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MITOLOGÍA
GRIEGA
Estudio de la Mitología Griega a partir de textos antiguos de autores
griegos y latinos recopilados y comentados en tres Tomos
TOMO
II
UN HÉROE Heracles/Hércules
UNA AVENTURA Jasón y los Argonautas
UNA GUERRA Troya
2016
Mi máximo agradecimiento a RBA, al Grupo Editorial AKAL y a ALIANZA
EDITORIAL, por su generosidad al permitirme utilizar las traducciones de los clásicos
griegos y latinos amparados por sus respectivos “copyrigth”, lo cual me ha permitido
realizar el presente trabajo sobre la MITOLOGÍA GRIEGA.
Editado por :
CLV
Libros
ISBN : 9788416849864
Depósito Legal : LR. 1294-2016
En el Tomo I hemos tomado contacto y conocido mejor los personajes que intervienen
en los diferentes relatos que conforman la Mitología Griega.
Estos relatos cuentan la aparición y las actuaciones de dioses, héroes y mortales
interviniendo en una serie de acciones, guerras y aventuras en las que lo extraordinario
se mezcla con lo normal, en un intento por aclarar y explicar todo aquello que en la vida
permanece sumergido en la oscuridad de la ignorancia y del misterio.
Este segundo tomo comprende tres capítulos que pretenden explicar, a través de
ejemplos extensamente desarrollados, tres cuestiones importantes :
1
Capítulo I
Un héroe : Heracles (para los grie-
gos) o Hércules (para los romanos)
El héroe griego es un personaje que se caracteriza por tener un valor excepcional que le
permite realizar acciones excepcionales que despiertan la admiración, el respeto y
también el temor y la envidia.
Este valor excepcional es posible porque el héroe griego está dotado de una fuerza, una
bravura y un orgullo que no conocen el resto de los mortales, y que le permiten efectuar
acciones extraordinarias ya sea en las guerras, donde su vida corre serios peligros, o ya
sea enfrentándose a los dioses, cuya gloria y poder admiran, a la vez que los desean para
sí mismos.
Los héroes propiamente dichos, son el resultado de la unión de dos mortales, como en
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el caso de Ulises, hijo de Laertes, rey de Ítaca, y de Anticlea, y el de Héctor, hijo de
Príamo, rey de Troya, y de Hécuba.
No podemos obviar el texto de Hesíodo para quien la estirpe divina de los héroes que
se llaman semidioses, constituye la cuarta raza en la exposición que hace en el mito de
las Edades de la Humanidad :
Narrar las proezas efectuadas por el más grande de todos los héroes griegos, supone una
dificultad que ya ponía de manifiesto el historiador griego Diodoro de Sicilia en el s. I a.C :
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difícil de dar a conocer cada uno de sus hechos de acuerdo con su mérito y presentar un
relato que esté a la altura de trabajos tan extraordinarios que, por su magnitud, le han
valido el premio de la inmortalidad.
Hesíodo, por su parte, manifiesta la admiración que sentía por Heracles al presentarlo
como el que Zeus engendró para proteger del mal a dioses y mortales :
ESCUDO (Hesíodo) : 27 a 29 :
027 Por su parte, el padre de hombres y dioses
028 urdía otro plan en su corazón, con la idea de engendrar
029 un defensor del mal para dioses y laboriosos hombres.
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292 llevó a cabo bajo el rey Euristeo por los hados
293 de la inicua Juno (Hera). “Tú (Hércules), invicto, con tu mano acabas
294 con los bimembres hijos de las nubes (Néfele/Nébula), Folo e Hileo (centauros, con
cuerpo de caballo y torso y brazos de hombre); tú de Creta
295 con el monstruo (toro que arrojaba fuego por sus narices) y con el gran león de
Nemea en su guarida.
296 Ante ti tembló la laguna estigia, ante ti el portero del Orco (el can Cerbero)
297 echado en el antro cruento sobre huesos roídos,
298 y no te asustó visión alguna, ni tampoco el propio Tifeo (monstruo mitad hombre y
mitad fiera)
299 llevando en alto sus armas, ni falto de recursos
300 la hidra de Lerna te rodeó con su legión de cabezas.
301 Salve, retoño verdadero de Jove (Júpiter/Zeus), nueva prez de los dioses,
302 y con paso alegre propicio ven a nosotros y a tus sacrificios”.
I.2 En el segundo apartado contaremos en qué consistieron los “doce trabajos” y la forma
en que fueron realizados por Heracles.
I.3 En el tercer apartado contaremos lo ocurrido después de realizados los “doce trabajos”
hasta la muerte de Heracles y su posterior subida al Olimpo.
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I.1 PRIMER APARTADO : HECHOS OCURRIDOS DESDE EL
NACIMIENTO DE HERACLES HASTA EL COMIENZO DE LOS
DOCE TRABAJOS.
Como introducción, transcribimos el canto destinado a Heracles en los Himnos Homéricos,
el cual refleja la admiración que despertó nuestro héroe en el mundo griego :
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TEOGONÍA (Hesíodo) : 526 a 532 - 943 y 944 - 950 a 953 :
526-527 (Al águila) la mató Heracles, ilustre hijo de Alcmena de bellos tobillos y libró
de su horrible tormento
528 al Japetónida (Prometeo, hijo de Jápeto), dando fin a sus inquietudes
529 no sin el consentimiento de Zeus Olímpico que reina en las alturas,
530 sino para que la fama de Heracles, nacido en Tebas, fuera mayor todavía
531 que antes sobre la tierra fecunda.
532 Por estos anhelos favorecía a su muy ilustre hijo …
950-952 A Hebe, hija del poderoso Zeus y de Hera de doradas sandalias, el bravo hijo
de Alcmena de bellos tobillos, el fornido Heracles, al término de sus penosos
trabajos,
953 la hizo su venerable esposa en el nevado Olimpo.
De Acrisio podemos establecer la siguiente genealogía que lo hace hijo de Abante y nieto
de Linceo y padre de Dánae, tras casarse con Eurídice : Linceo, que rigió Argos
después de Dánao, tuvo de Hipermestra un hijo, Abante; de éste y de Aglaya, hija de
Mantineo, nacieron los gemelos Acrisio y Preto. Éstos, incluso cuando estaban en el seno
materno se peleaban el uno con el otro y, cuando se hicieron mayores combatieron por el
trono de Argos y fueron los primeros que inventaron los escudos al combatir. Resultando
vencedor Acrisio, expulsó de Argos a Preto … (Biblioteca Mitológica, II-2, 1)
Preto, según algunos autores (entre ellos el mismo Pseudo-Apolodoro, II-3, 1), se casó con
Estenebea (o Antea), y apoyado por su suegro Yóbates o Anfianacte (rey de Licia) y por
un ejército de licios, volvió a Argos y se apoderó de Tirinto.
A partir de entonces, Acrisio reinó sobre Argos, y Preto sobre Tirinto. (Biblioteca
Mitológica/Pseudo-Apolodoro, II-2, 1).
(Ver también, Descripción de Grecia/Pausanias, Libro II-16, 2).
Acrisio tenía una hija, Dánae, pero no tenía hijos, por lo que preguntó al oráculo sobre la
manera de que le nacieran hijos varones, a lo que el dios le respondió que de su hija
nacería un niño que le daría muerte.
La reacción de Acrisio fue tremenda por su crueldad : construyó bajo tierra una cámara de
bronce y allí guardó a Dánae. Sin embargo, según la versión más aceptada, eso no fue un
obstáculo para que Zeus consiguiera seducirla : Zeus se transformó en lluvia de oro y,
deslizándose hasta el seno de Dánae a través del techo, se unió a ella.
Cuando más tarde Acrisio supo que de ella había nacido Perseo, no creyó que hubiera
sido seducida por Zeus y, poniendo en un arca a su hija junto con el niño, los arrojó al
mar (Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, II-4, 1).
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El arca arribó a Sérifos y Dictis sacó de ella a la madre y al niño. El hermano de Dictis,
Polidectes, que era entonces el rey de Sérifos, se enamoró de Dánae, amor que no pudo
ser correspondido debido a la oposición de Perseo que era ya un hombre (Biblioteca
Mitológica, II-4, 1 y 2)
Así apareció Perseo, hijo de Zeus y Dánae, el que le cortó la cabeza a Medusa que era la
única górgona mortal, y el que también fundó Micenas :
Tras esta hazaña, Perseo se dirigió a Sérifos (isla que forma parte de las Cícladas en el mar
Egeo) y nombró rey a Dictis (que en su día había acogido a Dánae y a Perseo, cuando
Acrisio los abandonó en el mar, metidos en un arca). Después, Perseo, en compañía de
Dánae y Andrómeda, se dirigió apresuradamente hacia Argos para ver a Acrisio, su
abuelo, quien, temiendo la reacción de su nieto, abandonó Argos y se dirigió a Larisa, en
Tesalia, donde, accidentalmente encontró la muerte a manos de Perseo (Bibl. Mitológica).
Tras enterrar a Acrisio fuera de la ciudad, Perseo se dirigió a Tirinto junto a Megapentes,
el hijo de Preto (hermano gemelo de Acrisio), y efectuando con él un intercambio le
entregó Argos. Así Megapentes reinó sobre los argivos y Perseo en Tirinto, tras haber
fortificado Midea y Micenas (Biblioteca Mitológica, II-4, 4).
(Ver también Descripción de Grecia/Pausanias, Libro II-16, 3 y II-25, 7).
Perseo y Andrómeda tuvieron en Micenas, entre otros hijos a Alceo, Esténelo, Méstor y
Electrión, y una hija, Gorgófone (madre, con Ébalo, de Icario, el cual, junto con la náyade
Peribea, fue, según el Pseudo-Apolodoro, padre de Penélope, la futura esposa de Ulises) :
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BIBLIOTECA MITOLÓGICA (Pseudo-Apolodoro) : II-4, 5 :
De Andrómeda (Perseo) tuvo hijos; antes de ir a la Hélade, a Perses, al que dejó al lado
de Cefeo (su abuelo), de éste (Perses) se dice que descienden los reyes de Persia; y en
Micenas tuvo a Alceo, Esténelo, Heleo, Méstor y Electrión, y una hija, Gorgófone, a
quien tomó por esposa Perieres.
Alceo, casado con Astidamía, fue padre de Anfitrión (que se casó con Alcmena, madre
con Zeus de Heracles) y de Anaxo (que se casó con Electrión, hermano de Alceo) :
Electrión, casado con su sobrina Anaxo (hija de Alceo), tuvo a Alcmena (que se casó con
Anfitrión) y varios hijos varones :
Hesíodo hace una detallada descripción de Alcmena, la que superaba a toda la especie de
femeninas mujeres en aspecto y estatura; y, aún más, en espíritu ninguna era su rival de
cuantas parieron mortales acostadas con mortales. De su cabeza y negras pestañas se
exhalaba tal fragancia cual de la muy dorada Afrodita; además, tan de corazón honraba
a su marido como nunca jamás lo honró ninguna de las femeninas mujeres (Escudo de
Heracles, 4 a 10).
Alcmena, tras yacer con Zeus creyendo que era Anfitrión de quien el dios había tomado el
aspecto, tuvo a Heracles :
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Dánae, hija de Acrisio rey de Argos, y de Eurídice, tuvo con Zeus a Perseo (fundador de
Micenas).
Perseo tuvo con Andrómeda a Perses, Alceo, Esténelo, Heleo, Méstor, Electrión y
Gorgófone.
Alceo tuvo con Astidamía (hija de Pélope, a su vez hijo de Tántalo) a Anaxo y Anfitrión.
Anaxo tuvo con su tío Electrión a Alcmena (y varios hijos más), la cual, a pesar de estar
casada con su tío Anfitrión, tuvo con Zeus a Heracles.
Podemos resumir esquemáticamente lo dicho por Diodoro de Sicilia sobre los antepasados
de Heracles, con el gráfico siguiente :
Dánae, hija de Acrisio, tuvo con Zeus a Perseo. Perseo tuvo con Andrómeda (hija de
Cefeo) a Electrión.
Electrión con Eurídice tuvo a Alcmena. Alcmena tuvo con Zeus a Heracles.
Otro de los hijos de Perseo, Méstor, tuvo con Lisídice, una hija, Hipótoe, que, raptada y
fecundada por Posidón, fue madre de Tafio, cuyos descendientes, los teléboas o teléboes
se presentaron ante Electrión (hermano de Méstor) cuando reinaba sobre Micenas,
reclamándole el reino de Méstor; al no hacerles caso Electrión, le quitaron sus vacas y
mataron a sus hijos, excepto a Licimnio que aún era joven :
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De Méstor y Lisídice, la hija de Pélope, nació Hipótoe. A ésta la raptó Posidón y,
llevándosela a las islas Equínades, yació con ella y engendró a Tafio, que colonizó Tafos
(isla del mar Jónico) y denominó a sus gentes teléboas …
Los descendientes de Méstor reclamaron al hermano de éste, Electrión, su parte del
reino; ante su negativa en concedérselo, le robaron sus vacas y mataron a sus hijos,
excepto a Licimnio; Anfitrión, sobrino y yerno de Electrión (al estar casado con Alcmena,
su hija), las recuperó y las condujo a Micenas. Mientras estaba recogiendo las vacas,
debido a un desgraciado accidente, ocasionó la muerte de su suegro Electrión :
El relato que siglos antes había hecho Hesíodo, no fue tan benevolente hacia Anfitrión, ya
que considera que éste ocasionó la muerte de su suegro de manera premeditada y violenta :
Este accidente fue aprovechado por Esténelo, hermano de Electrión, para expulsar a
Anfitrión de todo Argos y él se hizo con el poder de Micenas y Argos; luego hizo llamar a
los hijos de Pélope, Atreo y Tiestes y les entregó a Midea, la ciudad que, junto con
Micenas, fue fortificada por Perseo (Biblioteca Mitológica, II-4, 6).
Anfitrión y Alcmena están ya en Tebas. Hesíodo los considera casados, pero sin gozar del
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amor placentero hasta que Anfitrión no consiguiera vengar la muerte de los hermanos de
Alcmena ocasionada por los hijos de Pterelao.
Sin embargo, el Pseudo-Apolodoro afirma que su matrimonio todavía no se había
realizado, ya que Alcmena había afirmado que se casaría con quien vengara la muerte de
sus hermanos, razón por la que Anfitrión salió en campaña y saqueó las islas de los tafios :
Sobre los tafios, tenemos una primera noticia en la Odisea donde son
considerados unos piratas.
El relato está relacionado con el regreso de Ulises a su isla de Ítaca donde
se encuentra con Eumeo, el porquero. Ulises le pregunta sobre sus
orígenes, y Eumeo le explica que es de una isla llamada Siría, que se
encuentra por cima de Ortigia, donde reinaba su padre, el Orménida
Tesio. Un día llegaron unos fenicios rapaces portadores de mil baratijas,
para comerciar con ellas. En el palacio de Tesio, había una sierva, fenicia
también, que se dejó seducir por aquellos taimados fenicios; el que yació
con ella la preguntó quién era y de dónde venía; ella le contestó diciendo :
El relato sigue contando cómo la “sierva de Sidón” escapó con los fenicios llevándose a
Eumeo, todavía un niño, y cómo, tras la muerte de la sierva por las flechas de la saetera
Artemisa, los marinos llegaron a Ítaca donde Laertes, el padre de Ulises, compró al niño.
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Hesíodo presenta la concepción y nacimiento de Heracles, como
formando parte de un “plan” urdido por Zeus, buscando el beneficio tanto
de dioses como de mortales. Desde el Olimpo alcanzó el Tifaonio y el Ficio
(dos montes de Beocia) donde se sentó meditando la forma de realizar su
plan : acostarse con Alcmena, la Electriona, y engendrar a Heracles :
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BIBLIOTECA MITOLÓGICA (Pseudo-Apolodoro) : III-6, 6 y 7 :
006 Había entre los tebanos un adivino, Tiresias, hijo de Everes
007 y de la ninfa Cariclo, del linaje del Esparto Udeo, que estaba privado de la visión.
Siglos antes, Hesíodo ya había presentado a Zeus ansioso por satisfacer su pasión amorosa
con una mujer de bella cintura, por lo que esa misma noche compartió el lecho y el amor
de Alcmena.
El mismo deseo atenazaba el corazón de Anfitrión, esposo de Alcmena. Por eso, en la
misma noche, Alcmena yació con los dos, y fruto de esos amores, nacieron dos niños
gemelos : el fornido Heracles e Ificles :
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003 Cuando Anfitrión entró en palacio y la vio tranquila, completamente descuidada, se
asombró y comenzó a lamentarse porque ella no lo había recibido a su llegada. Alcmena
le respondió : “ya viniste antes y te acostaste conmigo y me contaste lo que hiciste en
Ecalia”.
004 Cuando ella le dio todos los detalles, Anfitrión se dio cuenta de que alguna
divinidad había estado allí en lugar de él y, a partir de ese día, no se acostó más con ella.
Ésta, de su unión con Júpiter, dio a luz a Hércules.
Así fue cómo Zeus dejó embarazada en Tebas a Alcmena del que sería considerado como
el mayor de los héroes griegos : Heracles/Hércules.
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110 aquel de los hombres de la estirpe de tu sangre
111 que en el día de hoy caiga entre las piernas de una mujer”.
112 Así habló, y Zeus sin comprender la perfidia pronunció
113 el solemne juramento y entonces se ofuscó con grave error.
114 Hera abandonó de un salto el pico del Olimpo
115 y con presteza llegó a Argos de Acaya, donde sabía
116 que estaba (Nícipe) la poderosa esposa de Esténelo Persida.
117 Ésta estaba encinta y ya había entrado en el séptimo mes;
118 mas sacó a la luz a su hijo, a pesar de los meses que faltaban,
119 y suspendió el parto de Alcmena y retuvo a las Ilitías.
METAMORFOSIS (Ovidio) : Libro IX, 281 al 315 : Alcmena le cuenta a Íole o Yole :
281 … “Que al menos a ti (Íole) te ayuden
282 los dioses y te abrevien el trance cuando, a punto de parir,
283 invoques a Ilitía, protectora de las asustadas parturientas;
284 ésta, por complacer a Juno (Hera), se tornó severa contra mí.
285 Pues, llegado el día de parir a este Hércules sufridor de trabajos
286 y gravitando el Sol ya sobre el noveno signo del zodiaco,
287 el peso me distendía el vientre, y lo que llevaba era tan grande
288 que se hubiera podido decir que era Júpiter el autor
289 de la oculta carga; y ya no podía yo soportar los dolores
290 por más tiempo. Es más, aún ahora, mientras hablo, me invade
291 un escalofrío, y recordar aquel dolor es un nuevo dolor.
292 Atormentada durante siete noches y otros tantos días,
293 y agotada por los sufrimientos, tendiendo mis brazos al cielo,
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294 llamaba a grandes voces a Lucina (Ilitía) y a ambos Esfuerzos.
295 Vino ella, sí, pero sobornada de antemano y dispuesta
296 a regalar mi cabeza a mi enemiga Juno. Cuando Lucina
297 oyó mis gemidos, se sentó en aquel altar que está delante
298 de la puerta, y cruzando su corva derecha sobre su rodilla
299 izquierda y entrelazando sus dedos en forma de peine,
300 detuvo el parto. Masculló también unos conjuros,
301 y los conjuros frenaron el parto ya iniciado. Hago fuerza
302 y frenética lanzo vanos improperios contra el ingrato Júpiter,
303 y deseo morir, y profiero quejas que habrían conmovido
304 a los duros pedernales. Me asisten las madres Cadmeides (matronas de Tebas,
fundada por Cadmo),
305 elevan votos y me alientan en mi dolor. Estaba conmigo
306 una de mis sirvientas, Galántide, del pueblo llano, cabellos
307 rubios, diligente en cumplir mis órdenes y mi predilecta
308 por servicial. Notó ella que algo ocurría por obra
309 de mi enemiga Juno, y en una de sus muchas entradas y salidas
310 por la puerta vio a la diosa sentada en el altar, con los brazos
311 sobre las rodillas y los dedos entrelazados, y le dijo :
312 `Quienquiera que seas, felicita a mi señora. La Argólide
313 Alcmena se ha librado, es ya madre y ve cumplido su deseo´.
314 La diosa soberana de la preñez dio un brinco, y sobresaltada
315 soltó sus manos; soltadas las ataduras, me libro yo también …”.
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repugnante. En efecto, concibe a través de las orejas y pare expulsando el feto por la
garganta.
Heracles y Euristeo eran primos. Para comprender mejor el parentesco que los unía,
completamos el siguiente cuadro :
Dánae, hija de Acrisio, rey de Argos, tuvo con Zeus a Perseo, fundador de Micenas.
Perseo tuvo con Andrómeda a Perses, Alceo, Esténelo, Heleo, Méstor, Electrión y
Gorgófone.
Alceo tuvo con Astidamía (hija de Pélope, a su vez hijo de Tántalo) a Anaxo (que será
padre de Alcmena con su tío Electrión) y a Anfitrión (que casado con Alcmena, será el
padre “humano” de Heracles, siendo Zeus su verdadero padre).
Méstor, hermano de Alceo, fue padre de Hipótoe, cuyos descendientes, los teléboas o
teléboes, reclamaron el reino de Micenas a Electrión.
Otro hermano de Alceo, Esténelo tuvo con Nicipe a Euristeo, rey de Micenas, que ordenó
a Heracles los famosos doce “trabajos”.
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envió a su lecho dos enormes serpientes y, mientras Alcmena llamaba en su ayuda a
Anfitrión, Heracles se incorporó y, estrangulándolas con sus manos, las exterminó.
No obstante, Ferécides afirma que fue Anfitrión quien puso las serpientes en el lecho,
deseando saber cuál de los dos niños era el suyo, y que, al huir Ificles y hacerles frente
Heracles, supo que Ificles había sido engendrado por él.
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Diodoro de Sicilia recordará este episodio de la infancia de Heracles, así
como el relacionado con los trabajos a los que le sometió su primo
Euristeo, para explicar el comportamiento del héroe después de haber
civilizado Libia :
A este mismo episodio hace alusión Pausanias, cuando hablando de monumentos que se
encuentran en Tebas, muy cerca de la puerta Neista, añade : muestran también un lugar
donde dicen los tebanos que Hera dio de mamar a Heracles cuando era todavía niño, en
virtud de un engaño de Zeus (Descripción de Grecia, Libro IX-25, 2).
Según algunos autores (Eratóstenes, Higino) la acción de Hera amantando a Heracles, tuvo
como resultado que muchas de las gotas de leche sorbidas por el pequeño, saltaran al aire
formando así lo que será la Vía Láctea.
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- la última explica que la leche cayó del pecho de Ops/Rea, cuando
Saturno/Crono le ordenó amamantar la piedra envuelta en pañales
que reemplazaba a Júpiter/Zeus.
La versión de Eratóstenes a la que Higino parece aludir, cuenta que fue Hermes quien
acercó al pecho de Hera, a Heracles recién nacido :
Diodoro de Sicilia discrepa de estos autores, ya que, según él, fue Faetón, el hijo de
Helios/Sol quien, cuando todavía era un niño, convenció a su padre para que le dejara la
cuadriga por un solo día; el padre se la cedió y Faetonte, al guiar la cuádriga, no fue
capaz de hacerse con las riendas, por lo que los caballos, despreciando al niño, se
salieron del camino acostumbrado; primero, errando por el cielo, lo incendiaron y
crearon lo que ahora se llama Vía Láctea … (Biblioteca Histórica/Diodoro de Sicilia,
Libro V-23, 2) :
Tanto era el odio que Hera sentía por Heracles, que no dudó en alimentar a la perversa
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Hidra de Lerna (objeto del segundo trabajo que le impondrá su primo Euristeo), en un
nuevo intento por atentar contra su vida :
Habrá que esperar a la muerte de Heracles, para que Hera, siguiendo instrucciones de
Zeus, adoptase a Heracles como hijo y le diese un afecto maternal, y además, cuentan los
mitos, Hera unió a Heracles en matrimonio a Hebe.
Estudiaremos el tema en otro lugar, limitándonos ahora a exponerlo tal como lo relata
Diodoro de Sicilia :
(NOTA : Teócrito, en el Idilio XXIV, habla de Castor o Cástor, hijo de Hipalo, que enseñó a
Heracles la táctica y la técnica de la lucha en la batalla)
Diodoro de Sicilia considera a Lino como el primero que inventó los ritmos
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y la melodía, y además señala que entre sus discípulos se encontraba
Heracles quien mató al maestro golpeándole con la cítara :
002 Y Lino, admirado por su poesía y su melodía, tuvo muchos discípulos, pero tres
famosísimos, Heracles, Támiras y Orfeo. De ellos, Heracles, aprendiendo a tocar la
cítara, no pudo asimilar la enseñanza a causa de su torpeza de espíritu; después,
castigado por Lino con azotes, se encolerizó y mató al maestro golpeándole con la
cítara.
Sin embargo Pausanias atribuye las mismas acciones a otro Lino, hijo de Ismenio :
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Tras aprender de Éurito el manejo del arco, Heracles recibió de los dioses las que
formarían parte de sus armas, a las que él añadió la clava, impresionante garrote, estrecho
en la empuñadura, y cuyo diámetro va aumentando a medida que va acercándose a la otra
extremidad hasta terminar en forma de una temible y terrible porra; la clava junto con la
piel del león del Citerón o del de Nemea, son los dos elementos que caracterizan a
Heracles :
Diodoro de Sicilia hace también una relación de las armas que Heracles recibió de los
dioses, difiriendo en algunos detalles de la versión del Pseudo-Apolodoro :
Así es como Heracles fue creciendo, superando a todos en corpulencia y fuerza, hasta el
punto que, al contemplarlo, se hacía patente que era hijo de Zeus :
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Habiendo alcanzado la edad de diez y ocho años, Heracles realizó sus dos primeras
hazañas :
- matar al león de Citerón, y
- liberar a Tebas del tributo que anualmente tenían que pagar a Ergino, rey de
Orcómeno, en Beocia.
El Citerón es un monte que se encuentra entre Beocia y Ática, cerca de la ciudad de Tebas.
Existía un león que irrumpía desde el Citerón y aniquilaba los bueyes de Anfitrión y
Tespio (Biblioteca Mitológica, II-4, 9).
Anfitrión se encontraba en Tebas (donde reinaba Creonte) tras haber sido expulsado de
Argos-Micenas por su tío Esténelo, siendo Tespio rey de Tespia, ciudad situada en Beocia.
Ante Tespio se presentó Heracles cuando pretendía capturar al león de Citerón, y allí fue
donde por primera vez Heracles demostró que además de un gran guerrero, era
también un gran amante. Tespio le dio hospedaje durante cincuenta días y, cada noche,
cuando partía para la caza, le hacía acostar con una de sus hijas; cincuenta eran las que
le habían nacido de Megamede, la hija de Arneo, pues deseaba que todas ellas quedasen
preñadas de Heracles. Este, creyendo que era una sola con la que siempre se acostaba,
tuvo relaciones con todas (Biblioteca Mitológica, II-4, 10).
Diodoro de Sicilia desvincula la relación entre Heracles y Tespio del episodio relacionado
con el león de Citerón, y lo atribuye a la voluntad de Tespio que deseó fervientemente que
sus hijas tuvieran hijos con él (tuvo cincuenta y un hijos, porque, según el Pseudo-
Apolodoro, con Procris tuvo gemelos : Antileonte e Hipeo) :
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El Pseudo-Apolodoro nombra a las cincuenta hijas de Tespio, así como a los hijos que
Heracles tuvo con cada una de ellas :
Higino, en la Fábula CLXII. LOS HIJOS DE HÉRCULES, se limita a decir : las doce
Tespíades que engendró (Hércules) con las hijas del rey Tespio.
El Pseudo-Apolodoro concluye la historia del león de Citerón (monte situado entre Beocia
y Ática) diciendo : a la edad de diez y ocho años, Heracles dio muerte al león de Citerón
… Luego que hubo vencido al león, se vistió con su piel y se sirvió de sus fauces como
casco (Biblioteca Mitológica, II-4, 9 y 10).
El relato dice así : en Mégara, no lejos del sepulcro de Hilo (hijo de Heracles) hay un
templo de Isis, y junto a él uno de Apolo y de Ártemis. Dicen que Alcátoo lo construyó
después de matar al león llamado Citeronio. A manos de este león murió, entre otros,
Evipo, hijo del rey Megareo … Megareo entonces prometió la mano de su hija y la
sucesión del reino al que diese muerte al león Citeronio. Por esto Alcátoo, hijo de
Pélope, atacó y venció a la fiera, y cuando fue rey construyó este templo, poniendo a
Ártemis el sobrenombre de Agrótera y a Apolo el de Agreo. (Descripción de Grecia, Libro
I-41, 3).
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Cuando regresaba de la cacería del león de Citerón, Heracles se encontró con unos
heraldos enviados por Ergino para cobrar el tributo a los tebanos. Pagaban los tebanos
tributo a Ergino por el siguiente motivo : un auriga de Meneceo de nombre Perieres, al
lanzar una piedra en Onquesto dentro de un recinto sagrado de Posidón, hirió a Clímeno,
rey de los minias; fue conducido medio muerto a Orcómeno y, en el momento en que
expiraba, encomendó a su hijo Ergino que vengara su muerte. (Pseudo-Apolodoro en
Biblioteca Mitológica, II-4, 11).
Diodoro de Sicilia describe con detalle este episodio y a la vez aprovecha para poner en
relieve las cualidades del joven Heracles :
- Nos encontramos con un Heracles que, aunque todavía un efebo, llegó a ser el
primero de todos por su fuerza física y asimismo famoso por la brillantez de su
espíritu.
- Debido precisamente a estas cualidades, fue el primero en liberar a Tebas,
cuando los tebanos se encontraban sometidos a Ergino, el rey de los minias, y
pagaban un tributo anual fijo; pero Heracles no se espantó por el extraordinario
número de hombres que el rey había reducido a la esclavitud y tuvo la audacia de
llevar a cabo un hecho que le hizo famoso. En efecto, cuando los agentes de los
minias se presentaron para reclamar los tributos exigiendo el pago con gran
insolencia, les cortó las extremidades y los expulsó de la ciudad.
- La reacción de Erginio fue inmediata pidiendo la entrega del culpable, y Creonte,
rey de los tebanos, espantado por el terrible poder de Ergino, estaba dispuesto a
entregar al responsable del crimen.
- La actitud de Creonte es comprensible, si tenemos en cuenta que no podían
encontrarse en la ciudad armas en manos de los particulares al haber sido
desarmada por los minias a fin de que los tebanos no pudieran concebir ningún
proyecto de revuelta.
- Pero Heracles, persuadiendo a los hombres de su edad a liberar la patria, hizo
sacar de los templos las armaduras completas clavadas a sus muros, despojos de
enemigos muertos que sus antepasados habían consagrado a los dioses.
- De esta forma, cuando Heracles supo que Ergino, rey de los minias, se acercaba a
la ciudad con sus soldados, salió a su encuentro en un desfiladero e inutilizó al
grueso de la fuerza enemiga, y él mismo mató a Ergino y dio muerte a casi todos
sus acompañantes. Luego se presentó por sorpresa en la ciudad de los orcomenios
e, irrumpiendo repentinamente en el interior de las puertas, incendió el palacio de
los minias y arrasó la ciudad.
- Esta hazaña circuló de boca en boca por toda Grecia y todo el mundo admiró el
inesperado suceso.
(Biblioteca Histórica, Libro IV-10, 2, 3, 4, 5 y 6).
El Pseudo-Apolodoro, añade a la victoria de las armas, el tributo doble que los minias de
Orcómeno vencidos tuvieron que pagar a los tebanos.
También cuenta, que en el curso de la batalla, murió Anfitrión, el padre “humano” de
Heracles : Heracles, al toparse con los heraldos que se dirigían a Tebas en busca de este
tributo, los ultrajó, pues, cortándoles las orejas, las narices y las manos y atándoselas al
cuello con cuerdas, les dijo que llevasen este tributo a Ergino y a los minias.
Ergino marchó contra Tebas; sin embargo Heracles, poniéndose al frente de la lucha con
las armas recibidas de Atenea, dio muerte a Ergino, puso en fuga a los minias (pueblo
que habitaba en Orcómeno) y les obligó a pagar un tributo doble a los tebanos.
Pero sucedió que en la batalla, mientras luchaba valerosamente, sucumbió Anfitrión.
(Biblioteca Mitológica, II-4, 11).
Pausanias considera la muerte de Clímeno como un asesinato cometido por los tebanos,
lo que ocasionó una expedición de castigo organizada por Ergino, quien, tras la victoria,
obligó a los tebanos al pago de un tributo anual cuyo contenido no especifica :
Erginio, tras hacerse cargo del reino, organiza una expedición contra los tebanos a los
que vence y les impone el pago de un tributo, tributo del que fueron liberados por
Heracles tras vencer a los de Orcómeno y a su rey Ergino :
002 Enseguida él y sus hermanos reunieron una fuerza y marcharon contra Tebas.
Vencieron en batalla, y después de esto llegaron a un acuerdo de que los tebanos
pagarían cada año un tributo por el asesinato de Clímeno.
Pero cuando Heracles se crió en Tebas, los tebanos se libraron del tributo y los minias
sufrieron una gran derrota en la guerra.
30
Heracles no acataba la orden, Zeus le envió el mandato de que se pusiera al servicio de
Euristeo. Entonces Heracles se dirigió a Delfos y, tras interrogar al dios sobre aquello,
recibió del oráculo una respuesta que le comunicaba que los dioses habían decidido que
debía realizar los doce trabajos que le ordenaba Euristeo y que, tras su cumplimiento,
alcanzaría la inmortalidad.
Eso hizo, pero después de matar a sus hijos debido al estado de abatimiento en que se
encontraba y a la actuación de la rencorosa Hera :
Tras su victoria sobre Ergino y la consiguiente desaparición del tributo que los tebanos
tenían que pagar a los minias, Heracles conoció a su primera esposa, Mégara, la hija
que Creonte, agradecido, le entregó. Creonte entregó también a su hija menor (cuyo
nombre desconocemos), a Ificles, el medio hermano de Heracles :
31
Higino en su Fábula LXXII, 4, dice simplemente : Por su parte, Creonte entregó su hija
Mégara en matrimonio a Hércules y de ella nacieron Terímaco y Ofites.
La primera noticia sobre Mégara, que nació del altivo Creonte, aparece en la Odisea
cuando Homero cuenta cómo Ulises la encontró en el Hades, entre las sombras de los
muertos, nombrándola y considerándola casada con el hijo de Anfitrión, Heracles.
Después del combate contra los minias y la muerte de su rey Ergino, y después de haber
recibido de Creonte la mano de su hija Mégara, Heracles tuvo que someterse a Euristeo,
rey de Argólide, para realizar los trabajos que éste le ordenase, a lo cual Heracles se negó
obstinadamente. Finalmente, resignado a ser esclavo de un hombre inferior a él, cayó en
un abatimiento poco común :
Libro IV-11, 1 :
Tras estos hechos, Heracles cayó en un abatimiento poco común. Juzgaba, en efecto,
que ser esclavo de un hombre inferior a él no era en modo alguno digno de su propio
valor, y al mismo tiempo desobedecer a Zeus, que además era su padre, le parecía
inconveniente e imposible.
Esta situación de depresión, fue aprovechada por Hera quien, tras volverlo loco, hizo
que matara a los hijos que había tenido con Mégara, así como a dos de sus sobrinos, hijos
de su medio-hermano Ificles, el hijo que Alcmena había tenido con Anfitrión :
32
relatos mitológicos, intentó explicar la locura de Heracles, uniendo a la
actuación de Hera, el estado de abatimiento en el que se encontraba
Heracles al verse obligado a someterse a Euristeo, un hombre inferior a
él. Hera aprovechó la situación y le envió el enajenamiento que le impulsó
a intentar matar a Yolao (que salvó su vida huyendo) y matar también, con
sus flechas, a los hijos que había tenido con Mégara :
Tras este crimen, Heracles necesitaba purificarse, y por ello se condenó a sí mismo al
exilio y, luego de ser purificado por Tespio (rey de Tespia, en Beocia, cuyos bueyes había
salvado Heracles matando al león de Citerón), se llegó a Delfos y preguntó al dios dónde
habría de establecerse (Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, II-4, 12).
33
Euristeo por espacio de doce años y que ejecutara los diez trabajos que le ordenara, y
añadió que de esta forma, una vez realizados los trabajos, él sería inmortal.
Antes de estudiar los trabajos ordenados por Euristeo, recordemos el episodio en el que
Heracles se dirigió al rey Tespio para que efectuara sobre él el rito de la purificación.
Tespio estaba agradecido a Heracles por dos motivos; el primero, por haberle librado del
león de Citerón que diezmaba sus ganados, y el segundo porque dejó embarazadas a sus
cincuenta hijas, cosa que él deseaba fervientemente.
Parece lógico que en estas circunstancias, Heracles se dirigiera a Tespia para ser purificado
por su rey del crimen que había cometido con los hijos tenidos con Mégara, y con dos de
sus sobrinos, hijos de su medio-hermano Ificles :
Tras ser purificado por Tespio y, siguiendo las instrucciones que el oráculo de Delfos le
había transmitido a través de la Pitia, Heracles se dirige a Tirinto para ponerse a
disposición de Euristeo, cosa que hizo apenas se vio liberado de la locura que le impulsó a
cometer los crímenes que hemos señalado :
34
Apenas se vio liberado de la locura y se dio cuenta de lo que había hecho en su
inconsciencia, se sumió en un gran dolor por la enormidad de su desgracia. Aunque
todos compartieron su pena y se unieron a su dolor, él permaneció quieto en su casa
durante mucho tiempo, evitando los encuentros y las conversaciones con otros hombres.
Finalmente, sin embargo, el tiempo apaciguó el sufrimiento y, con la decisión de
enfrentarse a los peligros, se presentó a Euristeo.
35
I.2 SEGUNDO APARTADO : REALIZACIÓN DE LOS DOCE
TRABAJOS IMPUESTOS POR EURISTEO.
En la Ilíada y en la Odisea encontramos una primera alusión a los trabajos que Euristeo
impuso a Hércules/Heracles.
Cuenta la Ilíada a propósito de la guerra de Troya, que Hera y Atenea, defensoras de los
dánaos/aqueos/griegos, se quejan de la ayuda que Zeus presta a los Troyanos, olvidando
cuando en el pasado, el propio Zeus envió a Atenea desde el cielo para ayudar a Hércules
abrumado por los trabajos de Euristeo. Este es el motivo por el que Atenea exclama : “Mi
propio padre (Zeus) en su furor revela una mente perversa, ¡el cruel, siempre dañino,
sofrenador de mis ansias!. Ni siquiera se acuerda de que muchísimas veces a su hijo
(Hércules) salvé, cuando estaba abrumado por los trabajos de Euristeo. Aquél solía
llorar mirando al cielo, y entonces Zeus me despachaba desde el cielo para defenderlo.
Ojalá yo hubiera sabido esto en mi juiciosa mente cuando (Euristeo) lo envió a casa de
Hades, el infranqueable celador, para traer del Érebo el perro del abominable Hades.”
(Ilíada/Homero, Canto VIII, 360 a 368).
En la Odisea, Ulises encuentra en el Érebo a Heracles, quien se queja del trato recibido de
Zeus : “Aunque hijo del Crónida Zeus, me cupo en carga de infinito pesar; sometióseme a
un hombre (Euristeo), con mucho inferior, que, imponiéndome duros trabajos, un día
hasta aquí (Érebo) me mandó por el perro de Hades. Pensaba que no había para mí más
difícil empresa que aquélla, pero yo cogí al perro y lo traje a la luz, porque tuve, al volver,
por guiadores a Hermes y Atenea ojizarca”. (Odisea/Homero, Canto XI, 620 a 626).
Veamos en qué consistieron los “trabajos” a los que los celos y la envidia de Hera y
Euristeo sometieron a Heracles.
Más adelante veremos cómo Heracles, a punto de sucumbir bajo los terribles sufrimientos
que le ocasionaban la túnica envenenada por el centauro Neso y que Deyanira le había
entregado creyendo que estaba impregnada de un filtro amoroso, gritaba, deseando la
muerte, a la vez que rememoraba algunos de los trabajos realizados :
36
tropa de centauros, insolente, sin ley, de fuerza supe-
rior, y a la fiera de Erimanto, y al subterráneo
perro de tres cabezas del Hades, monstruo invenci-
1100 ble, criatura de la terrible Equidna, y al dragón guar-
dián de las manzanas de oro en las regiones más ex-
tremas. Y experimenté otras innumerables fatigas,
y nadie erigió trofeos de mi valor.
Libro V-11, 4, 5 y 6 :
004 En las otras barras está el grupo que lucha con Heracles contra las Amazonas. El
número de unos y otros es de veintinueve, y entre los aliados de Heracles está Teseo ...
(lucha que tuvo lugar cuando Heracles fue a Temiscira, junto a la desembocadura del
Termodonte, buscando el cinturón de la amazona Hipólita : noveno trabajo)
005 (sobre unas pinturas de Paneno) : En ellas está Atlas sosteniendo el cielo y la tierra,
y Heracles está a su lado queriendo recibir el peso de Atlas … (Encontraremos este
episodio en el viaje de Heracles buscando las manzanas de oro del jardín de las
Hespérides, con motivo del undécimo trabajo).
006 También está el trabajo de Heracles contra el león de Nemea … (primer trabajo).
Más adelante, a propósito de las ofrendas de Micito, añade :
Libro V-26, 7 :
Junto a las ofrendas más pequeñas de Micito, que fueron hechas por Dionisio (de Argos),
están los trabajos de Heracles : del león de Nemea, de la hidra, del perro del Hades, del
jabalí del río Erimanto.
37
Libro III-18, 13 :
Junto a éstas (las estatuas de Hera y Atenea) están labrados dos de los trabajos de
Heracles, el relativo a la hidra (segundo trabajo) y el de cómo hizo subir el perro de
Hades (duodécimo trabajo).
También en Tebas había testimonios de los trabajos de Heracles : las aves de Estinfalo y
la limpieza de los cuadras de Augías :
Libro IX-11, 6 :
En Tebas esculpió Praxíteles en los frontones la mayoría de los llamados doce trabajos.
Faltan el de las aves de Estinfalo (objeto del sexto de los trabajos) y la limpieza de la
región de Élide (la limpieza de los establos de Augías, objeto del quinto de los trabajos), y
en su lugar está esculpida la lucha con Anteo (gigante que se enfrentó a Heracles en
Libia).
Los primeros seis trabajos fueron realizados en diferentes lugares del Peloponeso :
- En Nemea (el león).
- En el lago de Lerna (la hidra).
- En Énoe, en la Argólide (la cierva cerinitia).
- En el monte Erimanto (el jabalí).
- En Élide (Augías).
- En el lago Estínfalo (las aves).
Nemea era una ciudad de la Argólida, muy cercana a Micenas (residencia de Euristeo), que
a su vez distaba unos 15 km de Tirinto (residencia de Heracles), descendiendo hacia el
golfo Argólico.
38
327 ruina para los cadmeos, y al león de Nemea,
328 al que Hera, célebre esposa de Zeus, crió
329 y puso en los montes de Nemea, calamidad para los hombres.
330 Allí devastaba las tribus de hombres que habitaban el lugar
331 y era dueño de Treto, Nemea y Apesante.
332 Pero lo mató el vigor del fornido Heracles.
Higino dice que quien crió al león fue la Luna (Selene) y que fue colocado
por Júpiter en el cielo :
A las características citadas (calamidad para los hombres, gigantesco, azote de pastores,
inabordable y feroz), Diodoro de Sicilia, Higino y el Pseudo-Apolodoro, añaden su
invulnerabilidad.
39
BIBLIOTECA HISTÓRICA (Diodoro de Sicilia) : Libro IV-11, 3 :
El primer trabajo que emprendió (Heracles) fue matar al león de Nemea. Era un animal
de un tamaño extraordinario, que no podía ser herido ni por el hierro, ni por el bronce,
ni por la piedra, por lo que se hacía preciso recurrir a la fuerza de los brazos.
Como hemos visto en los textos ya citados, la mayoría de los autores afirman que este
primer trabajo consistía únicamente en matar al león, sin embargo el Pseudo-Apolodoro
afirma que el objetivo principal no era la muerte del león, sino el de entregar su piel a
Euristeo :
- Diodoro de Sicilia (IV-11, 3) : el primer trabajo que emprendió (Heracles) fue
matar al león de Nemea.
- Pseudo-Apolodoro (II-5, 1) : en primer lugar (Euristeo) le encomendó traer la piel
del león de Nemea.
No le fue fácil a Heracles encontrar al león, pero al final lo encontró en un largo túnel
situado al pie del monte Treto, en el que la fiera tenía la costumbre de guarecerse.
Cuando Heracles encontró al león y percatarse de que era invulnerable, le rodeó con una
mano el cuello y lo mantuvo apretado hasta estrangularlo.
40
entonces con la piel del león, que, al ser muy grande, le envolvió todo el cuerpo, lo que
le procuró una protección frente a los peligros que siguieron.
A la piel protectora del león hace referencia por dos veces Píndaro en sus
“Ístmicas” :
047 “… hazle el cuerpo invulnerable, como esta piel me envuelve ahora a mí de aquella
fiera
048 que, cual primera de mis luchas, maté un día en Nemea”.
En cuanto llegó a Nemea y siguió el rastro del león, disparó sus flechas contra él y al
percatarse de que era invulnerable, con la maza en alto emprendió su persecución;
cuando el león se refugió en una cueva de doble boca, obstruyó una de las entradas y
penetró por la otra en busca de la fiera; luego le rodeó con una mano el cuello y lo
mantuvo apretado hasta estrangularlo y, cargándolo sobre sus hombros se lo llevó a
Cleonas. Al encontrarse con que Molorco se disponía a sacrificar en su honor una
victima creyéndolo muerto, se la ofrendó a Zeus Salvador y llevó el león a Micenas.
Una vez muerto el león y, cargándolo sobre sus hombros, llevó el león a Micenas,
provocó el pánico en Euristeo quien, tras esconderse bajo tierra en una tinaja de
bronce, le prohibió que, en adelante, entrara en la ciudad después de la realización de cada
uno de los diferentes trabajos.
41
Al disponerse a entregar el león a Euristeo, éste, lleno de miedo, se escondió en una
tinaja enterrada bajo tierra, le prohibió que en lo sucesivo entrara en la ciudad, y nombró
a Copreo como el mensajero a través del cual le transmitiría sus órdenes :
Este Copreo, tras dar muerte a Ífito, se había refugiado en Micenas, en donde, luego de
ser purificado por Euristeo, se había instalado (Biblioteca Mitológica, II-5, 1).
Homero habla del miceneo Perifetes, el querido hijo de Copreo, muerto por Héctor en la
guerra de Troya :
Libro V-25, 7 :
En el mismo muro que las ofrendas de los acragantinos hay dos estatuas de Heracles
niño desnudo. En una está representado disparando al león de Nemea. Este Heracles y
también el león lo ofrendó el tarentino Hipotión, y es obra de Nicodamo de Ménalo.
42
Libro VI-5, 5 :
… la leyenda sostiene que Heracles venció al león de Nemea.
Lerna era el nombre de una ciudad, de un lago y de un río, que se encontraban cerca de
Argos y Tirinto, y algo más alejados de Micenas.
Hesíodo hace a la Hidra de Lerna hija de Tifón (que tenía una naturaleza híbrida de
hombre y bestia, según el Pseudo-Apolodoro, I-6, 3) y Equidna (mitad ninfa de ojos vivos
y hermosas mejillas, mitad en cambio monstruosa y terrible serpiente, enorme, jaspeada y
sanguinaria, según Hesíodo/Teogonía, 298, 299), y presenta a Hera como responsable de
su alimentación, ya que quería disponer de un monstruo capaz de enfrentarse a Heracles,
monstruo que finalmente fue aniquilado por el Anfitriónida Heracles, con ayuda del
belicoso Yolao, su sobrino.
Diodoro de Sicilia describe a la monstruosa Hidra provista de cien cuellos, cada uno
terminado en una cabeza de serpiente, y que resultaba invencible, ya que, de cada cabeza
cortada, surgían otras dos. Heracles solucionó el problema ayudado por su sobrino Yolao,
hijo de Ificles, que, con una antorcha, iba quemando los cuellos de las cabezas, a medida
que Heracles los iba cortando.
Finalmente, untó las puntas de sus flechas en la bilis de la hidra, de manera que,
impregnadas con este veneno, provocaran una herida incurable.
43
Higino limita a nueve las cabezas de la Hidra y explica su peligrosidad por la capacidad
de envenenamiento que tenía, capaz de matar a los hombres con su aliento. Si finalmente
Hércules mata al monstruo, es siguiendo las indicaciones de Minerva (Atenea), y no
gracias a la colaboración de Yolao.
Tras su victoria, el héroe aprovecha para impregnar sus flechas con su veneno que las hacía
mortales, hasta el punto que él mismo tuvo que sufrir sus radicales consecuencias. Más
adelante, al explicar la muerte de Hércules/Heracles, veremos la enorme peligrosidad que
contenía el veneno de la hidra, puesto que fue capaz de provocar la muerte del Centauro
Neso, quien a su vez, entregó a Deyanira, la esposa de Heracles, una túnica impregnada
con su sangre envenenada, la cual provocará la muerte de nuestro héroe.
Ovidio pone en boca de Heracles una descripción de la víbora de Lerna, asignándole cien
cabezas :
45
Pausanias, al hablar de la Hidra de Lerna, dice que se crió bajo un plátano que crecía junto
a la fuente de Amimone (fuente de la que también habla el Pseudo-Apolodoro) situada en
las cercanías de Lerna, y que tenía una sola cabeza :
Como para realizar este segundo trabajo, Heracles fue ayudado por su sobrino Yolao,
Euristeo no lo consideró válido para ser contabilizado :
Antes de terminar este apartado, recordemos las palabras de Paléfato (de quien hemos
hablado en el Prólogo I de este libro) sobre la Hidra de Lerna : Cuéntase de la Hidra de
Lerna que era una serpiente con cincuenta cabezas y un solo cuerpo, y que, cuando
Heracles le cortaba una cabeza, le brotaban dos. Y vino un cangrejo en ayuda de la
Hidra, y entonces Yolao socorrió a Heracles, puesto que el cangrejo ayudaba a la Hidra.
Si alguien cree que algo de esto ocurrió, es un insensato. Incluso la imagen es ridícula.
¿Cómo es posible que, cada vez que le cortaba una cabeza, no fuera devorado por las
demás ni padeciera sufrimiento alguno?. (Sobre Fenómenos Increíbles, XXXVIII. Sobre
la Hidra).
Calímaco, en el Himno III, a Ártemis, relata cómo la diosa acaba de pedir a los Cíclopes
que forjen para ella un arco al modo sidonio, y flechas, y una espaciosa aljaba para los
dardos (v. 81 y ss); seguidamente sale en busca del dios Pan que la obsequió con dos
canes blancos a medias, tres negrales y uno a pintas, y además siete perras cinosúrides,
más veloces que el soplo de los vientos (v. 88 y ss).
Bien armada y con su jauría a punto, Ártemis sale de caza, descubre unas ciervas … más
corpudas que toros, y el oro de sus cuernos refulgía …; cinco eran en total. Se apoderó de
cuatro porque tirasen de su raudo carro, y la quinta se salvó refugiándose en el monte
Cerineo, en Arcadia, porque Hera la tenía destinada a formar parte de uno de los trabajos
que Euristeo ordenaría a Heracles : una sola … huyó por inspiración de Hera, para que
le sirviera a Heracles de postrera prueba, el monte Cerineo la acogió (v. 100 y ss).
Diodoro de Sicilia coloca este trabajo en cuarto lugar, y no en el tercero como hace el
Pseudo-Apolodoro, y aprovecha además para poner en relieve las cualidades de Heracles,
capaz de realizar este trabajo gracias a su astucia, sin recurrir a la fuerza y sin correr
ningún peligro :
La orden que recibió a continuación fue la de llevar a Euristeo una cierva de cuernos de
oro que sobresalía por su velocidad. Para llevar a término este trabajo, su inteligencia
no le resultó menos útil que su fuerza física. Unos dicen, en efecto, que la capturó
tendiéndole unas redes, otros que le siguió la pista y se apoderó de ella mientras
dormía, y algunos, en fin, que la dejó agotada tras una persecución sin tregua.
Virgilio hace una leve mención a la cierva : ni aún Alcides (Hércules) recorrió tanta
tierra, bien que asaetase a la cierva de patas de bronce… (Eneida, Libro VI, 801 y 802).
47
La versión del Pseudo-Apolodoro es la que ofrece más detalles : la cierva se hallaba en
Énoe, ciudad de Argólida, junto al monte Artemisio (Descripción de Grecia/Pausanias,
Libro II-25, 3), monte en el que se refugió la cierva, cansada, tras ser perseguida durante
un año por Heracles.
Finalmente, cuando la cierva intentaba atravesar el Ladón, río de Arcadia, Heracles la
capturó y, cargándola sobre sus hombros, atravesó Arcadia, llegó a Micenas, en Argólida,
y se la mostró a Euristeo.
Libro II-25, 2 y 3 :
002 … después de cruzar un torrente llamado Cáradro, está Énoe … (en la Argólida)
003 Por encima de Énoe está el monte Artemisio (en la Argólida) … En este monte
están también las fuentes del Ínaco (río de la Argólida)…
Libro VIII-6, 6 :
El Ínaco, en tanto avanza junto al camino a través del monte, es la frontera entre Argos
y Mantinea.
Libro VIII-20, 1 :
… el Ladón tiene el agua mejor de los ríos de Grecia …
Libro VIII-25, 2 :
El agua del Ladón nace en las fuentes de la región de Clítor … (en Arcadia)
Higino habla, tal vez con más acierto, de un ciervo, puesto que el animal llevaba cuernos :
Hércules condujo un ciervo salvaje de Arcadia, vivo, con sus cuernos de oro, ante el rey
Euristeo (Fábulas. XXX. Los doce trabajos de Hércules impuestos por Euristeo, 5).
En el camino de regreso hacia Micenas, Heracles se topó con Ártemis y Apolo, a los que,
para no ser víctima de su cólera, explicó que el culpable era Euristeo y así pudo llevar el
animal vivo a Micenas :
48
BIBLIOTECA MITOLÓGICA (Pseudo-Apolodoro) : II-5, 3 :
Sin embargo Ártemis, que junto con Apolo se topó con él, intentó arrebatársela y le
reprochó haber intentado matar a un animal a ella consagrado. Heracles adujo que lo
había hecho por obligación y, diciendo que el culpable era Euristeo, logró aplacar la
cólera de la diosa y llevó el animal vivo a Micenas.
Este trabajo obligó a Heracles a realizar otra de sus batallas : la lucha contra los centauros,
a causa del vino que se tomó con su amigo el centauro Folo. Deberemos recordar este
episodio cuando, al relatar la muerte de Heracles, mencionemos al centauro Neso.
Diodoro de Sicilia (Biblioteca Histórica, Libro IV-12, 1) coloca este trabajo en tercer
lugar en lugar del cuarto como hace el Pseudo-Apolodoro : el tercer encargo que recibió
fue llevar vivo al jabalí del Erimanto, que habitaba en el Lampea, en Arcadia.
A continuación, el autor intenta racionalizar el mito y a la vez poner en relieve las
importantes cualidades que adornan la persona de Heracles, sin las cuales no podría llevar
a cabo una misión tan delicada : este encargo parecía ser de una gran dificultad, puesto
que quien luchara con tal fiera precisaba tener una superioridad tan grande que le
permitiera, en el momento del combate, calcular con precisión el momento oportuno.
Porque, si dejaba libre la fuerza del animal, tendría que afrontar el peligro de sus
colmillos, mientras que si le atacaba más de lo necesario, le mataría, con lo que el
trabajo quedaría sin cumplimiento.
Heracles supo encontrar el término medio : durante el combate, Heracles consiguió
aplicar exactamente la justa proporción y llevó el jabalí vivo a Euristeo. El rey, cuando le
vio con la fiera a las espaldas, tuvo miedo y se escondió en un tonel de bronce (Biblioteca
Histórica, Libro IV-12, 2).
Es en esta época cuando, siempre según Diodoro de Sicilia, Heracles luchó contra los
llamados centauros, seres monstruosos que tenían la cabeza, el torso y los brazos de un
hombre, siendo el resto del cuerpo, el de un caballo.
Al pasar por el monte Fóloe, en Arcadia, se encontró con el centauro Folo, que, al ofrecer
a Heracles una acogida hospitalaria, abrió una tinaja de vino que había sido enterrada.
Se cuenta, en efecto, que Dioniso, en otro tiempo, había entregado esta tinaja a un
centauro, con la orden de abrirla solamente cuando Heracles llegara a aquel lugar
(Biblioteca Histórica, Libro IV-12, 3).
49
Acordándose de la orden de Dioniso, Folo abrió la tinaja, pero, al esparcirse el buen
aroma del vino, los demás centauros se lanzaron todos a la vez contra la morada de Folo.
Éste se escondió, mientras Heracles se enfrentó a ellos y se hizo con la victoria…; mató a
la mayor parte de ellos utilizando las flechas impregnadas del veneno de la hidra de Lerna,
y obligó a huir a los supervivientes.
Precisamente, una de esas flechas ocasionó la muerte de Folo : Folo emprendió la tarea de
enterrar a los Centauros que habían caído; y mientras trataba de extraer de uno de ellos
una flecha, fue herido por su punta y, al ser la herida incurable, llegó al fin de sus días.
Por culpa de una flecha, también murió el bondadoso y sabio centauro Quirón : de modo
semejante, Heracles mató involuntariamente, con una flecha disparada por su arco, a
Quirón, admirado por sus conocimientos médicos.
(Biblioteca Histórica, Libro IV-12, 4 a 8).
Pausanias, escéptico, cuenta lo siguiente : se dice que por orden de Euristeo cazó
Heracles en la montaña Erimanto un jabalí que superaba en tamaño y en fuerza a los
demás. Los de Cime, entre los ópicos, dicen que los dientes de jabalí que están ofrendados
en su santuario de Apolo son los del jabalí del Erimanto, pero esta leyenda es totalmente
improbable (Descripción de Grecia, Libro VIII-24, 5).
Al pedirle vino Heracles, le dijo que temía abrir la tinaja que era propiedad común de
los centauros. Sin embargo Heracles, animándole a que no tuviera miedo, la abrió y no
mucho después los centauros, sintiendo el olor, se presentaron en la cueva de Folo
armados con piedras y palos.
Heracles se enfrenta a ellos. A dos de ellos, Anquio y Agrio, los persiguió hasta Malea o
cabo Maleo, situado en el extremo sur del Peloponeso, en Laconia/Lacedemonia/Esparta,
bañado por las aguas del Egeo.
En su huida, los centauros corrieron a refugiarse junto a Quirón que, aunque viviía
habitualmente en el monte Pelión, en Tesalia, se había instalado cerca de Malea, huyendo
de la persecución de los lapitas (pueblo de Tesalia). Con una de sus flechas disparada
contra los centauros, hirió al centauro Quirón :
A los primeros que se atrevieron a entrar, Anquio y Agrio, Heracles los rechazó arro-
50
jando contra ellos tizones, y a los demás los persiguió hasta Malea (promontorio o cabo
al sur del Peloponeso, en Laconia) disparándoles flechas. Desde allí corrieron a
refugiarse junto a Quirón, que, expulsado del monte Pelión (Tesalia) por los lapitas, se
había instalado cerca de Malea. Al disparar Heracles contra los que se habían agrupado
en torno de éste, lanzó una flecha que, tras atravesar el brazo de Élato, fue a clavarse en
la rodilla de Quirón; apenado por ello Heracles, corriendo hacia él le extrajo la flecha y
le aplicó un ungüento que le dio Quirón. Éste, ya que la herida que tenía era incurable, se
retiró a la cueva; y allí, como deseaba morir y no podía por ser inmortal, Prometeo se
ofreció a Zeus para ser él mismo inmortal en lugar de aquél, y de este modo consiguió
morir.
Los demás centauros huyeron cada uno a un sitio : unos se dirigieron al monte Malea,
Euritión a Fóloe y Neso al río Eveno. A los restantes los acogió Posidón en Eleusis y los
ocultó en un monte.
Folo extrajo de un cadáver una flecha y se maravillaba de que algo tan pequeño pudiera
destruir a seres tan enormes, pero la flecha se resbaló de su mano y, yendo a caer un su
pie, lo mató al instante. Cuando Heracles regresaba a Fóloe, vio muerto a Folo y,
después de enterrarlo se fue a la caza del jabalí.
En pocas líneas el Pseudo-Apolodoro concluye el relato sobre la captura del jabalí : tras
enterrar al centauro Folo, persigue al jabalí hasta agotarlo, y luego de trabarlo con el lazo,
se lo llevó a Micenas.
Apolonio de Rodas habla de Augías considerándolo hijo de Helios, reinando entre los
hombres Eleos (habitantes de Élide) y presumía de rico, pero ardía en deseos de
contemplar la tierra de la Cólquide, y al propio Eetes (rey de la Cólquide), señor de los
Colcos, razón por la que fue uno de los argonautas que acompañaron a Jasón en la
búsqueda del vellocino de oro (Las Argonáuticas, Canto I, 172 a 175).
Lo mismo dice Higino al nombras los argonautas convocados : Augias, hijo del Sol y de
Nausídame, hija de Anfidamante; era eleo. (Fábulas. XIV, 15).
Los tres autores que acabamos de citar, afirman que Augias participó al lado de Jasón, en
la expedición de los Argonautas : es importante retener este detalle para poder entender y
situar correctamente el enfrentamiento (que estudiaremos más adelante) entre Heracles y
Augias, y que terminó con la muerte de éste.
Veamos a continuación las versiones que sobre este quinto trabajo de Heracles,
encontramos en Diodoro de Sicilia, Pausanias y el Pseudo-Apolodoro.
Diodoro de Sicilia sitúa el episodio de Heracles y Augias después del relacionado con la
expulsión de las aves del lago Estinfalo, episodio que el Pseudo-Apolodoro coloca en sexto
lugar.
52
Cuenta también que Heracles se encontró con Augias en dos lugares distintos que
corresponden a dos motivos y tiempos distintos.
En un segundo lugar, Diodoro de Sicilia nos transporta a un tiempo más lejano, durante el
cual pasaron muchas cosas :
- Heracles había terminado ya todos los trabajos ordenados por Euristeo.
- Se había separado de su mujer, Megara, entregándosela a su sobrino Yolao.
- Seguidamente, pretendió en matrimonio a Yole, hija de Éurito.
- Se enfrentó a Éurito por negarle la mano de su hija Yole,
- Mató a Ífito, hijo de Éurito,
- Como consecuencia de este crimen, fue atacado por un mal y vendido como
esclavo a Ónfale, reina de Lidia.
- Una vez cumplido el tiempo bajo las órdenes de Ónfale, Heracles se dirige a Ilión
(Troya) donde tenía que ajustar viejas cuentas con su rey, Laomedonte;
- a continuación, vuelve al Peloponeso donde emprende una campaña contra Augias,
en represalia al incumplimiento por parte de éste de la promesa que le había hecho.
De este segundo encuentro hablaremos más adelante.
- Más adelante también expondremos con detalle todos estos sucesos, limitándonos
ahora a reproducir los textos que relatan este segundo encuentro con Augias.
53
de la orden, la ejecutó sin sufrir la humillación ni soportar cualquier oprobio que le
hiciera indigno de la inmortalidad.
002 Cuando Heracles regresó a Tirinte (Tirinto), Euristeo le acusó de maquinar contra
el reino y le ordenó marchar de Tirinte con Alcmena (su madre), Ificles (su medio
hermano) y Yolao (su sobrino, hijo de Ificles). Por esta razón se vio obligado a exiliarse
con ellos y se instaló en Arcadia, en Feneo (ciudad de Arcadia).
Sabiendo Heracles que Éurito, el hijo de Augias (aunque es generalmente considerado
como uno de los Moliónidas, hijo de Áctor, hermano de Augías), presidía una procesión
en honor de Posidón, fue a su encuentro y lo mató junto a Cleonas (Diodoro de Sicilia).
De Cleonas dice Pausanias : “yendo de Corinto a Argos hay una pequeña ciudad,
Cleonas” (Descripción de Grecia, Libro II-15, 1).
003 Desde allí efectuaba sus salidas y, al saber que una procesión en honor de Posidón
había sido enviada de la Élide al Istmo y que al frente de ella iba Éurito, el hijo de
Augias, se lanzó inesperadamente sobre Éurito y lo mató junto a Cleonas, donde
actualmente se encuentra el santuario de Heracles.
A continuación, Heracles se dirige a la Élide, da muerte a Augias y entrega el reino a
Fileo/Fileas, hijo de Augias, el cual había dado la razón a Heracles en el asunto de la
recompensa.
004 A continuación emprendió una campaña contra la Élide y dio muerte al rey Augias
y, una vez que hubo tomado la ciudad al asalto, envió a buscar a Fileas (o Fileo, según el
Pseudo-Apolodoro), el hijo de Augias, y le entregó el reino. Éste, en efecto, había sido
enviado al exilio por su padre cuando, al hacer de juez entre su padre y Heracles en el
asunto de la recompensa, había dado la razón a Heracles.
54
- Es Augias el que se dirige a Heracles, para pedirle que limpie los establos,
ofreciéndole a cambio una recompensa.
- Como había realizado el trabajo con astucia en lugar de con esfuerzo, rechazó
entregarle la recompensa acordada.
- Heracles reunió un ejército con el que conquistó Elis/Élide, estableciendo en ella a
Fileo, el hijo de Augias.
- Finalmente, Augias muere debido a su avanzada edad, y no por obra de Heracles.
Libro V-3, 1 y 3 :
001 Heracles después se apoderó y saqueó Elis, habiendo reunido un ejército de
argivos, tebanos y arcadios …
A Fileo Heracles le entregó la región de Elis y lo demás, por consideración a éste más
que porque lo quisiera hacer, y le permitió que se quedara con los prisioneros y que
Augias no fuera castigado.
003 Fileo, tan pronto como puso en orden los asuntos de Elis, se retiró de nuevo a
Duliquio, y a Augias le llegó la muerte ya a avanzada edad.
La información de Higino no puede ser más escueta, aunque introduce como novedad el
detalle de la colaboración de Júpiter en la realización de este trabajo :
Eleo, uno de los posibles padres de Augias, dio el nombre de Élide a la región sobre la
que reinaba y al frente de la cual le sucedió su hijo. Élide (en el Peloponeso) limita por el
interior con Acaya, Arcadia y Mesenia, y por la costa con el mar Jónico.
Era Augías rey de Élide, hijo según unos de Helio y según otros de Posidón o de
Forbante, y tenía muchas cabezas de ganado.
[Heracles llegó ante Augías asegurándole que podía limpiar el estiércol de sus establos
en un solo día si a cambio le entregaba la décima parte de sus ganados : Augías,
escéptico, aceptó el desafío, pero, al saber que Heracles estaba cumpliendo una orden
de Euristeo, no cumplió lo prometido y tuvo que someterse a un juicio en el cual Fileo, su
hijo, testificó contra su padre.
Encolerizado Augias ordenó a Fileo y a Heracles abandonar Élide].
Heracles llegó ante él y, sin revelarle el encargo de Euristeo, declaró que sacaría fuera
en un solo día el estiércol si le entregaba la décima parte de sus ganados; y Augías,
aunque no le creía, se lo prometió. Heracles tomó como testigo a Fileo, el hijo de
Augías, y, abriendo una brecha en los cimientos del establo, desvió los cursos del Alfeo y
del Peneo, que corría cerca, y los hizo pasar por allí abriendo una salida por otro lugar.
Sin embargo, cuando Augías se enteró de que lo había realizado por encargo de
Euristeo, no le pagó la suma acordada y aún más, incluso negaba que se hubiera
comprometido a pagarla y decía que estaba dispuesto a someterse a juicio sobre este
asunto.
Una vez que los jueces tomaron asiento, Fileo, llamado por Heracles, testificó contra su
padre declarando que había acordado darle una recompensa; encolerizado Augías, antes
de que se celebrara la votación, ordenó a Fileo y a Heracles abandonar Élide.
(Fileo se dirigió a Duliquio, una de las islas situadas frente a la costa de Élide, según dice
la Ilíada, Canto II, 625 a 629).
[Heracles se fue a Óleno, ciudad de Acaya; a este propósito dice Pausanias : los poetas
que han escrito sobre Heracles y sus trabajos han dedicado una parte importante de sus
narraciones a Dexámeno, rey de Óleno, y la hospitalidad que Heracles obtuvo en su corte
(Descripción de Grecia, Libro VII-18, 1).
En Óleno, Heracles encuentra de nuevo al centauro Euritión que pretendía casarse a la
fuerza con Mnesímaca, hija de Dexámeno. Euritión es el centauro que, tras ser vencido
por Heracles en el cuarto trabajo, huyó al monte Fóloe : este segundo encuentro con
Heracles, le costó la vida].
Así, Fileo se dirigió a Duliquio y allí fijó su residencia; en cuanto a Heracles, marchó a
56
Óleno junto a Dexámeno y lo encontró cuando estaba a punto de desposar por fuerza a
su hija Mnesímaca con el centauro Euritión; al llamarlo Dexámeno en su ayuda, mató a
Euritión cuando iba en busca de su novia.
Como Heracles había realizado este trabajo para conseguir parte de los ganados de
Augías, Euristeo no lo contabilizó dentro de los diez que el héroe debía realizar.
Pero Euristeo tampoco aceptó este trabajo entre los diez, aduciendo que lo había
realizado mediante pago.
Refiriéndose a los pájaros antropófagos que se criaban en estas aguas, Pausanias da más
detalles y recoge varias tradiciones :
57
Apolonio de Rodas habla de la existencia de unas aves acuáticas en el lago Estinfalo, que
Heracles fue incapaz de expulsar con sus flechas, aunque las ahuyentaba con una
castañuela de bronce; el autor no establece ninguna relación entre esta acción de Heracles
y los trabajos ordenados por Euristeo :
Diodoro de Sicilia nuevamente racionaliza el mito y se contenta con afirmar que Heracles
con habilidad e inteligencia limpió el lugar de los pájaros que destruían los frutos de los
campos. De esta forma, consiguió realizar el trabajo ordenado, sin necesidad de recurrir a
la fuerza.
Higino aporta como novedad que el peligro de las aves residía en sus plumas que éstas
lanzaban como dardos; Heracles las mató con sus flechas.
58
El Pseudo-Apolodoro hace intervenir a Atenea, siempre dispuesta a acudir en ayuda de
Heracles :
- En primer lugar precisa que el trabajo de Heracles consistía en ahuyentar las aves
estinfálidas, y no en matarlas.
- Las aves se refugiaban en la laguna temerosas de ser pastos de los lobos.
- Atenea entrega a Heracles unos crótalos (castañuelas) de bronce que había
recibido de Hefesto, para que pudiera apartar las aves de los matorrales.
- De esta forma Heracles las atravesó con sus flechas, y por consiguiente, no sólo
las ahuyentó, sino que también las mató.
La mayoría de las tradiciones coinciden en decir que el toro de Creta que Heracles tuvo
que llevar a presencia de Euristeo, fue el toro que Posidón hizo surgir de las profundidades
marinas y que, tras ser la prueba que necesitaba Minos para poder convertirse en rey de
Creta, debía ser sacrificado por éste a Posidón : Minos no lo hizo y Posidón se vengó
infundiendo en el corazón de Pasífae, esposa de Minos, un amor apasionado por ese
mismo toro, amor que tuvo como consecuencia el nacimiento del Minotauro.
Sin embargo, son dos las versiones que pretenden aclarar la naturaleza y el origen del toro
de Creta :
- Una, tal y como acabamos de decir, tiene que ver con Posidón, que, irritado por la
actitud de Minos al sacrificarle un toro de naturaleza inferior al que le
correspondía, envió otro toro que devastaba el país. Esta tradición hace intervenir,
además de a Posidón, a Minos y Pasífae.
- Otra tiene que ver con Zeus y el rapto de Europa : unos dicen que el rapto fue
efectuado por Zeus metamorfoseado en toro, pero otros dicen que el rapto fue
efectuado por un toro enviado por Zeus; en este último caso, se identifica al toro de
Creta buscado por Heracles, con el toro enviado por Zeus para raptar a Europa.
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Apolonio de Rodas cuenta cómo de la unión de Minos y Pasífae, hija de Helios, nació
Ariadna, pero no hace alusión alguna al Minotauro : (Ariadna), la hija de Minos … a la
que había alumbrado Pasífae, la hija de Helios (Las Argonáuticas, III, 998 y 999).
Diodoro de Sicilia identifica al toro de Creta con el toro del que estuvo enamorada
Pasífae, y que consiguió apresar gracias a la ayuda del rey Minos :
El relato continúa diciendo que Posidón, para castigar a Minos por haberle sacrificado un
toro inferior al que le correspondía, hizo que Pasífae se enamorara del verdadero toro que
descollaba por su belleza. Debido a ello, Pasífae, utilizando un ingenio semejante a una
vaca de madera, fabricado por Dédalo, se unió al toro, y de esta unión nació el Minotauro
que permanecía encerrado en un laberinto que también había construido Dédalo.
En el texto que acabamos de reproducir, Diodoro de Sicilia identifica al toro de Creta con
el toro perteneciente a los rebaños de Minos que descollaba por su belleza, razón por la
que Minos no quiso sacrificarlo a Posidón, lo que propició la venganza del dios haciendo
que Pasífae se enamorara del toro.
Sin embargo, el mismo autor sugiere en otros textos que el toro de Creta era el toro que
Zeus (o los dioses) envió para secuestrar a Europa :
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BIBLIOTECA HISTÓRICA (Diodoro de Sicilia) : Libro V-78, 1 :
Los mitos cuentan que (Minos, Radamantis y Sarpedón) nacieron de Zeus y de Europa, la
hija de Agenor, de la que dicen que fue trasladada a Creta a lomos de un toro por
designio de los dioses.
Higino, hablando de los trabajos de Hércules, identifica al toro de Creta con el toro del que
estaba enamorada Pasífae. Sin embargo, hace responsable de la pasión de Pasífae, a
Venus/Afrodita, en lugar de a Posidón.
Al hablar de Europa, Higino afirma que fue Júpiter/Zeus quien, convertido en toro, la llevó
desde Sidón a Creta.
Pausanias cuenta que Posidón, ofendido porque Minos le tributaba un culto menos
importante que a cualquier otro dios, envió a Creta un toro que devastaba todo el país.
Seguidamente hace referencia al mito de los doce trabajos de Heracles, y cómo éste llevó
al toro al Peloponeso desde Creta.
61
010 Dicen que este toro fue llevado al Peloponeso desde Creta y que fue uno de los
llamados doce trabajos de Heracles; y cuando fue soltado en la llanura de Argos, escapó
a través del Istmo de Corinto hasta el territorio del Ática y hasta el demo (unidad
administrativa) de Maratón en el Ática, y dio muerte a todos los que encontraba y
también a Androgeo, el hijo de Minos.
62
Llevar este toro a presencia de Euristeo, fue el séptimo de los trabajos que tuvo que
realizar Heracles.
Observemos que el Pseudo-Apolodoro, citando a Acusilao, no renuncia a identificar al toro
de Creta con el toro que por encargo de Zeus había transportado a Europa.
Fuera cual fuera el toro, Heracles lo atrapó y, una vez llevado a presencia de Euristeo,
inexplicablemente lo dejó libre por lo que continuó sembrando el terror desde Esparta
hasta Maratón, tras atravesar el istmo de Corinto.
Diodoro de Sicilia aporta detalles sobre la ferocidad de las yeguas que se alimentaban con
63
los miembros de los extranjeros que ellas mismas despedazaban. Heracles aprovechó esta
circunstancia para echarles a su dueño Diomedes, lo que le permitió dominarlas y llevarlas
a presencia de Euristeo, quien las consagró a Hera. (Biblioteca Histórica, Libro IV-15,
3 y 4).
Siguiendo el relato de Diodoro de Sicilia, Heracles, después de llevar a cabo este trabajo,
se embarcó con Jasón rumbo al país de los Colcos (la Cólquide) para participar en la
expedición en busca del Vellocino de Oro. (Biblioteca Histórica, Libro IV-15, 4).
Higino cuenta que eran cuatro los caballos de Diomedes (Podargo, Lampón, Janto y
Dino), y que se alimentaban de carne humana. Añade que Heracles los mató ayudado por
Abdero, alejándose así del relato tradicional que dice que eran yeguas y no caballos, y que
las llevó a presencia de Euristeo en lugar de matarlas :
Largo fue el camino que tuvo que recorrer Heracles puesto que, partiendo de la Argólida
en el Peloponeso, tuvo que atravesar el mar Egeo, el Helesponto (estrecho de Dardanelos),
la Propóntide (mar de Mármara), el estrecho del Bósforo y penetrar en el Ponto Euxino
(Mar Negro), y, siguiendo la costa sur del Ponto Euxino hacia el Este, alcanzar el puerto de
Temiscira, ciudad donde vivían las amazonas, en torno al río Termodonte.
Apolonio de Rodas sitúa el pueblo de las Amazonas en el sureste de la costa del Ponto
Euxino (Mar Negro), junto a la desembocadura del Termodonte …, a los pies del cabo
Temiscirio, donde se encuentran el puerto y la ciudad de Temiscira :
Diodoro de Sicilia presenta a las Amazonas como un pueblo gobernado por mujeres y
desempeñando las mujeres el servicio guerrero igual que los hombres, precisando que una
de ellas, que tenía la potestad real, destacó en vigor y en fuerza … Introdujo leyes por las
cuales dirigió a las mujeres a los combates bélicos y asignó a los hombres la humanidad y
la esclavitud. De los recién nacidos, a los varones les mutilaban las piernas y los brazos,
dejándolos inservibles para el servicio bélico y quemaban el pecho derecho de las
hembras para que no molestara al sobresalir del cuerpo durante las batallas … En
resumen, destacando en inteligencia y estrategia, fundó una ciudad grande junto a la
desembocadura del río Termodonte, Temiscira de nombre, y construyó un reputado
palacio real … (Biblioteca Histórica, Libro II-45, 1 a 4)
Tras varios comentarios relativos a la expansión de este pueblo de mujeres, aparecen los
nombres de Hipólita y Heracles relacionados con los trabajos de Euristeo :
Más adelante, Diodoro de Sicilia cuenta que al recibir la orden de traer el cinturón de
Hipólita, Heracles llegó a Temiscira, se enfrentó a las Amazonas, dio muerte a la mayor
parte, regaló Antíope a Teseo y liberó a Melanipe tomando el cinturón a cambio. En su
relato, Diodoro parece identificar a la que tenía el mando de las Amazonas con dos nom-
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bres distintos : Hipólita que nombra al principio, y Melanipe, la cual deja libre tomando el
cinturón a cambio :
Las Amazonas que se enfrentaron a Heracles fueron : Aela, Filípide, Prótoe y Eribea.
Después de las anteriores, fueron Celeno, Euribia y Febe, compañeras de caza de
Ártemis… A continuación sometió a Deyanira, Asteria y Marpe, y también a Tecmesa y
Alcipe … La que tenía el mando de las Amazonas, Melanipe, a la que se admiraba sobre
todo por su valor, perdió su jefatura.
Una vez que hubo eliminado a las Amazonas más ilustres y hubo obligado a huir a la
masa restante, dio muerte a la mayor parte, a fin de que su raza quedara completamente
arruinada.
En cuanto a las cautivas, regaló Antíope a Teseo y liberó a Melanipe tomando el
cinturón a cambio (Biblioteca Histórica, Libro IV-16, 2, 3 y 4).
Según Higino, Hércules mató a Hipólita, se apoderó del cinturón, y entregó a Teseo, a la
Amazona llamada Antíope :
De Otrera, dice :
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FÁBULAS (Higino) :
CCXXIII. LAS SIETE MARAVILLAS, 1 :
En Éfeso, el templo de Diana, que construyó la Amazona Otrera, esposa de Marte.
De Antíope, dice :
FÁBULAS (Higino) :
CCXLI. LOS QUE MATARON A SUS ESPOSAS :
Teseo, hijo de Egeo, a la Amazona Antíope, hija de Marte, tras recibir una respuesta del
oráculo de Apolo.
Pausanias, citando a Hegias de Trezén, habla del amor que la amazona Antíope sentía por
Teseo, y nos sorprende diciendo que fue precisamente este amor el que llevó a Antíope a
traicionar a los suyos, hasta el punto de permitir que Heracles pudiera conquistar Temiscira
junto al Termodonte :
Desde la Argólida, el itinerario seguido por Heracles en su marcha hacia el país de las
Amazonas, comprende, según el Pseudo-Apolodoro, tres etapas :
- Desde Micenas, se desplazó a la isla de Paros (archipiélago de las Cícladas).
- En esta isla tuvo que enfrentarse a los hijos del rey Minos y Pasífae, y tras
vencerlos y matarlos, se llevó a Alceo y Esténelo, hijos de Androgeo, hijo de
Minos, para reemplazar a los dos miembros de la tripulación que los hijos de
Minos habían matado, tras lo cual se hizo de nuevo a la mar.
68
- Alcanzó Misia, en la costa de Asia Menor. Las costas de Misia parecen las más
adecuadas para desembarcar a los que, desde Grecia, pretendían alcanzar los
territorios de Asia Menor : eso hicieron los Argonautas en su viaje hacia la
Cólquide (I-9, 18) y los griegos intentando conquistar Troya (Epítomes, 3, 17).
- Desde allí llegó al puerto de Temiscira donde se encontró con Hipólita.
Desde Argólide, Heracles saltó al mar Egeo para llegar a la isla de Paros, isla que se
encuentra en el archipiélago de las Cícladas, archipiélago al que también pertenece la
conocida y famosa isla de Delos donde Leto o Latona, perseguida por la ira y los celos de
Hera, dio a luz a los gemelos Ártemis y Apolo :
Llevando consigo un grupo de voluntarios, zarpó con una sola nave y tocó tierra en la
isla de Paros que estaba habitada por los hijos de Minos, Eurimedonte, Crises, Nefalión y
Filolao. Pero sucedió que, al desembarcar, perecieron a manos de los hijos de Minos dos
miembros de la tripulación. Indignado por ello, Heracles al punto les dio muerte y
sometió a un estrecho cerco a los demás, hasta que, por medio de legados, le propusieron
que escogiera a los dos que quisiera a cambio de los desaparecidos.
De la isla de Paros, Heracles alcanzó Misia, región que se encuentra en la costa de Asia
Menor, junto a la Tróade, y cuyas costas están bañadas por el Mar Egeo y el Mar de
Mármara (Propóntide). Fue acogido por Lico, el hijo de Dascilo, rey de Misia, y por sus
habitantes. En agradecimiento por la generosidad de su acogida, Heracles ayudó a Lico
y a Migdón, hermano y sucesor de Ámico, en su lucha contra los bébrices (de Bitinia);
tras vencer a los bébrices, Heracles entregó a Lico gran parte de su territorio que pasó a
llamarse Heraclea :
Entonces Heracles levantó el sitio y, llevándose consigo a Alceo y Esténelo, los hijos de
Androgeo, llegó a Misia a presencia de Lico, el hijo de Dascilo, del que recibió
hospedaje. Cuando él se enfrentó con el rey de los bébrices, Heracles prestó su ayuda a
Lico y entre ellos también al rey Migdón, hermano de Ámico; se apoderó de gran parte
del territorio de los bébrices y se la entregó a Lico, que la llamó a toda ella Heraclea.
Desde allí, embarcando de nuevo y siguiendo la costa sur del Ponto Euxino (Mar Negro),
Heracles llegó al puerto de Temiscira donde encontró a la amazona Hipólita quien,
sorprendentemente, tras escuchar a Heracles, le prometió entregarle el cinturón sin
oponer resistencia alguna :
69
Cuando llegó al puerto de Temiscira, vino a su encuentro Hipólita y, luego de
preguntarle el motivo de su vista, prometió entregarle el cinturón …
Cuando Heracles llegó por primera vez a Troya, tras su lucha con las Amazonas, se
encontró con una ciudad presa del infortunio a causa de la cólera de Apolo y Posidón,
pues éstos, deseando poner a prueba la soberbia de Laomedonte, adoptando una
apariencia humana se comprometieron a fortificar la ciudad a cambio de un salario, pero
una vez que la fortificaron, no les pagó. (Pseudo-Apolodoro/Biblioteca Mitológica II-5, 9).
Según Homero, Zeus obligó a Apolo y Posidón a servir durante un año a Laomedonte por
un salario convenido : Posidón edificó para los troyanos en torno de la ciudad una
muralla ancha y muy bella, que hiciera la urbe inexpugnable, mientras que Apolo debía
ocuparse de las vacas, de torcidos cuernos y tornátiles patas. Sin embargo, cuando las
estaciones cumplieron el plazo del salario, Laomedonte les arrebató brutalmente toda la
soldada y les despidió con amenazas, incluso con llevarlos a remotas islas para ser
vendidos. Los dioses se fueron con el ánimo lleno de rencor, irritados por el salario que
Laomedonte había prometido y no cumplido (Ilíada XXI, 441 a 457).
70
La Ilíada conocía también este episodio del monstruo marino, cuando, al relatar la lucha
entre Aquiles y Eneas, presenta a Posidón, el de azuladas melenas, defendiendo al héroe
troyano y relacionándolo con el monstruo marino al que se enfrentó el divino Hércules
(Canto XX, 144 a 148).
En primer lugar, llegó a Eno (ciudad de Tracia), donde fue hospedado por Poltis (hijo de
Posidón).
Eno era una ciudad de Tracia, región situada en el norte del mar Egeo, cuyas costas
orientales se hallan bañadas por el Mar Negro. Recordemos que Heracles ya había estado
en Tracia para realizar el octavo de sus trabajos consistente en capturar las yeguas de
Diomedes. Antes de partir de Eno, Heracles se enfrentó a Sarpedón, hijo de Posidón y
hermano de Poltis, y lo mató atravesándolo con sus flechas, por haberse comportado
insolentemente con él.
Luego llegó a Tasos, isla situada junto a la costa tracia, y, después de dominar a los tracios
que allí habitaban, se la entregó a los hijos de Androgeo, Alceo y Esténelo (Heracles los
había elegido en la isla de Paros para reemplazar a los dos soldados que los hijos de Minos
habían matado), para que se establecieran en ella.
Desde Tasos se dirigió a Torone, ciudad de la Calcídica, y allí dio muerte en combate a
Polígono y Telégono, los hijos de Proteo, el hijo de Posidón, que le habían retado a
luchar.
Antes de iniciar el estudio sobre este décimo trabajo, tenemos que reseñar que en la isla de
Eritía, además de las vacas de Gerión, se encontraban también las vacas de Helios y las
vacas de Hades.
TEOGONÍA (Hesíodo) :
287 a 294 :
287-288 Crisaor engendró al tricéfalo Gerión unido con Calírroe hija del ilustre
Océano;
289 a éste lo mató el fornido Heracles
290 por sus bueyes de marcha basculante en Eritea rodeada de corrientes.
291 Fue aquel día en que arrastró los bueyes de ancha frente
292 hasta la sagrada Tirinto, atravesando la corriente del Océano
293 [después de matar a Orto y al boyero Euritión
294 en su sombrío establo, al otro lado del ilustre Océano].
979 a 983 :
979-980 Calírroe, hija del Océano, unida con el valeroso Crisaor en el amor de la muy
dorada Afrodita,
981 parió un hijo, el más violento de todos los mortales :
982 Gerión, al que mató el fornido Heracles
983 por sus bueyes de marcha basculante en Eritea rodeada de corrientes.
Heródoto recoge la tradición relacionada sobre Heracles, Gerión o Geriones y sus vacas, y
aporta precisiones geográficas sobre el lugar donde residía Geriones :
73
- lejos del Ponto, es decir, lejos del Mar Negro,
- en una isla llamada Eritía,
- situada cerca de Gadira, situada a su vez más allá de las columnas de Heracles.
Como introducción, veamos unos primeros textos de Diodoro de Sicilia y del Pseudo-
Apolodoro :
Diodoro de Sicilia :
- Heracles, por el continente africano, llegó al océano, cerca de Gadira, por el lado
africano,
- levantó unas columnas, una en África y otra en Europa,
- atravesó el estrecho y llegó a Iberia, cerca de Gadira.
- Hay quien dice que Heracles se limitó a escavar un foso entre los dos continentes.
Pseudo-Apolodoro :
- Heracles pasó de Europa a Libia/África,
- al llegar a Tartesos (que el autor parece situar en África), levantó dos columnas
en los límites de Europa y Libia/África,
- cruzó el océano con la ayuda de Helios, y llegó a Eritía.
74
Algunos autores, sin embargo, afirman que, por el contrario, los dos continentes
estaban acoplados, que él excavó un foso entre ellos, y que al abrir este paso hizo que
las aguas del océano se mezclaran con las de nuestro mar.
Pero sobre esta cuestión, cada uno puede pensar según su convencimiento.
Diodoro de Sicilia, que, hasta ahora, ha expuesto de forma resumida cada uno de los
trabajos de Heracles, relata extensamente y con multitud de detalles, este décimo trabajo,
para cuya realización, nuestro héroe tuvo que desplazarse hasta los puntos más recónditos
entonces conocidos.
Diodoro de Sicilia intenta dar una explicación racional que justifique la utilización de tales
medios, describiendo la fortaleza de los tres enemigos con los que Heracles iba a
enfrentarse, eliminando de esta forma la figura del monstruoso Gerión formado por tres
cuerpos unidos en uno sólo, y reemplazándola por tres personajes distintos, todos ellos
hijos de Crisaor y jefes cada uno de un ejército (IV-18, 2).
002 Era, en efecto, público en toda la tierra habitada que Crisaor, que había recibido el
nombre a causa de su riqueza, reinaba en toda Iberia y tenía tres hijos para combatir a
75
su lado, que se distinguían tanto por su fuerza física como por su bravura en los
enfrentamientos bélicos. Era sabido, además, que cada uno de estos hijos había reunido
importantes fuerzas reclutadas entre pueblos belicosos. Por estas razones Euristeo,
juzgando el éxito de la expedición harto improbable, había ordenado el trabajo antes
descrito.
003 Pero Heracles, del mismo modo que en sus hazañas anteriores, afrontó los peligros
con resolución. Reunió sus fuerzas en Creta, tras haber decidido que partiría desde allí.
Esta isla, en efecto, tenía una situación extraordinariamente favorable para
expediciones contra cualquier parte de la tierra habitada. Antes de zarpar, fue honrado
con magnificencia por los habitantes del lugar y, deseoso de testimoniar su
agradecimiento a los cretenses, limpió la isla de animales salvajes …
Hizo esto para santificar la isla, en la que, según cuentan los mitos, nació y fue criado
Zeus.
De Creta, Heracles pasó a las costas de Libia donde aparece como el gran campeón de la
civilización y de la justicia. Allí se enfrentó y mató al gigante Anteo, libró a la isla de
animales salvajes y transformó el territorio desértico en tierras fértiles. A la vez, obligó al
cumplimiento de las leyes, castigando a los transgresores con la muerte.
004 Así pues, después de hacerse a la mar desde Creta, Heracles arribó a Libia. Lo
primero que hizo fue retar a un combate a Anteo, de notoria fama por su fuerza física …
Heracles trabó combate con él y lo mató.
A continuación civilizó Libia, que estaba llena de animales salvajes, y controló una gran
parte del territorio desértico, a fin de que el país estuviera cubierto de cultivos y de todo
tipo de plantaciones que produjeran frutos, dedicando muchas tierras a la plantación de
viñas y otras muchas a los olivares.
005 Al mismo tiempo, dio muerte a los hombres que transgredían las leyes o a los
señores soberbios y dio prosperidad a las ciudades.
Los mitos cuentan que odiaba y combatía el género de los animales salvajes y de los
hombres transgresores de las leyes porque, en su tierna infancia, le sobrevino el ataque
de las serpientes y, al hacerse un hombre, cayó bajo el dominio de un soberano soberbio
e injusto que le ordenaba los trabajos.
Continuó su viaje a través de Egipto donde mató a Busiris, atravesó el desierto de Libia,
llegó al océano, levantó unas columnas en cada uno de los dos continentes, hizo la
travesía hasta Iberia, se enfrentó y mató a los jefes de los tres ejércitos de los tres hijos
de Crisaor, conquistó Iberia y se llevó consigo la famosa vacada :
76
Libro IV-18, 1, 2, 4, 5 (Biblioteca Histórica-Diodoro de Sicilia)
001 Después de la muerte de Anteo, pasó a Egipto y mató a Busiris, que daba muerte a
los extranjeros que visitaban el país. Atravesó luego el desierto de Libia, y el azar le llevó
a una tierra bien regada y fértil, donde fundó una ciudad de extraordinarias dimensiones,
llamada Hecatómpilos, nombre que le fue dado por la multitud de sus puertas …
002 Heracles recorrió gran parte de Libia, llegó al océano, cerca de Gadira, y levantó
unas columnas en cada uno de los dos continentes. Navegando con su flota, hizo la
travesía hasta Iberia, y encontró a los hijos de Crisaor, que habían acampado con tres
grandes ejércitos, a cierta distancia uno de otro. Retó a todos los jefes a un combate
singular, los mató y, tras adueñarse de Iberia, se llevó consigo la famosa vacada.
SEGUNDA : En el Libro IV-27, 3, Diodoro de Sicilia indica que Heracles acometió estas
mismas acciones que acabamos de narrar, cuando fue a traer las manzanas de oro de las
Hespérides (undécimo trabajo), y, al pasar por Libia y Egipto, se enfrentó
respectivamente a Anteo y Busiris.
Coincidiendo con Diodoro de Sicilia, el Pseudo-Apolodoro, en su Biblioteca Mitológica, II-
5, 11, al hablar del undécimo trabajo, presenta también a Anteo reinando en Libia y a
Busiris en Egipto : a ambos los mató Heracles cuando fue en busca de las manzanas de
las Hespérides].
Retomando el relato de Diodoro, leemos que las dos columnas levantadas en cada uno de
los dos continentes, reciben el nombre de las Columnas de Heracles , que, además de
ser un monumento a las habilidades y gloria de Heracles, redujeron la anchura del paso
entre África y Europa hasta convertirlo en un estrecho :
004 Puesto que hemos mencionado las Columnas de Heracles, consideramos que es
adecuado efectuar una exposición más amplia en relación a ellas.
Cuando Heracles llegó a los extremos de los continentes, el de Libia y el de Europa,
que se encuentran junto al océano, decidió levantar estas columnas en memoria de la
expedición. Y dado que quería construir en este sitio una obra eternamente memorable,
dicen que en ambos extremos acumuló material de aluvión en una gran extensión;
005 en consecuencia, aunque antes una gran distancia separaba los dos puntos, entonces
redujo la anchura del paso hasta convertirlo en un estrecho, a fin de impedir, al
convertirlo en estrecho y poco profundo, que los grandes monstruos acuáticos se
escaparan del Océano para pasar al Mar Interior, y conseguir asimismo, por la magnitud
de las obras, que la fama de lo construido resultara inolvidable.
Algunos autores, sin embargo, afirman que, por el contrario, los dos continentes
estaban acoplados, que él excavó un foso entre ellos, y que al abrir este paso hizo que
las aguas del océano se mezclaran con las de nuestro mar.
Poniendo en evidencia su espíritu crítico y racional, Diodoro concluye el tema sobre las
columnas de Heracles, diciendo:
77
Pero sobre esta cuestión, cada uno puede pensar según su convencimiento.
Tras confiar el gobierno de Iberia a los indígenas más nobles, llegó a la Céltica, atravesó
la región montañosa de los Alpes, donde, una vez más, tanto en la Céltica como en los
Alpes, eliminó todo aquello que podía poner en peligro la civilización, la ley y el orden :
78
Libro IV-21, 1 (Biblioteca Histórica-Diodoro de Sicilia) :
001 Después de haber atravesado el país de los ligures y de los tirrenos, Heracles llegó
al río Tíber y estableció su campamento en el lugar donde actualmente se encuentra
Roma. Pero esta ciudad fue fundada, muchas generaciones después, por Rómulo, hijo de
Ares … (el Marte romano que secuestró y sedujo a Rea Silvia, hija de Numitor, hijo a su
vez de Silvio, hermano de Ascanio, fundador de Alba Longa, ambos hijos de Eneas).
[OBSERVACIONES : El texto que sigue puede ayudar a situar mejor a Liguria, territorio de
los ligures, cuyas costas estaban bañadas por el Mar de Liguria, que, junto con el Mar
Mediterráneo y el Mar Tirreno, constituyen un triángulo dentro del cual se encuentran las
islas de Córcega y Cerdeña : En su comercio (los ligures) surcan el mar de Cerdeña y el
de Libia … Libro V-39, particularmente el apartado 8.
Sobre los tirrenos, consultar la Biblioteca Histórica, V-40, resaltando lo que se lee en el
apartado 1 : consiguieron que el mar que baña las costas de Italia tomara por ellos el
nombre de Tirreno ].
Heracles deja atrás el Tíber y llega a la llanura Cimea, también conocida como llanura
Flegrea, al pie del monte Vesubio, habitada por los Gigantes, hijos de Gea : tras matar a la
mayor parte de los Gigantes, civilizó la región :
79
Desde la llanura Flegrea Heracles bajó hacia el mar Tirreno, llegando hasta el lago
llamado Aorno, considerado como uno de los pasos que permitían la comunicación con el
“mundo subterráneo de los muertos”, por lo que parece lógico que estuviera consagrado
a Perséfone, esposa de Hades.
80
región y, en prueba de gratitud hacia quienes le habían honrado, les dejó recuerdos
imperecederos de su presencia.
Algo singular ocurrió cerca de la ciudad de Agirio, pues en esta ciudad fue honrado al
igual que los dioses olímpicos con fiestas solemnes y espléndidos sacrificios.
007 Luego Heracles pasó con la vacada a Italia y, al avanzar a lo largo de la costa, dio
muerte a Lacinio, que trataba de robarle unas vacas, y también mató,
involuntariamente, a Crotón, al que tributó magníficos honores fúnebres y construyó una
tumba. Y predijo a los habitantes del lugar que, en tiempos futuros, habría asimismo una
ciudad famosa (Crotona) que llevaría el mismo nombre que el muerto (Crotón).
Ovidio (Metamorfosis, XV, 12 a 57)) cuenta con detalle la fundación de Crotona. Para ello
utiliza al rey romano Numa (sucesor de Rómulo) que al preguntar quién había sido el
fundador que colocara murallas griegas en tierras de Italia, uno de los viejos del lugar,
buen conocedor del pasado, le respondió contándole cómo Míscelo, hijo de Alemón, el
hombre más querido por los dioses, recibió en sueños, la orden de Hércules divinizado,
de fundar una ciudad bajo pena de sufrir muchos y terribles castigos. Míscelo duda
porque aunque un dios le ordena partir, sin embargo le prohíben marcharse las leyes, y la
muerte es la pena impuesta al que intente mudar de patria (v. 28 y 29); finalmente, se
dispone a marchar pero se le procesa como reo de desacato a las leyes, por lo que sólo
le queda dirigirse a Hércules suplicándole : “Tú, a quien dieron derecho al cielo tus doce
trabajos, socórreme, te lo suplico; pues tú eres el inductor de mi delito” :
81
047 la sentencia, hecha favorable por el poder de Hércules,
048 absolvió al hijo de Alemón (Míscelo); da él gracias a su protector,
049 al hijo de Anfitrión, y con viento favorable
050 surca el mar Jónico, deja atrás la lacedemonia Tarento,
051 Síbaris, la salentina Nereto, el golfo de Turia,
052 Nemesia y los campos de Iápige, y apenas había recorrido
053 las tierras que miran a la costa, encuentra el estuario
054 del río Ésar, su destino, y no lejos de allí el túmulo
055 bajo el cual la tierra cubría los sagrados huesos de Crotón,
056 y en aquel paraje fundó, como se le ordenara, sus murallas
057 y puso a la ciudad (Crotona) el nombre del allí enterrado”.
Tras este larguísimo periplo, Heracles, rodeando, sin que podamos encontrar un motivo
que lo justifique, el Adriático, desembarcó en un lugar no especificado de la costa
europea y, por tierra, llegó a Epiro desde donde marchó hacia el Peloponeso.
Extraña la rapidez con la que Diodoro termina su narración, cuando, a lo largo de la
misma ha proporcionado todo tipo de detalles.
Nada más dice Diodoro de Sicilia relacionado con la finalización de este décimo trabajo,
aunque, según el Pseudo-Apolodoro, por culpa del tábano enviado por Hera, las vacas se
dispersaron por Tracia desde donde Heracles las condujo hacia el Helesponto, donde
algunas se perdieron y se hicieron salvajes. El resto, Heracles las entregó a Euristeo,
quien las ofrendó en sacrificio a Hera (Biblioteca Mitológica, II-5, 10).
Tras este trabajo, Diodoro coloca en undécimo lugar llevar a Cerbero desde el Hades a la
luz el día.
Por otra parte, Higino confirma que Hércules se había llevado las vacas de Gerión y que
hubiera muerto a manos de los ligures de no haber intervenido Júpiter, su padre.
82
FÁBULAS (Higino) : CLI, 2 :
De Crisaor y Calírroe (nació) Gerión con tres cuerpos.
Libro IV-36, 4 :
Parece que también Érix, que reinaba entonces en Sicilia, tenía un deseo tan fuerte de
las vacas de Eritea (isla donde residía Geriones) que incluso luchó con Heracles,
apostando como premio estas vacas y su reino.
Libro III-16, 4 y 5 :
004 La leyenda sostiene que Heracles luchó contra Érix a condición de que, si Heracles
vencía, la tierra de Érix sería de Heracles y, si era vencido en la lucha, Érix se llevaría
las vacas de Gerión.
005 Efectivamente, Heracles en esta ocasión conducía las vacas, y cuando cruzaron a
nado hasta Sicilia, él también cruzó para llegar a encontrarlas junto al olivo retorcido.
El favor de los dioses no le llegó a Heracles de la misma manera que después a Dorieo
(príncipe espartano), hijo de Anaxándrides (rey de Esparta), sino que Heracles dio muerte
a Érix, mientras que a Dorieo y a la mayoría de su ejército los destruyeron los egesteos.
Cuando Pausanias hace una relación de los trabajos de Heracles tal y como se
encuentran representados en Olimpia, dice que encima de las puertas del templo de
Zeus estaban :
83
DESCRIPCIÓN DE GRECIA (Pausanias) : Libro V-10, 9 :
… la caza del jabalí de Arcadia, el trabajo contra Diomedes el tracio (y sus yeguas
antropófagas) y el trabajo contra Geriones en Eritea …
84
Como décimo trabajo le ordenó traer de Eritía las vacas de Gerión. Era Eritía una isla
situada cerca del Océano, que ahora se llama Gadira (Cádiz). Allí habitaba Gerión, hijo
de Crisaor y de Calírroe, la hija de Océano. Tenía éste un cuerpo constituido por tres
hombres fundidos en uno solo de cintura para arriba, pero escindido en tres a partir de
las caderas y los muslos.
Poseía unas vacas rojas que tenían por boyero a Euritión y por guardián a Orto, perro
bicéfalo nacido de Equidna y Tifón.
Heracles utiliza una vía terrestre para ir en busca de las vacas de Gerión, puesto que fue
marchando a través de Europa que penetró en Libia y al llegar a los límites de Europa y
Libia, levantó dos columnas, la una en frente de la otra :
Así pues, marchando a través de Europa en busca de las vacas de Gerión, penetró en
Libia después de aniquilar a muchas fieras salvajes; al llegar a Tartesos, levantó en los
límites de Europa y Libia dos columnas como prueba de su paso, la una en frente de la
otra.
Abrasado por Helios durante su viaje, dirigió el arco contra el dios, que, admirado de su
valor, le regaló una copa de oro, dentro de la cual cruzó el océano.
Cuando Heracles llegó a Eritía, mató con la maza al perro Orto y al boyero Euritión que
guardaban los rebaños de Gerión (o Geriones), y Menetes, que apacentaba las vacas de
Hades, avisó a Gerión que, al enfrentarse a Heracles, pereció atravesado por una flecha.
Observemos que el perro Orto es, según Hesíodo (Teogonía, 309 a 312), hermano del
sanguinario Cerbero (traerlo del Hades constituyó el duodécimo trabajo), y que, con la
Hidra de Lerna, fue padre de la funesta Esfinge y del león de Nemea (v. 326 y 327).
Una vez en Tartesos, siguió su camino por tierra y, después de atravesar Abderia (tal vez
la Almería de hoy), aparece en Liguria, en el sur de Francia, bañada por el Mar Ligur, y,
85
siguiendo por la costa, alcanzó Tirrenia, bañada por el Mar Tirreno, llegando después a
Regio, en el extremo sur de Italia, junto al Estrecho de Mesina que comunica el Mar
Tirreno con el Mar Jónico.
En este lugar, un toro atravesó el estrecho, llegó a la isla de Sicilia, y Érix, rey de los
élimos, lo incorporó a sus propios rebaños. Heracles confió las vacas a Hefesto y se fue
en busca del toro; como Érix se negó a devolvérselo, lo desafió y lo mató, tras lo cual, con
el toro, volvió nuevamente a Italia, dirigiéndose a las costas del Mar Jónico.
Después de atravesar Abderia llegó a Liguria, donde intentaron robarle las vacas
Yalebión y Dercino, los hijos de Posidón, y luego de matarlos continuó su viaje a través
de Tirrenia.
En Regio se separó un toro y, adentrándose rápidamente en el mar, alcanzó a nado
Sicilia, y atravesando la región vecina llamada por él Italia, pues los tirrenos llaman
“italus” al toro, llegó a la planicie de Érix, que era rey de los élimos. Era Érix hijo de
Posidón e incorporó el toro a sus propios rebaños. Entonces Heracles confió las vacas a
Hefesto y se fue en busca del toro; cuando lo halló entre los rebaños de Érix, éste le dijo
que no se lo devolvería a no ser que lo venciera en la lucha. Heracles, tras derrotarlo por
tres veces, lo mató y, recobrado el toro, lo condujo con los demás hacia el mar Jónico.
Fue entonces cuando Hera, la eterna enemiga de nuestro héroe, envió un tábano contra
las vacas, que se dispersaron por las zonas abruptas de Tracia, cuyas costas se hallan
bañadas respectivamente por los mares Egeo, Mármara y Negro. Heracles sólo pudo
reunir algunas que condujo hacia el Helesponto (o estrecho de Dardanelos que comunica
al mar de Mármara con el mar Egeo), culpando de ello al río Estrimón (de Tracia), razón
por la cual, llenándolo de rocas, lo hizo innavegable.
Luego, llegó a la Argólida y entregó las vacas a Euristeo, quien las ofrendó en sacrificio a
Hera :
Pero cuando llegó a los fondeaderos de ese mar, Hera envió un tábano contra las vacas,
que se dispersaron por las zonas abruptas de Tracia. Heracles fue tras ellas y, reuniendo
algunas, las condujo hacia el Helesponto, mientras que las que allí se quedaron se
hicieron salvajes después.
Como hubiera tenido dificultades para reunir a las vacas, culpó de ello al río Estrimón e
hizo innavegable su cauce, que antes era navegable, llenándolo de rocas; luego se llevó
las vacas y las entregó a Euristeo, quien las ofrendó en sacrificio a Hera.
Cumplidos los trabajos en ocho años y un mes …
Hesíodo afirma que las Hespérides son hijas que tuvo la Noche sin acostarse con nadie, y
que su misión consistía en cuidar las bellas manzanas de oro y los árboles que producen el
fruto.
86
211 Parió la Noche al maldito Moros (Destino), a la negra Ker (Asesina)
212 y a Tánato (Muerte); parió también a Hipnos (Sueño) y engendró la tribu de los
Sueños.
213 Luego además la diosa, la oscura Noche, dio a luz sin acostarse con nadie
214 a la Burla (Sarcasmo), al doloroso Lamento (Miseria)
215 y a las Hespérides que, al otro lado del ilustre Océano, cuidan
216 las bellas manzanas de oro y los árboles que producen el fruto.
En el mismo lugar donde viven las Hespérides, viven también, según Hesíodo, las
Gorgonas, hijas de Ceto y Forcis, ambos hijos de Gaia/Tierra y Ponto/Mar : las Gorgonas
viven al otro lado del ilustre Océano, en el confín del mundo, donde viven también las
Hespérides de aguda voz.
El mismo Hesíodo dice que, acompañando a las Hespérides, se encuentra otro de los hijos
de Ceto y Forcis : un terrible reptil que guarda manzanas completamente de oro.
Los textos que acabamos de citar, sitúan a las Hespérides y a los personajes relacionados
con ellas (las Gorgonas y el terrible reptil), al otro lado del ilustre Océano, en el confín
del mundo, y en ese mismo lugar, es decir, en los confines de la tierra, a la entrada del
país de las Hespérides, se encontraba el gigante Atlas sosteniendo el vasto cielo.
Vemos que Hesíodo sitúa las manzanas y el jardín de las Hespérides, al otro lado del
ilustre Océano (Teogonía, 215, 216), al otro lado del ilustre Océano, en el confín del
87
mundo, hacia la noche (Teogonía, 274, 275) y en los confines de la tierra (Teogonía, 518),
lo cual nos permite identificar este lugar con el Oeste del mundo hasta entonces conocido,
por donde el Mar Mediterráneo “desemboca” en el Océano Atlántico.
Lo mismo parece hacer Ovidio : al final de este apartado, veremos que Ovidio, coloca el
reino de Atlas, en el Oeste del mundo, añadiendo que los confines de la tierra estaban
bajo su cetro, lugar donde sus rebaños vagaban por sus pastos y las hojas de sus árboles,
que brillaban con oro radiante, cubrían las ramas de oro y los frutos de oro
(Metamorfosis, Libro IV, 631 a 638).
Higino, que en uno de sus textos habla de la serpiente monstruosa que solía guardar las
manzanas de oro de las Hespérides, dice que Hércules la mató junto al monte Atlas y
llevó las manzanas al rey Euristeo (Fábulas. XXX, 12), en otro precisa que esta serpiente
era la que al otro lado del océano guardaba las manzanas de las Hespérides (Fábulas.
CLI, 1), asociando así el “monte Atlas” con el “otro lado del océano”.
Siempre hacia el Oeste, y más concretamente en Libia, sitúan algunos autores el jardín de
las manzanas de oro :
- Apolonio de Rodas, sitúa, como veremos más adelante con mayor detalle, el lugar
donde se encontraban las manzanas de oro, el dragón que las guardaba, Ladón, y
las Ninfas Hespérides, en el dominio de Atlante, en Libia, en las cercanías del
lago Tritón (Las Argonáuticas, Canto IV, 1396 a 1399).
- En Libia las sitúa también Diodoro de Sicilia : Rumbo a Libia se dirigió Heracles
en busca de las manzanas de oro de las Hespérides (Biblioteca Histórica, Libro
IV-26, 2).
Junto a Atlante (pero sin precisar dónde se encontraba Atlante), coloca Eratóstenes,
citando a Ferécides (s. V a.C), el jardín donde Hera mandó que se plantaran las manzanas
de oro :
88
El Pseudo-Apolodoro habla de otra localización, ya que niega que las manzanas se
encontraran en Libia, para situarlas en el Atlas, entre los Hiperbóreos :
Pausanias, al igual que Diodoro de Sicilia, forma parte de los que afirman erróneamente,
en opinión del Pseudo-Apolodoro, que las manzanas de oro se encontraban en Libia.
Los habitantes de Fliunte (ciudad de la Argólida), los fliasios, mantenían una tradición
según la cual, Heracles, cuando regresó sano y salvo de Libia trayendo las manzanas
llamadas de las Hespérides, vino a Fliunte por un asunto personal … (Descripción de
Grecia, Libro II-13, 8)
Pausanias, en varias ocasiones, asocia las figuras de Atlas, Heracles y las manzanas de las
Hespérides.
Al describir las imágenes que se encontraban en el templo de Hera en Olimpia, dice que
las Hespérides, en número de cinco, las hizo Teocles (Descripción de Grecia, Libro V-17,
2). También aparece Teocles, cuando Pausanias enumera los tesoros depositados en
Olimpia : el tercero de los tesoros y el cuarto son ofrenda de los de Epidamno *** tiene el
mundo sostenido por Atlas, y tiene a Heracles, el manzano, el árbol de las Hespérides, y
enroscado al manzano la serpiente, éstos también de cedro y obra de Teocles, hijo de
Hegilo (Pausanias/Descripción de Grecia, Libro VI-19, 8).
En otro lugar, Pausanias, a propósito de un arca hecha de cedro con figuras sobre ella,
donde Cípselo, el que fue tirano de Corinto, fue escondido por su madre para protegerlo de
89
la persecución de los Báquidas (V-17, 5), dice que una de las tallas representa a Atenea
junto a Heracles que dispara flechas contra la hidra, el monstruo del río Amimone. Como
a Heracles se le reconoce bien, tanto por su trabajo como por su figura, su nombre no está
inscrito sobre él (V-17, 11). Otra de las tallas representa a Atlas que sostiene sobre sus
hombros, según la leyenda, el cielo y la tierra, y lleva las manzanas de las Hespérides.
Acerca de quién es el hombre que tiene la espada y va hacia Atlas nada de particular dice
la inscripción sobre él, pero es evidente para todos que se trata de Heracles. Y sobre ellos
está inscrito : “Este Atlas sostiene el cielo y soltará las manzanas”. (V-18, 4).
Cuando Pausanias describe la imagen de Zeus y su trono en Olimpia, dice que existen unas
barreras que impiden entrar dentro del trono, precisando que la parte de estas barreras que
está enfrente de las puertas está pintada solamente de azul, pero el resto tiene pinturas de
Paneno. En ellas está Atlas sosteniendo el cielo y la tierra, y Heracles está a su lado
queriendo recibir el peso de Atlas … (V-11, 5).
Sobre Atlas, Ovidio, conocedor de la historia de las manzanas de oro, aprovecha el relato
para explicar cómo se formó el macizo que lleva su nombre.
Ovidio presenta los jardines donde se encontraban los árboles con sus hojas, sus ramas y
sus frutos de oro, como formando parte del reino de Atlas, en los confines de la tierra,
guardados entre sólidas murallas y custodiados por un gigantesco dragón.
Para hacerlo, utiliza la persona y la historia de Perseo (el héroe que cortó la cabeza de la
Gorgona Medusa que convertía en piedra a quienes la miraban) del que dice que, tras
sobrevolar las arenas de Libia, y al caer ya el día, temiendo confiarse a la noche, se
detuvo en el Oeste del mundo, en el reino de Atlas, para buscar un breve descanso …
Allí, mayor que todos los hombres con su cuerpo descomunal, estaba Atlas el hijo de
Yápeto : los confines de la tierra estaban bajo su cetro … Las hojas de sus árboles, que
brillaban con oro radiante, cubrían las ramas de oro y los frutos de oro.
Perseo se dirige a Atlas pidiéndole hospitalidad y descanso, pero éste recordaba el antiguo
oráculo pronunciado por la Parnasia Temis : “Llegará un tiempo, Atlas, en que tu árbol
será despojado de su oro y un hijo de Júpiter tendrá la gloria de este botín”. Por miedo a
eso, Atlas había encerrado sus jardines entre sólidas murallas, había confiado su
custodia a un gigantesco dragón y alejaba de sus fronteras a todo extranjero.
Como Perseo era hijo de Júpiter, Atlas temió que fuera él quien intentara apropiarse del
oro de su árbol, por lo que añade violencia a sus amenazas e intenta con las manos
expulsarle. (Parece que en este episodio, Atlas no había mantenido todavía contactos con
Hércules/Heracles, hijo también, como Perseo, de Júpiter/Zeus).
Perseo, inferior en fuerzas, le ofrece un regalo, y antes de retirarse, por la izquierda y
vuelto de espaldas, sacó hacia adelante la asquerosa cabeza de Medusa, y entonces,
Atlas, todo lo grande que era, se convirtió en montaña : su barba y cabellos cambian a
bosques, sus hombros y manos son cimas, lo que antes era cabeza, es la cima de una alta
montaña, sus huesos se hacen piedras … (Ovidio/Metamorfosis, Libro IV, 617 a 660).
Para completar la información de los diferentes autores, vamos a intentar precisar dónde se
encontraba el país de los Hiperbóreos.
Píndaro nos da una primera información al hablarnos de la corona con que era premiados
90
los vencedores en las Olimpíadas, corona hecha con las ramas del olivo que Heracles trajo
de las fuentes umbrosas del Istro (el Danubio actual), para lo que, antes, tuvo que
persuadir al pueblo de los Hiperbóreos :
Pausanias hace sobre el mismo tema el siguiente comentario, en el que relaciona el olivo
de Heracles, los Hiperbóreos y el viento Bóreas, “que sopla desde Tracia” (Ilíada, IX, 5) :
Más sorprendente puede parecer la afirmación de Pausanias, según la cual serían los
Hiperbóreos también quienes fundaron el oráculo de Delfos :
Sobre el río Istro del que habla Píndaro, es importante citar el texto que sobre el mismo
encontramos en Heródoto, ya que al nacer el Istro en Alemania y desembocar en el Mar
Negro, no es extraño que diera la impresión de atravesar toda Europa : el Istro, pues,
atraviesa toda Europa y su curso termina en el mar del Ponto Euxino, en los aledaños de
Istria, ciudad que habitan (en el s. V a.C) colonos de Mileto. (Historia, Libro II-33, 4).
91
Apolonio de Rodas también habla del río Istro, del que da detalles que podemos
interpretar de la forma siguiente :
- Las fuentes del Istro/Danubio se encuentran en los montes Ripeos, que pueden
identificarse con los Alpes (algunos dicen que con los Urales).
- Tracia y Escitia tienen costas bañadas por el Mar Negro (Ponto Euxino), en el lugar
en el que el Istro/Danubio desemboca en ese mar, y es posible que en la antigüedad
sirviera de frontera entre ambas regiones.
- El Istro/Danubio desemboca en el Mar Negro, formando un amplísimo delta que
puede corresponder a la bifurcación de la que habla el autor.
- Una parte del Istro/Danubio arroja sus aguas en el Mar Negro que, en el texto que
sigue, Apolonio identifica con el nombre mar Oriental.
- La otra parte discurre por algún lugar que no conseguimos localizar, puesto que
parece tratarse de un golfo que sale del mar de Trinacria, es decir, del mar de
Sicilia (quizás el Mar Jónico), demasiado alejado del Mar Negro para que podamos
relacionarlos.
- Nombrar al Aqueloo tampoco aclara nada, puesto que este río constituía la frontera
separando Etolia y Acarnania, cuyas costas se hallan bañadas por el Mar Jónico.
Heracles conocía estas regiones, ya que al realizar el tercero de sus trabajos que consistía
en traer viva a Micenas la cierva cerinitia, tuvo que perseguirla hasta la tierra del Istro (el
Danubio) y, a la vez, vio también aquella comarca allende los vientos del Bóreas frío,
viento del que recibe el nombre el pueblo que allí habita, “hiperbóreos”, es decir, más allá
del Bóreas, como hemos visto en el texto anterior de Apolonio de Rodas :
92
030 consagrara a Ortosía (Ártemis) y en la frente marcara.
031 Persiguiéndola vio también aquella comarca
allende los vientos del Bóreas frío.
Después de haber intentado localizar el lugar en el que se encontraban las manzanas de oro
guardadas por un dragón y por las Ninfas Hespérides, veamos en qué consistía la
historia relacionada con estas manzanas.
Según Ferécides (citado por Eratóstenes), las manzanas de oro fueron el regalo que
Gea/Tierra el hizo a Hera cuando se casó con Zeus :
93
CATASTERISMOS (Eratóstenes de Cirene) : Libro segundo. 3. Dragón, 1 :
Ferécides dice que, cuando Hera fue desposada por Zeus, al llevarle sus regalos los
dioses, llegó Gea con las manzanas de oro; al verlas, Hera quedó admirada y dijo que
las plantaran en el jardín de los dioses, que estaba junto a Atlante.
A continuación, vamos a prestar una atención especial a Las Argonáuticas. En esta obra,
Apolonio de Rodas, nombra a Heracles en repetidas ocasiones, puesto que fue uno de los
Argonautas que formaron parte de la expedición que partió hacia la Cólquide en busca del
vellocino de oro, expedición a la que se unió tras entregar a Euristeo el jabalí de
Erimanto, objeto de su cuarto trabajo (Canto I, 122 a 131), y de la que pretendieron
nombrarle “jefe”, privilegio que él rechazó (Las Argonáuticas, I, 341 a 349).
94
permanece en Misia, mientras que Heracles regresó a Argos. (Biblioteca
Mitológica, I-9, 19). A la vez, el Pseudo-Apolodoro informa sobre otras
versiones ofrecidas por Heródoto, Ferécides y Demarato.
Allí Jasón se encontró con Lico, que era el soberano de aquel territorio (II, 752), dándole
detalles sobre la tripulación que le acompañaba, contándole incluso el episodio acaecido en
Misia, donde dejaron al héroe Heracles, si bien no por propia voluntad (II, 766 y 767),
noticia que despertó particularmente el interés de Lico quien a todos dirigió las siguientes
palabras, en las que evocaba el paso de Heracles por estos mismos parajes cuando se
dirigía al territorio de las Amazonas para realizar el undécimo de sus trabajos :
Alcínoo, hijo de Féax, era rey de la isla de Corcira, habitada por los feacios, según cuenta
Diodoro de Sicilia : una de las hijas de Asopo, Corcira fue llevada por Posidón a una isla
que por ella se llamó Corcira. De ella y de Posidón nació Féax, del que los feacios
tomaron su nombre. De Féax nació Alcínoo … (Biblioteca Histórica, Libro IV-72, 3 y 4).
Pausanias confirma la relación entre Posidón y Corcira : Se dice con respecto a Corcira
que Posidón se unió con ella (Descripción de Grecia, Libro V-22, 6).
95
Por otra parte, otros textos de Pausanias permiten ubicar la isla de Corcira frente a las
costas de Epiro : Pirro (hijo de Eácides), una vez que fue rey (de Epiro/Tesprótide), a los
primeros griegos que atacó fue a los de Corcira, pues veía que la isla estaba situada
delante de su propio país y no quería que otros la utilizaran como base de operaciones
contra él (Descripción de Grecia, Libro I-11, 6).
En otro lugar, Pausanias vuelve a establecer una relación entre Jasón y la isla de Corcira :
Hay un poema entre los griegos llamado “Naupactia”. Se dice en él que Jasón después de
la muerte de Pelias (rey de Yolco, hijo de Posidón y Tiro), desde Yolco emigró a Corcira
y que el mayor de sus hijos, Mérmero, fue muerto por una leona cuando cazaba en el
continente de enfrente (Descripción de Grecia, Libro II-3, 9).
Además, según Pausanias, Corcira se llamó anteriormente Esqueria : este Asopo nace en
Fliasia, corre a través del territorio de Sición y desemboca en el mar aquí. Los fliasios
dicen que Corcira, Egina y Tebe son hijas de él; por Corcira y Egina cambiaron sus
nombres las islas llamadas Esqueria y Enone … (Descripción de Grecia, Libro II-5, 2).
Homero habla en varias ocasiones de Esqueria. Una de ellas es cuando Zeus envía a
Hermes para que ordene a Calipso que deje partir a Heracles, del que estaba enamorado,
hacia su patria Ítaca, de manera que al vigésimo sol pueda desembarcar en la fértil
Esqueria, el país de las gentes feacias … (Odisea, Canto V, 29 a 40).
Allí fue acogido por su rey, Alcínoo, quien, más tarde, le proporcionó los medios para que
regresara a su tierra de Ítaca.
Cuando, según Apolonio de Rodas, Jasón y Medea abandonaron las tierras de Alcínoo,
sobrevino una brisa de mañana, soplando con fuerza bajo un cielo sereno, y ellos,
empujados por el soplo del viento, proseguían veloces adelante (Las Argonáuticas, IV,
1223 a 1225). Siguiendo esta ruta, hubieran podido alcanzar las costas de Acaya, en el
Peloponeso, pero el destino no tenía prefijado a los héroes que pisaran la tierra de Acaya
(v. 1226).
Ya habían dejado el golfo que lleva por nombre “de los Ambracios”, situado en el Mar
Jónico, en el límite entre Epiro y Etolia, y ya, con las velas desplegadas, habían dejado la
tierra de los Curetes (Acarnania según Pausanias VIII-24, 9) y las islas estrechas que
siguen sucesivas, unidas con las propias Equínadas, en el Mar Jónico, y teniendo a la vista
la tierra de Pélope, el Peloponeso, una funesta tormenta del Bóreas los llevó en su carrera
en dirección al mar de Libia nueve noches enteras y días otros tantos, hasta que llegaron
muy dentro, al interior de la Sirte, allí donde las naves no tienen ya regreso posible …
pues todo es un bajío cenagoso por doquier …; infinita como el cielo, la arena se extiende
a los bordes, y ningún animal que se arrastre o que vuele, allí se levanta. En este lugar
justamente la marea … con gran velocidad los arrojó … (IV, 1228 a 1245).
Apolo, Ártemis y Heracles se presentan ante Cragaelo para tomarlo como juez que
decidiera acerca de Ambracia, en el Épiro (Metamorfosis, 4, 2). Cada uno expone las
razones por las que cree tener derecho sobre Ambracia.
96
Heracles, expone las suyas, diciendo en primer lugar, que los pueblos de esta región
habían sido derrotados por él cuando intentaron robarle las vacas de Gerión, añadiendo
que fueron los corintios quienes expulsaron a los que allí habitaban, fundando entonces
Heracles Ambracia, por lo que Ambracia le pertenece. Así lo entendió también Cragaelo
reconociendo que la ciudad era de este último :
En cuanto a los Argonautas, buscaban una fuente, pues una seca sed los abrumaba (v.
1394). En su vagar, llegaron a un suelo sagrado (IV, 1396), suelo que tenía que ver con
las “manzanas de oro” guardadas por el monstruoso Ladón, el dragón nacido de la tierra
y que fue abatido por Heracles, y por unas Ninfas, las Hespérides, con las que se
encontraron los sedientos Argonautas :
97
1400 Por entonces ya aquel, abatido por Heracles, se hallaba
1401 extendido en el tronco del manzano; solamente el extremo
1402 de su cola aún se movía, y de la cabeza hasta el final
1403 de su negro espinazo yacía sin vida; y al haber en su sangre
1404 dejando los dardos el amargo veneno de la hidra de Lerna,
1405 se quedaban resecas las moscas sobre sus heridas putrefactas.
1406 A su lado las Hespérides, poniendo sus manos blanquísimas encima
1407 de sus rubias cabezas, lanzaban agudos gemidos …
Seguimos el relato de Apolonio de Rodas : Saciada su sed, los Argonautas buscando una
98
salida que les permitiera alejarse de este lugar, embarcaron en la nave, pues soplaba el
viento sur en dirección a mar abierta, e intentaron descubrir por indicios los pasos para
salir del lago Tritón sin conseguirlo, ya que todo el día se veían llevados a ciegas (v. 1537
a 1540). Anduvieron desorientados hasta que les salió al encuentro Tritón, el poderoso
(v. 1552), declarándose soberano de esta zona litoral (v. 1559), y al que Eufemo explicó :
“aquí hemos llegado sin quererlo, que habiendo caído en los confines de esta tierra
arrastrados por las tormentas del Bóreas, trajimos la nave en volandas hasta la corriente
de este lago a lo largo de esta tierra, agobiados por el peso; y en nada sabemos por
dónde, navegando, se sale a alta mar, para llegar a la tierra de Pélope”, el Peloponeso
(IV, 1566 a 1570).
Tritón le contesta : “Aquel es el paso que lleva hasta el mar, allí donde más se oscurece el
inmóvil abismo. De un lado y de otro se erizan brillantes las blancas rompientes, y el
estrecho camino que queda entre las rompientes es el que conduce hacia afuera. Aquel
mar bajo la bruma se extiende hasta la tierra divina de Pélope, por encima de Creta …”.
(IV-1573 a 1578).
Estaban ya cerca de Creta, cuando Talos, el broncíneo, arrancando unas rocas de un
fuerte acantilado, impidióles atar las amarras en tierra (v. 1638 y 1639). Pero, aún siendo
de bronce cedió y fue vencido por la fuerza de Medea, esposa de Jasón, la de los muchos
hechizos (IV- 1676 y 1677).
Finalmente, costeando la tierra Cecropia (o Ática) y a lo largo de Áulide (puerto y ciudad
de Beocia), por dentro de (la isla de) Eubea, y las ciudades Opuntias de los Locros (junto a
Beocia), con gran gozo pusisteis los pies en las costas de Págasas (en Tesalia) (IV- 1779 a
1781).
[OBSERVACIONES :
- Sobre CECROPIA dice el Pseudo-Apolodoro : El autóctono Cécrope, que tenía un
cuerpo mezcla de hombre y serpiente, fue el primer rey del Ática y al país, que
antes se llamaba Acte, le dio el nombre de Cecropia a partir del suyo propio
(Biblioteca Mitológica, III-14, 1) : Acte/Cecropia/Ática, es la región que se
encuentra en el sur de la Grecia continental, bañada por las aguas del mar Egeo.
- Sobre ÁULIDE dice Pausanias : el (estrecho de) Euripo separa (a la isla de) Eubea
de Beocia (al norte de Ática) y a la derecha está el santuario de Deméter Micalesia,
y avanzando un poco desde él está Áulide (Descripción de Grecia, IX-19, 6).
- Sobre las ciudades Opuntias de los Locros, sabemos por Pausanias, que OPUNTE
estaba en la Fócide (Descripción de Grecia, Libro X-35, 1). En cuanto a la
LÓCRIDE, el Pseudo-Apolodoro la sitúa en el continente frente a la isla de Eubea :
Desde allí (la Isla de Egina) navegando entre (la isla de) Eubea y Lócride, (los
Argonautas) llegaron a Yolco (en Tesalia). (Biblioteca Mitológica, I-9, 26)].
Diodoro de Sicilia, a la vez que expone el mito, intenta introducir una explicación racional
del mismo, por lo que recurre a unos rebaños de ovejas que tenían las Hespérides, las
cuales, como eran tan hermosas, recibieron, poéticamente, el nombre de “manzanas de
oro”.
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continuamente guardadas por un dragón muy temible, mientras que otros afirman que
las Hespérides tenían unos rebaños de ovejas de extraordinaria belleza que, debido a tal
belleza, fueron denominados, poéticamente, “manzanas de oro”, del mismo modo que
Afrodita también recibe el calificativo de “dorada” por su hermosa apariencia …
004 En todo caso, Heracles acabó con el guardián de las manzanas y, después de
llevarlas a Euristeo y llegar de este modo al término de sus trabajos, esperaba obtener el
don de la inmortalidad, tal como le había profetizado Apolo.
Más adelante, Diodoro de Sicilia, habla del enfrentamiento entre Heracles y el gigante
Anteo, mientras realizaba este trabajo :
Libro IV-27, 3 :
Heracles, que en este tiempo estaba acabando su último trabajo, mató en Libia a Anteo,
que obligaba a los extranjeros a luchar con él hasta el fin …
Parece como si Diodoro de Sicilia diera por terminado el relato relacionado con las
manzanas de oro de las Hespérides. Sin embargo, a continuación, quiere añadir unas
precisiones sobre lo que cuentan los mitos sobre Atlas y la raza de las Hespérides, y a la
vez, explicar porqué Atlas ayudó a Heracles a conseguir las manzanas.
Para ello empieza hablando de un país llamado Hesperítide habitado por dos hermanos,
Héspero y Atlas.
Ambos hermanos tenían también ovejas de color amarillo y apariencia dorada, por lo
que les dieron el nombre de “manzanas de oro”.
