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LOS VALORES Y SU PROMOCIÓN EN CONTEXTOS ESCOLARES

Luis Benites Morales

Luis Benites Morales (Perú). Psicólogo, con Maestría en


Psicología y Maestría en Dirección y Gestión de la Calidad
en Educación. Director Académico del Observatorio sobre la
Violencia y Convivencia en la Escuela. Past Decano Nacional
y Past Decano Regional de Lima del Colegio de Psicólogos
del Perú. Consultor Psico-educativo.

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ISSN 2518-4830
Revista del Observatorio sobre la Violencia y Convivencia en la Escuela

LOS VALORES Y SU PROMOCIÓN EN CONTEXTOS


ESCOLARES
Values and their promotion in school contexts

Luis Benites Morales

Recibido: 15/12/16 Aceptado: 28/12/16

“Los valores no sólo se predican,


también se practican”

RESUMEN

El presente artículo presenta una aproximación conceptual y estimativa de los valores


como tendencias a actuar en beneficio de un bien común. Se señala la relevancia que
tiene incluir en los ambientes escolares la enseñanza y la realización práctica de los
valores. Se describe una estrategia para promover valores en las escuelas sustentadas
en los principios conductuales.

Palabras clave: valores, crisis de valores, promoción de valores.

Los valores en el contexto social

Se ha vuelto algo muy común entre nosotros, atribuir a los males y problemas
que ocurren cotidianamente en nuestras familias, escuelas y sociedad (violencia,
corrupción) a la carencia o ausencia de valores. Coincidiendo con Valles A. (1999),
no es posible hablar de ausencia o carencia de valores, todos los individuos sin
excepción tenemos valores; por lo tanto es mejor o pertinente hablar de crisis de
valores. Los valores a decir de Zapata(2004) “son ingredientes de la vida humana,
indispensables para vivir humanamente, pues influyen en la realización personal
orientando nuestra decisiones. Son modelos ideales de realización personal de algo
que es preferible para uno mismo o para el colectivo social” (p.25).

Los valores comprenden una serie de actitudes y comportamientos, social y


personalmente estimados como relevantes, tanto para la persona como para la
sociedad. Es necesario recalcar que los valores están histórica, social y culturalmente
determinados; son dinámicos y cambiantes, fluctuantes; desde esta perspectiva la

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crisis de valores no es más que una crisis de valoraciones, es decir un conflicto en


juzgar que valores son lo más adecuados o pertinentes que tiene una sociedad en un
momento determinado, lo cual da lugar a la llamada escala o jerarquía de valores. Al
respecto Batista y Rodríguez (2009), señalan “Los valores son una parte importante
de la vida espiritual e ideológica del hombre, de la sociedad y del mundo interior de
los individuos; son una producción de la conciencia social e individual y existen en
una contradictoria unidad y una diferencia con los antivalores” (p.45)

Velásquez (2002) señala que si aceptamos que un valor es el significado socialmente


positivo de un objeto o fenómeno de la realidad debemos asumir que : (a) En la
sociedad coexisten diferentes escalas de valores, dependiendo del grupo social al
que pertenece, (b) existen valores con existencia temporal y en ese sentido tienen un
carácter histórico socialmente concreto, (c) Hay un grupo de valores que no sufren
modificaciones , que son consistentes en tiempo y lugar.

En relación a la escala de valores existente en nuestra sociedad, estos son muy a


menudos contradictorios hasta paradójicos en los diferentes contextos. Así por
ejemplo se acepta que un político o autoridad sea corrupto o robe , pero que haga
obras, se acepta la violencia y/o la agresión en la familia , en la pareja o en la escuela
, por que la persona que la sufre algo ha hecho y sela merece, o por qué es tonta por
no defenderse; además la callamos o no la denunciamos por qué no es con nosotros
y no es de nuestra incumbencia.

Los valores han sido estudiados y analizados desde diversas perspectivas (sociológica,
antropológica, filosófica, psicológica, etc.); “sin embargo la complejidad de su
naturaleza y su importancia en la construcción de saberes y conocimientos, que
de acuerdo a la capacidad crítica y de autoconciencia del ser humano influirán en
su desempeño social”; (Riofrío, 2009, p.34) Es desde esta perspectiva necesario
considerar que la educación tiene un rol muy importante en la reproducción y
transformación de los valores.

