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Índice de Contenidos [ocultar]
1 Causas de la fascitis plantar
2 Fascitis plantar. Definición y descripción
3 Fascitis plantar. Anatomía y función de la fascia
4 Fascitis plantar. Etiología y factores de riesgo
5 Fascitis plantar. Diagnóstico
6 Ejercicios para la fascitis plantar
7 Propuesta de un tratamiento no invasivo para la fascitis plantar
8 Conclusiones sobre la fascitis plantar
9 Referencias bibliográficas
Se entiende por fascitis plantar la inflamación aguda de la aponeurosis plantar, la cual es una estructura
de tejido conjuntivo que se localiza en el arco del pie, fijándose en el talón y extendiéndose hasta
anclarse en la base de los dedos, y cuya función no es otra que sostener el arco plantar (17, 18).
Esta patología es también es conocida con el nombre de talalgia plantar (18) y su principal síntoma es
un dolor localizado en el talón o en la zona media de la planta del pie afectado, siendo especialmente
intenso por la mañana y disminuyendo a lo largo del día hasta volver a ser intenso según transcurren las
horas (19).
Actualmente la fascitis plantar es la causa más común de dolor en esa zona del cuerpo en la población
adulta (20) calculándose que afecta entre el 11-15% de los pacientes que acuden a consulta por dolor en
el pie (21). Puede llegar a ser una afección incapacitante en caso de no tratarlo de una forma adecuada,
ya que se ha visto que si los problemas persisten más allá de los 6 meses aumenta el riesgo de adquirir
un carácter crónico (22).
La fascitis plantar suele aparecer debido a un aumento de la fuerza de tracción sobre la fascia (21).
Esto provoca la realización de microtraumatismos repetidos propios en el apoyo de la marcha,
generando rupturas localizadas en la fascia plantar que conllevan un desgaste del colágeno (22) y
asimilan finalmente una tendinosis (18).
Para resumir algunas de las posibles causas de su aparición acudimos al estudio realizado por Torrijos et
al. (17) los cuales señalan que la fascitis plantar puede aparecer por:
En la fascitis plantar la función se ve limitada por el dolor en la parte inferior del talón, causada por
microtraumatismos repetidos en la zona de origen de la fascia (tubérculo medial del calcáneo).
La fascitis plantar se considera que es un proceso autolimitante (es decir su duración está restringida a
la propia evolución natural y no por otras influencias) aunque de larga evolución, puede estar meses o
incluso años sin resolverse.
La entesis fascia-calcáneo es uno de los eslabones más frágiles del complejo aquíleo-calcáneo-plantar.
En dicha entesis se producen micro-roturas y una respuesta inflamatoria aguda. Si las tracciones
excesivas persisten, el proceso natural de reparación no es capaz de hacer frente a las constantes
exigencias mecánicas.
Existe un intento de curación, con un aumento del colágeno tipo III en detrimento del colágeno tipo I. El
proceso de reparación no puede concluir de forma exitosa. Esta inmadurez en los tejidos se constata con
la presencia de hipervascularización y fibrosis.
La fascia plantar se engrosa y pierde su elasticidad. La rigidez mecánica de una fascia degenerada es 5
veces superior a la de una fascia sana. La estructura es menos estable y más vulnerable a las
tracciones.
Todos estos cambios disminuyen las propiedades biomecánicas de la fascia y pueden ser el origen del
dolor. Este aumento de la rigidez en el tejido, genera una mayor presión dentro de los tejidos plantares.
A su vez, esta presión aumentada actúa sobre la superficie externa de los vasos sanguíneos, reduce el
área de su sección transversal e implica una disminución en el flujo sanguíneo.
Esta cascada de acontecimientos puede ser la causa del fracaso en el proceso de reparación natural.
Histológicamente, el patrón tisular normal es sustituido por tejido cicatricial indiferenciado y también por
tejido necrosado, que pueden convertir a la fasciopatía plantar en una patología recalcitrante (Morral,
A., 2017)16.
La fascia plantar es una membrana densa y fibrosa de tejido conjuntivo que se encuentra a lo largo del
pie. Se origina en el tubérculo medial del calcáneo y se extiende hasta las falanges (se divide en cinco
bandas digitales que se insertan en la base del periostio de la falange proximal de cada dedo del pie) y
las cabezas de los metatarsianos.
Las fibras de la fascia plantar también se mezclan con la dermis, el ligamento metatarsiano transverso y
la vaina flexora. Incluye un componente central grueso y unos componentes mediales y laterales más
delgados (Erro, E., 2014)1.
