Вы находитесь на странице: 1из 11

LA DISOLUCIÓN Y EXTINCIÓN DE EMPRESAS

Tomado de Actualidad Empresarial / 362


Publicado 15/11/2016

Cristhian Northcote Sandoval


1. Introducción
 
En los últimos años, los procedimientos para la constitución de empresas, específicamente
la constitución de sociedades, han pasado por una serie de mejoras que han vuelto el
procedimiento más rápido y sencillo para las personas.

Así, este procedimiento de constitución ha abreviado las etapas, se puede realizar a través
de internet y, en términos relativos, ha pasado de ser un procedimiento que podía tardar
entre un mes y mes y medio, a unos cuantos días.

Lo que no ha variado hasta la fecha es el procedimiento para la disolución y extinción de


las empresas.

Como sabemos, una empresa, ya sea que esté organizada como una sociedad o como
una empresa individual de responsabilidad limitada (EIRL), es una persona jurídica que
debe pasar por un procedimiento formal para su constitución y ser considerada como tal,
es decir, como un sujeto de derecho distinto a las personas naturales o jurídicas que la
constituyen.

De la misma forma, cuando se producen determinadas circunstancias que motivan a que


la empresa deje de funcionar, es necesario seguir un procedimiento formal para su
extinción, pues se requiere ordenar y establecer las consecuencias de las actividades que
ha desarrollado la empresa durante su existencia y se debe tener en claro cuáles son los
derechos y las obligaciones que le corresponden a sus titulares y a los terceros que han
interactuado con la empresa.

Por ello, el procedimiento de disolución y extinción puede tomar un tiempo largo y requiere
del cumplimiento de varias formalidades al interior de la empresa y también frente a otras
entidades privadas y públicas.

Es necesario precisar que el procedimiento de disolución y extinción al que hacemos


referencia en este informe, es el procedimiento ordinario que se lleva a cabo cuando una
empresa deja de operar por una serie de circunstancias, con excepción de aquellas
relacionadas con los procedimientos concursales que se tramitan ante el Indecopi, pues
esos procedimientos implican consideraciones de distinta naturaleza a las que veremos.

2. Marco legal
 
La Ley General de Sociedades (en adelante, la Ley) regula el procedimiento para la
extinción de las sociedades a través de tres etapas: la disolución, la liquidación y la
extinción, en sus artículos 407 al 422. En tanto que para el caso de las EIRL la norma
aplicable es el Decreto Ley N.° 21621, Ley de la EIRL.

3. Procedimiento para las sociedades


 
Analizaremos primero el procedimiento de disolución aplicable a las sociedades.
3.1. Causales de disolución

Las causales de disolución son los motivos que justifican la adopción del acuerdo
disolución. De acuerdo al artículo 4071 de la Ley, estas causales son las siguientes:

1. Artículo 407.- Causas de disolución

La sociedad se disuelve por las siguientes causas:

1. Vencimiento del plazo de duración, que opera de pleno derecho, salvo si previamente se
aprueba e inscribe la prórroga en el Registro;

2. Conclusión de su objeto, no realización de su objeto durante un período prolongado o


imposibilidad manifiesta de realizarlo;

3. Continuada inactividad de la junta general;

4. Pérdidas que reduzcan el patrimonio neto a cantidad inferior a la tercera parte del capital
pagado, salvo que sean resarcidas o que el capital pagado sea aumentado o reducido en
cuantía suficiente;

5. Acuerdo de la junta de acreedores, adoptado de conformidad con la ley de la materia, o


quiebra;

6. Falta de pluralidad de socios, si en el término de seis meses dicha pluralidad no es


reconstituida;

7. Resolución adoptada por la Corte Suprema, conforme al artículo 410;

8. Acuerdo de la junta general, sin mediar causa legal o estatutaria; y,

9. Cualquier otra causa establecida en la ley o prevista en el pacto social, en el estatuto o


en convenio de los socios registrado ante la sociedad.

• Vencimiento del plazo de duración, que opera de pleno derecho, salvo si


previamente se aprueba e inscribe la prórroga en el registro.

• Conclusión de su objeto, no realización de su objeto durante un periodo


prolongado o imposibilidad manifiesta de realizarlo.

• Continuada inactividad de la junta general.

• Pérdidas que reduzcan el patrimonio neto a cantidad inferior a la tercera parte del
capital pagado, salvo que sean resarcidas o que el capital pagado sea aumentado o
reducido en cuantía suficiente.

