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UNIDAD I – INSTRODUCCIÓN AL DERECHO – NOCIONES DE DERECHO

CIVIL.
1)- Concepto de Derecho. Derecho Objetivo y Derecho Subjetivo. Fuentes
del Derecho Positivo: Formales y Materiales. Ramas del Derecho. Derecho
Constitucional. Nociones. Jerarquía de las Normas Jurídicas, supremacía en
el régimen legal argentino. Organización Institucional Argentina: República,
Democracia, Federalismo. Forma de Estado y forma de Gobierno. Concepto
La División de Poderes: Su importancia. Derecho Administrativo. Nociones.
Función del Estado, su importancia. Función Administrativa, Importancia.
CONCEPTO DE DERECHO
DERECHO OBJETIVO Y DERECHO SUBJETIVO
Para que la convivencia de los hombres en la sociedad sea armoniosa, el
Estado crea un ordenamiento jurídico estableciendo reglas y normas a las
cuales, obligatoriamente, el hombre debe ajustar su conducta.
El DERECHO OBJETIVO esta constituido por las reglas y normas jurídicas que
regulan la conducta del hombre y sus relaciones.
La doctrina la define de la siguiente manera:
Para Salvat: Conjunto de reglas establecidas para regir las relaciones del
hombre en sociedad.
Para Llambías: Es el “ordenamiento social justo”.
Para Borda: conjunto de normas de conducta humana establecidas por el
Estado con carácter obligatorio y conforme a la justicia

Las normas jurídicas no imponen solamente obligaciones sino también


conceden facultades.

El derecho subjetivo es la facultad o autorización concedida a una persona


por la norma jurídica, para exigir de otro una prestación. El derecho
subjetivo puede definirse, por lo tanto, como el conjunto de facultades que
una persona tiene para obrar lícitamente, a fin de conseguir un bien
asegurado por una norma jurídica natural o positiva. Se trata siempre de
una facultad, es decir, de una prerrogativa otorgada o reconocida a las
personas, que éstas tienen en potencia, y cuya utilización queda librada a
su voluntad discrecional. Esta facultad lleva implícita la posibilidad de
ejercerla, pero no debe confundirse con el acto mismo de llevarla a
la práctica.
Tal prerrogativa es inherente a la naturaleza misma del hombre.
El derecho no puede ni pretende imponer una determinada conducta: se
limita a señalar la que estima conveniente y a castigar la que considera
nociva. Y ello se explica, pues el hombre es un ser
dotado de voluntad y de razón, cuyos actos conscientes derivan

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del empleo de su libre albedrío, que el derecho no podría nunca
suprimir.
El derecho objetivo es la norma o el conjunto de normas, y el derecho
subjetivo es la facultad que se tiene para exigir el cumplimiento de la norma.

FUENTES DEL DERECHO


El término fuente del derecho designa todo lo que contribuye o ha
contribuido a crear el conjunto de reglas jurídicas aplicables dentro de un
Estado en un momento dado.
Las fuentes del derecho son los actos o hechos pasados de los que deriva la
creación, modificación o extinción de normas jurídicas. 
Según la doctrina comúnmente aceptada, son fuentes del derecho interno:
La Constitución. En algunos países, la Constitución puede ser no escrita,
como pasa en algunos sistemas de derecho anglosajón.
La ley en sentido amplio, que abarca todas las normas de rango legal
emanadas tanto del poder legislativo como del poder ejecutivo. Su definición
sería: la ley dictada por la autoridad competente, que manda o prohíbe en
concordancia con la justicia y para bien de los gobiernos y de los ciudadanos.
La costumbre. La nota distintiva fundamental entre ley y costumbre se
encuentra en su origen o procedencia, pues la ley procede del poder
legislativo que la propia sociedad estatuye, mientras la costumbre lo hace de
la misma sociedad, que mediante la observación continuada de una conducta
acaba por imponerla como precepto. Aun así, esta no es una fuente del
derecho, pero se toman los fundamentos de esta. No obstante lo anterior, en
algunos ordenamientos puede ser fuente supletoria de la ley, como ocurre
en el ordenamiento español.
Los principios generales del derecho y la jurisprudencia, que complementan
y sirven para interpretar las normas que han de ser aplicadas, por lo que son
fuentes que en la práctica tienen mucha importancia.
La doctrina, en tanto que puede influir en la adopción de normas o criterios
de interpretación.

De las fuentes del derecho se desprenden, respectivamente, las nociones


de fuentes materiales (o fuentes en sentido material),  y fuentes formales (o
fuentes en sentido formal) y fuentes históricas.
Fuentes reales o materiales. Conjunto de factores históricos, políticos,
sociales, económicos, culturales, éticos o religiosos que influyen en la
creación de la norma. Son los acontecimientos sociales que originan el
nacimiento de una norma jurídica o Ley.
Fuentes formales. Lugares donde están recogidas las normas: la legislación,
la doctrina, la jurisprudencia y la costumbre. Pueden ser tanto las que tienen

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vigencia actual como las que la han tenido. Son los procesos de creación de
las normas jurídicas.

RAMAS DEL DERECHO


La gran división tradicional del derecho distingue entre el Derecho Público y
el Derecho Privado, conocida ya desde el antiguo Derecho Romano. Según la
definición de Ulpiano, contenida en el Digesto de Justiniano, el Derecho
Público hace referencia “al estado de la cosa pública de Roma”, mientras que
el Derecho Privado, se refiere “al interés de los particulares”. O sea, que el
primero hacía referencia a la estructura y organización estatal, y a las
relaciones del estado con los particulares, cuando ejerce su acción investido
de imperium, o sea en un plano de jerarquía superior, por ejemplo, cuando
impone un impuesto.

Derecho Público: abarca las ramas del Derecho en las cuales uno de los
sujetos es el Estado actuando como poder público, y en las que se regula su
organización, funcionamiento, atribuciones y deberes, y sus relaciones con
los particulares.
Son ramas del Derecho Público:
- Derecho Constitucional
- Derecho Administrativo
- Derecho Penal
- Derecho Internacional Público
- Derecho Financiero
- Derecho Procesal: Suele considerarse de Derecho Público ya que
organiza el Poder Judicial y el procedimiento ante el mismo. Sin
embargo hay autores que opinan que es Derecho Público cuando
regula materias públicas (Penal, Administrativo, Constitucional,
etc.), y de Derecho Privado cuando rige el procedimiento en
materias privadas (Civil, Comercial, etc.).
- Derecho Laboral: Si bien al independizarse del Derecho Civil
(locación de servicios) nació como rama del Derecho Privado, en la
actualidad sufre tan fuerte ingerencia estatal (en los convenio
colectivos, las conciliaciones, las reglamentaciones del trabajo,
etc.), que cada vez comparte más las características del Derecho
Público.
- Derecho Minero: Si bien es considerado por algunos autores como
rama de Derecho Privado, otros entienden que es de Derecho
Público, ya que las minas (salvo pocas excepciones) son de
propiedad del Estado

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Derecho Privado: comprende las ramas que regulan las relaciones de los
particulares entre sí, y eventualmente con el Estado, pero cuando éste actúa
como persona de Derecho Privado (y no como poder público).
Son ramas del Derecho Privado (con las aclaraciones precedentes):
- Derecho Civil.
- D. Comercial.
- D. Agrario.
- D. Internacional Privado.
- D. de la Navegación y Aeronáutico.
A estas pautas de diferenciación entre D. Público y D. Privado, algunos
agregan que en el Derecho Público está en juego el interés general, y en el
Derecho Privado el interés de los particulares; sin embargo hay que admitir
que en la defensa de los derechos de los particulares, también está
comprometido el interés público.
Otros entienden que en el Derecho Público se da una relación de
subordinación, por la supremacía del Estado sobre los particulares, y en el
Derecho Privado una relación de coordinación, por el plano de igualdad que
ocupan los particulares entre sí.

Ubicación del Derecho del Turismo: Por las características especiales que
tiene esta nueva rama del Derecho que se está desarrollando, no puede ser
ubicado en forma incondicionado y exclusiva ni en el Derecho Público, ni el
Derecho Privado, ya que se así como se encarga de establecer las facultades
del Estado y su organización para la regulación de la actividad turística,
también se encarga de regular las relaciones de los particulares que
intervienen en dicha actividad, por lo tanto la doctrina mayoritaria ante a sus
características especiales prefiere no introducirlo en forma cerrada en
ninguna de las dos ramas madres del derecho y considerarlo de naturaleza
mixta.

DERECHO CONSTITUCIONAL. NOCIONES.


La rama del derecho encargada de analizar y controlar las leyes
fundamentales que rigen al Estado se conoce como derecho constitucional.
Su objeto de estudio es la forma de gobierno y la regulación de los poderes
públicos, tanto en su relación con los ciudadanos como entre sus distintos
órganos.
Mas concretamente aún podemos determinar que el Derecho Constitucional
se encarga de llevar a cabo el estudio de lo que es la Teoría de los Derechos
Humanos, la del Poder, la de la Constitución y finalmente la del Estado. El
poder político está formado por las instituciones a las cuales las sociedades
han otorgado el monopolio del uso de la violencia. Es decir, el poder político
tiene la capacidad de coerción para obligar a cumplir sus mandatos

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imperativos a través de la violencia legítima, siempre y cuando este uso sea
necesario.
El Derecho Constitucional pertenece al Derecho Público, y se sustenta en la
Constitución que es un texto jurídico – político que fundamenta el
ordenamiento del poder político. La Constitución es la norma suprema de un
país por lo que prevalece sobre cualquier otra normativa o Ley.
La Constitución se caracteriza por su rigidez, ya que solo puede ser
modificada bajo ciertas condiciones excepcionales que se encuentran
recogidas en su propio texto. La estructura constitucional contempla un
preámbulo, una parte dogmática (con los derechos fundamentales) y una
parte orgánica (con la creación de los poderes constituidos).
En el Preámbulo adquiere protagonismo el respeto a los derechos humanos,
los valores democráticos, la consagración del Estado de Derecho y lo que es
el conjunto de objetivos fundamentales que estable la Constitución como
elementos a conseguir.
En la parte Dogmática se dan cuenta de los citados derechos fundamentales,
así como las garantías, los principios rectores de la política social y
económica y finalmente los principios constitucionales.

La Constitución Nacional
1) La Constitución argentina
a) Sus fuentes y su ideología
Se pueden distinguir dos grandes aportes: a) las fuentes nacionales y b) las
fuentes extranjeras. Como fuentes nacionales cabe mencionar el proyecto de
Constitución de Alberdi, la Constitución de 1826, el Pacto Federal de 1831,
los otros pactos preexistentes y los anteriores ensayos constitucionales.
Entre las fuentes extranjeras se puede mencionar la Constitución de los
Estados Unidos de 1787 y sus diez primeras enmiendas. Muchos de sus
principios (supremacía constitucional, control judicial de constitucionalidad
de las leyes, separación de poderes, separación de poderes, sistema federal
de organización del estado, presidencialismo, etc..) pasaron a integrar
nuestro sistema constitucional. En menor medida, la Constitución de Suiza de
1848. También la Declaración de los Trechos del Hombre y del Ciudadano de
1789 en Francia, las constituciones francesas de 1791 y 1795, la Constitución
de Cádiz de 1812 y la Constitución de Chile de 1833.
La ideología es la concepción sobre la naturaleza del hombre y de la
sociedad. Nuestra constitución tiene desde sus orígenes, una ideología
liberal; de ella ha tomado la preeminencia de la libertad, la soberanía
popular, el principio de legalidad, la división de poderes y la representación
política, etc.. Luego de las sucesivas reformas constitucionales, estas bases
ideológicas han recibido aportes provenientes de otros enfoques. Así la

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cláusula del art. 14 bis, incorporado por la reforma constitucional de 1957 y
el agregado efectuado al entonces inc. 11 del art. 67 (actual nc.12 del art.75)
están motivados en las concepciones del constitucionalismo social. Este
mismo enfoque había inspirado a la reforma constitucional de 1949. Las
modificaciones introducidas por la reforma de 1994 mantuvieron, las líneas
esenciales del constitucionalismo liberal. La referencia a los intereses difusos,
la incorporación de nuevos instrumentos de participación, así como la
preservación del ambiente, con vista a las generaciones futuras, parecen
abrir muy limitadamente una perspectiva al constitucionalismo mas actual.
b) Los principios fundamentales
Entre ellos se encuentran la libertad y la dignidad del hombre, la soberanía
popular, el garantismo, la supremacía constitucional, el control de
constitucionalidad, la legalidad, la división de poderes, la representación
política, la igualdad, el respeto de las tradiciones y sus valores, la identidad
nacional, entendida como tabla de valores que unifica a la Nación. También
están reflejadas y luego de las últimas reformas la justicia social, la igualdad
de posibilidades, el pluralismo, la participación política. Además comienza a
insinuarse la preocupación por la ética por la protección del ambiente y el
reconocimiento de los derechos ecológicos.
c) Las partes de la Constitución: dogmática y orgánica
En nuestra constitución se pueden distinguir dos partes: La dogmática en
donde son enunciados los principios que fundamenta el orden constitucional,
es decir resuelve el status de las personas dentro del estado, en sus
relaciones con este y entre sí. Después de 1994 la parte dogmática de
nuestra constitución, a quedado dividida en dos capítulos, el primero
llamado “declaraciones, derechos, y garantías”(art.1 al 35), y el segundo
titulado “nuevos derechos y garantías”, que incorporado en la reforma del 94
y comprende los artículos (36 al 43). Se fijan también los principios que
deben regir al gobierno, establece también los principios y objetivos de la
constitución. La otra parte es la orgánica en donde se describe la
organización, el funcionamiento y las atribuciones de los poderes
constituidos (en función de la realización de los principios y valores de la
parte dogmática). Consta del articulo 44 al 129, se refiere a los órganos de
gobierno, de cómo están conformados y de su accionar.
d) Las normas programáticas y operativas: concepto
Esta clasificación se realizo teniendo en cuenta la eficacia de las normas. Las
normas operativas son las que por su sola inclusión en la constitución tienen
plena eficacia. Pueden ser reglamentadas pero la carencia de reglamentación
no impide su cumplimiento; reciben también la denominación de
autosuficientes o autoaplicativas. El poder legislativo puede, no dictar la
norma reglamentaria, pero no podrá legislar en contrario de lo establecido
por ella. Las normas programáticas  son aquellas que pese a estar incluidas

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en el texto constitucional, no tienen plena eficacia hasta tanto el legislador
ordinario las reglamente. Es la condición a que se hallan sometidas, son
reglas orientadas a la persecución de determinados fines.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación estableció en 1957 al resolver el
caso “Siri, Angel”, que las cláusulas constitucionales que reconocen derechos
y garantías personales y fundamentales son operativas. Este mismo concepto
aparece en algunas constituciones provinciales. Este caso dio lugar por
primera vez a un amparo para proteger la libertad de expresión, se trataba
de un periódico clausurado, presuntamente por orden de autoridad. La corte
ordenó el levantamiento de la medida y restableció la libertad de prensa,
valiéndose de un procedimiento sumario equivalente al de Hábeas Corpus.
Ya estaba abierta la puerta para dar acceso al Recurso de Amparo en nuestro
derecho constitucional.
2) La interpretación constitucional
a) Sus pautas básicas
Interpretar significa dotar de significado a ciertas cosas, signos, fórmulas o
acontecimientos. Es asignar sentido a determinados hechos, signos o
palabras, es pasar el lenguaje simbólico al lenguaje significativo. Respecto de
la interpretación constitucional, se discute si ella ha de regirse por los
principios de la interpretación del derecho en general o al contrario si
constituye una interpretación parcialmente distinta, que necesita
instrumentos propios y diferenciados. La interpretación  constitucional tiene
una relevancia tal que aveces produce variantes de tal envergadura política y
jurídica, que bien puede asimilárselas a los efectos de una virtual reforma
constitucional. Con referencia a su alcance no solo comprende el
entendimiento y la significación de la constitución formal, sino también de la
constitución material, de las normas complementarias de la constitución, de
los tratados internacionales y del derecho judicial.. En la interpretación
constitucional son conocidas dos modalidades: a) la interpretación orgánica o
institucional y b) la interpretación no orgánica o especulativa. La primera es
la que realizan los poderes constituidos (legislativo, ejecutivo y judicial), en
ocasión del ejercicio de sus respectivas atribuciones. La segunda es la
formulada por la doctrina y atiende sobre todo al conocimiento general; es
mas teórica y especulativa. 
b) La interpretación estática y dinámica
La interpretación estática implica comprender sus disposiciones a partir de su
letra y sus antecedentes, particularmente, de la voluntad del constituyente.
En estos casos, el intérprete dirige su mirada hacia atrás, buscando el
entendimiento de la norma. La interpretación dinámica, además de
considerar los aspectos indicados en la anterior, se preocupa por adaptar las
disposiciones constitucionales a las circunstancias obrantes al tiempo de su
aplicación.

