UN PENSAMIENTO
comprendidos por el creyente en relación
CRITICO ACERCA DE
DIOS
Es verdad que existen muchos obstáculos
para tener una vida de oración. Debemos
de estar conscientes que cada situación
que nos entretenga se constituye un
obstáculo potencial que nos limitará en la
oración,
¿A que se refiere el señor cuando no
llama a dar la otra mejilla cuando alguien
nos pide algo de ayuda? ¿Cuál es la
lección de Dios y como es la forma en que
el se glorificara cuando no resistimos a las
demandas de los demás?
Parece que entender a Dios demanda de
una profunda dedicación a su búsqueda.
Se trata aquí de un deseo extraordinario
que aceptamos pagar para ver la gloria de
Dios en nuestras vidas. Cuando le
buscamos de corazón los resultados van
satisfaciendo nuestras respuestas y
aquellas preguntas difíciles se vuelven tan
cotidianas de forma que sus respuestas
llegan inmediatamente y se entiende con
toda claridad.
Otro aspecto que me llama la atención es
cuando el señor nos demanda amarlo a él,
con todo nuestro corazón y fuerza y alma.
Me pregunto ¿si concentro mi amor hacia
Dios, en que momento aprenderé a mar a
mi esposa, familia e hijos cuando lo estoy
dando todo por él?
No estoy diciendo que no debemos amar a
Dios como lo dice la biblia. Pero me
pregunto: ¿Cuándo realmente alguien ha
amado a Dios incondicionalmente y con
fidelidad absoluta? Si nos resulta difícil
amar a Dios, es obvio que no todos
sabemos ser obedientes en todo al señor,
Una reflexión honesta sobre aspectos no
a Dios
como podemos aprender amar a nuestros
semejantes.
En nuestras Iglesias, anhelamos amar a
Dios y muchos se esfuerzan para cumplir
con ese mandamiento. Dice la escritura
que lo amamos a él, por que él nos amó
primero. Pero hay poca evidencia que
amemos a nuestros hermanos en Cristo.
La comunicación y las relaciones entre
hermanos parece no ser tan firme, ya que
nos acostumbramos a solamente tener una
relación cuando nos encontramos en los
cultos. Pero que pasa una vez que termina
el culto, cada quien se vuelve para su casa
y nos volvemos a ver en el próximo día de
reunión. Es decir, no estamos afirmando
nuestra relación, y amor en cristo Jesús,
con los que sabemos llamar hermanos.
Decimos a gritos que amamos a Dios,
pero con nuestros actos demostramos no
solamente no amar a Dios, sino también a
nuestros hermanos y prójimo.
Podemos accionar hacia el amor de Dios,
tratando de alcanzarlo en su plenitud y a
la par tratar de amar a los hermanos y
familia. O empezamos con amar a Dios y
posteriormente buscar amar a los demás.
Aunque estamos viviendo una situación
donde luchamos, algunos se esfuerzan,
para amar a Dios, pero en ese caminar de
llegar a Dios despreciamos a nuestros
hermanos. Que paradoja nos encontramos
en nuestro interior y alma.
La oración se trata de forma sencilla de
tener una conversación con el padre y
establecer una relación de dependencia
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para crecer espiritualmente. Solamente
con una vida activa de oración podemos
encontrar la voluntad de Dios y su
comunión con el espíritu santo.