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Casa criolla: popularmente conocida como casa

chorizo
“...La casa criolla es asumida como vivienda de integrantes de la pequeña burguesía
enriquecida, de empleados calificados y comunes, de cuentapropistas y hasta algunos
miembros de la élite que no desean ser identificados en una diferenciación de clase. Por otra
parte, el corpúsculo que desea destacarse, justamente lo hace valiéndose de otros modelos
de vivienda. Se asientan en el sector exclusivo de un tramo de Calle Córdoba, y sus
inmediaciones o sobre el pretendido exclusivo Boulevard Oroño, desde su intersección con
Córdoba hasta el Parque de la Independencia. Prefieren estos frentes a cualquier otro. Esos
son los lotes más valorizados de la ciudad de ese entonces y sus dimensiones generosas
posibilitan planteos de diferente objetivo. Son mansiones, generalmente construidas por
profesionales, con materiales escogidos y alhajados con colecciones de arte. Lo otro, es
decir, el conjunto de casas criollas, conforman la contrapartida sobre la que se quieren
diferenciar. De este modo, las mansiones y los edificios de gobierno y recreación que usan
esta franja directiva de la sociedad de aquel entonces, fueron los símbolos representativos de
la ciudad. Era de ellos y así lo manifestaban en postales, viñetas y visitas de huéspedes
ilustres. Se copiaba la moda de Buenos Aires, capital federalizada recientemente de la
República Argentina, y ella a su vez a las mejores franjas adineradas del mundo,
preferentemente ubicadas en el París de Haussmann. Esta elite de notables rosarinos marcaba
el rumbo hacia donde se dirigía la sociedad de ese entonces y sus pautas eran tratadas de
imitar por aquellas clases más bajas, con espíritu de ascenso social y por lo tanto
económico.”
De Gregorio Roberto: La casa criolla. Tesis doctoral. Andalucía España. 2004. Pág. 24

“Vivienda de amplia utilización en la Argentina desde mediados del siglo XVIII hasta las
primeras décadas del XX. Se trata de una modalidad de casa de patios, generada a partir de
un esquema tripartito: una hilera de habitaciones seguida de una circulación en galería y un
espacio abierto. En general, ocupa un lote angosto y alargado,
característico de la subdivisión de la tierra en las ciudades argentinas, de allí su
denominación de "chorizo".
Descripción. Su organización espacial se define a partir de un volumen techado continuo con
distintas variaciones formales que se articulan con un espacio abierto. El área techada está
compuesta por una sucesión de habitaciones que se recuestan sobre uno de los lados mayores
del lote, relacionadas entre si mediante una galería externa y una enfilade de puertas
internas. Estas aberturas generan una circulación que comunica a todos los locales
independientemente de sus usos. El espacio abierto se define a partir de patios cerrados
entre una medianera y la serie de habitaciones con galería. El primero sirve como núcleo para
el desarrollo de las actividades sociales. De existir un segundo patio, está dedicado a los
servicios. En él confluyen el baño y la cocina, segregados de la parte central de la vivienda. El
resto del terreno puede servir como tendedero, para albergar aves u otros animales de corral,
o como huerta familiar.
Las habitaciones sobre la calle son, la mayoría de las veces, exclusivamente de recepción; las
que dan al primer patio, dormitorios, seguidas por una habitación que avanza, el comedor,
separado del segundo patio de servicios sin cerrarlo totalmente, ya que existe un corredor
que posibilita la continuidad de la circulación hasta el fondo de la casa. Esta zonificación está
relacionada también con la altura, la profundidad y el tamaño de las habitaciones, que varían
según el tipo de uso y su jerarquía. La sala y el comedor son los espacios más amplios y, junto
con los dormitorios, tienen un alto que varía entre los 4 y 4.5 m. Dicho tamaño disminuye en
los locales de servicios (baño, cocina, cuarto de servicio, entre 3 y 3,50 m)...
Las primeras casas chorizo parecen surgir de la posibilidad del propietario de subdividir los
grandes lotes de las áreas céntricas de las ciudades, densificando la ocupación con la
construcción de nuevas viviendas para generar una renta inmobiliaria que aprovechara el
rápido crecimiento poblacional de algunas zonas.
Por lo tanto, parece improbable que el origen de esta tipología haya sido producto, como
tantas veces se dijo, de la simple y mecánica subdivisión por el eje central de la antigua casa
colonial
A partir de las primeras décadas del siglo XIX, la situación cambia. La expansión de la mancha
urbana permite disponer de lotes más reducidos, accesibles a pequeños propietarios
o locatarios de casas que pueden solo ser construidas en esta tipología, cuya principal
característica es la reducción del tamaño de las partes, sin que estas pierdan ciertos atributos
comunes con la familia de las casas de patio.
De allí que la denominada casa chorizo se constituya como la opción más viable, utilizada en
fracciones cada vez más minúsculas e independientes que ya no resultan de la subdivisión de
un lote mayor. Surge así un tipo de habitat, al menos para Buenos Aires, que irá
caracterizando los sectores aledaños a la antigua planta de la ciudad...
Desaparición De La Tipología, La casa chorizo no conforma a las instituciones civiles y al
Estado en su lucha por reformar los modos de vida de los sectores populares. Aunque plantee
una situación más tolerable que el conventillo, no llega a los estándares planteados por los
higienistas y los reformadores sociales, tampoco se adapta bien al proceso de contracción de
la planta y la habitación promovido por la especulación inmobiliaria (v. casa cajón). Por lo
tanto, puede precisar se que el final del ciclo está relacionado con el inicio de la Modernidad
arquitectónica y la crítica a este tipo de espacio con el argumento de que su conformación
abierta parece favorecer la promiscuidad y la ausencia de privacidad. La formación de la idea
de familia nuclear moderna implica un cambio drástico en las formas del habitar. La
necesidad de contar con un control y unidad mayor de la vida familiar será el punto inicial
para que desde partidos políticos, prensa, organismos estatales y asociaciones civiles,
comience una campaña tendiente a desacreditar este tipo de habitat, en consideración de la
función disgregadora de este género de vivienda, su ausencia de unidad, su imposibilidad de
adaptarse a los nuevos en seres domésticos que la revolución técnica permite incorporar a la
casa.
Caracterizando de esta forma el programa de la casa colectiva, se observa que él fue
desarrollado fundamentalmente por instituciones que asociaban la reforma del habitar con la
reforma social (Comisión Nacional de Casas Baratas, Cooperativa El Hogar Obrero, la Unión
Popular Católica Argentina; organismos estatales, como la Municipalidad de Buenos Aires)...”
AAVV. Diccionario de Arquitectura Argentina. Ed. Clarín. Buenos Aires 2004. Pág. 29-30

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