• Acuerdo de la junta de acreedores, adoptado de conformidad con la ley de la


materia, o quiebra.

• Falta de pluralidad de socios, si en el término de seis meses dicha pluralidad no es


reconstituida.

• Resolución adoptada por la Corte Suprema.


• Acuerdo de la junta general, sin mediar causa legal o estatutaria.

• Cualquier otra causa establecida en la ley o prevista en el pacto social, en el


estatuto o en convenio de los socios registrado ante la sociedad.

Además de estas causales generales, existen algunas causas específicas para las
sociedades colectivas y las sociedades en comandita. Así, el artículo 408 señala que la
sociedad colectiva se disuelve también por muerte o incapacidad sobreviniente de uno de
los socios, salvo que el pacto social contemple que la sociedad pueda continuar con los
herederos del socio fallecido o incapacitado o entre los demás socios.

Tratándose de la sociedad en comandita simple, puede disolverse cuando no queda


ningún socio comanditario o ningún socio colectivo, salvo que dentro del plazo de seis
meses haya sido sustituido el socio que falta.

En el caso de la sociedad en comandita por acciones, se disuelve también si cesan en su


cargo todos los administradores y dentro de los seis meses no se ha designado sustituto o
si los designados no han aceptado el cargo.

3.2. Adopción del acuerdo de disolución

Una vez que se ha producido alguna de las causales de disolución antes mencionadas, el
directorio, o cuando se trate de sociedades en las que este órgano no exista, cualquier
socio, administrador o gerente, debe convocar a la junta de socios para que en un plazo
máximo de 30 días se realice una junta general, con el fin de adoptar el acuerdo de
disolución o, dependiendo de la causal, tomar las medidas necesarias para subsanar la
situación.

Además, si algún socio, director, o gerente lo considerara pertinente, puede requerir al


directorio para que convoque a la junta general si, según si criterio, se ha presentado
alguna de las causales de disolución establecidas en la Ley.

Si la junta general no se reúne o si reunida no adopta el acuerdo de disolución o las


medidas que correspondan, cualquier socio, administrador, director o el gerente puede
solicitar judicialmente que se declare la disolución de la sociedad en la vía del proceso
sumarísimo.

Así lo establece el artículo 409 de la Ley:

Artículo 409. Convocatoria y acuerdo de disolución

En los casos previstos en los artículos anteriores, el directorio, o cuando éste no


exista cualquier socio, administrador o gerente, convoca para que en un plazo
máximo de treinta días se realice una junta general, a fin de adoptar el acuerdo de
disolución o las medidas que correspondan.

Cualquier socio, director, o gerente puede requerir al directorio para que convoque a
la junta general si, a su juicio, existe alguna de las causales de disolución
establecidas en la ley. De no efectuarse la convocatoria, ella se hará por el juez del
domicilio social.

Si la junta general no se reúne o si reunida no adopta el acuerdo de disolución o las


medidas que correspondan, cualquier socio, administrador, director o el gerente
puede solicitar al juez del domicilio social que declare la disolución de la sociedad.
Cuando se recurra al juez la solicitud se tramita conforme a las normas del proceso
sumarísimo.

El acuerdo de disolución debe publicarse dentro de los diez días de adoptado, por tres
veces consecutivas. De acuerdo al artículo 43 2 de la Ley, las publicaciones deben
efectuarse en el periódico del lugar del domicilio de la sociedad encargado de la inserción
de los avisos judiciales. En el caso de sociedades con domicilio en las provincias de Lima
y Callao, las publicaciones se harán cuando menos en el diario oficial El Peruano y en uno
de los diarios de mayor circulación de Lima o del Callao, según sea el caso.

2. Artículo 43.- Publicaciones. Incumplimiento

Las publicaciones a que se refiere esta ley serán hechas en el periódico del lugar del
domicilio de la sociedad encargado de la inserción de los avisos judiciales.

Las sociedades con domicilio en las provincias de Lima y Callao harán las publicaciones
cuando menos en el Diario Oficial El Peruano y en uno de los diarios de mayor circulación
de Lima o del Callao, según sea el caso.

La falta de la publicación, dentro del plazo exigido por la ley, de los avisos sobre
determinados acuerdos societarios en protección de los derechos de los socios o de
terceros, prorroga los plazos que la ley confiere a estos para el ejercicio de sus derechos,
hasta que se cumpla con realizar la publicación.

