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Paso de la teoría Psicoanalítica a la teoría del poder

Freud

Por:
Danna Valentina Chaguala Alvis

Director:
Victor Manuel Avila Pacheco

Teoria Social Contemporanea


Facultad de Ciencias y Educación
Universidad Distrital Francisco José de Caldas
Bogotá
2020

Introducción
La presente investigación se remite a cómo Freud se dirige al psicoanálisis, el análisis del
poder, sus implicaciones y cómo será de igual forma el paso que da la teoría psicoanalítica su
proceso estructurado y el desenvolvimiento en la teoría de poder, nace el interés por explicar
la estructura subjetiva de Freud y al paso como hemos sido constituidos por un sistema de
producción histórico y como las instituciones sociales represivas de dominio determinan
nuestro modo de ser como réplica de organización social; se contextualiza lo incomprensible
y lo que será prolongado para alcanzar el campo colectivo con determinaciones históricas.

Paso de la teoría Psicoanalítica a la teoría del poder Freud

Una conjunción de la teoría psicoanalítica con respecto a las ciencias sociales tiende a ser, en
un principio, una compleja apuesta epistemológica que indaga en la posible definición de
unas causas y unas consecuencias que se desenvuelven alrededor del concepto de
inconsciente, en un sentido social del término, esto haciendo una relación directa con la
posibilidad de definir una pulsión emanadora de la violencia, de la guerra, o de las políticas
de represión y dominación social como una manifestación directa de construcción de un
Padre en el sentido freudiano del término (Salomone, 2016) (Zizek, 2017). Pero para
adentrarnos precisamente a ese general esbozo de una argumentación del inconsciente que se
adentre a una redefinición de posturas de orden social, es necesario adentrarnos en la
tradición del saber psicoanalítico.

El reto de las Ciencias Sociales en este sentido es permitirse pensar al inconsciente y el reto
del inconsciente en este sentido es pensar socialmente (2016), no todas las definiciones de
sujeto son encausadas en un sentido psicoanalítico, sino que las construcciones históricas de
trauma, represión y violencia también pueden ser entendidas desde una postura netamente
social, por tanto, existe la posibilidad de mirar a través de las redes del poder discursivo
(Foucault, 1990) y de las relaciones existentes de dominación de clase como productoras y
reproductoras de unas lógicas sociales de manifestación del inconsciente (Zizek, 2017).
Entre el último tercio del siglo XIX y la primera guerra mundial, se desarrollan los saberes y
los métodos de orden social, y entre esas formaciones enunciativas emerge el psicoanálisis
(Foucault, 1990), Freud, en este sentido, a causa de los problemas culturales que vivía la
Viena de fin de siglo, inició una fuerte indagación de los totemismos, la apatía y la neurosis,
esas indagaciones de orden cultural le permitieron abrirse a una preocupación más íntima con
relación al sujeto que tuviese que ver con el orden de lo afectivo, el origen del Yo y la
irracionalidad como campo inamovible y reprimido del individuo (Salomone, 2016), es decir,
existieron unos puentes entre la construcción del deseo individual y la institución inhibida; el
análisis de una dimensión psíquica siempre es social porque supone a un Otro como
constructor de un Yo, en este sentido, ‘’las ciencias sociales comparten con el psicoanálisis
un mismo objeto: los procesos de creación y transformación del lazo social’’ (Salomone,
2016, pág. 159).

La inconsciencia individual hace parte de una autoconsciencia de la cultura. En Freud existe


una teoría social y cultural que parte de que la sociedad es una enfermedad porque
obstaculiza el instinto y el desarrollo natural de las pulsiones. La neurosis es la certificación
de una contradicción entre la pulsión y la sociedad; en este sentido, el neurótico, el histérico,
la desarticulación entre lo sexual y lo social nos mostraban una fuerte tensión entre el Ello y
el Superyó para la construcción del Yo, ‘’lo que quiere hacer Freud es remarcar el hecho de
que toda organización social supone un corte con el orden de la naturaleza’’ (pág. 162) ya
que quiere estudiar al individuo desde la sintomatización de la cultura como un arma
colectiva contra el impulso.

