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PRISIÓN PREVENTIVA

Y MOTIVACIÓN EXTERNA
DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Francisco Celis MENDOZA AYMA(*)

“En mi propia forma jovial y desdeñosa, re-


conocí cuatro tipos de juicios: primero, el co-
gitativo, de y por la reflexión y la predicción
del futuro; segundo, el aleatorio, de y por los
dados; tercero, el intuitivo, de y por los senti-
mientos o las ‘corazonadas’; y, cuarto, el idio-
ta, de y por un idiota; y en esa misma forma
jovial y desdeñosa, encontré los últimos tres
como solamente una variante de ellos mismos,
los resultados de procesos todos ellos ajenos
a los buenos juicios” (Hutcheson, Joseph).

I. NOCIONES PREVIAS
La tensión entre el individuo y el Estado de derecho tiene como epicen-
tro la prisión preventiva, ya que es aquí donde se aprecia la capacidad del
Estado para controlar los desbordes inquisitivos y autoritarios de sus fun-
cionarios judiciales mediante los límites y garantías constitucionales. Si el
uso y abuso de la prisión preventiva no genera alarma social, ello revela la
precariedad de un Estado constitucional de derecho; así, la normalización
de la prisión preventiva no es sino la expresión de un precario desarrollo
constitucional con predominio de posturas autoritarias.

(*) Doctor en Derecho y magíster en Derecho Penal y en Derecho Constitucional por la Universidad
Nacional de San Agustín. Docente universitario.

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La prisión preventiva en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional

El Acuerdo Plenario Nº 01-2019/CIJ-116 se ha emitido en clave limi-


tante, pero sus alcances operativos son débiles y solo constituyen un buen
compendio de información actualizada y sistematizada para su conocimien-
to(1); sin embargo, el problema no es tanto el del conocimiento, por más en-
ciclopédico que este sea, sino la comprensión de: i) la libertad del ser hu-
mano como un derecho humano central en un Estado constitucional; y
ii) la imposición de la prisión preventiva como una dramática excepción
que exige la configuración acabada de todos sus presupuestos. En ese sen-
tido, si no se internaliza el valor de la libertad, entonces de nada servirá el
almacenamiento de información sobre la prisión preventiva.
Puede parecer inverosímil que un juez “carcelero” dicte cátedra y con-
ferencias de las instituciones de la prisión preventiva de manera brillante,
pero ello es frecuente y no tenemos por qué asombrarnos. En efecto, estos
jueces tienen un conocimiento estructurado de cada una de las instituciones
de la prisión preventiva −presupuestos materiales, principios, plazos, etc.−,
no obstante, en su quehacer jurisdiccional siguen encarcelando, pues no tie-
nen una comprensión del carácter excepcional de esta medida. Esta diso-
ciación se presenta porque no hay una comprensión política de la libertad,
y es que esa comprensión corresponde a un pensamiento liberal ilustrado
que exige que el operador tenga internalizado, interiorizado e introyectado
el valor de la libertad como derecho fundamental de todos los ciudadanos;
en otras palabras, una comprensión constitucional de la libertad. No se tra-
ta de una exigencia oportunista del uso excepcional de la prisión preventiva
por coyuntura, sino de una exigencia coherente con la configuración de una
concepción política liberal de las relaciones entre el Estado y el individuo.
El pensamiento político ilustrado es base para comprender el derecho
fundamental de la libertad y, con ello, la excepcionalidad de su aplicación.
No podemos exigirle peras al olmo, pues si la configuración de los opera-
dores penales ha sido autoritaria, entonces es lógico que su práctica y pro-
ducto también lo sean. No seamos ingenuos, este es un problema de carácter
político-constitucional que exige ver el problema en sus raíces y que tie-
ne que ver con la educación constitucional desde los primeros años de for-
mación educativa (primaria, secundaria y universitaria). En esa lógica, no

(1) Es suficiente apreciar la resolución expedida en el caso Árbitros, recaída en el Expediente


Nº 00029-2017-33, emitida por el Tercer Juzgado de Investigación Preparatoria Nacional
Permanente Especializado en Delitos de Corrupción de Funcionarios, de fecha 4 de noviem-
bre de 2019. Disponible en: <http://www.gacetajuridica.com.pe/boletin-nvnet/ar-web/Exp.
N00029-2017-33.pdf>.

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Francisco Celis Mendoza Ayma

esperemos jueces respetuosos de la libertad si es que solo tienen un conoci-


miento enciclopédico de esta y su formación ha sido memorística y exegética.
En síntesis, no se trata de una mayor formación o información aca-
démica de los operadores penales, sino de un problema cualitativamente
distinto. Así, podrán expedirse muchos acuerdos plenarios, hasta casacio-
nes vinculantes, empero, si no no se afronta el problema desde un enfoque
político-constitucional de las libertades, nada se podrá hacer.

II. LA REALIDAD COMO LÍMITE


Es opción normativa del poder constituyente la función limitante del
Derecho Penal (artículo 139, incisos 9 y 11 de la Constitución), y ese cono-
cimiento no está en cuestión; el problema es su comprensión. Desde una
perspectiva epistémica se aborda el problema de la realidad como límite
del poder punitivo, dimensión que es un bastión irreductible como límite
y contención al punitivismo. Este posicionamiento epistémico siempre fue
necesario, empero, el aprendizaje unilateral y deductivo del Derecho como
dogma, conceptos, categorías y sin base en datos de la realidad condicio-
nó dos situaciones: por un lado, i) el conocimiento enciclopédico del De-
recho, con citas cuasi religiosas de obras de autores del momento con un
marcado coloniaje conceptual; y, por otro lado, ii) una operatividad for-
mal del hacer jurisdiccional desconectada de la realidad que se agota en la
liturgia del mero trámite.
La última situación es la más perniciosa, pues la aplicación de reglas
jurídicas sin comprensión epistémica, y su necesaria vinculación con la
realidad, han dado lugar a los desvaríos de la invención de la realidad. Con
mucha razón Zaffaroni hace referencia al realismo mágico que crean los
operadores, circunstancia con la que el hacer profesional de los abogados
se envilece, ello al desaparecer o enervar su conexión con la realidad. Los
conceptos “teóricos” operan como rueda libre sin conexión o engranaje con
la realidad, que solo estorba, pues si se tiene que dictar prisión preventiva y
se necesita un peligro de fuga, será suficiente inventar justificaciones como:
“que el imputado se encuentra bien de salud y que, por tanto, tiene posibi-
lidad de fuga”, “que tiene licencia de conducir y que, por tanto, puede ser
utilizado para fugarse”, etc. La invención de la realidad no tiene límite, por
lo que se reduce el debate a una amplia dimensión de meras posibilidades.
El defecto o carencia en formación epistémica de los operadores pena-
les condiciona que las decisiones no se tomen con base en la realidad, sino
considerando otros intereses (mediáticos o de otro talante) que las presio-
nan en determinado sentido. Así, para fundar una prisión preventiva, a falta

