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La travesía del Agios

Entre Puerto Montt, Chaitén y Castro.

Navegamos junto a Naviera Austral en la inauguración de una de sus rutas con más
alto valor escénico. Un trayecto que combina la belleza de las montañas y los
bosques vírgenes de la Patagonia con los míticos canales e islas del archipiélago
de Chiloé.

Forjado en los astilleros de Grecia y traído a Chile para operar en el tramo Hornopirén-
Leptepu de la Ruta Bimodal, el transbordador Agios se alista para un nuevo desafío:
conectar diariamente Puerto Montt y Chaitén e inaugurar un servicio semanal entre esta
última y la ciudad de Castro. Con capacidad para 100 vehículos y 500 pasajeros, esta
embarcación pertenece a Naviera Austral, empresa que desde el año 2005 entrega
soluciones de conectividad a las provincias de Chiloé, Palena y las localidades del norte de
la región de Aysén. “La incorporación y acondicionamiento del Agios ha sido un salto
importante en la confiabilidad de los servicios, permitiéndonos reforzar el tráfico marítimo y
elevar nuestro estándar de calidad”, señala César Hechenleitner, gerente general de
Naviera Austral.

Al ingresar a su sala de pasajeros se respiran aires de comodidad. Una nueva cafetería,


butacas semicama, alimentación para dispositivos electrónicos y amplios baños con agua
caliente son algunas de sus refacciones. Cerca de la medianoche se inicia el viaje, dejando
atrás la maravillosa postal nocturna de la capital regional y surcando las tranquilas aguas
del seno de Reloncaví. Horas más tarde el Agios se interna sin mayores sobresaltos por el
golfo de Ancud; y a la mañana siguiente, por el de Corcovado, acompañado por una neblina
que cubre gran parte de este territorio flanqueado por montañas, fiordos y escarpadas
riberas.

Entre los primeros pasajeros que despiertan están Imabel Sepulveda y Raquel Almarza, un
matrimonio de Futaleufú que lleva más de 20 años viajando por esta ruta y cuya experiencia
de vida es sinónimo de sabiduría. “Este servicio es la mejor alternativa para trasladarnos
desde o hacia Puerto Montt, porque conducir por la Carretera Austral es demasiado
desgastante y más a nuestra edad. Además, la tripulación es muy amable y se nota la
preocupación por el usuario”, opina Raquel.

Pero también hay quienes realizan este viaje por primera vez, como es el caso de Nicole
Sánchez. “Nunca había viajado en transbordador y lo encuentro genial. Mis hijas tienen
espacio para distraerse y no se aburren como en el auto o el bus. Recomiendo este servicio
totalmente”, manifiesta Nicole. Por otra parte, mientras en la cubierta del Agios Hernán y
Claudia Peña se abrazan y destacan “la bellísima vista y la buena atención del servicio a
bordo”, Emma Van Zundert y Zeger Dox se preguntan si el tiempo los acompañará en su
aventura, esa que los trajo desde Bélgica hasta Sudamérica. “Empezamos en Perú
recorriendo tramos en bicicleta hasta llegar al norte de Chile, y ahora queremos recorrer
este tramo de la Carretera Austral hasta Punta Arenas”, cuenta Zeger, quien además
reconoce que las ciudades de Chile los han hecho sentirse como en casa.

Cerca de las 8 de la mañana ya se avista Chaitén, lugar dominado por sus imponentes
volcanes y la incesante lluvia que alimenta su selva fría. Cercano a parques, glaciares y
aguas termales, es además un destino de gran potencial turístico y parada obligada para
quienes se aventuran por la Patagonia. A espera de que suba la Marea, el Agios permanece
un par de minutos en la bahía de Chaitén, para finalmente apoyarse en la rampa de la
ciudad, desembarcar y preparar la inauguración del nuevo servicio.
La ruta Castro

Apenas Hannah Backes se sentó en las butacas del Agios su atención fue llamada por lo
“cálido y amplio de sus instalaciones”. Atraída por “la naturaleza, el viento y la lluvia del sur
de Chile”, esta estudiante alemana cuenta que viene desde Punta Arenas y continuará su
itinerario turístico por las ciudades de Castro y Ancud. En el asiento contiguo, Francisco
Vidal y Mariela Ibacache miran el mar a través de los grandes ventanales de la sala de
pasajeros. Para esta pareja de Futaleufú la nueva ruta de Naviera Austral les cayó “como
anillo al dedo”, pues se dirigen a hacer trámites a Puerto Montt y aprovecharán el día para
conocer Castro.

Precisamente esto es lo que se busca con el nuevo servicio, brindar otras alternativas de
conectividad a la diversa gama de usuarios que usan el tráfico marítimo, mejorando los
tiempos de viaje y potenciando el turismo. “Por eso nos encontramos realizando alianzas
estratégicas con Sernatur de la X y IX región, las asociaciones gremiales y los operadores
turísticos, pues creemos que el turismo es importantísimo para el desarrollo del sur del
país”, indica César Hechenleitner, gerente general de Naviera Austral.

Lo mismo piensa Juan Eduardo Vera, Alcalde de Castro, quién confía en que este nuevo
servicio “fortalezca el turismo no solo de Castro, si no de toda la zona a través de
actividades vinculantes como la gastronomía, el alojamiento, los operadores turísticos y la
artesanía, puesto que gran parte de los turistas que visitan Chiloé continúan su viaje hacia
la Patagonia”.

