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Patricia A. Campan
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“Ellos andan todos desnudos (...) también las mujeres, (...) muy
bien hechos, de fermosos cuerpos... Deben ser muy buenos servidores
y de buen ingenio, (...) y creo que ligeramente se harían cristianos; que
me pareció que ninguna secta tenían ...”. (C. Colón 1492: “Diario de a
bordo”).
“El traje de las mujeres se compone de una túnica estrecha (...).
La mujer libre se distingue de la esclava por un pedazo de tela que le
cubre la cabeza. Su adorno más preciado son (...) sus orejas, cuyos
lóbulos llegan a adquirir unas dimensiones verdaderamente prodigiosas
...” (Capitán R. Burton, siglo XIX, refiriéndose a las mujeres de un
pueblo del Este africano).
“El hecho de que el hombre sea un producto de la evolución no
debe hacernos buscar en cada forma de comportamiento humano su
correspondiente ventaja desde el punto de vista de la selección natural”
(P. Kitcher 1997: “El origen de la moral”).
¿Por qué hemos presentado estas frases? ¿Qué tienen en común todas ellas?
Podríamos decir, en primer lugar, que se refieren al hombre y, a juzgar por las dos
primeras, alguien está haciendo una descripción de estos hombres. Más aún, mientras
que en la segunda encontramos una breve pero detallada descripción de sus peculiares
gustos por el adorno corporal, en la primera además se ha elaborado un juicio acerca de
su comportamiento. En la tercera se han expresado ideas más complejas. Se habla de
evolución, selección natural, y comportamiento humano nuevamente, y el autor nos deja
la idea de que no habría una relación entre la evolución biológica y la forma de
comportarse de nuestra especie.
En segundo lugar, podemos observar con claridad que las tres frases fueron escritas
en diferentes siglos. Pasemos entonces a la primera pregunta. La respuesta a ella sería:
nuestro interés está puesto en mostrar cómo a lo largo de su historia, el hombre se ha
preocupado por hacer alguna referencia con respecto a otros hombres, a hablar de ellos,
a describirlos, y a elaborar juicios acerca de ellos. ¿Y por qué el hombre se ha ocupado, y
aún lo hace, de otros hombres? Porque ha sentido la curiosidad por conocer, de algún
modo, a aquellos con los que toma contacto, aquellos que se muestran tan diferentes a su
propia forma de ser. ¿Qué pudo haber sentido cualquier conquistador, aventurero o
viajero cuando se encontró frente a personas que poco tenían que ver con sus propias
vestimentas, costumbres alimentarias, viviendas, creencias, por señalar sólo algunos de los
aspectos proclives a la comparación? O cuando nosotros mismos tenemos la oportunidad
de viajar a lugares distantes y diferentes del nuestro, ¿no nos asombramos al ver esas
Cátedra Sabarots - 2012
Ciclo Básico Común – Antropología – Unidad 1
diferencias con respecto a aquello a lo que estamos tan habituados? (Mair 1998).
Asombro en un primer momento y curiosidad más tarde por la forma de vida que
desarrollaron otros grupos; lo que los antropólogos han denominado cultura.
Si algo provoca asombro es porque el individuo que observa se hace consciente de
que lo que tiene frente a él es diferente o bien, se asemeja muy poco a lo propio. De
modo que, como sostiene el antropólogo mexicano Esteban Krotz, “el asombro no surge
autónomamente de la realidad observable y observada, no se imprime en la mente vacía 2
del observador” (Krotz s/f.:5), sino que es el resultado de una relación que se establece
entre los objetos y la conciencia del hombre. En otras palabras, este sería “el
descubrimiento que el yo hace del otro” (Todorov 1995:13), es decir, del yo que
comparte con otros individuos ciertas características y que se encuentra con otros, cuyas
características difieren.
Como ejemplo podríamos tomar cualquiera de las dos primeras frases que se
presentan al comienzo. Tanto Colón como el explorador Burton están describiendo a las
personas con las que se han encontrado. ¿A quiénes están dirigidas estas descripciones?
A otros que, como ellos, comparten los mismos o parecidos gustos en la vestimenta; que
son cristianos, como ellos; que seguramente no se perforarían los lóbulos de las orejas
para adornárselas. En pocas palabras, a europeos u occidentales (en este caso) que, como
ellos, habrán de asombrarse con estos “descubrimientos”.
Ahora bien, ese otro no necesariamente debe estar fuera de la sociedad a la que
pertenece ese yo. Puede estar también dentro de su propia sociedad o grupo: “las
mujeres para los hombres o los „locos‟ para los „normales‟” (Todorov 1995). En otras
palabras: todo grupo al que nosotros no pertenecemos porque no compartimos esos
comportamientos o esas costumbres. Se denomina alteridad u otredad a esta referencia
que se hace del otro, cuando nos identificamos con un grupo -al que pertenecemos- y que
a la vez, nos lleva a diferenciarnos de otro. Tiene, como hemos visto, una relación con el
asombro, debido a que se constituye a partir de la conciencia que tenemos de lo propio,
un conocimiento de aquello que caracteriza al yo - nosotros ante el otro - los otros (el
diferente). Dice Krotz:
sociedad, y en determinados momentos históricos utilizarlos aún como una crítica para
los valores que la sociedad de la época había desarrollado.
En el siglo XIX, con la segunda gran expansión que Europa realiza hacia el resto
del mundo, nace la ciencia que tendrá a la diversidad cultural, a la alteridad, como objeto
de estudio: la Antropología. A este respecto, dice Krotz:
Podemos decir de manera muy general que Antropología significa “hablar del
hombre” (Mair 1998). Muchos pensarían entonces que a esta disciplina le corresponde
explicar todo lo que al hombre se refiera. De esta manera se pensaba en el siglo XIX,
cuando surgió esta ciencia, convirtiéndose así en la más abarcadora de todas las
disciplinas sociales. Por ello necesitamos acotar este interés por lo humano puesto que no
es la única que ha centralizado su estudio en él.