En su obra culme, en ‘’Tótem y Tabú’’ Freud, da cuenta de que todos los pueblos tienen una
psicología colectiva y que los sujetos que construyen este colectivo recuestan su
individualidad en una psique colectiva, en una mentalidad común, en unos saberes,
interpretaciones y lenguajes, en resumen, el individuo renuncia a su existencia libidinal,
impulsiva y natural en la existencia de una cultura (2016).
Según Freud (citado en Salomone, 2016), existe un Padre celosos y violento poseedor de
todas las hembras de la tribu, y asimismo, de las posibilidades de goce sexual que apacigua su
violencia y sus manifestaciones primitivas de intempestividad, y los hijos, viendo el goce de
su padre y celosos de la sexualidad que ejerce, matan al padre para después devorarlo, y aquí,
se genera una ambivalencia de odio hacia al Padre muerto, y de amor y culpa. Y
precisamente, apaciguada esta hostilidad, el remordimiento de los hijos (que ahora son los
padres de sus hijos) les hace crear una estructura civilizatoria, es decir, crean un orden social
que prohíbe hacer en sus hijos, lo que ellos hicieron en sus padres (2016). El remordimiento
crea un tótem basado en el Padre muerto, y crea un tabú basado en el sexo y el deseo
reprimido hacia la madre, generando así, un complejo de Edipo generador del ascetismo
sexual a nivel social, por tanto, el miedo tribal a la muerte de los hermanos, el deseo sexual
generador de una horda de violencia, la discordia de las pulsiones y el carácter sangriento de
una muerte guardada en el recuerdo y recordada desde el más atroz de los arrepentimientos,
nos trajo consigo la fobia al incesto, a la desnudez y además la primacía de la monogamia
como síntoma de una culpa histórica reproducida socialmente a través de los distintos
dispositivos de poder (2016).
Para Freud ‘’es el poder del eros (del impulso libidinal) el que mantiene cohesionada a la
masa; la pulsión de vida que atraviesa tanto al individuo como a las organizaciones sociales’’
(pág. 170), en este sentido, la cultura adquiere una figura del padre, es decir, representa al
padre perdido. Los nacionalismos, los conceptos alusivos a la patria, los discursos de odio y
las representaciones más álgidas de control sobre la población, son sólo el reemplazo de
aquella desesperanzada muerte, según Zizek (2017), que hace un nexo entre marxismo y
psicoanálisis de Lacan, ese inconsciente de remordimientos, culpas y violencias colectivas ha
sido promovido y transformado a través de la línea histórica que ha atravesado la lucha de
clases, y por tanto, el capitalismo ha sido el promotor de esos traumas colectivos cuando se
trata de la invasión a los pueblos diversos, de la extirpación de la humanidad a través de las
relaciones de producción y de la esquizofrenia que generan las relaciones de trabajo en el
mundo contemporáneo.
Sigmund Freud plantea la psicología individual interrelacionada con la psicología colectiva
porque “en la vida anímica individual, aparece integrado siempre, efectivamente, “el otro””
(Freud, 2013) como enemigo, amistad, modelo a seguir e imitar, objeto de amor o auxiliar.
De esta manera la psicología colectiva considera al sujeto como integrante de una clase
social, tribu, institución o como elemento de una agrupación efímera que conforma una masa
con una determinada finalidad.

Freud estudió las similitudes existentes entre los mecanismos de la conducta neurótica
individual con la conducta colectiva planteó el concepto de:

““neurosis colectiva” o de “neurosis social”, pensando que las sociedades se tornaban


“neuróticas” bajo la “presión de las ambiciones culturales” que no eran otra cosa que
la presión para que los individuos reprimieran sus naturales instintos eróticos y
agresivos de tal manera que la existencia de la civilización se garantizara”.(Cleary,
2011)
El psicoanálisis y sus principios de poder acatan en términos del movimiento, donde los
psicoanalistas con la ausencia de argumentación en sentido de dar dirección hacia la cura se
deciden aspectos relativos respecto a la técnica a partir del criterio de autoridad como uso
frecuente en toda institución que sustenta su poder en el dogma, incluso con el silencio el
cual también puede ser vivido como un instrumento de poder e incluso ser utilizado como tal
y mientras más silencioso se comporte el analista, más poderoso aparecerá ante los ojos del
paciente, ya que más intensamente se reactivan los patrones vivenciales, viendo que la
argumentación del analista no ejerce ningún poder ya que solo se limita a interpretar y
mantener una conducta abstinente, ese silencio otorga cierto comportamiento del analista el
cual le puede llevar a desempeñar un papel en la lucha por el poder.

