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OSHO

Amor
Durante toda mi vida, siempre pensé que amaba a alguien. Ahora al estar aquí contigo por primera vez,
me pregunto: ¿He estado enamorado realmente alguna vez? ¿Incluso soy capaz de amar? ¿Soy capaz
de amarte? ¿O la vida me ha llevado a un punto donde la felicidad en el amor ya no sucede?
La mentira fundamental que estás llevando dentro de ti es que siempre amaste a alguien.
Esta es una de las cosas más importantes sobre los seres humanos: su amor es siempre por alguien, está
dirigido, y cuando diriges tu amor, lo destruyes. Es como si dijeras: “Respiraré sólo por ti, y cuando no
estás ahí, ¿entonces cómo puedo respirar?”.
El amor debería ser como respirar. Debería ser sólo una cualidad en ti, dondequiera que estés, con
quienquiera que estés o aún si estás solo, el amor continúa brotando de ti a raudales. No es un asunto de
amar a alguien, es un asunto de ser amor.
 
Las personas se sienten frustradas en sus experiencias amorosas, no porque haya algo mal en el amor…
restringen el amor a tal punto que el océano del amor no puede permanecer allí. No puedes contener al
océano, no es un riachuelo, el amor está en todo tu ser, el amor es tu divinidad. Uno debe pensar en
términos de si uno es amoroso o no. El asunto del objeto del amor no surge. Con tu esposa, amas a tu
esposa, con tus niños, amas a tus niños, con tus sirvientes, amas a tus sirvientes, con tus amigos, amas a
tus amigos, con los árboles, amas a los árboles, con el  océano, amas al océano.
Eres amor.
El amor no depende del objeto, sino que es un fulgor de tu subjetividad, un fulgor de tu alma. Y entre
más amplio sea el fulgor, más grande es tu alma. Entre más amplias sean las alas de tu amor, más grande
es el cielo de tu ser.
Has vivido bajo una mentira común a todos los seres humanos. Ahora estás preguntando: “¿Soy capaz
de amarte?”. Otra vez, la misma mentira.
Simplemente pregunta: ¿Soy capaz de convertirme en amor?
Cuando estás en mi presencia, no necesitas pensar en amarme, de otra forma, no has salido de tus
mentiras normales. Aquí, tienes que aprender… simplemente siendo amoroso. Por supuesto, tu amor
también me alcanzará, alcanzará a otros también.  Será un buen ambiente a tu alrededor, extendiéndose
por todas partes y si tantas personas están simplemente transmitiendo su amor, su canción, su éxtasis,
todo el lugar se convierte en un templo. No hay otra manera de hacer un templo. Entonces toda la zona
se llena con un nuevo tipo de energía y nadie sale perdiendo porque sobre ti se está vertiendo el amor de
tantas personas: sobre cada persona en particular, el amor de tanta gente se está vertiendo.
Abandona esa mentira. Y debido a esa mentira, otra pregunta surge en ti: “… ¿o la vida me ha traído al
punto donde la felicidad en el amor ya no sucede?”. La vida no es otra cosa más que una oportunidad
para que florezca el amor. Si estás vivo, la oportunidad está ahí, aún hasta en el último suspiro. Puede
que hayas perdido toda la vida: simplemente en el último suspiro, en el último momento sobre la tierra,
si puedes ser amor, no has perdido nada porque un sólo momento de amor es igual a toda la eternidad
del amor.
Osho, The Rebellious Spirit, charla #5
 
El amor, la verdad, la dicha, hay un núcleo intrínseco en ellos: Tienen que ser compartidos, no son
suficientes en sí mismos. Compartir es una parte, pero ellos no son posesivos. EL motivo es totalmente
diferente. El motivo es que el amor básicamente da libertad: le da libertad a uno, le da libertad a otros.
Un amor que se convierte en esclavitud no es amor, es lujuria, es animal, no es humano. El amor da
libertad, entonces se convierte en humano, pero todavía es una especie de relación.
Hay una dimensión más en el amor. En la primera, el amor es una necesidad biológica, en la segunda, es
un compartir sicológico, en la tercera, eres amor. En la primera es una relación, una posesividad; en la
segunda es una relación, una amistad, cordialidad; en la tercera, eres el amor en sí mismo. Tu propio ser
es amor, irradias amor. Sólo entonces el amor ha llegado a su punto culminante, ha alcanzado lo
supremo, lo último; puedes llamarlo divinidad.
Osho, The Wild Geese and the Water, charla #3
 