Dado la crisis de valores que se observa en la actualidad en nuestro país, y a la


cual se le atribuye problemas vinculados con la corrupción y la violencia de todo
tipo (de pareja, familiar, escolar y social) la transmisión y promoción de los valores
morales se ha convertido en la preocupación educativa más saltante en los últimos
años. Casi todos los sistemas educativos se han ocupado de manera constante y
sostenida de la transmisión de conocimientos y de la adquisición de habilidades y
competencias académicas, pero a estos objetivos educativos, que sin lugar a dudas
son importantes, muy rara vez se le ha añadido de manera prioritaria la educación
moral de los alumnos. Creemos que a todos los niños, se les debe de enseñar no
sólo a hablar o asumir de manera abstracta principios y valores, sino que se hace
imprescin¬dible, promover situaciones que le permitan comportarse en forma ético-
moral en los aspectos cotidianos de la vida.(Benites, 2012).

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Los valores se van adquiriendo o construyendo desde etapas muy tempranas en


el desarrollo del niño, a través de las interacciones directas o modeladas que
mantiene con su contexto familiar. Independientemente de la polémica de que a
quién le corresponde la formación de valores si es a la familia, la escuela, o la
sociedad, estamos convencidos que a través de una Educación Constructiva (Benites,
2012) podemos promover formas específicas de actuación como la honradez, la
amabilidad, el compañerismo, la lealtad, la responsabili¬dad, el altruismo, etc. que
son valores instrumentales e indispensables para la consecución de valores como la
paz, la libertad, la igualdad y la seguridad familiar. Es decir podemos ( y debemos)
generar situaciones que permitan a nuestros hijos y alumnos no sólo a comportarse
de forma honrada, responsable, colaboradora, respetuosa, o de manera altruista; si
no también que estén dispuestos hacerlo y que además se sientan bien al hacerlo.

El comportarse honradamente, responsablemente, respetuosamente o


altruistamente, es decir con valores o en forma valorativa, implica una inclinación,
tendencia o disposición psicológica (Corral,1997); para la emisión o ejecución de
una variedad ocurrencias o conductas (interacciones) que se evalúan como valiosas
debido a las consecuencias que tienen para el sujeto, para otros sujetos y para su
medio. Este aprendizaje de los valores a decir de Batista y Rodríguez (2009) conlleva
la actividad volitiva a través de la cual se reconocen, estiman o aprecian los valores
de la cultura material y espiritual creada por la humanidad y como también conlleva
una práctica como actividad transformadora mediante la cual se crean los nuevos
valores.

Si bién es cierto, es imprescindible que en los contextos escolares, de manera


transversal durante todo el periodo de escolarización de manera formal o no formal,
se promueva el aprendizaje de los valores, estos para tener significado práctico
real deben se realizados o ejecutados en los escenarios y condiciones concretas
de interacción de los estudiantes: de tal manera que se vayan constituyendo como
formas naturales de interacción social.

Estamos convencidos que de alguna forma u otra, en determinadas situaciones


o momentos y con determinadas personas, los estudiantes actúan de manera
valorativa, es decir exhiben conductas tipificadas como valores (prestar ayuda a
algún compañero sin que este se la solicite, preocuparse por un compañero al cual
le sucede algo malo o dañino, colaborar de forma desinteresada en alguna causa
social, etc.), conductas que muchas veces pasan desapercibidas y no son reconocidas
en su contexto. Al respecto una experiencia personal refleja de manera clara lo
anteriormente expuesto. En las prácticas del curso Técnicas de entrevista , observación
y registro, que tuve la oportunidad de dictaren una Universidad de la ciudad de
Lima, se instruyó a los estudiantes para que observaran el comportamiento pro-
social de niños de educación inicial y así mismo que observaran y registraran que
hacía la maestra cuando un niño se comportaba pro socialmente (prestar su crayola o
borrador a un compañero, pedir por favor y dar las gracias, recoger y entregar algún

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material caído de su compañero, ayudar a un compañero a hacer o terminar una


tarea, etc.) y cuando se comportaran disruptivamente (molestar al compañero, no
prestarle algún material al compañero, parase sin pedir permiso etc.) Los resultados
evidenciaron una frecuencia mucho más alta para la atención de la profesora a las
conductas disruptivas que a las conductas pro-sociales, las cuales frecuentemente
ignoradas. Las consecuencias que se pueden colegir al respecto, es que, es posible
por lo menos en este caso, que, la probabilidad de ocurrencia de las conductas
disruptivas en el futuro serán más altas, que las de las conductas pro sociales en
estos niños.