A partir de Lacan, lo que preocupa es la desviación que tiene el movimiento psicoanalítico es


que al poner en el centro de la experiencia la autonomía del yo, eclipsa la ruptura con los
discursos imperantes que produce el descubrimiento del inconsciente y el descentramiento
del sujeto y como Freud lo plantea al interior de la institución analítica y de la dirección de la
cura, no solo se le considera peligroso al individuo desconocer las determinaciones de su
inconsciente y olvidar ese “yo” que es una instancia de desconocimiento frente a todo tipo de
justificación de los actos que desconoce la verdad que los determina .El peligro del
comportamiento del sujeto en la masa quién es animado por un espíritu colectivo y como
demostrara Freud a los peligros que se expone el individuo y la humanidad. Lacan considera
inútil la cuestión que abre en psicología de las masas y análisis del yo y argumenta que es
como un objeto reducido a su realidad más estúpida, es capaz de precipitar la identificación
del yo ideal hasta ese poder débil muestra ser en su fondo y en defensa de la verdad introduce
el descubrimiento del inconsciente.

El psicoanálisis distingue dos nacimientos: el primero como ser biológico donde el ser vivo
se separa de la placenta por el corte del cordón umbilical dando origen a lo psíquico que lo
une a la madre como objeto auxiliar; el segundo es el nacimiento del sujeto que opera el
lenguaje sobre el viviente, lo que expresa por el grito y lo que asume como llamado la madre,
del sentido que la madre asimile el grito dependerá su respuesta ya sea por hambre, calor,
sueño, etc.

Freud describe dos fenómenos psicológicos el primero es la identificación afectiva donde el


individuo ha construido su ideal de “Yo” conforme a su modelo a seguir siendo parte de las
clases sociales, su raza, su estado etc, el sujeto después renuncia a su ideal del yo, omitiendo
por el ideal de las masas, encarnando en el caudillo, y el otro, es el enamoramiento este está
dividido en dos tipos, el primero es sensual de meta no inhibida y el segundo es el que se
genera a través de la represión y la sublimación, transformando la libido en un amor tierno
de meta inhibida donde se puede trabajar en colectivo y buscar el bien de la masa , la masa
comparte un mismo ideal, todos están unidos por el amor, por la identificación a un mismo
líder o idea, a raíz de la cual se produce una identificación entre los miembros de la masa.
(Freud, 2013)
Desde el punto de vista del poder Freud consideraba al individuo íntegro en la masa, como
partícipe de un carácter colectivo ajeno a sus individualidades, sometido en forma neurótica
al líder carismático.

Freud plantea que la presión, la rudeza y el maltrato que se ejercer al hombre sobrepasa las
fuerzas del “yo” creando infelicidad, el sujeto tiene dos salidas: la rebelión que se produce
cuando la multitud comienza a disgregarse y se caracteriza por el hecho de que las órdenes de
los jefes dejan de ser obedecidas (un ejemplo de eso se puede observar en los golpes de
estado) o se crea una neurosis en el sujeto.

Freud anuncia que el analista tiene que estar atento a que el sujeto siga la regla de la
asociación libre ya que es muy natural que el sujeto se apoye en su propia reflexión, aun
sabiendo que el saber que tiene sobre sí mismo no le permite conocer la causa de su
sufrimiento, esa directiva la presenta Freud con el metodo de interpretacion de los sueños; en
otra medida explica que ningún ejercicio de poder se encuentra como regla fundamental que
orienta la práctica analítica desde el sentido de dirección de consciencia, lo que anima al
psicoanálisis en dirección a sus principios de poder en dirección de la cura y este refleja el
desprecio por Freud por la dirección de conciencia y la hipnosis como técnica. El analista
puede ir más allá desde lo que su yo sabe y que considerar que el sujeto cuando habla, dice
más o dice menos de lo que sabe y lo que el sujeto dice depende mucho de quien lo escucha y
el que lo escucha también debe dejarse sorprender por eso es que el sujeto dice sin saber; el
analista contrariamente su posición es de un yo autónomo que educa como modelo ideal.

Analizando el discurso desde a través de la relación saber-poder y cómo a partir de estas


prácticas se genera un tipo de subjetividad propia, tomando de referencia a Foucault con el
tema de poder, en otros aspectos de su trabajo remite a hablar del poder pedagógico y lo que
concierne al alumno, el psiquiátrico a la locura, el derecho al delincuente etc.; viéndose en
ese contexto el poder se percibe de dos maneras fundamentales como lo es el poder jurídico y
político en el que concebir el poder es un derecho que el sujeto posee como bien y que
transfiere o no por medio de una acción jurídica, el poder político como lo que el individuo
posee y puede ceder para construir soberanía política, concebir el poder también proviene de
manera económica en la que denuncia la explotación por vía trabajo a los trabajadores
respecto a todos los medios de producción donde esa política es instrumento económico.
Foucault plantea que el poder no se posee, no se adquiere ni se da por contrato, el reconoce
que no solo hay poder económico y que no solo reduce a los medios de producción sino que
el poder es inherente al hombre, el poder no opera en el espacio abstracto de lo social sino
que atraviesa todos los ámbitos sociales como la familia, la sexualidad, exclusión de todas
ellas políticas, el poder sobre la vida en tanto se haga dócil y manipulable por medio de la
disciplina y el cuerpo especie regulado por procesos vitales, ambos tienen como finalidad
penetrar la vida creando el “biopoder” fundando la sociedad regida por la vía del derecho ya
sea a la vida, a la salud, educación y el derecho más allá de sus opresiones a encontrar lo que
podemos ser.

