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Corrupción, ética y función pública en el Perú:

Resumen y opinión

La corrupción, del latín ​rumpere ​y ​corrumpere,​ es un problema generalmente


posicionado en el ámbito político, en donde actúan dos partes: el corruptor y el corrupto.
Afecta al funcionamiento de la democracia y al Estado de derecho, por eso tiene una
connotación política. Al mismo tiempo, echa a perder la confianza de la población en el
gobierno y la legitimidad de las instituciones políticas. Este acto es la contraparte de una
acción ética ya que es visto como un mal, pero también puede definirse como un abuso de
posición dentro de la Administración Pública, en donde los funcionarios públicos se ven
beneficiados mientras inclumplen las normas jurídicas.
Es clasificada de acuerdo a su tipo y a su causa. La corrupción política ocurre dentro
del Estado y en la corrupción administrativa las personas actúan individualmente. Dentro de
ellas, están la corrupción mayor y la corrupción menor, que dependen de la cantidad de
dinero involucrado. Las causas pueden ser afectivas (falta comprensión para llegar a la
virtud o excelencia), formales (no hay una delimitación entre lo público y lo privado, el
ordenamiento jurídico es inadecuado y hay inoperancia práctica de parte de las instituciones
públicas), materiales (brechas entre el orden jurídico y el orden social) o culturales (cultura
política de los ciudadanos). Consecuentemente, su impacto puede ser político, social y
cultural. Político porque en su práctica, esta preserva las redes de complicidad y mantiene
funcionando los instrumentos ilegales de control. Social y cultural, pues la corrupción
acentúa las diferencias sociales.
Con respecto a Perú, tras la caída del régimen autoritario del ex presidente Fujimori
en noviembre del año 2000, se creó el sistema penal anticorrupción, un subsistema
especializado dedicado a combatir la corrupción. Sin embargo, este sistema no ha sido lo
suficientemente eficaz. La impunidad de los delitos de corrupción en nuestro país es
increíble. Todo depende de la posición económica y social, los conocimientos del sistema
de justicia, la posición de poder de los funcionarios y sus influencias. Es claro que en el
Perú es posible sacarle la vuelta a la corrupción. Sorprende, entonces, enterarse que en
1997 ya se había buscado una forma de prevenir y sancionar este acto, mediante la
adopción de la ​Convención Interamericana contra la Corrupción​. Sin embargo, la regulación
de la corrupción debía de ser mayor. Por consiguiente, el 16 de noviembre de 2004 Perú se
suscribió a la ​Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción​, que desarrolla de
manera más amplia los instrumentos y medidas para combatir la corrupción.
Siguiendo las recomendaciones dadas por ambas convenciones, es importante
atacar este problema desde la combinación de medidas tanto preventivas como represivas.
Es nuestra obligación seguir las medidas recomendadas en las convenciones donde Perú
forma parte. En términos generales, es necesario que cada Estado incluya instituciones con
una reglamentación adecuada que les permita cumplir con la vigilancia y el sancionamiento
de los actos corruptos. También es clave la creación de una política integral, en donde
podemos tomar como base al modelo colombiano. Sin embargo, tal como afirma el estudio,
la imprescriptibilidad de los delitos de corrupción es el factor más importante. Esto porque la
corrupción, lamentablemente, cada vez va en aumento y es necesario romper con aquellos
límites temporales dentro de la persecución por delitos de corrupción.
En definitiva, es posible asegurar que la corrupción en el Perú abarca cada tipo,
cada causa y tiene un gran impacto. Está tan marcada en la sociedad, que claramente la
confianza que los ciudadanos tenemos en cada gobernante es nula. Creemos que cada uno
de ellos es y será corrupto. Pensamos que todo nuestro sistema es corrupto sin conocer la
historia que existe detrás de la corrupción. Es que es difícil dejar esta cultura de lado
cuando esto es a lo que hemos estado acostumbrados por tantos años. Pero es aquí en
donde entra un aspecto interesante. La palabra ​corrupción nos habla del ​corruptor y el
corrupto​: hay dos partícipes en el acto. Vemos la corrupción pasar y dejamos que siga
pasando. Votamos por los mismos partidos, aquellos que tienen personas con sospechas
de corrupción. Es un círculo vicioso del cual no logramos salir. El cambio está en nosotros y
no solo en la política, que, claro, tiene gran responsabilidad con respecto a nuestra
inseguridad. La lucha contra la corrupción es una de todos y no de uno solo.

Fuentes de información

- Ramón Ruffner, J. ​(2014). Corrupción, ética y función pública en el Perú. En


Quipukamayoc Revista de la Facultad de Ciencias Contables.​ Vol. 22 (41), 59-73.

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