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Freud
Por:
Danna Valentina Chaguala Alvis
Director:
Victor Manuel Avila Pacheco
Introducción
La presente investigación se remite a cómo Freud se dirige al psicoanálisis, el análisis del
poder, sus implicaciones y cómo será de igual forma el paso que da la teoría psicoanalítica su
proceso estructurado y el desenvolvimiento en la teoría de poder, nace el interés por explicar
la estructura subjetiva de Freud y al paso como hemos sido constituidos por un sistema de
producción histórico y como las instituciones sociales represivas de dominio determinan
nuestro modo de ser como réplica de organización social; se contextualiza lo incomprensible
y lo que será prolongado para alcanzar el campo colectivo con determinaciones históricas.
Una conjunción de la teoría psicoanalítica con respecto a las ciencias sociales tiende a ser, en
un principio, una compleja apuesta epistemológica que indaga en la posible definición de
unas causas y unas consecuencias que se desenvuelven alrededor del concepto de
inconsciente, en un sentido social del término, esto haciendo una relación directa con la
posibilidad de definir una pulsión emanadora de la violencia, de la guerra, o de las políticas
de represión y dominación social como una manifestación directa de construcción de un
Padre en el sentido freudiano del término (Salomone, 2016) (Zizek, 2017). Pero para
adentrarnos precisamente a ese general esbozo de una argumentación del inconsciente que se
adentre a una redefinición de posturas de orden social, es necesario adentrarnos en la
tradición del saber psicoanalítico.
El reto de las Ciencias Sociales en este sentido es permitirse pensar al inconsciente y el reto
del inconsciente en este sentido es pensar socialmente (2016), no todas las definiciones de
sujeto son encausadas en un sentido psicoanalítico, sino que las construcciones históricas de
trauma, represión y violencia también pueden ser entendidas desde una postura netamente
social, por tanto, existe la posibilidad de mirar a través de las redes del poder discursivo
(Foucault, 1990) y de las relaciones existentes de dominación de clase como productoras y
reproductoras de unas lógicas sociales de manifestación del inconsciente (Zizek, 2017).
Entre el último tercio del siglo XIX y la primera guerra mundial, se desarrollan los saberes y
los métodos de orden social, y entre esas formaciones enunciativas emerge el psicoanálisis
(Foucault, 1990), Freud, en este sentido, a causa de los problemas culturales que vivía la
Viena de fin de siglo, inició una fuerte indagación de los totemismos, la apatía y la neurosis,
esas indagaciones de orden cultural le permitieron abrirse a una preocupación más íntima con
relación al sujeto que tuviese que ver con el orden de lo afectivo, el origen del Yo y la
irracionalidad como campo inamovible y reprimido del individuo (Salomone, 2016), es decir,
existieron unos puentes entre la construcción del deseo individual y la institución inhibida; el
análisis de una dimensión psíquica siempre es social porque supone a un Otro como
constructor de un Yo, en este sentido, ‘’las ciencias sociales comparten con el psicoanálisis
un mismo objeto: los procesos de creación y transformación del lazo social’’ (Salomone,
2016, pág. 159).
En su obra culme, en ‘’Tótem y Tabú’’ Freud, da cuenta de que todos los pueblos tienen una
psicología colectiva y que los sujetos que construyen este colectivo recuestan su
individualidad en una psique colectiva, en una mentalidad común, en unos saberes,
interpretaciones y lenguajes, en resumen, el individuo renuncia a su existencia libidinal,
impulsiva y natural en la existencia de una cultura (2016).
