primero se le da un paracaídas y se le indica que se lo ponga porque ayudará a mejorar su vuelo. Está un poco escéptico al principio; no se puede imaginar cómo puede ser posible que el uso de un paracaídas a bordo de un avión pueda mejorar su vuelo. Después de un rato, decide experimentar para ver si las aseveraciones son verdad. Al fijar el aparato a su espalda, siente su peso sobre sus hombros y descubre que ahora le resulta difícil sentarse derecho. Sin embargo, se consuela con la promesa de la sobrecargo de que el paracaídas mejorará su vuelo, y decide darle un poco de tiempo. A medida que avanza el vuelo, observa que algunos de los otros pasajeros se están riendo de él por el hecho de que lleva puesto un paracaídas en el interior del avión. Se empieza a sentir algo humillado. Mientras ellos siguen riendo y señalándolo, llega al punto de no aguantar más. Se quita el paracaídas y lo arroja al piso. Su corazón está lleno de desilusión y amargura, porque todo indica que le han contado una franca mentira. Al segundo hombre también le dieron un paracaídas, pero observa lo que le dijeron. Se le dijo que se pusiera el paracaídas porque en cualquier momento tendrá que saltar del avión a una altura de 10,000 metros. Agradecido, se pone el paracaídas. No se fija en el peso del paracaídas sobre sus hombros, ni le preocupa que no se pueda sentar derecho. Su mente está absorta pensando en lo que le ocurriría si tuviera que brincar sin el paracaídas. Ahora analicemos la motivación y el resultado de la experiencia de cada uno de los pasajeros. La motivación del primer hombre al ponerse el paracaídas era únicamente mejorar su vuelo. El resultado de su experiencia fue que se sintió humillado por los otros pasajeros, desilusionado y algo amargado contra aquellos que le dieron el paracaídas. Por lo que a él toca, pasará mucho tiempo para que alguien lo vuelva a convencer de que se ponga una de esas cosas en la espalda. El segundo hombre se puso el paracaídas exclusivamente para sobrevivir al salto que vendría. Y como sabía bien lo que le ocurriría si tuviera que brincar sin el paracaídas, tiene un profundo gozo y paz en su corazón, sabiendo que ha sido librado de una muerte segura. Este conocimiento le proporciona la capacidad para soportar las burlas de los otros pasajeros. Su actitud hacia aquellos que le dieron el paracaídas es de profunda y sincera gratitud.
El segundo hombre se puso el paracaídas exclusivamente
para sobrevivir al salto que vendría. Y como sabía bien lo que le ocurriría si tuviera que brincar sin el paracaídas, tiene un profundo gozo y paz en su corazón, sabiendo que ha sido librado de una muerte segura. Este conocimiento le proporciona la capacidad para soportar las burlas de los otros pasajeros. Su actitud hacia aquellos que le dieron el paracaídas es de profunda y sincera gratitud.
“Ponte al Señor Jesucristo. Él te dará amor, gozo, paz, realización y felicidad perdurable.” En otras palabras, Jesucristo mejorará tu vuelo. El pecador responde, y a modo de experimento se pone al Salvador para ver si las promesas resultan ciertas. ¿Y qué es lo que obtiene? La tentación, tribulación y persecución prometidas. Le resulta muy difícil vivir una vida de rectitud. No sólo eso, sino que otras personas se mofan de su fe. Así que, ¿qué hace? Se quita al Señor Jesucristo; está ofendido por causa de la Palabra; está desilusionado y algo amargado—y con justa razón. Se le prometió amor, gozo, paz, realización y felicidad perdurable, y lo único que obtuvo fueron las pruebas y la humillación. En lugar de predicar que Jesús “mejorará su vuelo,” debemos estar advirtiendo a los pecadores que un día tendrán que saltar del avión. “Está establecido para los hombres que mueran una sola vez y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27).
¿Recuerdas por qué el segundo pasajero tenía gozo y
paz en su corazón? Era porque sabía que el paracaídas lo iba a salvar de una muerte segura. De la misma manera, como cristianos tenemos “gozo y paz en el creer” (Romanos 15:13) porque sabemos que la justicia de Cristo nos librará de la ira venidera.
Gracia Entre Cerdos: Vivir y experimentar la gracia para recuperar la alegría. Superar la frustración y el fracaso para reinventarse. Y liberarse de la culpa y la vergüenza para disfrutar de Dios