productividad y
la competitividad dependen de la capacidad de los agentes económicos de aplicar, con rapidez
inaudita, los datos y conocimientos obtenidos, de forma sincronizada y en amplitud global. La
información estratégica en los circuitos digitales se vuelve una mercancía cómo otra
cualquiera, sujeta a la ley de la oferta y de la demanda, al mismo tiempo convertida en
precioso insumo básico para la generación de dividendos competitivos. No es difícil entender
por qué se invierte tanto en tecnologías de comunicación y de información.

Con el uso de herramientas tecnológicas, grandes empresas acumulan volumen de


informaciones esenciales para decisiones estratégicas, como investigaciones, tablas, informes
e históricos de compras que delinean perfiles de clientes, deseos de consumo e, incluso, los
posibles riesgos de pérdida de consumidores. Recolectan, seleccionan y proveen, a peso de
oro, una cantidad ininterrumpida de informaciones especializadas, que sirven para la
instrucción en intervenciones inmediatas de traders, corredores y analistas. Con la
sofisticación de las infraestructuras de gestión, acompañamiento e intervención en tiempo
real, ya no se exige proximidad entre los lugares de planeamiento, producción y consumo. Por
el contrario, hay una íntima relación entre la desterritorialización de la producción y las
instancias de control de todo el flujo empresarial, por medio digital.

Se implementan políticas de producción, comercialización y marketing, absorbiendo


particularidades socioculturales de los países en que se encuentran. El desafío consiste en fijar
la impresión de que los productos planean por sobre las singularidades… Las identidades
locales funcionan como una representación de las diferencias comercializables, es decir,
“sometidas a maquillajes que refuerzan su exotismo y a hibridaciones que neutralizan sus
clases más conflictivas”. A partir de ese juicio, Jesús Martín Barbero señala que el proceso de
aculturación acelera “operaciones de des-enraizamiento” con las cuales el gran capital busca
inscribir las identidades en las lógicas de los flujos, “dispositivo de traducción de todas las
diferencias culturales a la lengua franca del mundo tecnofinanciero, y volatilización de las
identidades para que fluyan libremente en el vaciamiento moral y en la indiferencia cultural”.
Esta aculturación oculta una ambigüedad intencionada: aunque las firmas globales asimilen
predicados de los gustos y las particularidades regionales, lo que genera hibridaciones y se
opone a la idea de homogeneización cultural sin frenos, en ningún momento renuncian a la
meta de apropiarse de los trazos disponibles para continuar atrayendo el “imaginario, de
masa” para sus productos, prerrequisito para la expansión internacional.

En el proceso de reproducción ampliada del capitalismo, el sistema mediático desempeña un


doble rol estratégico. El primero se refiere a su condición pecrdiar de agente discursivo de la
globalización y del neoliberalismo. No solamente legitima el ideario global, sino que también lo
transforma en el discurso social hegemónico, propagando valores y modos de vida que
transfieren al mercado la regulación de las demandas colectivas. El segundo rol ejercido por los
conglomerados de medios es de agentes económicos. Todos figuran entre las trescientas
mayores empresas no financieras del mundo y dominan las ramas de información y
entretenimiento, con participaciones cruzadas en negocios de telecomunicaciones, informática
y audiovisual, sin contar la enorme rentabilidad que obtienen con las transmisiones
espectacularizadas de eventos culturales, deportivos, periodísticos, etcétera.

A medida que esa configuración se cristaliza, se reduce el campo de maniobra para un


desarrollo equilibrado y estable de los sistemas de comunicación y se agravan desajustes
estructurales en un área estratégica de la vida social. Por eso la urgencia de que reclamemos
diversidad, donde hoy está en vigor la concentración monopólica. Son fundamentales
legislaciones y políticas públicas qué reconozcan la comunicación como derecho humano y un
largo etc.

