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Teorías factoriales
El auge de la psicometría propició la aparición de numerosas teorías que
intentaban analizar los componentes implicados en la actividad intelectual.
Pronto se extendió el llamado análisis factorial, a través del cual se pretendía
determinar el número y la naturaleza de los factores actuantes en el
rendimiento intelectual. Charles Spearman dio a conocer su famosa teoría
sobre la inteligencia, la teoría bifactorial. Según esta, existe una inteligencia
general que se caracteriza por estar presente en todos los procesos
intelectuales llevados a cabo por los seres humanos. Además de esta existe
otro factor específico responsable de la habilidad necesaria para la realización
de una tarea concreta. En la actualidad la mayoría de los especialistas se
inclinan por teorías multifactoriales, es decir, la inteligencia se compone de
numerosas aptitudes lo suficientemente diferenciadas y relativamente
independientes entre sí.
Enfoque psicológico
En esta teoría se consideran los fundamentos biológicos, los fisiológicos, los
neurológicos, los bioeléctricos y los bioquímicos de la inteligencia. La
perspectiva experimental del pensamiento y de la conducta inteligente, la cual
tiene diversas tendencias:
El enfoque genético
Ofrece las siguientes áreas de estudio:
• La filogenético, que estudia la inteligencia considerando la evolución del ser
humano y que señala la importancia de la diferenciación y la creciente
complejidad del sistema nervioso, así como su progresiva encefalización.
• El estudio endogenético, el cual abarca una serie de teorías que consideran
el desarrollo de la inteligencia durante la vida del individuo entre las que se
encuentran:
La perspectiva diferencial
Se refiere a las teorías que estudian las variaciones de la inteligencia a partir
de las diferencias entre los individuos y los grupos, estas son:
• Teorías psicometrícas.
• Teorías factoriales.
• Teorías sociales.
• Teorías culturales.
• Teorías ecológicas.
Esta pluralidad de teorías, refleja las numerosas facetas y la multi-lateralidad
de la inteligencia, por lo que es indispensable el esfuerzo de coordinación entre
ellas. Se puede considerar a la inteligencia como un sistema jerarquizado de
procesos y estrategias cognitivos debidos a la interacción entre la herencia, la
organización cerebral, la conducta y el entorno social que le permiten resolver
problemas y desarrollar la creatividad.
Reuven Feuerstein se interesó por ver cómo la gente con bajo rendimiento, y
en ciertos casos extremadamente bajo, llega a ser capaz de modificarse
mediante procesos cognitivos para adaptarse a las exigencias de la sociedad.
Dado que las funciones cognitivas básicas son necesarias para el aprendizaje
de los contenidos académicos y sociales, las deficiencias en el desarrollo de
tales funciones producen un aprendizaje inadecuado o un tipo de aprendizaje
que está por debajo de lo esperado para las expectativas de madurez mental
de esas personas.
COGNICIÓN Y METACOGNICIÓN
Sin embargo, esta memoria auxiliar también cuenta con una serie de
inconvenientes para los sujetos, que dificultan su óptimo aprovechamiento y
que exigen además nuevas estrategias cognitivas y metacognitivas para operar
con la información.
Aprender sobre pensar y aprender a pensar, es un reto que toda sociedad debe
emprender. Una primera forma de recibir este aprendizaje debería ser a través
de la educación. Pero enseñar a pensar pasa primero por que los propios
profesores sepan pensar y estén dispuestos a seguir aprendiendo. En la
actualidad nos relacionamos con diferentes personas que conocemos y que no
conocemos. Al hablar con las personas de algún tema en específico debemos
pensar qué es lo que vamos a decir puesto que no es correcto decir lo que se
nos ocurra, tenemos que aprender a pensar. El pensar evita que los individuos
caigan presos del engaño o de la dependencia del pensamiento de los demás.
Sin embargo, ¿por qué pensar es una actividad tan escasa en la práctica?
Entre otras razones, por las deficiencias educativas, los malos hábitos de
conducta, el medio ambiente, las malas influencias, la pereza física y mental,
los conflictos, los traumas, la ansiedad y otras fallas o debilidades propias de la
naturaleza humana, agregándose en el caso de nuestro país, las carencias
económicas existentes, lo que desvía el interés a atender otras necesidades de
supervivencia a las que se les da mayor importancia.