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3) El Preámbulo
a) Antecedentes nacionales y extranjeros
Es un prólogo o introducción que contiene los fines y objetivos acerca de lo
que se propone la constitución. El antecedente directo de nuestro preámbulo
es el de la constitución de los Estados Unidos. Los objetivos que enuncia el
preámbulo son: 1) Constituir la unión nacional: significa la unión de las
provincias preexistentes al estado federal y después conservar el régimen
creado. 2) Afianzar la justicia: realizar la justicia para dar a cada uno lo que le
corresponde, y administrar la justicia, creando el poder judicial. 3) Consolidar
la paz interior: evitar y suprimir las luchas civiles. 4) Proveer a la defensa
común: defender nuestra tradición, territorio, nuestras instituciones, incluye
la defensa de la Constitución. 5) Promover al bienestar general: se refiere
además del bienestar económico y material, sino, además, permitir a los
hombres lograr sus objetivos. 6) Asegurar los beneficios de la libertad:
presupone respetar la dignidad del hombre como persona, más sus derechos
individuales.
b) Su importancia política y jurídica. Aplicación
Jurídicamente no se puede sostener que el preámbulo tenga el mismo valor
que las cláusulas constitucionales. Siempre será un valioso instrumento de
interpretación de las normas constitucionales. La Corte afirma que el
preámbulo no integra la Constitución, sino que es una introducción a ella. Se
debe al temor de que los poderes del gobierno se viesen aumentados, sobre
todos los del ejecutivo, por cuanto los principios allí mencionados son muy
amplios.
4) La forma de gobierno republicana, representativa y federal
a) Concepto
La Nación gobierna a través de la forma representativa indirecta según lo
establece él articulo 22 de la Constitución. Los representantes son elegidos
por el pueblo a través del voto. Se denomina republicano por que esta
organizado como una república. Es una comunidad políticamente organizada,
donde el gobierno es un simple agente del pueblo. Se caracteriza por tener:
1) División de poderes. 2) Elección popular de gobernantes. 3) Temporalidad
del ejercicio del poder. 4) Publicidad de los actos de gobierno. 5)
Responsabilidad de los gobernantes. Se entiende por federal, la
superposición en un mismo territorio de distintos ordenes políticos sin
superponer poderes, atribuciones y facultades que cada uno ejerce.
Coexisten varios niveles, uno nacional, uno provincial. El término democracia
deriva del griego demos, que quiere decir pueblo, y kratos que quiere decir
poder. Se sostiene que la democracia constituye una forma de gobierno que
privilegia por sobre todas las cosas, el protagonismo del pueblo. Sistema
político basado n el principio que reconoce que la autoridad emana del
pueblo.

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b) El principio de la soberanía popular
c) Las formas de la democracia semi – directa. Clases. Aplicación
En el caso de la democracia directa, la misma fue concebida, como sistema
de autogobierno, en donde el pueblo ejercía el poder, interviniendo en
forma activa en la proposición, discusión y decisión de los actos políticos. En
la practica casi ya no existe. La democracia semidirecta constituye una
variante de transición entre la democracia directa y la representativa. El
objetivo de esta variante es superar los problemas que plantea la
representación, que se limita  a asegurarle al ciudadano el derecho a elegir,
pero no el de participar, generando que la gente no se sienta representada.
Las formas de democracia semidirecta constituyen una forma de asegurar la
participación del votante. Son instituciones de la democracia semidirecta:
1) El referéndum: se vota por sí o por no,  respecto de una iniciativa
presentada por el poder legislativo. Es de naturaleza normativa.
2) El plebiscito: se responde por sí o por no a una consulta efectuada por el
gobierno. Es de naturaleza política. Algunos autores no realizan distinción
entre referéndum y plebiscito, otros prefieren llamarlas con el nombre de
consultas populares.
3) La iniciativa popular: es la facultad reconocida por la constitución, a todo
ciudadano, o a un grupo de ellos, para presentar o proponer un proyecto de
ley ante el congreso.
4) La revocatoria: les permite a los ciudadanos, bajo ciertas condiciones
peticionar la separación de ciertos funcionarios que demuestren mal
desempeño en sus funciones. En nuestra constitución, no se contempló la
democracia semidirecta hasta la reforma de 1994, que incluyo los artículos 
39 y 40, que autorizan la iniciativa popular, la consulta popular,
respectivamente.
5) El Estado argentino
a) Sus nombres
Los constituyentes originarios de 1853 prefirieron la denominación
“Confederación Argentina” que fue la que aplicaron para nominar a nuestra
constitución y a los órganos del poder. El Congreso de Tucumán, en el acta de
la Declaración de la Independencia, se refirió a las Provincias Unidas en Sud
América. La Constitución de 1826 no adoptó un denominación oficial para
nuestro estado pero utilizó alternativamente, los nombres “Nación
Argentina” y “República Argentina”. En la Convención Constituyente de 1860
propusieron cambiarla por “Provincias Unidas del Río de la Plata”. Luego a
partir del art. 35 de la Constitución se estableció que las denominaciones
adoptadas sucesivamente desde 1810 hasta el presente, a saber: Provincias
Unidas del Río de la Plata, República Argentina, Confederación Argentina,
serán en adelante nombres oficiales indistintamente para la designación del

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gobierno y territorio de las provincias, empleándose las palabras Nación
Argentina en la formación y sanción de las leyes.
Unidad 3: El Poder Constituyente y La Reforma Constitucional
1) El poder constituyente
a) Concepto, antecedentes, titularidad y límites
El poder constituyente es la potestad suprema que tiene el pueblo, por si, o
por medio de sus representantes, para establecer una constitución, o para
modificar una anterior si fuese necesario.
Calificamos a esta facultad del pueblo como suprema porque, como
expresión de poder, no reconoce otra superior. La puede ejercer el pueblo en
forma directa, caso difícil en la actualidad, o en forma indirecta, eligiendo a
este fin a sus mandatarios, o combinando ambos procedimientos. Algunas
constituciones disponen que sus modificaciones serán efectuadas por el
órgano legislativo ordinario, pero luego el pueblo, mediante el sufragio,
deberá pronunciarse por su acepatación o rechazo.
El primer gran expositor de la teoría del poder constituyente fue Emmanuel
Sieyes. Este realizó un estudio del llamado estado llano en el cual plantea la
necesidad de superar la organización estamental de la época, en que
habitualmente predominaban la nobleza y el clero. Sieyes junto a Rousseau y
otros pensadores de la época realizó importantes aportes al sustento
ideológico de la Revolución Francesa.
Hay coincidencia en la doctrina contemporánea en atribuir al pueblo la
titularidad del ejercicio del poder constituyente. Ello es consecuencia
insoslayable de la ideología democrática a la cual este, desde sus orígenes,
encarnó.
Sin embargo, Sieyes atribuía dicha titularidad a la nación, entendida como un
cuerpo de asociados que viven bajo una ley común y están representados
por la misma legislatura. En su concepción jusnaturalista, la nación era
preexistente y suprema, y de ella debía emanar el poder constituyente.
La Constitución Nacional adoptó el principio según el cual el pueblo es el
titular del poder constituyente. En su preámbulo al hacer referencia a la
autoridad de quien emana de la Nación Argentina. El art. 33 reconoce el
principio de la soberanía del pueblo, que el art. 30 tácitamente admite, al
establecer que la reforma constitucional no se efectuará sino por medio de
una Convención convocada al efecto.. El nuevo art. 37 incorporado por la
reforma de 1994 “garantiza el pleno ejercicio de los derechos políticos, con
arreglo al principio de la soberanía popular”.
Hay dos clases importantes de poder constituyente: el originario que se
ejerce para hacer la primera constitución y el  derivado que es el que se pone
en ejercicio para reformar la constitución preexistente.
La doctrina clásica, sostiene que el poder originario carece de limites, por ser
supremo. Era lo que sostenía Sieyes , para quien el deseo de la nación era

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suficiente motivo para justificar el ejercicio del poder constituyente.
Estimamos que el calificativo de ilimitado con que se pretende encuadrar al
poder constituyente originario es demasiado presuntuoso, aun cuando sea
efectivamente muy amplio. La libertad no es legítima para hacer el mal, o si
es utilizada en contra del bien común.
Hay limites que condicionan el poder constituyente. Se resumen en tres
categorías:
a) los limites derivados del derecho natural
b) los limites derivados del derecho internacional publico
c) los limites que provienen del condicionamiento de la realidad social.
Tratándose del ejercicio del poder constituyente derivado, hay que agregar
dos limites mas:
a) el proveniente del constituyente anterior
b) los derivados de las cláusulas pétreas (cláusulas intangibles).
La primera categoría se refiere a las limitaciones formales o de
procedimientos que están establecidas en las constituciones. Estas pueden
ser reformadas solo si se sigue el procedimiento previsto en la ley
fundamental vigente. Las cláusulas o contenidos pétreos hacen referencia a
la imposibilidad de llevar a cabo ciertas reformas constitucionales, sean estas
derivadas de normas expresas de la constitución o consecuencia implícita de
ellas.
b) Los poderes constituidos
Se hallan un escalón mas abajo que el poder constituyente, son una creación
de aquel. Solo tendrán los poderes que le atribuya este por medio de la
constitución. Son poderes constituidos, el poder legislativo, el poder judicial,
y el poder ejecutivo. Todos ellos se encuentran limitados por el poder
constituyente que les dio origen.
 
2) Reforma de la Constitución
a) Concepto
La reforma de la constitución implica el ejercicio del poder constituyente
derivado. Reformar significa, en materia constitucional, cambiar algo que
estaba mal para hacerlo bien, o aquello que estaba bien hacerlo mejor. Se
suele hacer una distinción entre reforma y enmienda constitucional: la
enmienda seria, la modificación restringida tan solo a uno, o a unos pocos
artículos.
b) Análisis del artículo 30 de la Constitución Nacional
Nuestra constitución nacional destina su artículo 30 a reglar el procedimiento
de reforma constitucional, que es rígido, por que requiere de una modalidad
más compleja que la prevista para la formación de las leyes.
El art. 30 comienza expresando: la Constitución puede reformarse en el todo
o en cualquiera de sus partes. Literalmente dicho articulo no deja dudas en

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cuanto a que admite su revisión total o parcial, pero existen algunos
contenidos que si bien pueden reformarse, su espíritu no puede alterarse,
suprimirse o destruirse; cuando decimos esto nos referimos a los contenidos
pétreos. Los mismos no están impedidos de reforma sino de abolición. Él
articula prevé dos etapas en el proceso de reforma constitucional:
a) Etapa preconstituyente: tiene lugar en el congreso de la nación, donde se
declara la necesidad de reforma y debe puntualizar los contenidos o artículos
que considera necesitados de revisión; la convención no esta obligada a
realizar alguna reforma pero no puede reformar los puntos que no se hallen
señalados.
En la doctrina constitucional se ha planteado la discusión entre quienes
sostienen que para cumplir este cometido el congreso debe pronunciarse
mediante una ley, y quienes piensan que solo es necesario una declaración.
En la práctica, siempre el congreso se pronunció en forma de ley. Nada
impediría que lo hiciera en forma de declaración., lo cual está especialmente
previsto por la norma en análisis. Otra cuestión que ha preocupado a la
doctrina constitucional reside en establecer si para efectuar esta declaración
el congreso debe funcionar con sus cámaras separadas o si tiene que hacerlo
en asamblea legislativa. En la práctica las cámaras han funcionado
separadamente. Nada impediría que se adoptase el criterio opuesto
b) Etapa constituyente:  implica el ejercicio efectivo del poder constituyente
por el pueblo, su legitimo titular. El art. 30 hace referencia escueta a esta
etapa, al expresar, después de mencionar la declaración de necesidad de la
reforma por parte del congreso que está no se efectuará sino por una
Convención convocada al efecto. Él artículo no dice nada de cómo se
integrara, quienes la compondrán, donde y como funcionara. La convocatoria
a elecciones la podría realizar tanto el congreso como el ejecutivo.
c) Los contenidos pétreos: interpretación
Entre ellos se puede citar: 1) la democracia como forma de estado, basada en
el respeto y reconocimiento de la dignidad del hombre, de su libertad y de
sus derechos. 2) El  federalismo como forma de estado, que descentraliza
territorialmente el poder. 3) la forma republicana de gobierno, como opuesta
a la monarquía. 4) La confesionalidad del estado, como reconocimiento de la
iglesia católica en cuanto persona de derecho público. 
d) La Convención: composición, funcionamiento, facultades y duración
La convención deberá estar compuesta por sus representantes, quienes
tendrán que ser elegidos por medio del sufragio. Se entiende que el tiempo y
las modalidades de elección deberán ser establecidas por el congreso,
haciendo uso de sus facultades implícitas. El art. 30 no especifica el número
de miembros que compondrán dicha convención. En 1853 se siguió el
principio de igual representación. En 1860 se cambio para que entre Buenos
Aires y se tomo por cantidad de habitantes de cada provincia. La ley 24309

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que declaró la necesidad de la reforma constitucional de 1993 estableció de
cada provincia y la capital federal elegirán un número de convencionales
constituyentes igual al total de legisladores que envían al congreso de la
nación. El lugar de funcionamiento siempre ha sido determinado por el
congreso nacional en el acto de convocatoria.
El periodo de funcionamiento, generalmente ha sido estipulado por la ley de
convocatoria. Tienen  que establecer su propio reglamento, tener asignado
un presupuesto y disponer del, nombrar a su personal, organizar su difusión,
etc.. La convención constituyente esta materialmente limitada a la
consideración de los aspectos determinados por el congreso de la nación.
Dentro de estos límites sus facultades son amplias, puede reformar o no y si
reforma hacerlo del modo que crea mas conveniente. En cambio, carece de
atribuciones para tratar temas no comprendidos en la declaración del
congreso.
e) La revisión judicial de la reforma constitucional
Si lo que se discute es la constitucionalidad de los contenidos materiales de
la reforma, la revisión judicial no puede declarar inconstitucional una
reforma. En cambio, cuando se pretende revisar las cuestiones formales que
tienen que ver con el procedimiento empleado en la reforma de la
Constitución, la doctrina se muestra mas permeable a aceptar la posibilidad
de revisión judicial.
3) El poder constituyente de las provincias
a) Naturaleza, límites y condiciones
La adopción del federalismo como forma de estado derivo en el
reconocimiento de las autonomías provinciales. Uno de los rasgos primarios
que caracterizan a la autonomía de las provincias es la atribución que estas
tienen de dictarse sus propias normas locales, conforme a lo establecido por
nuestra ley fundamental nacional. Entre esas facultades que las provincias se
han reservado figura la de dictarse su propia constitución local.
El poder constituyente que ejercen las provincias es siempre de segundo
grado o secundario, por la relación de subordinación que existe con el estado
federal. El articulo 5 de nuestra contitución prevé cinco limitaciones del
poder constituyente local; debe: a) Instaurar el sistema republicano y
representativo de gobierno, b) Garantizar el respeto de los principios,
declaraciones y garantias de la constitución, c) Asegurar la administracion de
justicia, d) Establecer su regimen municipal, y e) Garantizar la educacion
primaria. Las constituciones provinciales solo están sujetas a control
constitucional por vía judicial. El poder constituyente puede ser originario o
derivado, según tenga carácter fundacional o reformador.
4) El poder constituyente de facto
Es gobernante de facto aquel que ha accedido al poder valiéndose de un
procedimiento distinto del previsto en el orden constitucional vigente. Cabe

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preguntarnos si esa autoridad puede ejercer el poder constituyente en
sustitución de su legítimo titular. La situación desde la perspectiva
estrictamente jurídica, escapa por supuesto, de las previsiones de la
Constitución. La realidad, en cambio, muestra que esta alternativa suele
presentarse en la práctica. La doctrina constitucional ha acuñado la expresión
poder constituyente revolucionario para identificar a aquel que se ejerce en
violación de la lógica de sus antecedentes.  Una de sus variantes sería el
ejercido por autoridades de facto.
En nuestro país, los antecedentes históricos demuestran que los gobiernos
de facto se han arrogado facultades constituyentes sea suplantado la
actividad preconstituyente del congreso de la nación, sea asumiendo la
titularidad de este en reemplazo del pueblo. Algunas de sus variadas
expresiones son la anulación de la reforma de 1949, la reforma de 1957, la
modificación temporaria de 1972, como también los estatutos
revolucionarios de 1956, 1966 y 1976, que implicaron el virtual relegamiento
del principio de supremacía constitucional.

DERECHO ADMINISTRATIVO:
Etimología
Administración deriva del latín ad? y ministratio que significa "servir".
Adolfo Posada dice que administrar es la gestión ordenada de negocios e
intereses de una persona individual o colectiva, para acomodarse a las
exigencias de la realidad.
CONCEPTO.-
Derecho administrativo es aquella rama del Derecho público que se encarga
de estudiar la organización y funciones de las instituciones del Estado, en
especial, aquellas relativas al poder ejecutivo.
Tradicionalmente, se ha entendido que Administración es una subsunción
del Gobierno encargada del buen funcionamiento de los servicios públicos
encargados de mantener el orden público y la seguridad jurídica y de
entregar a la población diversas labores de diversa índole (económicas,
educativas, de bienestar, etc.).
En la forma más simple, se ha dicho que el derecho administrativo es "el
derecho relativo a la administración", expresión esta que nos da
un concepto cabal de materia. Este concepto se desprende del hecho de que
la actividad administrativa (publica) engendra necesariamente relaciones
entre ellas y los administradores; relaciones que requieren normas jurídicas
para ser ordenadas y eficaces. Estas normas constituyen lo que se llama
Derecho Administrativo.