Hespéride, hija de Héspero, se casó con Atlas, con quien tuvo siete hijas, que por su
padre recibieron el nombre de Atlántides y por su madre el de Hespérides. Como las hijas
de Atlas destacaban por su belleza y prudencia, se dice que Busiris, el rey de los egipcios,
deseó convertirse en señor de las muchachas, por lo que envió a unos piratas para que se
apoderaran de ellas.
Heracles, que en este tiempo estaba acabando su último trabajo (traer las manzanas de
oro), mató en Libia a Anteo, que obligaba a los extranjeros a luchar con él hasta el fin; y
en Egipto infligió el justo castigo a Busiris, que en honor a Zeus inmolaba a los
extranjeros que visitaban su país.
A continuación, tras remontar el Nilo hasta Etiopía, mató a Ematión, el rey de los etíopes.
Entretanto, los piratas enviados por Busiris, habían secuestrado a las hijas de Atlas;
Heracles, enterado de ello, mató a los piratas y devolvió las doncellas a su padre Atlas.
En correspondencia, Atlas, en agradecimiento a su servicio, no sólo le facilitó gustoso lo
que era necesario para su trabajo, sino que también le instruyó ampliamente en cuestiones
de astrología (Biblioteca Histórica, Libro IV-27, 1 a 5).
100
A la serpiente monstruosa, hija de Tifón, que solía guardar las manzanas de oro de las
Hespérides, la mató junto al monte Atlas y llevó las manzanas al rey Euristeo.
Estas manzanas se hallaban en el Atlas, entre los Hiperbóreos, y eran un regalo con el que
Gaia/Tierra obsequió a Zeus al casarse con Hera. Las manzanas estaban custodiadas por
un dragón inmortal hijo de Tifón y Equidna, y vigiladas por las Hespérides (Egle, Eritía,
Hesperio y Aretusa).
Según el Pseudo-Apolodoro, el camino que tuvo que recorrer Heracles para encontrar las
manzanas de oro, constó de las siguientes etapas :
101
- Llegó al río Equedoro
Por consiguiente, coincidiendo con la versión más habitualmente aceptada, diremos que
Heracles fue, en primer lugar, hacia Tesalia, región que limita al Norte con Macedonia,
al Oeste con Epiro, al Sur con la Ftiótide y al Este, con el mar Egeo.
- A través de Iliria se dirigió hacia el río Erídano (Bibl. Mitológica, II-5, 11)
Para la ubicación del río Erídano, tal vez sea suficiente hacer caso a lo afirmado por
Diodoro de Sicilia, cuando, a propósito de Faetonte (el hijo de Helios/Sol que estuvo a
punto de desencadenar un cataclismo universal al no conseguir controlar los caballos de su
padre que quiso utilizar para un caprichoso paseo por el cielo), dijo que cayó en la
desembocadura del río que actualmente se llama Po, antiguamente denominado Erídano
(Biblioteca Histórica, Libro V-23, 3).
Pausanias también sitúa al Erídano en la misma zona que Diodoro de Sicilia, cuando habla
del solar habitado por los gálatas, aprovechando para hablar del Erídano, los ilirios,
Macedonia y Tesalia : estos gálatas habitan los confines de Europa junto a un mar
inmenso (mar Adriático) y no navegable hasta sus extremos, pues tiene mareas y
monstruos en nada semejantes a los de los restantes mares. A través de su país corre el río
Erídano, en el que creen que las hijas de Helio (Sol) lloran el infortunio de su hermano
Faetón. Más tarde prevaleció el nombre de gálatas. En efecto, antiguamente entre ellos y
entre los demás pueblos se les llamaba celtas. Reunieron un ejército, se dirigieron hacia el
mar Jónico (entre el Adriático y el Mediterráneo) y aplastaron completamente al pueblo
de los ilirios y a todos los que habitaban hasta los límites de Macedonia y a los
macedonios mismos, hicieron correrías por Tesalia … (Descripción de Grecia,
Libro I-4, 1).
Llegó junto a las ninfas del Erídano, hijas de Zeus y Temis; éstas le mostraron el paradero
de Nereo, quien debía informarle dónde se hallaban las manzanas y las Hespérides.
(Pseudo-Apolodoro/Biblioteca Mitológica, II-5, 11)
Entonces Heracles tuvo que cambiar de rumbo, ya que, tal y como afirma Apolonio de
Rodas hablando de Iris, la morada de Nereo se hallaba en el mar Egeo : sumergióse (Iris)
en el mar Egeo, allí donde se halla la morada de Nereo … (Argonáuticas, Canto IV, 771
y 772).
En los dos puntos que siguen, el Pseudo-Apolodoro narra cómo Heracles atraviesa Libia
donde se enfrenta y mata al gigante Anteo (hijo de Posidón), y luego se dirige a Egipto
donde se enfrenta y mata a Busiris (hijo de Posidón y Lisianasa, hija de Épafo).
Recordemos que Diodoro de Sicilia atribuye a Heracles estas mismas acciones, a propósito
de la realización de dos de sus trabajos : primero, cuando se disponía a ir a Iberia en busca
de las vacas de Gerión (Biblioteca Histórica, Libro IV-17, 4 y Libro IV-18, 1), y ahora que
se propone traer las manzanas de oro de las Hespérides (Libro IV-27, 3).
- Atravesó Libia
Ningún autor precisa qué tipo de información pudo recibir Heracles de Nereo, pero el
hecho es que, tras consultar con el “Viejo del mar”, descendiendo por el mar Egeo,
nuestro héroe llegó a Libia, en el norte de África.
En Libia, se enfrentó y mató al gigante Anteo, hijo de Gaia/Tierra y Posidón. Una primera
noticia sobre el enfrentamiento entre Heracles y Anteo, la encontramos en Píndaro :
103
074 a quien el templo de Posidón techaba con cráneos de extranjeros :
075 el hijo de Alcmena (Heracles)
- Atravesó Egipto
Desde Libia se trasladó a Egipto donde reinaba Busiris, otro hijo que Posidón había tenido
con Lisianasa, hija de Épafo :
104
agotaba después de nueve años de sequías, reunió a unos adivinos procedentes de
Grecia. Trasio, hijo del hermano de Pigmalión, indicó a Busiris que las lluvias vendrían
si sacrificaba a un extranjero, y él mismo, sacrificándose, dio fe de sus promesas.
Heródoto hace referencia al mito con todo el escepticismo con que el historiador suele
considerar este tipo de relatos griegos :
105
Diodoro de Sicilia, afirma que Tlepólemo, hijo de Heracles, dividió la isla de Rodas en tres
partes, fundando tres ciudades, una de las cuales recibió el nombre de Lindo, patria de los
lindios : Tlepólemo, el hijo de Heracles, mientras vivía en Argos, dicen que mató a
Licimnio, el hijo de Electrión, con el que disputaba por algunos asuntos, y, debido a este
homicidio, fue exiliado de Argos y se trasladó a Rodas. Entonces esta isla estaba habitada
por griegos a quienes Tríopas, hijo de Forbante, había establecido allí como colonos. Así
pues, de acuerdo con los indígenas, Tlepólemo dividió Rodas en tres partes en las que
fundó tres ciudades, Lindo, Yaliso y Camiro; y reinó sobre todos los rodios gracias a la
fama que su padre Heracles, y más tarde participó en la expedición contra Troya en
compañía de Agamenón (Biblioteca Histórica, Libro IV-58, 7 y 8. Lo mismo repite en el
Libro V-59, 5 y 6).
[OBSERVACIONES : Estas afirmaciones recuerdan el relato del décimo trabajo por el que
Heracles tuvo que traer de Eritía las vacas de Gerión. Cuando Heracles se encontraba en
los límites de Europa y Libia, donde levantó dos columnas como prueba de su paso, cruzó
el océano en una copa de oro que le regaló Helios, pudiendo así alcanzar la isla de Eritía
situada cerca del Océano, que ahora se llama Gadira (Biblioteca Mitológica, II-5, 10)].
Dado que varios autores presentan a Ematión viviendo en Etiopía, tal vez, el lugar donde
éste fue muerto por Heracles, no fuera Arabia (como dice el Pseudo-Apolodoro), sino
Etiopía, como dice Diodoro de Sicilia (Biblioteca Histórica, IV-27, 3).
Entre estos autores, Hesíodo fue posiblemente el primero en establecer una relación entre
Ematión y Etiopía, al presentar a su hermano Memnón como rey de los etíopes :
106
TEOGONÍA (Hesíodo) : 984 y 985 :
984 Con Titono, Eos dio a luz a Memnón de broncínea coraza,
985 rey de los etíopes y al héroe Ematión.
También el Pseudo-Apolodoro informa que Ematión fue el hijo que Titono y la diosa Eos
(la Aurora) tuvieron en Etiopía :
- Llegó al Cáucaso
El Cáucaso es una cadena montañosa que se encuentra entre el mar Negro y el mar
Caspio, y contribuye a establecer los límites entre Europa y Asia.
107
enviaba a Hércules a matar el águila que le devoraba el corazón ( o el
hígado, según otros autores) :
- Llegó al país de los Hiperbóreos donde se encontraba con Atlas o Atalante, al que
relevó en su tarea de sostener la bóveda celeste, para que éste fuera a recoger de las
Hespérides, tres manzanas, siguiendo así el consejo que le había dado Prometeo.
El Pseudo-Apolodoro termina señalando que otros autores cuentan que fue
Heracles quien cogió las manzanas tras dar muerte a la serpiente que las
custodiaba:
No obstante, algunos dicen que no las recibió de Atlante, sino que él mismo las consiguió
tras dar muerte a la serpiente que las custodiaba.
108
fuera Atlas a pedir a las Hespérides las manzanas de oro, puede tener una
justificación si tenemos en cuenta la existencia de una tradición recogida
por Diodoro de Sicilia, según la cual, Atlas, casado con Hespéride, sería el
padre de las Hespérides (Biblioteca Histórica, Libro IV-27, 1 y 2)].
Este final que relata el Pseudo-Apolodoro, es distinto al relatado por Diodoro de Sicilia.
Como Diodoro de Sicilia colocó este trabajo en último lugar, la conclusión a la que llegó
tenía que ver con la inmortalidad de Heracles, inmortalidad anunciada y que debía
conseguir al final de los trabajos impuestos por Euristeo :
Terminamos este apartado con los textos de algunos autores que, como hemos ido
señalando a lo largo de este estudio, intentaron dar una explicación racional de los mitos :
Paléfato (s. IV a.C) y Heráclito (s. I d.C) :
- Paléfato : Cuéntase que las Hespérides eran unas mujeres que poseían manzanas
de oro en un manzano guardado por un dragón, y que Heracles hizo una
expedición en busca de estas manzanas.
La verdad es la siguiente. Un varón llamado Héspero tenía dos hijas conocidas
como Hespérides. Poseía ovejas hermosas y fecundas y por eso se las calificaba
como “de oro”. Llamábase a las ovejas “manzanas”. Su pastor se llamaba
Dragón.
Por eso los hombres decían : “Vimos las manzanas de oro que Heracles se llevó de
las Hespérides tras matar a su guardián Dragón”. De ahí el mito (Sobre
fenómenos increíbles, XVIII. Sobre las Hespérides).
Este texto parece inspirado del relato que hace Diodoro de Sicilia en su Biblioteca
Mitológica, Libro IV-26, 2 y 3 donde aparecen los rebaños de ovejas de
extraordinaria belleza propiedad de las Hespérides y guardadas por Dracón.
- Heráclito : Dícese que un dragón guardaba las manzanas de oro de las
Hespérides.
Fue Dragón un hombre que acumuló mucho oro gracias a los cuidados que
109
prestaba a los árboles. En pos de él fueron unas mujeres distinguidas y, tras
adueñarse de su ser gracias a sus apetitos eróticos, en lo sucesivo lo tuvieron
como sirviente y guardián de su jardín (Refutación o enmienda de relatos míticos
antinaturales, XX. Sobre las manzanas de oro).
Homero es el primero que habla del perro del abominable Hades, y Hesíodo, el primero
que le da un nombre : el sanguinario Cerbero.
Atenea se queja a Hera de la ayuda que Zeus presta a los troyanos, contra
los griegos, sus protegidos. Con este motivo, hace alusión a la ayuda que
ella misma prestó a Hércules, el hijo de Zeus, cuando, desesperado, tuvo
que realizar los trabajos ordenados por Euristeo. En el relato, hace
alusión al perro de Hades :
110
TEOGONÍA (Hesíodo) : 310 a 312 :
310 En segundo lugar (Tifón con Equidna) tuvo un prodigioso hijo, indecible,
311 el sanguinario Cerbero, perro de broncíneo ladrido de Hades,
312 de cincuenta cabezas, despiadado y feroz.
Diodoro de Sicilia cuenta que, tras regresar Heracles del Peloponeso con las vacas de
Gerión, Euristeo le ordenó realizar un nuevo trabajo, el undécimo según este autor : llevar
a Cerbero desde el Hades a la luz el día. Para ello, pensando que le sería útil para la
ejecución de este trabajo, se dirigió a Atenas y participó en los misterios de Eleusis,
ceremonia entonces presidida por Museo, el hijo de Orfeo (Biblioteca Histórica, Libro
IV-25, 1).
Anteriormente (IV-14, 3) Diodoro de Sicilia había explicado que Deméter, en honor de
Heracles, instituyó los Misterios Menores como purificación por la matanza de los
centauros, motivo por el que el héroe se desplazó hasta Eleusis.
Libro IV-26, 1 :
Heracles, pues, según los mitos que se nos han transmitido, bajó a los dominios de
Hades, donde fue recibido por Perséfone como un hermano, e hizo subir a Teseo y
Pirítoo, después de liberarlos de sus ligaduras.
Contó con el favor de Core (Perséfone) y, apoderándose del can encadenado, para
asombro de todos lo exhibió ante los hombres.
FÁBULAS (Higino) :
111
XXX. LOS DOCE TRABAJOS DE HÉRCULES, 13 :
El can Cerbero, hijo de Tifón, lo condujo (Hércules) desde los Infiernos ante el rey
(Euristeo).
FÁBULAS (Higino) :
XXXII. MÉGARA, 1 :
Como Hércules había sido enviado por el rey Euristeo a buscar el perro de tres cabezas,
y Lico, hijo de Neptuno, pensó que había muerto, quiso matar a Mégara, su esposa, hija
de Creonte, así como a sus hijos Terímaco y Ofites, y apoderarse de su reino.
112
En otro lugar, cuando Pausanias describe el fabuloso trono de Amicleo que se
encontraba en Amiclas (Laconia/Esparta), hace referencia a unas imágenes relacionadas
con el perro de Hades :
Adjuntamos algunos textos de dos autores que intentaron una explicación racional de los
mitos : Paléfato (s. IV a.C) y Heráclito (s. I d.C) :
-Paléfato : Cuéntase de Cerbero que era un perro que tenía tres cabezas. Es evidente que a
éste se le llamó “de Tres Cabezas” por su ciudad, como a Geriones. La gente decía : “Es
grande y hermoso el perro de Tres Cabezas”. Se cuenta de él que Heracles lo sacó del
Hades, pero es un mito.
Sigue el relato mezclando varios episodios, donde las vacas de Geriones son guardadas por
Cerbero y por Orto; a Orto lo mato Heracles y Cerbero siguió con las vacas; un tal Moloto
le pidió el perro a Euristeo y como éste no accediera a dárselo, lo robó y lo encerró en una
cueva de Laconia, en lo alto del Ténaro; para recuperarlo, Euristeo envió a Heracles que
entró y lo sacó de la cueva. Por eso los hombres decían : “Heracles sacó al perro tras
descender por la cueva hasta el Hades”. (Sobre Fenómenos Increíbles, XXXIX. Sobre
Cerbero).
-Heráclito : Cerbero tenía dos cachorros, y como iban siempre al lado de su padre,
parecía poseer tres cabezas (Refutación o enmienda de relatos míticos antinaturales,
XXXIII. Sobre Cerbero).
Pausanias habla de varios lugares a través de los cuales Heracles hizo subir al perro del
Hades, hasta la superficie de la tierra desde el mundo subterráneo donde reinan Hades y
Perséfone : el templo de Artemisa en Trecén (en Argólida), la laguna Aquerusia (en
Argólida), el Promontorio Ténaro (en Laconia) y un lugar situado en el monte Lafistio
junto al Helicón (en Beocia).
113
Clímeno y la laguna Aquerusia en Hermíone (Argólida) :
Con relación a Clímeno, Pausanias dice unas líneas más arriba que Clímeno es un
sobrenombre por el que se conoce a Hades, rey bajo tierra :
Libro II-35, 9 :
Yo creo que Clímeno no es un hombre argivo que vino a Hermíone, sino que es un
sobrenombre del dios que la leyenda sostiene que es rey bajo tierra.
Pausanias habla también, aunque con un total escepticismo, del Promontorio Ténaro,
cerca de Teutrone, ciudad de Laconia :
Libro III-25, 4, 5 y 6 :
004 De Teutrone dista ciento cincuenta estadios el Promontorio Ténaro, que se adentra
en el mar …, y en el promontorio hay un templo parecido a una cueva, y delante de él una
imagen de Posidón.
005 Algunos poetas griegos afirman que Heracles hizo subir por aquí al perro del
Hades, aunque no hay ningún camino bajo tierra a través de la cueva, y no es fácil
creer que uno de los dioses tuviera una vivienda bajo tierra, en la que reuniera a las
almas. Pero Hecateo de Mileto inventó una historia verosímil, diciendo que en el Ténaro
se crió una terrible serpiente, y que se llamó perro de Hades, porque el que era mordido
necesariamente moría enseguida por el veneno y dijo que ésta fue la serpiente que llevó
Heracles junto a Euristeo.
006 Pero Homero -pues fue el primero que llamó perro del Hades al que llevó
Heracles- no le puso ningún nombre ni lo imaginó de una determinada forma, como en
el caso de la Quimera. Los poetas posteriores le pusieron el nombre de Cerbero, y
aunque en lo demás lo hicieron igual a un perro, le atribuyeron tres cabezas, a pesar de
que Homero no lo ha descrito como un perro, el compañero del hombre, más que
llamándolo perro del Hades siendo una serpiente.
Libro IX-34, 5 :
Hasta el monte Lafistio y el recinto sagrado de Zeus Lafistio desde Coronea hay
aproximadamente veinte estadios …
Más arriba hay un Heracles de sobrenombre Cárope. Allí dicen los beocios que subió
Heracles trayendo el perro del Hades.
114
Por su parte, el Pseudo-Apolodoro, al hablar de Cérbero, lo describe teniendo tres cabezas
de perro (tradición que también recoge Pausanias) en lugar de las cincuenta señaladas por
Hesíodo.
Antes de partir en busca de Cérbero, Heracles se dirigió a Eleusis para ser iniciado en los
misterios y ser purificado por la matanza de los Centauros efectuada al principio del
cuarto de sus trabajos consistente en traer vivo al jabalí erimantio.
Una vez purificado, Heracles se dispone a descender al Hades, por lo que se dirige a
Ténaro en Laconia, donde se encuentra una de las entradas que puede permitirle efectuar
este viaje.
115
creer que uno de los dioses tuviera una vivienda bajo tierra en la que reuniera a
las almas.
- Por otra parte, la tradición recogida por Pausanias no dice que Heracles bajara al
Hades a través del Ténaro, sino que a través del Ténaro hizo subir … al perro del
Hades, sin decir nada sobre el lugar por donde bajó.
Una vez en el Hades, las almas de los muertos emprendieron la huida, a excepción de la de
Meleagro (hermano de Deyanira, futura esposa de Heracles) y la de la Górgona Medusa,
contra la que Heracles, asustado, sacó la espada, aunque Hermes le comunicó que el gesto
era inútil puesto que se trataba de una forma vacía :
Antes de enfrentarse con Cérbero, Heracles tuvo, en el Hades, tres encuentros previos :
- Con Teseo y Pirítoo.
- Con Ascálafo, hijo de Aqueronte.
- Con las vacas de Hades.
TESEO : Aún no había llegado a las puertas de Hades, cuando Heracles se encontró con
Teseo y Pirítoo que habían descendido a los Infiernos para llevarse a Perséfone a quien
Pirítoo quería hacer su esposa. El Pseudo-Apolodoro dice que sólo pudo llevarse a Teseo :
[OBSERVACIONES : Hemos visto que Diodoro de Sicilia, al hablar de Teseo y Perítoo dice
que Heracles pudo subir a ambos (y no sólo a Teseo) a la tierra, después de liberarlos de
sus ligaduras.
Encontramos una primera noticia de Teseo y Perítoo en la Ilíada (Canto I, 260 a 272),
donde el viejo y venerable Néstor, el sonoro orador de los pilios (I, 248) y participante en
la guerra de Troya, los considera, junto con otros, como los terrestres que más fuerte se
criaron … y con los más fuertes combatieron (I, 266 y 267)].
Teseo, el hijo que Etra tuvo con Egeo (que dio su nombre al mar Egeo) o con Posidón, es
conocido por haber realizado una serie de hazañas de todos conocidas :
- Teseo fue quien mató al Minotauro, con el concurso de Ariadna (recordemos el laberinto
y el hilo de Ariadna que le permitió salir de él), hija de Minos.
- Teseo acompañó a Heracles cuando, cumpliendo el noveno de sus trabajos, marchó al
país de las Amazonas en busca del cinturón de Hipólita, su reina. En esta ocasión, Heracles
116
regaló Antíope a Teseo con que tuvo un hijo, Hipólito (Biblioteca Histórica/Diodoro de
Sicilia, Libro IV-16,4 y 28, 3).
- Teseo (y este es el punto que aquí interesa) y Pirítoo eran grandes amigos, hasta el punto
que Teseo, puesto de acuerdo con Pirítoo para desposar a hijas de Zeus, se reservó para sí
a Helena, a la que raptó en Esparta acompañado por él, cuando ella contaba doce años
de edad, y bajó al Hades en solicitud de la mano de Perséfone para Pirítoo. Hades utilizó
su amabilidad para que ambos accedieran a sentarse en el trono del Olvido y allí
permanecieron sólidamente atados por las espirales de unas serpientes. Fue en este
momento cuando Heracles desciende al Hades en busca de Cerbero y ocurre que Pirítoo
quedó amarrado a perpetuidad, mientras que a Teseo lo subió Heracles y lo envió a
Atenas (Epítomes/Pseudo-Apolodoro, 1, 23 y 24).
ASCÁLAFO : Ascálafo residía en el Hades, y era hijo de Aqueronte (río del Hades sobre
el que Caronte empujaba su barca cargada con las almas o las sombras de los muertos :
Pausanias/Descripción de Grecia, Libro X-28, 1 y 4) y de Gorgira, según el Pseudo-
Apolodoro (Biblioteca Mitológica, I-5, 3).
Allí vivía junto a Perséfone (o Core, o Proserpina), la hija de Deméter (o Ceres) que Hades
(o Plutón) había raptado para hacerla su esposa.
Deméter utilizó todos los medios para forzar a Zeus (con quien había tenido a Perséfone)
para que éste obligara a Hades/Plutón a devolverle a su hija. Cuando finalmente Zeus lo
hizo se encontró con un problema : Perséfone había roto el ayuno (comiendo un grano de
granada, o siete, según Ovidio/Metamorfosis, V, 537) en el Hades, y ello impedía que
pudiera volver a la tierra.
Ascálafo lo vio (el único de todos que lo vio : Metamorfosis, V, 539) y prestó testimonio
contra Perséfone (con su delación la privó, cruel, del retorno : Metamorfosis, V, 542), y
al hacerlo labró su desgracia, ya que por ello, Deméter emplazó sobre él una pesada
piedra en el Hades (Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, I-6, 2). Ovidio difiere del
Pseudo-Apolodoro, ya que dice que Ascálafo quedó convertido en un repulsivo pajarraco,
mensajero de la desgracia venidera, un torpe búho, siniestro augurio para los mortales
(Metamorfosis, Libro V, 549 y 550).
Heracles, llegado al Hades, libera a Ascálafo de la losa que lo aplastaba, colocada por
Deméter :
LAS VACAS DE HADES : Hemos hablado de las “vacas de Hades” cuando, a propósito
de la realización del décimo de sus trabajos, Heracles tuvo que llevar a Euristeo las vacas
rojas de Gerión. Para ello, Heracles tuvo que matar a Orto, el perro que las vigilaba, y a
Euritión, el pastor que las guardaba. Menetes, pastor de las “vacas de Hades”, lo vio todo
y se lo contó a Gerión. Gerión acudió enseguida y, además de sus vacas, perdió también la
vida a causa de las flechas certeras de Heracles.
117
Es pues la segunda vez que Heracles se encuentra con Menetes, pero esta vez no es en el
sur de Iberia, sino en el reino de Hades, cuando mató una de las vacas de Hades, con
objeto de proporcionar sangre a las almas de los muertos. Menetes intentó oponerse,
Heracles lo cogiéndolo por la cintura le fracturó las costillas y quizás le hubiera matado si
no hubiera intervenido Perséfone :
Finalmente, Heracles pidió el Cérbero a Plutón (Hades), quien dispuso que se lo llevase si
lograba dominarlo sin el concurso de las armas que portaba.
Heracles se dirigió al lugar por donde el Aqueronte penetra en el Hades, y allí, junto a las
puertas del Aqueronte y, guarecido por la coraza y cubierto por la piel del león, le puso
las manos en torno a la cabeza y, aunque recibía mordiscos del dragón que había en su
cola, no lo soltó, sujetándolo y apretándolo hasta que cedió (Biblioteca Mitológica, II-5,
12).
El Pseudo-Apolodoro que al principio del relato nos dijo que Heracles bajó al Hades por
Ténaro en Laconia (en el sur del Peloponeso), nos dice ahora que, una vez Cérbero en su
poder, emprendió el regreso subiendo por Trezén (en Argólide, en el noreste del
Peloponeso, cercana a la costa del golfo Sarónico) :
Antes de terminar este apartado, veamos cómo cuenta Ovidio el viaje de Heracles, desde el
Hades a la tierra, llevando a Cérbero, ya que ni la forma ni el lugar coinciden con el relato
del Pseudo-Apolodoro.
Antes de reproducir el texto de Ovidio, recordemos, con la ayuda de Diodoro de Sicilia, las
relaciones que existían entre la maga Medea y Teseo.
Cuando Jasón y los Argonautas llegaron a la Cólquide, donde reinaba Eetes, en busca del
vellocino de oro, Medea (hija del rey) prometió colaborar con ellos hasta que hubieran
llevado a término el trabajo que se habían fijado, y Jasón se comprometió bajo juramento
118
a casarse con ella y a tenerla como compañera durante toda su vida (Diodoro de
Sicilia/Biblioteca Histórica. Libro IV-46, 4).
Pero una vez abandonada la Cólquide y en posesión del vellocino de oro, Jasón olvidó sus
juramentos, y se enamoró de Glauce, la hija de Creonte, hasta el punto de pedir a la joven
en matrimonio. Despechada, Medea, en venganza y utilizando una raíz que le había
entregado su hermana (o su tía según otras versiones), la también hechicera Circe, incendió
el palacio real y Glauce y Creonte perecieron rodeados por el fuego (IV-54, 2 a 5).
[OBSERVACIONES : También el Pseudo-Apolodoro recoge esta historia en su Biblioteca
Mitológica, I-9, 28].
Tras sus crímenes, Medea huyó a Tebas buscando la protección de Heracles, pero éste no
podía hacer nada por ella ya que, poseído por un mal que le arrebataba la razón, había
matado a sus hijos … Medea, desesperando de recibir la ayuda del héroe (apremiado por
los trabajos impuestos por Euristeo) en aquellas circunstancias, se refugió en Atenas,
junto a Egeo, el hijo de Pandión. Algunos dicen que allí se casó con Egeo y dio a luz a
Medo … A continuación, cuando Teseo regresó de Trecén a Atenas, fue acusada de
envenenamiento y expulsada de la ciudad (Biblioteca Histórica. Libro IV-55, 4, 5 y 6).
El Pseudo-Apolodoro, por su parte, dice : Medea llegó a Atenas y, casándose allí con
Egeo, engendró un hijo, Medo. Posteriormente, por haber conspirado contra Teseo,
partió al exilio fuera de Atenas en compañía de su hijo (Biblioteca Mitológica, I-9, 28).
Comparando lo afirmado por los dos autores, vemos que Medea fue expulsada de Atenas
por conspirar e intentar envenenar a Teseo : encontramos más detalles en el texto del
Pseudo-Apolodoro que sigue : Así pues Teseo llegó a Atenas después de limpiar (de
maleantes) el camino. Medea, que era por entonces la compañera de Egeo, maquinó
contra él y persuadió a Egeo a tomar precauciones frente al presunto conspirador. Egeo,
que desconocía a su hijo (por no haberlo visto desde que nació), en su temor lo envió
contra el toro de Maratón. Cuando le hubo dado muerte, le ofreció un veneno
proporcionado por Medea ese mismo día, pero él (Teseo), en el momento de serle
brindada la bebida, le entregó al padre su espada y Egeo, al reconocerla, le arrebató la
copa de las manos. Teseo pues, identificado por su padre e informado de la insidia,
expulsó a Medea (Epítomes : 1, del 5 al 7).
Ovidio cuenta que el veneno utilizado por Medea, es el acónito, y que el acónito surgió de
los dientes de Cérbero, salpicando de blancuzca espuma los verdes campos cuando
Hércules lo arrastraba hacia la luz del día.
Como Medea trajo el veneno de Escitia, región que se encuentra en las costas orientales
del Mar Negro, podemos concluir que en esta zona se hallaba también una de las entradas
que permitían la comunicación entre el mundo subterráneo de los muertos y la tierra de los
vivos.
119
408 Cuentan que este veneno (el acónito) surgió de los dientes de la perra
409 de Equidna (Cérbero, de quien era hijo). Hay una oscura caverna con tenebrosa
embocadura;
410 hay un camino en pendiente, por el que el héroe de Tirinto (Hércules)
411 arrastró, atándolo con cadenas de acero, a Cérbero
412 que se resistía y apartaba sus ojos de la luz del día
413 y de los esplendorosos rayos del sol. Excitado Cérbero
414 con rabiosa cólera llenó los aires con sus tres ladridos simultáneos,
415 y salpicó de blancuzca espuma los verdes campos.
416 Esa espuma se cree que se solidificó y que, tomando alimento
417 del fértil y fecundo suelo, cobró propiedades maléficas;
418 y, porque esta hierba crece y vive en las duras rocas,
419 los campesinos la llaman acónito. Por ardid de su esposa (Medea)
420 se la ofreció Egeo a Teseo, el padre al hijo, creyéndole enemigo.
421 Ya Teseo había cogido, incauto, con su diestra la copa ofrecida,
422 cuando su padre reconoció en el puño marfileño de su espada
423 el emblema de su casa, y arrancó de sus labios aquel crimen.
[OBSERVACIONES : Intentar situar con exactitud la Escitia de la que habla Ovidio, supone
un trabajo extremadamente complicado y, muy posiblemente, condenado al fracaso. Sin
embargo, consultando los relatos de Heródoto (en particular el Libro IV de su Historia),
podemos llegar a conocer la zona geográfica en la que pudo estar situada.
Heródoto la sitúa en el Ponto Euxino (Mar Negro) cuando dice : Por su parte, el Ponto
Euxino, contra el que Darío se aprestaba a entrar en campaña, es, de entre todas las
regiones, la que contiene, excepción hecha de los escitas, los pueblos menos
evolucionados. En efecto, por su nivel intelectual no podemos citar a ningún pueblo de los
aledaños del Ponto, ni tenemos conocimiento de que haya existido algún hombre de
talento, con la salvedad del pueblo escita y de Anacarsis (IV-46, 1).
Al nombrar los ríos de Escitia, empieza por el Istro (Danubio) haciendo alusión al delta por
el que desemboca en el Mar Negro : Primeramente se encuentra el Istro, que tiene cinco
bocas … (IV-47, 2); por el oeste es el primer curso fluvial de Escitia y su gran importancia
viene determinada por el hecho de que otros ríos desembocan en él (IV-48, 1). El Istro es,
en suma, uno de los ríos de los escitas (IV-51, 1)].
120
I.3 TERCER APARTADO : HECHOS OCURRIDOS TRAS LA
REALIZACIÓN DE LOS DOCE TRABAJOS
Heracles, una vez cumplidos los doce trabajos ordenados por Euristeo, tuvo que soportar
toda una serie de dolorosos acontecimientos :
- temiendo que un nuevo ataque de locura le ocasionara nuevas desgracias, se separó
de su esposa Mégara y la dio en matrimonio a Yolao, el hijo de Ificles;
- a continuación, no pudiendo estar solo, se puso a buscar otra mujer que encontró en
la persona de Yole, hija de Éurito;
- la resistencia de Éurito para concederle la mano de su hija, determinó la muerte de
Ífito, el mayor de sus hijos (Pseudo-Apolodoro/Biblioteca Mitológica, II-6, 1);
como consecuencia de esta muerte, Heracles padeció una cruel enfermedad;
- para librarse de ella, fue vendido a Ónfale, reina de los lidios (II-6, 3).
Tras separarse de Mégara, Heracles se quedó sentimentalmente sólo, por lo que, según
afirma Diodoro de Sicilia, se puso a buscar otra mujer que pudiera darle hijos sin temor,
por lo que pretendió en matrimonio a Yole :
121
001 Por esta razón (tras separarse de Mégara), pues, (Heracles) pretendió en
matrimonio a Yole, la hija de Éurito, soberano de Ecalia.
002 En vista del infortunio de Mégara, Éurito tomó sus precauciones y contestó que
quería reflexionar en relación a aquel matrimonio …
Apolonio de Rodas sugiere que Éurito murió por causa de Apolo. Ya Homero, en la
Odisea, había dicho que Apolo le mató por haberle retado a tirar con el arco (Canto VIII,
223 a 228).
Sin embargo, Diodoro de Sicilia (Biblioteca Histórica, Libro IV-33, 3) y el Pseudo-
Apolodoro (Biblioteca Mitológica, II-7, 7) afirman que murió a manos de Heracles.
Higino pone también en evidencia la soberbia de Éurito que le llevó a desafiar al propio
Apolo, su benefactor : Clitio e Ífito, hijos de Éurito y Antíope, hija de Pilón, reyes de
Ecalia (Ilíada, II, 596 y 730 habla de Éurito ecalieo). Otros dicen que de Eubea. Se cuenta
que, habiéndosele concedido (a Éurito) destreza con las flechas gracias a Apolo, desafió al
autor de dicho don (Higino/Fábulas. XIV, 8).
Higino relata la negativa de Éurito de entregar a su hija Yole a Hércules, precisando que
esta negativa le costó la vida, aunque nada dice sobre el concurso del tiro al arco, cuyo
premio, para el ganador, era precisamente la mano de su hija Yole :
122
FÁBULAS (Higino) : XXXI. OTROS TRABAJOS DE HÉRCULES, 9 :
(Hércules) mató a Éurito porque le pidió en matrimonio a su hija Yole y éste no quiso
aceptar.
Tras el concurso del tiro al arco en el que Heracles resultó vencedor, aparece en escena
Autólico, hijo de Hermes.
Higino lo describe con mayor detalle : Mercurio (Hermes) otorgó como presente a
Autólico, al que había tenido con Quíone, ser el mayor de los rapaces, no ser sorprendido
en el robo y poder transformar cualquier cosa que robara en lo que quisiera : pasar del
blanco al negro y del negro al blanco, de un animal con cuernos a otro sin ellos y
viceversa (Fábulas. CCI. Quíone, 1).
Hubiera o no hubiera robo, que el robo hubiera sido efectuado por Autólico o por Heracles,
y que los animales desaparecidos hubieran sido vacas o yeguas, lo cierto es que esta
aventura terminó con la muerte de Ífito, el hijo de Éurito.
123
El texto de Homero comprende los siguientes elementos :
- El relato empieza en Ítaca, donde Penélope, asediada por numerosos pretendientes, ha
cogido el arco flexible y la aljaba bien capaz con su gran multitud de gimientes saetas
(XXI, 11 y 12), cuyo dueño (Ulises) falta de ella (de su casa) hace ya tantos años (XXI,
69, 70).
- Cogido en las manos el arco retráctil con la aljaba preñada de hirientes saetas, Penélope
se dirige al salón donde se encuentran sus nobles pretendientes (XXI, 57 a 60) diciéndoles
que se entregará a aquél que más de prisa lo curve y traspase las doce señales (XXI, 68 a
79), los doce aros que los pretendientes tenían que atravesar con la flecha disparada con el
arco de Ulises.
- Entretanto, el texto explica también el origen del arco : Era ello regalo de un huésped
que vino a encontrarle en Laconia, el Eurítida Ífito igual a los dioses. Había sido este
encuentro de ambos en tierra mesenia y en la casa de Ortíloco, el bien avisado : iba Ulises
a exigir una deuda a aquel pueblo en común, pues se habían, tiempo atrás, los mesenios
llevados de Ítaca en naves multirremes trescientas ovejas y, a más, los pastores.
Así vino en misión allá Ulises tras larga jornada, mozo aún, por su padre enviado y los
otros ancianos.
A su vez llegó Ífito en busca de un hato perdido, doce yeguas en cría de recios muletos :
desgracia y ruina a la postre esas bestias trajéronle cuando vino a ver al nacido de Zeus,
al de ánimo ingente, gran Heracles, varón sabedor de terribles trabajos (Odisea XXI,
13 a 26)
Es en el momento de morir cuando Ífito entregó a Ulises el arco que él mismo había
recibido de su padre Éurito.
Ulises intenta corresponder entregándole una espada cortante y una lanza robusta, pero
ello no impidió que Heracles acabase con la vida de Ífito.
124
Ulises, al marchar a la guerra, dejó el arco en Ítaca, pues usábalo sólo en su tierra.
Diodoro de Sicilia informa también sobre el crimen, pero indica un móvil más honorable
que el señalado por Homero : Heracles no perdonó que Ífito le acusara en falso del robo de
las yeguas :
Como Alcestis tenía muchos pretendientes, su padre, Pelias dijo que concedería la mano
de su hija a aquél que unciese fieras salvajes a un carro. Higino lo cuenta de la forma
siguiente :
1.- Como muchos pretendientes habían pedido en matrimonio a Alcestis, hija de Pelias, y
ésta había rechazado a la mayoría, estableció una condición : se la entregaría a aquél
que unciese fieras salvajes a un carro : éste podría llevarse a quien quisiera.
2.- Así pues, Admeto pidió a Apolo que le ayudara. Y como Apolo había sido tratado gene-
125
rosamente por él mientras estuvo a su servicio, le entregó, uncidos, un jabalí y un león,
gracias a los cuales se llevó en matrimonio a Alcestis (Fábulas. L. Admeto, 1 y 2)
Un relato parecido encontramos en el Pseudo-Apolodoro, Biblioteca Mitológica, I-9, 15)
Pero Apolo le pidió a Admeto una terrible contrapartida por el favor recibido : le pidió su
vida, a menos que alguien aceptara morir en su lugar; solamente su esposa Alcestis se
ofreció a suplantarle en la muerte. Hércules la hizo regresar de los Infiernos :
Igualmente (Admeto) aceptó de parte de Apolo que otro muriera voluntariamente en su
lugar. Como ni su padre ni su madre quisieron morir por él, se ofreció su esposa Alcestis
a suplantarle en la muerte. Después, Hércules la hizo regresar de los Infiernos
(Fábulas/Higino. LI. Alcestis, 3).
El Pseudo-Apolodoro lo cuenta así : Core (Perséfone) la envió de nuevo hacia arriba,
aunque algunos dicen que Heracles la hizo volver tras luchar con Hades (Biblioteca
Mitológica, I-9, 15).
Las consecuencias del crimen cometido fueron desastrosas para Heracles : cayó enfermo y
además fue vendido como esclavo a Ónfale, reina de Lidia :
A pesar de los intentos que hizo por purificarse (ante Neleo y Deífobo), no pudo librarse
de su mal, por lo que interrogó a Apolo sobre lo que debía hacer; éste le aconsejó que se
vendiera como esclavo y que distribuyera el importe de la venta entre los hijos de Ífito;
tras la venta efectuada por uno de sus amigos, Heracles recuperó la salud a la vez que
pasó a ser esclavo de Ónfale, reina de Lidia :
005 … al no verse libre del mal, interrogó a Apolo sobre el tratamiento a seguir. El dios
le comunicó por medio de un oráculo que se libraría más fácilmente del mal si se vendía
como esclavo y entregaba, como acto de justicia, el precio de su propia venta a los hijos
de Ífito. Así, pues, obligado a obedecer el oráculo, zarpó con algunos amigos rumbo a
Asia. Allí fue vendido con su consentimiento por uno de sus amigos y pasó a ser esclavo
de una joven virgen hija de Yárdano, Ónfale, que era reina de los entonces llamados
mayones, que actualmente reciben el nombre de lidios.
006 El amigo que había vendido a Heracles entregó el importe de la venta a los hijos de
Ífito de acuerdo con el oráculo. Heracles recuperó la salud y, mientras fue esclavo de
Ónfale, castigó a los que saqueaban el país.
126
BIBLIOTECA MITOLÓGICA (Pseudo-Apolodoro) : II-6, 2 :
Con el propósito de purificarse (Heracles) se llegó a presencia de Neleo, que era rey de
los pilios. Como éste lo rechazara por su amistad con Éurito, se presentó ante Amiclas
para ser purificado por Deífobo, el hijo de Hipólito (hijo de Teseo y de la amazona
Hipólita).
Parece ser que Heracles fracasó en su intento de ser purificado, porque, no pudiendo
librarse de la enfermedad que le afligía, consultó a la Pitia de Delfos la cual le aconsejó
aceptara ser vendido como esclavo y entregara a Éurito el importe de la venta (y no a los
hijos de Ífito como dice Diodoro de Sicilia); por ello, tuvo que pasar tres años sometido a
Ónfale, reina de los lidios :
Afligido por una terrible enfermedad provocada por el asesinato de Ífito, arribó a
Delfos para preguntar sobre la manera de librarse del mal. Al no darle la Pitia ninguna
respuesta, decidió saquear el templo, llevarse el trípode y montar su propio oráculo. Pero
Apolo luchó con él y Zeus arrojó un rayo en medio de ambos; separados de esta forma,
Heracles obtuvo un vaticinio que afirmaba que conseguiría liberarse de la enfermedad
si era vendido, servía como criado durante tres años y pagaba una suma a Éurito como
indemnización por su crimen. En cuanto fue emitido el vaticinio, Hermes puso a
Heracles en venta y lo compró Ónfale, hija de Yárdano, reina de los lidios …
Éurito no aceptó la compensación ofrecida …
Más adelante, Licas cuenta los hechos por los que Heracles mereció semejante castigo :
la muerte violenta de Ífito :
268 “Con ocasión de un banquete, cuando estaba embriagado, le arrojó fuera. Estando
resentido por estas cosas, una vez que Ífito, a su vez, se dirigió a la acrópolis Tirintia
(Tirinto era la residencia habitual de Heracles) siguiendo las huellas de unos caballos
errantes, entonces, cuando tenía la vista en una parte y la mente en otra, le arrojó desde
una de las explanadas de una torre.
275 A causa de esta acción, se irritó el soberano Zeus Olímpico, padre de todos, y le
echó fuera para ser vendido, no tolerando que hubiese matado a traición, aunque fuera a
éste sólo”.
127
Higino difiere de Sófocles, Diodoro de Sicilia y el Pseudo-Apolodoro, ya que según él,
Hércules pasó al servicio de la reina Ónfale, como consecuencia de haber matado a su
esposa Mégara y a sus hijos, y no por haber matado a Ífito :
Durante el tiempo que permaneció junto a Ónfale, Heracles tuvo tres hijos : dos de Ónfale
(Agelao y Lamo) y uno tenido con anterioridad de una de las esclavas de la reina
(Cleodeo).
El Pseudo-Apolodoro, en la larga relación que hace de los hijos de Heracles, dice al hablar
de Ónfale : de Ónfale (Heracles) tuvo a Agelao, de quien desciende la estirpe de Creso
(Biblioteca Mitológica, II-7, 8).
Diodoro de Sicilia da más detalles : Ónfale reconoció el coraje de Heracles y, cuando supo
quién era y quiénes eran sus padres, quedó admirada por su valor y, después de liberarlo,
se unió a él y dio a luz a Lamo.
Antes, durante la época de esclavitud, Heracles ya había tenido un hijo de una esclava,
Cleodeo (Biblioteca Histórica, Libro IV-31, 8)
Durante esta época de esclavitud, Heracles desarrolló una gran actividad relatada por el
Pseudo-Apolodoro y Diodoro de Sicilia :
- mientras estuvo con Ónfale, se enfrentó, cerca de Éfeso (en la costa de Asia Menor,
junto al mar Egeo), a unos ladrones, los Cércopes;
- en Áulide (Beocia), mató a Sileo que obligaba a los extranjeros a cavar la tierra;
- en la isla de Dólique (que el mismo Heracles rebautizó con el nombre de Icaria),
dio sepultura al cuerpo de Ícaro;
- estando todavía al servicio de Ónfale, tuvo lugar la caza del jabalí de Calidón (en la
que no participó Heracles);
- Heracles convirtió en esclavos a los itonos que saqueaban gran parte del país de
Ónfale;
- también mató a una serpiente que, junto al río Sagaris, era el terror de los hombres
que allí vivían.
128
Diodoro de Sicilia lo cuenta de la forma siguiente : Heracles recuperó la salud y, mientras
fue esclavo de Ónfale, castigó a los que saqueaban el país. De los llamados cercopes, por
ejemplo, que robaban y cometían muchas fechorías, a unos los mató y a otros los hizo
prisioneros y los entregó encadenados a Ónfale (Biblioteca Histórica, Libro IV-31, 6 y 7).
Ovidio describe cómo Júpiter/Zeus convirtió a los Cércopes en monos, aunque no los
relaciona con Ónfale : En efecto, el padre de los dioses, enojado un día por los crímenes y
perjurios de los Cércopes y por los delitos de aquel pueblo pérfido, transformó a aquellos
hombres en animales deformes, para que pudieran parecer tan semejantes como
desemejantes al ser humano; acortó sus miembros, aplastó y acható sus narices desde la
frente, surcó sus rostros de arrugas seniles, cubrió por entero sus cuerpos de un pelaje
leonado y los arrojó a este país, no sin antes arrebatarles el uso de la palabra y de una
lengua nacida para crueles perjurios; sólo les dejó la facultad de quejarse con roncos
chillidos (Metamorfosis, Libro XIV, 91 a 100).
- En Áulide (ciudad de Beocia) a Sileo, que solía obligar a los extranjeros que pasaban
por allí a cavar la tierra, después de quemar sus viñedos hasta las raíces, le dio muerte
junto con su hija Jenódoce (Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, II-6, 3) :
Diodoro de Sicilia precisa que lo mató con la azada : A Sileo, que apresaba a los
extranjeros que se encontraban de paso y los obligaba a cavar sus viñas, lo mató
golpeándolo con su azada. (Biblioteca Histórica, Libro IV-31, 7).
- Cuando Heracles arribó a la isla de Dólique, al ver el cuerpo de Ícaro que había sido
llevado hasta la playa, le dio sepultura y denominó a la isla Icaria en lugar de Dólique
(Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, II-6, 3).
129
- Durante la época en que prestó servicio junto a Ónfale, se cuenta que tuvo lugar su
travesía hacia la Cólquide (lugar gobernado por Eetes y donde se encontraba el vellocino
de oro : Heracles acompañó a Jasón y a los argonautas en la búsqueda del vellocino de
oro), así como la caza del jabalí de Calidón (Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, II-
6, 3), feroz jabalí de albos dientes, no castrado, que hacía destrozos incontables en el
viñedo de Eneo (rey de Calidón, en Etolia), y que fue enviado por Ártemis, ofendida por
no haberle ofrecido Eneo en la colina del viñedo, las primicias (Ilíada, Canto IX, 529 a
549. Ver también : Biblioteca Mitológica, I-8, 1 y 2).
No consta que Heracles participara en la caza del jabalí, por lo que interpretamos que si el
Pseudo-Apolodoro menciona esta aventura, es porque el protagonista de la misma, Eneo,
fue el padre de la que será su segunda esposa, Deyanira.
Ovidio, con su elegancia acostumbrada, describe la caza del jabalí con gran belleza y
abundantes detalles, como si estuviera pintando un cuadro, utilizando para ello la palabra
en lugar del pincel : Metamorfosis, Libro VIII, 273 a 444.
- A los itonos, en fin, que saqueaban una gran parte del país de Ónfale, les arrebató su
botín y se apoderó de la ciudad que les servía de base para sus pillajes, convirtiendo en
esclavos a sus habitantes y arrasándola completamente (Biblioteca Histórica/Diodoro de
Sicilia, Libro IV-31, 7).
- En relación con la serpiente que vivía junto al río Sagaris, en Lidia, cuenta Higino que en
el país de los getas, que eran habitantes de Tracia, reinaba Carnabón. Allí llegó
Triptólemo subido en un carro tirado por dragones (dicen que éste fue el primero de todos
que utilizó una rueda para no demorarse en la carrera), enviado por Ceres/Deméter para
entregarles semillas de trigo, para que, con mayor facilidad, los oriundos y sus
descendientes pudieran abandonar la vida silvestre. Carnabón le tendió una emboscada,
pero Ceres se presentó en el lugar para defenderlo y castigó de un modo poco corriente al
rey por esta fechoría : Ceres, para recuerdo de los humanos, representó a Carnabón en el
cielo, sujetando en sus manos una serpiente como con intención de matarla. Y de esta
forma apareció la constelación de Ofiuco (Astronomía, Libro Segundo, 14. Ofiuco, 1).
Sin embargo, Higino ofrece otra versión, que es la que a nosotros interesa en este
momento : Otros, incluso, han demostrado que se trataba de Hércules matando una
serpiente, junto al río Sagaris, en Lidia, la cual había hecho desaparecer a un buen
número de hombres y privaba al río de sus beneficios. Por este hecho, Ónfale, reina de
Lidia, lo envió a Argos cargado de regalos y Júpiter lo colocó en el cielo por su valentía
(Astronomía, Libro Segundo, 14. Ofiuco, 2).
Siguiendo con el relato, Éurito vivía todavía en su reino de Ecalia, aunque su hijo Ífito
había muerto ya. Como Heracles no le había perdonado los sufrimientos que tuvo que
soportar como esclavo de Ónfale, una vez terminado su destierro, se dispuso a ejecutar el
juramento que se había hecho a sí mismo : prometió que esclavizaría al causante de este
sufrimiento (Éurito), juntamente con su hijo y su mujer, y no frustró esta palabra, sino
que, cuando estuvo purificado, reclutando a un ejército aliado, se dirigió contra la ciudad
de Éurito. Pues decía que entre los mortales, sólo éste era el culpable de semejante
oprobio contra él … (Traquinias/Sófocles, 253 a 262).
130
Sófocles precisa que cuando ocurrió la muerte de Ífito, Heracles y Deyanira estaban ya
casados, puesto que, como consecuencia del crimen cometido, ambos fueron desterrados a
Traquis : Deyanira se queja porque, mientras ella permanece en Traquis, nadie sabe dónde
se encuentra Heracles. Más adelante, Hilo y Licas le explicarán que durante esta ausencia,
Heracles fue vendido como esclavo y, tras su liberación, se enfrentó a Éurito, a quien dio
muerte a la vez que conquistó su ciudad, Ecalia, llevándose como esclavas a una serie de
mujeres, entre ellas a Yole, hija de Éurito:
Como iremos viendo a lo largo del relato que sigue, los temores de Deyanira estaban
justificados, y será su hijo Hilo quien, el primero, le hable del año que su padre ha
trabajado como siervo para una mujer lidia (v. 69 y 70), y que, después, ha emprendido
una expedición contra la tierra Eubea, contra la ciudad de Éurito, o que está a punto de
hacerlo (v. 74 y 75).
Posteriormente, Licas, heraldo de Heracles, llegará ante Deyanira acompañado de un
grupo de esclavas que Heracles, después de destruir la ciudad de Éurito, las escogió
como botín selecto para él mismo y para los dioses (v. 244 y 245).
A continuación Licas le habla de la bárbara Ónfale en cuyo poder Heracles pasó un año.
Siguiendo el relato del Pseudo-Apolodoro, unos dicen que era hija de Altea y Eneo, rey de
Calidón, ciudad situada junto al golfo de Corinto, en Etolia, región que el río Aqueloo
separa de Acarnania.
Otros dicen que era hija de Altea y de Dioniso/Baco, el famoso dios del vino, gran amigo
de Eneo, tanto que éste fue el primero en recibir de Dioniso la planta de la vid :
131
Sófocles cuenta que Deyanira sentía una repugnancia muy dolorosa por el matrimonio
porque tenía como pretendiente un río, Aqueloo, del que hace la siguiente descripción :
Sin embargo, su repugnancia se transformó en gran alegría cuando Heracles luchó por
ella contra su despreciado pretendiente :
132
Libro IV-35, 3 y 4 :
003 En su deseo de complacer a los calidonios, Heracles desvió el curso del río Aqueloo
y, al disponer otro lecho para el río, hizo que fuera fértil una vasta franja de tierra,
regada a partir de entonces por el curso de agua mencionado.
004 Por eso algunos poetas han convertido el hecho en un relato mítico. Presentan, en
efecto, a Heracles entablando combate con Aqueloo, tras tomar el río la forma de un
toro. En el curso de la lucha, Heracles le partió uno de sus cuernos y lo entregó como
regalo a los etolios. Lo llaman “Cuerno de Amaltea” y en él imaginan una gran
abundancia de todos los frutos otoñales : uvas, manzanas y otras frutas similares.
Pero, en esta figuración enigmática de los poetas, el cuerno de Aqueloo representa la
corriente de agua que discurre por el canal, y las manzanas, las granadas y los racimos
significan la región fructífera regada por el río y la profusión de plantas productoras de
fruto …
Además de las actividades llevadas a cabo por Heracles mientras estuvo bajo las órdenes
de Ónfale (los cércopes/cercopes, Sileo, Ícaro, travesía hacia la Cólquide, los itonos y la
serpiente del Sagaris), el Pseudo-Apolodoro (y anteriormente Diodoro de Sicilia) habla de
nuevas aventuras que el héroe emprendió una vez terminado su período de esclavitud :
- Por un lado se dirigió a Ilión (Troya) para vengarse de Laomedonte que se negó
a entregarle las yeguas de Ganimedes a pesar de haber salvado a su hija Hesíone
del monstruo marino enviado por Posidón (Biblioteca Mitológica, II-6, 4).
133
- Conquistada Ilión, intentó regresar al Peloponeso, pero Hera provocó una tormenta
que lo arrojó a las costas de la isla de Cos, en el mar Egeo (Bib. Mitolog, II-7, 1).
- Estando en Cos, Atenea le pidió que ayudara a los dioses en la lucha contra los
Gigantes o “gigantomaquia”, lucha que tuvo lugar en Flegra, llanura que Heródoto
(Historia, VII-123, 1) identifica con Palene, en la península Calcídica (II-7, 1).
- Posteriormente, siempre según el Pseudo-Apolodoro, Heracles se dirigió a Arcadia
donde formó un ejército con el que emprendió una expedición contra Augías en
represalia por no haber cumplido su promesa de entregarle la décima parte de sus
ganados si limpiaba sus establos en un solo día, objeto del quinto trabajo impuesto
por Euristeo (Biblioteca Mitológica, II-7, 2)
- Después marchó contra Pilos donde mató a Neleo que, en su día, le negó el rito de
la purificación que Heracles le pedía por haber matado a Ífito, hijo de Éurito. En
este encuentro, Heracles se enfrentó e hirió a Hades, Hera y Ares (B. M. II-7, 3).
- Tras la conquista de Pilos, se dirigió a Lacedemonia (o Laconia) para enfrentarse
a Hipocoonte y sus hijos, con quienes tenía dos cuentas pendientes, ya que, por un
lado lucharon contra él aliándose con Neleo, y por otro, habían matado,
golpeándolo con palos, a Eono, hijo de Licimnio hermano de Alcmena (II-7, 3).
- Posteriormente se dirigió a Ecalia, deseoso de vengarse de Éurito que se negó a
entregarle a su hija Yole a pesar de haber resultado vencedor en el concurso del tiro
al arco (Biblioteca Mitológica, II-7, 7).
Los relatos de los diferentes autores son bastante confusos ya que, aunque cuentan más o
menos los mismos acontecimientos, no siempre los sitúan en el mismo orden cronológico.
En nuestro intento por introducir una lógica en el desarrollo de los hechos, recordemos los
siguientes puntos :
- Para realizar el noveno trabajo ordenado por Euristeo, Heracles tuvo que ir hasta
Temiscira, puerto y ciudad situados en la costa del Ponto Euxino (Mar Negro), en
Asia Menor. Allí se encontró con Hipólita, hija de Ares y reina de las Amazonas,
cuyo cinturón, regalo de su padre, tenía que entregar a Admete, la hija de Euristeo.
134
- Tras conseguir el cinturón y a causa de los problemas ocasionados por la vengativa
Hera, Heracles abandonó Temiscira y llegó a Ilión/Troya.
- En Troya se encontró con una situación delicada, ya que por culpa de su rey,
Laomedonte, que no había pagado, como se había comprometido, a Apolo y
Posidón los trabajos que le hicieron, tenía que soportar la peste que Apolo le envió,
y la acción de un monstruo marino enviado por Posidón y que estaba a punto de
devorar a Hesíone, hija del rey.
- Heracles, salvó a Hesíone y, a cambio, Laomedonte se comprometió a entregarle
las yeguas de Ganímedes : tampoco cumplió el rey lo prometido, por lo que
Heracles, que tenía que marcharse, dejó para más adelante, el volver para reclamar
lo que le habían prometido.
- Heracles dejó Troya porque tenía que entregar a Admete, hija de Euristeo, el
cinturón de Hipólita, y, además, tenía que ponerse de nuevo a disposición de
Euristeo, puesto que aún le quedaban varios trabajos por hacer.
Salvada Hesíone, Heracles reclamó a Laomedonte las yeguas o caballos prometidos, pero
como éste no accedió a entregarle lo estipulado, Heracles se hizo a la mar tras
amenazarle con emprender la guerra contra Troya … Antes de cumplir la amenaza de
emprender una guerra contra Troya, Heracles llevó el cinturón de Hipólita a Micenas y se
lo dio a Euristeo (Biblioteca Mitológica, II-5, 9).
135
003 Tras arribar a la costa de la Tróade, Heracles en persona, en compañía de sus
mejores hombres, avanzó contra la ciudad …
004 Entonces Laomedonte volvió atrás y, al enfrentarse a los hombres de Heracles junto
a la ciudad, él mismo cayó así como la mayor parte de los que combatían a su lado.
Heracles tomó la ciudad al asalto y en la riña degolló a muchos de sus habitantes, y
luego entregó el reino de los Ilíadas a Príamo en virtud de su sentido de la justicia.
005 Príamo, en efecto, era el único de los hijos de Laomedonte que se había opuesto a su
padre y le había aconsejado que devolviera las yeguas a Heracles en cumplimiento de la
promesa.
Heracles recompensó a Telamón por sus proezas, entregándole a la hija de
Laomedonte, Hesíone …
136
luego entregó el reino a Príamo por su justicia y, tras sellar con él un pacto de amistad,
zarpó en compañía de los Argonautas.
007 Algunos poetas antiguos, sin embargo, nos han transmitido que Heracles no tomó
Troya con los Argonautas, sino que lo hizo en una expedición particular con seis naves y
a causa de las yeguas. El mismo Homero atestigua esta versión en los versos siguientes :
648 “¡Tlepólemo!. En efecto, aquél (Hércules) arruinó la sacra Ilio (una primera vez)
649 por las insensateces de un hombre, el admirable Laomedonte,
650 que amonestó con malignas palabras a quien le había hecho bien
651 y no pagó con los caballos por los que de lejos había venido …”.
137
I.3.07 Una tempestad enviada por Hera arroja a Heracles a la isla de Cos :
Así, cuando Heracles zarpó de Troya (donde se enfrentó y mató a Laomedonte), Hera
envió en su contra terribles tempestades (Biblioteca Mitológica, II-7, 1).
Empujado por una de estas tempestades, Heracles llegó navegando hasta las proximidades
de Cos. La isla, donde nació en el 460 a.C. Hipócrates, el padre de la medicina, está situada
en el mar Egeo, cerca de las costas de Asia Menor.
Homero ya había informado anteriormente sobre esta actuación de Hera contra Hércules,
aportando el testimonio de Sueño diciéndole a Hera : “tu ánimo urdió males contra él
(Hércules) : levantaste sobre el ponto (mar Egeo) soplos de vientos siniestros y luego lo
desviaste y llevaste a la bien habitada Cos lejos de todos los suyos (Ilíada, Canto XIV, 253
a 256 y también, Canto XV, 18 a 30).
Los coos, pensando que eran piratas intentaron impedir su desembarco, pero Heracles se
apoderó por la noche de la ciudad, dio muerte al rey Eurípilo, hijo de Astipalea y Posidón,
pero fue herido en la batalla por Calcodonte aunque sin consecuencias puesto que contaba
con la protección directa de Zeus. (Biblioteca Mitológica, II-7, 1).
Otro argumento que obliga a distinguir los dos “Eurípilos” consiste en que la importante
participación de Eurípilo en la guerra de Troya señalada por Homero, concuerda con el
Eurípilo, de Órmeno u Ormenio, ciudad de Magnesia en Tesalia, que el Pseudo-Apolodoro
presenta participando en la guerra de Troya con cuarenta naves (Epítome III, 14), pero no
concuerda cronológicamente con la noticia de la muerte a manos de Heracles del Eurípilo
(hijo de Astipalea y Posidón) gobernando la isla de Cos, antes de la “gigantomaquia”, tal y
como cuenta el Pseudo-Apolodoro (Biblioteca Mitológica, II-7, 1).
Por eso es necesario concluir que el Pseudo-Apolodoro habla de dos “Eurípilo” distintos :
uno hijo de Astipalea y Posidón, y el otro, hijo de Evemón. Ya hemos explicado porqué el
hecho de que el Pseudo-Apolodoro hable de Eurípilo rey de Cos, y Homero considere a
Cos la ciudad de Eurípilo, no permite concluir de que el Eurípilo nombrado por ambos
narradores se refiera a un mismo personaje.
138
BIBLIOTECA MITOLÓGICA (Pseudo-Apolodoro) : I-6, 2 :
Polibotes, a través del mar, hostigado por Posidón, arribó a Cos; pero desprendió
Posidón la porción de la isla llamada Nisiro y la arrojó contra él.
139
ILÍADA (Homero) : Canto XV, 18 a 30 : Zeus le dice a Hera :
018 “¿No recuerdas cuando estabas suspendida en lo alto y de los pies
019 te colgué sendos yunques y te rodeé las manos con una cadena
020 áurea e irrompible?. En el éter y en las nubes estabas
021 suspensa; y los dioses exigían venganza en el vasto Olimpo,
022 pero no podían acercarse a desatarte. Al que cogía lo agarraba
023 y a empellones lo precipitaba fuera del umbral, hasta hacerlo llegar
024 a tierra bien maltrecho. Ni aún así mi ánimo se aliviaba
025 del incesante dolor que sentía por el divino Hércules,
026 al que con ayuda del viento Bóreas y persuadiendo a sus huracanes
027 enviaste por el proceloso ponto gracias a tus pérfidos ingenios
028 y luego desviaste y llevaste a la bien habitada Cos.
029 De allí yo lo saqué y reintegré de nuevo a Argos, pastizal
030 de caballos, aunque hubo de soportar numerosas pruebas”.
I.3.08 Atenea, enviada por Zeus, le pide a Heracles que ayude a los dioses en su lucha
contra los gigantes :
Tras saquear Cos, arribó a Flegra por un aviso de Atenea y en unión de los dioses
combatió contra los gigantes (Pseudo-Apolodoro/Biblioteca Mitológica, II-7, 1).
Observemos que Heracles se desplazó desde la isla de Cos a Flegra por un aviso de
Atenea, ya que cuando los dioses fueron atacados por los gigantes, Zeus … por medio de
Atenea llamó en su ayuda a Heracles porque sin él la victoria era imposible, puesto que
los dioses estaban en posesión de un vaticinio según el cual ningún Gigante podría
perecer a manos de los dioses, mientras que si un mortal luchaba en su bando moriría
(Biblioteca Mitológica, I-6, 1).
Heracles acude en auxilio de los dioses enfrentándose a los gigantes que les disputan su
soberanía, participando así en la batalla que conocemos con el nombre de
“gigantomaquia”.
Es difícil situar el escenario donde tuvo lugar este enfrentamiento, porque los distintos
relatos hablan de distintos lugares; no obstante, tradicionalmente suele elegirse como el
más probable, la península de Palene (llamada anteriormente Flegra, según Heródoto),
formando parte de la Calcídica (Macedonia).
140
Heracles conocía ya la región de Tracia, desde que Euristeo, como octavo trabajo le
ordenó traer a Micenas las yeguas del tracio Diomedes. Éste, hijo de Ares y Cirene, era
rey de los bístones, pueblo de Tracia muy belicoso, y tenía unas yeguas devoradoras de
hombres. Además, Heracles fundó allí la ciudad de Abdera (Biblioteca Mitológica, II-5, 8).
I-6, 2 :
Polibotes a través del mar, hostigado por Posidón, arribó a Cos; pero desprendió
Posidón la porción de la isla llamada Nisiro y la arrojó contra él.
Diodoro de Sicilia indica varios lugares donde los gigantes se enfrentaron a los dioses,
pero al hablar de esta batalla, incurre en una contradicción al intentar precisar quienes
fueron los que realmente se enfrentaron a los gigantes; unas veces presenta la
“gigantomaquia” como un enfrentamiento entre los gigantes y los dioses apoyados por
Heracles (resultando los dioses vencedores), y otras, como un enfrentamiento entre los
gigantes y Heracles apoyado por los dioses (resultando Heracles vencedor) :
141
Cuando los gigantes, en Palene, se decidieron a entrar en guerra contra los Inmortales,
Heracles combatió junto a los dioses y, al dar muerte a muchos de los hijos de Gea
(Tierra), se granjeó la más grande aceptación.
Pausanias afirma que el enfrentamiento entre los gigantes que habitaron en Tracia y el
Istmo de Pelene (la más occidental de las tres penínsulas de la Calcídica), y los dioses, tuvo
lugar en Trapezuntia, junto al río Alfeo, en Arcadia, y no en Palene de Tracia :
142
Aunque parece imposible dar por definitivamente válida ninguna de las ubicaciones
señaladas, lo cierto es que Heracles acudió en auxilio de los dioses enfrentándose a los
gigantes que les disputaban su soberanía :
I-6, 2
Porfirio (paradójicamente, en este episodio, Heracles y la siempre vengativa Hera
parecen estar unidos contra los gigantes).
En cuanto a Porfirio se enfrentó en la batalla a Heracles y Hera. Pero Zeus le hizo
concebir deseo por Hera, y ella al desgarrarle Porfirio el peplo con la intención de
violentarla, gritó en demanda de ayuda y, al tiempo que Zeus lo fulminaba con el rayo,
Heracles le dio muerte con sus flechas.
Efialtes
A Efialtes Apolo le atravesó con una flecha el ojo izquierdo y Heracles el derecho.
Hemos visto cómo el primer contacto entre Heracles y Augías tuvo lugar con ocasión del
quinto trabajo en el que tuvo que sacar en un solo día el estiércol de los ganados de
Augías; Heracles llegó ante Augías y, sin revelarle el encargo de Euristeo, declaró que
sacaría fuera en un solo día el estiércol si le entregaba la décima parte de sus ganados.
Augías, escéptico, aceptó la propuesta y Heracles consiguió su objetivo abriendo una
brecha en los cimientos del establo y desviando los cursos del Alfeo y del Peneo, los hizo
pasar por allí y así limpió el estiércol acumulado (Biblioteca Mitológica, II-5, 5).
Augías no cumplió lo acordado y, aunque Heracles tuvo que marcharse con las manos
vacías, no olvidó la ofensa de Augías, motivo por el que, posteriormente, emprendió una
expedición contra él.
143
Diodoro de Sicilia sitúa la expedición de castigo de Heracles contra Augías,
inmediatamente después de la toma de Troya y la muerte de Laomedonte, y no después de
la “gigantomaquia” como hará el Pseudo-Apolodoro :
Dos son las diferencias existentes entre ambos relatos : el nombre de la hija (Hipólita o
Mnesímaca) que iba a casarse con Azán (según Diodoro de Sicilia) o con el centauro
Euritión (según el Pseudo-Apolodoro).
Desde Feneo, Heracles efectuaba sus salidas, y en una de ellas penetró nuevamente en la
Élide y dio muerte al rey Augías :
144
El Pseudo-Apolodoro cuenta que este segundo encuentro entre Heracles y Augías, tuvo
lugar después de la “gigantomaquia”. Heracles se dirigió hacia Arcadia para reunir un
ejército : no mucho después, habiendo reclutado un ejército arcadio y acogido
voluntarios de entre los nobles de la Hélade, emprendió una expedición contra Augías
(Biblioteca Mitológica, II-7, 2).
Una vez reunido el ejército, Heracles marchó contra Élide y se apoderó de la ciudad y,
luego de matar a Augías junto con sus hijos, hizo volver a Fileo (hijo de Augías) y le cedió
el reino. Además instituyó el certamen olímpico, erigió un altar a Pélope y construyó seis
altares para los doce dioses (Biblioteca Mitológica, II-7, 2).
El enfrentamiento entre Heracles y Augías, empezó con una derrota del héroe ocasionada
por los Moliónidas (los siameses Éurito y Ctéato, hijos de Molíone y Áctor), al fracasar la
tregua que Heracles, enfermo, intentó acordar con sus adversarios :
Para conseguir la victoria sobre los eleos de Augías, Heracles tuvo que recurrir a la astucia
(o a la traición), aprovechando la celebración de los terceros festivales ístmicos en el Istmo
de Corinto, para tender una emboscada a los Moliónidas en Cleonas, ocasionándoles la
muerte. A continuación, pudo marchar contra Élide, apoderarse de la ciudad, matar a
Augías y nombrar rey al hijo de éste, Fileo.
En esta ocasión, Heracles instituyó el certamen olímpico :
145
una emboscada en Cleonas y les dio muerte; a continuación marchó contra Élide y se
apoderó de la ciudad y, luego de matar a Augías junto con sus hijos, hizo volver a Fileo
y le cedió el trono.
Además instituyó el certamen olímpico, erigió un altar a Pélope y construyó seis altares
para los doce dioses.
Diodoro de Sicilia había contado una historia parecida, ignorando la existencia de los
Moliónidas, y explicando que una procesión en honor de Posidón había sido enviada de la
Élide al Istmo de Corinto y que al frente de ella iba Éurito, el hijo de Augias; Heracles,
saliendo de Feneo, se lanzó inesperadamente sobre Éurito y lo mató junto a Cleonas … A
continuación emprendió una campaña contra la Élide y dio muerte al rey Augias y, una
vez que hubo tomado la ciudad al asalto, envió a buscar a Fileas (o Fileo), el hijo de
Augias, y le entregó el reino (Biblioteca Histórica, Libro IV, 3 y 4).
Tras la conquista de Élide Heracles marchó contra Pilos (Biblioteca Mitológica, II-7, 3).
Dos parecen ser los motivos por los que Heracles marchó contra Pilos :
- Uno tiene que ver con la ayuda que los de Pilos (pilios) prestaron a los de Élide,
contra Heracles, tal y como explica Pausanias : acudieron en defensa de los eleos
los de Pilo de Élide … (Pausanias/Descripción de Grecia, Libro V-3, 1).
- El otro está relacionado con Neleo, rey de Pilos, que le negó a Heracles el rito de la
purificación, después que éste matara a Ífito.
146
BIBLIOTECA MITOLÓGICA (Pseudo-Apolodoro) : I-9, 9 y 10 :
009 Más tarde (Pelias y Neleo) se enfrentaron entre sí y Neleo, tras ser expulsado, llegó
a Mesenia y fundó Pilos. Se desposó con Cloris, hija de Anfión, de quien tuvo una hija,
Pero, y varones … Néstor y Periclímeno, al que Posidón otorgó la facultad de cambiar
de forma …
Tras la muerte de Ífito, hijo de Éurito, Heracles, para purificarse por el crimen cometido,
recurrió a Neleo, pero éste se negó a efectuar el rito de purificación : debido al asesinato
de Ífito, Heracles fue atacado por un mal, por lo que se presentó ante Neleo en Pilos y le
rogó que le purificara de su crimen. Neleo, pues, deliberó con sus hijos y, salvo Néstor, el
más joven de ellos, todos estaban de acuerdo en que no accediera al rito de purificación
(Biblioteca Histórica/Diodoro de Sicilia, Libro IV-31, 4).
Higino confirma en sus Fábulas la negativa de Neleo (al que considera hijo de Hipocoonte
en lugar de hijo de Posidón) a efectuar el rito de la purificación, pero explica que el crimen
cometido por Heracles y del que tenía que purificarse, fue cometido sobre su esposa
Mégara y sus hijos, y no sobre Ífito :
Volviendo al relato del Pseudo-Apolodoro, sabemos que con la invasión de Pilos, Heracles
se disponía a vengar la ofensa de que fue objeto, matando a Periclímeno, el más valeroso
de los hijos de Neleo, a Neleo y a sus otros hijos, salvo a Néstor :
147
Sobre la capacidad de cambiar de forma de Periclímeno :
A este episodio se había referido la Ilíada, poniendo en boca de Néstor, hijo de Neleo, las
siguientes palabras :
ILÍADA (Homero) : Canto XI, 690 a 693 : cuenta Néstor, hijo de Neleo :
690 “Nos había maltratado el pujante Hércules cuando vino
691 en los años anteriores y mató a todos los mejores :
692 doce habíamos sido los hijos del intachable Neleo,
693 y yo solo quedaba, pues todos los demás habían perecido …”.
[OBSERVACIONES : Homero y Ovidio, hablan de los doce hijos de Neleo, mientras que
Higino, en la Fábula XXXI antes citada, le reconoce solo diez].
ILÍADA (Homero) : Canto V, 392 a 400 : Dione le cuenta a Afrodita que muchos dioses
han sufrido por culpa de los hombres :
392 “También padeció Hera cuando el esforzado hijo de Anfitrión (Heracles)
393 le acertó en el seno derecho con una flecha trifurcada;
148
394 y también de ella se apoderó entonces un dolor incurable.
395 Padeció como ellos el monstruoso Hades una veloz flecha,
396 cuando ese mismo hombre (Heracles), el hijo de Zeus, portador de la égida,
397 le acertó en Pilo entre los cadáveres y lo entregó a los dolores.
398 Mas él fue a la morada de Zeus y al vasto Olimpo
399 con el corazón angustiado, transido de dolores : la flecha
400 estaba hundida en el robusto hombro y atormentaba su ánimo …”.
Pausanias explica porqué Hades luchó contra Heracles al lado de los pilios : en Elis,
capital de Élide, había un templo y un recinto sagrado consagrados a Hades, y por eso,
porque recibía honores en Pilo, Hades se puso de su lado y se enfrentó a Heracles. En
apoyo a su afirmación, intercala en el texto los versos de la Ilíada que acabamos de
transcribir :
Ares también se puso del lado de los pilios para luchar con Heracles. El propio Heracles,
intentando evitar el enfrentamiento con Cicno, le explica lo que le ocurrió a Ares, su padre,
cuando se enfrentó a él : con una lanza alcanzó su muslo y abrió una enorme raja en su
carne :
149
365 al empuje de mi lanza cayó a tierra, boca abajo, en medio del polvo
366 y allí se habría visto humillado entre los Inmortales,
367 dejando en nuestras manos sangrientos despojos …”.
Tras la victoria sobre Neleo en Pilos, Heracles se dirigió hacia Lacedemonia (o Laconia)
en busca de Hipocoonte y de sus hijos, con quienes también tenía cuentas pendientes, por
haberse aliado con Neleo y por haber causado la muerte de Eono, hijo de Licimnio.
El asunto tiene su origen en Ébalo, rey de Esparta, capital de Lacedemonia, y con los hijos
de éste : Tindáreo (tenido con Gorgófone, hija de Perseo, casada en primeras nupcias con
Perieres, hijo de Eolo, rey de Mesenia) e Hipocoonte (tenido con la ninfa náyade Batía,
(a no confundir con Batía hija de Teucro y esposa de Dárdano, fundador de Dardania,
futura Troya, por lo que a los troyanos se les conocía también con el nombre de dárdanos).
Según Diodoro de Sicilia, dos fueron los hechos que irritaron particularmente a Heracles :
- Hipoconte/Hipocoonte expulsó de Esparta a su hermano Tindáreo,
- y los hijos de Hipocoonte, mataron a Eono, hijo de Licimnio, tío de Heracles.
150
El relato del Pseudo-Apolodoro precisa que dos fueron también los motivos por los que
Heracles se enfrentó a los lacedemonios :
- el que se hubieran aliado con Neleo contra él, y, sobre todo,
- que hubieran matado a Eono, hijo de Licimnio.
La muerte de Eono, fue el resultado de un ahecho que puede calificarse de fortuito : Eono
se vio obligado a matar a un perro que le atacó delante del palacio de Hipocoonte; los
Hipocoóntidas, irritados por lo ocurrido, lo mataron a él.
Más adelante Pausanias coincide con el Pseudo-Apolodoro en el relato de este episodio.
Para el Pseudo-Apolodoro, la muerte de Eono, parece ser el verdadero motivo por el que
emprendió la guerra contra los lacedemonios :
Tras conseguir la colaboración del arcadio Cefeo (hijo de Áleo y por consiguiente,
hermano de Auge) y de sus hijos, empezó la batalla :
151
Pausanias repite lo acontecido con la muerte de Eono, hijo de Licimnio, a manos de los
hijos de Hipocoonte : ayudó a comenzar la guerra además este otro incidente : Eono, un
joven muchacho, primo de Heracles –era hijo de Licimnio, hermano de Alcmena-, llegó a
Esparta juntamente con Heracles. Paseaba y miraba la ciudad, cuando llegó a la casa de
Hipocoonte; allí un perro guardián le atacó. Eono tiró una piedra y mató al perro.
Entonces los hijos de Hipocoonte salieron corriendo y golpeando a Eono con porras lo
mataron (Descripción de Grecia, Libro III-15, 4)
Reproducimos y completamos los textos que explican, según Pausanias, los motivos que
enfurecieron a Heracles y le llevaron a atacar a Laconia :
Pausanias añade que Heracles, agradecido a los dioses por su victoria sobre Hipocoonte y
sus hijos, levantó un santuario a Atenea y otro a Hera, porque no encontró ningún estorbo
por parte de Hera, su eterna perseguidora :
152
009 Sólo los lacedemonios de entre los griegos tienen la costumbre de dar a Hera el
sobrenombre de Egófaga (“que come cabras”) y de sacrificar cabras a la diosa. Dicen
que Heracles fundó el santuario y fue el primero que sacrificó cabras, porque en su
lucha contra Hipocoonte y sus hijos no encontró ningún estorbo por parte de Hera,
como pensaba que la diosa se había opuesto a él en otras ocasiones. Dicen que él
sacrificó cabras, porque carecía de otras víctimas propiciatorias.
I.3.12 Desde Lacedemonia, pasa por Tegea (Arcadia), antes de llegar a Calidón
(Etolia) :
Heracles, tras vencer a Hipocoonte y vengar la muerte de su primo Eono, devolvió el reino
de Esparta (ciudad de Lacedemonia/Laconia) a Tindáreo, hermano de Hipocoonte.
Diodoro de Sicilia cuenta que de regreso de esta expedición, al volver hacia Arcadia, se
detuvo en casa del rey Áleo y se unió en secreto a su hija Auge, la dejó encinta y regresó
a Estinfalo, lago y ciudad de Arcadia (Biblioteca Histórica, Libro IV-33, 7), lugar que
Heracles ya había visitado con ocasión de la realización del sexto de sus trabajos, cuando
recibió de Euristeo la orden de expulsar las aves del lago Estinfalo (Biblioteca Histórica,
Libro IV-13, 2).
Cuando Áleo, al ver el bulto del vientre de su hija, descubrió la fechoría, y supo que quien
la había violado era Heracles, entregó su hija a su amigo Nauplio con la orden de que la
arrojara al mar. Cuando era llevada hacia Nauplia (ciudad y puerto situados en el golfo
Argólico) y se encontraba al pie del monte Partenio …, Auge se retiró a un bosque
cercano y allí dio a luz a un hijo varón que dejó oculto en unos matorrales. Llegados al
puerto de Nauplia, en Argólide, Nauplio, en lugar de arrojarla al mar, regaló a Auge a unos
extranjeros carios que zarpaban rumbo a Asia (Caria es una región situada hacia el sureste
de Asia Menor, cuyas costas se hallan bañadas por el mar Egeo). Éstos llevaron a Auge a
Asia y la entregaron a Teutrante, rey de Misia, región situada al sur de la Tróade
(Biblioteca Histórica, Libro IV-33, 8, 9 y 10).
El Pseudo-Apolodoro cuenta que cuando Heracles llegó a Tegea, sedujo a Auge, hija de
Áleo, con la que tuvo un hijo que su madre ocultó en el recinto sagrado de Atenea al haber
sido concebido a espaldas de su padre Áleo. En castigo, la tierra permanecía estéril.
153
nios Hipocoonte y sus hijos, lucha en la que Cefeo y la mayor parte de sus hijos
encontraron la muerte (Biblioteca Mitológica, II-7, 3).
Pausanias recoge los distintos relatos que cuentan la relación entre Heracles y Auge.
Por una parte cuenta que, según el relato de Hecateo, Aleo supo del romance entre
Heracles y Auge cuando ya había nacido su hijo; al descubrirlo, Aleo arrojó al mar a la
madre y al hijo metidos en un arca que fue a parar a la llanura del Caico, río que cruza
Misia donde reinaba Teutrante que se enamoró de Auge y se casó con ella.
154
010 Después de morir Aleo, Licurgo, su hijo, obtuvo el reino (Tegea) por derecho de
antigüedad…
Tenía dos hijos, Anceo y Époco. Époco se puso enfermo y murió, mientras que Anceo
tomó parte con Jasón en el viaje a la Cólquide, y después al intentar dar muerte con
Meleagro a la fiera de Calidón, el jabalí lo mató.
En otro lugar, recoge tradiciones que se asemejan a lo contado por Diodoro de Sicilia y el
Pseudo-Apolodoro :
El Pseudo-Apolodoro nos permite hacer una primera observación sobre el origen del
nombre de la ciudad de Calidón : De Etolo y Prónoe, hija de Forbo, nacieron Pleurón y
Calidón, de quienes tomaron su nombre las ciudades de Etolia (Biblioteca Mitológica,
I-7, 7).
155
Antonino Liberal hace a Deyanira hija de Eneo y Altea : Eneo, hijo de Porteo, hijo de
Ares, reinó en Calidón, y tuvo de Altea, hija de Testio, a Meleagro, Fereo, Agéleo, Toxeo,
Clímeno y Perifante; hijas suyas fueron Gorge, Eurimede, Deyanira y Melanipe
(Metamorfosis, II, 1).
Eneo, al ofrecer a todos los dioses las primicias de los frutos habidos durante el año en la
comarca, se olvidó tan sólo de Ártemis, y ella, llena de ira, envió un jabalí de tamaño y
fuerza extraordinarios que dejaba yerma la tierra y aniquilaba los ganados y a todo ser
con el que se topaba (Biblioteca Mitológica, I-8, 2).
Durante la época en que Heracles prestó servicio junto a Ónfale, se cuenta que tuvo lugar
156
su travesía hacia la Cólquide en busca del vellocino de oro junto a Jasón y los demás
Argonautas, y la caza del jabalí de Calidón … (Biblioteca Mitológica, II-6, 3).
Heracles, tras pasar por Tegea, seducir a Auge hija de Aleo y tener con ella un hijo,
Télefo, que fue abandonado en el monte Partenio, arribó a Calidón, pretendió casarse con
Deyanira hija de Eneo, y, para conseguirlo, tuvo que enfrentarse al dios-río Aqueloo que
había tomado la apariencia de un toro :
II-7, 8 :
(Heracles) con Deyanira, hija de Eneo, tuvo a Hilo, Ctesipo, Gleno y Onites …
Según Ovidio, Aqueloo le cuenta a Teseo : “Si alguna vez llegó a tus oídos el nombre de
una tal Deyanira, fue ésta en otro tiempo una joven bellísima, esperanza codiciada de
muchos pretendientes” (Metamorfosis, IX, 8, 9 y 10). Todos los pretendientes
abandonaron ante la presencia de Aqueloo y Hércules/Heracles.
Hércules alegaba ser hijo de Júpiter/Zeus y la gloria que le proporcionaron la realización
de los trabajos cumplidos.
Aqueloo alegaba ser el rey de las aguas y reprochaba a Hércules su condición de mortal, al
ser el fruto del adulterio de su madre Alcmena.
La reacción de Hércules no se hace esperar : “Mi diestra es mejor que mi lengua. Con tal
que gane yo en la lucha, vence tú en las palabras (Metamorfosis, IX, 29 y 30).
Sigue una descripción detallada de la lucha cuerpo a cuerpo emprendida por los dos
pretendientes, que termina cuando Hércules arranca un duro cuerno del testuz de Aqueloo
transformado en toro (IX, 32 a 88). El Aqueloo ocultó entre sus ondas su agreste rostro y
su cabeza amputada de un cuerno (Metamorfosis, IX, 96 y 97).
De esta forma, Hércules consigue hacer de Deyanira su nueva esposa.
I.3.14 Desde Calidón (Etolia), Heracles marcha contra los Tesprotos de Tesprótida
(Épiro). Con Astíoque tiene un hijo : Tlepólemo.
Esta expedición le proporcionó a Heracles un nuevo hijo, Tlepólemo, tenido con Astíoque,
hija de Fileas (Diodoro de Sicilia) o Filante (Pseudo-Apolodoro), el rey de los tesprotos :
157
Heracles efectuó una expedición con los calidonios contra los tesprotos, tomó al asalto
la ciudad de Éfira y dio muerte a Fileas, el rey de los tesprotos.
Hizo prisionera a la hija de Fileas (Astíoque), se unió a ella y engendró a Tlepólemo.
Heródoto, a propósito de la segunda guerra médica, detalla las fuerzas que constituían la
flota griega, diciendo a propósito de los tesprotos : Todos estos pueblos que integraban la
flota residen al este de Tesprotia y del río Aqueronte, pues los tesprotos son vecinos de los
ambraciotas y de los leucadios, que constituían los aliados procedentes de las regiones
más occidentales (Historia, Libro VIII-47). Anteriormente también había hablado del río
Aqueronte, en el país de los Tesprotos … (Historia, Libro V-92, η, 2).
Pausanias habla del mismo lugar, diciendo : En el país de los tesprotios hay también otras
cosas dignas de ver : el templo de Zeus en Dodona y la encina sagrada del dios. Junto a
Ciquiro está la laguna llamada Aquerusia y el río Aqueronte, y también corre el agua
funestísima del Cocito. Me parece que Homero, justamente por haber visto estas aguas, se
atrevió a describir en sus poemas el Hades, y precisamente puso los nombres a los ríos
por los de la Tesprótide (Descripción de Grecia, Libro I-17, 5). En otro lugar dice :
Heracles encontró que el álamo blanco crecía en las riberas del río Aqueronte, en la
Tesprotia, y por esto dicen que es llamado Aqueroide por Homero (Libro V-14, 2).
Libro IV-35, 3 :
Tesprótide de Epiro se arruinó por la anarquía …
Anteriormente, Homero, había hablado de dos ciudades que llevaban el mismo nombre de
Éfira :
- una de ellas está situada a orillas del río Seleente, en la que se encontraba
Astioquía, que será madre de Tlepólemo por obra del pujante Hércules,
- la otra se encuentra en el fondo de Argos, junto al istmo de Corinto.
158
654 había conducido de Rodas nueve naves de orgullosos rodios,
655 que administraban Rodas ordenados en tres grupos distintos :
656 Lindo, Yáliso y Camiro, de un color blanco brillante.
657 Al frente de éstos iba Tlepólemo, insigne por su lanza,
658 a quien dio a luz Astioquía por obra del pujante Hércules.
659 La había traído Hércules de Éfira, de orillas del río Seleente,
660 tras saquear numerosas ciudades de mozos criados por Zeus.
Cuando Glauco, hijo de Hipóloco, aliado de Troya, explica su linaje a Diomedes, hijo de
Tideo, aliado de Agamenón, habla de Éfira situándola en el fondo de Argos :
Píndaro, con el lenguaje complicado que utiliza habitualmente, afirma que la madre de
Tlepólemo se llamaba Astidamía, hija de Amíntor.
159
En unión de los calidonios Heracles marchó contra los Tesprotos y, una vez
conquistada la ciudad de Éfira (en Epiro), en la que reinaba Filante, se unió a su hija
Astíoque, quien le hizo padre de Tlepólemo.
II-7, 8 :
(Heracles) de Astíoque, hija de Filante, tuvo a Tlepólemo …
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : 3, 13 :
… de Rodas, Tlepólemo, hijo de Heracles y Astíoque, 9 naves …
Llegado a Calidón (en Etolia), Heracles se casó con Deyanira, hija de Eneo y Peribea,
pasando luego a Éfira (en Epiro) donde venció a los Tesprotos, organizó la colonización de
Cerdeña y dio muerte involuntariamente a Eurínomo o Eunomo, hijo de Arquíteles, causa
de su exilio a Traquis y su encuentro con el centauro Neso al cruzar el Eveno (Etolia).
-Eneo (padre “oficial” de Deyanira, esposa de Heracles, ya que el verdadero parece que fue
Dioniso) tras la muerte de Altea, su primera esposa, se casó con Peribea, hija de Hipónoo,
rey de Óleno de Acaya, región situada al Norte del Peloponeso, entre las regiones de Élide
y Corintia, y cuyas costas están bañadas por las aguas del golfo de Corinto. De la unión de
Eneo y Peribea nació Tideo que, a su vez, será padre de Diomedes, futuro rey de Argos.
Recordemos que Heracles también había visitado Óleno cuando, tras enfrentarse a Augias,
rey de Élide, se retiró a casa de Dexámeno (Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro,
II-5, 5 y Biblioteca Histórica/Diodoro de Sicilia, Libro IV-33, 1).
160
004 A la muerte de Altea, Eneo se casó con Peribea, hija de Hipónoo. El que compuso
la “Tebaida” dice que tras ser saqueada Óleno, Eneo la obtuvo como botín; por el
contrario Hesíodo cuenta que, seducida por Hipóstrato, hijo de Amarinceo, su padre
Hipónoo la envió fuera de Óleno de Acaya a casa de Eneo que residía lejos de Grecia,
con el encargo de que le diese muerte.
005 Pero también hay quienes afirman que cuando Hipónoo se enteró de que su hija
(Peribea) había sido seducida por Eneo, se la envió embarazada; de ella tuvo Eneo a
Tideo; pero Pisandro dice que éste (Tideo) era hijo de Gorge (hija de Eneo y Altea : I-8,
1), pues por designio de Zeus Eneo se había enamorado de su propia hija.
Recordemos lo contado anteriormente sobre cómo Heracles fue abocado a unirse a las
cincuenta hijas que Tespio había tenido con Megamede.
Según Diodoro de Sicilia, cuando Heracles todavía era un muchacho, Tespio, sin que
sepamos porqué, deseó fervientemente que sus cincuenta hijas tuvieran hijos con él. Tras
un banquete fastuoso, le fue enviando a sus hijas de una en una. Heracles se unió a todas,
las dejó encinta y así se convirtió en padre de cincuenta hijos (Biblioteca Histórica, Libro
IV-29, 3).
A algunos de estos hijos, Heracles confiará la misión de colonizar Cerdeña, misión que,
debido a su juventud, cumplirán bajo la dirección de Yolao.
161
004 Yolao se puso al frente de toda la flota y, dado que había participado con él en casi
todas las expediciones, Heracles le confió el cuidado de los Tespíadas y de la colonia. De
estos cincuenta jóvenes, dos permanecieron en Tebas …; siete se quedaron en Tespias …
005 Yolao tomó consigo a los restantes, y también a muchos otros que quisieron
participar en el establecimiento de la colonia, y zarpó con ellos rumbo a Cerdeña. Allí,
tras imponerse sobre los nativos en una batalla, distribuyó por sorteo la parte más
hermosa de la isla, y especialmente la región del llano, que hasta hoy recibe el nombre de
Yolaeo.
Más adelante, Diodoro especifica que el destino final de Heracles era Traquis :
Libro IV-36, 5 :
Éste (Heracles), después de cruzar el río (Eveno), llegó a casa de Ceix, el rey de Traquis,
y se instaló allí, con los arcadios que siempre le había acompañado en sus campañas.
Después de la lucha contra los Tesprotos y de haber ordenado a Tespio
que enviara a cuarenta de sus hijos (Tespíadas) a colonizar la isla de
Cerdeña, tuvo lugar el suceso siguiente :
BIBLIOTECA MITOLÓGICA (Pseudo-Apolodoro) : II-7, 6 :
Después de estos acontecimientos, cuando se hallaba celebrando un banquete en
compañía de Eneo, mató golpeándolo con el puño al hijo de Arquíteles, Eunomo,
mientras le vertía agua en las manos. Éste era pariente de Eneo; pero el padre del
muchacho, como lo sucedido había sido sin querer, lo perdonó; no obstante Heracles
162
quiso sufrir la pena del exilio marcada por la ley, y decidió partir hacia Traquis, junto a
Céix.
I.3.15 Pasando por Etolia (río Eveno) y por la Fócide (donde encuentra a los dríopes)
Heracles se dirige a Traquis (Tesalia) donde reina Ceix :
A lo largo del camino que lo conducía a Traquis, se cruzó con el centauro Neso que, con
la colaboración involuntaria de la ingenua Deyanira, sería el causante de la terrible muerte
que destruyó la parte mortal de nuestro héroe, como veremos más adelante.
163
Deyanira para que la pasase a la otra orilla. Pero éste, mientras la llevaba al otro lado,
intentó forzarla. Heracles, al oírla gritar, hirió con una flecha en el corazón a Neso,
que había salido del río. Cuando estaba a punto de morir llamó a Deyanira y le dijo que,
si deseaba obtener un filtro amoroso para Heracles, mezclara el semen que había
derramado sobre la tierra con la sangre que manaba de la herida causada por la flecha.
Y ella así lo hizo y se lo guardó.
Los mismos sucesos son contados por Ovidio, utilizando un estilo más
poético y novelesco :
118 Y ganada ya la otra orilla, recogía (Heracles) el arco que antes arrojara,
119 cuando reconoció la voz de su esposa, y le grita a Neso,
120 que se disponía a traicionar su custodia : “¿Adónde te lleva
121 la vana confianza en tus patas (de centauro), violador?. A ti te hablo,
122 Neso biforme (por tener el busto de hombre y el cuerpo de caballo). Escúchame y
no te apoderes de lo que es mío (Deyanira).
123 Si no sientes respeto alguno hacia mí, al menos la rueda
124 de tu padre (Ixión) podría haberte disuadido de uniones prohibidas (se refiere a
Ixión que intentó violar a Hera por lo que Zeus lo condenó a permanecer atado a
una rueda que en el fondo del Tártaro giraba sin cesar).
125 Pero no escaparás, aunque confíes en tu fuerza equina;
126 te alcanzaré con una herida, no con mis pies”.
164
128 del fugitivo. El ganchudo hierro sobresalía de su pecho,
129 y al arrancárselo brotó por ambos orificios la sangre,
130 mezclada con la ponzoña del veneno (de la hidra) de Lerna. Recoge Neso
131 la sangre envenenada; “no moriré sin venganza”, se dice,
132 y regala a la raptada su túnica empapada en su sangre
133 aún caliente, como si fuera un estimulante.
Tuvimos una primera noticia del centauro Neso a propósito del cuarto trabajo de Heracles
relatado por el Pseudo-Apolodoro (el tercero según Diodoro de Sicilia).
Cuando Heracles se dirigía a dar caza al jabalí que, bajando del monte Erimanto arrasaba
la Psófide (Arcadia), pasó por el monte Fóloe (en Arcadia) y se hospedó en casa del
centauro Folo, al que Diodoro de Sicilia considera amigo de Heracles.
Ambos celebraron el encuentro comiendo carne, pero cuando Folo sacó vino de la tinaja
que era propiedad común de los centauros, empezaron los problemas, ya que los demás
centauros, sintiendo el olor, se presentaron en la cueva de Folo armados con piedras y
palos. La enérgica respuesta de Heracles provocó la muerte de algunos centauros y la
huída del resto : unos se dirigieron al monte Malea, Euritión a Fóloe y Neso al río Eveno
donde protagonizó el intento de violación de Deyanira, esposa de Heracles (Biblioteca
Mitológica, II-5, 4).
En el relato que Diodoro de Sicilia hace de estos hechos, pone en evidencia el gran valor
que tuvo que desarrollar Heracles para enfrentarse y vencer a unos adversarios que tenían
la rapidez propia de los caballos, la fuerza de fieras de doble cuerpo, y poseían, además,
la experiencia y la inteligencia de los hombres. Sin embargo, en la relación que hace de los
centauros, no aparece el centauro Neso. (Biblioteca Histórica, Libro IV-12, 3 a 8).
Pausanias recoge otra tradición explicando la herida de Neso, diciendo que cuando Neso
pasaba en barco junto al Eveno (río de Etolia), fue herido por Heracles, pero no murió
inmediatamente, sino que creen que huyó a esta tierra, y después de morir se pudrió sin
sepultar y dejó el aire de allí maloliente (Descripción de Grecia, Libro X-38, 2).
Vamos a situar geográficamente el territorio de los dríopes del que estamos hablando,
partiendo de las afirmaciones de Heródoto y Pausanias.
A propósito de la segunda guerra médica, cuando Heródoto describe el avance del ejército
persa por el centro de la Grecia continental, dice que los persas irrumpieron en Dóride
(por esa zona se extiende una estrecha franja de tierra de la Dóride … que, situada entre
Mélide -habitada por los melieos que ayudarán a Heracles en su lucha contra Filante, rey
de los dríopes- y Fócide, constituía antaño la Driópide …) (Historia, Libro VIII-31).
A su vez Pausanias habla por un lado de los dríopes de Asine que habían sido expulsados
de su país por los argivos (Descripción de Grecia, Libro IV-8, 3), aclarando que los
dríopes de Asine originariamente vivían en los alrededores del Parnaso (en la Fócide),
vecinos de los de Licorea (en las faldas del Parnaso). (Libro IV-34, 9).
165
Ambos testimonios nos permiten situar el territorio de los dríopes cruzado por Heracles,
en la Fócide (situada al norte del golfo de Corinto), región donde se encuentran el monte
Parnaso (uno de los lugares habitado por las nueve Musas, hijas de Zeus) y, a su pie, la
ciudad de Delfos. En Delfos había un templo dedicado a Apolo que contenía el famoso
“oráculo de Delfos” al que las gentes acudían para conocer la voluntad de los dioses, y al
que encontraremos de nuevo en el camino que está recorriendo Heracles.
Apolonio de Rodas (s. III a. C) ya había mencionado este suceso cuando, hablando de los
Argonautas, dijo a propósito de Hilas, hijo de Teodamante : el héroe en persona
(Heracles) lo estaba educando en tales costumbres desde el momento en que se lo llevó,
aún siendo un niño, de la mansión de su padre, el divino Teodamante, aquel que un día
mató entre los Dríopes, sin piedad, al haberse enfrentado con él por un buey arador de
la tierra. Estaba aquel, en efecto, roturando con su arado tierras de barbecho,
Teodamante, herido por la pena, y entonces Heracles, a él precisamente, le ordenó que le
pusiese a la mano un buey arador, y él no quería. Heracles tenía, en efecto, el deseo de
arrojar a los Dríopes un doloroso pretexto de guerra, ya que habitaban su tierra sin
preocuparse en nada de la justicia (Las Argonáuticas, Canto I, 1211 a 1219).
Diodoro de Sicilia (s. I a.C) habla también de un enfrentamiento entre Heracles y los
dríopes cuando Filante era su rey, pero nada dice del enfrentamiento que tuvo lugar siendo
rey Tiodamante/Teodamante (cuyo nombre Diodoro parece ignorar).
Según Diodoro, Heracles después de cruzar el río Eveno, llegó a casa de Ceix, el rey de
Traquis (en Tesalia), y se instaló allí (Biblioteca Histórica, Libro IV-36, 5).
Desde Traquis, siguiendo el relato de Diodoro, Heracles preparó una expedición contra los
dríopes acompañado por los melieos, mató a su rey Filante por haber profanado el templo
de Apolo en Delfos, hizo prisionera a su hija, y con ella tuvo un hijo, Antíoco : dado que
parecía que Filante, el rey de los dríopes había cometido un sacrilegio contra el templo
de Delfos, Heracles efectuó (desde Traquis) una expedición en compañía de los melieos,
mató al rey de los dríopes y, tras expulsar a los otros del país, lo entregó a los melieos.
Hizo prisionera a la hija de Filante (Meda) y, uniéndose a ella, engendró un hijo,
Antíoco (Biblioteca Histórica, Libro IV-37, 1).
Pausanias dice que la hija de Filante se llamaba Meda : … Antíoco, uno de los hijos de
Heracles, nacido de Heracles y de Meda, hija de Filante … (Descripción de Grecia, Libro
I-5, 2).
166
Pausanias también menciona la victoria de Heracles sobre Filante : los de Asine
originariamente vivían en los alrededores del Parnaso (en la Fócide), vecinos de los de
Licorea. Tenían un nombre que conservaron cuando vivieron en el Peloponeso, el de
dríopes, por su fundador. Pero dos generaciones después, en el reinado de Filante, los
dríopes fueron vencidos en una batalla por Heracles y fueron llevados a Delfos como
ofrenda a Apolo … (Descripción de Grecia, Libro IV-34, 9).
Tras la derrota sufrida, algunos dríopes arribaron a Eubea y fundaron una ciudad,
Caristo; otros navegaron hasta la isla de Chipre y mezclándose con los indígenas se
establecieron allí; y el resto de los dríopes se refugiaron en la corte de Euristeo (rey de
Micenas), donde recibieron ayuda gracias al odio por Heracles que éste sentía. Euristeo
les apoyó en la fundación de tres ciudades en el Peloponeso, Ásine, Hermíone y también
Eyón (Diodoro de Sicilia/Biblioteca Histórica, Libro IV-37, 2).
167
Elefénor, hijo de Calcodonte y de Imenárate, argivo, con treinta naves.
I.3.16 Heracles se enfrenta a los lapitas (de Tesalia), que disputaban a los dorios una
parte de su territorio :
En la época que estamos relatando, hubo un enfrentamiento entre los dorios y los lapitas,
ya que éstos pretendían quedarse con las tierras de los primeros.
Los dorios ocupaban la Dóride, región situada al sur de Mélide, situada a su vez al sur de
Tesalia, en la región de Traquis, junto a las Termópilas (desfiladero situado entre Lócride y
Tesalia), según cuenta Heródoto al describir la Segunda Guerra Médica, y más
particularmente, la batalla de las Termópilas : el rey Jerjes había acampado en la región
de Traquis, en Mélide, mientras que los griegos lo hicieron en el paso. Y por cierto que
este paraje es conocido por la mayor parte de los griegos con el nombre de
“Termópilas” … (Heródoto/Historia, Libro VII-201, 1).
En otro lugar, cuenta Heródoto que la Driópide es la patria originaria de los dorios del
Peloponeso : Desde la región de Traquis (en Tesalia) irrumpieron los persas en Dóride
(por esta zona se extiende una estrecha franja de tierra de la Dóride –de unos treinta
estadios de anchura, poco más o menos-, que, situada entre Mélide y Fócide, constituía
antaño la Driópide; y por cierto que esa región es la patria originaria de los dorios del
Peloponeso) …
Desde Dóride los persas irrumpieron acto seguido en Fócide, pero no pudieron capturar a
los focenses propiamente dichos que se dispersaron a través del territorio : parte de ellos
habían ascendido a las zonas altas del Parnaso …, mientras que la mayoría se habían
trasladado a la ciudad de Anfisa, en territorio de los locros ózolas, que se halla
emplazada al norte de la llanura de Crisa (Heródoto/Historia, Libro VIII-32, 1 y 2).
168
Los lapitas descienden de Lápites, uno de los hijos que Estilbe (hija de Peneo y Creúsa)
tuvo con Apolo. Lápites, establecido a orillas del río Peneo de Tesalia, reinó en estas
regiones, se casó con Orsínome, la hija de Eurínomo, y engendró dos hijos, Forbante y
Perifante. Éstos reinaron en el país, y por Lápites todos los habitantes recibieron el
nombre de lapitas (Diodoro de Sicilia/Biblioteca Histórica, Libro IV-69, 2).
Diodoro de Sicilia cuenta el enfrentamiento entre dorios y lapitas, diciendo que estalló
una guerra entre los dorios que habitaban Hestieótide, cuyo rey era Egimio, y los lapitas
establecidos en los alrededores del Olimpo (montaña situada entre Tesalia y Macedonia),
cuyo señor era Corono, el hijo de Ceneo. Dado que los lapitas eran muy superiores por el
número de sus fuerzas, los dorios buscaron apoyo en Heracles y le pidieron que fuera su
aliado a cambio de un tercio de las tierras de Dóride y del trono; una vez que le hubieron
persuadido, juntos emprendieron la campaña contra los lapitas. Heracles tenía siempre
consigo a los arcadios que le habían acompañado en sus expediciones, y con ellos sometió
a los lapitas, mató a su rey Corono y, despedazando a la mayor parte de sus súbditos, los
obligó a retirarse de las tierras en litigio. Después de estos hechos, confió a Egimio la
tercera parte de las tierras que había obtenido y le ordenó que las conservara para sus
descendientes (Diodoro de Sicilia/Biblioteca Histórica, Libro IV-37, 3 y 4).
I.3.17 Heracles regresa a Traquis pasando por Itono, Tesalia (donde se enfrentó a
Cicno) y por Ormenio, Tesalia (donde se enfrentó a Amíntor) :
La primera vez fue a propósito del undécimo trabajo de Heracles, que consistía en traer las
manzanas de oro de las Hespérides, ocasión en la que parece haberse producido un primer
encuentro entre Heracles y Cicno : Heracles en su caminar llegó al río Equedoro (en
169
Macedonia) y allí Cicno, hijo de Ares y Pirene, lo desafió a un combate singular. Ares
defendía a Cicno y presidía la contienda, pero un rayo que fue a caer en medio de ambos
terminó con el combate (Biblioteca Mitológica, II-5, 11).
La segunda vez es la que corresponde al episodio que estamos narrando : al pasar por
Itono (Tesalia), lo desafió a un combate singular Cicno, hijo de Ares y Pelopia, y
enfrentándose con él también le dio muerte (Biblioteca Mitológica, II-7, 7).
Cabe la posibilidad de que se trate de dos hijos de Ares con el mismo nombre, uno tenido
con Pelopia y el otro con la ninfa Pirene.
Heracles pide a Yolao que dirija su carro, sin miedo, hacia Ares matador de hombres (v.
98). A la vez, Heracles viste sus armas, lo que permite a Hesíodo hacer una minuciosa
descripción de su famoso escudo (v. 139 al 320). Atenea se une a ellos y aconseja a
170
Heracles que tan pronto como prive a Cicno de su dulce vida (v. 331) y tras herir a Ares
con su agudo bronce (v. 335), se retire sin quitarle los caballos ni las egregias armas (v.
336 y 337).
Al principio, con objeto de evitar el enfrentamiento, Heracles se dirige a su amigo Cicno
pidiéndole deje libre el camino que conduce a Traquis, donde reina Ceix :
350 “¡Amigo Cicno! ¿Porqué ahora ambos lanzamos los rápidos caballos
351 contra nosotros, varones que somos expertos en fatigas y miserias?.
352 Antes bien, aparta a un lado tu bien pulido carro
353 y deja camino para pasar a un lado. Pues me dirijo a Traquis,
354 a casa del soberano Ceix. Y éste sobresale de Traquis en poder y dignidad;
355 precisamente tú lo sabes muy bien;
356 pues eres esposo de su hija Temistónoe de negros ojos …”.
Cicno no le hace caso y comienza el duelo :
413 Entonces por cierto, Cicno, ansioso de matar al hijo del muy poderoso Zeus,
414 arrojó sobre su escudo la broncínea lanza;
415 pero no lo rasgó el bronce, sino que la rechazó el regalo del dios.
416 El Anfitrioníada, el fornido Heracles,
417 entre la coraza y el escudo presto alcanzó con su larga lanza
418 el desnudo cuello, violentamente, por debajo del mentón;
419 y el fresno matador de hombres
420 cortó ambos tendones; pues vino a dar allí la enorme fuerza del héroe.
421 Se desplomó como cuando se desploma una encina o un enorme pino
422 asestado por el humeante rayo de Zeus.
423 Así se desplomó y en torno a él resonaron las armas labradas en bronce.
Ares, irritado por la muerte de su hijo, lanza contra Heracles la broncínea lanza que no
dio en su blanco gracias a la intervención de Atenea que desvió el golpe de la lanza.
Heracles responde hiriendo a Ares en un muslo :
450 Ares …,
451 con un terrible grito, blandiendo sus armas semejantes a la llama,
452 se lanzó rápidamente contra el fornido Heracles,
453 ansioso de matarle. Arrojó la broncínea lanza,
454 furiosamente irritado por la muerte de su hijo,
455 sobre el enorme escudo. Pero Atenea de ojos glaucos,
456 extendiendo la mano desde su carro, desvió el golpe de la lanza.
457 Un agrio dolor se apoderó de Ares y desenvainando la aguda espada,
458 se lanzó sobre el intrépido Heracles. Cuando le atacaba,
459 el Anfitrioníada, insaciable de terrible lucha,
460 le hirió violentamente en un muslo desguarnecido por el artístico escudo.
461 Abrió una enorme raja en su carne
462 con la lanza, manejándola hábilmente, y le abatió en medio del suelo.
171
468 tras despojar a Cicno de las bellas armas de sus hombros,
469 se marcharon. Y al punto luego llegaron a la ciudad de Traquis
470 con sus corceles de rauda pezuña.
Pero Apolo, desbordando el río Anauro (río de la región de Magnesia que constituye la
parte de Tesalia que mira al mar Egeo), hizo desaparecer la tumba, para borrar todo
recuerdo de Cicno que, en otro tiempo, atacaba a los que se acercaban a Pito (antiguo
nombre de Delfos), para despojarles de las ofrendas destinadas al dios :
Pausanias cuenta que en la Acrópolis de Atenas, junto al templo de Atenea (I-27, 4) hay
unas estatuas antiguas de Atenea … Hay también una caza del jabalí, acerca de la que no
sé nada seguro de si se trata del de Calidón, y Cicno luchando con Heracles. Este Cicno
dicen que dio muerte, entre otros, a un tracio, Lico, cuando luchaban en duelo con premio,
y cerca del río Peneo (en Tesalia) murió a manos de Heracles (Descripción de Grecia,
Libro I-27, 6).
En otro lugar, cuenta Pausanias que entre lo que merece la pena ver en Amiclas (III-18, 7)
… hay relieves de Atlante, y el combate singular entre Heracles y Cicno … (Descripción
de Grecia, Libro III-18, 10).
172
El texto de Diodoro de Sicilia presenta cierta dificultad para saber si al hablar del “rey
Ormenio”, se refiere a la ciudad de ese nombre situada al pie del monte Pelión, en Tesalia,
o bien, es el nombre del rey que reinaba en esta ciudad.
Homero parece aclarar la confusión, cuando habla de Amíntor Orménida, que debemos
interpretar como : Amíntor, rey de Ormenio (Ilíada, Canto IX, 448 y Canto X, 267).
Por el Pseudo-Apolodoro sabemos que Amíntor era quien reinaba en Ormenio, ciudad de
Tesalia : cuando Heracles llegó a Ormenio, el rey Amíntor, armado, no le dejaba pasar y,
al tratar de impedírselo, lo mató también (Biblioteca Mitológica, II-7, 7), precisando más
adelante los amores que mantuvo con su hija Astidamía : Heracles, de Astidamía, hija de
Amíntor, tuvo a Ctesipo (Biblioteca Mitológica, II-7, 8).
Otro hijo de Amíntor fue Fénix del que habla extensamente Homero, reseñando la
importante relación que mantenía con Aquiles, al que enseñó a ser decidor de palabras y
autor de hazañas, puesto que, por mandato de Peleo, formaba parte de su escolta (Ilíada,
Canto IX, 438 a 443).
Por la Ilíada sabemos también el odio que separaba a Fénix de su padre Amíntor
Orménida, por causa de una concubina de hermosos cabellos, a la que, por amor hacia su
madre, intentó Fénix seducir para que ésta aborreciera al anciano; cuando lo supo su
padre, lo maldijo muchas veces, y, en contrapartida, Fénix decidió matarlo con el agudo
bronce. No obstante, prefirió huir, y fue entonces cuando llegó a Ftía, a casa del soberano
Peleo, quien le amó como un padre amaría a un hijo único, y le confió la educación de
Aquiles (Ilíada, Canto IX, 447 a 495).
También Ovidio, cuando hace la relación de los convocados para dar caza al jabalí de
Calidón, nombra a Fénix, vástago de Amíntor (Metamorfosis, Libro VIII, 307).
I.3.18 Heracles llega a Traquis, y desde allí, se dirige a Ecalia, deseoso de vengarse de
Éurito :
173
BIBLIOTECA MITOLÓGICA (Pseudo-Apolodoro) : II-7, 7 :
A su llegada a Traquis, deseoso de vengarse de Éurito, reunió un ejército para atacar a
Ecalia. Se le unieron en calidad de aliados los arcadios, los melios de Traquis y los
locrios epicmenidios, y, tras dar muerte a Éurito y sus hijos, se apoderó de la ciudad.
Una vez que hubo sepultado a los que habían muerto de sus huestes … saqueó la ciudad
y se llevó cautiva a Yole.
Diodoro de Sicilia cuenta que, tras los enfrentamientos con Cicno y Amíntor, Heracles,
emprendió una campaña en Ecalia contra los hijos de Éurito, porque había sido
rechazado al pedir en matrimonio a Yole (Biblioteca Histórica, Libro IV-37, 4).
El mismo Diodoro nos había informado anteriormente cómo Heracles dio en matrimonio a
su sobrino Yolao, a su propia mujer Mégara porque le asustaba volver a procrear con
ella; al quedarse solo, Heracles pretendió en matrimonio a Yole, la hija de Éurito,
soberano de Ecalia (Biblioteca Histórica, Libro IV-31, 1).
Ante la negativa de Éurito, Heracles, con los arcadios que luchaban a su lado tomó la
ciudad de Ecalia y mató a los hijos de Éurito, Toxeo, Molión y Clitio. (Biblioteca
Histórica, Libro IV-37, 4).
A pesar de la victoria de Heracles, Éurito se negó a entregarle a su hija, motivo por el cual,
Heracles, a su llegada a Traquis, deseoso de vengarse de Éurito, reunió un ejército para
atacar Ecalia. Se le unieron en calidad de aliados los arcadios, los melios de Traquis y los
locrios epicmenidios y, tras dar muerte a Éurito y sus hijos, se apoderó de la ciudad.
Una vez que hubo sepultado a los que habían muerto de sus huestes, Hípaso, hijo de Céix,
y Argio y Melas, hijos de Licimnio, saqueó la ciudad y se llevó cautiva a Yole. (Biblioteca
Mitológica, II-7, 7).
Higino precisa la actitud de Yole ante la muerte de sus padres : como Hércules había
pedido en matrimonio a Yole, hija de Éurito, y éste le había rechazado, se apoderó de
Ecalia. A pesar de que la joven le había suplicado, quiso matar a sus padres en su
174
presencia. Con ánimo perseverante, soportó que sus padres murieran ante ella. Cuando
había matado a todos, envió a Yole, cautiva, junto a Deyanira (Fábulas. XXXV. Yole).
Cuenta Sófocles que Heracles envió a Traquis un grupo de cautivas procedentes de la toma
de Ecalia, entre las que se encontraba Yole, la hija de Éurito. Así se lo confirmó a
Deyanira, Licas, el heraldo de Heracles, quien le informó también que su esposo regresaría
a Traquis una vez llevados a cabo los sagrados sacrificios a Zeus : “(Heracles), después de
destruir la ciudad de Éurito, las escogió como botín selecto para él mismo y para los
dioses” (Las Traquinias, 244, 245). “En cuanto a él mismo, cuando lleve a cabo los
sagrados sacrificios a Zeus paterno debidos por la conquista, piensa que vendrá …”
(Sófocles/Las Traquinias, 287, 288).
Ante las insistentes preguntas que Deyanira hace sobre una de las cautivas traídas de
Ecalia, Licas confiesa que se trata de Yole, la hija de Éurito, y que fue para dar curso a su
pasión por ella, que Heracles invadió Ecalia : “un tremendo deseo de ésta (Yole) invadió
a Heracles y, por causa suya, fue devastada enteramente con la lanza la Ecalia
paterna”(Sófocles/Las Traquinias, 475 y 476).
Así pues, una vez tomada la ciudad de Ecalia y cumplida su venganza sobre Éurito,
Heracles vuelve a Traquis por mar, fondeando primeramente en Ceneo, un cabo o
promontorio de la isla de Eubea. Así lo afirman :
Hemos visto cómo, desde allí, Licas, su fiel servidor, continúa el viaje hacia Traquis
llevando a Deyanira el botín de guerra obtenido tras la conquista de Ecalia.
Además, tenía la orden de traer a su regreso, las vestiduras que Heracles necesitaba para
efectuar los sacrificios a Zeus Ceneo.
176
Sófocles (496 a 406 a.C) describe con detalle la llegada de Licas ante Deyanira, quien le
pregunta sobre el estado en que se encuentra su esposo Heracles, a lo que Licas responde :
Yo lo dejé fuerte, vivo, en plena energía y no bajo el peso de una enfermedad … Hay un
promontorio Eubeo donde está ofreciendo altares y ofrendas de frutos en honor de Zeus
Ceneo (Las Traquinias, 225 a 238).
Más adelante, cuando Hilo (hijo de Heracles y Deyanira) comunica a su madre la muerte
de Heracles, hace también referencia al promontorio de Eubea … el cabo Ceneo :
“Cuando, tras haber destruido la ciudad ilustre de Éurito, él (Heracles) volvía con los
trofeos y primicias de victoria, en un promontorio de Eubea, bañado en sus dos lados por
el mar –el cabo Ceneo-, allí donde a su padre Zeus dedicó altares y un frondoso recinto,
en este lugar le vi por primera vez, feliz por el deseo de verle …”. (Las Traquinias, 750 a
755).
Licas, de regreso de Traquis, entrega a Heracles las ropas que le ha dado Deyanira y con
las que nuestro héroe se dispone a hacer los grandes sacrificios en honor de Zeus;
enseguida empezó a sentir sobre su cuerpo, los dolores ocasionados por el “filtro de Neso”
que impregnaba los vestidos, dolores de los que culpa a Licas, hasta el punto de costarle la
vida.
Sófocles deja que Deyanira, cegada por los celos, recuerde y relate su desventura con el
centauro Neso y el regalo envenenado que éste le hizo, con el que, creyendo que se trataba
de un filtro amoroso, impregnó la túnica reclamada por Heracles para los sacrificios,
túnica que puso en manos de Licas para que se la entregara. A Licas, ignorante de las
maniobras de Deyanira, le costaría la vida el fiel cumplimiento de su misión :
177
136 Volvía (Hércules) victorioso de Ecalia, presto al sacrificio prometido
137 a Júpiter Ceneo, cuando la parlera Fama, que gusta
138 añadir lo falso a lo verdadero y desde lo más nimio crece
139 gracias a sus mentiras, de le adelantó y llegó a tus oídos,
140 Deyanira, que el Anfitriónida (Hércules, hijo de Anfitrión) estaba prendado del
amor
141 de Íole (Yole). Lo cree la enamorada …
El primero y mayor perjudicado en toda esta historia, fue Licas, heraldo y servidor de
Heracles, y del que, todos cuantos relatan la aventura, resaltan la fidelidad y obediencia.
178
780 se dobla la articulación, le arroja contra una roca que emerge del mar, bañada por
todas partes, y le hace saltar entre la cabellera el blanco cerebro, esparciéndose el
cráneo partido en dos, y la sangre”.
179
El Pseudo-Apolodoro cuenta que cuando el veneno de la hidra comenzó a
corroer su piel,
Las descripciones que hacen los diferentes autores, ponen en relieve la maldad con la que
el centauro Neso calculó su venganza póstuma, así como los terribles sufrimientos que
tuvo que soportar Heracles, para desprenderse de su parte mortal y posibilitar así el camino
hacia la inmortalidad.
180
163 Mientras pudo, (Hércules) reprimió el gemido con su habitual fortaleza.
164 Cuando su aguante fue vencido por el mal, empujó el altar
165 y llenó de sus gritos el boscoso Eta. Y en seguida intenta rasgar
166 la mortífera prenda; por donde tira de ella, tira aquélla
167 de la piel, y, cosa desagradable de contar, o bien se adhiere
168 al cuerpo y son vanos los esfuerzos por arrancarla, o bien deja
169 al descubierto los desgarrados músculos y los gigantescos huesos.
170 La sangre misma, como a veces una lámina de metal candente
171 sumergida en agua fría, silba y hierve con el veneno abrasador.
172 Y no para aquí la cosa; llamas voraces le devoran las entrañas,
173 un sudor negruzco chorrea por todo su cuerpo,
174 chisporrotean los tendones calcinados, y con los tuétanos
175 derretidos por el mal oculto, vocifera, levantando las manos
176 a las estrellas : “Aliméntate, Saturnia (Juno/Hera, hija de Saturno/Crono), con mi
desgracia;
177 aliméntate y contempla, cruel, desde lo alto mi ruina,
178 y sacia tu fiero corazón. O si soy digno de lástima
179 hasta para un enemigo, esto es, para ti, quítame esta vida
180 maltratada por crueles suplicios, odiosa y nacida para las fatigas.
181 Sería un favor; esto es un regalo digno de una madrastra”.
Heracles ordenó también a Licimnio y a Yolao que se dirigieran a Delfos para preguntar a
Apolo que debía hacer para vencer el mal que le torturaba : la respuesta fue
descorazonadora, ya que implicaba la muerte de Heracles, puesto que el oráculo ordenó
que fuera trasladado al monte Eta y levantar una pira destinada a consumir su cuerpo.
Es Sófocles quien describe más extensamente y con el dramatismo propio de una tragedia,
“Las Traquinias”, los sufrimientos que tuvo que soportar Heracles, sufrimientos que
llevaron su desesperación hasta el punto de rogarle a su hijo que provocara su muerte :
“compadece a tu padre, saca la espada, que no será censurable; hiéreme bajo la
clavícula. Remedia el sufrimiento con el que tu madre impía me ha irritado …”
(Traquinias, 1035 a 1038).
181
A la vez compara la túnica que le atormenta, a una red tejida por las Erinias (vengadoras
de crímenes), que la traidora hija de Eneo (Deyanira) echó sobre mis hombros. Pues,
adherida a mis costados, está devorando la carne desde lo más profundo y secando, por
estar unido a ellas, las arterias del pulmón … (Traquinias, 1050 a 1054).
Su odio hacia Deyanira es tan grande, que le pide a Hilo que la traiga hasta él para poder
vengarse : “pónmela en mis brazos, para que sepa claramente si tú sientes más dolor ante
mi desfigurado cuerpo que ante el de ella, cuando la veas maltratada con justicia”
(Traquinias, 1067 a 1069).
En este momento Hilo revela a su padre la verdad de lo ocurrido, contándole cómo fue
Neso, el centauro, quien hace tiempo convenció a Deyanira que con el filtro que le daba
encendería tu pasión (la de Heracles), cuando, en realidad, sería el causante de su muerte
(Traquinias, 1141).
Entonces, Heracles recuerda y revela la última predicción de los oráculos : “yo tenía
desde antiguo una profecía de mi padre, según la cual, yo moriría no por obra de
ninguno de los vivos, sino de quien, ya muerto, fuera habitante del Hades. Éste, el
Centauro, muerto, me ha matado a mí que estoy vivo, cumpliendo el oráculo divino”
(Traquinias, 1149 a 1164).
182
Según el Pseudo-Apolodoro, Hilo acompañó a Heracles hasta el monte Eta, y es Peante,
el padre de Filoctetes, quien prendió fuego a la pira, por lo que Heracles le regaló su arco.
Antes de morir, Heracles le pidió a su hijo que se casase con Yole, la hija de Éurito llevada
cautiva ante Deyanira :
El relato de Ovidio presenta a Hércules llegando al monte Eta donde, tras cortar árboles,
construye una pira a la que prende fuego el hijo de Peante, Filoctetes, por lo que Heracles
le regala su arco, su aljaba y sus flechas, que posteriormente utilizaría en la guerra de
Troya :
Higino dice que Filoctetes, hijo de Peante, construyó una pira sobre el monte Eta, por lo
que Heracles le dio su arco y sus flechas :
183
FÁBULAS (Higino) : XXXVI. DEYANIRA, 5 :
Se dice que entonces Filoctetes, hijo de Peante, construyó para Hércules una pira sobre
el monte Eta y que éste subió allí y <abandonó> la condición mortal. Por este favor,
Hércules dio a Filoctetes su arco y sus flechas.
675 aquello con lo que hace poco unté el blanco manto de gala –un vellón de una oveja
de hermosa lana- ha desaparecido, no destruido por ninguno de los de dentro de la casa,
sino que se desvaneció consumido por sí mismo, y se diluyó en la arcillosa superficie …
705 De modo que no sé, infortunada, qué pensar. Veo que he llevado a cabo una terrible
acción, pues, ¿por qué motivo y en agradecimiento de qué me iba a ofrecer el centauro al
morir un favor a mí, que era la causa de que sucumbiera?. No es posible, sino que,
deseando que pereciera el que arrojó la flecha, me estaba engañando …
720 Si Heracles sufre desgracia, con el mismo golpe moriré yo también con él, pues no
es soportable que viva con mala reputación quien estima no haber nacido con malos
sentimientos …
184
Pero ya era demasiado tarde, y su hijo Hilo, le confirma : “Sábete que a tu marido, a mi
padre me refiero, le has dado muerte en este día” (Las Traquinias, 739).
Tras cumplirse sus presentimientos, Deyanira se dio cuenta de la atrocidad que,
involuntariamente, había cometido, y llena de remordimientos, se suicidó.
Sófocles empieza describiendo, por boca de la nodriza, el estado de absoluta tristeza que
embarga a Deyanira, viéndose ya abandonada por Heracles, tristeza que la conduce a
provocar su muerte con una espada de doble filo :
930 estaba planeando. Nos precipitamos de allí a aquí y vemos que, con una espada de
doble filo, se ha herido en el costado, bajo el corazón y el diafragma.
Diodoro de Sicilia cuenta simplemente que Deyanira, conmovida por la magnitud del
infortunio de Heracles, y consciente de su error, puso fin a su vida colgándose con un
lazo (Biblioteca Histórica, Libro IV-38, 2).
En cuanto a Alcmena, el propio Hilo informó a su padre cuya muerte era inminente, que en
este doloroso y dramático momento, ella se encontraba en Tirinto :
185
Hilo le contesta diciendo que Alcmena se encuentra en Tirinto (Argólida)
con algunos de sus nietos, otros están en Tebas (Beocia) y el resto se
hallan junto a él :
III-1, 2 :
Radamantis legisló para los isleños (de Creta) y, tras exiliarse de nuevo a Beocia,
desposó a Alcmena.
Libro IV-60, 2 y 3 :
002 En la época en que (Téctamo) era rey de Creta, Zeus, según cuentan, raptó a
Europa en Fenicia y se la llevó a Creta montada en un toro, se unió a ella y engendró
tres hijos, Minos, Radamantis y Sarpedón …
003 Uno de ellos, Radamantis, dotó de leyes a los cretenses …
Libro V-78, 1 :
Muchas generaciones después del nacimiento de los dioses, nacieron en Creta, afirman
los cretenses, no pocos héroes, de los que los más ilustres fueron Minos, Radamantis y
Sarpedón. Los mitos cuentan que nacieron de Zeus y de Europa, la hija de Agenor, de la
que dicen que fue trasladada a Creta a lomos de un toro por designio de los dioses.
186
Libro V-79, 1 :
001 De Radamantis los cretenses dicen que pronunció las sentencias más justas y que
infligió castigos ejemplares a los piratas, a los impíos y a los otros malhechores …
002 Por otra parte, a causa de su elevado sentido de la justicia, el mito cuenta que fue
nombrado juez en el Hades, donde con sus decisiones separa a los piadosos de los
malvados.
Antonino Liberal, tras explicar que los Heraclidas, después de matar a Euristeo, se
instalaron de nuevo en Tebas, dice que allí es donde Alcmena murió de vejez. Tras su
muerte, Hermes, siguiendo instrucciones de Zeus, la raptó y la trasladó a las Islas de los
Bienaventurados, y fue allí, después de muerta, cuando fue entregada a Radamantis como
esposa.
Hablando de Tebas, cuenta Pausanias que junto a la puerta llamada Prétide está
construido un teatro, y muy cerca del teatro hay un templo de Dioniso de sobrenombre
Lisio … Hay también unas ruinas, pero entre ellas no se encuentra el sepulcro de
Alcmena, ya que, según él, el sepulcro se encuentra en Mégara :
Libro IX-16, 7 :
Hay también ruinas de la casa de Lico y el sepulcro de Sémele, pero no el de Alcmena.
187
I.3.21 Para Heracles, la muerte, además de una liberación, le supone la posibilidad de
alcanzar la morada de los dioses, y el matrimonio con Hebe :
Diodoro de Sicilia cuenta cómo, después que Filoctetes prendiera fuego a la pira,
inmediatamente los rayos también cayeron del cielo por todas partes, y la pira se
consumió completamente, momento en que Heracles dejó este mundo para estar en
compañía de los dioses :
Llegado junto a Zeus, Heracles se reconcilia con Hera y se une en matrimonio a Hebe :
Homero fue el primero en informar sobre la presencia de Heracles junto a los dioses, en
compañía de Heba (Hebe) :
188
603 con su Heba (Hebe) de lindos tobillos, que el máximo Zeus
604 engendrara con Hera inmortal de doradas sandalias”.
Cuenta Ovidio que mientras el fuego devoraba las entrañas de Hércules, éste acusó a
Juno/Hera, odiosa y nacida para las fatigas, de los terribles males que le aquejaban, a la
vez que hacía una especie de balance de su vida, preguntándose para qué le habían servido
todas las heroicas hazañas realizadas :
189
METAMORFOSIS (Ovidio) : Libro IX, 182 a 199 :
182 “¿Para esto sometí a Busiris, el que mancillaba los templos
183 con la sangre de los extranjeros, y arrebaté al fiero Anteo
184 el alimento de su madre, y no me asustó la triple figura (Gerión)
185 del pastor ibero ni tu triple figura, Cérbero; o vosotras,
186 manos mías, humillasteis los cuernos del robusto toro?
187 Vuestra obra muestran la Élide, las ondas del Estinfalo
188 y el bosque de Partenio; vuestro arrojo obtuvo
189 el cinturón cincelado con oro de Termodonte
190 y las manzanas custodiadas por el insomne dragón.
191 Y no pudieron resistirme los Centauros ni el jabalí
192 que devastaba la Arcadia. Y de nada sirvió a la hidra
193 multiplicarse con las bajas y recobrar dobladas las fuerzas.
194 ¿Qué, cuando vi los corceles del tracio cebados con sangre
195 humana y sus pesebres repletos de cuerpos despedazados,
196 y vistos los eché por tierra y maté al dueño y a sus yeguas?