Imagen 2. Vista axial de la aponeurosis plantar. LP, parte lateral; CP, parte central; MP, parte medial; L,
longitud; W, ancho. Fuente: Chen DW y colaboradores (2014)2.
Imagen 3. Vista esquemática de la fascia plantar. Fuente: Broholm, R., Pingel, J., Simonsen, L., Bülow,
J., Johannsen, F. (2017)3.
Imagen 4. La fascia plantar tiene varias capas y consta de tres cordones (medial, central y lateral). El
más grande y grueso es el central, que se divide en cinco bandas dirigidas hacia la base de cada dedo.
Fuente: Chen DW y colaboradores (2014)2.
La fascia plantar es una estructura con poca vascularización, relativamente inelástica y muy resistente.
En estudios post mortem, el alargamiento máximo es sólo del 4% de su longitud y es necesaria una
fuerza de tracción de 1000 Newtons para provocar su ruptura (Morral, A., 2017) 16.
Según citan García, F., Flórez, M., Escribá, M. (2007)4, sus fibras de colágeno, denso y resistente,
colaboran a formar y a mantener la forma del arco longitudinal del pie, en bipedestación y al caminar,
sobre todo durante la fase de estancia media. En ese momento la fascia se tensa, al realizar la tibia un
movimiento de rotación interna y el pie un movimiento de pronación.
Esa tensión controla ambos movimientos. Se ha sugerido que cuando hay excesiva pronación la fascia
plantar se puede ver sometida a sobreestiramiento pero este dato no está claramente confirmado.
La aponeurosis plantar juega, además, un papel importante en la transmisión de la fuerza del tendón
calcáneo al retropié en la fase de despegue del talón, ayudando al complejo del tríceps sural a iniciar la
fase de balanceo.
Tiene también un papel importante, por su flexibilidad, en la absorción de impactos dinámicos, durante la
marcha, el salto y la carrera permitiendo que la planta del pie se acomode bien al suelo. Así, al caminar
el pie absorbe alrededor de 1.2 veces el peso del cuerpo y al correr hasta el doble del peso corporal.
La acción de la dorsiflexión de los dedos en la fase de despegue del talón sobre la fasciaplantar se ha
comparado a la función de un torno, el denominado “mecanismo windlass”. Este mecanismo consiste en
que, con la flexión dorsal de los dedos, la fascia plantar se enrolla alrededor de la cabeza de los
metatarsianos, acortando su longitud efectiva, aumentando la tensión a todo lo largo de ella y
produciendo un aumento del arco plantar.
En la fase de despegue del talón la tendencia a la flexión plantar de los metatarsianos, tras la dorsiflexión
de los dedos, es resistida por las fuerzas de reacción del suelo y la elevación del arco plantar se
consigue por un complejo movimiento de supinación y rotación externa del pie y a través de la actuación
del resto del miembro inferior.
De ese modo la activación de ese mecanismo de torno se cree que aumenta la estabilidad del arco, en
preparación para la propulsión.
Clínicamente el efecto es más pronunciado con la dorsiflexión del primer dedo que con la de los
restantes, debido al mayor grado de curvatura de la primera cabeza metatarsiana y al mayor rango de
movilidad del primer radio.
Imagen 5. Componentes esenciales del mecanismo windlass. (A) tríceps sural, (B) aponeurosis plantar,
(C) arco longitudinal medial (línea discontinua), y (D) articulaciones metatarsofalángicas. Fuente: Griffin,
N., Miller, C., Schmitt, D., D’Ao^ut, K. (2015)5.
A partir de los trabajos de López, D. (2014) 6; Martin, R. y colaboradores (2014)7; Erro, E. (2014)1,
encontramos los siguientes factores predisponentes para sufrir fascitis plantar:
Autores como López, D. (2014)6; Erro, E. (2014)1, recogen algunos signos, síntomas y pruebas
evaluativas esenciales tales como:
Dolor en la planta del pie y la parte inferior del talón, concretamente en la prominencia
anteromedial del calcáneo, soliendo ser más intenso en los primeros pasos de la mañana o
después de un periodo de inactividad física. Comúnmente a la noche el pie va a flexión plantar,
contrayéndose ligeramente la fascia plantar, por eso al levantarse y comenzar a andar, la
repentina flexión dorsal y el estiramiento de la fascia aumentan el dolor.
Al empezar a caminar tiende a disminuir, pero no llega a desaparecer y es aumentado con largos
periodos en bipedestación, caminando o de ejercicio (sobre todo en superficies duras) y con
actividades que requieran cargar pesos.