Transcurridos 10 días desde la última publicación, se presentará el acuerdo de disolución


para su inscripción ante los Registros Públicos, mediante una copia certificada ante notario
del acta.

Existe un supuesto excepcional de disolución que corresponde a los casos en los que la
existencia de una sociedad es contraria al orden público y a las buenas costumbres. En
tales casos, la Ley prevé un procedimiento por el cual es el Poder Ejecutivo el que requiere
la disolución de la sociedad en la vía judicial, tal como lo indica el artículo 410.

Artículo 410.- Disolución a solicitud del poder ejecutivo.

El Poder Ejecutivo mediante Resolución Suprema expedida con el voto aprobatorio


del Consejo de Ministros, solicitará a la Corte Suprema la disolución de sociedades
cuyos fines o actividades sean contrarios a las leyes que interesan al orden público
o a las buenas costumbres. La Corte Suprema resuelve, en ambas instancias, la
disolución o subsistencia de la sociedad.

La sociedad puede acompañar las pruebas de descargo que juzgue pertinentes en


el término de treinta días, más el término de la distancia si su sede social se
encuentra fuera de Lima o del Callao.

Producida la resolución de disolución y salvo que la Corte haya dispuesto otra cosa,
el directorio, el gerente o los administradores bajo responsabilidad, convocan a la
junta general para que dentro de los diez días designe a los liquidadores y se dé
inicio al proceso de liquidación.

Si la convocatoria no se realiza o si la junta general no se reúne o no adopta los


acuerdos que le competen, cualquier socio, accionista o tercero puede solicitar al
juez de la sede social que designe a los liquidadores y dé inicio al proceso de
liquidación, por el proceso sumarísimo.
En el sentido inverso, la Ley también prevé un supuesto en el cual el Estado puede
requerir la continuación forzosa de una sociedad, a pesar de haberse acordado su
disolución, debido a razones de necesidad pública. Así lo señala el artículo 411:

Artículo 411.- Continuación forzosa de la sociedad anónima.

No obstante mediar acuerdo de disolución de la sociedad anónima, el Estado puede


ordenar su continuación forzosa si la considera de seguridad nacional o necesidad
pública, declarada por ley. En la respectiva resolución se establece la forma cómo
habrá de continuar la sociedad y se disponen los recursos para que los accionistas
reciban, en efectivo y de inmediato, la indemnización justipreciada que les
corresponde. En todo caso, los accionistas tienen el derecho de acordar continuar
con las actividades de la sociedad, siempre que así lo resuelvan dentro de los diez
días siguientes, contados desde la publicación de la resolución.

Ahora, como hemos indicado, se trata de supuestos excepcionales y, en realidad,


sumamente inusuales, por lo que solo nos limitaremos a mencionarlos.

3.3. Liquidación de la sociedad

Adoptado el acuerdo de disolución, se inicia la etapa de liquidación de la sociedad, la cual


tiene por finalidad extinguir el patrimonio social. Para tal fin, en el acuerdo de disolución se
debe haber designado a los liquidadores de la sociedad, quienes se encargarán de pagar
todas las deudas de la sociedad, hasta donde alcance el patrimonio de ésta, así como a
cobrar todos los créditos a los que tuviera derecho.

Durante la etapa de liquidación la sociedad debe agregar a su razón social o denominación


la expresión “en liquidación” en todos sus documentos y correspondencia.

Desde el acuerdo de disolución cesan en sus funciones y representación los directores,


administradores, gerentes y representantes en general, asumiendo los liquidadores las
funciones que les corresponden conforme a ley, al estatuto, al pacto social, a los
convenios entre accionistas inscritos ante la sociedad y a los acuerdos de la junta general.

Los liquidadores pueden ser personas naturales o jurídicas. En este último caso, esta debe
nombrar a la persona natural que la representará, la misma que queda sujeta a las
responsabilidades que se establecen en la Ley para el gerente de la sociedad anónima, sin
perjuicio de la que corresponda a los administradores de la entidad liquidadora y a esta.

Las limitaciones legales y estatutarias para el nombramiento de los liquidadores, la


vacancia del cargo y su responsabilidad se rigen, en cuanto sea aplicable, por las normas
que regulan a los directores y al gerente de la sociedad anónima.

Los socios que representen el 10 % del capital social pueden designar a un representante
que vigile las operaciones de liquidación.

