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Los conspiradores eran militares de alta graduación, conservadores, católicos que muchos habían hecho la
carrera militar en África (africanistas). Y se habían mostrado contrarios a las reformas militares de Azaña.
El inspirador de la conspiración había sido el general Sanjurjo. Se coordina con otros conspiradores que
habían sido destinados por Azaña a lugares alejados, por sospechosos: Franco a Canarias, Goded a Baleares
y Mola a Navarra. Estos militares contaban con la ayuda de los carlistas, monárquicos, buena parte de la
derecha tradicional y la extrema derecha: Falange Española. Se acuerda sublevarse el 17 de abril, pero
fracasa. Mientras, el clima social se radicaliza. Los falangistas imponen con sus actuaciones violentas una
dialéctica de puños y pistolas. La izquierda responde a la provocación. En mayo de 1936 Azaña se convierte
en Presidente de la República.
El general Mola, desde Pamplona, entrará en contacto con los coroneles y se planea minuciosamente la
sublevación a cuyo frente se debería poner Sanjurjo y se formaría un Directorio Militar que acabaría con las
reformas del Frente Popular. El golpe militar se precipita a raíz del asesinato del teniente de la Guardia de
Asalto José Castillo, socialista, se cree que por falangistas, respondido por sus compañeros con el asesinato
del líder del Bloque Nacional, José Calvo Sotelo. Parece ser que este hecho fue el hizo a Franco a participar
en los planes de Mola.
El 17 de julio se inicia la sublevación en Marruecos. Franco será transportado, desde Las Palmas a
Marruecos y tomó el mando del Ejército de África.
El 18 de julio se inicia la sublevación en ciudades como Sevilla, Valladolid, Zaragoza o Pamplona. El jefe
de gobierno, Casares Quiroga, se negó a entregar armas a las organizaciones obreras para hacer frente a los
insurrectos y dimitió. Azaña encarga a Martínez Barrio que forme un gobierno para llegar a un acuerdo con
los sublevados, pero Mola no acepta. Martínez Barrio dimite y Giral será el encargado de formar gobierno,
quien ordenó la distribución inmediata de armas a las organizaciones del Frente Popular y a los sindicatos.
El golpe militar fue un fracaso. Parte del Ejército y de las fuerzas del orden: Guardia Civil y Guardia de
Asalto, permanecieron fieles a la República. En Madrid, el general Fanjul, jefe de los sublevados, se
encontró cercado en el Cuartel de la Montaña por milicianos de organizaciones sindicales y partidos de
izquierda a los que el gobierno, impotente para controlar la situación, había entregado armas.
En Barcelona, el general Goded y sus seguidores fueron dominados por la activa participación de los
milicianos anarquistas y por la fidelidad a la República de la Guardia Civil y de la Guardia de Asalto. En
Valencia y otras ciudades importantes ocurrió lo mismo, pues la sublevación no contaba con la inesperada
reacción de los milicianos.
En otras partes, en cambio, la sublevación militar se impuso. En Sevilla, el general Queipo de Llano se hizo
con el poder, con la ayuda de milicianos falangistas, y entró en contacto con los sublevados de Granada,
Córdoba y Cádiz. En Navarra triunfaba la sublevación de la mano del general Mola que contó con el apoyo
de los requetés carlistas. En Zaragoza también triunfó la sublevación gracias a la actuación del general
Cabanellas.
El 20 de julio Sanjurjo muere en un accidente. Aún así la sublevación prosperó gracias a los aviones y barcos
alemanes e italianos que trasladaron el ejército de África a la península.
El golpe militar fracasó pero España quedó dividida. Los sublevados triunfaron en la zona oeste excepto
Extremadura y parte de Andalucía occidental, en la zona occidental de Aragón, en Navarra, en Baleares
María Taktak
excepto Menorca y en Canarias. Controlaron la principal zona cerealista, y contaban con la mitad del
Ejército y de las fuerzas de seguridad, además de las tropas africanas, que eran las mejor preparadas.
La zona republicana se mantuvo en parte del norte: País Vasco, Santander, Asturias salvo Oviedo; el centro
y el este peninsular y en Barcelona y Madrid. El territorio republicano contaba con los núcleos industriales y
urbanos más relevantes, las regiones de agricultura de exportación, las minas del norte y el oro del Banco de
España. La mitad del Ejército y la mayor parte de la flota y la aviación permanecen fiel a la República.
2. Desarrollo de la guerra
A finales de mes, Franco decide abandonar el ataque directo e iniciar las llamadas Batallas de Madrid
(noviembre 36-marzo 37) para cortar sus comunicaciones con Valencia: Batalla de la Sierra, batalla del
Jarama, batalla de Guadalajara, último intento por llegar a Madrid, sin resultado.
La República recibe ayuda de México y de la URSS que aunque había firmado el Tratado de no intervención,
ayudó con armas y alimentos y material bélico a la República. La ayuda de la URSS fue crucial para que
Madrid resistiera en 1936. Hay que destacar además el gran valor moral de las Brigadas Internacionales,
voluntarios de 50 países que lucharon del lado republicano.