El dolor se incrementa con la flexión dorsal forzada del pie y de los dedos, con la extensión de la
rodilla (por el aumento de tensión en la aponeurosis plantar), al subir escaleras, al caminar
descalzo y/o sobre las puntas de los dedos.
Podría verse la presencia de inflamación o atrofia.
A la palpación de la fascia plantar en su origen, la tuberosidad antero-interna del calcáneo,
aparece un dolor agudo propio de la fascia plantar. En los casos mas avanzados una palpación
más proximal de la fascia también provoca dolor.
«Windlass test»: realizar una dorsiflexión del primer dedo del pie, que si resulta positiva, el dolor
aumentará. Esto se debe a que se produce un aumento de la tensión de la aponeurosis plantar,
siendo más evidente y sensible cuando se realiza en bipedestación.
Imagen 7. Windlass test. Fuente: López, D. (2014)6
Valorar la movilidad del pie y tobillo no es indispensable para el diagnóstico, pero podemos
encontrarnos con la presencia de disminución de la flexión dorsal del pie, factor predisponente
para la fasciopatía plantar.
Es conveniente valorar déficits sensoriales o hipostesias para descartar lesiones de origen neural
que puedan estar causando los síntomas.
Como herramientas complementarias, aunque a veces necesarias para descartar desordenes
alternativos y realizar un diagnóstico diferencial, se encuentran los métodos diagnósticos por
imagen (radiografía simple, ecografía y resonancia magnética).
En las radiografías simples, aunque el espolón de calcáneo siempre es visto en estas, no existe una
correlación clínico-radiológica con la fasciopatía plantar.
El estudio por ultrasonografía o ecografía es una herramienta útil para las lesiones del tejido blando del
talón. Diagnostica la fasciopatía plantar, midiendo el grosor de la fascia plantar y sabiendo que se
considera como diagnóstico positivo un grosor mayor de 4.0 mm de la misma.
Sin embargo, muchos pacientes con signos sintomáticos de fasciopatía plantar tienen un grosor por
debajo de 4.0 mm, y pacientes asintomáticos han mostrado en algunos casos grosor por encima de 4.0
mm. (Broholm, R., Pingel, J., Simonsen, L., Bülow, J., Johannsen, F., 2017) 3.
En la práctica clínica también puede ser muy útil para realizar una comparación con el pie
contralateral y observar posibles diferencias.
Análisis biomecánico de la marcha. Nos puede proporcionar información muy interesante acerca
del origen de la patología y del enfoque de su tratamiento.
Ejemplo de ejercicios para la fascitis plantar de carácter generales (tipo sentadilla y valorar el pie).
Imagen 9. Fuente: Feijoo, I. (2015)9.
La movilidad en dorsiflexión del tobillo en cadena cinética cerrada, con la planta del pie apoyada en el
suelo suele ser de 20º hasta 40º. La dorsiflexión se suele valorar en carga.
La rodilla debe avanzar 10 cms por delante de la línea vertical de la punta del pie (si esta distancia es
inferior se considera rango de movilidad reducido), debemos tener presente que no colapse la rodilla en
valgo, ni rotar pie o cadera, es decir evitar movimientos compensatorios en las articulaciones
consiguientes.
Test de dorsiflexión: Arrodillado en el suelo con una posición similar a estirar los flexores de la cadera
(psoas), con la rodilla en el suelo. El pie derecho (evaluado) estará por delante apoyado a unos 10 cm de
una pared.
Con el peso cargado en el tobillo realizo una dorsiflexión intentando aproximar la rodilla hacia la pared
sin que el talón se eleve o se produzcan compensaciones
Imagen 14. Test de dorsiflexión. Fuente: Tarrío, H. (2014 b)14.
Imagen 15. Test de sentadilla a una pierna y dorsiflexión. Fuente: Tarrío, H. (2014 b)14.
Los autoestiramientos de la fascia plantar con la mano y en descarga se hacen antes de dar los primeros
pasos por la mañana y también antes de finalizar un periodo prolongado de sedestación o de inactividad,
que son los momentos en que habitualmente hay más dolor y cuando peor se tolerarían los estiramientos
en carga (García, F., Flórez, M., Escribá, M., 2007)4.
Si no se puede realizar con la rodilla en flexión se efectuará, como alternativa, con la rodilla extendida y,
entonces, para alcanzar el pie se utilizará una toalla, cinta o banda inelástica. El paciente puede estar, en
este caso, sentado en la cama o en el suelo.
