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Cirilo de Jerusalén (≈315-387)

CATEQUESIS MISTAGÓGICA 2 (≈350)


(=Instrucción a voz/ Enseñanza/ Doctrina) (=Concerniente a la iniciación)

1. Dado que les son útiles las doctrinas sobre los misterios que diariamente les enseñamos, porque
expresan las realidades que los ritos significan, y dado que son más útiles para ustedes que han pasado
de la condición antigua a la nueva condición, es necesario que les ofrezcamos, –con orden–, lo que nos
faltó de la instrucción de ayer, a fin que aprendan de que cosas son símbolos los ritos realizados por
ustedes en el interior del edificio.

2. Así pues, apenas entrando, se quitaron la túnica, esto es figura del despojarse del hombre viejo con
los actos [del hombre viejo]. Estaban desnudos, imitando con esto a Cristo que estuvo desnudo en la
cruz, el cual, sin embargo, estando despojado de ropas despojaba los principados y las potestades, y
estando despojado de armas triunfaba en el madero. Por tanto, ya no es lícito para ustedes portar
aquella vieja túnica. No hablo absolutamente de esta túnica visible, sino del viejo hombre, que se
destruye con las pasiones engañosas que despojan, que desnudan. No sea, pues, la túnica vieja
nuevamente endosada por el alma que ya se ha despojado de ella, sino que diga como la esposa del
Cantar de los Cantares a Cristo: “Me he quitado mi túnica, ¿cómo la vestiré [nuevamente]?” ¡Oh
admirable signo! Estaban desnudos a la vista de todos y no se avergonzaban. Verdaderamente imitaban
al primer plasmado, Adán, el cual estaba desnudo en el paraíso y no se avergonzaba.

3. Después, desvestidos han sido ungidos con óleo exorcizado desde la extremidad más alta de los
cabellos hasta la parte más baja y, con ello, -cortados del selvático [olivo] e injertados en el buen olivo-
llegaron a ser partícipes del buen olivo de Jesús Cristo y de las riquezas de este olivo que es casa de
refugio. Por tanto, el óleo exorcizado es símbolo de la comunión con las riquezas de Cristo. Pero al
mismo tiempo, el óleo aleja toda huella de energía adversa, como lo hacen los soplidos de los santos y
la invocación del nombre de Dios, como si fueran flamas fortísimas que queman y expulsan demonios.
Así pues, este óleo exorcizado con la invocación de Dios y la oración toma una fuerza de tanta potencia
que no sólo, quemando, purifica las huellas de los pecados, sino también expulsa las fuerzas invisibles
del mal.

4. Después de esto fueron conducidos de la mano hacia la sagrada piscina del divino bautismo, así
como Cristo fue conducido de la cruz hacia la tumba que había sido decretada para él. Pero antes de ser
sumergidos, cada uno fue interrogado si creía en el nombre del Padre, y del Hijo y del Santo Espíritu, y
confesaron la confesión de salvación. Luego, se sumergieron tres veces en el agua y viceversa tres
veces emergieron, y con ello estaban aludiendo -a través del símbolo- la sepultura de tres días de
Cristo. Como nuestro Salvador durante tres días y tres noches transcurrió en el corazón de la tierra, así
también ustedes en la primera emersión imitaban el primer día de Cristo en la tierra y en la primera
inmersión imitaban la primera noche de Cristo en la tierra. En efecto, como el que no ve en la noche,
pero ve en el día con la luz, así en la inmersión nada venían, como sucede en la noche, pero en la
emersión nuevamente veían, como sucede en el día. Así pues, ¡al mismo tiempo morían y nacían! y
aquella agua salvadora fue para ustedes, al mismo tiempo, sepulcro y madre. Aquello que Salomón dijo
sobre otras cosas, puede ser aplicado a ustedes: “tiempo de generar y tiempo de morir”. Pero en
relación a ustedes esto es al contrario: tiempo de morir y tiempo de ser generado. Es admirable que un
solo y mismo momento sea capaz de estas dos realidades y de hacer contemporánea la muerte con el
origen.

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5. ¡Oh realidad extraña y prodigiosa! No hemos muerto verdaderamente, ni hemos sido sepultados
verdaderamente, ni hemos resucitado verdaderamente después de haber sido crucificados, sino que
hacemos una imitación de Cristo a través de figuras, pero la salvación se realiza verdaderamente. Cristo
realmente ha sido crucificado y realmente ha sido sepultado, también verdaderamente ha resucitado, y
todas estas cosas han sido favorables para nosotros, a fin que participando de los sufrimientos de él con
la imitación, ganásemos con verdad la salvación. ¡Qué amor por el hombre tan desmesurado! Cristo
recibió sobre sus manos puras los clavos y probó el dolor, y yo, sin dolor y sin sufrimiento, recibo la
salvación a través de la imitación.

6. Por tanto, ninguno considere que el bautismo es solamente gracia del perdón de los pecados y de la
adopción filial, como el bautismo de Juan que era considerado solamente capaz de producir el perdón
de los pecados. Deben saber que el bautismo, además de ser lugar de purificación de los pecados y acto
que procura el don que es el Espíritu Santo, es también vivencia de los sufrimientos de Cristo. De
hecho, para señalar esto último Pablo decía: “¿Acaso ignoran que todos los que hemos sido bautizados
en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?” Por tanto, hemos sido sepultados con él por
medio del bautismo. En efecto, probablemente decía estas cosas por algunos que admitían que el
bautismo es gracia del perdón de los pecados y que procura la adopción de hijo, pero no admitían que
el bautismo diese al creyente -a través de la imitación- la participación de los padecimientos verdaderos
de Cristo.

7. Por tanto, para que aprendamos que también nosotros hemos sido partícipes de lo que Cristo padeció
verdaderamente y no en apariencia, por causa nuestra y por nuestra salvación, con toda exactitud Pablo
proclamaba: “De hecho, si hemos sido unidos -a través de la imitación- a su muerte, también
estaremos unidos a su resurrección”. Fíjense qué bella expresión “hemos sido unidos” (σύμφυτοι)
(=crecer juntos/ llegar a ser connaturales), porque de hecho, a tal propósito la vid verdadera ha sido
plantada, y nosotros por la realización del bautismo hemos llegado a ‘estar unidos a Cristo’ a través de
la semejanza de su muerte. Pero observa con gran atención el pensamiento a través de las palabras del
apóstol. No dijo: “De hecho, si hemos sido unidos a la muerte”, sino, “-a través de la imitación- a su
muerte”. En efecto, la verdadera muerte es de Cristo, -de hecho el alma se separó del cuerpo-, y el fue
verdaderamente sepultado, -tanto que su santo cuerpo era envuelto en una sábana limpia-, y todas las
cosas en él ocurrieron realmente, por el contrario, nosotros realizamos una imitación en figuras de la
muerte y de los padecimientos, pero no es una figura la salvación, sino que verdaderamente se realiza
en nosotros a través de la figura.

8. Habiendo sido instruidos suficientemente, retengan estas cosas en la memoria. Oro para que también
yo, indigno, diga de ustedes: Los amo porque siempre me recuerdan y las enseñanzas que les he dado,
las conservan. Poderoso es Dios que a ustedes que viven los ha conducido como de entre los muertos,
para concederles caminar en una nueva vida. A él la gloria y el poder, ahora y por los siglos. Amén.

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