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GUIA DE EDUCACION RELIGIOSA GRADO 11

Crítica del cristianismo


En opinión de Nietzsche el origen de la religión es el miedo. Es decir, los sentimientos de
angustia e impotencia que el ser humano desarrolla a lo largo de su vida. La religión nunca
ha pretendido decir la verdad; de hecho, ha caído en el mismo error de la metafísica,
reivindicando para sí la trascendencia y el mundo sobrenatural —Dios, el más allá, etc. —.
Así, Nietzsche arremete contra la tradición judeocristiana, contra el budismo y, en general,
contra las religiones. Efectivamente, el cristianismo rechazó los valores dionisíacos de la
antigüedad clásica, inventando un mundo ideal, inexistente, alejado de todo contacto con el
mundo real. Al aceptar la inmortalidad, esta vida se convertía de hecho en mera transición
hacia otra vida. Lo cierto es que para Nietzsche el cristianismo sería un simple platonismo
de naturaleza popular, una filosofía y una moral vulgares para personas débiles y esclavos.
Por otro lado, se asegura que la religión propone valores exclusivamente decadentes,
propios de un rebaño, aptos solo para esclavos: humildad, mansedumbre, obediencia,
sacrificio. Valores todos ellos contrarios a los impulsos vitales más elementales. Así pues,
valiéndose de conceptos como el pecado, culpa o arrepentimiento, ataca una y otra vez a la
vida.
En El Anticristo se hallan, probablemente, las más duras críticas de Nietzsche contra el
cristianismo. La religión, se dice en esa obra, no es otra cosa sino la revuelta del pueblo
llano contra los señores; para la religión sólo cuentan los valores del pueblo llano alzado
contra el poderoso. Todo ello no significa que la religión no presente también aspectos
positivos; el ascetismo y la educación son, sin duda, valiosos para Nietzsche. Ahora bien,
en general, todas las religiones, y en particular, el cristianismo y el budismo, en la medida
en que en torno a ellas se han aglutinado personas débiles y enfermas, han impedido
desarrollar a los seres humanos las herramientas necesarias para su proceso de superación
personal. Frente a una vida plena, la religión ha promulgado una vida débil y una moral
mansa, las propias de los esclavos, en las que, en vez de ensalzar valores como la fuerza y
la valentía, el individuo actúa desde el miedo.
Lo que, en definitiva, criticó Nietzsche al cristianismo fue que éste despreciara todo aquello
que el cuerpo desea y anhela: pasiones, impulsos, instintos, valores estéticos, etc. Según
Nietzsche, el mayor acontecimiento de la historia consiste en la proclamación de la muerte
de Dios, abriendo así las puertas al desarrollo pleno del ser humano y a la liberación de su
fuerza creadora, de manera que el dios cristiano quede arrinconado junto a sus
mandamientos y prohibiciones. El ser humano que abandone definitivamente la quimera de
un más allá, abandonando la imagen de ese mundo falso y mezquino, se concentrará al fin
en el mundo real.
De todas formas, el Cristo de Nietzsche y el de la Iglesia Católica poco tienen que ver.
Según Nietzsche, Jesús no fue el hijo de Dios, ni siquiera el fundador de ninguna iglesia,
sino un hombre humilde, bondadoso y sensible. Jesús despreció toda forma de
organización; su mensaje hablaba de paz y de mansedumbre. En realidad, fue Pablo de
Tarso el verdadero fundador de la Iglesia. Allí donde sólo encontrábamos la buena nueva
de Cristo, Pablo impuso la férrea estructura de la Iglesia junto con sus componentes más
característicos: milagros, sacerdotes, premios, castigos, jerarquía… La religión inventó a su
voluntad la vida más allá de la muerte, el juicio final o la resurrección, de tal forma al
bienaventurado se le pudiera premiar su mansedumbre en una vida que nada tuviera que ver
con la real. De este modo, la Iglesia erigió una enorme estructura con el único fin de reducir
a sus miembros al estrecho ámbito del rebaño, para lo cual generó en ellos miedo y temor.
Pieza clave para ello ha sido, según Nietzsche, el pecado, que ha acabado emponzoñado
toda idea de belleza, salud y valentía.
Cuando Nietzsche ataca al cristianismo está atacando, en realidad, a toda la tradición
metafísica de Occidente, única responsable del rechazo a todo lo real, lo terreno, lo
corpóreo, a los que ha considerado mera apariencia. Para Nietzsche, sin embargo, sólo lo
que se nos aparece a la vista es real, siendo, por tanto, la eternidad una idea, no solo vaga,
sino falsa.1
DIOS HA MUERTO
La muerte de Dios significaba para Nietzsche que no era preciso suponer la existencia de
Dios para dar fundamento a la religión, la moral y la metafísica. Por eso, la muerte de Dios
significó ante todo, una crítica a la civilización occidental. Liberado de la obsesión del más
allá, el hombre destruirá una visión del mundo y de sí mismo, única y eterna.
Desde ahora, se verá sometido a la contingencia de la vida y al surgimiento de múltiples
interpretaciones de la realidad humana. En un mundo sin dioses, el hombre es realmente
libre. Con ello será posible la transvaloración de todos los valores y el lugar de Dios lo
ocupará ahora el súper hombre, creador del verdadero mundo, su mundo.
TALLER DE PENSAMIENTO
1. ¿Cuál es el origen de la religión de acuerdo con Nietzsche? ¿Estás de acuerdo con
este planteamiento? Sustenta tu posición.
2. ¿Porque afirma Nietzsche que el cristianismo no es más que platonismo popular?
3. ¿A qué se refiere Nietzsche cuando habla de moral de débiles y esclavos?
4. ¿Piensas que el cristianismo aparta y prohíbe al ser humano todo lo que su cuerpo
desea? Explica mediante un ejemplo.
5. ¿Qué piensa Nietzsche con respecto a Jesús y a Pablo de Tarso?
6. ¿Cuál es el significado de la idea de la muerte de Dios?

1
Tomado de: http://eukeniacebal.net/historia-de-la-filosofa/2015/3/31/nietzsche-crtica-al-cristianismo.

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