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Alvarado. Luisa
C.I 27 877 306
Sección: 2M
Qué son los trastornos del lenguaje. Definición: Con trastornos del lenguaje o del
habla nos referimos a problemas de la comunicación o de otras áreas relacionadas con ésta
como las funciones motoras orales. Estos trastornos tienen una sintomatología muy variada,
desde la incapacidad de comprensión a la verborrea, y además pueden presentarse desde el
nacimiento del niño o manifestarse en la edad adulta.
Epidemiología
Las causas de los trastornos del lenguaje son muchas y muy variadas. Podemos diferenciar
las causas dependiendo del desencadenante del trastorno. Entre las causas orgánicas, que
se refiere a la lesión de cualquiera de los órganos que tienen un papel en el funcionamiento
del lenguaje, podemos diferenciar:
Existen distintos síntomas que predicen un posible trastorno del lenguaje, dependiendo del
tipo de trastorno y del área del lenguaje afectada. Pero haciendo una pequeña clasificación
de los trastornos generales del lenguaje podemos discernir distintos síntomas:
Por otra parte, y quizás sea el trastorno más visible, tenemos el tartamudeo, que supone
una alteración en la fluidez y organización de las palabras.
A pesar de que, como hemos visto, el lenguaje es un proceso complejo y sus trastornos
muy variados, podemos identificar ciertos signos que indican el posible desarrollo de un
trastorno del lenguaje. Centrándonos en los trastornos del lenguaje en los niños podemos
diferenciar los siguientes signos:
Para más información sobre el desarrollo del lenguaje humano. Puedes ver el vídeo de
abajo.
Tratando de hacer una clasificación general de los tipos de trastornos del lenguaje
existentes, podemos distinguir los siguientes.
1- Disartrias:
Se trata de una afección que dificulta el habla debido a problemas en los músculos que
permiten hablar.
2- Dislalias:
Dislalias funcionales: Este tipo de dislalia puede surgir por una dislalia fisiológica
que se prolonga en el tiempo hasta cuando los órganos ya son maduros. Se trata de
un defecto en la articulación del mensaje.
3- Disglosias:
La disglosia es un tipo de trastorno del lenguaje que puede diferenciarse en otros subtipos:
Disglosias labiales: Se produce por una alteración de forma o fuerza de los labios.
Algunas de las más famosas son el labio leporino o el frenillo.
4- Disfemia
Las disfemias se definen como alteraciones del lenguaje que se caracterizan por
espasmos y repeticiones debido a una mala coordinación de la ideomotricidad cerebral. Un
ejemplo de disfemia es la tartamudez, de la que ya hemos hablado anteriormente.
5- Afasias
Este tipo de trastorno de lenguaje no tiene porqué desarrollarse desde niño, ya que se debe a
lesiones en regiones del cerebro asociadas con el lenguaje.
Afasia anómica: Se produce por lesiones en varias partes de los lóbulos temporal y
parietal y ocasiona trastornos en la producción de palabras sueltas.
6- Dislexia
La dislexia, que no deja de ser un tipo de trastorno del lenguaje, entra dentro de la
clasificación anterior, pero al ser una de las más conocidas le dedicamos un pequeño apunte
en este artículo. La dislexia se caracteriza por ser “un trastorno del aprendizaje de la
lectoescritura” cuyo origen parece estar en un problema del neurodesarrollo del individuo.
Actualmente existen herramientas profesionales para la evaluación neuropsicológica de la
dislexia, para tratar la dislexia en el aula, y juegos de estimulación cognitiva para niños con
dislexia.
El Trastorno Específico del Lenguaje (TEL) o del Desarrollo del Lenguaje (TEDL)
es el retraso en la adquisición o uso del lenguaje, o la incapacidad para emplearlo. Se
considera TEL cuando no existe ningún otro factor que explique mejor el problema para
hablar, como trastornos sensoriales, motores, psicopatológicos o problemas cerebrales.
Además, es habitual que los niños con TEL presenten dislalias u otros de los trastornos ya
explicados.
9- Discalculia
Por último, a pesar de que no se trate de un trastorno que afecte al lenguaje como
los demás, la discalculia afecta al entendimiento y la comprensión de otro tipo de lenguaje:
el matemático. Este trastorno afecta a la habilidad de trabajar con los números y de
entender conceptos matemáticos. Los que la padecen no entienden la lógica del proceso
matemático.
Para realizar un diagnóstico de un trastorno del lenguaje, hay que seguir ciertas
pautas y realizar ciertas pruebas. Enfocándonos en casos de trastornos del lenguaje en
niños, para tratar de identificar problemas que podrían desembocar en un trastorno, se
tendrán que seguir una serie de estrategias.