Clases de administración

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I. Administración pública:
La Administración Pública es aquella función del Estado que consiste en una
actividad concreta, continua, práctica y espontánea de carácter subordinado
a los poderes del Estado y que tienen por objeto satisfacer en forma directa e
inmediata, las necesidades e intereses colectivos y el logro de los fines del
Estado dentro el orden jurídico establecido y con arreglo a este.
La Administración Pública se encuentra conformada por:
a) El Órgano Ejecutivo, que comprende la administración nacional, las
administraciones departamentales, las entidades descentralizadas o
desconcentradas.
b) Los Gobiernos Autónomos Municipales en el marco de lo establecido en
la Ley de Municipalidades y la Ley Marco De Autonomías Y Descentralización.
c) Las Universidades Públicas en el marco de la Autonomía Universitaria.
II. Administración privada:
La Administración Privada se ocupa del manejo de todas las actividades que
no están a cargo del Estado y tiene el objeto de proveer bienes de capital,
bienes de uso y bienes de consumo, así como la prestación de servicios de
acuerdo a peculiares intereses.
Ambas utilizan los principios y técnicas de la Ciencia de la Administración.

DIFERENCIAS DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Y PRIVADA:


I. Administración pública.
Tiene base social.
Su fin es el servicio y la utilidad públicos.
Le Pertenece al campo del Derecho Público.
Las decisiones la toman un conjunto de personas.
La estructura es compleja.
Los programas destinados a los administrados tienen que cumplirse, aun
coercitivamente.
II. La administración privada
Tiene base en el individualismo.
Su fin es el lucro.
Su régimen jurídico está en el Derecho Privado.
Generalmente las decisiones lo toma una sola persona, el Gerente.
Su estructura es más sencilla.
Los programas diseñados pueden cumplirlo o no, los destinatarios.
Existen incentivos y motivaciones monetarias o jerárquicas (ascensos)

Esencia del Derecho Administrativo


La esencia del Derecho administrativo radica en la defensa de
los derechos de los ciudadanos en sus relaciones con la Administración, y

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ésta a su vez la racionalización del ejercicio del poder público en beneficio de
la colectividad.
La Administración, a diferencia de los particulares, no tiene fines propios,
sino que es una institución cuya única razón de ser y cuya fuente de
legitimidad es actuar para satisfacer los intereses generales o públicos.
El interés general, de acuerdo con los valores y principios de la Constitución,
se define por los Parlamentos o Asambleas Legislativas a través de las leyes, y
por los Gobiernos al ejecutarlas y desarrollarlas.
Para la gestión de los intereses generales, las leyes atribuyen a la
Administración Pública un conjunto de prerrogativas, y en virtud de ellas
puede adoptar decisiones unilaterales con fuerza jurídica vinculante (de
obligado cumplimiento).
Las normas de Derecho administrativo confieren poderes a la Administración
que la sitúan en posición de supremacía sobre los particulares. En este tipo
de relaciones los ciudadanos no se en encuentran respecto de la
Administración en la situación de igualdad jurídica que es propia del Derecho
privado, pues el interés general no puede quedar sometido a los intereses
privados. Estamos en el ámbito del Derecho público que constituye la esencia
del Derecho administrativo.
La posición de supremacía tiene su contrapartida, pues el Derecho
administrativo impone límites y condiciones estrictas para el ejercicio de las
potestades y prerrogativas de la Administración. No sólo atribuye poderes a
la Administración sino que reconoce también derechos a los ciudadanos en
sus relaciones con la Administración. En un Estado de Derecho la legislación
administrativa es igualmente garante de los derechos e intereses legítimos
de los ciudadanos.
El Derecho administrativo impone a la Administración una vinculación más
fuerte a la ley. Los gobernantes y administradores públicos, están obligados
siempre a perseguir los intereses generales, en los términos establecidos por
la ley u el resto de las normas jurídicas. Incluso cuando la ley atribuye a la
Administración una amplia capacidad de decisión o de iniciativa para el
cumplimiento de sus fines, los gobernantes y administradores deben
respetar principios y reglas jurídicas generales (la objetividad o imparcialidad,
la igualdad de los ciudadanos, la proporcionalidad de sus decisiones,…) De
ahí que la Constitución imponga la vinculación plena de la Administración a la
ley y al Derecho. (Art. 103.1)
La Administración no puede ejercer sus potestades de cualquier manera, sino
que ha de tramitar previamente un procedimiento (salvo caso de
emergencia) en el que se recabarán informes, se comprobarán hechos, se
practicarán pruebas, se dará audiencia a los interesados,…. El procedimiento
administrativo es una garantía imprescindible, aunque dilata y complica
el proceso de toma de decisiones.

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Por último, el Derecho administrativo regula un conjunto de garantías y
controles sobre el ejercicio de las funciones administrativas (por su carácter e
intensidad) de ámbito privado:
-Controles internos:
Intervención del gasto público, exigencia de informes previos, interposición
de recursos contra una decisión ante el órgano superior jerárquico que la
adoptó,…
-Controles externos:
El control judicial de nuestro país, la Jurisdicción Contencioso-Administrativa.

2)- Obligaciones. Concepto. Fuentes. Elementos. Efectos Normales y


anormales. Mora. Clasificación de las obligaciones. Modalidades. Extinción.
OBLIGACIONES
Concepto:
Es el vínculo jurídico entre dos personas, por el cual una de ellas puede exigir
de la otra la entrega de una cosa, el cumplimiento de un servicio, o de una
abstención, por medios coactivos en caso de incumplimiento.
Toda obligación presenta dos aspectos: Uno activo: que es el poder o facultad de
exigir algo que tiene el acreedor; y uno pasivo: que es el deber de dar, hacer o no
hacer que tiene el deudor. No se trata de conceptos distintos, sino de dos aspectos
diferentes del mismo concepto que es la obligación. Son el anverso y el reverso de
una misma medalla, pues no se puede concebir un crédito sin deuda y viceversa.
Fuentes:
Son la causa o razón por la cual una persona se obliga respecto de otra. No hay
obligación sin causa, toda obligación deriva de un hecho, o de un acto lícito o ilícito.
De este modo son fuentes de las obligaciones:
1)- Contratos: Son acuerdos de voluntades entre partes destinado a reglar sus
derechos, es decir, a crear, modificar o extinguir obligaciones.
2)- Cuasicontratos: Acto voluntario que produce efectos análogos al contrato, a pesar
de no existir acuerdo de voluntades (ej. Gestión de negocios, o empleo útil).
3)- Delitos: Toda acción u omisión penada por la ley ejecutada con conocimiento e
intención de producir un daño.
4)- Cuasidelito: Todo hecho contrario a ley causado sin intención de dañar, pero con
culpa.
5)- Ley: En algunos caso sin que se produzcan alguna de las causales anteriores, la
ley impone a determinadas personas en determinadas situaciones a cumplir
obligaciones (ej. La obligación de los padres de alimentar a sus hijos).

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Elementos:
a)- Sujeto Activo y Pasivo: Toda obligación tiene un sujeto activo o acreedor y un
sujeto pasivo o deudor. En ambos casos pueden ser sujetos únicos y múltiples, y
deben ser determinados o determinables.
b)- Objeto: Es la actividad que puede exigir el acreedor y que debe cumplir el deudor.
Esa actividad puede consistir en dar alguna cosa (dinero o especie), en hacer algo o
en no hacer algo. Para que el objeto sea válida y pueda exigirse debe ser:
 Posible: Física y jurídicamente. Nadie puede ser obligado a dar o hacer
algo que sea imposible. ej. tocar el cielo con las manos o hipotecar un auto.
 Lícito: No puede ser contrario a la ley, ej. obligarse a matar a otro.
 Determinado: Debe estar determinado al momento de contraerse la
obligación o ser susceptible de determinarse posteriormente. No es posible
obligar al deudor a dar o hacer algo que no se sabe que es.
 Estar en el comercio y ser conforme a la moral y buenas costumbres:
debe ser susceptible de apreciación económica y además no contradecir la
moral y buenas costumbres de nuestro pueblo. ej. obligarse a dar la
eucaristía, o dar un uso deshonesto a una casa alquilada.
c)- Causa: Este elemento tiene dos acepciones diferentes:
 Causa Fuente: es el hecho que le da origen a la obligación.
 Causa Fin: es la finalidad perseguida al crearse la obligación.
Efectos.
Son las consecuencias jurídicas que derivan de la obligación. Sólo se producen entre
las partes Acreedor y deudor y sus sucesores a quienes se transmitiesen, los terceros
no son alcanzados por los efectos. Nadie puede obligar a un tercero sin estar
autorizado por él, o sin ser su representante.
Sin embargo hay una excepción a este principio, que expresa: “Si en la obligación se
hubiese estipulado alguna ventaja a favor de un tercero, éste podrá exigir el
cumplimiento de la obligación, si la hubiese aceptado y hécholo saber al obligado
antes de ser revocada.
Efectos con relación al Acreedor.
1 Efectos Principales: a- Normales b- Anormales
2 Efectos Secundarios.
Efectos Principales: Consiste en que el acreedor satisfaga su interés en la
obligación, ya sea recibiendo lo que se le prometió o un valor equivalente. Los efectos
principales se clasifican en:

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Normales: Consiste en que el acreedor cobre exactamente lo que se le ha
prometido. Esto puede producirse por:
 Cumplimiento voluntario del deudor: Esto es lo que ocurre en la
mayoría de los casos, y se da cuando el deudor cumple voluntaria y
espontáneamente con lo prometido.
 Cumplimiento Forzado: Si el deudor no cumple voluntariamente, la
ley pone a disposición del acreedor los medios legales para obligarlo a
cumplir. Los medios legales son por ej. la iniciación de demanda, la
traba de embargos, la aplicación de multas.
 Cumplimiento por otro a costa de deudor: Finalmente el acreedor
tiene el derecho de hacerse procurar por otro la prestación que el
deudor se ha negado a pagar.
Anormales: Es la indemnización. Si todo lo anterior –cumplimiento voluntario,
forzado o por otro- no fue posible por culpa del deudor, le queda al acreedor el
derecho de obtener del deudor el pago de las indemnizaciones correspondiente.
Efectos Secundarios: Tienden a proteger el crédito del acreedor y el patrimonio del
deudor, evitando maniobras del deudor para no cumplir. ej. embargos, inhibiciones.
Efectos con relación al Deudor.
Consiste en ciertos derechos a favor del deudor:
 Derecho a exigir la colaboración del acreedor: cuando ella es necesaria
para cumplir con la obligación.
 Derecho a pagar y quedar librado luego del pago: por ello si el acreedor se
niega a recibirle el pago, el deudor puede pagar por vía judicial. Habiendo
pagado tiene derecho a exigir recibo.
 Derecho a repeler las acciones del acreedor, si la obligación se halla
extinguida.
Mora.
Mora del Deudor: Consiste en el estado por el que la falta de cumplimiento de la
obligación en tiempo oportuno por culpa o intención del deudor, adquiere relevancia
jurídica porque ha quedado constituido en esa situación morosa.
Sistemas de Constitución en Mora.
 Sistema de interpelación: El deudor se encuentra en mora luego de la
interpelación, que es la exigencia categórica del acreedor al deudor para
que cumpla con la obligación, ej. Carta Documento, Carta Notarial. Se
utiliza cuando la obligación no tiene plazo determinado.

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 Sistema de mora automática: Se da cuando la obligación se constituyó
con un plazo determinado para el cumplimiento, de modo que con el mero
vencimiento del plazo se produce la mora.
Consecuencias Jurídicas.
 El deudor está obligado a indemnizar al acreedor todos los daños y
perjuicios ocasionados por la mora, y desde ese momento correrán los
intereses por las sumas adeudadas.
 El deudor es responsable por los daños y perjuicios que con posterioridad a
ese momento sufra la cosa debida, aunque ellos se hayan producido por
caso fortuito.
 El acreedor puede reclamar la resolución del contrato.
Mora del Acreedor.
Consiste en que la obligación no se cumpla a su debido tiempo por causas imputables
al acreedor, ej. no cooperando o impidiendo la ejecución de la obligación, tal es el
caso de no concurrir al lugar convenido, rehusarse a recibirlo que se le debe, etc.
Requisitos para constituir en mora al acreedor.
 Que el deudor ofrezca por medios fehacientes o intente cumplir en tiempo,
lugar y forma su obligación.
 Que el acreedor no coopere o impida (culpable o dolosamente) el
cumplimiento del deudor.
Consecuencias Jurídicas.
 El deudor ya no podrá ser puesto en mora por incumplimiento.
 La responsabilidad por si la cosa se pierde o se daña será del acreedor.
 El acreedor será responsable por los daños que su conducta ocasione al
deudor.

Clasificación de las Obligaciones.


1)- Por la Naturaleza del Vínculo o su protección jurídica.
 Civiles: Son las que permiten al acreedor reclamar judicialmente el
cumplimiento de la obligación. La mayoría de las obligaciones son civiles.
 Naturales: Son las que fundadas sólo en el derecho natural en la equidad, no
confieren acción judicial para exigir su cumplimiento, pero que cumplidas por el
deudor autorizan para retener lo que se ha dado por razón de ellas, ej. las
obligaciones prescriptas, o las derivadas de deudas de juegos.

2)- Por el objeto.

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 Obligaciones de dar: Las obligaciones de dar se pueden dividir en :
Obligaciones de dar cosa cierta, cosa inciertas, cantidades de cosas, sumas de
dinero.
1. De dar cosa cierta: Son aquellas que tienen por objeto la entrega de
una cosa determinada al momento de contraerse la obligación, ej.
entregar el cuadro o el auto tal.
2. De dar cosa incierta: Son aquellas en las cuales el objeto o prestación
no está determinado al momento de nacer la obligación, y por lo tanto,
requieren una determinación posterior. Estas obligaciones se
subdividen en :
a)- De dar cosas inciertas no fungibles (obligaciones de género):
Tienen por objeto cosas caracterizadas sólo por su género y especie, ej:
vacas, toros, caballo, auto modelo 95.
b)- De dar cosas inciertas fungibles (obligaciones de cantidad):
Tienen por objeto cosas que pueden sustituirse unas por otras. En ellas
hay siempre expresadas cantidades de unidades, peso y medida, ej:
100 latas de tomates, 20 kg. de cemento, 50 m de manguera.
En ambos casos es necesario para cumplir con la obligación,
individualizar el objeto.
 Obligaciones de Dar sumas de dinero: Son las tienen por objeto desde el
nacimiento de la obligación la entrega de una suma de dinero. El dinero es el
denominador común de los valores e instrumento idóneo para la cancelación
crediticia.
Principio Nominalista: Actualmente prevalece, y establece que si la
obligación del deudor fuese de entregar una suma de determinada
especial o calidad de moneda corriente nacional, cumple la obligación
dando la especie designada, el día del vencimiento.
Incumplimiento: Si el deudor es moroso en el cumplimiento de su
obligación, el acreedor podrá exigir el pago de intereses (legales o
convencionales) y de los daños y perjuicios, si los hubiere sufrido.
 Obligaciones de Hacer: Tienen por objeto un hecho positivo, es decir, una
actividad del deudor, ej. Pintar un cuadro. El deudor debe realizar el hecho en
el tiempo y modo convenido, caso contrario se tendrá por no hecho, y podrá
destruirse la ejecutado incorrectamente. En caso de incumplimiento, el
acreedor está facultado previa autorización judicial, siempre y cuando el hecho
pueda ser realizado por cualquiera (ej: hacer un pozo, colocar una ventana)
recurrir a la ejecución por otro a costa del deudor. Ahora bien en caso que el

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hecho sólo pueda ser ejecutado por el deudor y no por otra persona (ej: artista
famoso, determinado médico) el acreedor ante el incumplimiento, sólo podrá
reclamar los daños y perjuicios.
 Obligaciones de No Hacer: La prestación del deudor consiste en una
inactividad, en una abstención, en una no hacer, ej: no poner un negocio en
determinado lugar, abstenerse de levantar una pared más allá de cierta altura,
etc. Si el deudor no se abstiene y ejecuta el hecho, el acreedor puede exigir por
vía judicial que las cosas vuelvan a su estado anterior y así, que se destruya lo
hecho o en su defecto reclamar los daños y perjuicios.

3)- Por el Sujeto.