Creemos, sin embargo que si se diseñan estrategias y programas de enseñanza,


aprendizaje o promoción de valores, que impliquen un reconocimiento, ejecución
práctica y estimación de los comportamientos relacionados con los valores, esto
facilitaría su adquisición, conservación y su tendencia de ejecución futura.

Promoción de valores en ámbitos escolares.

A continuación se describirá una estrategia de educación constructiva para la


promoción de valores en ámbitos escolares, adaptado del modelo de modificación
de conductas complejas de Graff, Fucks y Palz (1986).

1. Establecimiento de los valores a promoverse.

El primer paso a seguir en esta estrategia es establecer los valores a promoverse,


identificando de manera precisa el valor a desarrollarse, por ejemplo compañerismo.
El compañerismo puede ser conceptualizado como un tipo de valor instrumental
que está referido a la persona que está dispuesta a colaborar, ayudar, o dar la
mano al otro, hacia el logro de una meta común, de manera desinteresada. En esta
concepción hay dos aspectos a resaltar del valor : la tendencia o disposición a ayudar,
colaborar o dar la mano (ocurrencias) y en forma desinteresada (implica una actitud
positiva para realizarla.

2. Clarificación del valor

Si bien es cierto cada maestro sabe y comprende más o menos que es el


compañerismo, este valor deberá ser sometido a una clarificación operacional, es
decir el compañerismo, debe de ser descrito en actos conductuales en el contexto
y situaciones en las cuales deberá de ocurrir .Ej. Compañerismo es un constructo
o concepto que puede ser identificado en las siguientes muestras conductuales
(interacciones).

• Con uno o más compañeros elaborar y resolver una tarea o plan.


• Dejar expresar libremente su opinión al compañero

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• Apoyar o ayudar al compañero en el logro de metas individuales o colectivas


• Reconocer verbalmente los logros individuales del compañero.
• No avergonzar al compañero por sus errores, aceptarlos o llegado el momento
corregirlas
• Renunciar a ventajas propias a favor del compañero o del grupo.

Si bien es cierto, estas muestras conductuales no agotan ni son equivalen¬tes al


concepto “compañerismo”, permiten desde el punto de vista operativo:

a) Que el profesor describa claramente y/o modele la conducta objetivo en


particular.
b) Que pueda identificar y reforzar de inmediato en el alumno
aproximaciones a la conducta objetivo.
c) Que efectúe una reestructuración de los estímulos en el ambiente que faciliten
o promuevan en el estudiante brotes de la conducta(s) valor correspondiente(s).

3. Detección de la Conducta(s) Valor.

Un aspecto importante para poder identificar, promover y reforzar la conducta o


conductas valor es tener una idea clara de cómo creemos que debe de comportarse
el alumno y en qué circunstancias, para determinar si ocurrió o no la conducta
esperada. Esto se consigue a través de:

a) La identificación del valor en términos de conductas observables, la cual


está relacionada por ejemplo, con las muestras conductuales de compañerismo
enunciadas anteriormente.
b) Establecer una aproximación cuantitativa de la(s) conducta(s) objetivo. La
aparición de las conductas complejas (y el valor) depende de la situación
y varía de manera notoria a lo largo del tiempo. Por ejemplo, no se debe,
ni se puede establecer cuantas conductas de compañerismo debe de emitir
el alumno para ser considerado compañero, pero sí se puede estructurar
situaciones de prueba comparables entre sí que hagan posible la ocurrencia
de las conductas de compañerismo. Ej. Propósito conjunto: organizar un
periódico mural. En tal situación observar cómo se comportan los sujetos
en las diferentes tareas o actividades; discutir el tema del periódico, la
técnica a emplear, planificar el desarrollo de la tarea a realizar; evaluación
conjunta del resultado. En toda la actividad identificar la ocurrencia de la
conducta valor esperado (compañerismo).
c) Introducir observadores independientes que puedan identificar y registrar la
conducta(s) de compañerismo, tratando de establecer su frecuencia de
ocurrencia.