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La prisión preventiva en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional

de realidad, esta es inventada, gestándose en la audiencia argumentaciones


fatuas sin contenido epistémico, por lo que le corresponde al juez y, princi-
palmente, a la defensa −conscientes de su rol epistémico− decidir y orien-
tar el debate en clave epistémica; siempre con conocimiento y compren-
sión del trozo de la realidad objetiva y crítica tal cual se presenta. Solo así
podrá proponerse hipótesis predictibles de peligrosismo, lo demás es puro
cuento macondiano con aurelianos desconectados de la realidad, pero con
un chivo expiatorio real.

III. EL OBJETO DEL PROCESO: BASE DE DISCUSIÓN


Los cuestionamientos a sentar la imputación concreta como base de
discusión antes de evaluar los presupuestos materiales de la prisión preven-
tiva han sido recurrentes, lo cual presupone un problema de comprensión
del proceso y de su objeto. En efecto, cada proceso tiene una pretensión
que lo fundamenta, en otras palabras, cada pretensión procesal es conteni-
do y fundamento de un proceso(2). En ese sentido, el fundamento jurídico
27 del Acuerdo Plenario Nº 01-2019/CIJ-116 reitera la necesidad del juicio
de imputación, con exigencia de un juicio de tipicidad y la no concurrencia
de causas de justificación y exculpación. Incluso precisa las dos variables
de la imputación del hecho punible: i) “la existencia de un hecho constitu-
tivo de infracción penal”; y ii) “la existencia del imputado”.
La causa de pedir de la pretensión penal es la imputación del hecho
punible, por tanto, es una exigencia procesal comprender la imputación
concreta como punto de referencia y base para configurar el contradictorio
procesal. Y es que la imputación del hecho punible es el punto de referen-
cia o la base para debatir cualquier petición en un proceso, pues este cons-
tituye el presupuesto nuclear para debatir cualquier problema de proceden-
cia y de fundabilidad, como lo son: la prisión preventiva, la excepción de
improcedencia de acción, la de naturaleza de juicio, la de prescripción, la
de cosa juzgada, entre otras. ¿Cómo se podría debatir un requerimiento de
prisión preventiva si no tiene como base la pretensión penal?, ¿elementos de
“convicción” respecto de qué?, ¿prognosis de pena respecto de qué?, ¿peli-
gro procesal respecto de qué? Lo mismo sucede con cualquier medio téc-
nico de defensa, pues se tiene como base la imputación del hecho punible,
por lo que sostener lo contrario no resulta lógico, ya que un mínimo de ra-
zonabilidad procesal exige sentar como base el juicio de imputación para

(2) Precisando que cada proceso contiene y se fundamenta en una pretensión procesal que con-
figura el contenido y objeto de un proceso; y la pretensión procesal tiene como base la causa
petendi, esto es, la imputación de un hecho punible.

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la discusión de sus presupuestos de procedencia, de fundabilidad, caute-


lares, etc.
Siendo así, deducir la excepción de cosa juzgada requiere de una im-
putación concreta y su identidad −objeto, sujeto y causa− como punto de
comparación, pues el hecho punible –causa− se imputa a una determina-
da persona –sujeto– por la afectación de un objeto –bien jurídico−, hecho
que se pretende sea juzgado otra vez. El debate de la excepción de impro-
cedencia de acción por omisión o defecto en la concurrencia de un elemen-
to del tipo tiene también como punto de referencia a la imputación concre-
ta; en ese mismo sentido, la excepción de prescripción tiene como base la
imputación concreta, pues a su calificación jurídica se le atribuye un mar-
co punitivo con un máximo y mínimo de pena prevista para el hecho puni-
ble, dato temporal a considerar para el cómputo del plazo de prescripción.
Los fundados y graves elementos de convicción solo constituyen el pre-
supuesto habilitante para el debate central del peligro procesal; sin embar-
go, corresponde al cimiento fáctico necesario, con base en el cual el juez de
investigación preparatoria puede realizar un juicio probabilístico, lo que por
la gravedad de los elementos de convicción permita estimar objetivamente
una alta probabilidad de condena en el futuro por un juez de juzgamiento.
Al respecto, la información provisional que obra en los recaudos es solo de
referencia y permite un juicio probabilístico de futura condena; empero, no
es la información directa con la que se emitirá sentencia, puesto que esta
tendrá que producirse en juicio y con la presencia de las fuentes de prueba
ofrecidas a través de los medios probatorios en un momento determinado.

1. Proposiciones fácticas y elementos de convicción


El debate contradictorio de los elementos de convicción tiene su punto
de referencia en las proposiciones fácticas de la imputación concreta, pues
son estas su presupuesto. Si no se cuenta con proposiciones fácticas defi-
nidas, entonces la introducción al debate de información determinará una
audiencia no estructurada que devendrá en tediosas extensiones sin pun-
tos de referencia que vertebren un debate metodológico. Por lo general, las
proposiciones fácticas relacionadas al hecho punible no son cuestionadas
por la defensa; empero, las proposiciones fácticas vinculadas a la imputa-
ción sí lo son. En ese orden, los sujetos procesales deben procurar delimi-
tar el debate contradictorio a las proposiciones fácticas relacionadas con la
imputación, de tal manera que sean objeto de debate solo los elementos de
convicción relevantes vinculados a la imputación del procesado. En sínte-
sis, los fundados y graves elementos de “convicción” de la comisión de un
delito y la intervención del imputado en su realización configuran la base

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La prisión preventiva en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional

de referencia para discutir la prisión preventiva, presupuesto que también


es base para el debate del control de acusación y otros requerimientos. La
nota diferencial de la prisión preventiva es el peligro procesal, aunque su
reconocimiento como núcleo de esta medida –comprensión epistémica y ló-
gica– no dice nada de su operatividad. Queda claro, entonces, que el objeto
del proceso, esto es, la hipótesis de imputación del hecho punible, consti-
tuye la plataforma que sirve de base para ponderar dos magnitudes en ten-
sión: i) la gravedad de la pena; y ii) la intensidad del arraigo; cuya pondera-
ción −entre la magnitud de la pena y la magnitud del arraigo− determinará
un peligro de fuga, ya sea este leve, medio o grave.

a.
Supuesto típico b.