Las obligaciones pueden ser de sujeto simple (un deudor y un acreedor) o de sujeto
plural (varios deudores o varios acreedores).
Las obligaciones de sujeto plural o también llamadas “mancomunadas” son aquellas
que tienen varios acreedores o varios deudores y cuyo objeto es una sola prestación, y
se pueden dividir en: simplemente mancomunadas o solidarias.
 Simplemente mancomunadas: Son aquellas en que cada deudor está
obligado a pagar sólo su parte de la obligación y cada acreedor puede reclamar
sólo su parte del crédito, ej: cuando el hotel o la casa de hospedaje
perteneciere a varios dueños, en caso de indemnización de daños, cada uno
responderá en proporción a la parte que tuviere.
 Obligaciones solidarias: Se da cuando la totalidad del objeto puede ser
reclamado por cualquiera de los acreedores a cualquiera de los deudores, en
virtud del título constitutivo de la obligación o por una disposición legal. Así
puede existir solidaridad pasiva: varios deudores y un acreedor común, cada
deudor está obligado a pagar la totalidad de la deuda al acreedor, ej: los han
intervenido en la comisión de un hecho ilícito son responsable solidariamente
en la indemnización de los daños. O Solidaridad Activa cuando hay varios
acreedores y un deudor común, cualquiera de los acreedores puede reclamar
la totalidad de la deuda al deudor. Su fuente siempre es la voluntad de las
partes expresada en un contrato o testamento. No se origina en la ley.
4)- Por las modalidades.
 Obligaciones Condicionales: Son aquellas en virtud de la cual la adquisición
o la pérdida de un derecho se subordina a la realización de un acontecimiento
futuro e Incierto. Ej: Te daré un campo cuando te recibas de Licenciado o Te
doy mi campo pero me lo devuelves cuando te recibas de licenciado en la
UCCuyo).

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 Obligaciones a plazo: Son aquellas cuya exigibilidad depende de la
producción de un hecho futuro y cierto. Ej: pagaré dentro de 90 días.
 Obligaciones con cargo: El cargo es una obligación accesoria y de carácter
excepcional que se impone al adquirente de un derecho. Ej: en una
compraventa se impone al comprador el cargo de restaurar las líneas edilicias
del inmueble.
Extinción de las Obligaciones.
Las obligaciones se extinguen por:
1. Pago: Es el cumplimiento de la prestación que constituye el objeto de la
obligación que puede consistir en un dar, hacer o no hacer.
2. Novación: Es la transformación de una obligación por otra, dicho cambio
puede referirse al objeto o a las personas obligadas. Se extingue una
obligación y nace una nueva.
3. Transacción: Acto bilateral por el cual las partes, haciéndose concesiones
recíprocas, extinguen obligaciones litigiosas o dudosas.
4. Renuncia: Es el acto por el cual una persona hace abandono o se desprende
de un derecho, dándolo por extinguido.
5. Remisión de la deuda: Es el acto por el cual el acreedor se desprende una
obligación que podía exigir. A diferencia de la renuncia que se refiere a toda
clase de derechos, la remisión es más específica y sólo se refiere a la extinción
de obligaciones.
6. Compensación: Tiene lugar cuando dos personas pro derecho propio, reúnen
la calidad de acreedor y deudor recíprocamente, cualesquiera sean las causas
de una y otra deuda. Extingue con fuerza de pago, las dos deudas, hasta
donde alcance la menor, ej: A debe $1000 a B y posteriormente por otra causa
éste último resulta adeudar la misma suma al primero.
7. Confusión: Es aquella que se da cuando en una misma persona se reúnen las
calidades de acreedor y de deudor de la misma obligación. Es frecuente que
esto ocurra por al transmisión hereditaria, ej: Juan debe a su tío $5000 y al
morir éste, Juan lo hereda.
8. Prescripción liberatoria: Consiste en la imposibilidad de ejercer acción
judicial para exigir el cumplimiento de la obligación, por inacción del titular por
un lapso de tiempo determinado. Lo que se extingue es la acción judicial y no
la obligación que perdura como Natural.

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3)- Responsabilidad Civil. Concepto. Responsabilidad Contractual y Extracontractual.
Responsabilidad Objetiva y Subjetiva. Concepto de dolo, culpa, caso fortuito y fuerza
mayor, imprevisión. Extensión del resarcimiento: el daño emergente, el lucro cesante y
el daño moral.
Concepto:
Responsabilidad Civil es la obligación de indemnizar a otro un daño causado
injustamente.
Significa en sentido estricto que una persona debe indemnizar los daños
ocasionados por el incumplimiento de la obligación.

Diferencia con la responsabilidad penal: Esta radica en que en el Derecho Penal


la responsabilidad que surge por incumplimiento, otorga sanciones represivas o
retributivas. La característica fundamental de este tipo de sanciones es que no
existe una equivalencia material entre la infracción y el mal inferido al autor del
hecho (ej. robar, sanción meses de cárcel). En cambio la responsabilidad civil
genera sanciones resarcitorias: en ellas hay equivalencia entre la indemnización
y el daño causado. El responsable debe indemnizar, y el monto de la
indemnización estará dado por la cuantía del daño causado.
Ámbitos de la responsabilidad civil: contractual y extracontractual:
La responsabilidad civil puede ser contractual y extracontractual.
Responsabilidad Contractual: cuando surge del incumplimiento de las
obligaciones contenidas en un contrato, pero también abarca otros institutos
que no son técnicamente contratos, como ser, el cuasicontrato (gestión de
negocio) y el acto unilateral entre vivos de contenido patrimonial (ej. oferta
pública o recompensa ofrecida). En esta clase de responsabilidad el deber que
se viola es específico y determinado.
Responsabilidad extracontractual: cuando se origina en hechos ilícitos o en la
violación de deberes no derivados de contratos, es decir cuando se viola el
deber general e indeterminado que existe por el hecho de vivir en sociedad de
no dañar. (ej. conductor de auto que atropella a un peatón).
Presupuestos de la Responsabilidad Civil.
La responsabilidad generadora del deber de indemnizar exige la concurrencia de
cuatro presupuestos:

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a)- Antijuricidad o Incumplimiento Objetivo: Consiste en la infracción al deber,
sea mediante el incumplimiento de la palabra empeñada en un contrato, sea a
través de la violación del deber general de no dañar.
b)- Un Factor de Atribución de Responsabilidad: Esto es, una razón suficiente
para asignar el deber de reparar al sujeto sindicado como deudor. Tal factor de
atribución puede ser subjetivo (culpa o dolo) u objetivo (teoría del riesgo.
c)- El Daño: Consiste en la lesión a un derecho subjetivo o interés de la víctima
del incumplimiento jurídicamente atribuible.
d)- Una Relación de Causalidad Suficiente entre el Hecho y el Daño: es decir,
que pueda predicarse del hecho que es causa de tal daño.
Responsabilidad Subjetiva y Objetivo
 Subjetiva: Existe cuando el factor de atribución de la responsabilidad a
un sujeto determinado, surge por su accionar culpable o doloso, es decir
el incumplimiento que genera responsabilidad se ha producido por culpa
o dolo del deudor.
 Culpa: Consiste en :
1. Negligencia: Cuando el sujeto omite las diligencias necesarias, no
toma los recaudos necesarias, etc. En definitiva cuando hace
menos de lo que debía hacer.
2. Imprudencia: Cuando el sujeto actúa apresuradamente,
precipitadamente, sin previsión de las consecuencias. En
definitiva: hace más de lo que debía hacer.
 Dolo: Tiene dos acepciones:
1. Como elemento de hecho ilícito: consiste en la intención de dañar.
2. En el incumplimiento de obligación específica: Consiste en la
intención deliberada de no cumplir la obligación.
 Objetiva: Nuestro Código Civil basaba la responsabilidad en la
culpabilidad, no responsabilidad sin culpabilidad (sea a título de culpa o
dolo). Posteriormente, al aparecer las máquinas, autos, trenes, aviones,
etc. y producirse accidentes con ellos, este sistema resultó insuficiente,
ya que si el propietario de ellos había sido diligente (no había culpa ni
dolo) el daño causado quedaba sin indemnizar. Surge entonces la idea de
responsabilidad objetiva: en algunos casos el sujeto debe responder aún
cuando de su parte no haya habido culpa. Así surge la:
1. Teoría del Riesgo Creado o Provecho: mediante la cual quien posee
una cosa que crea riesgos o de la cual obtiene un provecho, ej.
máquina, autos, avión, etc) debe responder por los daños que dicha
cosa ocasiona, aunque de su parte no haya habido culpa, salvo que
daño se haya ocasionado por culpa de la víctima o de un tercero por
quien éste no debe responder.

Eximentes de Responsabilidad.

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Son causales que liberan al supuesto de deudor de resarcir los daños
ocasionados, es decir deja de ser responsable por su incumplimiento:
Caso Fortuito y Fuerza Mayor: En ambos casos se trata de un hecho
extraordinario, fuera del acontecer habitual, que no puede ser previsto por
ninguna inteligencia humana, o que previsto, no puede evitarse, dado que
irresistible. Cuando este hecho es de la naturaleza, se denomina “Caso Fortuito”
(ej. terremonto, huracanes, maremotos, etc.). Cuando es el hombre el que lo
provoca, se llama “Fuerza Mayor” ej. Guerras, Huelgas, Actos de Gobierno
(expropiación).
Culpa de la Víctima: Debe ser demostrada por el deudor que la alega.
Culpa de un Tercero por quien no hay deber de responder:
Imprevisión: Principio jurídico que permite, si bien no eximirse de
responsabilidad por el incumplimiento, si atemperar el efecto y rigor de los
contratos (onerosos, de ejecución continuada o diferida), cuando por
circunstancias fácticas, no previsibles, lo obligación de una de las partes se torne
excesivamente onerosa. La teoría de imprevisión contempla casos en que el
cumplimiento de la prestación se vuelve excesivamente oneroso para una de las
partes a raíz de un hecho imprevisible (ej. devaluación). Son situaciones en las
que si el deudor afrontara el pago tal cual se pactó en la obligación, significaría
la ruina para él, con lo cual lo que la éste principio permite es dar por terminada
la reafición o reajustar la cláusulas del contrato.
Extensión del Resarcimiento. El Daño:
El Daño es la lesión que recae sobre ciertos derechos subjetivos, patrimoniales o
extrapatrimoniales, cuyo menoscabo genera una sanción patrimonial y abarca
los siguientes rubros o clases.
Daño Patrimonial: Es aquel que repercute en el patrimonio de manera directa o
indirecta, ya sea porque recae directamente en las cosas de su dominio o
posesión, o indirectamente por el mal hecho a su persona o sus derechos o
facultades. También se lo define como el valor de la pérdida que haya sufrido, y
el de la utilidad que haya dejado de percibir el acreedor de la obligación, por la
inejecución de ésta a debido tiempo. Comprende los siguientes elementos:
 Daño Emergente: son las pérdidas o el daño efectivamente sufridas por el
acreedor en virtud del incumplimiento, (ej. Tengo un remis, contrato un
mecánico para que me arregle el auto, lo arreglan mal y por ello el remis
se funde)
 Lucro Cesante: son las ganancias o utilidades que ha dejado de percibir
con motivo del incumplimiento (ej. siguiendo con el ejemplo anterior,
son las ganancia que dejo de percibir el dueño del remis porque el mismo
se encontraba fundido).
 Pérdida de la Chance: Esta dada por aquella situación dañosa que de no
haber ocurrido, hubiera situado –con alta grado de probabilidad- en el
futuro al perjudicado en una situación mejor o superior a la que goza
actualmente, ej: un profesional recibe una injuria pública cuya falsedad

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logra demostrar, puede alegar que de no haber recibido la injuria, su
situación profesional en el futuro sería superior, tendría más clientes.
Daño Extramatrimonial o Moral: Es todo daño que causa sufrimiento o dolor
que se padece, independientemente de cualquier repercusión de orden
patrimonial, y que no ha de confundirse con el perjuicio patrimonial causado
por un factor moral o derivado del mal hecho a la persona o a sus derechos o
facultades (daño patrimonial indirecto). A modo de ejemplo: Daños Moral no
sería, el detrimento económico sufrido por un profesional, o un comerciante
que son víctimas de una calumnia, lo que se traduce en retracción de la
clientela.

En lo atinente a la responsabilidad civil, el nuevo Código recepta-además


de varias normas que venían aplicándose- los principios generales establecidos
por la jurisprudencia, así como el pensamiento mayoritario de la doctrina.

El nuevo Código tiene como fin la protección de la “persona”, a diferencia


del Código Civil de Vélez Sarsfield basado en una fuerte focalización en los
bienes, de ahí, entre otros puntos salientes, que se haya incluido un capítulo
destinado especialmente a los derechos personalísimos, destacándose que la
persona es inviolable, protegiéndose su dignidad, el cuerpo, y el nombre, entre
otros. Por ello, la responsabilidad civil centra su mirada en el damnificado.

La constitucionalización del derecho privado nacional provoca que se


haya incorporado al Código el principio “alterum non laedere” (“no dañar a
otro”) como un norte a seguirse. Se unificaron las consecuencias jurídicas de los
actuales regímenes de responsabilidad civil extracontractual y contractual,
igualándose, entre otros efectos, los plazos de prescripción de la acción por
daños en ambos en tres años, incrementándose así en un año el plazo actual de
dos años, por ejemplo para accidentes de tránsito, y reduciéndose a tres años el
plazo de diez años de la responsabilidad civil contractual, por ejemplo para
accidentes sufridos por espectadores de espectáculos deportivos. En ambos
casos se tiende a la seguridad jurídica, para evitar la confusión existente por
distintos plazos, y al reducirse el extenso de diez años a tres años se logra
también que no pierda efectividad la prueba (declaraciones testimoniales o
periciales efectuadas muchísimos años después de los ilícitos que provocaron el
juicio de daños que podría iniciarse dentro de los 10 años de ocurrido el
evento).

27
Se reconoce y regula en forma expresa la doble función de la
responsabilidad: a) preventiva y b) resarcitoria. Durante mucho tiempo se
debatió acerca de que si la responsabilidad civil debía tener un componente
preventivo o punitivo. Finalmente, el aspecto punitivo quedó excluido del nuevo
Código.

La función de la responsabilidad civil ya no es solamente la “resarcitoria”


sino que, además y en primer lugar la función esencial es la “preventiva”.

Así, el nuevo Código dispone que toda persona tiene el deber de prevenir
un daño, aunque limitándolo a que de dicha persona dependa (prevenirlo o
evitarlo, lo que resulta tautológico). Es decir, que la posibilidad de prevenir se
encuentre en su esfera de control, para evitar que el deber sea tan amplio que
alcance a todos. Conforme al art. 1711, esta función preventiva procede
siempre que exista la posibilidad de que se ocasione un daño por medio de una
acción u omisión antijurídica, no siendo necesario la presencia de ningún factor
de atribución que califique esa conducta activa u omisiva.

 Es así que se incorpora el deber de prevenir todo daño en cuanto de la


persona dependa, y de adoptar medidas de buena fe para la evitación del
perjuicio. La prevención podrá ser dictada por el juez de oficio o también a
pedido de parte, admitiéndose la resolución provisoria o definitiva, la que
hemos visto consagrada en innumerables sentencias protegiendo la salud de las
personas: adjudicando medicamentos, tratamientos, cirugías, aparatos
ortopédicos, etc.

En cuanto a la legitimación para iniciar acciones preventivas basta con


acreditar un “interés razonable” en la prevención.

En cuanto a la función resarcitoria consiste en el deber de reparar un


daño causado por un hecho ilícito o por el incumplimiento de una obligación. En
principio todo daño es antijurídico salvo que se encuentre justificado. El nuevo
Código regula expresamente varias causales de justificación (legítima defensa,
estado de necesidad, ejercicio regular de un derecho, asunción de riesgo,
consentimiento del damnificado) respondiendo a lo que es la doctrina y
jurisprudencia tradicionales.

 Define al daño como toda lesión a un derecho o un interés, en la medida


que no sea reprobado por el ordenamiento jurídico. El objeto del daño puede
ser tanto la persona, como el patrimonio o un derecho de incidencia colectiva,
por ejemplo el daño que sufren los consumidores o el que se causa al medio
ambiente, el que cobra especial protección en el Código.

28
 En cuanto a los factores de atribución, el nuevo Código contiene diversas
normas. El hecho de que el art. 1720 mencione expresamente el término
factores de atribución, usado desde hace décadas en doctrina, significa una
recepción normativa de importancia. Así, se acoge a los factores de atribución
subjetivos (dolo y culpa) y a los factores de atribución objetivos (riesgo creado
por las cosas y por las actividades, garantía, equidad, etc.). A pesar de establecer
la existencia de los factores objetivos de atribución, el art. 1721 dispone que en
ausencia de norma expresa, el factor de atribución es la culpa. De modo que, la
culpa queda como un factor de atribución residual.

 En los supuestos en que tiene lugar la aplicación de un factor objetivo de


atribución, la culpa queda fuera de lado pues la responsabilidad es objetiva. De
allí que, el eventual responsable deberá probar la ruptura del nexo causal,
siendo insuficiente la prueba de la ausencia de culpa. La prueba de la ruptura
del nexo causal se logra a través de la acreditación de una causa ajena, caso
fortuito, hecho de un tercero por quién no debe responder, o el hecho de la
propia víctima.

 Se introduce el principio constitucional que la Corte Suprema de Justicia


de la Nación ha reiterado a través de su doctrina de la reparación plena por los
daños sufridos. Ante el sufrimiento de “daño moral”, ahora comprensivo
también de la interferencia en el proyecto de vida de una persona, se amplían
los reclamantes posibles ante la muerte y a partir del Código ante la gran
discapacidad, no siendo sólo los ascendientes, descendientes o el cónyuge, sino
también los convivientes con trato familiar, como los que se hallan en uniones
convivenciales, o por ejemplo los hermanos o primos que cohabiten. Se
establece la ponderación de satisfacciones sustitutivas y compensatorias como
parámetros posibles para enjugar este perjuicio moral.