Medios de comunicación: ¿un poder al servicio de intereses


privados? Ignacio Ramonet
Los medios, la prensa escrita, la radio, la televisión, la información —aquí sólo hablo de la
información, no de distracción, etc.—, todos los segmentos de información en la radio, en la
televisión, en la prensa escrita, en los canales de información continua, etc., están viviendo
una grave crisis con la llegada de internet, con la multiplicación de la información
individualizada, con la aparición de la información en línea, de periódicos electrónicos
totalmente autónomos. A los dos problemas enunciados -el primero es la credibilidad de la
prensa, que no funciona y que plantea una dificultad a la democracia; el segundo es esta
dificultad técnico-estructural que sufre la prensa— se agrega un tercer gran problema, que
consiste en la organización de un modelo económico que funcione, en la medida en que hoy
ninguno de los modelos existentes presenta una garantía de rentabilidad, ni para la prensa ni
para otros medios tradicionales, ni para los nuevos medios digitales. La inmensa mayoría de los
medios tradicionales (prensa, radio, televisión, información) no es rentable, y muchos lo son
cada vez menos o, a veces, no lo son.

Existe un contrato de confianza que establecemos con los medios, pero cada uno se da cuenta
de que ese contrato de confianza cada día tiene mayores dificultades para establecerse. Hoy
en día, contrariamente a lo que podía ocurrir hace veinte o treinta años cuando de hecho la
adquisición de un periódico en el quiosco en cierta medida era una manera de identificarse
casi políticamente —es decir, de pregonar o de establecer públicamente la línea política o
ideológica en la que el comprador se situaba—, ese tipo de relación se ha roto, prácticamente
ha dejado de existir.

Cada vez que ha habido un progreso en materia de comunicaciones —la invención del
teléfono, la radio—, éste permitió la transmisión de la información a mayor velocidad. Pero
desde hace unos años esa rapidez ha alcanzado una especie de límite infranqueable, un poco
como la velocidad de la luz; no se puede ir más rápido que la velocidad de la luz, es una
frontera porque, por el momento, no sabemos qué es una velocidad más rápida que la de la
luz. Además, la idea de plazo es algo que ha desaparecido en la información contemporánea;
no hay plazo, la información es inmediata. La velocidad máxima es la inmediatez. La cuestión
de la rapidez tiene su correlato, evidentemente, en la labor del periodista. Si éste es el analista
de un período, debemos preguntarnos qué es hoy un periodista. Porque el período ha
desaparecido; por consiguiente, ya no hay periodismo en el sentido de noticia inmediata, sino
que hay “inmedialistas”. El inmedialista no puede analizar porque para analizar se necesita un
tiempo y, si ese tiempo ha desaparecido, no hay análisis. Entonces el conjunto de la
información se ve arrastrado por una aceleración general que hace que, aunque la velocidad
intrínseca de cada medio no sea la misma, en realidad todos los medios se van a organizar en
función de la velocidad dominante, que es la inmediatez, y que globalmente es la de internet.
Y, por consiguiente, esa inmediatez tiene como primera consecuencia este hecho de que las
informaciones se suceden a toda velocidad y algunas se olvidan. Por otra parte, la repetición
no es una demostración, la repetición es repetición, y tenemos muchos casos en los que una
información ha sido repetida una y otra vez cuando en realidad es falsa. Por consiguiente, la
repetición no hace la información, pero en realidad esta idea, una de las ideas básicas de la
propaganda, consigue convencer. Hoy la información, no de manera voluntaria sino
inconscientemente, trabaja bastante sobre ese registro.

Otra de las dificultades que tienen los ciudadanos con respecto a la credibilidad de los medios
es que éstos son cada vez menos independientes. ¿Independientes de qué? Por definición,
independientes del poder político pero sobre todo del poder económico, porque los medios en
estos últimos años, a medida que han entrado en crisis, han tenido dificultades, en términos
de beneficios, de rentabilidad, han ido vendiéndose, han ido integrándose en grupos cada vez
más importantes que han procedido a fusiones, y se han constituido así grupos mediáticos
gigantes, algunos de alcance planetario. En realidad, hay monopolios de información y, por
consiguiente, no existe esa variedad que ilusoriamente da un kiosco. Y bien, nadie gana dinero
o gana muy poco con la prensa escrita hoy en día; es más bien una actividad económica donde
se pierde dinero. ¿Entonces para qué los compran? Para ganar en influencia porque,
obviamente, se gana en influencia, y para tener un proyecto ideológico, un proyecto político,
un proyecto influyente. Es decir, los grupos mediáticos son actores del mercado y, en
particular, en la medida en que en nuestras sociedades son los que difunden ideología,
resultan prácticamente los únicos cuya misión es difundir ideología bajo la apariencia de
difundir información. Para decirlo de otra manera, difunden una visión del mundo, una
maqueta del mundo, cuál es el mundo ideal. Globalmente eso es lo que dicen los medios.