Imagen 16. Autoestiramiento específico de la fascia plantar. Con el pie afectado sobre el muslo
contralateral, el paciente pone los dedos de la mano sobre la base de los dedos de los pies y tira de
estos arriba hacia la espinilla. Fuente: Renan, R., Alburquerque, F., Rodríguez, D., Cleland, J.,
Fernández, C. (2011)15
Los ejercicios tradicionales de estiramiento de tríceps sural efectuados de pie y con dorsiflexión de los
tobillos realizan sólo un cierto grado de estiramiento de la aponeurosis plantar pero no la aíslan de forma
óptima porque fundamentalmente producen estiramiento aquíleo y del resto del tríceps sural.
No reproducen el “mecanismo windlass”, al no realizarse dorsiflexión del primer dedo, y pueden ser
origen de microdesgarros. No obstante, es importante destacar, que existe una relación anatómica y
funcional entre la fascia plantar y los músculos gastrocnemios.
Los tratamientos deben prestar mucha atención al acortamiento muscular de los músculos
gastrocnemios, porque producen grandes tensiones biomecánicas en la fascia plantar.
Se ha teorizado que la poca flexibilidad del tríceps sural puede conducir a la pronación excesiva y
sobrecompensación de la fascia plantar en la primera articulación metatarso-falángica, y por lo tanto
aumentar la tensión en la inserción de la fascia con el calcáneo Morral, A. (2017) 16
Imagen 17. Autoestiramientos de los músculos de la pantorrilla. (A) Músculo Sóleo: la rodilla es
flexionada, luego el paciente se inclina hacia delante mientras mantiene el talón en el suelo hasta sentir
el estiramiento en la pantorrilla o región aquílea. (B) Músculo gastrocnemio: igual que con el sóleo pero
manteniendo la rodilla de la extremidad afectada en extensión. Fuente: Renan, R., Alburquerque, F.,
Rodríguez, D., Cleland, J., Fernández, C. (2011)15
.
Imagen 18. Estiramiento en bordillo de escalón. Fuente: Roxas, M. (2005)10.
Ejemplos de ejercicios:
Imagen 20. Masaje con pelota (tenis o golf). Fuente: Roxas, M. (2005)10
Imagen 21. Criomasaje. Rodar botella de agua congelada bajo el pie. Fuente: Travé, A. (2013)12.
Órtesis plantares: Las más utilizadas son las férulas nocturnas, taloneras blandas, y plantillas.
Recomendadas comúnmente para ayudar a prevenir la sobrepronación del pie y descargar las
fuerzas tensiles de la fascia plantar.
Para el tratamiento no invasivo de la fascitis plantar son diversas las propuestas que existen en la
actualidad. Entre ellas destacan algunas como el uso de ultrasonidos, la iontoforesis, el material
ortopodológico, vendajes, estiramientos, ondas de choque, láser, magnetoterapia o acupuntura entre
otras (9).
Todas estas técnicas han mostrado buenos resultados en la práctica, provocando que solo en el 3% de
los casos sea necesario llegar a recurrir a la cirugía (6).
Para la propuesta que adjuntamos en este artículo nos basamos en algunas de las pautas propuestas
por Torrijos et al en su artículo (1). Todos los ejercicios pueden ser realizados en casa con la necesidad
de muy poco material, por lo que su realización es sencilla y asequible.
Aplicación de hielo: Masaje de la zona afectada en la fase más intensa del dolor durante 10-20
minutos (sin exceder los 30 minutos) unas 3-4 veces al día.
Ejercicios activos: Tratar de arrastrar y coger una toalla utilizando solo los dedos de los pies
(se puede colocar un peso en el extremo para aumentar la resistencia).
Masajes en la zona afectada: Se pueden realizar con una pelota de golf o una botella de agua.
Se sitúan en la planta del pie afectado y se hacen rodar masajeando todo el arco plantar,
cuidando de no presionar en exceso el talón.
Estiramientos: Se deben realizar estiramientos tanto la fascia del pie como del tríceps sural.
La fascitis plantar es una afección muy común tanto en la población deportista como en la no
deportista, la cual puede llegar a limitar de una forma importante la actividad diaria del paciente en caso
de no tratarse adecuadamente.
En este contexto, el valorar de una forma rápida la afección y establecer un protocolo precoz es
determinante para evitar que las molestias adquieran una mayor repercusión y la dolencia llegue a
cronificarse.
Al fijar un tratamiento para la fascitis plantar, los ejercicios no invasivos basados en la aplicación de
hielo, estiramientos, fuerza y vendajes se han mostrado muy eficaces en la disminución del dolor y
posterior mejora.