La Antropología se ha ocupado por observar, describir y analizar al hombre que se
constituye como diferente, es decir, la diversidad humana. Pero no sólo es esto: además
tiene como objetivo explicar las semejanzas. El antropólogo explora las similitudes
(culturales y biológicas) dentro del contexto de las diferencias que observa. Claro que
“al notar las diferencias entre los habitantes de las islas Trobriand
y los europeos generalmente tendemos a quedar más impresionados
por éstas que por las aparentes similitudes que presentan sus culturas, y
no sólo quedaremos impresionados, sino que probablemente,
preguntemos por qué existen tales diferencias?” (Kaplan y Manners
1979:20).
La amplia gama de estudios que se fueron realizando acerca del hombre y el grado
de profundidad que alcanzaron, llevaron a que esta ciencia comenzara a abrirse en
diferentes especialidades de acuerdo con lo que se analizara en forma más específica. Si
tenemos en cuenta las variables de tiempo y espacio mencionadas, tendremos las
siguientes orientaciones, según se haga más énfasis en un eje o en otro:
Antropología Social o Cultural: los antropólogos sociales están interesados no
solamente en lo que la gente hace o dice cotidianamente sino también en la manera
como esta gente se organiza y qué normas observa. Se ocupa de sociedades, barrios,
grupos, comunidades; trata con grupos sociales tales como pobres, obreros, mujeres, por
mencionar algunos, para lo cual realiza investigaciones que buscan comprender y explicar
realidades que pueden ser muy distintas con respecto a la del propio grupo de referencia.
Se desprende de lo dicho que el antropólogo no está circunscripto al estudio de
sociedades campesinas o culturas indígenas, también construye su objeto de estudio en
las llamadas sociedades “complejas”, “industrializadas”. Su propósito es explicar las
diferencias y similitudes existentes entre los pueblos de manera diferente a la de aquéllos
que lo hacen apelando a “características genéticas” o porque esas cualidades “se llevan en
la sangre” (Mair 1998). Estos antropólogos utilizan una práctica originada dentro de esta
ciencia, el trabajo de campo. Y en sus estudios sobre comunidades, instituciones y
problemáticas actuales tienen en cuenta los procesos históricos, los cambios producidos a
lo largo del tiempo en el momento de realizar su análisis.
Arqueología: pone un énfasis mayor en la variable tiempo, dado que estudia
sociedades del pasado a través de sus restos materiales (construcciones, material lítico,
restos óseos, cerámica, entre otros), es decir, lo que constituye la cultura material de los
grupos humanos. Una de las principales tareas del arqueólogo es interpretar la cultura
material a partir del registro arqueológico. Para ello emplea diferentes técnicas (uno de
ellas es la excavación) que le proporcionan evidencias para explicar las actividades
humanas en un período determinado y los cambios experimentados por esas actividades.
El trabajo del arqueólogo comprende también prospecciones, estudios sobre el ambiente,
análisis del material recuperado. Utiliza diferentes técnicas que le permiten fechar los
restos materiales hallados para saber la antigüedad que tienen, de modo que permitan
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Al hablar de dialéctica se quiere decir que cualquier cosa que consideremos (un pensamiento,
por ejemplo) tiene sentido siempre que se lo tome en su relación con otras cosas (otros
pensamientos, por ejemplo); porque lo que es lo es en relación con lo que no es. En lo que
estábamos diciendo, el hombre se constituye como tal sobre la base de la relación dialéctica
existente entre su “naturaleza” y la cultura.
dadas las diferencias que, desde el punto de vista cultural y sobre todo tecnológico,
presentaban con respecto al mundo occidental. La Sociología, en cambio, dirigía su
mirada a Occidente, a la sociedad que era considerada como “civilizada”.
La aparición de estas disciplinas en este momento (siglo XIX) fue la respuesta que
se dio desde la ciencia a la “división del mundo” que se había llevado a cabo desde el
plano económico-político por las potencias colonialistas europeas. A una división dual del
mundo parecía corresponderle una división dual de las ciencias (Worsley 1971). 7
En la actualidad, la Antropología (que ha sufrido cambios en su objeto de estudio
especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XX) ya no centraliza su interés
exclusivamente en las sociedades no-occidentales, y ahí es que se aproxima al trabajo del
sociólogo. Ambas disciplinas estudian actualmente realidades muy próximas, si bien cada
una construye su objeto de manera diferente. En consecuencia, las diferencias que se
habían dado con la Sociología en un primer momento, parecen ahora muy difusas.
Podemos decir que no se separan ni aún epistemológicamente, compartiendo en parte,
métodos y técnicas (Lischetti 1994). Esta situación, en vez de presentar un problema para
el desarrollo de estas disciplinas, puede constituirse como un claro ejemplo de lo que
mencionáramos anteriormente: la importancia que han ido cobrando los enfoques
interdisciplinarios en la construcción del conocimiento científico.
2
Las teorías científicas no aprehenden la realidad tal como es sino que lo hacen a través de
construcciones teóricas sostenidas por un grupo de investigadores que los aproxima a la realidad
(paradigma) (Schuster 1982).
3
“„Subjetivo‟ casi siempre definido como la intrusión de las tendencias del investigador en la
recolección e interpretación de los datos. Se pensaba que eso distorsionaba los datos y por lo
tanto reducía su validez” (Wallerstein 1998 97-98).