Una democracia moderna no puede funcionar sin medios de comunicación, de información,


importantes. Es lo que llamamos cuarto poder. ¿Por qué lo llamamos así? Porque en la
definición tradicional de la democracia sólo hay tres, una democracia funciona con tres
poderes. Pero con el tiempo nos dimos cuenta de que los tres poderes, aun siendo
democráticos, podían cometer muchos abusos. Entonces hablamos del cuarto poder: el cuarto
poder es como un contrapoder, un contrapeso a los poderes legítimos en democracia. Pero
¿qué ocurre hoy en día después de lo que acabo de decir? O sea, cuando vemos que los
poderes mediáticos están confiscados por el poder económico y financiero, cuando vemos que
este cuarto poder ya no es un contrapoder, sino que es un poder suplementario para oprimir o
para mantener a la sociedad en esta situación... Pero en la actualidad tenemos el problema de
que este cuarto poder no está cumpliendo su misión de contrapoder y, además, es el único
poder, en el seno de la democracia, que no admite ningún tipo de crítica, que no admite
ningún tipo de contrapoder.

No estamos cuestionan do la libertad de expresión; estamos diciendo que los medios de


comunicación, en nombre de la libertad de expresión, no aceptan ningún tipo de crítica. ¿No la
aceptan en nombre de la libertad de expresión o no la aceptan en nombre de la libertad de
empresa?

Hoy ha surgido un personaje nuevo que entra en competencia con los medios, y este
personaje nuevo es el ciudadano, un ciudadano informador, llamémoslo así: “el ciudadano
informador”, pero que tiene una doble característica. Por una parte, es un aficionado, no es un
profesional de la información, no es una escuela de información, etc., pero vivimos en una
sociedad en la que internet está permitiendo el auge de un nuevo tipo de aficionado experto.
Y, por otra, este aficionado puede ser positivamente muy profesional en su área; es decir, en
una sociedad como la nuestra. Esto, ciertamente, complica más aún la situación del
periodismo. Con esto quiero terminar, con la crisis de identidad del periodismo. Si todo el
mundo es periodista, ¿qué es un periodista? Y, si todo el mundo hace periodismo, ¿qué es el
periodismo?, ¿cuál es la especificidad del periodismo o del periodista hoy? Podemos decir que
la especificidad del periodista es garantizar la veracidad de la información, verificar la
información que va a difundir, es saber por ejemplo que no proviene de una sola fuente, pues
una sola fuente puede inducir a error. El periodista tiene la misión de tener varias fuentes que
dicen lo mismo y por consiguiente puede garantizarla. Pero hemos hablado de la rapidez
actual, de la competencia entre los diversos medios de comunicación... ¡no puede perder el
tiempo para verificar! Si no, el canal de al lado ya difundió la noticia y él ha perdido la primicia,
la exclusividad. Por consiguiente, el periodista por una parte atrofia sus cualidades, sus
especificidades, y por otra el no periodista se ve alentado a difundir una información,
cualquiera sea.

“Democracia y libertad de prensa" Pascual Serrano


Por tanto, confundir libertad de prensa con libertad de expresión es como confundir el
derecho a la salud con el derecho a crear y poner en funcionamiento un hospital. De modo que
en la realidad la libertad de prensa es, digámoslo así, el derecho del empresariado a operar en
un determinado sector. No es ningún derecho de la ciudadanía en general.

Es el cuarto poder, el mediático, el que se ha visto totalmente permeabilizado y controlado por


el económico. Los procesos políticos neoliberales sufridos en las décadas del 80 y el 90
arrasaron con los sistemas de información públicos con el apoyo de la derecha. Como
resultado tenemos un cuarto poder con las siguientes características:

• Es un mero apéndice de grupos económicos empresariales.


• No dudaríamos en considerarlo más poderoso que los otros tres. Basta observar la
agresividad con la que han reaccionado ante las políticas progresistas en América Latina.

• A diferencia de los otros tres poderes, el mediático no tiene ninguna legitimidad


democrática. Nadie lo vota, nadie lo elige.

• Bajo el paraguas de la libertad de prensa han logrado un nivel de impunidad impresionante.


