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Tema:
No hay naturaleza humana

Mateo Calderón David

Universidad de Antioquia
Instituto de Filosofía
Naturaleza Humana
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Justificación.

La idea que aquí se pretende desarrollar, tiene como propósito negar el concepto de
naturaleza humana entendido como el carácter distintivo inherente al hombre. Es
evidente, que muchos están de acuerdo con el discurso de la naturaleza humana que le
atribuye al hombre una esencia que, se supone, se le es dada de por sí desde su
nacimiento. Pero, en la negación de ese concepto de naturaleza humana que aquí se
desarrolla, se piensa bastante disímil, y a continuación se dirán las razones y la
importancia de dicha negación.
La primera razón por medio de la cual se negará aquí dicho concepto, estriba en el
hecho de la limitación que se presupone a lo humano cuando se le admite una esencia
dada. Es decir, en este discurso se considera absurdo que el humano posea propiedades
permanentes e invariables que lo determinen como ser y que, sin ellas, no pueda ser lo
que es. Cuando se le atribuye al hombre una característica inmutable, o sea cuando se le
define, en la misma definición ya se halla una limitación que imposibilita la libertad de
ser otra cosa. En este discurso se piensa, por el contrario, que el humano no es definible
más allá de lo físico y lo biológico. Se concibe que el humano una vez arrojado al mundo
en su condición de simple existencia, empieza a hacerse a sí mismo con base en las
realidades humanas. Se prefiere así, pues, una realidad humana o condición humana,
antes que una naturaleza humana, pues la primera es susceptible de cambios y se puede
reinventar todo el tiempo; la segunda no ve posible nada más de lo que su definición
encierra.
En segundo lugar, porque se considera aquí la noción sartreana de ser en sí y ser
para sí, propuesta por Jean-Paul Sartre en El Ser y la Nada. Sartre establece –en el ser
para sí– que el hombre es su proyecto original y solo se hace por sus deseos. Es el ser
proyectante y capaz. El humano es el único cuyo ser consiste en proyectar. El humano es
el propio ser de la conciencia o subjetividad. Así, Sartre propone que la existencia
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precede a la esencia, y que esta última solo se hace en ese aparecerse a sí mismo frente al
mundo. En pocas palabras, dice que empezamos por ser nada, y que depende de nosotros
darle un sentido a esa nada. En este sentido, es pertinente comparar la supuesta naturaleza
humana con la otra noción sartreana: el ser en sí: en esta todo aquello que es siempre lo
mismo y nunca va a ser distinto de lo que es. Es una totalidad.
El hombre es para Sartre un total ser para sí, un ser libre que se encuentra existiendo,
y debe decidir que ha de hacer con él mismo. De ahí que cada hombre deba buscar su fin
propio, válido sólo para él. En este sentido, desde el existencialismo se ha insistido sobre
la idea del humano como ajeno a cualquier naturaleza dada. Somos pura posibilidad de
autodeterminación, pura autonomía, pura elección; somos acto voluntario, espontaneidad,
margen de indeterminación, ausencia de interferencia; somos disposición de nosotros
mismos.
Afirma John Locke, por otro lado y como punto tercero, que la mente de un
individuo en el momento de su nacimiento es como una tabula rasa, o sea como una hoja
en blanco sobre la cual la experiencia imprime el saber. Así, en su obra Ensayo sobre el
entendimiento humano, dice que el humano viene al mundo como una hoja en blanco,
sin ningún carácter (tabula rasa). De esta manera, solo podemos conocer aquello que
procede de las sensaciones del mundo exterior: frío, olor, sabor, color; y de las
reflexiones derivadas de la vida interior: alegría, tristeza, enojo. Esto presupone que no
venimos al mundo con una esencia dada de por sí. Es decir, con una naturaleza. También
se acude aquí y ahora, a José Ortega y Gasset, citado por Alfredo Marcos en la Filosofía
de la Naturaleza Humana, pues este señala de forma muy contundente, que es erróneo
hablar de naturaleza humana, pues el hombre tiene, en su lugar, historia. Lo que establece
Ortega y Gasset, es que el hombre traza su ruta social desde la libertad y la razón, de
modo que acaba desarrollando una historia.
Como cuarto punto, el sistema hegemónico actual, hace pensar a la gran mayoría de
personas dominadas, que el modo de vivir que llevan es “natural”, haciéndolos creer que
el modo de asimilar ideas, emociones, u otros sentimientos que provienen del exterior,
son creaciones propias e independientes, cuando la realidad es que la gran masa está
siendo manipulada, o como lo propone Marx: “alienada”, con el fin de que naturalice su
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condición de dominada. Se trae aquí esto a colación, porque la gran mayoría de personas
cree que vivir bajo esta alienación es su naturaleza humana porque así han estado desde
que vieron la luz por vez primera, cuando la realidad es que se están instalando
imaginarios sobre las cosas, como la misma idea de hombre, que se vuelve producto del
poder para sostener el sistema hegemónico. Así, cabe señalar, que no hay un modelo de
lo que pueda ser el humano.
Los puntos anteriores, son varias de las razones que justifican negar el concepto de
naturaleza humana, y sustituirlo por el de realidad humana o condición humana. Y su
importancia radica en desligar a lo humano de lo limitado, de lo que no es de por sí, y
darle la libertad que es inherente a él.

Bibliografía

Sartre, J. P. (1946). El ser y la nada. Iberoamericana

Locke, J., & Aranda, L. R. (1980). Ensayo sobre el entendimiento humano.

Marcos, A. (2010). Filosofía de la naturaleza humana. Eikasia. Revista de


Filosofía, 6(35), 181-208.

Aptheker, H., & Aptheker, H. (1972). Marxismo y alienación. Península.

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