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Institución Educativa Parroquial

CLARA COGORNO DE COGORNO


Institución Educativa Parroquial “Señor, tú tienes palabras de vida
CLARA COGORNO DE COGORNO eterna”

8D TERCER DOMINGO DE CUARESMA


Primera Lectura - Éx 20, 1-7 El Decálogo
1
Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: 2 Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa
20 de servidumbre. 3 No tendrás otros dioses delante de mí. 4 No te harás ídolo , ni semejanza alguna de lo que está
arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5 No los adorarás ni los servirás; porque
yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta
generación de los que me aborrecen, 6 y muestro misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
7
No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano, porque el Señor no tendrá por inocente al que tome su nombre en vano.

Salmo responsorial Sal 18, 8-9.10-11 “Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna”
R. (Jn 6, 68c) Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
La ley del Señor es perfecta del todo
y reconforto el alma;
inmutables son las palabras del Señor
y hacen sabio al sencillo.
R. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
En los mandamientos del Señor hay rectitud
y alegría para el corazón;
son luz los receptos del Señor
para alumbrar el camino.
R. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
La voluntad del Señor es santa
y para siempre estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos.
R. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
Que te sean gratas las palabras de mi boca
y los anhelos de mi corazón.
Haz, Señor, que siempre te busque,
pues eres mi refugio y salvación.
R. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.

Segunda Lectura - 1 Cor 1,22-25 Salutación


22
Porque en verdad los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría; 23 pero nosotros predicamos a Cristo
1 crucificado, piedra de tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles; 24 más para los llamados, tanto judíos
como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios. 25 Porque la necedad de Dios es más sabia que los hombres,
y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres.

Tercera Lectura - Jn 2, 13-25 Expulsión de los vendedores del templo


13
La Pascua de los judíos estaba cerca, y Jesús subió a Jerusalén, 14 y encontró en el templo a los que vendían bueyes,
2 ovejas y palomas, y a los que cambiaban dinero allí sentados. 15 Y haciendo un azote de cuerdas, echó a todos fuera
del templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó las monedas de los cambistas y volcó las mesas; 16 y dijo a los
que vendían palomas: Quitad esto de aquí; no hagáis de la casa de mi Padre una casa de comercio. 17 Sus discípulos
se acordaron de que estaba escrito: «El celo por tu casa me consumirá». 18 Entonces los judíos respondieron y le dijeron: Ya
que haces estas cosas, ¿qué señal nos muestras? 19 Jesús respondió y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
20
Entonces los judíos dijeron: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú lo levantarás en tres días? 21 Pero El
hablaba del templo de su cuerpo. 22 Por eso, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron de que había dicho
esto; y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había hablado. 23 Cuando estaba en Jerusalén durante la fiesta de la
Pascua, muchos creyeron en su nombre al ver las señales que hacía. 24 Pero Jesús, por su parte, no se confiaba a ellos, porque
conocía a todos, 25 y no tenía necesidad de que nadie le diera testimonio del hombre, pues El sabía lo que había en el hombre.

9
Institución Educativa Parroquial “Mi alma tiene sed del Dios vivo:
CLARA COGORNO DE COGORNO ¿cuando veré el rostro de Dios?”