197 El gigantesco león de Nemea yace estrangulado por estos brazos;
198 con esta cerviz sostuve el cielo. La cruel esposa de Júpiter
199 se cansó de darme órdenes; yo no me cansé de cumplirlas …”.
190
- El segundo trabajo que emprendió fue dar muerte a la hidra de Lerna (Biblioteca
Histórica/Diodoro de Sicilia, Libro IV-11, 5 y Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, II-5,
2).
- Los corceles del tracio o las yeguas de Diomedes, el Tracio que se alimentaban con los
miembros de los extranjeros que ellas mismas despedazaban (Biblioteca
Histórica/Diodoro de Sicilia, Libro IV-15, 3 y 4, y Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro,
II-5, 8) : Octavo trabajo.
- El primer trabajo que emprendió fue matar al león de Nemea (Biblioteca
Histórica/Diodoro de Sicilia, Libro IV-11, 3 y 4 y Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro,
II-5, 1).
Relacionado con este tema, cuenta Pausanias que en Atenas hay un santuario de Heracles
llamado Cinosarges … Hay altares de Heracles y Hebe, la hija de Zeus que, según la
tradición, se casó con Heracles. Está también edificado un altar de Alcmena y de Yolao,
que colaboró con Heracles en la mayoría de sus trabajos (Descripción de Grecia, Libro I-
19, 3).
También en Eubea hay un templo consagrado a Hera, donde la imagen de Hera está
sentada en un trono (II-17, 4), y se dice que la imagen que está junto a Hera es Hebe …
(II-17, 5). Entre las ofrendas dignas de mención está un altar que tiene esculpida en
relieve la legendaria boda de Hebe y Heracles … (Descripción de Grecia, Libro II-17, 6).
192
I.4 CUARTO APARTADO : HECHOS OCURRIDOS TRAS LA
MUERTE DE HERACLES. LOS HERACLIDAS.
Hemos dicho que cuando la pira se consumió completamente y los compañeros de Yolao
fueron a recoger los huesos, no encontraron ni uno solo, por lo que llegaron a la
conclusión de que Heracles había dejado el mundo de los hombres para estar en
compañía de los dioses (Biblioteca Histórica/Diodoro de Sicilia, Libro IV-38, 5).
Por esta razón, sigue contando Diodoro de Sicilia, le dedicaron sacrificios funerarios
como a un héroe, le construyeron un túmulo y luego regresaron a Traquis.
Siguiendo este ejemplo, Menecio, el hijo de Áctor, que era amigo de Heracles, le sacrificó
un jabalí, un toro y un carnero como a un héroe e instituyó que cada año en Opunte se
ofrecieran sacrificios a Heracles y se le honrara como a un héroe (Biblioteca Histórica,
Libro IV-39, 1).
Sin embargo, tras su muerte, Heracles no sólo recibió honores : debido al odio que sentía
hacia él, Euristeo siguió persiguiéndole en la persona de sus hijos, los Heraclidas.
Respecto a los HERACLIDAS, veamos en primer lugar, cuantos y cuales fueron los hijos
de Heracles, según los relatos de los diferentes autores.
Homero nombra a Tlepólemo, a quien dio a luz Astioquía por obra del pujante Hércules :
193
659 La había traído Hércules de Éfira, de orillas del río Seleente,
660 tras saquear numerosas ciudades de mozos criados por Zeus.
Los Tespíadas son los hijos que Heracles tuvo con las cincuenta hijas de Tespio : Diodoro
de Sicilia lo afirma pero no los nombra, como hará más adelante el Pseudo-Apolodoro :
Mientras estuvo al servicio de Ónfale, tuvo con ella un hijo llamado Lamo, y otro llamado
Cleodeo con una esclava :
194
De regreso de Esparta donde reinstaló en el trono a Tindáreo, Heracles se dirigió hacia
Arcadia, se detuvo en casa del rey Áleo y se unió a su hija Auge de quien nacerá Télefo :
Tlepólemo es el hijo que Heracles tuvo con la hija de Fileas, rey de los tesprotos. El
Pseudo-Apolodoro la llama Astíoque, hija de Filante :
Libro IV-37, 1 :
De Deyanira también tuvo dos hijos, más jóvenes que Hilo, Gleneo y Hodites.
Con la hija de Filante (Meda), Heracles tuvo a Antíoco, aunque, anteriormente (IV-36, 1) y
coincidiendo con el Pseudo-Apolodoro, dice que tuvo a Tlepólemo :
195
Diodoro presenta a Mégara como esposa de Heracles, pero, aunque afirma que tuvo hijos
con ella, no nombra a ninguno de ellos, cosa que hace el Pseudo-Apolodoro (Biblioteca
Mitológica, II-4, 11 : Terímaco, Creontíades y Deicoonte) y también Higino (Fábulas, XXXI,
6, XXXII, 1 y 2 : Terímaco y Ofites, nombrando a todos los hijos en la Fábula CLXII) :
Con Calcíope, hija de Eurípilo, hijo de Posidón y Astipalea, rey de la isla de Cos, Heracles
tuvo un hijo llamado Tésalo (al que el Pseudo-Apolodoro llama Tétalo) :
196
BIBLIOTECA MITOLÓGICA (Pseudo-Apolodoro) : II-7, 8 :
De las hijas de Tespio tenía estos hijos : De Procris a Antileonte e Hipeo pues la mayor
dio a luz gemelos; de Pánope a Trepsipas; de Lise a Eumedes; de … a Creonte; de
Epilaide a Astianacte; de Certe a Yobes; de Euribia a Polilao; de Patro a Arquémaco; de
Meline a Laomedonte; de Clitipe a Euricapis; a Eurípilo de Eubote; de Aglaya a
Antiades; a Onesipo de Criseida; de Oría a Laómenes; a Teles de Lisídice; a Entélides de
Menípide; a Hipódromo de Antipe; a Teleutágoras de Eri …; a Cápilo de Hipo; de
Eubea a Olimpo; de Nike a Nicódromo; de Árgele a Cleolao; de Éxole a Eritrante; de
Jántide a Homolipo; de Estratonice a Átromo; a Celeustánor de Ífide; de Laótoe a
Antifo; de Antíope a Alopio; a Astibies de Calamétide; de Fileide a Tigasis; de Escreide
a Leucones; de Antea a …; de Eurípile a Arquédico; a Dinastes de Erato; de Asópide a
Méntor; de Eone a Amestrio; de Tifise a Linceo; de Olimpusa a Halócrates; de
Helicónide a Falias; de Hesiquía a Estrobles; de Terpsícrate a Euríopes; de Elaquía a
Buleo; a Antímaco de Nicipe; a Patroclo de Piripe; a Nefo de Praxítea; de Lisipe a
Erasipo; a Licurgo de Toxícrate; a Búcolo de Marse; a Leucipo de Eurítele; de
Hipócrate a Hipócigo. Estos eran los nacidos de las hijas de Tespio.
En cuanto a los demás,
Con Deyanira, hija de Eneo, tuvo a Hilo, Ctesipo, Gleno y Onites;
de Mégara, hija de Creonte, tuvo a Terímaco, Deicoonte y Creontíades;
de Ónfale tuvo a Agelao, de quien desciende la estirpe de Creso;
de Calcíope, hija de Eurípilo (hijo de Posidón y Astipalea), tuvo a Tétalo;
de Epicasta, hija de Augías, tuvo a Téstalo;
de Parténope, hija de Estínfalo, tuvo a Everes;
de Auge, la hija de Aleo, tuvo a Télefo;
de Astíoque, hija de Filante (o Fileas), tuvo a Tlepólemo;
de Astidamía, hija de Amíntor, tuvo a Ctesipo;
de Autónoe, hija de Pireo, tuvo a Palemón.
En otro lugar, el autor habla de Auge, de su violador Heracles, y del hijo, Télefo, nacido
de esta violación.
Cuando Áleo, padre de Auge, descubrió el hijo que Auge había tenido, ordenó a Nauplio
que la matara, pero éste, la entregó a Teutrante, rey de Misia, quien se casó con ella. Este
relato coincide con la Fábula C en la que Higino habla de Teutrante.
197
sido criado por unos pastores corintios, llegó a Delfos en busca de sus padres e,
informado de ello por el dios, se presentó en Misia y se convirtió en hijo adoptivo de
Teutrante; y a su muerte le sucedió en el trono.
El Pseudo-Apolodoro nombra de nuevo a Télefo, hijo de Heracles, a propósito de su
enfrentamiento con Agamenón que desembarcó en Misia creyendo que era Troya :
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : 3, 17 :
Desconocedores de la singladura hacia Troya, atracan en Misia y procediendo a
devastarla, en la creencia de que era Troya. Télefo, hijo de Heracles, que a la sazón era
rey de Misia, al ver su territorio invadido, repartió armas a los misios y puso en fuga a
los helenos en dirección a las naves …
En otros lugares, Higino habla de Télefo, el hijo que Hércules tuvo con
Auge, después de violarla :
En el texto que sigue Higino presenta a Teutrante, rey de Misia, padre de Auge, a la vez
que considera a ésta como la madre de Télefo, cosa que Teutrante ignoraba. Como
Télefo ayudó a Teutrante en su lucha contra Idas, hijo de Afareo, Teutrante le ofreció
como esposa a su hija Auge. Cuando Télefo descubrió la verdad, cogió a su madre y se la
llevó a su patria (Fábulas, C). Anteriormente (Fábulas, XCIX, 2) cuenta Higino que cuando
Auge huyó a Misia junto al rey Teutrante, éste, “como no tenía hijos, la trató como si lo
fuera”.
198
FÁBULAS (Higino) : C, 1 a 4 :
001 Idas, hijo de Afareo, quiso privar de su reino al rey Teutrante, en Misia. Allí llegó
Télefo, hijo de Hércules, con su compañero Partenopeo, en busca de su madre.
Siguiendo la respuesta de un oráculo, Teutrante le prometió a Télefo su reino y la mano
de su hija Auge si le protegía del enemigo.
002 Télefo no desaprovechó la oferta del rey y junto a Partenopeo venció a Idas en un
único combate. El rey cumplió su palabra y le entregó su reino y, sin saberlo, a su madre
Auge como esposa. Pero ella no quería que ningún mortal tocara su cuerpo, por lo que
quiso matar a Télefo sin saber que era su hijo.
003 Así pues, cuando se encontraron en la cama, Auge cogió la espada para matar a
Télefo. Entonces, se dice que por voluntad de los dioses apareció entre ellos dos una
serpiente de gran tamaño y cuando Auge la vio, arrojó su espada y reveló a Télefo sus
intenciones.
004 Al oírlo, Télefo se dispuso a matar, sin saberlo, a su madre. Ella invocó a Hércules,
su violador, lo que le valió a Télefo para reconocer a su madre y llevársela a su patria.
En otro lugar, Higino precisa que Auge no era hija de Teutrante, sino que, al llegar ésta a
Misia huyendo de su padre, Teutrante la recibió y la trató como si lo fuera :
199
Lico, hijo de Neptuno, pensó que había muerto, quiso matar a Mégara, su esposa, hija de
Creonte, así como a sus hijos Terímaco y Ofites, y apoderarse de su reino.
Una vez conocidos los nombres de los descendientes de Heracles, veamos cuales fueron
sus actuaciones tras la desaparición del héroe.
Cuenta Diodoro de Sicilia que Euristeo, temeroso de que los hijos de Heracles le
usurparan el trono de Micenas, decidió :
- desterrar a los Heraclidas de todas las regiones de Grecia,
- desterrar también a los hijos de Licimnio, el hijo bastardo que Electrión tuvo de
una mujer frigia, Midea; Electrión fue también el padre de Alcmena, madre de
Heracles, por lo que Licimnio y Alcmena eran medio hermanos, y los hijos de
Licimnio, medio primos de Heracles (Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro,
II-4, 5),
- desterrar a Yolao (hijo de Ificles, hermano de Heracles)
- y desterrar a los arcadios que habían acompañado a Heracles en varias de sus
expediciones.
Los atenienses acogieron a todos los desterrados, y, algún tiempo después, su ejército
mandado por Yolao, Teseo e Hilo, se enfrentó y venció al ejército de Euristeo en una
batalla campal en la que el propio Euristeo perdió la vida a manos de Hilo, el hijo de
Heracles :
200
003 Por ello ordenó al rey Ceix que expulsara a los Heraclidas y a los hijos de
Licimnio, así como a Yolao y al grupo de los arcadios que habían participado en las
expediciones de Heracles; y añadió que, si no hacía esto, debería afrontar una guerra.
004 Los Heraclidas y sus compañeros vieron que no estaban en condiciones de combatir
contra Euristeo y decidieron exiliarse de Traquis voluntariamente; y al pasar por las
ciudades más importantes, pedían que los acogieran como ciudadanos.
Cuando ninguna se atrevía a acogerlos, entre todos sólo los atenienses, por su innato
sentido de la equidad, recibieron a los Heraclidas. Los instalaron, a ellos y a sus
compañeros de exilio, en la ciudad de Tricorito (en Ática), que es una de las ciudades de
la llamada Tetrápolis.
005 Algún tiempo después, al hacerse hombres todos los hijos de Heracles y crecer en
estos jóvenes un sentimiento de orgullo por el honor de descender de Heracles, Euristeo,
mirando con desconfianza el aumento de su poder, emprendió una expedición contra
ellos con un gran ejército.
006 Pero los Heraclidas, que contaban con la ayuda de los atenienses, eligieron como
jefe a Yolao, el sobrino de Heracles, le confiaron el mando del ejército, juntamente con
Teseo y con Hilo, y vencieron a Euristeo en una batalla campal. La mayor parte de los
que iban con Euristeo fueron aplastados en el combate, y el mismo Euristeo, al partirse
su carro en la huida, fue muerto por Hilo, el hijo de Heracles; e igualmente perecieron
en la batalla todos los hijos de Euristeo.
Pausanias dice que fue Ceix quien envió a los Heraclidas a Atenas donde reinaba Teseo.
Ello provocó la guerra entre los atenienses y Euristeo, guerra que ganaron los primeros tras
la muerte de Macaria, hija de Deyanira y Heracles, quien se ofreció voluntaria al
sacrificio, tal y cómo había pedido el oráculo :
201
Después de la partida de Heracles de entre los hombres, cuando Euristeo reclamó sus
hijos (los Heraclidas) al héroe, el rey de Traquis (Ceix) los envió a Atenas alegando que
era débil y que Teseo podría protegerlos; y cuando llegaron los niños como suplicantes,
provocaron entonces por primera vez una guerra entre atenienses y peloponesios, al no
entregárselos Teseo a Euristeo, que se los reclamaba.
Dicen que los atenienses recibieron un oráculo según el cual uno de los hijos de
Heracles debía morir voluntariamente, porque, de lo contrario, no obtendría la victoria.
Entonces Macaria, hija de Deyanira y Heracles, se dio muerte y dio la victoria a los
atenienses en la guerra y la fuente tomó su nombre de ella.
Antonino Liberal, reproduciendo a Ferécides, cuenta que Euristeo expulsó a los Heraclidas
de los lugares donde reinaban, por lo que éstos solicitaron la ayuda de Demofonte, el hijo
de Teseo, y no la del propio Teseo como hemos visto en los textos anteriores. Finalmente
se refugiaron en Atenas (en la ciudad de Tricorito, según Diodoro de Sicilia), y,
amenazados por Euristeo, acordaron luchar contra él : Euristeo murió en la liza, el
contingente argivo se puso en fuga, lo que permitió a los Heraclidas y a sus acompañantes,
instalarse de nuevo en Tebas (en Beocia, región situada al norte del Ática) :
En relación con la muerte de Euristeo, acabamos de ver cómo Antonino Liberal dice que
murió en el enfrentamiento entre sus tropas y las de los atenienses.
202
Píndaro (518 – 438 a.C) ya había contado anteriormente que Euristeo murió a manos de
Yolao :
El Pseudo-Apolodoro indica que fue Hilo quien le dio muerte, y, cortándole la cabeza, se
la dio a Alcmena :
Hemos hablado de la ayuda que Teseo prestó a los Heraclidas, por lo que conviene
conocer mejor este personaje de manera a comprender porqué prestó su ayuda a los
descendientes de Heracles.
Teseo, el que eliminó al Minotauro con la ayuda de Ariadna, la hija de Minos, fue el gran
héroe ateniense y el responsable de la grandeza de Atenas. Después de la muerte de Egeo,
Teseo le sucedió en el trono, gobernó al pueblo de acuerdo con las leyes e hizo mucho por
la prosperidad de su patria. Su contribución más notable fue anexionar a Atenas los
demos, que eran pequeños en extensión, pero numerosos. A partir de entonces, en efecto,
los atenienses se llenaron de orgullo por la importancia de su ciudad y aspiraron a la
hegemonía de Grecia (Biblioteca Histórica/Diodoro de Sicilia, Libro IV-61, 8).
Teseo y Heracles se conocían, porque en el pasado ambos se habían encontrado en, por lo
menos, tres acontecimientos importantes, lo cual puede justificar la disposición favorable
con la que Teseo acogió a los Heraclidas, descendientes de Heracles :
- Por un lado, ambos formaron parte del grupo de argonautas que partieron, bajo las
órdenes de Jasón, hacia la Cólquide, en busca del vellocino de oro.
- Por otra parte, Teseo acompañó a Heracles cuando, en cumplimiento de su noveno
trabajo, tuvo que enfrentarse a las Amazonas.
- Por último, Teseo estaba en deuda con Heracles, puesto que éste fue quien lo liberó
del Hades y lo trajo de nuevo a la tierra.
203
Higino y el Pseudo-Apolodoro informan sobre la presencia de Teseo y Heracles entre los
Argonautas :
Libro IV-28, 1 :
Mientras Heracles se ocupaba de todo esto, dicen que las Amazonas que habían quedado
en la región del río Termodonte se reunieron en masa con la determinación de vengarse
de los griegos por lo que Heracles había hecho en su expedición contra ellas.
Tenían un especial deseo por castigar a los atenienses porque Teseo había hecho
esclava a la que tenía el mando de las Amazonas, Antíope, o, como escriben otros,
Hipólita.
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : I, 16 :
204
En una incursión en compañía de Heracles contra las amazonas, (Teseo) raptó a
Antíope o, según otros, a Melanipa, y según Simónides a Hipólita, razón por la cual
atacaron Atenas las amazonas y, en esta campaña, las venció Teseo al frente de los
atenienses en la colina del Areópago.
Sobre el rescate de Teseo efectuado por Heracles cuando aquél se encontraba preso en el
Hades, tenemos versiones distintas :
- Según Diodoro de Sicilia, en un lugar afirma que Heracles liberó a Teseo, y en
otro, que liberó a Teseo y a Pirítoo.
- Según Higino, Heracles consiguió liberar a Teseo y a Pirítoo.
- Según el Pseudo-Apolodoro, Heracles sólo consiguió liberar a Teseo.
Libro IV-26, 1 :
Heracles, pues, según los mitos que se nos han transmitido, bajó a los dominios de
Hades, donde fue recibido por Perséfone como un hermano, e hizo subir a Teseo y
Pirítoo, después de liberarlos de sus ligaduras.
Higino cuenta que fue Júpiter/Zeus quien ordenó a Teseo y Pirítoo que se
dirigieran a Plutón/Hades para, inexplicablemente, pedirle la mano de su
esposa Proserpina/Perséfone; la lógica reacción de Plutón fue la de
mantenerlos presos en los Infiernos. Tuvieron suerte que Hércules,
cuando descendió a los Infiernos en busca de Cerbero, pudo conseguir el
perdón de Plutón, pudiendo así devolverlos a la tierra :
205
peligro (al haber raptado a Helena), les ordenó mientras dormían que los dos pidieran a
Plutón (Hades) la mano de Proserpina para Pirítoo. Así, cuando descendieron a los
Infiernos por la isla de Ténaro y le contaron a Plutón el motivo que les había llevado
hasta allí, fueron abatidos por las Furias y torturados durante mucho tiempo.
003 Como Hércules había llegado allí para llevarse el perro de tres cabezas (Cerbero),
éstos le pidieron ayuda. Hércules consiguió el perdón de Plutón y los sacó de allí
incólumes.
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : 1, 24 :
En tanto Teseo, que había ido al Hades en compañía de Pirítoo, cae en una trampa, ya
que “Hades” como primera medida, para que se sintieran objeto de su hospitalidad, les
instó a sentarse en el trono del Olvido, en el cual permanecieron sólidamente atados por
las espirales de unas serpientes.
Así, Pirítoo quedó amarrado a perpetuidad, mientras que a Teseo lo subió Heracles y lo
envió a Atenas.
Como vemos, había sobrados motivos para que Teseo simpatizara con los Heraclidas, los
acogiera en Atenas y no dudara en defenderlos contra la persecución de Euristeo.
Hemos visto cómo las diferentes incursiones de Euristeo contra los Heraclidas, no sólo
terminaron en sucesivas derrotas, sino que además fueron la causa de su propia muerte, por
obra de Hilo según algunos autores, o de Yolao, según otros.
Perseo reinaba sobre Tirinto, Midea y Micenas. Casado con Andrómeda, tuvo en Micenas
a Alceo, Esténelo, Heleo, Méstor, Electrión y Gorgófone, todos ellos, estrechamente
relacionados con la historia de Heracles :
- Alceo tuvo con Astidamía (hija de Pélope), o con Laónome (hija de Guneo), o con
Hipónome (hija de Meneceo), a Anfitrión (que se casará con Alcmena, la madre de
Heracles) y Anaxo (que se casará con Electrión y será madre de Alcmena).
206
- Su hermano Esténelo tuvo con Nicipe (hija de Pélope) a Euristeo, que también
reinó en Micenas, reino que consiguió gracias a la intervención de Hera que utilizó
sus malas artes para que naciera antes que Heracles.
- Su hermano Méstor tuvo con Lisídice (hija de Pélope) a Hipótoe, la cual, raptada
por Posidón, fue madre de Tafio que colonizó Tafos, y que, a su vez, fue padre de
Pterelao.
- Su hermano Electrión, que fue rey de Micenas, se casó con su sobrina Anaxo (hija
de Alceo) y fue padre de Alcmena, esposa de Anfitrión y madre de Heracles. Por
accidente, Anfitrión causó la muerte de su suegro Electrión, circunstancia que
aprovechó Esténelo para expulsarlo de todo Argos y hacerse con el poder de
Micenas y Argos.
Electrión tuvo también con una mujer frigia llamada Midea, un hijo bastardo,
Licimnio, tío de Heracles, al que sirvió fielmente; su hijo Eono, asesinado por los
hijos de Hipocoonte, fue vengado por Heracles matando a Hipocoonte y a sus
hijos, y entregando a Tindáreo el reino de Esparta.
- Seguidamente, Esténelo, reinando ya en Micenas, hizo llamar a los hijos de
Pélope, su suegro, Atreo y Tiestes, y les entregó a Midea.
(Cuanto acabamos de decir lo encontramos en la Biblioteca Mitológica/Pseudo-
Apolodoro, II-4, 4 a 6)
- Muertos Euristeo y sus hijos, Atreo, hermano de Nicipe madre de Euristeo, recibió
el reino y exilió a su hermano Tiestes, tras una serie de aventuras en las que las
traiciones y las venganzas ocupan el primer plano, tal y como las relata el Pseudo-
Apolodoro en Epítomes-2, 1 a 14.
Diodoro de Sicilia cuenta cómo, después de la muerte de Euristeo, Atreo se hizo cargo
del reino de Micenas y tomando consigo como aliados a los tegeatas y a algunos otros,
salió al encuentro de los Heraclidas (Biblioteca Histórica, Libro IV-58, 2).
Este enfrentamiento entre los Heraclidas y Atreo fue ocasionado porque, al haber los
Heraclidas vencido a Euristeo en una batalla sonada y contando con un gran número de
aliados gracias a su éxito, todos los Heraclidas emprendieron una expedición contra el
Peloponeso bajo el mando de Hilo (Biblioteca Histórica, Libro IV-58, 2).
La hostilidad de Atreo para con los Heráclidas era lógica, puesto que, por su condición de
hermano de Nicipe, madre de Euristeo, Atreo tenía que vengar la muerte de Euristeo
ocasionada por Hilo, hijo de Heracles (según algunos autores), o por Yolao, sobrino de
Heracles (según otros).
Siguiendo con el relato de Diodoro, Atreo, rey de Micenas, ciudad de Argólida, se alió con
Équemo, rey de Tegea, en Arcadia, para enfrentarse a los Heraclidas..
Anteriormente, el propio Heracles ya había tenido relaciones con la ciudad de Tegea, por
lo menos en dos ocasiones :
- La primera fue cuando, tras conquistar Pilos emprendió una expedición contra
Esparta, en Lacedemonia, región situada al sur de Arcadia; para esta expedición,
Heracles pidió y obtuvo la ayuda de Cefeo, a pesar de que éste, en principio se
resistía a abandonar Tegea por miedo a sufrir, en su ausencia, un ataque de los
207
argivos. Lo cierto es que en estos enfrentamientos, tanto Cefeo como sus hijos, o la
mayoría de ellos, perdieron la vida (Biblioteca Histórica/Diodoro de Sicilia, Libro
IV-33, 5 y 6. Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, II-7, 3);
- La segunda fue, cuando, pasando por Tegea, Heracles sedujo a Auge, la hija de
Aleo, a la que dejó embarazada de Télefo (Biblioteca Histórica/Diodoro de Sicilia,
Libro IV-33, 7 a 12. Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, II-7, 4).
El encuentro de ambos ejércitos se produjo en la región del Istmo de Corinto que separa
la península del Peloponeso, donde se encuentran la Argólide (con Micenas) y la Arcadia
(con Tegea), de la Grecia continental donde se encuentra el Ática (con Atenas, Tricorito
y Maratón).
Hilo propuso que las diferencias se resolvieran con el enfrentamiento de un campeón que
representara a cada uno de los bandos.
Una primera vez, tras haber conquistado todas las ciudades del Peloponeso, tuvieron que
regresar al Ática e instalarse en la llanura de Maratón, ya que una plaga que invadió todo el
Peloponeso, puso en peligro sus vidas : muerto Euristeo, los Heraclidas marcharon
contra el Peloponeso y conquistaron todas sus ciudades, pero transcurrido un año,
tuvieron que abandonarlo de nuevo ya que, debido a su presencia, según revelación de un
oráculo, se apoderó una plaga de todo el Peloponeso, por lo que abandonaron la península
y se retiraron a Maratón, región situada a poca distancia de Atenas, para allí instalarse
(Biblioteca Mitológica, II-8, 2).
Parece ser que, tras la muerte de Hilo, las diferencias entre una parte de los Heraclidas y
los argivos fueron atenuándose, puesto que, algún tiempo después, al aceptarles de buen
grado los argivos, Licimnio con sus hijos y Tlepólemo, hijo de Heracles, se instalaron en
Argos.
208
El resto de los Heraclidas, se quedaron residiendo en Tricorito y, cuando transcurrió el
período de cincuenta años, bajaron al Peloponeso (Biblioteca Histórica/Diodoro de
Sicilia, Libro IV-58, 5).
Antes de abandonar el Peloponeso, Tlepólemo (el hijo que Heracles tuvo con Astíoque, la
hija de Filante), debido a un hecho fortuito, mató a Licimnio, por lo que tuvo que exiliarse
a la isla de Rodas : Tlepólemo mató sin querer a Licimnio, pues mientras aquel daba
bastonazos a un criado, éste corriendo se metió y, huyendo acompañado de unos pocos,
llegó a Rodas y allí se instaló (Pseudo-Apolodoro/Biblioteca Mitológica, II-8, 2).
209
Équemo, presenta a Licimnio y Tlepólemo residiendo en Argos, al
aceptarles de buen grado los argivos, y cómo Tlepólemo mató a Licimnio
con el que disputaba por algunos asuntos, lo que le valió el tener que
exiliarse a Rodas, que administro dividiéndola en tres partes, y desde
donde participó en la expedición contra Troya, coincidiendo así con la
afirmado por Homero :
Pausanias contempla dos períodos en los que Hilo pudo llegar al Peloponeso : uno en el
reinado de Orestes, y otro, que Pausanias considera más verosímil, cuando Équemo, hijo
de Aéropo, obtuvo el poder sobre los arcadios (Descripción de Grecia, VIII-5, 1); sería en
este segundo momento cuando Tisámeno, hijo de Orestes, reinaba sobre los peloponesios
(Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, II-8, 2) :
Reinando Orestes :
DESCRIPCIÓN DE GRECIA (Pausanias) : Libro I-41, 1 y 2 :
001 Bajando de la Acrópolis (de Mégara) por la parte que mira al N. está el sepulcro de
Alcmena cerca del Olimpieo (recinto sagrado de Zeus Olímpico) …
002 Cerca está el sepulcro de Hilo, hijo de Heracles, que combatió en duelo contra el
arcadio Équemo hijo de Aérope (Aéropo); y quién fue este Équemo que mató a Hilo lo
diré en otro punto de mi relato. Hilo está también enterrado en Mégara. Ésta podría
llamarse con razón expedición de los Heraclidas contra el Peloponeso en el reinado de
Orestes.
DESCRIPCIÓN DE GRECIA (Pausanias) : Libro I-44, 10 :
210
Bajando desde este camino (el que conduce de Mégara a Corinto) hay un santuario de
Apolo Latoo, y después de él están las fronteras entre el territorio de Mégara y el de
Corinto, donde dicen que Hilo, hijo de Heracles, luchó en duelo contra el arcadio
Équemo.
Es posible que este segundo intento, que también terminó en fracaso, corresponda al
relato de Diodoro de Sicilia que antes hemos mencionado, según el cual Hilo desafió a
Équemo para determinar si los Heraclidas se quedaban o no en el Peloponeso; como
hemos visto, el desafío le costó la vida a Hilo.
Un nuevo intento (el tercero) de invasión del Peloponeso tuvo lugar cuando Tisámeno,
hijo de Orestes (nieto de Agamenón y Clitemestra, bisnieto de Atreo y tataranieto de
211
Pélope), reinaba sobre los peloponesios. Entablada nuevamente la lucha, vencieron los
peloponesios y murió Aristómaco, hijo de Cleodeo, nieto de Hilo y bisnieto de Heracles.
(Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, II-8, 2. Descripción de Grecia/Pausanias, Libro
III-15, 10).
A este propósito, dice Pausanias : Fanes llegó a Sición cuando Aristómaco, hijo de
Cleodeo, interpretó mal el oráculo que le había sido dado, y por ello no consiguió su
regreso al Peloponeso (Descripción de Grecia : Libro II-7, 6). Según el Pseudo-Apolodoro
(Biblioteca Mitológica, II-8, 2) fue Hilo quien se equivocó pensando que el oráculo, al
hablar de la “tercera cosecha” se refería al tercer año, en lugar de la tercera generación.
Siguiendo el relato del Pseudo-Apolodoro, el “peloponesio” Tisámeno (hijo de Orestes)
se enfrentó al heraclida Aristómaco, hijo de Cleodeo y nieto de Hilo (hijo de Heracles).
Sin embargo, en el relato de Pausanias, el “peloponesio” Tisámeno no se enfrentó a
Aristómaco sino a dos hijos de Aristómaco, Témeno y Cresfontes, que estaban
acompañados por los hijos de Aristodemo (Eurístenes y Procles, según el Pseudo-
Apolodoro y Pausanias/Descripción de Grecia, III-1, 6 y 7) que había muerto antes :
Estos Heraclidas reclamaban tener derecho sobre el reino de Argos, puesto que, quienes
estaban presentes eran un Pelópida, es decir un descendiente de Pélope, y unos Persidas,
es decir, unos descendientes de Perseo :
- La genealogía de los Pelópidas es la siguiente :
Pélope, con Hipodamía, fue padre de Atreo y Tiestes,
Atreo, con Aérope, hija de Catreo, fue padre de Agamenón y Menelao,
Agamenón, con Clitemnestra (hija de Tindáreo), fue padre de Orestes y
Orestes, con Hermíone, fue padre de Tisámeno.
- La genealogía de los Persidas es la siguiente :
Perseo, con Andrómeda, fue padre de Electrión, Gorgófone y otros,
Electrión, con Anaxo, fue padre de Alcmena,
Alcmena, con Anfitrión (o mas bien con Zeus), fue madre de Heracles,
Heracles, con Deyanira, fue padre de Hilo,
Hilo, con Yole, fue padre de Cleodeo,
Cleodeo, fue padre de Aristómaco,
Aristómaco, fue padre de Témeno, Cresfontes y Aristodemo.
Para comprender el derecho que los Heraclidas pudieran tener sobre el reino de Argos,
debemos conocer la genealogía de algunos personajes.
II-4, 5 :
De Andrómeda (Perseo) tuvo hijos … y una hija Gorgófone, a quien tomó por esposa
Perieres.
III-10, 3 :
De Cinortas fue hijo Perieres, quien desposó a Gorgófone, hija de Perseo, según afirma
Estesícoro, y dio a luz a Tindáreo, Icario, Afareo y Leucipo.
213
DESCRIPCIÓN DE GRECIA (Pausanias) :
-Libro II-21, 7 : En Argos, junto a este sepulcro de la Gorgona, está la tumba de
Gorgófone, hija de Perseo … Dicen que fue la primera de las mujeres que, cuando
murió su marido, Perieres, hijo de Eolo -se casó con él siendo virgen-, volvió a contraer
matrimonio con Ébalo; antes estaba establecido para las mujeres el permanecer viudas
cuando moría su esposo.
-Libro III-1, 4 : Éste (Ébalo) tuvo por mujer a Gorgófone, hija de Perseo de Argos, y
tuvo un hijo, Tindáreo, con el cual Hipocoonte (medio hermano de Tindáreo al ser hijo
de Ébalo y Batía, según el Pseudo-Apolodoro) disputaba el reino, reclamando el trono en
virtud de su primogenitura. Como se atrajo a Icario y a los sediciosos, era mucho más
poderoso que Tindáreo y le obligó a retroceder amedrentado, según dicen los
lacedemonios, a Pelana (en Lacedemonia), pero dice de él una leyenda de los mesenios
que marchó huyendo a Mesenia junto a Afareo, y que Afareo, hijo de Perieres, era
hermano de madre de Tindáreo. Dicen que vivió en Talamas de Mesenia, y mientras
vivió allí le nacieron sus hijos.
-Libro IV-2, 4 : Perieres tuvo de Gorgófone, la hija de Perseo, a Afareo y Leucipo, y
cuando murió Perieres, ellos heredaron el reino de Mesenia. Pero Afareo tuvo más
poder. Cuando fue rey, fundó la ciudad de Arene, llamada así por la hija de Ébalo, su
mujer y al mismo tiempo hermana de la misma madre, pues Gorgófone se había casado
con Ébalo (Afareo hijo de Perieres era medio hermano de Arene hija de Ébalo, al ser
hijos de la misma madre, Gorgófone).
214
fue antiguamente una ciudad. Dicen que allí vivió Tindáreo, cuando huyó de Esparta
ante Hipocoonte y sus hijos.
La ayuda de Heracles a Tindáreo resulta comprensible, ya que, por una parte, ambos eran
“persidas”, y por otra, Heracles estaba enfrentado a Hipocoonte, ya que no podía olvidar el
comportamiento indeseable que, en el pasado, éste había tenido hacia él y hacia sus
amigos, al haber, por una parte ayudado a Neleo, de Pilos, cuando Heracles, tras
conquistar la Élide, marchó contra Pilos, y por otra, por haber matado a Eono hijo de
Licimnio (Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, II-7, 3. Biblioteca Histórica/Diodoro
de Sicilia, Libro IV-33,5).
216
BIBLIOTECA MITOLÓGICA (Pseudo-Apolodoro) : III-10, 9 :
Al ver su gran número (de pretendientes) Tindáreo temió que, si elegía a alguno, los
demás provocasen revueltas; entonces Odiseo le prometió que si le ayudaba en lo
concerniente a su boda con Penélope, le sugeriría una manera por medio de la que no se
producirían querellas. En cuanto Tindáreo le hubo prometido su ayuda, le dijo que
hiciera jurar a los pretendientes que prestarían su auxilio si el elegido como novio
recibía ultrajes de algún otro respecto a su matrimonio. Oído esto, Tindáreo tomó
juramento a los pretendientes y él mismo eligió como novio (de Helena) a Menelao, al
tiempo que pedía a Icario la mano de Penélope para Odiseo.
Esta consideración de Tindáreo hacia Helena, justifica el aprecio que sentía también
hacia su yerno Menelao, hasta el punto de confiarle el reino de Esparta :
Visto el parentesco que unía a Tindáreo con Agamenón y Menelao (suegro y yernos), no
es de extrañar que cuando Egisto, hijo de Tiestes, tras matar a su tío Atreo, restituyó a su
padre en el reino de Micenas, sus primos Agamenón y Menelao huyeran y se refugiaran
junto al que sería su suegro Tindáreo.
Más adelante, Tindáreo ayudó a Agamenón a reconquistar Micenas, a la vez que, como
hemos visto, confiaba a Menelao su propio reino de Esparta :
217
lo lleva a Polifides, el señor de Sición,
quien los manda a su vez hasta el etolio Eneo.
Poco después Tindáreo los devuelve a su patria,
y ellos al mismo Tiestes, huido al altar de Hera,
lo alcanzan y hace voto de vivir en Citeria.
De Tindáreo son yernos, desposan a sus hijas,
Agamenón se cobra en el lecho a Clitemestra,
Tras dar muerte a su cónyuge, Tántalo hijo de Tiestes,
y a su recién nacido, y Menelao a Helena”.
Ya hemos visto que el encuentro entre Tisámeno (hijo de Orestes) rey de los
“peloponesios”, y Aristómaco (o sus hijos y sobrino) conduciendo a los “heraclidas”, se
terminó con la victoria del primero y la muerte del segundo.
Muerto Aristómaco (hijo de Cleodeo), toman la iniciativa otros hijos de Cleodeo, que,
según cuenta el Pseudo-Apolodoro, cuando se hicieron hombres, consultaron al oráculo
sobre su regreso al Peloponeso (cuarto intento), recibiendo la misma respuesta que
anteriormente había recibido Hilo : que regresasen tras aguardar la tercera cosecha,
respuesta que Hilo interpretó erróneamente creyendo que la tercera cosecha eran tres
años. (Biblioteca Mitológica, II-8, 2).
Ante este nuevo fracaso, Témeno consultó de nuevo al oráculo, quien le ordenó desterrar al
asesino del adivino, y tomar como guía a un ser de tres ojos : esta vez la expedición
efectuada por mar y por tierra (según el Pseudo-Apolodoro), en lugar de solamente por
tierra, terminó con éxito :
219
toparon con Óxilo, hijo de Andremón, que iba montado en un caballo que tenía un solo
ojo pues el otro lo había perdido de un flechazo. Éste había huido a Élide por un crimen
y desde allí, transcurrido un año, volvía a Etolia.
Óxilo vivía en Etolia, región de la Grecia peninsular situada al norte del Golfo de Corinto, y
desde allí se desplazó a Élide, región que se encuentra al noroeste de la península del
Peloponeso. Guiados por él, los Heraclidas (Témeno) entablaron un nuevo combate del
que resultaron victoriosos. En él encontraron la muerte tanto Tisámeno, como Pánfilo y
Dimante, hijos de Egimio :
Interpretando en este sentido el oráculo, lo hicieron su guía; trabando combate con los
enemigos, les superaron tanto por tierra como por mar y mataron a Tisámeno, hijo de
Orestes. Pero también murieron sus aliados, Pánfilo y Dimante, hijos de Egimio.
220
DESCRIPCIÓN DE GRECIA (Pausanias) : Libro VIII-29, 5 :
Del lugar que llaman Bato dista unos diez estadios la llamada Basilis. Su fundador fue
Cípselo, el que dio en matrimonio a su hija a Cresfontes, hijo de Aristómaco.
Desde las costas de Élide, los Heraclidas emprendieron la conquista de todo el Peloponeso.
Una vez que los Heraclidas lograron dominar el Peloponeso, erigieron tres altares en
honor de Zeus Patrio, ofrecieron sobre ellos sacrificios y echaron a suerte las ciudades.
El primer lote fue Argos, el segundo Lacedemonia y el tercero Mesenia. Luego trajeron
una vasija con agua y decidieron que cada uno arrojara dentro una ficha.
Así, Témeno y los hijos de Aristodemo, Procles y Eurístenes, arrojaron unas piedras, pero
Cresfontes, que quería obtener Mesenia, echó dentro un terrón de tierra. Al disolverse
éste, forzosamente habrían de aparecer los otros dos lotes.
Sobre los altares en los que habían ofrecido sacrificios encontraron que había unas
señales : un sapo, los que habían obtenido Argos (Témeno), un dragón, los que habían
obtenido Lacedemonia (o Esparta, Procles y Eurístenes), y una zorra, los que Mesenia
(Cresfontes).
Acerca de estas señales dijeron los adivinos que a los que habían obtenido un sapo les
sería preferible quedarse en la ciudad pues este animal no posee fuerza para caminar.
Quienes habían obtenido un dragón, decían que serían terribles en su acometida, y astutos
los que habían encontrado una zorra. (Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, II-8, 5).
221
I. 5 QUINTO APARTADO : PARTICIPACIÓN DE HERACLES EN
UNA GUERRA (la guerra de Troya) y en
UNA AVENTURA (la búsqueda del vellocino de oro acompañando a
Jasón y a los argonautas).
I.5.01 Participación de Heracles en la guerra de Troya :
222
Se trate de un simple promontorio o de un cabo, el hecho es que Heracles, deseoso de
realizar un sacrificio a los dioses, envió a Licas, su asistente, a Traquis con la orden de
pedir la túnica y el manto que solía usar en los sacrificios, a su mujer Deyanira. Es
entonces cuando Heracles recibe la túnica impregnada con la sangre del centauro Neso,
envenenada con el veneno de la Hidra de Lerna, y que, al ponérsela, se vio acometido por
un dolor inmenso. Trasladándose al monte Eta, en Tesalia, levantó una pira, se acostó
encima de ella y se puso a pedir a cada uno de los que se aproximaban que encendiera la
hoguera. Al no atreverse nadie a obedecerle, sólo Filoctetes se dejó convencer; y así, tras
recibir como regalo el arco y las flechas de Heracles en correspondencia a su ayuda,
prendió el fuego (Biblioteca Histórica, Libro IV-38, 1 a 4).
También Ovidio cuenta cómo Hércules, enloquecido por los dolores que le ocasionaban las
quemaduras producidas por la túnica envenenada con la sangre del centauro Neso,
caminaba por el alto Eta (monte situado en el sur de Tesalia) como un toro que llevase
clavado un venablo en el cuerpo (Metamorfosis, Libro IX, 204 a 206). Después de cortar
árboles que el escarpado Eta produjera y de apilarlos formando una pira, mandó al hijo
de Peante (Filoctetes), quien se encargó de prender el fuego, que en adelante lleve tu
arco, tu inmensa aljaba y tus flechas que habrían de ver una vez más el reino de Troya
(Metamorfosis, Libro IX, 229 a 234).
Higino dice que fue Filoctetes, hijo de Peante (y no el propio Hércules), quien construyó
para Hércules una pira sobre el monte Eta y que éste subió allí y <abandonó> la
condición de mortal que le correspondía por ser hijo de la mortal Alcmena. Por este favor,
Hércules dio a Filoctetes su arco y sus flechas (Fábulas, XXXVI. Deyanira, 5).
Higino, al hablar sobre “los que tuvieron entre sí una muy íntima amistad”, nombra a
Hércules, hijo de Júpiter, con Filoctetes, hijo de Peante (Fábulas. CCLVII, 2).
Filoctetes, con el arco y las flechas de Heracles, tuvo un papel importante en la guerra de
Troya, puesto que con ese arco y esas flechas, mató a Alejandro (o Paris), el hijo de
Príamo, rey de Troya, y hermano de Héctor, el cual, incluso después de muerto, tuvo que
sufrir la rabia y la ira de Aquiles.
El adivino Calcante es quien mayor importancia confiere al arco y a las flechas de Heracles
en el desenlace de la guerra de Troya, lo que permite contar al Pseudo-Apolodoro que,
estando ya la guerra en su décimo año, el adivino Calcante vaticina a los desanimados
helenos que Troya no puede ser expugnada de otra forma que contando con el arco y las
flechas de Heracles como aliados (Apéndices, 5, 8), en poder de Filoctetes.
Ovidio hace también alusión a este vaticinio en afirmaciones como las siguientes : ahora
223
que para la destrucción de Pérgamo (Troya) los adivinos exigen la presencia de
Filoctetes … (Metamorfosis, Libro XIII, 319 y 320).
Calcante, tras ver cómo una serpiente engullía a ocho polluelos y a su madre, vaticinó
que se necesitarían nueve años para tomar Troya :
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : 3, 15 :
Entonces Calcante dijo que semejante signo se había producido ante ellos por
determinación de Zeus y aseveró, basándose en lo ocurrido, que Troya había de ser
tomada en un espacio de tiempo de nueve años.
Filoctetes se encontraba en la isla de Lemnos, porque allí fue donde lo había abandonado
Odiseo/Ulises, debido al olor insoportable que desprendía la herida que le había
ocasionado la mordedura de una serpiente de agua que había surgido de detrás del altar de
Apolo. En vista de que la llaga se torna incurable y fétida, y el ejército no soporta el
hedor, Odiseo lo deja abandonado en Lemnos por orden de Agamenón, con el arco y las
flechas de Heracles, que él conservaba (Pseudo-Apolodoro/Apéndices, 3, 27).
Del hijo de Peante, exiliado en Lemnos, habla Ovidio en los siguientes términos : a ti, hijo
de Peante, no te retendría Lemnos, abandonado por culpa nuestra, a ti que ahora, dicen,
te escondes en las cuevas del bosque, y conmueves las piedras con tus lamentos … Y
ahora aquel que con nosotros prestó el mismo juramento de guerra, ¡ay!, uno de nuestros
caudillos, el heredero de las flechas de Hércules, quebrantado por el hambre y la
enfermedad viste y se alimenta de aves, y apuntando a los pájaros dispara los dardos que
estaban destinados a la caída de Troya (Metamorfosis, Libro XIII, 45 a 54).
224
persuade a embarcar hacia Troya. Él, curado a su llegada por Podalirio, alcanza con sus
flechas a Alejandro/Paris (Pseudo-Apolodoro/Apéndices, 5, 8 y 9).
225
I.5.02 Participación de Heracles en la búsqueda del vellocino de oro acompañando a
Jasón y a los argonautas :
En este apartado, nos vamos a limitar a estudiar la actuación que tuvo Heracles, como un
Argonauta más, en la búsqueda del vellocino de oro.
El protagonista de esta aventura fue Jasón, del que dice Apolonio de Rodas : Jasón, hijo
de Esón, que era hijo de Creteo (Apolonio de Rodas/Las Argonáuticas, III, 357).
Coincidiendo con Apolonio, Diodoro de Sicilia afirma que Jasón era hijo de Esón y por
parte de padre sobrino de Pelias, rey de los tesalios (Biblioteca Histórica, Libro IV-40, 1).
Efectivamente, Tiro tuvo con Posidón a Pelias y con Creteo a Esón, el padre de Jasón
(Biblioteca Histórica, Libro IV-68, 3).
En el mismo sentido se expresa el Pseudo-Apolodoro : Jasón, hijo de Esón, hijo de Creteo
y de Polimede, hija de Autólico … Esón habitaba en Yolco, donde tras Creteo reinaba
Pelias (Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, I-9, 16).
Tanto Apolonio de Rodas como Diodoro de Sicilia, precisan, aunque sin estar de
acuerdo, el momento en que Heracles se unió al grupo de los Argonautas :
-Para Apolonio de Rodas, Heracles se unió a la expedición de los Argonautas al
terminar el cuarto de sus trabajos, (entregar a Euristeo el jabalí del Erimanto).
Y, según Apolonio, su participación tomó fin prácticamente cuando fue abandonado en
Misia, mientras buscaba a su amigo Hilas, secuestrado por unas ninfas cuando se inclinó
sobre un lago buscando agua.
-Para Diodoro de Sicilia fue, al terminar el octavo de sus trabajos (entregar a Euristeo
las yeguas de Diomedes).
Y, según Diodoro, su participación tomó fin cuando los Argonautas estaban a punto de
separarse y, tras haber intercambiado juramentos de alianza, le pidieron a Heracles la
organización de los juegos en honor de Zeus Olimpio; por esto consagró al más grande de
los dioses aquella zona situada junto al río Alfeo (que atraviesa Arcadia y Élide, para
desembocar en el mar Jónico), que por el dios recibió el nombre de Olimpia (en Élide).
(Biblioteca Histórica, Libro IV-53, 4 y 5).
Según Diodoro, Heracles encontró la ocasión para vengarse de Laomedonte, cuando, tras
haber conseguido el vellocino de oro, los Argonautas se hicieron a la mar y, navegando
a través de la Propóntide (Mar de Mármara) y del Helesponto (estrecho de los
Dardanelos), arribaron a Tróade. Allí Heracles envió a la ciudad a su hermano Ificlo y a
Telamón (hermano de Peleo, el padre de Aquiles) para reclamar las yeguas y a Hesíone,
pero se dice que Laomedonte metió en la cárcel a los emisarios y se puso a maquinar la
muerte de los otros Argonautas en una emboscada. Gracias a Príamo, las maquinaciones
de Laomedonte no tuvieron éxito, Heracles mató a Laomedonte, se apoderó de la
ciudad …, luego entregó el reino a Príamo por su justicia y, tras sellar con él un pacto de
amistad, zarpó en compañía de los Argonautas (Biblioteca Histórica, Libro IV-49, 3 a 6).
227
Diodoro de Sicilia afirma que Heracles se unió a los Argonautas al
terminar el octavo trabajo :
Libro IV-40, 1 :
Respecto a los Argonautas, dado que Heracles participó en su expedición …
Los motivos por los que Jasón se lanzó a esta expedición, han sido expuestos por
Apolonio de Rodas, Diodoro de Sicilia, el Pseudo-Apolodoro e Higino, entre otros (como
veremos en el Capítulo II) y pueden resumirse en uno solo : la voluntad de Pelias de
ocasionar la muerte de Jasón, por miedo que éste, según había vaticinado el oráculo, un
día, se apoderara de su reino y le quitara la vida.
En esta época, la fama de Heracles era ya tan importante, que, una vez terminados los
preparativos que permitían a la nave zarpar en cuanto sean favorables los soplos del
viento, Jasón se dirigió a los componentes de la expedición, diciéndoles : “elegid al mejor
de vosotros para que sea vuestro jefe”. Los jóvenes volvieron a Heracles, el fuerte, sus
ojos, que estaba sentado en medio de ellos, y todos a él con un grito solo le pidieron que
fuera su guía. Heracles declina la invitación a favor de Jasón, diciendo “que el mismo que
aquí nos juntó, sea el jefe también de este grupo” (Las Argonáuticas/Apolonio de Rodas,
Canto I, 332 a 349).
Diodoro de Sicilia difiere de Apolonio ya que nada dice sobre la negativa de Heracles en
asumir la jefatura de la expedición : Una vez que se hubieron reunido los jefes, eligieron
como su general a Heracles, a quien otorgaron la preeminencia en consideración a su
valor (Biblioteca Histórica, Libro IV-41, 3).
El relato de Higino contempla la existencia de dos jefes, uno de la expedición (Jasón) y
otros dos que lo eran de la nave Argo (Zetes y Calais) :
- Jasón : En el momento de partir hacia la Cólquide, los Argonautas quisieron
nombrar jefe a Hércules, pero él se negó. Era mejor que fuera Jasón, gracias a
cuyo esfuerzo todos partían. Así pues, Jasón ejerció como jefe (Fábulas. XIV.
Argonautas convocados, 31).
- Zetes y Calais : los jefes de la nave fueron Zetes y Calais, hijos de Aquilón
(Bóreas), que tenían alas en la cabeza y en los pies (Fábulas. XIV. Argonautas
convocados, 32).
Cuando hubieron dispuesto con sumo cuidado todas las cosas, echaron a suertes el lugar
que cada uno tenía que ocupar en la nave, distribuyendo a dos hombres por cada banco de
remo. Mas el banco de en medio reserváronlo a Heracles, y por compañero le pusieron a
Anceo, el que habitaba en la ciudad de Tegea. A ellos solos les dejaron el banco que
estaba en el medio así simplemente, y no a suertes (Las Argonáuticas/Apolonio de Rodas,
Canto I, 394 a 398).
228
Higino hace otra distribución : en la proa, junto a los remos, tomaron asiento Peleo y
Telamón; en la parte central, Hércules e Idas (en lugar de Anceo); los demás ocuparon
los puestos asignados (Fábulas. XIV. Argonautas convocados, 32).
Tras dejar el puerto de Págasas (en Tesalia), los Argonautas se hicieron a la mar (mar
Egeo) con dirección al Helesponto (actual Estrecho de Dardanelos) que da acceso a la
Propóntide (actual Mar de Mármara) que comunica con el Ponto Euxino (actual Mar
Negro) a través del estrecho del Bósforo donde se encontraban las “errantes” Rocas
Ciáneas, pesadilla para los Argonautas.
Este es el itinerario que Jasón debía seguir para llegar a la Cólquide situada en la costa Este
del Ponto Euxino o Mar Negro.
Una primera y decisiva intervención de Heracles tuvo lugar cuando, al desembarcar los
Argonautas en la isla de Lemnos, son seducidos por las mujeres que allí habitaban, hasta el
punto que, tal vez, sin su intervención, los Argonautas no hubieran continuado su camino
hacia la Cólquide.
El primer lugar donde tocaron tierra, fue en la isla de Lemnos : con los rayos del sol,
dejóles el soplo del viento y, a golpe de remo, llegaron a Lemnos, la rocosa isla de los
Sintios, isla habitada únicamente por mujeres que, al ver que sus maridos entregaban
sus cuerpos y sus corazones a las esclavas tracias, mataron a sus esposos juntamente con
ellas en el lecho conyugal. El único hombre que se salvó fue Toante, padre de Hipsípila
que entonces gobernaba aquel pueblo (Las Argonáuticas/Apolonio de Rodas, Canto I, 603
a 621).
Los Argonautas hicieron partir de la nave a Etálida, que persuadió con sus palabras a
Hipsípila de que acogiese durante la noche a los que llegaban. Las mujeres de Lemnos
fueron a sentarse en asamblea, y Polixo, la nodriza de Hipsípila, les hizo pensar en lo
débiles que se encontraban al no disponer de hombres y la ocasión que ahora se les
presentaba para remediar esta situación desfavorable.
Entonces Hipsípila envió a Ifínoe para que invitara a Jasón y los demás Argonautas a
entrar en esta tierra y ciudad sin temor y en son de amistad (Las Argonáuticas/Apolonio
de Rodas, Canto I, 640 a 720).
Jasón y los suyos acepta. Jasón dirigióse al palacio real de Hipsípila; los demás al lugar
que a cada uno tocábale en suerte. Todos, salvo Heracles … y unos pocos compañeros
que no quisieron sumarse ((Las Argonáuticas/Apolonio de Rodas, Canto I, 853 a 856).
Y allí habrían permanecido de no ser porque Heracles, encolerizado, se dirigió a ellos
reprochándoles su conducta y, ninguno se atrevió a levantarle los ojos a la cara y
replicarle, antes bien, sin más, disolviendo la asamblea, dispusiéronse a partir a toda
prisa (Las Argonáuticas/Apolonio de Rodas, Canto I, 865 a 878).
La versión dada por Higino, aunque menos detallada, parece inspirada en la de Apolonio,
añadiendo que de Jasón, Hipsípila tuvo como hijos a Euneo y a Deípilo. En cuanto a los
Argonautas, como se habían detenido allí mucho tiempo, partieron increpados por
Hércules (Fábulas. XV, 3 y 4).
Una tercera escala tuvo lugar en el país de los Dolíones gobernados por Cícico, que
convivían con unos monstruos llamados “Hijos de la Tierra”, criados por Hera para
causar mayores problemas a Heracles. En un momento dado, los Hijos de la Tierra
intentaron obstruir la boca del Puerto Cerrado, con objeto de paralizar a la nave
Argo y acabar con la vida de los Argonautas.
Una vez más, es Heracles quien impide el éxito de los monstruosos “Hijos de la
Tierra”, permitiendo así que los Argonautas pudieran seguir su camino.
Apolonio de Rodas lo cuenta así : Desde allí, remando con ardor a través de los abismos
del Mar Negro, de un lado tenían la tierra de los Tracios, y del otro, frente a ella, a
Imbros, del lado de alta mar … Llegaron a la punta del Querneso (Quersoneso tracio),
península que se encuentra separada de las costas de la Tróade, en Asia Menor, por el
Helesponto (Estrecho de Dardanelos). Cuando acabaron de surcar el Helesponto, llegaron
a la Propóntide (Mar de Mármara); hay en el interior de la Propóntide una isla escarpada
… Vivían en ella unos Hijos de la Tierra, insolentes y salvajes, gran maravilla de ver
para todos los vecinos, pues seis brazos portentosos agitaban cada uno en el aire, dos de
ellos les salían de sus hombros robustos, los cuatro restantes, más abajo, implantados en
sus terribilísimos costados. El istmo, a su vez, y la llanura, los habitaban los hombres
Dolíones, cuyo rey se llamaba Cícico, y que vivían en paz con los monstruosos Hijos de la
Tierra. Los Dolíones y Cícico en persona acogieron amistosamente a los Argonautas cuya
nave se encontraba varada en el puerto conocido con el nombre Puerto Cerrado, al pie del
monte Díndimo.
Mas los Hijos de la Tierra lanzándose por el monte por el otro lado comenzaron a
obstruir la boca del Puerto Cerrado con piedras infinitas arrojadas al fondo, lo mismo
que se tiende una trampa a una bestia marina encerrada.
Pero allí había quedado, en efecto, con el grupo de héroes más jóvenes, Heracles, quien,
tensando con toda rapidez contra ellos su arco curvado hacia atrás, echólos a tierra
unos encima de otros. Mas ellos también, a su vez, levantaban y arrojábanles piedras de
filos agudos por todas partes, pues aquellos monstruos terribles también los criaba la
diosa Hera, la esposa de Zeus, a fin de que a Heracles sirviesen de prueba.
Los héroes, una vez que el combate acabó sin peligro, soltaron ya las amarras del navío a
los soplos del viento y siguieron su camino adelante surcando las olas del mar (Las
Argonáuticas, Canto I, 922 a 1014).
Los Argonautas parten de nuevo, llegando a las costas de una isla en la que
desembarcaron, y donde ninguno de ellos tuvo la precaución de advertir que se trataba de
la misma isla, ni tampoco a su vez, los Dolíones reconocieron claramente en la noche a
los héroes de vuelta … Ambos bandos se enfrentaron entre sí sin reconocerse
produciéndose las mayores tragedias, ya que Jasón mató al rey Cícico, y muchos de sus
súbditos murieron también a manos de los Argonautas; Heracles, por ejemplo, causóle la
muerte a Telecles y también a Megabrontes.
230
Con el alba pudieron contemplar ambos bandos el mortal e irremediable error. Incluso
Clite, la esposa de Cícico, añadió otra desgracia aún más amarga, anudándose un lazo de
horca a su cuello (Las Argonáuticas/Apolonio de Rodas, Canto I, 1015 a 1071).
Higino narra también cómo el rey Cízico recibió a los Argonautas en una isla de la
Propóntide (Mar de Mármara) con una generosa hospitalidad y cómo se desencadenó una
tempestad durante la noche y fueron llevados sin saberlo a la misma isla donde los dos
bandos se enfrentaron entre sí pensando que eran enemigos (Fábulas. XVI. Cízico, 1 y 2).
El Pseudo-Apolodoro hace lo mismo, pero, al igual que Higino, nada dice sobre el suicidio
de Clite. Finalmente añade que tras el entierro de los muertos, zarparon y tocaron tierra
en Misia. (Biblioteca Mitológica, I-9, 18)
Los huracanes que se desencadenaron durante los días que siguieron, impidieron a los
Argonautas hacerse a la mar, hasta que, por orden de Orfeo, se ofrecieron sacrificios a
Rea, la muy soberana, y al alba, una vez que cesaron los vientos, dejaron la isla a golpe
de remos (I, 1151 y 1152). Era entonces cuando Heracles arrastraba a todo el grupo de
remeros que sufría, con la fuerza de sus brazos, haciendo temblar los bien ajustados
travesaños del navío (I, 1162 y 1163), y deseosos de alcanzar la tierra firme de los Misios
…, en ese momento rompió Heracles por el medio su remo, y el héroe, sosteniendo en las
manos un trozo cayó de costado mientras bañaba el mar con sus olas el otro, haciéndolo
ir y venir con sus corrientes contrarias (Las Argonáuticas/Apolonio de Rodas, Canto I,
1164 a 1170).
Finalmente llegaron a las costas de Misia (tierra Ciánide), en Asia Menor, en la falda del
monte Argantonio y cerca de las bocas del Cío, donde fueron acogidos por los Misios con
honores de huésped y en son de amistad (Apolonio de Rodas, I, 1177 a 1179).
Heracles, por su parte, el hijo de Zeus, después de hacer buena recomendación a sus
amigos de que cenaran, se puso en camino hacia el bosque con el fin de fabricarse
cuanto antes un remo que se ajustase bien a su mano. Mientras iba de acá para allá
encontróse muy pronto un abeto no muy cargado de ramas, ni tampoco frondoso en
exceso … Sin perder un momento, puso el héroe en tierra la aljaba portadora de flechas,
con el arco incluido, y despojóse después de la piel de león. Después sacudió con su maza
de bronce pesado el abeto del suelo profundo y firme en que estaba asentado y echóle
ambos brazos en torno del tronco, confiado en su fuerza; acto seguido apoyó en él
también su ancho hombro, afianzándose bien con las piernas abiertas, y, aunque estaba
profundamente arraigado, abrazándose a él, lo arrancó del suelo de cuajo … Después
cogió otra vez el arco y las flechas, la piel de león y la maza, y emprendió de nuevo el
camino de vuelta (Las Argonáuticas/Apolonio de Rodas, Canto I, 1187 a 1206).
Mientras tanto, Hilas, el fiel servidor de Heracles, partió en busca de agua. Muy pronto,
Hilas encontróse una fuente, aquella que llaman Pegas los que habitan los lugares
cercanos … La Ninfa de aquel manantial, de bella corriente, salía en ese instante a la
superficie del agua, y vio a Hilas allí … Hirió de golpe el corazón de la Ninfa la diosa
Cipris (Afrodita) … y entonces, tan pronto como él su vaso apoyó en la corriente … al
instante, la Ninfa levantó el brazo izquierdo y se lo puso por encima del cuello, deseosa de
besar su boca tan tierna … y lo hundió en mitad de aquel remolino (Las
Argonáuticas/Apolonio de Rodas, Canto I, 1207 a 1239).
231
Polifemo, el hijo de Ílato, que, en su día se enfrentó a los Centauros (I, 40 a 44) y que
ahora formaba parte de la expedición de los Argonautas, escuchó el grito de Hilas e
inmediatamente salió en su busca, encontrándose en el camino con el mismísimo Heracles,
quien, lleno de ira, echó a tierra el abeto y lanzóse a correr por la senda que querían
llevarlo sus pies ellos solos, precipitándose con loco furor (Las Argonáuticas/Apolonio de
Rodas, Canto I, 1240 a 1264).
Entretanto, regresaron los soplos del viento. Tifis (el timonel de la nave Argo)
rápidamente dio la orden de subir a la nave y aprovecharse del viento. Ellos sin tardar
embarcaron, pero cuando se dieron cuenta de la ausencia de Heracles, Hilas y Polifemo
Ilátida, decidieron regresar, debido sobre todo a los violentos reproches de Telamón, y lo
hubieran hecho de no haber sido por los hijos del tracio Bóreas, los dos (Zetes y Calais),
que con duras palabras contuvieron al hijo de Éaco (Telamón, hermano de Peleo padre de
Aquiles). (Las Argonáuticas/Apolonio de Rodas, I, 1274 a 1301).
Higinio cuenta también el episodio de Hilas buscando agua, y cómo, junto con Heracles y
Polifemo fueron abandonados, pero no por voluntad de los Argonautas, sino tras haber
sido arrebatada su nave por el viento (Fábulas. XIV. Argonautas convocados, 25).
No fueron los hijos del tracio Bóreas los únicos que se opusieron al regreso de la nave a
las costas de Misia, ya que, de pronto surgió del abismo del mar y aparecióse ante ellos,
Glauco quien gritó a los héroes furiosos, reprochándoles que quisieran llevarse con ellos a
Heracles, cuando su destino es cumplirle todos los doce trabajos en Argos, al muy
orgulloso Euristeo, por más que le cuesten muy duras fatigas, y más tarde habitar en el
mismo hogar que los dioses inmortales, si es que aún lleva a cabo unos pocos que le
quedan (Las Argonáuticas/Apolonio de Rodas, Canto I, 1273 a 1321).
Y ahora nos encontramos con Lico, que era hijo del rey de los Mariandinos tras la muerte
de su padre Dáscilo, recordando que, cuando aún era imberbe, pasó por allí Heracles hacia
el país de las Amazonas en realización del noveno de sus trabajos, lo cual supone, que,
entretanto, ya había llevado a cabo los cuatro trabajos anteriores, cosa imposible de realizar
en los espacios de tiempo cuyos contenidos estamos describiendo.
Después del abandono de Heracles en Misia, nuestro héroe deja de aparecer en los relatos
que cuentan las aventuras sufridas por los Argonautas hasta llegar a la Cólquide, por lo que
consideramos innecesario abundar en los detalles relaciones con el resto del viaje.
Un relato muy parecido cuenta Higino en sus Fábulas, XIV, 26 y XVIII. En cuanto al
Pseudo-Apolodoro, afirma que Tifis, hijo de Hagnias, pilotaba la nave (Biblioteca
Mitológica, I-9, 16), y que, junto al rey Lico, murió Tifis, encargándose Anceo de pilotar
la nave (Biblioteca Mitológica, I-9, 23).
Reiniciado el camino, los Argonautas pasan nuevamente por un lugar (la Paflagonia)
donde había estado Heracles al volver de su encuentro con las Amazonas, ya que en él se
encontraba la sepultura de Esténelo Actórida, compañero suyo en esta aventura.
Nuevamente los Argonautas suben a la nave, y, empujados por el viento dejan atrás las
corrientes del río Partenio (río de la Paflagonia) desembocando en el mar (Negro), y muy
pronto pusieron el pie en la tierra de Asiria … (Las Argonáuticas, II, 911 a 914 y
936 a 946).
En Asiria (junto a la Paflagonia) los hijos del ilustre Deímaco de Trica (ciudad de Tesalia),
Deileonte, Autólico y Flogio, tenían su morada ya desde el tiempo en que se habían
separado de Heracles (Las Argonáuticas/Apolonio de Rodas, Canto II, 955 a 957).
En un texto complicado, Higino parece indicar que Hércules había abandonado a estos tres
personajes cuando, abatidos por el terror, lo acompañaban al país de las Amazonas, en
cumplimiento del noveno de sus trabajos : Hércules se los llevó como compañeros ,
233
mientras buscaba el cinturón de las Amazonas, y, abatidos por el terror, abandonó <a
Dáscilo, hijo del rey de los mariandinos> (Fábulas, XIV, 30). El texto se vuelve confuso
cuando Higino, al nombrar a Argos, Melanto (o Melas), Frontis y Cilindro (o tal vez
Citisoro), hijos de Frixo y Calcíope, añade que a estos mismos algunos han llamado
Fronio, Demoleón, Autólico y Flogio (Fábulas, XIV, 30), confundiéndolos tal vez con los
hijos de Deímaco (Deileonte, Autólico y Flogio : Las Argonáuticas, II, 956)
Cuando éstos (Deileonte, Autólico y Flogio, hijos de Deímaco) vieron llegar a los
Argonautas, saliendo a su encuentro diéronse a conocer abiertamente, y no quisieron
quedarse allí más. Dejando atrás Asiria, territorio recorrido por los ríos Halis e Iris y los
aluviones de la tierra de Asiria, bordearon de lejos el cabo de las Amazonas, que posee
buen puerto. Fue allí donde un día el héroe Heracles tendió una emboscada a Melanipa,
la hija de Ares, que hasta allí había avanzado, e Hipólita allí le entregó el cinturón,
bordado todo él en mil formas, a cambio de su hermana, y él la dejó irse otra vez sana y
salva (Las Argonáuticas/Apolonio de Rodas, II, 936 a 969).
Allí mismo, al lado de las bocas del Termodonte, atracaron la nave los héroes, pues el
mar comenzaba a encresparse a su marcha. Se encontraban en pleno territorio de las
Amazonas, por eso no sorprende la observación de Apolonio diciendo que de haberse allí
entretenido, es seguro que hubieran trabado combate con las Amazonas … (Las
Argonáuticas/Apolonio de Rodas, Canto II, 970 a 995).
Dejando a un lado los territorios de las Amazonas, pasaron cerca de la “isla de Ares”
(situada enfrente), habitada por los “pájaros de Ares” provistos de plumas puntiagudas
capaces de herir a quienes se las lanzaban, y a los que los Argonautas espantaron con sus
yelmos, sus escudos y sus gritos, recordando cómo Heracles espantó también a las aves
acuáticas de Estínfalo, en Arcadia (sexto trabajo), con el estrépito de las castañuelas de
bronce (Las Argonáuticas/Apolonio de Rodas, Canto II, 1030 a 1089).
Higino, en su relato dice que el encuentro con los pájaros con plumas como flechas, se
produjo en la isla de Día. Esta isla no es la que Diodoro de Sicilia identifica con Naxos
(Biblioteca Histórica, Libro IV-61, 5 y Libro V-51, 3), perteneciente al archipiélago de las
Cícladas. Hay que identificarla mas bien con la “isla de Ares” que Apolonio de Rodas sitúa
enfrente de la desembocadura del Termodonte, en el sureste del Mar Negro. El texto de
Higino dice : Cuando los Argonautas llegaron a la isla de Día, unas aves los hirieron con
sus plumas como si de flechas se tratara. Como no podían hacer frente a la multitud de
pájaros, siguiendo los consejos de Fineo, tomaron los escudos y las lanzas y, a la manera
de los Curetes, las ahuyentaron con el ruido (Fábulas, XX).
En la “isla de Ares”, los Argonautas se encontraron con los hijos de Frixo que con rumbo a
la ciudad de Orcómeno navegaban, procedentes de Ea, de la tierra de Eetes Citeo, a
bordo de una nave de la Cólquide, a recoger la inmensa riqueza de su padre, pues él al
morir les había encargado este viaje (II, 1093 a 1099). Preguntándoles Jasón quienes eran,
ellos le cuentan la historia de Frixo, aquel que llegó a la ciudad de Eetes, a lomos de un
carnero, al que Hermes transformó en un carnero de oro, y del que aún hoy se puede ver
su vellón extendido arriba, desplegado en la punta de las ramas espesas de un roble.
Añaden también que Frixo se casó con Calcíope, la hija de Eetes, y que de esta unión
nacieron ellos : Citisoro (o Cilindro), Frontis, Melas y Argos. Argos dio a Jasón todas las
explicaciones sobre su identidad y sus orígenes (Las Argonáuticas, II, 1123 a 1159).
Sigue Apolonio de Rodas contando los diferentes episodios que llevaron a los Argonautas
234
a conseguir el vellocino de oro, gracias a la ayuda de Medea, y la violenta reacción de
Eetes para intentar recuperarlo. Pero esto forma parte de lo que estudiaremos con mayor
detalle en el Capítulo siguiente.
Para terminar este Capítulo, vamos a reproducir un texto de Diodoro de Sicilia en el que
el autor resume toda la enorme consideración de la que Heracles se había hecho acreedor
en la antigüedad, ensalzando su figura con las siguientes palabras :
235
CAPÍTULO II
En este capítulo, nos vamos a extender explicando en qué consistía el vellocino de oro,
quién era Jasón, promotor de la expedición, los motivos que le empujaron a llevarla a cabo,
los medios con los que contó para realizarla, así como el itinerario que siguió desde su
salida de Yolco, ciudad de Magnesia/Tesalia, hasta su llegada a la Cólquide situada en la
costa oriental del Ponto Euxino o Mar Negro, cómo pudo hacerse con el vellocino de oro,
y cómo pudo realizar con éxito su viaje de regreso a Yolco.
236
071 ya lanzada marchaba a chocar con las rocas gigantes
072 cuando Hera, que amaba a Jasón, desvióla al mar libre.
En la Ilíada también, aparecen varios pasajes que aseguran el conocimiento que en aquella
época (s. VIII a.C) se tenía de la expedición de Jasón :
Uno de los textos transcribe la conversación entre Zeus (que pretende ser imparcial) y
Posidón (defensor de los troyanos) a propósito de un muro construido por los
aqueos/griegos mientras sitiaban Troya, para proteger sus naves de las incursiones de
los troyanos.
Terminada la obra de los aqueos, inmolaron bueyes en las tiendas y tomaron la cena,
acompañándola del vino que desde Lemnos había despachado Euneo, el hijo de Jasón, al
que llamaban el Jasónida :
Hesíodo, al igual que Homero, nada dice del vellocino de oro, pero es más preciso que él al
referirse a Jasón relacionándolo con el poderoso y soberbio, el violento, insensato y osado
Pelias, y contando cómo fue hasta el reino de Eetes, de cuyo palacio se llevó a Yolco a
Medea, su hija, con la que tuvo a Medeo :
237
0994 se la llevó del palacio de Eetes al término de las amargas pruebas
0995 que en gran número le impuso un rey poderoso y soberbio, el violento, insensato
y osado Pelias.
0997 Cuando las llevó a cabo, volvió a Yolcos el Esónida, tras muchos sufrimientos,
conduciendo en su rápida nave a la joven de ojos vivos y la hizo su floreciente
esposa.
1000 Entonces ésta, poseída por Jasón, pastor de pueblos,
1001 dio a luz un hijo : Medeo, al que educó en las montañas
1002 Quirón, hijo de Fílira. Y se cumplió por completo la voluntad de Zeus.
Para contar la historia del vellocino de oro tenemos que remontarnos hasta Atamante, rey
de Beocia.
Cuenta Higino que Atamante se casó tres veces (con Nébula, Temisto e Ino) : Atamante,
hijo de Eolo, tuvo de su esposa Nébula (o Néfele) un hijo, Frixo, y una hija, Hele; y de
Temisto, hija de Hipseo, dos hijos, Esfincio y Orcómeno; y de Ino, hija de Cadmo, tuvo
dos hijos, Learco y Melicertes (Fábulas. I. Temisto, 1. Ver también Fábulas. IV. Ino de
Eurípides, 1).
El Pseudo-Apolodoro nombra también a las tres esposas de Atamante, a las que presenta
en un orden distinto al de Higino (Néfele, Ino y Temisto) :
Más tarde, interviene Hera infundiendo la locura en el ánimo de Atamante, locura que lo
llevó a atravesar con sus flechas a Learco, el hijo mayor tenido con Ino, mientras que
ésta, se arrojó a sí misma y a Melicertes con ella al mar. Como consecuencia de ello,
Atamante fue expulsado de Beocia y se instaló en un territorio al que denominó
Atamantia, y allí conoció a Temisto, su tercera esposa (I-9,2) :
238
mató, mientras que Ino arrojó a Melicertes a una caldera hirviendo y a continuación,
portándola en sus brazos junto con el cadáver del niño, se arrojó al abismo. (Biblioteca
Mitológica, III-4, 3. Ver también Biblioteca Histórica/Diodoro de Sicilia, Libro IV-2, 2 a 4, y
Fábulas/Higino, II. Ino, 4 y 5, y Descripción de Grecia/Pausanias, Libro I-44, 7 y 8).
El extenso y admirable relato de Ovidio, describe con el mayor realismo los sentimientos
que animaban a Hera, así como cada uno de los pasos que dio para llevar a cabo su
venganza. Particularmente aterradora es la descripción (repleta de serpientes y vene-
nos : v. 481 a 511) que hace de las acciones llevadas a cabo por la despiadada Tisífone
para infundir la locura en la mente de Atamante:
- Primero bajó a los Infiernos en busca de las Erinias, las hermanas nacidas de la
noche (v. 452), donde encontró además, a Titio/Ticio (dos buitres le roían
permanentemente el hígado, en castigo por haber intentado violar a Leto), a
Tántalo (condenado a padecer eternamente hambre y sed, a pesar de tener a su
alcance el agua de un lago y frutas de árboles que se retiraban cuando intentaba
morderlas), a Sísifo (condenado a empujar una piedra hacia la cima de una
montaña, y siempre, antes de llegar, la piedra rodaba hacia abajo, por lo que de
nuevo tenía que empezar) y a Ixión (atado con serpientes a una rueda ardiente
que giraba sin cesar) (Metamorfosis, IV, 457 a 463).
- Se queja Hera de que Sísifo sufra un cruel castigo, mientras que su hermano
Atamante alberga un rico palacio, por lo que consigue de Tisífone, una de las
Erinias, lleve a cabo su venganza, agarrando dos serpientes de las que no
infieren ninguna herida física, ya que es la mente la que sufre crueles golpes,
para lanzarlas contra Ino y Atamante, sobre cuyos pechos vierte además el
veneno enloquecedor.
- Enloquecido, Atamante confunde a su hijo Learco con una fiera y lo mata
arrojándolo contra una roca. Por su lado, Ino, junto con su hijo Melicertes, se
arroja al mar Jónico, y allí hubieran perecido de no haber sido por Neptuno que,
cediendo a los ruegos de Venus, concedió la inmortalidad a la madre y al hijo que,
a partir de entonces pasaron a llamarse Leucótea y Palemón.
(Metamorfosis, Libro IV, 416 a 542)].
De los hijos de Atamante, retenemos los tenidos con Nébula o Néfele, Frixo y Hele o
Helen, cuya vida fue puesta en peligro por las maquinaciones inconfesables de Ino que
sobornó a mujeres y mensajeros para que Frixo fuera culpado por la aparente esterilidad de
los campos de Beocia y sacrificado en el altar de Júpiter/Zeus :
Higino cuenta cómo Ino quería la muerte de Frixo y Hele, y cómo, con la
complicidad de algunas mujeres y del criado enviado a consultar al
oráculo de Delfos, consiguió que Frixo fuera ofrecido en sacrificio a
Júpiter/Zeus para terminar con la esterilidad que azotaba los campos del
reino.
En el último momento, el criado, arrepentido, contó la verdad a Atamante
y Frixo se libró de la muerte. Atamante entregó a Ino y a Melicertes a Frixo
para que los matara : Líber/Baco/Dioniso los salvó enviando una nube :
239
modo, cuando hubiera esterilidad y escasez de trigo, la ciudad entera perecería, tanto por
el hambre, como por la enfermedad.
002 Por este motivo, Atamante envió a Delfos un criado al que Ino dio órdenes de que
contara un oráculo falso : si Frixo era sacrificado a Júpiter (Zeus), la plaga terminaría.
Como Atamante se había negado a hacerlo, Frixo prometió, libremente y de buen grado,
que él solo liberaría la ciudad de esta adversidad.
003 Así pues, cuando era conducido al altar con las ínfulas, mientras su padre pretendía
elevar una súplica a Júpiter, el criado, por compasión hacia el joven, desveló a
Atamante el propósito de Ino. Al conocer el crimen, el rey entregó a su esposa Ino y a su
hijo Melicertes a Frixo para que los matara.
004 Cuando los conducía al sacrificio, Líber (Baco o Dioniso) arrojó una nube y se llevó
a Ino, su nodriza.
Nébula o Néfele, para salvar a Frixo y Hele, les proporciona un carnero de oro con el que
puedan huir. Mientras huían y sobrevolaban el mar, Hele se cayó y, a partir de entonces,
este mar se llamó Helesponto (estrecho de los Dardanelos) :
240
Neptuno y Teófane, y ordenó a sus hijos que se subieran a lomos del carnero y que se
dirigieran a la Cólquide, junto al rey Eetes, hijo del Sol, y allí inmolaran el carnero a
Marte (Ares).
002 Cuentan que así lo hicieron. Cuando se montaron y el carnero los llevaba por el
mar, Hele se cayó del carnero, por lo que este mar se llamó Helesponto; sin embargo
Frixo llegó a la Cólquide. Allí, según las órdenes de su madre, sacrificó el carnero y
colocó en el templo de Marte su piel de oro ...
003 En cuanto a Frixo, Eetes lo recibió de buen grado y le dio a su hija Calcíope por
esposa, con la que, posteriormente, engendró hijos.
241
[OBSERVACIONES : a título informativo, señalamos que Higino en su Astronomía, Libro
Segundo, 20. Aries, 1 y 2, relata episodios relacionados con Frixo, Hele, Aries = carnero,
la Cólquide, etc.].
II.1.02 ¿Quién era Jasón y porqué partió en busca del vellocino de oro? :
Homero cuenta en la Odisea que, cuando Odiseo/Ulises bajó al Hades, se encontró con
Tiro, la que fue abuela de Jasón. Efectivamente, Tiro fue madre de Esón, el cual a su vez
fue el padre (con Alcímeda hija de Fílaco, o con Alcímede hija de Clímeno, o con
Polimede hija de Autólico) de Jasón.
Cuenta Homero que Tiro estaba enamorada del dios-río Enipes o Enipeo.
Sin embargo, fue Posidón quien tomando la figura de aquél, le soltó el
cinturón virginal, y la hizo madre de dos gemelos, Pelias y Neles o Neleo.
242
236 que se dijo nacida del héroe sin tacha Salmones (o Salmoneo)
237 y mujer del Eólida Cretes (o Creteo); mas ella, de un río
238 se prendó, del Enipes (o Enipeo) divino, el más bello con mucho
239 de entre todos los ríos que riegan los campos. Llegaba
240 una y otra vez a su hermosa corriente y un día
241 el que en torno contiene y sacude la tierra (Posidón), tomando
242 la figura de aquél, acostóse a su lado, del río
243 sinuoso en las bocas. En comba purpúrea una ola
244 del tamaño de un monte ocultó a la mortal y al eterno,
245 le soltó el cinturón virginal tras dejarla dormida
246 y, acabado que fue por el dios el quehacer amoroso,
247 apretó con la suya la mano de Tiro y le dijo :
248 „Queda alegre, ¡oh mujer!, de este amor. En el curso del año
249 parirás unos hijos hermosos, que nunca infecundos
250 son los lechos de un dios : a ti toca su cuido y crianza.
251 Vuelve en tanto a tu hogar, pero guarda en secreto mi nombre
252 para ti, que yo soy Posidón el que bate la tierra´.
253 Tal diciendo se fue a sumergir en el mar y sus olas;
254 Tiro, encinta del dios, tuvo a Pelias y a Neles (o Neleo), que fueron
255 uno y otro después poderosos ministros de Zeus.
256 Vivió Pelias en Yolco, la de anchas y llanas campiñas,
257 con sus muchos rebaños, y Neles en Pilo arenosa.
Libro IV-68, 3 :
Posidón se unió a Tiro, que en aquel tiempo era virgen, y engendró dos hijos, Pelias y
Neleo.
Tiro se casó con Creteo y dio a luz a Amitaón, Feres y Esón.
243
Libro IV-40, 1 :
Jasón era hijo de Esón y por parte de padre sobrino de Pelias, rey de los tesalios.
I-9, 8 :
Tiro, hija de Salmoneo y Alcídice, que se había criado al lado de Creteo el hermano de
Salmoneo, estaba prendada del río Enipeo y una y otra vez se acercaba a sus aguas y se
lamentaba ante ellas.
Pero Posidón, tomando una figura semejante a la de Enipeo, yació con ella; ésta dio a
luz en secreto gemelos y los abandonó. Mientras los niños estaban tendidos, una yegua
de unos yegüeros que por allí pasaban, rozó a una de las criaturas con su pezuña y le
hizo una marca morada en una parte de su rostro. El yegüero recogió a los dos niños y
los crió, llamando Pelias al que tenía la marca dorada y Neleo al otro.
Cuando se hicieron hombres reconocieron a su madre (Tiro) y dieron muerte a su
madrastra, Sidero (segunda esposa de Salmoneo); pues, al saber que su madre había sido
maltratada por ella, arremetieron en contra suya, pero ésta se había apresurado en
refugiarse dentro del santuario de Hera. Pelias la degolló en el mismo altar y ha seguido
desde entonces menospreciando a la diosa.
Creteo, el fundador de Yolco, se casó con Tiro y fue padre de Esón, a su vez, padre de
Jasón :
I-9, 11 :
Creteo fundó Yolco y se casó con Tiro, hija de Salmoneo, de la que tuvo estos hijos,
Esón, Amitaón y Feres.
Al morir Creteo, fundador y rey de Yolco, Pelias y Neleo disputaron por el trono.
Finalmente fue Pelias el que reinó en Yolco y en las regiones vecinas, mientras que Neleo,
hizo una expedición por el Peloponeso y cuando llegó a Mesene con sus acompañantes,
fundó Pilos …, reinó allí y, tras casarse con Cloris, la hija del tebano Anfión, engendró
doce hijos, de los cuales el mayor era Periclímeno (que podía cambiar de forma y perdió
la vida al enfrentarse a Heracles cuando éste conquistó Pilos) y el más joven Néstor (al que
244
Heracles perdonó la vida), el cual participó en la expedición contra Troya (Biblioteca
Histórica/Diodoro de Sicilia, Libro IV-68, 3 a 6).
Píndaro (518-438 a.C) fue el primero en narrar que Pelias, que había usurpado ya el trono
de Yolco, consultó al oráculo de Delfos quien le puso en guardia sobre cualquier
extranjero que llegara hasta él calzado con una sola sandalia.
Cuando esto ocurrió, Pelias llegó con premura, inquieto, ocultando en su alma el espanto,
para averiguar quién era el visitante. Pronto descubrió que se trataba de Jasón, hijo de
Esón, con quien pactó (aparentemente) quedarse él con los ganados y las tierras, mientras
que Jasón recuperaba el reino de su padre.
Sin embargo, antes de realizar lo pactado, Jasón tenía que ir a las mansiones de Eetes para
traer el espíritu de Frixo y la piel de hondo vellón del carnero sobre el que antaño del
ponto (tal vez el Egeo o el Helesponto/Dardanelos) fue salvado, según cuenta Píndaro :
Pelias tuvo conocimiento del vaticinio del oráculo de Delfos, según el cual debería
desconfiar de quien, calzado de una sola sandalia llegara hasta él, en la soleada tierra de
la ilustre Yolcos (ciudad de Tesalia/Magnesia) :
245
094 En su tiro de mulas y el pulido
carro, precipitadamente, Pelias
095 llegó con premura; y se quedó al punto pasmado, inquieto
mirando la muy famosa sandalia
096 sola en aquel pie derecho. Y ocultando en su alma
097 el espanto, le dijo : “¿Qué tierra, oh extranjero, dices ufano
098 ser tu patria? ¿Y quién de las humanas, de la tierra nacidas
099 te sacó de su blanco vientre?. Sin mancharte en odiosísimas mentiras,
100 declara tu prosapia”.
Finalmente, Jasón pidió a los ciudadanos que le indicaran donde se encontraba el palacio
de Esón y, una vez allí, le reconocieron los ojos de su padre :
246
119 La Fiera divina (el centauro Quirón), si me llamaba, me nombraba `Jasón´ “.
120 Así habló. Y al entrar le reconocieron los ojos de su padre;
121 y entonces a raudales fluyeron
las lágrimas de sus aviejados párpados,
122 ya que en su alma se regocijó, al hijo
123 distinguido mirando, al más bello de los hombres.
Llegaron luego los hermanos de Jasón, Feres y Amitán (según Píndaro) o Amitaón, y
también rápidamente llegaron sus primos Admeto (hijo de Feres) y Melampo (hijo de
Amitaón). Fueron acogidos por Jasón en la debida compañía de un banquete, en una
fiesta que duró cinco noches continuas y días (Pítica IV, 124 a 131).
El sexto día, todos fueron al palacio de Pelias. Jasón, deponiendo los rencores, propuso a
Pelias repartir lo que había heredado (o usurpado) de sus antepasados :
- para Pelias, las ovejas y las rojizas manadas de bueyes y los campos todos, y
- para Jasón, tanto el cetro monárquico como el trono de Yolcos en Magnesia, región de
Tesalia(Pítica IV, 132 a 155).
Pelias, acepta, pero le hace partícipe de un sueño que ha tenido, en el que Frixo (el hijo
de Atamante y Néfele) ordena que su espíritu regrese a Yolco y que también se traiga el
hondo vellón de aquel carnero sobre el que huyó a la Cólquide escapando de las intrigas
de Ino, su madrastra. Pelias termina diciendo, que tras esta prueba “yo te juro que dejaré
seas solo tú el soberano y rey” , poniendo a Zeus por testigo.
Tras haber aprobado este pacto se separaron ellos. Y el propio Jasón enseguida hizo
salir los heraldos que el futuro viaje marino anunciaran doquiera (v. 168 a 171).
En el mismo sentido se expresan las narraciones hechas por Apolonio de Rodas, Diodoro
de Sicilia, el Pseudo-Apolodoro e Higino.
Cuenta Apolonio de Rodas (que hace a Jasón hijo de Esón y de Alcímeda) que Pelias, rey
de Yolco (en Tesalia), conocía un oráculo que le anunciaba que iba a morir por instigación
247
de un hombre al que viese salir de entre el pueblo de una sola sandalia calzado; como ese
hombre fue Jasón, le preparó una prueba de un penoso navegar esperando que la aventura
provocara su muerte:
Cuando los héroes que componen la expedición se dirigen allí donde la costa recibe el
nombre de Págasas de Magnesia (I, 238), la muchedumbre se agolpa a su alrededor,
exponiendo sus temores :
242 a 246 :
242 “Zeus soberano ¿Cuál es la idea de Pelias? ¿A dónde se dirige
243 lejos de la tierra de todos los Aqueos a un grupo tan grande de héroes?
244 En el mismo día podría devastar con fuego destructor el palacio
245 de Eetes, si él no quisiera de buen grado entregar el vellocino.
246 Mas no se puede evitar el viaje y a los que van les aguarda un esfuerzo imposible”.
Las palabras de Alcímeda (madre de Jasón según Apolonio de Rodas) son
particularmente desgarradoras :
278 a 283 :
278 “Más me hubiera valido aquel día en que yo, desgraciada,
279 a Pelias, el rey, le oí pronunciar el funesto mandato,
280 perder al momento la vida y haber olvidado mis penas,
281 y así tú mismo (Jasón) me hubieras enterrado con tus manos queridas,
282 hijo mío, pues ese era el solo deseo que aún me quedaba
283 por alcanzar de ti …”.
Diodoro de Sicilia (que hace a Jasón hijo de Esón sin decir quién fue su madre) coincide
con Apolonio de Rodas al señalar las aviesas intenciones de Pelias, pero añade que Jasón
también estaba interesado en llevar a cabo esta expedición empujado por el deseo de
realizar algún hecho digno de recuerdo (IV-40, 1) :
248
Tiro), con la colaboración de su hijo (Jasón), no atentara nunca contra el reino.
Ocultando, sin embargo, este recelo, y prometiéndole que le proporcionaría lo necesario
para la expedición, encargó a Jasón que llevara a término la empresa de navegar hasta
la Cólquide en busca del célebre vellocino de oro.
Higino, que considera a Jasón hijo de Esón y de Alcímede, al igual que Apolonio de
Rodas, hace referencia (Fábulas, XII, 1 a 4; XIII y XIV, 1) :
- al oráculo que vaticinaba la muerte de Pelias,
- a la sandalia de Jasón
- y a la expedición que partió en busca de la piel dorada del carnero :
-Salmoneo (hijo de Eolo, hijo de Helén, hijo de Deucalión, hijo de Prometeo, hijo de
Jápeto, hijo de Urano/Cielo y Gaia/Tierra), estaba casado con Alcídice (hija de Áleo) con
249
quien tuvo a Tiro. Tras la muerte de Alcídice, Salmoneo se casó con Sidero que trataba a
Tiro con dureza (Diodoro de Sicilia en su Biblioteca Histórica, IV-68, 1).
-Tiro, casada con su tío Creteo (hermano de Salmoneo), fundador y rey de Yolco, fue
madre de Esón, y, engañada por Posidón, fue también madre de Pelias y Neleo.
-Esón, casado con Alcímeda (o con Polimede o con Anfínome), fue padre de Jasón, y
hubiera tenido que ser también rey de Yolco, sucediendo a su padre Creteo tras su muerte.
-Sin embargo, quien se hizo cargo del reino fue su medio-hermano Pelias (hijo de Tiro y
Posidón), quien, para asegurarse la posesión del trono, intentó incluso matar a Jasón, que
pudo huir, gracias a la astucia de sus padres, junto al centauro Quirón, quien se hizo cargo
de su educación.
-Ya adulto, Jasón, calzado con una sola sandalia, se presentó en Yolco, reclamando el
trono que en justicia le correspondía, por ser el hijo de Esón.
-Pelias pareció aceptar, pero antes obligó a Jasón que fuera a la Cólquide a traer a
Yolco, el espíritu de Frixo y el vellocino de oro, esperando que muriera en el curso de
esta expedición.
Así Jasón, ansioso de gloria y juzgando que la empresa era difícil, pero en modo alguno
imposible, y concluyendo que por esta razón él sería mucho más ilustre, dispuso los
preparativos necesarios para la expedición (Biblioteca Histórica/Diodoro de Sicilia, Libro
IV-40, 5).
Dos fueron los puntos que tuvo que solucionar Jasón para preparar la expedición que tenía
que llevarle a la Cólquide :
- Reunir un número suficiente y cualificado de Argonautas con los que llevar a cabo
la expedición con suficientes garantías de éxito.
- Construir una nave adecuada a las dificultades con las que iba a encontrarse a lo
largo de esta expedición.
Tras haber aprobado este pacto por el que Pelias se quedaba con los ganados y tierras, y
Jasón con el trono de Yolcos tras regresar de la Cólquide con el vellocino de oro, se
separaron ellos. Y el propio Jasón enseguida hizo salir los heraldos que el futuro viaje
marino anunciaran doquiera (Odas. Píndaro. Píticas. IV, 168 a 171).
A partir de entonces, en Yolco se fueron concentrando todos aquellos que aceptaron unirse
a Jasón en la expedición de los Argonautas.
Píndaro (Píticas, IV) hace una relación de los Argonautas más importantes :
- Heracles, el hijo de Alcmena (Píticas, IV, 172)
- Los hijos de Leda (Píticas, IV, 172), Cástor y Pólux o Polideuces (los Dioscuros),
a los que Homero (Odisea, XI, 298 a 300) considera domador de caballos (Cástor)
y buen luchador (Polideuces), hijos que, según Homero, Leda tuvo con su esposo
Tindáreo.
250
Cuando los Argonautas llegaron a Bitinia, Pólux o Polideuces, se enfrentó a
Ámico, hijo de Posidón, orgulloso rey de los Bebrices, el más insolente de los
hombres, que obligaba a todos los que pisaban sus tierras a medir sus puños con
él : Pólux, en la lucha pugilística, lo mató (Las Argonáuticas/Apolonio de Rodas,
Canto II, 1 a 96).
- Eufemo, venido de la cumbre del Ténaro, hijo de Posidón, el Estremecedor de la
tierra (Píticas, IV, 173 a 175). Jugó un papel esencial (junto con una paloma) para
que la nave pudiera pasar sin ser dañada, entre las rocas que entrechocaban entre sí
(Rocas Ciáneas) a la entrada del Ponto Euxino (Mar Negro), en el estrecho del
Bósforo. Ver la hermosa, y a la vez realista, descripción que hace de este episodio
Apolonio de Rodas en Las Argonáuticas, donde intervienen también la diosa
Atenea y el Argonauta Tifis (Las Argonáuticas, Canto II, 532 a 610).
- Periclímeno, nacido en Pilos, hijo de Neleo y, por consiguiente, nieto de Posidón
(Píticas, IV, 174 y 175). Posidón le había otorgado una fuerza infinita, y le había
concedido también que, a la par que luchaba, se transformara, en el fragor del
combate, en lo que fuera su ruego (Las Argonáuticas, Canto I, 155 a 160).
- Orfeo (Píticas, IV, 177), hijo de Calíope, musa de la poesía épica. Cuando los
Argonautas pasaron cerca de la isla habitada por las Sirenas (hijas de la musa
Terpsícore) que llevaban a la muerte a todo aquel que arrojaba las amarras en sus
costas, encantándolo con la dulzura de sus cantos, Orfeo, tensando en sus manos
la lira Bistonia, entonó con gran rapidez el ritmo melodioso de un canto vivaz,
anulando las tentadoras melodías de las Sirenas, y salvando así a los Argonautas de
una muerte segura (Las Argonáuticas, Canto IV, 892 a 909).
- Equión y Erito (Píticas, IV, 178 y 179) : de ellos Apolonio de Rodas dice también
que eran hijos de Hermes, añadiendo que venían de Álope (en Tesalia), que
estaban los dos en engaños muy bien instruidos, y que a ellos se unió su hermano
tercero, Etálida (Las Argonáuticas, Canto I, 50 a 54).
- Zetes y Calais, hijos de Bóreas habitando al pie del Pangeo, montaña de Tracia
(Píndaro/Píticas, IV, 179 a 183). De Bóreas dice Ovidio que tenía como armas la
crueldad, la fuerza, la ira y el ánimo amenazador (Metamorfosis, Libro VI, 688).
Zetes y Calais (los Boréadas) se enfrentaron a las Harpías a favor del adivino
Fineo. Fineo se atrevió a revelar a los mortales los designios que Zeus les tenía
reservados, por lo que éste, en castigo, le amargó la vida con dos terribles castigos;
por un lado, le había arrancado la dulce luz de los ojos, y por otro, las Harpías, a
picotazos sin cesar le arrebataban el alimento de la boca y de las manos, a la vez
que derramaban encima un olor nauseabundo. Zetes y Calais las habrían matado
de no haber intervenido Iris jurando por el agua de la Estigia que ya no se
acercarían más a la casa de Fineo (Las Argonáuticas/Apolonio de Rodas, Canto
I, 211 a 213 y Canto II, 178 a 294).
Ovidio, tras describir el nacimiento de Zetes y Calais (Metamorfosis, Libro VI,
702 a 718), dice de ellos que cuando la época de la niñez cedió paso a la juventud,
fueron con los Minias (Argonautas) a buscar los brillantes vellones de radiante
lana, en la primera nave, por un mar no conocido (Libro VI, 718 a 720).
251
172 llegaron : el de Alcmena (Heracles), la de vívidos párpados,
y los de Leda (Cástor y Polideuces); y dos héroes con su alta melena,
173 estirpe del Estremecedor de la tierra (Posidón, padre de Eufemo y abuelo de
Periclímeno), respetados por su coraje,
174 desde Pilos y de la cumbre del Ténaro. De ellos la gloria
175 noble cumplida quedó : la de Eufemo
y la tuya, Periclímeno (hijo de Neleo, hijo de Posidón) de vasto poder.
176 Y de Apolo, llegó el tañedor de la lira, el padre de los cantos,
177 el muy celebrado Orfeo.
178 Envió Hermes, el de la varita de oro (el caduceo), a sus dos hijos
a aquella brega interminable :
179 a Equión y a Erito, de juventud
turgentes. Y raudos
180 los que habitan al pie del Pangeo (monte de Tracia) llegaron;
181 pues de grado también, con ánimo alegre, velozmente
los impelía el rey de los vientos,
182 su padre, Bóreas, a Zetes y a Calais, a los héroes entrambos
183 cuyas espaldas vibraban con alas de púrpura …
La relación que hace Apolonio de Rodas, empieza con las siguientes palabras : Ahora, yo
quisiera narrar el linaje y el nombre de los héroes, del largo mar los caminos, y cuantos
hechos cumplieron mientras iban vagando (Las Argonáuticas, Canto I, 20 a 22) :
045 Tampoco quedó mucho tiempo esperando en Fílace Ificlo (hijo de Fílaco),
046 tío materno del hijo de Esón (por ser hermano de Alcímeda, madre de Jasón) …
252
067 Vino también Euridamante, el hijo de Ctímeno
069 Y también Actor, a su hijo Menecio, de Opunte lo hizo salir …
071 Seguía Eurición (hijo de Iro), y también el vigoroso Eribotes (hijo de Teleonte) …
074 Con ellos Oileo también, iba el tercero
077 Al punto, de Eubea, Canto llegaba …
087 Con él también, a su vez, se juntaron Ífito y Clitio, guardianes de Ecalia, hijos del
cruel Éurito (Apolo le dio un arco que Éurito dio después a su hijo Ífito, y éste, a su
vez, se lo dio a Odiseo/Ulises) …
139 De aquéllos que en Argos moraban llegó el postrero Idmón (adivino, intérprete de
los vuelos de aves, que se unió a los Argonautas, a pesar de saber que si lo hacía
moriría).
144 Él (Apolo) mismo le había enseñado las artes proféticas …
253
161 Anfidamante también, y Cefeo (hijos de Áleo), vinieron de Arcadia …
163 El tercero los siguió en su partida
164 Anceo (hijo de Licurgo, el hermano de Anfidamante, Cefeo y Auge).
185 Otros dos de los hijos del dios Poseidón llegaron también :
186 el uno Ergino, que dejó la ciudad del glorioso Mileto,
187 el otro Anceo el soberbio, que dejaba Partenia (isla de Samos), que era
188 la morada de Hera Imbrasia. De ser buenos expertos en el arte
189 de navegar por el mar y en la guerra los dos se gloriaban …
190 Dejó Calidón y tras ellos llegó el hijo de Eneo (tenido con Altea),
191 el valiente Meleagro, y con él llegó también Laocoonte,
192 aquel Laocoonte hermano de Eneo, aunque no era su madre
193 la misma, ya que a él lo había parido una esclava
254
Diodoro de Sicilia dice que fueron cincuenta y cuatro los Argonautas que participaron en
la expedición, entre los que incluye a los hijos de Tespio, afirmación extraña puesto que,
tanto el propio Diodoro, como Higino y el Pseudo-Apolodoro, hablan únicamente de las
hijas de Tespio, precisando que engendró cincuenta hijas con sus numerosas mujeres
(Biblioteca Histórica, Libro IV-29, 1).
255
Oileo, hijo de Hodédoco y de Agriánome …
008 Clitio e Ífito, hijos de Éurito y Antíope …
Peleo y Telamón, hijos de Éaco y de Endeide …
009 Butes, hijo de Teleonte y de Zeuxipe, hija del río Erídano, de Atenas.
Falero, hijo de Alcón, de Atenas.
Tifis, hijo de Forbante y de Hirmine, beocio; fue el piloto de la nave Argo.
010 Argos, hijo de Pólibo y Argía; algunos dicen que era hijo de Dánao … Fue el
constructor de la nave Argo.
Fliaso, hijo de Líber y de Ariadna …
Hércules, hijo de Júpiter y Alcmena …
011 Hilas, hijo de Teodamante y de la ninfa Menódice … (025 : fue raptado por las
ninfas en Misia).
Nauplio, hijo de Neptuno y de Amimone …
Idmón, (adivino) hijo de Apolo y de la ninfa Cirene … Advertido por un augurio, aunque
comprendió que su muerte le era vaticinada mediante los presagios de las aves, sin
embargo, no faltó a tan fatal expedición.
012 Cástor y Pólux (Polideuces), hijos de Júpiter y de Leda … ambos imberbes …
Linceo e Idas, hijos de Afareo y Arena … Linceo podía ver cualquier cosa que estuviera
oculta bajo tierra sin ningún tipo de impedimento. (032 : navegó como vigía).
014 Periclímeno, hijo de Neleo y de Cloris, hija de Anfión y de Níobe; era de Pilos.
Anfidamante y Cefeo, de Arcadia, hijos de Aleo y Cleobule.
Anceo, hijo de Licurgo (no confundir con el otro Anceo hijo de Neptuno/Posidón que
condujo la nave a la Cólquide en lugar de Tifis : 026)
015 Augias, hijo del Sol y de Nausídame …
Asterión y Anfión, hijos de Hiperasio …
Eufemo, hijo de Neptuno y de Europa … Se dice que éste podía andar sobre las aguas sin
mojarse los pies.
016 El otro Anceo, hijo de Neptuno y de Altea …
Ergino, hijo de Neptuno, de Mileto …
Meleagro, hijo de Eneo y Altea …
017 Laoconte, hijo de Portaón, hermano de Eneo, calidonio.
El otro Íficlo, hijo de Testio …
Ífito, hijo de Náubolo, focense …
018 Zetes y Calais, hijos del viento Aquilón y de Oritía … Ellos apartaron de Fineo a las
tres Harpías …
019 Foco y Príaso, hijos de Ceneo, de Magnesia.
Eurimedonte, hijo de Líber y de Ariadna, hija de Minos, de Fliunte.
Palemonio, hijo de Lerno, de Calidón.
020 Áctor, hijo de Hípaso, del Peloponeso.
Tersanón, hijo del Sol y de Leucótoe.
Hipalcmo, hijo de Pélope y de Hipodamía …
021 Asclepio, hijo de Apolo y Coronis …
Neleo, hijo de Hipocoonte, de Pilos.
022 Yolao, hijo de Íficlo, argivo.
Deucalión, hijo de Minos y Pasífae …
Filoctetes, hijo de Peante, de Melibea.
023 El otro Ceneo, hijo de Corono …
256
Acasto, hijo de Pelias y de Anaxibia, hija de Biante, de Yolco …
030 Igualmente, desde la isla de Día, se sumaron los hijos de Frixo y Calcíope, hermana
de Medea : Argos, Melanto, Frontis y Cilindro …
Dice el Pseudo-Apolodoro que cuando la nave estuvo lista, Jasón consultó al oráculo y el
dios Apolo le ordenó zarpar en cuanto hubiera reunido a los más valientes de la Hélade,
que fueron los siguientes :
257
Ascálafo y Yálmeno, hijos de Ares;
Asterio, hijo de Cometes;
Polifemo, hijo de Élato.
Construcción de la nave :
Un problema importante que Jasón tenía que solucionar, era la construcción de la nave que
tenía que llevarle, junto con los demás Argonautas, desde Yolco, en Tesalia, hasta la
Cólquide, situada en la lejana costa oriental del Ponto Euxino, actual Mar Negro.
Tenía que ser una nave especialmente importante en tamaño y en resistencia, ya que con
ella tenía que salir al mar Egeo, dirigirse hacia el Norte hasta alcanzar el Helesponto
(estrecho de los Dardanelos), atravesarlo y acceder a la Propóntide (Mar de Mármara), y de
esta forma, a través del Bósforo, donde se encontraban las peligrosas y mortíferas Rocas
Ciáneas o Simplégades, internarse en el Ponto Euxino (Mar Negro).
Según Apolonio de Rodas, Atenea impuso a Jasón que Tifis, el hijo de Hagnias, formara
parte de la expedición como timonel de la nave, porque hábil era en prever de antemano la
ola encrespada del mar anchuroso, y hábil era también en inferir por el sol y la estrella
tempestades de viento y si era el momento de hacerse a la mar, oportuno (Las
Argonáuticas, Canto I, 105 a 109).
Atenea justificaba esta exigencia porque, ella misma, había puesto un cuidado especial en
la construcción de la nave, al dar a Argos las instrucciones pertinentes :
[OBSERVACIONES : Según Apolonio de Rodas, Argos era el hijo de Aréstor, vestía una
piel de toro echada a los hombros, larga hasta los pies, negra, con pelo abundante (Las
Argonáuticas, Canto I, 324 y 325)].
111 Pues ella (Atenea) también había puesto su esfuerzo en la rápida nave,
112 que Argos, el hijo de Aréstor, con ella la hizo y por ella instruido.
113 Fue por ello la nave más excelente de todas las naves
114 cuantas, a golpe de remo, intentaron el cruce del mar.
258
dición desde su inicio, cuando, por otra parte, más adelante, el mismo Argos hijo de Frixo
y Calcíope, aparecerá de nuevo siendo rescatado por Jasón, en la isla de Día
(identificada con la “isla de Ares”), según cuenta Higino (Fábula XIV, 30).
Higino considera al Argos constructor de la nave Argo, hijo de Pólibo o de Dánao (Fábula
XIV, 10).
LAS ARGONÁUTICAS (Apolonio de Rodas) : Canto II, 611 a 614 : dice Tifis, el
timonel de la nave :
611 “Estoy seguro de que ha sido justamente por la nave por lo que hemos
612 escapado sanos y salvos (de las Rocas Ciáneas o Simplégades), y nadie hay
responsable si no es Atenea,
613 que le infundió una fuerza divina el día que Argos
614 trabó sus cuadernas con clavos; pues no está permitido que sea destruida”.
Uno de los maderos colocados por Atenea en la nave Argo, procedente del roble de
Dodona, tiene la capacidad de hablar :
259
instrucciones de Atenea construyó una nave de cincuenta remos, llamada Argo en
honor de su constructor.
En la proa Atenea dispuso un madero parlante, procedente de la encina de Dodona.
Cuando la nave estuvo lista, Jasón consultó al oráculo y el dios le ordenó zarpar en
cuanto hubiera reunido a los más valientes de la Hélade.
La nave podía ya partir. Según Píndaro, porque los augurios anunciados por el adivino
Mopso, eran favorables y estaban confirmados por el mismísimo Zeus que, desde las
nubes, a través del trueno, manifestaba su voz favorable :
260
191 resuelto hizo subir la tropa a bordo. Y después que del espolón
192 suspendieron las áncoras arriba,
193 áurea copa tomando en las manos
194 su jefe (Jasón), en la popa, al Padre de los Celestes (Zeus),
cuya lanza es el rayo, a Zeus, invocaba,
195 y a los ímpetus de las olas que aceleran la marcha,
y a los vientos y las noches y senderos del mar,
196 y los días de bonanza y la Suerte amiga del retorno.
197 Y desde las nubes, retumbóle del trueno la favorable
198 voz. Y fulgurantes llegaron
los resplandores del rayo desprendidos.
199 El aliento los héroes alzaron, en los signos de la divinidad
200 confiados. Y dióles la voz (la orden)
201 el augur (Mopso) de echarse a los remos, dulces
esperanzas anunciando;
202 y de las raudas palmas de sus manos el bogar
saliendo iba insaciable.
Según Apolonio de Rodas, porque todo cuanto se podía necesitar estaba ya a bordo de la
nave, y por consiguiente, sólo cabía esperar la llegada de los vientos favorables :
Recordemos que Diodoro de Sicilia, equivocadamente, no tiene ninguna duda sobre quien
asumió el mando de la expedición : una vez que se hubieron reunido los jefes, eligieron
como su general a Heracles … (Biblioteca Histórica, Libro IV-41, 3).
261
El Pseudo-Apolodoro, coincidiendo con Apolonio de Rodas, dice sencillamente que los
Argonautas se hicieron a la mar bajo el mando de Jasón … (Biblioteca Mitológica,
I-9, 17).
Tras esta laboriosa operación, cuando hubieron dispuesto con sumo cuidado todas las
cosas, lo primero, se echaron a suertes los bancos, ocupando un solo banco dos de los
hombres (Apolonio de Rodas/Las Argonáuticas, I, 394 a 396).
262
Tras una aguda discusión entre el soberbio Idas, jactándose de ser el más valiente de los
Argonautas, capaz de desafiar a los dioses, y el adivino Idmón, calificándolo de insensato,
achacando al vino sin mezcla sus palabras injuriosas, éste último le aconsejó ser prudente
para no hacerse acreedor de la ira de Apolo.
Idas le replicó con injurias, y como se iba llenando de ira, intervino Orfeo, logrando
apaciguarlos con sus cantos y su cítara, tal era el hechizo del canto que él les había dejado
(Apolonio de Rodas/Las Argonáuticas, I, 462 a 518).
Finalmente, con la aurora, llegó el momento de partir, zarpando del puerto de Págasas :
Aquel día todos los dioses desde el cielo contemplaban con gozo la nave y la raza de los
héroes semidivinos, los más excelentes que surcaban entonces las aguas del mar
(Apolonio de Rodas/Las Argonáuticas, I, 57 a 549).
Incluso el buen centauro Quirón (educador de Jasón), acompañado de su esposa Fílira que
sostenía en sus brazos al pequeño Aquiles (su padre Peleo estaba entre los Argonautas),
bajó del monte Pelión para desear un retorno feliz a los héroes en el día de la partida
(Apolonio de Rodas/Las Argonáuticas, I, 553 a 558).
La nave abandonó Tesalia, partiendo del puerto de Págasas situado en el interior del golfo
del mismo nombre. Dejaron atrás las cumbres escarpadas del Pelión, navegando sin
cesar hacia adelante.
Pasando entre la isla de Eubea y la costa sur de Magnesia, salieron a la zona del mar Egeo
donde se encuentra el archipiélago de las Espóradas. Hundiéndose (desapareciendo)
también el cabo de Sepias, en la costa de Magnesia, apareció Escíato en medio del mar,
isla situada al norte de la isla de Eubea (Las Argonáuticas, I, 581 a 583).
263
Al oeste de la isla de Escíato, divisaron la costa Magnesia del continente bañada por el
mar Egeo, y la tumba de Dólope. Los héroes, al caer la tarde, llevaron a tierra la nave,
forzados por los soplos de vientos contrarios. Al tercer día, empujaron al mar la nave
desplegando en lo alto del mástil la vela gigante (Las Argonáuticas, I, 583 a 590).
Dejaron atrás Melibea (en Tesalia) … Al despuntar el alba al punto divisaron Hómola (en
Tesalia) … y dejando atrás el Ámiro, pudieron distinguir Eurímenas y los acantilados
fuertemente azotados por las olas del Osa y del Olimpo (montes de Tesalia) (I, 592 a 599).
Alejándose de las costas de Tesalia, alcanzaron, ya de noche, las laderas de Palene, la más
occidental de las tres penínsulas que componen la Calcídica, más allá del cabo Canastreo
(Las Argonáuticas, I, 600 y 601). Del cabo Canastreo dice Heródoto (Historia, VI-123, 1)
que es el punto que más se adentra en el mar de toda la región de Palene.
Muy de mañana, siguiendo su marcha, surgió ante ellos Atos, la montaña de Tracia,
situado en la península más oriental de la Calcídica (Las Argonáuticas, I, 602 y 603). Una
descripción del monte Atos se encuentra en Heródoto (Historia, VII-22, 2).
Aquel día, y hasta que se hizo de noche, soplóles el viento a favor y muy fuertemente; con
su empuje tensas quedaban todas las velas de la nave. Mas con los rayos del sol, dejóles el
soplo del viento y, a golpe de remo, llegaron a Lemnos, la rocosa isla de los Sintios
(Apolonio de Rodas/Las Argonáuticas, I, 606 a 608).
La población de la isla estaba compuesta únicamente por mujeres, ya que éstas habían
matado a los hombres por haber mostrado una salvaje pasión por sus esclavas, que les
llevó a repudiar a sus mujeres legítimas :
264
Es en este momento, cuando la nave de los Argonautas apareció cerca de la isla, y las
mujeres de Lemnos, enseguida en tropel, fuera de las puertas de Mirina, vestidas con las
armas de guerra, se lanzaron a la orilla del mar (Las Argonáuticas : I, 633 a 635).
Polixo, la nodriza de Hipsípila (la reina que gobernaba la isla después de suceder a Toante,
su padre), se dirigió a las mujeres con palabras y consejos llenos de sensatez : “Cuando ya
las mujeres de edad avanzada perezcan y vosotras, las jóvenes, sin hijos lleguéis a la
odiosa vejez, ¿cómo entonces podríais vivir, desgraciadas? … Ahora, sin duda, a los pies
tenéis un medio de escape eficaz, si a esos hombres extraños confiáis el cuidado de
vuestras casas, todos vuestros bienes y también vuestra gloriosa ciudad” (I, 683 a 696).
Jasón volvió a la nave, para, seguidamente regresar a la ciudad con todos los Argonautas.
El hijo de Esón dirigióse al palacio real de Hipsípila; los demás al lugar que a cada uno
tocábale en suerte, salvo Heracles, pues éste se había quedado, en efecto, al pie de la
nave, él mismo por propio deseo, y unos pocos compañeros que no quisieron sumarse.
Durante varios días, se llenó la ciudad de alegría, con coros de danzas y festines, lo que
hizo que fuera difiriéndose sin cesar, de un día para otro, la partida de la nave (Las
Argonáuticas, I, 853 a 862).
El relato de Higino (Fábulas. XV. Las Lemníades) parece un resumen de lo contado por
Apolonio de Rodas, por lo que no vamos a transcribirlo, haciendo únicamente una
observación : Higino llama Euneo y Deípilo a los hijos de Hipsípila y Jasón; Apolonio
nada dice sobre los hijos de Hipsípila y Jasón, y el Pseudo-Apolodoro, en el texto que
sigue, los llama Euneo y Nebrófono.
265
El Pseudo-Apolodoro recoge también la tradición que explica la llegada de los
Argonautas a Lemnos donde solo encontraron mujeres, porque éstas habían asesinado a
todos los hombres.
La causa hay que buscarla en las propias mujeres de Lemnos que se negaban a rendir culto
a Afrodita. La diosa, en venganza, dirigió el amor de sus maridos, hacia las esclavas
tracias, estimulando en los hombres una salvaje pasión por sus esclavas (según Apolonio
de Rodas), o bien, provocando un olor fétido en las lemnias, lo que obligó a sus maridos a
dirigirse a las cautivas de la vecina Tracia (según el Pseudo-Apolodoro).
Jasón embarcó el primero en la nave. Del mismo modo también embarcaron los héroes
restantes (Las Argonáuticas, I, 910 y 911).
Segunda etapa : tras una breve escala en la isla de Samotracia, llegan, a través
del Helesponto (estrecho de los Dardanelos) a la Propóntide (Mar de
Mármara) :
Desde la isla de Lemnos, parece lógico que, debido a la cercanía, la nave Argo se hubiera
dirigido hacia el Helesponto (estrecho de los Dardanelos), tanto más que, necesariamente
debía atravesarlo para adentrarse en el Mar Negro camino de la Cólquide.
266
Sin embargo, ya de noche, siguiendo los mandatos de Orfeo, arribaron a la isla de
Electra (isla de Samotracia), la hija de Atlante, con el fin de conocer los ritos divinos
inefables con la dulce iniciación en los misterios, de manera a poder así surcar sanos y
salvos la heladora superficie del mar (Las Argonáuticas, I, 915 a 918).
Una vez iniciados en los misterios y asegurados de la protección de los dioses venerados
en Samotracia, reemprendieron el viaje dirigiéndose hacia la isla de Imbros, y justamente
cuando el sol acababa de ponerse, llegaron a la punta del Querneso (Quersoneso tracio),
península cuyas costas exteriores están bañadas por el mar Egeo, y las interiores
constituyen la parte europea del Helesponto (estrecho de los Dardanelos), teniendo
enfrente, las costas de la Tróade.
[OBSERVACIONES : Diodoro de Sicilia, nada dice de los primeros problemas tenidos por
los Argonautas a causa de los soplos de vientos contrarios que les obligaron a
desembarcar de nuevo en las costas de Magnesia, ni de cuando alcanzaron las laderas de
Palene, ni el desembarco en la isla de Lemnos, ni su corta estancia en la isla de
Samotracia, resumiendo con pocas palabras el itinerario seguido por la nave Argo,
diciendo que tras zarpar de Yolco, y una vez que hubieron pasado el Atos y Samotracia, se
vieron envueltos por una tempestad que les arrastró hasta Sigeo (a la entrada del
Helesponto), en la Tróade. Allí encontraron a Hesíone, hija de Laomedonte, rey de Troya,
atada en una roca, ofrecida al monstruo marino que había enviado Posidón.
Heracles desembarcó allí con los Argonautas, liberó a la muchacha y tras la promesa de
Laomedonte de guardarle tanto a Hesíone como a las yeguas divinas que le había
prometido hasta su regreso de la Cólquide, se hizo a la mar en compañía de los
Argonautas para proseguir con empeño el trabajo que se habían marcado (Biblioteca
Histórica, Libro IV-42, 1 a 7).
No obstante, aunque Diodoro no habla de ninguna escala en Samotracia, cuenta que en
repetidas ocasiones Orfeo y los Argonautas se habían dirigido a las divinidades de
Samotracia pidiendo su ayuda : Biblioteca Histórica, Libro IV-43, 1 - 48, 6 - 49, 8 - Libro
V-64, 4)].
En las costas de la Tróade, soplaba el Noto (viento del Sur que empujaba hacia el Norte)
con fuerza, y ellos, colocándole las velas a su brisa favorable, penetraron en las difíciles
corrientes de la hija de Atamante (Hele, de quien recibe el nombre el Helesponto, que
viene a significar “ponto, o mar, de Hele”). El mar abierto había quedado atrás por la
mañana, y otro mar por la noche, por dentro de la costa Retea (costa de la Tróade),
recorrían, teniendo a su derecha la tierra del Ida” (Las Argonáuticas, I, 922 a 928).
Plinio el Viejo describe el Helesponto diciendo : toma ímpetu el Helesponto, y viene sobre
el mar, cavando el límite con sus remolinos, hasta que aparta a Asia de Europa (Historia
Natural, Libro V, Capítulo 32).
Siguieron navegando por la noche, teniendo a su derecha la tierra del Ida, y tras pasar
delante de varias ciudades situadas en la costa de la Tróade y Misia (Dardania, Abidos,
Percote, Abarnis y Pitiea la divina), acabaron de surcar el Helesponto, borbotante en
remolinos, y penetraron en la Propóntide (mar de Mármara) (Argonáuticas, I, 930 a 935).
Hay en el interior de la Propóntide una isla escarpada, a tan corta distancia del
continente rico en trigo de Frigia, que en su caída hacia el mar, un istmo tan sólo bañan
las olas, y que a tierra en pendiente se adentra. Tienen sus costas doble puerto y se
267
asienta más allá de las aguas del Esepo, nacido en el monte Ida y separando las regiones
de Misia y Frigia. Monte de los Osos es el nombre que le dan los que allí habitan, que son
los llamados “Hijos de la Tierra” (Las Argonáuticas, I, 936 a 941).
Homero hablaba ya del río Esepo relacionándolo con el monte Ida y los habitantes de
Zelea : Y los que habitan Zelea en las estribaciones del Ida (montaña de la Tróade), los
opulentos troyanos que bebían la negra agua del Esepo (Ilíada, Canto II, 824 y 825).
Aunque Apolonio habla de una isla escarpada, la descripción que hace es la de una
península unida al continente (las costas de Misia) por un istmo que a tierra en pendiente
se adentra.
También Plinio el Viejo dice que pasado el Helesponto, en la costa asiática, se suceden las
ciudades de Avido (Abidos), Percote, Lápsaco (Lámpsaco) llamado antes Pitiusa, Pario
colonia, a la cual llamó Homero Adrastia (Ilíada, II, 828), el pueblo Priapo, el río Esepo,
Celia (Zelea), Proponte (la Propóntide), así se llama donde se dilata el mar; el río Gránico
(que como el Esepo, nace en el monte Ida), el puerto de Atace (Artace), donde fue (estuvo)
el pueblo. Adelante la isla que juntó Alejandro con la tierra firme, en la cual está Cícico,
pueblo de los Milesios, llamado antes Arctoneso, y de los Bilionis (Doliones) y Dindimis,
sobre la cual está el monte Dindimo (Historia Natural, Libro V, Cap. 32. Traducida por
Gerónimo de Huerta. 1624).
A la vista de estos textos, parece lógico identificar a la isla escarpada de la que habla
Apolonio y que se encuentra unida al continente asiático por un istmo, con la península en
la que se encuentran Cícico y el Monte de los Osos, y que hubo un tiempo en el que recibió
el nombre de “Arcton-oros”, o “Montaña de los Osos”, cuya cumbre más alta recibe el
nombre de “Díndimo”.
La parte del istmo y de la llanura, estaban habitados por los Dolíones, y entre ellos reinaba
el hijo de Eneo, Cícico, al que había alumbrado la joven Enete, la hija de Eusoro, el
divino. (Eneo y Altea fueron padres de Deyanira, esposa de Heracles, y de Meleagro).
Los Dolíones no eran atacados por los monstruosos Hijos de la Tierra, por ser
descendientes de Posidón (Las Argonáuticas, I, 947 a 952).
268
[OBSERVACIONES : Estrabón en su Geografía habla de los Doliones (Libro XII. Capítulo IV.
Sección 8), y, citando a Alejandro el Etolio, dice que los misios tenían sus viviendas cerca
del lago Ascanio, donde habitó Dolión, hijo de Sileno y Melia].
En uno de los puertos llamado Puerto Hermoso (tal vez el puerto que Plinio llama
“Artace”), atracó la nave Argo y, por consejo de Tifis, desataron la piedra del ancla, que
era pequeña, y la dejaron debajo de una fuente, de la fuente Artacia (tal vez llamada así
por el nombre del puerto Artace, según Plinio), para que, más tarde, los Neleidas (descen-
dientes de Neleo) de Jonia la consagraran como ofrenda en el templo de Atenea Jasonia.
[OBSERVACIONES : Homero habla también de una fuente del mismo nombre, cuando
cuenta que Odiseo y sus compañeros llegaron a un país desconocido, donde una doncella
que encontraron en la fuente que dicen la Artacia, les informó dónde estaban : el país de
los gigantes lestrigones, antropófagos, tal y como pudieron comprobar, ya que uno de los
gigantes, Antífate, marido de la doncella, reventando a uno de ellos comiólo de almuerzo
(Odisea, Canto X, 105 a 125)].
Nuevamente aparecen los habitantes del Monte de los Osos, los monstruosos Hijos de la
Tierra, sobre los que Apolonio, aporta una nueva información : aquellos monstruos
terribles los criaba la diosa Hera, la esposa de Zeus, a fin de que a Heracles sirviesen de
prueba (Las Argonáuticas, I, 996, 997).
Ya sea por incitación de Hera, o porque estos monstruos únicamente respetaban a los
Dolíones por gozar del favor de Poseidón (I, 950, 951), o por ambas razones a la vez, lo
cierto es que lanzándose por el monte por el otro lado, comenzaron a obstruir la boca del
Puerto Cerrado con piedras infinitas arrojadas al fondo … Pero allí había quedado, en
efecto, con el grupo de héroes más jóvenes, Heracles, quien, tensando con toda rapidez
contra ellos su arco curvado hacia atrás, echólos a tierra unos encima de otros. Mas ellos
también, a su vez, levantaban y arrojábanles piedras de filos agudos por todas sus
partes… A Heracles y a sus jóvenes compañeros, se unieron los demás Argonautas que se
dirigían a la cima del Díndimo, atacando a los Hijos de la Tierra, ora con tiros de flechas,
ora también con las lanzas, hasta que a todos los hirieron de muerte, a pesar de su ataque
continuo de frente (Las Argonáuticas, I, 989 a 1002).
Una vez que el combate acabó sin peligro, los Argonautas soltaron ya las amarras del
navío a los soplos del viento y siguieron su camino adelante surcando las olas del mar
(Las Argonáuticas, I, 1012 a 1014).
Un festín en honor de la diosa dispusieron después en los Montes de los Osos, celebrando
con cantos a Rea, la muy soberana.
Y al alba, una vez que cesaron los vientos, dejaron la isla a golpe de remos (Las
Argonáuticas, I, 1150 a 1152).
El relato, tanto de Higino (Fábula XVI. Cízico) como el del Pseudo-Apolodoro (Biblioteca
Mitológica, I-9, 18), reproducen casi exactamente el esquema fundamental de este
episodio, aunque ignoran la presencia y los enfrentamientos con los “Hijos de la Tierra” :
- Llegada de los Argonautas al país de los doliones donde reinaba Cícico.
- Cordial y amistosa acogida por parte de Cícico.
- Partida de los Argonautas que, sin saberlo y debido a la fuerza de vientos
contrarios, vuelven a las costas de los doliones.
- Enfrentamiento de ambas partes durante la noche, sin alcanzar a reconocerse.
- Muerte de Cícico/Cízico.
270
- Entierro y nueva salida de los Argonautas hacia las costas de Misia.
Para llegar cuanto antes a las costas de Misia, los Argonautas hicieron apuestas para ver
cuál de ellos aguantaba más tiempo sin soltar los remos; pero, en las horas primeras de la
noche, agotados por el duro esfuerzo, se tomaban un respiro, todos menos Heracles que,
cargando sobre él sólo el esfuerzo de todos, rompió por el medio su remo (I, 1153 a 1168):
El río Ríndaco nace en el Olimpo misio (a pesar de que Plinio el Viejo lo hace nacer en el
estanque Artinia), y, tras recibir las aguas del Macestos, sigue su curso por el extremo
oriental de Misia, para desembocar en la Propóntide,
271
403 a quien los dioses llaman Briáreo, y todos los hombres
404 Egeón, porque él es a su vez más fuerte que su padre,
405 quien se sentó al lado del Crónida, ufano de su gloria;
406 los felices dioses sintieron miedo de él y ya no lo ataron.
A pesar de que Heracles había roto su remo, los Argonautas llegaron al lugar habitado de
la tierra Ciánide, en Misia, en la falda del monte Argantonio y cerca de las bocas del Cío,
donde los Misios los acogieron con honores de huésped y en son de amistad, trayéndoles
víveres, corderos y vino sin cuento, pues tenían buena falta de ello. Antes de cenar,
hicieron un sacrificio en la noche a Apolo, dios del Desembarque (I, 1177 a 1186).
Heracles, sin embargo, se dirigió hacia el bosque, buscando un abeto con el que fabricar un
remo nuevo. En este episodio, Apolonio hace inventario de las armas que el héroe llevaba
siempre consigo, a la vez que aprovecha para poner en evidencia su enorme fuerza :
272
1205 Después cogió otra vez el arco y las flechas,
1206 la piel de león y la maza, y emprendió de nuevo el camino de vuelta.
A la vez que Heracles, Hilas, su amigo, amante y escudero, se ausentó también con un
recipiente de bronce buscando la corriente sagrada de un manantial, a fin de traerle,
antes de que llegara, el agua de la cena a su amigo, y poderle preparar con rapidez y
como era debido, todo lo demás que precisara a su regreso (I, 1207 a 1210).
Hilas encontró la fuente aquella que llaman Pegas, pero no pudo alcanzar el agua, ya que
la Ninfa de aquel manantial, sorprendida por la belleza del muchacho, y enamorada
también debido a la acción de Afrodita que hirió de golpe el corazón de la Ninfa, hizo que
ésta lo agarrara por encima del cuello, y lo arrastrara con ella a las profundidades del
manantial, donde Hilas se hundió lanzando un grito desesperado :
Un solo héroe entre todos fue el que escuchó el grito de Hilas, Polifemo Ilátida, que se
había adelantado en la senda, pues quería recibir al grandísimo Heracles en cuanto
llegara. Llegó a toda prisa, corriendo muy cerca de la fuente de Pegas, como una fiera
salvaje … , sacó su espada gigante y se dispuso a ir en busca de Hilas, temiendo que
hubiera sido presa de fieras o secuestrado por hombres que lo llevaran como fácil botín
(Las Argonáuticas, I, 1240 a 1252).
273
enseñándole todo cuanto suele
un padre a un hijo que ama; y enseñado
fue bueno y celebrado, y nunca estaba
de él apartado, ni en el medio día
ni cuando con sus cándidos caballos
corre la aurora la mansión de Jove …
Porque (para que) según su genio el mozo fuese,
y bien ejercitado un varón bueno
saliese.