Según Freud (citado en Salomone, 2016), existe un Padre celosos y violento poseedor de
todas las hembras de la tribu, y asimismo, de las posibilidades de goce sexual que apacigua su
violencia y sus manifestaciones primitivas de intempestividad, y los hijos, viendo el goce de
su padre y celosos de la sexualidad que ejerce, matan al padre para después devorarlo, y aquí,
se genera una ambivalencia de odio hacia al Padre muerto, y de amor y culpa. Y
precisamente, apaciguada esta hostilidad, el remordimiento de los hijos (que ahora son los
padres de sus hijos) les hace crear una estructura civilizatoria, es decir, crean un orden social
que prohíbe hacer en sus hijos, lo que ellos hicieron en sus padres (2016). El remordimiento
crea un tótem basado en el Padre muerto, y crea un tabú basado en el sexo y el deseo
reprimido hacia la madre, generando así, un complejo de Edipo generador del ascetismo
sexual a nivel social, por tanto, el miedo tribal a la muerte de los hermanos, el deseo sexual
generador de una horda de violencia, la discordia de las pulsiones y el carácter sangriento de
una muerte guardada en el recuerdo y recordada desde el más atroz de los arrepentimientos,
nos trajo consigo la fobia al incesto, a la desnudez y además la primacía de la monogamia
como síntoma de una culpa histórica reproducida socialmente a través de los distintos
dispositivos de poder (2016).
Para Freud ‘’es el poder del eros (del impulso libidinal) el que mantiene cohesionada a la
masa; la pulsión de vida que atraviesa tanto al individuo como a las organizaciones sociales’’
(pág. 170), en este sentido, la cultura adquiere una figura del padre, es decir, representa al
padre perdido. Los nacionalismos, los conceptos alusivos a la patria, los discursos de odio y
las representaciones más álgidas de control sobre la población, son sólo el reemplazo de
aquella desesperanzada muerte, según Zizek (2017), que hace un nexo entre marxismo y
psicoanálisis de Lacan, ese inconsciente de remordimientos, culpas y violencias colectivas ha
sido promovido y transformado a través de la línea histórica que ha atravesado la lucha de
clases, y por tanto, el capitalismo ha sido el promotor de esos traumas colectivos cuando se
trata de la invasión a los pueblos diversos, de la extirpación de la humanidad a través de las
relaciones de producción y de la esquizofrenia que generan las relaciones de trabajo en el
mundo contemporáneo.
Sigmund Freud plantea la psicología individual interrelacionada con la psicología colectiva
porque “en la vida anímica individual, aparece integrado siempre, efectivamente, “el otro””
(Freud, 2013) como enemigo, amistad, modelo a seguir e imitar, objeto de amor o auxiliar.
De esta manera la psicología colectiva considera al sujeto como integrante de una clase
social, tribu, institución o como elemento de una agrupación efímera que conforma una masa
con una determinada finalidad.
Freud estudió las similitudes existentes entre los mecanismos de la conducta neurótica
individual con la conducta colectiva planteó el concepto de:
El psicoanálisis distingue dos nacimientos: el primero como ser biológico donde el ser vivo
se separa de la placenta por el corte del cordón umbilical dando origen a lo psíquico que lo
une a la madre como objeto auxiliar; el segundo es el nacimiento del sujeto que opera el
lenguaje sobre el viviente, lo que expresa por el grito y lo que asume como llamado la madre,
del sentido que la madre asimile el grito dependerá su respuesta ya sea por hambre, calor,
sueño, etc.
Freud plantea que la presión, la rudeza y el maltrato que se ejercer al hombre sobrepasa las
fuerzas del “yo” creando infelicidad, el sujeto tiene dos salidas: la rebelión que se produce
cuando la multitud comienza a disgregarse y se caracteriza por el hecho de que las órdenes de
los jefes dejan de ser obedecidas (un ejemplo de eso se puede observar en los golpes de
estado) o se crea una neurosis en el sujeto.
Freud anuncia que el analista tiene que estar atento a que el sujeto siga la regla de la
asociación libre ya que es muy natural que el sujeto se apoye en su propia reflexión, aun
sabiendo que el saber que tiene sobre sí mismo no le permite conocer la causa de su
sufrimiento, esa directiva la presenta Freud con el metodo de interpretacion de los sueños; en
otra medida explica que ningún ejercicio de poder se encuentra como regla fundamental que
orienta la práctica analítica desde el sentido de dirección de consciencia, lo que anima al
psicoanálisis en dirección a sus principios de poder en dirección de la cura y este refleja el
desprecio por Freud por la dirección de conciencia y la hipnosis como técnica. El analista
puede ir más allá desde lo que su yo sabe y que considerar que el sujeto cuando habla, dice
más o dice menos de lo que sabe y lo que el sujeto dice depende mucho de quien lo escucha y
el que lo escucha también debe dejarse sorprender por eso es que el sujeto dice sin saber; el
analista contrariamente su posición es de un yo autónomo que educa como modelo ideal.