Los medios hoy mienten constantemente, manipulan, insultan, desprestigian y destrozan
prestigios y trayectorias de quien se ponga en su camino. Su intolerancia ante cualquier poder
legítimo y democrático que ose tocar sus privilegios es absoluta.

• En la medida en que son empresas, no están sometidos a controles económicos como el


resto de los poderes.

• A diferencia también de otros poderes, los medios no tienen un contrapoder. El gobierno


tiene una oposición, los empresarios tienen unos sindicatos, las empresas tienen asociaciones
de usuarios. No hay contrapoder al mediático.

¿Por qué la libertad de prensa no garantiza la libertad de expresión de los ciudadanos?

Para que unos ciudadanos disfruten el derecho de recibir informaciones y opiniones se debe
garantizar a otros el derecho de emitir informaciones y opiniones. Y ese derecho, todos los
sabemos, lo posee sólo un oligopolio de unas pocas empresas de comunicación. En
consecuencia, los medios no ejercen el derecho a la libertad de expresión, ejercen el derecho a
la censura puesto que deciden qué es lo que se publica y difunde, y qué es lo que no. Además,
sigue existiendo un importante déficit del derecho a la información. O, dicho de otra manera,
existen otras formas de censura. existe una nueva forma de censura, diferente de la tradicional
pero igual de eficaz: enterrar la verdad con la mentira o la información inútil. Si la impunidad
de los medios les permite mentir sin asumir ninguna responsabilidad, lo harán
constantemente, lo hacen, y el ciudadano no sabe diferenciar entre la verdad y la mentira, no
sabe cuál es la verdad.

La libertad de expresión —que ellos llaman libertad de prensa— debe consistir también en que
podamos conocer las reclamaciones y aportaciones. Es decir, voces críticas que tienen algo que
decir. ¿quién tiene el poder para que esas voces lleguen a los ciudadanos? Evidentemente, los
medios de comunicación. Ellos no ejercen el derecho a la libertad de expresión sino el derecho
a la censura, en la medida en que deciden lo que vamos a conocer los ciudadanos y lo que no.

Los medios atropellan a los otros poderes:

Al apostar por una democracia representativa, el principal poder es la opinión pública, de ahí
que los agentes que operan en la conformación de esa opinión se han convertido en el poder
principal de nuestras democracias.

Por ejemplo, actualmente si un diputado tuviera que elegir entre media hora de intervención
en el pleno del parlamento y diez minutos ante la televisión, elegiría lo segundo porque sabe
que es más eficaz.

… un sistema comunicacional basado en la empresa y el mercado tampoco podrá garantizar el


derecho ciudadano a informar y a estar informado. La interpretación torticera del concepto de
libertad de expresión, presentada como libertad de prensa, consiste en el privilegio de los
medios privados. En realidad, lo que reivindican es el derecho a la censura, es decir, a ser ellos
quienes eligen lo que se difunde o no.
PARADOJA: existe un doble discurso de los dueños de los medios privados: denuncian
intervencionismo cuando las decisiones democráticas no son de su gusto, pero exigen dinero y
ayudas públicas cuando tienen problemas económicos.

De modo que la verdadera independencia y pluralidad, la verdadera libertad de prensa, o


viene de los medios de comunicación públicos y comunitarios con apoyo del Estado o no
vendrá nunca. Por tanto, la conclusión es que debemos reivindicar el papel del Estado en los
medios de comunicación, un papel, eso sí, que se fundamente en la participación social y la
pluralidad, y no en el uso partidista de un gobierno.

SEGUNDA PARTE
Por un periodismo independiente y plural

La explosión del periodismo en la era digital - Ignacio Ramonet


¿Por qué afirmo que el periodismo, a escala internacional, está siendo dinamitado por
internet? Por una parte, porque la red está permitiendo que cada ciudadano tenga acceso a
información sin depender absolutamente de los grandes medios y, por otra, el nuevo
dispositivo tecnológico hace que cada ciudadano no sea únicamente receptor de la
información, que fue la norma durante mucho tiempo. En cambio, hoy tenemos lo que llamo
“medios polvos”: cada ciudadano, que dispone simplemente de un teléfono inteligente, de un
pequeño ordenador o de un iPad, ya puede él mismo o ella misma enviar mensajes, puede
corregir la información que ha dado el medio central, puede completar esa información con
imágenes, textos, videos. O sea, hay una ruptura de los roles que hasta ahora estaban
definitivamente fijos: el emisor, por una parte, y el receptor, por otra; el emisor que era activo
y el receptor que era pasivo. Hoy todo el mundo produce o puede producir información, en el
mundo desarrollado evidentemente. No olvidemos que hay una gran brecha informática, una
gran brecha electrónica…