 Ante el fallecimiento de la víctima, se amplía la posibilidad de reclamar el


daño patrimonial por muerte, es decir lo que el difunto hubiera aportado al
grupo familiar de no haber fallecido, a los convivientes, y en el supuesto de que
los reclamantes sean incapaces o tengan capacidad restringida, resulta
innecesaria la declaración judicial de incapacidad, a fin de acelerar la percepción
del resarcimiento.

 Ingresando en el ámbito de las “responsabilidades especiales”, se


dispone que los progenitores serán responsables por los daños causados por sus
hijos menores de 18 años aunque no convivan con ellos, por razones de estudio,
turismo, etc.

 Se anexa a la responsabilidad por riesgo, la responsabilidad por actividad


riesgosa o peligrosa por su naturaleza, medios empleados o circunstancias de su
realización, siendo responsable por ésta, quien la realiza, se sirve u obtiene

29
provecho de ella. Se especifica la norma que regula los accidentes de tránsito
para despejar dudas al respecto, posicionando al débil, el damnificado, en una
situación de protección.

 A partir del Código se regula la responsabilidad colectiva y anónima, es


así que los daños cometidos por individuos anónimos de grupos determinados,
producen la responsabilidad de todos sus miembros, salvo de quienes prueben
no haber contribuido a la producción del daño, o si el grupo realizaba
actividades peligrosas, no se eximirán sus integrantes, salvo aquél que
demuestre que no integraba el grupo.

 A fin de que los juicios de daños no se prolonguen en el tiempo, ya no


será necesario que la sentencia civil no se dicte hasta tanto no haya sentencia
penal que declare absuelto o no al responsable del daño, cuando la dilación del
proceso penal provocare una frustración efectiva del derecho a ser indemnizado
o resultare innecesario en ese proceso civil determinar si el responsable fue
culpable o no, por ejemplo, cuando se trata del dueño de un automotor por
accidente.

A lo largo del Código Civil y Comercial de la Nación se hallan normas


sobre responsabilidad civil, por ejemplo, sobre la responsabilidad del tutor
frente al tutelado; en ese mismo sentido la del curador; la responsabilidad del
tomador y dador de leasing; la que surge en las franquicias; en el fideicomiso; la
causada por el transporte terrestre; la de hoteles, hospitales, sanatorios, casas
de salud y deporte, restaurantes, garajes, lugares y playas de estacionamientos
y similares por las cosas del contratante; la de las entidades financieras por las
cajas de seguridad; la que dimana de los daños provocados en las relaciones
familiares, como la responsabilidad que proviene del perjuicio causado por la
falta de reconocimiento del hijo o la norma que dispone que no hay acción para
reclamar los daños causados por la ruptura de la pareja ante la ausencia de
reconocimiento de los esponsales de futuro; entre otras. De suma importancia
resulta la disposición que determina que la indemnización que corresponde al
damnificado por daños derivados de lesiones a su integridad psicofísica y la que
se otorga por alimentos en caso de fallecimiento de la víctima al cónyuge,
conviviente e hijos, resultan excluidas de la garantía común de los acreedores,
pues, precisamente, por su carácter alimentario los acreedores no pueden
hacerse de ellas para satisfacer los créditos que tenían contra los damnificados.

 En suma, el Código Civil y Comercial de la Nación, además de reordenar


el régimen de responsabilidad civil, incorpora los principios que dimanan de la
jurisprudencia nacional, y reconoce que el derecho de daños tiene un fin
primordialmente preventivo.

30
El art. 1708 del nuevo Código Civil y Comercial destaca claramente que las
funciones de la responsabilidad civil son la prevención (arts. 1710 y ss) y la
reparación (arts. 1716 y ss). Ambas se estructuran sobre la premisa de la
protección de la persona humana. Ello es acorde con los mandatos que surgen
de la Constitución Nacional y de los tratados de derechos humanos con
jerarquía constitucional.
El art. 51 del nuevo Código establece que la persona humana es inviolable y
que, en cualquier circunstancia, tiene derecho al reconocimiento y respeto de
su dignidad. Por su parte, el art. 52 determina que su afectación permite
reclamar la “prevención” y la “reparación” de los daños sufridos. Es decir, el
reconocimiento de esos derechos fundamentales se complementa con la
regulación de los correspondientes y modernos mecanismos de protección; lo
que dota al sistema de coherencia y sentido práctico. Estas pautas son
fundamentales para comprender sobre qué cimientos se estructura el nuevo
régimen de la responsabilidad civil.

La prevención. El art. 1710 establece que toda persona tiene el “deber”, en


cuanto de ella dependa, de evitar causar un daño no justificado, y de adoptar de
buena fe. El art. 1714 se refiere a la punición excesiva, y el art. 1715 a las
facultades del juez en ese aspecto. El Anteproyecto elaborado por los Dres.
Ricardo Lorenzetti, como Presidente, y las Dras. Elena Highton de Nolasco y Aída
Kemelmajer de Carlucci (conf. decreto 191/2011) contemplaba la sanción
pecuniaria disuasiva en relación a los intereses colectivos (art 1713), pero ello
luego se suprimió. De este modo, el daño punitivo se encuentra regulado sólo
para las relaciones de consumo en la ley 24.240. y conforme a las
circunstancias, las medidas razonables para evitar que se produzca un daño, o
disminuir su magnitud. Se trata de un mandato legal expreso dirigido a todas las
personas para que obren de buena fe y dirijan todos los actos de su vida
evitando causar daños injustos. El art. 1711 regula la acción preventiva. Señala
que procede cuando una acción u omisión antijurídica hace previsible la
producción de un daño, su continuación o agravamiento. No se requiere la
concurrencia de un factor de atribución. El art. 1712 se refiere a la legitimación
señalando que pueden ejercerla quienes posean un interés razonable en la
prevención del daño, es decir, el interés será la medida de la acción. Por su
parte, el art. 1713 determina que la sentencia que admite la acción preventiva
debe disponer, a pedido de parte o de oficio, en forma definitiva o provisoria -el
tema debe articularse con los ordenamientos procesales locales-, obligaciones
de dar, hacer o no hacer, según corresponda en cada caso, ponderando los
criterios de menor restricción posible y el medio más idóneo para asegurar la
eficacia en la obtención de la finalidad. La norma adopta el modelo del juez
activo y director del proceso; también comprometido con la prevención de los
daños, y de allí que puede actuar incluso de oficio. Se concede un significativo
margen de acción para actuar conforme a las circunstancias de cada caso en
particular, lo cual se adecua a la complejidad y diversidad de la vida moderna. La
31
prevención ya se encuentra legislada en ciertas leyes especiales, como por
ejemplo, la ley 24.240 de Defensa del Consumidor, la ley 24.557 de Riesgos del
Trabajo, la ley 25.675 General del Ambiente, y en la jurisprudencia -por ejemplo,
sobre tutela de la salud- donde se ha desarrollado la figura de la tutela
preventiva y las sentencias anticipatorias, entre otras cuestiones. El nuevo
Código regula la prevención de manera integral y con carácter general para
todos los ámbitos, lo cual es indudablemente un acierto.
El art. 9 del Título Preliminar establece que los derechos deben ser ejercidos de
buena fe. 3 En este punto, cabe tener presente lo dispuesto por el art. 3 del
CCyC en cuanto dispone que el juez debe resolver los asuntos que sean
sometidos a su jurisdicción mediante una decisión razonablemente fundada.

La reparación. En relación a la función resarcitoria se mantienen los mismos


presupuestos que establece el Código de Vélez. Sin embargo, se han actualizado
recogiendo las modernas tendencias jurisprudenciales y doctrinarias, por lo que
se dota al sistema de herramientas que se adecuan y son útiles a las nuevas
realidades.
a) Unificación de las órbitas: En primer lugar, conforme a lo reclamado por la
doctrina casi unánime, se unifican las órbitas de la responsabilidad civil
contractual y extracontractual. Sin embargo, ello no significa la homogeneidad
ya que existen ciertas diferencias que no pueden ser suprimidas. No puede
desconocerse en el ámbito contractual que existe un acuerdo de voluntades por
el cual las partes han reglado sus derechos e intereses. Ello debe ser tenido en
cuenta, por ejemplo, para determinar la extensión del resarcimiento (art. 1728),
si se ha prometido o no un resultado ya que ello determinará el factor de
atribución aplicable (art. 1723). También se pudieron haber establecido
cláusulas penales (art. 793), etc.
b) Antijuridicidad: Se recepta el “alterum non laedere” (no dañar a otro), lo
cual es una clara muestra de la constitucionalización del derecho privado (conf.
art. 19 CN). El art. 1717 determina que cualquier acción u omisión que causa un
daño a otro es antijurídica si no está justificada. Lo relevante es el daño
injustamente sufrido más allá de la injusticia de la conducta que lo genera. Se
recoge la tendencia jurisprudencial de la antijuridicidad genérica o amplia. Se
regulan expresamente las causas de justificación, es decir, aquellas que borran
la antijuridicidad, a saber: el ejercicio regular de un derecho, la legítima defensa
y el estado de necesidad (art. 1718). También se regulan la asunción de riesgos
(art. 1719) y la figura del consentimiento del damnificado (art. 1720).
c) Factores de atribución: Se mantiene en el art. 1721 la distinción entre
factores objetivos y subjetivos (tal como lo hace el Código de Vélez con la
reforma de la ley 17.711). El art. 1722 establece que el factor es objetivo cuando
la culpa del agente es irrelevante a fin de atribuir responsabilidad, y en tales
casos, el responsable se libera -eximente- demostrando la causa ajena, salvo
disposición legal en contrario. Es lógico que si la responsabilidad objetiva se
funda en la causalidad, luego la eximente debe estar dada, necesariamente,
32
por su fractura o interrupción. Por ello, con rigor lógico se establece que las
mismas serán el hecho de la víctima (art. 1729) o de un tercero (art. 1731) o el
caso fortuito (art. 1730). En el ámbito de los contratos cuando de las
circunstancias de la obligación o de lo convenido surge que el deudor se ha
comprometido a un resultado, su responsabilidad es objetiva (art. 1723). Dentro
de los factores objetivos cabe citar al riesgo o vicio (arts. 1757, 1758 y 1759), la
garantía (arts. 1753, 1754), la equidad (art. 1750), etc.
Una novedad es que se regula la responsabilidad derivada de las actividades que
pueden ser riesgosas o peligrosas según su naturaleza, por los medios
empleados o por las circunstancias de su realización (art. 1757). También se
define qué se entiende por “guardián”, superando así las discusiones
doctrinarias sobre tal concepto (art. 1758); y se determina que su
responsabilidad es concurrente con la del dueño.
El art. 1773 establece que el legitimado tiene derecho a interponer su acción,
conjunta o separadamente, contra el responsable directo (art. 1749) y el
indirecto. Junto a los factores referidos conviven los subjetivos.
El art. 1724 define a la culpa casi en los mismos términos que el Código de
Vélez, y señala que el dolo se configura por la producción de un daño de manera
intencional o con manifiesta indiferencia por los intereses ajenos. Es decir, se
mantuvo aquello que demostró haber funcionado correctamente -ej. la
definición de culpa-, y se supera la noción de culpa de la víctima o de un tercero,
despejando así las dudas y desencuentros doctrinarios y jurisprudenciales en la
materia. Si la atribución de responsabilidad objetiva se asienta sobre la noción
de causalidad, luego lo razonable es que la eximente esté dada por su fractura
o interrupción.
En la responsabilidad objetiva nada tiene que ver la causalidad con la exención
de responsabilidad. En los arts. 850 a 852 se regulan las obligaciones
concurrentes, lo cual es una novedad ya que si bien la doctrina y jurisprudencia
ya las contemplaban, las mismas carecían de un marco legal. El Nuevo Código
mejoró y actualizó aquello que fue necesario. La figura del dolo así definida
adquiere trascendencia práctica en materia contractual, sobre todo si se tiene
en cuenta lo dispuesto por el art. 1728 en relación a la mayor responsabilidad
en tales casos. La culpa es el factor de atribución de responsabilidad en caso
de ausencia normativa (art. 1721). Se mantiene la regla de que cuanto mayor
es el deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento de las cosas mayor es
la diligencia exigible al agente (art. 1725). Tal pauta también debe ser tenida en
cuenta para valorar la previsibilidad de las consecuencias, es decir, se proyecta
sobre la causalidad. Es novedosa la regulación referida a las facultades
judiciales. Si bien el principio general (conf. art. 1734) consiste en que quien
alega debe probar (ya sea el factor de atribución o la eximente), el art. 1735
determina que el juez puede distribuir la carga de la prueba de la culpa o de
haber actuado con la diligencia debida (eximente) ponderando cuál de las
partes se halla en mejor situación para aportarla. Si el juez lo considera
pertinente, durante el proceso debe comunicar a las partes que aplicará este
33
criterio. Si bien esto es novedoso en un código de fondo, lo cierto es que la
teoría de las cargas probatorias dinámicas no es extraña a nuestra práctica
judicial.
d) La relación de causalidad: Se mantiene, como principio, la teoría de la
causalidad adecuada (art. 1726) -previsibilidad en abstracto-, por lo que en este
aspecto no hay mayores cambios. Se buscó evitar nuevas discusiones
doctrinarias y jurisprudenciales sobre un tema tan complejo como es la
causalidad. A tal fin se conserva, inclusive, la terminología adoptada en el
Código de Vélez. Se distingue entre las consecuencias inmediatas, las mediatas y
las casuales, y se elimina la referencia a las “remotas” que tanta controversia
generó (art. 1727). Se tiene especialmente en cuenta la previsibilidad
contractual, de corte subjetivo, ya que las partes responden por las
consecuencias que previeron o pudieron haber previsto al momento del daño.
Esto también pone fin a las discusiones sobre el verdadero alcance de dicha
regla.
e) Celebración del contrato; y en caso de dolo del deudor la responsabilidad se
fija tomando en cuenta estas consecuencias también al momento del
incumplimiento (art. 1728). Asimismo, se regula la imposibilidad de
cumplimiento (arts. 1732, 955 y 956). e) El daño: El art. 1737 define al daño
como la lesión a un derecho o a un interés no reprobado por el ordenamiento
jurídico que tenga por objeto la persona, el patrimonio, o un derecho de
incidencia colectiva . A su vez, el art. 1738 se refiere a la indemnización
señalando que comprende la pérdida o disminución del patrimonio de la
víctima, el lucro cesante, y la pérdida de la chance. Se tienen en cuenta las
consecuencias de la violación a los derechos personalísimos (art. 51 y ss), su
integridad personal, su salud psicofísica, sus afecciones espirituales y las que
resulten de la interferencia a su proyecto de vida. Se determinan los requisitos
del daño resarcible (art. 1739) y se contempla el principio de la reparación plena
(art. 1740). Se introducen novedades en la indemnización de las consecuencias
no patrimoniales. Está legitimado para reclamar esta indemnización el
damnificado directo; pero si del hecho resulta su muerte o sufre gran
discapacidad también tienen legitimación a “título personal”, según las
circunstancias, los ascendientes, los descendientes, el cónyuge y quienes
convivan con aquél recibiendo trato familiar ostensible (art. 1741). Se trata de
una modificación que recoge la tendencia de la jurisprudencia más moderna en
la materia y contempla las nuevas realidades familiares. El art. 1745 se refiere a
la indemnización por fallecimiento estableciendo cuál es su contenido. El art.
1746 se refiere a la indemnización por lesiones o incapacidad permanente, física
o psíquica, total o parcial, estableciendo un criterio de cuantificación
matemático o actuarial, lo cual es novedoso en la legislación civil, pero no para
la jurisprudencia de algunas jurisdicciones y fueros. El Nuevo Código se nutre
de las modernas tendencias que reconocen los derechos de incidencia colectiva.

34
En relación a los rubros indemnizatorios se ha recogido la tendencia doctrinaria
y jurisprudencial, dando concretas pautas para cuantificar los distintos
perjuicios irrogados.
f) Acciones civil y penal: Se mantiene la independencia de ambas acciones (art.
1774). También se conserva el principio de que si la acción penal precede a la
civil o es intentada durante su curso, el dictado de la sentencia civil debe
suspenderse hasta la conclusión del proceso penal.
Sin embargo, se admiten excepciones:
1) si median causas de extinción de la acción penal,
2) si la dilación del proceso penal provoca una frustración efectiva del derecho a
ser indemnizado,
3) si la acción civil por reparación del daño está fundada en un factor objetivo
de responsabilidad (art. 1775).
Se conserva el principio de que la sentencia penal condenatoria produce efecto
de cosa juzgada en el proceso civil respecto de la existencia del hecho principal
que constituye el delito y de la culpa del condenado (art. 1776). Por su parte, se
determina que si la sentencia penal decide que el hecho no existió, o que el
sindicado como responsable no participó, estas circunstancias no pueden ser
discutidas en el proceso civil. En cambio, si la sentencia penal decide que un
hecho no constituye delito o que no compromete la responsabilidad penal del
agente, en el proceso civil puede discutirse libremente ese mismo hecho en
cuanto generador de responsabilidad civil. Es indudable que en este aspecto se
ha mejorado el sistema y se lo ha actualizado a fin de evitar todas las
discusiones doctrinarias y jurisprudenciales que surgieron en torno a estos
aspectos.
g) Prescripción: El art. 2561 establece que el reclamo de la indemnización de
daños derivados de la responsabilidad civil prescribe a los tres años. Se trata de
un plazo único acorde con la unificación de las órbitas. A su vez, se establecen
ciertos plazos especiales en dicha norma y en los artículos siguientes (arts. 2561,
2562, 2564).