9L SANTA FRANCISCA ROMANA


Primera Lectura - 2 Re 5, 1-15a Naamán sanado de la lepra
1
Naamán, general del ejército del rey de Siria, era una persona autorizada con su amo y respetado, porque por lo que
5 el Señor había dado la victoria a Aram. Pero este hombre poderoso era leproso. 2 Ahora bandas arameo en una redada
habían secuestrado a una joven de la tierra de Israel, todo había terminado para el servicio de la mujer de Naamán.
3
Y ella dijo a su señora: “Si mi señor al profeta que está en Samaria, ciertamente su lepra.” 4 Naamán fue y le dijo a su
señor, “La chica de la tierra de Israel ha dicho esto y lo otro.” 5 El rey de Siria dijo: “Ve fácil! Yo enviaré una carta al rey de Israel
“. Y se fue, llevándose consigo diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro y diez ropa. 6 Él trajo la carta al rey de Israel, en
la que dijo: “Bueno, junto con esta carta que envié a ti Naamán, mi siervo, para que lo sanes de su lepra.” 7 Después de leer la
carta, el rey de Israel, rasgó sus vestidos, y dijo: “¿Soy yo Dios, para dar muerte o la vida, que me envíe un leproso para sanar?
Sí, ahora se puede ver cómo busca ocasión contra mí “.
8
Cuando Eliseo el varón de Dios oyó que el rey había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey: “¿Por qué me rompas tu ropa?
Eso viene a mí y sabrá que hay un profeta en Israel “. 9 Y vino Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró en la puerta
de la casa de Eliseo. 10 Entonces Eliseo le envió un mensajero a decirle: “Ve”, bañarse siete veces en el Jordán, y tu carne se y
serás sanado “. 11 Naamán se enojó y se fue protestando: “He aquí, yo pensaba: seguramente salir, estando en pie invocará el
nombre de Jehová su Dios, que toca con su mano la parte enferma y desaparecer la lepra. 12 Tal vez el Abana y Farfar, ríos de
Damasco, mejor que todas las aguas de Israel? ¿No podría lavar en ellos y ser sanado? “. Se dio la vuelta y se fue enojado él
13
vinieron sus siervos, y dijo: “Si el profeta había ordenado una cosa gravosa, no lo habrías hecho? Más aún ahora que usted
ha dicho: húmedo y serás sanado “. 14 Luego bajó y se lavó en el Jordán siete veces, como el hombre de Dios, y su carne se
volvió de nuevo como la carne de un niño pequeño; y quedó limpio. 15 Volvió con todo el hombre de Dios; entré y puse
delante de él y le dije: “Bueno, ahora sé que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Ahora acepta un regalo de tu siervo. “:

Salmo responsorial Sal 41, 2-3; 42,3-4 “Estoy sediento del Dios que da vida”
R. (41, 3) Estoy sediento del Dios que da la vida.
Como el venado busca
El agua de los ríos,
así, cansada, mi alma
te busca a ti, Dios mío.
R. Estoy sediento del Dios que da la vida.
Del Dios que da la vida
está mi ser sediento.
¿Cuándo será posible
ver de nuevo su templo?
R. Estoy sediento del Dios que da la vida.
Envíame, Señor, tu luz y tu verdad;
que ellas se conviertan en mi guía
y hasta tu monte santo me conduzcan,
allí donde tú habitas.
R. Estoy sediento del Dios que da la vida.
Al altar del Señor me acercaré,
al Dios que es mi alegría,
y al mi Dios, el Señor, le daré gracias
al compás de la cítara.
R. Estoy sediento del Dios que da la vida.

Segunda Lectura - Lc 4, 24-30 Jesús en Nazaret


24
Y dijo: En verdad os digo, que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra. 25 Pero en verdad os digo: muchas
4 viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses y cuando hubo gran
hambre sobre toda la tierra; 26 y sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta,
en la tierra de Sidón. 27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue
limpiado, sino Naamán el sirio. 28 Y todos en la sinagoga se llenaron de ira cuando oyeron estas cosas, 29 y levantándose, le
echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad para despeñarle.
30
Pero Él, pasando por en medio de ellos, se fue.