Una vez iniciada la liquidación, las funciones de los liquidadores cesan por los siguientes
motivos:

• Por haberse realizado la liquidación.

• Por remoción acordada por la junta general o por renuncia. Para que la remoción o
la renuncia surta efectos, conjuntamente con ella debe designarse a los nuevos
liquidadores.
• Por resolución judicial emitida a solicitud de socios que, mediando justa causa,
representen por lo menos la quinta parte del capital social.

La responsabilidad de los liquidadores caduca a los dos años desde la terminación del
cargo o desde el día en que se inscribe la extinción de la sociedad en el registro.

Como hemos mencionado, a los liquidadores les corresponde extinguir el patrimonio de la


sociedad, para lo cual ostentan la representación social, con las facultades, atribuciones y
responsabilidades necesarias para llevar a cabo los actos de administración, disposición y
demás que sean necesarios.

De manera específica, corresponde a los liquidadores:

• Formular el inventario, los estados financieros y demás cuentas al día en que se


inicie la liquidación.

• Los liquidadores tienen la facultad de requerir la participación de los directores o


administradores cesantes para que colaboren en la formulación de esos
documentos.

• Llevar y custodiar los libros y la correspondencia de la sociedad en liquidación y


entregarlos a la persona que habrá de conservarlos luego de la extinción de la
sociedad.

• Velar por la integridad del patrimonio de la sociedad.

• Realizar las operaciones pendientes y las nuevas que sean necesarias para la
liquidación de la sociedad.

• Transferir a título oneroso los bienes sociales.

• Exigir el pago de los créditos y dividendos pasivos existentes al momento de


iniciarse la liquidación. También pueden exigir el pago de otros dividendos pasivos
correspondientes a aumentos de capital social acordados por la junta general con
posterioridad a la declaratoria de disolución, en la cuantía que sea suficiente para
satisfacer los créditos y obligaciones frente a terceros.

• Concertar transacciones y asumir compromisos y obligaciones que sean


convenientes al proceso de liquidación.

• Pagar a los acreedores y a los socios.

• Convocar a la junta general cuando lo consideren necesario para el proceso de


liquidación, así como en las oportunidades señaladas en la Ley, el estatuto, el pacto
social, los convenios entre accionistas inscritos ante la sociedad o por disposición
de la junta general.

Los liquidadores deben presentar a la junta general la memoria de liquidación, la propuesta


de distribución del patrimonio neto entre los socios, el balance final de liquidación, el
estado de ganancias y pérdidas y demás cuentas que correspondan.

En caso que la junta no se realice en primera ni en segunda convocatoria, los documentos


se consideran aprobados por ella. Aprobado, expresa o tácitamente, el balance final de
liquidación se publica por una sola vez.
3.4. Término y resultados de la liquidación

Al término de la liquidación, que se produce cuando el patrimonio social ha sido agotado,


pueden producirse dos resultados.

En el resultado positivo, las deudas de la sociedad han sido totalmente pagadas, y queda
un remanente del patrimonio o este ha sido agotado. Si quedara un remanente, se deberá
distribuir entre los socios de acuerdo a su porcentaje de participación en el capital social.

En el resultado negativo, el patrimonio de la sociedad ha sido extinguido en su totalidad


pero sin que se hayan pagado las obligaciones sociales. En este caso, los liquidadores
deben convocar a la junta general para informarla de la situación y solicitar la declaración
judicial de quiebra.

La declaración de quiebra se realiza de conformidad con las disposiciones de la Ley N.°


27809, Ley General del Sistema Concursal.

De acuerdo a dicha ley, la declaración judicial de quiebra se solicita ante el juez


especializado en lo civil, quien deberá verificar la extinción del patrimonio social a partir del
balance final de liquidación que deberá adjuntarse con la demanda. De ser así, declarará
la quiebra de la sociedad deudor y la incobrabilidad de sus deudas.

La resolución que declara la quiebra será publicada en el diario oficial El Peruano por dos
días consecutivos.

Si no se produjera la impugnación de la resolución, concluirá el procedimiento y el Juez


ordenará su archivo, así como la inscripción de la extinción del patrimonio de la sociedad y
emitirá los certificados de incobrabilidad para todos los acreedores impagos.

A efectos de la distribución del patrimonio remanente de la sociedad, debe tomarse en


cuenta lo señalado por el artículo 420 de la Ley:

Artículo 420.- Distribución del haber social

Aprobados los documentos referidos en el artículo anterior, se procede a la


distribución entre los socios del haber social remanente.