- 6

Marco punitivo PPL + 20

P Fundados y graves elementos de convicción


R a) P.F. Elementos
M
E Supuesto de convicción A
S típico b) P.F. Elementos T
U de convicción E
P R
Prognosis de pena > 4 años
U
I
E -6 A
Marco punitivo
S + 20 L
T E
Peligro procesal S
O
S Gravedad Magnitud del
de la pena arraigo

IV. INTERVENCIÓN INDICIARIA


En general, el Acuerdo Plenario Nº 01-2019/CIJ-116 precisa que la pri-
sión preventiva presenta cuatro notas características centrales en el siguien-
te orden: i) la legalidad −fundamento jurídico 13−; ii) la proporcionalidad
–fundamento jurídico 15−; iii) la intervención indiciaria –fundamento ju-
rídico 14−; y iv) la excepcionalidad –fundamento jurídico 8−. Al respecto,

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Francisco Celis Mendoza Ayma

en este trabajo se aborda la prisión preventiva desde la nota característica


de la intervención indiciaria; empero, en el acuerdo plenario, al hacer refe-
rencia al “principio de intervención necesaria”, solo se encuentra este refe-
rido al fumus delicti comissi, para el cual se usan términos más expresivos
para connotar su intensidad tales como: “sospechas vehementes o fuertes”;
no obstante, este es un problema que corresponde al estándar probatorio
necesario para dictar la prisión preventiva.
Hubiera sido muy importante que dentro del principio de intervención
indiciaria se considere al razonamiento inductivo del peligrosismo proce-
sal o, mejor aún, por su centralidad, sea esta una nota característica inde-
pendiente; empero, el razonamiento inductivo del peligrosismo procesal es
abordado recién en el fundamento jurídico 40 del referido acuerdo, preci-
sándose que:
“Para la acreditación del riesgo el juez debe apreciar y declarar la exis-
tencia del peligro a partir de los datos de la causa (…) que den cuenta
de la capacidad del imputado de huir u obstruir la labor de la investi-
gación; la probabilidad de estos debe ser alta (…). En todo caso, su de-
terminación obliga al juez (…) a construir una perspectiva de futuro,
así como evitando presunciones y, con mayor razón, meras conjeturas”.
En el fundamento jurídico 41 del acuerdo plenario en mención se pre-
cisa la exigencia de la inferencia con el término “colegir” el riesgo proce-
sal a partir de: i) los antecedentes del imputado; y ii) la existencia de datos
objetivos y sólidos, no de meras conjeturas, es decir, signos de alta impor-
tancia inductiva. Así, se pone énfasis en los datos indiciarios señalándose
que estos deben ser “objetivos y sólidos”, pero con relación al razonamien-
to inductivo (inferencia) solo se expresa su “alta importancia inductiva” y
el “colegir”; no se dice nada de la justificación exteriorizada de razones in-
ductivas que permitan el tránsito de los datos al peligrosismo. Esta exigen-
cia es el meollo del juicio de peligrosísimo; en efecto, esa hipótesis sería el
resultado de la inferencia inductiva, por tanto, debe ser expresada material-
mente para someterla al contradictorio en la audiencia de prisión preventiva.
De no satisfacer esta exigencia se pondría atención solo a los datos in-
diciarios que pueden ser agrupados caprichosamente y a partir de ahí con-
jeturar el parecer fiscal, pero no se trata de conjeturar peligrosismo proce-
sal a voluntad fiscal, sino de justificar cómo los datos indiciarios tienen la
idoneidad y pertinencia –expresada en razones– para concluir la alta pro-
babilidad de la hipótesis de peligro procesal. Así, constituye un argumen-
to incompleto, por falta del razonamiento inductivo, afirmar que la sol-
vencia económica e inmuebles en el extranjero son indicadores de peligro

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La prisión preventiva en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional

de fuga; el salto al vacío es evidente, ya que a partir de los datos se conje-


tura un riesgo procesal, omitiéndose lo central: el razonamiento inferen-
cial; así, por ejemplo, se dice que: i) “tiene solvencia económica, por tanto,
disponibilidad económica para costear su desplazamiento fuera del país”;
ii) “fuera del país no tiene problemas de arraigarse, pues tiene un inmueble
donde permanecer en el extranjero”; y iii) que con la pena concreta de trein-
ta años de privación de libertad existe peligro de fuga, etc. Este es el aspec-
to central del peligrosismo procesal, y sobre esto hay necesidad de abundar.

1. Indicios probatorios y de coerción


El acuerdo plenario, en su fundamento jurídico 26, hace una diferencia
entre “el indicio en materia de coerción procesal” y el “indicio en materia
probatoria”; al respecto, es claro que: i) la primera hipótesis explicativa(3),
de descubrimiento, esto es una explicación de los “indicios” –elementos de
juicio o datos de la realidad–, es pues, el resultado de un método heurísti-
co; y ii) la segunda hipótesis de control –de procedencia y de fundabilidad–
está orientada a su justificación demostrativa en el plenario del juicio oral.
Se presentan los componentes como los indicios y la hipótesis, pero
hubiera sido importante abundar y poner mayor fuerza en la necesaria infe-
rencia inductiva entre ambos.
Así también, tampoco se diferencia con claridad las hipótesis que co-
rresponden al juicio de imputación y al juicio de peligrosismo. Al respecto,
el juicio de imputación está relacionado con: i) la hipótesis de imputación
del hecho punible, los “fundados y graves elementos de convicción para
estimar razonablemente la comisión de un delito que vincule al imputado
como autor o partícipe del mismo”; que se diferencia de ii) la hipótesis de
imputación del peligro procesal.
Al respecto, si bien ambas hipótesis son necesarias para fundar una
prisión preventiva, empero, son hipótesis de distinta naturaleza; así, la que
corresponde al juicio de imputación configura una hipótesis explicativa,
pues parte de explicar los elementos de juicio conocidos en uno de impu-
tación y, sobre su base fuerte, predecir con alta probabilidad una condena
futura; en tanto que la hipótesis que corresponde al juicio de peligrosismo
configura una hipótesis predictiva, esto es, un peligro concreto de fuga o
de entorpecimiento.

(3) Pero a su vez es también una hipótesis de predicción de una probable condena futura.