Freud compara la masa con la hipnosis y la sugestión en la cual el hipnotizador arrebata al


sujeto la libertad pero lo mismo se encuentra en el enamoramiento pasión donde el sujeto está
cautivado por la fascinación que le produce el objeto y de la misma manera lo eleva a su yo
ideal y pone a su yo en servicio de sí mismo, ese poder misterioso se extiende a la fuente del
tabú, ese poder es el que el enamoramiento pasión pone en posición de sujeción al yo del
enamorado que eleva a la condición de ideal a su amada, este poder se puede identificar en el
amor pasión, la sugestión, la hipnosis, las masas artificiales y los colectivos institucionales,
todos estos fenómenos determinados por la misma estructura. Freud propone que la cultura
logra pacificar las relaciones entre los miembros a partir de estrategias de poder, en el que el
amor y la identificación son mecanismos de cultura soportados en el líder que encarna sus
ideales y aspiraciones del colectivo que trabajan para un mismo propósito y constituyéndose
a sí mismo una masa que comparte ideales comunes, se organiza y posibilita que todos se
prohíban de los mismos garantizando la renuncia de los interés individuales en función al ser
social, la exigencia a esa renuncia genera un malestar, en ese sentido el líder permite
constituir la masa como una unidad que convive pacíficamente con la condición de poner el
malestar en el otro haciendo al individuo dócil dentro de su grupo y que sienta exclusión y
sea agresivo al defender sus ideales.
La paz reina en el interior y la agresión se vuelca hacia el otro lado, de eso se desprende que
no hay mejor forma para mantener la cohesión que busca un enemigo afuera y esa es la lógica
de la militancia política, o participa de los mismos ideales políticos o es mi enemigo, mi
opositor, Freud explica el conjunto de esos fenómenos con el concepto de pulsión de muerte
que complementa la hipótesis teórica con más allá del principio del saber; el líder vehiculiza
valores, ideales y prohibiciones que pacifican los grupos y generan una organización la cual
Freud llama masas artificiales, la iglesia y el ejército son masas artificiales (organizadas)
aquellas masas ejercen una poderosa influencia sobre el psiquismo individual de los sujetos,
teniendo reglas e imponiendo una cohesión exterior que aseguran su unión y evitando
modificaciones de su estructura. En la iglesia y el ejército reina la misma ilusión: la ilusión de
presencia visible o invisible (cristo en la iglesia y el general en el ejército) de aquella ilusión
depende mantenerse organizadas, permanecer más tiempo, y su desvanecimiento traería
consigo la disgregación de la iglesia y del ejército, Freud plantea que los lazos que unen a las
masas son el amor esto es lo que garantiza la cohesión en las masas, estas masas son
jerarquizadas dándole el poder a sus jefes.

la estructura del orden que organiza lo social Lacan lo denomina como discurso del amo y el
goce que regula la figura del hombre cohíbe a los individuos en función del ser social. Este
trata de la copulación del discurso del capital donde ya no se encuentra el amo ni sus ideales,
sino el sujeto dividido por su deseo y en el lugar de la producción, los objetos para satisfacer
el deseo, este se pone en servicio de la producción en orden de lo social a lo que Marx
denomina como plusvalía, haciendo objeto por los cuales los humanos por leyes de mercado
en circuito de consumir para producir y de forma contraria haciendo objeto de deseo; esa
plusvalía juega como objeto el cual el capitalista quiere apropiarse y al lado del explotado
como objeto que desea recuperar, así se establece un lazo con los únicos objetos del
consumo, no necesariamente lazo social, Lacan se refiere a los proletarios como el circuito
infernal, donde hay que producir para consumir y de la misma forma al contrario y de esa
forma ya no se sabe cuál es el objeto deseado o el objeto de consumo, ese consumo unifica a
los grupos por vía del mismo consumo y eso es lo que hace las franquicias y empresas
grandes hoy en día, el surgimiento del neologismo, el colectivo se reduce a la lógica del
envidioso lo que hace que desee el objeto que le hace bien al otro.