Osho,
¿Qué es amor?
Eso depende. Hay tantos amores como personas. El amor es una jerarquía, desde el peldaño más bajo
hasta el más alto, del sexo a la super consciencia. Hay muchas, muchas capas, muchos planos de amor.
Todo depende de ti. Si existes en el peldaño más bajo, tendrás una idea totalmente diferente del amor
respecto a la persona que existe en el peldaño más alto. Adolfo Hitler tendrá una idea del amor, Gautama
el Buda otra, y ellos serán diametralmente opuestos porque están en los dos extremos.
En lo más bajo, el amor es una forma de política, la política del poder. Cada vez que el amor es
contaminado por la idea de dominar, esto se llama política. Que lo llames política o no, no es el punto,
es algo político. Y millones de personas nunca saben nada sobre el amor, excepto esta política, la
política que existe entre esposos y esposas, novios y novias. Esto es política, todo el asunto es político:
quieres dominar al otro, disfrutas dominando.
Y el amor no es sino la política cubierta de azúcar, una píldora amarga cubierta de azúcar. Hablas sobre
el amor, pero el deseo profundo es explotar al otro. Y no estoy diciendo que vas a hacerlo
deliberadamente o conscientemente, todavía no eres tan consciente. No puedes hacerlo deliberadamente;
es un mecanismo inconsciente.
De ahí que tanta posesividad y tanta envidia se conviertan en una parte, una parte intrínseca, de tu amor.
Es por eso que el amor crea más sufrimiento que alegría. El noventa y nueve por ciento de él es amargo,
sólo queda ese uno por ciento de azúcar que le has puesto encima. Y tarde que temprano ese azúcar
desaparece.
Cuando estás en el comienzo de una historia de amor, en esos días de luna de miel, saboreas algo dulce.
Pronto ese azúcar se desvanece y las realidades empiezan a aparecer en su cruda desnudez y todo el
asunto se vuelve feo.
Millones de personas han decidido no amar más a los seres humanos. Es mejor amar a un perro, a un
gato, a una lora, es mejor amar a un coche porque puedes dominarlos mejor y el otro nunca trata de
dominarte. Es simple, no es tan complejo como habría de serlo con los seres humanos.
En un cóctel la anfitriona no pudo evitar oír la conversación de un caballero afable:
“Oh, la adoro, la venero”, declaró el caballero.
“Yo también lo haría si ella fuera mía”, respondió su amigo.
“La forma como ella camina y sus chasquidos. Sus bellos y grandes ojos marrón, su cabeza tan orgullosa
y erguida…”.
“Eres muy afortunado”, comentó su amigo.
“Y sabes qué es lo que realmente me emociona? La forma como me mordisquea mi oreja”.
“Señor”, intervino la anfitriona, “No podía dejar de escuchar estas emocionadas palabras. Hoy en día
con tantos divorcios admiro a un hombre que ame tan apasionadamente a su esposa”.
“¿Mi esposa?” dijo el caballero, sorprendido. “No,  ¡mi campeona en las carreras de caballos!”.
Las personas se están enamorando de los caballos, de los perros, de los animales, de las máquinas, de las
cosas. ¿Por qué? Porque enamorarse de los seres humanos se ha convertido en un profundo infierno, un
conflicto continuo, una riña, un llevarse siempre a matar.
Esta es la forma más baja del amor. Nada es incorrecto con él si puedes usarlo como un escalón, si
puedes usarlo como una meditación. Si puedes observarlo, si puedes tratar de entenderlo, en ese mismo
entendimiento alcanzarás otro peldaño, empezarás a moverte hacia arriba.
Sólo en el punto más alto, cuando el amor ya no es más una relación, cuando el amor se convierte en un
estado de tu ser, el loto se abre totalmente y un gran perfume se libera, pero sólo en el punto más alto.
En el más bajo, el amor es sólo una relación política. En el más alto, el amor es un estado religioso de la
consciencia.
Yo también te amo. Buda, ama, Jesús, ama, pero su amor no exige nada a cambio. Su amor se da por el
puro placer de darlo, no es una ganga.  De ahí su radiante belleza, de ahí su trascendental belleza.
Sobrepasa todas las alegrías que has conocido.
Cuando hablo del amor, estoy hablando del amor como un estado. No está dirigido a alguien: no amas a
esta o a esa persona, simplemente amas. Eres amor. En vez de decir que amas a alguien, será mejor decir
que eres amor. Así que quien sea capaz de formar parte de él, puede formar parte de él. Para quien
sea capaz de beber  en tus fuentes infinitas de ser, estás disponible, estás disponible incondicionalmente.
 .Esto es posible sólo si el amor se vuelve más y más meditativo.
Medicina y meditación vienen de la misma raíz. El amor, como sabes, es una especie de enfermedad:
necesita la medicina de la meditación. Si pasa a través de la meditación, se purifica. Y entre más puro
esté, más extático.
 Osho, Unio Mystica, Vol. 2, charla #4
 
