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QORICH’ASKA, LAS CLASES VIRTUALES DE QUECHUA Y LAS CEREMONIAS DE LA SITUA

Desborde y crisis del sector cultura (II)

Antrop. Gonzalo Valderrama E.

El título de la columna lo tomé prestado del clásico libro del antropólogo José Matos Mar
Desborde popular y crisis del estado, a manera de recordar su tesis principal, la existencia
de toda una dimensión del país que vive al margen del estado. El sector cultura,
zarandeado estos días, se presta como ejemplo de una dinámica en la cual es la población
quien se hace cargo de apuntalar la economía nacional misma. En una columna anterior
escribí sobre la cantante Renata Flores y su trabajo de promoción del quechua, debemos
también conocer un ejemplo local, desde nuestra ciudad Inés Adelaida Qorich’aska Quispe
Puma, viene realizando en la red un interesante trabajo de enseñanza del runasimi, labor
que ha sido reconocida igualmente por la prensa nacional, ya que durante la cuarentena
se ha registrado un inesperado interés por aprender el idioma de los incas. Las acciones de
promoción desde el estado se ven reducidas en comparación al dinamismo del sector
cultura y de las industrias culturales en este caso.
Deben ser varias las razones por las cuales el interés por el quechua ha tenido un
incremento exponencial, por lo pronto podemos señalar la crisis del modelo civilizatorio, y
de los paradigmas de la modernidad. Los cusqueños y peruanos recurrimos a nuestra
historia frente a las amenazas de caos o cambio climático, en busca de respuestas en el
pasado milenario y en nuestras actuales tradiciones culturales. Así, el Inti Raymi, máxima
evocación del incario, debe desarrollarse este año, pero ya la ciudadanía señala la
necesidad de un ajuste y adaptación a las circunstancias, que implique también una
revisión de fondo a más de formal sobre el contenido de la ceremonia. Incorporar este
año elementos de la Situa parece pertinente. En los capítulos 6 y 7 del libro séptimo de
Los comentarios reales del Inca Garcilaso de la Vega, tenemos una descripción de esta
celebración que se hacía para limpiar los males del mundo:
“Luego, en saliendo el Sol, habiéndole adorado y suplicado mandase desterrar todos los
males interiores y exteriores que tenían, se desayunaban con el otro pan, amasado sin
sangre. Hecha la adoración y el desayuno, que se hacía a hora señalada, porque todos a
una adorasen al Sol, salía de la fortaleza un Inca de la sangre real, como mensajero del Sol,
ricamente vestido, ceñida su manta al cuerpo, con una lanza en la mano, guarnecida con
un listón hecho de plumas de diversos colores, de una tercia en ancho, que bajaba desde
la punta de la lanza hasta el recatón, pegada a trechos con anillos de oro (la cual insignia
también servía de bandera en las guerras); salía de la fortaleza y no del templo del Sol,
porque decían que era mensajero de guerra y no de paz; que la fortaleza era casa del Sol
para tratar en ella cosas de guerra y armas, y el templo era su morada para tratar en ella
de paz y amistad. Bajaba corriendo por la cuesta abajo del cerro llamado Sacsahuáman,
blandiendo la lanza hasta llegar en medio de la plaza principal, donde estaban otros
cuatro Incas de la sangre real, con sendas lanzas en las manos como la que traía el
primero, y sus mantas ceñidas como se las ciñen todos los indios siempre que han de
correr o hacer alguna cosa de importancia, porque no les estorbe. El mensajero que venía
tocaba con su lanza las de los cuatro indios y les decía que el Sol mandaba que, como
mensajeros suyos, desterrasen de la ciudad y de su comarca las enfermedades y otros
males que en ella hubiese. Los cuatro incas partían corriendo hacia los cuatro caminos
reales que salen de la ciudad y van a las cuatro partes del mundo, que llamaron
Tahuantinsuyo”.
¿Cómo se dice cuidemos de la naturaleza para que así la naturaleza nos cuide, en
quechua? Bien el Inca este año podría recordarnos ello. Sería un mensaje del Cusco al
mundo.

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