La distribución del haber social se practica con arreglo a las normas establecidas
por la ley, el estatuto, el pacto social y los convenios entre accionistas inscritos ante
la sociedad. En defecto de estas, la distribución se realiza en proporción a la
participación de cada socio en el capital social.

En todo caso, se deben observar las normas siguientes:

1. Los liquidadores no pueden distribuir entre los socios el haber social sin que se
hayan satisfecho las obligaciones con los acreedores o consignado el importe de
sus créditos;

2. Si todas las acciones o participaciones sociales no se hubiesen integrado al


capital social en la misma proporción, se paga en primer término y en orden
descendente a los socios que hubiesen desembolsado mayor cantidad, hasta por el
exceso sobre la aportación del que hubiese pagado menos; el saldo se distribuye
entre los socios en proporción a su participación en el capital social;
3. Si los dividendos pasivos se hubiesen integrado al capital social durante el
ejercicio en curso, el haber social se repartirá primero y en orden descendente entre
los socios cuyos dividendos pasivos se hubiesen pagado antes;

4. Las cuotas no reclamadas deben ser consignadas en una empresa bancaria o


financiera del sistema financiero nacional; y,

5. Bajo responsabilidad solidaria de los liquidadores, puede realizarse adelantos a


cuenta del haber social a los socios.

3.5. Extinción de la sociedad

Una vez efectuada la distribución del remanente del patrimonio social o con la declaratoria
judicial de quiebra, se produce la extinción de la sociedad y se inscribe en los Registro
Públicos.

La solicitud de inscripción se presenta mediante escrito firmado por los liquidadores,


indicando la forma cómo se ha distribuido el remanente y la constancia de la publicación
del balance final de liquidación, conforme al artículo 4213 de la Ley.

3. Artículo 421.- Extinción de la sociedad

Una vez efectuada la distribución del haber social la extinción de la sociedad se inscribe en
el Registro.

La solicitud se presenta mediante recurso firmado por el o los liquidadores, indicando la


forma cómo se ha dividido el haber social, la distribución del remanente y las
consignaciones efectuadas y se acompaña la constancia de haberse publicado el aviso a
que se refiere el artículo 419.

Al inscribir la extinción se debe indicar el nombre y domicilio de la persona encargada de la


custodia de los libros y documentos de la sociedad.

Si algún liquidador se niega a firmar el recurso, no obstante haber sido requerido, o se


encuentra impedido de hacerlo, la solicitud se presenta por los demás liquidadores
acompañando copia del requerimiento con la debida constancia de su recepción.

Cabe señalar también que existe responsabilidad por la distribución indebida del
patrimonio remanente de la sociedad, cuando han quedado acreedores impagos, conforme
al artículo 422 de la Ley:

Artículo 422.- Responsabilidad frente a acreedores impagos

Después de la extinción de la sociedad colectiva, los acreedores de ésta que no


hayan sido pagados pueden hacer valer sus créditos frente a los socios.

Sin perjuicio del derecho frente a los socios colectivos previsto en el párrafo
anterior, los acreedores de la sociedad anónima y los de la sociedad en comandita
simple y en comandita por acciones, que no hayan sido pagados no obstante la
liquidación de dichas sociedades, podrán hacer valer sus créditos frente a los socios
o accionistas, hasta por el monto de la suma recibida por estos como consecuencia
de la liquidación.
Los acreedores pueden hacer valer sus créditos frente a los liquidadores después
de la extinción de la sociedad si la falta de pago se ha debido a culpa de estos. Las
acciones se tramitarán por el proceso de conocimiento.

Las pretensiones de los acreedores a que se refiere el presente artículo caducan a


los dos años de la inscripción de la extinción.

4. Procedimiento para la EIRL


 
4.1. Causales de disolución

Al igual que en el caso de las sociedades, la disolución de las EIRL procede en virtud a la
existencia de alguna de las causales señaladas por Ley, conforme al artículo 80 4 del
Decreto Ley N.° 21621, las cuales detallamos a continuación:

4. Artículo 80.- La Empresa se disuelve por:

a. Voluntad del Titular, una vez satisfechos los requisitos de las normas legales vigentes;

b. Conclusión de su objeto o imposibilidad sobreviniente de realizarlo;

c. Pérdidas que reduzcan el patrimonio de la Empresa en más de cincuenta por ciento (50
%), si transcurrido un ejercicio económico persistiera tal situación y no se hubiese
compensado el desmedro o disminuido el capital;

d. Fusión, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 76;

e. Quiebra de la Empresa, si no fuera levantada según la Ley de la materia;

f. Muerte del Titular, si se da el caso señalado en el último párrafo del artículo 31;

g. Resolución judicial conforme al artículo 81 de la presente ley;

h. Por cualquier otra causa de disolución prevista en la Ley.

