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El arte de llevarse en la Psicoterapia:

La práctica Narrativa y Existencial-Fenomenológica


Psic. César Adrián Hernández Lara

Cuando las personas nos encontramos en un día de paseo por una ciudad nueva, por

una galería de pinturas, en un concierto o en un espectáculo, tomamos cierta distancia al

presenciar dicha expresión artística. Consideramos que las obras que nos muestran tienen

una grandeza en su impresión sobre nosotros, sobre lo que generan a sus espectadores, y la

transmisión de emociones con simplemente estar allí y sorprendernos.

Las distintas expresiones artísticas parten de las formas más complejas de belleza y

aprecio humano para poder llegar a su audiencia con la mayor calidez y asombro para

llenarle de mensajes directos o muy abstractos de comprensión.

A lo largo del tiempo la idea del arte como expresión compleja de sentimientos,

razones y emociones, se puede llegar a trasladar o de cierta forma a metaforizarla en las

acciones cotidianas de nuestra vida. Las profesiones, oficios o ciertas prácticas de trabajo o

en el hacer diario de las cosas que están a nuestro alrededor. Para esta ocasión lo que atañe

mi ensayo es el trabajo psicológico de la psicoterapia o como cualquier persona ajena a este

contexto “ir terapia a hablar con un psicólogo”.

No sólo en este entramado de ir a conversar con un terapeuta lo que en la vida es

problemático, sino de la manera, lo fenomenológico de ese encuentro con las otras personas

en esa charla es lo que importa. En ese sentido comparto y apoyo la idea de usar las

prácticas narrativas que es mi propia y cómoda postura, con las prácticas fenomenológicas

y existenciales en la terapia. No mezclándolas, sino apoyarse en la actitud de transparencia

que implica estar en constante contacto y ser lo más genuino de ese encuentro.

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Retomando la idea del arte, en muchos casos la terapia psicológica puede

considerarse como una práctica artística que debe de ser realizado con mucha dedicación,

entrega e inspiración, con la intención de usar todas las posibilidades y recursos del autor

de dicha producción para reflejar ideas, posturas, políticas para la vida o de generar nuevos

significados o resignificar experiencias pasadas.

Para el creador y el espectador de dicha arte, el maravillarse de la serie de ideas

presentadas en las sesiones terapéuticas pueden llegarle preocupaciones sobre la distancia

que debe de tomar las riendas del camino que exige entrar a una “obra terapéutica” como lo

es la práctica de psicoterapia.

Es entonces que es imprescindible contar con una basta genialidad para cultivar y

cubrir algunas necesidades sobre la vida de las y los consultantes que buscan en la terapia

conocer, resolver, criticar, cuestionarse y solucionar la línea de circunstancias y conflictos

por los que pasan.

El reto empieza en nuestra preparación “artística” de las distintas oleadas

(O’Hanlon, 2001) que son las múltiples corrientes psicológicas que buscan interesarse en el

crecimiento intelectual y personal del entrenamiento psicológico y terapéutico que hemos

decidido emprender. En el encuentro terapéutico se escuchan muchas inquietudes como:

“¿Qué es más benéfico para tratar el que un niño no se haga popó en sus pantalones? ¿es

posible encontrar los significados ocultos de nuestros sueños recurrentes que nos causan

pesar y dolor? Sufro de mucha ansiedad y depresión y necesito canalizar toda esta energía

para ya no más sentirme así ¿qué hago? ¿Por qué mi hijo se comporta tan rebelde en la

escuela y me desafía constantemente? El valor que tengo de mi ha afectado mi autoestima y

la considero baja ¿qué hago para aumentarla? Estoy enamorado de dos personas a la vez en

mi escuela y sufro por no saber elegir qué me conviene más” etc. Y así mil y un cosas más
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las personas traen relatos a la terapia psicológica y es nuestro deber acercarnos a sus

experiencias para poder volcarnos y dar un giro fenomenológico que nos ponga en contacto

más con ellos en un punto equitativo en la relación Yo-Tú, que de sentirnos más o menos

que los consultantes en terapia y dejar los preconceptos acerca de lo relevante y elevar el

darse cuenta (Yontef, 1995).

Algo que me parece importante mencionar son los aspectos de los cuales influyo mi

trabajo, la belleza de mis trazos y de mis movimientos para poder fijarme en la percepción

inmediata de los temas centrales de la vida de las y los consultantes.