10
Institución Educativa Parroquial “Señor,
CLARA COGORNO DE COGORNO recuerda tu misericordia”

10 M SAN SIMPLICIO, PAPA


Primera Lectura - Dn 3, 25.34-43 La oración de los tres mancebos
25
El rey respondió y dijo: ¡Mirad! Veo a cuatro hombres sueltos que se pasean en medio del fuego sin sufrir daño
3 alguno, y el aspecto del cuarto es semejante al de un hijo de los dioses.
34
«Por el honor de tu nombre, no nos desampares para siempre, no rompas tu alianza, 35 no apartes de nosotros tu
misericordia. Por Abrahán, tu amigo; por Isaac, tu siervo; por Israel, tu consagrado; 36 a quienes prometiste multiplicar su
descendencia como las estrellas del cielo, como la arena de las playas marinas.
37
Pero ahora, Señor, somos el más pequeño de todos los pueblos; hoy estamos humillados por toda la tierra a causa de
nuestros pecados. 38 En este momento no tenemos príncipes, ni profetas, ni jefes; ni holocausto, ni sacrificios, ni ofrendas,
ni incienso; 39 ni un sitio donde ofrecerte primicias, para alcanzar misericordia. Por eso, acepta nuestro corazón contrito y
nuestro espíritu humilde, 40 como un holocausto de carneros y toros o una multitud de corderos cebados. Que éste sea hoy
nuestro sacrificio, y que sea agradable en tu presencia: porque los que en ti confían no quedan defraudados. 41 Ahora te
seguimos de todo corazón, te respetamos y buscamos tu rostro, 42 no nos defraudes, Señor. Trátanos según tu piedad, según
tu gran misericordia. 43 Líbranos con tu poder maravilloso y da gloria a tu nombre, Señor.»

Salmo responsorial Sal 24, 4-9 “Sálvanos, Señor, tú eres misericordioso”


R. (6a) Sálvanos, Señor, tú que eres misericordioso.
Descúbrenos, Señor, tus caminos,
guíanos con la verdad de tu doctrina.
Tú ere nuestro Dios y salvador
y tenemos en ti nuestra esperanza.
R. Sálvanos, Señor, tú que eres misericordioso.
Acuérdate, Señor, que son eternos
tu amor y tu ternura.
Según ese amor y esa ternura,
acuérdate de nosotros.
R. Sálvanos, Señor, tú que eres misericordioso.
Porque el Señor es recto y bondadoso,
indica a los pecadores el sendero,
guía por la senda recta a los humildes
Y descubre a los pobres sus caminos.
R. Sálvanos, Señor, tú que eres misericordioso.

Segunda Lectura - Mt 18, 21-35 El perdón de las ofensas


21
Entonces se le acercó Pedro, y le dijo: Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de
18 perdonarlo? ¿Hasta siete veces? 22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
23
Por eso, el reino de los cielos puede compararse a cierto rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. 24 Y al
comenzar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos . 25 Pero no teniendo él con qué pagar,
su señor ordenó que lo vendieran, junto con su mujer e hijos y todo cuanto poseía, y que se le pagara la deuda. 26 Entonces
el siervo cayó postrado ante él, diciendo: “Ten paciencia conmigo y todo te lo pagaré.” 27 Y el señor de aquel siervo tuvo
compasión, y lo soltó y le perdonó la deuda. 28 Pero al salir aquel siervo, encontró a uno de sus consiervos que le debía cien
denarios , y echándole mano, lo ahogaba, diciendo: “Paga lo que debes.” 29 Entonces su consiervo, cayendo a sus pies, le
suplicaba, diciendo: “Ten paciencia conmigo y te pagaré.” 30 Sin embargo, él no quiso, sino que fue y lo echó en la cárcel hasta
que pagara lo que debía. 31 Así que cuando vieron sus consiervos lo que había pasado, se entristecieron mucho, y fueron y
contaron a su señor todo lo que había sucedido. 32 Entonces, llamándolo su señor, le dijo: “Siervo malvado, te perdoné toda
aquella deuda porque me suplicaste. 33 “¿No deberías tú también haberte compadecido de tu consiervo, así como yo me
compadecí de ti?” 34 Y enfurecido su señor, lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía. 35 Así también mi
Padre celestial hará con vosotros, si no perdonáis de corazón cada uno a su hermano.

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