4)- Contratos. Definición. Función económica y social. Caracteres.


Elementos. Formación. Prueba. Clasificación. Interpretación. Tipos de
contratos usuales en la actividad Turística.
Definición
Contrato es el acto jurídico mediante el cual dos o más partes manifiestan su
consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones
jurídicas patrimoniales.
Las partes son libres para celebrar un contrato y determinar su contenido,
dentro de los límites impuestos por la ley, el orden público, la moral y las
buenas costumbres. Todo contrato válidamente celebrado es obligatorio para
las partes. Su contenido sólo puede ser modificado o extinguido por acuerdo de
partes o en los supuestos en que la ley lo prevé. Los contratos deben celebrarse,
interpretarse y ejecutarse de buena fe. Obligan no sólo a lo que está
35
formalmente expresado, sino a todas las consecuencias que puedan
considerarse comprendidas en ellos, con los alcances en que razonablemente se
habría obligado un contratante cuidadoso y previsor.
Las normas legales relativas a los contratos son supletorias de la voluntad de las
partes, a menos que de su modo de expresión, de su contenido, o de su
contexto, resulte su carácter indisponible.
Los contratos se concluyen con la recepción de la aceptación de una oferta o
por una conducta de las partes que sea suficiente para demostrar la existencia
de un acuerdo.

Oferta. La oferta es la manifestación dirigida a persona determinada o


determinable, con la intención de obligarse y con las precisiones necesarias para
establecer los efectos que debe producir de ser aceptada.
La oferta dirigida a personas indeterminadas es considerada como invitación
para que hagan ofertas, excepto que de sus términos o de las circunstancias de
su emisión resulte la intención de contratar del oferente. En este caso, se la
entiende emitida por el tiempo y en las condiciones admitidas por los usos. La
oferta obliga al proponente, a no ser que lo contrario resulte de sus términos,
de la naturaleza del negocio o de las circunstancias del caso.
La oferta hecha a una persona presente o la formulada por un medio de
comunicación instantáneo, sin fijación de plazo, sólo puede ser aceptada
inmediatamente.
Cuando se hace a una persona que no está presente, sin fijación de plazo para la
aceptación, el proponente queda obligado hasta el momento en que puede
razonablemente esperarse la recepción de la respuesta, expedida por los
medios usuales de comunicación.
Los plazos de vigencia de la oferta comienzan a correr desde la fecha de su
recepción, excepto que contenga una previsión diferente.
Retractación de la oferta. La oferta dirigida a una persona determinada puede ser
retractada si la comunicación de su retiro es recibida por el destinatario antes o
al mismo tiempo que la oferta.
Muerte o incapacidad de las partes. La oferta caduca cuando el proponente o el
destinatario de ella fallecen o se incapacitan, antes de la recepción de su
aceptación.
El que aceptó la oferta ignorando la muerte o incapacidad del oferente, y que a
consecuencia de su aceptación ha hecho gastos o sufrido pérdidas, tiene
derecho a reclamar su reparación.
Contrato plurilateral. Si el contrato ha de ser celebrado por varias partes, y la
oferta emana de distintas personas, o es dirigida a varios destinatarios, no hay
contrato sin el consentimiento de todos los interesados, excepto que la
convención o la ley autoricen a la mayoría de ellos para celebrarlo en nombre
de todos o permitan su conclusión sólo entre quienes lo han consentido.
Aceptación. Para que el contrato se concluya, la aceptación debe expresar la
plena conformidad con la oferta. Cualquier modificación a la oferta que su

36
destinatario hace al manifestar su aceptación, no vale como tal, sino que
importa la propuesta de un nuevo contrato, pero las modificaciones pueden ser
admitidas por el oferente si lo comunica de inmediato al aceptante.
Modos de aceptación. Toda declaración o acto del destinatario que revela
conformidad con la oferta constituye aceptación. El silencio importa aceptación
sólo cuando existe el deber de expedirse, el que puede resultar de la voluntad
de las partes, de los usos o de las prácticas que las partes hayan establecido
entre ellas, o de una relación entre el silencio actual y las declaraciones
precedentes.
Perfeccionamiento. La aceptación perfecciona el contrato:
a) entre presentes, cuando es manifestada;
b) entre ausentes, si es recibida por el proponente durante el plazo de vigencia
de la oferta.
Retractación de la aceptación. La aceptación puede ser retractada si la
comunicación de su retiro es recibida por el destinatario antes o al mismo
tiempo que ella.
Acuerdo parcial. Los acuerdos parciales de las partes concluyen el contrato si
todas ellas, con la formalidad que en su caso corresponda, expresan su
consentimiento sobre los elementos esenciales particulares. En la duda, el
contrato se tiene por no concluido. No se considera acuerdo parcial la extensión
de una minuta o de un borrador respecto de alguno de los elementos o de
todos ellos.
Recepción de la manifestación de la voluntad. A los fines de este Capítulo se
considera que la manifestación de voluntad de una parte es recibida por la otra
cuando ésta la conoce o debió conocerla, trátese de comunicación verbal, de
recepción en su domicilio de un instrumento pertinente, o de otro modo útil.

El Código Civil y Comercial de la Nación (el “CCC”) ha traído una novedad en


materia contractual que resulta aplicable transversalmente a todo tipo de
contratos. En tal sentido, se reconocen tres sistemas o modalidades de
contratación: (i) contratos discrecionales o de negociación individual (art. 957 y
ss); (ii) contratos por adhesión a cláusulas generales predispuestas (arts. 984 a
989); y (iii) contratos de consumo (arts. 1092 a 1122, 1384 a 1389 y la Ley
24.240). 

De ellas, la segunda categoría de contratos es la más interesante y la que


probablemente presentará más desafíos a los contratantes y a los profesionales
del derecho.

I. Contratos discrecionales o de negociación individual


Las normas referidas a los contratos discrecionales o de negociación individual
del nuevo CCC mantienen los lineamientos dados por el antiguo Código. No se
advierten modificaciones sustanciales o críticas que no se encuentren ya

37
consolidadas en doctrina y jurisprudencia mayoritarias; sin embargo, las
inclusiones más relevantes en esta esfera son la regulación de los contratos
preliminares (arts. 994 a 996), las subcontrataciones (art. 1069 a 1072) y los
contratos conexos (arts. 1073 a 1075).

II. Contrato por adhesión a cláusulas generales predispuestas


El contrato por adhesión es una forma de contratación por la cual uno de los
contratantes adhiere a cláusulas generales predispuestas unilateralmente por la
contraparte en el contrato sin que el adherente haya participado en su
redacción. 
Se trata de una forma de expresar el consentimiento dispuesta de forma
genérica en el CCC e independiente de los contratos de consumo. Resulta
común asociar, y hasta asimilar, las nociones de contratos por adhesión y
contratos de consumo. 

Sin embargo, ambas modalidades de contratos distan de ser lo mismo. Podemos


tener contratos por adhesión que no sean de consumo (negocios de empresas
con sus proveedores, negocios B2B, etc.), mientras que los contratos de
consumo, salvo excepciones, se realizan siempre bajo la modalidad de
contratación por adhesión. El contrato por adhesión es una forma de expresar el
consentimiento dispuesta de forma genérica en el nuevo Código e
independiente de los contratos de consumo.

a. Requisitos de validez de las cláusulas generales predispuestas


El CCC no prohíbe la inclusión de cláusulas predispuestas por una de las partes.
No obstante le fija requisitos en el art. 985 para que las mismas resulten válidas
y no lesionen derechos de la parte adherente. 

Las cláusulas predispuestas deben ser comprensibles, es decir que deben poder
ser entendidas por el co-contratante y autosuficientes, o sea que todos los
elementos para su correcta interpretación deben surgir de sí misma o de los
anexos que, de existir, deben ser entregados al suscribirse el contrato.
Asimismo se exige que la redacción de las cláusulas sea clara (sin
ambigüedades), fácilmente inteligible y completa. Adicionalmente el Codigo
tiene por no convenidas aquellas clausulas que reenvíen a textos o documentos
que no se facilitan a la contraparte de forma previa o simultanea a la conclusión
del contrato.

b. Cláusulas predispuestas abusivas 


El régimen de cláusulas abusivas de los contratos por adhesión del art. 988 CCC
es similar al del art. 37 de la Ley 24.240, puesto que tiene por no escritas:
(i) las cláusulas que desnaturalizan las obligaciones del predisponerte;

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(ii) las que importan renuncia o restricción a los derechos del adherente,
o amplían derechos del predisponente que resultan de normas
supletorias; y
(iii) las que, por su contenido, redacción o presentación, no son
razonablemente previsibles. 

Mientras que el art. 37 inc. c) de la Ley 24.240 prohíbe la inclusión de cláusulas


que inviertan la carga de la prueba en cabeza del consumidor, el art. 988 CCC lo
reemplaza por la prohibición de cláusulas que no resulten razonablemente
previsibles. Se pasa de un supuesto puntual y exclusivo a uno amplio que
comprende al anterior y permite la eventual inclusión de otros supuestos, como
las llamadas cláusulas “sorpresa” (aquellas que contratantes de buena fe no se
esperarían razonablemente en un determinado tipo de negocio). 

Se fija en cabeza del juez la facultad de declarar la nulidad de una cláusula


reputada abusiva, y la aprobación administrativa del contrato por algún
regulador no obsta a dicha declaración de nulidad. Asimismo se habilita al juez a
integrar el contrato para mantener la finalidad del mismo ante declaraciones de
nulidad parcial.

III. Contratos de consumo


La regulación de los contratos de consumo en el CCC sigue la línea de la Ley
24.240, aunque se advierten ciertas diferencias entre el CCC y la Ley 24.240. 

En primer lugar, se ha resignificado la importancia de los contratos de consumo


en el Código de fondo como uno de los tres pilares contractuales de la teoría
general del contrato, en línea con la impronta que ha marcado la Corte Suprema
con el art. 42 de la Constitución Nacional como norte.

En ese marco, el deber de información en cabeza del proveedor se ve ampliado


en el CCC, puesto que se debe brindar información cierta y detallada respecto
de todo lo relacionado con las características esenciales de los bienes y servicios
que provee, las condiciones de su comercialización y toda otra circunstancia
relevante para el contrato (art. 1100). Se agrega así el deber de información
sobre “toda otra circunstancia relevante para el contrato” que el art. 4 de la Ley
24.240 no incluía y de esta manera se amplía el alcance de esta carga legal que
ya de por sí era bastante amplia.

Además, el CCC ha reconocido la importancia de la publicidad en las relaciones


de consumo y ha fijado como directriz fundamental que las publicidades no
deben inducir a error o engaño a los consumidores ni a que adopten conductas
peligrosas para su salud o seguridad.

A su vez, existe una sección específica para la tutela de los consumidores


bancarios con un sistema de protección especial para este tipo de contratos.

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El contrato es una convención o acuerdo de voluntades, pero es
necesario distinguir entre:
a) Simples Convenciones: son acuerdos que no producen
efectos jurídicos (Ej: Juan y Patricio se ponen de acuerdo para ir el domingo a la
cancha o para jugar al tenis o entre varios amigos de ir al cine, etc.).
b) Convenciones Jurídicas: son acuerdos que producen efectos
jurídicos, tal el caso de un matrimonio, un tratado internacional, un contrato,
etc. Entre convención jurídica y contratos hay una relación de género a especie
(género: convención jurídica; la especie: contrato).
c) Contrato: es una especie de convención jurídica, pero no
todas las convenciones jurídicas son contratos. Para que sea un contrato debe
producir efectos jurídicos determinados:
- Debe reglar derechos de carácter patrimonial (art. 1169), tal el
caso de una compraventa, una locación, etc. Por faltar este requisito no son
contratos el matrimonio, un tratado, un acuerdo para visitar hijos, etc.
- Debe estar destinado según la opinión clásica, sólo a crear
obligaciones; según otra opinión más amplia, a crear, modificar, transferir o
extinguir obligaciones.

La teoría general del contrato: consiste en elaborar un esquema


o ‘parte general’ del contrato que abarque aspectos comunes a todos los
contratos particulares que puedan existir (compraventa, locación, mutuo, etc.).
En nuestro Código Civil se ve reflejada en el esquema
metodológico empleado, ya que tenemos una parte general de los contratos
(Libro II, Secc. III, Título I: “De los contratos en general”: art. 1137º a 1216º) en
la cual a través de seis Capítulos se hace referencia al consentimiento en los
contratos, a los que pueden contratar, al objeto, a la forma, a la prueba y a los
efectos de los contratos. Luego, se regula cada contrato en particular.
Con las codificaciones aparecen las primeras formulaciones de
la teoría general de los contratos, basándose en dos principios fundamentales:
1) La autonomía de la voluntad: el hombre es libre de contratar
o no, de elegir con quien contrata y de establecer el contenido de su contrato.
El único límite es que lo pactado no sea contrario al orden público, a la moral y a
las buenas costumbres (arts. 21, 953 y 1167).
2) La fuerza obligatoria del contrato: lo querido
voluntariamente por las partes es obligatorio para ellas y debe ser cumplido
como si se tratara de la ley misma. En nuestro Código Civil el principio está
expreso en el art. 1197: “Las convenciones hechas en los contratos forman para
las partes una regla, a la cual deben someterse como a la ley misma”.

La crisis del contrato: se denomina así al hecho de que durante


el siglo XX los principios antes mencionados se han debilitado cada vez más.
La autonomía de la voluntad está debilitada, porque la realidad
nos muestra que actualmente hay casos en que –fundamentalmente, por
40
razones económicas- las partes no están en igualdad de condiciones para
discutir las condiciones del contrato. Tal es el caso del contrato de trabajo entre
un obrero y una gran empresa, o de los contratos de adhesión en los cuales la
empresa (ej: telefónica, de luz, de gas, de transporte, etc…) tiene
predeterminadas las condiciones del contrato y se las impone al usuario, el cual
no puede discutir nada, firma o no firma, lo toma o lo deja.
Y como consecuencia de esto, se debilita aún más la voluntad
de las partes, pues el Estado interviene en los contratos, para evitar que la parte
más poderosa se aproveche de la otra, y así, por ejemplo, regula todo lo relativo
al contrato de trabajo (sueldos, horas, vacaciones, indemnizaciones, ect.) o todo
lo relativo al contrato de adhesión para que no haya cláusulas abusivas.
También se has debilitado la fuerza obligatoria del contrato.
Antes, lo querido por las partes era estrictamente obligatorio y sólo se podía
evitar la responsabilidad por incumplimiento si existía caso fortuito o fuerza
mayor. Actualmente, existen diversos institutos que –inspirados en la equidad-
permiten anular, revisar, modificar, etc, lo pactado por las partes en el contrato,
tal es el caso de la teoría de la lesión (art. 954), la teoría del abuso del derecho
(art. 1071) y la teoría de la imprevisión (art. 1198) y fundamentalmente la
legislación referente a los contratos de consumo (Ley de Defensa del
Consumidor, Ley de Lealtad Comercial, etc.).
Cabe aclarar, que esta situación de debilitamiento de la
voluntad y de la fuerza obligatoria de los contratos, para algunos autores
constituye realmente una ‘crisis’, una decadencia del contrato.
Pero para otros, no es una crisis o decadencia, sino un signo
positivo de evolución, de adaptación de los contratos a las nuevas circunstancias
sociales, económico y político. En esta opinión se enrolan Bordas, Videla
Escalada, Mosset Iturraspe, etc.

Función Económica y Social.


El contrato es el principal instrumento de que se valen los
hombres para urdir entre ellos el tejido infinito de sus relaciones jurídicas, es
decir, es la principal fuente de obligaciones. El hombre vive contratando o
cumpliendo contratos, desde operaciones de gran envergadura (por ejemplo,
compraventa de inmuebles, de constitución de sociedades, etc), hasta contratos
cotidianos que el hombre realiza muchas veces sin advertir que está
contratando: así ocurre cuando trabaja en relación de dependencia (contrato de
trabajo), cuando sube a un colectivo (contrato de transporte), cuando compra
golosinas (compraventa manual), cuando adquiere una entrada para ir al cine o
al fútbol (contrato de espectáculo público).

Caracteres.
El contrato es un acto jurídico (cabe destacar que el art. 944 del
C. C. define al acto jurídico diciendo: “son actos jurídicos los actos voluntarios
lícitos, que tengan por fin inmediato, establecer entre las personas relaciones
41
jurídicas, crear, modificar, transferir, conservar o aniquilar derechos”), y como
acto jurídico, reviste los siguientes caracteres:
1) Es un acto entre vivos;
2) Es bilateral (necesita la voluntad de dos o más personas para
su otorgamiento);
3) Es de carácter patrimonial.

Elementos de los contratos.