A continuación, Teócrito, tras confirmar que Heracles e Ilas embarcaron con Jasón en
busca del vellón dorado, hace alusión al difícil paso de la nave entre las errantes Rocas
Ciáneas que, al chocar entre ellas, destruían a todos los que se atrevían atravesarlas,
añadiendo que, tras este episodio, las rocas quedaron fijadas al fondo del mar :
En su relato, Teócrito vuelve hacia atrás contando cómo los Argonautas, tras atravesar el
Helesponto, llegaron a los puertos del Proponto (Propóntide), cerca de las bocas del Cío,
en Misia, donde Heracles se dirigió hacia un bosque, buscando un abeto para fabricar un
remo con el que reemplazar al que había roto; a la vez, Ilas fue por agua con una muy
preciosa cantarilla, pero entonces, las Ninfas le asieron todas de la mano, porque el
suave amor del mozo argivo cegó sus tiernas simplecillas mientes. Heracles, con alzado
grito, Ilas (Hilas) llamó tres veces, de Jasón olvidando las empresas :
274
por cuadrillas la cena disponían
por la tarde, y un lecho solo haciendo
para muchos, que un prado grande había,
bueno para formar lechos herbosos.
Siegan botomo agudo, y levantando
Cypero (nombre de una planta). Ilas (Hilas), el rojo, fue por agua
con una muy preciosa cantarilla
para la cena, para el mismo Alcides (Heracles, nieto de Alceo)
y el fuerte Telamón (hermano de Peleo padre de Aquiles), que los dos siempre
fueron amigos y una sola mesa
disponían : y pronto vio la fuente
en un recuesto, en torno de ella nace
mucha hierba y juncadas abundantes,
la celidonia azul, el verde adianto,
el apio verde y la torcida grama.
Las Ninfas una danza componían
en medio de las aguas, las velantes
Ninfas, diosas temidas de campestres,
Eunica y Malis y Nichea hermosa,
de suave mirar cual primavera.
La capaz cantarilla al agua llega
el mozo, y al querer hundirla en ella,
le asieron todas de la mano,
porque el suave amor del mozo argivo
cegó sus tiernas simplecillas mientes.
Cayó en las negras aguas velozmente,
cual rutilante estrella que del cielo
súbitamente al mar se precipita …
275
Cuitados los amantes, qué afanoso
estuvo por los montes y las selvas,
de Jasón olvidando las empresas.
Tras esta digresión exponiendo el relato de Teócrito, seguimos con el relato de Apolonio
de Rodas.
Con quien se encontró Polifemo fue con el mismísimo Heracles, al que, sin tardar le
reveló la desgracia terrible : “Hilas a la fuente se fue y sano no vuelve otra vez”.
Lleno de ira, Heracles echó a tierra el abeto y lanzóse a correr … precipitándose con loco
furor … Unas veces movía sus rápidas piernas sin cesar, y otras, a su vez, tomándose un
respiro en su esfuerzo, voceaba a lo lejos con gritos terribles que hendían los aires (Las
Argonáuticas, I, 1253 a 1272).
Por otra parte, en el lugar donde aguardaban los Argonautas, regresaron los soplos del
viento. Tifis, el timonel de la nave, dio la orden de subir a la nave y aprovecharse del
viento. Ellos sin tardar embarcaron. Se hinchó con el viento la vela en el medio, y lejos de
la costa se veían llevados con gozo, bordeando el promontorio de Poseidón.
Como es lógico, los Argonautas se hicieron a la mar desde el lugar al que habían llegado
anteriormente, tal y como ha contado Apolonio de Rodas/ Las Argonáuticas, I, 1177 y
1178, hablando de la tierra Ciánide en la falda del monte Argantonio y cerca de las bocas
del Cío situadas en la Propóntide; más adelante, siguiendo la costa en dirección al Bósforo,
se encuentra el promontorio de Poseidón.
A la hora en que la Aurora, de mirada brillante, lanza desde el cielo su luz elevándose
desde el lejano horizonte …, entonces los Argonautas advirtieron que (a Heracles, Hilas y
Polifemo) los habían dejado en tierra sin saberlo.
El griterío fue indecible por haber partido dejando al mejor de sus compañeros; incluso
Jasón, impotente, estaba sentado bajo el peso de aquella desgracia, recomiéndose el
corazón (Las Argonáuticas, I, 1273 a 1289).
El primero en reaccionar fue Telamón, hijo de Éaco y hermano de Peleo (padre de Aquiles,
con la nereida Tetis/Thetis), acusando a Jasón de lo ocurrido como si formara parte de un
plan concebido para evitar que la gloria de Heracles, ensombreciera la suya propia.
A continuación, Telamón fue derecho hacia Tifis, el timonel, para hacerlo volver hacia
atrás, a la tierra de los Misios, en busca de sus amigos. Y lo hubiera conseguido, de no
haber sido por los hijos (Zetes y Calais) del tracio Bóreas (frío viento del Norte), que con
duras palabras contuvieron al hijo de Éaco. Su oposición, no resultó gratuita, ya que
ambos tuvieron un terrible castigo (la muerte) más tarde a manos de Heracles, por haber
impedido partir en su busca (Las Argonáuticas, I, 1289 a 1303).
Pero no solo los hijos de Bóreas impidieron que la nave Argo regresara a Misia en busca
de Heracles y sus dos amigos : de pronto surgió del abismo del mar y aparecióse ante
ellos Glauco, el intérprete bien instruido del divino Nereo.
Glauco levantó por encima su cabeza peluda y su pecho …, extendió su mano poderosa
cogiendo con ella el codaste del navío y gritó a los héroes furioso :”Por qué os empeñáis
en contra del designio del gran Zeus en llevaros con vosotros a Heracles el fuerte a la
ciudad de Eetes?. Su destino es cumplirle todos los doce trabajos en Argos al muy
orgulloso Euristeo por más que le cuesten muy duras fatigas, y más tarde habitar en el
mismo hogar que los dioses inmortales, si es que aún lleva a cabo unos pocos que le
quedan” (Las Argonáuticas, I, 1310 a 1320).
También habló Glauco sobre Polifemo : “De la misma manera también ha fijado el
destino que, en las bocas del Cío, Polifemo, después de fundar una ciudad muy famosa a
los misios (Cío), colme al final su destino en la tierra infinita de los Cálibes” (Las
Argonáuticas, I, 1321 a 1323).
277
[OBSERVACIONES : El mismo Apolonio de Rodas aporta precisiones sobre los Cálibes,
cuando en el Canto II relata cómo los Argonautas, huyendo del país de las Amazonas,
llegaron a la tierra de los Cálibes, gentes a las que no importan las tareas del campo, pero
que perforan, no obstante, la tierra apretada, productora de hierro, e intercambian así
mercancía que les da su sustento (Las Argonáuticas, II, 1001 a 1008)].
Y sobre Hilas, dijo : “en lo que a Hilas respecta, una diosa, una Ninfa, por amor lo ha
hecho su esposo. Por su causa perdidos, fueron abandonados sus dos compañeros” (Las
Argonáuticas, I, 1324 y 1325).
Tal y como había anunciado Glauco, los dos héroes Polifemo y Heracles, se disponían a
cumplir los designios de Zeus :
- Disponíase el uno a echar los cimientos y construirles una ciudad (Cío) a los Misios con
el nombre del río (Cío), Polifemo, el hijo de Ílato (ver los versos anteriores 1178 a 1321).
- El otro (Heracles), a ir otra vez a sufrir los duros trabajos de Euristeo.(Las
Argonáuticas, I, 1345 a 1348).
La nave partió de nuevo, el viento la llevó todo aquel día y toda la noche, soplando
vigoroso … Ellos, una vez que divisaron un pedazo de costa que se adentraba en el mar
desde el golfo, y que se mostraba a su vista como muy anchurosa, la abordaron a remo a
la salida del sol (Apolonio de Rodas/Las Argonáuticas, I, 1358 a 1362).
Lo primero que vieron los Argonautas al desembarcar, fueron los establos de bueyes y el
aprisco del ganado de Ámico, el orgulloso rey de los Bebrices, al que la Bitínide Melia,
tras haberse unido en su lecho a Poseidón … alumbró (Las Argonáuticas, II, 1 a 3).
El Pseudo-Apolodoro recoge exactamente la misma tradición que Apolonio de Rodas :
Desde Misia partieron en dirección a la tierra de los bébrices, donde reinaba Ámico, hijo
de Posidón y de una ninfa bitinia (Biblioteca Mitológica, I-9, 20).
Valerio Flaco habla del reino de los Bebricios (o Bebrices), diciendo que disponía de un
278
suelo fértil y una región bien querida de los fornidos toros (Las Argonáuticas/Valerio
Flaco, Libro IV, 99 y ss).
Según recoge Pausanias, los Argonautas, después de haber abandonado el golfo de Ciano
donde desembocaba el Cío (en Misia), entraron en Bitinia, de la que Pausanias dice :
Antínoo era originario de Bitinia, la que está más arriba del río Sangario (que desemboca
en el Ponto Euxino, al norte de Asia Menor) … (Descripción de Grecia, Libro VIII-9, 7).
[OBSERVACIONES : dice Estrabón, que entre Calcedonia y Heraclea hay varios ríos entre
los que se encuentran el Psilis, el Calpas y el Sangario que nace cerca de Sangia. El
Sangario fluye a través de la mayor parte de Frigia y también a través de una parte de
Bitinia (Geografía, Libro XII, Cap. 7).
Plinio el Viejo dice que a partir de la boca del Bósforo está el río Rebas, que algunos
llamaron Reso, luego el Psilis, el puerto de Calpas y el río Sangario que es de los famosos.
Nace éste en Frigia y recibe el agua de varios ríos entre los que se encuentran el
Tembrogio y el Galo. Hay quien llama “Coralio” al Sangario, a partir del cual se encuentran
los senos Mariandinos y el pueblo Heraclea opuesto al río Lico. Historia Natural, Libro VI :
Ponto Euxino, Cap. I)].
[OBSERVACIONES : del Antínoo del que habla Pausanias, se sabe que fue un fiel y querido
acompañante del emperador Adriano, nacido en Itálica, en la provincia romana de la
Bética, Hispania.
Homero menciona a otro Antínoo presentándolo como uno de los más soberbios
pretendientes de Penélope mientras su esposo Odiseo/Ulises se hallaba ausente en la
guerra de Troya. Ulises lo mató : Ulises certero alcanzó su garganta y la punta traspasó el
blando cuello y salió por detrás (Odisea, Canto XXII, 15 y 16)].
Ámico, el más insolente de los hombres, había impuesto a los extraños que llegaban a sus
tierras, una ley humillante : que ninguno pudiese dejar sus dominios sin antes haberse
medido con él en la lucha pugilística, y así había matado a multitud de vecinos (Apolonio
de Rodas/Las Argonáuticas, II, 5 a 7).
Cuando estuvieron ya preparados con sus correas atadas alrededor de las manos, cada
cual por su lado, levantando enseguida a la altura del rostro sus puños pesados, fueron
derechos el uno contra el otro llevando consigo toda su furia … No dejaron de
intercambiar allí mismo sus golpes de muerte hasta que una espantosa falta de aliento los
dominó por completo a los dos. Ámico abatió sobre Polideuces su puño pesado, pero éste,
inclinando la cabeza, apenas un poco recibió el golpe del brazo en su hombro; sin
embargo, su respuesta fue definitiva ya que lo golpeó con decisión encima de la oreja,
rompiéndole los huesos de dentro. Ámico cayó de rodillas debido al dolor … y de repente
exhaló su último aliento (Apolonio de Rodas/Las Argonáuticas, II, 67 a 98).
[OBSERVACIONES : Más adelante, Apolonio explica que cuando los Argonautas, tras
atravesar el Bósforo y penetrar en el Ponto Euxino, y siguiendo la costa desembarcaron
en el territorio de los Mariandinos, éstos establecieron con ellos un pacto de amistad,
precisamente porque sabían que estos héroes eran los que habían matado a Ámico (Las
Argonáuticas, II, 752 a 755)].
Los Argonautas se quedaron allí a pasar la noche, dedicándose a curar a los heridos, a
hacer sacrificios a los dioses inmortales, preparándose una cena generosa. Pero cuando el
sol extendió su luz sobre las cumbres cubiertas de rocío …, soltaron ellos entonces las
amarras de la base del tronco del laurel, y tras embarcar en la nave todo el botín que
creyeron preciso llevarse, empujados por el soplo del viento enfilaron el voraginoso
Bósforo. Allí, una ola gigantesca, semejante a una montaña, elevó y arrastró la nave, y,
gracias a la pericia de Tifis continuaron los héroes su camino sanos y salvos, aunque
desviados de la ruta que les conducía al estrecho del Bósforo y que debía permitirles
alcanzar el Ponto Euxino (Apolonio de Rodas/Las Argonáuticas, II, 155 a 176).
Higino dice simplemente : Ámico, hijo de Neptuno y de Melie (ninfa bitinia), rey de
Bebricia. A todo aquel que llegaba a su reino le obligaba a luchar con él en combate y,
una vez vencido, le aniquilaba. Como había desafiado en combate a los Argonautas, Pólux
(Polideuces) se enfrentó a él y lo mató (Fábulas. XVII. Ámico).
280
Sexta etapa : encuentro de los Argonautas con el adivino Fineo :
Al día siguiente ataron las amarras, en la tierra de Tinia (Tracia). Allí tenía su morada a
la orilla del mar, Fineo, el hijo de Agenor, que había soportado sin duda entre todos los
hombres, las penas más terribles … (Las Argonáuticas, II, 176, 177).
Padecía estas penas porque, debido al don de la profecía y el arte de la adivinación que
había recibido de Apolo, el hijo de Leto y de Zeus, revelaba a los hombres con toda
exactitud el sagrado designio del mismísimo Zeus (Las Argonáuticas, II, 180 a 182 y 258).
Fineo conocía un oráculo de Zeus, según el cual, cuando unos héroes llegaran a su tierra,
podría disfrutar de su alimento, el alimento que continuamente le arrebataban las Harpías.
Al oír las voces y el ruido causados por los Argonautas, se levantó de su lecho … y
apoyándose en su bastón fue hacia la puerta … tanteando los muros de la casa … Se sentó
con sus piernas agotadas en el umbral de la puerta del patio.
Los argonautas, al verlo se agruparon en torno a él, y Fineo les dijo con palabras
proféticas : “Oídme, vosotros, los más excelsos de todos los griegos, si es verdad que sois
aquellos a los que por el mandato terrible del rey (Pelias), en la nave Argo os lleva Jasón
en pos del vellocino … Prestadme socorro … No sólo la Erinis (las Erinias castigaban a
quienes cometían crímenes horribles) ha pisoteado mis ojos y tengo que arrastrar una
vejez cuyo fin no se puede alcanzar, sino que además, las Harpías me arrebatan de la
boca mi alimento, y, si acaso alguna vez me dejan algún resto de comida, éste despide un
fuerte olor nauseabundo e insoportable … Es la voluntad de los dioses que sean los hijos
de Bóreas (Zetes y Calais) los que las alejen de mí …”. Seguidamente, recuerda su pasado
cuando era rey entre los Tracios, y estaba casado con Cleopatra, la hermana de los hijos de
Bóreas (Las Argonáuticas, II, 194 a 239).
Los hijos de Bóreas, por boca de Zetes, le manifestaron su deseo de ayudarle, pero temían
la reacción de los dioses.
Fineo eliminó estos temores asegurándoles “que no habrá cólera ninguna que venga de
los dioses debido a vuestras ayuda” (II, 244 a 261). Efectivamente, los versos que siguen
cuentan que, para que los hijos de Bóreas pudieran perseguir a las Harpías, el propio Zeus,
habíales infundido un vigor inagotable, ya que a espaldas de Zeus no habrían podido
perseguirlas (Las Argonáuticas, II, 275, 276).
Más adelante, el propio Jasón saca la conclusión de que si han llegado hasta allí, es porque
un dios, estimando excesivo el castigo infligido a Fineo, los ha traído con el fin de
socorrerle, y así mismo de lo cuenta a Fineo : “No hay duda alguna, Fineo, era un dios el
que estaba inquieto por tu terrible castigo y el que nos trajo hasta aquí a nosotros de
lejos, con el fin de que pudieran socorrerte los hijos de Bóreas” (II, 438 a 440).
Acto seguido, prepararon una trampa a las Harpías, colocando comida junto a Fineo; muy
281
cerca se colocaron los dos hermanos (Zetes y Calais), prestos a golpearlas con las espadas
en cuanto aparecieran. Lo mismo que funestos huracanes o relámpagos, aparecieron las
Harpías, y tras haber devorado todo en un instante, emprendieron la marcha sobre el mar,
lejos de allí; un olor insoportable quedó impregnando aquel lugar. Los hijos de Bóreas se
lanzaron en su persecución, veloces como las tormentas del Céfiro (rápido viento del
Oeste). Las alcanzaron sobre las Islas Flotantes y las habrían descuartizado de no haber
intervenido Iris, hermana de las Harpías a las que llama perras del gran Zeus, jurando que
éstas ya no se acercarían más a la casa de Fineo (Las Argonáuticas, II, 263 a 294).
Los hijos de Bóreas, convencidos por el juramento de Iris hecho sobre la sagrada agua de
la Estigia (II, 291, 292), se volvieron de nuevo hacia la nave desde estas Islas Flotantes,
que, a partir de entonces pasaron a llamarse Islas del regreso (Apolonio de Rodas/Las
Argonáuticas, II, 296 y 297).
(Los Argonautas) zarparon desde allí (Misia) y arribaron a Salmideso, en Tracia, donde
vivía Fineo, un adivino privado de la vista.
Unos dicen que Fineo era hijo de Agénor y otros que de Posidón.
Unos dicen que fue cegado por los dioses, sin señalar específicamente a Zeus, otros por
Bóreas y los Argonautas, y otros por Posidón :
De éste (Fineo), unos dicen que era hijo de Agénor, otros que de Posidón; algunos dicen
que fue cegado por los dioses por predecir a los hombres el porvenir, y otros que lo fue
por Bóreas y los Argonautas, por haber cegado él a sus propios hijos, inducido por la
madrastra de ellos (Idea, hija de Dárdano, rey de los escitas, acusó falazmente de intento
de seducción a Plexipo y Pandión, hijos tenidos por Fineo con Cleopatra, su primera
mujer – Biblioteca Mitológica, III-15, 3).
Finalmente otros aseguran que fue cegado por Posidón por haber revelado a los hijos de
Frixo la manera de navegar desde la Cólquide hasta la Hélade.
Pero el castigo sobre el que están de acuerdo la inmensa mayoría de los mitógrafos, es el
que se refiere al envío de las Harpías por los dioses (otros dicen que por Zeus
solamente), esos monstruos representados como grandes pajarracos con cabeza de
mujer, privaban a Fineo de la mayor parte de su comida, impregnando el resto con un
olor nauseabundo :
282
Los dioses le enviaron también a las Harpías. Eran éstas unas criaturas aladas y, cuando
estaba dispuesta la mesa para Fineo, bajaban volando del cielo y se llevaban la mayor
parte de las viandas, y las pocas que dejaban estaban impregnadas de un olor tal que era
imposible acercarse a ellas.
Fineo aprovechó la presencia de los Argonautas, para negociar con ellos la muerte de las
Harpías a cambio de darles informaciones útiles para terminar con éxito la expedición
emprendida. Inmediatamente los Argonautas aceptaron la propuesta :
Como los Argonautas quisieran informarse sobre la travesía, dijo que les instruiría sobre
ella si lograban librarle de las Harpías.
Ellos dispusieron una mesa con viandas delante suya y de inmediato las Harpías bajaron
volando entre chillidos y se apoderaron de ellas.
Cuando los hijos de Bóreas, Zetes y Calais, dotados ellos también de alas, las vieron,
salieron tras ellas por el aire con las espadas desenvainadas. Se les había vaticinado a
las Harpías que habrían de morir a manos de los hijos de Bóreas, y a éstos que
perecerían, si tras perseguirlas, no lograban capturarlas.
Así pues, las Harpías fueron perseguidas y una cayó en el Peloponeso en el río Tigres,
que ahora en su memoria se llama Harpis; a ésta algunos la llaman Nicótoe y otros
Aélopo.
La otra, llamada Ocípete o Ocítoe según otros, pero Hesíodo la llama Ocípode, huyendo
por la Propóntide, llegó a las islas Equínades, que ahora, por ella, se denominan
Estrófades; pues cuando allí se dio la vuelta, hallándose sobre su costa, cayó agotada
junto con su perseguidor.
Sin embargo, Apolonio en “Las Argonáuticas” dice que fueron perseguidas hasta las
islas Estrófades y que no sufrieron ningún mal por haber prestado juramento de que no
molestarían en lo sucesivo a Fineo.
Los cuatro puntos que siguen recogen los avisos, consejos y augurios que Fineo comunica
a los Astronautas, con objeto de facilitar su viaje hacia la Cólquide, por lo que en este
283
lugar, nos vamos a limitar a exponer las palabras de Fineo, dejando los comentarios para el
momento en que estas etapas se vayan produciendo.
Una vez terminadas las comunicaciones de Fineo, los Argonautas se dispondrán a llevar a
cabo cuanto el adivino les ha explicado. Es en este momento cuando, aprovechando que
los Argonautas reemprenden su expedición, haremos diferentes observaciones que nos
permitirán completar el relato con lo dicho por otros autores, de manera a comprender
mejor todas las aventuras que se sucederán hasta la llegada al reino de Eetes.
Les dice Fineo :“Nada más que me dejéis, lo primero que veréis son las dos Rocas
Ciáneas, allí en el lugar en que se estrechan las aguas del mar; continuamente van al
encuentro la una de la otra chocando entre sí. Os aconsejo que probéis con un vuelo de
paloma a modo de presagio, enviándola desde la nave por delante”.
Si la paloma llega hasta el mar sana y salva, los Argonautas, sujetando firmemente los
remos, con la fuerza de sus manos llegarán hasta el ancho mar.
Pero si la paloma pereciera en su vuelo en medio de las rocas, deberán emprender el
regreso para escapar de una muerte segura, aunque la Argo fuese de hierro (II, 317 a 340).
b) Si consiguen atravesar las flotantes Rocas Ciáneas, deberán poner rumbo hacia la
desembocadura del Termodonte, donde, cerca, se encuentran las tres Ciudades de las
Amazonas :
Fineo : “Si lográis escapar sanos y salvos al choque de las piedras y penetrar en el Ponto
(Ponto Euxino o mar Negro), navegad enseguida manteniendo a la derecha la tierra de los
Bitinios … hasta que bordeando el río Rebas … y la Costa Negra, lleguéis hasta el muelle
de la isla de Tinia …, y luego, volviendo a navegar a través del mar, empujad vuestra nave
hasta la tierra de los Mariandinos, situada enfrente.
Allí hay un camino que se adentra en las profundidades del Hades, y el promontorio
Aquerusio, introducido en el mar, se extiende sobre el abismo; el voraginoso Aqueronte
da un corte profundo a aquel promontorio y hace allí desembocar sus corrientes desde
una ingente garganta” (Las Argonáuticas, II, 345 a 356).
c) Sigue una enumeración de los pueblos que los Argonautas van a encontrar,
precisando los rasgos que los caracterizan :
Más allá del territorio de las Amazonas, están los Cálibes (los más miserables de los
hombres que se ocupan de trabajar el hierro). Muy próximos (al otro lado del cabo
284
Geneteo) habitan los Tibarenos, gente rica en rebaños. Más allá de ellos, los Mosinecos
(construyen sobre pilares de madera sus casas también de madera, y sólidas torres a las
que llaman “mosinas”, y de ahí proviene el nombre que llevan ellos mismos).
Dejadas atrás estas gentes, los Argonautas tendrán que llevar la nave hasta una isla
escarpada, donde hay unas muy desvergonzadas aves que tendrán que espantar con todos
los recursos posibles; en esta isla, las reinas de las Amazonas, Otrera y Antíope,
construyeron un templo de piedra a Ares; además, en estas islas saldrá algo provechoso de
las aguas amargas del mar, de lo que nada puede decirse.
Más allá de esta isla y de la tierra firme que hay enfrente, viven los Fílires; más allá de los
Fílires están los Macrones, y después, a su vez, las tribus inmensas de los Bequires. Tras
ellos los Sapires …, y tras éstos los Biceres con campos limítrofes, pasados los cuales ya
se hallan los propios Colcos, amantes de guerras.
Aunque llegados al país de los Colcos, la nave deberá alcanzar la parte más extrema del
mar, hasta llegar al río Fasis que, viniendo de los montes Amarantos y del llano Circeo …,
arroja su ancha corriente en el mar (Las Argonáuticas, II, 374 a 401).
LAS ARGONÁUTICAS (Apolonio de Rodas) : Canto II, 402 a 407 : dice Fineo :
402 “Impulsando vuestra nave en dirección a las bocas de aquel rio (el Fasis),
403 veréis a lo lejos las torres de Eetes Citeo y el bosque
404 sagrado, lleno de sombras, de Ares, donde un dragón –un monstruo
405 terrible a la vista- vigila de un lado y de otro con toda atención
406 el vellocino que se halla tendido en lo alto de un roble.
407 Ni de día ni de noche el dulce sueño puede vencer sus ojos implacables”.
El relato de Fineo asustó a los Argonautas, lo que no impidió que Jasón, preocupado por
la ruta de regreso a la Hélade, se dirigiera al adivino para que éste le informara sobre lo
que deberá hacer cuando llegue este momento.
Fineo lo tranquiliza diciéndole que cuenta con la ayuda llena de astucia de la diosa Cipris
(Afrodita), pues en ella se asienta el glorioso final de la prueba.
En este momento, aparecieron los hijos de Bóreas que regresaban acabada su persecución
de las Harpías, contando a los Argonautas cómo las habían alcanzado, cómo Iris habíales
impedido herirlas, y cómo la diosa benévola habíales dado el juramento de no atacar más
a Fineo, y cómo ellas se hundieron llenas de miedo en la cueva enorme de la montaña
Dictea (el monte Dicte, situado en la isla de Creta). Llenos de alegría quedaron al punto
en la casa todos los compañeros y el propio Fineo, con esta noticia (II, 426 a 436).
Surge después una conversación entre Jasón y Fineo, en la que éste se permite hacer dos
digresiones para contar lo ocurrido con Parebio, su amigo y cuidador, y con Cirene y
Aristeo (hijo de Cirene y Apolo), relacionados estos últimos con “los vientos etesios”,
vientos que, atravesando el mar, vienen a refrescar los calurosos días del verano, y que, en
285
la antigüedad, eran considerados como enviados por Zeus, tal y como explican los textos
que siguen :
1.- Parebio era para él el más amado y al que habíale un día contado que una
expedición de héroes valientes procedentes de Grecia con destino a la ciudad de Eetes,
ataría sus amarras en la tierra de Tinia (al norte de Salmideso, donde vivía Fineo según
el Pseudo-Apolodoro), y ellos, por voluntad de Zeus, le contendrían el ataque de las
Harpías.
Seguidamente lo envió para que le trajese un cordero que fuese excelente, aprovechando
su ausencia para contar a los Argonautas quién era Parebio : un día se presentó ante él con
el fin de conocer su destino, ya que las desgracias se cebaban con él, porque estaba
pagando la cruel expiación por un pecado de su padre, cuando éste, mientras cortaba
árboles en el monte, menospreció las súplicas de la Ninfa Hamadríade pidiéndole que no
cortara el tronco del roble con el que ella se identificaba; mas él lo cortó de forma
insensata y por ello, la Ninfa le procuró una suerte funesta en adelante, a él y a sus hijos.
Fineo vino en su ayuda ordenándole que construyera un altar a la Ninfa Tiníade, y le
hiciese en él sacrificios expiatorios, rogándole que le librase del destino heredado de su
padre. Así pudo librarse de su desgracia, y, agradecido, no se olvidó más de Fineo, ni dejó
de cuidarle.
Parebio enseguida llegó trayendo dos corderos, y Jasón y los hijos de Bóreas se
levantaron, e invocando a Apolo los sacrificaron en el fuego del hogar. Más tarde, una
vez que hubieron comido a su gusto, se acostaron (Las Argonáuticas, II, 457 a 496).
2.- En una segunda digresión, Fineo cuenta la historia de Cirene que apacentaba … sus
corderos cerca del pantano del Peneo (río de Tesalia). Un día que pastoreaba junto al
río, muy lejos de Hemonia (Tesalia), Apolo, arrebatándola en el aire la confió a las Ninfas
terrestres que habitaban en Libia, en las cercanías del monte Mirtosio.
Allí, a Febo (Apolo) le alumbró a Aristeo, aquel al que llaman Agreo y Nomio los
Hemonios, ricos en campos de trigo. A Cirene, Apolo la hizo cazadora; en cambio, a su
hijo se lo llevó, aún muy pequeño, para que fuese cuidado en la cueva de Quirón.
Cuando Aristeo creció, aprendió de las Musas el arte de curar y hacer profecías, y
ocupaba su tiempo como guardián de sus rebaños, todos los que pastaban por la llanura
de Atamante en Ptía y en las faldas del Otris …, y a orillas de la sagrada corriente del
Apídano (en Tesalia).
Un día, los habitantes de las islas de Minos (las Cícladas) acudieron a Aristeo por consejo
de Apolo, para que los liberara de la intensa sequía que padecían. Aristeo abandonó Ptía y
fue a establecerse en la isla de Ceos (Cícladas) …, hizo un gran altar de Zeus,
dispensador de la lluvia y tras hacer sacrificios en honor de Zeus y en honor de Sirio
(estrella de la constelación del Can), Zeus envió durante cuarenta días los vientos etesios
que refrescan la tierra (Apolonio de Rodas/Las Argonáuticas, II, 500 a 528).
Tras escuchar todo cuanto Fineo tenía que decirles, los Argonautas, después de
construir un altar en honor de los Doce Dioses Felices en el rompiente del mar de la
costa de enfrente, y de ofrecer en él sacrificios, embarcaron en la rápida nave para
remar (Apolonio de Rodas/Las Argonáuticas, II, 531, 532).
Séptima etapa : los Argonautas se dirigen hacia el Bósforo donde tendrán que
enfrentarse al peligro que supone atravesar las Rocas Ciáneas o Simplégades.
De ellas les había hablado Fineo (II, 317 a 340).
No se olvidaron de llevarse consigo una tímida paloma, que Eufemo sujetaba bien en sus
manos, a la vez que soltaban de la tierra las dobles amarras. Atenea se encaminó a toda
prisa hacia el Ponto, meditando su ayuda amistosa a los remeros (II, 532 a 541).
Los héroes, cuando llegaron a la parte más estrecha del paso tortuoso (del Bósforo),
encerrado a ambos lados por erizadas paredes de roca, y la corriente, abundante en
remolinos, envolvía por debajo a la nave mientras ésta avanzaba … y ya el estrépito de las
rocas, entrechocando con violencia entre sí, hería sus oídos … justo en este momento
levantóse sujetando en su mano la paloma, Eufemo, para ascender hasta proa … Al
punto, al doblar el último codo de los muchos del estrecho, las vieron (a las rocas)
mientras estaban abriéndose … Eufemo lanzó la paloma hacia adelante para que
surcara el aire con sus alas …
La paloma pasó volando entre las rocas. Mas éstas, yendo una contra otra al mismo
tiempo, chocaron las dos entre sí con estrépito … Rugía el mar terriblemente …
Las rocas cortaron el extremo de las plumas de la cola de la paloma. Mas ella se lanzó
sana y salva hacia adelante.
Entonces, el propio Tifis les gritó que remaran con todas sus fuerzas, pues de nuevo se
abrían las rocas en dos … Eufemo pasando uno a uno junto a todos sus compañeros les
gritaba que empujasen con los remos con todas sus fuerzas … Los remos se combaban lo
mismo que arcos curvos por la fuerza que los héroes imprimían … Las rocas bramaban
dando sacudidas de un lado y de otro … Entonces Atenea, apoyándose con su mano
izquierda, la empujó con la derecha a fin de que pasase a su través.
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La nave, semejante a una alada saeta, lanzóse en medio del aire, mas con todo, las rocas
cortaron la punta del adorno de popa (como había ocurrido con las plumas de la cola de
la paloma) al chocar entre sí con violencia.
Atenea ascendió hacia el Olimpo y las rocas, en cambio unidas la una a la otra, echaron
raíces firmemente en un solo lugar, porque era ese, por cierto, el destino emanado de los
dioses Bienaventurados, el día que alguien las viera y las pasara con su nave (Las
Argonáuticas, II, 550 a 606).
Las rocas que se movían sobre el agua del mar, impedían el paso chocando entre sí :
Los Argonautas, para calibrar exactamente el riesgo que corrían, debían soltar una
paloma para que intentara la travesía, ya que según el resultado, deberían ellos continuar
hacia adelante o retroceder renunciando a atravesar las rocas :
Así pues, les dijo que soltaran una paloma entre las rocas y que, si veían que se salvaba,
atravesaran sin temor, pero que, si por el contrario veían que perecía, no intentaran
forzar el paso.
Tan pronto como oyeron esto, se hicieron a la mar y, como estaban cerca de las rocas,
soltaron una paloma desde la proa; al atravesar volando, la colisión de las rocas le
amputó la punta de la cola. Entonces esperaron a que las rocas se separaran y con un
vigoroso golpe de remos y el auxilio de Hera, lograron atravesar, aunque la nave perdió
la punta de la popa.
[OBSERVACIONES : Higino resume así el episodio : Fineo les mostró cómo pasar las
Simplégades : que lanzaran una paloma y cuando las rocas chocaran entre sí, después
de haberse separado (…laguna en el texto…) que retrocedieran. Gracias a Fineo, los
Argonautas pudieron pasar las Simplégades (Fábulas. XIX. Fineo, 4)].
A partir de entonces, las rocas dejaron de ser errantes para permanecer fijas :
Desde entonces las Simplégades están fijas, pues existía un vaticinio de que se
quedarían totalmente inmóviles si una nave conseguía pasar a través de ellas.
Eliminados los miedos y tras haber franqueado las Rocas que chocan entre sí (v. 645),
Jasón y los Argonautas navegaron más allá del río Rebas, de rápida corriente, y del alto
Colona, y no mucho más tarde dejaron atrás el Cabo Negro y tras él las rocas del río
Filis. Fue allí donde antaño Dípsaco acogió en su morada al hijo de Atamante (Frixo)
cuando huía con el carnero de la ciudad de Orcómeno (Las Argonáuticas, II, 645 a 654).
Al amanecer, cuando no alumbra aún la luz inmortal, mas tampoco reinan ya las tinieblas
del todo … llevando la nave al interior del puerto de la isla desierta de Tinia, echaron pie
a tierra tras su esfuerzo de fatiga infinita. Allí se encontraron con Apolo que volvía de la
tierra de Licia y que se dirigía al pueblo lejano y sin límites de los hombres hiperbóreos.
Orfeo reaccionó proponiendo dar a esta isla sagrada el nombre de Apolo Matutino …
Sin perder un instante, unos construyeron un altar con guijarros, y los demás recorrieron
la isla buscando algún cervatillo o cabras salvajes, de los muchos que pastan en la
espesura de los bosques. Finalmente, el propio Apolo procuróles la caza …
Y después que celebraron al dios con su canto coral, con puras libaciones hicieron
solemne juramento de auxiliarse los unos a los otros por siempre … (II, 669 a 719).
Cuando llegó la mañana del día tercero, ya entonces dejaron la isla escarpada (Tinia),
empujados por el soplo impetuoso del Céfiro (viento del Oeste).
Desde allí (desde la isla de Tinia) pudieron ver en la costa de enfrente, al pasar por
delante, la boca del río Sangario y la tierra fecunda de los Mariandinos; vieron también
las corrientes del Lico y la laguna Antemoíside.
De mañana, tras haberse en la noche encalmado los vientos, llegaron con gozo al punto
de anclaje del cabo Aquerusio. Yérguese éste con altísimas e inaccesibles paredes
mirando hacia el mar de Bitinia (Ponto Euxino) … Partiendo de él, tierra adentro hacia el
llano un valle va descendiendo, frondoso y profundo, por una ladera, y allí es donde se
halla la cueva de Hades … Un aliento helador emanando sin cesar del abismo de la gruta
que hiela la sangre … Jamás el silencio se adueña por completo de este cabo terrible …
Allí se hallan también las corrientes del río Aqueronte que ruge atravesando el cabo por
medio y arrojando sus aguas en el mar Oriental : una garganta profunda lo precipita
desde las alturas … (Apolonio de Rodas/Las Argonáuticas, II, 720 a 745).
289
Sin perder un momento, los héroes se adentraron con la nave a través del cabo Aquerusio,
nada más que cesaron los soplos del viento y arribaron a tierra.
Lico, que era el soberano de aquel territorio, y los Mariandinos, no tardaron mucho
tiempo en advertir el atraque de los héroes, cuya fama de haber sido quienes habían
luchado contra los Bebrices y matado a su rey Ámico, conocían, por lo que establecieron
con ellos pacto de amistad. A Polideuces muy especialmente lo acogieron como a un dios,
agolpándose desde todos los rincones, pues en verdad hacía tiempo que ellos sostenían
una guerra enfrentados a los Bebrices soberbios (Las Argonáuticas, II, 750 a 758).
Todos juntos se volvieron a la ciudad, y dentro del palacio de Lico aquel día, en medio de
un ambiente de amistad, disfrutaron de un banquete y conversando recrearon su ánimo.
En esta conversación, Jasón da detalles a Lico sobre quiénes eran los que le acompañaban
y las diferentes etapas que había recorrido hasta llegar a esta tierra :
Lico, agradecido, ordenó a su hijo Dáscilo que acompañara a los Argonautas, porque, les
dijo, “si él va, yo os aseguro que en vuestra travesía del mar, sólo hallareis hombres
acogedores de extraños hasta la boca del mismo Termodonte” (II, 800 a 805).
A la mañana siguiente, bajaron a la nave a toda prisa. Con ellos iba también el propio
Lico y su hijo Dáscilo, que debía irse con ellos.
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Entonces ocurrieron unos acontecimientos dramáticos, ya que dos de los Argonautas
murieron : Idmón, el adivino, y Tifis, el timonel de la nave.
Idmón, el que había profetizado sobre sí mismo, interpretando los vuelos de aves, que si
iba con los Argonautas, moriría durante la expedición (I, 139, 140), fue atacado por un
jabalí de blanquísimos dientes, hiriéndole en el muslo con toda su fuerza, y le cortó por el
medio, con el hueso, los nervios.
El jabalí murió atravesado por la rápida lanza de Idas, pero a Idmón se lo llevaron los
compañeros a la nave, agonizando, llenos de congoja, y allí fue a morir en sus brazos.
Tres días enteros lo lloraron … Degollaron un número incontable de corderos en ofrenda
funeral, como es debido con los muertos.
A propósito de Idmón, dice Higino : Idmón, hijo de Apolo y de la ninfa Cirene : hay quien
dice que era hijo de Abante, argivo. Advertido por un augurio, aunque comprendió que su
muerte le era vaticinada mediante los presagios de las aves, sin embargo, no faltó a tan
fatal expedición (Fábulas. XIV. Argonautas convocados, 11).
Sobre la muerte de Idmón y Tifis, dice Higino : A Tifis, una enfermedad lo postró en la
tierra de los mariandinos, en la Propóntide, junto al rey Lico; en su lugar fue Anceo, hijo
de Neptuno, quien condujo la nave a la Cólquide.
Allí mismo, junto a Lico, Idmón hijo de Apolo, que había salido en busca de paja, murió
herido por un jabalí. El vengador de Idmón fue Idas, hijo de Afareo, que mató al jabalí
(Fábulas. XIV. Argonautas convocados, 26).
Más adelante, Higino cuenta de nuevo las muertes de Idmón y Tifis, añadiendo además el
motivo por el que Lico estaba agradecido a los Argonautas : Lico, rey de una isla de la
Propóntide, recibió a los Argonautas con hospitalidad en recompensa por haber matado
a Ámico, pues éste con frecuencia le tendía emboscadas.
Mientras los Argonautas estaban con Lico y salían a forrajear, Idmón, hijo <de Apolo>,
fue herido por un jabalí y murió.
Mientras su larga estancia para darle sepultura, murió Tifis, hijo de Forbante. Los
Argonautas pusieron entonces la nave Argo al mando de Anceo, hijo de Neptuno (Fábulas.
XVIII. Lico).
Entonces Peleo intentó levantar el ánimo de los Argonautas y el del propio Jasón,
291
diciéndoles que en el grupo había muchos y experimentados timoneles, por lo que no tenía
sentido retrasar más la salida.
Sin embargo, Jasón viéndose lleno de impotencia, le preguntó que dónde estaban estos
timoneles.
Entonces se levantó Anceo, que aceptó con gran decisión el pilotaje de la rápida nave, y,
tras él, levantáronse también Ergino, Eufemo y Nauplio, deseosos también de pilotar la
nave.
La elección final recayó sobre Anceo, y, por fin, en la mañana del día duodécimo
embarcaron, pues soplábales a favor un gran brisa de Céfiro, viento del Oeste empujando
hacia el Este (Las Argonáuticas, II, 879 a 900).
A toda prisa, surcaron el Aqueronte, pasaron al lado de las bocas del río Calícoro desde
donde pudieron ver la sepultura de Esténelo Actórida (en la Paflagonia) … que había
acompañado a Heracles cuando éste se enfrentó a las Amazonas :
LAS ARGONÁUTICAS (Apolonio de Rodas) : Canto II, 901 a 904 - 911 a 914) :
901 A toda prisa con la fuerza de los remos lograron surcar el Aqueronte,
902 y después desplegaron la vela confiados en el viento. Navegaban entonces
903 a toda vela surcando aún más rápido las aguas en una gran bonanza.
904 Pasaron pronto al lado de las bocas del río Calícoro …
911 Desde allí pudieron ver la sepultura de Esténelo Actórida (hijo de Áctor),
912 aquel que ya de vuelta de la guerra crudelísima con las guerreras
913 Amazonas –pues a ella había acudido, compañero de Heracles-,
914 herido allí por un dardo, fue a morir en un promontorio junto al mar.
Dejaron atrás las corrientes del río Partenio (río de la Paflagonia) desembocando en el
mar … En la noche siguiente … dejaron atrás Sésamo y los altos Eritinos, y Crobíalo y
Cromna y Citoro también … (ciudades de la Paflagonia, en el norte de Asia Menor).
Desde allí enseguida pasaron bordeando con los primeros rayos del sol el cabo Carambis,
y más tarde empujaron la nave con los remos a lo largo de la Costa Grande, todo el día, y
tras el día, igualmente por la noche (Las Argonáuticas, II, 936 a 945).
Muy pronto pusieron el pie en la tierra de Asiria; allí el mismo Zeus hizo asentarse a
Sinope, la hija de Asopo, a la que el dios, deseoso de conseguir sus favores, le prometió
que le concedería lo que en su corazón deseara, y ella astutamente pidióle guardar su
virginidad … Lo mismo le ocurrió a Apolo, al dios-río Halis y a los demás mortales, ya
que ningún hombre tampoco fue capaz de doblegarla en dulces abrazos.
Allí los hijos del ilustre Deímaco de Trica, Deileonte, Autólico y Flogio, tenían su morada
ya desde el tiempo en que se habían separado de Heracles. Éstos entonces, cuando vieron
la expedición de los héroes aquellos, salieron a su encuentro, diéronse a conocer
abiertamente, y no quisieron quedarse allí más, sino en la nave embarcaron rápidamente
mientras soplaba a su favor el Argestes. Más tarde, en su compañía, llevados por una rá-
292
pida brisa dejaban atrás el río Halis, y el Iris dejaban también, que fluye allí cerca, y los
aluviones de la tierra de Asiria (Las Argonáuticas, II, 946 a 964).
De ella y de Apolo nació un hijo, Siro, que fue rey de aquellos que por él recibieron el
nombre de sirios (Biblioteca Histórica, IV-72, 1 y 2)].
Novena etapa : pasan por los territorios de las Amazonas, Cálibes, Tibarenos,
Mosinecos, y la isla de Ares donde se enfrentan a los pájaros que lanzaban
plumas puntiagudas, y donde se encontraron con los hijos de Frixo que
habían naufragado (sigue el relato de Apolonio de Rodas/Las Argonáuticas) :
Ese mismo día bordearon de lejos el cabo de las Amazonas, que posee buen puerto
(Temiscira). Fue allí donde un día Heracles tendió una emboscada a Melanipa, la hija de
Ares, que hasta allí había avanzado, e Hipólita allí le entregó el cinturón, bordado todo él
en mil formas, a cambio de su hermana, y él la dejó irse otra vez sana y salva (II, 964 a
969).
En una bahía del cabo, al lado de las bocas del Termodonte, atracaron la nave los héroes,
pues el mar comenzaba a encresparse en su marcha. No hay río alguno semejante a aquel
río … que, al final de su recorrido, vomita sus aguas en el Inhóspito Ponto (Ponto Euxino
o mar Negro), a los pies de un cabo redondo.
Gracias al viento (Argestes soplando del Oeste hacia el Este), los héroes dejaron atrás
aquel cabo redondo donde las Amazonas Temiscirias estaban armándose. Pues no
habitaban todas juntas en una ciudad, antes bien habitaban en tres tribus distintas
dispersas por aquella comarca : de una parte vivían estas mismas, cuya reina era
entonces Hipólita; separadas de ellas, las Licastias poblaban sus tierras, y, por fin, las
terceras, las Cadesias, lanzadoras de flechas (Las Argonáuticas, II, 970 a 1000).
Al día siguiente, al cumplirse la noche, llegaron a la tierra de los Cálibes (de los que
Fineo había dicho : se ocupan de trabajar el hierro <II, 375>), a quienes no preocupan ni
los cultivos del campo ni los rebaños, aunque sí se ocupan en perforar la tierra apretada,
productora de hierro, e intercambian así mercancía que les da su sustento (Las
Argonáuticas, II, 1000 a 1008).
Tras dejarlos atrás, enseguida, bordeando el cabo de Zeus Geneteo, seguían salvos su
rumbo a lo largo de la tierra Tibarénide … (Las Argonáuticas, II, 1009 y 1010).
Y tras ellos, enseguida pasaron junto al monte sagrado y el país en el que habitan los
Mosinecos (de los que Fineo había dicho: construyen sobre pilares de madera sus casas
también de madera y sólidas torres a las que llaman “mosinas” <II, 381 a 383>) … Entre
293
ellos no hay tampoco algún pudor para acostarse …, sin turbarse lo más mínimo en
presencia de testigos, se mezclan con mujeres en el suelo con total promiscuidad. Su rey,
en la “mosina” más alta dicta las sentencias, pero si acaso se equivoca alguna vez dictando
su sentencia, aquel día lo mantienen encerrado castigándolo con hambre (Las
Argonáuticas, II, 1015 a 1029).
Pasada la tierra de los Mosinecos, llegaron a la isla escarpada habitada por un número
infinito de aves muy desvergonzadas de las que anteriormente había hablado Fineo (II, 384
a 386). Se trataba de la “isla de Ares” (II, 1031), de la que salió un “pájaro de Ares”, que,
sobrevolando la nave arrojó encima de ella una pluma puntiaguda que fue a caer en el
hombro izquierdo del divino Oileo … Apareció tras el primero otro pájaro volando, mas
el héroe Clitio que ya había tensado previamente el curvo arco pudo dispararle al ave un
veloz dardo y cayó dando vueltas cerca del rápido navío.
Anfidamante se dio cuenta de que no tenían suficientes flechas para matar a todos los
pájaros y de esta forma poder desembarcar en la isla, por lo que era necesario otro plan
distinto. Recordó entonces lo que ocurrió cuando, acompañando a Heracles, pudo éste
espantar a las aves acuáticas del lago de Estinfalo (en Arcadia), utilizando una castañuela
de bronce. Inspirándose en esta argucia, ordenó que todos pusieran sobre sus cabezas los
cascos de airosos penachos, y, mientras la mitad remaba, que la otra mitad cogiera las
lanzas y los escudos, y todos juntos gritaran de manera que las aves, al ver el cimbrear de
los penachos y las lanzas levantadas a lo alto, se asustaran y huyeran.
El plan fue efectivo, ya que las aves, en número infinito, puestas en fuga levantaron el
vuelo por doquier (Apolonio de Rodas/Las Argonáuticas, II, 1030 a 1082).
Higino relata el mismo episodio, diciendo que tuvo lugar en la isla de Día, que, en este
caso, hay que identificar con la “isla de Ares” y no con Naxos, situada en el mar Egeo.
La identificación de Día con Naxos, isla del Egeo, tiene su origen en Diodoro de Sicilia.
Sin embargo, la isla de los pájaros de la que habla Fineo a los Argonautas, se encontraba
después de los Cálibes, Tibarenos y Mosinecos, pueblos todos ellos situados en la costa sur
del Ponto Euxino, más allá de la desembocadura del Termodonte :
Una vez en la isla se desveló la incógnita anunciada por Fineo cuando les dijo : os saldrá
algo provechoso de las aguas amargas del mar, de lo que nada puede decirse … (II, 388
y 389). Ese “algo provechoso” consistió en la ayuda inesperada que recibieron de unos
náufragos a los que ayudaron cuando, extenuados, estaban a punto de perecer, y que, más
tarde supieron que se trataba de los hijos de Frixo que con rumbo a la ciudad de
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Orcómeno navegaban, procedentes de Ea, de la tierra de Eetes Citeo, a bordo de una nave
de la Cólquide, a recoger la inmensa riqueza de su padre, pues él al morir les había
encargado este viaje (Las Argonáuticas, II, 1090 a 1096).
[OBSERVACIONES : Según Higino (Fábulas, III, 4; XXI, 2) los hijos de Frixo y Calcíope se
llamaban Argos, Frontis, Melanto y Cilindro. En otro lugar (XIV, 30), al hacer la relación de
los Argonautas, nombra a estos mismos hijos, añadiendo que algunos los han llamado
Fronio, Demoleón, Autólico y Flogio. Apolonio de Rodas (Las Argonáuticas, II, 1155, 1156)
nombra a Citisoro (en lugar de Cilindro), Frontis, Melas (o Melanto) y Argos. La misma
relación encontramos en el Pseudo-Apolodoro (Biblioteca Mitológica, I-9, 1). Pausanias
(Descripción de Grecia, IX-34, 8) añade a Presbón : “Frixo había tenido a Presbón de una
hija de Eetes”, y este Presbón, tuvo un hijo, Clímeno, que reinó en Orcómeno (IX-37, 1).
“La inmensa riqueza de su padre”, de la que habla Apolonio de Rodas, se refiere a la
herencia que le correspondía a Frixo por ser hijo de Atamante y Néfele o Nébula, rey de
Orcómeno, en Beocia. Atamante era hijo de Eolo y de Enárete].
Cuando los hijos de Frixo, en su camino hacia Orcómeno (en Beocia), estaban cerca de la
isla de Ares, de noche, gigantesco cayó el viento sobre el mar y encrespó el oleaje con
ráfagas aullantes, hasta el punto que la nave agitada por la fuerza de las olas, habíala
roto en dos partes. Los cuatro náufragos, abrazaron un ingente madero …, y a los cuatro a
la isla, salvados de la muerte por poco, los llevaron las olas y los soplos del viento,
apurados de angustia … Rompió una tormenta indescriptible : llovía sobre el mar y la isla
de Ares y toda la comarca situada enfrente de la isla que habitaban los soberbios
Mosinecos … El agua infinita venida de Zeus, cesó con el sol, y muy pronto se
encontraron muy cerca los unos de los otros.
Argos, uno de los náufragos, suplicó la ayuda de los Argonautas, y Jasón, a su vez,
pensando que se cumplían las profecías de Fineo, les preguntó cual era la tierra donde
habitaban, el motivo de su viaje por mar, así como su nombre y su linaje.
Nuevamente Argos le explicó que eran hijos de Frixo, aquel que llegó a la ciudad de Eetes
a lomos de un carnero, al que Hermes transformó en un carnero de oro, y cuyo vellón se
halla desplegado en la punta de las ramas espesas de un roble … Y siguió contándole
cómo Eetes acogió a Frixo en su palacio y entrególe además como esposa a su hija
Calcíope, de cuya unión nacieron ellos cuatro : Argos, Citisoro, Frontis y Melas (Apolonio
de Rodas/Las Argonáuticas, II, 1100 a 1156).
[OBSERVACIONES . según el relato de Apolonio, no cabe ninguna duda de que, para este
autor, este Argos hijo de Frixo, no tuvo nada que ver con la construcción de la nave,
puesto que cuando se encontraron con los Argonautas, demostraron no conocer ni a
éstos, ni a la nave. Así lo confirma cuando hace al Argos constructor de la nave, hijo de
Aréstor (I, 112, 324), en lugar de hijo de Frixo, como hace el Pseudo-Apolodoro (Biblioteca
Mitológica, I-9, 16)].
Jasón, posiblemente con la intención de reforzar más los lazos que le unían a los hijos de
Frixo, y pensando en la ayuda que, para llegar a la Cólquide, les iba a pedir, les comunica
que son parientes por parte de padre, “pues Creteo (abuelo de Jasón) y Atamante fueron
hermanos de sangre”, ya que ambos eran hijos de Eolo y Enárete, hija de Deímaco.
El siguiente esquema permite comprender los lazos familiares que les unían, según el
Pseudo-Apolodoro (Biblioteca Mitológica, I-7, 3) :
295
Eolo (rey de las regiones próximas a Tesalia) se casó con Enárete
con quien tuvo (entre otros hijos) a
Creteo Atamante
casado con Tiro fue padre de casado con Néfele fue padre de
casado con Polimede fue padre de casado con Calcíope fue padre de
Dejando para más adelante continuar con la conversación, todos se dirigen al templo de
Ares (que, según Fineo, habían construido en piedra las reinas de las Amazonas, Otrera y
Antíope <II, 386 y 387>) con el fin de inmolarle corderos (II, 1160 a 1177).
Después que comieron la comida preparada tras el sacrificio, se dirige a sus invitados
pidiéndoles que les ayuden a llevarse a Grecia el vellocino de oro, guiándolos al navegar
por el mar.
Ellos al oírlo se echaron a temblar. No creían, en efecto, que pudieran ser bien acogidos
por Eetes deseando llevarse el vellocino del carnero, al que consideran semejante a Ares
por su voz sobrehumana y su fuerza gigante. Y por si eso fuera poco, hay que contar
también con el dragón que lo guarda, en su torno, vigilante, invencible a la muerte y al
sueño … (Las Argonáuticas, II, 1160 a 1227).
A pesar de las informaciones proporcionadas por los hijos de Frixo, los Argonautas
siguieron adelante y, de mañana, al despertar, soplábales un viento bien templado … De
inmediato, dejaron atrás, muy lejos, la isla de Ares.
296
El relato de Higino, coincide en lo fundamental, con el de Apolonio de Rodas, exponiendo
de forma muy resumida, el camino recorrido por los Argonautas, desde su entrada en el
Ponto Euxino, hasta su llegada a la Cólquide :
A la noche siguiente pasaban por delante de la isla de Fílira, circunstancia que aprovecha
Apolonio para, alejándose del relato sobre los Argonautas, contarnos el nacimiento del
Centauro Quirón :
Desde allí, atrás fueron dejando a los Macrones y la tierra infinita de los Bequires, y
también a los soberbios Sapires, y a los Biceres tras ellos … (II, 1242 a 1245).
El último encuentro que tienen los argonautas antes de llegar a los bosque sagrados de
Ares, y ver el vellocino de oro desplegado en la parte más alta de las ramas frondosas de
un roble, fue con Prometeo, encadenado a unas rocas del Cáucaso :
297
LAS ARGONÁUTICAS (Apolonio de Rodas) : Canto II, 1247 a 1259 :
1246 Y ya en su navegar se les mostraba la parte más recóndita del Ponto,
1247 y ya a lo lejos se alzaban las cimas de los montes del Cáucaso,
1248 escarpadas; allí Prometeo, con sus miembros atados
1249 con nudos de bronce irrompibles en torno a unas sólidas rocas,
1250 con su hígado daba alimento a un águila que sin cesar lo atacaba.
1251 Al caer la tarde la vieron volar con agudo silbido
1252 por encima del palo más alto de la nave, cerca de las nubes; mas, con todo,
1253 sacudió todas las velas al batir con sus alas el aire con violencia.
1254 No tenía, en efecto, el porte natural de un ave de los aires,
1255 mas bien agitaba sus rápidas alas semejantes a remos pulidos.
1256 No mucho tiempo después escucharon el grito desgarrador
1257 de Prometeo al sentir que le arrancaba su hígado. El cielo resonó
1258 con su queja, hasta que vieron otra vez que se lanzaba
1259 desde el monte aquel águila comedora de carne, por el mismo camino.
Hesíodo cuenta el castigo que Zeus infligió a Prometeo mientras permanecía atado a una
columna, un águila, durante el día, le comía el hígado que, después, durante la noche,
crecía de nuevo en la misma proporción que había sido devorado durante el día :
298
Cáucaso por delante de los Argonautas, mientras que en el episodio que acabamos de
narrar, Heracles, no había llegado todavía, puesto que el águila seguía viva.
Recordemos la llegada de los Argonautas al territorio de los Mariandinos (II, 752 a 864).
Lico, su rey, le cuenta a Jasón que, “cuando apenas la barba asomaba a mis mejillas”, por
allí pasó Heracles cuando iba a buscar el ceñidor de la amante de las guerras, Hipólita, en
cumplimiento del noveno de sus trabajos (II, 777 a 779).
Cuando llegaron los Argonautas a este mismo territorio, Lico era ya rey en lugar de su
padre Dáscilo, y además, tenía un hijo, llamado también Dáscilo, lo suficientemente mayor
como para que pudiera acompañar y guiar a los Argonautas por aquellas tierras (II, 802 a
805).
También es cierto, que la realización del décimo de los trabajos (traer de Eritía las vacas
de Gerión), le tomó mucho tiempo a Heracles, puesto que tuvo que desplazarse hasta
Gadira (Cádiz) y Tartesos, en Iberia, donde levantó las dos columnas que llevan su
nombre, y seguidamente regresar al Peloponeso atravesando Italia, Sicilia y Tracia. Fue
después de este trabajo cuando, buscando las manzanas de oro de las Hespérides
(undécimo trabajo), Heracles llegó al Cáucaso y mató al águila.
De momento, sólo planteamos la duda sobre la correcta sucesión cronológica de los
diferentes episodios].
Décima etapa : a través del río Fasis, los Argonautas llegaron a la Cólquide,
país gobernado por Eetes y donde se encontraba el vellocino de oro :
Por fin, cuando gracias a Argos, el hijo de Frixo, los Argonautas llegaron y penetraron en
el Fasis, los Argonautas vieron más próximo el fin de la primera parte de su viaje puesto
que ya tenían a su alcance el vellocino de oro :
LAS ARGONÁUTICAS (Apolonio de Rodas) : Canto II, 1260 y 1261 - 1264 a 1270 :
1260 Ya de noche, gracias a los conocimientos de Argos, llegaron
1261 al Fasis, que discurre anchuroso, y a los últimos confines del Ponto (o Mar
Negro) …
Anceo (hijo de Posidón) anunció el plan a seguir por el que iban a intentar que Eetes les
entregara voluntariamente el vellocino, antes de utilizar la fuerza para conseguirlo :
LAS ARGONÁUTICAS (Apolonio de Rodas) : Canto II, 1277 a 1280 : dice Anceo :
1277 “Ya llegamos a la tierra de Cólquide y las corrientes
1278 del Fasis. Hora es que tramamos en nosotros un plan :
1279 si por fin probaremos a Eetes con palabras de agrado,
299
1280 o será otro distinto nuestro intento de obtener lo que estamos buscando”.
Seguidamente, por consejo de Argos, sujetaron la nave con las piedras del ancla en la
orilla, tras esconderla adentrándola en un pantano lleno de sombras … Allí pasaron al
raso la noche los héroes … (Las Argonáuticas, II, 1281 a 1285).
Intervención de Hera y Atenea para que Afrodita consiga que su hijo Eros
haga que Medea (la hija de Eetes) se enamore de Jasón :
Sigue el relato de Apolonio de Rodas : Así habían quedado los héroes, sin que nadie los
viera, emboscados en lo espeso de las cañas. Mas los vieron Hera y Atenea que,
alejándose de los dioses, tramaron un plan que consistía, según expuso Hera, en que
Afrodita dijera a su hijo Eros, que disparara sus flechas a la joven hija de Eetes, Medea, de
manera a atraerla hacia Jasón para que éste, siguiendo sus consejos, pudiera llevarse el
vellocino a la Hélade.
Atenea estuvo de acuerdo y ambas se dirigieron al encuentro de Cipris/Afrodita, que se
hallaba en la grandiosa mansión que le había construido su esposo, el cojo de ambos pies,
Hefesto, el día que la llevó por vez primera como esposa de la casa de Zeus (III, 6 a 38).
Cuando se encontraron las tres diosas, Hera le explicó a Afrodita que tenía dos motivos
para intervenir en favor de Jasón :
- El primero, porque tenía que vengarse de Pelias, ya que éste, cuando ofreció un
sacrificio en honor de Posidón y otros dioses, se olvidó de ella (ver Las
Argonáuticas, I, 12 a 14 y III, 61 a 65).
- El segundo, porque tenía que mostrar su agradecimiento a Jasón, ya que éste,
una vez en que se encontró con la diosa que había adoptado la figura de anciana, la
cogió sobre sus hombros para que pudiera atravesar, sin mojarse, los estruendosos
torrentes de agua (Las Argonáuticas, III, 66 a 73).
Después que Afrodita manifestó su voluntad de ayudarlas, Hera continuó diciéndole que lo
que necesitaban era la colaboración de su hijo Eros, para que encante con el amor del
Esónida a la hija aún virgen de Eetes, ya que, si ella de buen grado tramara los planes
junto a él, le sería fácil a Jasón hacerse con el vellocino de oro y volver a su tierra de
Yolco, puesto que la astuta Medea está hecha de engaños sin fin.
Tras algunos reparos, Cipris/Afrodita echó a andar en dirección de los repliegues del
Olimpo en busca de su hijo Eros, al que califica de desvergonzado y pillo inefable (III, 92
y 129), y que encontró jugando a las tabas con Ganimedes (III, 117) al que estaba ganando
con trampas (III, 130).
Inmediatamente le explicó el plan : él, con sus flechas, tenía que encantar a la virgen
hija de Eetes, atrayéndola a Jasón, y a cambio, recibiría un bellísimo juguete de Zeus, una
pelota muy ligera.
Eros aceptó la propuesta y, dejando el Olimpo, se dirigió hacia las ciudades de los
hombres (Las Argonáuticas, III, 76 a 166).
300
Los Argonautas intentan que, pacíficamente, Eetes les entregue el vellocino :
Entretanto, los Argonautas reunidos en asamblea, acordaron que Jasón, acompañado por
los hijos de Frixo y por Telamón y Augías, se presentara ante Eetes. Cuando el grupo llegó
al palacio, Medea los vio y gritó, y al oír el grito, también salió su hermana Calcíope que,
al ver a sus hijos (tenidos con Frixo), levantó de alegría sus brazos en alto, siendo
correspondida por ellos, que la abrazaron al verla, gozosos.
También, a la puerta salió, el último de todos, Eetes, y la propia Idía, su segunda esposa y
madre de Medea y Calcíope (la primera esposa fue Asterodía, ninfa del Cáucaso con la que
Eetes tuvo a Apsirto <III, 241 a 243> (Las Argonáuticas, III, 167 a 274).
Mientras tanto, a través de una bruma blancuzca, Eros, invisible, llegó, consiguiendo con
sus flechas, inflamar de amor por Jasón, el corazón de Medea :
Seguidamente, Eetes se dirigió a sus nietos, los hijos de Frixo y de su hija Calcíope,
extrañado por su pronto regreso a Ea. Argos, el mayor de los hermanos, le explicó el
naufragio que habían sufrido, y cómo, los que les acompañaban, los habían auxiliado
dándoles vestidos y comida en abundancia, añadiendo que si se presentaban ante él era
para pedirle el vellocino de oro, por el que estaban dispuestos a pagarle el precio justo y,
además, librarle de los Saurómatas, sus grandes enemigos (v. 352, 353).
La respuesta de Argos irritó sobremanera a Eetes, porque entendió que Jasón y los suyos
venían de la Hélade, no a buscar el vellocino, sino mas bien su cetro (v. 376) y su
reino. A pesar de las duras palabras de Eetes, Jasón se mostró conciliador asegurándole
que no eran esas sus intenciones, puesto que se proponía, si le entregaba el vellocino,
llevar a toda Grecia su fama divina y, además, ser su aliado para combatir y domeñar a los
Saurómatas o a otro pueblo cualquiera (Las Argonáuticas, III, 302 a 395).
Diodoro de Sicilia recoge una tradición según la cual existía un oráculo anunciando que
Eetes perdería la vida el día en que desembarcaran unos extranjeros y se llevaran el
Vellocino de Oro :
301
BIBLIOTECA HISTÓRICA (Diodoro de Sicilia) : Libro IV-47, 2 :
Después de estos hechos (de la llegada de Frixo a la Cólquide), cuando Eetes reinaba en
la Cólquide, se emitió un oráculo según el cual su vida acabaría el día en que
desembarcaran unos extranjeros y se llevaran el Vellocino de Oro. Por esta razón, y por
su propia crueldad, Eetes decretó que los extranjeros fueran sacrificados, a fin de que, al
esparcirse por doquier la fama del carácter salvaje de los habitantes de la Cólquide,
ningún extranjero se atreviera a poner su pie en el país.
302
Tenía Eetes dos toros salvajes, regalo de Hefesto, que destacaban por su tamaño, poseían
pezuñas de bronce y exhalaban fuego de sus fauces.
Así pues le ordenó que, una vez que los tuviera uncidos, sembrara los dientes del dragón;
pues tenía, por haberlos recibido de Atenea, la mitad de los que Cadmo había sembrado
en Tebas.
Por lo que sabemos, Cadmo no sembró todos los dientes, puesto que Eetes tenía, por
haberlos recibido de Atenea, la mitad de los que Cadmo había sembrado en Tebas
(Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, I-9, 23)].
Lleno de dudas ante lo que consideraba una desgracia, Jasón aceptó el trabajo
sobrehumano y ante el cual podía incluso morir. Seguidamente, Jasón se levantó de su
asiento y Augías y Telamón de inmediato después, y con ellos, Argos salió también.
Mayor congoja si cabe, atormentaba el corazón de Medea enamorada, pues pensaba que
no había otro hombre que fuese como él (Jasón) y sin embargo, ahora miedo sentía por él,
no fuese a ser que los bueyes o el propio Eetes lo pudieran matar …
Por otro lado, Argos se dirigió a Jasón para comunicarle que había una joven que se
ocupaba de asuntos de encantos por consejos de Hécate, y que si, a pesar de que era difícil
conseguirlo, lograba convencerla para que se pusiera de su lado, seguramente que saldría
vencedor en la prueba, ya que, al ser diestra en venenos que cría la tierra …, lo mismo
apacigua con ellos el soplo del fuego incansable, que detiene al momento los ríos que
fluyen rugientes, y encadena a los astros y el curso sagrado de la luna (III, 422 a 533).
Así habló (Argos), y los dioses, benévolos, otorgáronles una señal : una tímida paloma
que huía de la fuerza de un halcón, de lo alto del cielo, asustada, cayó en el regazo del
hijo de Esón; el halcón, al contrario, cayó y se ensartó en el remate de popa.
Mopso, el adivino, interpretando lo ocurrido como una manifestación de la voluntad de los
dioses, dijo que había que ir en pos de esa joven muchacha, y a la vez recordó las
palabras de Fineo cuando predijo que el regreso estaría en manos de la diosa Cipris
(II, 423 y 424), y ahora, ha sido su ave melosa (la paloma es el animal de Afrodita) la que
ha soslayado la muerte (Las Argonáuticas, III, 540 a 554).
303
Idas, con su habitual mal carácter (ya visto en I, 463 a 471 enfrentándose a Jasón, y luego,
en I, 487 a 492, enfrentándose a Idmón), se opuso, ya que prefería la gran fuerza de Ares,
a las invocaciones a Cipris/Afrodita. A pesar de ello, Jasón envió a Argos de nuevo a la
ciudad, para realizar el plan que habían convenido (Las Argonáuticas, III, 558 a 573).
- En primer lugar debe realizar una serie de ritos que le permitirán conseguir el favor
de Hécate : a medianoche, deberá bañarse en un río envuelto en un manto negro,
excavar una fosa, degollar una hembra de carnero y colocar sus carnes crudas
encima de una pira, y terminar vertiendo una copa del producto de la colmena de
abejas. Después, deberá alejarse sin volver la vista atrás. Así dice Medea a Jasón :
304
1040 de perros, no vaya a ser que eches todo a perder, ni tú
1041 puedas llegarte siquiera, tal como conviene, a donde están tus amigos.
Siguiendo los consejos de Medea, Jasón sacrificó a Hécate una hembra de oveja (en
lugar de una hembra de carnero), bañó santamente su cuerpo delicado en el río divino y
revistióse con un negro manto … (III, 1199 a 1206).
Más tarde, tras hacer una fosa en el suelo de un codo, cortó leña e hizo una pira. Sobre
ella degolló la cordera y la extendió con cuidado por encima. Encendió los troncos
prendiéndoles fuego por debajo y derramando por encima libaciones … (III, 1207 a 1211).
Finalmente apareció Hécate con una corona formada por horribles serpientes envueltas
en jóvenes ramas de robles … Al verla, en Jasón hizo presa el horror, mas, ni así, sus pies
lo sacaron de allí volviéndose a mirar hacia atrás … (III, 1212 a 1223) :
- Medea le entregó una droga con la que debía impregnar su cuerpo, su lanza, su
escudo y su espada, consiguiendo así una fuerza infinita, a la vez que se volvía
inmune a las picas de los guerreros procedentes de los dientes del dragón, y a las
llamas de los toros fatales :
A continuación, siguiendo los consejos de Medea, tras haber humedecido las dos, roció
las dos caras del escudo y la lanza pesada y la espada, alrededor … Acto seguido,
rocióse también. Lo invadió una fuerza terrorífica, inefable e intrépida … (III, 1246 a
1257).
Jasón se iba a la prueba armado con lanza y escudo …; a un tiempo tenía cogido su
casco brillante de bronce lleno de los dientes agudos del dragón), y la espada colgada en
los hombros … Seguidamente, escudriñando el barbecho de Ares, vio el yugo de bronce
de los toros y el arado de una pieza única … (III, 1278 a 1285)
305
LAS ARGONÁUTICAS (Apolonio de Rodas) : Libro III, 1052 a 1062 :
1052 Nada más que le pongas el yugo a los poderosos bueyes, y, rápidamente
1053 con tus manos y fuerza, termines de arar el duro barbecho,
1054 cuando ya por los surcos, cual espigas se alcen gigantes,
1055 al sembrarse en el negro terruño los dientes del dragón (de la fuente de Ares),
1056 si los vieras surgir del barbecho a millares, sin que nadie te vea
1057 tira una piedra bien grande a lo lejos, y ellos, tras ella,
1058 cual los perros de dientes agudos en torno a comida, se harán perecer
1059 mutuamente, y tú date prisa en ir derecho a la lucha.
1060 Gracias a ello te llevarás de la tierra de Ea el vellocino
1061 a la Hélade, un sitio muy lejos de aquí … Sin embargo, vete
1062 al lugar que te plazca, allá donde grato te sea partir desde aquí”.
Siguió andando … rastreando las huellas infinitas de los toros, y éstos, saliendo de algún
recóndito escondrijo subterráneo donde estaban sus establos formidables, envueltos
totalmente en una mezcla de humo y llamas, se plantaron ante él … (III, 1288 a 1292).
Los dos toros lo embistieron con sus cuernos poderosos … Un fuego abrasador envolvió
al héroe cual si un rayo lo alcanzara, mas dábanle las drogas de la joven Medea
protección … (III, 1297 a 1305).
A continuación, una vez dominados los toros, los Tindáridas (Cástor y Polideuces),
cogiendo de tierra los yugos, se los dieron a Jasón para uncirlos. Enseguida él los ató
con cuidado a sus cuellos, y levantando entre ellos el broncíneo timón del arado, lo
enganchó con la rápida anilla del yugo … Roto quedaba detrás el barbecho escarpado,
hendido por la fuerza de los toros y el poderoso arador … (III, 1311 a 1334).
A la vez que iba labrando la tierra, Jasón arrojaba lejos de él sin cesar por la tierra ya
arada los dientes … Invulnerable al fuego escupido por los toros, Jasón les encajó el
yugo y el arado y, aguijoneándolos con su lanza, labró las cuatro fanegas que medía el
barbecho, sin preocuparse de las lanzas de los guerreros nacidos de los dientes del
dragón (III, 1288 a 1345) :
Ya por toda la tierra sembrada se elevaban como espigas los hijos de la tierra … Jasón
cogió de la llanura una piedra enorme, redonda …; la levantó fácilmente y la arrojó muy
lejos, en medio de ellos … Los guerreros … se hacían perecer mutuamente rugiendo …
Cuando la mayor parte de ellos habían perecido, Jasón se lanzó en medio de los que
quedaban de pie, y, como el labrador siega las espigas, así cortaba él la espiga de los
hijos de la tierra (III, 1354 a 1398).
Ovidio, tras una breve introducción en la que resume en pocos versos la salida de los
Minias/Argonautas del puerto de Págasa (en Tesalia) y su llegada al cenagoso Fasis, en la
Cólquide, multiplica los detalles describiendo minuciosamente el enamoramiento de
Medea, insistiendo sobre las dudas y el conflicto íntimo que le suponen los amores con un
extranjero venido a perjudicar a su padre.
Finalmente, Medea, vencida por el amor y confiando en las promesas de matrimonio que
le hace Jasón, le proporciona las drogas que le permitirán vencer a los toros resoplando
fuego y a los guerreros surgidos de los dientes viperinos del dragón :
306
METAMORFOSIS (Ovidio) : Libro VII, 1 a 143 :
001 Ya los Minias (Argonautas) cortaban las aguas con su tajamar de Págasa,
002 y habían visto a Fineo arrastrando su desvalida vejez
003 bajo una noche perpetua (ceguera), y los jóvenes hijos del Aquilón (Zetes y Calais)
004 habían ahuyentado de la boca del desdichado anciano a los pájaros con cabeza de
doncella (las Harpías),
005 y tras muchas desventuras bajo el mando del ilustre Jasón,
006 habían alcanzado al fin las rápidas aguas del cenagoso Fasis.
007 Y mientras visitan al rey (Eetes) y le piden el vellocino de Frixo
008 y se les impone a los Minias la terrible condición de unas tareas gigantescas,
009 entretanto la hija de Eetes (Medea) se inflama con poderoso fuego …
307
092 “Veo lo que voy a hacer, y no me embauca la ignorancia
093 de la realidad, sino el amor. Te salvarás gracias a mí;
094 una vez salvado, cumple tu promesa”.
098 (Jasón) fue creído (por Medea) y al punto recibió unas hierbas encantadas;
099 y aprendió cómo usarlas y se retiró alegre a su aposento.
Tras estos acontecimientos, Jasón se dispuso a hacer frente a las pruebas que Eetes le
había preparado :
[OBSERVACIONES : Ovidio identifica a los Argonautas con los Minias, y lo mismo hace
Apolonio de Rodas, aunque éste lo explica diciendo que el grupo de héroes que
componían la expedición, se gloriaban de ser de la sangre de las hijas de Minia (Minias) …
Al propio Jasón lo había engendrado su madre Alcímeda, que había nacido de Clímena, la
hija de Minia (Las Argonáuticas, Canto I, 231 a 233)].
308
Mientras Jasón se preguntaba cómo podría uncir los toros, se quedó de él prendada
Medea, una hechicera, hija de Eetes y de la oceánide Idía.
Temerosa de que Jasón fuera destrozado por los toros, a escondidas de su padre
prometió ayudarle a uncir los toros y a apoderarse del vellocino, si juraba tomarla por
esposa y llevarla consigo en su travesía hacia la Hélade.
En cuanto Jasón hubo jurado, le entregó un ungüento con el que le ordenó untase su
escudo, lanza y cuerpo cuando estuviera a punto de uncir los toros; pues le aseguró que
si se untaba con él, durante un día no podría ser dañado ni por fuego ni por acero.
Le reveló que en cuanto fueran sembrados los dientes, brotarían de la tierra hombres
armados, a él hostiles; le dijo que cuando los viera a todos juntos, desde lejos arrojara
piedras en medio suyo y que, cuando por ese motivo luchasen entre sí, en ese momento les
diera muerte.
Oído esto, Jasón se untó con el ungüento y llegándose al bosque sagrado del templo
buscó a los toros y, aunque se precipitaron contra él con profuso fuego, logró uncirlos.
En cuanto hubo sembrado los dientes, surgieron de la tierra hombres armados; entonces
Jasón arrojó piedras donde vio mayor número de ellos y, acercándoseles mientras
luchaban entre sí, los exterminó.
Sigue contando Apolonio que ante la victoria de Jasón, un profundo pesar invadió al rey
Eetes en lo hondo del corazón, y, regresando a la ciudad rodeado de los Colcos, seguía
rumiando en su mente cómo conseguiría desembarazarse de los héroes (III, 1403 a 1406).
En medio de los hombres de su pueblo, los mejores que tenía, la noche entera estuvo
maquinando en su palacio una trampa insuperable contra ellos Eetes, violentamente
irritado en su corazón, por la prueba terrible; estaba seguro, además, de que aquello no
se cumplía en absoluto sin concurso de sus hijas (Las Argonáuticas, IV, 6 a 10).
Medea, asustada porque sabía que su ayuda a Jasón no pasaría inadvertida a su padre,
huyó desesperada, meditando incluso quitarse la vida tomando venenos, si Hera no la
hubiera impulsado a escapar con los hijos de Frixo, sus sobrinos, llevándose con ella sus
venenos. Salió a toda prisa de su casa … Iba corriendo por las calles estrechas, con los
pies descalzos … Llegó al exterior de las torres de la vasta ciudad … Ascendió hasta la
orilla escarpada del río, contemplando del lado de allá el resplandor de las llamas que los
héroes hacían arder a lo largo de toda la noche, celebrando su éxito en la prueba.
Tres veces llamó Medea al más joven de los hijos de Frixo, a Frontis, y otras tres éste le
contestó.
Jasón, junto con Frontis y Argos, llegando con la nave a la orilla de enfrente, pusieron pie
a tierra, y Medea entonces, sus rodillas abrazó con sus manos a la vez que les
recomendaba huir en la nave antes que Eetes llegara hasta allí con veloces caballos (Las
Argonáuticas, IV, 11 a 86).
309
Seguidamente, Medea añadió :
Y Jasón le contestó :
Tras estas palabras, Medea les urgió a que llevasen sin perder un momento la rápida nave
hacia el bosque sagrado, con el fin de coger todavía de noche el vellocino, y poderlo
llevar, contra los planes de Eetes. Llegados a su destino, el hijo de Esón y la joven bajaron
de la nave a un paraje cubierto de hierba que llaman “el lecho del carnero” … Muy cerca
se hallaba la base, ennegrecida por el humo, del altar que un día el Eólida Frixo erigió a
Zeus, Protector del Fugitivo, sacrificándole aquel prodigio todo de oro, tal como le había
indicado viniendo a su encuentro, benévolo, Hermes … (Las Argonáuticas, IV, 100 a 122).
Oyeron también los silbidos, los que habitaban a los lados de las corrientes del Lico, el río
que se desgaja del rumoroso Araxes y lleva fundida con el Fasis su sagrada corriente
desembocando en el mar del Cáucaso (Ponto Euxino o Mar Negro) (v. 131 a 135).
310
144 Mientras él (el dragón)
145 daba una y mil vueltas, lanzóse la joven mirando fijamente a sus ojos,
146 e invocando al sueño en su auxilio, el dios (Hipnos) más excelso,
147 con voz dulce, para encantar a aquel monstruo. Después rogó a gritos
148 a la Señora noctámbula, subterránea, a la de los dulces encuentros,
149 que le diese el acceso hasta él. Seguía detrás, aterrado, el Esónida.
Medea, con un ramo de enebro que metía en una pócima, rociaba, en medio de cantos,
los ojos del monstruo con venenos potentes, y el olor intensísimo del veneno infundíale el
sueño por doquier.
Medea, cuentan, guió a los Argonautas hasta el santuario de Ares … Se acercó a los
guardias pidiendo que abrieran las puertas. Cuando los soldados abrieron con presteza
pensando que se trataba de la hija del rey, los Argonautas, dicen, se abalanzaron con las
espadas desenvainadas, mataron a muchos bárbaros …, se apoderaron del vellocino y a
toda prisa volvieron hacia la nave. Como ellos, Medea entró también en el recinto
sagrado y mató con venenos al dragón insomne, según los mitos, que se enroscaba en el
Vellocino; luego bajó hacia el mar en compañía de Jasón (Biblioteca Histórica, Libro
IV-48, 1 a 3).
Higino hace a su manera, un relato que, aunque mezcla varias tradiciones, se parece, en lo
fundamental, al de Apolonio de Rodas :
311
002 Así pues, Eetes impuso a Jasón la siguiente prueba : si quería llevarse la piel
dorada, debía uncir bajo un yugo de acero a los toros de broncíneas pezuñas que
exhalaban llamas por sus narices, arar y sembrar los dientes de dragón contenidos en un
casco, de donde nacería de inmediato un pueblo armado que se mataría entre sí.
003 Por su parte, Juno siempre quiso que Jasón fuera salvado por el siguiente motivo :
porque, queriendo poner a prueba los espíritus de los hombres, al llegar a un río tomó el
aspecto de una anciana y pidió que la llevaran al otro lado. Como todos los que habían
cruzado la menospreciaron, él la ayudó a pasar.
004 Así pues, sabiendo que Jasón no podía cumplir lo que le había ordenado sin la
ayuda de Medea, pidió a Venus que inspirara amor a Medea. A instancias de Venus,
Jasón fue amado por Medea y gracias a ella fue alejado de todo peligro. En efecto,
cuando Jasón hubo arado con los toros y surgieron los hombres armados, siguiendo los
consejos de Medea, arrojó piedras entre ellos. Atacándose unos a otros, murieron. Como
la serpiente había quedado adormecida bajo los efectos de un conjuro mágico, Jasón se
llevó la piel del templo y se marchó con Medea a su patria.
Los relatos cuentan dos formas distintas con las que Eetes llevó a cabo la persecución de
los Argonautas : unos dicen que fue Eetes quien se puso al frente de los Colcos, mientras
que otros cuentan que fue su hijo Apsirto quien se puso al frente de los perseguidores.
Diodoro de Sicilia, fiel a su norma de contar los mitos con la mayor racionalidad posible,
presenta un relato único, en nada parecido al de los demás mitólogos, ni en cuanto al
desenlace que tuvo ni a los personajes que en él intervienen directamente :
- Eetes persiguió y alcanzó a los Argonautas en tierra, cerca del mar.
- En la lucha que se entabló, mató a Ífito, “el hermano de aquel Euristeo que impuso
los trabajos a Heracles” (Diodoro de Sicilia/Biblioteca Histórica, IV-48, 4).
312
- Sin embargo, él encontró la muerte a manos de Meleagro (hijo de Eneo y hermano
de Deyanira según algunas versiones, segunda esposa de Heracles), el que dirigió
la caza del jabalí de Calidón, donde resultó vencedora Atalanta.
- Entre los Argonautas heridos, señala a Jasón, Laertes (padre de Odiseo/Ulises),
Atalanta y los Tespíadas (algunos de los hijos tenidos por Heracles con las
cincuenta hijas de Tespio).
313
Entonces Eetes, al tratar de reunir los miembros del niño, se quedó atrás en la
persecución; por esto precisamente se dio la vuelta y, enterrando los miembros del niño
que había recuperado, denominó al lugar Tomos.
Luego envió un gran número de colcos en busca de la Argo amenazándoles con sufrir la
muerte reservada a Medea, si no conseguían traerla.
Ya no tendremos más noticias del Pseudo-Apolodoro, hasta que los Argonautas lleguen al
río Erídano (el Po), y que veremos en su momento.
A continuación , sabiendo que Eetes saldría en su persecución y que haría todo lo posible
para evitar que la nave alcanzara el mar, Jasón pidió a sus compañeros que protegieran a
Medea, y que la mitad de ellos cogiera los remos, y la otra mitad colocara delante sus
escudos para protegerse de los tiros enemigos.
Entretanto, Eetes y los Colcos se alineaban en las altas orillas del río, mas la nave de los
Argonautas ya surcaba las aguas del mar, empujada con prisa por los fuertes remeros y
las fuertes corrientes, bajando en tromba, del río anchuroso (Las Argonáuticas, IV, 195 a
227).
Aquel mismo día los Colcos sacaron también sus naves al mar, y tan grande era su
número, que más que una flota parecía una inmensa bandada de pájaros.
En cuanto a los héroes, gracias al soplo potente del viento enviado por Hera, pues deseaba
que Medea llegara cuanto antes a Tesalia para vengarse de Pelias, al tercer día,
desembarcaron en las costas de los Paflagones, delante de la boca del río Halis, con
objeto de levantar una altar a Hécate, hacer los sacrificios pertinentes y obtener así sus
favores (Las Argonáuticas, IV, 236 a 252).
De repente, acordóse el Esónida, y con él los demás héroes, de Fineo, de que él habíales
dicho con certeza que tendrían otra ruta navegable desde Eea. Mas ésta resultaba
ignorada para todos por igual.
Sobre este particular, Argos, el hijo de Frixo, dijo, recordando el momento y el lugar donde
fueron auxiliados por los Argonautas tras su naufragio, (la isla de Ares) : “Nos dirigíamos
314
nosotros hacia Orcómeno por la ruta que os dijo que siguierais ese profeta (Fineo) que no
puede equivocarse y que hace tiempo os encontrasteis; que hay, en efecto, otra ruta
navegable que unos sacerdotes de los dioses inmortales, descendientes de Tebe, la hija de
Tritón (el Nilo), indicaron (Las Argonáuticas, IV, 253 a 260).
Argos, rememorando relatos antiguos, hablaba de Eeria (Egipto), del río Tritón (Nilo), río
de vasta corriente, y de un hombre que, partiendo de allí, un sin fin de ciudades fundó a
medida que avanzaba en su marcha, entre ellas Ea, en la Cólquide, donde, por cierto, unos
hombres descendientes de aquellos, conservan unos textos grabados de sus padres, unas
tablas en las cuales constan todos los caminos y detalles que son útiles a aquellos que
caminan por las rutas del mar y de la tierra, tablas a las que Argos da a entender que tuvo
acceso.
Sigue Argos hablando de un río, el Istro (actual Danubio), que surca una tierra infinita y
que sus fuentes brotan numerosas en los montes Ripeos <actualmente, los Alpes o tal vez
los Urales> (Las Argonáuticas, IV, 257 a 287).
[OBSERVACIONES : Sobre el Istro (Danubio), dice Heródoto : parece indudable que las
comarcas sitas más allá ya del Istro constituyen un territorio desértico que carece de
límites. Tan sólo he podido averiguar que, al otro lado del Istro, habita un pueblo que
recibe el nombre de siginas y que utiliza una indumentaria médica (Historia, Libro V-9, 1).
Sobre los siginas, Apolonio de Rodas, cuando nombra a los diferentes pueblos que se
encontraban cerca de la desembocadura del Istro, pueblos de pastores que no habían
visto jamás unas naves marinas, nombra a los Escitas mezclados con los Tracios, los
Siginos, los Traucenios y los Sindos (Las Argonáuticas, Canto IV, 316 a 321)].
Entonces intervino Hera con un prodigio que entusiasmó a los Argonautas : formose, en
efecto, prolongándose delante de ellos, una estela de un rayo celeste, por donde estaba el
camino que tenían que seguir.
Llenos de alegría, se dispusieron a partir, y, pasando por delante de las costas de los
Paflagones, en lugar de seguir hacia el promontorio de Carambis, los vientos los llevaron
hasta el extensísimo delta formado en la desembocadura del Istro, situado en el lado
opuesto del Ponto Euxino con relación a la Cólquide (Las Argonáuticas, IV, 294 a 302).
A este segundo grupo mandábalo Apsirto, y se internó por una de las ramas (llamada
Boca Hermosa) por las que el Istro desemboca en el Ponto Euxino y que los Colcos
consideraban un atajo que les permitiría ponerse por delante de los Argonautas en su
penetración en las corrientes del río, y de esta forma, cortarles el paso.
Esto lo consiguieron cuando llegaron al Mar de Crono (Mar Adriático), donde, según
algunos autores, desembocaba una de las ramas del Istro (Danubio), lo cual pone en duda
Diodoro de Sicilia hablando de dos “Istro” distintos (Biblioteca Histórica, IV-56, 7 y 8).
En el Mar de Crono, junto a la desembocadura del Istro, había dos islas que se llamaban
Brigeidas, consagradas a Ártemis (aunque sólo en una de ellas había un santuario
sagrado), situadas en el centro de un numeroso archipiélago : en una de estas islas
desembarcaron los Argonautas, mientras que otras estaban ocupadas por los Colcos, que
ocupaban también una parte importante de las costas cercanas a estas islas (IV, 303 a 337).
315
Para Diodoro de Sicilia, era imposible que los Argonautas, tal y como dice Apolonio de
Rodas, llegaran al Mar de Crono o Adriático siguiendo el curso del Istro o Danubio :
Entonces los Minias/Argonautas, inferiores como eran en número, intentaron evitar con un
pacto una gran lucha, por lo que hicieron la siguiente proposición :
Medea, al darse cuenta de la negociación que se estaba llevando a cabo, le recordó a Jasón
todo lo que le debía (salvar su vida frente a los toros y los hijos de la tierra, y conseguir el
vellocino de oro) y los juramentos y promesas que, ante Zeus, le había hecho (llevarla a
Grecia y hacerla su esposa) (Las Argonáuticas, IV, 350 a 393).
Jasón intentó tranquilizarla explicándole que lo que se estaba haciendo tenía por objeto
ganar tiempo, mientras preparaban una trampa con la cual llevar a Apsirto a la ruina (Las
Argonáuticas, IV, 395 a 409).
Medea ofrece su colaboración, y así, ellos dos, con acuerdo común, una trampa terrible le
tendieron a Apsirto.
Por un lado, a Apsirto le hicieron llegar numerosos regalos de hospitalidad. Y por otro
lado, Medea pidió a los heraldos de Apsirto, que le transmitieran la invitación para reunirse
en el templo de Ártemis, donde poder tramar en conjunto una astucia con la cual, tras
hacerse con el gran vellocino de oro, Apsirto volviera otra vez de regreso a la casa de
Eetes. De paso Medea le explicaría que fueron los hijos de Frixo quienes, ejerciendo sobre
ella una fuerza mayor, la obligaron a ejecutar cuanto había ocurrido.
316
Finalmente, Medea, para asegurarse de que cuanto habían tramado terminaría con éxito
derramó unas drogas con virtudes de encanto en el aire (IV, 411 a 444).
Llegado el momento, Medea se dirigió al templo de Ártemis, iniciando así lo que, junto
con Jasón, había planeado :
Los Argonautas dejan a Medea en el templo de Ártemis donde tiene que encontrarse con
su hermano Apsirto :
Apsirto se dirige al templo pensando en la trampa que, junto con Medea, van a preparar a
los extranjeros para recuperar el vellocino de oro :
Con una antorcha, Medea confirmó a los Argonautas que el crimen se había consumado,
y entonces éstos atacaron la nave de los Colcos, matándolos a todos :
482 Los héroes, todos juntos, al ver frente a ellos el brillar de una antorcha
483 que Medea levantaba en el aire como signo para ir a su encuentro,
484 abordaron con su nave de cerca la nave de la Cólquide.
485 Y hacían perecer a la tropa de Colcos …
488 Y ninguno de ellos huyó de la muerte …
317
Peleo propuso aprovechar la oscuridad de la noche, para embarcar y a golpes de remo
seguir una ruta contraria al camino en que están apostados los enemigos, de manera a
estar lejos de ellos cuando, al amanecer, se dieran cuenta de lo sucedido. Así lo hicieron.
Embarcando en la nave al momento, comenzaron a remar con todas sus fuerzas, con
enorme energía, hasta llegar a la isla sagrada de Electris, la más alejada de todas, situada
al Norte del Mar de Crono o Adriático, muy próxima al río Erídano (el Po) (Las
Argonáuticas, IV, 492 a 506).
Por su parte, cuando a los Argonautas ya les pareció que el regreso era seguro, se
dirigieron a la tierra de los Hileos, y allí ataron las amarras, pues surgían un gran
número de islas por delante que dejaban entre sí a los navegantes un camino peligroso.
[OBSERVACIONES : Los versos 539, 540 y 541 dicen que Heracles se había presentado
ante Nausítoo para purificarse de los crímenes cometidos en las personas de sus hijos.
Las noticias que tenemos sobre Heracles matando a sus hijos y su posterior purificación,
las encontramos en el Pseudo-Apolodoro que nos dice que fue purificado por Tespio
(Biblioteca Mitológica, 2-4, 12), y en Higino que dice que por este motivo, Mercurio puso a
Hércules al servicio de la reina Ónfale (Fábulas. XXXII. Mégara)].
318
co, donde se encontraban las islas Brigeidas : Júntase a la Arsia la gente de los Liburnos,
hasta el río Ticio. Parte de ella fueron los Mentores, los Himanos, Encheleos, Dudinos y
aquellos a quienes Calímaco llama Peucecias; ahora se llama toda con un nombre
generalmente Ilírica (Iliria). (Libro III. Cap. 21. Ilirico). (HISTORIA NATURAL DE CAYO
PLINIO SEGUNDO, TRADUCIDA POR EL LICENCIADO GERONIMO DE HUERTA. 1624)].
Los Hileos colaboraron con los Argonautas hasta el punto que más fácil les hicieron el
camino, aunque para ello tuvieron éstos que entregarles como pago, un trípode de Apolo.
Pues Febo había dado al Esónida dos trípodes, para llevarlos muy lejos en el viaje que
veíase forzado a realizar, cuando fue a Pitón la sagrada, a consultarlo acerca de este
mismo viaje por mar (Las Argonáuticas, IV, 522 a 531).
Ninguno de los Argonautas advirtió la decisión tomada por Zeus que los dirigió hacia
el sur del Adriático, por lo que, partiendo de la tierra Hileide, navegaron con presteza
muy lejos de allí, dirigiéndose hacia el Mar Jónico. Dejaron atrás todas las islas
Libúrnides, que antes, una tras otra, mientras eran perseguidos, se habían llenado de
Colcos, Isa y Discélado, y también la agradable Pitiea. Enseguida, tras ella, llegaron a los
bordes de Corcira; allí estableció Posidón a una hija de Asopo, a Cercira … tras raptarla
muy lejos de la tierra Fliúntide, vencido de amor …
Y tras ella, pasaron de largo también la isla de Mélite …, y la escarpada Ceroso, y Ninfea,
que se encuentra muy por encima de ella; allí habitaba la poderosa Calipso, la hija de
Atlante (Las Argonáuticas, IV, 561 a 575).
Hera, que se dio cuenta de lo que Zeus pretendía, suscitó unas tormentas contrarias,
desviando la nave hasta Electris, la isla rocosa. Es decir, que la nave cambió
radicalmente de rumbo, entrando de nuevo en el mar de Crono (Adriático), dirigiéndose al
extremo Norte, donde se encontraba la isla de Electris, que ya habían visitado los
Argonautas tras matar a Apsirto, y que se encontraba la más alejada de todas, muy
próxima al río Erídano (el Po) (Las Argonáuticas, IV, 576 a 580).
Con voz humana gritó el madero dotado de voz, de la cóncava nave, que Atenea,
procedente del roble de Dodona, había ajustado en mitad del estrave. El miedo se apoderó
de los Argonautas al tiempo que oían la voz de Zeus (por mediación del madero dotado de
voz de Dodona) y su cólera pesada : les decía, en efecto, que no escaparían a los duros
trabajos del largo mar, ni a sus tormentas terribles si Circe no lavaba anteriormente la
muerte implacable de Apsirto. Y ordenó a Polideuces y Cástor (los Dioscuros, hijos de
Tíndaro y Leda, donde también intervino Zeus metamorfoseado en cisne) que rogasen a
319
los dioses inmortales les procurasen los caminos dentro del mar de Ausonia (mar que baña
las costas occidentales de Italia, desde el golfo de Génova hasta la isla de Sicilia, y que
puede identificarse con el Mar Tirreno, y por extensión, el Mediterráneo), en el que a
Circe podrían encontrar, la hija de Perse y Helios.
Tales fueron los gritos que Argo profirió en las tinieblas. Pusiéronse en pie los
Tindáridas (Cástor y Polideuces) y extendieron sus brazos a los dioses inmortales
suplicando todo aquello … (Las Argonáuticas, IV, 581 a 594).
La nave se lanzó hacia adelante muy lejos arrastrada por sus velas, y se adentró en la más
recóndita corriente del Erídano … (Las Argonáuticas, IV, 595 y 596).
Desde allí penetraron en la corriente profunda del Ródano, que va a parar al Erídano
(nuevamente tenemos que reseñar que sólo la mitología puede hacer que las aguas del
Ródano se mezclen con las del Po)…
El Ródano, que brota de la tierra más remota, donde se hallan las puertas y moradas de
la Noche, se lanza desde allí y desemboca por un lado, por encima de las costas del
Océano, y por otro arroja sus aguas al mar Jonio, lanzando por otro su corriente,
dividida en siete bocas, en el piélago Sardonio, en un golfo sin límites.
Desde él se adentraron a remo en unos lagos erizados de tormentas, que sin fin se
extienden por la tierra de los Celtas. Nuevamente intervino Hera evitando que la nave
fuera hacia el Océano (en realidad era la parte Norte del Mediterráneo que baña las costas
de Francia, país que el autor considera habitado por los Celtas), donde hubieran perecido, y
conducirlos por el camino correcto, a través de las tribus incontables de los Celtas y
Ligures, no siendo atacados por ellas debido a que la diosa ocultaba su presencia mediante
una niebla prodigiosa (Las Argonáuticas, IV, 627 a 648).
Cuando llegaron a las islas Estécades o Ligístides (IV, 553 y 554) situadas del lado de los
Celtas (hacia las costas mediterráneas del sur de Francia), echaron pie a tierra y los
Argonautas erigieron altares en honor de los hijos de Zeus (los Tindáridas Cástor y
Polideuces), sus protectores y, a partir de entonces, Zeus les dio también a su cuidado las
naves de los hombres del futuro (Las Argonáuticas, IV, 649 a 654).
[OBSERVACIONES : Estrabón en su Geografía, sitúa a las islas Estécades en las
cercanías de la costa marsellesa : Enfrente de esta costa estrecha, saliendo de Marsella,
se encuentran las islas Estécades. Hay tres grandes y dos pequeñas. Están habitadas por
cultivadores de Marsella. Antiguamente, incluso tenían una guarnición para protegerlas
contra los piratas, ya que no les faltaban puertos (Libro IV. Cap. 1).
Plinio el Viejo cuenta que, partiendo de la costa mediterránea francesa, una parte de la
Francia se llama Provincia Narbonense, la cual es bañada del Mar Mediterráneo, y es en
esa región donde sitúa a las islas Estécades (Historia Natural. Libro III. Cap. IV.
Continúa diciendo Plinio : Síguese después la Italia, y sus primeros pueblos son los
Ligures … (Historia Natural. Libro III. Cap. V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO
SEGUNDO, TRADUCIDA POR EL LICENCIADO GERONIMO DE HUERTA. Año 1624)].
Tras dejar las Estécades, pasaron a la isla de Etalia (actual isla de Elba) … Sin tardar un
momento, desde allí navegaron surcando las olas del mar Ausonio (el que baña las costas
de Ausonia/Italia), contemplando las costas Tirrenas; llegaron al puerto famoso de Eea, y
arrojaron de la nave enseguida las amarras en la orilla (Las Argonáuticas, IV, 654 a 662).
[OBSERVACIONES : Diodoro de Sicilia, dice hablando de la isla de Etalia : Enfrente de la
ciudad de Tirrenia (Etruria), que se llama Poplonio (Populonia la llama Plinio el Viejo), hay
una isla que recibe el nombre de Etalia … y ha recibido su nombre por la gran cantidad de
320
humo negro (“aíthalos”) que hay allí. La isla es rica en mena de hierro, que sus habitantes
extraen para fundirlo y fabricar hierro (Biblioteca Histórica, Libro V-13, 1).
En el mismo sentido se expresa Plinio el Viejo hablando de la isla de Ilva –Elba- con
metales de hierro, apartada de Populonia … y llamada por los Griegos Etalia (Historia
Natural. Libro III. Cap. VI. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO, TRADUCIDA
POR EL LICENCIADO GERONIMO DE HUERTA. Año 1624).
En este capítulo III (junto con el IV dedicado a la Geografía), Plinio habla de la gran
cantidad de islas que se encuentran en la zona del mar Tirreno que estamos estudiando,
entre las que se encuentran : Córcega, a quien llamaron los Griegos Cirnon, de Córcega la
Planaria, llamada así por su forma que es igual con el mar y por esta causa engañosa a los
navíos, y Urgo, y la Capraria que los Griegos llamaron Egilon, también Egilio, Dianio
llamada Artemisia, y otras tres pequeñas, Menaria, Columbaria y Venaria ].
Para conocer mejor quien era Circe, veamos lo que dijo sobre ella Ulises
cuando contó la visita que hizo a la hechicera :
Una parte de la tripulación encontró las casas de Circe … Ya en la casa, la maga los hizo
sentar por sillones y sillas y, ofreciéndoles queso y harina y miel verde y un vino generoso
de Pramno, les dio con aquellos manjares un perverso licor que olvidar les hiciera la
patria. Una vez se lo dio, lo bebieron de un sorbo y, al punto, les pegó con su vara y
llevólos allá a las zahúrdas (pocilgas) : ya tenían la cabeza y la voz y los pelos de cerdos
y aún la entera figura, guardando su mente de hombres.
Ovidio cuenta la misma historia que Homero, adornada por la fecunda imaginación del
poeta y la elegancia de su estilo, que más que narrar, parece estar pintando con vivos
colores las escenas que describe.
A lo largo de unos sesenta versos, uno de los compañeros de Ulises cuenta cómo una
parte de los expedicionarios llegaron al palacio de Circe y cómo ésta, en cuanto los vio
321
ordenó mezclar granos de cebada tostados, miel, mucho vino, leche cuajada, añadiendo
disimuladamente brebajes que deben pasar inadvertidos bajo aquel dulzor. Nada más
apurar las copas, la hechicera tocó con su varita los cabellos de los visitantes, y empezó su
transformación relatada de la forma siguiente : “empecé a erizarme de cerdas, a no poder
ya hablar, a emitir en vez de palabras un gruñido ronco y a inclinarme con todo el rostro
a tierra, y noté que la boca se me endurecía en curvo hocico, que el cuello se me
hinchaba de músculos, y con los miembros con que hacía poco cogía la copa, con esos
mismos caminaba …
Euríloco, el sólo que rehusó la copa ofrecida, explicó a Ulises lo ocurrido, quien, tras
haber recibido del pacificador Cilenio (Hermes) una flor blanca, moli la llaman los
dioses, que una raíz negra la sostiene, se presentó ante Circe a la que obliga, una vez
acogido en el tálamo conyugal, exige que sus compañeros vuelvan a la normalidad
(Metamorfosis, Libro XIV, 247 a 307).
Contrariamente a Ovidio, Higino, con un estilo seco y esquemático, resume los episodios
anteriores en unas cuantas líneas :
Con un estilo más narrativo, el Pseudo-Apolodoro dice que en la isla de Eea habitaba
Circe, hija de Helios y Perse, y hermana de Eetes, que era experta en toda clase de
bebedizos. Al desembarcar, unos cuantos compañeros de Odiseo la visitan, y ella les
ofrece a cada uno una pócima cuyos ingredientes eran queso, miel, cebada y vino, a la
que ha añadido una droga. Una vez que lo bebieron, ella los tocaba con una varita y
convertía a unos en lobos, a otros en cerdos, a otros en borricos y a otros en leones.
Odiseo, sabedor de lo ocurrido, también visita a la hechicera después de haber tomado una
especie de antídoto llamado “moly”, que le había dado Hermes : echando el “moly” en
los brebajes de Circe, ya no le afectaban los encantamientos.
Circe, al ver a Odiseo con la espada desenvainada, cambió de parecer y devolvió su forma
a los compañeros (Apéndices, VII, 14 a 16).
322
las paredes de sus alcobas rezumaban sangre y una llama devoraba sus brebajes de
hechicera, llama que apagaba también con sangre.
Al despertar en la mañana del día siguiente, Circe se estaba lavando sus trenzas y vestidos
en las aguas del mar, mientras que unos monstruos en nada parecidos a fieras ni a
hombres, formados con miembros de diversas procedencias, mezclados entre sí, corrían
como ovejas que salen del establo siguiendo en tropel a su pastor, resultado
probablemente de los encantamientos efectuadas por la maga.
Cuando los Argonautas contemplaron la prestancia y los ojos de Circe, enseguida
comprendieron que se trataba de la hermana de Eetes (Las Argonáuticas, IV, 662 a 684).
Cuenta Apolonio de Rodas que Circe, con ánimo engañoso, les invitó a venir haciendo
gestos afectuosos con la mano. No obstante, siguiendo las instrucciones de Jasón, todos
permanecieron quietos, sin dejarse seducir, y solamente él, acompañado de Medea, la
siguieron por el mismo camino, hasta llegar al palacio de Circe. Todos se sentaron,
Medea reclinando su frente encima de sus manos y Jasón clavando en la tierra su espada,
grande, de buena empuñadura, con la cual había matado al hijo de Eetes, Apsirto.
Circe enseguida comprendió su cruel destino fugitivo y la maldad de su crimen, por lo
que, por respeto del precepto sagrado de Zeus Suplicante …, realizó ese sacrificio con el
cual se purifican los culpables suplicantes …Sacrificó una cría de cerda, hizo súplicas
propiciatorias invocando a Zeus que purifica … Cuando tuvo cumplidos todos los ritos,
enseguida, levantándolos, los hizo sentar en pulidos asientos, y ella misma sentóse
también frente a ellos haciéndoles preguntas en torno al motivo del viaje por mar …, y de
dónde a su tierra y a su casa venían … Medea respondió a cada una de su preguntas, pero
evitó contarle la muerte de Apsirto, mas Circe no dejó de advertirlo en su mente (Las
Argonáuticas, IV, 685 a 737).
Iris, mensajera de los dioses, y en particular de Hera, le contó a ésta cuanto había sucedido.
La diosa, entonces, temerosa por la seguridad de sus protegidos, la encargó que avisara a la
nereida Tetis, a Hefesto (que debía hacer cesar la furia del fuego abrasador) y a Éolo (que
debía calmar los vientos y las violentas tormentas). Los tres dioses corrieron al Olimpo, y
se presentaron ante Hera, quien se dirigió directamente a Tetis (advirtiéndole que Medea
sería más adelante su nuera al casarse con su hijo Aquiles, según Las Argonáuticas, IV,
811 a 815) pidiéndole que sea sin dolor el retorno de los Argonautas, protegiéndoles en
particular, ayudada por sus hermanas las Nereidas, de las rocas errantes y olas
formidables y de los peligros de Caribdis (no vaya a ser que los engulla) y Escila (de
mente asesina).
Peleo, a quien Tetis (su esposa) se le había aparecido ordenándole que de mañana soltaran
las amarras de la rápida nave, ordenó, con la llegada de la Aurora, que sacaran del fondo
del mar las piedras del ancla, y que izaran después en lo alto la vela.
Un viento temperado arrastraba la nave (Las Argonáuticas, IV, 753 a 891).
324
regreso el país de sus padres verá ni a la esposa querida ni a los tiernos hijuelos que en
torno le alegran el alma. Con su aguda canción las Sirenas lo atraen y lo dejan para
siempre en sus prados; la playa está llena de huesos y de cuerpos marchitos con piel
agostada” (Odisea, Canto XII, 39 a 46).
A continuación, Circe le explica lo que debe hacer para no sucumbir al encanto mortal de
las Sirenas : que sus compañeros taponen con masa de cera melosa sus oídos, y que a él,
lo aten de manos y pies en la nave ligera (Odisea, XX, 46 a 56).
Higino sigue la misma tradición que Homero cuando habla de la Odisea : Llegó entonces
(Ulises) hasta las Sirenas, hijas de la Musa Melpómene, que tenían la parte superior del
cuerpo de mujer y la inferior de pájaro. Su destino era vivir así hasta que algún mortal,
al oír su canto, no pudiera pasar de largo. Ulises, advertido por Circe, hija del Sol, tapó
con cera los oídos de sus compañeros y ordenó que a él lo ataran al mástil. Así podrían
pasar (Fábulas. CXXV. La Odisea, 13).
En otro lugar, el relato de Higino considera que las Sirenas acompañaban a Proserpina
cuando ésta fue secuestrada por el dios de los Infiernos, y que fueron convertidas en aves
al no prestarle la necesaria ayuda :
325
Ovidio habla de las Sirenas, a las que llama Aqueloides, por considerarlas hijas de
Aqueloo, de la forma siguiente :
Tras narrar el rapto de Prosérpina (la Perséfone griega) por parte de Dis/Plutón (el Hades
griego), Ovidio explica los esfuerzos que hizo su madre Ceres (la Deméter griega) para
que su hija abandonara el mundo subterráneo de los muertos. Ello no fue posible porque
la hija había roto el ayuno comiendo unos granos de granada, acción que fue delatada por
Ascálafo que la vio y con su delación la privó, cruel, del retorno. En castigo por su
indiscreción, Ascálafo fue convertido en búho (la historia completa del rapto de
Prosérpina es narrada en el Libro V, 332 a 571 de su Metamorfosis).
Pero el castigo se extendió también a las Aqueloides (las Sirenas, hijas de Aqueloo)
que, de ninfas, se convirtieron en monstruos.
Según el relato de Ovidio, las ninfas hijas de Aqueloo, acompañaban a Prosérpina cuando
ésta fue secuestrada por Dis/Plutón; esto hace a la Musa preguntarse sobre el origen de sus
alas, sus plumas y sus caras de doncellas.
Ella misma se da la respuesta : cómo no encontraban a Prosérpina por la tierra, fueron
ellas mismas las que desearon tener unas alas para poder buscarla en el mar, y, para poder
seguir deleitándola con sus cantos, conservaron sus caras de doncellas :
Volviendo al relato de Apolonio, vemos que las Sirenas, a los Argonautas también, con
gran desenfado, les hacían llegar de sus bocas sus voces de lirio, y ellos se hallaban ya a
punto de arrojar sus amarras en la orilla, de no ser por el hijo de Eagro, el Tracio Orfeo,
que, tensando en sus manos la lira Bistonia, entonó con gran rapidez el rito melodioso de
un canto vivaz, con el fin de que sonasen a un tiempo sus oídos mientras él confundía
aquellos cantos con su plectro. Y la lira pudo más que las voces virginales de las Sirenas,
aunque no para todos los Argonautas, puesto que Butes, el buen hijo de Teleonte … con el
ánimo encantado por la voz armoniosa de las Sirenas, saltó al mar y nadaba a través de
las olas bullentes, intentando alcanzar la isla; menos mal que Cipris (Afrodita),
apiadándose de él … recogiólo estando aún en los torbellinos del agua y lo salvó
saliéndole al encuentro solícita, para instalarlo en el cabo Lilibeo, en el Oeste de Sicilia
(Las Argonáuticas, IV, 902 a 919).
326
En el mismo sentido se expresa el Pseudo-Apolodoro :
Sigue contando Apolonio de Rodas que, dejadas atrás las Sirenas, otros peligros
aguardaban a los Argonautas en el cruce de caminos del mar. Por un lado, en efecto,
aparecía la roca escarpada de Escila, y por otro de forma monstruosa rugía Caribdis
vomitando (IV, 920 a 923).
[OBSERVACIONES : Ese cruce de caminos al que se refiere Apolonio, es el Estrecho de
Mesina, separando la isla de Sicilia de la península italiana, y comunicando el Mar Tirreno
con el Mar Jónico. Del lado de Italia se encontraba la roca escarpada de Escila, puesto
que, más adelante (IV, 828) el propio Apolonio la llama “la Ausonia Escila”. Por simple
deducción, Caribdis tenía que encontrarse en Trinacia/Sicilia, si, como dice Ovidio
(Metamorfosis, XIII, 730 y 731), Escila infestaba la orilla derecha y Caribdis la izquierda].
Pero además del peligro de Escila y Caribdis, los Argonautas tenían que sortear también,
en otra parte, las Rocas Planctas, batidas por la ola gigantesca, y que resonaban, justo
allí donde antes brotaba una llama incandescente saliendo de lo alto de los riscos, por
encima de la piedra calentada por el fuego, y el éter se tornaba tenebroso por el humo, y
ni siquiera los rayos del sol se podían contemplar (IV, 924 a 928).
327
podría desde el fondo del barco con su flecha alcanzar la oquedad de la cueva en que
Escila vive haciendo sentir desde allí sus horribles aullidos (Odisea, XII, 73 a 85).
Dejada la isla de Trinacia, he aquí a Odiseo ante Caribdis, aferrado al mástil. Cuando
Caribdis sorbió el mástil, se agarró a un cabrahigo (higuera silvestre) que crecía en la
328
roca y aguardó. Al ver el mástil regurgitado de nuevo, se echó sobre él y fue transportado
a la isla de Ogigia, donde fue retenido por Calipso, hija de Atlante (VII, 23).
Ovidio describe a Caribdis, como azote de los barcos, que unas veces traga mar, otras lo
vomita, y sobre esa rapaz Escila, la describe ceñida de perros rabiosos, que ladra en el
abismo siciliano (Metamorfosis, Libro VII, 63 a 65).
Para entender el relato de Apolonio de Rodas relacionado con este episodio, tenemos que
recordar lo ocurrido a los Argonautas cuando, dejando, tristes y preocupados, la isla de
Circe, Hera, su gran protectora, le pidió a Iris que trajera a su presencia en el Olimpo, a la
nereida Tetis.
Una vez Tetis en su presencia, Hera la hizo partícipe de sus preocupaciones relacionadas
con la seguridad de los Argonautas, y en particular le pidió : “No los dejes penetrar en
Caribdis, totalmente ignorantes, no vaya a ser que los engulla y se los lleve a todos; o
pasar bordeando el horrible paraje de Escila, -la Ausonia Escila, de mente asesina … -,
no vaya a ser que lanzándose con sus terribles mandíbulas, destruya a la prez de los
héroes.
329
Ea, mantén tú segura la nave allí donde será muy angosto, por cierto, el paso que los
libre de la muerte” (Las Argonáuticas, IV, 825 a 832).
Por eso, ahora, cumpliendo las órdenes de Hera, Tetis, junto con sus hermanas las
Nereidas, se dispone a actuar.
Mientras los Argonautas aguardaban en el cruce de caminos del mar (IV, 921), las
jóvenes Nereidas, saliendo por doquier, les venían al encuentro, y Tetis, la divina, sujetó
por detrás la pala del timón, con el fin de protegerlo en los escollos de las Planctas (Las
Argonáuticas, IV, 930 a 932).
En el más puro estilo mitológico, mezcla de imaginación y fantasía, Apolonio describe con
detalle la forma en la que las Nereidas, elevando la nave por los aires, y lanzándosela la
una a la otra como si se tratara de una pelota, cruzaron las Rocas Planctas :
Sólo el tiempo que se alarga la porción de un día de primavera, otro tanto duró su duro
esfuerzo, levantando la nave a fin de que pasase a través de las rocas resonantes (Las
Argonáuticas, IV, 961 a 963).
330
espacio en el que se oponían al avance de la nave Argo : tras las Sirenas, aguardaban a
la nave, Caribdis, Escila y las rocas Errantes, sobre las que se veía alzarse un denso
fuego y humo.
La intervención de Hera, permitió a los Argonautas sortear estas dificultades y continuar
su viaje : Tetis, con la ayuda de sus hermanas las Nereidas, a petición de Hera, hizo
pasar a la nave por en medio de ellas (Biblioteca Mitológica, I-9, 25).
II.2.05 Llegada a la isla de Corcira, isla de los feacios. Donde reinaba Alcínoo.
Sigue contando Apolonio que, terminada la travesía de las Rocas Planctas, empujados por
el soplo del viento, los Argonautas bordearon el prado de Trinacia (Sicilia), nutridor de
las vacas de Helios, y, tras pasar, de día, por delante de ella, llegada la noche cruzaron
gozosos el gran golfo del mar, hasta llegar a una isla situada por delante del estrecho
Jónico (entre la isla de Corcira y las costas de Épiro), anchurosa y feraz, en medio del mar
Ceraunio (parte de mar situada a los pies de los montes Ceraunios, en Épiro).
Es fama que debajo de esta isla se halla la hoz … con la cual Crono cortó sin piedad a su
padre (Urano) sus partes viriles. Otros, en cambio, cuentan que es aquél el hocino,
cortador de la mies, de Deméter, la diosa de la tierra … (Las Argonáuticas, IV, 965-988).
La isla, donde un día vivió Deméter y en la que enseñó a los Titanes a segar la espiga
nutricia (IV, 988, 989), se la conoce con el nombre de Drépane (que significa “hoz”) y
está habitada por los Feacios que resultan ser descendientes de la sangre de Urano (IV,
964 a 992). Al nombre de Drépane, hay que añadir el de Corcira (Pseudo-Apolodoro,
Pausanias), el de Esqueria (Homero, Odisea) y, actualmente, Corfú.
[OBSERVACIONES : Homero no considera a los Feacios descendientes de Urano, sino de
Posidón. Ulises acaba de llegar a la ciudad de los Feacios, y Atenea, disfrazada de moza
gentil, lo acompaña hasta el palacio de Alcínoo, diciéndole : En entrando verás a la reina
en las salas. Areta es el nombre que lleva y procede del mismo linaje de que Alcínoo su
esposo ha nacido, señor de estas gentes : Posidón, el que agita la tierra, a Nausítoo
primero engendró en Peribea, mujer de sin par hermosura … Con aquélla se unió Posidón
y tuvieron por hijo a Nausítoo el magnánimo … Nausítoo el magnánimo … a Rexénor y
Alcínoo a su vez engendró … Apolo, el del arco de plata, dio muerte a Rexénor … que una
hija sólo en casa dejó, que fue Areta : tomándola Alcínoo por esposa, la honró cual
ninguna mujer se ve honrada … (Odisea, Canto VII, 14 a 68)].
Como hemos señalado, los diferentes autores dieron distintos nombres a la misma isla de
los feacios, Macris, Drépane, Corcira, a los que hay que añadir Esqueria, ya que, Homero
dijo en la Odisea que, Ulises, tras dejar la isla de Ogigia donde Calipso lo tenía retenido,
fue a parar a la fértil Esqueria, el país de las gentes feacias … (Odisea, Canto V, 34 y
35 ).
Por consiguiente, dado que se ha identificado a la isla de los feacios con la actual isla de
Corfú, también debemos identificar los diferentes nombres con los que se la conoció en la
antigüedad, con esa misma isla de Corfú.
331
Hasta esta isla, la nave Argo, arrastrada por los soplos del viento, llegó desde el mar de
Trinacia. Alcínoo y su pueblo acogieron su llegada alegremente … Los héroes también,
por su parte, se mostraban contentos entre aquella multitud, de la misma manera que si ya
se encontrasen en el corazón de Hemonia (es decir Tesalia, donde se encuentra Yolco,
destino último de los Argonautas) (Las Argonáuticas, IV, 993 a 1000).
Sin embargo, la alegría de los Argonautas no duró mucho tiempo, tan súbita fue la
aparición del ejército inmenso de los Colcos que había cruzado a través de la boca del
Ponto Euxino y las Rocas Ciáneas (IV, 1000 a 1003).
Recordemos que cuando los Colcos salieron en persecución de los Argonautas, unos se
dirigieron hacia la desembocadura del Istro, comandados por Apsirto, mientras que otros
salieron del Ponto Euxino a través del Bósforo donde se encontraban las Rocas Ciáneas
(IV, 303 y 304) o Simplégades.
Siguiendo esta ruta, tuvieron que cruzar el mar Egeo y, rodeando las costas del sur del
Peloponeso, continuar por el Mar Jónico hacia el Mar de Crono o Adriático, hasta alcanzar
la isla de los feacios donde se encontraron con los Argonautas.
Allá en la ciudad, dentro del palacio … Alcínoo, el rey, y la muy soberana Arete, la esposa
de Alcínoo, daban vueltas en su mente al asunto de la joven … Arete estaba
particularmente sensibilizada por las palabras de Medea, hasta el punto de suplicar al rey :
“no se la des, mi señor, a los Colcos, para que ellos la lleven a casa de su padre”.
A la vez le hace reflexionar haciéndole ver que si entrega a la muchacha a los Colcos, él
será corresponsable de dos terribles acciones, ya que, por un lado, contribuirá a que Jasón
cometa perjurio, puesto que ha jurado casarse con Medea, y si la entrega, no podrá hacerlo,
y, por otro lado, colaborará en la muerte de Medea, puesto que su padre, con el alma
inundada de rencor, la matará. (Las Argonáuticas, IV, 1068 a 1089).
A pesar de las circunstancias difíciles que está viviendo, lo que más le preocupa a Alcínoo
332
es pasarse por alto la recta justicia de Zeus, y por eso pronunció un veredicto que sólo
pretendía ser justo :
Arete, tomando nota de estas palabras, y sabiendo que Medea era todavía virgen (IV, 1024
y 1025), mandó un heraldo para que comunicara a Jasón y a Medea, la decisión que
Alcínoo había tomado. Inmediatamente los dos decidieron actuar en consecuencia,
uniéndose en el tálamo nupcial :
Las ninfas del río Egeo, las que habitaban los entornos de las cumbres del monte Meliteo,
y las que eran habitantes de los bosques de los llanos, se habían unido para celebrar los
esponsales de Jasón y Medea.
333
1154 en que las Ninfas unieron entre sí a los dos esposos,
1155 extendiendo sus vestidos perfumados …
1161 Desde luego, no era el deseo del héroe Esónida (Jasón) celebrar
1162 su boda en la casa de Alcínoo, sino ya en la casa de su padre
1163 tras volver a Yolco de regreso; y esos eran también los planes
1164 de la propia Medea, mas se vieron obligados entonces a unirse.
1168 Por eso también a ellos dos, por más que gozaban de sus dulces amores,
1169 invadiólos el miedo, pensando si llegaría a cumplirse el fallo de Alcínoo.
Al amanecer, todos se dirigieron hacia el lugar donde Alcínoo, dispensador de justicia, iba
a dictar su sentencia. El rey, como había ya declarado al principio los términos de su recta
sentencia, y la consumación de la boda era ya conocida, mantuvo su decisión sin que le
afectaran ni el miedo fatal ni tampoco las iras pesadas de Eetes.
Cuando los Colcos supieron que su decisión era irrevocable, por el temor que tenían a las
amenazas de su rey, le rogaron a Alcínoo que los aceptara cual si fuesen aliados. (Las
Argonáuticas, IV, 1174 a 1210).
334
El Pseudo-Apolodoro se contenta con recoger la tradición más comúnmente aceptada y
repetida : los colcos llegaron al país de los feacios reclamando a Alcínoo que les
entregara a Medea; Alcínoo, constatando que Medea había yacido con Jasón, se la
entregó a éste; los colcos, temiendo la reacción de Eetes, se quedaron junto as los
feacios; Jasón, continuó su viaje en compañía de Medea :
Sin embargo, el Pseudo-Apolodoro dice, hablando de Etolo que, tras matar a Apis, hijo de
Foroneo, huyó al país de los Curetes … y que llamó a la región Etolia a partir de su propio
nombre (Biblioteca Mitológica, I-7, 6), lo que nos permite concluir que hubo un tiempo en
el que la región de Etolia era el país de los Curetes, país del que habla Apolonio de Rodas.
Esta conclusión es tanto más razonable, cuando sabemos que las costas occidentales de
la región de Etolia-Acarnania, están bañadas por el mar Jónico en una extensa zona
donde se encuentran Corcira/Drépane/Corfú, el golfo “de los Ambracios” y toda una serie
de islas estrechas que siguen sucesivas, unidas con las propias Equínadas, desde las que
se divisa la península del Peloponeso.
Tenemos otro testimonio que sitúa a los Curetes en Etolia, que está relacionado con la
caza del jabalí de Calidón con el que Artemisa castigó a Eneo, que reinaba en Calidón,
porque éste, al ofrecer a todos los dioses las primicias de los frutos habidos durante el
año en la comarca, se olvidó tan sólo de Ártemis. Como, una vez muerto el jabalí, hubo
violentas disputas entre los que se creían con derecho a conservar su piel, el Pseudo-
Apolodoro precisa que estalló una guerra entre los Curetes y los calidonios, lo que prueba
que los Curetes, se hallaban en Etolia, región en la que estaba Calidón (Biblioteca
Mitológica, I-8, 3)].
La intención de los Argonautas era rodear por el Sur la península del Peloponeso, con
objeto de penetrar en el mar Egeo y dirigirse hacia Yolco, en Tesalia.
335
Pero entonces sobrevino la funesta tormenta del Bóreas, el violento y frío viento del Norte,
que lanzó la nave a las costas del Norte de África, en dirección al mar de Libia, nueve
noches enteras y días otros tantos, hasta que llegaron muy dentro, al interior de la Sirte,
allí donde las naves no tienen ya regreso posible cuando son obligadas a entrar en este
golfo (IV, 1232 a 1236).
Ya hemos contado cómo, para Diodoro de Sicilia, era imposible que los Argonautas
pudieran alcanzar el Mar de Crono o Adriático siguiendo el curso del Istro o Danubio
(Biblioteca Histórica, Libro IV-56, 7 y 8).
Debido a ello, Diodoro, aunque sin aportar demasiadas precisiones, describe otro
itinerario que, a través del río Tanais o Don, llevó a los Argonautas hasta el Mar
Mediterráneo :
La descripción del lugar no puede ser más desoladora : todo es un bajío cenagoso por
doquier, por doquier están poblados de algas los fondos marinos, y la espuma del agua,
silenciosa, brota por encima; infinita como el cielo, la arena se extiende a los bordes, y
ningún animal que se arrastre o que vuele, allí se levanta.
En ese lugar justamente, la marea –pues también esa corriente, con frecuencia, se aleja de
tierra y revierte otra vez sobre las costas estrellándose de forma violenta-, con gran
velocidad los arrojó a la parte más recóndita del litoral, y una muy pequeña parte de la
quilla quedaba dentro de las aguas (IV, 1237 a 1245).
336
Cuando saltaron a tierra, los propios Argonautas se preguntaron qué clase de tierra era ésta
valor suficiente para haber regresado por el mismo camino que tomaron a la ida, a través
de las Rocas, aquéllas que en el estrecho del Bósforo chocaban entre sí y que pudieron
atravesar gracias a los consejos de Fineo : esta lamentación da a entender que los
Argonautas ignoraban que, tras su paso, las Rocas Ciáneas ya no suponían un peligro para
la navegación, puesto que estaban “enraizadas” en el fondo del mar.
Fue Anceo (hijo de Posidón), el piloto de la nave, quien expresó con mayor dramatismo el
estado de desánimo : “Os digo yo que está toda esperanza ya truncada de ruta marinera
y de regreso”. Helóseles a todos por dentro el corazón. Los héroes, todo a lo largo de la
playa inacabable, erraban sin destino arrastrándose. Se pusieron en camino en distintas
direcciones para escoger más lejos de allí un lugar donde dormir, y, cubiertas las cabezas
con sus mantos, sin probar ni comida ni bebida, pasaron postrados entera la noche y la
mañana, a la espera de una muerte penosísima. Lejos, las jóvenes, agrupadas, gemían a
los lados de Medea la hija de Eetes (Las Argonáuticas, IV, 1245 a 1297).
Sin embargo, las diosas protectoras de los Argonautas, intervinieron de nuevo. Esta vez,
fue Atenea quien envió unas ninfas tutelares de Libia, las mismas ninfas que un día,
cuando Atenea saltó toda brillante de la cabeza de su padre Zeus, saliendo a su encuentro,
la bañaron en este mismo lugar, al pie de las aguas del Tritón.
Era la hora de mediodía, y los rayos más agudos del sol abrasaban a Libia; ellas (las
ninfas) se pusieron muy cerca del hijo de Esón y retiraron dulcemente con sus manos el
manto de su cabeza …, diciéndole : “Somos pastoras del desierto, diosas de esta tierra,
dotadas de voz humana, heroínas tutelares e hijas de Libia …”. Y añadieron : “Pagad a
vuestra madre la deuda que tenéis por lo que ella sufrió al llevaros tanto tiempo en su
vientre” (Las Argonáuticas, IV, 1308 a 1328).
Jasón reunió a los Argonautas y a Medea con sus esclavas, para explicarles lo que le había
ocurrido con las tres diosas que habían estado a su lado, y en particular, para comunicarles
lo último que le habían dicho y que él no había comprendido : “Que paguemos del modo
conveniente a nuestra madre nuestra deuda por aquello que sufrió al llevarnos en su
vientre tanto tiempo …”.
En cuanto terminó de hablar, el mayor de los prodigios sucedióles a los Minias
(Argonautas) : Del mar saltó a tierra un caballo gigantesco, colosal, levantando en el aire
su cuello con sus crines de oro; y, enseguida, sacudiendo de sus miembros el agua
chorreante, se puso a galopar, con patas semejantes a los soplos del viento (Las
Argonáuticas, IV, 1347 a 1368).
Peleo (padre de Aquiles), lleno de alegría, desveló a todos sus compañeros el significado
de lo que estaba ocurriendo :
- El caballo, era el caballo de Posidón.
- En cuanto a la madre, les dijo : “es la misma nave, pues ella, bien es cierto, al
llevarnos en su vientre sin cesar, está sufriendo con dolores bien terribles. ¡Ea
pues! Con fuerza inquebrantable y con hombros incapaces de cansarse,
337
levantándola en alto, al interior de esta tierra arenosa la vamos a llevar, por
donde antes el rápido caballo impulsó su galope. Pues él no se hundirá,
seguramente, en la aridez, y yo espero que sus huellas nos indiquen, tierra
adentro, algún golfo de mar”.
Así dijo, y agradóles a todos aquel plan oportuno (Las Argonáuticas, IV, 1368 a 1380).
Tierra adelante, muy lejos, tal como llevaban la nave, entrando de la misma manera con
gran gozo en las aguas del lago Tritón, la bajaron de sus hombros poderosos.
Tras ello, semejantes a perros rabiosos, buscaban una fuente …, y buscando llegaron a un
lugar que ya había sido visitado por Heracles cumpliendo su undécimo trabajo : el jardín
donde un dragón y las Hespérides, guardaban las manzanas de oro (IV, 1390 a 1396) :
Orfeo se dirigió a las Ninfas rogándoles : “indicadnos, que grande es nuestra ansia, o
algún torrente rocoso de agua, o alguna sagrada corriente que brote de la tierra, oh
diosas, en la cual esta sed, que nos quema de forma violenta, podamos calmar” (IV, 1409
a 1422).
338
1435 las manzanas de oro de las diosas, y a nosotras un odioso dolor nos ha quedado.
1436 Pues ayer llegó aquí un hombre, el más funesto en insolencia
1437 y estatura, y sus dos ojos relucían por debajo de su frente terrible,
1438 ¡despiadado! En torno se cubría con la piel de un león gigantesco,
1439 en bruto, sin curtir, y tenía una maza robusta de olivo,
1440 y un arco, con el cual, disparándole unas flechas, acabó con este monstruo.
1441 Vino, en fin, también él, como uno que recorre a pie los caminos de la tierra,
1442 atormentado por la sed; echó a correr por toda esta región
1443 a la búsqueda de agua. Y no iba ésta a aparecerle en parte alguna;
1444 mas hay aquí una roca, muy cerca del lago Tritón;
1445 y, bien fuese porque él lo sabía, o también por consejo de un dios,
1446 la golpeó por debajo con su pie, y el agua, a chorros, salió borbotando.
1447 Él entonces, apoyando ambas manos y pecho en el suelo,
1448 bebió de la hendidura de la roca de forma infinita, hasta llenar,
1449 tendido a lo largo, su vientre profundo, lo mismo que una res en los pastos”.
