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Su padre murió . Ella y su hermana estaban rezando para que Dios se lo llevara,
porque ya estaba sufriendo mucho. Tenía 90 añ os.
Yo quisiera hacer un documento notariado para asegurarme de que no me van a
prolongar la vida innecesariamente. No quiero que me entuben ni me lleven a
terapia intensiva para prolongarme la vida u día má s. Mi madre tuvo lo que se llama
una madre sú bita, que no es infarto sino que, simplemente, el corazó n de latir. Y esa
me parece la muerte ideal, es la que quiero para mí. Tampoco quiero ser cremada
porque estoy convencida de que a los dolientes les dan una cajita con huesos del
deudo suyo y del otro y del de má s allá .
La muerte de mi padre fue anunciada, esperada, pero de todas foras hay una
ausencia. Un dolor.
Los actores son una materia dú ctil, debemos amoldarnos a lo que se está
proponiendo, si es un ciego, un pusilá nime, una maravilla, un perverso, una puta.
Hacer exteriormente eso, pero interiormente se trata de dar las emociones. Somos
un medio de transmisió n de conceptos, emociones, delirios. Hay actores que
destruyen lo que el dramaturgo quiso decir y hay otros que agigantan lo que era una
línea menor.
Uno a veces se vuelve muy errá tico. Uno siempre está esperando que suceda el
milagro en el escenario, una expectativa de magia. Uno está convencido de que
siempre puede suceder el milagro. El milagro es lograr la comunicació n con el
pú blico, eso no se puede intelectualizar, lo siente y ya. Es algo irracional, pero tú
sientes cuando el pú blico está contigo, sientes su silencio, su risa, sus lá grimas, su
aplauso. No se parece en nada a hablarle a una cá mara de TV o de cine.
Yo debo tener algo con los perros. Un día estaba en El Hatillo, que mi mamá me
venia a buscar. Y de pronto siento algo tibio en la espalda… era un perro que levantó
la espalda y me orinó . Un día, en Sevilla, Españ a, en el 77, con Acto cultural, teatro
Lope de Vega. Un muchacho me invitó a salir. Dimos una caminata en el malecó n
junto al Guadalquivir. Un perro empezó a seguirme. Luego otro se sumó . Un tercero,
un cuarto, llegaron a ser media docena. Nos sentamos en un banquito y los perros se
sentaron a contemplarme. Yo me paré y ellos se pararon.
Cá ncer de mama
En 2001. Se acaba de mudar a este apartamento. Con los peroles, sin desembalar.
Se empezó a sentir mal. Como siempre, se toco, poniéndose la mano en la nuca y con
la otra mano te tocas toda la mama y la axila. Y sintió un bultito, una redondez dura
como del tamañ o de una moneda de diez céntimos de hoy, en la zona inferior
derecha de la mama derecha. No me gustó . Tenía tres de retraso con respecto a la
fecha habitual de hacerse la mamografía y el eco mamario.
Fui al doctor. Me dijo que el bulto era maligno. Tiene cá ncer, me dijo. Revisó y
también los ganglios estaban tomados. Vas con todo, me dijo. Qué es eso. Operació n,
quimioterapia y radioterapia. Le pregunté si me iba a morir y me dijo que eso
dependía de có mo reaccionaba a los tratamientos.
Eso te hace cambiar lo que tu habías pensado de todas las cosas. Para empezar,
no tengo ningú n apego a lo material. No me importa si me invitan o no me invitan a
algo.
Hizo todo. Con la firme convicció n de que saldría con bien. Se operó , se sometió a
8 sesiones de quicio, una cada 21 días. Y 33 de radioterapia. Se me cayó el cabello,
las pestañ as, las cejas… todo. Casi todas las uñ as de manos y pies. Es importante
decir que cada día la ciencia avanza y ahora hay má s protocolos que defienden al
paciente de la fuerza devastadora de la quimio, má s formas de proteger al paciente y
ahora la quicio es menos brutal.