Los elementos son ciertos requisitos de los contratos. La
doctrina los divide en tres clases o categorías:
1) Elementos esenciales
2) Elementos naturales
3) Elementos accidentales
1) Elementos esenciales: son aquellos que necesariamente deben existir para
que haya contrato. No pueden faltar. Si falta alguno de ellos el contrato es
inexistente o no tiene valor.
La doctrina clásica considera que los elementos esenciales son:
a) La capacidad de los contratantes
b) El consentimiento
c) El objeto
d) La causa
Hay que decir, sin embargo, que algunos autores excluyen a la
capacidad como elemento del contrato, sosteniendo que se trata sólo de un
presupuesto del consentimiento.
Aparte de los elementos esenciales de todos los contratos,
también hay elementos esenciales propios de un determinado contrato. Por
ejemplo, en la compraventa revisten este carácter la cosa vendida y el precio;
en la locación, la cosa alquilada y el precio del alquiler, etc.

2) Elementos naturales: son aquellas consecuencias que se siguen del negocio,


aun ante el silencio de las partes, así la gratuidad es un elemento natural de la
donación.

3) Elementos accidentales: son las consecuencias nacidas de la voluntad de las


partes, no previstas por el legislador, por ejemplo la condición, el plazo, el
cargo.
En verdad, los llamados elementos naturales y accidentales no
son otra cosa que algunos efectos del contrato, pero no son requisitos de la
validez del contrato. Por ello, se prefiere hoy limitar el concepto de elementos
de los actos jurídicos a aquellos que la doctrina clásica llamaba elementos
escenciales.

Formación.
A) EL CONSENTIMIENTO
42
Concepto: el consentimiento es el acuerdo de voluntades de las partes
tendientes a la celebración de un contrato.
Es un elemento esencial del contrato, ya que no puede faltar:
no hay contrato si no hay consentimiento. Es el primer elemento o requisito que
se debe cumplir para celebrar un contrato, al cual se le irán agregando los
demás (forma, entrega de la cosa, etc.).
El acuerdo de voluntades (consentimiento), para tener
importancia jurídica debe ser exteriorizado, manifestado (conf. art. 913: ningún
acto es considerado voluntario si no se exterioriza; art. 1144: el consentimiento
debe manifestarse).

Formación del consentimiento: Oferta y Aceptación


Para que exista consentimiento –conf. art. 1144- es necesario
que haya una oferta o propuesta de una de las partes (oferente) y que ella sea
aceptada por la otra parte (aceptante).
En definitiva, el consentimiento se forma con dos elementos: la
oferta y la aceptación.
LA OFERTA: es la propuesta que una de las partes dirige a una
persona determinada para celebrar un contrato. Técnicamente, la oferta se
define como ‘una declaración de voluntad unilateral y recepticia’ (Spota).
Requisitos de validez de la oferta:
1) Debe ser hecha por una persona que actúe con
discernimiento, intención y libertad, pues se trata de un acto voluntario. Si
alguno de estos requisitos faltare –sea por minoridad, error, dolo, violencia,
fraude, etc.- la oferta no tendría validez, pues no sería voluntaria.
2) Debe ser recepticia, es decir, debe tener un destinatario;
debe estar dirigida a personas o personas determinadas (conf. art. 1148).
3) Debe ser completa. Esto significa que la oferta debe ser sobre
un contrato determinado y contener todos los elementos, circunstancias y
antecedentes constitutivos del contrato de que se trate (conf. art. 1148), es
decir: tipo de contrato, objeto del mismo, determinación del oferente y del
destinatario, precio si lo hubiere, etc.

LA ACEPTACION: Es la conformidad que presta el destinatario a


la oferta que se le ha hecho. Técnicamente la aceptación es –al igual que la
oferta- ‘una declaración de voluntad unilateral y recepticia’, pero ahora el
destinatario es el oferente.

Requisitos de validez de la aceptación:


1) Al igual que la oferta, la aceptación debe ser hecha por
persona que actúe con discernimiento, intención y libertad; y debe ser
recepticia (dirigida al ofertante).
2) Debe ser lisa y llana y congruente con la oferta; es decir, se
deben aceptar todos los puntos que integran la oferta, sin hacer modificaciones.
43
De lo contrario, ‘cualquier modificación que se hiciere en la oferta al aceptarla,
importará la propuesta de un nuevo contrato’ (art. 1152). Si hay modificaciones,
hay una nueva ‘contraoferta’ y se invierten los roles: el aceptante pasará a ser
oferente y el oferente será el destinatario.
3) Debe recaer sobre una oferta vigente (que no esté retractada
ni caduca).
Retractación de la aceptación: el aceptante puede retractar su
aceptación antes de que ella haya llegado a conocimiento del proponente. Si se
retracta después debe pagar los daños que ocasiones (conf. art. 1155).

B) EL OBJETO
El objeto de los contratos es la prestación prometida por las
partes, la cosa o el hecho sobre los que recae la obligación contraída.
Lo que no puede ser objeto de los actos jurídicos, no puede
serlo de los contratos.
“El objeto de los actos jurídicos deben ser:
-cosas: que estén en el comercio, o que por un motivo especial
no se hubiese prohibido que sean objeto de algún acto jurídico,
-o hechos: que no sean imposibles, ilícitos, contrarios a las
buenas costumbres o prohibidos por las leyes, o que se
opongan a la libertad de las acciones o de la conciencia, o que
perjudiquen los derechos de un tercero.
Los actos jurídicos que no sean conformes a esta disposición,
son nulos como si no tuviesen objeto”.

Requisitos del objeto: en general se acepta que el objeto de los contratos debe
reunir 4 requisitos: posibilidad, licitud, determinación y patrimonialidad.

1) Debe ser Determinado: el objeto debe estar determinado al momento de


celebrarse el contrato o ser susceptible de determinarse posteriormente. No es
pasible obligar al deudor a dar o hacer algo que no se sabe que es. Cuando se
trata de cosas fungibles (dinero, cereales, etc.) la determinación se logra
expresando el género, la calidad y la cantidad.
2) Debe ser Posible: debe ser posible física y jurídicamente. Nadie puede
contratar y obligarse a dar o hacer algo que sea imposible físicamente (ej: tocar
el cielo con las manos) o imposible jurídicamente (Ej: hipotecar un auto, prendar
un inmueble).
También hay imposibilidad jurídica si se enajena una cosa que está ‘fuera del
comercio’ (aclaremos, que las cosas ‘fuera del comercio’ no pueden ser
enajenadas, pero sí pueden ser dadas en locación, arrendamiento o concesión).
3) Debe ser lícito: todo contrario a la ley anula la obligación. Tal sería el caso de
un contrato que obligara a permanecer soltero o a casarse con determinada
persona o a no cambiar el domicilio, etc.

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4) Debe ser conforme a la moral y a las buenas costumbres: en verdad este
requisito bien podría considerarse comprendido en el anterior, pues los
contratos inmorales son ilícitos (art. 953). El legislador en muchos casos ha
querido evitar dudas e, inspirado en razones morales, ha establecido la nulidad
de ciertos actos, como por ejemplo: son nulos los pactos sobre herencias
futuras (art. 1175, del C.C.), la de mudar o no mudar de religión, la de casarse
con determinada persona (art. 531, C.C.), los que tengan por objeto el uso
deshonesto de la casa alquilada (art. 1503), el préstamo de una cosa para un
uso contrario a las buenas costumbres (art. 2261, C.C.), etc.

PRUEBA DE LOS CONTRATOS.


La prueba de los contratos consiste en demostrar –por medios y
las formas que indica la ley- la existencia de un contrato.
Medios de prueba en el Código Civil (art. 1190)
a) Instrumentos Públicos: son los mencionados –a modo de
ejemplo- en el art. 979 del C.C., tal el caso de las escrituras públicas.
Cabe destacar, que el instrumento público prueba su
autenticidad por sí mismo (‘per se’), ya que la ley presume que tanto el
documento como su contenido son auténticos, en virtud de las garantías que lo
rodean (lo otorga un oficial público, ej: un escribano, el cual firma y sella el
documento). Por ello, la ley considera que el instrumento público ‘hace plena fe
hasta que sea argüido de falso’.
En otras palabras: se presume que tanto el instrumento público
en sí mismo, como su contenido son auténticos, y que si alguien quiere
demostrar lo contrario –impugnarlo- deberá probar lo que pretende, por medio
de la querella de falsedad.
b) Instrumentos particulares firmados o no firmados: los
instrumentos privados no requieren formalidades especiales, rigiendo para ellos
el principio de la libertad de las formas: las partes pueden otorgarlos en las
formas que juzguen más conveniente (art. 1020), aunque hay en ellos dos
requisitos: la firma de las partes y el doble ejemplar.
En principio, el instrumento privado debe llevar la firma de las
partes; pero por excepción puede admitirse la validez probatoria de algunos no
firmados, tal como ocurre, por ejemplo, con las entradas de espectáculos
públicos.
Los instrumentos privados deben ser probados (a diferencia de
los instrumentos públicos que prueban su autenticidad por sí mismos). Quien
quiera hacer valer un instrumento privado, deberá probar que es auténtico,
para lo cual es necesario que la otra parte reconozca el documento, o más
concretamente, que reconozca su firma.
Respecto de los instrumentos privados no firmados (ej: ticket de
estacionamiento o de depósito de abrigos en guardarropas; boleto de un
transporte; entrada para un espectáculo, etc) si bien no están firmados,
constituyen elementos probatorios importantísimos, que según el caso serán
45
‘un principio de prueba por escrito’ o directamente la prueba de la existencia de
un contrato.
c) Otros medios de prueba: Confesión de partes, judicial o
extrajudicial; Juramento Judicial; Presunciones Legales o Judiciales y Prueba de
Testigos.

Clasificación de los contratos.


1) Unilaterales y bilaterales (art. 1138). Según las obligaciones que generen los
contratos pueden ser:
Unilaterales: son los contratos que crean obligaciones sólo para una de las
partes (Ej: donación, depósito, comodato, fianza, mutuo, etc)
Bilaterales: son los que crean obligaciones recíprocas para todas las partes
intervinientes (Ej. La compraventa, la permuta, la locación de cosas, de servicios
o de obra, la sociedad, etc.).
Los llamados ‘contratos bilaterales imperfectos’ son aquellos que si bien son
inicialmente unilaterales, luego –por circunstancias eventuales- pueden
engendrar obligaciones para la otra parte. Ej: el depósito inicialmente es
unilateral porque el único obligado (a conservar la cosa) es el depositario, pero
si éste realiza gastos para la conservación, el depositante tiene obligación de
reembolsarle los gastos.

2) Onerosos y Gratuitos (art. 1139)


Onerosos: cuando hay prestaciones recíprocas. La prestación de una de las
partes tiene su razón de ser en la contraprestación de la otra (Ej: compraventa,
permuta, locación, etc.). Todos los contratos bilaterales son onerosos.
Gratuitos: cuando una de las partes debe una prestación sin recibir nada a
cambio. No hay contraprestación de quien recibe la ventaja (Ej. La donación, el
comodato, etc.)

3) Consensuales y Reales (art. 1140/1142)


Consensuales: cuando se perfeccionan por el mero consentimiento de las partes
(Ej: compraventa, locación, mandato, fianza, etc.).
Reales: cuando para perfeccionarse requieren –aparte del consentimiento de las
partes- la entrega o tradición de la cosa (Ej: depósito, mutuo, comodato, etc.).
Cabe destacar que, cuando el contrato es real, aunque haya consentimiento
previo de las partes, si no hay tradición –entrega- de la cosa, el contrato no
producirá sus efectos.

4) Aleatorios y Conmutativos (art. 2051)


Aleatorios: cuando las ventajas o las pérdidas para ambas partes o para una sola
de ellas depende de un acontecimiento incierto (Ej: contrato de juego, apuestas
y suerte; de seguro, de renta vitalicia). La expresión “alea” significa riesgo.

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Conmutativos: cuando las ventajas están determinadas al celebrarse el contrato
y no dependen de un acontecimiento incierto (Ej: la compraventa, la permuta,
la locación, etc.).

5) Formales y No formales.
Formales: aquellos a los cuales la ley les exige una forma determinada (Ej: ser
celebrados a través de una escritura pública, que es un documento público). Los
formales pueden ser, a su vez, Solemnes o No solemnes:
‘Solemnes’ (ad solemnitatem): la forma se exige como requisito de
validez, si no se celebra en esa forma es nulo el contrato (Ej: una donación de
inmuebles).
‘No solemnes’ (ad probationem): la forma se exige al sólo efecto de
poder probarlo en juicio (Ej: compraventa de un inmueble).
No formales: aquellos a los que la ley no les exige una forma determinada y por
lo tanto, las partes pueden celebrarlos en la forma que quieran, ya sea
verbalmente o por escrito, por documento público o por documento privado (Ej:
compraventa o permuta de muebles, locaciones, comodato, depósito, etc).
(Para su mejor comprensión, documento público es…., y documento privado
es….)

6) De ejecución inmediata y de ejecución diferida.


De ejecución inmediata: cuando los efectos del contrato se producen
inmediatamente, desde el momento mismo de su celebración.
De ejecución diferida: cuando los efectos del contrato comienzan a cumplirse
después de transcurrido cierto plazo (art. 566).

7) Principales y accesorios.
Principales: contratos que tienen existencia y validez propia, sin depender para
ello de otro contrato (Ej: compraventa, locación, etc.).
Accesorios: contratos cuya existencia y validez dependen de otro contrato al
cual acompañan (Ej: contrato de fianza).

8) Entre presentes y entre ausentes.


Entre presentes: cuando las partes están en contacto directo (personalmente o
por medio de representante), de modo que la oferta y la aceptación se puedan
producir coetáneamente, sin solución de continuidad.
Entre ausentes: cuando las partes no están en contacto directo, sino que se
encuentran separadas territorialmente y para transmitirse la oferta o la
aceptación se valen de la correspondencia o de simples mensajeros o
intermediarios, que no tienen representación.

10) Típicos y Atípicos.


Típicos (o nominados): son los contratos que están regulados especialmente por
el Código Civil (Ej: compraventa, permuta, donación, comodato, etc.) o por leyes
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especiales (Ej: contrato de seguro por la ley 17.418; de edición por la ley 11.723;
de sociedades comerciales por la ley 19.550; de tarjeta de crédito por la ley
25.065, etc.). A estos contratos se les aplican las normas que los regulan
especialmente.
Atípicos (o inominados): son los que no tienen una regulación especial
específica, no están tipificados, y en consecuencia son ‘atípicos’ (Ej: contratos de
garage, de medicina prepaga; de tiempo compartido; de hospedaje, etc.).
Dado que en materia contractual rige el principio de libertad de
las convenciones, es admisible que las partes combinen varios contratos o
celebren un contrato con elementos de otro. Pero cabe preguntarse: ¿qué
reglas se aplican a estos contratos atípicos?. En primer lugar, hay que respetar la
voluntad de las partes y aplicar las reglas convenidas por ellas en el contrato,
pero ante el silencio de ellas, habrá que aplicar las normas generales sobre
contratos y las normas del contrato típico que más se le asemeje.
INTERPRETACION
La interpretación del contrato consiste en establecer el sentido
y alcance de las cláusulas del mismo.
¿Para qué se interpreta? Para saber con exactitud cuáles son los
derechos y deberes de cada una de las partes.
¿Cuándo se hace necesario interpretar? Cuando en el contrato
existen cláusulas a las cuales las partes le asignan distinto significado y alcance,
sea por que la cláusula es incompleta o contradictoria con otras, o por que las
palabras empleadas son ambiguas, equívocas, dudosas o imprecisas.
Cuando un contrato es claro, en principio corresponde aplicarlo
y nada más. Pero, a veces hasta es necesario interpretar un contrato claro –
justamente para dejar bien establecida su claridad- cuando la contraparte
maliciosamente nos opone –para no cumplir con sus obligaciones- una
interpretación ingeniosa.
Reglas de interpretación en el Código Civil y en el Código de
Comercio: de acuerdo a lo dispuesto en el art. 1198, primera parte, del Código
Civil, “los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe y
de acuerdo con lo que verosímilmente las partes entendieron o pudieron
entender, obrando con cuidado y previsión…
El concepto de la buena fe encierra dos sentidos: el de buena fe
-objetiva (buena fe – lealtad), consiste en obrar con honestidad y lealtad hacia la
otra parte; y el de la buena fe – subjetiva (buena fe - creencia), consiste en
obrar con el convencimiento, con la creencia, de que lo que se hace es lo
correcto.
Ante la ausencia en el Código Civil de otra normas de
interpretación y dado que el artículo 16 del Código Civil autoriza a aplicar las
‘leyes análogas’, es posible recurrir al Código de Comercio el cual trae –en los
arts. 217 a 220- diversas reglas de interpretación:

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Art. 217 (Uso general de las palabras): “Las palabras de los
contratos y convenciones deben entenderse en el sentido que les da el uso
general, aunque el obligado pretenda que las ha entendido de otro modo”.
Art. 218: “Siendo necesario interpretar la cláusula de un
contrato, servirán para la interpretación las bases siguientes:
1º Intención común de las partes: habiendo ambigüedad en las
palabras, debe buscarse más bien la intención común de las partes, que el
sentido literal de los términos;
2º Contexto del contrato: las cláusulas equívocas o ambiguas
deben interpretarse por medio de los términos claros y precisos empleados en
otra parte del mismo escrito, cuidando de darles, no tanto el significado que en
general les pudiera convenir, cuanto el que corresponda por el contexto
general;
3º Conservación del contrato: las cláusulas susceptibles de dos
sentidos, del uno de los cuales resultaría la validez, y del otro la nulidad del acto,
deben entenderse en el primero.
Si ambos dieran igualmente validez al acto, deben tomarse en el
sentido que más convenga a la naturaleza de los contratos, y a las reglas de la
equidad;
4º Actuación posterior de las partes: los hechos de los
contrayentes, subsiguientes al contrato, que tenga relación con lo que se
discute, serán la mejor explicación de la intención de las partes al tiempo de
celebrar el contrato;
5º Onerosidad de los actos de comercio: los actos de los
comerciantes nunca se presumen gratuitos;
6º Usos y costumbres del lugar de ejecución: el uso y práctica
generalmente observados en el comercio, en casos de igual naturaleza, y
especialmente la costumbre del lugar donde debe ejecutarse el contrato
prevalecerán sobre cualquier inteligencia en contrario que se pretenda dar a las
palabras.
7º A favor del deudor: en los casos dudosos, que no puedan
resolverse según las bases establecidas, las cláusulas ambiguas deben
interpretarse siempre a favor del deudor, o sea en sentido de liberación.