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El razonamiento inductivo está presente en el presupuesto material de


los fundados y graves elementos de “convicción”; en efecto, estos deben
tener la idoneidad y entidad suficiente para afirmar la alta probabilidad de
la comisión del hecho imputado. El razonamiento inductivo también está
presente en la hipótesis de peligrosismo –de fuga o de obstaculización–.

2. Base normativa e inferencia inductiva


El imperativo de la inferencia inductiva para la formulación del juicio
de imputación y del juicio de peligrosismo está reglado en el artículo 158
del Código Procesal Penal de 2004 (en adelante, CPP)(4); así, se precisa que
con base en los elementos de juicio (indicios) se requiere de una inferencia
justificada con las reglas de la lógica, la ciencia y la experiencia(5).
Pero, más específicamente, el artículo 268 del CPP(6) exige fundados y
graves elementos de convicción para estimar razonablemente la comisión
de un delito que vincule al imputado como autor o partícipe del mismo
–juicio de imputación–. Con relación al juicio de peligrosismo, precisa en
el literal c) que el imputado, en razón a sus antecedentes y otras circuns-
tancias del caso particular, permita colegir razonablemente que tratará de
eludir la acción de la justicia (peligro de fuga) u obstaculizar la averigua-
ción de la verdad (peligro de obstaculización).
Dada la formación formalista de los operadores penales, es necesario
relievar la inferencia inductiva como exigencia de la regla jurídica; en ese
orden, es exigible al Ministerio Público el que estructure y exteriorice su
razonamiento inductivo para sostener su hipótesis de imputación. En esa

(4) “Artículo 158.- Valoración


(…)
3. La prueba por indicios requiere:
Que el indicio esté probado;
Que la inferencia esté basada en las reglas de la lógica, la ciencia o la experiencia;
Que cuando se trate de indicios contingentes, estos sean plurales, concordantes y convergentes,
así como que no se presenten contraindicios consistentes”.
(5) Exige además que los indicios contingentes sean concordantes y convergentes.
(6) “Artículo 268.- Presupuestos materiales
El juez, a solicitud del Ministerio Público, podrá dictar mandato de prisión preventiva, si
atendiendo a los primeros recaudos sea posible determinar la concurrencia de los siguientes
presupuestos:
Que existen fundados y graves elementos de convicción para estimar razonablemente la
comisión de un delito que vincule al imputado como autor o partícipe del mismo.
Que el imputado, en razón a sus antecedentes y otras circunstancias del caso particular, per-
mita colegir razonablemente que tratará de eludir la acción de la justicia (peligro de fuga) u
obstaculizar la averiguación de la verdad (peligro de obstaculización).
(…)”.

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La prisión preventiva en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional

línea, el artículo 336 del CPP exige para la formalización y continuación de


la investigación preparatoria que aparezcan indicios reveladores de la exis-
tencia de un delito; es claro que la hipótesis de imputación debe descansar
en el razonamiento inferencial.
La estructura argumentativa de los “fundados y graves elementos de
convicción”, que permiten inferir la realización de un delito y que se vin-
cule al imputado con el mismo, tiene tres componentes: i) los elementos de
juicio; ii) la inferencia inductiva; y iii) la hipótesis explicativa. Su exigen-
cia normativa está prevista en la regla procesal del artículo 268 del CPP
que exige: i) que existan fundados y graves elementos de convicción (ele-
mentos de juicio o hechos base); ii) para estimar razonablemente (inferen-
cia inductiva); y iii) la comisión de un delito que vincule al imputado como
autor o partícipe del mismo (hipótesis). La hipótesis del hecho punible
imputado, debe tener una sanción superior a los cuatro años(7).

V. INFERENCIA INDUCTIVA Y PELIGRO PROCESAL


El peligro procesal no es una mera estimación o conjetura, pues exige
también elementos de convicción que permitan inferir inductivamente un
peligro procesal como hipótesis. Esta exigencia, de rigor lógico y epistémi-
co, permite desnudar cualquier intención de desnaturalizar la prisión pre-
ventiva como pena anticipada. La prisión preventiva no se merece, sino se
necesita; en ese sentido, la necesidad procesal debe ser producto de la in-
ferencia inductiva, solo así el peligro procesal dejará de ser una mera esti-
mación o suposición.
El peligro procesal exige también la misma estructura inferencial:
i) los elementos de juicio; ii) la inferencia inductiva; y iii) el peligro pro-
cesal. Esta estructura inferencial varía según se trate del peligro de fuga o
del peligro de obstaculización.

(7) En muchos casos estos dos presupuestos que constituyen la base para debatir el núcleo de la
prisión preventiva, no se cuestionan en un primer momento, esto en razón de la brevedad del
tiempo entre el requerimiento de prisión preventiva y la audiencia, que no permite un tiempo
necesario para actos de investigación con el objeto de proveer a la investigación: i) contraindi-
cios; ii) cuestionamientos a las inferencias inductivas (paralogismos y/o falacias); y iii) hipótesis
alternativas. Es claro que todo esto será objeto de actuación en la investigación preparatoria.

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¿Es coherente? HIPÓTESIS ¿Es simple?

INFERENCIA
¿Está suficientemente ¿Establece un grado
INFERENCIA
argumentada? de probabilidad alta?
INFERENCIA

¿SON FIABLES? ¿SON SUFICIENTES? ¿SON VARIADOS? ¿SON PERTINENTES?

ELEMENTOS DE JUICIO

Cada uno de los indicios son relevantes y significativos para formular


la hipótesis predictiva de peligro procesal, no se trata de un listado de in-
formación equívoca agrupada arbitrariamente, del que se deriva con “auto-
matismo” el peligro de fuga; estos automatismos están cuestionados en el
fundamento jurídico 43 del referido acuerdo plenario. En ese orden, no son
de recibo entimemas o nexos inferenciales implícitos, por lo que es nece-
sario que el razonamiento sea explicitado, ya que solo así puede satisfacer-
se la exigencia de motivación especial prevista en el artículo 271 del CPP;
así, con rotundidad el fundamento jurídico 17 hace bien en precisar que “la
motivación, primero, es la exteriorización de la justificación razonada que
permite llegar a una explicación (…)”.
El fundamento jurídico 40, a su turno, desarrolla la exigencia de una
hipótesis; en efecto, considera: i) una hipótesis predictible en los términos
siguientes: “(…) su determinación obliga al juez a construir una perspecti-
va de futuro, así como también evitando presunciones y, con mayor razón,
meras conjeturas”; ii) y que la estructura de la hipótesis predictible de ries-
go procesal debe configurarse con los términos: “(…) a partir de los datos
de la causa”; y iii) el nexo inferencial, con la expresión siguiente: “(…) exis-
tencia de datos objetivos y sólidos, no de meras conjeturas, es decir, signos
de alta importancia inductiva”.
Estos tres componentes (hipótesis predictible de peligro procesal, ele-
mentos de juicio y nexo inferencial) se integran entre sí, ya que el riesgo
procesal es un criterio relacional, pues conforme se precisa en el funda-
mento jurídico 41: “[E]ste criterio (…) es de naturaleza relacional y requiere