Esto hace que cada ciudadano tenga este carácter al que yo llamo de “web actor”, es un actor
de la web. Es decir, puede entrar en la web y al entrar en la web puede modificar, puede
comunicar, etcétera. Las redes sociales han ampliado el fenómeno. Hasta ahora se hablaba de
internet con esta posibilidad de tener un blog, de escribir su propia versión, editorializar, etc.;
pero últimamente han aparecido lo que llamamos redes sociales, es decir Facebook, y también
Twitter.

En este escenario, cuando hablamos de la profesión de periodista, nos encontramos delante


de una situación muy peculiar. Está ocurriendo lo que yo llamo la extinción de la prensa de
papel. Decenas de miles de periodistas han perdido sus empleos. En las webs de información
en tiempo real, la mayor parte de ellas creada por los viejos medios, las condiciones de trabajo
son aún peores. Surgen nuevos tipos de periodistas explotados y superexplotados.

Agencias alternativas en red y democratización de la


información en América Latina - Dénis de Moraes
Internet constituye hoy una arena de disputas por la hegemonía cultural y política de la que ya
no podemos prescindir, en cualquiera de las manifestaciones del pensamiento crítico. Las
fronteras entre quien emite y quien recibe pueden hacerse fluidas e inestables. Los usuarios
tienen la oportunidad de actuar, simultáneamente, como productores, emisores y receptores
de ideas y conocimientos, según las condiciones de acceso, habilidades técnicas y capacidades
cognitivas de cada uno. La convergencia de internet con la comunicación móvil contribuye a
descentralizar los flujos informativos e intensificar intercambios entre personas, grupos y
comunidades, ampliando las posibilidades de expresión y participación. La rapidez de las
transmisiones, el carácter descentralizado de la red y los costos relativamente reducidos
representan ventajas relevantes, incluso para el desarrollo de nuevos modos de producción
periodística, sin correspondencia en los engranajes de industrialización de la noticia y sin
subordinación a las normas y los controles de los medios hegemónicos.

Comunicación alternativa, la noción y las tareas: Comunicación alternativa es entendida aquí


en la acepción propuesta por el Foro de Medios Alternativos de la Argentina: “Actúa como una
herramienta para la comunicación en el campo popular, sin dejar de lado la militancia social,
quedando implícito que periodistas y/o comunicadores deben estar dentro del conflicto,
siempre con una clara tendencia a democratizar la palabra y la información”. El carácter
“alternativo” se refiere a un proceso comunicacional que envuelve individuos y grupos afines
con una visión politizadora del periodismo. Tiene que ver con una concepción que, rechazando
las falsas alegaciones sobre “neutralidad” y “objetividad”, inscribe el trabajo periodístico en el
campo de conflictos y disputas que configura la batalla de las ideas por la hegemonía. Los
medios alternativos casi siempre parten de una comprensión crítica de la realidad y pretenden
ser canales de aspiraciones y demandas de grupos sociales que no encuentran eco de sus
reivindicaciones en los medios comerciales. Se trata de “Prácticas de producción simbólica que
contestan la concentración de poder simbólico en torno a la institución del medio masivo”.

La comunicación alternativa expresa cierta dialéctica organizativa entre colectivos,


cooperativas y redes que, en el plano discursivo, combaten la retórica dominante y trabajan
ideológicamente en favor de la emancipación. Por lo tanto, la comunicación es alternativa
porque se estructura para el trabajo político-ideológico, se asocia a las movilizaciones
anticapitalistas, tiene métodos colaborativos de gestión y formas no mercantiles de
financiación.