la estructura del orden que organiza lo social Lacan lo denomina como discurso del amo y el
goce que regula la figura del hombre cohíbe a los individuos en función del ser social. Este
trata de la copulación del discurso del capital donde ya no se encuentra el amo ni sus ideales,
sino el sujeto dividido por su deseo y en el lugar de la producción, los objetos para satisfacer
el deseo, este se pone en servicio de la producción en orden de lo social a lo que Marx
denomina como plusvalía, haciendo objeto por los cuales los humanos por leyes de mercado
en circuito de consumir para producir y de forma contraria haciendo objeto de deseo; esa
plusvalía juega como objeto el cual el capitalista quiere apropiarse y al lado del explotado
como objeto que desea recuperar, así se establece un lazo con los únicos objetos del
consumo, no necesariamente lazo social, Lacan se refiere a los proletarios como el circuito
infernal, donde hay que producir para consumir y de la misma forma al contrario y de esa
forma ya no se sabe cuál es el objeto deseado o el objeto de consumo, ese consumo unifica a
los grupos por vía del mismo consumo y eso es lo que hace las franquicias y empresas
grandes hoy en día, el surgimiento del neologismo, el colectivo se reduce a la lógica del
envidioso lo que hace que desee el objeto que le hace bien al otro.
El debate sobre la utilidad que el Psicoanálisis ofrecía a los esfuerzos de constitución de una
Psicología propiamente marxista, pero en 1936 la práctica psicoanalítica de Freud es
relegada. Los intentos conciliadores entre el marxismo y el psicoanálisis se han convertido en
opuesto, pero algunos acercamientos invitan seguir pensando conjuntamente el psicoanálisis
y el marxismo a partir de sus capacidades críticas y su intención de la subjetividad alienada.
La relación entre el psicoanálisis y le marxismo crea una apología marxista donde el
desarrollo teórico de la ciencia de la mente es fundamental para el estudio de la conciencia
humana en una sociedad capitalista, donde es fundamental estudiar la conciencia de los
trabajadores, así teniendo en cuenta la represión y la presión de la ideología dominante:
La hipótesis freudiana del inconsciente forma relación con el marxismo cuando se intenta
comprender cómo los sujetos toman lugar en la conciencia individual. Voloshinov nos ofrece
un acercamiento detallado de la aproximación crítica al freudismo y nuevas formas de pensar
la relación entre marxismo y el psicoanálisis, y la dialéctica entre la persona y lo social.
En la apología marxista del psicoanálisis Voloshinov plantea que, al tomar una perspectiva
semiótica, se genera una aproximación a las relaciones entre marxismo y psicoanálisis.
esa extraña lógica de poder hoy en día, lo que pasa por la inducción imaginaria, la de la
conformidad imaginaria, por eso en los ideales simbólicos fragmentados de los pequeños
grupos sociales están los objetos de mercado que produce homogeneización y la
consecuencia de este es que tenemos pocas prohibiciones universales y el limite esta en los
derechos humanos, ese lazo social está totalmente amenazado y como reacción está día a día
el poder que toman los comités para hacer valer los derechos y que imponen los límites a las
prácticas humanas y exigen consentimiento al ver vulnerado alguno de estos
CONCLUSIÓN
A 100 años de Totem y Tabú. Acerca del aportr del psicoanálisis a las Ciencias Sociales" de
Mariano Salomone
Freud S. La Interpretación de los Sueños. En Obras Completas Vol. IV. Buenos. Aires:
Amorrortu; 1976.
Freud y el problema del Poder. Buenos Aires: Lozada. 251 pp. ISBN: 950-03-8739-7
Freud S. Psicología de las masas y análisis del yo. En Obras Completas Vol. XVIII. Buenos.
Aires: Amorrortu; 1976.
Freud S. El Malestar en la Cultura. En Obras Completa Vol. XXI. Buenos. Aire: Amorrortu;
1976
Lacan J. Situación del Psicoanálisis y Formación del Analista en 1956. En Escritos 1. 11 ed.
México: Siglo XXI; 1984.\