Hay que tener en consideración las conductas de compañerismo que pueden variar

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en cuanto a su realización y efectividad de acuerdo a las diferentes ocasiones


y situaciones en la que deberá de ocurrir, por lo tanto es necesario tomar varias
muestras de ellas en diferentes situaciones, espontáneas o anteriormente diseñadas.

4. Modulación de la Conducta Valor.

Una vez que se haya observado cierto nivel de ocurrencia más o menos objetiva de
la conducta valor (compañerismo) el siguiente paso es, la modulación de la conducta
valor, esto se realiza mediante:

a) La descripción y explicación de la conducta valor, a promover, cuyo objetivo


es:

• Tener una clara exposición de la conducta a lograr, lo cual se puede conseguir


mediante medios fílmicos, literarios, acústicos, etc.
• Precisar la ocurrencia de la conducta observada, registrándola y describiéndola.
• Representar diferentes variantes de la conducta valor, a través del modelado,
juego de roles, representaciones, etc.
• Tener la certeza de que se tiene claro cuál es la conducta o conductas valor
(compañerismo) a promover, mediante ejercicios de evaluación diseñados
en base a otros ejemplos de compañerismo.

b) Estructuración del contexto situacional:

• Planificar situaciones que faciliten la aparición de la conducta valor a lograr.


• Estructurar situaciones que deben ser diferentes entre sí en cuanto a su
estructura.
• Las situaciones deben de colocarse en un marco del proyecto de enseñanza
no como algo aislado a él.

La conducta valor objetivo debe ser promovida de modo que ocurra en situaciones
menos temáticas y sistematizadas (Por ejemplo, algunos alumnos tienen dificultades
para realizar las tareas en casa; ¿cómo podemos ayudarlos? ¿Qué soluciones pueden
proponerse?)

c) Reforzamiento dirigido y sistemático

• Emplear un plan de contingencias que posibilite el fortalecer cualquier


aparición de la conducta valor objetivo, mediante el reforzamiento directo al
alumno, cuando se comporte de manera equivalente o aproximada a la conducta
valor esperado.

• La utilización de la conducta reforzada como modelo a seguir.


• La utilización preferencial de reforzadores sociales (elogios, aplausos,

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aprobación, etc.) asociados a una retroalimentación verbal de la conducta


valor.
• La participación del maestro como modelo de las conductas valor a seguir.

Conclusiones

El objetivo de la presente estrategia para promover valores en los contextos escolares,


está orientado al futuro; es decir facilitar un tipo de valor moral relacionado con el
altruismo.

La probabilidad que los estudiantes se comporten de manera valorativa o con valores


en los contextos escolares y naturales está condicionada por su actitud favorable
hacia ellos.

Los profesores pueden disponer de medios para poder implementar la promoción


de valores en la escuela y deben de ejercer una influencia efectiva no sólo en su
ejecución si no también en su comprensión evaluación.

Un objetivo importante a tener en consideración es conseguir que el estudiante


tenga una actitud más favorable hacia los valores éticos y morales , es decir que no
solamente sepan cómo comportarse valorativamente si no que realmente quieran
hacerlo.

Referencias biblioráficas

Benites, L. (2012). Psicología, Crianza y Educación. Un modelo de Educación


Constructiva. Lima: Rastros Gráficos

Corral, V. (1997) Disposiciones psicológicas. Un análisis de las propensiones,


capacidades y tendencias del comportamiento. Sonora México: Editorial
UNISON.

Graff, P.; Fucks, W. y Pelz, G. (1986). Práctica de la Modificación de la Conducta en la


Escuela Primaria Común y Diferenciada. Buenos Aires: Médica Panamericana.

Riofrío, R. (2009).Valores, Patrimonio Cultural y Potencialidades Humanas. Docencia,


IX (27),33-36.

Vallés, a. (1999). Estrategias de Enseñanza de los Valores y la Autoestima. En la


Psicología Educativa hacia el Tercer Milenio. USMP (editor). Lima: Rastros
Gráficos.

Velázquez, E. (2002). Valores, transformación social y Cambio Histórico en América


Latina .Docencia, II (4), 23-25.

Zapata, L. (2004). Educación en Valores: Urgencia del presente. Docencia. IV, (8), 25-
27.

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