[OBSERVACIONES : Diodoro de Sicilia coloca en esta misma zona el lugar a donde fue
Heracles buscando las manzanas de oro de las Hespérides (Biblioteca Histórica, Libro
IV-26, 2)].
Al oír estas palabras, todos corrieron hacia el lugar que Egle les había indicado, y, en masa
daban vuelta los Minias (Argonautas) en torno a la fuente de la roca.
A pesar de las duras palabras con las que las Hespérides habían hablado de Heracles, uno
de los Argonautas exclamó lleno de alegría : “¡Oh maravilla! Aún estando muy lejos salvó
a sus compañeros Heracles, muertos de sed”.
Inmediatamente los Argonautas se pusieron a buscarlo aunque en vano; solamente Linceo
(cuya agudeza visual era excepcional) creyó verlo a lo lejos en la tierra infinita …, pero,
volviendo al encuentro de sus compañeros les juró que ya ningún otro buscador lo podría
alcanzar en su camino (Apolonio de Rodas/Las Argonáuticas, IV, 1450 a 1482).
[OBSERVACIONES : A propósito de Linceo, dice Higino : Se dice que uno de ellos, Linceo,
podía ver cualquier cosa que estuviera oculta bajo tierra sin ningún impedimento
(Fábulas. XIV. Argonautas convocados, 12).
Lo mismo dice el Pseudo-Apolodoro : Linceo destacaba por su agudeza visual, pues veía
incluso lo que había bajo tierra (Biblioteca Mitológica, III-10, 3).
Pausanias, aunque con algún escepticismo, también recoge una tradición que se expresa
en el mismo sentido : De los hijos de Afareo el mayor y más valiente era Idas y el más joven
Linceo, del que Píndaro dijo, si es que se puede creer, que su vista era tan penetrante que
incluso veía a través del tronco de una encina (Descripción de Grecia, Libro IV-2, 7).
El texto de Píndaro al que hace alusión Pausanias, se encuentra en la X Nemea, 61 y 62].
339
[OBSERVACIONES : Recordemos que ambas muertes habían sido ya anunciadas por el
adivino Mopso (Las Argonáuticas, I, 78 a 81)].
Después de todos estos sucesos, los Argonautas embarcaron en la nave, pues soplaba el
viento sur en dirección a la mar abierta, e intentaron descubrir por indicios los pasos
para salir del lago Tritón; no tuvieron idea ninguna durante mucho tiempo, y todo el día
se veían llevados a ciegas …
Ante semejante impotencia, Orfeo sacó de la nave el gran trípode de Apolo, a fin de
ponerlo como ofrenda a los dioses del lugar, por su regreso. Entonces les salió al
encuentro Tritón, el poderoso, y, cogiendo del suelo un terrón, lo tendió a los héroes
como presente de huésped, diciéndoles : “si ansiosos buscáis los pasos de este mar … yo
os los diré. Pues mi padre Poseidón me hizo ser conocedor de este mar; y yo soy el
soberano de esta zona litoral, si en verdad, por más que de lejos seáis, habéis oído hablar
de un tal Eurípilo (otro nombre de Tritón), en Libia nacido, la criadora de bestias
venenosas” (Las Argonáuticas, IV, 1537 a 1561).
[OBSERVACIONES : Veamos algunos textos que nos permitirán conocer mejor a Tritón.
HESÍODO en su TEOGONÍA nos dice, en efecto, que era hijo de Posidón y de Anfítrite :
930 De Anfítrite y del resonante Ennosigeo
931 nació el fornido y enorme Tritón que, en las profundidades
932 del mar, junto a su madre y soberano padre,
933 habita palacios de oro, terrible dios.
Al igual que hizo Apolonio de Rodas (IV, 1309 a 1311), el Pseudo-Apolodoro establece
una estrecha relación entre Atenea y Tritón : Biblioteca Mitológica, III-12, 3 :
Cuando nació Atenea, fue criada por Tritón, que tenía una hija, Palas.
Apolonio de Rodas cuenta que cuando Atenea saltó de la cabeza de su padre, las Ninfas
la bañaron al pie de las aguas del Tritón.
Un texto de Píndaro, permite considerar a Eurípilo como la forma humana con la que el
dios Tritón se manifestó a los Argonautas : Odas. Pítica IV, 33 y 34 : Y dijo que era
Eurípilo, hijo del Abrazador de la tierra, del inmortal Estremecedor del Suelo (Posidón)].
Heródoto, en su Historia (Libro IV, 168 a 199), hace una muy detallada descripción de
Libia, que, unas veces considera como una amplia franja de costa que se extiende desde
Egipto hasta las Columnas de Hércules, y otras veces la identifica con el propio continente
africano.
Como también se hace eco de tradiciones relacionadas con Jasón y los Argonautas,
vamos a reproducir a continuación los textos que puedan aportar alguna precisión sobre
los mismos :
340
HISTORIA (Heródoto) : Libro IV :
178, 1 Con los lotófagos lindan, por la costa, los maclies … Ese pueblo se extiende hasta
un gran río cuyo nombre es Tritón; dicho río desemboca en un gran lago, el lago
Tritónide, en el que hay una isla cuyo nombre es Fla …
En el relato que sigue, Heródoto sitúa a Jasón en Libia antes de emprender la expedición
hacia la Cólquide, puesto que dice que fue yendo a Delfos cuando le sorprendió el viento
del norte, que lo apartó de su ruta, llevándolo hasta Libia. No se entiende muy bien cómo
Jasón, que se encontraba en Yolco (en Tesalia), tenía que emprender la circunnavega-
ción del Peloponeso, para ir a Delfos (en Fócide).
Apolonio de Rodas también hace referencia a la visita de Jasón al oráculo de Delfos,
cuando, al detallar los nombres de los que le acompañaron, dice a propósito de Ífito : De
entre los Focenses llegó Ífito, vástago de Náubolo el hijo de Órnito; huésped suyo fue
Jasón tiempo atrás cuando llegó a Pitón (Delfos, santuario y oráculo de Apolo) a
consultar los divinos oráculos de su viaje naval (Las Argonáuticas, I, 207 a 210) :
179, 1 Y por cierto, que se cuenta también la siguiente historia : Jasón, después de haber
terminado al pie del Pelión la construcción de la nave Argo, entre otras cosas embarcó
en ella, además de una hecatombe (sacrificio de cien víctimas hecho a los dioses), un
trípode de bronce y emprendió la circunnavegación del Peloponeso, con el propósito de
llegar a Delfos.
179, 2 Pero cuando en el curso de la travesía, se hallaba a la altura de Malea (cabo al
sudeste del Peloponeso), le sorprendió el viento del norte, que lo apartó de su ruta,
llevándolo hasta Libia; no obstante, antes de haber avistado tierra, se encontró en los
bajíos (elevación del fondo del lago impidiendo la navegación) del lago Tritónide. Y
cuando no sabía qué hacer para desencallar la nave, cuentan que se le apareció Tritón, y
le pidió a Jasón que le diera el trípode, afirmando que les mostraría el camino a seguir
y que, además, los sacaría de allí sanos y salvos.
179, 3 Jasón aceptó la proposición y entonces Tritón, por su parte, les mostró la ruta
para salir de los bajíos; y, acto seguido, colocó el trípode en su propio santuario, tras
haber pronunciado, de pie sobre el trípode, un vaticinio cuyo exacto significado dio a
conocer a los compañeros de Jasón : el destino tenía previsto que cien ciudades griegas
se establecieran a orillas del lago Tritónide el día en que un descendiente de los
Argonautas se llevara el trípode. Cuando este oráculo llegó a oídos de los libios de la
región, los lugareños escondieron el trípode.
341
lleva hasta el mar, allí donde más se oscurece el inmóvil abismo. De un lado y de otro se
erizan brillantes las blancas rompientes, y el estrecho camino que queda entre las
rompientes es el que conduce hacia afuera. Aquel mar bajo la bruma se extiende hasta la
tierra divina de Pélope, por encima de Creta. Pero a mano derecha, cuando, fuera del
lago, os hayáis adentrado en las olas del mar, mantened fijo el rumbo, ciñéndoos a la
propia tierra firme todo el tiempo, hasta que tienda hacia el norte; y en cuanto la tierra se
incline en forma de codo al otro lado, entonces abierto tenéis el camino sin riesgo en el
mar, navegando a partir de ese codo saliente” (Las Argonáuticas, IV, 1573 a 1583).
Diodoro de Sicilia resume todos los episodios que hemos contado desde que los
Argonautas fueron arrojados al mar de Libia, diciendo : Cuando (los Argonautas) fueron
arrojados por los vientos hacia las Sirtes, y fueron informados por Tritón, que entonces
reinaba en Libia, de las particularidades de aquel mar, por haber escapado del peligro,
le regalaron un trípode de bronce grabado con caracteres antiguos, conservado hasta
tiempos recientes entre los evesperitas (Biblioteca Histórica, Libro IV-56, 6).
Ellos enseguida embarcaron en la nave ardiendo en deseos de salir de aquel lago a fuerza
de remos.
En este momento, Tritón, levantando el gran trípode, se hundió con él en el lago. Entonces
aumentó la alegría de los Argonautas, porque comprendieron que uno de los
Bienaventurados había venido en su ayuda, por lo que, degollando un cordero, lo ofreció
en sacrificio, a la vez que le rogaba siguiera ayudándoles hasta el final de su viaje de
retorno (Las Argonáuticas, IV, 1586 a 1601).
Entonces Tritón, saliendo del lago, se manifestó tal cual era, permitiendo así tener una
detallada descripción del mismo :
Antes de abandonar las costas de Libia, los Argonautas hicieron un alto y levantaron unos
altares a Posidón y a Tritón.
342
II.2.07 Los Argonautas abandonan Libia y regresan a su patria, Yolco (Magnesia).
Entonces decidieron desembarcar en Creta, que es, de todas las islas, la situada más
dentro en el mar.
Sin embargo no pudieron desembarcar a causa del gigantesco y broncíneo Talos que,
arrancando unas rocas de un fuerte acantilado, impidióles atar las amarras en tierra
cuando estaban descendiendo al abrigo de atraque del Dicte (IV, 1637 a 1640).
Apolonio hace una pequeña digresión para explicar quién era ese Talos que impedía a los
Argonautas desembarcar en la isla de Creta, dando las siguientes informaciones :
- Era el último representante de la tercera estirpe de hombres de voz articulada
creada por Zeus padre, de bronce, en nada semejante a la de plata, nacida de los
fresnos, terrible y vigorosa (Trabajos y Días. Hesíodo. 143 a 145).
- Fue un regalo que Zeus hizo a Europa, a la que raptó adoptando la forma de un
toro, y que llevó sobre sus lomos hasta la isla de Creta.
- Su misión consistía en ser el guardián de la isla.
- Estaba hecho enteramente de bronce, pero tenía un punto débil : una vena henchida
de sangre en el tobillo, protegida solamente por una fina membrana.
[OBSERVACIONES : Creta es famosa, entre otras cosas, por ser el lugar a donde fue
transportada Europa, secuestrada por Zeus a lomos de un toro, que algunos autores
identifican con el propio dios :
Diodoro de Sicilia dice que, siendo Téctamo rey de Creta, Zeus, según cuentan, raptó a
Europa en Fenicia y se la llevó a Creta montada en un toro, se unió a ella y engendró tres
hijos, Minos, Radamantis y Sarpedón (Biblioteca Histórica, Libro IV-60, 2 y V-78, 1).
343
El Pseudo-Apolodoro en su Biblioteca Mitológica dice, a propósito del toro de Creta que
tenía que coger Heracles en cumplimiento de su séptimo trabajo, que era el toro al que
Zeus encargó transportar a Europa hasta Creta (II-5, 7); sin embargo, en otro lugar, dice
que fue el propio Zeus quien convirtiéndose en un toro manso, la condujo cargándola
sobre su lomo, a través del mar, hasta Crea (III-1, 1).
Higino en sus Fábulas, dice que Júpiter convertido en toro, la llevó desde Sidón a Creta
(CLXXVIII. Europa, 1).
Ovidio en sus Metamorfosis, también dice que Júpiter para raptar a Europa, toma la
apariencia de un toro (Libro II, 851)].
A los Argonautas no les quedó otro remedio que, con los remos, separar el navío de la
tierra, y, de Creta se habrían alejado, padeciendo como estaban ambas cosas, de sed y de
dolores, si la intervención de Medea no se lo hubiera impedido, al asegurarles que si el
gigante no era inmortal, aunque fuera todo de bronce, ella podría doblegarlo.
Siguiendo sus instrucciones, los Argonautas mantuvieron el navío fuera del alcance de las
piedras. Mientras tanto, Medea dirigiéndose a las Ceres que devoran la vida, perras
veloces de Hades, haciéndoles a ellas sus ruegos, las invocó con sus cantos tres veces, y
otras tres con sus súplicas; y adoptando una mente maligna, fascinó con miradas hostiles
los ojos de bronce de Talos; rechinaba sus dientes de cólera terrible contra él, y le
lanzaba invisibles fantasmas, mostrándole su odio de forma violenta …
Y Talos, aún siendo de bronce, cedió y fue vencido por la fuerza de Medea, la de los
muchos hechizos. Cuando él levantaba con esfuerzo piedras pesadas con el fin de
impedirles llegar a la ensenada, tropezó su tobillo con un filo rocoso, y salía fluyendo el
icor semejante a plomo fundido. Y no se mantuvo ya mucho tiempo en pie, subido en la
cumbre de un risco adentrado en el mar; antes bien … sobre sus pies infatigables,
vacilaba mientras tanto durante unos instantes, mas después, ya sin fuerzas, derrumbóse
con estrépito inmenso (Las Argonáuticas, IV, 1649 a 1688).
A causa de esta omisión, los Argonautas, dejando a los Feacios y debido a una violenta
tormenta, fueron arrojados al mar Egeo, pasando seguramente entre el Peloponeso y la
isla de Creta, llegando así a la isla de Ánafe (la actual Anafi, formando parte de las
Cícladas). Desde allí, se dirigieron a la isla de Creta donde se encontraron con la
oposición del gigantesco y metálico Talos/Talo, regalo de Hefesto a Minos (en lugar de un
regalo de Zeus a Europa, como dice Apolonio de Rodas, IV, 1643).
344
dicen que era un hombre perteneciente a la raza de bronce y otros que había sido
regalado a Minos por Hefesto; era un hombre de Hefesto, pero algunos dicen que era un
toro. Tenía una sola vena que iba desde el cuello a los tobillos, y en el extremo de la vena
se ajustaba un clavo de bronce.
Ese Talo vigilaba la isla contorneándola a la carrera tres veces cada día; por ello,
cuando en aquella ocasión vio que la Argo navegaba hacia allí, lanzó repetidamente
piedras contra ella. Pero murió víctima de las tretas de Medea, según unos, por haberle
provocado ella la locura con sus pócimas, pero, según otros, Medea le había prometido
hacerlo inmortal y al retirar ella el clavo y derramarse por consiguiente el icor, pereció.
Pero algunos afirman que murió por haberle acertado Peante con una flecha en el
tobillo.
Aquella noche la pasaron al raso ya en Creta los héroes; y tras ella, nada más que
brillaron las luces del alba, erigieron un sitio sagrado de Atenea Minoida, hicieron
provisiones de agua y embarcaron con el fin de pasar lo más pronto posible remando más
allá del cabo Salmonión (Las Argonáuticas, IV, 1689 a 1693).
Estando en el mar de Creta, se vieron envueltos por una oscuridad que se elevaba
emergiendo del abismo más profundo, hasta el punto de no ver ni saber hacia donde se
dirigían, por lo que Jasón se dirigió a Febo/Apolo pidiendo y consiguiendo su ayuda, ya
que el dios con su arco lanzó su destello brillante por todo el contorno.
Con esta luz divina, mostróse a su vista una isla minúscula de las Espóradas (del sur o las
Cícladas) que se hallaba cercana al islote de Hipúride; los Argonautas allí echaron las
piedras del ancla e hicieron un alto, y, al amanecer, invocaron a Febo con el nombre de
Egletes (el brillante), y Anafe llamaron a la isla escarpada (isla consagrada a Apolo : IV,
1730), donde, con lo que tenían a mano, intentaron hacer un sacrificio en su costa desierta.
Las doce Feacias esclavas que Arete había regalado a Medea, no pudieron contener la risa
en sus pechos, habituadas como estaban a ver continuos sacrificios de bueyes en la casa
de Alcínoo … (Las Argonáuticas, IV, 1694 a 1724).
[OBSERVACIONES : Plinio el Viejo, en el Libro IV. Cap. XII que titula : Islas que están entre
aquellas tierras, entre las cuales son Creta, Euboea/Eubea, las Ciclades, las Sporades,
islas de Helesponto, de Ponto, Meotide, Dacia, Sarmacia, y Scitia (HISTORIA NATURAL
DE CAYO PLINIO SEGUNDO, TRADUCIDA POR EL LICENCIADO GERONIMO DE
HUERTA. Año 1624), después de haber nombrado a muchas de las islas pertenecientes
al archipiélago de las Espóradas meridionales, nombra a otras más, que por su
posición cabría incluir entre las Cícladas; entre éstas últimas se encuentran el islote
Hipúride y la isla escarpada Anafe : “Síguense Lea, Ascania, Anafe, Hipuris (o
Hipúride), Hipurisiusa, Astipalea, de ciudad libre, con circuito de ochenta y ocho
millas : está apartada del Cadisco de Creta ciento y veinticinco millas …” .
Por su parte, Ovidio cuenta cómo Minos, acusando a Egeo rey de Atenas, de la muerte
de su hijo Andrógeo, busca fuerzas aliadas, y con este fin recorre los mares. Sus
primeras visitas lo dirigieron hacia las islas más próximas de Creta, es decir, hacia
algunas de las que forman parte del archipiélago de las Cícladas, y, como resultado,
une a su causa Ánafe y los reinos de Astipalea –Ánafe con promesas, los reinos de
345
Astipalea por la fuerza-; y también Míconos, Cimolos, Citnos, Serifos, Paros y Sifnos …
(Metamorfosis. Libro VII, 459 a 466)].
Soltaron de allí las amarras bajo un cielo sereno, y entonces, Eufemo se acordó de un
sueño tenido en la noche, según el cual, creyó ver, en efecto, que el divino terrón
entregado por Tritón (IV, 1552), en el hueco de su mano, sobre el pecho, se bañaba en
blancas gotas de leche, y que una mujer se formaba a partir del terrón … semejante a
una joven muchacha; y él se había fundido con ella en abrazo de amor.
Ante los remordimientos expresados por Eufemo, la joven muchacha le dijo : “Raza soy de
Tritón, criadora, oh amigo, de tus hijos, no tu hija; son mis padres Tritón y Libia, en
efecto. Mas confíame a las hijas de Nereo (las nereidas, ninfas del mar), con el fin de que
habite en el mar, cerca de Ánafe, y más tarde vendré de regreso a los rayos del sol,
preparada a servir a tus descendientes”.
Eufemo, tras haber contado su sueño a Jasón, y de acuerdo con él, arrojó el terrón a los
hondos abismos, y de él una isla surgió, Caliste, criadora sagrada de los hijos de Eufemo
(Las Argonáuticas, IV, 1731 a 1758).
Desde allí, tras cruzar en un rápido vuelo y dejar tras de sí innúmeras olas, hicieron un
alto en las costas de Egina, isla situada en el golfo Sarónico, en la que hicieron acopio de
agua. A partir de allí, costeando la tierra Cecropia (Ática) y a lo largo de Áulide, en
Beocia, por dentro de la isla de Eubea y las ciudades Opuntias de los Locros, con gran
gozo pusieron los pies en las costas de Págasas (Tesalia), puerto donde los Argonautas
iniciaron su expedición (Las Argonáuticas, IV, 1765 a 1781).
El Pseudo-Apolodoro resume en pocas líneas el viaje hecho por los Argonautas desde su
salida de Creta hasta su llegada a Yolco, en Tesalia :
346
II.2.08 Muerte de Pelias
Entretanto, Pelias, que desconfiaba del regreso de los Argonautas, decidió matar a su
hermano Esón, pero éste pidió darse muerte a sí mismo y murió mientras ofrecía un
sacrificio sorbiendo sin temor la sangre del toro.
En cuanto a la madre de Jasón, tras maldecir a Esón, se ahorcó dejando un hijo de corta
edad, Prómaco; pero Pelias también mató al hijo que había dejado tras sí. (Pseudo-
Apolodoro/Biblioteca Mitológica, I-9, 27).
Todos los compañeros de Jasón estaban de acuerdo en atacar, pero discutían sobre la
forma de hacerlo. Medea intervino diciendo que ella misma mataría a Pelias :
005 Mientras se encontraban en esta incertidumbre, se cuenta que Medea prometió que
ella misma mataría a Pelias mediante una astucia y que entregaría el reino a los héroes
sin correr ningún peligro.
Para satisfacer la curiosidad de los Argonautas, Medea les explicó que se había traído
consigo muchos venenos de extraordinarios poderes descubiertos por su madre Hécate
y su hermana Circe (o tía, si se la considera hermana de Eetes), venenos que nunca había
utilizado para destruir seres humanos, salvo esta vez para vengarse de aquellos que
merecían castigo.
347
[OBSERVACIONES : El nombre de la madre de Jasón, varía según los autores :
- Apolonio de Rodas la llama Alcímeda (Las Argonáuticas, I, 47 y 233).
- Diodoro de Sicilia habla de : su madre Anfínome (Bibl. Histórica, IV-50, 2).
- Higino dice : Jasón, hijo de Esón y de Alcímede (Fábulas. XIII y XIV, 1).
- Pseudo-Apolodoro la llama Polimede (Bibl. Mitológica, I-9, 16)].
Jasón, en cuanto llegó a Yolco, entregó a Pelias el vellocino de oro, y tras ofrendar la nave
a Posidón, pidió a Medea que buscase la forma de castigar a Pelias.
Así, ella se presentó en el palacio de Pelias y persuade a sus hijas de que troceen y
cuezan a su padre, prometiéndoles rejuvenecerlo por medio de sus pócimas; y para que
confiaran en ella, convirtió en cordero a un carnero que previamente había troceado y
cocido.
Acasto, hijo de Pelias, enterró a su padre con la ayuda de los habitantes de Yolco y
expulsó de allí a Jasón y Medea (Pseudo-Apolodoro/Biblioteca Mitológica, I-9, 27).
La forma en que Medea preparó la destrucción de Pelias, varía según los autores :
- Según Diodoro de Sicilia, Medea disfrazada de vieja sacerdotisa de Ártemis,
entró en el palacio real de Pelias diciéndole que la diosa Ártemis había elegido su
tierra para establecer en ella su culto, a la vez que le había ordenado devolver al
rey un cuerpo completamente joven.
Para terminar de convencerlo, Medea se encerró en una pequeña habitación, se
lavó a fondo todo el cuerpo y apareció ante el rey que vio cómo su vejez se había
transformado en juventud virginal y admirable belleza.
Pelias, convencido de que Medea decía la verdad, ordenó a sus hijas, por
indicación de la hechicera, que hicieran todo lo que Medea les mandara en
relación al cuerpo de su padre.
Cuando llegó la noche y Pelias se quedó dormido, Medea dijo que era necesario
cocer el cuerpo de Pelias en una caldera.
Como las hijas se resistían, Medea preparó, para convencerlas, un nuevo prodigio :
cortó miembro por miembro el cuerpo del carnero, lo coció y, provocando el
engaño por medio de unas drogas, hizo salir de la caldera la imagen de un
cordero.
Totalmente convencidas, las hijas, salvo Alcestis, hirieron de muerte a su padre.
Medea, para evitar que el rey fuera despedazado, envió a las hijas con antorchas a
la parte más alta del palacio real, para dirigir plegarias a la luna, aunque lo que la
maga pretendía era enviar una señal a los Argonautas indicando que Pelias había
muerto y que, por consiguiente, podían empezar el ataque al palacio.
Cuando las hijas se dieron cuenta del engaño de que habían sido objeto,
intentaron poner fin a su vida, pero Jasón se apiadó de sus sufrimientos y las
retuvo, y las exhortó a animarse.
Jasón prometió en general a todos sus parientes que se comportaría con clemencia
y magnanimidad … Luego confió a Acasto, el hijo de Pelias, el reino de sus
antepasados, y consideró que era justo que él mismo tomara bajo su cuidado a las
hijas del rey.
Luego, Jasón, en compañía de los héroes, puso rumbo hacia el Istmo del
Peloponeso, donde ofreció un sacrificio a Posidón y dedicó la nave Argo a este
dios.
(Diodoro de Sicilia/Biblioteca Histórica, Libro IV-52, 1 a 5 y IV-53, 1 a 3).
348
- Según Higino, Medea, tras ordenar colocar la nave en un lugar oculto, se presentó
ante las hijas de Pelias, haciéndose pasar por una sacerdotisa de Diana (Ártemis),
y les prometió transformar a su viejo padre Pelias en un hombre joven.
Seguidamente operó numerosos prodigios, como el de colocar en un caldero un
carnero viejo y hacer que saliera un hermoso cordero.
En cuanto a las hijas, a instancias de Medea, hicieron cocer a su padre en un
caldero, después de haberlo matado. Cuando se dieron cuenta de que habían sido
engañadas, huyeron de su patria.
En cuanto a Jasón, una vez recibida la señal de Medea, se apoderó del palacio y
entregó a Acasto, hijo de Pelias y hermano de las Peliades, el trono de su padre,
porque había ido con él a la Cólquide. Él se marchó con Medea a Corinto.
(FÁBULAS. XXIV. JASÓN. LAS PELIADES, 2 a 5).
- A Ovidio parece no importarle demasiado la expedición de los Argonautas, ya que
sólo relata aquellos episodios que su fecunda imaginación puede contar utilizando
todos los recursos que la poesía pone a su disposición.
Fundamentalmente, son tres las escenas que Ovidio se recrea en describir con todo
detalle :
o las dificultades que Jasón tuvo que vencer con la ayuda de Medea, para
conseguir el vellocino de oro (Libro VII, 1 a 158),
o los ritos utilizados por Medea para rejuvenecer a Esón (Libro VII, 159 a
296), y
o las artimañas utilizadas por Medea para conseguir la muerte de Pelias, y su
posterior huida de Grecia (Libro VII, 297 a 351 y 351 a 393).
(METAMORFOSIS. Libro VII, 1 a 393).
001 Cuentan que (Jasón) habitó en Corinto y vivió con Medea durante diez años, y que
engendró hijos con ella, los dos mayores, que eran gemelos, Tésalo y Alcímenes, y el
tercero, Tisandro, mucho más joven que sus hermanos.
002 Durante este período, pues, Medea, dicen las narraciones, tuvo la estima de su
marido, no sólo porque se distinguía por su belleza, sino también porque la adornaban la
prudencia y otras virtudes.
Pero después el tiempo le fue despojando más y más de su belleza física y se cuenta que
Jasón se enamoró de Glauce, la hija de Creonte, y pidió a la joven en matrimonio.
003 Una vez que el padre hubo dado su consentimiento y se hubo fijado el día de la boda,
Jasón trató primero, dicen, de convencer a Medea para que renunciara de buen grado a
su vida en común; le dijo que deseaba casarse con la joven no porque rechazara su
relación con ella, sino porque aspiraba a emparentar a sus hijos con la casa del rey.
004 Pero, al enfurecerse la mujer y poner por testigos a los dioses que habían presidido
sus juramentos, dicen que Jasón despreció los juramentos y se casó con la hija del rey.
005 Medea fue expulsada de la ciudad, y Creonte le concedió un día para preparar su
exilio; pero ella entró de noche en el palacio real, después de haber cambiado su
apariencia por medio de unas drogas, e incendió el edificio aplicando una pequeña raíz
349
que había descubierto su hermana (o tía) Circe y que tenía la propiedad de que, una vez
encendida, era difícil de apagar.
De súbito el palacio quedó envuelto en llamas, y Jasón rápidamente saltó al exterior,
pero Glauce y Creonte perecieron rodeados por el fuego.
006 Algunos historiadores, sin embargo, dicen que los hijos de Medea llevaron a la
desposada regalos untados con venenos, y que, cuando los cogió y los puso sobre su
cuerpo, le sobrevino la desgracia, y que de igual modo murió su padre cuando acudió en
su ayuda y tocó su cuerpo.
007 A pesar del éxito obtenido en sus primeras acciones, Medea no renunció a vengarse
de Jasón. Había llegado a tal grado de cólera y a la vez de celos, y también de crueldad,
que, dado que él se había librado del peligro que debía correr junto a su esposa, decidió
precipitarle en la más terrible de las desgracias degollando a los hijos que habían tenido
juntos. Salvo a uno (Tésalo), que consiguió huir, a los otros los degolló, y a
continuación, con sus sirvientas más fieles, en medio de la noche todavía, huyó de
Corinto y se refugió en Tebas junto a Heracles, puesto que, cuando éste había hecho de
mediador en los compromisos contraídos en la Cólquide, había prometido que acudiría en
su auxilio si se veía traicionada en la fe jurada.
(Diodoro de Sicilia/Biblioteca Histórica, Libro IV-54, 1 a 7).
350
FÁBULAS (Higino) : XXVI. MEDEA DESTERRADA, 1 :
Medea, desterrada de Corinto, vino a alojarse a Atenas, en casa de Egeo, hijo de
Pandión, y se casó con él. De esa relación nació Medo.
Más adelante, Higino confirma simplemente la muerte de los hijos de Jasón y Medea por
causa de Medea :
Después de invocar a los dioses ante los que Jasón había prestado juramento, y de
reprocharle repetidamente su ingratitud, envió a la desposada un peplo impregnado en
veneno, por el que, en cuanto se lo puso, fue abrasada con violento fuego junto con su
padre que trataba de auxiliarla (Pseudo-Apolodoro/Biblioteca Mitológica, I-9, 28).
Seguidamente, Medea mató a los dos hijos tenidos con Jasón, Mérmero y Feres (en lugar
de los tres que le atribuye Diodoro de Sicilia : Tésalo, Alcímenes y Tisandro); después,
huyó a Atenas :
Medea mató a los hijos que había tenido con Jasón, Mérmero y Feres, y, recibiendo de
Helios (su abuelo) un carro tirado por dragones alados, huyó en él y se dirigió a Atenas.
Sin embargo, se cuenta también, que al huir abandonó a sus hijos que aún eran
pequeños, depositándolos como suplicantes sobre el altar de Hera Acrea; pero los
corintios, apartándolos de allí, les dieron muerte (Biblioteca Mitológica, I-9, 28).
Recuerda Ovidio el que fue el duodécimo trabajo de Hércules : traer del Hades al perro
Cerbero. En la descripción que hace de este episodio, dice que cuando el héroe
arrastraba al perro atado con cadenas, éste salpicó de blancuzca espuma los verdes
campos; esta espuma cobró propiedades maléficas, dando lugar a una hierba que los
campesinos llaman acónito : este es el veneno con el que Medea intentará matar a Teseo.
Teseo se encontraba en casa de su padre, aunque éste no lo había reconocido, y es
entonces cuando empiezan las intrigas de Medea :
351
404 Y ya estaba allí (en casa de Egeo) Teseo, vástago desconocido para su padre,
405 que con su valor había pacificado el Istmo (de Corinto) entre dos mares.
406 Para su perdición mezcla Medea el acónito que un día
407 trajera consigo desde las riberas de la Escitia …
Tras matar a Glauce y Creonte, así como a sus propios hijos, Diodoro de Sicilia dice que
Medea, huyendo de Corinto, se refugió en Tebas junto a Heracles, un Heracles poseído
por un mal que le arrebataba la razón, hasta el punto que había matado a sus hijos.
Medea lo curó valiéndose de sus drogas.
Sabemos que Hera volvió loco a Heracles y que a causa de esa locura mató a los hijos que
había tenido con Megara. Pero eso ocurrió antes de que el héroe empezara los famosos
doce trabajos que le impuso Euristeo, y, por consiguiente, mucho antes de que se
incorporara a la expedición de los Argonautas.
Es anacrónico pensar que después del largo tiempo transcurrido (Heracles había terminado
ya los doce trabajos y los Argonautas habían regresado ya de la Cólquide con el vellocino
de oro), Heracles estuviera en Tebas, todavía poseído por la locura, castigo de Hera.
El episodio parece ser mas bien un artificio utilizado por Diodoro de Sicilia para explicar
porqué Medea, tras huir de Corinto, se refugió primeramente en Tebas, ciudad que también
tuvo que abandonar al no poder contar con Heracles para realizar sus planes; debido a ello,
dejando Tebas, se refugió en la cercana Atenas, junto a Egeo, el hijo de Pandión. Algunos
dicen que allí se casó con Egeo y dio a luz a Medo, el que después fue rey de Media.
A continuación, cuando Teseo regresó de Trecén a Atenas, fue acusada de
envenenamiento y expulsada de la ciudad (Biblioteca Histórica, Libro IV-55, 4 a 6).
Egeo, que había tenido por esposas a Meta y Calcíope, con las que no tuvo ningún hijo,
tuvo con Etra a Teseo de la forma siguiente : al pasar por Trezén, recibió hospedaje de
Piteo, hijo de Pélope … y tras haberlo emborrachado, le acostó con su hija Etra. Pero
durante esa misma noche también Posidón tuvo relaciones con ella. Egeo le encomendó
a Etra que, si había engendrado un varón, lo criase sin decirle de quién era hijo. Dejó bajo
una roca una espada y unas sandalias y dijo que, cuando el niño fuera capaz de mover la
352
roca, las cogiera y que junto con estos objetos se lo enviara (Biblioteca Mitológica,
III-15, 7).
Teseo, el hijo habido por Egeo de Etra, cuando se hizo un hombre, apartó la roca, recogió
la espada y las sandalias y, a toda prisa, marchó a pie hacia Atenas. Dejó sin peligros el
camino que se hallaba en poder de los maleantes (Biblioteca Mitológica, III-16, 1).
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : 1, 5 a 7 :
005 Teseo llegó a Atenas después de limpiar el camino. Medea, que era por entonces la
compañera de Egeo, maquinó contra él y persuadió a Egeo a tomar precauciones
frente al presunto conspirador. Egeo, que desconocía a su hijo, en su temor lo envió
contra el toro de Maratón.
006 Cuando (Teseo) le hubo dado muerte, (Egeo) le ofreció un veneno proporcionado
por Medea ese mismo día, pero él (Teseo), en el momento de serle brindada la bebida, le
entregó al padre su espada y Egeo, al reconocerla, le arrebató la copa de las manos.
007 Teseo pues, identificado por su padre e informado de la insidia, expulsó a Medea.
Tras ser expulsada de Atenas, Medea, que había tenido con Egeo un hijo, Medo, volvió de
incógnito a la Cólquide … (Biblioteca Mitológica, I-9, 28).
En cuanto a Jasón, todos pensaron que Jasón había sufrido un justo castigo con la pérdida
de sus hijos y de su mujer Glauce, todos víctimas de las intrigas de Medea; por esto, no
pudiendo soportar el peso de su desventura, puso fin a su vida (Biblioteca
Histórica/Diodoro de Sicilia, Libro IV-55, 1).
353
CAPÍTULO III
Hay un texto en la Ilíada que, reproduciendo unas palabras que Eneas (troyano, hijo de
Anquises y Afrodita) dirige a Aquiles (hijo de Peleo y de la nereida Thetis), informa sobre
la genealogía de los principales personajes que tienen que ver con la fundación de Troya :
Tras la muerte de Patroclo, Aquiles se reincorpora a la batalla, y en ella, dos varones, los
más bravos de todos, confluyeron en medio de ambos ejércitos, ávidos de lucha, el
Anquisíada Eneas (hijo de Anquises) y Aquiles, de la casta de Zeus (XX, 158 a 160).
Ambos, desafiantes, intercambian sus discursos, momento que aprovecha Eneas para
exponer ante Aquiles, el glorioso linaje del que desciende.
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[OBSERVACIONES : Homero, al nombrar a los aliados de troyanos, dice sobre los
dárdanos : De los dardanios era jefe Eneas, el noble hijo de Anquises, a quien por obra de
Anquises alumbró Afrodita, de casta de Zeus, la diosa que había yacido con un mortal en
las lomas del Ida (Ilíada, II, 819 a 821)].
Tros tuvo tres hijos : Ilo (padre de Laomedonte, padre de Príamo y padre también de
Hesíone salvada por Heracles del monstruo marino que quería devorarla), Asáraco
(padre de Capis, a su vez padre de Anquises, a su vez padre de Eneas) y Ganímedes
(amante y escanciador de Zeus) :
Diodoro de Sicilia repite la misma genealogía, y a la vez explica el nombre que se dio a
los Troyanos (teucros, dárdanos) y a su ciudad Ilio o Ilión (o Troya), a partir de los
personajes que los fundaron, según el texto que reproducimos a continuación :
[OBSERVACIONES : Sobre las numerosas ciudades que componían la Tróade, da idea las
palabras que Aquiles dirige a Ulises : Doce ciudades -situadas en la costa- de gentes he
arrasado con las naves, y once -situadas en el interior- a pie, lo aseguro, en la Tróade, de
buenas glebas -buenas tierras de cultivo- (Ilíada, IX, 328 y 329)].
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Teucro tuvo una hija, Batía; Dárdano, hijo de Zeus (y de la pléyade Electra, hija del titán
Atlas y de la oceánide Pléyone), se casó con ella, heredó el trono, y dio a los habitantes
el nombre de dárdanos derivándolos del suyo, y, al fundar una ciudad en la costa,
también le dio el nombre de Dárdano.
002 Hijo suyo fue Erictonio, que se distinguió especialmente por su prosperidad y por
sus riquezas; de él el poeta Homero dice (Ilíada, XX, 220, 221) :
“fue el más opulento de los hombres mortales;
suyas eran tres mil yeguas que pastaban en húmedas praderas”
003 Hijo de Erictonio fue Tros, que dio a su pueblo el nombre de troyanos, derivado del
suyo. De él nacieron tres hijos, Ilo, Asáraco y Ganimedes.
Ilo fundó en la llanura una ciudad, que fue la más famosa de las ciudades de la Tróade,
y le puso el nombre de Ilión (Troya), derivándolo del suyo.
004 De Ilo nació un hijo, Laomedonte, que engendró a Titono y a Príamo …
Príamo, tras casarse con Hécuba, engendró, entre otros muchos hijos, a Héctor, que fue
el héroe más renombrado de la guerra de Troya.
005 Asáraco, que fue el rey de los dárdanos, engendró a Capis, de quien fue hijo
Anquises, que con Afrodita engendró a Eneas, el más ilustre de los troyanos.
Ganimedes, que se distinguía entre todos los hombres por su hermosura, fue raptado por
los dioses para ser el copero de Zeus.
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Allí reinaba Teucro, hijo del río Escamandro y de la ninfa Idea (ninfa del monte Ida),
por quien recibieron el nombre de teucros los habitantes del país.
Acogido por el rey y habiendo obtenido una parte del territorio y a su hija Batía, fundó la
ciudad de Dárdano y, a la muerte de Teucro, llamó a todo el país Dardania. Tuvo dos
hijos, Ilo y Erictonio.
002 Ilo murió sin hijos, mientras que Erictonio heredó el reino y, casado con Astíoque,
hija del Símois, engendró a Tros. Cuando éste ocupó el trono, llamó Troya al país a
partir de su propio nombre y, casado con Calírroe, hija del Escamandro, engendró una
hija, Cleopatra, e hijos, Ilo, Asáraco y Ganimedes. A éste último lo raptó por su belleza
Zeus por medio de un águila y lo nombró copero de los dioses.
De Asáraco e Hieromneme, hija del Símois, fue hijo Capis, y de éste y Temiste, hija de
Ilo, nació Anquises, con el que presa de deseo amoroso hizo el amor Afrodita y
engendró a Eneas y Liro, que murió sin hijos.
003 Ilo se dirigió a Frigia y, encontrándose allí con un certamen organizado por el rey,
obtuvo la victoria en la lucha; como premio recibió cincuenta muchachos e igual número
de muchachas, y el rey, de acuerdo con un oráculo, le dio además una vaca moteada y,
como le dijera que fundara una ciudad en el lugar en que se tumbase la vaca, se
dispuso a seguirla. Llegada la vaca a la colina llamada Ate en Frigia, se tumbó. Allí
fundó Ilo una ciudad a la que llamó Ilión …
La lectura y análisis de los textos citados, nos permiten llegar a las conclusiones siguientes:
- Teucro reinaba sobre los teucros que habitaban la región de la Tróade : tanto el
país como sus habitantes, debían el nombre a su rey.
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- Desde la isla de Samotracia, Dárdano llegó a la Tróade donde se casó con Batía,
hija de Teucro. Dárdano fundó la ciudad de Dárdano, y, cuando murió Teucro, el
país pasó a llamarse Dardania.
- Erictonio, hijo de Dárdano, fue padre de Tros quien, cuando ocupó el trono, llamó
Troya al país, y troyanos a sus habitantes.
- Ilo, hijo de Tros, fundó una ciudad que llamó Ilión, la más famosa de las ciudades
de la Tróade, y que corresponde a la ciudad de Troya, cuya conquista por parte de
los griegos, originó la famosa guerra que estamos estudiando.
Ilo a su vez, fue padre de Laomedonte, a su vez, padre de Príamo, a su vez, padre
de Héctor.
- Asáraco, otro hijo de Tros, fue padre de Capis, que también lo fue de Anquises,
que también lo fue de Eneas.
- Ganímedes, otro hijo de Tros, fue copero (escanciador) de los dioses, y,
particularmente, de Zeus.
Para defender a los griegos, Hera, con el permiso de Zeus, abandona el Olimpo y se
dirige hacia Troya en su carro tirado por caballos alados que se detienen cerca de los
ríos Simoente (Símois) y Escamandro :
Terminada la guerra de Troya, Posidón y Apolo deciden destruir el muro que los griegos
habían levantado para proteger sus naves de los ataques de los troyanos, dirigiendo
hacia él todos los ríos que desde las montañas del Ida fluyen al mar ; entre los ríos
nombrados, algunos de los cuales es imposible de identificar, se encuentran los ya
conocidos Simoente y Escamandro :
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021 el Granico y el Esepo, el Escamandro, de la casta de Zeus,
022 y el Simoente, donde muchos escudos, despojos de bueyes, y yelmos
023 habían caído en el polvo a la vez que la raza de los semidioses.
Ya sabemos que al principio existía el Caos, y que del Caos surgió, entre otros dioses,
Gaia o Gea, es decir, la Tierra.
Gaia, sin necesidad de principio masculino que la fecundara, fue madre, y a la vez esposa,
de Ponto (el Mar).
Gaia y Ponto tuvieron varios hijos, uno de los cuales fue Nereo, venerable “viejo del
mar”, que, con la oceánide Doris, fue padre de las Nereidas, entre las que se encontraba la
que ahora interesa, Thetis, destinada por Zeus a unirse con un mortal (Peleo).
CIPRIAS, 2 :
El autor de las “Ciprias” (dice que Tetis), por complacer a Hera, rehuyó la unión con él
(con Zeus) y que Zeus, encolerizado, juró que ella compartiría su lecho con un mortal …
(Volumina Herculanensia, col. alt., VIII, 105).
Zeus y Posidón rivalizaban por conseguir la mano de Thetis, hasta que supieron,
informados por Temis (personificación de la Ley y la Justicia), que el hijo que de ella
naciera sería más fuerte que su padre : entonces desistieron.
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Píndaro proporciona una primera información sobre los deseos amorosos
que Zeus y Posidón sentían hacia Thetis, y cómo Temis, la segunda
esposa de Zeus, los desanimó al decirles que el hijo que naciera de la
Nereida, sería más poderoso que su propio padre, y ambos desistieron.
Thetis, compartiendo los mortales lechos con Peleo, será madre de
Aquiles, al que contemplará muriendo en una guerra, la guerra de Troya :
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795 dormir con las diosas o bien con mujeres mortales-,
796 mas tú, por respeto hacia mí, y porque tienen temor en tu alma,
797 lo esquivaste. Y él entonces juró un juramento monstruoso :
798 que a ti nunca jamás te llamasen la esposa de un dios inmortal.
799 Sin embargo, aunque tú no querías, no dejó de espiarte,
800 hasta el día en que Temis augusta acabó revelándole todo en detalle :
801 que ya tenía fijado el destino alumbrar a un hijo más excelente
802 que su padre. Por ello, aunque estaba deseoso de ti, te dejó,
803 por temor de que otro cualquiera de su misma valía reinase
804 entre los dioses, y él así conservase su poder para siempre.
Hera sigue contando cómo ella misma le entregó, para que fuera su esposo, al mejor de
los hombres que pisan la tierra, y cómo, además, se ocupó en organizar la boda,
invitando al festín a los dioses :
805 Pero yo te entregué, para que fuera tu esposo, al mejor de los hombres
806 que pisan la tierra, y obtuvieses una boda que fuera de tu agrado
807 y engendrases tus hijos. Invité al festín a los dioses,
808 a todos por igual, y elevé con mis manos yo misma la antorcha
809 nupcial, por causa de aquel dulce honor que me hiciste”.
361
Sin embargo algunos afirman que cuando Zeus se disponía a hacerle el amor, le dijo
Prometeo que el hijo que de ella le naciera reinaría sobre el cielo (acercándose a sí al
relato de Higino).
Algunos dicen que Tetis no deseaba unirse a Zeus, ya que Hera la había criado, y que
Zeus, encolerizado, dispuso que cohabitara con un mortal (siguiendo a Apolonio de
Rodas).
Finalmente, Peleo se casó con la nereida Thetis en el Pelión y allí los dioses participaron
en la ceremonia con banquetes y cánticos (Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, III-
13, 5).
Hemos visto que, según Apolonio de Rodas, Hera invitó al festín a los dioses, a todos por
igual. Sin embargo, Higino dice que fue Júpiter/Zeus quien invitó a todos los dioses al
banquete excepto a Eris, la Discordia. Reproducimos el texto, porque en él se encuentra
una de las causas importantes que, pasado el tiempo, originó la guerra de Troya : la
pretensión de Juno, Venus y Minerva, de ser cada una de ellas la más hermosa, el veredicto
de Paris/Alejandro favorable a Venus y que todas tuvieron que aceptar, y la contrapartida
que recibió Paris/Alejandro por dictar el veredicto favorable a Venus :
El Pseudo-Apolodoro hace recaer todo el protagonismo sobre Zeus, ya que éste utiliza la
manzana lanzada por Eris como el pretexto para desencadenar una guerra que le permitirá
realizar sus planes consistentes en glorificar la figura de Helena, por un lado, por cuya
causa se enfrentaron Europa y Asia, y por otro, enaltecer la raza de los semidioses,
proporcionándoles la ocasión de realizar gloriosas hazañas :
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BIBLIOTECA MITOLÓGICA. EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : 3, 1, 2 y 3 :
001 A su vez a Helena la rapta Alejandro (Paris), según unos por determinación de Zeus,
para que su hija (Helena es hija de Zeus) llegara a ser célebre por el enfrentamiento
militar entre Europa y Asia; o, conforme el dictamen de otros, para fuese enaltecida la
raza de los semidioses.
002 Por una u otra causa, Eris arroja una manzana trofeo de belleza entre Hera,
Atenea y Afrodita, y Zeus ordena a Hermes que las conduzca al Ida a presencia de
Alejandro (Paris), para que sean juzgadas por él. Ellas prometen dar dones a Alejandro:
Hera, en caso de ser preferida a las demás, la soberanía total; Atenea, la victoria en la
guerra, y Afrodita, la mano de Helena.
003 Él elige a Afrodita y en nave construida por Fereclo zarpa hacia Esparta (donde se
encuentra Helena cuya mano le ha ofrecido Afrodita).
En la Ilíada :
Aquiles ha matado a Héctor y todos los días lo arrastra por el suelo atado a su carro.
Todos los dioses se compadecían de él, todos menos Hera, Posidón y Atenea, que
persistían en su odio contra la sacra Ilio (Troya), por culpa de Alejandro que, en la
decisión que había tomado en el famosos juicio, había humillado a las diosas ya que
consideró la más bella, aquella que le concedió la dolorosa lascivia :
363
- regresar a Argos sin gloria (II, 115), para terminar diciendo : “huyamos con las
naves a nuestra tierra patria” (II, 140).
- Se habría producido el regreso de los argivos, si Hera no se hubiera dirigido a
Atenea, y ésta, a su vez, a Ulises, con unas palabras que señalan a Helena como
causa de la guerra entre griegos y troyanos :
No desobedeció Atenea, y bajando de las cumbres del Olimpo, encontró a Ulises al que le
repitió las mismas palabras :
364
juramentos, terminando así la guerra que los enfrentaba. Así hace Héctor, y se dirige a
todos los contendientes diciendo :
También Menelao reconoce que la guerra empezó debido al rapto de su esposa Helena,
realizado por Alejandro/Paris :
097 “Oídme ahora también a mí, que el dolor oprime sobre todo
098 mi ánimo y siento que ya vais a llegar al desenlace definitivo
099 los argivos y los troyanos, tras haber padecido muchos males
100 por culpa de la disputa mía y de Alejandro, que la inició …”.
En la Odisea :
Helena se reconoce culpable de la guerra que tuvo lugar entre los argivos y los troyanos.
La ocasión se la proporciona la llegada de Telémaco, hijo de Ulises, acompañado de su
amigo Pisístrato, hijo de Néstor, a la corte de su esposo Menelao, buscando noticias de
Ulises. Al verlos, Helena se exclama :
Tal y como informan los textos citados, Zeus, siempre dispuesto a la infidelidad con diosas
o con mortales según dice su propia esposa Hera, intentó satisfacer, esta vez, su pasión
amorosa, con la nereida Thetis.
No pudiendo conseguir su objetivo, hizo lo necesario para que la Nereida se casara con un
mortal, Peleo, a cuya boda fueron invitados todos los dioses, excepto Eris/Discordia.
Ésta, despechada, lanzó en medio de todos una manzana, trofeo de belleza, diciendo que la
cogiera la más hermosa.
Al no haber acuerdo, Zeus las envió, acompañadas por Hermes, al monte Ida a presencia
de Paris/Alejandro, hijo de Príamo, rey de Troya, que en este momento se encontraba en el
monte Ida, guardando los rebaños, y que iba a actuar de juez.
Las tres diosas, Juno/Hera, Venus/Afrodita y Minerva/Atenea, intentaron sobornar a Paris
con sus ofertas. Paris sólo escuchó a Venus que le había prometido entregarle a Helena, la
365
hija de Tindáreo, la más hermosa de todas las mujeres, y por eso dictaminó que Venus era
la más hermosa.
Hemos querido detallar todos estos antecedentes, porque cada uno de ellos es necesario
para comprender el desarrollo de las distintas secuencias :
- Paris no habría pensado en el rapto de Helena, si Venus/Afrodita no se la hubiera
ofrecido en matrimonio.
- Venus/Afrodita, no le habría ofrecido a Paris la mano de Helena, si no se hubiera
celebrado el juicio para averiguar quién, entre las tres diosas, era la más bella.
- No hubiera habido juicio, si Eris/Discordia hubiera sido invitada, junto con los demás
dioses, a la boda de Thetis y Peleo.
- No se habría suscitado el problema de Eris, si no hubiera habido boda entre Thetis y
Peleo.
- No habría habido boda entre Thetis y Peleo, si Thetis hubiera cedido a los deseos de
Zeus.
- Luego, la guerra de Troya tuvo su primera causa en la negativa de Thetis en
corresponder a los deseos de Zeus, y la posterior boda entre la Nereida y Peleo.
- Y, según el Pseudo-Apolodoro, todo lo ocurrido habría sido tramado por Zeus buscando
la celebridad de Helena y la mayor gloria de los semidioses.
CIPRIAS, 1 :
La historia aparece en Estasino, el autor de las “Ciprias”, que dice la siguiente :
001 “Hubo un tiempo en el que innumerables tribus
<de hombres,> errantes por la tierra, <agobia-
ban> la superficie de la tierra de profundo pecho.
Zeus se apiadó al verlo y en su sagaz inteligencia
decidió aligerar de hombres a la tierra de todos
005 nutricia, atizando la gran querella de la guerra
troyana, para que la despoblara el peso de la muer-
te. En Troya los héroes perecían y se cumplía la
determinación de Zeus”.
(Escolio a Vind. 61, min. A Ilíada I 5)
III.2.01 Helena :
Todos los autores consideran a Helena hija de Zeus, sin embargo, no todos le reconocen la
misma madre : para unos es Leda y para otros Némesis.
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FÁBULAS (Higino) : LXXVII. LEDA :
Júpiter, convertido en cisne, se unió a Leda, hija de Testio, junto al río Eurotas; de esta
unión nacieron Pólux y Helena; de Tindáreo (Leda) engendró a Cástor y Clitemnestra.
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Némesis y no había podido mantener relaciones con ella, se liberó de este amor gracias
al siguiente plan. Ordenó a Venus que se transformara en águila y él mismo, convertido
en cisne, como si huyera del águila, buscó refugio en Némesis y se posó en su regazo.
Némesis no lo rechazó, lo estrechó entre sus brazos y se quedó dormida. Mientras
dormía, Júpiter la poseyó …
En cuanto a Némesis, como se había unido a la especie de las aves, cuando llegó el
momento, puso un huevo. Mercurio lo cogió, se lo llevó a Esparta y lo depositó en el
regazo de Leda, que estaba sentada. De él nació Helena, que superaba en belleza a las
demás, y a la que Leda consideró hija suya.
Otros, sin embargo, han dicho que como Leda había mantenido relaciones con Júpiter, el
dios la convirtió en cisne.
CIPRIAS, 7B :
(Entre las mujeres amadas por Zeus). Una de ellas era Némesis, a propósito de la cual, el
autor de las “Ciprias” cuenta que se metamorfoseó en oca, que Zeus la persiguió y se
unió a ella, y que ella puso un huevo del que nació Helena. Paralelamente, por el amor
de Leda, Zeus se metamorfoseó en cisne.
(Fragmento 8, 1 Bethe).
Helena fue raptada una primera vez por Teseo : convertida en una mujer de
deslumbrante belleza, la raptó Teseo y la condujo a Afidnas, en Ática. (Biblioteca
Mitológica/Pseudo-Apolodoro, III-10, 7).
Teseo, hijo de Egeo, rey de Atenas, y de Etra (Fábulas/Higino, XIV, 5), o tal vez de
Posidón y Etra (Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, III-15, 7), estuvo casado con
Fedra que se quitó la vida ahorcándose.
368
FÁBULAS (Higino) : XLVII. HIPÓLITO, 1 :
Fedra, hija de Minos, esposa de Teseo, se enamoró de su hijastro Hipólito. Al no poder
conseguir sus propósitos, envió a su marido una carta diciendo que había sido violada
por Hipólito y ella misma se quitó la vida ahorcándose.
Diodoro de Sicilia cuenta que Pirítoo, amigo de Teseo, al encontrarse con que la mujer
de Teseo, Fedra, había muerto, persuadió a Teseo para raptar a Helena, hija de Leda y
de Zeus, que tenía diez años, pero superaba a todas las mujeres por su hermosura.
Llegaron a Lacedemonia con un gran número de hombres y, cuando encontraron el
momento oportuno, raptaron a Helena entre los dos y se la llevaron a Atenas.
A continuación se comprometieron mutuamente a un sorteo para saber cual de los dos se
quedaba con Helena, a la vez que el agraciado se comprometía a ayudar al otro a
encontrar otra mujer.
Como los atenienses se indignaron por lo que había sucedido, Teseo, atemorizado, llevó a
Helena a un lugar seguro, a Afidna, una de las ciudades del Ática, y puso a su lado a su
madre Etra.
Entonces Pirítoo decidió cortejar a Perséfone y pidió a Teseo que hiciera el viaje al
Hades con él.
Mientras Teseo estaba en el Hades, los hermanos de Helena, los Dioscuros (Cástor y
Pólux), efectuaron una expedición contra Afidna, tomaron la ciudad y la arrasaron, y se
llevaron a Helena, que era virgen, a Lacedemonia, y con ella a Etra, la madre de Teseo,
como esclava (Biblioteca Histórica, Libro IV-63, 1 a 5).
[OBSERVACIONES : Pausanias recoge una tradición que contradice lo dicho por Diodoro
de Sicilia sobre la virginidad de Helena, al afirmar que, tras la toma de Afidna por los
Dioscuros, Helena fue llevada a Lacedemonia y, dicen, que estaba embarazada y,
habiendo dado a luz en Argos, fundó el santuario de Ilitía, y que la niña que tuvo se la
entregó a Clitemnestra, que estaba ya casada con Agamenón, y ella después de esto se
casó con Menelao (Descripción de Grecia, II-22, 6)].
369
003 Como Hércules había llegado allí para llevarse el perro de tres cabezas (el último
de sus trabajos), éstos le pidieron su ayuda. Hércules consiguió el perdón de Plutón y los
sacó de allí incólumes.
004 Por Helena, los hermanos Cástor y Pólux (los Dioscuros) entraron en guerra
(contra Teseo), tomaron prisioneras a Etra, madre de Teseo, y a Tisadia, hermana de
Pirítoo, y las entregaron como esclavas a su hermana.
En el relato de los Epítomes, el Pseudo-Apolodoro dice que los Dioscuros tomaron Atenas
y se llevaron a Helena (coincidiendo con Diodoro de Sicilia), mientras que en la Biblioteca
Mitológica dice que la ciudad conquistada fue Afidnas (en lugar de Atenas), donde
recuperaron a Helena :
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : I, 23 :
Teseo, puesto de acuerdo con Pirítoo para desposar a hijas de Zeus, se reservó para sí a
Helena, a la que raptó en Esparta acompañado por él, cuando ella contaba doce años de
edad, y bajó al Hades en solicitud de la mano de Perséfone para Pirítoo.
Entonces los Dioscuros, al frente de lacedemonios y arcadios, tomaron Atenas y se
llevaron a Helena y, con ella, como prisionera, a Etra hija de Piteo, mientras que
Demofonte y Acamante (hijos de Teseo) escaparon.
370
Mientras Teseo estaba preso (en el Hades), los hijos de Tindáreo (los Dioscuros) hicieron
una expedición contra Afidna, se apoderaron de ella y restauraron a Menesteo en el
trono.
Una vez liberada Helena, los reyes de Grecia acudieron a Esparta para casarse con
Helena (Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, III-10, 8).
371
Polipetes, Elefénor, Eumelo, Esténelo (hijo de Capaneo), Tlepólemo, Protesilao,
Podalirio, Eurípilo, Idomeneo, Leonteo, Talpio, Políxeno, Prótoo, Menesteo, Macaón,
Toante, Ulises, Fidipo, Meríones, Meges, Filoctetes. Los autores antiguos añaden otros.
Al ver el gran número de pretendientes, Tindáreo temió que si elegía a alguno, los demás
provocasen revueltas; entonces Odiseo le prometió que si le ayudaba en lo concerniente
a su boda con Penélope (su futura esposa), le sugeriría una manera por medio de la que
no se producirían querellas.
En cuanto Tindáreo le hubo prometido su ayuda, le dijo que hiciera jurar a los
pretendientes que prestarían su auxilio si el elegido como novio recibía ultrajes de algún
otro respecto a su matrimonio.
Oído esto, Tindáreo tomó juramento a los pretendientes, y él mismo eligió como novio a
Menelao, al tiempo que pedía a Icario la mano de Penélope para Odiseo (Biblioteca
Mitológica/Pseudo-Apolodoro, III-10, 9).
De esta forma, y por decisión personal del propio Tindáreo, Menelao se casó con Helena,
hecho confirmado en los Epítomes : Menelao casa con Helena y reina en Esparta, cuyo
reino le entregó Tindáreo (Epítome/Pseudo-Apolodoro 2, 16).
La misma afirmación aparece en la Biblioteca Mitológica : Tindáreo hizo venir a Esparta
a Menelao y le confió el reino (III-11, 2).
Agamenón, hijo de Atreo y Aérope, de Micenas, con cien naves. Menelao, su hermano,
de Micenas, con sesenta naves (Fábulas. XCVII. Los que fueron a conquistar Troya y
todas sus naves, 1).
Cuando Agamenón y Menelao, hijos de Atreo, iban a la cabeza de los jefes conjurados
para tomar Troya, llegaron a la isla de Ítaca, ante Ulises, hijo de Laertes, a quien un
oráculo le había vaticinado que, si iba a Troya, regresaría a casa, después de veinte
años, indigente, solo, tras haber perdido a sus compañeros (Fábulas. XCV. Ulises, 1).
Catreo fue padre de tres hijas, Aérope, Clímene y Apemósine, y de un hijo, Altémenes.
Un oráculo anunció a Catreo que moriría a manos de uno de sus hijos. Aunque éste
intentó mantenerlo en secreto, Altémenes lo escuchó y, temeroso de convertirse en el
asesino de su padre, abandonó Creta en compañía de su hermana Apemósine,
instalándose en Rodas (Biblioteca Mitológica, III-2, 1).
En cuanto a las otras dos hijas, Aérope y Clímene, Catreo las entregó a Nauplio (un hijo
de Posidón) para que las vendiera en tierras extrañas; con Aérope se casó Plístenes,
quien engendró a Agamenón y Menelao, futuro esposo de Helena (Biblioteca
Mitológica, III-2, 2).
Las tradiciones que hablan sobre los hijos de Helena y Menelao, datan de la época de
Homero. En la Ilíada cuenta que cuando Helena llegó a Troya, era madre de una hija.
Ella misma se lo confiesa a Príamo, al que llama suegro, diciéndole : “Pudor me inspiras,
373
querido suegro, y respeto también. ¡Ojalá la cruel muerte me hubiera sido grata cuando
aquí vine en compañía de tu hijo, abandonando tálamo y hermanos, a mi niña
tiernamente amada y a la querida gente de mi edad …” (Ilíada, Canto III, 172 a 175).
Cuando hemos hablado de los trabajos de Heracles, hemos visto cómo, en su noveno
trabajo, después de enfrentarse a las Amazonas, desembarcó en Troya reinando en ella
Laomedonte, cuya hija, Hesíone, Heracles salvó de ser devorada por un monstruo marino
(Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, II-5, 9).
Hemos visto también cómo, posteriormente, al faltar Laomedonte a su promesa de
entregarle, en compensación, las yeguas de Zeus, acabó muriendo a manos de Heracles, el
cual nombró rey en su lugar a Podarces llamado Príamo, hijo de Laomedonte (Biblioteca
Mitológica/Pseudo-Apolodoro, II-6, 4).
Sigue el Pseudo-Apolodoro contando que tras haber sido conquistada Ilión/Troya, una
primera vez, por Heracles, como dejamos dicho un poco antes (II-6, 4), ocupó el trono
Podarces, llamado Príamo. Éste se casó primero con Arisbe, hija de Mérope, de la que le
nació un hijo, Ésaco quien, a su vez, se casó con Astérope, hija de Cebrén, y lleno de
dolor por su muerte, fue convertido en pájaro (Biblioteca Mitológica, III-12, 5).
[OBSERVACIONES : Ovidio dice en el texto que sigue, que Ésaco fue convertido en un
somorgujo. Los somorgujos son unas aves de pico puntiagudo, cuello largo y dedos
lobulados, excelentes nadadoras y buceadoras].
374
hijo de Tros) y a Príamo (hijo de Laomedonte) que, además de a Ésaco, tuvo también a
Héctor y a Paris.
783 Dicho esto, desde una roca cuya base roían las roncas olas,
784 se arrojó al mar. Cuando caía, Tetis se apiadó y lo recogió
785 blandamente, y mientras nadaba por el mar lo cubrió de plumas …
789 y al cobrar inesperadas alas en sus hombros, echa a volar
790 hacia las alturas y se arroja de nuevo sobre el mar …
793 El amor lo ha demacrado; largas son sus patas entre los nudos,
794 largo es áun su cuello, lejos está la cabeza del cuerpo; ama
795 el mar y, porque se sumerge, lleva el nombre de somorgujo”.
Príamo y sus hijos, creían que Ésaco había muerto, y todos le guardaron luto, todos
375
excepto Paris que estaba ausente y quien poco después trajo a su patria con su raptada
esposa, una larga guerra … (Metamorfosis, XII, 1 a 6)
Con ella tuvo primero a Héctor … Cuando el (segundo) niño nació, lo entregó a Agelao
(servidor de Príamo) quien le dio el nombre de Paris …
Tras él, Hécuba dio a luz hijas, Creusa, Láodice, Políxena y Casandra …
A continuación Hécuba dio a luz hijos, Deífobo, Héleno, Pamón, Polites, Ántifo,
Hipónoo, Polidoro y Troilo; se dice que éste lo tuvo de Apolo.
De otras mujeres Príamo tuvo también hijos : Melanipo, Gorgitión, Filemón, Hipótoo,
Glauco, Agatón, Quersidamante, Evágoras, Hipodamante, Méstor, Atas, Doriclo, Licaón,
Dríope, Biante, Cromio, Astígono, Telestas, Evandro, Cebriones, Milio, Arquémaco,
Laódoco, Equefrón, Idomeneo, Hiperión, Ascanio, Democoonte, Áreto, Deyopites,
Clonio, Equemón, Hipíroco, Egeoneo, Lisítoo, Polimedonte;
e hijas : Medusa, Medesicaste, Lisímaca y Aristodeme.
376
Después de que Príamo, hijo de Laomedonte, había tenido muchos hijos de su unión con
Hécuba, su segunda esposa, hija de Ciseo o de Dimante, ésta, que estaba embarazada,
soñó que daba a luz una antorcha encendida, de la que salían muchas serpientes.
Cuando contó el sueño a todos los interpretes adivinos, éstos ordenaron que se matara al
niño que naciera para que éste no fuera la ruina de la ciudad de Ilión/Troya.
Una vez que Hécuba dio a luz a Alejandro, fue entregado para que lo mataran, mas, por
piedad, los sirvientes lo abandonaron. Fue encontrado por unos pastores que lo educaron
como hijo suyo y lo llamaron Paris (Fábulas/Higino, XCI. Alejandro-Paris, 1 a 3).
Higino explica también cómo se produjo el encuentro de Paris con su verdadera familia :
Al llegar a la adolescencia, el niño (Paris/Alejandro) tenía especial estima por un toro.
Cuando llegaron allí unos sirvientes, enviados por Príamo, para llevarse un toro que se
377
ofrecería en los juegos fúnebres celebrados en su honor, dispusieron llevarse el toro de
Paris.
Éste los persiguió y les preguntó adónde se lo llevaban. Le dijeron que al reino de Príamo,
como premio para quien venciera en los juegos fúnebres de Alejandro. Éste, inflamado
de amor por su toro, se dirigió a los juegos y superó a todos, incluso a sus propios
hermanos.
Deífobo (hijo de Príamo y por consiguiente hermano de Paris), indignado, desenvainó la
espada contra él, pero él (Alejandro/Paris) saltó al altar de Júpiter Herceo. Como
Casandra (hija de Príamo) había vaticinado que éste sería su hermano, Príamo lo
reconoció y lo acogió en su reino (Fábulas. XCI. Alejandro-Paris, 4 a 6).
Vuelto a Troya con su familia, Alejandro (Paris) desposó en primer lugar a Enone, hija
del río Cebrén, que habiendo aprendido de Rea el arte mántica, previno a Alejandro para
que no navegase en busca de Helena; como no logró persuadirlo, le dijo que si resultaba
herido acudiera a ella, pues era la única que podría curarlo.
Sin embargo Alejandro raptó de Esparta a Helena y, cuando durante el ataque a Troya
fue alcanzado por Filoctetes con las flechas de Heracles, (herido) regresó al Ida junto a
Enone, pero ésta por rencor se negó a curarlo. Entonces Alejandro regresó a Troya y
murió; pero Enone, que había cambiado de opinión, trajo el brebaje para curarlo y,
cuando lo halló muerto, se ahorcó (Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, III-12, 6).
Hemos dejado a Helena casada con Menelao, y a Alejandro/Paris casado con Enone.
Veamos ahora cómo Alejandro y Helena se encontraron.
Higino hace recaer la responsabilidad del rapto de Helena, sobre la diosa Venus/Afrodita,
la cual, para poder cumplir la promesa que le había hecho a Alejandro/Paris al ser
seleccionada por éste como la más bella, impulsó al héroe troyano a raptar a Helena :
Alejandro, impulsado por Venus, se llevó a Helena de casa del lacedemonio Menelao, a
Troya, junto con dos antiguas reinas, Etra y Tisadia, a las que Cástor y Pólux (los
Dioscuros) se llevaron en cautividad, y la tomó como esposa (Fábulas. XCII. El Juicio de
Paris, 5).
[OBSERVACIONES : Sobre las dos antiguas reinas, Etra y Tisadia, que acompañaron a
Helena a Troya, el propio Higino dice : Por Helena, los hermanos Cástor y Pólux entraron
en guerra, tomaron prisioneras a Etra, madre de Teseo, y a Tisadia, hermana de Pirítoo, y
las entregaron como esclavas a su hermana (Fábula LXXIX. Helena, 4)].
Alejandro de Frigia, hijo de Príamo, acompañado por Eneas y por varios de sus
parientes, se hizo culpable de un gran atentado perpetrado en Esparta y en el palacio de
Menelao, donde fue recibido como huésped y tratado como amigo.
Inmediatamente después de la marcha del rey (Menelao), subyugado (Alejandro) de
amor por Helena que sobrepasaba en hermosura a todas las mujeres de Grecia, la raptó,
y con ella, todos los tesoros que pudo llevarse. Esta princesa estuvo acompañada en su
379
huida por Etra y Clímene, parientes de Menelao, adscritas a su servicio. (Historia de
Troya. Libro I. Capítulo III).
Cuando Alejandro/Paris, junto con Helena y sus riquezas, se dirige a Troya, Hera envía
sobre ellos una gran tormenta, obligados por la cual atracan en Sidón (Epítome/Pseudo-
Apolodoro, III, 4). Da la impresión de que Alejandro decide aprovechar esta circunstancia
para permanecer un tiempo en Fenicia y en Chipre (la isla que se encuentra frente a sus
costas) y así obstaculizar la búsqueda de los espartanos que, lógicamente, salieron tras
ellos al descubrir lo ocurrido.
Dictis Cretense, cuenta con mayor detalle, que, en su huida precipitada hacia Troya,
Alejandro no había consultado suficientemente los vientos, por lo que se había visto
obligado a recalar en Chipre. De allí, tras apropiarse de algunas naves, había abordado
la costa de Fenicia. Obsesionado por la misma avaricia que lo había llevado a Esparta,
durante la noche degüella a traición al rey de los Sidonios, que le había dispensado una
acogida favorable. Todo lo que se encuentra en el palacio, es el premio a su crimen; todas
las riquezas acumuladas en este lugar, monumentos de la grandeza real, son, por orden
suya, tomados y llevados a sus naves (Historia de Troya/Dictis Cretense. Libro I.
Capítulo V).
Los sidonios se revelan y atacan; un combate encarnizado se entabla entre ambos bandos,
unos para vengar la muerte de su rey, y los otros para conservar el botín. Finalmente, los
troyanos, después que dos de sus naves fueran incendiadas, contentos de haber salvado el
resto, escaparon de la venganza de los sidonios, hartos de tanta carnicería (Historia de
Troya/Dictis Cretense. Libro I. Capítulo IV).
380
tenidos en la isla de Cránae, cuando abandonaron Esparta camino de
Troya :
Tonis puso en conocimiento de Proteo este acto execrable como era el de haber
seducido a la esposa de su huésped. Proteo, antes de pronunciarse, ordenó que llevaran
a Alejandro a su presencia, para que pueda saber lo que tiene que aducir (II-114).
381
Tonis prendió a Alejandro y confiscó sus naves y los llevó, junto con Helena, los tesoros
que transportaba, y los servidores que lo habían traicionado, hasta Proteo. Fueron los
servidores quienes contaron al rey la verdad de lo ocurrido, por lo que éste, tras calificar
a Alejandro como hombre de la peor calaña, le ordenó zarpar de su tierra en el plazo de
tres días, mientras que guardaba a Helena y los tesoros para entregárselos al huésped
ofendido (Historia, II-115).
Heródoto se inclina por aceptar esta versión (Historia, II-116), ya que interpreta que
Homero también llegó a conocerla, citando un pasaje de la Ilíada (VI, 289 a 292) y dos de
la Odisea (IV, 27 a 230 y IV, 351 y 352).
Heródoto sigue contando que un gran ejército desembarcó en el país de los teucros, y
que Menelao, junto con unos mensajeros, llegó hasta Ilión/Troya reclamando le
entregaran a Helena y los tesoros robados. A pesar de que los troyanos le indicaron que
tanto Helena como los tesoros se encontraban en Egipto, los griegos sitiaron la ciudad y
la tomaron, y, al no encontrar a Helena, se rindieron a la evidencia y enviaron a Menelao
en persona a la corte de Proteo (Historia, II-118).
Llegado ante Proteo, Menelao recuperó tanto a su esposa como a los tesoros (II-119).
Finalmente, Heródoto explica por qué le merecen crédito las explicaciones de los
sacerdotes egipcios. Lo cierto es que Heródoto parte de un principio erróneo, ya que
considera que los troyanos no podían ser tan estúpidos de no entregar a Helena ya que
de ello dependía su supervivencia. Sin embargo, precisamente la épica griega pone en
relieve la grandeza de los héroes que son capaces de poner en juego su supervivencia,
por permanecer fieles a sus ideales :
Libro II-120, 1 a 5 :
001 Eso es lo que decían los sacerdotes egipcios y yo, por mi parte, doy crédito a la
versión que me contaron sobre Helena, teniendo en cuenta las siguientes
consideraciones: si Helena hubiese estado en Ilión, hubiera sido devuelta a los griegos,
tanto con la aprobación de Alejandro como sin ella.
002 Porque, indudablemente, ni Príamo ni sus demás familiares hubieran sido tan
insensatos como para querer poner en peligro sus vidas, sus hijos y su ciudad con tal de
que Alejandro pudiese vivir con Helena.
003 Y, aún cuando quizá en los primeros momentos hubieran optado por esta
alternativa, posteriormente, cuando, en cada enfrentamiento con los griegos, caían
muchos troyanos y no habían combate en que no muriesen, entre otros, dos o tres hijos
del propio Príamo e, incluso, más todavía –si hay que hablar basándose en los poetas
épicos-, yo pienso que, ante tales circunstancias, aunque el propio Príamo hubiese
convivido con Helena, la hubiera devuelto a los aqueos, especialmente si así iba a verse
libre de los infortunios que sobre él se cernían.
004 Además, el trono no iba a recaer en Alejandro, de modo que, por ser Príamo
anciano, el gobierno estuviera en sus manos, sino que era Héctor, que era mayor y más
hombre que Alejandro, quien iba a heredarlo a la muerte de Príamo; y no le convenía
permitir los desmanes de su hermano, sobre todo cuando, por su culpa, grandes
infortunios le afectaban a él en particular y, en general, a los demás troyanos.
005 Pero la verdad es que no podían devolver a Helena y, pese a que decían la verdad,
los griegos no les creían; indudablemente la divinidad –y con ello expreso mi propia
opinión- disponía las cosas para hacer patente a los hombres, con la total destrucción de
los troyanos, que para las grandes faltas grandes son también los castigos que imponen
los dioses”.
382
El Pseudo-Apolodoro también recoge y resume esta tradición extraña y
fuera de todo contexto, según la cual, la verdadera Helena habría sido
llevada por Hermes a Egipto, mientras que la que acompañó a
Alejandro/Paris a Troya, sería una imitación hecha de niebla :
La noticia del crimen cometido por Alejandro contra la casa de Menelao, llegó pronto a
Creta (Historia de Troya/Dictis Cretense. Libro I. Capítulo III).
Menelao, al conocer la noticia, aunque vivamente afectado por el rapto de su esposa,
estuvo todavía más irritado por la pérfida complicidad que creyó percibir entre el raptor y
sus parientes.
Palamedes, viendo al príncipe, indignado y furioso, salir del consejo sin decir una sola
palabra, ordena acercar a tierra las naves y dispone todo para la salida de Creta …
Ayudados por un viento favorable, llegaron en pocos días a Esparta. Allí estaban ya
reunidos Agamenón, Néstor y todos los reyes descendientes de Pélope. (Historia de
Troya/Dictis Cretense. Libro I. Capítulo IV).
El Pseudo-Apolodoro cuenta que al enterarse Menelao del rapto, fue a Micenas a ver a
Agamenón, su hermano, y pidióle reunir un ejército contra Troya reclutándolo en toda
Grecia.
Él, por medio de un heraldo enviado a la totalidad de los reyes, les recordó los
juramentos que habían prestado y los exhortó uno por uno a asegurarse respecto a la
propia esposa, añadiendo que la afrenta había sido una y la misma en contra de la
Hélade. Fueron muchos los dispuestos a participar en la guerra … (Epítomes/Pseudo-
Apolodoro, III, 6).
383
Los emisarios llegaron pronto a Troya donde no encontraron a Alejandro, ya que, como
hemos visto anteriormente, debido a la tormenta enviada por Hera, éste se encontraba
recorriendo todavía las costas de Fenicia (Sidón) y Chipre (Historia de Troya/Dictis
Cretense. Libro I. Capítulo V).
- En otra ocasión, fueron los griegos quienes recalaron en Tiro de Fenicia y raptaron a la
hija del rey, Europa. Con ello, pues, quedaban en igualdad de condiciones (Historia,
Libro I-2, 1).
- Más tarde, nuevamente los griegos fueron los autores del segundo incidente, propiciado
por la expedición de los Argonautas. Llegaron por mar en un navío de combate, a Ea en
la Cólquide y al río Fasis, y de allí, una vez cumplido el objeto de su viaje, raptaron a la
hija del rey, Medea.
El rey de los colcos envió entonces un heraldo a Grecia para exigir satisfacciones por el
rapto y reclamar a su hija, pero los griegos respondieron que los fenicios no les habían
dado satisfacciones por el rapto de la argiva Ío, y, por consiguiente, tampoco ellos iban a
dárselas (Historia, Libro I-2, 1 a 3).
-Una generación después de estos sucesos, Alejandro, hijo de Príamo, enterado de los
mismos, quiso hacer suya, valiéndose del rapto, a una mujer de Grecia, en la absoluta
certeza de que no sufriría castigo alguno, pues tampoco los griegos lo habían sufrido.
Sucedió pues, que, tras el rapto de Helena, los griegos decidieron, como primera medida,
despachar mensajeros para reclamarla y exigir satisfacciones por el rapto. Pero, ante
estas demandas, los troyanos les echaron en cara el rapto de Medea y que ellos, que no
habían dado satisfacción alguna ni habían hecho entrega de lo que reclamaban los
colcos, pretendían obtenerla de terceros (Historia, Libro I-3, 1 y 2).
384
Los persas, asimismo, alegan que los asiáticos no habían hecho el menor caso a los
raptos de sus mujeres; en cambio, los griegos, por una mujer lacedemonia (Helena),
reunieron una poderosa flota, pasaron, acto seguido, a Asia y destruyeron el poderío de
Príamo (Historia, Libro I-4, 3).
Según Heródoto, la reflexión que sobre el tema hacen los persas, es la siguiente : Los
persas, en realidad, consideran que raptar mujeres constituye una felonía propia de
hombres inicuos, pero piensan que tener empeño en vengar los raptos es de insensatos,
y de hombres juiciosos no concederles la menor importancia, pues, desde luego, es
evidente que, si ellas, personalmente, no lo quisieran, no serían raptadas (Historia, Libro
I-4, 2).
La tradición recogida por Heródoto, según la cual, los griegos mandaron emisarios a
Troya intentando llegar a un acuerdo con Príamo, es relatada posteriormente por el
Pseudo-Apolodoro (que sitúa la expedición de los emisarios, una vez que los ejércitos
griegos, tras un segundo intento, estaban ya reunidos y cercanos a Troya) y Dictis
385
Cretense (que sitúa esta expedición de los emisarios, antes de que los ejércitos griegos
fueran convocados por primera vez).
El Pseudo-Apolodoro cuenta que, una primera vez, se concentraron en Áulide todos los
ejércitos griegos convocados para luchar contra Troya. Seguidamente, los ejércitos se
pusieron en marcha, pero, desconocedores de la singladura hacia Troya, atracan en Misia
y procedieron a devastarla, en la creencia de que era Troya. Pero no era Troya, sino el
territorio sobre el que reinaba Télefo, hijo de Heracles, que resultó herido en un muslo por
la lanza de Aquiles (Epítome III, 17).
Reconociendo su error, se hicieron a la mar los helenos dejando atrás Misia y,
sobrevenida una violenta tempestad, se dispersaron, por lo que pusieron proa a sus
respectivas patrias.
Tras unos cálculos no muy comprensibles, el Pseudo-Apolodoro dice que, pasados ocho
años, por segunda vez, los helenos se reunieron en Argos y, después que Aquiles curara a
Télefo de su herida, éste, ya sano, les mostró el camino hacia Troya, por lo que pudieron
zarpar de nuevo (Epítome III, 18 a 20).
Fue cuando llegaron a la isla de Ténedos, frente a las costas de Asia Menor, que los
griegos enviaron a la corte de Príamo a Odiseo y Menelao (Dictis Cretense añade a
Palamedes) en petición de Helena y sus pertenencias.
Convocada asamblea de los troyanos, no sólo se negaban a devolver a Helena, sino que
encima querían darles muerte. No obstante, a ellos los salvó Anténor, en tanto que los
helenos, irritados por el desafío de los bárbaros, cargaron con todo su equipo militar y
navegaron sobre ellos (Epítome III, 28 y 29).
Dictis Cretense, en su narración, cuenta que hubo dos embajadas que los
griegos enviaron a Troya :
- Coloca la primera (compuesta por Palamedes, Ulises y Menelao), antes
de que se convocara a la guerra contra Troya a los distintos reyes
griegos, y antes de que Alejandro/Paris regresara a Troya con Helena.
- La segunda tiene lugar cuando ya se ha producido el desembarco y que
los griegos ha arrasado las regiones y pueblos cercanos a Troya. En esta
ocasión, los enviados son : Diomedes, Ulises y Menelao.
Palamedes, uno de los emisarios que fueron a Troya … se dirige al palacio de Príamo.
Allí, delante del consejo reunido, se queja del crimen cometido por Alejandro, expone los
derechos de la hospitalidad, indignamente violados por éste, considera que semejante
acción es capaz de despertar el odio entre las dos naciones, recuerda las discordias que,
por causas semejantes, dividieron en el pasado las casas de Ilo y Pélope y de otras
familias, discordias que han arrastrado a los pueblos a guerras desastrosas.
(Historia de la Guerra de Troya. Libro I. Capítulo VI).
Ante las acusaciones que va vertiendo Palamedes, Príamo interviene diciendo que “no
es justo acusar a un ausente, ya que podría ocurrir que este gran crimen del que se le
acusa, fuera suficientemente desbaratado por su réplica cuando esté presente”. Con este
pretexto y otros parecidos, ordena que se suspenda la consideración de este asunto, hasta
386
la llegada de Alejandro … La asamblea se disuelve y, seguidamente, Antenor, hombre
generoso y, sobre todo, amigo de la justicia y de la virtud, condujo los emisarios a su
palacio, que le siguieron con alegría.
(Historia de la Guerra de Troya. Libro I. Capítulo VI).
Pocos días después, el hijo de Príamo y sus compañeros llegaron trayendo consigo a la
bella Helena. Su regreso puso en movimiento a la ciudad. Unos estaban horrorizados por
la acción de Alejandro; otros se compadecían de Menelao al que consideraban una
víctima. Todos estaban indignados y ninguno intentaba defender al secuestrador.
Príamo, inquieto, llama a sus hijos y les pregunta lo que debe hacer ante tal situación :
todos son de la opinión de no devolver a Helena.
(Historia de la Guerra de Troya. Libro I. Capítulo VII).
Príamo, tras esta respuesta, se va, reúne en asamblea a los ancianos, les hace partícipes
de la decisión de sus hijos, y pide su opinión. No la habían dado todavía, cuando los
príncipes, sin guardar ninguna compostura, entran de golpe en la sala del consejo,
amenazando a cada uno de los asistentes con vengarse si se atreven a tomar la menor
decisión contraria a sus intereses.
No obstante, el pueblo, no podía controlar su indignación, y clamaba en voz alta contra
la injusticia.
(Historia de la Guerra de Troya. Libro I. Capítulo VIII).
Entretanto, Helena comunica a Hécuba que lazos de parentesco la unían a Alejandro, que
ella pertenecía más a Príamo y a Hécuba que a los hijos de Plístenes (Agamenón y
Menelao), y para probarlo, expone la que, a su entender y conveniencia, es su genealogía
partiendo de Dánao y Agenor. Tras haber expuesto de esta forma su genealogía, conjuró
a Príamo y Hécuba, los ojos llenos de lágrimas, que no la devolvieran a los Griegos,
después que la habían cogido bajo su protección … No se sabe en realidad si su
respuesta fue inspirada por su amor hacia Alejandro o por el miedo de ser un día
castigada por su marido, a causa de su huida (Historia de la Guerra de Troya. Libro I.
Capítulo IX).
Los emisarios muestran su irritación : Ulises pide venganza a los dioses; Menelao,
furioso, lanza sobre la asamblea una mirada fulminante, y amenaza a los troyanos con
una ruina total. Su marcha y la de sus compañeros, pusieron fin a la sesión.
Sin embargo, los hijos de Príamo, sabedores de las amenazas de Menelao, traman un
complot para hacer perecer a los emisarios en una emboscada; ya que ellos sabían
387
perfectamente, lo que los acontecimientos justificaron más adelante, que si los emisarios
volvían a su patria sin haber recibido una plena satisfacción, provocarían contra Troya
una guerra interminable.
Anténor interviene de nuevo, informa a los emisarios del peligro que corren, y, tras tomar
las precauciones pertinentes, les da una escolta y los envía a su padre con las debidas
medidas de seguridad (Historia de la Guerra de Troya. Libro I. Capítulo XI).
Que el encuentro entre los emisarios enviados por los griegos a Troya, tuviera lugar antes
de que los diversos ejércitos de los helenos se concentraran en Áulide por primera vez, o
que dicho encuentro se hubiera producido cuando los ejércitos estaban ya sitiando Troya,
no tiene demasiada importancia, puesto que, como la misión terminó en fracaso, la
guerra se hizo inevitable.
Menelao fue a Micenas en busca de su hermano Agamenón para pedirle que reuniera un
ejército para ir contra Troya y, a la vez, mandó heraldos a todos y a cada uno de los reyes
que, en su día, se mostraron pretendientes de Helena, ocasión en la que habían formulado
el juramento de prestar su auxilio si el elegido como novio recibía ultrajes de algún otro
respecto a su matrimonio (Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, III-10, 9).
Sin embargo, no todos los heraldos tuvieron desde el principio el éxito que se esperaba. El
caso más curioso es el de Ulises/Odiseo, ya que, después que fuera él quien aconsejara a
Tindáreo tomar este tipo de juramento a los pretendientes de Helena, entre los que él
mismo se encontraba, resultó que cuando le visitaron en Ítaca, no quería tomar parte en la
campaña, alegando demencia.
CRESTOMATÍA/PROCLO/CIPRIAS :
Reúnen a los caudillos, tras haber recorrido Grecia. A Ulises, que fingía que estaba loco
porque no quería acompañarlos en la expedición, lo descubren cuando, a instancias de
Palamedes, le arrebatan a su hijo para castigarlo.
389
004 Así pues, en presencia del rey, Palamedes negaba este hecho. Se dirigieron a su
tienda y desenterraron el oro. Cuando Agamenón lo vio, se dio cuenta de que todo era
cierto. Por este motivo, Palamedes, inocente, burlado por Ulises, sucumbió a manos del
ejército completo.
Una vez conseguida la participación de Ulises en la guerra contra Troya, éste tuvo que
colaborar, antes del inicio de las hostilidades, en la búsqueda de Aquiles.
Aquiles sabía, porque se lo había dicho su madre la Nereida Tetis, que la guerra de Troya
representaba para él una doble alternativa : si luchaba, moriría, pero conseguiría una gloria
inconsumible; en cambio, si regresaba a su patria sin participar en la lucha, viviría, pero se
acabaría para él la noble gloria.
En la Ilíada, así se lo expone el propio Aquiles a Ulises : “Mi madre, Tetis, la diosa de
argénteos pies, asegura que a mí dobles Parcas me van llevando al término que es la
muerte : si sigo aquí luchando en torno de la ciudad de los troyanos, se acabó para mí el
regreso, pero tendré gloria inconsumible; en cambio, si llego a mi casa, a mi tierra
patria, se acabó para mí la noble gloria, pero mi vida será duradera y no la alcanzaría
nada pronto el término que es la muerte” (Ilíada/Homero, Canto IX, 410 a 416).
Por eso, Tetis había adoptado algunas medidas que pretendían proteger a su hijo : Cuando
Aquiles cumplió nueve años, como Calcante había dicho que no se podría tomar Troya
sin él, Tetis, temerosa de que hubiera de morir si participaba en la expedición, lo
camufló con ropas de mujer y se lo confió a Licomedes como si se tratase de una
muchacha. Criado allí, se unió a Deidamía, la hija de Licomedes, y le nació un hijo, Pirro,
llamado posteriormente Neoptólemo.
Revelada la estancia de Aquiles junto a Licomedes, Odiseo emprendió su busca y lo
encontró por medio de una trompeta; y de esta manera, Aquiles fue a Troya (Biblioteca
Mitológica/Pseudo-Apolodoro, III-13, 8).
390
FÁBULAS (Higino) : XCVI. AQUILES, 1 a 4 :
001 Como la Nereida Tetis sabía que su hijo Aquiles, a quien había engendrado de
Peleo, moriría si se disponía a atacar Troya, se lo confió al rey Licomedes, en la isla de
Esciros. Éste lo cuidó, vestido de mujer, entre sus hijas vírgenes, con otro nombre, pues
las jóvenes lo llamaban Pirra, porque tenía los cabellos rubios y en griego rubio se dice
“pyrrhon”.
002 Al enterarse los aqueos de que se escondía allí, enviaron a unos mandatarios ante el
rey Licomedes para pedirle que enviara a Aquiles como ayudante para los Dánaos. Como
el rey negaba que estuviera allí, les dio permiso para que buscaran en palacio.
003 Al no poder averiguar quién era Aquiles, puso en el vestíbulo del palacio regalos
para las mujeres, entre los cuales había un escudo y una lanza, y ordenó que sonara la
trompeta de repente y se provocaran ruidos de guerra y griterío.
004 Aquiles, pensando que el enemigo estaba allí, desgarró su vestido de mujer y cogió
el escudo y la lanza. Así fue reconocido y prometió a los argivos su ayuda y sus
soldados, los Mirmidones.
Ovidio hace que sea el propio Ulises quien explique la forma en que éste
descubrió a Aquiles. En el curso de su relato, Ulises se atribuye a sí
mismo el mérito de las hazañas realizadas por Aquiles, ya que, según
dice, las realizó enviado por él :
La cantidad de tropas que se reunieron para ir contra Troya es tan importante, que incluso
Homero reconoce que “el grueso de las tropas yo no podría enumerarlo ni nombrarlo, ni
aunque tuviera diez lenguas y diez bocas, voz inquebrantable y un broncíneo corazón en
mi interior …”. Sin embargo, sí se siente capaz de nombrar a los jefes y la totalidad de las
naves (Ilíada. Canto II, 488 a 493) :
391
495 y Arcesilao, Protoénor y Clonio …
509 De éstos habían ido cincuenta naves, y en cada una
510 habían montado ciento veinte jóvenes beocios.
[OBSERVACIONES : Diodoro de Sicilia precisa que Penéleo, Leito, Arcesilao, Protoénor y
Clonio eran nietos de Itono y bisnietos de Beoto, el que dio a los habitantes del país el
nombre de beocios. Añade que fueron los jefes de todos los beocios en la expedición
contra Troya (Biblioteca Histórica, IV-67, 6 y 7)].
536 Y los que poseían Eubea, los Abantes, que respiraban furia,
540 sobre quienes mandaba Elefénor, retoño de Ares,
541 el Calcodontíada, jefe de los magnánimos Abantes.
545 A éste cuarenta negras naves acompañaban.
392
577 Atrida; a éste con mucho las más numerosas y mejores
578 huestes acompañaban. Se había revestido de cegador bronce
579 y destacaba entre todos los héroes, henchido de orgullo
580 porque era el mejor y el que más tropas había llevado.
603 Y los que poseían Arcadia al pie del abrupto monte Cilene …
609 De éstos era jefe el hijo de Anceo, el poderoso Agapénor,
610 y de sus sesenta naves …
615 Y los de Buprasio y Élide … (junto con Hirmina, Mírsino, la roca Olenia y Alesio)
618 De éstos cuatro eran los jefes, y a cada uno diez
619 veloces naves acompañaban con muchos epeos (eleos) embarcados.
620 Al frente de éstos iban Anfímaco y Talpio …
622 De otros era jefe esforzado Diores Amarincida,
623 y del cuarto grupo el jefe era el deiforme Polixino.
393
653 Tlepólemo, el noble y alto Heraclida,
654 había conducido de Rodas nueve naves de orgullosos rodios …
657 Al frente de éstos iba Tlepólemo, insigne por su lanza,
658 a quien dio a luz Astioquía por obra del pujante Hércules …
(OBSERVACIONES : Diodoro de Sicilia dice que Tlepólemo reinó sobre todos los
rodios gracias a la fama de su padre Heracles, y más tarde participó en la
expedición contra Troya en compañía de Agamenón <Biblioteca Histórica, IV-58,
8. Ver también : V-59, 6>).
394
703 Mas no estaban sin jefe, aunque añoraban al que lo había sido;
704 los había colocado en orden Podarces, retoño de Ares …
710 A éste cuarenta negras naves acompañaban.
729 Los que poseían Trica e Itome, llena de macizos rocosos … (ciudades de Tesalia)
731 Al frente de éstos iban dos hijos de Asclepio,
732 excelentes médicos, Podalirio y Macaón.
733 A éstos treinta huecas naves les seguían en fila.
(OBSERVACIONES : De Asclepio, dicen, nacieron dos hijos, Macaón y Podalirio,
que también se ejercitaron en el arte de la medicina y participaron en la expedición
contra Troya y su equipo. Durante la guerra, prestaron grandes servicios a los
griegos al cuidar a los heridos con su gran experiencia … <Biblioteca
Histórica/Diodoro de Sicilia, IV-71, 4>).
395
La relación que hace Higino es la siguiente :
396
013 Prótoo, hijo de Tentredón, de Magnesia, con cuarenta naves.
Cicno, hijo de Ocítoo y de Aurofite, de Argos, con doce naves.
Nireo, hijo de Cáropo y de la ninfa <Aglaya>, de Argos, con dieciséis naves.
014 Antifo, hijo de Tésalo y de Calcíope, de <Nísiros>, con veinte naves.
Polipetes, hijo de Pirítoo y de Hipodamía, de Argos, con veinte naves.
Leonteo, hijo de Corono, de Sición, con diecinueve naves.
015 Calcante, hijo de Téstor, de Micenas, adivino.
Foco, hijo de Dánao, arquitecto.
Euríbates y Taltibio, mensajeros.
Diáforo, juez.
Neoptólemo, hijo de Aquiles y Deidamía, de la isla de Esciros. Éste fue llamado Pirro por
el nombre de su padre, Pirra (sobrenombre de Aquiles por tener los cabellos rubios).
En total, doscientas cuarenta y cinco naves.
[OBSERVACIONES : Suman un total de 1.531 naves].
397
de Órmeno, Eurípilo … 40 naves;
de Girtona, Polipetes hijo de Pirítoo, 30;
de Magnesia, Prótoo hijo de Tentredón, 40.
Por tanto, las naves eran en total 113, los jefes 43 y las jefaturas 30.
398
Podarces y Protesilao, de Filax y otros lugares, cuarenta;
Podalirio y Macaón, treinta;
Filoctetes, de Metona, siete;
Eurípilo, de Ormenio, cuarenta;
Guneo, jefe de los Perraebes, veintidós;
Leonteo y Polipetes, de su región, cuarenta;
Fidipo con Antifo, de las islas reunidas, treinta;
Tesandro, hijo de Polinice, del que ya hemos hablado (como participante en la primera
reunión en Argos), envió desde Tebas, cincuenta;
Calcante, de Acarnania (región al sur de Epiro), veinte;
Mopso, de Colofón, veinte;
Epeo, de las islas Cícladas, treinta.
Todos estos navíos estaban cargados con una gran cantidad de trigo y otros alimentos,
según la orden dada por Agamenón …
Buscando más aliados, Menelao junto con Odiseo y Taltibio fueron a Chipre a procurar la
alianza <de Cíniras>. Éste regaló en ausencia de Agamenón unas corazas. Por lo
demás, bajo el juramento de que expediría cincuenta naves, envió sólo una al mando de
Migdalión; las restantes las modeló en arcilla y las botó a la mar (Epítomes/Pseudo-
Apolodoro, III, 9).
En la Ilíada encontramos también una relación de los jefes troyanos y aliados que se
enfrentaron contra los griegos :
399
811 Hay delante de la ciudad (Troya) una escarpada colina
812 aislada en la llanura y accesible en todo su contorno,
813 a la que los hombres llaman Batiea
814 y los inmortales, tumba de Mirina, la de ágiles brincos.
400
854 y en ambas márgenes del río Partenio habitaban ilustres moradas …
856 A su vez, Odio y Epístrofo eran jefes de los halízones, venidos de lejos, de Álibe
858 De los misios era jefe Crómide y el augur Énnomo … (muerto por Aquiles)
867 Nastes iba al frente de los carios (de Caria, en Asia Menor), de bárbara lengua,
868 que poseían Mileto y el monte, de espeso follaje, de los Ftiros (el Ftirón),
869 las corrientes del Meandro y las escarpadas cumbres del Mícala.
870 Al frente de éstos (los carios) iban Anfímaco y Nastes,
871 Nastes y Anfímaco, ilustres hijos de Nomión.
876 Sarpedón era jefe de los licios, y el intachable Glauco (padre de Belerofontes) …
[OBSERVACIONES : No confundir un primer Sarpedón hijo de Zeus y Europa, y
hermano de Minos y Radamantis, con un segundo Sarpedón, hijo de Evandro (a su vez
hijo del primer Sarpedón), y por consiguiente nieto de este primer Sarpedón. Diodoro de
Sicilia lo explica diciendo : Sarpedón (hijo de Zeus y Europa), se dice que pasó a Asia
con un ejército y que conquistó el territorio de Licia. Su hijo Evandro, le sucedió en el
reino de Licia, se casó con Deidamía, la hija de Belerofontes (hijo de Glauco), y
engendró a Sarpedón que participó en la expedición contra Troya, aunque algunos lo
consideran hijo de Zeus (Biblioteca Histórica, Libro V-79, 3). A pesar de la afirmación de
Diodoro de Sicilia, el Sarpedón casado con Deidamía no fue contra Troya, sino que fue
aliado de Troya, tal y como dice Homero/Ilíada, II, 876].
401
seguidamente viene Hipótoo hijo de Pileo, de Larisa, ciudad de los Pelasgos (Homero
considera hermanos a Hipótoo y Pileo, hijos de Leto Teutámida : Ilíada, II, 842 y 843);
Acamante y Píroo, de Tracia (Ilíada II, 844 y 845);
Eufemo, de Trecén, jefe de los Cicones (Ilíada II, 846 y 847);
Pilémenes de Paflagonia, orgulloso de haber tenido como padre al valiente Melio (Ilíada
II, 851);
Odio y Epístrofo, hijos de Minio, rey de los halízones (Ilíada II, 856);
Sarpedón, hijo de Janto, rey de los Licios de Soleme (Ilíada II, 876);
Nastes y Anfímaco, hijos de Nomión, de Caria (Ilíada II, 870 y 871);
Ántifo y Mestles, hijos de Pilemenes (Talémenes según la Ilíada), meonios (Ilíada II, 864
y 865);
Glauco, hijo de Hipóloco, Licio, al que Sarpedón había tomado como auxiliar en el
mando del ejército, a causa de su gran prudencia en los consejos, y de su singular valor
en los combates (Ilíada II, 876);
Forcis y Ascanio, de Frigia (Ilíada II, 862);
Crómide, hijo de Midón, Misio (Ilíada II, 858, añade a Énnomo);
Pirecmes, hijo de Axio, Peonio (Ilíada II, 848);
Anfio y Adresto, hijos de Mérope (Ilíada II, 830),
Asio, hijo de Hírtaco, de Sestos (Ilíada II, 837);
Finalmente, otro Asio, hijo de Dimante, hermano de Hécuba, de Frigia.
[OBSERVACIONES : Homero habla también de un Asio, que era tío materno de Héctor,
domador de caballos, hermano carnal de Hécuba e hijo de Dimante, y habitaba en Frigia
junto a las corrientes del Sangario. Apolo toma su figura, y dirigiéndose a Héctor, que
dudaba entre refugiarse tras las murallas de Troya o enfrentarse a Patroclo, le dice :
“¡Héctor! Por qué suspendes la lucha? No debes hacerlo … Ea, guía contra Patroclo los
caballos, de duras pezuñas, a ver si le haces presa tuya y Apolo te otorga la gloria”
(Ilíada, XVI, 717 a 725)].
Una de las cosas que preocupaban a los griegos, era la de cargar las naves con suficientes
víveres, no sólo para el largo viaje que tenían que emprender, sino también para toda la
duración de la guerra.
Dictis Cretense explica que el problema fue solucionado por Anio y sus hijas (las
Enótrofos), sacerdotisas de Baco (Dioniso), de las que se decía haber sido dotadas por
este dios de la capacidad de transformar en alimento todo lo que ellas tocaban, por lo
que les proporcionaron trigo, vino, y los demás comestibles necesarios a la subsistencia
de las tropas. De esta forma, salieron del puerto de Áulide (Historia de la Guerra de Troya.
Libro I. Capítulo XXIII).
402
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : III, 10 :
Hijas de Anio, que a su vez lo era de Apolo, son Elaide, Espermo y Eno, que son
llamadas en conjunto Enótrofos. Dioniso les había concedido el don de crear de la tierra
aceite, trigo y vino, respectivamente.
LAS CIPRIAS, 20 :
(Escolio a Licofrón, 570)
De Estáfilo, el hijo de Dionisio (Dioniso), nace una hija, Reo. A ella se unió Apolo. Al
percatarse, Estáfilo la metió en un cofre y la soltó en el mar. Ella llegó a Eubea y parió
allí en una gruta a un niño al que llamó Anio por el sufrimiento que padeció por su
causa.
Apolo lo llevó a Delos y él, tras desposar a Doripa, engendró a las Enótropos : Eno,
Espermo y Eleda, a las que Dionisio concedió que convirtieran en semillas cuanto
quisieran.
Ferécides dice que Anio convenció a los griegos de que, acudiendo junto a él,
permanecieran allí durante nueve años, y que les había sido concedido por los dioses que
al décimo año destruirían Troya. Y les prometió que serían nutridos por sus hijas.
Aparece esto en el autor de las “Ciprias”.
[OBSERVACIONES : Los ascendientes directos de Anio fueron : sus padres Reo y Apolo,
sus abuelos Estáfilo y Crisótemis, y sus bisabuelos Dioniso y Ariadna.
- Dioniso enamorado de Ariadna, la secuestró y la condujo a Lemnos, donde se
unió a ella y engendró a Toante, Estáfilo, Enopión y Pepareto (Epítomes/Pseudo-
Apolodoro, I, 9).
- De Estáfilo (que figura entre los Argonautas en Biblioteca Mitológica, I-9, 16) y de
Crisótemis nacieron tres hijas que se llamaban Molpadia, Reo y Párteno.
403
Apolo se unió a Reo y la dejó encinta; su padre, pensando que había sido
seducida por un mortal, se irritó, y debido a ello encerró a su hija en una caja y la
arrojó al mar. Pero el mar llevó la caja a Delos (isla perteneciente al archipiélago
de las Cícladas, en el Egeo), donde Reo dio a luz a un varón y llamó al niño Anio
(Biblioteca Histórica/Diodoro de Sicilia, Libro V, 1 y 2)].
Homero es el primero en afirmar que las fuerzas griegas se reunieron en Áulide, puerto
de Beocia, en la parte de la costa que se encuentra frente a la isla de Eubea, bañada por el
mar Egeo.
Tras las palabras de Agamenón, todos se lanzaron hacia las naves, y se habría producido
el regreso de los argivos, si Hera no le hubiera pedido a Atenea que interviniera y les
convenciera para volver a la lucha.
Atenea, disfrazada de heraldo, ordena que cese la discusión entablada entre Tersites
(partidario en abandonar la guerra) y Ulises (partidario de lo contrario) y otros argivos
favorables a las palabras del héroe.
404
301 Lo recordamos bien en nuestras mientes, y de ello sois todos
302 testigos, excepto a quienes las parcas de la muerte llevaron”.
303 “Parece que fue ayer o anteayer cuando las naves de los aqueos
304 se unieron en Áulide para traer la ruina a Príamo y los troyanos,
305 y nosotros estábamos alrededor del manantial en sacros altares
306 sacrificando en honor de los inmortales cumplidas hecatombes (grandes sacrificios)
307 bajo un bello plátano de donde fluía cristalina agua. Entonces
308 apareció un gran portento : una serpiente de lomo rojo intenso,
309 pavorosa, que seguro que el Olímpico en persona sacó a la luz,
310 y que emergió de debajo del altar y se lanzó al plátano.
311 Allí había unos polluelos de gorrión recién nacidos, tiernas criaturas
312 sobre la cimera rama, acurrucados de terror bajo las hojas :
313 eran ocho, y la novena era la madre que había tenido a los hijos.
314 Entonces aquélla los fue devorando entre sus gorjeos lastimeros,
315 y a la madre, que revoloteaba alrededor de sus hijos llena de pena,
316 con sus anillos la prendió del ala mientras piaba alrededor.
317 Tras devorar a los hijos del gorrión y a la propia madre,
318 la hizo muy conspicua el dios que la había hecho aparecer;
319 pues la convirtió en piedra el taimado hijo de Crono.
320 Y nosotros, quietos de pie, admirábamos el suceso.
321 Tan graves prodigios interrumpieron las hecatombes de los dioses”.
405
También interviene Néstor quien, tras recordar a todos los juramentos hechos antes de
abandonar Grecia, le pide a Agamenón que siga mandando sobre los argivos en las
violentas batallas (v. 345), y a los demás, que nadie se apresure aún a regresar a casa
antes de acostarse con la esposa de alguno de los troyanos y cobrarse venganza por la
brega y los llantos por Helena (v. 354 a 356)
Agamenón reacciona ordenando que todo el mundo se prepare para la lucha : “Ahora id a
comer, para que luego trabemos marcial lucha. Bien cada uno afile la lanza, bien
colóquese el escudo, bien dé cada uno el pienso a los caballos de ligeros cascos, e
inspeccione bien los lados del carro con miras al combate, porque todo el día tomaremos
como árbitro al abominable Ares” (v. 381 a 385).
Y añade amenazador : “Al que yo vea que por su voluntad, lejos de la lucha, trata de
quedarse junto a las corvas naves, no habrá para él medio de librarse de los perros y de
las aves de rapiña” (v. 391 a 393).
Estaban realizando un sacrificio a Júpiter, cuando aparece la serpiente, que en este caso
es azul en lugar de roja :
406
020 Troya caerá, pero será larga la duración de nuestra empresa”,
021 e interpreta los nueve pájaros como nueve años de guerra.
Después de eso (de que Palamedes descubriera a Ulises y su locura fingida), tras reunirse
en Áulide, celebran un sacrificio. Se expone lo sucedido con la serpiente y los gorriones
y Calcante les da una explicación acerca de lo que va a resultar.
Finalmente estuvieron dispuestos para navegar sobre Troya. El propio Agamenón era el
jefe supremo del ejército, mientras Aquiles, con quince años de edad, comandaba la flota
(Epítomes/Pseudo-Apolodoro, III, 16).
Dictis Cretense recoge más detalles sobre los diferentes jefes que tuvieron alguna
responsabilidad en el ejército de los griegos : Agamenón es proclamado jefe de la
expedición. Aquiles, Áyax y Fénix son nombrados para mandar la flota, y Palamedes,
Ulises y Diomedes son nombrados para conducir el ejército de tierra.
Estando reunidos en Argos todos los jefes griegos participantes en la guerra de Troya,
juraron profesar un odio inmortal hacia Príamo, en una ceremonia presidida por Calcante,
hijo de Téstor, experto en el arte de predecir el futuro. Seguidamente los jefes se
purificaron e inmolaron numerosas víctimas en los altares de Marte (Ares) y de la
Concordia, de manera que estas divinidades les fueran favorables (Historia de la Guerra
de Troya. Libro I. Capítulo XV).
Terminado el sacrificio, juntos fueron al templo de Juno (Hera), diosa especialmente
venerada en Argos, para proceder a la elección de un jefe. Allí se distribuye a cada uno
de los votantes una tablilla para inscribir su voto, y todos escriben, en caracteres
fenicios, el nombre de Agamenón. De esta forma, este príncipe, con voz unánime y por
aclamación de toda la asamblea, es proclamado jefe de la expedición, y toma el mando
del año.
407
Se le debía este honor a causa de su hermano (Menelao) a favor del cual se iba a
combatir, y a causa también de su gran poder que le procuraba la ventaja de ser el
primero y el más ilustre de los reyes de Grecia.
A continuación, para mandar la flota se designa a Aquiles, Áyax y Fénix; para conducir
el ejército de tierra y repartirse el servicio, tanto de día como de noche, Palamedes,
Ulises y Diomedes (Historia de la Guerra de Troya, Libro I. Capítulo XVI).
LAS CIPRIAS : (Los Griegos) después de hacerse a la mar, alcanzan Teutrania (región o
ciudad de Misia) y la saquean en la idea de que es Troya. Télefo llega en ayuda de los
atracados, mata a Tersandro, el hijo de Polinices, y él mismo es herido por Aquiles.
LAS CIPRIAS, 27 :
(Escolio A Gen. A Ilíada I 59)
Haciéndose a la mar hacia Troya, los griegos toman tierra en Misia y en su ignorancia,
se apoderan de la ciudad <de Teutrania> en la idea de que es Troya. Télefo, hijo de
Heracles y Auga (o Auge), la hija de Aleo, que era el rey de los Misios, al ver su país
saqueado, armó a los misios y persiguió a los griegos hasta sus naves, tras haber
matado a muchos de ellos.
408
Al volverse Aquiles contra él, Télefo se dio a la huida. En su carrera se enredó en unos
sarmientos de vid y fue herido. Dioniso estaba irritado contra Télefo, que lo había
privado de honores. Los griegos dieron media vuelta y volvieron a Argos.
Pero Télefo se hallaba aquejado por una herida incurable. Como el dios había dicho que
nada podría curarlo salvo lo que lo había herido, fue a Argos. Una vez que prometió que
no ayudaría a los troyanos, fue curado por Aquiles. Y Télefo les mostró el camino de
Troya.
Tal es la historia que cuentan los “neoteroi” (nuevos poetas). Pero según el poeta
(Homero), fue Calcante el que mostró a los griegos el camino de Troya.
Cuando se dieron cuenta de su error, se hicieron a la mar los helenos dejando atrás Misia
y, sobrevenida una violenta tempestad, se dispersaron, por lo que pusieron proa a sus
respectivas patrias (Epítomes/Pseudo-Apolodoro, III, 18).
Cuando emprenden la navegación desde Misia se les viene encima una tempestad y los
dispersa.
A pesar de la tempestad, y por muy violenta que ésta fuera, hubiera parecido más
razonable no alejarse de Misia, ya que simplemente siguiendo la costa, habrían alcanzado
Troya con facilidad.
Por eso se dice que, como los helenos se volvieron en aquella ocasión, la guerra duró en
realidad diecinueve años, pues fue el año siguiente al rapto de Helena cuando los helenos
se dispusieron a hacer la expedición y, después que se retiraron de Misia hacia la Hélade,
sólo después de ocho años se volvieron a concentrar en Argos y marcharon a Áulide
(Epítomes/Pseudo-Apolodoro, III, 18).
Dictis Cretense describe este episodio en los siete primeros capítulos del
Libro II de su Historia de la Guerra de Troya.
Su extenso relato contiene muy pocas coincidencias con lo contado por el
Pseudo-Apolodoro, salvo el hecho de que hubo un enfrentamiento entre la
armada griega que se dirigía a Troya y el ejército de Télefo que se
encontraba en Misia :
409
HISTORIA DE LA GUERRA DE TROYA (Dictis Cretense) : Libro II :
Capítulo I :
La flota griega, empujada por un viento favorable, llegó a las costas de Misia. Las naves
se acercaron a la playa. Aparece una tropa armada que Télefo había puesto allí para
defender al país de cualquier ataque por mar. Los griegos, viendo que los misios se
oponían al desembarco, furiosos los atacan y rompen en pedazos a cuantos encuentran a
su paso.
Capítulo II :
Los que consiguen escapar, informan a Télefo sobre la multitud de hombres armados que
ocupaban sus costas. Télefo con sus tropas se enfrenta a los griegos. En el combate,
Tesandro, hijo de Polinices, habiéndose atrevido a medirse con Télefo, cae y muere.
Diomedes, unido a él desde la infancia, recoge el cadáver para darle, según la costumbre,
los honores de la sepultura.
Capítulo III :
No obstante, Aquiles y Áyax, hijo de Telamón, viendo que el desenlace del combate se
inclinaba contra los Griegos, dividen el ejército en dos cuerpos. Áyax mata a Teutranio,
hermano uterino de Télefo, y éste, queriendo vengarle, persigue a Ulises, cuando cae
enredado en unas cepas. Aquiles lo ve y le atraviesa el muslo izquierdo con una lanza.
Télefo se levanta, se arranca el venablo y, protegido por los suyos, escapa a la muerte que
le acechaba.
Capítulo IV :
Cuando llegó la noche, terminaron los combates : los Misios se retiraron a su ciudad y los
Griegos volvieron a sus naves. Al día siguiente, los dos bandos se enviaron emisarios para
pactar una treguan con el fin de enterrar a los muertos : los cuerpos fueron reunidos,
entregados a las llamas y las cenizas depositadas en urnas fúnebres.
Capítulo V :
Tlepólemo, así como Fidipo y Ántifo hijos de Tésalo, se enteraron de que Télefo reinaba
en estos territorios. Llenos de confianza por el parentesco que los unía a este príncipe,
van a su encuentro anunciándole quienes eran. Por un lado le reprochan haber actuado
como enemigo de príncipes que debería considerar como parientes, y que Agamenón y
Menelao que mandan el ejército griego, son descendientes de Pélope. Por otro lado, le
cuentan los atentados cometidos por Alejandro/Paris contra la casa de Menelao y el rapto
de Helena; y concluyen, que un doble motivo, el parentesco que les une y la violación de
los derechos de hospitalidad, derechos que son comunes a todos, deberían comprometerle
a favorecer a los Griegos en su empresa. Según ellos, se encontraba tanto más obligado,
que toda Grecia se encontraba cubierta de monumentos a los trabajos que su padre
Hércules había emprendido a favor de su patria común.
Télefo, a pesar del dolor que le causaba su herida, les respondió diciendo que eran ellos
quienes deberían haber enviado heraldos para avisarle de su llegada, y así habría podido
recibirles con honor.
En cuanto a la guerra contra Príamo, les dijo que no podía intervenir porque estaba
desposado con Astíoque, hija (o hermana) de este príncipe, y que Eurípilo, su hijo, que
había tenido con ella, hacía más fuertes los lazos que lo unían a su suegro.
410
Seguidamente, ordena a sus tropas que cesen cualquier tipo de ataque, y Tlepólemo y los
que le acompañaban, regresan a las naves anunciando a Agamenón y a los demás reyes,
que la paz se había establecido con Télefo.
Capítulo VI :
Siguiendo instrucciones del consejo de los Griegos, Aquiles y Áyax Telamonio visitan a
Télefo, al que encuentran agobiado por su herida. Expresando Télefo el deseo de saludar a
los Pelópidas, éstos vienen a verle, excepto Agamenón y Menelao. Al verlos, se sintió
satisfecho, los colmó de regalos y cumplió con ellos los deberes de la hospitalidad,
abasteciendo además a cada nave con trigo y con todo lo necesario para la subsistencia de
las tropas.
No estando presentes ni Agamenón ni Menelao, Télefo rogó a Ulises fuera en busca de
los Atridas; cuando llegaron, se saludaron recíprocamente y enviaron a Macaón y
Podalirio, hijos de Esculapio, ordenándolos traer un remedio para su mal, lo cual hicieron
con presteza, tras examinar la herida.
Capítulo VII :
Habían transcurrido ya algunos días; el mar empieza a embravecerse, los vientos a
soplar con violencia, y el momento de desplegar las velas se volvía menos favorable. Ante
las preguntas de los griegos, Télefo les informa que la primavera era la sola época
favorable para abordar los puertos troyanos, tras lo cual, los griegos vuelven a Beocia,
dejan los barcos en la ensenada y regresan a sus países para pasar el invierno. Durante este
paréntesis, Agamenón manifestó su resentimiento contra Menelao al que sospechaba ser
el autor de la muerte de Ifigenia, y la causa de su dolor.
En esta segunda comparecencia en Argos después del mencionado lapso de ocho años,
los Griegos se encontraban en situación de gran incertidumbre respecto a la travesía, pues
carecían de un guía que fuera capaz de indicársela hasta llegar a Troya
(Epítome/Pseudo-Apolodoro, III, 19).
Parece incomprensible que los Griegos, con la experiencia negativa que habían tenido tras
su primer intento fallido de alcanzar Troya, no se hubieran preocupado durante los ocho
años de nuevos preparativos, en contactar con timoneles conocedores de la ruta que debía
conducirles hasta la ciudad de Príamo.
Tuvieron suerte de que Télefo, al que no se le curaba la herida y le había dicho Apolo que
sólo obtendría la curación cuando el que lo hirió se convirtiera en su sanador, llegó de
Misia (Asia Menor) a Argos (Peloponeso) envuelto en harapos; y, tras solicitar la ayuda
de Aquiles a cambio de la promesa de mostrarles el camino a Troya, fue curado por el
moho de la lanza de asta de fresno del Pelión, que Aquiles le raspó sobre la herida.
Así pues, ya sano, les mostró el camino y Calcante confirmó la veracidad de estas
indicaciones por medio de su técnica adivinatoria (Epítome/Pseudo-Apolodoro, III, 20).
411
Proclo, en su Crestomatía/Ciprias, menciona también a su manera, la
llegada de Télefo a Argos :
Aquiles cura a Télefo que había llegado a Argos, de acuerdo con un oráculo, para que
llegue a ser el caudillo (y no simplemente el guía) de la expedición naval contra Troya.
Cuando los griegos estuvieron dispuestos a partir por segunda vez con dirección a Troya,
permanecieron retenidos en el puerto de Áulide por una tempestad o por una calma chicha,
según los autores.
Higino, tras hacer un breve resumen del objetivo de la expedición, cuenta lo que tuvo que
hacer Agamenón para calmar la cólera de Diana/Ártemis, cólera provocada por la
arrogancia con que Agamenón se dirigió a la diosa, tras haber herido una de sus ciervas :
el adivino Calcante le comunicó que para expiar su culpa, debía sacrificar a su hija Ifigenia
en el altar de Diana :
412
FÁBULAS (Higino) XCVIII. IFIGENIA, 1 a 4 :
001 Cuando Agamenón, junto con su hermano Menelao y con los jefes elegidos de
Asia, se dirigían a Troya a buscar a Helena, la esposa de Menelao, a la que Alejandro
Paris había raptado, los retuvo en Áulide una tempestad causada por la ira de Diana,
porque Agamenón, mientras cazaba, había herido a una de sus ciervas y se había
dirigido a ella de manera muy arrogante.
002 Cuando éste convocó a los adivinos, Calcante le reveló que no podía expiar su
culpa si no sacrificaba a Ifigenia, su hija. Tras oír esto, Agamenón se negó en un primer
momento.
003 Entonces, Ulises, aconsejándole, le dio una excelente solución. El propio Ulises fue
enviado junto con Diomedes para llevarse a Ifigenia. Al llegar junto a Clitemnestra, su
madre, Ulises fingió que se la iba a entregar en matrimonio a Aquiles.
004 Cuando la llevaron a Áulide, como su padre quería sacrificarla, Diana se
compadeció de la joven, arrojó tinieblas sobre ellos y puso en su lugar una cierva.
Se llevó a Ifigenia por las nubes hasta la tierra Táurica (en el norte del mar Negro, junto
al mar de Azov) y allí la convirtió en sacerdotisa de su templo.
Ovidio, al igual que Higino, dice que una tempestad era la causa por la
que la flota permanecía inmovilizada en Áulide.
También Ovidio es el sólo entre los autores citados, que presenta a
Ifigenia dirigiéndose voluntariamente al altar donde va a ser sacrificada :
413
021 (Los jefes griegos) zarparon de Argos y, de nuevo en Áulide, una calma chicha
mantenía en puerto (de Áulide) la flota.
Entonces Calcante aseguró que no podrían navegar a no ser que, de las hijas de
Agamenón, se presentase la más pujante en belleza como ofrenda a Ártemis, pues la
diosa se había irritado contra Agamenón debido a que una vez que alanceó a un ciervo,
había dicho : “¡Ni Ártemis!”; y también porque Atreo no le había sacrificado la cordera
dorada.
022 Habido este vaticinio, Agamenón envió ante Clitemestra a Odiseo y Taltibio con la
misión de traer a Ifigenia, alegando que había prometido darla por mujer a Aquiles en
pago a su participación en la campaña.
Una vez que aquélla la hizo llegar, estaba Agamenón a punto de degollarla oficiando
ante el altar, cuando Ártemis la secuestró y la instituyó sacerdotisa en Táuride, no sin
poner en su lugar en el altar un ciervo; y, según cuentan algunos, la hizo inmortal.
Reunida por segunda vez la expedición, en Áulide, Agamenón, al alcanzar a una corza
en una cacería, se jacta de que aventajaba incluso a Ártemis. Irritada la diosa, les impide
la expedición naval enviándoles tempestades.
Al explicar Calcante la cólera de la diosa y exhortarles a que sacrifiquen a Ifigenia en
honor de Ártemis, se preparan para sacrificarla, después de hacerla venir como para
casarse con Aquiles. Pero Ártemis, arrebatándola de allí, la traslada junto a los tauros y
la hace inmortal. Es a una corza (o una cierva) a la que ofrecen en el altar en lugar de a
la muchacha (Las Ciprias o Cantos Ciprios).
414
cierva de la que habla Higino, o del ciervo del que habla el Pseudo-
Apolodoro), cerca de un bosque consagrado a Diana (Ártemis). Fue una
mujer inspirada por la diosa, una pitonisa, quien informa a los Griegos,
que la peste que diezma sus filas, en un castigo de Diana, castigo que sólo
cesará si la hija mayor del rey es inmolada sobre el altar de la diosa :
Capítulo XX :
La peste sin embargo, seguía con sus estragos. Ulises, simulando estar indignado por la
actitud de Agamenón, dice en voz alta que regresa a su casa, cuando en realidad va a
Micenas al encuentro de Clitemnestra, a la que entrega una carta supuestamente escrita
por Agamenón en la que le comunica haber adquirido el compromiso de casar a su hija
Ifigenia con Aquiles, compromiso que debía cumplir antes de partir hacia Troya.
Clitemnestra entrega su hija a Aquiles, y éste, acompañado por la princesa, aparece en el
bosque sagrado de Diana.
Capítulo XXI :
Ulises, Menelao y Calcante, son los encargados de preparar el sacrificio de Ifigenia. De
pronto, se desencadena una terrible tempestad, y una voz salida del fondo del bosque, les
prohíbe sumergir sus manos en la sangre de Ifigenia, diciéndoles que la diosa rechaza
semejante ofrenda, pues sobre su juventud, ha extendido una mirada de compasión. Es
415
Agamenón quien, tras haber vencido en Troya y de regreso a su patria, será cruelmente
castigado por su propia esposa : Clitemnestra junto con Egisto, su amante, matarán a
Agamenón. En cuanto a ellos tres, deben encontrar la manera de sustituir a la princesa por
otra víctima.
Capítulo XXII :
Mientras esto ocurría, Aquiles recibe una carta de Clitemnestra pidiéndole que cuide de su
hija, adjuntando una cantidad considerable de oro. Inmediatamente Aquiles corre hacia el
bosque, llama a Menelao y a sus compañeros, prohibiéndoles que toquen a Ifigenia, y, al
amanecer, acercándose a ellos, se lleva a Ifigenia.
En este momento, una cierva de gran belleza se paró ante el altar : los héroes, convencidos
de que ésta era la víctima aludida por la diosa, inmediatamente la sacrificaron.
Terminado el sacrificio, la plaga cesó, el cielo se esclareció y el aire adoptó la perfecta
serenidad que se le conoce en la época del verano. Aquiles y los que habían presidido la
ceremonia, entregaron a Ifigenia al cuidado del rey de la Escitas que estaba con ellos.
[OBSERVACIONES : Una peste envía también Apolo a los griegos que están ya sitiando la
ciudad de Troya, porque Agamenón ha deshonrado a Crises, uno de sus sacerdotes, al
negarse a liberar a su hija Criseida, hecho que, además, suscitó la cólera de Aquiles con
cuya explicación empieza la Ilíada : Agamenón consintió a renunciar a Criseida, siempre
y cuando le fuera entregada a cambio Briseida, la esclava que le había correspondido a
Aquiles (Ilíada/Homero, Canto I, 9 a 100)].
Capítulo XXIII :
Los jefes del ejército, viendo el mar tranquilo y los vientos favorables, van al encuentro de
Agamenón, lo consuelan por la, supuesta, muerte de su hija, y, por segunda vez, le
conceden los honores del mando.
Poco después, todo el ejército se hizo a la mar bajo el mando de sus correspondientes
jefes, con los barcos cargados con las riquezas ofrecidas por los habitantes de la región.
Anio y sus hijas, sacerdotisas de Baco, que, según se decía, habían recibido de este dios la
virtud de transformar en alimento todo lo que ellas tocaban, les abastecieron de trigo, vino
y de los demás alimentos necesarios para la subsistencia de las tropas.
De esta forma, abandonaron el puerto de Áulide.
639 Entonces
640 el piadoso Anquises dijo así : “Eximio sacerdote de Febo,
416
641 ¿me equivoco o tú tenías un hijo la primera vez que yo vi
642 estas murallas, y dos hijas también, si mal no recuerdo?”.
417
Diodoro de Sicilia, en su día, también había hablado sobre Ténedos :
Tenes, desde Colone en Tróade, acompañado de colonos, alcanzó una
isla deshabitada llamada Leucofris, y fundó en ella una ciudad a la que
llamó Ténedos, nombre derivado del suyo :
BIBLIOTECA HISTÓRICA (Diodoro de Sicilia) : Libro V-83, 1, 2 y 4 :
001 Ténedos fue colonizada de la manera siguiente : Tenes era hijo de Cicno, que
reinaba en Colone, en Tróade, y era un hombre insigne por sus excelentes cualidades.
002 Después de reunir un grupo de colonos y usar como punto de partida la costa del
continente (Asia Menor) situada enfrente, ocupó una isla deshabitada que se llamaba
Leucofris, la dividió en lotes que repartió entre los hombres que estaban bajo su mando,
y fundó en ella una ciudad a la que llamó Ténedos, nombre derivado del suyo.
Tras estas explicaciones “históricas”, Diodoro relata también lo que cuentan los “mitos·” :
004 No debemos pasar por alto los mitos que los tenedios cuentan sobre el fundador de
su ciudad, Tenes.
Dicen que Cicno, su padre, dando crédito a las injustas calumnias de su mujer (la
segunda, que el Pseudo-Apolodoro llama Filónome, acusó a Tenes de intentar violarla),
puso a su hijo Tenes en una caja y lo lanzó al mar; la caja, arrastrada por las olas, fue
a parar a Ténedos, y Tenes, al salvarse milagrosamente por el designio de algún dios,
fue rey de la isla; y haciéndose famoso por su justicia y por sus otras virtudes, se granjeó
honores inmortales.
Puesto que un flautista había testimoniado falsamente contra él cuando se produjeron las
calumnias de su madrastra, los tenedios establecieron por ley que ningún flautista
entrara en el santuario.
Pausanias es quien dice con mayor claridad en qué consistió el delito del
que fue acusado Tenes por su madrastra Filónome : al no ser
correspondida por Tenes, Filónome lo acusó ante Cicno de haber
intentado violarla :
418
Troya, los griegos trasladaron a Ténedos el campamento tras haber dejado ante las
puertas de la ciudad, el caballo de madera, para que los Troyanos pensaran que se
retiraban a su patria (Fábulas. CVIII. El Caballo de Troya, 1).
En otro lugar, dice : La isla de Ténedos, frente a Ilión, de 1.200 estadios de perímetro
(Fábulas. CCLXXVI. Las Islas más grandes, 4)].
Al ver que los helenos venían navegando en dirección a Ténedos, Tenes trató de
rechazarlos lanzándoles peñascos y murió a manos de Aquiles herido de espada en el
pecho, a pesar de que Tetis había advertido a Aquiles que no matara a Tenes, pues si lo
hacía, él mismo moriría a manos de Apolo en el caso de que matara a Tenes
(Apéndices/Pseudo-Apolodoro, III, 26).
Según Higino, no sólo encendió la hoguera, sino que fue el que construyó la pira : Se dice
que entonces Filoctetes, hijo de Peante, construyó para Hércules una pira sobre el monte
Eta y que éste subió allí y <abandonó> la condición de mortal. Por este favor. Hércules dio
a Filoctetes su arco y sus flechas (Fábulas. XXXVI, 5)].
420
003 Más tarde un oráculo les vaticinó que sin las flechas de Hércules no podrían
tomar Troya. Entonces, Agamenón le envió como emisarios a Ulises y Diomedes. Lo
convencieron para que se reconciliara con ellos y les ayudara a conquistar Troya y se
lo llevaron.
PROCLO/CRESTOMATÍA/CIPRIAS :
Luego navegan hacia Ténedos. Filoctetes, herido por una culebra de agua mientras se
banqueteaba, es abandonado en Lemnos a causa del hedor de la herida; y Aquiles, por
haber sido invitado el último, disputa con Agamenón.
001 Un oráculo advirtió a los aqueos que el primero que arribara a las costas troyanas,
421
moriría. Cuando la flota aquea atracó, Yolao, hijo de Íficlo y Diomedea, mientras los
demás vacilaban, fue el primero en saltar de la nave y, al instante, murió a manos de
Héctor. Todo el mundo lo llamó Protesilao, porque fue el primero de todos que murió.
002 Cuando su esposa Laodamía, hija de Acasto, se enteró de que había muerto,
lamentándose, pidió a los dioses que le permitieran hablar con él tres horas. Tras
conseguirlo, conducido por Mercurio (Hermes), habló tres horas con él. Pero cuando
Protesilao se volvió a marchar, Laodamía no pudo soportar el dolor (Higino/Fábulas.
CIII. Protesialo, 1 y 2).
[OBSERVACIONES : Higino sigue contando que Laodamía hija de Acasto, tras haber
perdido a su esposo, cuando agotó las tres horas que había pedido a los dioses, no pudo
soportar las lágrimas y el dolor. Así pues, hizo una estatua de arena según la imagen de su
esposo Protesilao, la colocó en su habitación y, fingiendo un sacrificio, comenzó a rendirle
culto. Cuando su padre lo descubrió, mandó quemar la estatua y los objetos sagrados en
una pira que se había hecho. Laodamía, no pudiendo soportar su dolor, se arrojó a la pira
y se abrasó (Fábulas. CIV. Laodamía, 1 a 3)].
