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1. Lean el texto.
Nacionalismo revolucionario
La Revolución también impactó en el ámbito cultural. Surgieron nuevas corrientes
de pensamiento y de expresión y se consolidaron muchas otras. Desde el siglo
XIX, e incluso antes, empezó a formarse una identidad nacional entre ciertos
sectores de la población, basada en elementos como la religión, el territorio y las
costumbres. Durante la Revolución y al culminar ésta, muchos intelectuales y
políticos se plantearon la necesidad de fortalecer la nacionalidad a partir de la
difusión de ciertos elementos que sirvieran como base para un México
pluricultural; es decir, donde coexistían múltiples lenguas, tradiciones y etnias. La
historia del país desde la época prehispánica hasta el siglo XX, así como las
perspectivas a futuro del México revolucionario, constituyeron los puntos de
partida sobre los que se consolidaría la nacionalidad.
Los gobiernos posrevolucionarios apoyaron y promovieron una corriente
nacionalista que se distinguía por su liberalismo, anticlericalismo, es decir,
contrario a la intervención de la Iglesia en la sociedad, e indigenista, pues
recuperaba el pasado indígena como fuente de orgullo nacional y de la identidad
de los mexicanos, minimizando más no negando, la importancia de la herencia
hispánica.
Esta corriente nacionalista se difundió a partir del discurso político, pues tanto los
presidentes como los diputados y el resto de los funcionarios públicos hacían uso
de él para presentar a la Revolución y, por ende, a su gobierno, como heredero de
las luchas liberales del siglo xix y defensor de la cultura indígena.
Asimismo, el nacionalismo fue divulgado a través del cine y de movimientos
artísticos, particularmente del muralismo, mediante la creación de obras en las
paredes de importantes edificios públicos. El gobierno abrió las puertas de sus
edificios a los muralistas; de esta manera, artistas como Diego Rivera pudieron
plasmar sus ideas en los muros del Palacio Nacional, el Palacio de Bellas Artes, la
Secretaría de Educación Pública, la Universidad de Chapingo, entre muchos otros.
Grito de Guadalajara
La Revolución no ha terminado. Sus eternos enemigos la acechan y tratan de
hacer nugatorios sus triunfos. Es necesario que entremos al nuevo periodo de
la Revolución, al que yo llamaría el período de la revolución psicológica o de
conquista espiritual; debemos entrar en ese período y apoderarnos de las
conciencias de la niñez y de la juventud, porque la niñez y la juventud son y
deben pertenecer a la Revolución. Es absolutamente necesario desalojar al
enemigo de esa trinchera y debemos asaltarla con decisión, porque allí está la
clerecía, me refiero a la educación, me refiero a la escuela.
5. ¿Cómo decir el General Plutarco Elías Calles que llamaría a la nueva etapa de la
revolución?
a) Revolución psicológica
b) Revolución imperialista
c) Revolución de la niñez
d) Revolución de la conciencia
***CLAVE
Todas las respuestas correctas son A