Entre la práctica narrativa se entienden como una forma de trabajo comunitario y de

psicoterapia que se centra en las personas, mirándolas como expertas en sus propias vidas,

en el que se enfatizan las historias de vida de las personas y los eventos que se seleccionan

para contarlas. Desde la narrativa, la mejor forma de llegar a la identidad preferida, es

decir, de crear historias diferentes para nuestras vidas, menos saturadas de problemas y

engrosadas con historias preferidas, es cuestionarnos y deconstruir la manera en que

llegamos a pensar como pensamos y si en verdad esto va de acuerdo a nuestros valores y

compromisos (Nadurille, 2011).

Con la psicoterapia existencial y fenomenológica en la terapia, parte de los

enfrentamientos del diario vivir deben de ser comprendidos y no categorizados entre

patologías sino como vivencias humanas iguales que cualquier otra persona que desean ser

atendidas en su forma de co-construir su mundo y la vida, con el objetivo de analizar

múltiples patrones que les producen incomodidad o sufrimiento. Se pretende descubrir una

posibilidad distinta de construirse mediante un encuentro profundo y honesto. La serie de

síntomas o tensiones de la existencia que presenta el consultante son puertas de entrada a

su mundo y no enemigos a vencer (Martínez, 1995).


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De estas ideas se conjugan posibilidades de involucrarlas para llevarlas a cabo en

los procesos terapéuticos. Desde la reflexión y de distintos entrenamientos profesionales

como diplomados, actualizaciones escolares, etc. he encontrado algunas ideas que pueden

ser semejantes y que muchas veces pueden llegar usarse de manera simultanea en plena

convivencia para mejorar los resultados de las intervenciones en psicoterapéuticas. Entre

ellas:

 El ser genuino junto con legitimar las vivencias de las personas. Es imposible no

comunicar y nuestras posturas, comentarios e impresiones de alguna manera impactan al

encuentro con el otro. White, considera que las ideas que se intercambian en una

conversación terapéutica que tienen la intención de volverse mandatos o consejos sutiles de

cómo llevar la vida, no se puede dar fe a la manera de vivir las circunstancias propias de las

personas por lo que de manera “escondida” se intentan convencer de cómo hacer lo que le

compete al consultante (2007).

Como menciona Yontef (1995) en el proceso de contacto y de aceptación, se lleva a

cabo un acercamiento de manera respetuoso al mundo fenomenológico y las vivencias

como se presentan tal y como son para el consultante, se genera un verdadero compromiso

con el diálogo que permite una toma de control y verse afectado de manera empática en la

fenomenología del consultante. La postura, la respiración, el manejo corporal dice mucho

de lo que nosotros queremos mostrar en la consulta terapéutica, por lo que siempre

debemos de legitimar las circunstancias de vida para no infravalorarlas, sino de subyugar

los relatos dominantes que marginan la existencia y partir de allí engrosar nuestra

participación activa con las y los consultantes.

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 Ofrecerle el ser espontaneo junto con la idea de cada persona es experta en su

propia vida. La sociedad dicta criterios para que todos respondamos a los mismos “ideales”

de satisfacción personal sin importar nuestras propias posturas y lo que realmente

deseamos. De alguna forma se pide que todos actuemos igual, esperando que nadie se

atreva a alzar la voz y a decir: - “quiero hacer lo que siento y no sólo hacer las cosas como

un deber”-. Sin embargo, todos podemos pensar y tenemos recursos distintos para actuar

distinto. Cada persona es experta en su propia vida y sabe lo que quiere hacer. Las personas

no son borregos que actúan sin pensar. Desde la psicoterapia existencial que menciona

Martínez (2012), sugiere movernos de la imagen auto-protectora de ser poseedores del

saber y de la verdad y experimentados de la vida para convertirnos y ajustarnos a

encontrarnos honestamente con el otro. Es imprescindible actuar para no dejarse llevar por

lo que hacen todos los demás.