422
Compadecidos los dioses, Hermes trajo del Hades a Protesialo, y Laodamía, al verlo,
creyó que venía de Troya y se alegró, pero cuando de nuevo fue devuelto al Hades, se
quitó la vida.
Protesilao se encuentra entre los hombres a los que se les rindieron honores de dioses :
Ovidio, a la vez que cuenta el episodio que le costó la vida a Protesilao, se extiende sobre
lo que ocurrió a continuación, cuando se enfrentaron Aquiles y Cicno, enfrentamiento que
terminó con la muerte de éste último :
423
066 armado; estorban los troyanos el desembarco y defienden la playa,
067 y por obra del destino caíste tú el primero, Protesilao, bajo la pica
068 de Héctor. El combate que se traba cuesta caro a los Dánaos,
069 pues Héctor dio pruebas de su coraje con una carnicería.
070 Tampoco los frigios aprendieron con poca sangre lo que podía
071 la aquea diestra.
Las playas se tiñen de rojo a causa de la sangre derramada por Cicno al frente de los
troyanos y Aquiles al frente de los griegos. Es importante la observación que Ovidio pone
entre paréntesis : Aquiles se encontró y enfrentó a Cicno (al principio de la guerra), ya
que con Héctor se encontraría al final, en el último año de la guerra :
132 No lo soportó más (Aquiles), y con su rodela golpeó tres y cuatro veces
133 el rostro descubierto de su adversario, y con el pomo
134 las huecas sienes, y al retroceder le sigue y acosa, le empuja
135 y derriba, y no da tregua al aturdido. El terror se apodera
136 de Cigno, ante sus ojos flotan tinieblas y al recular una piedra
137 en medio del campo estorba sus pasos atrás. Tras arrojarlo
138 sobre esta piedra boca arriba, Aquiles le da la vuelta
139 con gran esfuerzo y lo aplasta contra el suelo. Entonces
140 comprimiéndole el tórax con la rodela y con sus duras rodillas,
141 tira de las correas del casco; éstas le oprimen desde abajo
142 el mentón, le estrangulan la garganta y privan de aliento
143 a entrambas tráqueas. Se disponía a expoliar al vencido :
144 ve sus armas abandonadas; su cuerpo lo transformó
145 el dios del mar (Neptuno/Posidón) en la blanca ave cuyo nombre (cisne) antes
tenía.
[OBSERVACIONES : Ovidio dice que fue la “Fama” -v. 64- la que informó a los troyanos
sobre la llegada de navíos griegos.
Dictis Cretense dice que mercaderes escitas (de la costa Norte del Ponto Euxino o Mar
Negro) que recorrían el Helesponto (estrecho de los Dardanelos) y los mares vecinos
(mares Egeo y Mármara) para comerciar con los habitantes de las comarcas marítimas,
extendieron el rumor del armamento de los Griegos. Esta noticia llenó a la ciudad de
Troya de tristeza y de temor. Sobre todo aquellos que desde el principio habían
desaprobado la acción de Alejandro, repetían sin cesar que se había ofendido
gravemente a los Griegos, y que, por alimentar la insaciable avidez de algunos, se corría
hacia una ruina segura (Historia de la Guerra de Troya, Libro II. Capítulo VIII)].
424
[OBSERVACIONES : al hablar Ovidio de las playas sigeas –v. 71- , se refiere a las playas
del cabo Sigeo, cabo que se encontraba a la entrada del Helesponto o estrecho de los
Dardanelos, cerca de Troya, y donde desembocaba el río Escamandro.
Heródoto dice lo siguiente :
- Por un lado, habla de una península, la de Anatolia, que por el norte comienza en el
Fasis (en la Cólquide), se prolonga en dirección al mar (Egeo), bordeando el Ponto
(Euxino o mar Negro) y el Helesponto (refiriéndose probablemente a la Propóntide o mar
de Mármara, y al Helesponto propiamente dicho, o estrecho de los Dardanelos), hasta
Sigeo, en la Tróade (Historia. Libro IV-38, 2).
- Por otro lado, hablando de los Pisistrátidas (enfrentados a los Lacedemonios), dice que
sin más demora partieron entonces hacia Sigeo, a orillas del Escamandro … (Historia,
Libro V-65, 3). Más adelante, habla también de Sigeo, en el Helesponto (Historia,
V-91, 1)].
[OBSERVACIONES : Ovidio afirma que Ulises, con la pica del Pelio –v. 74- causaba
estragos en las filas de los troyanos. Esta pica se la había regalado el buen centauro
Quirón a Peleo, padre de Aquiles, el día de su boda con la nereida Tetis, según el relato
que leemos en las “CIPRIAS”, nº 3 : Quirón, tras haber arrancado un rozagante fresno, lo
preparó para una lanza. Dicen que Atenea la pulió y Hefesto la guarneció. Con esa lanza
Peleo destacaba en los combates y después de él, Aquiles. La historia aparece en el
autor de las “Ciprias” (Escolios A y min. A Ilíada XVI 140).
El relato de Homero contando cómo Aquiles presta sus armas a Patroclo para que vaya
en defensa de las naves aqueas, incendiadas por los troyanos, dice que lo único que no
cogió fue la pica del intachable Eácida (Aquiles nieto de Éaco), pesada, larga y compacta;
ningún otro de los aqueos podía blandirla; sólo Aquiles era capaz de blandir la pelíada
lanza de fresno que Quirón había procurado a su padre de la cima del Pelio, para que
fuera matanza de héroes (Ilíada, XVI, 140 a 144)].
Al desembarcar (los griegos) en Troya, los rechazan los troyanos y Protesilao muere a
manos de Héctor. Luego Aquiles los pone en fuga, tras matar a Cicno, el hijo de
Posidón.
Es en este momento cuando Proclo/Ciprias sitúa la visita que los emisarios griegos
hicieron a los troyanos, y al no hacerles caso, se iniciaron las hostilidades :
Retiran los muertos y envían embajadores a los troyanos, reclamando a Helena y las
riquezas. Como aquéllos no atienden a su demanda, se lanzan ya entonces al asalto.
Cuenta Dictis Cretense que, tras la muerte de Protesilao, intervinieron Aquiles y Áyax (o
Ayante apodado el Grande), hijo de Telamón, y, desembarcando se cubrieron de gloria, ya
que su valentía infundía igual terror a sus enemigos como valor a sus soldados, lo que
obligó a los troyanos a retirarse en una total desbandada.
Esto permitió a los griegos organizar el desembarco, nombrar a Aquiles y Áyax jefes de
las dos alas del ejército, despedir a Télefo que los había guiado hasta Troya, y rendir el
último homenaje a Protesilao.
425
Mientras estaban ocupados en estos menesteres, Cicno, cuyo reino lindaba con el de
Troya, informado de nuestra llegada, cayó silenciosamente y de improvisto sobre los que
nos estábamos ocupando de esta piadosa obligación, hizo huir a nuestras gentes que
erraban de acá para allá, sin orden y sin respetar disciplina alguna. Un ataque tan
imprevisto, los había doblemente horrorizado.
Al conocer esta noticia, los que no tomaban parte a la ceremonia, se unen y se dirigen
con fuerza hacia el enemigo. Entre ellos estaba Aquiles, se pega al rey (Cicno), lo mata,
provoca una gran carnicería sobre estos nuevos enemigos y de esta forma libera a los
nuestros que huían.
III.5.01 Los griegos atacan y destruyen los pueblos y ciudades cercanos a Troya, y a
la vez envían una primera embajada a Príamo :
Sin cobrar valor los bárbaros, Aquiles asesina en emboscada a Troilo (hijo de Príamo) en
el templo de Apolo Timbreo y, entrando de noche en la ciudad, apresa a Licaón (hijo de
Príamo) (Epítomes/Pseudo-Apolodoro, III, 32).
426
paterna, donde posteriormente de nuevo fue apresado –y muerto- por
Aquiles.
Aquiles, tras superar el abatimiento en el que lo había postrado la muerte
de Patroclo, vuelve a la batalla, acorrala a un grupo de troyanos en las
aguas del río Janto (o Escamandro) y tras cansar sus manos de matanza,
seleccionó a doce muchachos y los sacó vivos del río como víctimas para
expiar la muerte de Patroclo, tras lo cual, arremetió de nuevo, ávido de
proseguir la mortandad.
Entonces fue cuando encontró a Licaón y recordó que, en otros tiempos,
lo había apresado en una incursión nocturna para venderlo en la bien
fundada Lemnos :
Al verlo, Aquiles no quedó insensible ante su belleza, capaz de resucitar a los troyanos
que acaba de matar :
427
077 aquel día en que me apresaste en la bien construida era,
078 cuando me llevaste a venderme lejos de mi padre y de los míos
079 a la muy divina Lemnos, y yo te granjeé el valor de cien bueyes.
080 Luego me rescataron, pagando tres veces ese precio. Esta aurora
081 es la duodécima desde que he vuelto a entrar en Ilio
082 tras muchas penas, y ahora en tus manos me ha vuelto a poner
083 mi maldito destino … “.
Continuando con su petición de clemencia, Licaón le dice que, aunque hijo de Príamo, su
madre es Laótoe, hija de Altes, por lo que le pide :
095 “No me mates, pues no he nacido del mismo vientre que Héctor (hijo de Hécuba),
096 el hombre que ha matado a tu amable y esforzado compañero (Patroclo)”.
- Que Euneo era hijo de Jasón, lo leemos en la Ilíada, cuando, una vez terminado el muro
que protegía la ensenada donde los griegos guardaban sus naves : Inmolaron bueyes en
las tiendas y tomaron la cena. Había allí unas naves que habían traído vino de Lemnos.
Eran muchas y las había despachado el Jasónida Euneo, que Hipsípila alumbro por obra
de Jasón, pastor de huestes (Ilíada, VII, 466 a 469).
- En otro lugar de la Ilíada, Homero precisa cual fue el precio pagado : una argéntea
cratera labrada que Aquiles estableció como premio a quien ganara la carrera de
velocidad convocada por el héroe, en honor de Patroclo muerto : una argéntea cratera
labrada, que tenía seis medidas de capacidad y en belleza superaba a todas las de la
tierra en mucho … En pago por Licaón, hijo de Príamo, se la había entregado al héroe
Patroclo, el Jasónida Euneo (Ilíada, XXIII, 740 a 749)].
428
que no se enfrente cuerpo a cuerpo contra el Pelida Aquiles, tal y como
había prometido a los reyes troyanos; Eneas le responde diciendo :
Más adelante, cuando los dos se encuentran frente a frente, es Aquiles quien le recuerda
a Eneas lo ocurrido en el Ida :
PROCLO/CRESTOMATÍA/CIPRIAS :
A continuación, Aquiles contiene a los aqueos, que se disponían a emprender el regreso y
luego le quita las vacas a Eneas, saquea Lirneso y Pédaso y muchas de las ciudades
aledañas y asesina a Troilo.
Igualmente Aquiles toma Lesbos (isla del mar Egeo) y Focea, después Colofón, Esmirna,
Clazómenas y Cime (ciudades de Eolia/Lidia), y tras éstas, Egíalo (ciudad de Paflagonia) y
Tenos (¡isla cercana a Delos, en las Cícladas!); después, sucesivamente, Adramitio
(Eolia/Misia) y Side (¡Panfilia!), y después Endio (Eolia), Lineo y Colona (Tróade). Toma
también la Tebas Hipoplacia (o simplemente Teba, junto a Lirneso) y Lirneso (Tróade), a
las que añade Antandro (Misia) y otras muchas (Epítomes/Pseudo-Apolodoro, III, 33).
429
De las ciudades citadas por el Pseudo-Apolodoro, vamos a retener tres de
ellas : Lesbos, Lirneso y Tebas Hipoplacia (o simplemente Teba).
LESBOS : Entre los regalos que Agamenón pretende hacer a Aquiles para calmar su
cólera, se encuentran siete mujeres lesbias :
430
690 que había arrebatado para sí de Lirneso, tras muchas fatigas
691 por saquear completamente Lirneso y las murallas de Teba.
TEBAS HIPOPLACIA : esta ciudad se encontraba en la Tróade o en Misia y no debe
confundirse con la Tebas, “la de las siete puertas” (cercana a Atenas) en Beocia.
Su importancia se debe a que en esta ciudad se encontraba Criseida, de bellas mejillas,
hija de Crises, un sacerdote de Apolo, y que fue entregada como botín a Agamenón.
Agamenón se vio obligado a devolver a Criseida a su padre Crises, pero, a su vez, obligó
a Aquiles a entregarle su esclava, Briseida, de bellas mejillas, de la que estaba
enamorado, lo cual desencadenó su famosa “cólera” (que expondremos con detalle en el
apartado : LA CÓLERA DE AQUILES) :
Homero en la Ilíada, pone en boca de Aquiles las numerosas conquistas
efectuadas y los tesoros conseguidos, aunque sin entrar en detalles :
Dictis Cretense habla también de las conquistas llevadas a cabo por Aquiles, pero cuenta
con mayor detalle lo sucedido en Lirneso y en Pédaso : Aquiles … ataca a los cilicios
(Asia Menor), toma al asalto en pocos días la ciudad de Lirneso, mata a Eetión, llena sus
barcos de riquezas, y se lleva cautiva a Astínome (llamada Criseida por otros autores),
hija de Crises, que, por aquellos días, había sido dada en matrimonio a este príncipe.
Desde allí, cae sobre Pédaso, ciudad principal de los léleges, de la que se apodera. Brises
que era su rey, había sido testigo durante el asedio, del valor de los Griegos. Convencido
de que le era imposible hacer frente a semejantes enemigos … entra en su palacio
estrangulándose con sus propias manos. La ciudad fue rápidamente tomada, la mayor
parte de sus habitantes fue pasada por el filo de la espada e Hipodamía (llamada Briseida
por otros autores), hija del rey, fue presa del vencedor (Historia de la Guerra de Troya.
Libro II. Capítulo XVII)
431
El relato de Higino es más complicado que el de Dictis Cretense, porque
junto a Polidoro, hijo de Príamo y Hécuba, aparece un nuevo personaje,
Deípilo, el hijo que Ilíona (hija también de Príamo) tuvo con Polimnéstor,
rey de Tracia : Ilíona y Polimnéstor criaron a ambos como si fueran
hermanos, hasta el punto que Polidoro (hijo de Príamo) pensaba que
Polimnéstor era su padre.
[OBSERVACIONES : Ovidio, cuando cuenta el fin de Ilión/Troya arrasada por los griegos,
hace mención a la muerte de Astianacte arrojado desde aquella torre desde donde tantas
veces viera a su padre (Héctor) … luchando por él y por el reino de sus antepasados
(Metamorfosis, Libro XIII, 408 a 417)].
Áyax, después de esta expedición, volvió sus armas contra los Frigios. Penetra en su
territorio y mata con su propia mano, en un combate singular, a su rey Teutras. Unos días
más tarde, toma su principal ciudad, la reduce a cenizas después de haber retirado un
inmenso botín. Formando parte de las cautivas, se encontraba Tecmesa, hija de Teutras
(Historia de la Guerra de Troya/Dictis Cretense -que es quien relata la historia-. Libro II.
Capítulo XVIII).
Así, nuestros dos héroes, después de haber devastado o conquistado una gran parte del
país, y llevado la gloria de su nombre a tantos lugares distintos, volvieron al mismo tiem-
po al campamento, como si se hubieran puesto de acuerdo. Entonces, todos los jefes y el
ejército entero, se reúnen obedeciendo la voz del heraldo.
432
Aquiles y Áyax se adelantan al centro de la asamblea, exhibiendo a sus camaradas las
pruebas ciertas de sus trabajos y de su valor (el botín conseguido).
A continuación, proceden al reparto del inmenso botín que los héroes habían traído. Con el
consentimiento de todos, del botín traído por Aquiles, apartaron a Astínome (Criseida),
mujer de Eetión e hija de Crises, y se la ofrecieron a Agamenón en su calidad de rey
supremo.
Aquiles, además de a Hipodamía (Briseida), retuvo a Diomedea, porque estas princesas,
las dos de la misma edad y alimentadas con la misma leche, no podían ser, sin causar
gran disgusto, separadas la una de la otra.
El resto de los despojos se dividió entre todos, y se recompensó a cada uno según sus
servicios.
Seguidamente, Ulises y Diomedes, a petición de Áyax, presentan a la asamblea las
riquezas que este príncipe había traído de sus correrías.
Se retira una suma considerable de oro y plata que se entrega a Agamenón.
Tecmesa, hija de Teutras, es cedida a Áyax en recompensa de sus hazañas.
El resto es repartido entre los demás jefes y se distribuye el trigo a todo el ejército.
(Historia de la Guerra de Troya/Dictis Cretense. Libro II. Capítulo XIX).
Terminado el reparto del botín, Áyax Telamonio informa a la asamblea sobre lo ocurrido
en Tracia con el rey Polimnéstor, y de la entrega que éste le había hecho de Polidoro, hijo
de Príamo. Entonces acuerdan que Ulises y Diomedes irían hacia Príamo para
reclamarle de nuevo a Helena y los riquezas robadas y que, bajo esta condición, ofrecían
devolverle a Polidoro. Menelao, en cuyo favor se iniciaba esta negociación, se unió a
ellos. Polidoro es puesto bajo vigilancia, y los enviados llegan a Troya.
Los (troyanos) que gobernaban el partido del pueblo vieron con regocijo llegar personajes
tan distinguidos por su mérito y por su nacimiento, y convocaron inmediatamente la
asamblea de ancianos, cuyos consejos tenían por costumbre escuchar en los asuntos
importantes. En cuanto a Príamo, se hallaba retenido prisionero por sus hijos en su
propio palacio.
Menelao, a la cabeza de los Griegos, dijo en presencia de todos, que venía, por segunda
vez, a quejarse del maltrato ejercido sobre él y su familia, a derramar en su presencia
lágrimas muy amargas por la situación de su hija, privada de los cuidados y de la ternura
materna, y mostrarles la saeta mortal que había traspasado su corazón, lanzada por la
mano de un desagradecido, en otro tiempo su huésped y su amigo.
Los ancianos respondían a sus quejas con suspiros y compartían con él su desgracia.
(Historia de la Guerra de Troya/Dictis Cretense. Libro II. Capítulo XX).
A continuación toma la palabra Ulises recordando a los Troyanos que los Griegos, a
pesar de la ofensa recibida, no recurrieron primero a las armas, sino que vinieron aquí,
a Troya, con Menelao, para reclamar a Helena, y que, como respuesta sólo recibieron de
Príamo y sus hijos, palabras soberbias, amenazas e injurias; e incluso tuvieron la osadía
de tendernos trampas para hacernos perecer. “No habiendo conseguido nada, sigue
diciendo Ulises, creo que era muy natural el recurrir a las armas y pretender conseguir
por la fuerza un derecho que en vano habíamos esperado recuperar por las vías de la
moderación y de la amistad”.
433
Ahora, un gran ejército mandado por grandes jefes, se encuentra ante ellos, aunque su
intención no es hacer la guerra, sino, conseguir con palabras lo solicitado anteriormente.
Y termina diciendo : “Troyanos, vuestra suerte tenéis en vuestras manos. No nos
arrepentiremos de haber negociado con vosotros, si recuperáis sentimientos más justos, y
si mediante una sabia decisión, reparáis la falta que habéis cometido”.
(Historia de la Guerra de Troya/Dictis Cretense. Libro II. Capítulo XXI).
Cuando hubo terminado Ulises, el troyano Pántoo (padre de Polidamante, servidor y amigo
de Héctor) tomó la palabra diciendo : “Ulises, habláis delante de una asamblea rebosante
de buena voluntad, pero que no tiene ningún poder para remediar el mal ocasionado”.
Dichas estas palabras, hace entrar a todos los que militaban en el bando de Príamo, y a los
que Ulises trató de hombres injustos y perversos, en todo semejantes a Alejandro, dignos
de seguir sus pasos, tras haberse alejado de la senda del honor.
Finalmente, la asamblea envía a dos de sus miembros para que informe a Príamo de todo
cuanto se había tratado, incluida la información sobre lo ocurrido con su hijo Polidoro.
(Historia de la Guerra de Troya/Dictis Cretense. Libro II. Capítulo XXIII).
Ante estas palabras, Héctor, muy a su pesar, declaró que no devolvería a Helena, ya que
ella se había puesto, según él, bajo la salvaguardia de la casa de Príamo, y sería una
434
villanía negarle la protección con la que ella había contado. Añadió, que en lugar de
Helena, podían ofrecerles a Polixena o a Casandra, hijas de Príamo y Hécuba, a su
elección, junto con una dote digna de este príncipe (Historia de la Guerra de Troya/Dictis
Cretense. Libro II. Capítulo XXV).
Tras estas palabras, los embajadores abandonan el consejo, y los troyanos se vuelven
contra Eneas acusándole de ser la causa de la próxima ruina de la casa de Príamo, debido
al odio que contra ella tenía acumulado (Historia de la Guerra de Troya/Dictis Cretense.
Libro II. Capítulo XXVI).
Cuando los embajadores llegan al campamento y cuentan lo sucedido con los Troyanos,
los Griegos toman como primera medida, la decisión de condenar a muerte a Polidoro, al
cual ejecutan lapidándolo en medio de la llanura, a la vista de sus conciudadanos que desde
lo alto de las murallas son testigos de su suplicio.
Por su parte, Áyax Telamonio, armas en mano, pretende no dejar en pie ninguno de los
territorios y ciudades correspondientes a los aliados de Troya : Cila y Botira, ciudades
ricas, y destroza con una rapidez sorprendente, los territorios del monte Gárgaro
(formando parte del Ida), Arisba, Gergite, Escepsis y Larisa. Informado por los habitantes
de que numerosos rebaños se encontraban en el monte Ida, y empujado por los que le
acompañaban, allí se desplaza con un cuerpo de tropas ligeras, mata a los guardianes,
llevándose gran cantidad de animales. Seguidamente, cuando el tiempo le pareció
favorable, sin encontrar ninguna resistencia por parte del enemigo, que huía allí donde le
llevaban sus pasos, retornó al campamento con un botín considerable (Historia de la
Guerra de Troya/Dictis Cretense. Libro II. Capítulo XXVII).
[OBSERVACIONES : Recordemos que Licaón, cuando fue apresado por Aquiles, fue
vendido en Lemnos y comprado por el hijo de Jasón, y tras ser liberado por Eetión, fue
enviado a la divina Arisba, de donde, tras escaparse, regresó a Troya (Ilíada/Homero, XXI,
34 a 44)].
435
III.5.03 La cólera de Aquiles :
Hemos visto en el Apartado III.5.01, que, una vez que Aquiles y Áyax regresaron al
campamento, se procedió al reparto del botín que ambos habían conseguido.
A Agamenón le fue entregada Astínome (o Criseida), la hija de Crises, sacerdote de Apolo.
A Aquiles le fueron entregadas Briseida, hija de Brises, y Diomedea, hija de Forbante.
Dictis Cretense sigue contando que mientras esto sucedía, Crises, sacerdote de Apolo
Esminteo …, informado sobre la cautividad de su hija Astínome (Criseida), que le había
tocado a Agamenón en el reparto, y lleno de esperanza en la grandeza del dios (Apolo)
del que era ministro, se llegó hasta nuestros barcos. Llevaba marcada sobre su semblante,
la majestad de Apolo; iba vestido con sus ornamentos sagrados, de manera a inspirar a
nuestros reyes mayor respeto …
En primer lugar, ofrece una suma considerable para el rescate de su hija …
(Historia de la Guerra de Troya/Dictis Cretense. Libro II. Capítulo XXVIII).
Homero, en su tiempo, había descrito esta misma situación con mayor realismo :
012 Pues aquél (Crises) llegó a las veloces naves de los aqueos
013 cargado de inmensos rescates para liberar a su hija (Criseida o Astínome),
014 llevando en sus manos las ínfulas (dos tiras de lana blanca que ceñían la cabeza de
los sacerdotes, cayendo después por las sienes) del flechador Apolo
015 en lo alto del áureo cetro, y suplicaba a todos los aqueos,
016 pero sobre todo a los dos Atridas (Agamenón y Menelao), ordenadores de huestes :
017 “Oh Atridas y demás aqueos, de buenas grebas (pieza de la armadura que cubría la
pierna desde la rodilla hasta el pie)!
018 Que los dioses, dueños de las olímpicas moradas, os concedan
019 saquear la ciudad de Príamo y regresar bien a casa;
020 pero a mi hija, por favor, liberádmela y aceptad el rescate
021 por piedad del flechador hijo de Zeus, de Apolo”.
(Ilíada, I, 12 a 21)
Aunque los aqueos estaban dispuestos a aceptar la propuesta del anciano, Agamenón con-
testó despectivo y amenazante : “Vete, no me provoques y así podrás regresar sano y
salvo” (Ilíada, I, 22 a 32).
436
Ante esta respuesta, Crises, aún sintiendo miedo, se dirigió a Apolo suplicándole : “Que
paguen los dánaos (griegos) mis lágrimas con tus dardos” (Ilíada, I, 33 a 42).
Y Apolo, escuchando su plegaria, lanzó contra los griegos sus flechas : “Primero
apuntaba contra las acémilas y los ágiles perros; mas luego disparaba contra ellos su
dardo con asta de pino y acertaba; y sin pausa ardían densas las piras de cadáveres,
hasta el punto que, incluso Hera se preocupó ante semejante mortandad (Ilíada, I, 43 a 56).
Agamenón, al escuchar estas palabras y a pesar de decir que, a la joven Criseida “la
prefiero antes que a Clitemnestra, mi legítima esposa”, obligado por la calamitosa
situación en que se encontraba el ejército, consiente en devolverla, no sin antes reclamar a
los suyos, en compensación, otro botín equivalente que constituya su recompensa, ya que,
437
de no recibirlo, él mismo podría coger por su cuenta, el de Aquiles, o el de Ayante
Telamonio o el de Ulises (Ilíada, I, 100 a 140).
[OBSERVACIONES : Aquiles pudo escuchar la propuesta que hacía Agamenón, pero sin
estar en absoluto de acuerdo con ella, puesto que despertó su cólera hasta el punto de
negarse a intervenir en la guerra de Troya].
La aflicción invadió al Pelida y, mientras dudaba entre desenvainar la aguda espada para
castigar al Atrida, o apaciguar su cólera, se le presenta Atenea, enviada por Hera,
pidiéndole que contenga su furor, porque “un día te ofrecerá Agamenón el triple de tantos
espléndidos regalos a causa de este ultraje” (Ilíada, I, 188 a 222).
Con la intención de establecer la concordia entre los dos protagonistas, el anciano y sabio
consejero Néstor, rey de Pilos, se levanta y dirigiéndose a Agamenón le pide que respete a
la esclava de Aquiles, y a Aquiles, que respete a su rey (Ilíada, I, 247 a 284).
Vano intento, porque Agamenón no estaba dispuesto a ceder ante Aquiles, ya que, dice,
éste “a todos quiere dominar”, y por su parte Aquiles, tampoco estaba dispuesto a
obedecer a Agamenón, puesto que, le reprocha : “me quitáis lo que me dísteis”,
refiriéndose a Briseida (Ilíada, I, 285 a 303).
Tras reñir así con opuestas razones, ambos se levantaron y dieron fin a la asamblea.
Aquiles, junto con Patroclo, se retira a su tienda, y Agamenón botó al mar una veloz nave,
al mando de Ulises, y a Criseida, de bellas mejillas, llevó y embarcó (Ilíada, I, 304 a 317).
439
El mismo relato, resumido, lo encontramos en Higino, aunque sitúa el
rapto de Criseida, en Misia sin precisar la ciudad, en lugar de en Tebas
Hipoplacia, junto a Lirneso, como hace Homero :
002 Por este motivo, Apolo destruyó casi todo su ejército, en parte por el hambre, <en
parte por la peste>. Así, Agamenón devolvió a Criseida embarazada al sacerdote. Ella
dijo que no había sido tocada por él y, llegado el momento, dio a luz al pequeño Crises
(igual nombre que el de su abuelo) y dijo que lo había concebido de Apolo.
Mientras, Aquiles sufre, e incluso llora al verse despojado de su querida esclava Briseida,
y cuenta a su madre sus desgracias, tiene lugar la llegada de Ulises a Crisa, quien, tras
dirigirse al altar de Apolo, entrega a Crises su hija Criseida y los toros necesarios para
ofrecer un gran sacrificio (hecatombe) al dios castigador de los griegos.
Seguidamente, Crises, satisfecho se dirige a Apolo rogándole : “aparta ya ahora de los
dánaos el ignominioso estrago”. Así habló en su plegaria, y le escuchó Febo Apolo.
Después de saciar el apetito de bebida y de comida … se acostaron a lo largo de las
amarras de popa de la nave, y, al amanecer se hicieron a la mar, y llegaron al
campamento griego ayudados por un próspero viento que les enviaba el protector Apolo
(Ilíada, I, 431 a 487).
Entretanto, velaba su cólera sentado junto a las naves, de veloz curso, el hijo de Peleo,
descendiente de Zeus, Aquiles, de pies ligeros, y ni frecuentaba la asamblea, que otorga
gloria a los hombres, ni el combate, sino que iba consumiendo su corazón allí quieto y
añoraba el griterío de guerra y la batalla (Ilíada, I, 488 a 492).
440
éstos, que acababa de perder a Hipodamía, el premio por sus hazañas, y la más dulce
recompensa de tantas victorias conseguidas para esos ingratos.
Aún hizo más : prohibió la entrada a su tienda de los jefes que venían a verle. No
perdonó, ni siquiera a sus amigos, el hecho de haberlo dejado a merced de los insultos de
Agamenón, en lugar de defenderlo, como hubieran tenido que hacer.
Permaneciendo, por consiguiente, encerrado en su tienda, sólo guardó a su lado a
Patroclo, su asistente, Fénix, su amigo y Automedonte que conducía su carro.
Por su parte, Tetis se encontró con Zeus en el Olimpo, se sentó delante de él mismo, le
abrazó las rodillas con la (mano) izquierda y, asiendo con la diestra su barba por debajo,
le suplicó justicia para Aquiles al que Agamenón ha deshonrado y quitado el botín. Aceptó
hacerlo Zeus a pesar de los problemas que ello le acarrearía con Hera. Los dos, tras
deliberar así, se separaron (Ilíada, I, 493 a 532).
Hera, que había contemplado la escena, se dirige a Zeus pidiéndole explicaciones, a lo que
éste le contesta irritado : “Siéntate en silencio y acata mi palabra, no sea que ni todos los
dioses del Olimpo puedan socorrerte cuando yo me acerque y te ponga encima mis
inaferrables manos”. Sintió miedo la augusta Hera … y se sentó en silencio, doblegando
su corazón.
Incluso su hijo Hefesto le aconseja : “Soporta, madre mía, y domínate, aunque esté
apenada; que a ti, aún siéndome tan querida, no tenga que verte con mis ojos apaleada”.
Al ponerse la refulgente luz del sol, los dioses se marcharon a acostarse cada uno a su
casa … También a su lecho marchó Zeus, el Olímpico fulminador, donde descansaba cada
vez que le llegaba el dulce sueño. Allí subió y se durmió, y a su lado Hera, de áureo trono
(Ilíada, I, 536 a 611).
441
ILÍADA (Homero) : I, 1 a
001 La cólera canta, oh diosa, del Pelida Aquiles,
002 maldita, que causó a los aqueos incontables dolores,
003 precipitó al Hades muchas valientes vidas
004 de héroes y a ellos mismos los hizo presa para los perros
005 y para todas las aves –y así se cumplía el plan de Zeus-,
006 desde que por primera vez se separaron tras haber reñido
007 el Atrida (Agamenón), soberano de hombres, y Aquiles, de la casta de Zeus.
008 ¿Quién de los dioses lanzó a ambos a entablar disputa?
009 El hijo de Leto y de Zeus (Apolo). Pues, irritado contra el rey,
010 una maligna peste suscitó en el ejército, y perecían las huestes
011 porque al sacerdote (de Apolo) Crises, había deshonrado
012 el Atrida.
Mientras Aquiles permanece junto a sus naves y sus soldados, tanto los griegos (argivos,
dánaos y aqueos) como los troyanos, preparan sus tropas para la guerra.
Al frente de los troyanos, se destacó el deiforme Alejandro con una piel de leopardo en los
hombros, el tortuoso arco y la espada; y con dos lanzas encastradas de bronce, desafiaba
a todos los paladines de los argivos a luchar hombre contra hombre en atroz lid.
Se alegró Menelao al ver al deiforme Alejandro, mientras que a Alejandro, su corazón se
aturdió y se replegó a la turba de los compañeros para eludir la parca (muerte).
Héctor, que contemplaba la escena, avergonzado ante semejante cobardía, exclamó :
“¡Calamidad de Paris, presumido, mujeriego y mirón! ¡Ojalá no hubieras llegado a nacer
o hubieras muerto célibe! …” (Ilíada, III, 1 a 57).
Príamo llama a Helena para que, a su lado, presencie el combate, a la vez que no la
considera a ella culpable de la guerra que lo enfrenta a los griegos, trasladando la culpa a
los dioses : “Ven aquí, hija querida, y siéntate ante mí y verás a tu anterior marido, a tus
parientes políticos y a tus amigos. Para mí tú no eres culpable de nada; los causantes son
los dioses, que trajeron esta guerra, fuente de lágrimas, contra los aqueos …” (Ilíada, III,
161 a 165).
Antes de empezar el combate, Príamo le pide a Helena que le vaya informando sobre los
griegos más importantes que van apareciendo; ésta accede, y a la vez que los nombra, va
precisando lo que caracteriza a cada uno de ellos :
442
- ULISES : “Ese otro es el Laertíada, el muy ingenioso Ulises, que se crió en el país de
Ítaca … Es experto en toda clase de engaños y sagaces artimañas” (Ilíada, III, 200 a 202).
- AYANTE o ÁYAX : “Ése es el monstruoso Ayante (hijo de Telamón), baluarte de los
aqueos” (Ilíada, III, 229).
- IDOMENEO : “Al otro lado, entre los cretenses, Idomeneo cual un dios se alza, con los
capitanes cretenses congregados alrededor” (Ilíada, III, 230 y 231).
- CÁSTOR y POLIDEUCES o PÓLUX : “Hay dos caudillos de huestes a quienes no
logro ver <ya habían fallecido, pero Helena lo ignoraba> : a Cástor, domador de caballos,
y a Polideuces, valioso púgil, los hermanos carnales que dio a luz la misma madre que a
mí <Leda> (Ilíada, III, 236 a 238).
Seguidamente, Príamo, acompañado por su consejero Anténor, saliendo por las puertas
Esceas de la muralla troyana, se dirigió hacia la llanura donde iba a tener lugar el duelo
entre Alejandro y Menelao. También estaban allí Agamenón y Ulises por parte de los
griegos (Ilíada, III, 250 a 270)
443
Los dos contendientes se detuvieron cerca uno de otro en el campo acotado, blandiendo
las picas y llenos de mutuo rencor. Ambos lanzaron las picas y, aunque mutuamente
ocasionaron destrozos en sus respectivas armaduras, no consiguieron herir a su oponente;
incluso, cuando Menelao atacó con la espada, ésta se rompió en tres o cuatro pedazos al
golpear el crestón del casco que llevaba Alejandro.
Menelao siguió atacando, agarró a Alejandro por el casco, y retorciéndolo, tiró hacia él, de
manera que la recamada correa que, pasando bajo el mentón, lo sujetaba, a la vez, lo
estaba estrangulando.
Y éste hubiera sido el final, si no hubiera intervenido Afrodita que rompió la correa y el
casco quedó en manos de Menelao que lo arrojó en medio de los aqueos; al volverse hacia
Alejandro ávido de matarlo con la broncínea pica, éste había desaparecido porque
Afrodita lo ocultó con una tupida bruma, a la vez que lo transportó y depositó en el
perfumado y aromático tálamo, en el interior del palacio de Troya (Ilíada, III, 340 a 446).
Sin embargo, esa no parecía ser la opinión de los dioses, en particular, la de Zeus, deseoso
de que la guerra continuara, y con este objetivo, ordenó a Atenea que se desplazara hasta
el campo de batalla para intentar que los troyanos rompieran los juramentos hechos : “Ve
al punto al campo de batalla entre troyanos y aqueos e intenta que los troyanos a los
ensoberbecidos aqueos sean los primeros en ofender contra los juramentos” (Ilíada, IV,
70 a 72).
Atenea se dispuso a cumplir la orden de Zeus, pero, al ser la protectora, junto con Hera, de
Menelao (Ilíada, IV, 7 y 8), antes tuvo que tomar el aspecto de un troyano, para que los
troyanos no sospecharan del engaño. Para ello, se internó entre la multitud de los troyanos
444
con la figura de Laódoco Antenórida (hijo de Anténor, prudente consejero de Príamo), y,
así disfrazada, buscó a Pándaro, hijo de Licaón, al que le propuso arrojar sobre
Menelao una veloz saeta, y, de esta forma, conseguir el favor y la gloria de todos los
troyanos, y por encima de todos, del rey Alejandro (Ilíada, IV, 73 a 104).
Pándaro acepta hacerlo, por lo que prepara su arco y sus flechas, según la preciosa y
precisa descripción que hace Homero :
La flecha sale del arco de Pándaro, pero es Atenea quien controla su trayectoria, de
manera que alcance a Menelao, su protegido, sin causarle graves heridas :
La herida causada a Menelao fue suficiente motivo para que Agamenón, temiendo por la
vida de su hermano, se exclamara : “Los troyanos te han herido y pisoteado los leales
juramentos”.
Menelao, intenta tranquilizar a su hermano diciéndole : “¡Recobra el ánimo … El agudo
dardo no se ha clavado en lugar mortal …”.
No obstante, un heraldo sale en busca de Macaón, hijo de Asclepio, el cual, al llegar, tras
reconocer la herida donde la amarga flecha había penetrado, succionó la sangre y encima
benignas medicinas con pericia espolvoreó, que Quirón había procurado a su padre por
amistad (Ilíada, IV, 148 a 219).
445
Mientras atendían a Menelao, Agamenón fue a pie pasando revista a las hileras de
guerreros, animándoles a reemprender la lucha :
- Vio a los cretenses en torno al belicoso Idomeneo (hijo de Deucalión, a su vez hijo de
Minos), al que le pide vaya al combate y se comporte con valor; éste le contesta diciendo :
“Insta a los demás aqueos … a reanudar cuanto antes la lucha ahora que los troyanos
han profanado los juramentos” (Ilíada, IV, 220 a 271).
- Pasó ante los Ayantes (Áyax hijo de Telamón, y Áyax hijo de Oileo), a los que dijo :
“Como no procede instaros, nada os ordeno, pues por cuenta propia mandáis a la hueste
luchar con vigor” (Ilíada, IV, 272 a 291).
- Alcanzó a Néstor, el sonoro orador de los pilios, que disponía a sus compañeros y los
instaba a luchar. Aunque ya anciano, no consideraba la vejez como un inconveniente, ya
que, decía, “así estaré entre los cocheros y los exhortaré con consejos y advertencias, el
privilegio de los ancianos (Ilíada, IV, 292 a 325).
- Halló al hijo de Péteo, Menesteo, fustigador de caballos, de pie, rodeado de atenienses,
instigadores del clamor de guerra. Cerca de él, se encontraba el muy ingenioso Ulises, con
las apretadas hileras de los cefalenios en torno de él, quietas (Ilíada, IV, 326 a 364).
- Halló al hijo de Tideo, al soberbio Diomedes … A su lado estaba erguido Esténelo, hijo
de Capaneo … (Ilíada, IV, 365 a 421).
Los dos ejércitos (dánaos y troyanos), en cuanto se juntaron y concurrieron en un mismo
lugar, entrechocaron pieles de escudos, picas y furias de guerreros, de broncíneas corazas
(Ilíada, IV, 422 a 456).
Algunos nombres se distinguieron en estos primeros enfrentamientos :
- El aqueo Antíloco, hijo de Néstor, fue el primero que capturó a un guerrero troyano …,
a Equépolo Talisíada … al que lanzó su lanza que se le clavó en la frente y traspasó el
hueso hasta dentro.
- Al pretender retirarlo para despojarlo de su armadura, el poderoso Elefénor
Calcodontíada, retoño de Ares, de Eubea, señor de los Abantes y mandando cuarenta
naves (hijo de Calcodón, hijo de Abante, hijo de Posidón) …, fue alcanzado por el
magnánimo Agénor (hijo de Anténor) en el costado …
- Ayante Telamonio acertó al hijo de Antemión, Simoesio …
- Contra Ayante fue, a su vez, Ántifo (hijo de Príamo), de tornasolada coraza, el Priámida,
disparó entre la multitud la aguda lanza, que no dio en Ayante Telamonio pero que
alcanzó a Leuco, valeroso compañero de Ulises …
- Irritado Ulises por la muerte de Leuco, mató a Democoonte, hijo bastardo de Príamo …,
le acertó con la lanza en la sien, incluso la otra temporal también traspasó la broncínea
punta …
- El destino trabó los pies a Diores Amarincida (hijo de Amarinceo), herido por obra de
un aristado guijarro junto al talón, circunstancia que aprovechó el Imbrásida (hijo de
Imbrasio) Píroo (jefe de los tracios, aliado de Troya) para herirlo con la lanza junto al
ombligo. Las vísceras enteras se derramaron al suelo …
- A Píroo (de Eno/Tracia), Toante le acertó con la lanza en el pecho, sobre la tetilla …
- En cuanto a Toante, los compañeros de Píroo lo rodearon y, aunque era corpulento,
valiente y admirable, se retiró estremecido.
(Ilíada, IV, 457 a 538).
Pero el que sobresalió por encima de todos los demás, en estos primeros enfrentamientos
446
entre griegos y troyanos, fue el Tidida Diomedes, hijo de Tideo, a pesar de que
Agamenón había dicho de él anteriormente, después de enumerar las hazañas de Tideo :
“Tal fue el etolio Tideo; sin embargo, Diomedes, el hijo que engendró, es peor que él en la
lucha, aunque sea mejor en la asamblea” (Ilíada, IV, 399 y 400).
Ajeno a lo que hacían los demás, Diomedes recorría enardecido todo el campo de batalla,
desbaratando los densos batallones de troyanos que, a pesar de su número, no resistían el
ataque (Ilíada, V, 85 a 94).
Viendo los estragos que el Tidida estaba causando, Pándaro, el hijo de Licaón (el que antes
había herido a Menelao, rompiendo así los juramentos hechos), se dirigió hacia Diomedes,
tensó su tortuoso arco, y la amarga flecha atinó en el hombro derecho, lo que hizo
exclamar al aliado de Troya : “¡Está herido el mejor de los aqueos …!”.
Sin embargo, poco duró su alegría, ya que Diomedes se dirigió a Esténelo, hijo de
Capaneo, pidiéndole que le arrancara del hombro la amarga flecha.
Así lo hizo el Capaneida, y Diomedes tras invocar la ayuda de Atenea, ésta se le apareció
diciéndole que había quitado de sus ojos la niebla que los tapaba para que pudiera
distinguir a los dioses de los hombres, de manera a no enfrentarse con los primeros, salvo,
si Afrodita fuera al combate; en ese caso, le dijo, “hiérela con el agudo bronce” (Ilíada, V,
95 a 132).
Tras alejarse Atenea, con igual furia se confundió entre los troyanos el esforzado
Diomedes. Capturó a Astínoo y a Hipirón … Marchó en pos de Abante y de Poliído, hijos
de Euridamante, el anciano intérprete de sueños … Marchó luego tras Janto y Toón, hijos
los dos de Fénope … (Ilíada, V, 143 a 158).
447
Luego se apoderó de dos hijos de Príamo Dardánida que estaban en un solo carro,
Equemón y Cromio (Ilíada, V, 159 a 165).
Eneas que lo vio arrasando las hileras de guerreros, se fue en busca de Pándaro, y al
encontrarlo le pide que lance un dardo a ese hombre que aquí triunfa y es autor de tantos
males, pues a muchos troyanos valerosos ha postrado las rodillas.
Pándaro le aclara que se trata del Tidida Diomedes, al que, dice, “le he arrojado un dardo
que le ha acertado en el hombro derecho …, pero no lo he doblegado”. Y se queja : “ya
he disparado contra dos de los paladines, el Tidida (Diomedes) y el Atrida (Menelao), y a
ambos el tiro les ha hecho brotar auténtica sangre, mas sólo he logrado despertar su
arrojo”, por lo que toma la firme decisión de, una vez regresado a su casa, echar el arco al
reluciente fuego, tras hacerle añicos con las manos (Ilíada, V, 166 a 216).
Eneas saltó a tierra para impedir que los aqueos se llevaran el cadáver de Pándaro
arrastrándolo. Diomedes reaccionó lanzando una peña que no habrían cargado dos
hombres, y con ella acertó a Eneas en la cadera … Entonces habría perecido si no hubiera
intervenido Afrodita quien, en torno de su querido hijo extendió los blancos brazos y lo
tapó … Mientras ésta sacaba del combate a su hijo, Esténelo cogió sus soberbios caballos
y se los entregó a Deípilo para que los condujera a las huecas naves (Ilíada, V, 297 a 327).
Diomedes, queriendo vengarse de Afrodita por haber salvado a Eneas de la muerte, saltó
con la aguda lanza y la hirió en el extremo de la mano delicada. Al punto la lanza taladró
la piel, traspasando el inmortal vestido que las propias Gracias le habían elaborado, en lo
alto de la muñeca. Fluía la inmortal sangre de la diosa, el icor, que es lo que fluye por
dentro de los dioses felices … Ella estalló en un gran alarido y dejó caer de sí a su hijo. Lo
protegió entre sus brazos Febo Apolo con una sombría nube …
Iris … la cogió y sacó del tumulto, y, encontrándose la diosa con su hermano Ares, le rogó
que le prestara sus caballos para llegar al Olimpo, donde está la sede de los inmortales.
Ares accedió, y al llegar Afrodita al Olimpo, encuentra a Dione, su madre, y le explica
cómo ha sido herida por el Tidida Diomedes. Con ambas manos, Dione enjugó el icor de
la mano de ella. Cicatrizó la muñeca y los graves dolores se fueron calmando …
Cuando Zeus se enteró de lo sucedido, sonriendo le dijo a la áurea Afrodita : “Hija mía, a
ti no te están dadas las bélicas empresas …” (Ilíada, V, 327 a 430).
Entretanto, por tres veces Diomedes atacó a Eneas …, ávido de matarlo, y tres veces
Apolo repelió con firmeza el reluciente broquel (escudo). Mas cuando por cuarta vez le
acometió …, lo increpó con aterradoras voces, y le dijo el protector Apolo : “¡Reflexiona,
Tidida, y repliégate! No pretendas tener designios iguales a los dioses, nunca se
parecerán la raza de los dioses inmortales y la de los hombres, que andan a ras de
suelo”.
El Tidida retrocedió y Apolo depositó a Eneas en la sagrada Pérgamo (acrópolis o
ciudadela de Troya), donde su templo estaba construido, en la parte más alta de Troya. Allí
le curaron las heridas, Leto (madre de Apolo) y Ártemis (hermana gemela de Apolo).
Mientras tanto, Apolo fabricó un simulacro idéntico al propio Eneas y lo colocó donde
troyanos y aqueos se destrozaban mutuamente.
Luego, va al encuentro de Ares rogándole perjudique a Diomedes, capaz de herir a una
diosa, Afrodita, y de amenazar a un dios, al propio Apolo, a la vez que le pide infunda
ánimo en las filas de los troyanos (Ilíada, V, 432 a 459).
Entonces, el pernicioso Ares, tomando la figura del impetuoso Acamante, príncipe de los
tracios (aliado de los troyanos), fue tras las filas troyanas a incitarlas para que resistan los
embates de los aqueos y acudan en ayuda de Eneas, el hijo del magnánimo Anquises.
Sarpedón, otro de los aliados de Troya, increpa a Héctor diciéndole : “¡Héctor! ¿Adónde
se te ha ido la furia que antes tenías? … Estás inactivo y ni siquiera mandas a las demás
huestes resistir y defender a sus propias esposas …”.
La reprimenda mordió a Héctor las mientes … y blandiendo agudas lanzas recorrió el
ejército por doquier, instándolos a luchar, y despertó una atroz contienda.
Para proteger a los troyanos, Ares extendió la oscuridad de la noche a su alrededor, a la
vez que sacaba a Eneas del santuario de Apolo donde se había refugiado para que se uniera
a sus compañeros, infundiendo la furia en su pecho (Ilíada, V, 460 a 518).
449
Por parte de los griegos, los dos Ayantes, Ulises y Diomedes, instaban a los dánaos a
combatir. El mismo Agamenón, hundió su lanza en el bajo vientre de Deicoonte,
camarada del magnánimo Eneas (Ilíada, V, 520 a 540).
Eneas también capturó a unos excelentes dánaos, Cretón y Orsíloco, expertos ambos en
todo tipo de lucha, que cayeron abatidos semejantes a elevados abetos.
De ambos se compadeció Menelao que, acompañado por Antíloco, hijo del magnánimo
Néstor, se enfrentó a Eneas para recuperar los cadáveres : éste, al verlos juntos, huyó.
Menelao se enfrentó a Pilémenes, alcanzándolo en la clavícula.
Antíloco acertó a Midón …, cargó con la espada y se la hundió en la sien.
Héctor los vio y se lanzó sobre ellos voceando sin cesar, acompañado por Ares y la
augusta Enío.
Al verlo, se estremeció Diomedes haciendo la siguiente reflexión : “A su lado (de Héctor)
siempre hay un dios … También ahora está a su lado Ares con la figura de hombre
mortal”.
Héctor mató a dos guerreros …, Menestes y Anquíalo.
Ayante Telamonio …, acertó a Anfio, hijo de Sélago … (Ilíada, V, 541 a 626).
Ante el ímpetu de Ares y Héctor …poco a poco atrás se replegaban los argivos, hasta que
Hera y Atenea, al contemplar la mortandad que sufrían sus protegidos, pidieron a Hebe,
ayudante de los dioses, que preparara su carro : Hera cogió las riendas de los caballos, y
Atenea, tras vestirse con sus armas, se montó a su lado.
Hera picó vivamente con la fusta los caballos, y al traspasar las puertas del cielo,
encontraron a Zeus en la cumbre más elevada del Olimpo, al que Hera reprochó su
pasividad ante las crueldades de Ares, ese insensato que ninguna ley divina conoce, a la
vez que le pedía permiso para golpearlo y así ahuyentarlo de la lucha.
Zeus dio su aprobación : “Lanza contra él a la depredadora Atenea, que es la que mejor
suele infligirle malignos dolores” (Ilíada, V, 699 a 766).
Hera fustigó a los caballos, llegaron a Troya y partieron ansiosas por defender a los
guerreros argivos. La diosa se detuvo junto a Diomedes y, tomando la figura del
magnánimo Esténtor, de broncínea voz, que gritaba tan fuerte como entre cincuenta,
dirigiéndose a los soldados les reprochó que, mientras frecuentaba el combate Aquiles, de
la casta de Zeus, nunca los troyanos más allá de las puertas dardánidas pasaron, pues
temían la robusta pica de aquél, mientras que ahora, en su ausencia, habían conseguido
llevar la lucha hasta las cóncavas naves (Ilíada, V, 767 a 791).
A su vez, Atenea se acercó a Diomedes que, junto a los caballos y al carro, estaba curando
la herida que le había causado Pándaro, y al que le reprochó su falta de valor hasta el punto
de no considerarlo el descendiente directo del belicoso Tideo Enida (hijo de Eneo).
Diomedes le recordó su prohibición de enfrentarse a los dioses, y sólo en caso de que
450
Afrodita, hija de Zeus, viniera al combate, debería herirla con el agudo bronce. Ese es el
motivo por el que, junto con los demás argivos, retrocede, ya que ha reconocido a Ares
enseñoreándose en la lucha (Ilíada, V, 792 a 824).
Mientras estas cosas ocurrían entre los dioses, la guerra entre troyanos y aqueos
continuaba.
Ayante Telamonio se enfrentó al noble y alto Acamante; acertóle en el crestón del casco y
en la frente se le clavó y traspasó el hueso hasta dentro, la broncínea punta de la lanza, y
la oscuridad cubrió sus ojos (Ilíada, VI, 1 a 11).
Diomedes mató a Axilo Teutránida … y a su escudero Calesio …
Euríalo (de Argos) despojó a Dreso y a Ofeltio (troyanos), y fue tras Esepo y Pédaso.
El aguerrido Polipetes mató a Astíalo; Ulises despojó a Pidites Percosio con la broncínea
pica, y Teucro al divino Aretaón.
Antíloco desarmó con la reluciente lanza a Ablero, el Nestórida, y Agamenón … a Élato ...
El héroe Leito (beocio) apresó a Fílaco mientras huía, y Eurípilo, hijo de Evemón,
despojó a Melantio.
Luego Menelao … a Adresto capturó vivo … aunque seguidamente murió a manos de
Agamenón (Ilíada, VI, 1 a 65).
De esta forma, los aqueos iban venciendo a los troyanos, por lo que Héctor, aconsejado por
su hermano Héleno, de los agoreros con mucho el mejor, abandonando el campo de
batalla, se dirigió al interior de Troya, al encuentro de su madre, de sus esposas y de los
ancianos del consejo, para que supliquen a las divinidades y les prometan hecatombes
(grandes sacrificios) (Ilíada, VI, 72 a 115).
451
Cuando Héctor llegó a las puertas Esceas y a la encina, corrieron a rodearlo las esposas
y las hijas de los troyanos, para preguntarle por sus hijos, hermanos, parientes y esposos.
Él iba mandando a todas implorar a los dioses … Y siguió su camino hasta llegar al
palacio de Príamo donde encontró a su madre Hécuba a la que le pidió fuera al templo de
la depredadora Atenea con sahumerios (perfumes que como el incienso se elevan hacia lo
alto), su manto (el que Paris le trajo de Sidón cuando regresó a Troya con Helena) y doce
terneras, a ver si se apiada de la ciudad, de las esposas de los troyanos y de sus tiernos
hijos, y así aparta de la sacra Ilio al hijo de Tideo (Diomedes), ese feroz guerrero … Así
lo hizo Hécuba, pero Palas Atenea no accedió (Ilíada, VI, 237 a 312).
Héctor también le confiesa sus temores de que llegue el día en que perezca la sacra Ilio, y
Príamo y la hueste de Príamo …, y, tras coger a su hijo en brazos, ruega a Zeus que alguna
vez uno diga de él : `Es mucho mejor que su padre´ …
Finalmente, Héctor y Alejandro se encontraron y, juntos, se dirigieron hacia el campo de
batalla, dejando para más tarde discutir sobre sus diferencias, diciendo Héctor : “Ea,
vayamos; eso lo arreglaremos más tarde, si alguna vez Zeus nos concede que a los
celestiales dioses sempiternos alcemos la copa libre en el palacio, tras expulsar de Troya
a los aqueos de buenas grebas” (Ilíada, VI, 447 a 529).
Llegados al campo de batalla, Alejandro mató a Menestio, Héctor a Eyoneo y Glauco hijo
de Hipóloco (licio, aliado de Troya) a Ifínoo Dexíada (Ilíada, VII, 1 a 16)
Atenea, desde el Olimpo ve la mortandad que los troyanos causan sobre sus protegidos
aqueos, por lo que decide descender hasta Troya.
Apolo que, desde Pérgamo (ciudadela de Troya), observaba cómo los troyanos iban
venciendo a los argivos, al ver a Atenea dirigirse hacia Troya, se lanzó a su encuentro.
Ambos dioses deciden que es mejor suspender el combate entre los troyanos y los aqueos,
y que sus diferencias se solucionen mediante el enfrentamiento, cuerpo a cuerpo, de un
representante de cada uno de los bandos.
452
Héleno, hermano de Héctor, augur y adivino, captó la voluntad de los dioses y así se lo
comunicó a su hermano : “Haz que se sienten los demás troyanos y todos los aqueos, y tú
desafía al más bravo de los aqueos a luchar hombre contra hombre en atroz lid”… Así
habló, y Héctor sintió una intensa alegría al oírlo …
Estando de acuerdo con la propuesta de su hermano, el propio Héctor se dirigió a los
aqueos para decirles que, aquél que esté dispuesto a enfrentarse a él, se destaque de todos y
comparezca aquí … (Ilíada, VII, 17 a 93).
De entre los griegos, Menelao fue le primero en aceptar el desafío (“yo mismo me armaré
de coraza contra éste”), pero Agamenón le obligó a desistir, ya que sabía que Héctor era
mejor que él. Como ningún otro se presentaba, el viejo Néstor tomó la palabra para
reprocharles estar todos medrosos ante Héctor.
Increpados así por el anciano, nueve en total se levantaron : Agamenón, Diomedes, los
dos Ayantes, Idomeneo, Meríones, Eurípilo, Toante Andremónida y Ulises. Todos querían
combatir contra Héctor.
Echaron a suertes sobre quién tenía que enfrentarse a Héctor representando a los griegos;
ésta recayó sobre Ayante Telamonio.
El monstruoso Ayante, baluarte de los aqueos, sonriendo con feroz rostro …, cargado con
el escudo, como una torre, broncíneo …, se detuvo muy cerca de Héctor, quien arrojó la
pica, de luenga sombra y acertó a Ayante en el temible escudo, sin causarle herida alguna.
En segundo lugar, Ayante … arrojó la pica, de luenga sombra y acertó al Priámida en el
broquel (escudo), sin causarle herida alguna.
Ambos se acometieron semejantes a carnívoros leones o a jabalíes. Sin embargo, al
acercarse la noche, los heraldos Taltibio (por parte aquea/griega) e Ideo (por parte troyana)
propusieron suspender la lucha. Como Ayante exigió conocer la opinión de Héctor, éste
contestó diciendo : “¡Ayante! Ya que el dios te otorgó corpulencia, fuerza y cordura, y con
la pica eres el más valioso de los aqueos, por el momento suspendamos hoy la lucha y la
lid. Más tarde volveremos a luchar …”.
Sellando el acuerdo, se intercambiaron regalos y se separaron : Héctor le entregó la
espada tachonada de argénteos clavos …, y Ayante, a su vez, le dio un cinturón reluciente
de púrpura (Ilíada, VII, 94 a 305).
Ayante se dirigió hacia la tienda de Agamenón, donde, tras hacer sacrificios a Zeus, Néstor
tomó la palabra pidiéndole al Atrida que suspenda el combate, que se recojan los cadáveres
de los aqueos muertos, se incineren, se levante un túmulo alrededor de la pira para una
tumba común, y, finalmente, se construyan altas torres, un valladar para las naves,
cavando, por el lado exterior una honda fosa, para protegerse contra los altivos troyanos.
Por su parte, los troyanos, unidos en asamblea en la ciudadela de Ilio, escucharon las
palabras de Anténor proponiendo que tanto Helena como las riquezas traídas con ella, sean
devueltas a los Atridas.
Alejandro contestó airado que no pensaba devolver a la mujer, aunque sí aceptaba
devolver las riquezas que se trajo con ella, y añadir otras propias.
453
Príamo, que habló a continuación, pidió que, al amanecer, Ideo fuera a las cóncavas naves
llevando la respuesta de Alejandro ofreciendo riquezas, y, a la vez, les haga la propuesta
siguiente : suspender el entristecedor combate, hasta que los cadáveres sean incinerados, y
volver más tarde a la lucha hasta que la deidad otorgue la victoria a los unos o a los otros
(Ilíada, VII, 306 a 378).
Así actuó Ideo, transmitiendo fielmente el doble mensaje, a lo que Diomedes respondió
diciendo que ya no aceptaban ni las riquezas, ni siquiera a Helena, pues “sobre los
troyanos ya se ciernen los cabos de su perdición”, respuesta con la que el mismo
Agamenón estuvo de acuerdo.
Fijadas de esta forma las posturas de ambos bandos, todos trajeron leña para incinerar a sus
muertos.
Finalmente, tras organizar un copioso festín, los aqueos junto a sus naves y los troyanos en
su ciudad, y hacer una libación al prepotente Cronión, todos se acostaron y recibieron el
regalo del sueño (Ilíada, VII, 379 a 482).
Entretanto, Zeus convocó la asamblea de los dioses en la cima más alta del Olimpo
ordenándoles abstenerse de participar en la guerra que enfrentaba a griegos y troyanos :
“Aquel a quien vea que por su voluntad se aleja de los dioses y va a socorrer a los
troyanos o a los dánaos, volverá al Olimpo en lamentable estado golpeado por el rayo, o
lo cogeré y lo arrojaré al tenebroso Tártaro … Así sabrá en qué medida soy el más
poderoso de los dioses …” (Ilíada, VIII, 1 a 29).
Al amanecer, tanto los aqueos como los troyanos, volvieron a la lucha : entrechocaron
pieles de escudos, lanzas y furias de guerreros, de broncíneas corazas.
Pero cuando el Sol llegó al centro del cielo, Zeus desplegó la áurea balanza haciendo que
la suerte de los aqueos descendiera hacia la tierra, mientras que la de los troyanos ascendía
hacia el cielo, haciendo que la resistencia de los primeros cediera ante el ataque de los
segundos.
Néstor era quien más peligro corría puesto que uno de los caballos que tiraban de su carro,
murió asaetado por Héctor, y también el anciano hubiera perdido la vida, de no haber sido
por Diomedes (hijo de Tideo) que, llegando hasta donde se encontraba, lo subió a su carro.
Juntos fueron al encuentro de Héctor al que el Tidida disparó su flecha, y, aunque a él lo
falló, mató sin embargo a Eniopeo, su escudero y auriga, que inmediatamente fue
reemplazado por Arqueptólemo Ifítida (Ilíada, VIII, 53 a 129).
454
Héctor, envalentonado sabiendo que Zeus estaba de su lado, arengó a los troyanos, licios y
dárdanos, acorralando a los aqueos entre la fosa, el muro y sus naves que, sin duda, habría
incendiado con voraz fuego, si Hera no hubiera despertado el orgullo en el ánimo de
Agamenón quien, dirigiéndose a los suyos, les reprochó su cobardía, y a Zeus su
ingratitud, diciéndole : “nunca pasé de largo por un hermoso altar tuyo …, sobre todos
ellos quemé grasa y muslos de bueyes …. No dejes a los aqueos sucumbir así ante los
troyanos” (Ilíada, VIII, 172 a 244).
Zeus se apiadó de las lágrimas que vertía y asintió a que su hueste se mantuviera a salvo
sin perecer.
De nuevo, los héroes griegos se agruparon enfrentándose a los troyanos. Sobresalía en
eficacia Teucro, quien, refugiado tras el escudo de su hermanastro Ayante Telamonio,
disparaba sus flechas causando mortandad entre sus enemigos; también disparó contra
Héctor, y aunque a él lo falló, al intachable Gorgitión, noble hijo de Príamo, le acertó en
el pecho con la saeta.
Teucro arrojó de la cuerda otra flecha recta contra Héctor … que Apolo desvió, pero
acertó a Arqueptólemo, su auriga, que fue reemplazado por Cebríones, hermano de Héctor.
Acto seguido, Héctor saltó a tierra fuera de la resplandeciente caja del carro, asió en la
mano una peña, y cuando Teucro estaba tensando el arco, se la lanzó rompiendo la cuerda,
hiriéndole a la altura de la muñeca, lo que le obligó a soltar el arco a la vez que caía de
hinojos. Ayante Telamonio lo protegió con su escudo, y sus amigos, Mecisteo y Alástor, lo
llevaron a las huecas naves entre profundos suspiros (Ilíada, VIII, 245 a 334).
El Olímpico volvió a infundir furia a los troyanos, y éstos empujaron a los aqueos rectos
hacia la profunda fosa.
Al verlos se apiadó Hera … Y Atenea, por su parte, comprendió lo que estaba sucediendo,
al recordar aquel momento en que vio a Tetis, madre de Aquiles, arrodillada ante Zeus y
cogiéndole con la mano el mentón, suplicándole que honrara a Aquiles perjudicando a los
griegos, en venganza contra Agamenón por haberse apropiado de la esclava Briseida.
Ambas diosas se pusieron de acuerdo en intervenir a pesar de la prohibición de Zeus.
Mientras Hera se aplicaba a enjaezar los caballos, Atenea, vistiéndose con la túnica de
Zeus …, se fue equipando con las armas para el lacrimoso combate (Ilíada, VIII,
335 a 396).
Zeus padre, al verlas desde el Ida, sintió una ira atroz, envió a la mensajera Iris, y a la vez
que las ordenaba volver, les transmitiera la siguiente amenaza : “les desjarretaré a las dos
los ligeros caballos de tiro, a ellas las derribaré de la caja y haré añicos el carro.
Entonces, ni siquiera a los diez años cumplidos les cicatrizarán las heridas que el rayo les
producirá …”.
455
Todo esto les comunicó Iris, precisando además : “No permite el Crónida defender a los
argivos” (Ilíada, VIII, 397 a 424).
Las amenazas surtieron su efecto, y las diosas, regresando al Olimpo, fueron a sentarse
sobre áureas sillas mezcladas entre los demás dioses, contrariadas en su corazón.
Zeus padre desde el Ida el carro, de bellas ruedas, y los caballos guió al Olimpo y llegó a
la sede de los dioses.
Hera y Atenea, sentadas junto a él, no podían disimular su disgusto. Entonces Zeus les
anunció todavía mayores desgracias para los argivos, pues el robusto Héctor no dará
tregua al combate, aunque precisando que éste durará hasta que se levante de las naves el
velocípedo Pelida el día en que ellos luchen junto a las popas, en el más atroz aprieto, en
torno del cadáver de Patroclo (Ilíada, VIII, 425 a 476).
Pensaba Héctor que, tras aniquilar las naves y a todos los aqueos, regresaría a la ventosa
Ilio; sin embargo, tuvo que interrumpir la lucha con la llegada de la oscuridad, que es lo
que más ha salvado a los argivos y sus naves sobre el rompiente del mar. Los troyanos
aprovecharon para restaurar sus fuerzas, desatar los sudorosos caballos de debajo del
yugo, encender hogueras, ofrecer a los inmortales cumplidas hecatombes, y esperar junto a
los carros un nuevo amanecer (Ilíada, VIII, 489 a 565).
III.5.09 Los aqueos/griegos necesitan que Aquiles vuelva a la lucha contra los
troyanos :
Mientras los troyanos descansaban en su ciudad esperando el nuevo día para seguir
castigando a sus enemigos, los aqueos eran presa del portentoso pánico, y Agamenón,
habiendo reunido en asamblea a los príncipes y caudillos de los argivos, confiesa
haber recibido de Zeus la orden de regresar a Argos sin gloria tras perder numerosa
hueste.
Diomedes se enfrenta al Atrida reprochándole su falta de coraje, diciendo : “Si tu ánimo ya
está en marcha, presto para regresar, vete …”.
El viejo Néstor alabó las palabras de Diomedes, pero añadió que con la llegada de la
noche, convenía prepararse para la cena, reunir a los ancianos para escuchar sus consejos,
y nombrar vigilantes que hagan noche a lo largo de la cavada fosa fuera del muro.
Siete eran los jefes de los guardias (el Nestórida Trasimedes, Ascálafo, Yálmeno,
Meríones, Afareo, Deípiro y Licomedes) y con cada uno cien muchachos se encaminaron
con las luengas picas en las manos (Ilíada, IX, 1 a 86).
456
Briseida, lo cual supuso una deshonra para el varón más valioso puesto que se le quitó el
botín que en justicia le correspondía.
Agamenón reconoció su error y, a la vez manifestó su disposición en repararlo ofreciendo
a Aquiles inmensos rescates, incluyendo a la mujer que antes le había quitado, Briseida, la
muchacha de Briseo, jurando no haber subido nunca a su lecho.
Y además, si conquistaban la gran ciudad de Príamo, Aquiles podría cargar sus naves de
oro y bronce hasta que rebosen, y escoger para sí las veinte mujeres troyanas que sean
más bellas después de la argiva Helena.
Y además, si regresaban a Argos, podría ser su yerno llevándose como esposa a cualquiera
de sus tres hijas (Crisótemis, Laódica o Ifianasa), junto con una dote muy grande, como
nadie hasta ahora ha dotado a su hija.
Y además, siete fortalezas bien habitadas (Cardámila, Énope, Hira, Feras, Antea, Epea y
Pédaso).
Esto es lo que llevaría a cabo en su favor si depone la ira y acepta someterse a
Agamenón, por ser rey en mayor grado …, y en edad mayor (Ilíada, IX, 89 a 161).
FÁBULAS (Higino) : CCLVII. LOS QUE TUVIERON ENTRE SÍ UNA MUY ÍNTIMA
AMISTAD, 1 :
Aquiles, hijo de Peleo, con Patroclo, hijo de Menecio.
457
Aquiles los acogió con alegría a la vez que les ofrecía bebida y comida. Después de hacer
una ofrenda a los dioses … y de saciar el apetito de comida y bebida, Ulises tomó la
palabra explicando al Pelida la gran calamidad que les amenazaba debido a Zeus Crónida
convertido en protector de los troyanos, y a Héctor dispuesto a incendiar las naves y
aniquilar a los aqueos junto a ellas. Continua diciendo : “cálmate y deja la ira. Agamenón
te ofrece regalos dignos si depones el enfado”. Sigue enumerando todos los regalos
prometidos por el Atrida, para terminar rogándole que, aunque Agamenón y sus regalos
sigan mereciendo su desprecio, por lo menos se compadezca del resto de los aqueos
(Ilíada, IX, 162 a 306).
FÁBULAS (Higino) : CCLVII. LOS QUE TUVIERON ENTRE SÍ UNA MUY ÍNTIMA
AMISTAD, 2 :
Peleo, hijo de Éaco, con Fénice, hijo de Amíntor.
458
Aquiles, inflexible, le advierte : “no me confundas el ánimo con tus lamentos y angustias
por dar gusto al héroe Atrida. Tú no debes amarlo, si quieres evitar que se torne en odio el
amor que te tengo … Sé rey igual a mí y comparte la mitad de mi honor. Ésos transmitirán
mi mensaje, tú quédate aquí y acuéstate en una mullida cama”.
Y en un tono más conciliador, y en el que parece adivinarse la sombra de la duda sobre la
resolución definitiva a tomar, añade : “Al despuntar la aurora, decidiremos si regresamos
a nuestra patria o si nos quedamos” (Ilíada, IX, 606 a 619).
Capítulo L : Mientras Aquiles meditaba sobre lo que acababa de oír, llegaron a su tienda
Ayante y sus compañeros. Ayante le reprocha su falta de sensibilidad y el no poner fin a
su cólera, a pesar de las desgracias sufridas por sus conciudadanos. Ulises, más
diplomático, echa la culpa a los dioses, y cuenta a Aquiles todo cuanto había tenido lugar
459
en la asamblea : las promesas de Agamenón, sus juramentos y sus ofertas; termina
rogándole acepte todo cuanto se le estaba ofreciendo.
Capítulo LI : Aquiles contesta enumerando todos los trabajos, luchas y conquistas que le
habían permitido conseguir un gran botín que puso a disposición de todos; sin embargo,
Agamenón lo había deshonrado quitándole a Hipodamía (Briseida), aunque, la culpa no
era solamente del Atrida, sino también todos los griegos que habían consentido que esto
ocurriera.
Diomedes tomó la palabra pidiéndole que olvidara el pasado. Por su parte, Fénix y
Patroclo, abrazados a sus rodillas, le rogaban también que, en consideración a los héroes
que habían venido a visitarlo y al afecto que el ejército le profesaba, pusiera fin a su
cólera.
III.5.10 Por la noche, ambos bandos envían espías para saber lo que ocurre en el
campo contrario :
Llegada la noche, Agamenón no podía conciliar el sueño, sus entrañas temblaban dentro y
su noble corazón gemía con fuerza pensando en los desastres que amenazaban a los
dánaos.
Un temblor parecido dominaba a Menelao, temiendo que sufrieran los argivos, ya que por
su causa habían llegado a Troya.
Ambos hermanos se encontraron, y Menelao se fue en busca de Ayante e Idomeneo,
mientras Agamenón iba a ver al divino Néstor.
460
Agamenón y Néstor partieron juntos hacia los cuerpos de guardia que vigilaban el muro y
la fosa, y en su caminar, despertaron primero a Ulises y a continuación al Tidida
Diomedes, al que Néstor ordenó fuera a despertar también al veloz Ayante y al hijo de
Fileo, Megete. Allí se encontraron con Meríones y el ilustre hijo de Néstor, Trasimedes
(Ilíada, X, 1 a 201).
Néstor, tomando la palabra preguntó quién sería capaz de acercarse a la vanguardia de los
troyanos, capturar algún enemigo o de enterarse de algún rumor que haya entre los
troyanos con objeto de saber si planean atacar las naves o retirarse al interior de la
ciudad.
Diomedes se declaró dispuesto a penetrar en el campamento de los cercanos enemigos,
pidiendo que le acompañara otro hombre. Como todos estaban dispuestos a hacerlo,
Agamenón pidió a Diomedes que eligiera el compañero que quisiera. Éste eligió a Ulises.
Ambos se fueron rápidamente pues ya estaba avanzada la noche y cercana la aurora.
Cuando echaron a andar, sintieron, a través del gañido de una garza, la presencia protectora
de Atenea, a la que dirigieron sus plegarias, tras lo cual echaron a andar como dos leones
en medio de la negra noche, entre muerte y cadáveres, a través de armas y de negra
sangre (Ilíada, X, 202 a 298).
Tampoco Héctor permitió a los arrogantes troyanos dormir, sino que convocó una
reunión ofreciendo una recompensa (un carro y dos caballos) a quien ose … llegar cerca
de las naves … y averiguar si las veloces naves están bajo custodia como antes, o si
estando planeando la huida, se encuentran sin vigilancia durante la noche.
Dolón hijo de Eumedes, tras asegurarse de la realidad de la recompensa ofrecida, se
ofreció para atravesar el campamento aqueo y llegar hasta la nave de Agamenón donde, sin
duda, el consejo estará deliberando sobre si huir o continuar la lucha.
Emprendió el camino, pero fue descubierto y hecho prisionero por Ulises y Diomedes, que
también habían dejado su campamento con el mismo propósito de espiar al bando
contrario (Ilíada, X, 299 a 381).
461
en él con habilidad, e informarse sobre lo que allí estaba ocurriendo, prometiéndole una
gran recompensa a su regreso.
Éste, impaciente por llevar a cabo su misión y obtener informes exactos, se acerca de las
naves. Aún no se había alejado de ellas, cuando cayó en manos de Diomedes quien, junto
con Ulises, vigilaba este lugar. Los príncipes lo atrapan, le hacen confesar y
seguidamente lo matan.
[OBSERVACIONES : Según Homero, Diomedes y Ulises no estaban de vigilancia, sino que
habían ido a espiar el campamento de los troyanos, y a su regreso, se encontraron con
Dolón, hijo de Eumedes y, tras sonsacarle toda la información que tenía, Diomedes lo
mató cortándole la cabeza. Ilíada, X, 337 a 459].
Enseguida Ulises, tras hacer confesar a Dolón su intención de averiguar los planes de
Agamenón para comunicárselos a Héctor, empezó con un interrogatorio que le permitió
saber que Héctor se hallaba reunido con sus consejeros, que no había guardia vigilando el
campamento, y el lugar donde se encontraban instalados los aliados de Troya (carios,
péones, léleges, caucones, pelasgos, licios, misios, frigios y meonios o lidios).
Mención especial hizo Dolón de los tracios recién llegados, mandados por Reso hijo de
Eyoneo, a través de los cuales podían penetrar en la muchedumbre de los troyanos.
Seguidamente, Diomedes, a Dolón, le golpeó en pleno cuello … y le cortó los dos
tendones. Le quitaron el morrión, el arco y la larga lanza, que Ulises ofreció a Atenea,
diosa del pillaje y que colgaron en las ramas del tamarisco para que les sirvieran de
referencia cuando regresaran en medio de la veloz negra noche (Ilíada, X, 382 a 468).
Los dos siguieron andando hasta llegar a la posición de los tracios que, junto con Reso,
dormían extenuados de cansancio. Diomedes mató a Reso y a doce de entre los principales
tracios, mientras Ulises se apoderó de los caballos con los que huyeron hacia las veloces
naves de los aqueos. Al llegar donde habían matado al espía de Héctor, se detuvieron ,
cogieron sus despojos para ofrecérselos a Atenea y reanudaron la carrera.
462
Reso, hijo de Eyoneo, amigo de Príamo, llegaba desde Tracia con un fuerte ejército
costeado por los Troyanos. Este príncipe, al atardecer se paró cerca de la península
(imposible de localizar) que, situada delante de la ciudad, linda con su territorio.
Hacia la segunda víspera, entra en la campaña de Troya, y despliega sus tiendas para
esperar el amanecer en este lugar.
Diomedes y Ulises, a quienes estaba confiada la vigilancia de esta parte, se dan cuenta
del movimiento que allí había, y creyendo que se trataba de un cuerpo de exploradores
enviado por Príamo, toman las armas, avanzan con grandes pasos hacia el ejército de los
Tracios, mirando a su alrededor con cuidado.
Los centinelas enemigos cansados por una larga caminata, estaban sumidos en un
profundo sueño. Ulises y su compañero los degollaron sin dificultad, y más adelante,
matan al propio rey (Reso) en su tienda.
No juzgaron oportuno hacer más cosas, y se contentaron con llevarse su carro y sus
caballos con sus pertenencias, y conducirlos al campamento.
Néstor fue el primero en oírlos llegar, y Ulises le explicó que los caballos eran tracios, que
Diomedes había matado a su dueño y a doce compañeros más, y que, cerca de las naves,
también habían matado a un espía enviado por Héctor.
Y una vez bañados y ungidos de graso aceite, ambos se sentaron a cenar. Luego apuraron
de una cratera llena de vino, dulce como miel, y ofrecieron libaciones a Atenea (Ilíada, X,
469 a 579).
A la hora del mediodía, los dánaos, con su bravura quebraron los batallones de los
troyanos.
Agamenón se enfrentó y venció a Biénor, Oileo, Iso y Ántifo (estos dos últimos, hijos de
Príamo), a Pisandro e Hipóloco (hijos del belicoso Antímaco).
El poderoso Agamenón, matando sin descanso, avanzaba con los argivos dando órdenes,
463
mientras los troyanos se precipitaban ávidos de refugiarse en la ciudad (Ilíada, XI,
86 a 179).
Tras hablar así, marchó Iris … y Héctor del carro saltó a tierra con las armas, reorganizó
su ejército, y los soldados se revolvieron y plantaron cara a los aqueos.
El tracio Ifidamante Antenórida, fue el primero en enfrentarse al Atrida Agamenón; ambos
avanzaron el uno contra el otro, lanzando a la vez sus lanzas : el Atrida falló, mientras que
la lanza de Ifidamante le hirió en la cintura … pero no taladró el flamante cinturón, por lo
que Agamenón, tras asirla con la mano, tiró de ella hacia sí … hasta quitársela, y
abalanzándose contra Ifidamante, espada en mano, le quitó la vida.
Coón, Antenórida también, que observaba la escena, a su vez, lanzó su lanza contra el
Atrida y le hirió en mitad del antebrazo, por debajo del codo, a pesar de lo cual,
Agamenón, lo hirió, a su vez, con una azagaya guarnecida de bronce, y cuando estuvo a
su lado, le cercenó la cabeza sobre el cadáver de Ifidamante.
Aún continuó recorriendo el campo de batalla, pero en cuanto la úlcera comenzó a secarse
y cesó la sangre, agudos dolores penetraron en el ardor del Atrida, por lo que ordenó al
auriga guiarlo a las huecas naves, pues tenía abrumado el corazón, no sin antes animar a
los suyos a seguir con la dolorosa contienda (Ilíada, XI, 210 a 283).
Héctor, nada más ver a Agamenón alejarse, se dirigió a los troyanos y a sus aliados (licios
y dárdanos), azuzándolos contra los dánaos y aqueos. Él mismo, Héctor, lleno de altanería,
capturó a Aseo, Autónoo, Opites, Dólope Clítida, Ofeltio, Agelao, Esimno, Oro y al
combativo Hipónoo, todos ellos príncipes dánaos que Héctor capturó.
Entonces habrían sucedido desastres y males sin remedio que habrían puesto en fuga a los
aqueos y sus naves, si Ulises y Diomedes no hubieran reaccionado con impetuoso coraje.
Diomedes derribó a Timbreo, y Ulises a Molión.
También capturaron un carro en el que iban los dos mejores guerreros de su pueblo, hijos
ambos de Mérope Percosio (Adresto/Adrasto y Anfio) : el Tidida Diomedes … los privó
del aliento y de la vida (Ilíada, XI, 284 a 334).
464
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : III, 35 :
… de (la ciudad de) Adrastía (o Adrastea), Adrasto y Anfio, hijos de Mérope …
Ulises por su parte, despojó a Hipódamo y a Hipíroco, y Diomedes hirió con la lanza a
Agástrofo …
Héctor que los vio, acometió contra ellos y los batallones troyanos el siguieron. El Tidida,
blandió la pica y lanzándosela atinó en lo alto del casco : Héctor retrocedió aprisa gran
trecho y se perdió en la multitud.
Mas Alejandro, el esposo de Helena, también lo vio, echó atrás la abrazadera del arco y
le acertó en la planta del pie derecho. La saeta se lo atravesó y quedó clavada en tierra :
el propio Diomedes, el ligero dardo se arrancó del pie, y montando en su carro, se dirigió
a las huecas naves, pues tenía abrumado el corazón (Ilíada, XI, 335 a 400).
Quedóse sólo Ulises viendo cómo los troyanos avanzaban hacia él rodeándolo. Él se
defendió matando a Deyopites, Toón, Énnomo y a Cárope Hipásida. Sin embargo, Soco,
hermano de este último, le lanzó su pica que, atravesando el broquel y la coraza,
desgarró toda la piel del costado. A pesar de la herida, Ulises se volvió contra él y le
clavó la lanza en la espalda entre medias de los hombros y le atravesó el pecho.
Seguidamente, extrajo la robusta pica de la piel de su costado, y al arrancarla, brotó un
chorro de sangre que le angustió el ánimo.
Al verlo los troyanos, se dirigieron en masa contra Ulises, mientras éste gritó por tres veces
pidiendo ayuda : Menelao lo oyó, y junto con Ayante Telamonio, corrió en su ayuda.
Cuando llegaron a su altura, Ayante se puso a su lado mientras Menelao lo sacó de la
multitud cogido de la mano (Ilíada, XI, 401 a 488).
Ayante saltó contra los troyanos : Doriclo Priámida, Pándoco, Lisandro, Píraso y Pilartes.
También Alejandro, el esposo de Helena hirió al excelente médico Macaón (hijo de
Asclepio), al acertarle en el hombro derecho con una trifurcada saeta.
Al verlo Idomeneo, pide a Néstor que lo monte en su carro y lo lleve hacia las naves, ya
que, un hombre que es médico vale por muchos otros para extraer saetas y espolvorear
benignas medicinas (Ilíada, XI, 489 a 520).
Homero incluye a Macaón y a su hermano Podalirio, entre los que formaron parte del
gran ejército griego congregado contra Troya, calificándolos de excelentes médicos :
465
730 y los que poseían Ecalia, ciudad de Éurito ecalieo.
731 Al frente de éstos iban dos hijos de Asclepio,
732 excelentes médicos, Podalirio y Macaón.
733 A éstos treinta huecas naves les seguían en fila.
Agamenón envía al heraldo Taltibio en busca de Macaón, para que reconozca la herida
de Menelao ocasionada por la flecha de Pándaro :
[OBSERVACIONES : Recordemos que, según dice Homero (Ilíada, XVI, 738), Cebríones
era “hijo bastardo del ínclito Príamo, encargado de las riendas del carro” de Héctor.
Sobre la paternidad de Cebríones hablan también el Pseudo-Apolodoro (Biblioteca
Mitológica, III-12, 5) e Higino (Fábula XC, 1)].
Eurípilo, el ilustre hijo de Evemón, al ver que lo acosaban sin tregua, se situó junto a
Ayante, hijo de Telamón, y arrojando su lanza acertó a Apisaón Fausíada y cuando
empezó a quitarle las armas de los hombros, una flecha lanzada por Alejandro/Paris, le
acertó en el muslo derecho (Ilíada, XI, 575 a 595).
Como Néstor no confía en poder convencer a Aquiles, se dirige Patroclo pidiéndole : “Que
al menos te envíe a ti y que te acompañe la restante hueste de mirmidones, a ver si resultas
ser la salvación de los dánaos. Y que te dé sus bellas armas para llevártelas a la batalla, a
ver si te confunden con él y renuncian al combate los troyanos, y los marciales hijos de los
aqueos respiran de su quebranto”.
Cuando Patroclo regresaba en busca de Aquiles, junto a los altares de los dioses se topó
con el herido Eurípilo Evemónida … que con una flecha en el muslo, venía cojeando del
combate. Patroclo le ayudó a llegar hasta su tienda, donde, tal y como le había pedido
Eurípilo, con el cuchillo le extrajo del muslo el agudo dardo, le lavó la sangre con agua
tibia, y le aplicó una amarga raíz previamente machacada a mano … que todos sus
sufrimientos calmó. La úlcera se secó y cesó la hemorragia (Ilíada, XI, 785 a 848).
Mientras esto ocurría en el campamento aqueo, continuaban luchando los argivos y los
troyanos en tropel. Los troyanos habían llegado ya hasta la zanja, pero no podían
atravesarla con los carros debido a estar erizada de estacas puntiagudas y contiguo a ellas
está el muro.
Entonces Héctor, siguiendo el consejo de Polidamante, ordenó que todos dejaran los carros
al cuidado de los aurigas y, equipados con sus armas y distribuidos en cinco cuerpos, se
pusieran en marcha tras sus jefes :
- En el primer cuerpo iban Héctor, Polidamante y Cebríones.
- En el segundo, Paris, Alcátoo y Agénor.
- En el tercero, Héleno, Deífobo, Asio Hirtácida.
- En el cuarto, Eneas, Arquéloco y Acamante (estos últimos, hijos de Anténor)
- En el quinto, el de los aliados de Troya, Sarpedón, Glauco y Asteropeo.
467
Cerraron filas unos y otros con los escudos de curtidos bueyes y partieron ansiosos,
derechos contra los dánaos y seguros de que ya no resistirían y de que caerían en las
negras naves (Ilíada, XII, 1 a 107).
Asio Hirtácida no quiso dejar allí mismo los caballos y al escudero auriga, y con carro y
todo se acercó a las veloces naves, el insensato.
Para pasar al otro lado del muro, Asio Hirtácida (aliado de Troya venido de Arisba),
acompañado por Jámeno, Orestes, Adamante Asíada (hijo de Asio), Toón y Enómao,
utilizó la misma puerta que utilizaban los aqueos cuando volvían de la lucha, y allí se
encontró con Polipetes (lapita, hijo de Pirítoo) y Leonteo (lapita, hijo de Corono), que les
opusieron la mayor resistencia, hasta el punto que Asio acusó a Zeus de mentiroso, ya que
la seguridad que tenía de que los aqueos no iban a resistir su furia, no se cumplió.
Polipetes mató a Dámaso, a Pilón y a Órmeno.
Leonteo (participante en la guerra de Troya, en el bando griego, al mando de los lapitas)
mató a Hipómaco, a Antífates, a Menón, a Jámeno y a Orestes. (Ilíada, XII, 108 a 194).
Héctor, que con sus huestes estaba todavía al borde de la fosa, se puso en cabeza
lanzándose contra los aqueos, a pesar del agüero (presagio) del que fueron testigos, al ver a
un águila que llevaba entre sus garras una monstruosa serpiente encarnada, viva todavía
y palpitante, y que, al picarla en el pecho junto al cuello, hizo que la soltara (antes de
llegar al nido y dársela a sus crías) cayendo al suelo, mientras ella gañía (graznaba) y
seguía su vuelo con los soplos del viento.
Zeus, a los aqueos hechizó el juicio y otorgó la gloria a los troyanos y a Héctor. (Ilíada,
XII, 195 a 255).
No obstante, los dánaos seguían sin rendirse, y los dos Ayantes (el hijo de Telamón y el
hijo de Oileo) daban continuas órdenes y sobre las torres iban y venían por doquier,
estimulando la furia de los aqueos.
En otro lugar del muro, se encontraba Menesteo, el hijo de Péteo, cuando vio venir hacia el
parapeto que defendía, a Sarpedón y Glauco con la tribu de los licios. Menesteo envió al
heraldo Tootes en busca de los Ayantes (o por lo menos de Ayante Telamonio) y de
Teucro (hermano o medio-hermano de Áyax Telamonio).
Al transmitir el mensaje, partieron Ayante Telamonio, Teucro y Pandión, encontrando a
Menesteo en gran aprieto.
Ayante Telamonio fue el primero en matar a un hombre, a Epicles, compañero de
Sarpedón.
Teucro hirió a Glauco, el esforzado hijo de Hipóloco …, le acertó con una saeta.
Por su parte, Sarpedón mató al Testórida Alcmaón (hijo de Téstor).
Ayante y Teucro se volvieron juntos contra Sarpedón : Teucro con una saeta le acertó en
el luciente tahalí (correa o correas) que sujetaba en su pecho el broquel (o escudo), y
Ayante con la pica, envasó el broquel sin atravesarlo. Ninguno de los dos consiguió herirlo
ni amedrentarlo (Ilíada, XII, 256 a 414).
La lucha se prolongaba, pues ni los valientes licios eran capaces de romper el muro de los
dánaos y abrirse una senda junto a las naves, ni tampoco los lanceros dánaos eran
capaces de rechazar del muro a los licios, una vez que habían logrado acercarse.
Equilibrada estuvo la lucha … hasta el momento en que Zeus otorgó gloria superior a
Héctor Priámida, que irrumpió el primero en el muro de los aqueos, gritando :
468
“¡Adelante, troyanos, domadores de caballos, romped el muro de los argivos y prended
en las naves el maravilloso fuego!”.
Seguidamente, cogió un peñasco que dos hombres de ahora no hubieran podido levantar
con facilidad, y dirigiéndose a una de las grandes puertas, lo tiró al centro, y las puertas
rechinaron al abrirse de par en par.
El preclaro Héctor penetró impetuoso, y penetraron también los troyanos como riada,
mientras los dánaos huyeron entre las huecas naves, y el bullicio se hizo insondable
(Ilíada, XII, 415 a 471).
Dos dioses contemplaban el espectáculo : Zeus desde el Ida y Posidón (sacudidor del
suelo) sentado sobre la más alta cima de la boscosa Samotracia (Ilíada, XIII, 1 a 12).
Posidón se había sentado allí al salir del mar y compadecía a los aqueos que sucumbían
ante los troyanos, y albergaba fuerte ira contra Zeus.
Debido a ello, descendió de la escabrosa montaña …, montó en el carro y partió sobre las
olas, hasta llegar a una ancha gruta que se encontraba entre la isla de Ténedos, cercana a
las costas de Tróade (situada a la entrada del Helesponto o estrecho de los Dardanelos) y la
escabrosa Imbros, cercana a las costas de Tracia –Quersoneso Tracio o península de
Galípoli- (al norte de la isla de Ténedos y cerca de la isla de Samotracia).
Allí detuvo los caballos Posidón …, y marchó al campamento de los aqueos (Ilíada, XIII,
13 a 38).
Los troyanos, siguiendo a Héctor Priámida, tenían la esperanza de conquistar las naves de
los aqueos y matar allí a todos los paladines aqueos.
Entonces Posidón, tomando la figura del adivino Calcante, dirigiéndose a los Ayantes, les
instó a que hicieran frente al rabioso Héctor, a la vez que, tocándolos con el bastón, los
llenó de esforzada furia, y, seguidamente, se alejó de ellos Posidón, el sacudidor de la
tierra.
Seguidamente y sin cambiar de figura, Posidón se dirigió hacia donde estaban Teucro,
Leito, Penéleo, Toante, Deípiro, Meríones y Antíloco, reprochándoles el flojear
vergonzosamente ante los troyanos.
Tras estas palabras, todos se agruparon a ambos lados de los dos Ayantes aguardando a los
troyanos y al divino Héctor.
Los troyanos cargaron en masa compacta con Héctor en cabeza, furibundo …, pero los
hijos de los aqueos le plantaron cara, hostigando con sus espadas y sus picas, de doble
moharra (punta), y lo rechazaron lejos de ellos. Héctor se retiró estremecido (Ilíada, XIII,
39 a 148).
Sin embargo, Héctor, sabiéndose protegido por Zeus y seguro de la victoria, se dirigió a los
soldados diciendo : “¡Troyanos, licios y dárdanos, que lucháis cuerpo a cuerpo!
469
Permaneced a mi lado. No me frenarán mucho tiempo los aqueos, aunque ahora se hayan
reagrupado y formado un muro compacto, sino que creo que se replegarán ante mi pica,
si es cierto que me empuja el dios más sublime, el altitonante esposo de Hera”. (Ilíada,
XIII, 149 a 154).
La situación de los dos bandos situados frente a frente, propició algunas acciones
individuales :
- Meríones apuntó con la reluciente lanza a Deífobo Priámida, la lanzó, acertó en el
broquel … pero no lo atravesó. Éste, sin embargo, sintió miedo de la pica del belicoso
Meríones.
- Teucro Telamonio fue el primero en matar a un hombre, al lancero Imbrio, alojando la
larga pica debajo de la oreja. Cuando se disponía a desnudarle de las armas, Héctor le
disparó la reluciente lanza, pero, aunque Teucro la esquivó, hizo blanco en el pecho de
Anfímaco. Cuando Héctor pretendía arrebatarle su casco, Ayante lanzó sobre él su
reluciente lanza que pegó en el broquel y rebotó con gran brío (Ilíada, XIII, 155 a 205).
Entonces Posidón se irritó en lo más hondo del corazón al ver cómo caía su nieto
Anfímaco en la atroz lid y echó a andar bordeando las tiendas y las naves de los aqueos,
para instar a los dánaos y causar duelos a los troyanos (Ilíada, XIII, 206 a 209).
470
17a : Papiro de Míchigan, 6234 :
(Moline o Molíone) fecundada por Áctor y por el estruendoso señor que conmueve la
tierra (Posidón), dos hijos gemelos alumbró en el palacio, Ctéato y Éurito, terribles : sus
pies eran cuatro, dos sus cabezas y sus manos …
El conflicto no sólo concernía a los hombres, sino también a los dioses, ya que, con
opuestos propósitos los dos pujantes hijos de Crono (Zeus y Posidón) preparaban
luctuosos dolores para los héroes guerreros :
- Zeus planeaba dar la victoria a los troyanos y a Héctor, para glorificar a Aquiles, el de
veloces pies, mas no quería de ninguna manera que la hueste aquea pereciera ante Ilio,
sino sólo glorificar a Tetis y a su hijo … (Ilíada, XIII, 345 a 350).
- Posidón había ido tras los argivos para ponerlos en marcha tras emerger en secreto del
canoso mar, pues le abrumaba verlos sucumbir ante los troyanos y albergaba fuerte ira
contra Zeus …(Ilíada, XIII, 351 a 353).
471
ble estado golpeado por el rayo, o lo cogeré y lo arrojaré al tenebroso Tártaro bien lejos,
donde más profundo es el abismo bajo tierra …” (Ilíada, VIII, 10 a 14)].
Idomeneo, con su ataque infundió miedo entre los troyanos. Mató a Otrioneo que, llegado
de Cabeso, se había incorporado a la lucha porque el anciano Príamo le había prometido
que si expulsaba de Troya a los hijos de los aqueos, recibiría como premio a su hija
Casandra, sin aportar regalos (Ilíada, XIII, 361 a 369).
Cuando se lo llevaba arrastrando, apareció Asio con el ánimo ávido de herir a Idomeneo,
pero éste se le anticipó y le acertó con el asta en el gaznate bajo el mentón y hundió el
bronce hasta el fondo (Ilíada, XIII, 383 a 388).
En cuanto al auriga de Asio, el aguerrido Antíloco le traspasó con tino la lanza de lleno.
Deífobo, afligido por la muerte de Asio, disparó la reluciente lanza contra Idomeneo, pero
éste la esquivó, y, aunque pasó por encima de él volando, acertó al Hipásida Hipsénor.
Nuevamente intervino Idomeneo dirigiéndose hacia Alcátoo, que era yerno de Anquises
(padre de Eneas), al estar casado con la mayor de sus hijas, Hipodamía. Alcátoo,
paralizado por Posidón, no pudo ni echar a huir hacia atrás ni esquivarlo, por lo que le fue
fácil a Idomeneo herirlo en pleno pecho con la lanza (Ilíada, XIII, 396 a 444).
Tras escuchar las palabras de Idomeneo, Deífobo decide ir en busca de Eneas al que
encontró encolerizado contra el divino Príamo, porque no lo valoraba a pesar de su valor
entre los guerreros.
Deteniéndose cerca de él le pidió que le acompañara para defender el cuerpo de Alcátoo :
Idomeneo, al ver llegar a Eneas que iba en auxilio del caído Alcátoo (su cuñado al estar
casado con Hipodamía), pidió ayuda a sus compañeros, Ascálafo, Afareo, Deípiro,
Meríones y Antíloco, que se situaron próximos con los escudos apoyados en los hombros.
472
Del otro lado, Eneas también contó con la presencia de sus compañeros, Deífobo, Paris y
Agénor, príncipes de los troyanos que se colocaron junto a él.
Eneas fue el primero en disparar contra Idomeneo; pero éste vio venir de frente la
broncínea pica y la esquivó.
Idomeneo, por su parte, acertó a Enómao en pleno vientre. Iba alejándose al paso cuando
le disparó la reluciente lanza Deífobo …, mas también falló, aunque acertó a Ascálafo.
Alrededor del cadáver de Ascálafo, se enfrentaron Deífobo y Meríones que le golpeó el
brazo con la lanza.
Polites cogió a su hermano Deífobo y se lo llevó a la ciudad, con el brazo recién herido
(por Meríones) manando sangre.
Eneas acometió a Afareo Caletórida … y le golpeó el gaznate con la aguda lanza.
Antíloco cargó contra Toón, lo hirió y le seccionó entera la vena que remonta la espalda
sin interrupción y llega al cuello (Ilíada, XIII, 545 a 551)
Adamante Asíada golpeó el escudo de Antíloco (hijo de Néstor) con el agudo bronce, pero
sin consecuencias.
Meríones mató a Adamante Asíada acertando con la lanza entre las partes pudendas y el
ombligo.
Héleno hundió de cerca a Deípiro (dánao/aqueo(griego) en la sien la espada tracia.
El Atrida Menelao, agitando la aguda lanza, fue amenazador contra Héleno que ya
retiraba la abrazadera del arco. El Priámida acertó con la saeta el pecho de Menelao, pero
ésta rebotó lejos. Sin embargo, la pica de Menelao, penetró en el arco de Héleno tras
perforar la mano; Agénor le extrajo la pica y le vendó la mano.
Pisandro iba derecho contra el glorioso Menelao, pero, al fallar ambos con sus respectivas
lanzas, se enfrentaron, el Atrida con su espada y Pisandro con su hacha. Menelao le asestó
a Pisandro un golpe en la frente, los huesos crujieron y los ojos cayeron ensangrentados
junto a sus pies (Ilíada, XIII, 601 a 619).
Sobre Menelao saltó Harpalión que, incapaz de clavar su pica en el escudo del Atrida,
emprendió la huida, siendo alcanzado por una flecha de Meríones que le acertó en la nalga
derecha; sus compañeros lo condujeron hasta la sacra Ilio, donde murió.
Mucho se irritó Paris en su ánimo por la muerte de Harpalión, y, airado por su pérdida,
arrojó una flecha que acabó con la vida de Euquénor, hijo del adivino Poliído … habitante
de Corinto (Ilíada, XIII, 660 a 672).
Todo esto estaba ocurriendo en la parte izquierda de las naves, por lo que Héctor
desconocía que en esa parte, le estaban aniquilando sus huestes los argivos, contando con
la ayuda de Posidón, el dueño de la tierra y agitador del suelo.
Una parte de los aliados griegos (beocios, jonios, locrios, ftíos y epeos) mandados por
Menesteo, Fidas, Estiquio, Biante, Megete Filida, Anfión, Dracio, Medón, Podarces,
Ayante hijo de Oileo y Ayante Telamonio, se batían contra los troyanos y contra Héctor.
Entonces de las naves y de las tiendas con gran desastre se habrían retirado los troyanos
a la ventosa Ilio, de no ser porque Polidamante se presentó ante el audaz Héctor
aconsejándole retroceder y convocar a todos los paladines para decidir si convenía caer
sobre las naves o alejarse de las naves.
Siguiendo este consejo, Héctor partió en busca de los paladines, aunque algunos parecían
haber desaparecido : Deífobo, Héleno, Adamante Asíada, Asio y Otrioneo.
Al encontrarse Héctor con su hermano Alejandro/Paris, éste le informó : “Los compañeros
por los que inquieres han muerto. Sólo Deífobo y el potente soberano Héleno (los dos
hijos de Príamo) han marchado vivos, ambos golpeados por largas picas en la mano …”.
473
Los dos (Héctor y Paris) echaron a andar hacia donde mayor era la lucha y la contienda,
junto a Cebríones, Polidamante, Falces, Orteo, Polifetes, Palmis, Ascanio y Moris (hijo de
Hipotión), todos ellos originarios de Ascania. Zeus los impulsó a luchar. Héctor iba al
frente y, encontrándose con Ayante Telamonio, ambos, tras insultarse, se desafiaron.
El estruendo de ambos bandos al enfrentarse llegó al éter y a los fulgores de Zeus (Ilíada,
XIII, 673 a 837).
III.5.14 Hera intenta dormir a Zeus para poder acudir en auxilio de los
troyanos :
Néstor, que se hallaba en su tienda junto con Macaón curando sus heridas, al oir el
estruendo formado por el enfrentamiento de los griegos y los troyanos, salió y vio un triste
espectáculo : a los dánaos desbaratados, a los troyanos atropellándolos detrás, y el muro de
los aqueos derruido.
Por su parte Hera, desde el Olimpo vio a Posidón, su hermano y a la vez cuñado, y a su
esposo y hermano Zeus, sentado sobre la más alta cima del Ida, y comenzó entonces a
discurrir cómo podría embaucar el sentido a Zeus.
El plan que ideó consistía en marchar al Ida después de acicalarse bien ella misma, para
ver si a él le entraba el deseo de acostarse amorosamente unido a su cuerpo, y ella
entonces un suave y tibio sueño podría derramar sobre sus párpados y sus juiciosas
mientes.
Como necesitaba los servicios de Afrodita, la llamó diciéndole : “Dame ahora el amor y el
deseo con el que a todos los inmortales y a las mortales gentes tú doblegas”.
474
Afrodita, del pecho se desató la recamada correa bordada, donde estaban fabricados
todos sus hechizos : allí estaba el amor, allí el deseo, allí la amorosa plática, la seducción
que roba el juicio incluso a los muy cuerdos. Se la puso en sus manos y Hera se la metió
dentro del regazo.
Abandonó Hera el Olimpo, pasó por Pieria y Ematia, en Macedonia, y desde el monte Atos
descendió sobre el fluctuoso ponto (mar Egeo) y llegó a la isla de Lemnos, donde se
encontró con el “Sueño” (Hipnos) al que le pidió : “adormece bajo sus cejas los
relucientes ojos de Zeus en cuanto yo me tienda a su lado, unida a él en el amor”.
Como el “Sueño” se resistía a colaborar debido al miedo que le inspiraba Zeus, Hera le
juró por la inviolable agua de la Estige, que si accedía a colaborar, le daría en matrimonio
a Pasítea, una de las juveniles Gracias.
Vencida toda resistencia, llegaron ambos al Ida. “Sueño” se escondió y Hera se acercó
rauda a lo alto del Gárgaro, cúspide del elevado Ida. La vio Zeus … y el amor le envolvió
las sagaces mientes.
El hijo de Crono estrechó a su esposa en los brazos. Así dormía sereno el padre en lo más
alto del Gárgaro, doblegado al sueño y al amor, con su esposa en los brazos (Ilíada, XIV,
153 a 353).
“Sueño” corrió hacia la nave de los aqueos, al encuentro de Posidón para decirle que podía
favorecer a los dánaos e incluso otorgarles la victoria, puesto que Zeus, estaba dormido
recostado entre los amorosos brazos de Hera.
Posidón arengó a los argivos, se puso al frente de ellos y, seguido por Diomedes el Tidida,
Ulises y el Atrida Agamenón, se dirigió al campo de los troyanos.
El esclarecido Héctor disparó el primero contra Ayante la pica que, al estrellarse contra
los dos tahalíes que sujetaban el escudo y la espada, no le causó ninguna herida.
Héctor se irritó y mientras se alejaba hacia el grupo de los troyanos, el gran Ayante
Telamonio, cogió un guijarro, se lo lanzó y le acertó en el torso cerca del cuello : Héctor
cayó al suelo y Polidamante, Eneas, Agénor, Sarpedón y Glauco, lo rodearon
protegiéndolo de la furia de los aqueos, y lo llevaron a la ciudad entre profundos suspiros.
(Ilíada, XIV, 354 a 439).
Los argivos, al ver alejarse a Héctor, atacaron con renovado brío a los troyanos y
recordaron su belicosidad.
El rápido Ayante Oilíada hirió en el costado a Satnio Enópida. Llegó en su socorro
Polidamante, el Pantoida, y acertó en el hombro derecho a Protoénor, hijo de Areílico,
traspasándole el hombro con la robusta pica y cayendo cerca de Ayante Telamoníada o
Telamonio, el cual disparó la reluciente lanza contra Polidamante; al esquivarla éste, la
recibió un hijo de Anténor, Arquéloco, acertándole en la unión de la cabeza y el cuello.
Acamante hirió con la lanza al beocio Prómaco, en auxilio de su hermano Arquéloco, a
quien éste arrastraba por los pies.
Penéleo (jefe beocio) se lanzó contra Acamante e hirió a Ilioneo, hijo de Forbante, bajo la
ceja en la cuenca del ojo y le arrancó la pupila … (Ilíada, XIV, 440 a 522).
Los troyanos, pálidos de espanto y presas de pánico, abandonaron la lucha junto a las
naves, franquearon la empalizada y la fosa, se detuvieron junto a los carros y
permanecieron allí (Ilíada, XV, 1 a 4).
475
III.5.15 Zeus despierta y se enoja ante las tretas utilizadas por Hera y Posidón para
auxiliar a los troyanos contraviniendo sus órdenes :
- Zeus desvela a Hera lo que ocurrirá en el futuro : Héctor atacará las naves aqueas;
Patroclo morirá a manos de Héctor; Aquiles, irritado, matará a Héctor; los aqueos
conquistarán Ilio.
- Por su intervención a favor de los griegos, Zeus se enfrenta a Posidón, aunque éste no
consiente sus amenazas.
- Apolo interviene animando a los troyanos en contra de los griegos.
- Zeus sigue pensando en su plan : dar una primera victoria a los troyanos para ayudar
luego a los griegos a ganar la guerra.
- Héctor alcanza las naves, pero Ayante Telamonio sigue resistiendo.
Despertó Zeus al lado de Hera … en las cimas del Ida …, y vio a los troyanos y a los
aqueos : a aquéllos desbaratados y atropellándolos detrás a los otros, los argivos y, entre
éstos, al soberano Posidón.
Vio a Héctor yaciendo en el llano … vomitando sangre.
Entonces, el dios de dioses se da cuenta del engaño perpetrado por Hera, gracias al cual, se
ha puesto al divino Héctor fuera de combate y en fuga a su tropa, por lo que, irritado, la
amenaza con herirla con sus golpes, tal y como ya ocurrió en el pasado.
Se estremeció la augusta Hera, jurando que si Posidón daña a los troyanos y a Héctor, y
defiende a los aqueos, no es por agradarla a ella, sino porque su propio ánimo lo incita y
se lo manda.
Zeus, parece bastarle esta explicación para aceptar la inocencia de Hera, y le pide que vaya
en busca de Iris y Apolo. A continuación, desvela a su esposa lo que ocurrirá en el futuro :
Iris deberá comunicar a Posidón que ponga fin al combate, y Apolo deberá infundir
renovado ardor en el corazón de Héctor, para que ataque las naves del Pelida Aquiles,
quien hará levantarse a su compañero Patroclo al que el esclarecido Héctor matará ante
Ilio, e irritado por esto, el divino Aquiles matará a Héctor; los aqueos contraatacarán
desde las naves hasta conquistar la escarpada Ilio conforme a los planes de Atenea, tal y
como le prometió a Tetis cuando, agarrada a sus rodillas, le suplicó que honrara a Aquiles,
saqueador de ciudades (Ilíada, XV, 4 a 77).
Así habló Zeus y obedeció Hera que, al llegar al escarpado Olimpo, se reunió con los
demás dioses, empezando por comunicar a Ares, dios de la guerra, la muerte de Ascálafo,
su hijo.
Para vengar la muerte de su hijo, Ares se dispone a participar en la guerra destruyendo las
naves de los aqueos.
Se lo impidió Atenea, evitando así que la irritación de Zeus provocara para él numerosas
desgracias, y para el resto de los dioses un gran desastre.
Por su parte Hera llamó fuera de la mansión a Apolo y a Iris, comunicándoles que, por
orden de Zeus, fueran cuanto antes a su encuentro en el Ida.
Llegados a su presencia, ordena a Iris ir en busca de Posidón para que éste ponga fin a la
lucha y al combate, y vuelva, ya sea al Olimpo o al límpido mar.
Obedeció Iris trasmitiendo a Posidón las órdenes de Zeus, lo cual provocó el enojo en el
ilustre agitador del suelo, ya que consideraba que, en honra, era igual a Zeus.
476
La explicación que Posidón dio a Iris defendiendo su postura, fue la
siguiente :
A pesar de su indignación, Posidón se mostró dispuesto a ceder, aunque pidió a Iris que
comunicara a Zeus la siguiente advertencia : “si a mí y a la depredadora Atenea, a Hera, a
Hermes y al soberano Hefesto, pretende escatimarnos la escarpada Ilio y se niega a
saquearla y a conceder a los argivos la victoria total, sepa que entre nosotros dos habrá
ya una ira irremediable”. Sin embargo, resignado, tras hablar así, el agitador del suelo
dejó la hueste aquea y se sumergió en el ponto; y los héroes aqueos lo añoraron (Ilíada,
XV, 78 a 219).
En cuanto a Febo Apolo, Zeus le desvela cual será su plan a partir de ahora :
- Por un lado, Apolo deberá despertar en Héctor una gran furia, hasta que los aqueos en su
huida lleguen a las naves y al Helesponto (estrecho de los Dardanelos).
- Por otro, Zeus intervendrá de manera que los aqueos recobren otra vez aliento de la
fatiga (Ilíada, XV, 220 a 235).
Cumpliendo las instrucciones de Zeus, Apolo anima a Héctor a reemprender la lucha, con
sus hombres, y a seguirle hasta las huecas naves de los aqueos.
Los dánaos/aqueos acosaban a los troyanos, mas cuando vieron a Héctor, se intimidaron,
pues lo creían muerto después de la pedrada que Ayante Telamoníada le lanzó, ya que
consideraron que algún dios lo estaba protegiendo.
Toante ordenó al grueso de las tropas replegarse hacia las naves para frenar el primer
ataque de los troyanos. Todos le oyeron con gusto y le obedecieron agrupándose alrededor
de Ayante, Idomeneo, Teucro, Meríones y Megete, para presentar cara a Héctor y a los
troyanos.
Los troyanos cargaron en masa compacta con Héctor en cabeza, marchando delante de él
Febo Apolo.
Los argivos resistieron en bloque y se elevó un griterío punzante a ambos lados.
Apolo intervino y los dánaos se olvidaron del impetuoso coraje …, pues Apolo les
infundió pánico y dio la gloria a los troyanos y a Héctor.
Héctor mató a Estiquio y a Arcesilao.
Eneas mató a Medón (hijo bastardo de Oileo y hermano de Ayante) y a Jaso.
Polidamante capturó a Mecisteo, Polites a Equio … y Agénor capturó a Clonio.
Paris acertó a Deíoco, detrás, en la zona más baja del hombro …
477
Los aqueos huían en desbandada, momento que aprovechó Héctor para ordenar a los
troyanos : “¡Atacad las naves …!”.
Febo Apolo, para facilitar su avance, formó un puente sobre la zanja : por allí entró como
riada el cerrado batallón de los troyanos.
Entonces, el anciano Néstor … con los brazos extendidos al estrellado cielo, se dirigió a
Zeus pidiendo su ayuda, y el providente Zeus tronó con fuerza …, y al oír el trueno de
Zeus, los troyanos con más bríos atacaron a los argivos, y de esta forma llegaron
prontamente hasta las naves (Ilíada, XV, 236 a 389).
Mientras esto sucedía, Patroclo estuvo sentado en la tienda del cortés Eurípilo y lo distraía
con la charla, mientras en la luctuosa herida espolvoreaba medicinas para remediar los
negros dolores.
Cuando vio el avance de los troyanos y la desbandada de los dánaos, salió de la tienda y se
dirigió al encuentro de Aquiles para instarlo a combatir.
La batalla permanecía equilibrada sin que ninguno de los bandos se erigiera en vencedor.
Ayante, a Calétor que llevaba una tea a la nave, acertó en el pecho con la lanza.
Héctor disparó a Ayante la reluciente lanza. Le erró pero acertó entonces a Licofrón, hijo
de Mástor y escudero de Ayante.
Teucro (hermanastro de Ayante Telamonio) acertó a Clito, ilustre hijo de Pisénor,
compañero de Polidamante.
Teucro sacó otra flecha contra Héctor, pero Zeus le rompió la bien trenzada cuerda en el
intachable arco cuando apuntaba contra él.
Héctor capturó a Esquedio, hijo de Perimedes (en II, 518, Esquedio aparece como hijo de
Ífito Naubólida).
Ayante hizo presa en Laodamante … ilustre hijo de Anténor (Ilíada, XV, 516, 517).
Polidamante despojó a Oto cilenio compañero del Filida (Megete hijo de Fileo).
Al verlo, Megete arremetió contra Polidamante, pero falló el golpe gracias a la
intervención de Apolo, aunque hirió a Cresmo. Entonces le atacó Dólope, hijo de Lampo
(hermano de Príamo), golpeándole en pleno escudo con la lanza; Megete respondió con la
puntiaguda pica, pero fue Menelao, que llegó en socorro suyo, quien con la lanza le acertó
en el hombro por detrás.
Antíloco acertó al hijo de Hicetaón (hermano de Príamo), al magnánimo Melanipo, pero
cuando iba a despojarlo de sus armas, apareció Héctor, y Antíloco huyó despavorido
(Ilíada, XV, 390 a 591).
Nuevamente Zeus piensa en la ejecución de sus planes. Por un lado, despertaba en los
troyanos cada vez más furia, a la vez que hechizaba el ánimo de los argivos y les sustraía
la gloria.
Tenía Zeus la intención de tender la gloria a Héctor Priámida, para que éste en las corvas
naves el maravilloso fuego infatigable prendiera : de esta forma, humillando a los griegos,
cumpliría la promesa que le hizo a Tetis.
Pero también tenía previsto Zeus que, en cuanto apareciera el fulgor de una nave ardiendo,
lanzaría un contraataque desde las naves contra los troyanos, y de esta forma, los dánaos
recuperarían la gloria (Ilíada, XV, 592 a 602).
Con este propósito, junto a las huecas naves, Zeus despertó el ardor de Héctor Priámida,
ya intenso de por sí, que le hacía multiplicarse en la batalla, consiguiendo honra y gloria,
lo cual Zeus alentaba puesto que su vida iba a ser ya efímera, porque Palas Atenea ya
empujaba contra él el día fatal en el que iba a sucumbir ante la violencia del Pelida,
Aquiles.
478
Finalmente, la batalla se centró junto a la nave de Protesilao. Alrededor de la nave de
éste, los aqueos y los troyanos se aniquilaban en lucha cuerpo a cuerpo.
Héctor, una vez que se agarró a la popa, ya no la soltaba : “¡Traed fuego y elevad todos
a la vez el grito de batalla!”.
Los troyanos arreciaron en su ataque contra los argivos.
Ayante, aunque los dardos lo acosaban con fuerza …, arremetía con la afilada pica y, al
que de los troyanos se acercaba a las cóncavas naves con el voraz fuego para complacer
las órdenes de Héctor, Ayante lo hería, vigilante con la larga pica, y a doce hirió así,
cuerpo a cuerpo delante de las naves (Ilíada, XV, 603 a 746).
- Patroclo consigue que Aquiles le preste sus armas y sus hombres para enfrentarse a los
troyanos.
- Héctor prende fuego a la nave de Protesilao.
- Patroclo se convierte en pesadilla de los troyanos y sus aliados (mata a Sarpedón).
- Glauco, curado por Apolo, intenta vengar la muerte de Sarpedón.
- Patroclo, desoyendo los consejos de Aquiles, persigue a los troyanos hasta la ciudad.
- Héctor acaba con la vida de Patroclo, tras caer herido por Apolo y el dárdano Euforbo.
Así luchaban alrededor de la nave de Protesilao, cuando Patroclo se presentó ante Aquiles
derramando cálidas lágrimas.
Cuando Aquiles le preguntó por el motivo de sus lágrimas, Patroclo empezó contándole,
en primer lugar, cómo todos los más bravos de los aqueos yacen entre las naves heridos
por dardos o por picas : el Tidida Diomedes, Ulises, Agamenón y Eurípilo.
A continuación, sigue deseándose a sí mismo : “que nunca me invada a mí una ira como
esa que tú albergas, tan atroz”.
Y termina rogándole : “Al menos envíame a mí sin demora y dame el resto de la hueste de
mirmidones, a ver si llevo una luz de salvación a los dánaos. Dame tu armadura … a ver
si me confunden contigo y renuncian al combate los troyanos, y los marciales hijos de los
aqueos respiran de su quebranto”.
Aquiles no puede evitar recordar la afrenta recibida de Agamenón, al despojarle de su
botín quedándose con Briseida, solo por abusar de su poder. Sin embargo se muestra
conciliador aceptando dejar en paz el pasado, aunque persistía en no poner fin a su cólera
hasta que el griterío y el combate llegaran hasta sus propias naves.
Le cede sus armas y los combativos mirmídones, dándole además un último consejo :
“Vuelve aquí después de expulsarlos de las naves. Incluso si el altitonante esposo de Hera
te concede alzarte con la victoria, no ansíes combatir lejos de mí contra los aguerridos
troyanos; me dejarás más deshonrado. Ni tampoco … emprendas la marcha hacia Ilio
exterminando troyanos …” (Ilíada, XVI, 1 a 101).
479
Ayante Telamonio, que hemos dejado resistiendo al pie de las naves, ya no podía más.
Héctor se puso a su lado, y con su espada rompió la lanza del hijo de Telamonio, y a
continuación prendió infatigable fuego en la veloz nave, de la que al punto brotó llama
inextinguible (Ilíada, XVI, 102 a 123).
Añade a continuación, que fue al ver la nave de Protesilao en llamas, cuando Aquiles
permitió a Patroclo, vestido con su armadura y sus armas y llevando sobre sus caballos,
enfrentarse a los troyanos :
Fue entonces, a la vista del fuego, que Aquiles urgió a Patroclo para que entrara en acción;
éste vistió sus armas, mandó a Automedonte uncir rápidamente los caballos, Janto y
Balio, junto con el intachable caballo Pédaso, y acompañado por los mirmidones, todos
partían a buen paso (Homero/Ilíada, XVI, 145 a 154).
480
En este mismo capítulo, Homero dice que eran hijos del viento Zéfiro y de la harpía
Podarga :
Tras matar a Patroclo, Héctor pretende quedarse con los caballos inmortales de Aquiles,
conducidos por Automedonte, regalo de los dioses a Peleo (el Pseudo-Apolodoro dirá
que fueron un regalo de Posidón) :
Más adelante, Homero los describe dotados de sentimientos al ser capaces de llorar al
enterarse de la muerte de Patroclo :
ILÍADA (Homero) : Canto XVII, 426 a 428 - 437 a 440 - 443 y 444 :
426 Los caballos del Eácida estaban lejos de la lucha
427 llorando desde que se habían enterado de que su auriga (Patroclo)
428 había caído en el polvo a manos del homicida Héctor.
437 Lágrimas
438 cálidas que caían al suelo rodaban por sus párpados llorando
439 de añoranza por su auriga, y se iba ensuciando la lozana crin,
440 que caía de la almohadilla a lo largo de las caras del yugo.
El Pseudo-Apolodoro indica que estos caballos fueron el regalo que Posidón le hizo a
Peleo el día de su boda con la nereida Tetis :
Los troyanos, al ver a Patroclo con las armas de Aquiles, pensaron que era el Pelida quien
salía de las naves tras haber depuesto la cólera, por lo que cada uno escrutó adónde huir
del abismo de la ruina.
Patroclo fue el primero en disparar la reluciente lanza … junto a la popa de la nave del
magnánimo Protesilao … y acertó a Pirecmes … en el hombro derecho. Unos huyeron y a
otros los expulsó de las naves y apagó el ardiente fuego.
Persiguiendo a los que huían, Patroclo acertó en el muslo a Areílico, Menelao hirió a
Toante, el Filida Megete hirió en lo alto del muslo a Anficlo, el Nestórida Antíloco hirió a
Atimnio, y el Nestórida Trasimedes hirió en el hombro a Maris cuando arremetió contra
Antíloco para vengar la muerte de su hermano Atimnio.
Ayante Oilíada arremetió contra Cleobulo. El beocio Penéleo se enfrentó al troyano
Licón, al que mató asestándole un golpe en el cuello bajo la oreja.
Meríones (cretense) mató a Acamante Antenórida. Idomeneo mató a Erimante.
Cada uno de los anteriores príncipes dánaos hizo una presa (Ilíada, XVI, 253 a 357).
Patroclo acompañaba enérgico a los dánaos, dando órdenes y meditando males contra los
troyanos.
A Prónoo entonces alcanzó primero con la reluciente lanza …
En segundo lugar acometió a Téstor, hijo de Énope … Le envasó la pica en la quijada
derecha …
Luego acertó con una piedra a Erilao, cuando acometía, en plena cabeza …
A continuación a Erimante, a Anfótero y a Epaltes, a Tlepólemo Damastórida, a Equio y a
Piris, a Ifeo, a Evipo y a Polimelo Argéada … Ilíada, XVI, 372 a 418).
Sarpedón, dudando que quien provocaba esos estragos entre los troyanos, no fuera quien
aparentaba ser (Aquiles), dijo : “Iré al encuentro de este hombre, a ver si logro enterarme
de quien es este que triunfa y es autor de tantos males, pues a muchos troyanos valerosos
ha postrado las rodillas”.
Cuando ya estaban cerca avanzando el uno contra el otro, entonces Patroclo al muy
ilustre Trasimelo, el noble escudero del soberano Sarpedón, acertó en el bajo vientre y
dobló los miembros.
Sarpedón falló con la reluciente lanza cuando acometió en segundo lugar, pero hirió al
caballo Pédaso con la pica …
Insistió de nuevo Sarpedón, pero falló otra vez con la reluciente lanza … Después
arremetió con el bronce Patroclo, y de su mano no escapó en vano el proyectil, que le
acertó donde el pericardio rodea el musculado corazón. Se desplomó … tendido ante los
caballos y la caja del carro bramando … herido de muerte por Patroclo (Ilíada, XVI,
419 a 491).
482
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : IV, 6 :
Al verlo los troyanos, creen que es Aquiles y se dan a la fuga. En pos de ellos en
dirección a la muralla, (Patroclo) derriba a muchos, entre ellos a Sarpedón, el hijo de
Zeus, y es abatido por Héctor, aunque previamente había sido herido por Euforbo.
Glauco, oyó la voz agonizante de su amigo Sarpedón, pero no podía vengar su muerte al
tener el brazo herido por la saeta lanzada por Teucro, por lo que se dirigió al flechador
Apolo rogándole : “cúrame esta terrible herida, apacigua mis dolores y dame vigor para
arengar a mis compañeros licios y estimularles a combatir, y para luchar yo mismo por el
cuerpo sin vida de Sarpedón”
Febo Apolo le escuchó. Al punto hizo cesar sus dolores, de la dolorosa herida coaguló la
negra sangre y le infundió furia en el ánimo.
Glauco, curado por la acción de Apolo, partió en busca de Polidamante Pantoida, Agénor,
Eneas y Héctor, y todos juntos se dirigieron al campo aqueo para rescatar el cadáver de
Sarpedón.
Allí, ambos bandos se enfrentaron. El mirmídon Epigeo hijo de Agacles y compañero de
Patroclo, murió por un guijarro lanzado por Héctor, que le rompió la cabeza en dos.
Patroclo, afligido por la muerte de su compañero, se lanzó contra Estenelao, caro hijo de
Itémenes, le acertó en el cuello con un guijarro y le rompió los tendones.
Glauco, capitán de los licios, mató al magnánimo Baticles, el caro hijo de Calcón.
Meríones capturó a Laógono, hijo de Onétor, le acertó bajo la mandíbula y la oreja.
Eneas arrojó la broncínea lanza contra Meríones, pero éste la esquivó (Ilíada, XVI, 492 a
610).
Ni un momento Zeus apartó sus relucientes ojos de la violenta batalla, dudando sobre qué
decisión tomar. Finalmente, le pareció lo mejor que el noble escudero del Pelida Aquiles
(Patroclo) rechazara hacia la ciudad a los troyanos y a Héctor.
Héctor, privado por Zeus de coraje y de ánimo, montó en el carro y arengó a los demás
troyanos a huir; pues advirtió hacia donde se inclinaba la sacra balanza de Zeus (Ilíada,
XVI, 644 a 658).
Patroclo dio la señal a los caballos y a Automedonte y partió tras los troyanos y los licios.
¡Grave falta cometió el insensato! Si hubiera observado el consejo del Pelida Aquiles,
seguro que habría evitado la maligna parca de la negra muerte.
Tres veces arremetió Patroclo contra los troyanos, pero, a la cuarta vez, Febo Apolo surgió
terrible … oculto en una tupida bruma, se detuvo detrás de Patroclo y le golpeó la
espalda y los anchos hombros con la palma de la mano …, le tiró de la cabeza el morrión
(casco) y a la vez cayó rodando el atubado yelmo (parte que protegía cara y cabeza), se le
quebró entera en las manos la pica …, se le cayó de los hombros el ribeteado broquel
(escudo) con el tahalí (las correas que lo sujetaban), y para terminar, el propio Apolo le
desató la coraza.
Viéndolo totalmente desprotegido, un guerrero dárdano, Euforbo Pantoida, por detrás le
clavó la lanza en la espalda, entre los hombros.
Patroclo, doblegado por el golpe del dios y por la lanza, empezó a replegarse a la turba
de los compañeros por eludir la parca (el cruel destino o la muerte).
Héctor, nada más ver al magnánimo Patroclo retrocediendo, herido por el agudo bronce,
llegó cerca de él entre las filas, le hirió con la lanza en lo más bajo del ijar y le hundió el
bronce de parte a parte (Ilíada, XVI, 783 a 867).
- Menelao, junto con Ayante Telamonio, defiende el cadáver de Patroclo contra los
ataques de los troyanos.
- Los enfrentamientos entre troyanos y aqueos se intensifican, con suerte alterna para cada
uno de los bandos.
- Conducidos por Automedonte, reaparecen los caballos de Aquiles, Janto y Balio.
- Atenea, favoreciendo a los aqueos, y Apolo y Zeus favoreciendo a los troyanos,
intervienen de nuevo.
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- Antíloco, cumpliendo órdenes de Menelao, se dirige hacia las naves aqueas para
comunicar a Aquiles la muerte de Patroclo.
- Menelao, Meríones, los dos Ayantes e Idomeneo, se apoderan del cadáver de Patroclo.
Menelao, al ver caer a Patroclo, montó guardia alrededor de su cuerpo para evitar que
cayera en poder de los troyanos.
El dárdano Euforbo, hijo de Pántoo, se acercó hasta él, amenazándole con quitarle la vida,
si no le permitía llevarse el cadáver, puesto que fue él quien, el primero, lo hirió con su
lanza.
En el enfrentamiento que siguió, al hijo de Pántoo, Euforbo, el de buena lanza de fresno,
el Atrida Menelao lo mató y lo despojó de la armadura, que, finalmente no pudo llevarse,
porque Febo Apolo, tomando la figura humana de Mentes, lanzó contra él a Héctor y a los
troyanos, lo cual obligó a Menelao a retirarse.
Cuando llegó hasta los aqueos, buscó a Ayante Telamonio pidiéndole le acompañara a
defender el cuerpo de Patroclo para poder llevárselo a Aquiles; en cuanto a las armas que
Aquiles le había prestado, nada podían hacer por ellas, puesto que estaban ya en poder de
Héctor (Ilíada, XVII, 1 a 124).
Glauco, al ver llegar a Héctor, empezó a insultarle (“eres presumido mas muy inútil para
la lucha …, eres propenso a huir …”) y seguidamente, se enfrentó a él reprochándole el
poco empeño que había puesto en recuperar el cadáver de Sarpedón, anunciándole que, a
partir de este momento, para salvar la villa y la ciudad, ya sólo podría contar con las
huestes que en Ilio han nacido, porque ninguno de los licios va a luchar contra los dánaos
en defensa de la ciudad.
Héctor, aunque contrariado, invita a Glauco a presenciar las proezas que es capaz de
realizar, y, tras ponerse las inmortales armas del Pelida Aquiles, prometió a sus
compañeros y aliados (Mestles, Glauco, Medonte, Tersíloco, Asteropeo, Disénor, Hipótoo,
Forcis, Cromio y el agorero Énnomo) compartir con quien arrastre el cadáver de Patroclo
hasta las filas de los troyanos, la mitad de los despojos (Ilíada, XVII, 140 a 233).
Ante el gran número de troyanos y aliados que iban acercándose con las lanzas
embrazadas, Ayante Telamonio, temiendo por su vida, le pide a Menelao que llame en su
ayuda a los paladines de los dánaos. Enseguida acudieron Ayante hijo de Oileo e
Idomeneo con su escudero Meríones (Ilíada, XVII, 234 a 261).
485
Los troyanos cargaron en masa compacta con Héctor a la cabeza. Empezaron venciendo
y llevándose el cuerpo de Patroclo. Pero los aqueos reaccionaron y Ayante Telamonio,
cargando sobre Hipótoo que iba arrastrando del pie el cadáver, le golpeó de cerca en el
morrión y, por el atubado casquete brotó el encéfalo fuera de la herida.
Héctor a su vez, disparó a Ayante la reluciente lanza; éste la esquivó y fue a clavarse bajo
el centro de la clavícula de Esquedio, el hijo de Ífito.
A su vez, Ayante golpeó a Forcis, hijo de Fénope, en pleno vientre (Ilíada, XVII, 262 a
314).
Retrocedían los troyanos y el esclarecido Héctor, cuando, Apolo en persona instó a Eneas,
tomando la figura de Perifante, diciéndole que Zeus les iba a conceder a ellos la victoria, y
no a los dánaos.
Entonces Eneas, que había reconocido al flechador Apolo, se dirigió a Héctor diciéndole
que un dios le había asegurado que Zeus decantaría la victoria de su lado, por lo que,
nuevamente, todos se revolvieron y plantaron cara a los aqueos.
Eneas hirió con la lanza a Leócrito, hijo de Arisbante, noble compañero de Licomedes
(hijo de Creonte). Al verlo caer, Licomedes, disparó la reluciente lanza contra Apisaón
Hipásida, en el hígado bajo el diafragma (Ilíada, XVII, 315 a 351).
Hacinados iban cayendo los cadáveres, tanto de troyanos y de altaneros aliados, como de
dánaos, que tampoco luchaban sin derramar sangre …
Todo el día estuvo en suspenso la gran contienda de la disputa dolorosa.
Mientras esto sucedía, todavía Aquiles, de la casta de Zeus, ignoraba la muerte de
Patroclo (Ilíada, XVII, 361 a 411).