• Voluntad del titular, una vez satisfechos los requisitos de las normas legales
vigentes;

• Conclusión de su objeto o imposibilidad sobreviniente de realizarlo;

• Pérdidas que reduzcan el patrimonio de la empresa en más de cincuenta por


ciento (50 %), si transcurrido un ejercicio económico persistiera tal situación y no se
hubiese compensado el desmedro o disminuido el capital;

• Fusión, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 76;

• Quiebra de la empresa, si no fuera levantada según la ley de la materia;

• Muerte del titular, si se da el caso señalado en el último párrafo del artículo 31;

• Resolución judicial conforme al artículo 81 de la presente ley;

• Por cualquier otra causa de disolución prevista en la ley.


4.2. Decisión del titular

En el caso de la EIRL, su disolución se produce por la decisión tomada por el titular de la


empresa que debe constar en su libro de actas. En esta acta también debe constar el
nombramiento del liquidador. La decisión del titular de disolver la empresa debe publicarse
dentro de los 10 días de adoptada, por tres veces consecutivas.

El acta se debe elevar a escritura pública ante notario e inscribirse en los Registros
Públicos.

La empresa disuelta conserve su personalidad jurídica mientras se realiza la liquidación,


debiendo durante este lapso añadir a su denominación las palabras ‘en liquidación’ en sus
documentos y correspondencias.

4.3. Liquidación

Una vez inscrita la disolución, se abre el proceso de liquidación, cesando la representación


del gerente, la misma que será asumida por el liquidador.

Las funciones del liquidador son las siguientes:

a) Formular el inventario y balance de la empresa, al asumir su función con


referencia al día en que se inicia el periodo de liquidación;

b) Llevar y custodiar los libros y la correspondencia de la empresa y velar por la


conservación e integridad de su patrimonio;

c) Ejercer la representación de la empresa para los fines propios de la liquidación,


debiendo realizar las operaciones pendientes y las que sean necesarias para la
liquidación de la empresa, quedando autorizado para efectuar todos los actos y
celebrar todos los contratos a nombre de esta conducentes al cumplimiento de la
misión;

d) Dar cuenta trimestralmente al titular de la empresa o al juez, según el caso, de la


marcha de la liquidación;

e) Formular el inventario y balance de la empresa al término de la liquidación;

f) Inscribir la extinción de la empresa en el Registro Mercantil.

El liquidador, al iniciar sus funciones, deberá publicar por tres veces seguidas un aviso de
convocatoria a los acreedores de la empresa para que presenten los documentos
justificativos de sus créditos dentro del plazo de 30 días contados a partir de la última
publicación, bajo apercibimiento de no tomar en consideración las acreencias que no
figuren en la contabilidad de la empresa.

4.4. Extinción y quiebra

Concluida la liquidación de la empresa, y si se hubieran pagado todas las deudas, el


liquidador deberá pedir la inscripción de la extinción en los Registros Públicos, mediante
solicitud con firma legalizada notarialmente, a la que se acompañará el balance final de la
liquidación.
Pero si no se ha podido cumplir con el pago de las deudas, el liquidador solicitará la
declaración de quiebra dentro de los quince días siguientes a partir de la fecha en que se
compruebe esta situación. La quiebra se tramita ante el Poder Judicial.

5. Conclusiones
 
Los procedimientos para la extinción de empresas no son sencillos. Requieren del
cumplimiento de varias formalidades y de un cuidado especial en el orden con que se
maneja el patrimonio de la empresa, con la finalidad de cumplir con aquellas obligaciones
que estuvieran pendientes o de reconocer los derechos que se hayan derivado de las
actividades de la empresa.

Por ello, el cumplimiento de las normas aplicables resulta fundamental, pues las
consecuencias ante una irregularidad pueden ser graves para los administradores,
liquidadores y socios de la empresa.

Вам также может понравиться