Usar la propia sabiduría y el sentido común que todos tenemos acerca de los

problemas, ayuda a ejercitar el criterio personal y el sentido común agudizarlo. “No

siempre tengo lo que esperan los demás, pero siempre tengo algo que aportar a alguien

más”

 Teoría de campo con la importancia del papel ecológico. Desde la teoría de campo,

Sellés (2012), lo describe como un encuentro más complejo como que simple: “yo”, no es

solamente el “yo dentro del contorno”, sino también “las circunstancias”, el campo o el

contexto en el que se está ahora. Cualquiera es parte de ese complejo. Se comparten un

lugar y tiempo, y éstos y otros factores, generan el campo del que ahora somos parte con la

humanidad. Como elementos en un campo somos actores y receptores de mutuas

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influencias, influyendo cada cual con sus contrapartes. Es insuficiente seguir pensándonos

como entidades completas y aisladas atravesando un espacio vacío que nos separa. Las

ideas de que la psicología y la psicoterapia en particular no debe centrarse en el estudio de

la persona y su entorno como si estas fuesen dos piezas a analizar separadamente, sino que

se deben de ver cómo se retroalimentan dichos entornos. No sólo somos a gentes pasivos

frente a todos los estímulos que nos rodean en la vida. En relación a la práctica arrativa el

modelo ecológico clasifica los diferentes factores que influyen en nosotros. Se analizan las

variables desde lo macro a lo micro. Su principal utilidad tiene que ver con la forma en que

ayuda a distinguir entre los innumerables factores que influyen en las circunstancias que

viven las personas, al mismo tiempo que proporciona un marco para comprender la forma

en que dichos factores interactúan. La clasificación se da en cuatro niveles (Organización

Panamericana de la Salud, 2002): Primer nivel: factores biológicos y de la historia personal.

Por ejemplo: características demográficas los trastornos psíquicos o de personalidad, los

comportamientos adictivos etc. Segundo nivel: las relaciones más cercanas, como la

familia, los amigos, las parejas los compañeros y compañeras. Tercer nivel: los contextos

comunitarios en los que se desarrollan las relaciones sociales (escuelas, lugares de trabajo,

vecindario, etc. Cuarto nivel: factores de carácter general relativos a la estructura de la

sociedad y del gobierno que contribuyen a crear un clima en el que se alienta o se inhibe

nuestros derechos. En general se refiere a las políticas sanitarias, económicas, educativas y

sociales que contribuyen a mantener las desigualdades económicas o sociales entre los

grupos de la sociedad.

La relación y la relevancia de mirar y considerar todas las partes importantes de

nuestro contexto podría saturar nuestra percepción de la experiencia si nos enraizamos de

encontrar explicaciones a todo lo que nos pasa. Sin embargo poder mirar los niveles de
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influencia y sus efectos encontramos posibilidades de actuar frente a lo que nos pasa

moviéndonos en el contexto en el que nos encontramos con bases realistas de cambio y

resignificando nuestras vivencias en un nivel factible.

 Preguntar, junto con preguntar y preguntar. No para saber la verdad de lo que son

las intensiones de las persona sobre sus actos. Y es que en este punto lo importante que me

he dado cuenta es que el conocer el estado emocional de las personas es sumamente

importante a sólo una descripción sobre el cómo se sienten las personas cuando hablan de

las cosas que viven. En la practica narrativa White (2007), hace preguntas acerca de las

expresiones humanas y con ello busca descripciones más gruesas, más concentradas de los

que son las vivencias de las personas. Lo que da como resultado hablar de lo que uno vive y

pasa; pero la dificultad con que se entiende la palabra “expresiones” está en que muchas

veces las personas piensa en sus respuestas y las analizan como si el filtro de la razón forme

su inmediatez y el filtro de las sensaciones corporales tomen un papel secundario o

simplemente no aparezcan en el repertorio de posibles respuestas. La perspectiva

existencial en la terapia toca la idea de los sentimiento que se vive frente a las distintas

situaciones. Desarrolla intereses en el que el cuerpo muchas transmite sensaciones que el

lenguaje no logra cavilar: -“¿cómo lo que yo te digo te impacta en el cuerpo? ¿Cómo se

relaciona el dolor que sientes en alguna parte del cuerpo con lo que cuentas?”-. El sentido

con lo corporal se vincula con las fortalezas internas para el trabajo de psicoterapia y anima

a fijarse en áreas que las personas expresan con inseguridad por desconocer que también el

cuerpo tiene un lenguaje.

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Las ideas expuestas componen una tablatura musical que se puede leer en cualquier

momento de un encuentro terapéutico, ya que son los ases para que se desplieguen todo tipo

de interacciones en la terapia y forman andamios con que sostener nuestras intervenciones

y crear así “magia”, por interacción de nuestras conversaciones y de nuestro “estar” del

encuentro existencial-fenomenológico.

Cuando se termina la exposición o representación artística del evento o espectáculo,

se genera una sensación de dar una ojeada a lo que se vivió y revisar qué fue lo que más

gustó o no de toda esa experiencia.