Por otra parte, los caballos (Janto y Balio) del Eácida (Aquiles) estaban lejos de la lucha,
llorando desde que se habían enterado de que su auriga (Patroclo) había caído en el polvo
a manos del homicida Héctor.
Zeus, por su lado, trató de tranquilizarlos diciéndoles : “Os aseguro que ni a vosotros ni
vuestro primoroso carro conducirá Héctor Priámida, pues no lo consentiré … Os
infundiré a los dos furia en las rodillas y en el ánimo, para que salvéis a Automedonte del
combate y lo transportéis a las huecas naves”.
Corría Automedonte montado en el carro de Patroclo a través de los troyanos, pero no
capturaba a nadie porque no había medio de atacar con la pica y guiar a la vez los ligeros
caballos. Por ello, al ver a Alcimedonte, el hijo de Laerces Hemónida, Automedonte le
invitó a tomar la fusta y las resplandecientes riendas, mientras él desmontaba del carro
para luchar. Héctor los vio y deseando capturar los dos caballos (Janto y Balio) del
velocípedo Eácida (Aquiles), llamó en su ayuda a Eneas, a Cromio y al deiforme Areto.
Automedonte, a la vez que llamaba en su ayuda a los dos Ayantes y a Menelao, se dispuso
a hacerles frente, manteniéndose Alcimedonte tras él con los caballos.
Mientras llegaban, Automedonte arrojó la pica y acertó a Areto en el broquel …
A su vez, Héctor disparó contra Automedonte la reluciente lanza, pero éste la esquivó.
Enseguida llegaron los dos Ayantes, que intimidaron a Héctor, a Eneas y al deiforme
Cromio, haciéndolos huir, dejando allí a Areto, yaciendo con el corazón desgarrado
(Ilíada, XVII, 412 a 539).
Los aqueos, viendo que Zeus daba nuevamente la victoria a los troyanos, estudiaron la
forma en que uno de ellos pudiera llegar hasta Aquiles, ya que éste seguía sin conocer la
luctuosa noticia de que su querido compañero ha muerto.
El encargo recayó sobre Menelao, al que Ayante le pidió que buscara a Antíloco, el hijo
del magnánimo Néstor, para instarle que fuera a comunicar que su compañero con mucho
más querido, había muerto.
Encontró a Antíloco luchando en la parte izquierda del campo de batalla, y tras
comunicarle que Patroclo había muerto, le dijo : “Corre al momento a las naves de los
aqueos y díselo a Aquiles para ver si salva y lleva a la nave cuanto antes el cadáver
desnudo, que las armas las tiene Héctor, de tremolante penacho”.
Derramando lágrimas, Antíloco salía a pie del combate para comunicar la triste noticia
al Pelida Aquiles (Ilíada, XVII, 626 a 714).
Mientras tanto, y teniendo en cuenta que Aquiles tardaría en llegar (ya que estaba sin
armas por tenerlas Héctor en su poder tras despojar de ellas a Patroclo), decidieron que
Menelao y Meríones cogerían el cadáver de Patroclo poniendo sus brazos sobre sus
hombros, mientras que los dos Ayantes, detrás, lucharían contra los troyanos.
Así, aunque los troyanos, entre los que se encontraban Eneas Anquisíada y el esclarecido
Héctor, los acosaban, los dos Ayantes los mantenían a raya (Ilíada, XVII, 715 a 761).
Mientras así se batían a la manera del ardiente fuego, Antíloco, de rápidos pies, llegó
487
como mensajero ante Aquiles y lo halló delante de las cornierguidas naves, diciéndole :
“Muy luctuosa es la nueva que ahora vas a saber y que ojalá no hubiera sucedido.
Patroclo yace muerto y ya se lucha alrededor de su cadáver desnudo, que las armas las
tiene Héctor, de tremolante penacho”.
A Aquiles, una negra nube de aflicción lo envolvió. Del otro lado, Antíloco se lamentaba y
vertía lágrimas con las manos de Aquiles cogidas … Aquiles dio un pavoroso gemido, que
su augusta madre, la nereida Tetis, escuchó sentada en los abismos del mar al lado de su
anciano padre, Nereo, y la hizo exhalar un suspiro.
Tetis abandonó su cueva, llegó hasta las costas de Troya donde se apretaban varadas las
naves de los mirmidones, y le preguntó a su hijo sobre la causa de su aflicción.
Aquiles le comunicó la muerte de Patroclo : “Héctor lo ha matado y desnudado de la
extraordinaria armadura, maravilla para la vista, bella, espléndido regalo que los dioses
dieron a Peleo aquel día en que te llevaron al lecho de ese hombre mortal” (Ilíada, XVIII,
1 a 85).
Tetis le contesta apesadumbrada, porque conoce el cruel destino que le espera a su hijo :
“Pronto ya, hijo mío, llegará el destino; pues enseguida después del de Héctor tu hado
está dispuesto”.
Aquiles, por su parte, le manifiesta la decisión que ha tomado : “Ahora iré en busca del
matador de esa querida cabeza para mí, en busca de Héctor”. Pero su madre le recuerda
que su armadura está en poder de Héctor, y a la vez le promete : “Al alba regresaré, a la
hora de la salida del sol, trayéndote bellas armas de parte del soberano Hefesto” (Ilíada,
XVIII, 86 a 144).
Así habló Héctor ante todos, y los troyanos lo aclamaron, ¡insensatos! … (Ilíada, XVIII,
243 a 311).
Por su parte, en el campo aqueo, Aquiles, conocedor del futuro que le espera, hace el
488
siguiente propósito : Ahora, Patroclo, ya que voy a ir bajo tierra después de ti, no te
tributaré las exequias hasta que traiga aquí las armas y la cabeza de Héctor, el asesino
tuyo, oh magnánimo amigo. Degollaré delante de tu pira a doce ilustres vástagos de los
troyanos, irritado por tu muerte”.
Seguidamente bañaron y ungieron el cuerpo de Patroclo con craso aceite y llenaron las
llagas de ungüento de nueve años (Ilíada, XVIII, 312 a 355).
Mientras esto ocurría, Tetis llegó a la morada de Hefesto, y tras preguntarle éste por el
motivo de su visita, ella, después de contarle varios tristes episodios de su vida y de la vida
de Aquiles, le contestó : “Vengo ante tus rodillas a rogarte si quieres dar a mi hijo, cuyo
hado es inminente, un broquel y un yelmo, unas bellas grebas, ajustadas a las tobilleras, y
una coraza; pues lo que tenía lo ha perdido su leal compañero, doblegado ante los
troyanos, y él yace en el suelo lleno de congoja”.
Complaciente, Hefesto afirmó : Tendrá una armadura tan bella que se maravillará de ella
cualquier hombre que la vea” (Ilíada, XVIII, 368 a 477).
Al amanecer, Tetis llegó al campamento aqueo donde encontró a su querido hijo yaciendo
abrazado al cuerpo de Patroclo : ante él depositó la armadura fabricada por Hefesto
(Ilíada, XIX, 1 a 18).
Aquiles, armado con las nuevas armas que le traía su madre, se dispuso a enfrentarse a los
troyanos, pero antes manifestó la preocupación que le producía la posibilidad de que el
cadáver de Patroclo pudiera llegar a descomponerse.
Tetis lo tranquilizó asegurándole que durante todo un año, la piel permanecerá todo el
tiempo inalterable (gracias a la ambrosía y rojo néctar que iba introducir en su cuerpo),
añadiendo : “Tú convoca a una asamblea a los héroes aqueos y renuncia a tu cólera
contra Agamenón … Y equípate enseguida para el combate”.
Así lo hizo Aquiles, y todos acudieron a su llamada, incluidos los timoneles de las naves,
los intendentes encargados de repartir el pan, y los demás caudillos que renqueaban
heridos : Diomedes el Tidida, Ulises y el Atrida Agamenón (Ilíada, XIX, 19 a 53).
489
El Pelida, dirigiéndose a Agamenón le aseguró que deponía su cólera, y Agamenón, a su
vez, reconociendo su ofuscación aquel día en que le arrebató la esclava Briseida, le dijo :
“Ya que cometí un grave error y Zeus me quitó el juicio, estoy dispuesto a repararlo y a
entregar inmensos rescates … Mas parte hacia el combate …”.
(Ilíada, XIX, 54 a 144).
Entonces, Ulises en compañía de los hijos del glorioso Néstor (Antíloco y Trasimedes),
del Filida Megete, de Toante, de Meríones, del Creontíada Licomedes y de Melanipo,
echaron a andar hacia la tienda de Agamenón Atrida donde cargaron todos los regalos
que éste había ofrecido a Aquiles.
Después que Agamenón jurara no haber puesto la mano sobre la joven Briseida, y haber
sacrificado un jabalí en honor de Zeus, Aquiles concluyó diciendo : “Id ahora a comer y
luego trabaremos la marcial lucha” (Ilíada, XIX, 238 a 275).
Atenea, siguiendo instrucciones de Zeus, destiló sobre Aquiles, que se negaba a probar
bocado alguno, néctar y amena ambrosía en el pecho, para evitar que la molesta hambre
entorpeciera sus rodillas.
Aquiles, airado contra los troyanos, se vistió con los dones que Hefesto le había forjado
con esmero … Se probó las armas que le sentaban como alas …
Automedonte y Álcimo (o Alcimedonte) se ocupaban de los caballos y los uncían al carro
en el que se montó Aquiles, pidiendo a Janto y Balio que devolvieran sano y salvo a su
auriga, tras saciarse de combate.
Janto, al que Hera había dotado de voz humana, le advirtió : “Todavía esta vez te
traeremos a salvo, vigoroso Aquiles. Pero ya está cerca el día de tu ruina. Y no somos
nosotros los culpables, sino el excelso dios y el imperioso destino … Tu destino es
sucumbir por la fuerza ante un dios y ante un hombre”.
III.5.20 Los dioses discuten entre ellos mientras Aquiles se enfrente a los troyanos y,
particularmente, a Eneas :
- Los dioses muestran sus preferencias sobre los que desean proteger.
- Aquiles, intentando enfrentarse a Héctor, tiene que hacerlo contra Eneas, por voluntad
de Apolo.
490
- Aquiles descarga su furia entre números troyanos.
Los felices dioses, tras estimular así a ambos bandos, entrechocaron y entablaron entre
ellos una feroz disputa.
La irritación de Zeus emitiendo truenos, y de Posidón sacudiendo la tierra, fue tan grande,
que el propio Aidoneo (Hades), soberano de los subterráneos, temió que se resquebrajara
la corteza terrestre, y quedaran al descubierto sus pavorosas y sombrías mansiones.
A los dioses que defendían a los aqueos (Posidón, Atenea, Hera, Hermes y Hefesto), se
enfrentaron respectivamente los que defendían a los troyanos (Febo Apolo, Enialio o
Ares, Ártemis, Leto y Janto al que los hombres llaman Escamandro).
Éstos eran los dioses que se oponían a otros dioses. (Ilíada, XX, 53 a 75).
Aquiles ansiaba enfrentarse a Héctor Priámida, pero Apolo lanzó contra él a Eneas, a
quien infundió noble furia, tomando la voz y la figura de Licaón, el hijo de Príamo. Eneas,
antes de decidirse, se resistió porque recordaba los tiempos en que fue vencido por el
Pelida cuando éste le robó las vacas que pacían en el Ida, y cuando saqueó las ciudades de
Lirneso (ciudad donde se refugió Eneas, y donde vivía Briseida) y Pédaso.
Los dioses se dispusieron a presenciar el duelo entre los dos héroes : por los aqueos,
Posidón y Atenea, y por los troyanos, Ares y Apolo.
Dos varones, los más bravos de todos, confluyeron en medio de ambos ejércitos, ávidos de
lucha, el Anquisíada Eneas y Aquiles, de la casta de Zeus (Ilíada, XX, 76 a 160).
Cuando ya estaban cerca, avanzando el uno contra el otro, Aquiles intentó disuadir a
Eneas recordándole los tiempos en los que huyó ante su acoso, y en los que solo gracias a
la protección de Zeus, salvó su vida.
Eneas sin embargo, tras un largo discurso en el que detalla toda su gloriosa genealogía,
insiste en dejar de lado las palabras, para que hablen las picas guarnecidas de bronce.
491
Eneas, el primero, hundió la robusta pica en el terrible escudo pavoroso de Aquiles,
aunque sólo atravesó dos de las cinco capas que lo formaban.
Aquiles arrojó el segundo la pica que Eneas esquivó, y que, habiendo atravesado el
broquel, fue a clavarse en el suelo tras pasar anhelante por encima de su espalda.
Al fallar con las lanzas, Aquiles arremetió con la afilada espada, y Eneas con una gran
peña que no habrían cargado dos hombres.
Posidón, del bando de los aqueos, tal vez para evitar que Zeus se irrite contra Aquiles si
éste mata a Eneas, o tal vez para que perdure el linaje de Dárdano, se convierte en su
protector, derramando una niebla sobre los ojos del Pelida Aquiles, a la vez que depositaba
a sus pies la pica que habían lanzado contra Eneas. Seguidamente, de un empellón lanzó a
Eneas desde el suelo a las alturas, yendo después a su encuentro para recomendarle que
espere a la muerte de Aquiles antes de reincorporarse a la lucha (Ilíada, XX, 161 a 339).
Aquiles, por su parte, cuando se disipó la niebla que cegaba sus ojos y vio a sus pies la pica
que había lanzado contra Eneas, comprendió que también los dioses protegían al héroe
troyano por lo que se dedicó a estimular a los combativos dánaos …, arengando a cada
guerrero.
Lo mismo hacía Héctor, animando a los troyanos para que fueran contra Aquiles,
quedándose él en la retaguardia, siguiendo los consejos de Febo Apolo (Ilíada, XX, 340 a
380).
Aquiles atacó a los troyanos. Capturó primero a Ifitión, el valeroso Otrintida …, con la
pica le acertó en plena cabeza, y ésta se rompió entera en dos.
Luego golpeó a Demoleonte, hijo de Anténor …, en la sien, a través del morrión. El
cerebro dentro quedó entero machacado.
Acto seguido a Hipodamante …, lo hirió con la lanza en la espalda.
Después fue con la lanza tras Polidoro, a quien Príamo, su padre le había prohibido
participar en la lucha por ser el más joven de sus hijos y al que más cariño tenía : le
acertó en pleno torso con una jabalina.
En cuanto Héctor vio a su hermano Polidoro encorvándose hacia el suelo con las
entrañas en la mano …, fue contra Aquiles haciendo oscilar la aguda lanza.
Aquiles se alegró ya que, por fin, podía enfrentarse con quien había matado a su querido
Patroclo.
Héctor fue el primero en arrojar la pica que Atenea desvió con un soplo hacia atrás, lejos
del glorioso Aquiles.
El Pelida respondió arremetiendo enfurecido, ávido de matarlo, pero Apolo ocultó al
Priámida con una tupida bruma (Ilíada, XX, 381 a 454).
492
Estaba ávido de ganar gloria el Pelida e iba manchando de mortandad sus inaferrables
manos (Ilíada, XX, 455 a 503).
Los troyanos, huyendo de Aquiles, al llegar junto al Janto o Escamandro, unos siguieron
por la llanura en dirección de la ciudad, y otros quedaron acorralados en el río de honda
corriente.
Aquiles dejó la lanza sobre la ribera y saltó al río sólo con la daga, dando golpes a diestro
y siniestro, mientras el agua se enrojecía de sangre.
Se tropezó con un hijo de Príamo Dardánida que salía huyendo del río, Licaón … Cuando
el divino Aquiles … lo vio desnudo, sin casco y sin broquel y sin pica tampoco, no pudo
evitar exclamar : “¡Una gran maravilla es ésta que veo en mis ojos!”.
También acometió a Asteropeo, hijo de Pelegón, que se enfrentó al Pelida con dos lanzas
en la mano …, una acertó en el escudo pero no lo atravesó …, y con la otra le hizo un
rasguño en el codo derecho. Aquiles contestó arrojándole su lanza que, al fallar su
objetivo, quedó clavada en la orilla del río hasta la mitad; seguidamente, desenvainó la
espada y con ella le asestó un golpe en el vientre junto al ombligo, y todas las vísceras se
derramaron por el suelo (Ilíada, XXI, 136 a 204).
Luego echó a andar hacia los peonios. Capturó a Tersíloco, a Midón y a Astípilo, a
Mneso, a Trasio, a Enio y a Ofelestes.
Y el ligero Aquiles todavía habría matado a más peonios, de no ser porque el río Janto o
Escamandro, de profundos remolinos, se quejó amargamente al Pelida, al ver su cauce
lleno de cadáveres, obstruido de cuerpos.
Aquiles, de momento, se mostró conciliador con el dios-río, pero asegurándole que seguirá
exterminando a los arrogantes troyanos, hasta encerrarlos en la ciudad y entablar contra
Héctor duelo singular (Ilíada, XXI, 205 a 226).
Tranquilizado por las palabras del dios, Aquiles partió hacia la llanura inundada por las
aguas desbordadas del río que, en lugar de apaciguar su furor, encrespaba más y más sus
olas, alzándose a lo alto, pidiendo además ayuda al Simoente con objeto de contener entre
los dos el brío de Aquiles y evitar así que la gran ciudad del soberano Príamo, fuera
arrasada.
Ya estaba el dios-río a punto de destrozar al Pelida, cuando Hera intervino, ordenando a
Hefesto acudir en su ayuda, provocando un gran incendio, quemando los árboles de las
orillas e introduciendo el fuego dentro de él, hasta que, sometido, emitiera un gran alarido.
Abrasado por el fuego, el dios-río se rindió exclamando : “¡Que el divino Aquiles expulse
ya de la ciudad a los troyanos! ¿Qué me importan esa disputa y su protección?”.
Una vez que hubo jurado que ya no defendería más a los troyanos, ni siquiera cuando
Troya entera arda en llamas …, Hefesto apagó el maravilloso fuego (Ilíada, XXI, 298 a
384).
494
Afrodita, que intervino a favor de Ares, también fue atacada por Atenea por orden de Hera,
asestándole un golpe en el pecho con su recia mano.
Los dos, Ares y Afrodita, quedaron yaciendo sobre la tierra (Ilíada, XXI, 385 a 434).
Por su parte, Posidón también increpó a Apolo reprochándole defender a los troyanos,
olvidando lo que pasó cuando, los dos, después de construir las murallas de Troya y
guardar los rebaños de vacas en el Ida, Laomedonte se negó a pagarles el salario
convenido, despidiéndolos además con amenazas.
Apolo se limitó a contestar que no valía la pena que los dioses se enfrentasen por culpa de
míseros mortales, por lo que, se dio la vuelta y se marchó.
Ártemis, que había contemplado la escena, se encaró a su hermano Apolo reprochándole
su actitud. Apolo no le respondió nada, pero sí lo hizo Hera, la venerable compañera de
lecho de Zeus, que, tras calificarla de “impúdica perra”, le quitó el arco y le pegaba con él
en las orejas, obligándola a huir con la cabeza gacha (Ilíada, XXI, 435 a 496).
Hermes, el mensajero Argicida, no quiso enfrentarse con Leto, madre de Apolo y Ártemis,
porque consideraba arriesgado tener pendencias con esposas de Zeus (Ilíada, XXI, 497 a
501).
Tras estos enfrentamientos, los dioses volvieron al Olimpo, salvo Febo Apolo que penetró
en la sacra Ilio, pues le preocupaba la muralla de la bien edificada ciudad, por si los
dánaos la saqueaban aquel día, contra el destino (Ilíada, XXI, 502 a 520).
Por su parte, Aquiles seguía diezmando guerreros y solípedos caballos troyanos, por lo
que Príamo, que estaba contemplando la general desbandada de sus soldados, ordenó a los
centinelas mantener abiertas las puertas de la ciudad, para que, presintiendo lo peor,
pudieran protegerse tras sus murallas.
Entonces los hijos de los aqueos habrían tomado Troya, la de altas puertas, si Febo Apolo
no hubiera impulsado al divino Agénor, el hijo de Anténor, infundiéndole audacia en el
corazón; esperó éste la llegada de Aquiles para arrojarle la aguda jabalina de su pesada
mano, acertándole en la pantorrilla, bajo la rodilla, pero sin causarle herida alguna,
porque tropezó con la recién fabricada greba de estaño … sin perforarla.
El Pelida se lanzó contra Agénor, pero nada pudo contra él, ya que Apolo, envolviéndolo
con una tupida bruma, lo transportó fuera del combate.
El propio Apolo, tomando la figura de Agénor, incitó a Aquiles a perseguirlo, alejándolo
así de las puertas de Troya, lo que permitió que el resto de los troyanos fugitivos, pudieran
refugiarse en la ciudad (Ilíada, XXI, 520 a 611).
Apolo, que había tomado la figura de Agénor para alejar a Aquiles de las murallas de
Troya, se da a conocer, y entonces el Pelida, reconociendo haber sido burlado por el dios,
partió hacia la ciudad.
El anciano Príamo fue el primero en verlo con sus ojos, y se dirigió a Héctor, su hijo, que
495
estaba quieto ante las puertas, lleno de un ansia incontenible de luchar contra Aquiles :
“No te quedes y entra en la muralla, hijo mío; así salvarás a los troyanos y troyanas y
evitarás otorgar una gran gloria al Pelida y además privarte tú mismo de la propia vida”.
Lo mismo le dice su madre Hécuba, pidiéndole que se proteja del enemigo entrando en la
ciudad.
Así lloraban los dos, pero sus lágrimas no convencieron el ánimo de Héctor
(Ilíada/Homero, XXII, 1 a 130).
Atenea, que había dejado el Olimpo, se acercó a Héctor y, tras tomar la figura de Deífobo,
hijo también de Príamo y Hécuba, se acercó al Priámida convenciéndole para atacar juntos
al Pelida.
Héctor tomó la palabra el primero, para proponer a Aquiles un pacto : sea cual sea el
vencedor, que éste entregue el cadáver del vencido a los suyos para que puedan honrarlo
como conviene.
Aquiles, mirándolo con torva faz, le replicó : “¡No me hables, maldito, de pactos!” (Ilíada,
XXII, 226 a 272).
Héctor contraataca :
496
290 y acertó al Pelida en pleno escudo, y no erró.
291 Lejos del escudo salió despedida la lanza, y Héctor se irritó
292 porque el ligero proyectil había escapado en vano de su brazo.
293 Se detuvo abatido, pues no tenía otra pica de fresno.
Al llamar a su hermano Deífobo, Héctor se da cuenta que ha sido objeto del engaño de
Atenea :
Pero la muerte de Héctor no fue suficiente para aplacar al ira de Aquiles : le taladró por
detrás los tendones de ambos pies desde el tobillo al talón, enhebró correas de bovina piel
que ató a la caja del carro y dejó que la cabeza arrastrara. Montó en la caja del carro,
recogió la ilustre armadura, los caballos fustigó para arrearlos, y los dos de grado
echaron a volar. Gran polvareda se levantó del cadáver arrastrado; los cabellos oscuros
se esparcían, y la cabeza entera en el polvo yacía … (Ilíada, XXII, 395 a 404).
497
fuego muy denso, Aquiles abate por tierra a Héctor en combate singular, le amarra los
tobillos a su carro y llega a las naves llevándolo a restras.
Ante semejante doloroso y cruel espectáculo, tanto Príamo como Hécuba y Andrómaca, se
lamentan de su desgracia, y no pueden contener ni su llanto ni su pena (Ilíada, XXII,
405 a 515).
Cuando Aquiles y sus mirmidones, llegaron junto a las naves, arrastrando el cadáver de
Héctor, en primer lugar, rindieron honores a Patroclo.
Tras el banquete fúnebre que siguió, unos heraldos vinieron en su busca para conducirlo a
la tienda de Agamenón, donde, tras negarse a lavar sus heridas antes de poner en la pira el
498
cuerpo de Patroclo, pidió al Atrida proporcionara todo lo que es preciso que el cadáver
tenga en su viaje bajo el tenebroso poniente (Ilíada, XXIII, 1 a 56).
Después, el Pelida se retiró sobre la orilla del fragoroso mar, donde vencido por el sueño,
recibió la visita del alma de Patroclo rogándole que lo entierre cuanto antes para poder
cruzar las puertas del Hades. A la vez le pide que, puesto que su destino es perecer al pie
de la muralla de los acaudalados troyanos, deposite juntos los huesos de ambos, ya que,
puesto que juntos se criaron, “que también un mismo ataúd encierre juntos nuestros
huesos”.
Aquiles se comprometió a realizar todo cuanto le pedía, y, al ir a abrazarlo, el alma, como
el humo, bajo tierra se desvaneció entre leves susurros (Ilíada, XXIII, 57 a 107).
Mataron y amontonaron junto a la pira, a los animales que habían sido seleccionados para
el sacrificio, así como las ánforas de miel y de aceite, y a los doce valerosos hijos de los
magnánimos troyanos cuya vida había perdonado anteriormente cuando los sacó vivos del
Janto o Escamandro (Ilíada, XXI, 27 a 32), pero a quienes, ahora, aniquiló con el bronce.
Mas la pira donde estaba el cadáver de Patroclo no ardía por falta de viento. Entonces
Aquiles elevó una plegaria al Bóreas (frío viento del Norte) y al Zéfiro (suave viento del
Oeste), prometiéndoles bellos sacrificios si acudían cuanto antes a consumir los cadáveres
con el fuego y a hacer que la leña empezara a arder.
Iris partió rauda a llevar el mensaje a los dioses que, inmediatamente llegaron a la feraz
Troya, cayeron sobre la pira y prendió el maravilloso fuego crepitando.
Cuando el lucero matutino anuncia la luz sobre la tierra …, a esa hora la pira sde fue
extinguiendo y cesó la llama.
Los vientos de nuevo se marcharon de regreso a su morada. Y el Pelida se apartó a un
lado de la pira y se acostó rendido de cansancio.
Cuando despertó, Aquiles ordenó recoger los huesos de Patroclo Menecíada, colocarlos en
una áurea urna, guardándolos con una doble capa de grasa, hasta el día en que hubiera
que depositar allí mismo, los suyos propios (Ilíada, XXIII, 166 a 257).
A continuación, Aquiles trajo los premios para los ganadores de los juegos que iban a
celebrarse en honor de Patroclo.
El primero de los certámenes consistió en una carrera de carros conducidos por los
mismos cocheros o aurigas que los llevaban durante las batallas : Eumelo hijo de Admeto,
el Tidida Diomedes, el Atrida Menelao, Antíloco (al que su padre Néstor da numerosos y
precisos consejos sobre cómo conducir los caballos –v. 306 a 350-) y Meríones.
Junto a la meta, se apostó como vigía al viejo Fénix para que fuera testigo de la carrera y
declarara la verdad (Ilíada, XXIII, 262 a 361).
499
La carrera empezó, y en un momento dado se estableció una pugna entre Diomedes y
Eumelo. Febo Apolo intervino contra el Tidida haciendo que cayera de sus manos la
resplandeciente fusta. Atenea lo vio y tras devolver la fusta a Diomedes, rompió el yugo
que sujetaba a las yeguas de Eumelo, y él salió volteado de la caja del carro, lo que
permitió al Tidida adelantarlo.
La carrera terminó tras numerosos incidentes que dieron lugar a fuertes discusiones en el
momento de adjudicar los diferentes premios.
Al final, el primer premio, consistente en una mujer y un trípode con asas para cargarlo,
se lo llevó el Tidida Diomedes (Ilíada, XXIII, 362 a 652).
El séptimo de los certámenes consistió en el tiro al arco : los contendientes tenían que
500
matar a una tímida paloma atada por la pata con una fina cuerda al mástil de una nave
hincado en la arena.
Participaron Teucro y Meríones. Primero disparó Teucro, que, al no haber prometido
sacrificios a Apolo, éste desvió la flecha de manera a romper la cuerda lo que permitió que
la paloma alzara el vuelo. Enseguida cogió el arco Meríones, y tras prometer sacrificios a
Apolo, disparó la fecha dándole a la paloma de pleno bajo el ala (Ilíada, XXIII, 850 a
883).
- Aquiles, diariamente, arrastra el cadáver de Héctor tres veces alrededor del túmulo de
Patroclo.
- Los dioses discuten sobre la necesidad de devolver el cadáver de Héctor a Príamo.
- Zeus envía a Tetis e Iris con mensajes para Aquiles y Príamo.
- Príamo recupera el cadáver tras pagar fuertes rescates.
- Funerales de Héctor en Troya.
501
Los dioses, censuraban este comportamiento de Aquiles, hasta el punto de incitar a
Hermes, el benéfico Argicida, a que raptara el cadáver de Héctor.
Sin embargo, tanto Hera, como Posidón y la ojizarca doncella (Atenea), persistían como
desde el principio en su odio contra la sacra Ilio, contra Príamo y contra su hueste por
culpa de Alejandro, que había humillado a las diosas cuando llegaron a su aprisco y él se
pronunció por la que le concedió la dolorosa lascivia (Afrodita) (Ilíada, XXIV, 23 a 29).
Esta disconformidad, suscitó de nuevo la discusión entre los dioses. Apolo les reprochaba
la indiferencia con la que contemplaban a Héctor, y la preferencia que mostraban por
Aquiles que solo conoce ferocidades.
Irritada le replicó Hera por querer atribuir la misma honra a Aquiles y a Héctor : “Héctor
era mortal y se amamantó del pecho de una mujer, mientras que Aquiles es vástago de una
diosa (Tetis) que yo misma crié, mimé y entregué como esposa para un hombre, Peleo,
que ha sido querido de corazón entre los inmortales” (Ilíada, XXIX, 30 a 63).
Zeus, mostrándose conciliador, sugirió que alguien fuera en busca de Tetis para
comunicarle el plan según el cual, Aquiles obtenga regalos de Príamo y así libere bajo
rescate el cadáver de Héctor.
Inmediatamente, Iris, de pies de ráfaga, partió y llegando al negro ponto (mar Egeo), se
zambulló entre las islas de Samotracia e Imbros, en busca de la nereida Tetis que encontró
en la hueca gruta, llorando el destino de su intachable hijo, que iba a consumirse en
Troya, de fértiles glebas, lejos de la patria.
Acudió Tetis a la llamada de Zeus, siguiendo a Iris, de pies como el viento, y, al llegar al
cielo se sentó al lado del padre Zeus, en el lugar que Atenea le cedió.
Zeus ordenó a Tetis que fuera al campamento de los aqueos para que comunicara a su hijo
lo enfadados que estaban los dioses con él, porque con enloquecidas mientes tiene el
cuerpo de Héctor en las corvas naves y no lo ha devuelto.
A la vez, también ordenó a Iris ir ante el magnánimo Príamo, para que vaya a las naves de
los aqueos a rescatar a su hijo y lleve a Aquiles regalos que ablanden su ánimo (Ilíada,
XXIV, 64 a 119).
Tetis, descendiendo de las cumbres del Olimpo, llegó a la tienda de su hijo al que halló
exhalando reiterados suspiros, rodeado de sus compañeros, lo acarició con la mano y le
repitió las órdenes de Zeus. Aquiles, dócilmente le contestó : “¡Sea así! El que traiga
rescate llévese el cadáver, si el propio Olímpico así lo manda con ánimo benévolo”.
Por su parte, Iris llegó a casa de Príamo con la orden de Zeus : “El Olímpico te ha
ordenado rescatar al divino Héctor y llevar a Aquiles regalos que le ablanden el ánimo”.
Inmediatamente Príamo mandó a sus hijos que prepararan una carreta de mulas, de bellas
ruedas, y, con la oposición de Hécuba que temía por su vida, ña cargó de tesoros para
dirigirse al campamento aqueo.
Antes de partir, se encontró con sus hijos todavía vivos (Héleno, Paris, Agatón, Pammón,
Antífono, Polites, Deífobo, Hipótoo y Dío) y tuvo un recuerdo para los que ya habían
fallecido (Méstor, Troilo y Héctor).
Seguidamente, cogiendo el vino dulce como la miel que le trajo Hécuba, hizo una libación
a Zeus padre, a la vez que le pedía le enviara un agüero o señal de que sus plegarias serían
escuchadas : Zeus, al punto envió un águila … y al verla, se alegraron y a todos se les
reconfortó el ánimo en el pecho (Ilíada, XXIV, 120 a 321).
502
El anciano montó presuroso en la caja del carro guiado por el discreto Ideo. Zeus envió a
Hermes para que, sin que lo advirtiera ninguno de los dánaos, lo acompañara hasta que
llegara a presencia del Pelida.
El mensajero Argicida obedeció, y tomando la figura del escudero de Aquiles, se acercó a
Príamo, y en la conversación que mantuvo con él le aseguró que el cadáver de Héctor,
protegido por los dioses, se hallaba incorrupto y con las heridas cicatrizadas.
Llegados a la tienda de Aquiles, Hermes se da a conocer diciéndole que ha sido enviado
por Zeus para darle escolta. Antes de partir, le aconseja : “Tú entra y coge al Pelida de las
rodillas, y por su padre, su madre, de hermosos cabellos, y su hijo, suplícale para
conmoverle el ánimo” (Ilíada XXIV, 322 a 469).
503
Después de los juegos, se presenta Príamo ante Aquiles, limpia el cuerpo de Héctor y le
da sepultura.
Los gritos de Casandra, despertaron a todos los troyanos que acudieron a llorar a su héroe.
Llegados al palacio, su esposa Andrómaca inició el llanto, seguido del de su madre Hécuba
y el de su cuñada Helena (Ilíada, XXIV, 703 a 776).
Tras los funerales de Héctor, la amazona Pentesilea participa en la guerra de Troya como
aliada de los Troyanos.
El relato de Quinto de Esmirna, claro y detallado, nos permitirá conocer mejor lo que
ocurrió (o pudo ocurrir) en los enfrentamientos entre los griegos y la amazona Pentesilea.
504
Aquiles, los Troyanos, llenos todavía del terror que les inspiraba la cólera del vencedor,
no se atrevían a salir de sus muros …
Gritos estremecedores se oyen por todas partes, y se hubiera dicho que Troya se hallaba
ya devorada por las llamas, cuando Pentesilea, semejante a las diosas, llegó desde las
lejanas orillas del Termodonte (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto I, 1 a 20).
Persiguiendo a un ciervo, había matado por error a su hermana Hipólita, y esta desgracia,
la había decidido a acudir en socorro de Troya para alejarse de su patria y de las terribles
Erinis que la perseguían a causa de su crimen (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto I,
21 a 27).
El sol aceleraba su carrera, apagaba sus fuegos en las aguas profundas del Océano, y el
día huía ante las sombras de la noche.
Al dormirse, un pérfido sueño enviado por Minerva (Atenea) baja desde los aires más
elevados presentándose a la Amazona (Pentesilea) bajo los rasgos del mismo dios que ella
reconoce como padre (Ares); afín de acelerar su perdición y la desgracia de los Troyanos,
la empuja a dirigirse con confianza contra Aquiles (Posthoméricas/Quinto de Esmirna,
Canto I, 119 a 131).
Pentesilea, vistiéndose con las armas, regalo de Ares y rodeada por los Troyanos, se dirige
al encuentro de Aquiles. Mientras tanto, Príamo, tras solicitar la protección de Júpiter/Zeus
Ideo, se siente abrumado ante la contemplación de un funesto augurio : un águila teniendo
entre sus garras una paloma agonizante, lanzó desde el lado izquierdo, un grito
perforador y se elevó hacia los cielos. Príamo se desbarata; el terror se ampara de su
alma; se dice a sí mismo que ya no verá más a Pentesilea (Posthoméricas/Quinto de
Esmirna, Canto I, 138 a 204).
Finalmente, los Griegos se enfrentan a los Troyanos y a las Amazonas. Desde el primer
choque, Pentesilea arroja al suelo a Persinoo, a Gliso, al valiente Lerno, a Molión, a
Hipalmo, a Hemónides y al poderoso Elasipo. Laógono es vencido por Deríone; Clonia
aplasta a Menipo … (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto I, 221 a 231).
505
Los héroes griegos nombrados por Homero, aparecen de nuevo enfrentándose también a
las Amazonas : Pentesilea mata a Podarces (hermano de Protesilao, el primer griego que
murió al pisar las costas troyanas), Idomeneo mata a Bremusa, Meríones mata a Evandre y
a Termodosa, Áyax hijo de Oileo mata a Deríone, Diomedes mata a Derimaquea y,
seguidamente a Alcibia, Esténelo mata a Cabiro, y Paris, para vengar su muerte dispara
una flecha contra Esténelo, que, al errar el blanco, se clava en Evenor. Polipetes mata a
Dreseo … (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto I, 239 a 299).
Miles de Griegos y Troyanos muerden el polvo; por todas partes se oían gritos lacerantes.
Pero nada paraba a Pentesilea; como una leona sedienta de sangre se lanza sobre unos
bueyes que pacen en el bosque y los persigue hasta las colinas más abruptas : así la reina
beligerante se lanza sobre los Dánaos que retroceden abrumados (Posthoméricas/Quinto
de Esmirna, Canto I, 309 a 324).
Sin embargo, lo peor estaba por venir, ya que ni el impetuoso Áyax, hijo de Telamón, ni
Aquiles, el destructor de ciudades, todavía no habían tomado parte en la lucha; ambos
gemían sobre la tumba del hijo de Menecio (Patroclo), el fiel compañero en sus aventuras
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto I, 377 a 380).
El ejército victorioso estaba ya a punto de incendiar las naves, cuando Áyax, oyendo el
primero los gritos de los combatientes, dirige estas palabras al hijo de Peleo : “Aquiles,
voces confusas se elevan como ocurre en el ardor de un vivo enfrentamiento. Acudamos
antes que los Troyanos hayan aplastado nuestras tropas e incendiado nuestras naves :
esta desgracia nos cubriría de un eterno oprobio. Descendientes del gran Júpiter, no
degeneremos su sangre ni la gloria de nuestros antepasados : mandados en otros tiempos
por Hércules, ellos conquistaron esta misma ciudad donde entonces reinaba Laomedonte;
imitémoslos hoy pues nuestros brazos son lo suficientemente poderosos”
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto I, 494 a 507).
Aquiles lo escucha, y al mismo tiempo, el tumulto que aumenta llega hasta sus oídos. Los
dos se apresuran en tomar sus armas y vuelan hacia el combate … Los Griegos sienten
renacer el entusiasmo viendo a estos guerreros comparables a los gigantes, hijos del gran
Aloeo (los Alóadas, Oto y Efialtes) que, para escalar el cielo, amontonaron en otros
tiempos, sobre el Olimpo, el Osa escarpado y las altas cimas del Pelión
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto I, 508 a 520).
Áyax Telamonio mata a Déyoco, a Hilo, a Eurínomo y a Enieo. Aquiles mata a las
Amazonas, Polemusa, Antrade, Hipótoe, Antíbrote y Armótoe. Auxiliado por el
magnánimo hijo de Telamón (Áyax), desbarata filas enteras, y sus esfuerzos reunidos
disipan los densos escuadrones con igual rapidez que el fuego avivado por los vientos
penetra en los bosques tupidos (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto I, 529 a 537).
Pentesilea, viéndolos lanzarse sobre los Troyanos, se dirige hacia ellos. Éstos, al verla,
cesan en su avance y esperan su llegada.
Ella empieza el ataque y arroja contra Aquiles un dardo que se rompe golpeando sobre el
escudo, regalo inmortal del laborioso Vulcano (Hefesto). Inmediatamente prepara otro
dardo contra Áyax; y, amenazando a los dos guerreros a la vez, “el primer venablo, dice,
ha decepcionado mi esperanza, pero me quedan otros lo suficientemente seguros como
para arrebataros la vida …” (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto I, 539 a 564).
506
Tal fue el atrevimiento de Pentesilea; pero los héroes se burlaron; y en efecto, la punta de
su hierro solo resbaló sobre las grebas de plata del hijo de Telamón, sin penetrar en sus
carnes. El destino no permitió que el hierro enemigo se enrojeciera con la sangre de este
héroe (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto I, 564 a 567).
Áyax se aleja de la Amazona y se lanza al grueso de la batalla, sin temer nada por Aquiles
al que dejó sólo frente a la guerrera : por muy terrible que fuera, sabía que el bravo hijo
de Peleo resultaría victorioso con la misma facilidad que el halcón destroza a la tímida
paloma (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto I, 568 a 573).
Aquiles, después de asegurarle a Pentesilea que estaba viviendo sus últimos momentos,
levanta con su mano robusta su lanza asesina, obra del centauro Quirón, con la que
golpea por debajo del seno derecho a la belicosa Pentesilea. Una sangre negra surgió
inmediatamente; sus miembros se debilitaron; deja caer su hacha pesada; sus ojos se
cubren con las sombras de la noche y el dolor penetra en su alma …
Finalmente, el hijo de Peleo atraviesa de un solo golpe a la Amazona y al caballo sobre el
cual su cabeza permanecía inclinada (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto I,
575 a 630).
En cuanto los Troyanos vieron a Pentesilea vencida, se retiraron hacia sus murallas,
abrumados por el más vivo dolor (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto I, 630 a 633).
El polvo y la sangre no habían desfigurado los rasgos de esta reina guerrera y, a pesar de
sus ojos apagados, se observaba todavía la gracia de su rostro. Los Griegos que la
rodeaban, asombrados por su belleza, creían ver a una diosa … El mismo Aquiles se
reprochó el haberle asestado el golpe mortal y de haberse privado a sí mismo del gozo de
poseer en los ricos parajes de Ftía, de esta reina famosa que tanto su talla como sus
atractivos, asemejaban a las inmortales (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto I,
661 a 674).
Aquiles, desolado, no puede apartar su mirada de aquella que acaba de segar la vida.
Una mortal pesadumbre lo devora, y parece igual de conmovido por su pérdida, como lo
había estado anteriormente por la pérdida de su fiel Patroclo.
Fue entonces cuando Tersites le dirigió atroces reproches … El hijo de Peleo, a quien
irritan estas palabras, levanta su poderoso brazo y asesta a Tersites un golpe tan rotundo
que le rompe la mandíbula. El desvergonzado cae de espaldas, y el alma de este miserable
se separa de su horroroso cuerpo (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto I, 720 a 748).
507
Dictis Cretense, en su Historia de la Guerra de Troya, Libro IV, narra los mismos
episodios relacionados con Pentesilea.
El episodio que marca una mayor diferencia con Quinto de Esmirna, tiene que ver con lo
acontecido al cadáver de Pentesilea :
- Según Quinto de Esmirna, los Aqueos, llenos de admiración por la belleza y la bravura
de la Amazona, entregaron su cuerpo a los Troyanos para que le rindieran los honores
fúnebres que le correspondían.
- Según Dictis Cretense, el cadáver de Pentesilea fue arrastrado por los pies por Diomedes
y arrojado al Escamandro, con el consentimiento de todos, salvo de Aquiles.
CAPÍTULO II :
- Pentesilea se presenta en Troya al frente de un ejército compuesto por las Amazonas y
sus aliados.
- Impresionada por la muerte de Héctor, decide regresar a sus tierras, pero permanece en
la Tróade debido a las cantidades de dinero ofrecidas por Alejandro/Paris.
- Confiando en sus propias fuerzas, se separó de los soldados troyanos y, con sus
arqueros, su infantería y su caballería, se dispuso a atacar a los aqueos.
- Por su parte, Menelao, Ulises, Teucro, Meríones, los dos Áyax (o Ayantes), Diomedes,
Agamenón, Tlepólemo, Jalmeno y Aquiles, se disponen a contener el ataque.
- Ambos ejércitos se enzarzan en la lucha.
CAPÍTULO III :
- Aquiles, abriéndose paso a través de los escuadrones enemigos, llega hasta Pentesilea,
hiriéndola mortalmente con su lanza.
- Los soldados, viendo caer a su reina, huyen hacia las murallas de la ciudad, cuyas
puertas, al estar cerradas, fueron causa de que se produjera una gran mortandad.
- En cuanto a Pentesilea, herida pero no muerta, Aquiles pidió que se le rindieran honores
fúnebres, mientras que Diomedes era partidario de arrastrarla por los pies y arrojarla al
Escamandro : como esa fue la opinión general, así se hizo.
508
El hijo de Aquiles realiza una gran carnicería entre sus enemigos; Pentesilea acude y se
presenta ante él animada de un gran valor.
Durante varios días no cesaron de combatir, y ambos dieron muerte a muchos bravos
guerreros. Finalmente, Pentesilea hiere a Neoptólemo quien, enfurecido por el dolor, le
asesta mayores golpes y le causa la muerte (la versión más generalizada presenta a
Pentesilea acudiendo en ayuda de los troyanos tras la muerte de Héctor, pereciendo a
manos de Aquiles en lugar de las de su hijo Neoptólemo)].
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 1 :
Pentesilea, hija de Otrera y Ares, que había matado por accidente a Hipólita (su
hermana) y fue purificada por Príamo, habida batalla, da muerte a muchos (griegos),
entre ellos a Macaón, y muere luego a manos de Aquiles, quien, después de su muerte,
se enamora de la amazona y da muerte a Tersites por criticarlo.
[OBSERVACIONES : Sobre Macaón : “De Asclepio, dicen, nacieron dos hijos, Macaón y
Podalirio, que también se ejercitaron en el arte de la medicina y participaron en la
expedición contra Troya con Agamenón y su séquito. Durante la guerra de Troya,
prestaron grandes servicios a los griegos al cuidar a los heridos con su gran experiencia,
y por estos beneficios fueron objeto de una gran consideración por parte de los griegos
…” (Biblioteca Histórica. Diodoro de Sicilia. Libro IV-71)].
509
III.5.26 Memnón, rey de Etiopía, interviene en la guerra como aliado de Príamo y
muere a manos de Aquiles :
Memnón, rey, según unos, o simple general, según otros, de los etíopes o asirios, era hijo
de Titono, hermano de Príamo. Debido a este parentesco, podemos encontrar lógico que,
cuando su tío, acosado por los griegos, se encontraba en dificultades, él acudiera en su
ayuda.
Como hemos hecho con la amazona Pentesilea, expondremos lo relacionado con el etíope
Memnón, siguiendo el relato que Quinto de Esmirna hace en su POSTHOMÉRICAS,
Libro II.
El sol con su brillante luz doraba la cima de las montañas. Los griegos celebraban la
victoria de Aquiles sobre Pentesilea, mientras que los troyanos, permanecían encerrados
en su ciudad, vigilando desde las torres, temiendo que el hijo de Peleo apareciera en
cualquier momento, dispuesto a destrozar sus casas (Posthoméricas/Quinto de Esmirna,
Libro II, 1 a 8).
El viejo Timetes expresa sus temores, ya que, ante la muerte de Héctor y de Pentesilea a
manos de Aquiles, la ciudad se halla indefensa, por lo que duda sobre la decisión que
conviene tomar : permanecer en la ciudad y luchar contra los argivos, o dejar la ciudad
que, sin duda, será conquistada por ellos (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro II,
9 a 26).
Príamo pide posponer cualquier decisión, ya que el etíope Memnón, al que ha mandado
llamar, está cerca de su territorio, a la cabeza de los negros e inmensos pueblos que habitan
en Etiopía (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro II, 27 a 40).
Polidamante, no conforme con las palabras de Timetes ni con las de Príamo, ofrece una
tercera alternativa diciendo : “Intentemos satisfacer a los Griegos : que recuperen a
Helena con todos los tesoros que trajo de Lacedemón (Esparta); ofrezcamos incluso más
riquezas a su codicia. No nos queda otro medio para evitar la ruina de nuestras fortunas y
el incendio de la ciudad …” (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro II, 41 a 63).
510
[OBSERVACIONES : Homero, que califica a Polidamante de intachable e irreprochable, lo
coloca siempre, a lo largo de la Ilíada, al lado de Héctor, que no siempre está dispuesto a
escuchar sus prudentes consejos].
Polidamante, no pudiendo dejar sin respuesta estas palabras insultantes, le dijo : “¡Oh tú,
el más perverso de los mortales! Es por tu culpable atrevimiento que ha nacido esta
guerra demasiado desdichada. ¿Quieres tú prolongar su duración hasta que tus
conciudadanos sean degollados y enterrados bajo las ruinas de Troya?”
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro II, 81 a 93).
Los Troyanos se apresuran en vestir sus armas … Todos se concentran ante las murallas
de la ciudad … Las numerosas tropas de Príamo cubren los campos frigios. La tierra
resuena bajo sus pies agitados y espesos torbellinos de polvo se elevan hasta los cielos.
Los Griegos, sorprendidos de ver al enemigo preparado para atacarles, toman las armas;
pero toda su confianza reposaba en el invencible hijo de Peleo. Sentado en su carro y
acuciando a sus ágiles caballos, se adelanta en medio de los suyos …
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro II, 190 a 205).
Por otro lado Memnón … hiere en el pecho con una lanza, a Ferón, y atraviesa con otra
al intrépido Ereuto … De repente, vuelve sus armas contra el mismísimo Néstor. Para
contener la cólera del vencedor, Antíloco dirige contra él su larga pica; pero el golpe,
esquivado por Memnón, fulmina al Pirrasida (Étope, hijo de Pírraso). Memnón irritado
por ello, se lanza contra Antíloco, y éste, viéndolo venir, le lanza una piedra enorme que da
en su casco, consiguiendo únicamente enfurecer todavía más al Etíope, que, lanzándose
una segunda vez contra Antíloco, le atraviesa el seno con una afilada saeta que penetra
hasta el corazón donde las más ligeras lesiones son siempre seguidas de una rápida
muerte. (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro II, 235 a 259).
Néstor llama a su otro hijo, Trasimedes, para vengar la muerte de Antíloco. Trasimedes, al
que se le une Fereo, se lanza sobre Memnón que rechaza a ambos con fuerza. El dardo
lanzado por Fereo atravesó a Polimnio, hijo de Meges, y el de Trasimedes, vengó la muerte
511
de su hermano, matando al troyano Laomedonte; mientras tanto, Memnón despojaba de
sus armas el cuerpo de Antíloco sin que los argivos se atrevieran a intervenir
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro II, 260 a 302).
Entre los Etíopes, los que más sobresalieron fueron Alcioneo, Niquio, el valiente Asíades,
el bravo Menecleo, Alexipo y Clidón.
Aquiles, el terrible hijo de Peleo mató a Menecleo. Memnón, etíope también, irritado,
degolló a multitud de enemigos (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro II, 363 a 371).
Los dos guerreros se lanzan el uno contra el otro, lanzándose golpes que paran con sus
escudos, obras de arte de Vulcano (Hefesto) … Cada uno de los ejércitos sostenido por su
jefe intenta un último esfuerzo. Los guerreros se agotan, la punta de sus lanzas se rompe
contra los escudos; todos los soldados están cubiertos de heridas; el sudor y la sangre
chorrean por sus miembros agotados; y el campo de batalla está lleno de cuerpos
muertos …
En medio de esta terrible carnicería, los dos héroes hijos de los dioses se atacan con un
renovado ardor; pero la balanza, entre las manos de la Discordia, deja de estar
equilibrada, y Memnón es herido por Aquiles con un golpe de su espada que le atraviesa
el pecho haciendo brotar en abundancia una sangre negra y humeante. Inmediatamente
la vida, este dulce regalo de los dioses, se alejó de él (Posthoméricas/Quinto de Esmirna,
Libro II, 455 a 545).
Eos (la Aurora), madre de Memnón, se rodea de oscuros velos y cubre la tierra de espesas
tinieblas. Los vientos, dóciles a la voz de su madre (Eos, con Astreo, es madre de los
vientos), se precipitan hacia los campos de Troya donde rodean el cuerpo de Memnón
para llevárselo con ellos a los espacios celestiales.
Los Inmortales, recogieron con cuidado todas las gotas de sangre de Memnón, y formaron
un río que lleva el nombre de Paflagonio, que discurre entre los pueblos que habitan los
valles del Ida. Cada año, cuando llega el aniversario de la muerte de Memnón, las aguas
del río se tiñen de sangre y exhalan unos vapores fétidos semejantes al hedor que
desprende una herida corrompida (Posthoméricas, Libro II, 549 a 566).
Dictis Cretense, en su Historia de la Guerra de Troya, Libro IV, aporta los siguientes
datos relacionados con Memnón :
CAPÍTULO IV :
- Al día siguiente de la derrota de Pentesilea, Memnón, hijo de Titón y de la Aurora,
apareció al frente de un ejército de “indios” y etíopes.
512
- Otra parte de su ejército, fue transportado por mar por Falante, que, en un primer
momento, echó el ancla frente a Rodas. Allí, los rodios, que eran amigos de los griegos,
reprocharon a Falante el acudir en auxilio de Alejandro, el mismo que, en su día, había
destruido Sidón, su patria. Los fenicios que componían su ejército, ya fuera debido a las
acusaciones de los rodios, o por el deseo de apropiarse de las riquezas que transportaban,
persiguieron a pedradas a Falante, y lo mataron.
CAPÍTULO V :
- No obstante, los numerosos ejércitos todavía al mando de Memnón, se instalaron en la
llanura frente a Troya donde seguían ejercitándose en el manejo de las armas.
- Al amanecer, Memnón, al frente del ejército compuesto por sus propios soldados y los
troyanos y demás aliados, avanzan hacia el combate.
- Por su parte, los griegos también se prepararon para contener el ataque, algo intimidados
por el gran número de atacantes.
- El combate discurría de forma equilibrada, hasta que Memnón, montado en su carro y
rodeado de sus más valientes soldados, penetra hasta el centro del ejército griego
causando gran mortandad, hasta el punto que los aqueos optaron por retirarse.
CAPÍTULO VI :
- Tras esta derrota, los griegos cayeron en un estado de gran desolación, aplicándose a
elegir a un campeón capaz de enfrentarse a Memnón : Áyax Telamonio fue el elegido.
- Al amanecer del día siguiente, los ejércitos vuelven a enfrentarse : Antíloco, hijo de
Néstor, muere.
- Seguidamente, Áyax se adelanta entre los dos ejércitos y desafía a Memnón a un
combate singular.
- En el enfrentamiento, Áyax atraviesa con su pica el escudo de Memnón, que termina
hundiéndose en su costado.
- Compañeros de Memnón, al verlo herido, se adelantan a defenderlo; Aquiles, viendo su
intención, se adelanta también y hunde su lanza en la garganta del etíope.
CAPÍTULO VII :
- Tras la muerte de Memnón. El ánimo de los Troyanos se debilita, mientras aumenta el
de los Griegos.
- Los Etíopes de Memnón huyen. Polidamante (hijo de Pántoo, consejero de Príamo :
Ilíada, III, 146 a 152) al intentar reemprender el combate, muere lanceado por Áyax
Oileo. Glauco muere a manos de Agamenón (en lugar de a manos de Áyax, como dicen el
Pseudo-Apolodoro y Quinto de Esmirna). Los Troyanos, como sus aliados los Etíopes,
huyen en desorden. Los Griegos los persiguen, y la llanura alrededor de Troya, se inunda
de sangre.
CAPÍTULO VIII :
- Los Troyanos piden una tregua a los Griegos para enterrar a sus muertos.
- Memnón es incinerado aparte y sus cenizas llevadas a Etiopía (según Quinto de
Esmirna, son los vientos los que se llevan el cadáver de Memnón).
- Los Griegos por su parte, lavaron el cadáver de Antíloco antes de entregárselo a su padre
Néstor.
513
Encontramos otros textos relacionados con Memnón en Diodoro de Sicilia, el Pseudo-
Apolodoro y Pausanias :
Libro IV-75, 4 :
De Ilo nació un hijo, Laomedonte, que engendró a Titono y a Príamo. Titono, después
de realizar una expedición contra la parte de Asia que mira hacia oriente y avanzar hasta
Etiopía, engendró con Eos (la Aurora), según cuentan los mitos, a Memnón, que acudió
en auxilio de los troyanos y sucumbió a manos de Aquiles.
Cuando Pausanias habla sobre lo que merece la pena ver en Amiclas (ciudad de Laconia,
región situada en el sur del Peloponeso), nombra el trono de Amicleo, entre cuyos
relieves se encuentra uno donde está también representado el duelo entre Aquiles y
Memnón … (Descripción de Grecia, Libro III-18, 12).
En otro lugar, Pausanias, al describir los relieves que adornan el arca de Cípselo, habla
de uno en el que Aquiles y Memnón luchan, y junto a ellos están sus madres –Tetis y Eos-
(Descripción de Grecia, Libro V-19, 2).
En otro lugar, cuenta Pausanias que, saliendo del templo de Delfos y girando a la
izquierda, hay un recinto, y en él la tumba de Neoptólemo, hijo de Aquiles. Junto a este
recinto, está la fuente Casótide, y más allá de la Casótide hay un edificio con pinturas de
Polignoto. En una de estas pinturas está Héctor sentado … Detrás de él está Memnón
sentado sobre una roca …
514
III.5.27 Aquiles muere a manos de Alejandro/Paris ayudado por Apolo :
La muerte de Aquiles ya había sido anunciada en la Ilíada (XIX, 238 a 424) : Patroclo
ha muerto y Ulises, junto con los hijos de Néstor (Antíloco y Trasimedes), Megete,
Toante, Meríones, Licomedes y Melanipo, han entregado a Aquiles todos los regalos
ofrecidos por Agamenón (siete trípodes, veinte fogueados calderos, doce caballos, siete
mujeres más Briseida, y diez talentos de oro) (Ilíada, XIX, 238 a 248).
Airado contra los troyanos, Aquiles se vistió con los dones que Hefesto le había forjado
con esmero (las grebas, la coraza, la espada, el alto y compacto escudo y el ponderoso
yelmo), y además, de un estuche sacó la paterna pica pesada, larga y compacta; ningún
otro de los aqueos podía blandirla; solo Aquiles era capaz de blandir la pelíada lanza de
fresno, que Quirón había procurado a su padre de la cima del Pelio, para que fuera
matanza de héroes (Ilíada, XIX, 367 a 391).
Así pertrechado, Aquiles monta en su carro conducido por Automedonte, disponiéndose a
luchar contra los troyanos, no sin antes dirigirse a Janto y a Balio, sus caballos parlantes,
diciéndoles : “cuidad de traer a salvo a vuestro auriga … ¡Y no me dejéis allí mismo
muerto como a Patroclo!”.
Es entonces cuando el caballo Janto le advierte sobre el futuro que le espera, a la vez
que se defiende contra la acusación de Aquiles responsabilizándole de la muerte de
Patroclo :
515
111 y llegará la aurora, el crepúsculo o el mediodía
112 en que alguien me arrebate la vida en la marcial pelea,
113 acertando con una lanza o una flecha, que surge de la cuerda”.
En otro lugar, es Héctor, moribundo, quien advierte a Aquiles de su próxima muerte por
causa de Paris y Apolo :
El resumen de la Etiópida hecho por Proclo, incluye todos los puntos que comprenden este
episodio y que serán desarrollados por otros autores :
- Muerte de Aquiles a manos de Alejandro/Paris y de Apolo.
- Funerales en honor de Antíloco, hijo de Néstor, muerto a manos de Memnón.
- Funerales en honor de Aquiles.
- Llegada de Tetis con sus hermanas las Nereidas, y con las Musas.
- Ulises y Áyax Telamonio se disputan la posesión de las armas de Aquiles.
516
Tetis, llegada con las Musas y sus hermanas, entona el llanto por su hijo. Después de eso,
Tetis, tras arrebatar a su hijo de la pira, se lo lleva a la isla Leuca (“Blanca”).
Los aqueos levantan un túmulo e instituyen juegos.
A propósito de las armas de Aquiles sobreviene una disputa entre Ulises y Áyax.
Hemos visto cómo los últimos refuerzos que con Pentesilea y Memnón llegaron para
auxiliar a los troyanos, habían sido desbaratados por los aqueos.
Por otra parte, según cuenta Quinto de Esmirna en el Libro III de sus
“Posthoméricas”, aún permanecía en la memoria de los aqueos, la muerte de Antíloco,
cuyo cuerpo ensangrentado fue llevado por los pilios hacia las naves, y posteriormente
enterrado en las costas del Helesponto. Allí todos los Griegos compartieron el dolor que
afligía a los guerreros de Pilos y a su rey Néstor (Posthoméricas, III, 4 a 6).
517
Aquiles, contra Memnón, murió Memnón.
Filoctetes, contra Alejandro (Paris); Alejandro murió.
Neoptólemo, contra Eurípilo; murió Eurípilo.
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 3 :
A Memnón, hijo de Titono y de Eos, que se había presentado en Troya con una gran
fuerza de etíopes para intervenir contra los helenos y había dado muerte a Antíloco entre
otros muchos, lo mata Aquiles.
Griegos y Troyanos acuerdan una tregua para enterrar a sus muertos : los troyanos se
ocupan de Memnón, y los griegos de Antíloco :
No obstante, el terrible hijo de Peleo (Aquiles) se preparaba a vengar sobre las tropas
enemigas la muerte de su querido Antíloco.
Por muy temible que su furor pareciera a los Troyanos, éstos salieron de sus murallas y
avanzaron contra él : dioses crueles les empujaban a atreverse con todo.
Pero el día se acercaba en el que el poderoso Eácida (Aquiles), tras haber precipitado en
el negro Cocito (río de los Infiernos) a una multitud de guerreros, debía, a los pies de los
muros de Príamo, ser golpeado él mismo por los últimos golpes del destino
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, III, 9 a 18).
Se llega a las manos. Las dos naciones enemigas combaten con igual rabia. El hijo de
Peleo, a la cabeza de los suyos, extermina un número infinito de soldados. A su paso, la
sangre chorrea por todas partes. Las orillas de los ríos rebosan de cuerpos
desparramados sin vida. El Janto y el Simois gimen al ver enrojecer sus aguas
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, III, 19 a 24).
El héroe, implacable, persigue hasta sus murallas a los Troyanos aterrorizados. Estaba
ya a punto de derribar las puertas, arrancándolas de sus goznes, o, curvándose con
esfuerzo, de romper las barreras.
Por allí habría abierto un paso fácil a todo el ejército; y eso habría supuesto el fin de la
rica ciudad de Príamo, si Apolo, irritado por la muerte de tan intrépidos guerreros, no
hubiera rápidamente bajado del Olimpo. Armado con sus dardos victoriosos, se coloca
delante de Aquiles; despliega ante sus ojos todo el aspecto del furor. Su arco y su carcaj
retumban a lo lejos; el fuego destella en sus ojos, la tierra tiembla bajo sus pies.
“Detente, dijo con una voz de trueno, detente hijo de Peleo, abandona la persecución de
los Troyanos, si no quieres incurrir en la indignación de los inmortales”…
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, III, 25 a 44).
518
Envolviéndose en una nube para ocultarse a los ojos del héroe, le atraviesa el pie con un
dardo fatal que le hace sentir un profundo dolor y lo derriba al suelo …
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, III, 60 a 64).
Abrimos un paréntesis para ver cómo diferentes autores cuentan la muerte de Aquiles :
VIRGILIO :
Eneas que, tras abandonar la destruida Troya, se encuentra ya en las huidizas riberas de
Italia, recuerda cómo Febo Apolo, el gran defensor de Troya, dirigió la mano de Paris,
para que sus flechas se clavaran en el cuerpo de Aquiles :
OVIDIO :
Ovidio, al relatar la muerte de Aquiles, cuenta que fue Posidón quien, lleno de odio hacia
el cruel Aquiles, incita a Apolo para que, guiando el brazo y las flechas de Paris, mate al
Pelida :
519
608 Pues tú, el ilustre vencedor de tan grandes héroes, Aquiles,
609 fuiste vencido por el cobarde raptor (Paris) de una esposa griega (Helena);
610 pero si era preciso que cayeses en femenil combate,
611 hubieras preferido caer bajo la doble hacha de Pentesilea.
HIGINO :
En otro lugar cuenta Higino que Aquiles murió a manos a Alejandro/Paris y su hermano
Deífobo, cuando se dirigía a hablar con Políxena :
EL PSEUDO-APOLODORO :
Aquiles es alcanzado en el talón por una flecha disparada por Alejandro y Apolo :
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 3 :
Por último, en una ocasión en que (Aquiles) había perseguido a los troyanos, al pie de
las puertas Esceas es alcanzado en el talón por una flecha disparada por Alejandro y
Apolo.
Áyax Telamonio defendiendo el cadáver de Aquiles para que no cayera en poder de los
troyanos, mata a Glauco hijo de Hipóloco, y seguidamente, mientras Odiseo cubría sus
espaldas, carga con el cadáver y lo lleva hasta las naves aqueas :
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 4 :
Habido combate en torno a su cadáver, Áyax derriba a Glauco y entrega las armas para
llevarlas a las naves; a continuación cargó con el cuerpo (de Aquiles) y pasó con él por
520
en medio de los enemigos acosado por las flechas, mientras Odiseo combatía a los
atacantes.
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 5 :
Muerto Aquiles, el ejército fue colmado de desdicha. Danle sepultura en la Isla Blanca
junto a Patroclo, tras mezclar los huesos de entrambos.
Se dice que, después de muerto, Aquiles cohabita con Medea en las islas de los
Bienaventurados.
Celebran juegos en su honor, en los cuales fueron vencedores : Eumelo en carrera
ecuestre, Diomedes en carrera pedestre, Áyax en disco y Teucro en tiro al arco.
Aquiles ya había sido informado por Tetis de que moriría a manos de Apolo si mataba a
Tenes (tal vez hijo de Apolo) :
026 Al ver que los helenos venían navegando en dirección a Ténedos, Tenes trató de
rechazarlos lanzándoles peñascos y murió a manos de Aquiles herido de espada en el
pecho, a pesar de que Tetis había advertido a Aquiles que no matara a Tenes, pues si lo
hacía, él mismo moriría a manos de Apolo en el caso de que matara a Tenes.
521
Éste se desplazó entonces al bosque sagrado para mantener una conversación secreta
con Ideo. Esta actuación, que no pasó inadvertida a los Griegos, despertó sospechas
contra Aquiles y provocó una indignación generalizada, ya que una entrevista de esta
naturaleza daba pábulo a unos rumores que desde hacía algunos días circulaban en
secreto.
Áyax, Diomedes y Ulises, para calmar el ánimo irritado de los soldados, fueron al
bosque sagrado. Se pararon a la entrada del templo, dispuestos a esperar la salida de
Aquiles para informarle de lo que ocurría en el ejército y también obligarle a renunciar a
estos encuentros a solas con el enemigo.
Capítulo XI :
Durante este tiempo, Alejandro que, con Deífobo, había organizado una emboscada,
avanza hacia Aquiles, el puñal en la cintura, adoptando el aire de quien viene a
confirmar las promesas hechas por Príamo. Se coloca delante del altar, pero se aparta
del jefe griego : su enemigo no debe darse cuenta de lo que le tiene preparado.
Cuando ya todo parece estar preparado, Deífobo viene a estrechar entre sus brazos al
joven, que, creyéndose al abrigo de cualquier agresión en el templo de Apolo, está
desarmado.
Deífobo lo aprieta entre sus brazos para abrazarle y felicitarle por haber llegado a un
acuerdo : no aflojó su abrazo hasta que, Alejandro, espada en mano, se hubo lanzado
sobre su enemigo, golpeado el costado derecho y a continuación, el costado izquierdo.
Cuando ya están seguros de que Aquiles no podrá restablecerse de sus heridas, huyen
apresuradamente, y tomando una dirección opuesta a la de su llegada, vuelven a la
ciudad.
Su misión había sido de una importancia capital y habían conseguido un éxito, más allá
de cualquier previsión.
Viéndolos partir,
522
al templo de Apolo Timbreo, para acordar la paz y la alianza que desea. No dudo que
vendrá en seguida. Esconderás soldados en el templo y cuando esté hablando
conmigo, te echarás sobre él : yo, ya habré vivido bastante, si lo matas”.
Como Alejandro era audaz, le prometió a Hécuba ejecutar cuanto antes su voluntad.
Escogió durante la noche un cierto número de soldados entre los más valientes de su
ejército, los colocó en el templo y les indicó la señal en la que deberían salir de su
emboscada cuando llegara el momento.
Por su parte, Hécuba hizo invitar a Aquiles, en nombre de Príamo, a acudir al
templo de Apolo. Éste, prendado de Polixena, recibió el mensaje con gran alegría, y
pospuso su marcha al día siguiente.
Llegado el día, sale, llevando consigo a Antíloco, hijo de Néstor. Apenas entrado en el
templo, cuando los soldados que allí estaban escondidos, salen de su emboscada y,
animados por Alejandro, le arrojan venablos desde todos los rincones. (Aquiles)
envolviendo su brazo izquierdo y sosteniendo su espada con la mano derecha, se lanza
con Antíloco sobre los asesinos, de los cuales, varios fallecen bajo el efecto de sus
golpes.
Después de haberse defendido valientemente, cae, junto con Antíloco, atravesado por
varias puyas lanzadas por Alejandro (la tradición más extendida hace morir a Antíloco
a manos de Memnón).
Así murió Aquiles, víctima de la traición más cobarde, no sin haber vendido cara su
vida.
Alejandro ordenó que su cuerpo fuera abandonado a las aves de presa; pero Heleno,
alegando varias razones, se opuso a la ejecución de esta orden y mandó devolver a los
Griegos los cadáveres de Aquiles y de Antíloco
Cuando los pobres restos fueron llevados al campamento, Agamenón ordenó colocar
con una extraordinaria solemnidad los de Aquiles en una tumba que hizo construir,
y alrededor de la cual, todo el ejército celebró juegos fúnebres, durante una tregua
que Príamo había concedido.
Acto seguido, arranca con rabia el dardo asesino arrojándolo lejos de él, y una sangre
negra fluye a borbotones de su herida, y crueles sufrimientos penetran en su alma
afligida (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, III, 84 a 87).
No obstante, el hijo de Peleo (Aquiles) reunía sus debilitadas fuerzas y las últimas gotas
de sangre que todavía fluían por sus venas, nuevamente encendían en él la rabia de los
combates, hasta el punto que, enfrentándose a sus atacantes, el primero que encontró fue a
Oritaón, el más valiente de los compañeros de Héctor, al que golpea en la sien … Casi al
mismo tiempo, y con la misma mano, perece el intrépido Hipónoo atravesado por encima
de la ceja … Una suerte no menos lamentable esperaba a Alcítoo : el venablo mortífero,
atravesando la mandíbula, le corta enteramente la lengua … Pero finalmente, la vida se le
escapa y el frío de la muerte se extiende por todos sus miembros (Posthoméricas/Quinto
de Esmirna, III, 139 a 165).
523
Glauco, Eneas y Agénor, rodean el cuerpo de Aquiles y, ayudados por otros troyanos,
intentan llevarse el cadáver hacia las puertas de Troya, pero el incomparable Áyax
Telamonio, oponiéndoles toda su valentía, aleja con su lanza a todos los que se atrevían
a acercarse y cuyo número aumentaba por momentos : Agelao de Melonia, el intrépido
Téstor, los guerreros Arcítoo, Agéstrato, Agampo, Zoro, Niso, y el bravo Erimante.
Áyax mató a Glauco, hijo de Hipóloco, hirió a Eneas en los músculos del brazo derecho,
obligándole a refugiarse detrás de las murallas.
A su lado combate Odiseo/Ulises que mata a Pisandro, a Menalco, a Atimnio, y a Oresbio
que habitaba los valles del monte Ida …
Pero el héroe, buscando más víctimas, es alcanzado en la rodilla derecha por un dardo
lanzado por Alcón, hijo del animoso Areiteo; a pesar de la sangre que discurre por su
pierna, vuelve su lanza con tanta fuerza contra el que acababa de herirle, que le atraviesa
el pecho a través del escudo y lo tira al suelo (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, III, 212
a 315).
Por su parte, Áyax, rabioso, mata con saña a todos los troyanos que se ponen a su alcance.
Paris dirige contra él su arco, pero Áyax le lanza una piedra a la cabeza que rompe su
casco y lo derriba al suelo. Los amigos del troyano, creyéndole cercano a la muerte, lo
cogen junto con sus armas y lo llevan a la ciudad (Posthoméricas, III, 331 a 343).
Hace morder el polvo a muchos otros que se encontraban al alcance de sus dardos :
entre ellos se encontraban Nastes y Anfímaco (hijos de Nomión : Ilíada II, 867 a 875) que
reinaban en Caria.
Los principales jefes del ejército se llevaron el cuerpo (de Aquiles) y lo depositaron bajo
una tienda cerca de las naves. Allí todos los Aqueos reunidos se lamentaban viendo al
héroe sin vida, echado sobre las mismas playas donde días antes había dado muestras de
su valor. (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, III, 385 a 391).
524
Según Dictis Cretense, no todos los griegos lloraban la muerte de Aquiles,
ya que, una parte del ejército sospechaba que Aquiles, obsesionado por
el amor de Políxena, no dudaría en traicionar a los suyos para conseguir
los favores de la hija de Príamo :
Todos lloraban la muerte del héroe, y en particular Áyax, el anciano Fénix y Agamenón.
La noche se acercaba, cuando el prudente Néstor, a penas recuperado del abatimiento en
que lo había postrado la muerte de su querido Antíloco, dijo con una voz debilitada :
“Poderoso hijo de Atreo (Agamenón), tú cuyo cetro es respetado por todo el ejército
griego, ordena que se interrumpan los lúgubres lamentos : ya habrá más días para
nuestras lágrimas. Y ahora, que se purifique con las abluciones habituales el cuerpo del
mayor (Aquiles) de los Eácidas, y que lo recuesten sobre el lecho fúnebre : sería un
crimen diferir por más tiempo los honores del sepelio” (Posthoméricas/Quinto de
Esmirna, III, 422 a 524).
Seguidamente procedieron a lavar el cuerpo del Pelida y a vestirlo con los ropajes
preciosos que le había dado su madre Tetis cuando partió hacia Troya. Después su
cuerpo fue expuesto en una tienda ricamente adornada. Minerva (Atenea) conmovida por
el destino del héroe, derramó ambrosía sobre su cabeza, cuya propiedad divina consiste
en salvar de la corrupción a las víctimas de la muerte, devolviéndoles la frescura y el
colorido de la vida (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, III, 525 a 537).
Al dolor de los aqueos, se unió el sufrimiento de Tetis, el de las Nereidas, el de las Musas,
y en particular el de Calíope, que le recuerda que ella también había perdido al más
querido de sus hijos, a Orfeo, cuyos acordes divinos estimulaban los ríos y los bosques y
enternecían hasta las rocas. (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, III, 582 a 654).
Los Griegos destrozados por la tristeza y el hastío, durmieron sobre la arena, cerca del
cuerpo de Aquiles : Tetis velaba junto con las inmortales hijas de Nereo. Las Musas, por
turnos, se apresuraban en distraerla y consolarla con las gracias insinuantes de sus
palabras (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, III, 655 a 664).
Pasó la noche, y al amanecer del día siguiente, los soldados se aplicaron a cortar y acarrear
525
árboles con los que construyeron la pira sobre la que depositaron el cuerpo de Aquiles
que rápidamente fue pasto de las llamas (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, III,
665 a 678).
Una vez que el cuerpo de Aquiles se encuentra en el campamento griego, se hacen los
preparativos de las honras fúnebres que le corresponden, y para ello,
Cuando el fuego se hubo extinguido, entre los tristes restos de los cautivos Troyanos, de
los bueyes y de los caballos que las llamas habían devorado, fue fácil reconocer los
huesos del gran Aquiles; además de ser de un tamaño desmesurado como son los de los
gigantes, su emplazamiento había sido marcado en medio de todas las víctimas que
rodeaban el cuerpo. Fueron recogidos en una urna de plata y oro de una extraordinaria
capacidad : las hijas de Nereo los perfumaron con aceite y ambrosía y los cubrieron con
grasa de buey mezclada con miel.
Entonces, la madre de Aquiles muestra la copa de oro que había recibido, en otros
tiempos, del dios Baco (Dioniso) : constituía una de las obras más perfectas salidas de las
manos de Vulcano (Hefesto). En ella se depositó la urna que contenía las cenizas del hijo
de Tetis, y sobre la sepultura se levantó, en el extremo de las playas del Helesponto, un
monumento cuya duración debería extenderse a lo largo de los siglos (Posthoméricas,
Quinto de Esmirna, III, 719 a 743).
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EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 5 :
Muerto Aquiles, el ejército fue colmado de desdicha. Danle sepultura en la Isla Blanca
junto a Patroclo, tras mezclar los huesos de entrambos.
Finalmente, el soberano del húmedo imperio, aquel cuyo tridente amenaza a las olas
rebeldes (Neptuno/Posidón), sale de sus vastas mansiones, y mostrándose únicamente a
las Nereidas, hace oír su voz : “Pon fin a tus lágrimas, ¡oh Tetis!, cesa de llorar a un hijo
sobre el que la muerte ya no tiene ascendiente, y que Plutón (Hades) no puede retener
entre sus pálidas sombras. Como Hércules y Baco (Dioniso), (Aquiles) habitará la
mansión de la luz. Yo consagro a su gloria una isla famosa (isla Blanca la llama el
Pseudo-Apolodoro) del Ponto Euxino (Mar Negro). Los pueblos, a cual más, lo
reconocerán por su dios, le ofrecerán sacrificios y le rendirán los mismos homenajes que
a mí. Que el día en que comience su dicha, suponga el término de tus pesares”
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, III, 766 a 780).
Tras la muerte y el funeral de Aquiles, los griegos estaban impacientes por reanudar los
combates. Diomedes, coincidiendo con Áyax Telamonio, los convenció para que esperaran
a la celebración de los juegos (diez en total) que, en honor de Aquiles, iban a celebrarse
presididos por su madre, la nereida Tetis/Thetis.
Quinto de Esmirna describe con todo detalle en qué consistieron dichos juegos, quiénes
resultaron vencedores y los premios que obtuvieron :
- Carrera pedestre : Áyax Oileo consiguiendo diez becerras escogidas.
- Lucha : empate entre Diomedes y Áyax Telamonio, que se repartieron cuatro muchachas
de la isla de Nea, cercana a Lesbos.
- Pugilato : primero se presentó Idomeneo que, debido a su avanzada edad, nadie le
desafió, pero Tetis le obsequió con el carro y los caballos que Patroclo le había arrebatado
a Sarpedón. Seguidamente se enfrentaron Epeo y Acamante, que, al empatar, recibieron
cada uno una copa de plata.
- Tiro al arco : Teucro recibe la armadura de Troilo.
- Lanzamiento de disco : sólo se presentó Áyax Oileo consiguiendo el propio disco y las
armas de Memnón.
- Salto : Agapenor, que recibió la armadura de Cicno.
- Lanzamiento de jabalina : Euríalo, recibiendo un jarrón de plata.
- Lucha libre : Áyax, consiguiendo dos talentos de plata pulida.
- Carreras de carros : Menelao, que recibió una copa de oro que había pertenecido a Eetión.
- Equitación : Menelao (o tal vez Agamenón, ambos hijos de Atreo), recibiendo la coraza
de plata de Polidoro. Esténelo, que quedó en segundo lugar, recibió el casco de bronce de
Asteropeo (aliado de Troya muerto por Aquiles), sus dos lanzas y su tahalí.
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POSTHOMÉRICAS (Quinto de Esmirna) : Canto IV :
El hijo de Tideo (Diomedes) rindiéndose a la opinión de su amigo (Áyax Telamonio) :
“Puesto que la diosa (Tetis), dijo, viene hoy a extender sus dones sobre la tumba de su
hijo, permanezcamos en nuestras naves e insistamos a los demás jefes a permanecer con
nosotros; si es justo obedecer a los dioses, debe hacerse principalmente a favor de
Aquiles; pero aunque tuviéramos que disgustar a los dioses, no retardemos más conceder
un honor que exigen los manes.
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, IV, 104 a 108).
Apenas hubo pronunciado Diomedes estas palabras que, semejante al soplo suave de la
mañana, la esposa de Pelea surgió de la amarga ola; encontró a los Griegos reunidos,
unos para significarse en los juegos, y otros para aplaudir sus esfuerzos; la diosa de los
abismos profundos, exponiendo las riquezas destinadas a los vencedores, ordena empezar
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, IV, 109 a 117).
La diosa del húmedo imperio (la nereida Tetis) le dio (al anciano Néstor) los caballos de
Aquiles que un día recibió de Télefo, por haberle curado de una herida de lanza que le
había atravesado el muslo, combatiéndolo en las orillas del Caico. El hijo de Neleo
(Néstor) confió a sus compañeros los ágiles caballos que condujeron triunfalmente a su
nuevo dueño hasta las naves (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, IV, 171 a 178).
Diez becerras escogidas, madres de diez novillos todavía mamantones, fueron designadas
por Tetis como premio de la carrera : eran las mismas que Aquiles había robado (a
Eneas) en las montañas del Ida. Dos competidores animados por un mismo deseo de
vencer, se adelantaron para disputárselas; el primero fue Teucro, hijo de Telamón; el
otro fue Áyax (Oileo) que mandaba a los Locrios, hábiles en el tiro al arco …
Al dar la señal, toman la salida, vuelan como el buitre … Al principio, la ventaja parece
la misma, pero cuando ambos, acercándose a la meta, redoblan la actividad, alguno de
los inmortales, o un genio poco favorable, enreda al hijo de Telamón en las ramas del
brezo. La punta de su pie izquierdo torcido con violencia se lastima, enseguida las venas
se hinchan, se cae y el ejército grita.
En el mismo momento, Áyax, tocando la meta, es proclamado vencedor …
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, IV, 179 a 209).
A la carrera, le sucedió la lucha, dos atletas aguerridos se ponen en las marcas, el hijo
de Tideo (Diomedes), y Áyax (Telamonio), orgulloso de su primer éxito … Después de
mil asaltos, Áyax, cogiendo con un brazo nervioso al hijo de Tideo, intenta doblarlo; pero
éste, uniendo la habilidad a la fuerza, se inclina a propósito, y apoyando fuertemente su
hombro contra el costado del robusto hijo de Telamón, lo levanta por este lado, y por el
otro golpeándole el muslo con el pie, hace que le falte suelo, lo derriba y se sienta sobre
él …
Áyax, irritado, se levanta bruscamente y quiere seguir luchando; se apresura en cubrir
sus miembros de polvo y desafía una segunda vez a Diomedes que viene hacia él con aire
intrépido : el combate empieza de nuevo entre los dos guerreros … A penas se permiten
respirar … Sus brazos rígidos y entrelazados hacían crujir sus riñones y sus cuellos, con
un ruido semejante al de las ramas que se rozan apretadas de los árboles plegados por
los vientos en un bosque frondoso. En vano el hijo de Tideo apretando con fuerza los
528
muslos de su adversario, intenta de nuevo hacerle perder pie, Áyax, sacudiéndolo por los
hombros, lo rechaza y le obliga a inclinarse hacia el suelo … Finalmente, Áyax,
sacudiendo con una mano robusta los hombros de su rival, y con la otra agarrándole por
la mitad del cuerpo, lo tira contra el suelo tan rápidamente como una piedra lanzada a
gran velocidad.
Diomedes se levanta de nuevo intentado un tercer combate, pero Néstor se lo impidió.
Tetis como recompensa les ofreció cuatro jóvenes de Nea, isla vecina de Lesbos, de
dónde Aquiles las había raptado en el pasado. Áyax y el hijo de Tideo las tomaron
apresuradamente y las mandaron conducir a sus naves (Posthoméricas/Quinto de
Esmirna, IV, 215 a 283).
El primero que, conmovido por los reproches del anciano, se adelantó de entre las filas,
fue el valiente hijo de Panopeo (Epeo), aquel que, más adelante, construyó el caballo
monstruoso, cuya pérfida ofrenda ocasionó la ruina de la ciudad de Príamo. Aunque
poco hábil en el manejo de las armas, destacaba de tal forma en el pugilato, que, al
principio, nadie aceptó el desafío. Creía que iba a llevarse el premio sin enfrentarse a
competidores, cuando el belicoso Acamante vino hacia él con el puño rodeado por las
correas que Agelao, hijo de Evenor, acababa de ajustarle, exhortándolo para que hiciera
un uso digno de su valor.
Por otro lado, los amigos de Epeo excitan su ardor; sale, avanza con la soberbia de un
león, hasta el centro de la arena, mostrando sus guanteletes provistos de un cuero recio y
reseco : se levantan voces por todas partes para animar a los atletas a ensangrentar sus
manos. Ardiendo de impaciencia, desde el mismo momento que entraron en la arena,
golpeaban el aire para comprobar si sus miembros estaban lo suficientemente flexibles y
si los trabajos de Marte (la guerra) no los habían entorpecido; seguidamente, se lanzan
miradas feroces, alargan los brazos, se levantan sobre la punta de sus pies, tan igualados
que la rodilla del uno coincide con la rodilla del otro.
Durante largo tiempo, cada uno de ellos neutraliza los golpes de su adversario … Los
duros guanteletes rebotan sobre las mejillas de los combatientes, y sus caras se hallan
enrojecidas por la sangre mezclada con sudor que chorrea desde su frente … Epeo
redobla sus ataques, que son a menudo esquivados por la habilidad del hijo de Teseo.
Éste, consiguiendo separar a su adversario, le golpea las cejas : el guantelete penetra
hasta el hueso haciendo brotar sangre de sus ojos, pero, al mismo tiempo, recibe en la
529
sien un golpe terrible que lo derriba; sin embargo, levantando rápidamente, se abalanza
contra su adversario hiriéndole en la cabeza; mientras que se lanza para propinarle un
segundo golpe, Epeo, agachándose a propósito, con una mano le magulla la frente, y con
la otra desvía su guantelete.
A pesar de esta desventaja, Acamante se negaba todavía a presentar sus manos (signo de
rendición) y cuando más enfrascados estaban en la lucha, los separaron …
Tetis les distribuyó dos copas de plata que Euneo, hijo de Jasón, había entregado, en el
pasado, a Aquiles, en la isla de Lemnos, para obtener la libertad de Licaón (hijo de
Príamo, raptado por Aquiles y vendido como esclavo en Lemnos) … (Posthoméricas de
Quinto de Esmirna, IV, 284 a 404).
Al pugilato, le sucedió el tiro al arco para el que se presentaron Teucro y Áyax, hijo de
Oileo, los mismos que habían destacado en la carrera.
El rey Agamenón, colocando un casco a una distancia alejada, dijo : “Aquel que de un
solo tiro separe el penacho (del casco) sea considerado digno de conseguir el premio”.
Áyax dispara el primer dardo, pero alcanza únicamente la lámina de bronce produciendo
un sonido agudo.
Teucro tira en segundo lugar y la flecha emprendiendo un vuelo rápido, corta todas las
crines del penacho : las gentes le prodigan encendidos aplausos, y se extrañan cómo ha
podido, a pesar de su herida (su pie estaba herido al haber quedado enredado en el brazo
durante la carrera), ajustar el arco con tanta habilidad.
La esposa de Peleo le concede la armadura de aquel Troilo que Hécuba había parido
para ser el primero de los héroes de Troya (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, IV,
405 a 422).
Entre los que se ofrecieron para lanzar un pesado disco, ninguno tuvo éxito. Solamente
Áyax, hijo de Oileo, lo hizo salir de su mano tan rápidamente como si hubiera lanzado
una rama desecada por los ardientes rayos del sol, que proporciona madurez a las
cosechas. Se extrañaron que hubiera hecho volar con tanta velocidad un peso que dos
hombres apenas hubieran levantado.
El rey Anteo (gigante que murió a manos de Hércules, levantándolo del suelo, para evitar
que el contacto con la tierra no le proporcionara una renovada vitalidad) lo había utilizado
anteriormente con la misma facilidad, antes de ser derrotado por Hércules. Este dios,
además de un botín inmenso, le quitó este enorme disco destinado a entrenar los cuerpos
más robustos. Finalmente se lo regaló al valiente Telamón, hijo de Éaco, que le había
ayudado en la toma de Ilión. Éste se lo cedió a su hijo Teucro que lo guardaba en las
naves para comprobar la fuerza de los guerreros, y más todavía, para que, el recuerdo de
las hazañas de su padre lo animara a distinguirse contra los Troyanos. Fue este mismo
disco el que Áyax acababa de lanzar con un vigor increíble.
Él lo recibió entonces de la soberana de las Nereidas, junto con las armas de Memnón
que, debido a su tamaño excesivo, despertaron las curiosidad de todos los Griegos …
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, IV, 436 a 464).
530
Tetis le asignó la armadura completa del gran Cicno, el primero del ejército troyano que
fue muerto por Aquiles, luchando para apoderarse de los despojos de Protesilao
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, IV, 465 a 472).
Cuando se trató de combatir con la jabalina, Euríalo consiguió sobre todos sus
competidores, una ventaja decisiva. Las gentes, maravilladas, exclamaron diciendo que
hubiera sido difícil lanzar tan lejos incluso un dardo más ligero.
La diosa le ofreció un hermoso jarrón de plata que el hijo de Peleo (Aquiles) había
quitado a Mines tras haberlo matado en el asedio de Lirneso, en las cercanías de Troya
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, IV, 473 a 478).
El infatigable Áyax apareció de nuevo para desafiar al más intrépido a combatir contra
él con los puños y los pies a la vez. Los Argivos contemplaron, maravillados, a tan
formidable atleta, pero ninguno de ellos se atrevió a aparecer en la arena, y el miedo
prevaleció sobre la bravura : temían a un hombre que, con un solo golpe, podía
desfigurar los rasgos de la cara, o causar a su oponente una herida mortal.
Todas las miradas se posaron sobre Euríalo que pasaba por ser el más experimentado en
este tipo de lucha; pero éste, no menos intimidado que sus compañeros, dijo : “Amigos,
acepto como adversario a cualquiera que queráis escoger entre nosotros; pero tengo
miedo de iniciar contra Áyax un combate desigual; uno sólo de sus golpes lanzado en el
calor del combate, podría quitarme la vida, y me temo que cualquiera que se atreva a
medirse con él, seguirá la misma suerte”.
Áyax se sintió halagado por estas palabras que hicieron sonreir a la asamblea, y dado
que nadie quiso competir con él, recibió dos talentos de plata pulida. Tetis, al
entregárselos, se sintió afligida al recordar a su hijo, y pareció sentir en este momento,
los disgustos más profundos (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, IV, 479 a 499).
Entre los que pretendían el premio de equitación (mas bien, carrera de carros), estaban
Menelao, el intrépido Eurípilo, Eumelo, Toante y el valiente Polipetes. Deseosos de
vencer, se dieron prisa en cubrir con fajas de cuero el pecho de los caballos que
engancharon a los carros; sentados sobre sus bancos, sostenían las riendas con una
mano firme y se colocaron en la salida esperando la señal …
Los caballos de Eumelo empezaron adelantando a todos los demás; Toante seguía de
cerca …
Terminada la carrera, los esclavos desenganchan del timón, los caballos sofocados …
El hijo de Atreo (Menelao) se felicitó por su victoria, y la diosa le entregó una hermosa
copa de oro que había pertenecido al rey Eetión, antes que Tebas (Hipoplacia) donde éste
reinaba, no hubiera sido arrasada por Aquiles (Posthoméricas, IV, 500 a 544).
Sin embargo, los que habían preparado los caballos para la carrera, cogiendo las
correas, se montan y esperan sentados; los caballos impacientes, roen el bocado blanco
de espuma, y golpean la tierra con sus patas; nada puede retenerlos.
La señal dada, de la meta salen todos a la vez como estos vientos impetuosos que traen
las negras tormentas y muestran a los marineros horrorizados la terrible imagen de la
muerte. Bajo sus ligeras patas, el polvo se levanta a lo lejos; con una mano, los jinetes
armados con látigos golpean ruidosamente, y con la otra, agitando las riendas, dirigen
los caballos que aceleran sus zancadas; los espectadores, redoblan sus aplausos.
531
El hermoso caballo de Argos que cabalgaba Esténelo, hijo de Capaneo, habría sin duda
procurado la victoria a su dueño, si no se hubiera, más de una vez, lanzado fuera del
recorrido, sin que fuera posible controlarlo …
Esténelo, llevado por este fogoso animal que Diomedes le había dado al comienzo del
sitio de Troya, pensaba tener segura la victoria; pero fue adelantado por Menelao (o tal
vez, por Agamenón) que, aguijoneando al suyo llegó a la meta el primero …
Tetis concedió al hijo de Atreo la coraza de plata de Polidoro, surgido de la sangre de
los dioses; también entregó a Esténelo el casco de bronce de Asteropeo (aliado de Troya),
sus dos lanzas y su tahalí … (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, IV, 545 a 589).
Ulises estaba desesperado por no haber podido participar en ninguno de estos ejercicios:
se lo había impedido la herida que le había causado el bravo Alcón, defendiendo el
cuerpo del poderoso Eácida (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, IV, 592 a 595).
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 5 :
Celebran juegos en su honor, en los cuales fueron vencedores : Eumelo en carrera
ecuestre, Diomedes en carrera pedestre, Áyax en disco y Teucro en tiro al arco.
Como colofón a la solemnidad de los juegos fúnebres, Tetis mandó colocar las armas de
Aquiles en medio de la asamblea de los Griegos. Todas las miradas se centraron sobre el
escudo que mostraba los prodigios del arte de Vulcano (Posthoméricas/Quinto de
Esmirna, Canto V, 1 a 6).
532
La armadura entera del valiente Eácida, estando expuesta a la vista de todos los Griegos
expectantes, Tetis les habló de la siguiente forma : “Antes de terminar los juegos fúnebres
destinados a aliviar mis justos pesares, quiero que el más bravo de los Aqueos que ha
liberado el cuerpo de mi hijo, reciba de mi mano estas armas victoriosas, cuya posesión
enorgullecería a los mismos dioses”.
Entonces, dos guerreros ilustres, Áyax (Telamonio) y el hijo de Laertes (Ulises), optaron
por la gloria de la acción que la diosa debía coronar.
El primero, distinguido entre los Dánaos, como la estrella de Venus entre todos los astros
de la noche, se colocó cerca del lugar donde estaban las armas de Aquiles, y solicitó como
árbitros a Agamenón, Néstor e Idomeneo, estimando que su veredicto otorgaría a su
arrojo un clamoroso reconocimiento.
Ulises, no menos convencido de la sabiduría y equidad de estos príncipes, no dudó en
reconocerlos como jueces (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto V, 121 a 139).
Ante el nuevo jurado compuesto por troyanos, los dos pretendientes se lanzaban mutuas
acusaciones, relatando todo aquello que en el pasado podía perjudicar a su oponente, por lo
que, además del tono de las palabras, iba aumentando en su ánimo, la rabia y el odio.
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto V, Áyax : 180 a 237 - Ulises : 238 a 291 –
Áyax: 292 a 306 – Ulises : 307 a 317).
El largo relato de Ovidio (cerca de 400 versos), expone con detalle los
argumentos y reproches esgrimidos por cada uno de los dos
pretendientes, mediante los cuales cada uno intenta demostrar que él es
quien merece quedarse con las armas de Aquiles.
533
Defendiendo su causa, Áyax expone todo aquello que puede favorecerle a él y perjudicar
a Ulises (relato de Ovidio/Metamorfosis, Libro XIII) :
- Cuando Héctor estuvo a punto de incendiar la flota griega, Ulises huyó y él le hizo frente,
porque Ulises es poderoso “discurseando”, mientras que él lo es “en la batalla” (v. 7 a 12)
- En cuanto “en alcurnia”, también él es superior, al ser hijo de Telamón, el que bajo el
mando del poderoso Hércules tomó las murallas de Troya, y posteriormente arribó a las
playas de la Cólquide en busca del vellocino de oro. Padre de Telamón fue Éaco, a su vez,
hijo de Zeus, lo que le permite al héroe afirmar : “Áyax es el tercero tras Júpiter”.
Además, puesto que Aquiles era su primo, añade : “lo que era de mi primo pido” (28 a 31).
Antepasado de Ulises fue Hermes, padre de Autólico y su abuelo materno
(Odisea/Homero, XIX, 394 y 395), al ser padre de Anticlea. Anticlea pudo concebir a
Ulises tras ser violada por Sísifo, aunque cuando éste nació estaba ya casada con
Laertes (Fábulas/Higino. CCI. Autólico, 4) (Ovidio/Metamorfosis, XIII, 21 a 33).
- Al inicio de la guerra de Troya, Ulises se resistió a participar “fingiendo locura”, siendo
descubierto por Palamedes, el hijo de Nauplio, lo que hace a Áyax preguntarse : “¿Va a
empuñar ahora las mejores –armas- porque no quiso empuñar ninguna?” (v. 34 a 45).
- Áyax le acusa también de ser quien ordenó abandonar a Filoctetes, hijo de Peante, el
heredero de las flechas de Hércules, en la isla de Lemnos, debido al hedor que
desprendía su herida (Metamorfosis, XIII, 45 a 55).
- Y también fue causante de la muerte de Palamedes, utilizando la calumnia en venganza
por haber éste desvelado su falsa locura (Metamorfosis, XIII, 55 a 60).
- Recuerda también el episodio en el que el anciano Néstor, cuyo caballo había sido
herido por Héctor, estuvo a punto de perecer de no haber sido por Diomedes, quien,
mientras Ulises huía, montó al anciano en su carro (Odisea, VIII, 80 a 115) (v. 63 a 69).
- El propio Ulises debería mostrarse agradecido, ya que cuando fue atacado por Soco y
perecer éste a manos del héroe, los troyanos acudieron en masa contra él, acudiendo en
su auxilio Menelao y Áyax (Ilíada, XI, 428 a 488) (Metamorfosis, XIII, 71 a 81).
- Nuevamente recuerda cómo fue él quien se enfrentó a Héctor cuando atacó los barcos
dánaos, evitando que fueran incendiados, por lo que exige : “¡dadme las armas en pago
de tantos barcos!” (Metamorfosis, XIII, 82 a 97).
- Seguidamente, quita valor a algunas de las acciones realizadas por Ulises, tales como
las muertes de Reso y Dolón (llevadas a cabo de noche, con Diomedes :
Epítomes/Pseudo-Apolodoro, IV, 4), la captura de Héleno en una emboscada (llevada a
cabo por Odiseo : Epítomes/Pseudo-Apolodoro, V, 9) y el robo del Paladio (efectuado de
noche por Odiseo acompañado de Diomedes y con la complicidad de Helena :
Epítomes/Pseudo-Apolodoro, V, 13). Debido a ello, Áyax estimaría justo que la parte
mayor –de las armas- sea de Diomedes (Metamorfosis, XIII, 98 a 106).
- Termina Áyax Telamonio diciendo que las armas de Aquiles son demasiado importantes
para Ulises, y que lo mejor sería que fueran arrojadas en medio de los enemigos, para
seguidamente : “¡mandadlas traer y al que las rescate condecoradlo con ellas!” (v. 107 a
122).
534
Los diferentes puntos que componen su alegato, son los siguientes :
- Recuerda en primer lugar que, gracias a él, Aquiles participó en la guerra de Troya,
haciendo alusión a la decisión tomada por Tetis, su madre, de esconderlo en la corte de
Licomedes, vestido de mujer, porque sabía que si participaba en la guerra, moriría : allí,
dice el Pseudo-Apolodoro, lo encontró Odiseo y de esta manera Aquiles fue a Troya
(Biblioteca Mitológica, III-13, 8), y eso le lleva a preguntarse : “¿qué mejor heredero del
gran Aquiles que aquel gracias al cual el gran Aquiles siguió a los Dánaos?” (Ovidio, XIII,
128 a 134 y 162 a 169). Lo mismo cuenta Higino en la Fábula XCVI sobre Aquiles.
- En lo que se refiere a sus antepasados, puesto que Áyax ha contado que es biznieto de
Júpiter, Ulises cuenta que su padre Laertes es hijo de Arcisio, hijo de Júpiter, y su madre
Anticlea es hija de Autólico, hijo de Hermes, por lo que hay un dios en ambas ramas
paternas. Pero no es el árbol genealógico el que confiere derechos, sino que con estos
despojos hay que buscar a premiar el valor (Ovidio/Metamorfosis, XIII, 140 a 155).
- Sigue enumerando sus obras : hirió a Télefo y luego lo curó; gracias a su arrojo cayó
Tebas/Teba, tomó Lesbos, Ténedos, Crise, Cila y Esciros, derribó las murallas de Lirneso,
y trajo a Aquiles, el único capaz de aniquilar al fiero Héctor (Ovidio, XIII, 159 a 180).
- Cuando las naves griegas que iban a participar en la guerra de Troya, estaban
inmovilizadas en el puerto de Áulide por falta de viento, Ulises convenció a Agamenón y a
Clitemnestra, para que sacrificaran a su hija Ifigenia a Diana/Ártemis, y así solucionar el
problema. Si hubiera ido allá el hijo de Telamón (Áyax Telamonio), aún estarían las velas
sin vientos favorables (Ovidio/Metamorfosis, XIII, 181 a 195).
- Ulises recuerda los peligros que corrió, junto con Menelao, cuando los griegos lo
enviaron como embajador a Troya, para reclamar a Helena y el botín (v. 196 a 204).
- Recuerda también todos los argumentos que tuvo que utilizar para cambiar la decisión
tomada por Agamenón de hacerse a la mar y volver a sus tierras, tras una guerra que
duraba ya diez años (Ovidio/Metamorfosis, XIII, 205 a 237).
- Se ufana Ulises de que fue a él quien eligió Diomedes (y no a Áyax) para que lo
acompañara en la incursión al campo troyano donde se enfrentaron a Dolón y a Reso
(Ovidio/Metamorfosis, XIII, 238 a 254).
- También nombra Ulises a los aliados de Troya que sucumbieron por su mano : los
soldados de Sarpedón y de Cérano hijo de Ifito, Alástor, Cromio, Alcandro, Halio,
Noemón, Prítanis, Toón, Quersidamante, Cárope y Énomo (XIII, 255 a 261).
- Ulises reconoce las acciones de Áyax defendiendo a las naves aqueas contra los
ataques troyanos, pero añade que no fue él sólo quien se distinguió en estos
enfrentamientos, nombrando a Patroclo que luchó bajo la apariencia de Aquiles
(Ovidio/Metamorfosis, XIII, 268 a 274).
- También reconoce que Áyax se enfrentó a Héctor, aunque el resultado fue que Héctor
se retiró sin recibir herida alguna (Ovidio/Metamorfosis, XIII, 275 a 279).
- En cuanto a lo ocurrido tras la muerte de Aquiles, recuerda Ulises cómo cargó sobre
sus hombros el cuerpo de Aquiles y sus armas, llevándolos hasta el campamento griego.
Aprovecha para realzar el valor artísticos de las armas y en particular del escudo, y
reprocha a Áyax su aspiración a conseguir unas armas que ni siquiera entiende
(Ovidio/Metamorfosis, XIII, 280 a 295).
- Cuando Áyax le acusa de incorporarse tarde a la guerra, contesta que también Aquiles
tardó en llegar, y que, si finalmente lo hizo, fue gracias a él y no gracias a Áyax
(Ovidio/Metamorfosis, XIII, 296 a 305).
- Justifica la muerte de Palamedes, porque el cargo de soborno era patente
(Ovidio/Metamorfosis, XIII, 306 a 312).
- En relación a Filoctetes, al ser abandonado a causa de su herida en la isla de Lemnos,
pudo salvar su vida, y gracias a ello, más tarde, cuando los adivinos exigieron su
presencia sin la cual Troya no podía ser tomada, fue Ulises el encargado de convencerle
para que acudiera llevando el arco y las flechas que Hércules le había regalado, y con las
que mataría a Paris/Alejandro (Ovidio/Metamorfosis, XIII, 313 a 334).
- También fue Ulises quien capturó al adivino Héleno, hijo de Príamo, y al conocer sus
augurios sobre la necesidad de poseer el Paladio para poder conquistar Troya, robó de
su santuario, rodeado de enemigos, la estatua de la Minerva frigia (XIII, 335 a 349).
535
- Finalmente dice dirigiéndose a Áyax : “Tú tienes una diestra buena para la batalla, pero
una mente que precisa de mi dirección; tú empleas tu fuerza a ciegas, yo tengo visión del
futuro; tú sabes luchar, pero la hora del combate la elige el Atrida –Agamenón- conmigo;
tú eres útil sólo con tu cuerpo, yo con mi talento …” (Ovidio/Metamorfosis, XIII, 349 a 369).
- Concluye pidiendo a los presentes : “dad el premio a vuestro guardián, y en pago de mis
desvelos de tantos años como he vivido angustiado, dad a mis servicios este merecido
galardón” (Ovidio/Metamorfosis, XIII, 370 a 372).
Tras estos largos debates, los jueces Troyanos se pronunciaron a favor de Ulises,
concediéndole por unanimidad las armas de Aquiles, que él recibió con el aplauso de
todos los pueblos.
Áyax, irritado, se fue. Ate (la Ofuscación), la maléfica Ate, se amparó de su alma.
Inmediatamente, la sangre hierve en sus venas. Los rápidos movimientos de la
desesperación, alteran su corazón y agitan hasta sus vísceras. La hiel de la cólera se
extiende por todo su cuerpo y penetra hasta las fibras más sutiles del cerebro. Su espíritu
se confunde, su razón se extravía. Dirige hacia el suelo una mirada atónita. Sus
compañeros afligidos le hablan inútilmente. A pesar de su oposición, lo llevan hasta su
tienda en la que entra por última vez (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto V,
318 a 332).
Los Griegos, vencidos por el sueño y por los vapores de un vino delicioso que los
marineros habían traído de Creta al rey Idomeneo, dormían apaciblemente sobre sus
536
naves. Solamente Áyax, rechazando todo alimento y las bondades del reposo, se vistió con
sus armas, y tomando en mano la espada que en otro tiempo había pertenecido a Héctor,
dudó durante algún tiempo si reducir a cenizas la flota entera, o forzar la tienda de su
adversario para atravesarlo y despedazarlo.
Pero antes que hubiera podido resolver sus dudas, Minerva, recordando las ofrendas de
Ulises, descartó en su favor las calamidades que amenazaban a los Aqueos, y entregó el
hijo de Telamón, a los arrebatos de un ciego furor. Partió como estos torbellinos
impetuosos que anuncian a los navegantes la cercanía de la tormenta, cuando las
Pléyades, huyendo delante de Orión, se precipitan en el negro Océano, sacuden los aires
en su caída y levantan las olas.
No sabiendo a donde dirigir sus pasos, anda errante de aquí para allá, semejante a estos
animales salvajes furiosos, cuando buscan en los bosques a los cazadores que les han
quitado a sus pequeños, prestos a destrozar a los que se atrevan a guardar o llevarse a sus
tiernos retoños.
Su corazón, henchido de cólera, se infla … Una espuma abundante sale por su boca
desfigurada. Se oyen rechinar sus dientes apretados unos contra otros; el temblor de sus
miembros, hace resonar a lo lejos su armadura. Todos cuantos lo ven en este terrible
estado, se sienten sobrecogidos de horror.
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto V, 347 a 394).
Áyax, poseído por una furia renovada, se abalanzó como un león hambriento sobre
rebaños enteros. Las ovejas inmoladas caían bajo sus golpes en igual número cómo se
ven caer, al final del verano, las hojas arrancadas de los árboles por el impetuoso soplo
de Bóreas. El insensato creía de esta forma hacer correr la sangre de los Dánaos.
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto V, 405 a 412).
Entonces Menelao, acercándose al rey, su hermano (Agamenón), le dijo, sin ser oído por
el resto de los Griegos : “Temo que Áyax, debido al furor que lo invade, no venga a
incendiar nuestras naves o a exterminarnos en nuestras tiendas. ¡Qué necesidad había
de que Tetis suscitara una polémica tan funesta, o que el hijo de Laertes fuera lo
suficientemente temerario como para vencer a un guerrero más poderoso que él!. El cielo,
irritado, nos amenaza con su venganza. Desde la muerte de Aquiles, la valentía de Áyax
era nuestro único recurso. Los dioses, al quitárnoslo, nos condenan a las últimas
desgracias” (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto V, 413 a 426).
537
Áyax, parándose al lado de un carnero que acababa de degollar, dijo con una sonrisa
feroz : “Miserable, de qué te han servido estas armas que te has atrevido a disputarme;
tu cuerpo será pasto de los perros y de los buitres. Ni aquellos que te dieron la vida, ni tu
esposa, ni tus hijos, derramarán lágrimas sobre tu tumba. Lejos de tu patria y a una edad
poco avanzada, serás devorado por las bestias y los pájaros del cielo”.
Áyax creía dirigir estas palabras a Ulises, al que se imaginaba nadando en su sangre.
Pero en este momento, Minerva le abre los ojos, y la tenebrosa furia que lo agitaba, se
disipó por las negras orillas de la Éstige donde habitan las furias prestas a atormentar a
los mortales orgullosos, y llevarlo a cometer los más terribles excesos
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto V, 439 a 455).
538
543 solamente a lo lejos teníase el alma de Áyax
544 Telamonio apartada y en ira por causa del triunfo
545 que alcancé sobre él en el juicio tenido en el campo
546 por las armas de Aquiles : dispúsolo Tetis su madre
547 y guzgáronlo jóvenes teucros y Palas Atenea.
Según Higino, fue Áyax Telamonio quien tomó la iniciativa de reclamar las
armas de Aquiles, a causa del parentesco que les unía : por decisión de
Minerva, Agamenón y Menelao, las armas fueron entregadas a Ulises.
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 6 y 7 :
006 Su equipo es ofrecido como trofeo al más valeroso y se lo disputan Áyax y Odiseo. A
juicio de los troyanos o, según otros, de los aliados, es declarado Odiseo, y Áyax,
perturbado por la decepción, sale de noche contra el ejército con aviesas intenciones;
pero Atenea le infunde locura y lo desvía, armado con su espada, hacia los rebaños. Él,
por efecto de la locura, masacra los rebaños y a los que los apacentaban, cual si se
tratara de aqueos.
539
007 Más tarde, al recobrar la cordura, se suicida. Agamenón se opone a que su cuerpo
sea incinerado, y así éste fue el único de entre los muertos en Ilión que yace en un ataúd,
cuya tumba está en Reteo (Reteo, a la vez promontorio y ciudad, estaba situado a la
entrada del Helesponto o estrecho de los Dardanelos).
ODAS (Píndaro) :
NEMEAS VII, 24 a 27 :
024 Pues si le fuese dado (a Áyax)
025 reconocer la verdad (sobre sus méritos superiores a los de Ulises), jamás el fuerte
Áyax,
026 irritado a causa de las armas (de Aquiles que ambos pretendían), habría clavado en
sus entrañas
027 la ancha espada.
NEMEAS VIII, 22 a 27 :
022 La envidia se apodera siempre de lo noble, y con lo vil no riñe.
023 Famosa envidia royó también al hijo
de Telamón (Áyax), haciéndolo rodar sobre su propia espada.
024 Al hombre no elocuente (como es Áyax), sí, mas de valiente corazón, lo cubre
025 el olvido en altercado triste de palabras; el sumo honor, en cambio,
se ofrece a la mentira abigarrada.
026 Pues con secretos votos fueron serviles los Dánaos a Ulises
027 y, de las áureas armas despojado, se debatió en la muerte Áyax.
540
[OBSERVACIONES : Según una de las versiones recogidas por Ovidio, Apolo,
intensamente enamorado de Jacinto, lo hiere mortalmente mientras jugaba con él al
lanzamiento del disco, y he aquí que la sangre, que derramada en la tierra había marcado
la hierba, deja de ser sangre y más brillante que la púrpura de Tiro nace una flor,
tomando la forma de los lirios, si no fuera porque éstos tendría un color púrpura y
aquéllos de plata … Esta flor recibió el nombre de Jacinto (Metamorfosis, X, 162 a 219)].
Tras la muerte de Aquiles, y una vez terminado el enfrentamiento entre Ulises y Áyax
Telamonio disputándose las armas del Pelida, los griegos piensan de nuevo en la
continuación de la guerra contra los troyanos.
Según Quinto de Esmirna, estando reunidos los griegos, Calcante se adelanta en medio de
la asamblea, expresándose en los siguientes términos : “No ignoráis , dignos hijos de los
valerosos argivos, mi sobrada experiencia en la ciencia de los augurios. Había vaticinado
que pasados diez años, la ciudad caería en nuestro poder; se acerca ya el momento fijado
por los inmortales y la victoria nos sale al paso. Que se prepare un barco que se dirija a
la isla de Esciros; enviad a Ulises y a Diomedes al encuentro del hijo de Aquiles
(Neoptólemo) para obligarle a incorporarse a nuestro ejército; en cuanto aparezca sobre
estas costas, su presencia será la señal de nuestra salvación, y la garantía indubitable de
nuestros triunfos” (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VI, 57 a 67).
Menelao dijo, dirigiéndose a Ulises y Diomedes que se preparaban para partir : “¡Oh
sabio Ulises!, sé todavía hoy nuestra salvación; si por tus consejos el hijo del poderoso
Aquiles (Neoptólemo) se une a nuestro ejército, y si, favorecido por los dioses, nos hace
vencedores permitiendo así que volvamos felices a Grecia, yo prometo entregarle a mi
hija Hermíone y junto con ella una importante fortuna. ¿Cuál es el mortal que no
busque mi alianza, ni desee una esposa tan perfecta?” (Posthoméricas/Quinto de Esmirna,
Libro VI, 84 a 92).
Seguidamente, los aqueos se retiran a sus naves para recomponer sus fuerzas, mientras que
Ulises y el Tidida se hacen a la mar con veinte marineros experimentados en el manejo de
los remos (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VI, 96 a 104).
541
Mientras tanto, los Troyanos, encerrados en su ciudad, se preparaban para nuevos
ataques y conjuraban al cielo de librarlos por fin de una guerra que ya les había costado
tanta sangre y penalidades. Los inmortales, favorables a sus plegarias, enviaron en su
auxilio a Eurípilo, salido de la sangre de Hércules (Posthoméricas/Quinto de Esmirna,
Libro VI, 116 a 121).
Este rey arrastraba tras él numerosos y aguerridos pueblos cuyos lugares bordean las
orillas del Caico.
En cuanto apareció, los habitantes de Troya corrieron tras sus pasos, exultantes de
alegría … (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VI, 121 a 125).
Paris le rindió los honores, tal y como se debía a un cercano pariente de Héctor. En
efecto, Eurípilo era fruto de la unión de Astíoque, hija de la madre de Príamo, con este
mismo Télefo, que la hermosa Auge, a escondidas de su padre, tuvo de sus amores con
Hércules, y que una cierva amamantó como a su propio cervatillo; Júpiter quiso
conservar a través de ella al precioso retoño del hijo de Alcmena –Alcmena, madre de
Heracles- (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VI, 133 a 142).
Según Dictis Cretense, Eurípilo llegó a Troya reclamado por Príamo que le
ofreció, además de valiosos presentes, a su hija Casandra :
542
esposa. Fue en este lugar donde el ilustre huésped gozó de la tranquilidad de la noche; los
demás jefes gozaron del dulce reposo del sueño en otros lugares (Posthoméricas/Quinto de
Esmirna, Libro VI, 180 a 192).
Al amanecer, Eurípilo sale acompañado por los principales Troyanos, y los soldados
impacientes por entrar en combate, se colocan rápidamente a su alrededor; él cubre sus
vigorosos miembros con las armas tan resplandecientes como el relámpago; los trabajos
del hijo de Alcmena (Hércules), estaban representados sobre su amplio escudo -sigue una
Cuando apareció al frente del ejército, los Troyanos, admirando su talla y su armadura,
creyeron ver al dios de la guerra (Ares).
Paris, para enardecer su valor de guerrero, le habló en estos términos : “Ilustre héroe,
del que, en ninguno de los dos ejércitos, encontrarás otro igual, ¿acaso puedo dudar del
éxito de tu empresa?. Sal y extermina hasta el último de los Argivos. En nombre del
grande y valiente Alcida (Hércules, nieto de Alceo), del que los rasgos de tu cara y la
fuerza de tu cuerpo, traen a la memoria, sálvanos; restablece con tus hazañas el ánimo
abatido de nuestros ciudadanos. Sostiene una ciudad deslizándose hacia su ruina”
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VI, 294 a 307).
A continuación, Quinto de Esmirna describe con una gran cantidad de detalles los
enfrentamientos entre Griegos y Troyanos.
De un lado se encuentra el ejército troyano dirigido por Eurípilo junto con Alejandro, el
valiente Eneas, Polidamante, hábil en el manejo de la lanza, el intrépido Pamón, el
esforzado Deífobo y Ético, distinguido por su valor y su experiencia en el arte de la guerra
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VI, 316 a 320).
Del otro lado, los Argivos reunidos alrededor de Agamenón, avanzan hacia las murallas
de Troya (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VI, 336).
Primero, los Griegos obligan a retroceder a los escuadrones troyanos; pero pronto éstos,
revolviéndose con furia contra el enemigo, hacen correr oleadas de sangre. Al frente iba
Eurípilo, al que Júpiter quiere que se conozca como digno descendiente de Hércules, que
se abalanza con la impetuosidad del rayo contra el ejército de los Dánaos, ocasionando
una terrible carnicería.
Entre otros guerreros, golpea, con una larga jabalina, en el estómago, a Nireo …
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VI, 365 a 375).
543
El propio Eurípilo es alcanzado en el hombro derecho por una flecha salida de la mano
de Macaón, quien, a la vista de Nireo agonizando a su lado, se había inflamado la cólera;
pero la herida, aunque profunda, no paraliza al héroe. Semejante al león o al jabalí
herido, se abalanza sobre Macaón propinándole un terrible golpe de lanza en el muslo
derecho. Éste, en lugar de retroceder, y a pesar de la sangre que está perdiendo, levanta
una enorme piedra golpeando la cabeza del belicoso hijo de Télefo, que debió su
salvación a la solidez de su casco. Eurípilo, todavía más enfurecido, hunde su espada en
el pecho de Macaón; la punta atraviesa hasta los riñones, cae como un toro bajo los
dientes crueles del león hambriento, y sus miembros, agitándose en su caída precipitada,
hacen resonar a lo lejos su armadura (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VI, 392 a
412).
Teucro, ante la caída de su amigo, lanzó gritos de dolor … Sensible ante la pérdida de
Nireo, estaba mucho más afligido por la del divino Macaón, por lo que llamó a los argivos
para que impidieran que los Troyanos se llevasen los cuerpos sin vida de Nireo y Macaón
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VI, 435 a 451).
Mientras la sangrienta lucha se desarrollaba sin que ninguno de los dos bandos apareciera
como vencedor, Podalirio, ocupado en curar las heridas de los guerreros, se entera de la
desgracia de haber perdido un hermano (Macaón); para vengarlo, toma inmediatamente
las armas; la sangre hierve en sus venas, siente cómo crecen sus fuerzas y, lanza en mano,
se lanza contra el enemigo. La primera víctima de su cólera fue el bravo Clito … Inmola
también, junto al cuerpo de su hermano, al guerrero Laso …
Durante largo tiempo se disputaron los despojos de Macaón y del hijo de Aglaya (Nireo);
finalmente, los Griegos, tras un sangriento combate, resultando los únicos dueños, se los
llevaron a través de mil peligros (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VI, 454 a 496).
El acoso de los troyanos, con Eurípilo a la cabeza, se hacía tan insoportable, que los
griegos optaron por la huida, volviendo hacia sus naves.
Sólo unos cuantos continuaron luchando junto a Áyax Oileo y los dos Atridas. El hijo de
Oileo atraviesa con su lanza por debajo del hombro a Polidamante; la sangre que
brotaba de su herida, le obligó a retirarse de la contienda.
Por otro lado, Menelao hiere a Deífobo cerca del pecho derecho y lo pone fuera de
combate.
El rey Agamenón aleja mediante una lluvia de saetas, a Ético, uno de los principales
Troyanos, y extermina o disipa a toda su tropa (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro
VI, 499 a 512).
Los Atridas se encontraban solos expuestos a las piedras y a los dardos de todo tipo …
Pronto llegan en su ayuda, Teucro, el valiente Idomeneo, Meríones, Toante y el
incomparable Trasimedes; el pavor que les inspiraba el hijo de Télefo (Eurípilo) los había
primero empujado hacia las naves con la mayor parte de los Argivos, pero vuelven sobre
sus pasos rápidamente y unen sus esfuerzos para socorrer a los dos príncipes.
Teucro atraviesa con su lanza el escudo de Eneas, obligándole a abandonar el combate.
Meríones ataca al hijo de Peón, Laofonte, que la hermosa Cleomede había traído al
mundo a orillas del Axio; había venido en ayuda de los Troyanos, siguiendo a Asteropeo;
el Griego (Aquiles) le hace con su lanza un enorme agujero por el que se escapan todas
las vísceras, y su alma baja a las negras moradas de las sombras.
Al mismo tiempo, Alcimedonte, compañero de armas del valiente Áyax, se lanza contra el
ejército de Príamo; elevando sus preces al cielo, lanza con su honda una piedra a tal
velocidad, que el sólo silbido hiela de espanto al ejército enemigo. El golpe alcanza a
Hipásides, el hábil auriga de Pamón; el guerrero, herido en la sien, es derribado al suelo
y arrastrado lejos de allí detrás de su carro que arrastran los caballos aterrorizados …
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VI, 528 a 570).
En otro lugar, Toante atraviesa con una jabalina el muslo derecho de Paris cuando
volvía en busca de sus flechas que había dejado tras él.
Finalmente, Idomeneo, provisto con la mayor piedra que pudo levantar, la lanzó contra
el brazo de Eurípilo obligándole a soltar su larga pica. Éste se retira inmediatamente
para coger otra, y en este intervalo, los Atridas se toman unos momentos de descanso;
pero servidores atentos, proveyeron rápidamente a su señor de otra lanza que utilizó para
aniquilar una multitud de guerreros.
Armado con este hierro homicida, se lanza entre las líneas y degüella a todo el que
encuentra; ni los mismísimos Atridas, ni ninguno de entre los Argivos, pueden oponerle
resistencia (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VI, 587 a 603).
Alejandro (Paris) venció a los dos hermanos Mósino y Forcis que habían embarcado en
Salamina, con la flota de Áyax. Con la vida, perdieron la dulce esperanza de regresar al
lugar de su nacimiento.
Atravesó también con una saeta el pecho izquierdo de Cleolao, hombre de armas de
Meges; el hierro hundido en su pecho era repelido por el corazón aún palpitante; una
noche eterna oscureció sus párpados y su alma indignada huyó al negro dominio.
Finalmente, el héroe disparó una de sus flechas contra el valeroso Eetión; el dardo
penetró en su boca y murió lanzando profundos suspiros, y sus lágrimas se mezclaron con
su sangre (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VI, 632 y 641).
Cada uno de los jefes del ejército de Príamo enrojeció sus manos con la sangre de los
Griegos, la tierra gimió bajo los pies de los cadáveres amontonados. Los Troyanos
victoriosos iban a incendiar las naves; pero el día se esfumaba y la noche se apresuraba
en cubrir con su sombra la orilla ensangrentada y las vastas llanuras del Océano.
El hijo de Télefo (Eurípilo), retirándose entonces con todas sus tropas eligió un lugar a
orillas del Simois, a cierta distancia de las naves; su bando estalló en gritos de júbilo;
pero los Argivos desesperados, gimen en sus tiendas, se cubren de arena y lloran la suerte
de tantos guerreros que han perdido en este día funesto (Posthoméricas/Quinto de
Esmirna, Libro VI, 642 a 650).
Mientras que en otros lugares todo retumba debido al tumulto de las armas, que los
dardos o las piedras caen contra los escudos de los combatientes provocando un ruido
ensordecedor, Podalirio, desesperado por la muerte de su hermano (Macaón, ambos
hijos de Asclepio) y no queriendo sobrevivirle, se arroja al polvo y rechaza todo alimento.
Tan pronto se le ve armarse con un puñal, como buscar impaciente el veneno más
mortífero. (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VII, 19 a 23).
Néstor se le acerca recriminándole su actitud, y tras una conversación en la que cada uno
intenta justificar su postura, Néstor levanta a Podalirio y alejándolo, a su pesar, de la
tumba de su hermano, lo conduce hasta su tienda. Ya las escuadras aqueas habían
emprendido el combate contra el ejército de Príamo, mandado por Eurípilo. Este
guerrero, llevando a las filas enemigas el furor de Ares, abatía bajo sus golpes una
multitud infinita de Griegos, cuyos cuerpos mezclados amontonados con los de los
Troyanos, ocupaban un amplio espacio del campo de batalla. En su marcha impetuosa,
pisotea a los muertos y a los moribundos. Sus manos, sus pies, todos sus miembros
rezumaban sangre. Atacado por el bravo Penéleo, lo derriba con un golpe de lanza y,
546
junto con él, sacrifica una tropa de soldados (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro
VII, 37 a 105).
Después de un prolongado y mortífero ataque, acordó dos días a los enviados por los
Argivos para rendir los últimos honores a los que habían perecido en esta sangrienta
acción … Los vasallos de Príamo rindieron también a sus compañeros los deberes
fúnebres. Pero la antorcha de la discordia, todavía humeaba. Eurípilo preparaba nuevos
ataques … (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VII, 152 a 167).
Quinto de Esmirna, vuelve ahora al momento en el que Ulises y Diomedes, siguiendo los
consejos del adivino Calcante, se dirigen a la isla de Esciros en busca de Neoptólemo, el
hijo de Aquiles.
La nave había abordado la isla de Esciros y los dos enviados por el ejército griego en
busca del hijo de Aquiles, lo habían encontrado delante de su palacio ocupado en
manejar la lanza, disparar flechas y domar fogosos caballos.
Después de haberse presentado e identificado ante él, Ulises continua diciendo : “Unos
oráculos ciertos y respetados me ordenan venir hasta aquí para reclamar el auxilio de tu
brazo; conmuévete ante nuestras desgracias, ven a reparar nuestras bajas; tu sola
presencia debe terminar con gloria una guerra que oleadas de sangre no han podido
todavía apagar; todos los pueblos de Grecia, te ofrecerán presentes; aparecerás con las
armas de tu padre (v. 195) … Tuyas serán en cuanto alcances las costas de Frigia.
Finalmente, tras la toma de Troya y nuestro regreso a Grecia, Menelao, para colmarte
con sus favores, unirá tus destinos a los de su hija (Hermíone). Así, la fortuna y sus
tesoros, coronarán tu elección”.
Pirro/Neoptólemo, se muestra dispuesto a acatar las órdenes de los dioses y acudir en
auxilio de los griegos.
Todos se retiran al palacio donde encuentran y saludan a Deidamía (hija de Licomedes,
viuda de Aquiles y madre de Pirro/Neoptólemo) y tras el festín preparado, se retiran a
descansar en el silencio de la noche (v. 239).
Al día siguiente, y a pesar de la oposición de Deidamía y de los reparos de Licomedes,
Neoptólemo, con paso rápido, avanza hacia el puerto. Junto a él estaban Ulises y
Diomedes; veinte esclavos elegidos por Deidamía y encargados por ella de ejecutar las
órdenes de su hijo, atraviesan con él la ciudad … (Posthoméricas/Quinto de Esmirna,
Libro VII, 169 a 352).
El héroe, por fin, alcanza la playa donde el mar rompe sus tumultuosas olas; los
marineros, afanosos, preparan los mástiles y las velas. Sube a la nave, se sueltan las
amarras, se levan las anclas …
El esposo de Anfítrite (Posidón/Neptuno), lanzando sobre los navegantes una mirada
favorable, acelera su carrera, temeroso de que los Griegos, privados por más tiempo del
socorro que esperan, no sucumban bajo los ataques de los Troyanos y de Eurípilo.
Los dos mensajeros enviados, sentados de lado y otro del hijo de Aquiles, lo entretienen
contándole las famosas hazañas de su padre, las conquistas realizadas con su flota, los
combates realizados en la llanura contra el temible Télefo (hijo de Heracles y rey de
Misia, donde desembarcaron, por error, los griegos), las victorias alcanzadas sobre los
Troyanos, los altercados con los Atridas (que provocaron la “cólera de Aquiles”). El relato
de estas acciones heroicas, gustaban al joven guerrero y enardecían su ánimo
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VII, 370 a 383).
547
Mientras Deidamía derramaba torrentes de lágrimas, la nave, empujada por un viento
impetuoso, se desliza sobre las líquidas llanuras, rompe las olas y las hace saltar en forma
de espuma. Al llegar la noche, había recorrido ya espacios inmensos, y a pesar de las
tinieblas, continuó navegando viento en popa, con la ayuda de los vientos y del piloto
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VII, 384 a 398).
Con la llegada de la aurora, descubrieron las cimas de las montañas del Ida, y Crisa, y
Esmintio, donde Apolo tenía un templo famoso, y la punta del cabo Sigeo (a la entrada del
Helesponto) donde se encontraba la tumba de Aquiles. El sabio hijo de Laertes (Ulises),
para no afligir a Neoptólemo, evitó mostrarle el monumento del ilustre descendiente de
Éaco (Aquiles, hijo de Peleo, hijo de Éaco). Tras haber pasado las islas Calidnas y
Ténedos, divisaron Pteleo donde descansaban las cenizas de Protesilao … Seguidamente,
forzando los remos, se unieron a la flota fondeada ante las costas de Ilión.
En este momento, los Argivos, a penas defendían las trincheras que protegían las naves y
el poderoso Eurípilo estaba a punto de destruirlas con sus manos.
Diomedes, dándose cuenta del peligro, saltó rápidamente fuera de la nave gritando con
todas sus fuerzas : “Valientes compañeros, ¿cuales son las desgracias que hoy nos
amenazan?. Cojamos nuestras armas y corramos al combate. Los Troyanos victoriosos
asedian nuestros muros; si consiguen superarlos, llevarán el fuego a nuestras naves, y
nosotros, a pesar del destino, privados para siempre de la dulce esperanza de regresar a
nuestra patria, pereceremos en los campos de Troya, lejos de nuestras mujeres y de
nuestros hijos” (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VII, 399 a 431).
548
Tras desembarcar, todos se dirigen a la tienda de Ulises, la más cercana a la costa, para
tomar las armas que allí se guardaban, quitadas a los enemigos vencidos : Ulises
acompañado de sus Itacios (soldados de Ítaca), se viste rápidamente con su armadura, y
entrega a Diomedes, la que había arrebatado al valiente Soco (Posthoméricas/Quinto de
Esmirna, Libro VII, 435 a 445).
El hijo de Aquiles aparece por fin con las armas de su padre. Se ajustaban perfectamente
a sus vigorosos miembros … En cuanto los Argivos lo ven, se esfuerzan por colocarse
junto a él, pero, demasiado acosados por los enemigos, esperan defendiendo con
renovado ánimo sus trincheras … Así, la sola presencia del joven Neoptólemo, permite
renacer en todos los corazones la esperanza y la alegría.
Acompañado por una multitud de guerreros, se lanza, los ojos centelleantes como los de
una leona furiosa que se lanza rugiendo sobre los cazadores dispuestos a llevarse de su
guarida a sus cachorros indefensos. Se arroja en lo más duro de la contienda, del lado de
la trinchera que oponía menor resistencia. Allí, Eurípilo y los suyos, dueños de los
puestos más avanzados, se jactaban de abrir pronto un pasadizo y de exterminar a todos
los Griegos.
Pero el cielo no apoyaba sus intenciones. Pirro, Ulises y Diomedes, los rechazaron con
una lluvia de dardos … (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VII, 445 a 485).
El hijo de Télefo (Eurípilo), lejos de ceder ante el empuje de estos nuevos enemigos,
reanima el ardor de sus soldados, y los exhorta a no ceder en el ataque hasta que se
hayan amparado de las naves y no hayan exterminado a los pueblos de Argos. A la vez,
animado por una fuerza invisible, levanta una piedra de un tamaño desmesurado y
golpea con tanta violencia, que la muralla es sacudida hasta sus cimientos.