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La prisión preventiva en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional

identificar el vínculo que debe existir entre las circunstancias y (…) el pe-
ligro latente”.
La articulación de estos tres componentes del riesgo procesal está de-
sarrollada en el fundamento jurídico 42 del acuerdo en comentario que, in
extenso, precisa que:
“La ley sitúa estas circunstancias como pertinentes para colegir razo-
nablemente el peligro de fuga bajo tres lineamientos: i) que se invo-
quen como tales, como justificativas del peligro; ii) que se acrediten des-
de una sospecha fuerte, que no necesariamente debe ser urgente, pero
a la vez los medios de investigación o de prueba adjuntados indiquen
cómo así el imputado podrá eludir la acción de la justicia, que tenga
la oportunidad de hacerlos (…); [y] iii) que las inferencias probatorias,
racionalmente utilizadas autoricen a sostener la existencia del peligro
concreto de fuga.”

1. Proscripción de conjeturas o suposiciones


Se tienen que diferenciar las suposiciones de las conjeturas de hipó-
tesis, al respecto: i) las primeras no descansan en conocimiento científico,
máximas de experiencia o leyes de la lógica; ii) en tanto que la hipótesis
para ser considerada como tal exige que se fundamente en el conocimien-
to científico, máximas de experiencia o leyes de la lógica.
Es clave diferenciar una suposición o conjetura de una hipótesis, pues
el hacer un listado de los elementos de juicio y no arribar a una hipótesis
explicativa, sino solo presuponerlo, son suposiciones. Desde esta perspec-
tiva, se aprecia que el defecto en cualquiera de los dos extremos: i) elemen-
tos de juicio; o ii) juicio de imputación, determinan meras suposiciones o
conjeturas. Así las cosas, para efectos de una prisión preventiva no solo se
requiere de estos dos extremos, sino fundamentalmente del razonamiento
inferencial que se expresa en la argumentación (especialmente motivada).
Para que una suposición o conjetura transite a una hipótesis se requie-
re de una inferencia inductiva como regla generalizadora de los datos con
que se cuente, y con ello la hipótesis como explicación. Y es que la sola
lista de los datos conocidos no se explican por sí mismos, principalmen-
te si corresponden a datos que solo pueden ser interpretados por expertos.
El acuerdo plenario en comentario recusa las conjeturas o suposicio-
nes de peligrosismo procesal, y es que si no se cuenta con las razones (cien-
cia, experiencia o lógica) que expliquen los indicios o evidencia, entonces
se trata de una mera suposición o conjetura. La exigencia es que se formu-
le una hipótesis de peligrosismo como categoría epistémica, lo cual exige
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Francisco Celis Mendoza Ayma

un conocimiento de una concreta ciencia, experiencia o lógica que opere


como engarce objetivo que explique el conjunto de datos o indicios y, así,
permitan arribar a una hipótesis de peligrosismo.
El problema actual es el predominio del paradigma de la suposición
de la implicitud de lo tácito. Así, la perversión del carácter cognitivo se da
porque la materialidad de la inferencia inductiva se reemplaza por seudo-
conocimientos, estereotipos, prejuicios y falacias que no se exteriorizan,
pero que son el fundamento subjetivo no controlado que permite que se
trabaje con suposiciones.

VI. EL PELIGRO PROCESAL DE FUGA EN SERIO


Así, bajo estas exigencias, es adecuado emplear el verbo futuro del peligro
con la conjunción “si” y el adverbio “entonces”. La exigencia de esta estructu-
ra permite evidenciar absurdos lógicos como afirmar como peligro de fuga:
1. Si la imputada por delito de homicidio culposo no tiene actividad la-
boral fija y va a contraer nupcias, entonces reviste peligro de fuga.
2. Si el imputado por delito de estafa tiene dinero, pero no tiene familia,
entonces tiene los medios para poder fugar.
3. Si el imputado por hurto tiene varios domicilios en la localidad, como
no se tiene un lugar seguro donde notificar, entonces reviste peligro de
fuga.
Conforme se aprecia, se trata de información agrupada arbitrariamen-
te que ni individual ni conjuntamente es relevante para formular con plau-
sibilidad una hipótesis predictible de peligro de fuga. Así, con la exigencia
de la estructura de la proposición fáctica del peligro procesal, es posible re-
ducir al absurdo esas conjeturas, pues son condiciones que de ordinario no
están vinculadas a un peligro de fuga; pero tampoco en su conjunto pue-
den llevar a una hipótesis predictible de peligro de fuga.
En estos supuestos, ni siquiera se está ante automatismos, pues estos
por lo menos orientan a un nexo inferencial subjetivo y hasta entimemas;
pero estos datos inconexos de agrupación de datos solo sirven para dar vo-
lumen a la resolución y como cobertura para esconder las verdaderas ra-
zones de la decisión preventiva. Por tanto, son carentes de razonamiento y,
por ende, la reconstrucción de sus argumentos, imposible.
Situación muy distinta se presenta en los siguientes supuestos:

151
La prisión preventiva en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional

1. Si el imputado ha sido declarado contumaz en otro proceso, no tie-


ne domicilio señalado en esta localidad, refiere no tener trabajo y fue
capturado en cuasiflagrancia cuando abordaba un vehículo con rumbo
desconocido, y dado que el proceso que se le sigue es por feminicidio,
entonces es previsible que fugue para no afrontar el proceso.
2. Si el imputado por delito de violación de la indemnidad sexual es cap-
turado en el terminal terrestre y se identificó con un DNI falso, enton-
ces reviste peligro de fuga.
Al respecto, el referido acuerdo plenario ha precisado en su fundamen-
to jurídico 43 que existen dos criterios de peligrosidad de fuga: “i) el crite-
rio abstracto mediante el cual la gravedad del delito y la pena probable per-
miten establecer razonablemente la mayor o menor tendencia del imputado
a eludirla a través de la fuga; [y] ii) el criterio concreto que supone valorar
las circunstancias personales y sociales del imputado, dado que la compro-
bación de la existencia de raíces como la familia, el trabajo y la imagen so-
cial de la persona permitirá[n] determinar razonablemente la tendencia del
imputado a rehuir el proceso penal”. Conforme se aprecia, se realiza una
ponderación considerando todos los criterios:

