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esto no es así.

Y es que hay algo que aún no se termina de entender, o que quizás los que
estamos de este lado de la industria no lo sabemos transmitir correctamente: ahorrar no
es lo mismo que invertir.

La diferencia parte de dos conceptos sencillos pero importantes: la renta y la ganancia de


capital. Supongamos que hace dos años compré un dépaitamento en US$100,000 y lo estoy
alquilando. Los pagos mensuales que recibo por el alquiler se denominan "renta". De ahí
que el término "rentista" represente a la persona que busca generar un flujo constante y
periódico de ingresos con su patrimonio (como sería el caso del primer amigo que les
comenté). Este perfil fue el nicho de mercado con el cual las bancas privadas a nivel
mundial empezaron su apogeo. El concepto es sencillo: si tienes un patrimonio importante,
vive de las rentas del mismo. Para ello debes asumir el menor riesgo posible y así evitar que
tu patrimonio se reduzca. Esto significa que la tasa de interés promedio que se obtenga será
conservadora (mucho menor al 5% anual en dólares que esperaba mi amigo).

Volviendo al ejemplo del departamento, si en un momento del tiempo logramos venderlo


en US$300,000, la diferencia entre el precio de compra y venta (US$200,000) se denomina
"ganancia de capital" (si el precio de venta hubiese sido menor, se hablaría de una pérdida
de capital). A esta variable se refería mi segundo amigo al preguntarme si el capital inicial
estaba garantizado. Obviamente, el perfil de él se asemeja más a un "ahorrista", pues no
desea que su capital se vea comprometido.

Tanto la renta como la ganancia de capital, son los dos pilares sobre los cuales se construye
y consolida la gestión de nuestro patrimonio, y nos sirve a su vez para comprender la
diferencia entre ahorrar e invertir:

El ahorro busca preservar nuestro capital, sin arriesgarlo (aquí no hablamos de riesgo de impago).
Este tipo de activo financiero sólo genera renta. El vehículo clásico para lograr esto es una cuenta
de ahorros o un depósito a plazo. Conforme va pasando el tiempo, los intereses se capitalizan y
logramos hacer crecer nuestro patrimonio. No obstante, al ser una alternativa de bajo riesgo, el
retorno (tasa de interés) también es menor.

La inversión implica asumir un mayor riesgo y nos permite generar renta y también ganancia
(pérdida) de capital. Un nivel de riesgo más elevado nos permite alcanzar un retorno
esperado mayor. Cuando tenemos objetivos ambiciosos, es necesario contar con un plan de
inversión profesional. Por ejemplo, en países desarrollados las personas empiezan a invertir para
el fondo universitario de sus hijos desde que éstos nacen. Asimismo, en muchos lugares las
personas toman planes paralelos de inversión para mejorar su futura pensión de jubilación.

A nivel patrimonial, ambos elementos deben estar presentes. El ahorro te permite


mantener liquidez y preservar parte del patrimonio, mientras que la inversión te permite el
crecimiento y la acumulación del capital.

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