Quizás una imagen en nuestra mente se quede de lo aprendido y de las dolencias

que aparecieron cuando se conversaron o de álgidos sentimientos que detonaron en

vibrantes emociones en la terapia. Quizá hubieron momentos en donde el o la profesional

extendió o engrandeció la simpleza de una pregunta o enalteció con mucho valor un evento

de nuestro recorrido o quizá metaforizó nuestra experiencia con alguna ocurrencia de la

vida diaria, para ejemplificar vivencias y darles un toque más tratable y amigable de lo

normal que son los problemas en la vida.

Estas experiencias las comparo o las miro como la primera vez que uno asiste al

museo y se asombra de aquella figura enorme de los huesos del Tiranosaurios Rex; cuando

se presenció a todo color y en vivo a aquel cantante de trova Edgar Oceransky tocando la

guitarra con tanta energía y entonando la canción que hacía vibrar los recuerdos amorosos

más tiernos y entrañables; como lo puede ser asistir a una marcha en apoyo al feminismo y

contra de la violencia de género; la simpleza de pasar caminando por una calle y ver una

persona disfrazada de un ángel con el cuerpo y las alas enormes y pintadas de color

plateado totalmente quieta y que al apoyar económicamente su esfuerzo, intempestivamente

se mueve de forma robótica para asombrarte con su agilidad corporal a manera de


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agradeciendo a su trabajo; o la relajación extrema de acostarse en una hamaca, grande,

colorida, cómoda, con hilos tan suaves como la de seda y columpiarse para sentir una suave

brisa que refresca el momento.

Alguien en algún lugar del mundo se encargó de hacer esos momentos o situaciones

experiencias formidables, sensaciones placenteras para nuestros sentidos siendo casi

inolvidables y reconfortantes. Hicieron su arte y tuvieron un impacto que resuena en alguna

parte de nuestra mente y el cuerpo.

La terapia como un arte debe siempre de tener a la mano estrategias y prácticas que

se conjugan con el ser humano que las representa al hacerlo sentirse parte del esfuerzo de

una formulación más grande que él mismo. No todo es mente o razonamientos, recuerdos o

impresiones de los eventos, sino también en el aquí y el ahora es donde ocurre ese

acercamiento y encuentro inconfundible de convivir con múltiples realidades de una

manera respetuosa, con paciencia de la indagación compartida, co-construyendo realidades,

significados y conocimiento para la solución de problemas.

Simplemente encontrarnos y propiciar el darse cuenta que no se puede explicar a

simple vista el mirarse a los ojos y soltar un llanto o un desvanecimiento que tanta falta le

hace al contactar más íntimamente nuestras propias vidas.

El arte de la conversación terapéutica es un acto de valor y de mucha entereza ya

que al sostener diálogos sobre nosotros, el mundo y las posibilidades que nos circundan es

algo que no siempre se encuentra en la charlas cotidianas. Llenarse de recursos es una

opción para la terapia, pero llenarse de las particularidades de la vida diaria, hacen más

fuerte la concentración de encuentros verdaderamente genuinos y maravillosos.

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Referencias bibliográficas

 Martínez, Y. (2012). Psicoterapia existencial: teoria y practica relacional

para un mundo post-cartesiano. vol. 0.1

 Nadurille, M. (2011) Once principios de la Terapia Narrativa. Grupo

Terapia Narrativa Coyoacán. Recuperado de:

http://terapianarrativacoyoacan.blogspot.mx/ 2011/02/once-principios-de-la-terapia-

narrativa.html

 O’Hanlon, B. 2001. Desarrollar posibilidades: un itinerario por la obra de

uno de los fundadores de la terapia breve. Paidos Iberica Terapia Familiar.

 Organización Panamericana de la Salud, (2002). Informe mundial sobre la

violencia y la salud: resumen. Organización Panamericana de la Salud para la

Organización Mundial de la Salud. Recuperado de:

https://www.who.int/violence_injury_prevention/violence/world_report/es/summar

y_es.pdf

 Sellés, A (2006). Reflexiones y preguntas sobre la teoría de campo.

Recuperado de: https://gestaltnet.net/sites/default/files/teoria%20campo.pdf

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 White, M. (2007). Mapas de la práctica narrativa. PRANAS Chile

Ediciones.

 Yotenf, G. (1995). Proceso & diálogo en psicoterapia gestáltica. Cuatro

vientos.

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