El debate sobre la utilidad que el Psicoanálisis ofrecía a los esfuerzos de constitución de una
Psicología propiamente marxista, pero en 1936 la práctica psicoanalítica de Freud es
relegada. Los intentos conciliadores entre el marxismo y el psicoanálisis se han convertido en
opuesto, pero algunos acercamientos invitan seguir pensando conjuntamente el psicoanálisis
y el marxismo a partir de sus capacidades críticas y su intención de la subjetividad alienada.
La relación entre el psicoanálisis y le marxismo crea una apología marxista donde el
desarrollo teórico de la ciencia de la mente es fundamental para el estudio de la conciencia
humana en una sociedad capitalista, donde es fundamental estudiar la conciencia de los
trabajadores, así teniendo en cuenta la represión y la presión de la ideología dominante:

La “alienación” se convierte en concepto esencial para intentar comprender la


conciencia de los trabajadores en la sociedad capitalista, considerando como raíz
material de la misma el hecho de que la actividad del propio trabajador está separada
de éste, como algo ajeno a sí mismo, eternizando de ese modo la pasividad y la
resignación como los sentimientos clave de un orden inalterable. (Peregrín, 2010)

La hipótesis freudiana del inconsciente forma relación con el marxismo cuando se intenta
comprender cómo los sujetos toman lugar en la conciencia individual. Voloshinov nos ofrece
un acercamiento detallado de la aproximación crítica al freudismo y nuevas formas de pensar
la relación entre marxismo y el psicoanálisis, y la dialéctica entre la persona y lo social.

En la apología marxista del psicoanálisis Voloshinov plantea que, al tomar una perspectiva
semiótica, se genera una aproximación a las relaciones entre marxismo y psicoanálisis.

K. P. Kornilov “Psicoanálisis toma a la persona como un todo integral, lo que permite el


requerimiento básico de la Psicología marxista, abordar al individuo como una fuerza activa
en la historia e inseparable de ésta”(Peregrín, 2010).

esa extraña lógica de poder hoy en día, lo que pasa por la inducción imaginaria, la de la
conformidad imaginaria, por eso en los ideales simbólicos fragmentados de los pequeños
grupos sociales están los objetos de mercado que produce homogeneización y la
consecuencia de este es que tenemos pocas prohibiciones universales y el limite esta en los
derechos humanos, ese lazo social está totalmente amenazado y como reacción está día a día
el poder que toman los comités para hacer valer los derechos y que imponen los límites a las
prácticas humanas y exigen consentimiento al ver vulnerado alguno de estos

CONCLUSIÓN

● Existe impulsos inconscientes que ejercen un control y poder en la conducta y


actividad racional del sujeto, como lo es la práctica discursiva y corporal que utiliza el
caudillo en la masa, creando así en las masas una conciencia colectiva falsa.
● El psicoanálisis toma importancia en el marxismo cuando intenta comprender cómo
los proletariado toman conciencia de clase. A través de las situaciones de
explotación y represión.
● El poder se lo ejerce el analista desde el momento en que su silencio se convierte en
dominación para el paciente y desde que su historia se ve relacionada con otros tipos
de poder, ya sea sexual, familiar y demás.
BIBLIOGRAFÍA

A 100 años de Totem y Tabú. Acerca del aportr del psicoanálisis a las Ciencias Sociales" de
Mariano Salomone

Cleary, E. (2011). Polis, revista latinoamericana. Obtenido de


https://journals.openedition.org/polis/2028#ftn20

La nueva lucha de clases de Zizek 2017

Freud S. La Interpretación de los Sueños. En Obras Completas Vol. IV. Buenos. Aires:
Amorrortu; 1976.

Freud, S. (2013). Psicología de las masas y análisis del yo. FV Éditions.

La Arqueología del Saber de Foucault 1990

Foucault M. Historia de la sexualidad. 1. La voluntad de saber. 13 ed. México: Siglo


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Freud y el problema del Poder. Buenos Aires: Lozada. 251 pp. ISBN: 950-03-8739-7

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Freud S. El Malestar en la Cultura. En Obras Completa Vol. XXI. Buenos. Aire: Amorrortu;
1976

Lacan J. Situación del Psicoanálisis y Formación del Analista en 1956. En Escritos 1. 11 ed.
México: Siglo XXI; 1984.\

Peregrín, M. M. (2010). Diálogo entre marxismo y psicoanálisis:vigencia del legado de V. N.


Voloshinov. Universidad de Málaga, España.

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