Prevalencia de la dislalia
Inicio y Curso
Tanto el inicio como el curso dependen en gran medida de la gravedad. A mayor gravedad,
se produce una detección más temprana y es mayor la dificultad de recuperación. A menos
gravedad, la detección es más tardía pero el pronóstico es mejor. En los casos leves la
recuperación suele ser espontánea. En los casos no graves, la detección se realiza
generalmente al entrar el niño en las clases de preescolar, donde aparecen dificultades para
ser entendido, además de ser posible compararlo con sus compañeros.
Diagnóstico diferencial de la dislalia
El diagnóstico diferencial con el Déficit Cognitivo, los déficits sensoriales, déficit motor
del había o privación ambiental se realiza mediante la aplicación de pruebas adecuadas y
una historia clínica cuidadosa. Cuando los problemas son limitados al ritmo del habla, no se
diagnostica Trastorno Fonético.
Anamnesis
Datos personales
Filiación
Datos familiares
Evaluación de la Articulación
Lenguaje repetido
Lenguaje dirigido
Lenguaje espontáneo
Desarrollo intelectual
Comprensión verbal
Evaluación de la psicomotricidad
Motricidad buco-facial
Respiración
Tono y relajación
Organización perceptiva
Organización espacial
Discriminación de sonidos
Discriminación de fonemas
Discriminación de palabras
Evaluación de la personalidad
Exámenes complementarios
En esta categoría diagnóstica se incluiría a una variante del trastorno específico del
lenguaje, el tipo semántico-pragmático, siendo excluido de la entidad clínica del trastorno
de la comunicación no especificado, propia de la versión anterior del DSM (American
Psychiatric Association, 2013). Pese a no comprometer a los componentes computacionales
del lenguaje (V.g.: Fonología, morfología, sintaxis), la alteración está limitada
principalmente a los componentes contextuales y sociales –semántica y pragmática-, donde
las características serían similares a los presentes en los TEA. A menudo, su diagnóstico
resulta confuso; sin embargo, en estos últimos tanto las habilidades mentalistas como las
lingüísticas y sociales, se acompañan de deficiencias propias de las funciones ejecutivas y
discapacidad intelectual, evidenciándose estas mediante signos de estereotipias, intereses
restringidos y dificultades en la conducta funcional, los cuales están ausentes en los
primeros.
Algunos autores como Víctor Acosta (2003), señalan que estas deficiencias para el
uso del discurso se encuentran estrechamente relacionadas con la memoria de trabajo; es
así, que según los hallazgos encontrados en el diálogo conversacional de este grupo, a
medida de que las oraciones se suceden unas detrás de otras-al igual que el incremento de la
complejidad-, en estos sujetos los bajos niveles de procesamiento y retención dificultan la
comprensión clara del mensaje contextual en el escenario libre de la comunicación.
Según el DSM-V
3. Dificultades para seguir las normas de conversación y narración, como respetar el turno
en la conversación, expresarse de otro modo cuando no se es bien comprendido y saber
cuándo utilizar signos verbales y no verbales para regular la interacción. 4. Dificultades
para comprender lo que no se dice explícitamente (p. ej., hacer inferencias) y significados
no literales o ambiguos del lenguaje (p. ej., expresiones idiomáticas, humor, metáforas,
múltiples.
Etiología
• Los síntomas deben estar presentes en las primeras fases del período de desarrollo.
Si le preocupa que un niño pueda tener TDAH, el primer paso es hablar con un
profesional de atención médica para averiguar si los síntomas corresponden con el
diagnóstico. El diagnóstico puede ser hecho por un profesional de salud mental, como un
sicólogo o un siquiatra, o un proveedor de atención primaria, como un pediatra.
Aquí están los criterios en forma resumida. Por favor tenga en cuenta que se
presentan solo para su información. Solo los proveedores de atención médica capacitados
pueden diagnosticar o tratar el TDAH.
1. Falta de atención: Seis o más síntomas de falta de atención para niños de hasta 16
años de edad, o cinco o más para adolescentes de 17 años de edad o más y adultos.
Los síntomas de falta de atención han estado presentes durante al menos 6 meses y
son inapropiados para el nivel de desarrollo de la persona:
o A menudo pierde cosas necesarias para las tareas y actividades (p. ej.,
materiales escolares, lápices, libros, herramientas, billeteras, llaves, papeles,
anteojos, teléfonos celulares).
Hay indicios claros de que los síntomas interfieren con el funcionamiento social,
escolar y laboral, o que reducen su calidad.
Los síntomas no tienen una explicación mejor si se los asocia a otro trastorno
mental (como trastorno del humor, trastorno de ansiedad, trastorno disociativo o
trastorno de la personalidad). Los síntomas no ocurren solo durante el curso de
episodios de esquizofrenia u otro trastorno sicótico.
Según los tipos de síntomas, pueden verse tres tipos (presentaciones) de TDAH:
Presentación combinada: Si se presentaron suficientes síntomas de ambos
criterios, los de falta de atención y los de hiperactividad/impulsividad, durante los últimos 6
meses.
Dado que los síntomas pueden cambiar con el paso del tiempo, la presentación
también puede cambiar con el tiempo.