Integración: consiste en llenar las ‘lagunas del contrato’ cuando


determinadas situaciones no han sido previstas expresamente en el contrato
por las partes.
En estos casos, para lograr la integración, el juez debe
determinar la especie contractual (Ej. compraventa, depósito, etc) y aplicarle las
leyes supletorias previstas para ese contrato por el legislador. Y si en ellas no
estuviese la solución, se podrá recurrir a los usos y costumbres (art. 17 C. Civil) o
a la intención común de las partes (art. 1198 C. Civil).

49
EFECTOS DE LOS CONTRATOS
Los efectos de los contratos son las consecuencias jurídicas que
ellos producen, las que en general consisten en crea, modificar o extinguir
obligaciones.
Los efectos de los contratos pueden distinguirse, teniendo en
cuenta a quien alcanza, de la siguiente forma:
1) Efectos con relación a las partes;
2) Efectos con relación a los sucesores de las partes;
3) Efectos con relación a terceros.

1) Efectos con relación a las partes: rige el principio denominado “Efecto


Relativo”:
‘los contratos sólo tienen efectos con relación a las partes (y sus sucesores)…y
no pueden perjudicar a terceros’.
Este principio está consagrado por el artículo 503 y es
complementado por el artículo 1195:
Art. 503: “Las obligaciones no producen efecto sino entre acreedor y deudor, y
sus sucesores a quienes se trasmitiesen”.
Art. 1195: “Los efectos de los contratos se extienden activa y pasivamente a los
herederos y sucesores universales….los contratos no pueden perjudicar a
terceros”.

La autonomía de la voluntad y la fuerza obligatoria del contrato:


cabe destacar que en el contrato las partes pueden convenir lo que quieran, lo
que más les convenga (autonomía de la voluntad), pero luego deben someterse
a lo convenido como si se tratara de una ley (fuerza obligatoria). Así surge el art.
1197: “Las convenciones hechas en los contratos forman para las partes una
regla, a la cual deben someterse como a la ley misma”.
Pero la aplicación de estos principios no es absoluta, pues tanto
uno como otro tienen límites.
La autonomía de la voluntad (facultad de estipular las cláusulas
que quieran) está limitada por el orden público, la moral y las buenas
costumbres (conf. Art. 21). Art. 21: “Las convenciones particulares no pueden
dejar sin efecto las leyes cuya observancia estén interesados el orden público y
las buenas costumbres”.
La fuerza obligatoria (lo convenido debe ser cumplido
obligatoriamente) también está limitada por el orden público, la moral y las
buenas costumbres, pero además, determinadas circunstancias socio-
económicas (desigualdad económica de las partes, diversos abusos, etc.) han
determinado, por un lado, que haya intervención del Estado regulando ciertos
contratos para proteger el interés público o colectivo, y por otro, que la
doctrina, la jurisprudencia y la legislación limitaran el cumplimiento de cláusulas
contractuales mediante la aplicación de nuevas teorías, tal el caso de la teoría
50
de la lesión, del abuso del derecho, de la imprevisión, del estado de necesidad,
etc.

Cumplimiento de buena fe: lo convenido por las partes en el


contrato debe ser cumplido de buena fe. Este principio de la buena fe, se
encuentra consagrado en el art. 1198, 1º parte: “Los contratos deben
celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe y de acuerdo con lo que
verosímilmente las partes entendieron o pudieron entender, obrando con
cuidado y previsión…”

2) Efectos con relación a los sucesores: el art. 1195, dispone que: “Los efectos
de los contratos se extienden activa y pasivamente a los herederos y sucesores
universales…”.

Sucesor Universal: es la persona a la cual se le transmiten todos los bienes de


una persona fallecida (en general la doctrina entiende que no cabe distinguir
entre sucesor universal y heredero).
El sucesor universal pasa a ocupar el lugar del fallecido y a él se extienden todos
los efectos de los contratos, activa (créditos) y pasivamente (deudas).
Excepciones, por las cuales no se transmiten a los sucesores, encontramos, por
ejemplo, cuando la obligación nacida del contrato fuese inherente a la persona,
es decir, cuando fuese ‘intuitae personae’ (Ej: si el causante debía dar un
concierto de piano, esa obligación no pasa a los herederos o si debía pintar un
cuadro).

Sucesor Particular: es la persona a la cual no se le transmite todo el patrimonio


sino sólo un derecho u objeto determinado, sea por un acto mortis causa (ej: el
legatario) o por un acto entre vivos (ej: el comprador, el cesionario, etc.). En
principio, el sucesor particular es como si fuera un tercero y los contratos
firmados por el transmisor del bien no le afectan (ej si el transmisor había
contratado con un arquitecto para refaccionar la casa, pero antes de que eso
ocurra la vende, al adquirente ese contrato no lo afecta).
Por excepción, los contratos lo afectan en los siguientes casos:
- cuando se trate de un contrato de locación, pues el adquirente debe
respetarla, ya que el art. 1497 dice: “enajenada la finca arrendada, la
locación subsiste..”.
- o que se trate de contratos constitutivos de garantías (ej: prendas,
hipotecas, etc, pues el adquirente debe soportar esas garantías).

Diferencia fundamental entre el sucesor universal y el sucesor


particular: el sucesor universal responde por las obligaciones del causante con
todo su patrimonio (salvo que haya aceptado la herencia con beneficio de
inventario), en cambio, el sucesor particular responde sólo con la cosa
transmitida.
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3) Efectos con relación a terceros: Terceros son las personas totalmente ajenas
al contrato. El principio general es que “los contratos no pueden perjudicar a
terceros (art. 1195 in fine), ni oponerse a terceros, ni invocarse por ellos (art.
1199).
Excepciones:
a) Contratos a favor de terceros: son los contratos en los cuales una de las
partes conviene que la otra cumplirá su prestación a favor de un tercero.
Ej: en el seguro de vida, el asegurado conviene que si se produce su
fallecimiento la compañía aseguradora debe pagar una indemnización a
una determinada persona.
b) Contrato a nombre de terceros (art. 1161 y 1162): es aquel en donde una
de las partes contrata a nombre de otro, de un tercero. ¿se puede hacer?
Para celebrar un contrato a nombre de otro hay que tener su
autorización o ser su representante.
c) Contrato de prestación de un tercero: el art. 1163, dispone que el que se
obliga por un tercero, ofreciendo el hecho de éste, debe satisfacer
pérdidas e intereses, si el tercero se negare a cumplir el contrato.
Se trata de un contrato donde una persona promete que otra (un
tercero) cumplirá determinado hecho. Ej: yo contrato con Coca Cola y
prometo que Juan Pérez, piloto de autos de carrera, llevará la
propaganda de la empresa en tal carrera.
En este caso, el obligado contractualmente soy yo, no el tercero, por lo
tanto si el tercero no cumple lo que yo he prometido, deberé pagar los
daños y perjuicios.

Efectos propios de los contratos bilaterales.

● Excepción de incumplimiento: en los contratos con obligaciones recíprocas a


cargo de ambas partes (ej: compraventa) una de ellas no puede reclamar el
cumplimiento de lo que se le debe, si ella misma no ha cumplido con su
obligación ni tampoco ha ofrecido cumplir.
Si no obstante este principio, la parte igual reclamare, la otra
parte podrá oponerse interponiendo la “excepción de incumplimiento”
(‘exceptio non adimpleti contractus’) con lo cual paralizará la acción del
reclamante.
Ej: usted vende un auto y el comprador, que no le ha pagado ni
le ha ofrecido pagarle, lo demanda para que le entregue el vehículo. Ud. puede
defenderse interponiendo la excepción de incumplimiento con lo cual paralizará
la acción del demandante.
Esta ‘excepción de incumplimiento’ está prevista en el art. 1201:
“En los contratos bilaterales una de las partes no podrá demandar su
cumplimiento, si no probase haberlo ella cumplido u ofreciese cumplirlo, o que
su obligación es a plazo”.
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● La Seña (‘señal’ o ‘arras’): la seña es usada frecuentemente en nuestra vida
diaria. Si alguien va a comprar o alquilar algo y encuentra lo que busca,
seguramente la otra parte le dirá: ¿le agrada?...entonces déjeme una seña. Con
la seña se le dará seriedad a la operación y en principio, se asegurará la
realización de la misma.
La seña consiste en una suma de dinero que una persona da a
otra para asegurar la celebración de un contrato o su cumplimiento, o en su
caso, para permitir el arrepentimiento de cualquiera de las partes.
¿Cuándo se da? Puede ser dada antes de celebrarse el contrato
(con el fin de asegurar que el contrato se llevará a cabo); o en el momento de
celebrar el contrato, o aún después (para asegurar que se va a cumplir las
prestaciones).
¿Qué se da? Generalmente es dinero, una parte del precio (ej.
10 o 20% del precio total) pero nada impide que se pueda dar otra cosa (mueble
o inmueble).
Especies y función.
Seña Confirmatoria: su fin es asegurar el cumplimiento del
contrato. En este tipo de seña las partes no tienen derecho a arrepentirse de la
operación. Lo que se da como seña es considerado como ‘un adelanto, un pago
a cuenta’ del precio total. Así se regula en el Código de Comercio (art. 475), en
el cual la seña es confirmatoria; sólo se admite el arrepentimiento si fue
pactado expresamente.
Seña Penitencial: en este caso, la seña tiene como característica
principal que permite arrepentirse a cualquiera de las partes. La seña
penitencial está regulada en el Código Civil, art. 1202. Veamos como funciona:
- Si las partes no se arrepienten del negocio: lo dado como seña se imputa
como un pago a cuenta. Ej: compro algo de $100, dejo $10 de seña, paga
$90. ¿y si dejo de seña un reloj? Se devuelve lo dado como seña (reloj) y
se cumple con la prestación (pago los $100).
- Si las partes se arrepienten, hay que distinguir:
a) Si se arrepiente quien dio la seña (Ej: el comprador): pierde la seña.
b) Si se arrepiente quien recibió la seña (Ej: el vendedor): debe devolver
la seña con otro tanto más (seña doblada). Siguiendo el ejemplo, debe
devolver $20.
¿Hasta cuándo procede arrepentirse?
- Si las partes han fijado un plazo (ej: de 5 días), dentro de ese plazo.
- Si no hay plazo fijado, según el caso, hasta que se lo constituya en mora,
o hasta la contestación de la demanda, o hasta que haya algún principio
de ejecución del contrato.

● Pacto Comisorio: el ‘pacto comisorio’ es la cláusula por la cual cualquiera de


las partes puede pedir la resolución del contrato, si la otra parte no cumple con
las obligaciones a su cargo.
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Clases:
- Pacto Comisorio Tácito: (art. 1204, primera parte) En los
contratos con prestaciones reciprocas se entiende implícita la facultad de
resolver las obligaciones emergentes de ellos en caso de que uno de los
contratantes no cumpliera su compromiso.
No ejecutada la prestación, el acreedor podrá requerir al
incumplidor el cumplimiento de su obligación más los daños y perjuicios
derivados de la demora en un plazo no inferior a 15 días (salvo que los usos o un
pacto expreso estableciera uno menor); transcurrido el plazo sin que la
prestación haya sido cumplida, quedarán resueltas, sin más, las obligaciones
emergentes del contrato con derecho para el acreedor al resarcimiento de los
daños y perjuicios (conf. art. 1204, segunda parte).
En el pacto comisorio tácito lo fundamental es el
‘requerimiento’ al incumplidor, a efectos de que cumpla sus obligaciones dentro
de los 15 días; con el requerimiento se da al deudor la posibilidad de cumplir.
Vencido el plazo, el contrato queda resuelto sin más, es decir, por el mero
vencimiento del plazo.

- Pacto Comisorio expreso: es cuando las partes han incluido


expresamente el pacto comisorio en el contrato (art. 1203).
Su régimen legal está establecido en el art. 1204, tercera parte:
“…en este supuesto la resolución se producirá de pleno derecho y surtirá
efectos desde que la parte interesada comunique a la incumplidora, en forma
fehaciente, su voluntad de resolver”.
Acá lo fundamental es la comunicación. Nótese que, a
diferencia del pacto comisorio tácito en el cual se le da al incumplidor la
posibilidad de cumplir, en el pacto comisorio expreso la resolución del contrato
se produce ‘de pleno derecho’ desde que la parte interesada comunica a la otra
su voluntad de resolver. La comunicación debe ser en forma fehaciente, es
decir, que no ofrezca dudas (Ej, por telegrama colacionado, carta documento,
notificación notarial, etc.)
Es importante tener en claro que la comunicación producirá la
resolución si previamente se puso en mora al deudor (salvo que la mora sea
automática: art. 509).
Cabe destacar, que el pacto comisorio se aplica a contratos con
‘prestaciones recíprocas’ (art. 1204), como ser, la compraventa, permuta,
locación, etc. y además, si se demanda la resolución o el cumplimiento del
contrato, la parte cumplidora tiene derecho a exigir daños y perjuicios (art.
1204).

EXTINCION DE LOS CONTRATOS


1) CUMPLIMIENTO

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El cumplimiento es el modo natural de extinción de los
contratos. Cuando las partes ya han cumplido con sus obligaciones, desaparece
la finalidad del contrato y lógicamente él se extingue. Ej: si el vendedor entregó
la cosa y el comprador pagó el precio, el contrato de compraventa se extingue.
Sea que se trate del cumplimiento normal (cumplir
exactamente lo prometido), o en su reemplazo, del cumplimiento anormal
(pago de daños y perjuicios), hay cumplimiento y se extingue el contrato.

2) IMPOSIBILIDAD DE CUMPLIR
El contrato se extingue cuando las obligaciones de las partes se
hacen de cumplimiento imposible por caso fortuito o fuerza mayor (art. 513 y
888).
Si la imposibilidad de cumplir se debe al deudor (dolo o culpa de
su parte), el contrato subsiste hasta que el deudor pague los daños y perjuicios
(art. 513 y 889).

3) RESCISION
La rescisión (o distracto) es la extinción del contrato por mutuo
acuerdo de las partes (art. 1200). Se funda en la autonomía de la voluntad: si un
acuerdo de voluntades pudo crear el contrato, a la inversa, un acuerdo de
voluntades puede extinguirlo.
La rescisión unilateral: son casos en que –si bien no existe
acuerdo de voluntades- la ley autoriza a rescindir el contrato a una de las partes,
por su sola voluntad y sin expresar causa. Ej: en la locación de obra, el dueño de
la misma puede rescindir por su sola voluntad (art. 1638); en la sociedad por
tiempo ilimitado, cualquiera de los socios puede pedir su conclusión (art. 1767);
el contrato de trabajo puede ser rescindido por la sola voluntad del patrón o del
trabajador, etc.

4) REVOCACION
La revocación es la extinción del contrato por la voluntad de una
sola de las partes, pero fundada en una causa legal (ej. ingratitud del donatario).
Está prevista en el art. 1200, segunda parte. Ej.: el donante puede revocar la
donación si existe ingratitud del donatario (art. 1858 a 1867).

5) RESOLUCIÓN
La resolución consiste en la extinción retroactiva del contrato,
por un hecho posterior a la celebración del mismo, al cual las partes o la ley le
otorgan el efecto de extinguir el contrato.
Ese hecho posterior que da fundamento a la resolución, puede:
a) estar previsto por las partes en el contrato. Ej.: una condición
resolutoria, un pacto comisorio expreso, una seña penitencial, etc.
b) estar previsto por la ley. Ej.: (el pacto comisorio tácito, la
imposibilidad de cumplir, la excesiva onerosidad, etc.).
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6) MUERTE
En ciertos casos, produce la extinción de las obligaciones y de
los contratos. Ej.: obligaciones intuitae personae; sociedades entre dos
personas, etc.

7) INCAPACIDAD SOBREVIVIENTE
También en algunos supuestos se la asimila a la muerte y
extingue los contratos y las obligaciones (art. 1769 y 1770).

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