A) PELIGRO PROCESAL (FUGA)

B) FUMUS COMISSI DELICTI

1) Fundados y graves elementos de convicción


2) Sanción superior a 4 años (PPL)
Art. 268 CPP

152
Francisco Celis Mendoza Ayma

VII. RAZONAMIENTO INDUCTIVO Y ACUERDOS PLENARIOS


Los Acuerdos Plenarios Nº 01-2017/CIJ-116 y Nº 01-2019/CIJ-116 po-
sicionan en el debate de la prisión preventiva exigencias lógicas y episté-
micas para fundarla; pero la falta de conocimiento y comprensión de ca-
tegorías epistémicas elementales y conceptos de lógica básica es notoria,
siendo la principal causa de argumentaciones aparentes y de afirmaciones
formales de peligro de fuga donde no existen; así, el rezo de riesgo de fuga,
como formalidad ritual, no hace posible un contradictorio material, pues
los rituales son solo eso y no requieren de una fundamentación epistémica.
La exigencia de una hipótesis predictible de peligro procesal de fuga
pone de relevancia que el núcleo, el centro medular del debate en la prisión
preventiva, es el peligro procesal, lo cual marca la diferencia con otras ins-
tituciones. El juicio de peligrosismo propuesto como hipótesis predictible
requiere como condición necesaria el diferenciar la dimensión de la posibi-
lidad y la probabilidad. El debate del riesgo procesal se configura en el pla-
no epistémico de la probabilidad, pero la probabilidad es graduable y con-
forme a la fuerza de los elementos de juicio; así, una hipótesis predictible
de peligro procesal de fuga puede ser leve, medio o grave. Solo la probabi-
lidad grave habilita la prisión preventiva.
Por esa razón, es central no solo evitar los automatismos de conclu-
siones conforme lo exige el Acuerdo Plenario Nº 01-2019/CIJ-116, sino
que es exigible que el juicio de peligrosismo se exprese en proposicio-
nes fácticas que configuren una hipótesis concreta de alta probabilidad
de peligro. Esta exigencia epistémica se encuentra también en el funda-
mento jurídico 40 del Acuerdo Plenario Nº 01-2019/CIJ-116, que preci-
sa que “para la acreditación del riesgo el juez debe apreciar y declarar la
existencia del peligro a partir de los datos objetivos de la causa (…) que
den cuenta de la capacidad del imputado de huir u obstruir la labor de la
investigación; la probabilidad de estos peligros debe ser alta”. Lo mismo
en el fundamento jurídico 42, en el que se afirma que el peligro “única-
mente deben configurarse con una probabilidad que se corresponda con
la sospecha fuerte”.

VIII. TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: LA MOTIVACIÓN Y SU


COMPETENCIA
Las sentencias emitidas por el Tribunal Constitucional en los procesos
de hábeas corpus en los casos Humala Tasso - Heredia Alarcón, en los Ex-
pedientes Nº 4780-2017-PHC/TC y Nº 502-2018-PHC/TC (acumulados); y

153
La prisión preventiva en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional

en el de Keiko Fujimori, en el Expediente Nº 2534-2019-HC/TC, actualizan


el debate del ámbito de competencia de la justicia constitucional y la justi-
cia ordinaria, más precisamente, los alcances del proceso constitucional de
hábeas corpus contra resoluciones que dictan prisión preventiva. Estas sen-
tencias del Tribunal Constitucional, con votos en mayoría y votos singula-
res, hacen aún más difusa la demarcación de sus competencias, tal como
se ha puesto de manifiesto en el fundamento 20 del voto singular conjunto
de la sentencia emitida en el caso Keiko Fujimori − Expediente Nº 2534-
2019-HC/TC−, en el que se señala que:
“[L]a judicatura constitucional no puede actuar como una especie de
‘superjuez o superjueza’ de la justicia ordinaria, es decir, como un tipo
de poder ‘cuarta instancia’ que revise las cuestiones ya resueltas por la
judicatura ordinaria y que forman parte de sus competencias exclusi-
vas y excluyentes”.
Además, en el fundamento jurídico 21 del referido voto precisa que:
“El Tribunal Constitucional no es competente para determinar la con-
currencia en cada caso de las circunstancias que legitiman la adopción
o mantenimiento de la detención judicial preventiva, que es una tarea
que incumbe en esencia al juez penal, sino para verificar que la me-
dida cautelar haya sido adoptada de forma fundada, completa y acor-
de con los fines y carácter excepcional de la institución en referencia.
(Exp. Nº 1091-2002-HC/Vicente Ignacio Silva Checa)”.

1. Copy and paste en las sentencias del Tribunal Constitucional


Se es bastante crítico con resoluciones y sentencias de la justicia ordi-
naria por utilizar plantillas para emitir sentencias, lo cual es constatable(8)
y es una práctica vinculada a la delegación de la redacción de sentencias
a los asistentes jurisdiccionales. Sin embargo, esta práctica también se ha
visto reproducida en algunas de las sentencias del Tribunal Constitucional,
lo cual puede ser apreciado en las sentencias de los casos emblemáticos:
Humala Tasso - Heredia Alarcón (Expedientes Nº 4780-2017-PHC/TC y
Nº 502-2018-PHC/TC [acumulados]); y en el caso Keiko Fujimori (Expe-
diente Nº 2534-2019-HC/TC).
En efecto, la sentencia del caso Humala Tasso - Heredia Alarcón con-
tiene los fundamentos 25 al 39, que son reproducidos ad litteram en los

(8) En casos extremos el copiado y pegado ha correspondido al contenido del requerimiento fiscal
en la resolución judicial, caso Keiko Fujimori.