La naturaleza competitiva del trabajo periodístico que caracteriza a los medios corporativos,
sobre todo cuando disputan la primacía en la divulgación de los hechos, es superada por la
sumatoria de fuerzas productivas. La estructura descentralizada de la red favorece las
coaliciones entre periodistas y activistas que reparten las tareas y los contenidos, sin
dependencia de los criterios mediáticos de selección y jerarquización. Las tácticas de
“guerrilla” virtual corresponden a modalidades de acción directa con el uso de las tecnologías
digitales. El ordenador ya no es visto sólo como una máquina que puede ser utilizada como
editor de textos, gráficos o imágenes, o para la navegación y los contactos interpersonales en
internet. Se convierte también en un dispositivo de producción cognitiva y creativa.

Principios editoriales y agendas temáticas: Los puntos de convergencia entre las agencias son,
básicamente, dos; 1) la explotación de los espacios proporcionados por el ecosistema
descentralizado de internet, instituyendo prácticas informativas basadas en rutinas
colaborativas, y 2) la responsabilidad que asumen con la causa de la democratización de la
información y del conocimiento. No significa que los objetivos sean alcanzados siempre y de la
misma forma. Al contrario, se observan modos diferenciados de traducirlos, como también
grados distintos de autonomía editorial —desde las agencias cercanas a la esfera estatal (son
los casos de Aporrea, de Venezuela, con relación a los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás
Maduro, y Paco Urondo, simpatizante de los gobiernos kirchneristas en la Argentina) hasta los
colectivos periodísticos que se organizan por cuestiones específicas. La convicción de que los
medios hegemónicos no retratan adecuadamente la realidad social de América Latina y
colocan, muchas veces, sus ambiciones económicas y políticas por encima del bien colectivo es
compartida por la amplia mayoría de las agencias investigadas. Ellas se centran en la
divulgación de reivindicaciones sociales, funcionando como un contrapunto a los medios
corporativos y valorando la información veraz y la pluralidad de voces. Por eso la preocupación
de diversificar enfoques, asuntos y agendas informativas.

Merece relieve el papel que esas agencias desempeñan en el escenario de la comunicación


latinoamericana. En primer lugar, entienden la comunicación como bien común y derecho
humano, que no puede ser apropiado ni distorsionado por las ambiciones económicas y
políticas de las corporaciones. En segundo lugar, denuncian y combaten la concentración
monopólica de los medios. En tercer lugar, buscan valorar temas sociales y renovar las
prácticas periodísticas, a través de métodos más flexibles y colaborativos. Finalmente, politizan
el uso de las tecnologías, divulgando, lo máximo posible, informaciones veraces y contenidos
que contribuyan a acentuar la variedad de mundos que el mundo contiene.

Otro periodismo posible en internet - Pascual Serrano


Crisis de la objetividad. Ya sabemos que la objetividad y la neutralidad no existen, no sirve la
constante apelación de los medios a la imparcialidad. Existen la honestidad, la veracidad e
incluso la pluralidad, pero ya nadie discute el interés ideológico y político que muestran los
medios en su actividad diaria. Pero “el hecho que la información no sea vertida de forma
tradicional, no significa que no haya periodismo tradicional bajo ella”.

Un modelo de comunicación alternativa en internet debe adoptar dos estrategias de respuesta


ante el modelo dominante de los medios alternativos:

1) Dejar en evidencia la falta de credibilidad de los grandes medios de comunicación,


denunciando sus mentiras, su doble rasero y su desequilibrio informativo.
2) Trabajar en la puesta en marcha de medios alternativos con los que desplazar a los
convencionales e ir abriendo una brecha en el panorama informativo en el que se
contemplen cada vez más los medios alternativos.
Internet es un medio barato para poner en funcionamiento. Pero debemos tener resueltas
algunas cuestiones técnicas:

En conclusión, se trata de encontrar el equilibro entre el asambleísmo constante que no


permite avanzar y el individualismo que impediría llevar a cabo un proyecto colectivo.

No confundamos; no estamos diciendo que no tenemos una línea editorial definida y que
todas las posiciones y temáticas valen, pero tampoco serán sólo las que compartamos y, por
supuesto, estará dentro de lo posible la presencia de dos tesis enfrentadas en nuestro medio.
Quizá sea oportuno definir desde el comienzo del proyecto cuáles son los márgenes editoriales
en los que nos vayamos a mover.

Con esto queremos dar a entender lo importante que es para cada causa, movimiento o
colectivo ganarse no sólo la opinión pública de su entorno sino también la de la otra punta del
planeta. Ahí tenemos a Estados Unidos con un presupuesto millonario para intentar mejorar su
imagen en el mundo.

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