Osho,
Anoche escuché que te referiste al zen como “el gran romance”. Sin embargo, casi nunca el amor o la
compasión se mencionan en anécdotas Zen o discursos de los maestros. ¿Por qué ocurre esto?
Anando, cuando amas a una persona, no lo acosas diciéndole “te amo” una y otra vez, de lo contrario te
mataría. Hay un límite para cuánto puedes escuchar “te amo”. Uno se cansa.
Simplemente inténtalo con cualquier amante y verás cuánto dura el amor. El novio o la novia
desaparecerá porque puedes comer dulces, pero hay un límite, de lo contrario, lo que sigue es la
enfermedad.
El zen nunca menciona el amor. Mi propia opinión es que el hombre zen simplemente ama como
respira. No es nada especial, no hay necesidad de mencionarlo. ¿No sientes mi amor aunque nunca lo
digo? ¿Quieres que te lo diga una y otra vez?
El zen no lo dice, es un gran indicio de que lo entiende. El amor no debe mencionarse, sino mostrarse en
cada gesto, a través de tus ojos, a través de tus manos, a través de tu silencio. Debe irradiar a tu
alrededor. Es lo mismo con la compasión. Tampoco se menciona.
El zen no nació en América, donde hay grandes pensadores que pueden ser grandes sólo in América,
como Dale Carnegie y Napoleon Hill…
Los libros de Dale Carnegie han sido best sellers en Estados Unidos, superados solamente por la sagrada
biblia. Acostumbraba dar clases e ir a escuelas donde se enseñaba a las personas que el que amaras o no,
no era importante. Lo importante es la palabra, la expresión. ¿Quién puede hablar de lo interior? Antes
de salir de casa, besas a tu esposa y le dices: “te quiero, cariño, te voy a extrañar mucho”.
Puedes tener otros pensamientos interiormente, absolutamente contrarios a esto: “Ahora es el momento
para disfrutar…” ¡O puedes estar pensando en tu novia! Pero todo esto está dentro, tu esposa no lee la
mente. Sólo lo dices y no te cuesta nada darle un beso, por lo menos tres veces al día. Cuando regresas
de la oficina, besas a tu esposa nuevamente y le dices: “Te quiero, cariño”. Y nuevamente antes de ir a la
cama, no lo olvides. Se cree que estos idiotas como Dale Carnegie son grandes filósofos que están
ayudando a las personas en sus relaciones.
El amor verdadero no tiene palabras para expresarse. El amor verdadero es una presencia, puedes
sentirlo. Te rodea como el viento, llueve sobre ti como la lluvia. Una rosa no dice: “¡Qué bella soy!”. Y
si las rosas comienzan a estudiar a Dale Carnegie y empiezan a decirte: “¿A dónde vas, cariño? Te
quiero mucho. Y soy tan linda”, tendrás que decir: “¡Cállate! Sé sólo una flor, no me molestes!” ¿Qué
más puedes hacer?
Tu pregunta es muy exacta. El zen es amor y el zen es compasión, pero no hay necesidad de hacer un
manifiesto, una declaración de ello. En profundo silencio: La transmisión de la lámpara.
Osho, The Original Man, charla #7
 
