Вы находитесь на странице: 1из 9

Edmundo Mora Laguado nació en Pamplona en 1917 en el hogar formado por Don Pedro

Adolfo Mora Villamizar y Doña Ana María Laguado Escalante y falleció en 1969 en
Bucaramanga. Hizo sus estudios de bachillerato en el famoso Colegio Provincial del mismo
Municipio, fundado por el General Francisco de Paula Santander. Aprendió farmacia al lado de
Don Jesús María Lamus Ramírez en Pamplona y de Don Francisco Giorgi Gómez en
Bucaramanga. Posteriormente el Gobierno Nacional le otorgó la licencia para el ejercicio de su
profesión.

En las obras se invirtieron 990 millones de pesos, tanto para la adquisición


como para la restauración. El inmueble está localizado en la carrera 5 entre
calles 5 y 6, frente al parque Águeda Gallardo.

El director ejecutivo de la Cámara de Comercio, Carlos Humberto Solano


Espinosa, recordó que el proyecto Casa Vélez surgió en 2014, producto de los
foros sobre patrimonio arquitectónico y ante la necesidad de contribuir con la
conservación de los bienes de interés cultural.

Con la decisión de quienes para la época hacían parte de las directivas de la


entidad, se empezó el trabajo que cuatro años después permitió adquirir la casona
que era de propiedad de la Arquidiócesis de Nueva Pamplona.

Solano dijo que por intermedio de la firma Vigar, que ejecutó la restauración del
inmueble, se logró la aprobación del Ministerio de Cultura para efectuar las
intervenciones.

“Los empresarios se sienten orgullosos de disfrutar de esta sede porque les


recuerda a la Pamplona elegante, colonial y pujante que siempre ha sido”,
sostuvo.

La Cámara de Comercio de Pamplona, al año, adelanta 60.000 operaciones, ha


formado a 1.200 empresarios y gestionado más de 1.200 millones de pesos para
proyectos de innovación y emprendimiento.

El presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Cúcuta, Carlos Luna


Romero, dijo que es una excelente inversión por tanto se aporta a la conservación
del patrimonio arquitectónico y cultural.

Lea también La restauración de la antigua Casa Vélez está en la fase final

La historia

La presidenta de la junta directiva de la Cámara de Comercio, Consuelo Estévez,


recordó que el inmueble fue construido en los primeros años de fundación de
Pamplona, hace 460 años.
La casa fue comprada el 5 de octubre de 1992, por la sociedad conyugal Vélez-
Gómez a Jesús María Lamus y Milciades Peralta. 

Allí funcionó un almacén que vendía artículos importados de Francia,


Inglaterra, España y Estados Unidos. Tenía como especialidad los vinos, licores
finos y el café.

En 1958, la casa fue donada a la Curía Arzobispal por una de las hijas de la
familia Vélez.

Licencia funcionamiento Tribonuro


Cuando las familias en Santander tenían su propia moneda

Todo un caos monetario se vivía en el siglo XIX. Familias como la de Trinidad Parra de Orozco, los
Reyes González y Geo Von Lengerke tenían sus propias monedas. Otros pagaban con monedas de
otros países. Lo que importaba era su peso, que al caer la moneda sonara, pues así se sabía que
estaba hecha de buen metal.

Cuando las familias en Santander tenían su propia moneda


Cuando las familias en Santander tenían su propia moneda

Escuchar este artículo

Cuando llegaron los españoles a la región, trajeron monedas pero en realidad eran muy pocas. No
había suficientes para hacer los intercambios comerciales. Durante el siglo XVIII, la primera
manera de intercambiar bienes y servicios era a través del trueque. Después se usó el hilo de
algodón, el cual según su grueso valía más o menos. Esa fue la primera economía que se tuvo en
Santander.

“En 1781, en plena revolución comunera, el hilo grueso de algodón, además de servir para
elaborar las mantas guanes también servía como medio de intercambio”, describe Miguel José
Pinilla Gutiérrez, ingeniero civil y miembro de la Academia de Historia de Santander.

Después de esto, en Bogotá se creó la Casa de la Moneda y se comenzaron a realizar estos


elementos, que se les llamaba las monedas macuquinas, una especie de moneda martillada, muy
artesanal que servía como dinero.

PUBLICIDAD

“Lo importante de la moneda no era el valor estipulado en ella, sino el peso: que tuviera cierta
cantidad de metal. A la moneda le cortaban pedacitos de metal y así iban quedando. Tras esto se
hicieron las monedas de cordoncillo, porque tienen un cordón alrededor y ahí sí importaba el valor
que estaba escrito en ella”, explica Pedro Antonio Vivas Guevara, ingeniero industrial y miembro
de Número de la Academia de Historia de Santander.

Pedro Vivas junto a Miguel José Pinilla Gutiérrez publicaron en 2001 el libro ‘Moneda y Banca en
Santander’, que recoge la historia del comercio indígena, las primeras monedas que circularon y
sus falsificaciones y cuenta cómo los bumangueses más adinerados del siglo XIX tuvieron sus
propios billetes y monedas. Luego vinnieron los bancos, el dinero durante la Guerra de los Mil
Días, hasta llegar a la banca en el siglo XX.
Los particulares hacían su moneda

PUBLICIDAD

“Lo curioso de nuestro sistema monetario es que cuando se creó el Estado Soberano de
Santander, en 1857, nosotros hicimos una Constitución tan liberal en todo sentido, que
permitimos que los particulares imprimieran monedas”, resalta Vivas Guevara.

Durante el siglo XIX, cualquier persona que tuviera la capacidad financiera para realizar su propio
dinero lo podía hacer y pagar con él todo lo que necesitara. Familias como la de Trinidad Parra de
Orozco, que era una señora muy rica de la época, o los Reyes González y el famoso Geo Von
Lengerke, mandaban a crear sus troqueles en el exterior y en sus talleres locales realizaban sus
monedas.

El problema sobre esto surgió cuando comenzó la falsificación de la moneda, pues al no haber
ningún tipo de regulación al respecto, cualquiera podía fácilmente crear su propio dinero, sin
tener un respaldo económico que le diera validez al mismo.

“A algunas personas los comerciantes que sabían que la persona no tenía ningún capital de
respaldo, pues no le recibía la moneda… entonces los pobres les tocaba usar las monedas que
hacían los ricos y las que traía la corona española, que nunca dejó de hacer sus monedas”, cuenta
el historiador Vivas.

Вам также может понравиться