154
Francisco Celis Mendoza Ayma

fundamentos 6 a 20 en el caso Keiko Fujimori; en ambos con el rótulo “el


de derecho a la libertad individual y el derecho a la libertad personal”. Son
quince abundantes fundamentos que corresponden solo a una suerte de
marco ornamental de principios.
En estos fundamentos se ensalza a la libertad individual como un
“atributo subjetivo, que ninguna persona puede sufrir una limitación o
restricción a su libertad física o ambulatoria, ya sea mediante detencio-
nes, internamientos o condenas arbitrarias, etc., etc.”, para lo cual se ci-
tan las Sentencias Nº 1091-2002-HC/TC y Nº 7624-2005-PHC/TC. Así, se
afirma que el fundamento material del constitucionalismo moderno está
presidido por los derechos fundamentales de la persona; que el fin supre-
mo de nuestra sociedad y el Estado es la defensa de la dignidad humana;
que la libertad ocupa un lugar primordial en nuestro sistema de valores;
y que el TC en consolidada jurisprudencia ha sido enfático en sostener
que la prisión preventiva es una regla de última ratio susceptible de dic-
tarse en circunstancia excepcionales y no como regla general (Sentencias
Nº 1091-2002-HC/TC, Nº 1014-2011-PHC/TC, Nº 3567-2012-PHC/TC,
Nº 872-2007-PHC/TC, Nº 5100-2006-PHC/TC, etc.). Sin más, estos enun-
ciados se reproducen sin que estén problematizados o como razón para
desarrollar un estándar.
En ambas sentencias, con relación a la motivación, se afirma que la pri-
sión preventiva se justifica siempre y cuando existan motivos razonables y
proporcionables para su dictado; que la resolución judicial firme que decre-
te la prisión preventiva debe cumplir con la exigencia de la debida motiva-
ción de las resoluciones judiciales; que la exigencia de motivación debe ser
estricta para despejar la ausencia de arbitrariedad. Todos estos fundamen-
tos obran en las dos sentencias; en la primera sentencia suscrita en mayo-
ría por los magistrados: Blume Fortini, Ramos Núñez, Espinoza - Saldaña
y Ferrero Costa; y en la segunda expedida por los magistrados Blume For-
tini, Sardón de Taboada y Ferrero Costa.
Pero el ensalzamiento de estos derechos fundamentales y su expresión
lírica en los considerandos de ambas sentencias no dice nada respecto de
su comprensión operativa; por el contrario, hace notar que estos conceptos
pueden ser utilizados para justificar cualquiera sea el sentido de la decisión.

2. Motivación
La sentencia –por mayoría– en el caso Keiko Fujimori asume como mar-
co jurídico teórico los fundamentos precisados en los fundamentos 56 y 57,
que, a su vez, reproducen el fundamento 35 del caso Humala Tasso - Heredia

155
La prisión preventiva en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional

Alarcón, que cuestiona la motivación del Primer Juzgado de Investigación


Preparatoria y de la Segunda Sala(9). Los magistrados que emiten el voto
singular conjunto(10), en su fundamento 35, cuestionan las razones de la sen-
tencia en mayoría del Tribunal Constitucional, señalando que:
“Al respecto, encontramos múltiples referencias en la ponencia de los
magistrados Blume Fortini, Sardón de Taboada y Ferrero Costa que,
indubitablemente contienen valoraciones de pruebas, lo cual, como
se ha indicado este Tribunal Constitucional en abundante jurispruden-
cia, queda fuera de sus competencias al analizar amparos o hábeas cor-
pus, contra resoluciones judiciales, y constituyen más bien una atribu-
ción exclusiva de los jueces y juezas ordinarios” (sic).
Se cita como ejemplo el fundamento 163, que dice:
“La conclusión a la que arriba la Sala a partir de la valoración de una
declaración no justifica de manera cualificada la existencia de un ele-
mento de convicción”.
En el fundamento 37 señalan que:
“[L]os jueces constitucionales deben evitar calificar como meras espe-
culaciones a las inferencias realizadas por los jueces penales, como ha
ocurrido en el fundamento 85”.
En el fundamento 32 se señala que: “Efectivamente, y como es de co-
nocimiento general, en la argumentación judicial se utilizan todo el tiem-
po inferencias que permiten, razonablemente, realizar afirmaciones, por
medio de máximas de la experiencia y reglas lógicas, a partir de premisas
fáctica acreditadas (o ‘indicios probados’). En este sentido, exigir confir-
maciones en forma de ‘prueba directa’ para cada afirmación resulta, por
decirlo menos, inadecuado (…)”. Conforme se desprende de los propios
considerandos de la sentencia del caso Keiko Fujimori, es cuestión pro-
blemática si −en la sentencia con votos en mayoría− se valoraron medios
probatorios que fundan la prisión preventiva. Este es un problema que
puede llevar a equívocos si no se comprende la diferencia entre los con-
ceptos de justificación interna y justificación externa. En efecto, la de-
nominada motivación interna del Tribunal Constitucional nada dice de la
verdad de sus proposiciones, sino solo la validez deductiva de su conclu-
sión; en tanto que la justificación externa necesariamente está vinculada
a la probabilidad de los hechos.

(9) Magistrados Blume Fortini, Ramos Núñez, Sardón de Taboada y Ferrero Costa.
(10) Magistrados Miranda Canales, Ledesma Narváez y Espinosa - Saldaña Barrera

156
Francisco Celis Mendoza Ayma

Es necesario distinguir la justificación interna, que corresponde al


razonamiento formal deductivo, del razonamiento inductivo, que corres-
ponde a una inferencia probabilística propia de la justificación externa;
en el primero se determina solo la validez formal del razonamiento; en
tanto que en el segundo tipo de razonamiento, este es probabilístico res-
pecto de la certeza.

3. La justificación externa y el razonamiento inductivo


De hecho, el razonamiento inferencial inductivo se configura con base
en una estructura que lo vinculada con la realidad, por esa razón, para afir-
mar que se trata de un buen razonamiento inductivo este debe considerar
necesariamente los elementos de juicio (convicción). En ese orden, la justi-
ficación externa no se agota en: i) el listado de los elementos de juicio (in-
dicios, rastros, huellas, vestigios), sino que es también componente central
ii) la inferencia inductiva expresada en razones que permitan el tránsito de
la información a iii) la hipótesis explicativa.

PELIGRO DE FUGA
ART. 268 C) CPP.