Jamá s me autocompadecí. Nunca sentí lá stima de mí misma ni me sentí víctima
de infortunio inmerecido o algo así. Luché contra la tendencia a la depresió n. Oré
mucho, la oració n es fundamental. Busqué maneras de reconfortarme. Trabajé
muchísimo. Mis compañ eras de Monó logos de la vagina, Carlota Sosa y Gldys Ibarra,
me ayudaron mucho. El país… la gente me paraba, me daban bendiciones, me daban
estampitas, me decían que estaban orando por mí y que con toda seguridad me
repondría. Fui mucho al cine, el cine ayuda a concentrarte en otra cosa y salir
momentá neamente de tu realidad. Cuidé muchísimo mi alimentació n e hice ejercicio
leve.
Empiezas a considerar tu cuerpo, que uno no lo valora lo suficiente, lo maltrata
mucho. Empezó a respetarlo, a considerarlo, cuando vas a comer a ver qué te vas
meter por esa boca.
Le prometí a Dios que si yo sobrevivía eso tenía que servir para algo, porque una
experiencia tan fuerte no podía quedar en nada, que haría un apostolado. A través
de la fundació n y todas las organizaciones que me requieran en todo el país. Quiero
hablarles a las mujeres, que se cuiden, que e hagan responsables de su cuerpo, que
vayan al ginecó logo.
He ido a montones de charlas, en centros comunales, fá bricas, industrias,
empresas privadas, universidades, colegios, he perdido la cuenta de los lugares a los
que he ido.
El mensaje.
Los médicos dan tanta informació n y en términos tan científicos y como
apartados del lenguaje cotidiano de la gente, que las mujeres quedaban má s
asustadas que informadas. El mensaje era cierto, era muy informativo, pero no
llegaba a las audiencias con la eficiencia necesaria porque el lenguaje era demasiado
científico, no tocaba la cotidianidad y las vivencias particulares de las personas. Opté
entonces por escribir un monó logo, el añ o asado
Las mjeres tienen mucho miedo de ir al ginecó logo. La gente no va por flojera y
por desdia, pero también por miedo y, claro, irresponsabilidad.
El monó logo, La costilla de Adá n estaba piche. Lo estrené este añ o. Hablo de las
diferentes etapas que pasamos las mujeres con nuestra naturaleza: la menstruació n,
la pérdida de la virginidad, el embarazo, el parto, la lactancia, los primeros días
meses del bebé en que tu cuerpo no te pertenece a ti sino a esa cosas que llora todo
el tiempo, el climaterio, nada de eso les pasa a los hombre, sino a las mujeres,
derivadas de una costilla piche. Y como guinda de la torta, nos da cá ncer de mama.
Yo concientizo a la gente diciendo que somos muy diferentes de los hombres, lo que
implica muchas cosas pero, sobre todo, que debemos cuidarnos mucho má s que los
hombres. Baste considerar que engordamos con mayor facilidad que ellos, el
cigarrillo y el alcohol nos afecta el doble, por decir lo menos; tenemos que tomar
má s agua para liberar ese montó n de toxinas que nos enferman. Y la parte
psicoló gica, el secular maltrato hacia la mujer, la violencia de género por el
machismo y por que su fuerza física es superior, hacen doble jornada y ganan
menos, la pobreza se abate contra las mujeres con mayor brutalidad.
Es determinante que el acumulaíto, que llaman, de rabia y depresió n enferman,
inclusive de cá ncer.
Y có mo llega el mensaje
Yo les hablo de lo que ellas han vivido, experiencias de la vida femenina, que yo
conozco perfectamente porque yo las viví. Ellas se identifican, reconocen idénticas
vivencias. Cando las tengo cautivadas y alineadas en un plano especular )unas
espejos de las otras), entonces introduzco el relato de ese episodio. Para ese
momento las mujeres han evocado lo que han vivido con todas las experiencias
propias de la peripecia femenina, entonces intuyen que si a mí me pasó a ellas
también les puede pasar.
Otra cosa muy importante: para recibir un buen diagnó stico el mamó grafo tiene
que estar técnicamente perfecto. Y aquí como no hay mantenimiento, hay
mamó grafos poco confiables. Una negligencia trá gica.