549
Ante este golpe, los Aqueos aterrorizados creyeron que su muralla se desplomaba
enteramente, pero no retrocedieron …
Eurípilo, furioso, intenta en vano intimidarlos con estas palabras : “Griegos endebles,
vuestras flechas no serían una garantía contra mi cólera si no estuviérais protegidos por
vuestros parapetos. Tembláis ante mí como viles animales ante un león enfurecido. Pero
abandonad vuestro refugio, bajad conmigo a la llanura y pronto, mi brazo enrojecido con
vuestra sangre, os arrojará a todos sobre el polvo” (Posthoméricas/Quinto de Esmirna,
Libro VII, 495 a 522).
Amenazas inútiles. Él mismo, alcanzado por un golpe mortal, debía, pocos días después,
sucumbir bajo el hierro de Neoptólemo. Éste combatía con éxito a los soldados de
Príamo que, obligados a abandonar las murallas y las trincheras, se replegaron hacia
Eurípilo …
Atenazados por un terror ciego, creen ver de nuevo a Aquiles cuyas armas reconocen …
Solo Eurípilo sostiene todavía su ánimo y se jacta de triunfar sobre el enemigo agotándolo
mediante ataques reiterados (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VII, 523 a 555).
Pero Atenea, que vela sobre el destino de los Griegos, baja para socorrerlos, desde los
soberbios palacios del alto Olimpo. Planea por encima de las montañas y no deja sobre la
tierra huella alguna de su paso. Más ligera que los vientos y las nubes, atraviesa los aires
y, tras una rápida carrera, llega a los campos de Troya. Sus pies reposan sobre la cima
del promontorio de Sigeo; lanza su mirada sobre los combatientes y localiza a los
Argivos, a los que quiere apoyar con su favor.
Inmediatamente, el digno hijo del gran Aquiles, se siente animado por este espíritu de
fuerza y de valentía que abre a los hombres el camino de la gloria y que, sobre todo, debe
caracterizar a un héroe surgido de la sangre de Júpiter, y nacido de un padre invencible.
Lleno de confianza y de audacia, extiende su brazo homicida y sacrifica a su venganza a
multitud de enemigos …
Los demás griegos, siguiendo su ejemplo, combaten en diferentes lugares de las
trincheras; la playa, las naves, las murallas resuenan con el ruido de las armas y los
gritos de los heridos. Los dos bandos rivales se agotan de fatiga y el brazo de los
guerreros no acompaña a su coraje. Solo el joven descendiente de Peleo (Neoptólemo hijo
de Aquiles, hijo de Peleo), conserva su fuerza y su arrojo …(Posthoméricas/Quinto de
Esmirna, Libro VII, 556 a 594).
Los dardos llovían sobre Neoptólemo, incapaces de atravesar el sólido casco y el amplio
escudo fabricados por Vulcano/Hefesto.
Los Mirmidones se agrupan a su alrededor, contagiados por su valentía, atacando con
ímpetu renovado tanto a los troyanos como a sus aliados : solo la noche puso fin a tan
terrible carnicería.
Los soldados de Eurípilo tuvieron que alejarse de las naves, que, sin duda, hubieran sido
destruidas por las llamas, de no haber sido por la presencia del valiente Neoptólemo.
El viejo Fénix, hijo de Amíntor, que formó parte de los que acompañaron a Aquiles
cuando éste se incorporó a la guerra contra Troya (Biblioteca Mitológica/Pseudo-
Apolodoro, III-13, 8), se dirigió a Neoptólemo, a la vez feliz contemplando su valentía, y
triste al recordar la muerte de su padre : es así como los placeres de los hombres siempre
aparecen mezclados con alguna amargura.
Una vez más, la noche que suspende los trabajos de los mortales, había elevado desde las
extremidades del Océano, su velo espeso y oscuro, por lo que Neoptólemo suspende sus
550
ataques y permanece junto a las naves. Todos se acercaron a felicitarle, ofreciéndole
magníficos regalos.
Incluso Agamenón, jefe de todo el ejército, al comparar su valor con el de su padre,
termina diciéndole : “él revive en ti”.
Tras el festín, Neoptólemo se retira a la tienda de Aquiles, donde la tristeza más aguda lo
invade al contemplar los numerosos objetos que recordaban las victorias de su admirado
padre.
Finalmente, los vapores de Morfeo cerraban los pesados párpados de los guerreros de
ambos bandos, que, confiando en la seguridad de sus centinelas vigilantes, se abandonaron
al hechizo de un sueño apacible (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VII, 595 y ss).
Eneas por un lado derriba al griego Aristóloco de una pedrada que rompe su casco y le
revienta la cabeza … Por otro lado, Diomedes golpea con un golpe mortal a Eumeo,
nacido en los muros de Dardania (Troya) … (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro
VIII, 93 a 98).
551
Llevado a las naves y presentado a la asamblea, dijo que era el miedo a la muerte el que
le obligaba a abandonar a su patria y a sus padres, sino el temor de los dioses; que el
sacrilegio del que se había hecho reo Alejandro, lo había llenado de indignación, a él y
a Eneas; que éste último, temiendo la venganza de los Griegos, había hablado en secreto
sobre lo que tenía que hacer, con Anténor y con su padre Anquises, de cuya boca había
sabido el destino futuro de Troya, añadiendo que él mismo no tardaría mucho en
rendirse a los Griegos junto con su partido.
Ardíamos en deseos de saber qué es lo que iba a ocurrir. Crises nos impuso silencio con
la mano y apartó a Héleno a un lado. Cuando éste (debido a sus artes proféticas) le hubo
informado suficientemente, nos hizo una fiel transcripción, precisando incluso la fecha de
la ruina de Troya que iba a tener lugar con la participación de Anténor y de Eneas.
Comparamos su relato con la antigua profecía de Calcante, y encontramos ambas en
todo semejantes.
En otro lugar, el rey Agamenón extiende en el polvo al valiente Eústrato … Más lejos,
Meríones fulmina a Clemo, hijo de Pisénor, fiel amigo del ilustre Glauco …
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VIII, 99 a 107).
552
El combate se anima cada vez más, y en poco tiempo perecen gran multitud de guerreros.
Eurípilo, el más terrible de todos los jefes del ejército de Príamo, asesta el golpe final a
multitud de enemigos. Los dos compañeros de Elefénor, Éurito y Menecio … fueron las
primeras víctimas de su cólera; también mató a Hárpalo, al que Ulises no pudo ayudar,
aunque el generoso Ántifo ansioso por vengar al amigo, dispara sobre su asesino una
flecha que, volando sin alcanzarle, hiere a Menalión colocado tras él … Eurípilo, irritado
por la pérdida de un fiel compañero, se abalanza sobre Ántifo, pero éste, eludiendo su
furor, se reúne, tras una rápida carrera, al ejército de los suyos. El desgraciado, solo
escapaba a la lanza del temible hijo de Télefo, que para ser, un día, presa de un bárbaro
Cíclope : así lo habían ordenado los implacables destinos (Posthoméricas/Quinto de
Esmirna, Libro VIII, 108 a 128).
Desde lo alto del Olimpo, los mismísimos inmortales testigos de este combate, elogian,
unos el arrojo del joven Pirro, otros la valentía del hijo de Télefo (Eurípilo). Ambos
parecen no menos firmes que las escarpadas cimas de las altas montañas, y sus escudos,
golpeados por las lanzas, resuenan con un ruido espantoso (Posthoméricas/Quinto de
Esmirna, Libro VIII, 194 a 200).
553
vida; mueres por la lanza de mi padre a la que ningún hombre, aunque estuviera cubierto
de bronce, es capaz de resistir” (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VIII, 200 a
217).
Tras estas palabras, a la vista de los Troyanos horrorizados, Neoptólemo retira del
cuerpo de Eurípilo, el hierro todavía humeante y lo despoja de sus armas que ordena
llevar a las naves. A la vez, subido en su carro, aguijonea a sus caballos más rápidos que
el rayo que lanzado desde el cielo inflamado, parte los árboles, golpea la cima de los
montes altivos y estremece de pánico a los mismísimos dioses, excepto a Júpiter. Así el
héroe se abalanza contra los enemigos horrorizados y derriba a todos los que puede
alcanzar. En un momento, la tierra queda enrojecida por la sangre, y cubierta de
cadáveres … (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VIII).
554
Télefo era el hijo que tuvo Heracles tras seducir a Auge, hija de Aleo (Biblioteca
Mitológica/Pseudo-Apolodoro, III-7, 4).
Acabó siendo adoptado por Teutrante, rey de Misia, y a su muerte le sucedió en el trono
(Biblioteca Mitológica/Pseudo-Apolodoro, III-9, 1).
Cuando los Griegos se dirigían a Troya, atracan en Misia y procedieron a devastarla en la
creencia de que era Troya. Télefo se enfrentó a ellos, les obligó a dejar la isla, pero no
pudo impedir que Aquiles le hiriera en el muslo con su lanza (Epítomes/Pseudo-
Apolodoro, III, 17).
Como su herida no curaba, siguiendo las instrucciones del oráculo de Apolo, se desplazó
a Argos solicitando la intervención de Aquiles : éste aceptó a cambio de la promesa de
mostrarles el camino a Troya. Así pues, ya sano, les mostró el camino …
(Epítomes/Pseudo-Apolodoro, III, 20)].
Los troyanos huyen como becerras perseguidas por el león o el cruel jabalí, y se hubieran
refugiado en su ciudad, de no haber sido porque Marte/Ares, dejando el Olimpo en secreto,
se acercó a los troyanos obligándoles a enfrentarse al enemigo.
El bando de los Troyanos es apoyado por el invencible Marte, el de los Griegos, por el
valor del poderoso Eácida …
Fue en esta acción homicida que Neoptólemo mató al ilustre Perimedes …
Deífobo, encabezando una tropa de Troyanos, derriba a Licón …
Eneas, imitando al hijo de Príamo, fulmina a Dimante …
Euríalo, otro jefe troyano, lanza contra Astreo, un dardo agudo …
Más lejos, el valiente Agénor hiere en el pecho a Hipómenes, el bravo compañero de
Teucro …
El hijo de Telamón (Teucro) afectado por la pérdida de su amigo, dispara contra Agenor
una flecha que, esquivada por éste, alcanza a Deyofonte en el ojo izquierdo, le atraviesa la
pupila y sale por el oído derecho … (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VIII, 219 a
323).
Como los enfrentamientos se prolongan y parecen no tener fin, Marte, saliendo de la nube
que lo rodeaba, avanzaba contra el héroe Neoptólemo, cuando Palas Atenea descendió
desde las celestes moradas hasta las sombreadas montañas del Ida. Ante su cercanía, las
ondas sonoras del Janto tiemblan, y el pavor hiela el corazón de las ninfas que temen por
la ciudad de Príamo.
La tierra se agita bajo los pasos de la diosa, resplandores deslumbrantes salen de su
555
armadura; sobre su égida, dragones furiosos arrojan llamas, su casco amenazante toca
las nubes. Así armada, Palas (Atenea) avanza contra el dios de la guerra (Marte/Ares).
Pero el brazo todopoderoso del hijo de Saturno (Júpiter/Zeus) desarma a los dos
inmortales; desde lo alto del cielo, hace retumbar el trueno.
Seguidamente, Marte abandona el campo de batalla y se retira a Tracia, cesando en su
defensa a los Troyanos
La beligerante diosa abandona también las llanuras de Frigia para regresar a la ciudad
de Atenas, consagrada a su culto.
No pudiendo contar con la ayuda de Marte, los troyanos huyen hacia Troya y se refugian
tras las murallas de la ciudad.
Los griegos atacan las torres y los troyanos cierran las puertas y se preparan para repeler
los ataques.
El griego Meríones dispara una flecha mortal contra Filodamante, amigo del valiente
Polites, y la vida cesa de animar su cuerpo.
El valiente hijo de Molo (Meríones), animado con su primera victoria, intenta con otra
flecha, alcanzar al propio Polites, hijo de Príamo, que, al esquivarla, escapa a la muerte.
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VIII, 341 a 414).
Por todas partes, la carnicería empieza de nuevo … En este momento, los Griegos, debido
a sus valientes esfuerzos, habrían roto las puertas y derribado los muros de Troya, si,
desde lo alto de los cielos, Ganímedes, testigo del peligro que amenazaba a su patria, no
hubiera dirigido sus ruegos al dueño del Olimpo : “¡Gran Júpiter! Si procedo de tu
sangre, si fue por orden tuya que, arrancado de la tierra que me vio nacer, permanezco
entre los dioses y participo de su inmortalidad, muéstrate conmovido ante mi justo dolor.
¿Voy a tener que soportar el incendio que va a consumir una ciudad que tanto quiero?
¿Contemplaré toda mi raza exterminada por el hierro enemigo? ¡Qué espectáculo más
horroroso que el de la desolación de los propios hogares! (Posthoméricas/Quinto de
Esmirna, Libro VIII, 420 a 442).
[OBSERVACIONES : Recordemos lo que cuenta Homero sobre Ganimedes : De Tros
nacieron tres intachables hijos, Ilo, Asáraco y Ganimedes comparable a un dios, que fue el
más bello de los hombres mortales. Lo raptaron los dioses para que fuera escanciador de
Zeus, por su belleza y para que conviviera con los inmortales (Ilíada, XX, 231 a 235).
No obstante, en un texto anterior leemos que fue el propio Zeus quien consiguió a
Ganimedes a cambio de unos caballos : Son –los caballos de Eneas- de la misma raza que
los que Zeus, de ancha voz, dio en pago a Tros por su hijo Ganimedes (Ilíada, V, 265 y
266).
Sobre este “trueque” efectuado por Zeus, el Pseudo-Apolodoro, cuando nombra los hijos
que Tros tuvo con Calírroe, dice : A este último –Ganimedes- lo raptó por su belleza Zeus
por medio de un águila y lo nombró copero de los dioses (Biblioteca Mitológica, III-12, 2)].
Júpiter/Zeus escucha los ruegos de Ganimedes y cubre la ciudad con una oscura nube;
espesas tinieblas sustraen a la vista de los asaltantes los muros que pretenden atacar. Al
mismo tiempo, caen del cielo los relámpagos y el rayo. Los Dánaos tiemblan ante el ruido
del trueno, por lo que Néstor, el anciano y respetado consejero de Agamenón, tras señalar
que todos los signos ponen de manifiesto que Zeus está del lado de los troyanos, pide a los
suyos regresar a las naves, esperando que la fortuna, hoy enemiga, se les vuelva
favorable.
Todos obedecieron y, tras rendir a los muertos los honores fúnebres que les correspondían,
se dirigieron a su campamento.
556
El mismo Neoptólemo, se dirigió a la tienda de Aquiles, para entregarse al dulce sueño. Lo
mismo hicieron los demás guerreros buscando el descanso cerca de sus naves y poniendo
los centinelas para evitar sorpresas de los troyanos y de sus aliados.
Los troyanos también se dispusieron a descansar por turnos, para no descuidar la seguridad
de las murallas (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Libro VIII, 444 a 487).
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 11 y 12 :
011 Éste (Neoptólemo), tras llegar al campamento y recibir del complaciente Odiseo las
armas que habían pertenecido a su padre, abate a gran número de troyanos.
012 Llega después de refuerzo a favor de los troyanos, Eurípilo, hijo de Télefo, al
mando de una gran tropa de misios. Llevó a cabo grandes hazañas, pero Neoptólemo le
dio muerte.
557
III.5.30 Alejandro/Paris muere a manos de Filoctetes :
En cuanto amaneció, los griegos se acercaron a las puertas y murallas de Troya. Deífobo,
hijo de Príamo, salió de la ciudad al frente de los troyanos, y la lucha empezó de nuevo.
El espectáculo era desolador : armas, carros, caballos y cadáveres cubiertos de sangre,
cubrían la llanura y las aguas del Janto.
Los dioses tampoco permanecieron indiferentes : Apolo acudió en socorro de Troya, y
Neptuno/Posidón en favor de los griegos.
Apolo, que en el pasado había ayudado a Paris en la muerte de Aquiles, pretendió ahora
acabar con la vida de su hijo Neoptólemo; pero Neptuno, conociendo sus intenciones, le
advirtió : “No cometas hijo mío la imprudencia de hacer perecer al ilustre descendiente de
Éaco. Disgustarías al soberano dueño del Olimpo. Renovarías en mi corazón y en el de
todas las Nereidas las penas y el enorme dolor que nos causó la pérdida del gran Aquiles.
No abandones las celestes moradas. Si me irritas, abriré las entrañas de la tierra y
enterraré en la profundidad de sus abismos a la ciudad de Ilión que tú proteges”
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro IX, 313 a 320).
Tras estas palabras, Neptuno se zambulló en el seno de las aguas, Apolo desapareció en la
inmensidad de los cielos y Calcante, el adivino, convenció a los suyos para que cesaran en
sus ataques y se retiraran a las naves. El destino había determinado que Troya solo
sucumbiría tras la llegada del guerrero Filoctetes : el hijo de Téstor (Calcante) había
adquirido esta certeza al observar el vuelo de los pájaros y examinar las entrañas. Este
célebre adivino penetraba en el futuro con la misma seguridad que los propios dioses
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro IX, 321 a 332).
Su predicción fue finalmente escuchada. Los Atridas, terminado el combate, hacen partir
hacia Lemnos al prudente Ulises y al intrépido Diomedes. La nave, atravesando las olas
del mar Egeo, atraca en esta ciudad (Lemnos) consagrada a Vulcano donde las mujeres
conspiraron en otro tiempo contra sus esposos. Éstos prodigaban sus favores a unas
cautivas Tesalias que habían secuestrado al conquistar Tracia : el odio que habían
concebido, agrió hasta tal punto su espíritu, que ellas, en la flor de la edad, apuñalaron a
sus esposos en sus camas (Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro IX, 333 a 352).
Los mensajeros, una vez llegados a Lemnos, fueron directamente a la cueva excavada en
la roca donde se encontraba el desdichado hijo de Peante (Filoctetes). ¡Cuan grande fue
su emoción ante el aspecto de un miserable tendido en el áspero suelo, presa de los más
agudos dolores!. Algunas plumas esparcidas por el suelo, constituían su lecho; otras,
toscamente entrelazadas sobre su piel, a penas lo protegían de las escarchas. A menudo
era devorado por el hambre que, de todas partes y a su antojo, lanza sus aguijones
acuciantes. Los pájaros le servían a la vez de alimento y de remedio contra la crueldad de
su mal. Todo, incluidos sus cabellos desordenados y debilitados, evidenciaba su más
completo abandono…
En cuanto los dos enviados se acercan al antro, Filoctetes se arma contra ellos con las
flechas envenenadas. Su odiada presencia le recordaba la crueldad atroz con la que lo
habían abandonado solo sobre las costas desiertas del mar Egeo. Y en este mismo instante
los habría sacrificado ante su justo resentimiento, si Minerva, para calmarlo, no le
hubiera hecho ver en ellos, a sus iguales y sus compatriotas.
Contactan con él y ven la tristeza reflejada en su frente. Sentados a su lado le hacen
preguntas y escuchan el emotivo relato que hace de sus desgracias. Ellos lo consuelan y le
aseguran que su herida curará en cuanto llegue al campo de los Aqueos; que su desgracia
aflige a todo el ejército incluidos los Atridas … (Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro
IX, 398 a 412).
Las palabras de Ulises y de Diomedes hicieron olvidar a Filoctetes el indigno trato que de
ellos había recibido. Lo llevan junto con sus flechas hasta las costas de Lemnos donde se
encontraba su nave. Allí lavan su herida y todo su cuerpo que secan con esponjas. Tras
este primer alivio, le preparan rápidamente una comida capaz de calmar su hambre, y
comen con él en la nave donde deben gozar del descanso de la noche, esperando el
regreso de la aurora.
En cuanto amanece, levan el ancla y con el viento que les envía Minerva, las velas se
hinchan llevándolos hasta alta mar.
Los dos enviados llegados a las costas del Helesponto, se unen al resto de la flota. Todo el
ejército de los Griegos, viéndolos salir de la nave, lanzan gritos de alegría. Filoctetes,
apoyando sus manos debilitadas sobre sus compañeros y ayudado por sus brazos, avanza
sobre un solo pie …
Antes de terminarse el día, Podalirio hace que recupere sus fuerzas y su salud. Para una
curación tan rápida, el hombre divino sólo tuvo que evocar el nombre de su padre
(Asclepio) y aplicar algunas hierbas sobre la herida … (Posthoméricas/Quinto de
Esmirna. Libro IX, 422 a 469).
Los principales jefes del ejército condujeron al hijo de Peante (Filoctetes) hasta la
magnífica tienda de Agamenón, el cual le obsequió con una suntuosa comida. Después de
que cada uno se hubo saciado con las abundantes viandas y los dulces regalos de Baco, el
rey, dirigiéndose a Filoctetes, le dijo, entre otras cosas : “Si nuestro comportamiento hacia
ti constituyó un crimen, éste será suficientemente compensado por las riquezas que te
ofreceremos en cuanto seamos dueños de la ciudad. Recibe, desde este momento y para
siempre, siete esclavas, veinte caballos que han recibido premios en los juegos, y doce
trípodes. Por lo demás, sentado en mi mesa compartirás conmigo los manjares más
deliciosos y gozarás de los mismos honores”. El rey acompañó estas palabras, de regalos
magníficos.
559
Filoctetes, mostrándose agradecido y comprensivo, contestó diciendo : “Retirémonos. En
vísperas de un combate, el sueño es preferible a los festejos”. (Posthoméricas/Quinto de
Esmirna. Libro IX, 486 a 524).
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 8 y 9 :
008 Estando ya la guerra en su décimo año, Calcante vaticina a los desanimados
helenos que Troya no puede ser expugnada de otra forma que contando con el arco y
las flechas de Heracles como aliados.
Al oir esto, Odiseo, en compañía de Diomedes, llega a Lemnos en busca de Filoctetes y,
una vez hecho dueño del arco y las flechas por medio del engaño, lo persuade a
embarcar hacia Troya.
009 Él, curado a su llegada por Podalirio (o por su hermano Macaón, según la Pequeña
Ilíada), alcanza con sus flechas a Alejandro (Paris).
Sobre un ancho tahalí estaban representados osos con un aspecto horrible, linces furiosos,
leopardos cuyos carrillos arrugados y las fauces entreabiertas, presagiaban su ferocidad.
Cerca de ellos, había lobos voraces, jabalíes con largos colmillos, leones con semblante
terrible : todos daban la impresión de estar respirando; finalmente, las guerras asesinas y
todos los horrores de los combates, estaban descritos con un arte inimitable, alrededor de
este magnífico tahalí.
560
El carcaj estaba embellecido por grabados efectuados con la mayor perfección. Allí se
veía a Hermes (Mercurio), el hijo alado de Júpiter, surgiendo de orillas del Ínaco, aquel
Argos (Panoptes) famoso, cuyos innumerables ojos se abrían sucesivamente durante su
sueño, para guardar a la Egipcia confiada a su vigilancia.
[OBSERVACIONES : El relato hace referencia a Ío, hija de Ínaco, seducida por Zeus y
metamorfoseada en vaca por éste al haber sido descubiertos por la celosa Hera. Ésta la
puso bajo la vigilancia de Argos Panoptes dotado con cien ojos (hijo también de Ínaco
según Asclepiades). Entonces intervino Hermes que, al matar a Argos, permitió que la
vaca/Ío escapara. Sin embargo, Hera envió tras ella un tábano que la persiguió hasta
llegar finalmente a Egipto, donde recobró su forma original (Más detalles en
Metamorfosis/Ovidio, Libro I, 568 a 668 y 713 a 749. Ver también Biblioteca
Mitológica/Pseudo-Apolodoro, II-1, 3)].
Sobre los bordes del Erídano, el audaz Faetón aparecía caído de su carro abrasado, y el
humo, elevándose desde la tierra incendiada por su caída, subía hasta las nubes.
Hacia los extremos del mundo, donde los astros se zambullen en las aguas profundas del
Océano, y donde el Sol, alejando sus fuegos amortizados, permite que la noche extienda su
tenebroso velo, el intrépido Perseo cortaba la monstruosa cabeza de Medusa. Encadenado
sobre la escarpada cima del Cáucaso, el desgraciado hijo de Jápeto (Prometeo) exhalaba
suspiros lamentables mientras el águila despiadada roía su hígado siempre renaciente.
Todas estas obras de arte, testimoniaban el saber hacer del incomparable Vulcano.
Vestido con esta armadura, Filoctetes se muestra más terrible todavía; derriba batallones
y pisotea soldados. Paris, cuya última hora se acerca, no teme oponerse sólo a su furia;
avanza contra él con un paso firme; hace resonar su arco y sus flechas; un dardo lanzado
por él corre veloz. El golpe salía de una mano segura, pero el hijo de Peante, supo
evitarlo y la flecha alcanzó a Cleodoro por encima de su seno penetrando hasta el
hombro… (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto X, 180 a 215).
Paris triunfaba cuando Filoctetes apuntado su arco hacia él, le gritó : “Miserable, tu final
es inevitable a partir del momento en que te atreves a presentarte ante mí; por fin van a
terminar los sufrimientos de tantos ciudadanos que padecen por tu causa. Tu muerte
pondrá fin a una guerra que les ha costado demasiada sangre”.
Así dijo, y mientras estira hacia su pecho la cuerda que cede a su esfuerzo, las dos
extremidades se acercan; a penas la flecha se ajusta al cuerpo del arco, la tensa cuerda
expulsa el dardo que sale silbando, aunque sólo roza a Paris resbalando ligeramente
sobre su piel. Éste, sin perder nada de su arrojo, tensa de nuevo su arco, pero el hijo de
Peante se adelanta y lanza una flecha que le atraviesa la ingle; la herida lo obliga a
alejarse …;así, Paris, sobrecogido por un dolor penetrante, abandona el campo de batalla
adonde había venido desafiando a un rival demasiado poderoso.
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto X, 223 a 244).
561
acerca de la toma de la ciudad, Diomedes trae a Filoctetes desde Lemnos. Curado éste
por Macaón, mata a Alejandro en combate singular.
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 8 :
Él (Filoctetes), curado a su llegada (a Troya) por Podalirio (hermano de Macaón),
alcanza con sus flechas a Alejandro.
Sigue contando Quinto de Esmirna que después de duros combates, las fuerzas de Príamo
vuelven a la ciudad, y los griegos regresan a sus naves. La noche que separa a los
combatientes, les trae también el apacible sueño, a todos menos a Paris cuyos sufrimientos
no cesan a pesar de los cuidados que le otorgan : el destino había puesto en manos de
Enone su porvenir y su vida; como él lo sabía, se ve forzado a rogar su clemencia, por lo
que parte con la intención de conmoverla.
A pesar de los malos augurios que se manifiestan durante el viaje, cuando los pájaros
dirigen sus vuelos hacia la izquierda, Paris llega ante Enone (su primera esposa), se arroja
a sus pies, y tanto ella como las demás mujeres, se sienten turbadas al ver su aspecto. La
herida lo hacía irreconocible; el veneno que impregnaba la flecha, había ennegrecido su
cuerpo y se filtraba hasta la médula de sus huesos … Consumido por el excesivo dolor y
devorado por un ardiente veneno, Paris, con voz desfalleciente, intenta apaciguar a Enone
con estas palabras :
De esta manera, Enone, sorda a los ruegos del que fue su esposo, lo alejó para siempre de
su compañía …
562
Mientras que este príncipe desesperado, se arrastra penosamente por las sombreadas
colinas del Ida, Juno (Hera) lo ve desde lo alto del Olimpo, y su odio queda satisfecho. La
reina de los dioses se encontraba todavía en el palacio del gran Júpiter, sentada en medio
de sus cuatro sirvientas que los amores de Febo (Apolo) y Diana (Ártemis) han dado al
cielo. Estas diosas se distinguen por los rasgos de su rostro y por diferentes atributos. Una
de ellas preside el signo de Capricornio que trae el invierno y las tormentas. Los años y la
vida entera de los humanos se dividen en cuatro partes que estas jóvenes inmortales
presiden cada una durante un tiempo bajo las órdenes del padre de los dioses …
[OBSERVACIONES : Quinto de Esmirna hace alusión en este texto a las cuatro estaciones,
que los autores griegos no siempre diferencian de las “Horas”.
Según Hesíodo, Zeus tuvo con Temis, la titánide diosa de la Justicia, a las Moiras y a las
Horas; de estas últimas, que se identifican con las Estaciones, dice : En segundo lugar,
-Zeus- se llevó a la brillante Temis que parió a las Horas, Eunomía, Dike y la floreciente
Eirene, las cuales protegen las cosechas de los hombres mortales … (Hesíodo/Teogonía,
901 a 903).
Lo mismo dice el Pseudo-Apolodoro en su Biblioteca Mitológica, I-3, 1.
Homero presenta a las horas custodiando las puertas del Olimpo : Hera picó vivamente
con la fusta los caballos, y al abrirse solas rechinaron las puertas del cielo, custodiadas
por las Horas, a quienes está encomendado el elevado cielo y el Olimpo, bien para disipar
una espesa nube, bien para echarla encima (Ilíada, V, 748 a 751. El mismo texto se halla
repetido en VIII, 392 a 395)].
Mientras que la esposa de Júpiter se ocupaba con sus compañeras (las cuatro sirvientas
mencionadas) de estos próximos acontecimientos, Paris exhalaba su último suspiro sobre
el monte Ida, y la hita de Tindáreo perdía para siempre a su querido amante …
Hécuba, Príamo y Helena, lloraron el triste fin de Alejandro, pero solamente Enone fue
invadida por los sentimientos de un verdadero dolor; sumergida en la más amarga
tristeza, se contenía en presencia de las demás mujeres, pero en la intimidad de su
palacio, lamentando las desgracias de un viejo himeneo, daba libre curso a sus llantos y
sollozos …
Por la noche, mientras todos dormían, Enone abandona el palacio buscando el camino que
conducía a la hoguera donde debía ser incinerado el cadáver de Paris, y donde ella había
decidido terminar su carrera.
Los pastores habían amontonado todos los materiales de combustión encontrados.
Encienden la hoguera, la rodean y manifiestan su pesar a un príncipe que había vivido
entre ellos. Entonces Enone, rodeando su rostro con sus ropas, se precipita en mitad de
las llamas … Las llamas, rápidamente devoraron los dos cuerpos dejando solamente la
roca sobre la que se había preparado el lecho fúnebre … Los pastores apagaron el fuego
con vino; las cenizas de Paris y de Enone fueron colocadas en una misma urna de oro; el
sepulcro que debía recibir la preciosa urna, fue rápidamente construido, y, a ambos lados,
se levantaron dos columnas (Posthoméricas/Quinto de Esmirna, Canto X, 245 y ss).
563
001 Mientras apacentaba sus bueyes en el Ida, Alejandro, el hijo de Príamo, se enamoró
de Enone, hija de Cebrén. Dícese que ella, por estar poseída de algún dios, vaticinaba el
porvenir, y que además había obtenido gran predicamento por la claridad de su juicio.
002 Así, pues, Alejandro, tras conducirla del hogar paterno hasta el Ida, donde tenía su
albergue, la convirtió en su mujer, y entre muestras de amor le juraba que jamás la
dejaría y que le guardaría una muy gran estima.
003 Por su parte, ella le decía que era sabedora del elevado amor que él le dispensaba
entonces, pero que llegaría un tiempo en que se separaría de ella para marchar a
Europa, y que, prendado allí de una mujer extranjera, traería la guerra a los suyos.
004 Le explicaba que había de ser herido en la guerra, y que nadie más que ella sería
capaz de curarlo. Pero cada vez que ella se lo recordaba, él no le permitía ni
mencionarlo. Transcurrido un tiempo, y una vez que Alejandro se casó con Helena,
Enone le reprochó su comportamiento y se retiró a casa de Cebrén, donde estaban sus
raíces. En cuanto a él, ya en su apogeo la guerra, fue herido por Filoctetes en duelo de
arqueros.
005 Y, como vinieron a su mente las palabras de Enone, cuando le decía que sólo podría
ser curado por ella en persona, despachó un heraldo para pedirle que acudiera
presurosa a sanarlo y que olvidara lo pasado, como algo que había sobrevenido por
voluntad de los dioses.
006 Por su parte, ella le contestó con mucha arrogancia que a quien tenía que acudir era
a Helena, y que se lo pidiera a ésta; pero marchó a toda prisa adonde supo que él yacía
postrado. Ahora bien, como el heraldo transmitió las palabras de Enone con mayor
celeridad, Alejandro perdió el ánimo y expiró.
007 En cuanto a Enone, cuando al llegar vio el cadáver que yacía ya en tierra, se
deshizo en lamentos y entre grandes muestras de dolor quitóse la vida.
564
sólo debían utilizar el arco. De acuerdo ambas partes, Ulises (por parte de Filoctetes) y
Deífobo (por parte de Alejandro) determinan el espacio apropiado en el que se
enfrentarán los dos contendientes. Alejandro, el primero, lanzó una flecha sin ningún
resultado. Filoctetes tuvo más suerte y atravesó la mano izquierda de su adversario. Éste
lanzó un grito de dolor; una segunda flecha lanzada por el héroe le revienta el ojo
derecho. Una tercera flecha, le atraviesa los dos pies, cae al suelo, y es acabado por
Filoctetes. Las flechas de Hércules, empapadas en la sangre de la Hidra de Lerna,
ocasionaban heridas tan seguras como mortales (Historia de la Guerra de Troya/Dictis
Cretense, Libro IV, Cap. XIX).
Más tarde, los padres y los amigos de Alejandro sacaron por la puerta opuesta a la
principal, de la muralla, el cuerpo de este príncipe para conducirlo (al monte Ida) hasta
Enone que le había sido dada en matrimonio antes del rapto de Helena, para que le
rindiera los honores de la sepultura. Se dice que esta princesa, viendo el cuerpo de su
antiguo esposo, se sintió tan conmovida que, en un primer momento, perdió el
conocimiento, y, seguidamente, murió de tristeza. Sus restos y los de Alejandro fueron
colocados en el mismo sepulcro (Historia de la Guerra de Troya/Dictis Cretense, Libro
IV, Cap. XXI).
Continuamos el relato siguiendo el texto de Dictis Cretense : Cada día (los griegos)
acosábamos con mayor vehemencia al enemigo y nuestro ensañamiento en perseguirlo,
tomaba nuevos bríos. Los Troyanos vieron entonces que no podrían oponernos
resistencia, contando incluso con la protección de sus murallas : enseguida los grandes
del reino se declararon abiertamente contrarios a Príamo y a sus hijos.
Eneas y los hijos de Anténor (Arquéloco y Acamante : Ilíada, II, 823) son llamados, y
acuerdan unánimemente que Helena debe ser devuelta a Menelao, junto con todos sus
tesoros.
Deífobo, informado sobre sus intenciones, toma a Helena por esposa.
Príamo, por su parte, se presenta en la asamblea. Allí, Eneas y los suyos lo agobian con
sus reproches.
El rey, finalmente, siguiendo la opinión del consejo, ordena a Anténor que se desplace
hasta el campamento de los Griegos para tratar sobre la paz.
Éste, desde lo alto de las murallas, nos muestra el olivo señalando el objeto de su misión.
Le abrimos paso y llega hasta las naves. Fue recibido y tratado con bondad, y obtuvo de
nosotros el premio por su buena fe y benevolencia hacia los Griegos; particularmente
Néstor le manifestó cuan satisfechos estábamos de que él, por su prudencia, y sus hijos,
por su arrojo, habían salvado la vida de Menelao que los Troyanos intentaron arrebatar a
traición. Se le prometió que tras la toma de Troya, le serían concedidas las mayores
565
recompensas, y lo comprometieron a realizar alguna acción significativa contra los
pérfidos troyanos y a favor de sus amigos griegos (Historia de la Guerra de Troya/Dictis
Cretense, Libro IV, Cap. XXII).
Anténor tomó la palabra detallando todas las odiosas acciones que habían hecho a los
troyanos merecedores de la cólera de los dioses, lo que le llevó a contar lo relativo al
pasado de Laomedonte, Hesíone, Príamo, Electra, Dárdano, que fue padre de Erictonio a
su vez padre de Tros, cuyos hijos fueron Ilo, Ganímedes, Cleomestra y Asáraco; que de
este último nació Capis, el padre de Anquises; que de Ilo nacieron Titono y Laomedonte
(aunque la Ilíada, XX, 237, hace a Titono hijo de Laomedonte), y de Laomedonte nacieron
Hicetaón, Clicio, Lampo, Timetes, Bucolión (el primogénito, según la Ilíada, VI, 23 y 24)
y Príamo; finalmente, que él (Anténor) era hijo de Cleomestra y de Esietes; que Príamo,
violando sin escrúpulos, los derechos de la sangre (Anténor estaba casado con Téano,
hermana de Hécuba, esposa de Príamo), había hecho sentir sobre sus parientes, su soberbia
y su odio (Historia de la Guerra de Troya/Dictis Cretense, Libro IV, Cap. XXII).
Tras estas palabras, Anténor añadió que había sido enviado por el consejo para tratar
sobre la paz, por lo que rogaba a los Griegos que eligieran a un grupo de personas con
las que discutir sobre este importante tema. Eligieron a Agamenón, Idomeneo, Ulises y
Diomedes que conversaron secretamente con Anténor sobre los medios a utilizar para
conquistar Troya por sorpresa.
Se acordó que si Eneas permanecía fiel a los Griegos, le darían una parte del botín, y que,
tras la toma de la ciudad, le dejarían su palacio; en cuanto a Anténor, le cederían la mitad
de los bienes de Príamo, y su reino, a aquel de los hijos del príncipe que él eligiera.
Cuando creyeron haber debatido suficientemente sobre los diferentes intereses,
reenviaron a Anténor a Troya con la orden de ofrecer a sus compatriotas condiciones
diferentes a las tratadas, haciéndoles comprender que los Griegos ardiendo en deseos de
ver de nuevo su patria, se contentarían con recuperar a Helena y sus tesoros, y que
incluso se preparaban para ofrecer un gran sacrificio a Minerva.
Estando todo acordado de esta forma, Anténor regresó a Troya acompañado por Taltibio
(Historia de la Guerra de Troya/Dictis Cretense, Libro IV, Cap. XXII).
566
Todos los presentes muestran su conformidad con las palabras de Anténor y suplican
encarecidamente a Príamo de poner fin a sus miserias.
Príamo, sintiéndose despreciado, no solamente por los dioses, sino también por sus
conciudadanos, reconoce que todo cuanto ha ocurrido ha tenido su origen en el crimen
de Paris y en el orgullo de Héctor. Pero como ya nada puede cambiar el pasado, es preciso
ocuparse del futuro, y para ello, Príamo se dirige a la asamblea diciendo : “Renuncio a
todo cuanto poseo por el bien del estado y confiero a Anténor todos los poderes
necesarios para parlamentar con los Griegos. Cargado con el odio de todos, me retiro, y
acepto por adelantado a todo cuanto se acuerde” (Historia de la Guerra de Troya/Dictis
Cretense, Libro V, Cap. I, II y III).
Sin embargo, un accidente imprevisto obligó a retrasar la reunión : los hijos de Alejandro y
de Helena acababan de perecer aplastados por el piso del apartamento donde vivían; sus
nombres eran : Bunico, Córito e Ideo.
Debido a este aplazamiento, Ulises y Diomedes se alojaron en casa de Anténor, y éste les
reveló que según un antiguo oráculo, la ciudad de Troya sería arrasada en su totalidad,
si conseguían llevarse el Paladio que se guardaba en el templo de Minerva; que este
augusto simulacro descendido del cielo, se había colocado por sí mismo en la parte
superior del edificio que Ilo hacía construir en honor de la diosa; y que en mitad de los
trabajos, cuando el tejado no había sido todavía colocado, él había por sí mismo tomado
este lugar.
Esta estatua era de madera. Los nuestros (Ulises y Diomedes) obligan a Anténor a unir
sus esfuerzos a los suyos para llevarse el Paladio.
Anténor acepta colaborar, y a la vez les advierte que, para no levantar sospechas entre los
Troyanos, en el consejo se mostrará duro frente a los Griegos al negociar las condiciones
de paz (Historia de la Guerra de Troya/Dictis Cretense, Libro V, Cap. V).
Los tres días que siguieron, fueron consagrados para rendir honras fúnebres a los hijos de
Alejandro muertos al desplomarse el piso donde vivían.
Reunido por fin el consejo, se discutió sobre lo que iba a costar la ansiada paz. Diomedes
pedía cinco mil talentos de oro y otros tantos de plata, y además, cien mil medidas de trigo
durante diez años.
Como acordado, Anténor simuló oponerse enérgicamente a pagar este precio, añadiendo
que, de pretender mantenerlo, no les quedaba otro recurso que el de encerrarse en sus
templos, incendiarlos y perecer víctimas del fuego, junto con el resto de la ciudad.
Al no ponerse de acuerdo, pospusieron al día siguiente la continuación de las discusiones.
Ulises y Diomedes van de nuevo a casa de Anténor, y de allí al templo de Minerva
(Historia de la Guerra de Troya/Dictis Cretense, Libro V, Cap. VI).
Una serie de augurios anunciaron, según interpretación del adivino Calcante, la cercana
conquista de Troya por los Griegos.
567
Mientras tanto, durante la noche, Anténor se dirige en secreto al templo de Minerva, y
utilizando alternativamente, tanto los ruegos como las promesas y la violencia, obliga a
Téano, gran sacerdotisa del templo, a entregarle el Paladio. Provisto de esta prenda, va
al encuentro de Diomedes y Ulises, y la pone en sus manos, tal y como se lo había
prometido.
Éstos envuelven la estatua en un lienzo para que nadie pueda reconocerla y la hacen
llegar a la tienda de Ulises en un carro cubierto conducido por gentes fiables y discretas.
Al día siguiente, reunido de nuevo el consejo, Anténor empieza presentando a los Griegos
sus disculpas por las severas expresiones utilizadas el día anterior, y, tras largas
discusiones, acuerdan que el precio definitivo que los Troyanos deberían pagar para
conseguir la paz, sería de dos mil talentos de oro y de plata.
Seguidamente, se disuelve la asamblea y Diomedes y Ulises regresan al campamento
informando a los jefes de cuanto se había tratado en Troya, y en particular cómo, gracias a
Anténor, tenían en su poder el Paladio (Historia de la Guerra de Troya/Dictis Cretense,
Libro V, Cap. VII y VIII).
En otro lugar de la Eneida, cuenta Virgilio que cuando Eneas llegó a Italia, a la región del
Lacio, se casó con Lavinia, hija de Latino, rey de los latinos, a pesar de estar
comprometida con Turno, rey de los rútulos. Éste, le declaró la guerra a Eneas, y, al
enfrentarse a él, dice que, para vencerle, no necesita todo cuanto los griegos
necesitaron para tomar Troya : en la relación que hace de todo lo que necesitaron,
nombra al Paladio y al caballo de madera :
568
151 del Paladio, muertos los centinelas de la fortaleza,
152 no teman : no nos meteremos en la ciega panza de un caballo.
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 10 :
La primera condición consistía en traer los huesos de Pélope; luego, que Neoptólemo
participara en la guerra de su lado; la tercera, robar la efigie de Atenea caída del cielo,
pues mientras ésta se hallase dentro, la ciudad no podía ser expugnada.
569
Paladio junto con Ate a la región iliaca, e Ilo construyó un templo para éste y lo veneró.
Esto es lo que se cuenta acerca del Paladio.
Ilo se dirigió a Frigia y, encontrándose allí con un certamen organizado por el rey,
obtuvo la victoria en la lucha; como premio recibió cincuenta muchachos e igual número
de muchachas y el rey, de acuerdo con un oráculo, le dio además una vaca moteada y,
como le dijera que fundara una ciudad en el lugar en que se tumbase la vaca, se dispuso
a seguirla. Llegada la vaca a la colina llama Ate en Frigia, se tumbó. Allí fundó Ilo una
ciudad a la que llamó Ilión; como hubiera suplicado a Zeus que hiciera aparecer alguna
señal, ya de día contempló el Paladio que, caído del cielo, estaba delante de su tienda;
tenía tres codos de altura, con los pies juntos, en su diestra mantenía alzada una lanza y
en la otra una rueca y un uso.
Aunque los aqueos vencen en todos los enfrentamientos que tienen con los troyanos y sus
aliados, sin embargo, no son capaces de dar el asalto final a la ciudad que supondría el
final de la guerra.
Seguramente por eso, Ulises, disfrazado de mendigo, penetra en la ciudad de Troya, con
objeto de conseguir informaciones que permitan a los griegos salir de esta situación de
estancamiento en la que se encuentran.
570
255 que se hallase de nuevo en sus tiendas y raudos bajeles,
256 me contó de una vez todo el plan que los dánaos tenían
257 y, después de matar con el bronce un sinfín de troyanos,
258 con los otros argivos tornó sabedor de mil cosas.
259 Las troyanas entonces rompieron en gritos; mi pecho
260 alegrábase, en cambio, pues ya el corazón me impulsaba
261 a volver a mi hogar …”.
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 13 :
Odiseo se planta de noche en la ciudad en compañía de Diomedes, al cual deja apostado
en un lugar, y él se cuela subrepticiamente en la ciudad disfrazado y envuelto en un
andrajoso vestido como un mendigo.
A pesar de haber sido reconocido por Helena, robó con su colaboración la efigie de
Atenea (el Paladio) y regresó con Diomedes hasta las naves después de dar muerte a un
considerable número de guardianes.
Una primera consecuencia de la muerte de Alejandro/Paris fue que Helena pasó a ser la
esposa de su hermano Deífobo : contienden Héleno y Deífobo por la mano de Helena, y,
como fue preferido Deífobo, Heleno abandonó Troya y se estableció en el Ida
(Epítomes/Pseudo-Apolodoro, V, 9).
Al conocer las condiciones que era necesario observar para conquistar Troya, los griegos
se disponen a cumplirlas : Al oír estas declaraciones, los helenos se procuran los huesos
de Pélope … (Epítomes/Pseudo-Apolodoro, V, 11).
Sobre Pélope, el mismo Pseudo-Apolodoro había dicho anteriormente : Pélope, que había
sido degollado y cocido en el ágape de los dioses, resultó más bello en su resurrección, de
modo que por su destacada hermosura llegó a ser amado por Posidón, el cual le regaló
un carro alado que no se mojaba los ejes ni corriendo a través del mar (Epítomes/Pseudo-
Apolodoro, II, 3 y 4).
Sobre PÉLOPE :
572
026 Posidón, desde que de la bañera purificante
lo sacara Cloto,
027 de marfil ornado su reluciente hombro.
En cuanto a Neoptólemo, los helenos envían a Odiseo y Fénix ante Licomedes, en Esciros,
y éstos lo convencen de que deje marchar a Neoptólemo. Éste, tras llegar al campamento
y recibir del complaciente Odiseo las armas que habían pertenecido a su padre, abate a
gran número de troyanos (Epítomes/Pseudo-Apolodoro, V, 11).
Finalmente, en relación con el Paladio, ya hemos visto (III, 35) cómo Anténor comunica a
Ulises y Diomedes que, según un antiguo oráculo, la ciudad de Troya sería arrasada en
su totalidad, si conseguían llevarse el Paladio que se guardaba en el templo de Minerva
(Historia de la Guerra de Troya/Dictis Cretense, Libro V, Cap. V).
Por este motivo, durante la noche, Anténor se dirige en secreto al templo de Minerva, y
utilizando alternativamente, tanto los ruegos como las promesas y la violencia, obliga a
Téano, gran sacerdotisa del templo, a entregarle el Paladio. Provisto de esta prenda, va
al encuentro de Diomedes y Ulises, y la pone en sus manos, tal y como se lo había
prometido (Historia de la Guerra de Troya/Dictis Cretense, Libro V, Cap. VIII).
573
conciudadanos la manera de introducir tras sus murallas el instrumento de su ruina …
(Historia de la Guerra de Troya/Dictis Cretense, Libro V, Cap. IX).
A pesar de todo, las murallas resistían los ataques de los griegos, el sitio de la ciudad se
alargaba, las tropas aqueas se agotaban, por lo que las acciones militares no bastaban para
que Menelao recuperara a Helena y los demás combatientes, tras arrasar Ilión/Troya,
consiguieran el formidable botín que encerraban sus muros y que premiarían sus esfuerzos.
Todo ello les obligó a considerar los augurios relacionados con lo que se convertiría en el
famoso “Caballo de Troya” : se trataba de construir un enorme caballo de madera, en
cuyo interior se introduciría un grupo de aqueos elegidos entre los más aguerridos. El
caballo sería arrastrado hasta las puertas de Ilio donde sería abandonado figurando que se
trataba de una ofrenda a los dioses para que éstos favorecieran el retorno de los griegos a
sus respectivos países.
Casi todos estuvieron de acuerdo con las palabras de Ulises, particularmente Calcante,
admirado por la estratagema propuesta que debía asegurar la victoria de los Argivos y
la ruina de los Troyanos.
Sólo Filoctetes mostró su total desacuerdo con este plan, considerando cobardes a los
que rehúyen el combate, por lo que aconsejó : “No busquemos una artimaña o un hábil
recurso para vencerlos; los guerreros deben distinguirse en las batallas, lanza en mano;
los hombres valientes siempre triunfan en la guerra”.
Ulises le contestó :“Intrépido hijo del valiente Eácida, has hablado con valor, como
corresponde a un hombre intrépido y generoso; tienes confianza en la fuerza de tu brazo.
Pero, ni el valor intrépido de tu invencible padre, ni los grandes esfuerzos de todo el
ejército, han podido derribar la rica ciudad de Príamo. Venga, obedezcamos rápidamente
los consejos de Calcante, corramos a las naves, fabriquemos por obra de Epeo, un
caballo de madera, obra de arte que los Argivos ejecutarán fácilmente, ya que Atenea nos
ha enseñado el oficio”.
574
Las palabras del sabio Ulises no lograron convencer ni a Neoptólemo (hijo de Aquiles) ni a
Filoctetes, ya que ambos, confiando únicamente en la fuerza de sus brazos, se dirigieron
hacia las murallas con todos los pertrechos necesarios para asaltar la ciudad. Pero Zeus
hizo temblar la tierra bajo sus pies y el aire sobre sus cabezas, por lo que toda su audacia se
transformó en temor, y, muy a su pesar, obedecieron a Calcante, al que reconocieron
inspirado por Zeus o tal vez por Apolo.
Atenea, abandonando la alta morada de los dioses, descendió semejante a una joven
hacia las naves y el ejército de los Dánaos; se paró cerca de la cabecera de Epeos, y, en
sueños, le ordenó construir un caballo de madera; le prometió ayudarle y permanecer a
su lado para acelerar la tarea …
Al amanecer, Epeos contó a los Argivos ansiosos de escucharle, lo que había visto y oído
en sueños … Entonces los hijos de Atreo ordenaron a los guerreros ir rápidamente a los
verdes valles del sombreado Ida; todos en el bosque, uniendo sus esfuerzos contra los
abetos, cortaban grandes árboles … Los Aqueos, tras haberlos derribado, se daban prisa
en arrastrarlos desde lo alto de las montañas sombreadas hasta las costas del Helesponto;
los guerreros y los mulos gemían bajo el peso. Innumerables pueblos trabajaban bajo las
órdenes de Epeos : unos cortaban la madera con el hierro afilado y hacían las tablas;
otros, a golpe de hacha, cortaban las ramas de los troncos enteros; cada uno trabajaba en
su tarea.
Epeos fabricó primero las patas del caballo de madera, luego el vientre, al que adaptó el
esquinazo y los riñones por detrás, el cuello por delante, y las crines como si estuviera
vivo, luego una cabeza velluda, una cola ondulante, orejas, ojos brillantes y todo lo que
conforma un caballo vivo. Y la obra sagrada crecía cada día. Se hubiera dicho que el
caballo estaba vivo, porque la diosa había dotado a Epeos de una habilidad
extraordinaria. Todo quedó terminado en tres días con la ayuda de Palas Atenea
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro XII, 25 a 150).
- Unos detalles los cuenta Menelao : Telémaco, hijo de Ulises, y su amigo Pisístrato,
hijo de Néstor, llegan a Esparta en busca de noticias sobre Ulises; entonces Menelao le
recuerda a Helena cómo, al descubrir el “caballo de Troya” en el interior de la ciudad, ella
se acercó dando tres vueltas a su alrededor, y, sospechando lo que podía esconderse en su
interior, empezó a llamar por su nombre a los héroes argivos que, gracias a la firme
intervención de Ulises, guardaron silencio :
575
273 los magnates argivos tramando la muerte de los teucros!
274 Te acercaste tú (Helena) entonces allá : te llevaba sin duda
275 algún dios empeñado en dar gloria a los hombres de Troya;
276 tras tus huellas marchaba Deífobo (hijo de Príamo) igual a los dioses
277 y nos diste tres vueltas, palpabas el hueco escondite
278 y empezaste a llamar por su nombre a los héroes argivos
279 imitando la voz de la esposa del uno y del otro.
280 Y hete aquí que yo mismo (Menelao), el Tidida (Diomedes) y el prócer Ulises,
281 en mitad de la turba sentados (dentro del caballo), oíamos tus gritos
282 y Diomedes y yo nos alzamos con vivos anhelos
283 de salir del caballo o de dar desde dentro respuesta;
284 mas Ulises cogióse a los dos y cortó nuestro impulso.
285 En silencio quedaron entonces los otros aqueos;
286 sólo Anticlo intentaba cambiar la palabra contigo
287 cuando Ulises le puso en la boca las manos fornidas,
288 apretó sin piedad y salvónos a todos los dánaos
289 hasta tanto que Palas Atenea llegó a retirarte”.
La Odisea cuenta a lo largo de tres Capítulos los episodios que conducen a Ulises a la
corte del rey Alcínoo, donde Demódoco, el aedo ciego, al son de la lira, cantará cosas
relacionadas con la guerra de Troya y en particular con el caballo de madera :
576
asamblea, el aedo, el ciego Demódoco, desempeña un papel estelar, cuando Ulises le
invita a explicar el ardid del caballo de madera.
Epeo, con la ayuda de Atenea, fabricó el caballo de madera que, una vez lleno de aqueos,
Ulises acercó a las muralla de Troya :
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 14 y 15 :
014 A continuación (Odiseo) idea la estratagema del caballo de madera y lo sugiere a
Epeo, que era arquitecto. Éste, con leña cortada en el Ida, construye un caballo hueco
con salidas en los flancos.
Odiseo expone su plan : que entren en él los más valientes en número de cincuenta, o
577
tres mil, según afirma el autor de la “Pequeña Ilíada”, en tanto que los restantes, tras
prender fuego a las tiendas, cuando se haga de noche, zarpen y anclen en torno a
Ténedos, para hacer la travesía de vuelta a la noche siguiente.
015 Ellos aceptan e introducen a los más aguerridos, bajo el mando de Odiseo, en el
caballo, habiéndole grabado previamente una inscripción que rezaba : “Los helenos en
acción de gracias a Atenea por su retorno a casa”.
Y así, luego de prender fuego a las tiendas y dejar a Sinón con la misión de encenderles
una antorcha, zarpan por la noche y anclan en torno a Ténedos.
[OBSERVACIONES : las versiones sobre el constructor del “caballo de Troya”, difieren
según los autores :
- Homero habla del caballo de madera que Epeo fabricó con la ayuda de Atenea (Odisea,
VIII, 492 y 493).
- La Pequeña Ilíada dice : Epeo, de acuerdo con el plan de Atenea, construye el caballo de
madera (Crestomatía/Proclo/Pequeña Ilíada/Lesques de Mitilene).
- Higino dice que Epeo aconsejado por Minerva –Atenea- hizo un caballo de madera
(Fábulas. CVIII, 1).
- El Pseudo-Apolodoro cuenta que la idea de construir un caballo de madera fue de
Odiseo, pero que el encargado de realizarla fue Epeo que era arquitecto (Epítome V, 14).
- Dictis Cretense atribuye el mérito a Heleno, el adivino, hijo de Príamo : Epeo construía el
caballo cuya idea le había dado Heleno (Historia de la Guerra de Troya, Libro V, Cap. XI).
- Quinto de Esmirna pone en boca de Odiseo las siguientes palabras que dirige al advino
Calcante : Querido amigo, tan altamente respetado por los dioses inmortales. Si
verdaderamente el Destino permite a los belicosos Aqueos destruir mediante la astucia la
ciudad de Príamo, es preciso que nuestros jefes suban rápidamente a los flancos de un
caballo fabricado por nosotros, mientras que el ejército salga hacia Tenedos con las
naves, después de haber incendiado las tiendas (Posthoméricas, XII, 25 a 31)].
Sigue Quinto de Esmirna : Una vez terminado el caballo, Ulises se dirigió a los belicosos
Aqueos diciéndoles : “Nobles y valientes príncipes de los Argivos, demostrad, os lo ruego,
que sois fuertes y valientes; la necesidad nos apremia. Hagamos acopio de todo nuestro
valor y subamos al caballo artísticamente fabricado para poner fin a esta guerra
funesta. A través de la astucia y utilizando medios ocultos, destruyamos esta opulenta
ciudad : por eso partimos y sufrimos tantos males lejos de nuestra querida patria …
Príncipes, subamos a nuestro ingenioso escondite. Los demás guerreros saldrán hacia la
ciudad sagrada de Ténedos y allí permanecerán hasta que los enemigos nos hayan
introducido en su ciudad, creyendo introducir una ofrenda a Tritonia (Atenea/Minerva).
Durante este tiempo, un guerrero desconocido por los Troyanos, permanecerá cerca del
caballo; su alma será firme como el hierro, y hará diligentemente todo cuanto he dicho
con el único cuidado de no revelar a los Troyanos nuestras intenciones”.
El primero que subió al gran caballo fue el hijo de Aquiles (Neoptólemo), luego el ilustre
Menelao, Odiseo, Esténelo, el divino Diomedes, Filoctetes, Ánticlo, Menesteo, el valiente
Toante, el rubio Polipetes, Áyax (Telamonio), Eurípilo, el divino Trasímedes, Meríones,
Idomeneo, reyes magnánimos, el intrépido Podalirio, Eurímaco, el divino Teucro, el
magnánimo Yálmeno, Talpio, Anfíloco, el belicoso Leonteo, el divino Eumelo, Euríalo,
Demofonte, Anfímaco, el ilustre Agapenor, Acamante y Meges, hijo del robusto Fileo.
578
Muchos otros les siguieron, todos entre los más ilustres, tantos como el caballo pudo
contener; entre ellos, el último en subir fue el divino Epeos que había construido el
caballo, por lo que sabía abrir y cerrar las puertas; por ello entró el último; retiró al
interior las escaleras por las que habían subido, y habiéndose cerrado con cuidado las
puertas, se colocó cerca de la apertura. Todos permanecieron encerrados en silencio, a
la misma distancia de la victoria que de la muerte (Posthoméricas/Quinto de Esmirna.
Libro XII, 219 a 329).
Virgilio hace la siguiente relación de los que descendieron del caballo una
vez introducido en la ciudad de Troya :
579
Para Dictis Cretense, la fabricación del enorme caballo de madera no tenía como objeto
esconder en su interior a un grupo de esforzados aqueos que, una vez dentro de la
ciudad, deberían iniciar la batalla y posibilitar la entrada de los demás guerreros
apostados al otro lado de las murallas.
El autor, que se presenta como contemporáneo y participante directo en la guerra de
Troya, explica que los griegos fabricaron tan enorme caballo como un presente a
Minerva/Atenea, presente que los troyanos quisieron arrastrar hasta su templo; como no
cabía por las puertas de las murallas, se vieron obligados a derruir una parte de las
mismas, contribuyendo así a favorecer los planes de los griegos, quienes posteriormente
aprovecharon esta brecha para penetrar en la ciudad.
A partir de este momento, ya no hubo ni muertos ni heridos entre los Troyanos, lo que
alejó de ellos cualquier sospecha sobre lo que los Griegos estaban realmente tramando.
Terminado el caballo con el mayor esmero, fue conducido por los Griegos cerca de la
ciudad, habiendo pedido con antelación a los Troyanos que vinieran a recibir con
respeto, este presente ofrecido a Minerva. Inmediatamente, los habitantes, exultantes de
alegría, salen en gran número de la ciudad, y con todas las ceremonias religiosas que la
circunstancia exigía, lo reciben de manos de los Griegos y lo arrastran hasta los pies de
sus murallas. La altura del coloso le impedía pasar por las puertas. Los Troyanos toman
la decisión de abrir una brecha derribando un trozo de muralla : no hubo nadie que
tuviera la suficiente sensatez para oponerse a esta perniciosa medida.
Así, estos muros que existían desde hacía tantos años, estas murallas amenazantes,
construidas, tal y como se decía, por Neptuno y por Apolo, son derribadas
imprudentemente por los propios habitantes.
Sólo una parte del trabajo había sido hecha, cuando los Griegos se opusieron a que la
faena continuara, diciendo que no permitirían que el caballo entrara en la ciudad, hasta
que la suma acordada no estuviera entregada en su totalidad. La obra quedó pues
interrumpida, y la muralla a medias derribada.
Durante este tiempo, Ulises contrataba a todos los obreros de la ciudad que podía
encontrar, para reparar las naves. De esta forma, la flota pronto estuvo en situación y
apta para hacerse a la mar.
Una vez que la suma acordada estuvo totalmente satisfecha, los Griegos dejaron a los
Troyanos libres para continuar con su tarea …
El grueso del ejército griego navega por el ancho mar (con dirección a Ténedos) tras
haber incendiado las tiendas donde anteriormente habían encontrado reposo. Los
mandaban dos hombres prudentes, Néstor y Agamenón terrible con la lanza. Ellos
también hubieran preferido subir al caballo, pero los Argivos se habían opuesto porque
debían permanecer sobre las naves y conservar el mando … Pronto llegaron a las costas
580
de Ténedos, echaron el ancla, deprisa salieron de sus naves y ataron a la playa las
amarras. Luego esperaron en silencio que la antorcha deseada brillara ante sus ojos.
Mientras tanto sus amigos estaban en el caballo cerca de sus enemigos, pensando unas
veces que iban a perecer, y otras que iban a destruir la ciudad sagrada, y entre estas
incertidumbres, apareció la aurora (Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro XII,
330 a 353).
Tal y como dicen los textos, una vez construido el caballo y colocado ante las puertas de
Troya, los griegos tenían que abandonar el campamento, quemar sus tiendas y zarpar en
sus naves con destino a la isla de Ténedos, dando así la impresión de que regresaban a su
patria, renunciando a seguir peleando.
En Ténedos tenían que esperar las señales de uno de los suyos, Sinón, que, cuando el
caballo se encontrara en el interior de la ciudad, debería hacer dos cosas : avisar a los
guerreros que se encontraban en el interior del caballo para que salieran e inciaran el
ataque, y, seguidamente, avisar con una antorcha a los demás griegos que venían de la
cercana isla de Ténedos y facilitarles la entrada a la ciudad, abriendo sus puertas.
La idea era original pero su realización chocaba con un problema importante : cómo hacer
que el enorme caballo de madera escondiendo en su interior a un grupo de aguerridos
aqueos, penetrara en el interior de la ciudad sin despertar sospechas.
En las costas de Ténedos se ocultarán los griegos, haciendo creer a los troyanos que han
tomado el camino de Micenas :
Los troyanos salen de la ciudad y constatan gozosos que el campamento ocupado por los
griegos, ha quedado desierto :
581
026 Así toda Eucria se vio libre al fin de un duelo ya largo;
027 se abren las puertas, da gusto pasear contemplando
028 las tiendas de los dorios y ver desierto el lugar y la playa vacía :
029 aquí la tropa de los dólopes, aquí Aquiles cruel acampaba;
030 aquí el lugar de los barcos, aquí en formación peleaban.
Los Troyanos vieron sobre las costas del Helesponto el humo que se extendía por el aire,
pero ya no veían las naves que, desde la Hélade, les habían traído la ruina y la muerte.
Contentos, corrieron hacia las costas vestidos con sus armas ya que el miedo imperaba
todavía sobre sus espíritus.
Entonces vieron el caballo artísticamente fabricado … De pronto, al lado, vieron a Sinón
con el semblante triste; todos, rodeándolo, lo interrogaban sobre los Dánaos; primero le
preguntaron amablemente, luego lo agobian con terribles reproches y a continuación con
repetidos golpes. Por su parte, él permanecía firme como una roca y sus miembros no
sentían el dolor. Finalmente le cortaron las orejas y la nariz, le mutilaron el rostro para
que dijera sinceramente dónde se encontraban los Dánaos con sus naves, y qué contenía
el caballo en sus flancos.
Sacando fuerzas de su corazón, menospreciaba tan crueles sufrimientos que soportaba
con entereza, aunque se sintiese terriblemente atormentado por los golpes y por el fuego :
Hera le inspiraba una gran paciencia. Entonces gritó manteniendo su engaño :
“Los Argivos huyen más allá del mar en sus naves, cansados de esta guerra tan larga y
de sus crueles sufrimientos. Siguiendo el consejo de Calcante, han fabricado este caballo
en honor de la belicosa Tritogenia, afín de evitar la cólera de la diosa que, contra ellos,
tomaba partido a favor de los Troyanos. Para conseguir un feliz retorno, querían, según el
consejo de Ulises, darme muerte e inmolarme a los dioses marinos, cerca de las ruidosas
olas. Yo me di cuenta de sus intenciones y, para escapar al triste sacrificio, al vino y a la
cebada que se derrama sobre la cabeza de las víctimas, rápidamente, siguiendo la
inspiración de los dioses, he corrido a refugiarme a los pies del caballo. A pesar suyo,
pero obligados por la necesidad, me han dejado con vida, por respeto hacia la poderosa
hija del gran Zeus (Atenea)” (Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro XII, 354 a 386).
Habló así con astucia y no permitió que su alma se quebrara bajo el dolor … Entre los
Troyanos, unos lo creían y otros decían que era un hábil impostor. Laocoonte era de esta
opinión y, hablándoles con sabiduría, decía que sospechaba un engaño peligroso en la
mente de los Aqueos, exhortándoles a incendiar sin demora el caballo de madera para
saber si escondía alguna trampa.
Todos habrían obedecido y habrían evitado su ruina, si Tritogenia, irritada en el fondo de
su corazón contra Laocoonte, los Troyanos y la ciudad, no hubiera sacudido la divina
tierra bajo los pies de Laocoonte. El temor lo sobrecogió y este hombre valiente tembló
con todos sus miembros; una noche oscura se extendió alrededor de su cabeza; un dolor
cruel golpeó sus párpados y enturbió su mirada bajo sus cejas pobladas … ; a pesar de
todo, seguía exhortando a los Troyanos, y menospreciaba el sufrimiento. Pero la diosa
celeste le quitó la vista, y sus ojos descoloridos permanecían fijos bajo un charco de
sangre; todo el pueblo gemía a su alrededor llorando a este hombre amado por todos,
temiendo a la inmortal Atenea, y temiendo equivocarse.
582
Su espíritu, propenso a la ruina, se reprochaba haber tratado cruelmente al desdichado
Sinón, pensando ahora que había dicho la verdad; lo llevaron pues al interior de Troya,
mostrando por fin lástima hacia él (Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro XII,
387 a 421).
Sigue el aedo contando y cantando cómo, saliendo los dánaos del caballo, se dedicaron
al pillaje, mientras Ulises y Menelao se dirigieron hacia las casas de Deífobo, hijo de
Príamo y Hécuba, y por consiguiente, hermano de Héctor y Alejandro/Paris :
514 Y (el aedo Demódoco) contaba después el saqueo que aquéllos hicieron
515 tras fluir del caballo dejando su hueca emboscada :
516 cada cual por un lado pillaba el alcázar excelso,
517 pero Ulises, dijérase Ares, marchó hacia las casas
518 de Deífobo; al lado llevaba al sin par Menelao.
519 Allí –dijo- empeñó su más duro combate, mas pronto
520 la victoria inclinó a su favor la magnánima Atenea.
583
de madera, tras abrir una brecha en el muro, y se banquetean, en la idea de que han
vencido a los griegos.
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 16 a 18 :
016 Cuando se hizo de día, al contemplar los troyanos vacío el campamento de los
helenos y creer que se habían dado por vencidos, transportaron jubilosos el caballo y,
tras estacionarlo ante el palacio de Príamo, pusiéronse a deliberar sobre la situación.
Puesto que
017 Casandra decía que dentro de él había una tropa armada, y el adivino Laocoonte lo
confirmaba, unos eran de la opinión de incendiarlo, otros de arrojarlo al fondo de un
barranco. Pero el parecer de la mayoría
018 fue dejarlo en paz como ofrenda a los dioses que era, y eso que Apolo les mandó un
aviso en forma de dos serpientes que atraviesan a nado el mar desde las islas próximas y
devoran a los hijos de Laocoonte.
584
038 o perforar los huecos de su panza buscando escondrijos.
039 Dudosa entre dos pareceres se divide la gente.
[OBSERVACIONES : De Timetes dice Homero que era uno de los que formaban el grupo
de los consejeros de Príamo, partidario de que Helena fuera devuelta a los griegos, afin
de evitar futura calamidad para nosotros y nuestros hijos (Ilíada, III, 146 a 160).
En cuanto al parentesco, Diodoro de Sicilia dice que era hijo de Laomedonte y por
consiguiente hermano de Príamo (Biblioteca Histórica, III-67, 5).
Homero cuenta la genealogía de Capis diciendo : Tros fue padre de Ilo, Asáraco y
Ganimedes.
Ilo fue padre de Laomedonte, a su vez padre de Titono, Príamo, Lampo, Clicio y Hicetaón.
Asáraco fue padre de Capis, a su vez padre de Anquises, a su vez padre de Eneas.
Luego Capis, al ser primo carnal de Laomedonte, era primo segundo de Príamo (Ilíada,
XX, 231 a 240).
Según el Pseudo-Apolodoro, Tros, casado con Calírroe, fue padre de Ilo, Asáraco y
Ganimedes.
Ilo, casado con Eurídice, fue padre de Laomedonte, a su vez padre de –hijos-, Titón,
Lampo, Clitio o Clicio, Hicetaón y Podarces/Príamo, y –hijas-, Hesíone, Cila y Astíoque.
Asáraco, casado con Hieromneme, fue padre de Capis, a su vez padre -con Temiste- de
Anquises, a su vez padre -con Afrodita- de Eneas y Liro (Biblioteca Mitológica, III-12,
1 y 2)].
Reunidos los Troyanos junto al caballo, pasaron unas cadenas alrededor de su cuello, y
como Epeo había colocado unas ruedas bajo las robustas patas, tiraron de él hasta la
ciudad … La Discordia sonrió viendo el cruel final de esta guerra, y desde lo alto del
cielo, Hera se alegraba y Atenea vibraba de alegría.
Los Troyanos, apresurándose hacia la ciudad, introdujeron al funesto caballo por las
murallas que derribaron, y las Troyanas gritaban admirando esta obra prodigiosa que
escondía su ruina.
Laocoonte insistía sin embargo en aconsejarles y les rogaba lanzaran el caballo al fuego
destructor, pero los Troyanos no lo escuchaban temiendo la cólera de los dioses. La
magnánima Atenea rumiaba contra los hijos de Laocoonte algo más terrible todavía.
Bajo una escabrosa roca se encuentra un antro oscuro inaccesible a los mortales, donde
habitaban dos monstruos de la raza cruel de Tifón, escondidos en el seno de una isla
cercana a Troya, que los hombres llaman Calidna. Atenea llamó hacia Troya a estas
serpientes horribles … Acudieron rápidamente hacia donde la diosa las llamaba, afilando
en el fondo de sus fauces sus mortíferos dientes contra los hijos de Laocoonte. Un pánico
horroroso sobrecogió a los Troyanos viendo en su ciudad a estos espantosos
monstruos …
Sólo y abandonado permaneció Laocoonte con sus hijos, ya que la Parca funesta y Atenea
los habían inmovilizado : las serpientes se precipitaron sobre los dos hijos temblando de
horror, y los devoraron con sus fauces asesinas … Los Troyanos viendo de lejos este
espectáculo, lloraban conmovidos de terror hasta el fondo del corazón. Y las serpientes,
tras haber cumplido la voluntad de Atenea, desgracia de los Troyanos, desaparecieron
bajo tierra, pero la huella de su paso se ve todavía hasta la entrada del templo de Apolo,
en la santa Pérgamo … (Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro XII, 422 a 482).
585
Mientras los troyanos festejan alrededor del caballo de madera lo que
creen ser el final de la guerra, aparecen dos serpientes :
Más adelante, Virgilio describe el castigo que, bajo la forma de las dos serpientes, recibe
Laocoonte, por haberse atrevido a herir con su lanza la madera sagrada :
586
227 y a los pies de la diosa, bajo el círculo de su escudo, se esconden.
228 Entonces fue cuando un nuevo pavor se asoma a los pechos
229 temblorosos de todos y se dice que Laocoonte había pagado su crimen,
230 por herir con su lanza la madera sagrada
231 y llegar a clavar en su lomo la lanza asesina.
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 18 :
… Apolo les mandó un aviso en forma de dos serpientes que atraviesan a nado el mar
desde las islas próximas y devoran a los hijos de Laocoonte.
Una vez introducido el caballo en la ciudad, los troyanos empezaron a preparar sacrificios
de agradecimiento a los dioses, ya que pensaban haber sido liberados del pesado fardo de
la guerra cruel. Pero las víctimas no eran devoradas por las llamas ya que el fuego se
apagaba sobre los altares como si la lluvia intensa los hubiera inundados. Una humareda
sanguinolenta se elevaba por los aires, los muslos caían palpitantes al suelo, incluso los
altares temblaban, el vino de las libaciones se transformaba en sangre, las lágrimas
resbalaban sobre las estatuas de los dioses, los altares estaban manchados por un humor
corrupto, los gemidos estallaban en el aire, las altas murallas se tambaleaban …, los
laureles del templo de Febo, verdes y florecientes la víspera, de pronto se secaron, los
lobos y los chacales audaces rugían delante de las puertas, y cantidad de prodigios
aparecían anunciando la ruina de los Troyanos y de su ciudad. Sin embargo, el temor no
embargó el corazón de los Troyanos cuando vieron en su ciudad estos signos funestos, ya
que las Parcas habían extraviado su espíritu de manera que en medio de los festines se
acabara su suerte exterminados por los Argivos (Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro
XII, 500 a 524).
587
Sólo Casandra había conservado la razón; nunca sus profecías habían sido desmentidas;
siempre habían resultado fidedignas, pero, por una ley del Destino, siempre se las
despreciaba, ya que los Troyanos tenían que perecer. Ella observaba en la ciudad, todos
estos terribles prodigios que juntos se armonizaban … La joven muchacha gemía y decía
gritando : “¡Desgraciados! Hoy penetramos en la oscuridad; la ciudad está llena de
fuego, de sangre y de ruina. Los dioses nos envían prodigios de duelo : estamos en brazos
de la muerte. ¡Desdichados! ¡Ignoráis vuestro funesto destino! ¡Os alegráis de forma
insensata! ¡Este caballo esconde una trampa! Pero no me escucháis aunque grite, ya que
las Erinias, irritadas por los amores de Helena, las Parcas despiadadas se lanzan contra
la ciudad. Y en un festín mortal, asistís a vuestra última comida, manchada por la
carnicería, al borde la ruta abierta a las sombras”.
Más de un Troyano, en tono burlón, la insultaba diciendo : “¡Oh hija de Príamo! ¿Qué
puede explicar tu lengua sin freno y tu verborrea insensata? … ¡Hablas demasiado!
¡Vete! … No conviene que una loca desprecie los dones de los inmortales”
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro XII, 525 a 561).
Los troyanos, a la vez que seguían insultándola, la alejaban del enorme caballo. Ella
quería en efecto romper sus flancos de madera o destruirlos con el fuego. Por ello,
furiosa, cogió del hogar un carbón inflamado, y con la otra mano blandía un hacha de dos
filos y se abalanzaba sobre el funesto caballo para demostrar a los Troyanos las trampas
que escondía. Pero ellos, arrancando de sus manos el hierro y el fuego, preparaban
alegremente su última cena. La noche suprema les esperaba (Posthoméricas/Quinto de
Esmirna. Libro XII, 562 a 576).
Los Argivos, en el interior del caballo, se alegraban oyendo el ruido de los hombres que
festejaban en Ilión y que despreciaban a Casandra; a la vez se preguntaban admirados
cómo podía ella conocer las intenciones de los Aqueos (Posthoméricas/Quinto de Esmirna.
Libro XII, 577 a 579).
Los Troyanos acompañaron su alegría con comidas abundantes. Toda la ciudad resonaba
con la música de las flautas y los oboes, el sonido de las danzas, los cantos y las voces
confusas de una multitud de comensales alegrados por el vino y la abundancia de
alimentos (Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro XIII, 1 a 6).
Pronto, los excesos de la mesa, entorpecen sus sentidos : su vista se enturbia, sus bocas
sólo forman sonidos vagos y mal articulados. Los muros, los palacios y todos los objetos
parecen desplazarse y moverse a su alrededor …
588
Hacia la mitad de la noche, el pérfido Sinón viendo que los ciudadanos y los soldados,
dispersados por los barrios de la ciudad, están todos adormecidos por los vapores del
vino, levanta la antorcha funesta que sirve de señal a la flota griega. A la vez observa
con inquietud no ser descubierto … (Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro XIII, 8 a
26).
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 15 y 19 :
015 … luego de prender fuego a las tiendas y dejar a Sinón con la misión de
encenderles una antorcha, zarpan por la noche y anclan en torno a Ténedos.
019 Cuando fue de noche y todos eran presa del sueño, los de Ténedos se acercaron y
Sinón les encendió una antorcha desde la tumba de Aquiles.
Empieza la Eneida diciendo : “Canto las armas y a ese hombre que de las costas de Troya
llegó el primero a Italia …” (Eneida I, 1, 2).
Ese hombre fue Eneas, que, tras el saqueo y destrucción de Troya por los griegos,
abandonó la ciudad y se embarcó a través del mar Egeo para fundar una nueva Troya.
En el curso de su travesía, Eneas tuvo que sufrir la persecución de Juno/Hera porque aún
no habían salido de su corazón las causas del enojo ni el agudo dolor : en el fondo de su
alma clavado sigue el juicio de Paris y la ofensa de despreciar su belleza … (I, 27, 28).
Una de las tormentas provocada por Juno, envió a Eneas a las costas de Cartago
gobernada por Dido que, enamorada del héroe, le ofrece su corazón y su reino, a la vez
que le pide que le cuente “las trampas de los dánaos y las desgracias de los tuyos”
acaecidas en Troya.
Así es cómo Eneas, a lo largo de todo el Libro II de la Eneida, cuenta a Dido la forma en
que los griegos penetraron en Troya a través del famoso caballo, saquearon e
incendiaron la ciudad, y el trato despiadado que reservaron a los vencidos :
- cómo se dejó prender por los troyanos (para abrir Troya a los griegos :
Eneida, II, 57 a 72),
- cuales fueron sus argumentos para despertar en ellos sentimientos de
piedad (defensor de Palamedes, fue victima de las intrigas de Ulises,
auxiliado por Calcante : Eneida, II, 73 a 100),
- cómo, al no poder abandonar Troya debido a las tormentas, los griegos
enviaron a Eurípilo a consultar a Apolo en busca de una solución, y cómo
éste les comunicó que sólo con sangre podía ser aplacado, y cómo Sinón
fue designado como víctima (Eneida, II, 107 a 133),
- cómo pudo escapar, implorando la compasión de los troyanos, ahora
que había perdido la esperanza de volver a su patria y encontrar a los
suyos (Eneida, II, 134 a 144),
589
- cómo se apiadaron de él los troyanos, y las explicaciones que les dio
sobre el caballo de madera : era un monumento levantado en honor de
Atenea, ofendida por Ulises y Diomedes cuando éstos, penetrando en su
templo, robaron el Paladio; de esta forma, pretendían atraerse de nuevo
los favores de la diosa (Eneida, II, 145 a 198),
- cómo los troyanos introdujeron el caballo en la ciudad a pesar de los
avisos de Casandra :
ENEIDA (Virgilio) : Libro II, 232 a 249 : Eneas cuenta a la reina Dido de Cartago, lo
sucedido en Troya, empezando por el famoso caballo :
233 “Rompemos los muros y de la ciudad abrimos las murallas.
234 Todos manos a la obra ponen ruedas a los pies,
235 y tienden a su cuello cuerdas de estopa;
236 atraviesa los muros el ingenio fatal, preñado de armas.
237 A su lado los mozos y las doncellas cantan sus himnos
238 y gózanse si pueden tocar con su mano la cuerda;
239 entra aquél y se desliza, amenazante, hasta el centro de la ciudad.
240 ¡Ay, patria! ¡Ay, Ilión, morada de dioses, y muros
241 dardánidas, en la guerra famosos! Cuatro veces
242 justo en el umbral de la puerta se detuvo, otras tantos
243 gritaron de la panza las armas. Sin embargo, insistimos
244 inconscientes y en ciego frenesí colocamos
245 en lo más santo de la fortaleza el monstruo funesto.
246 Aún entonces Casandra, a quien por mandato del dios (Apolo) los teucros
247 no creían, abrió su boca para mostrarnos el destino futuro.
248 ¡Pobres de nosotros! Era aquél nuestro último día
249 y adornamos con festivas guirnaldas los templos de la ciudad”.
Mientras que los Dánaos, avisados, se preparan para salir de Ténedos, el pérfido Sinón se
acerca al caballo donde se halla encerrada la élite de las tropas griegas y les habla en
voz baja para no ser oído por el enemigo. Los héroes velaban esperando impacientemente
la hora del combate, y a penas reconocieron a Sinón, prestaron atención a lo que iba a
decir Ulises : “Salgamos, es la hora de ir hacia la victoria”.
Todos quieren lanzarse precipitadamente, pero él los retiene, y ayudado por Epeo, abre en
primer lugar, de cada lado, los flancos del coloso; luego, estirando la cabeza, escucha y
recorre por todas partes la mirada, para asegurarse que ningún centinela se ha
despertado (Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro XIII, 27 a 44).
Ulises, seguido de todos los guerreros, baja ayudado por las escaleras que el industrioso
hijo de Panopeo (Epeo) había preparado para facilitar su salida … Semejantes a avispas
irritadas por las sacudidas del hacha que golpea el árbol donde han establecido su
colmena …, los héroes … abandonan su oscuro escondite y, recorriendo la ciudad,
degüellan al enemigo todavía sumergido en el sueño (Posthoméricas/Quinto de Esmirna.
Libro XIII, 50 a 61).
590
Termina Virgilio la historia del caballo relatando cómo los troyanos lo
introdujeron en la ciudad, y cómo libera Sinón a los griegos encerrados en
la panza, propiciando de esta forma la caída y destrucción de Troya :
Mientras tanto, un viento favorable levantado por Tetis, hincha las velas y la flota navega
sobre las líquidas planicies, al capricho de los Aqueos. Llegados a las playas del
Helesponto, echan el ancla, pliegan las velas y saltan de los navíos, seguros de la
victoria… Se acercan en silencio a las puertas de Ilión para reunirse allí con los jefes de
la contienda. Éstos, sin esperar al ejército, habían llevado ya a diferentes sitios, el espanto
y la muerte … (Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro XIII, 62 a 78).
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 20 :
Cuando, a su juicio, dormían los enemigos, abrieron y salieron con sus armas. El
primero fue Equión hijo de Porteo, que se mató al saltar, pero los demás, después de
descolgarse con la ayuda de una cuerda, se dirigieron a la muralla y, abriendo las
puertas introdujeron a los que habían venido en las embarcaciones desde Ténedos.
591
Los que llegan por mar de Ténedos y los del caballo de madera atacan a los enemigos y
tras dar muerte a muchos toman la ciudad al asalto.
592
La pérdida de Griegos fue todavía mayor alrededor del palacio de Príamo; los Troyanos
se habían juntado allí en masa y, aunque medio vencidos por los vapores del vino, se
armaron con sus espadas y sus largas picas despedazando gran número de jefes y
soldados. La ciudad empezaba a estar iluminada por las antorchas ardientes que llevaban
los Argivos para no confundirse sobre la identidad de las víctimas que querían inmolar
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro XIII, 159 a 168).
- Tras mil sangrientas hazañas, (Neoptólemo) avanza con aire amenazante, hacia el rey
Príamo. Este desdichado príncipe, escondido cerca de un altar de Mercurio (Hermes), y
593
decidido a no sobrevivir a sus hijos, ve sin temor, abalanzarse hacia él su cruel verdugo,
al que dirige estas últimas palabras : “Acércate hijo del cruel Aquiles; no temas quitarme
una vida que yo mismo detesto …”. El despiadado Neoptólemo le contestó : “Haré lo que
mi gloria y mi interés me ordenan. Tengo demasiado aprecio por mi vida, para dejar
respirar al rey de mis enemigos” (Quinto de Esmirna).
Tras estas palabras, corta la cabeza del anciano, encanecida por los años …
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 21 :
En su recorrido en armas por la ciudad, (los griegos) irrumpían en las casas y
sorprendían en el sueño a los moradores, y Neoptólemo abatió a Príamo, que se acogía
al altar de Zeus Herceo.
- Otros Griegos, empujados por el odio y queriendo vengarse de los sufrimientos infligidos
por Héctor, arrancan a su hijo (Astianacte) de los brazos de Andrómaca, y precipitan a
este niño, demasiado débil todavía para defenderse con las armas, desde lo alto de las
torres (Quinto de Esmirna/Posthoméricas).
594
METAMORFOSIS (Ovidio) : Libro XIII, 415 a 417 :
415 Astianacte es arrojado desde aquella torre desde donde
416 tantas veces viera a su padre (su madre se lo señalaba)
417 luchando por él y por el reino de sus antepasados.
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 23 :
Tras masacrar a los troyanos, prendieron fuego a la ciudad y partieron los despojos.
Después de un sacrificio a la totalidad de los dioses, tiraron por la muralla a Astianacte
y degollaron a Políxena sobre la tumba de Aquiles.
- En cuanto a Andrómaca, la hija del poderoso rey Eetión, la arrastran junto con las
demás cautivas … Por ello, Andrómaca deseaba ver llegar el momento de su muerte. La
vida no es más que una carga para aquellos que, desde la cima de la gloria, caen en la
humillación de la esclavitud (Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro XIII, 169 a 291).
- Mientras que esta princesa se veía condenada a los rigores de la esclavitud, se asesinaba
bajo sus propios tejados, a una enorme cantidad de Troyanos. En medio de este espantoso
tumulto, sólo la casa de Anténor fue respetada. Este príncipe, anteriormente había
recibido en la ciudad y acogido en su casa, a Ulises y Menelao … (Posthoméricas/Quinto
de Esmirna. Libro XIII, 292 a 297).
[OBSERVACIONES : Ya hemos citado varios textos que explican porqué los griegos se
mostraron clementes con Anténor. Recordemos el que aparece en la Ilíada y que coincide
con lo afirmado por Quinto de Esmirna. Cuando Menelao y Alejandro/Paris se disponen a
enfrentarse por causa de Helena, ésta va informando a Príamo sobre la identidad de los
griegos que van apareciendo en la escena donde tendrá lugar el duelo. Cuando aparece
Ulises, Helena lo describe como “experto en toda clase de engaños y sagaces artimañas”,
a lo que Anténor añade : “También aquí vino cierta vez Ulises, de la casta de Zeus, a causa
de un mensaje relativo a ti, con Menelao caro a Ares. Yo los hospedé y les di una cordial
acogida en el palacio …” (Ilíada/Homero, Canto III, 200 a 207).
(Ver también : Epítomes/Pseudo-Apolodoro, III, 28 y 29, donde Anténor defiende a Odiseo
y Menelao).
595
Dictis Cretense también hace la observación de que los Griegos habían tomado la
precaución de poner una guarnición en las casas de Anténor y de Eneas -sus cómplices-
(Historia de la Guerra de Troya. Libro V. Cap. XII)].
- La misma suerte que Anténor corrió su hijo Glauco : Odiseo y Menelao reconocieron a
Glauco, el hijo de Anténor, y lo protegieron acudiendo con sus armas (Epítomes/Pseudo-
Apolodoro, V, 21).
- Por su parte, el bravo hijo de Anquises (Eneas) intentó los últimos esfuerzos para salvar
la ciudad, pero sus armas y su valor fueron inútiles; tras haber derribado con su mano
gran cantidad de enemigos, sintiendo agotadas sus fuerzas, viendo las matanzas de las
tropas de Príamo, los palacios incendiados, las riquezas saqueadas, las mujeres
arrastradas fuera de sus casas junto con sus hijos, y finalmente la ciudad a punto de ser
enterrada bajo sus ruinas, sólo pensó en librarse del peligro que le amenazaba
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro XIII).
Eneas, acosado por todas partes, con una mano carga y lleva sobre sus hombros a su
padre (Anquises) quebrantado por la edad, y con la otra arrastraba a su hijo de corta
edad (Julo o Ascanio), el cual, colgado a medias y tocando a penas el suelo, anda con
pasos irregulares, el rostro bañado en lágrimas. En su retirada precipitada, el héroe
pisotea a su pesar los cuerpos de sus conciudadanos moribundos. Cipris (Afrodita), su
madre, favorece su huida, salva así, con su hijo, a su nieto, y al mortal (Anquises) que
antes gozó de sus favores. Al acercarse el hijo de Anquises, el fuego pierde su fuerza; el
humo y las llamas, le abren un pasillo; las saetas y los dardos que llueven sobre él,
pierden fuerza por sí mismas y caen a sus pies. (Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro
XIII, 298 a 331).
ENEIDA (Virgilio) : Libro II, 701 a 740 y 776 a 789 : Anquises le dice a Eneas :
596
701 “Ya no cabe retraso alguno; te sigo y donde me llevéis estaré,
702 dioses de mi patria. Salvad mi casa, salvad a mi nieto.
703 Esta señal es vuestra y Troya cuenta en vuestros designios.
704 Me rindo, vaya, y no me niego, hijo, a acompañarte”.
Eneas le contesta :
707 “Vamos entonces, padre querido, súbete a mis hombros,
708 que yo te llevaré sobre mi espalda y no me pesará esta carga;
709 pase lo que pase, uno y común será el peligro,
710 para ambos una será la salvación. Venga conmigo
711 el pequeño Julo (o Ascanio) y siga detrás nuestros pasos mi esposa (Creúsa, hija de
Príamo) …”.
Eneas vuelve a Troya en busca de Creúsa : inútilmente busca primero en su propia casa y
después en la casa de Príamo; finalmente encuentra la sombra de la misma Creúsa que le
dice :
776 “¿Por qué te empeñas en entregarte a un dolor insano,
777 oh dulce esposo mío? No ocurren estas cosas sin que medie
778 la voluntad divina; ni te ha sido dado el llevar a Creúsa contigo,
779 ni así lo consiente el que reina en el Olimpo soberano.
780 Te espera un largo exilio y arar la vasta llanura del mar,
781 y llegarás a la tierra de Hesperia (Italia) donde el lidio Tíber
782 fluye con suave corriente entre los fértiles campos de los hombres.
783 Allí te irán bien las cosas y tendrás un reino y una esposa
784 real; guarda las lágrimas por tu querida Creúsa.
785 No veré yo la patria orgullosa de los mirmidones
786 o de los dólopes, ni marcharé a servir a las matronas griegas,
787 nuera que soy de la divina Venus y Dardánida;
788 me deja en estos lugares la gran madre de los dioses (Juno/Hera),
789 Adiós ahora, y guarda el amor de nuestro común hijo”.
597
Eneas regresa junto a su padre, y encuentra que una gran muchedumbre de nuevos
amigos había acudido, mujeres y hombres, la juventud reunida para la marcha, una gente
digna de lástima. De todas partes acudieron preparados de ánimo y recursos para partir
hacia la tierra que yo eligiera allende el mar … Me puse en marcha y los montes busqué
con mi padre a la espalda (II, 795 a 804).
Ante este espectáculo, dijo Calcante dirigiéndose a los Griegos ensañados contra los
troyanos : “Parad, parad de lanzar flechas inútilmente contra Eneas. Respetad el
oráculo de los dioses. Este ilustre fugitivo, abandonando las orillas del Janto, debe un día
fundar sobre las riberas del Tíber, una ciudad de la que, los siglos a venir, atestiguarán
la gloria. Reinará sobre un pueblo inmenso y un príncipe nacido de su sangre extenderá
su imperio desde poniente a levante. Finalmente, él mismo, alcanzando la dignidad de los
dioses, recibirá los honores debidos al hijo de la inmortal Venus …”.
Obedecieron a la voz de Calcante, como si fuera una orden del cielo. El príncipe troyano,
no encontrando ya más obstáculos, se aleja de su patria y busca al azar la patria que el
destino le tiene preparada.
598
Sin embargo, los Griegos continuaban manifestando su odio, destruyendo Troya y
exterminando a sus habitantes.
Menelao mata con sus manos a Deífobo amodorrado por el sueño y el exceso de vino, al
lado de Helena que huye desconsolada y se esconde al fondo del palacio …
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro XIII, 332 y ss).
Dice Virgilio que cuando Eneas bajó a los Infiernos, se encontró con la
sombra de Deífobo que, al contar su historia y detallar lo ocurrido en
Troya cuando penetraron en ella los aqueos escondidos en el caballo de
madera, acusa a Helena de ser la portadora de la antorcha que avisó a los
dánaos, la que escondió las armas de Deífobo para que no pudiera
defenderse cuando, abriendo las puertas de su alcoba, permitió la fácil
entrada de Menelao :
Contesta Deífobo :
599
Higino dice : Menelao –mató- a Deífobo (Fábulas. CXIII. Quiénes mataron a hombres
ilustres, 3).
En otro lugar, Higino incurre en una contradicción al afirmar que Helena mató a Deífobo :
Helena, hija de Júpiter y Leda –mató- a Deífobo, hijo de Príamo (Fábulas. CCXL. Las que
mataron a sus esposos, 1).
El Pseudo-Apolodoro se limita a decir : Menelao, tras dar muerte a Deífobo, lleva a Helena
a las naves (Epítomes, V, 22).
Dictis Cretense cuenta que el día despuntaba ya, y allí, Menelao, sediento de sangre, se
encuentra con Deífobo, que, tal como hemos dicho, había desposado a esta princesa tras
la muerte de Alejandro : lo derriba a sus pies, le corta las manos, la nariz y las orejas, y
así mutilado, lo deja morir entre horribles tormentos (Historia de la Guerra de Troya.
Libro V. Cap. XII)].
Menelao, derribando todo lo que encuentra a su paso, descubre a Helena en el lugar más
recóndito del palacio, confusa y temblorosa ante el esposo irritado. Se apresta a
sacrificarla a la cólera que lo enloquece, pero Venus detiene su brazo, el hierro escapa
de sus manos, negándose a hundirse en el seno de una mortal seductora por las Gracias y
por la belleza. Un poderoso encanto fascina los ojos del hijo de Atreo; una dulce
emoción se ampara de su alma y destierra los perversos celos. Tantos encantos borran de
su memoria las importantes infidelidades de una esposa que no puede evitar amar.
Inmovilizado por el asombro, permanece como un árbol seco que ni el soplo del Bóreas, ni
el viento del Mediodía pueden agitar. De esta forma, la diosa madre del amor, sabe
cambiar a su antojo el corazón de los dioses y los hombres (Posthoméricas/Quinto de
Esmirna. Libro XIII, 385 a 402).
Todos los inmortales, afligidos por el espectáculo deplorable que ofrece la ruina de Troya,
se rodean de nubes espesas y lloran el triste destino de esta ciudad, hasta hace poco tan
floreciente. Solamente Juno (Hera) parece alegrarse. Incluso Minerva, a pesar de ser
enemiga de la ciudad de Príamo, no puede ver sin resentimiento cómo el impío Áyax
(Oileo) se atreve a profanar su santuario, deshonrando a Casandra. La diosa indignada,
se estremece ante un atentado que ofende a su pudor; ; su estatua vuelve los ojos hacia la
bóveda sagrada; ella se agita y el templo se estremece hasta sus cimientos. A pesar de las
estremecedoras señales de la indignación celeste, el temerario hijo de Oileo, cegado por
600
la pasión, lleva a cabo su crimen. Una muerte horrible fue el justo castigo de su
impiedad (Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro XIII).
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 22 :
Áyax el locrio (Áyax hijo de Oileo, rey de Lócrida Opuntia), viendo a Casandra
abrazada a la imagen de Atenea, la viola.
601
la ciudadela cercana al altar de Mercurio y a los templos de Minerva y Apolo, todo se
había convertido en presa de un fuego destructor.
La ciudad entera no era más que una enorme hoguera … Torbellinos de llamas
elevándose hasta las nubes, habían esparcido a lo lejos una extraordinaria luminosidad …
Todas las desgracias juntas consumaban la ruina de la capital del imperio frigio …
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro XIII).
Fue entonces cuando la madre de Teseo (Etra), habiéndose librado de los estragos y del
incendio, fue conducida por alguna divinidad tras los pasos de Acamante y de
Demofonte (hijos de Teseo y nietos de Etra). Éstos, al verla sólo a la luz de los edificios en
llamas, al principio creyeron reconocer, a causa de su porte noble y su elevada estatura, a
la esposa de Príamo (Hécuba), acercándose para cogerla y llevarla a las naves junto con
el resto de las cautivas, cuando ésta exclamó :
“Valerosos hijos de Argos, no me tratéis como a una
enemiga; Troya no fue en absoluto mi cuna : mi patria es la vuestra. Piteo (hijo de
Pélope, hijo de Tántalo, hijo de Zeus) me trajo al mundo en Trecén (en Argólida). Egeo
(rey de Atenas), mi esposo, me dejó como fruto de nuestro himeneo, a Teseo, cuyo nombre
fue querido en toda Grecia. Os conjuro por el gran Júpiter y por la sangre de mis
antepasados, si los hijos de este héroe han acompañado a los Atridas en esta guerra, y si
la suerte ha protegido sus días, conducidme ante ellos y que yo los veo con mis ojos. Como
vosotros, se hallan en la flor de la edad y siguen el camino de la gloria”.
Estas palabras recordaban a los dos guerreros las hazañas de su padre, cómo en el
pasado había raptado a la hija de Tindáreo (Helena) que recuperaron algunos años
después los hijos de Júpiter (los Dioscuros) asaltando la ciudad de Afidna, y cómo sus
nodrizas los habían salvado del hierro enemigo, mientras que Etra, su abuela, fue llevada
cautiva, convertida en esclava de Helena a la vez que era su suegra.
Demofonte, impaciente por darse a conocer a su abuela, le dijo : “¡Oh Etra, los
inmortales han escuchado tus deseos!. Nosotros somos los hijos de tu querido hijo; en
nuestros brazos, te llevaremos hasta las naves y regresarás con nosotros al lugar que te
vio nacer y a la ciudad que obedece tus leyes”.
Tras estas palabras, se echa a los brazos de Demofonte … Abraza también al joven
Acamante y lágrimas de ternura salen de sus ojos … (Posthoméricas/Quinto de Esmirna.
Libro XIII).
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 22 :
También a la madre de Teseo, Etra, la conducen a las naves los hijos de Teseo,
Demofonte y Acamante, pues también de éstos se dice que marcharon a Troya después
que el resto.
Pausanias cuenta que saliendo del templo de Apolo en Delfos (sede del
famoso oráculo) y girando a la izquierda hay un recinto, y en él la tumba
de Neoptólemo, hijo de Aquiles … Subiendo desde el sepulcro, hay una
piedra pequeña … Hay respecto a ella la creencia de que fue entregada a
Crono la piedra en lugar del niño Zeus y que Crono la vomitó. Yendo de
602
nuevo hacia el templo, después de ver la piedra está la fuente Casótide …
(Descripción de Grecia, X-24, 6 y 7).
Más allá de la Casótide hay un edificio con pinturas de Polignoto
(Descripción de Grecia, X-25, 1) : muchas de estas pinturas tienen que ver
con la conquista de Ilión y algunos de los personajes que participaron en
esta guerra, Etra entre ellos :
Por su parte, Laódice, hija de Príamo, levantando las manos suplicantes hacia el cielo,
pedía a los dioses todopoderosos ser engullida por los abismos antes que tener que
soportar el vergonzoso yugo de la esclavitud (Posthoméricas, Libro XIII).
EPÍTOMES (Pseudo-Apolodoro) : V, 23 :
En cuanto a Laódice, que destacaba por su belleza entre las hijas de Príamo, en
presencia de todos la tierra la ocultó engulléndola en su seno.
603
[OBSERVACIONES : Sobre Casandra : Agamenón llegó a su patria con Casandra
(Fábulas/Higino. CXVI, 4).
Sobre Andrómaca, viuda de Héctor : Neoptólemo, hijo de Aquiles y Deidamía, engendró a
Anfíalo de la cautiva Andrómaca, hija de Eetión (Fábulas/Higino. CXXIII. Neoptólemo, 1).
Sobre Hécuba : Cuando Ulises se llevó como esclava a Hécuba, hija de Ciseo, o como
otros autores dicen, hija de Dimante, ella, esposa de Príamo y madre de Héctor, se arrojó
al Helesponto (mar de Hele, actual estrecho de los Dardanelos) y dicen que fue convertida
en perra; de ahí el nombre del mar Cineo (Fábulas/Higino. CXI. Hécuba).
Sobre Hécuba : la infortunada esposa de Príamo, tras perderlo todo, perdió también su
forma humana y sus repentinos ladridos aterrorizaron los aires de otras tierras, allí donde
el largo Helesponto se angosta en un estrecho (Metamorfosis/Ovidio, Libro XIII, 403 a
407)].
Los Argivos habían destruido, armas en mano, la poderosa Ilión y robado sus inmensas
riquezas …
Los Dánaos, tras el incendio de Troya, llevaban todas las riquezas hacia sus rápidas
naves; se llevaban también a las Troyanas, unas no habían conocido todavía el himeneo,
otras habían gozado desde hacía poco el amor de sus maridos, otras cubiertas con
cabellos canos, otras por fin, más jóvenes, de cuyo seno habían arrancado a los bebés,
mientras que, por última vez, sus labios reclamaban la leche materna
(Posthoméricas/Quinto de Esmirna. Libro XIV, 5 a 17).
Finalmente, los Griegos temiendo que el invierno que se acercaba les impidiera embarcar,
prepararon su flota abasteciéndola abundantemente de todo lo necesario para la
navegación.
Seguidamente enarbolaron las velas llevando consigo el botín que habían conseguido tras
tanto tiempo (Historia de la Guerra de Troya/Dictis Cretense. Libro V. Cap. XVII).
605
BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA
1.- HOMERO
Parece ser que Homero vivió sobre el s. VIII a.C. Poco o nada sabemos de cierto sobre su
vida, e incluso, ni siquiera estamos seguros de que fuera el autor de las dos grandes obras
que tradicionalmente se le atribuyen : la Ilíada y la Odisea, verdaderos monumentos de la
literatura universal.
Es en la época de Homero que los griegos conocieron la escritura, y, por consiguiente, las
tradiciones recogidas tanto en la Ilíada como en la Odisea, fueron tradiciones que
empezaron transmitiéndose por vía oral.
Los encargados de transmitir estas tradiciones fueron los “aedos”, una especie de autores-
compositores-intérpretes, que se iban desplazando por los diferentes lugares, contando o
cantando sus poemas acompañándose probablemente de la lira o la cítara.
Lo que contaban o cantaban los aedos eran precisamente los mitos y leyendas antiguos
que de esta forma se transmitían de generación en generación y que tenían que ver con las
gestas de los dioses y de los héroes, gestas que se habían compuesto, en su origen, para
ser contadas y no para ser escritas.
La Ilíada
ILÍADA. HOMERO.
Introducción, traducción y Notas de E. Crespo.
Índice onomástico de M. Cuesta.
Revisión de C. García Gual.
BIBLIOTECA GREDOS. EDITORIAL GREDOS.
La Ilíada es la obra más antigua de la literatura griega cuyo texto ha llegado hasta
nosotros. Consta de 24 cantos (o capítulos) y de casi 15.700 versos.
Su nombre deriva de Ilión que es otro nombre con el que se conocía a la ciudad de
Troya.
Pertenece al género épico que consiste en contar grandes aventuras en las que suelen
mezclarse lo histórico, lo legendario y lo mítico.
La Ilíada cuenta una parte de la Guerra de Troya (ocurrida realmente entre 1192 y 1183
a.C) entre griegos (aqueos, dánaos, argivos) y troyanos (dárdanos, frigios, pelasgos,
606
tracios, licios), guerra provocada por Paris (hijo del rey troyano Príamo y de Hécuba, y
hermano de Héctor y de la adivina Casandra que sería entregada como botín de guerra
a Agamenón tras su victoria sobre los troyanos), el cual raptó a la bellísima Helena
(hija de Zeus y Leda, o de Leda y Tindáreo rey de Esparta) esposa del griego Menelao
(rey de Esparta) hermano de Agamenón (casado con Clitemnestra, hermana de
Helena).
La Ilíada cuenta solo una parte de la Guerra de Troya, la parte que termina con los
funerales de Héctor (unos 55 días del último año), sin decir nada sobre la conquista ni
la destrucción de la ciudad.
El CANTO I nos cuenta la “cólera del griego Aquiles” (expresión con la que empieza
el canto : “Canta, diosa, la cólera de Aquiles, hijo de Peleo”) contra Agamenón
(hermano de Menelao y jefe de los ejércitos griegos que sitiaron Troya) y las funestas
consecuencias que tuvo esa cólera.
Tras una serie de combates victoriosos contra los troyanos, Agamenón se queda, como
botín, con Criseida, hija de un sacerdote de Apolo, Crises, el cual intenta recuperar a su
hija ofreciendo al Atrida un generoso rescate.
Agamenón no le escucha y el sacerdote pide la ayuda de su dios Apolo que, en
respuesta, extiende la peste en el campo de los aqueos o dánaos.
A pesar de ello, Agamenón se resiste, lo que origina una violenta discusión entre él y
Aquiles.
Finalmente Agamenón (que hubiera muerto si la diosa Atenea no hubiera sujetado el
brazo de Aquiles armado con su espada) cede, pero, tras devolver a Criseida, se queda
a cambio con Briseida, una esclava que pertenecía a Aquiles.
Aquiles, irritado y humillado, abandona el campo de batalla junto con sus tropas de
mirmidones y su amigo Patroclo.
La diosa Thetis, madre de Aquiles, obtiene de Zeus que, a partir de ahora, favorezca a
los troyanos; el dios accede a ello a pesar de despertar los celos de su esposa la diosa
Hera, protectora de los aqueos.
CANTOS X a XV : Los combates se suceden hasta el punto que Héctor y los troyanos
(que siguen los consejos de Zeus) están a punto de incendiar las naves aqueas, cosa que
no consiguen debido a la ayuda que Posidón presta a los aqueos.
También Hera interviene en favor de los aqueos neutralizando con astucia femenina a
Zeus, lo que permite que éstos rechacen con éxito los embates de los troyanos.
607
Zeus se despierta y viendo a Posidón en medio de los aqueos triunfantes, le ordena que se
retire a la vez que envía a Apolo en ayuda de Héctor y los troyanos que de nuevo llegan
hasta los navíos aqueos que intentan incendiar.
Y así termina la Ilíada, prevaleciendo los nobles sentimientos sobre los impulsos
destructores del odio, y todo ello presidido por la intervención de los dioses divididos
entre los que quieren ayudar a los griegos (Posidón, Hefesto, Hermes, Atenea y Hera) y
los que quieren ayudar a los troyanos (Apolo, Ártemis, Afrodita y Ares), y en medio de
todos ellos, Zeus, padre de todos los dioses, que se inclina unas veces por unos y otras
por otros.
La Odisea
ODISEA. HOMERO
Traducción de J. M. Pabón.
Índice onomástico de O. Martínez.
Introducción y revisión de C. García Gual.
BIBLIOTECA GREDOS. EDITORIAL GREDOS.
608
En 24 cantos y más de 12.000 versos, Homero nos cuenta el regreso (largo y complicado
debido a la intervención de los dioses) de Ulises desde la isla de Calipso hasta su isla de
Ítaca, diez años después de la caída de Troya, y su venganza contra los que pretendían
casarse con su esposa Penélope y apoderarse de su reino.
Ulises lleva 20 años ausente de Ítaca. Durante este tiempo, toda una serie de
“pretendientes”, creyéndole muerto, cortejan a su esposa Penélope con ánimo de
desposarla. Su hijo Telémaco confiando que su padre no ha muerto, sale en su busca.
(Cantos I a IV).
Ulises permanece retenido desde hace siete años por la ninfa Calipso en su isla de Ogigia.
Gracias a la intervención de los dioses, abandona la isla pero, debido a la cólera de
Posidón, naufraga en tierras de los feacios donde es encontrado por Nausícaa que lo
conduce a la corte de su padre el rey Alcínoo (Cantos V al VIII).
Ulises aprovecha la estancia en la corte, para contar las aventures y desventuras que ha
padecido durante los diez años que van desde la caída de Troya hasta su llegada a la isla
de Ogigia :
Seguidamente, la gente del rey Alcínoo lo acompaña hasta Ítaca adonde llega disfrazado
de mendigo y donde se encuentra con su fiel porquero Eumeo y su propio hijo Telémaco
(Cantos IX al XV).
A partir de este momento, Ulises empieza los preparativos que terminarán con la masacre
de los pretendientes, seguida del encuentro con su fiel esposa Penélope y su padre Laertes
(Cantos XVI a XXIV).
2.- HESÍODO
En un mismo tomo tenemos : HESÍODO. TEOGONÍA – TRABAJOS Y DÍAS –
ESCUDO – FRAGMENTOS – CERTAMEN.
A. Pérez Jiménez y A. Martínez Díaz.
BIBLIOTECA GREDOS. EDITORIAL GREDOS.
Hesíodo vivió probablemente entre los siglos VIII y VII a.C. y tal vez fuera
contemporáneo de Homero.
609
Era pastor y, según él mismo cuenta en su Teogonía, fue mientras pastoreaba en el monte
Helicón, el mayor monte de Beocia (verso 23), que las nueve Musas, hijas de Zeus y
Mnemósine (versos 25 y 52 a 54, 60; en los versos 76 a 80 dice sus nombres), le
inspiraron lo que debía contar sobre los dioses (versos 22 y siguientes).
La Teogonía
Tras una invocación a las Musas (versos 1 a 8), Hesíodo se dirige a su hermano Perses
pidiéndole que no se deje llevar por los malos celos que le empujan a querer pleitear
para llevarse unos bienes que no le corresponden, concluyendo que es mejor solucionar
sus diferencias de acuerdo con la recta justicia agradable a Zeus (versos 9 a 46).
Para ilustrar mejor el concepto de justicia relata el mito de Prometeo que robó el fuego
a los dioses para dárselo a los humanos y la reacción de Zeus ante ese engaño
propiciando la aparición de Pandora que, imprudentemente abrirá el ánfora que
contenía todos los males (solo la esperanza permaneció en su interior) lo que permitió
610
su expansión por toda la tierra como justo castigo a los “hombres que trabajan”
(versos 47 a 105).
Tras este canto a la justicia sigue un canto al trabajo : “si se quiere ser un hombre de
bien, encontrará ante sí el sudor” tanto más que “el hambre es fiel compañera de quien
no hace nada”.
El canto al trabajo va acompañado de toda una serie de preceptos morales que
terminan con la recomendación : “si tienes el deseo en el fondo de tu corazón de
adquirir la riqueza, en qué debes pensar?; en trabajar, en hacer trabajo sobre trabajo”
(versos 286 a 382).
Las palabras que acabamos de citar introducen al calendario que hay que respetar para
realizar los distintos trabajos agrícolas (versos 383 a 617)
seguido de un calendario y diversas indicaciones sobre la navegación (versos 618 a
694).
Nuevamente siguen toda una serie de consejos prácticos (elección de esposa, amistad,
construcción de la casa...) así como una división de los días en fastos (favorables) y
nefastos (desfavorables) tanto para las tareas agrícolas como para el comportamiento
diario (versos 695 a 828).
611
El Escudo de Heracles (erróneamente atribuido a Hesíodo) :
Aunque los antiguos nunca dudaron que los treinta y tres Himnos Homéricos fueran
obra de Homero, hoy tenemos la certeza de que no fue así, sino que fueron escritos por
varios autores cuyos nombres desconocemos, como también desconocemos la época
exacta en la que fueron escritos y recopilados (entre los s. VII y VI a. C.)
612
HIMNO 05 : A AFRODITA : Habla de su amor y de su boda con Anquises, de donde
nacerá Eneas.
HIMNO 06 : A AFRODITA : Habla del nacimiento de la diosa en Chipre, y su
encuentro con las Horas que la vistieron con divinos vestidos, tras lo cual la
condujeron ante los inmortales.
HIMNO 07 : A DIONISOS : Cuenta, entre otras cosas, la captura del dios por unos
piratas y de los prodigios ocurridos en su liberación.
HIMNO 8 : HIMNO A ARES (17 versos) : tirano para los enemigos, guía de los
hombres más justos, portacetro del valor, protector de los mortales.
HIMNO 9 : HIMNO A ÁRTEMIS (9 versos) : virgen flechadora, criada con Apolo, el
dios del arco de plata.
HIMNO 10 : HIMNO A AFRODITA (6 versos) : Citerea, nacida en Chipre, que
concede dulces dones a los mortales.
HIMNO 11 : HIMNO A ATENEA (5 versos) : junto con Ares se ocupa de acciones
bélicas.
HIMNO 12 : HIMNO A HERA (5 versos) : esposa de Zeus tonante.
HIMNO 13 : HIMNO A DEMÉTER (3 versos) : diosa venerable y madre de la
bellísima Perséfone.
HIMNO 14 : HIMNO A LA MADRE DE LOS DIOSES (6 versos)
HIMNO 15 : HIMNO A HERACLES, EL DE CORAZÓN DE LEÓN (9 versos) : hijo
de Zeus, el más fuerte, con mucho, de los hombres, a quien parió … Alcmena. Realizó
él solo muchas hazañas increíbles, pro también sufrió mucho. Vive en el Olimpo con
Hebe, su esposa.
HIMNO 16 : HIMNO A ASCLEPIO (5 versos) : el sanador de enfermedades.
HIMNO 17 : HIMNO A LOS DIOSCUROS (5 versos) : Cástor y Pólux, hijos de Leda.
HIMNO 18 : HIMNO A HERMES (12 versos) : hijo de Zeus y Maya.
HIMNO 19 : HIMNO A PAN (49 versos) : Es considerado aquí hijo de Hermes, y
descrito con pies de cabra y dos cuernos, protector de rebaños, tañendo la siringa y
acompañado por las ninfas de los bosques.
HIMNO 20 : HIMNO A HEFESTO (8 versos) : famoso por su destreza y que, junto
con Atenea, enseñó espléndidas actividades técnicas, de la tierra, a los hombres.
HIMNO 21 : HIMNO A APOLO (5 versos)
HIMNO 22 : HIMNO A POSIDÓN (7 versos) : el que sacude la tierra y el inmenso
mar, teniendo la misión de dominar los caballos y salvaguardar las naves.
HIMNO 23 : HIMNO A ZEUS (4 versos) : el que mantiene largas e íntimas
conversaciones con Temis, la titánide que Hesíodo considera la segunda esposa de
Zeus (Teogonía, 901).
HIMNO 24 : HIMNO A HESTIA (5 versos)
HIMNO 25 : HIMNO A LAS MUSAS Y A APOLO (7 versos) : gracias a las Musas y
a Apolo, existen sobre la tierra aedos y citaristas.
HIMNO 26 : HIMNO A DIONISO (13 versos) : noble hijo de Zeus y de la muy
gloriosa Sémele. Al crecer, las ninfas lo seguían y él las guiaba.
HIMNO 27 : HIMNO A ÁRTEMIS (22 versos) : la diosa que gusta del bullicio de la
caza, tras la cual, se va a la morada de su hermano Febo Apolo, a la rica tierra de
Delfos, con las Musas y las Gracias.
HIMNO 28 : HIMNO A ATENEA (18 versos) : Palas Atenea, Tritogenia, a quien el
prudente Zeus engendró él solo, e hizo nacer de su divina cabeza.
613
HIMNO 29 : HIMNO A HESTIA (13 versos) : no hay banquete entre los mortales,
Hestia, que tú no presidas. Junto con Hermes/Argifonte, habita las hermosas moradas
de los hombres.
HIMNO 30 : HIMNO A GEA MADRE DE TODOS (19 versos) : madre de todas las
cosas, todos se alimentan de tu riqueza.
HIMNO 31 : HIMNO A HELIOS (19 versos) : Helios/Sol, hijo de Hiperión y de
Eurifaesa, su propia hermana, con quien tuvo además a Eos/Aurora y Selene/Luna.
Alumbra a los mortales y a los inmortales dioses subido en su carro de caballos.
HIMNO 32 : HIMNO A LA SELENE (20 versos) : De Selene/Luna, emana un
resplandor que se manifiesta en el cielo y se derrama sobre la tierra.
Píndaro nació en una ciudad cercana a Tebas, en Beocia, donde se encuentran los
montes Parnaso y Helicón, ambos residencia de las Musas, y los ríos Asopo y Cefiso, y
de donde también era originario Hesíodo.
Autor, entre otras obras, de los Epinicios que constan de cuatro libros conteniendo
poemas dedicados a los vencedores de los juegos panhelénicos : Olímpicas, Píticas,
Nemeas e Ístmicas.
Es considerado como el más importante de los poetas líricos griegos.
Nacido en el 495 a. C (en Colona, cercana a Atenas) y muerto en el 406 a. C., Sófocles
es uno de los tres mayores trágicos griegos, junto con Esquilo y Eurípides.
Contemporáneo de Pericles, el mayor de los estadistas atenienses (constructor del
Partenón de Atenas), hasta el punto que su época es considerada como “el siglo de
Pericles”. Las Traquinias cuentan la muerte de Heracles, víctima de la túnica
envenenada por la “pócima” del centauro Neso, que Deyanira le hace llegar a través de
Hilos, el hijo de ambos.
614
6.- HERÓDOTO : Historia (¿484 – 425 a.C?).
Heródoto nació en Halicarnaso, ciudad de Asia Menor, asentada en la costa del Mar
Egeo, frente a las islas que constituyen el archipiélago del Dodecaneso. Cicerón lo
considera el padre de la Historia, actividad que desarrolló explicando lo acontecido
durante las Guerras Médicas que enfrentaron a griegos y persas entre el 492 y el 449
a.C) : en la segunda guerra médica (480 – 479 a.C) nació Heródoto.
Su “Historia” comprende nueve libros encabezados cada uno de ellos por el nombre de
una Musa, y que, en la edición que manejamos, están recogidos en cinco tomos.
La narración de los conflictos entre Persia y Grecia que conducirán a las Guerras
Médicas, está jalonada por toda una serie de mitos, que es lo que a nosotros nos
importa resaltar, dada la naturaleza de este trabajo.
Uno de los grandes poetas trágicos de la Atenas clásica, junto con Esquilo y Sófocles.
De toda su producción, sólo se conservan dieciocho obras versando sobre temas
mitológicos, como puede deducirse por los títulos que llevan : Medea, Troyanas,
Helena, Bacantes, Cíclope, Alcestis, Heracles, los Heraclidas, Hipólito, Andrómaca,
615
Suplicantes, Electra, Ifigenia entre los Tauros, Ión, Fenicias, Orestes, Ifigenia en
Áulide.
Si aceptamos que Paléfato fue alumno de Aristóteles (384-322 a.C), el cual fundó el
“Liceo” en el año 335 a.C, tenemos que aceptar como posible que fuera a partir de esta
fecha cuando Paléfato escribió su obra.
Paléfato intenta dar una explicación racional a cierto número de mitos, actitud que él
mismo explica en el prólogo de su obra diciendo : Los seres y figuras fantásticas que
están en los relatos por haber existido en otro tiempo, pero que ahora no existen, en
realidad es que no existieron. Pues si hubieran existido en otro tiempo, existirían
también ahora y en el futuro.
Apolonio de Rodas (sobre el 300 y el 215 a.C) autor de Las Argonáuticas (escritas sobre
el 250 a.C), nació en Alejandría sobre el 300 a.C. llegando a ser director de su famosa
Biblioteca, sucediendo a su fundador Zenódoto de Éfeso; terminó sus días en Rodas.
Las Argonáuticas constituyen una epopeya que a lo largo de cuatro libros, describe las
aventuras de Jasón (hijo del rey Esón y de Alcimeda, según el Canto I-46, 47) y los
Argonautas, héroes que, al mando de Jasón, partieron a bordo del navío Argo en busca
del Vellocino de Oro. Una vez conseguido el vellocino, la obra narra también el viaje de
regreso de los protagonistas a Grecia.
616
Su composición consta de cuatro libros o cantos :
Aunque autor de Himnos (seis), que siguen el esquema de los Himnos Homéricos, y
Epigramas (sesenta y tres), en nuestro estudio nos limitamos a considerar
principalmente cada uno de los seis Himnos, al estar su temática relacionada con los
mitos.
Eratóstenes nació en Cirene, al igual que el poeta Calímaco, del que posiblemente fue
alumno. Conoció también a Apolonio de Rodas, al que sucedió en la dirección de la
Biblioteca de Alejandría. Hoy lo calificaríamos de erudito debido a sus enormes
conocimientos en los campos de la filosofía, matemáticas, geografía y astronomía.
617
13.- PARTENIO DE NICEA : Sufrimientos de amor (S. I a.C. Muerto
en el año 14 de nuestra era)
MITÓGRAFOS GRIEGOS (Eratóstenes, Partenio, Antonino Liberal, Paléfato,
Heráclito y el Anónimo Vaticano)
Edición de Manuel Sanz Morales. Director : Manuel García Teijeiro.
AKAL/CLÁSICA. CLÁSICOS GRIEGOS.
Partenio de Nicea nació en Nicea, ciudad de Bitinia, en Asia Menor. Sobre las fechas
en que nació y murió, diremos que nació antes de 86 a.C y murió más tarde de 42 a.C,
tal y como leemos en el autor y libro utilizados y que citamos más abajo.
618
Evémero es el autor de una “Historia Sagrada” donde aparecen, un rey llamado
Casandro, y una isla llamada Panquea, consagrada a los dioses.
Encontramos comentarios sobre Panquea en el Libro V-42, 4 y 5 - Libro V-45, 1 a 6 -
Libro V-46, 1 a 7
Los comentarios sobre las teoría de Evémero, los encontramos en algunos de los
fragmentos que componen el Libro VI, donde se reproduce un texto de Eusebio de
Cesarea (Preparación evangélica II 2, 59b-61a). : VI-1, 1 a 11. Otro de los textos
reproducidos es de Malalas : VI-2.
619
17.- OVIDIO : Metamorfosis (43 a.C. – 17 d.C.)
METAMORFOSIS. OVIDIO
Introducción y notas de Antonio Ramírez de Verger.
Traducción de Antonio Ramírez de Verger y Fernando Navarro Antolín.
EL LIBRO DE BOLSILLO. CLÁSICOS DE GRECIA Y ROMA. ALIANZA
EDITORIAL.
La obra compuesta por Publio Ovidio Nasón, consta de unos 12.000 versos repartidos
en quince libros que relatan el origen del mundo y sucesos que tienen que ver con
transformaciones (metamorfosis) de dioses y hombres, en animales plantas o piedras,
ocurridos hasta la época de Augusto, donde se mezclan maravillosamente, lo real y lo
extraordinario.
Eneida
ENEIDA. VIRGILIO.
Introducción y Traducción de Rafael Fontán Barreiro.
EL LIBRO DE BOLSILLO. CLÁSICOS DE GRECIA Y ROMA. ALIANZA
EDITORIAL.
Publius Vergilius Maro (Virgilio), hijo de unos campesinos del norte de Italia, nació en
Andes, cerca de Mantua (en la Galia Cisalpina) en el año 70 a.C. y murió en Bríndisi en el
año 19 a.C. a la edad de 50 años.
Virgilio, poco dotado para la elocuencia (fracasó como abogado), tímido, retraído y de
salud siempre muy delicada, es considerado como uno de los mayores poetas latinos de la
antigüedad.
Siete años le llevaron componer las Geórgicas (del 36 al 29 a.C) “cuatro libros de poesía
didáctica relacionada con la vida del campo”, que dedicó a su protector, Mecenas.
Posiblemente sobre el año 30 a.C. empezó a escribir la Eneida. En el 19 a.C. partió hacia
Grecia con objeto de visitar los lugares que aparecían en su obra y poder así dar una
redacción definitiva a lo que, hasta entonces, no era más que un manuscrito inacabado que
620
confió a sus amigos Vario Rufo y Plocio Tuca con orden de quemarlo si algo malo le
ocurría : gracias a la intervención de Cesar Augusto, no se cumplió este último deseo del
poeta, y ello permitió que la Eneida llegara hasta nuestros días tal y como Virgilio la
escribió.
A lo largo de doce libros, la Eneida narra los viajes de Eneas desde Troya hasta las tierras
del Lacio (Galia Cisalpina, Italia) y todas las guerras que tuvieron lugar en suelo italiano :
“Canto las armas y a ese hombre que desde las costas de Troya llegó el primero a
Italia...hasta que fundó la ciudad y trajo sus dioses al Lacio” (Libro I - 1 a 6).
La ciudad fundada en primer lugar fue Alba Longa que, pasado el tiempo, daría lugar a
la aparición de la ciudad de Roma, a orillas del Tíber.
Bucólicas
Constan de 830 versos repartidos en diez poemas escritos entre el 42 y el 39 a.C.
Geórgicas
Constan de más de 2.000 versos repartidos en cuatro poemas escritos entre el 36 y el
29 a.C.
Fábulas
Compilaciones (277) relativas a mitos y genealogías, realizadas probablemente en el
S. II de nuestra era.
Astronomía
Escrita posiblemente a finales del S. I a.C. A lo largo de cuatro libros, describe el
universo y explica a través de catasterismos (héroes y dioses de la mitología
transformados en estrellas y constelaciones), la composición de los astros que vemos en
el cielo.
20.- APULEYO : El asno de oro (S. II de nuestra era, tal vez entre el
125 y el 180 de nuestra era)
Apuleyo (123 – 180 de nuestra era), nacido en Madaura (donde estudió también
Agustín de Hipona), ciudad de la provincia romana de Numidia, en el norte de África,
fue autor de unas “Metamorfosis” que constituyen una novela que conocemos mejor
con el nombre de “El asno de oro” que cuenta los episodios vividos por Lucio
transformado en asno, perdiendo su capacidad de hablar pero no la de pensar.
Quinto de Esmirna fue un poeta griego que vivió entre los siglos III y IV de nuestra
era. Es autor de las POSTHOMÉRICAS, obra épico-poética cuyo contenido pretende
situarse entre la ILÍADA (continuando con el relato de lo que pasó tras la muerte de
Héctor) y la ODISEA (relatando el regreso de los griegos -argivos, aqueos y dánaos- a
sus patrias (cuyo detalle encontramos en la obra de Homero).
622
Canto 1 : Pentesilea
Canto 2 : Memnón
Canto 3 : Aquiles
Canto 4 : Juegos fúnebres
Canto 5 : Áyax
Canto 6 : Eurípilo
Canto 7 : Combates alrededor de las naves
Canto 8 : Combates alrededor de las naves
Canto 9 : Filoctetes
Canto 10 : Paris
Canto 11 : Eneas
Canto 12 : El caballo de madera
Canto 13 : La toma de Troya
Canto 14 : El regreso
623
24.- DARES DE FRIGIA : De excidio Troiae historia (Historia de la
destrucción de Troya) (obra, tal vez, del s. VI de nuestra era)
HISTORIA DE LA DESTRUCCIÓN DE TROYA DE DARES EL FRIGIO.
DIARIO DE LA GUERRA DE TROYA DE DICTIS CRETENSE
Introducciones, traducción y notas de Mª Felisa del Barrio Vega y Vicente
Cristóbal López.
BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 295
EDITORIAL GREDOS, S. A. 2001
Cuenta Homero que “había entre los troyanos un tal Darete opulento y sin tacha, que
era sacerdote de Hefesto. Dos eran los hijos que tenía : Fegeo e Ideo, expertos ambos
en todo tipo de lucha” (Ilíada, V, 9 a 11).
La obra consta de cuarenta y cuatro capítulos. Empieza contando la aventura de Jasón y
los Argonautas partiendo en busca del vellocino de oro y termina contando cuanto
tiempo duró la guerra, el número de los que murieron de uno y otro bando así como los
troyanos que siguieron a Eneas, Anténor, Andrómaca y Héleno.
27.- HIEROS LOGOS (Orfeo : Poesía órfica sobre los dioses, el alma y el más allá)
Edición de Alberto Bernabé.
AKAL/CLÁSICA. CLÁSICOS GRIEGOS.
624
29.- LOS DIOSES DEL OLIMPO.
GRUPO TEMPE. Mercedes Morillas, Francisca Morillo, Mª Rosa Ruiz de Elvira.
Emilio Crespo, Elena Cuadrado, Pilar Jiménez, Luis M. Macía, Mariano
Martínez.
El libro de bolsillo. Clásicos de Grecia y Roma. Biblioteca temática.
ALIANZA EDITORIAL.
625
ÍNDICE GENERAL
626
I.3.12 Desde Lacedemonia, pasa por Tegea (Arcadia), antes de
llegar a Calidón (Etolia). 153
I.3.13 Heracles se casa con Deyanira en Calidón (Etolia). 155
I.3.14 Desde Calidón (Etolia), Heracles marcha contra los
Tesprotos de Tesprótida (Épiro). Con Astíoque tiene un
hijo, Tlepólemo. 157
I.3.15 Pasando por Etolia (río Eveno) y por la Fócide (donde
encuentra a los dríopes) Heracles se dirige a Traquis
(Tesalia) donde reina Ceix. 163
I.3.16 Heracles se enfrenta a los lapitas (de Tesalia), que
disputaban a los dorios una parte de su territorio. 168
I.3.17 Heracles regresa a Traquis pasando por Itono, Tesalia
(donde se enfrentó a Cicno) y por Ormenio, Tesalia (donde
se enfrentó a Amíntor) : 169
- Enfrentamiento con Cicno. 169
- Enfrentamiento con Amíntor. 172
I.3.18 Heracles llega a Traquis, y desde allí, se dirige a Ecalia,
deseoso de vengarse de Éurito. 173
I.3.19 En el promontorio Ceneo (en Eubea), Heracles se dispuso a
hacer sacrificios en honor de Zeus, necesitando para ello la
túnica que guardaba Deyanira. Muerte de Heracles. 176
I.3.20 Suicidio de Deyanira. 184
I.3.21 Heracles muere y así alcanza la morada de los dioses
donde se casa con Hebe. 188
627
-Tercera etapa : llegada a la Propóntide y desembarco en
la isla de Cícico. 267
-Cuarta etapa : camino de Misia. 271
-Quinta etapa : desembarco en las costas de Bitinia y
enfrentamiento con Ámico y los bebrices. 278
-Sexta etapa : encuentro con el adivino Fineo, en Tinia
(Tracia) que les informa sobre : 281
a) Atravesar las flotantes Rocas Ciáneas. 284
b) Poner rumbo hacia la desembocadura del
Termodonte. 284
c) Nombres de los pueblos con los que se van a
encontrar. 284
d) Llegada a la Cólquide, el reino de Eetes. 285
-Séptima etapa : Llegada al Bósforo y paso a través de la
Rocas Ciáneas o Simplégades. 287
-Octava etapa : Llegada al Ponto Euxino y desembarco en
el país de los Mariandinos donde reinaba Lico. 289
-Novena etapa : Paso por los territorios de las Amazonas,
Cálibes, Tibarenos, Mosinecos, y llegada a la isla de
Ares. 293
628
II.2.07 Los Argonautas, tras pasar por las islas de Creta y Egina,
Llegaron a Yolco (en Mesenia) a través del estrecho que
separa la isla de Eubea de las costas de la Grecia
continental. 343
II.2.08 Muerte de Pelias. 347
II.2.09 Separación de Jasón y Medea. 349
629
III.5.13 Los dos bandos combaten junto a las naves griegas. 469
630