ART. 269 PERMITAN


CPP. COLEGIR
RAZONABLEMENTE

2. Gravedad de pena 3. Magnitud del daño 4. Comportamiento 5. Pertenencia a una


1. El arraigo en el país del imputado de
del imputado. como resultado del causado y ausencia someterse a organización criminal
procedimiento de actitud para persecución penal. o reintegración.
repararlo

QUE EL IMPUTADO, EN RAZÓN A SUS ANTECEDENTES


Y OTRAS CIRCUNSTANCIAS DEL CASO PARTICULAR

Lo cuestionable son los automatismos, suposiciones o conjeturas, que


partiendo de solo un listado de elementos de juicio arriba, sin más, al jui-
cio de imputación; pues no son admisibles entimemas, implicitudes, etc., ya

157
La prisión preventiva en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional

que es imperativa una fundamentación especial o reforzada. En efecto, el


problema se presenta respecto de la inferencia inductiva, que corresponde
a la corrección del enlace generalizador; para ello, es condición necesaria
operar con información (indicios, rastros, huellas, vestigios, etc.) y estable-
cer la corrección lógica de la hipótesis de imputación. No hay otro modo,
pues la única posibilidad para evaluar una adecuada inferencia inductiva
es considerando como base esa información y su tránsito por una inferen-
cia generalizadora para afirmar la racionalidad de la hipótesis.
En ese orden, el razonamiento inductivo forma parte de la justificación
externa y se exterioriza por medio de la argumentación especial o refor-
zada para cumplir con el estándar de gravedad –sospecha grave, fuerte o
vehemente– que exige el artículo 268 del CPP.

4. El juicio de imputación y la posición del Tribunal Constitucional


La hipótesis de imputación exige el análisis de tipicidad, antijuridici-
dad y culpabilidad; ese aspecto ha sido zanjado por el Acuerdo Plenario
Nº 01-2019/CIJ-116. Así también, el mismo Tribunal Constitucional en la
sentencia –en mayoría– recaída en el Expediente Nº 2534-2019-HC/TC
reafirma esta exigencia al cuestionar que la sala de apelaciones se funda-
mente en la Casación Nº 744-2015-Pasco, en la línea de que “de ninguna
manera esta audiencia está supeditada al análisis y prueba de la tipicidad,
culpabilidad o antijuridicidad(11) de la conducta”, para asumir esta postura
señalando erróneamente que la discusión sobre la tipicidad de la conducta
no se despejará en la audiencia de prisión preventiva.
Sin embargo, en la sentencia del Tribunal Constitucional existe una gra-
ve confusión conceptual entre los elementos de convicción y la imputación
concreta; en efecto, se trata de conceptos diferentes pero íntimamente vincu-
lados por una inferencia inductiva. Es claro que los elementos de convicción
deben tener la magnitud suficiente(12) como para configurar un enlace infe-
rencial inductivo que tenga como conclusión una hipótesis de imputación.
Una cosa es hablar i) del estándar probatorio (sospecha grave) y otra
vinculada, pero diferente, que es ii) el estándar mínimo de precisión de la
imputación concreta, más precisamente de las proposiciones fácticas que
lo configuran. La primera condiciona la configuración de la segunda; los

(11) Llama la atención el desconocimiento del orden lógico de los elementos analíticos de la teoría
del delito.
(12) Estándar de prueba sobre la base de la fiabilidad, pluralidad, variada y pertinencia de los
elementos de juicio.

158
Francisco Celis Mendoza Ayma

fundados y graves elementos de convicción determinan el grado de precisión


exigido a las proposiciones fácticas de la imputación. Empero, entre ambos
debe exigirse iii) la argumentación inductiva expresada en razones que den
contenido a las máximas de la experiencia, conocimiento científico y reglas
de la lógica, para dar por cumplida la fundamentación especial o reforzada.
Conforme se aprecia, el problema de la imputación también está vin-
culado a la exigencia de motivación reforzada.

LA COMISIÓN DE UN DELITO QUE VINCULE


AL IMPUTADO COMO AUTOR Y PARTÍCIPE

ART. 268
a) CPP. PARA ESTIMAR
RAZONABLEMENTE

¿SON FIABLES
LOS HECHOS ¿SON SUFICIENTES? ¿SON VARIADOS? ¿SON PERTINENTES?
PROBATORIOS?

FUNDADOS Y GRAVES ELEMENTOS DE CONVICCIÓN

5. El peligro de obstaculización y el plazo razonable


El peligro de obstaculización y el plazo razonable es el aspecto que
el Tribunal Constitucional analiza del razonamiento de la Sala Superior.
Es necesario tener en claro ese concepto con referencia a una situación
de riesgo de las fuentes que producen la información. En ese orden, el en-
cierro preventivo de un imputado, atendiendo a este peligro, exige que el
Ministerio Público conjure el peligro mediante la protección de las fuen-
tes y su información; siendo así, el plazo de la prisión preventiva tiene
que atender al tiempo necesario a efectos de que la fiscalía logre el ase-
guramiento de esa fuente y la información; así, será objeto de debate ese
plazo razonable.

159
La prisión preventiva en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional

No es razonable que con la justificación de riesgos aparentes o reales


amenazas a la fuente de información se encierre a los imputados, sin exi-
gir al Ministerio Público la realización de la preservación de sus fuentes y
su información en un determinado plazo. El CPP regula formas de protec-
ción de la información como la prueba anticipada.
Sin embargo, si con torpeza formal se considera que teniendo encerra-
da a la persona se preserva la fuente de esa información, su efecto será la
inacción irresponsable del Ministerio Público y, así, el peligro de obstacu-
lización degenera en un mero pretexto para justificar un prolongado encie-
rro preventivo, pero ya no para los fines cautelares previstos, sino como cas-
tigo por haber puesto en riesgo los actos de investigación. Las paredes de
un penal no conjuran un verdadero peligro, sobre todo si se trata de un in-
tegrante de una banda u organización criminal. Al respecto, la responsabi-
lidad funcional del Ministerio Público está precisamente en tomar las me-
didas concretas para que no desaparezca o se elimine la información. En
cualquier caso, si se dictan dieciocho y treinta y seis meses de prisión pre-
ventiva y el último día se elimina la fuente, esto es de exclusiva responsa-
bilidad del Ministerio Público. Por otro lado, tampoco se abordó este pro-
blema de la razonabilidad del plazo de prisión preventiva atendiendo al
peligro de obstaculización.
Conforme a lo considerado, no cabe duda de que el Tribunal Consti-
tucional sí tiene competencia para emitir un juicio sobre la motivación de
los jueces de la justicia ordinaria, esa motivación es transversal a toda la
fundamentación de la resolución; empero, debe tener el mayor cuidado en
analizar la estructura de la argumentación que corresponda a la justifica-
ción externa, específicamente la inferencia inductiva y detectar sus defec-
tos. No puede entrar a valorar los propios elementos de juicio, pues esta-
ría sustituyendo al juez de la justicia ordinaria y, con ello, desbordando sus
ámbitos competenciales.

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