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INTRODUCCION
¿Crees que Dios sabe tu nombre? Estoy seguro que sí. Los
nombres son muy importantes para Dios. De hecho, puedo pensar
en las varias ocasiones en la Biblia en que Dios llamó a alguien por
su nombre.
Un día, Moisés vio una zarza ardiente y fue a ver qué era. Dios le
llamó desde dentro de la zarza: "¡Moisés! ¡Moisés! Y Moisés
contestó: "Heme aquí" (Éxodo 3:4).
DESARROLLO
Hay varias cosas que podemos aprender de este pasaje acerca del
llamado de Dios.
Algunas personas piensan que Dios sólo llama a los adultos. Es por
eso que me gusta la historia de Samuel. Él era un jovencito
cuando Dios lo llamó. Dios sabe tu nombre tal como sabía el
nombre de Samuel. Dios nos llama no porque nos necesita, sino
porque quiere compartir con nosotros Su obra grande y divina.
Uno de los significados de la palabra “llamó” es “dirigirse a alguien
por nombre”. Y dirigirse a alguien por nombre implica que uno
conoce a esa persona. Tal vez Samuel no conocía a Dios; pero
Dios le conocía a él. Anhelaba una relación personal con aquel
joven y usarle en gran manera. Desde antes de nacer, le había
destinado para Su servicio.
¿Qué hacía tan especial a este joven como para que Dios quisiera
hablar con él? Dios le había advertido a Elí que su casa sería
derribada, diciendo: “Yo me suscitaré un sacerdote fiel, que haga
conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré casa firme y
andará delante de mi ungido todos los días.” 1 Samuel 2:35. Dios
estaba buscando a alguien con un corazón puro, y lo encontró en
Samuel.
Cuando Samuel escuchó la voz de Dios por la noche creyó que era
Elí, él estaba acostumbrado a obedecer, por eso se levantó
inmediatamente las tres veces que fue llamado. Luego de la
tercera vez Elí entendió que Dios estaba intentando llamar a
Samuel, por eso le dijo que si la voz llamare de nuevo,
dirá: “Habla, Jehová, porque tu siervo oye” (1 Samuel 3: 9)
CONCLUSION
ORACIÓN