A poco más de 2 horas de zarpar desde Chaitén y mientras el Agios avanza cercano al
conjunto de islas Desertores, la tripulación se prepara para almorzar. Una deliciosa sopa de
mariscos y un “bistec a lo pobre” esperan a sus 20 miembros, algunos muy jóvenes y otros
avezados hombres de mar. Terminado el almuerzo, muchos retoman de inmediato sus
funciones, particularmente Salim Abedrapo, el capitán de la nave. Conocedor de los fiordos
y canales de la región desde hace 20 años, asegura que todos los viajes son un nuevo
desafío, siendo esa su principal motivación. “Hay que estar atento a las condiciones
climáticas y saber manejar momentos críticos. Por eso nunca olvido que transporto la carga
más delicada e importante de todas: las personas”, enfatiza Abedrapo.

Completada más de la mitad de la ruta, el navío se abre paso entre los canales que
circundan las islas Lemuy, Chelín y Quehui, acompañado de un cielo despejado y dejando
estelas en las azules aguas del archipiélago de Chiloé. “La navegación por canales es una
de las más complicadas”, aclara el capitán, señalado la ruta en la carta náutica. Pero su
labor no sería posible sin las funciones que cumplen cada uno de los miembro de la
tripulación, como la desempeñada por Adolfo Carvajal, ingeniero jefe de máquinas.
Encargado de que el Agios opere en perfectas condiciones, Adolfo pasa su día en las
entrañas de la nave, envuelto en un estrépito y rodeado por un laberinto de tuberías, llaves
de presión e indicadores de temperatura.

Embarcado en diferentes buques desde 1978, este oriundo de Valparaíso cuenta que la
vida de mar le ha permitido hacer carrera y conocer diferentes rincones del mundo, aunque
ello le ha significado algunos sacrificios. “Te pierdes cumpleaños, navidades y años nuevos.
Por esa misma razón decidí trabajar en este servicio marítimo local. Los períodos de
navegación son cortos y tengo más tiempo para visitar a mi familia”, confiesa Carvajal.

El retorno

Al llegar a la localidad de los famosos palafitos las condiciones climáticas cambian y el cielo
es invadido por nubarrones. El Agios baja la compuerta de proa, realiza el intercambio de
pasajeros y pasada media hora inicia el viaje de regreso. Entre los que suben se encuentra
Graziano Shcopler, un turista italiano que visita Chile por segunda vez y para quien sus días
en el sur han sido “realmente fantásticos”. En tanto, Hernán Cárdenas y su esposa cuentan
que viajan constantemente entre Dalcahue y las localidades de la provincia de Palena, por
lo que el trayecto Chaitén-Castro les resulta de gran utilidad. “El servicio es expedito y el
barco cómodo y muy limpio. Espero que se mantenga durante todo el año”, expresa
Hernán. Del mismo modo, para Juan Carlos Sánchez y su familia -quienes residen en
Ancud- este recorrido es “más conveniente que cruzar desde Quellón o ir hasta Puerto
Montt para tomar la Carretera Austral, porque no solo demora menos sino que además
permite desconectarse del auto y dedicarse a disfrutar”, explica Juan Carlos.

El retorno hasta la capital de la provincia de Palena es acompañado por el viento, el


atardecer y el sonido de las olas, tocando tierra firme aproximadamente a las 21.00 Hrs.
Luego del desembarco, el personal de mantención deja todo reluciente para recibir a las
personas que se dirigen a Ayacara y Puerto Montt. “Este servicio me ayuda mucho como
microempresario, porque mi carga llega en mejores condiciones”, dice Osvaldo Hernández,
joven dedicado al comercio de frutas y verduras. Por otro lado, Raúl Cárdenas, Alejandro
Gallardo y Francisco Mechano, experimentados camioneros de la X y IX región, coinciden
en que este servicio representa un importante apoyo logístico para su labor. “Se reducen los
tiempos de viaje, descansamos y hacemos mejor nuestro trabajo”, señala Raúl.

El agios zarpa de Chaitén cerca de la medianoche, para recalar 5 horas más tarde en
Ayacara, localidad ubicada al norte de la Península de Huequi. Parcelada por los fiordos de
Comau y Reñihue, el tráfico marítimo y aéreo son sus únicas vías de comunicación, razón
por la cual este servicio de Naviera Austral representa un importante apoyo para la
conectividad de sus habitantes. Llegada la mañana, el barco ya avanza por el seno de
Reloncaví. Camila Silva, turista Brasileña, observa las islas Huar y Maillen, evidenciando su
cansancio luego de llegar en bicicleta hasta Chaitén desde Puerto Varas. “Afortunadamente
esta embarcación me ha entregado todas las comodidades para descansar”, dice Camila.

En otra parte del salón de pasajeros, Mariela Nonqui, Benilde Farías y Heidy Morán
recuerdan “lo sacrificado que era viajar por esta ruta décadas atrás, cuando habían otras
embarcaciones”, valorando la calidad de los medios de transporte actuales. Para César
Hechenleitner, esta evolución es “fruto de la alianza público-privada, la que ha mejorado la
experiencia en los servicios marítimos, demostrando así la importancia de trabajar en
conjunto para avanzar en soluciones de conectividad para esta zona del país”.

A pesar de estar despejado, un fuerte viento se siente en la cubierta del Agios previo a su
llegada a Puerto Montt. Finalmente y antes de que cayera una especie de aguanieve, los
viajeros descienden de la embarcación, llevando consigo sus cargas y vehículos. Sin
embargo, abordo del Agios el trabajo continúa, Y es que todo debe quedar en regla y en
perfectas condiciones, para que esta -como todas las noches- el Agios de inicio a una
nueva travesía.

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