Lo real no es tener una relación, sino que es una manera de estar; uno no está enamorado, sino que uno
es amor. Cada vez que hable sobre el amor, recuerda esto: Estoy hablando sobre estar en amor. Sí, tener
una relación está perfectamente bien, pero la relación va a ser falsa si no has alcanzado el estado del
amor. Entonces la relación no es solamente una pretensión, es una pretensión peligrosa porque puede
continuar engañándote. Puede continuar dándote el sentido que ya conoces qué es el amor y no lo sabes.
El amor básicamente es un estado de ser: uno no está enamorado, uno es amor.
Y ese amor no surge para enamorarse de alguien. Ese amor llega yendo para dentro, no en descenso sino
en ascenso, elevándose por encima de ti. Es algo incomparable. Un hombre es amor cuando su ser está
en silencio, es la canción del silencio. Un Buda es amor, un Jesús es amor, no enamorado de una persona
en particular sino simple amor. Su mismo clima es amor. No está dirigido a alguien en particular, se está
esparciendo en todas las direcciones. Cualquier persona que se acerque a Buda lo sentirá, será cubierto
por él, será bañado en él. Y es incondicionalmente así.
El amor no pone condiciones, ni peros ni excusas.. El amor nunca dice: “Cumple estos requisitos, luego
te amaré”. El amor es como la respiración: cuando sucede eres simplemente amor. No importa quién se
acerca a ti, el pecador o el santo. Cualquier persona que se acerque a ti, comienza a sentir la vibración
del amor, se regocija. El amor es una entrega incondicional, pero sólo aquellos son capaces de dar lo que
poseen.
Una de las cosas más misteriosas sobre el ser humano es que continúa dando cosas que no tiene.
Continúas dando amor y en primer lugar no lo tienes y continúas pidiendo amor de los demás que no lo
tienen en primer lugar. Mendigos pidiendo limosna a mendigos.
El amor primero tiene que suceder en el núcleo más profundo de tu ser. Es la cualidad de estar solo,
felizmente solo, gozosamente solo. Es la cualidad de ser sin mente, de estar en silencio. La consciencia
sin contenido es el espacio, el contexto en el cual el amor surge en ti.
Y cuando aparece en ti, es demasiado, es insoportable. Su placer es tan insoportable que llega a ser casi
doloroso. Es pesado como las nubes cuando están llenas de lluvia; tienen que descargarse, tienen que
aligerarse.  Cuando el amor surge en el corazón silencioso, tiene que ser compartido, tiene que darse. No
lo puedes evitar.
 Y la persona a quien le das tu amor no está obligada contigo de ninguna forma. De hecho, tú estás
obligado con la persona porque te ayudó a liberarte, compartió algo que fue demasiado para ti. Y la
economía del amor es: cuanto  más das, tienes más porque estando en silencio estás unido con el océano,
la fuente divina de todo. Y puedes seguir compartiendo… sigue fluyendo en ti más y más,  sigue
brotando.
Sí, tienes razón, el amor es la única esperanza del mundo. Estamos llegando cerca a ese momento
crucial: o la guerra total o el amor total. Y es un asunto de, o uno o lo otro, no hay una tercera
alternativa. No hay algo que se parezca a un compromiso ahora, no puedes estar en el medio. El hombre
tiene que escoger. Y es un asunto de vida o muerte: la guerra es muerte, el amor es vida.
Osho, The Guest, charla #5
https://www.osho.com/es/read/osho/osho-on-topics/love

El amor es secundario, la meditación es prioritaria

“Sí, me gustaría que te ames a ti mismo, porque a menos que te ames a ti mismo no podrás
amar a nadie más. No sabrás qué es el amor si no te has amado a ti mismo. Pero antes de
que puedas amarte a ti mismo tienes que conocerte, por tanto el amor es secundario, la
meditación es prioritaria.

Y el milagro es, que si meditas y poco a poco sales del ego, fuera de tu personalidad y te das
cuenta de tu ser real, el amor vendrá por sí mismo. No tienes que hacer nada, es un
florecimiento espontáneo. Pero florecerá solo en cierto clima, y a ese clima lo llamo
meditación. En el clima de silencio, de no-mente, sin perturbación interna, de absoluta
claridad, paz y silencio, de repente verás que miles de flores se han abierto dentro de ti y su
fragancia es amor”.

Descubre tu consciencia y encontrarás lo que es el amor

  “El amor necesita una consciencia inmensa. El amor es el encuentro de dos almas y la lujuria
es el encuentro de dos cuerpos. La lujuria es animal, el amor es divino. Pero a menos que
sepas que eres un alma no podrás entender qué es el amor.

No puedo decirte qué es el amor pero puedo decirte cómo encontrar tu alma. Ese es todo mi
trabajo: ayudarte a meditar, ayudarte a estar más consciente, alerta, de modo que poco a
poco empieces a ver que no eres sólo un cuerpo, que no eres incluso sólo la mente, que hay
algo más oculto detrás de todo, lo cual es tu vida real. Y una vez seas consciente de tu vida
real, de tu ser, sabrás que la dicha de ser es tan desbordante que uno quiere compartirla con
alguien que sea receptivo, alguien que esté disponible, con alguien que esté listo para abrir su
corazón. El encuentro de dos consciencias es el amor. 

Descubre tu consciencia y sabrás lo que es el amor. Es una experiencia y no hay forma de


decir nada al respecto más de lo que he dicho. El encuentro de dos consciencias
fusionándose entre sí trae el mayor orgasmo que el universo concede.

Pero antes de eso, debes alejarte del cuerpo, la mente y el corazón y llegar al  centro mismo
de tu ser.
Una vez que hayas alcanzado el centro de tu ser, encontrarás amor irradiando de ti. No es
algo que debas hacer. Será sólo como si el sol hubiera salido y las flores se hubieran abierto y
el aire se hubiera llenado con su fragancia.

Es amor es el resultado de la meditación.

Sólo los meditadores saben lo que es el amor”.

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