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por las diócesis MAYAGÜEZ 16 al 22 de enero de 2011 ev: 21

El Belén de
San Juan el
Evangelista
REV. P. FLOYD L. McCoy Jordán recer Juan, o en su defecto la Escuela Joánica, ya conocía las donde iba a estar el Arca. Las disposiciones para el manejo

Para El Visitante tradiciones de los sinópticos y decidió que con lo que ellos de ella eran muy estrictas, y quienes no las cumplieran se

habían dicho era suficiente. Por eso se dedicó a redactar un exponían a perder la vida. Ya establecida en su lugar, Yavé
De los cuatro evangelios, los únicos que nos ofre-
bajaba entre truenos, relámpagos y rayos y se comunicaba
cen información sobre el nacimiento de Jesús en Belén son evangelio más profundo, más teológico, que iba más allá de
con su pueblo a través de los sacerdotes.
Mateo y Lucas. Marcos comienza con la misión de Juan el la información aparente de los sinópticos, para trascenderla.
La experiencia era atemorizante. Aunque el pueblo
Bautista a las orillas del río Jordán y de Juan nos encargare- Es por eso que el Belén en Juan adquiere unas dimensiones
se sentía contento por tener a su Dios entre ellos, no dejaba
mos más adelante. Aunque Mateo y Lucas hablan de los su- donde para el lector no avisado queda oculto el nacimiento de ser una experiencia que causaba un temor grande. La
cesos en Belén, cada uno lo hace desde su propia perspecti- Biblia nos narra de varios incidentes donde algunos murie-
de Jesús.
va catequética. En Mateo el protagonismo lo tiene San José ron cuando tocaron accidentalmente el arca. Ese momento
y es el que menciona una estrella y unos sabios de oriente Pero ese nacimiento está ahí. Veamos. En el Pró- en que Dios bajaba en esas condiciones espectaculares, ese
que vinieron a adorar al niño con regalos de oro, incienso y logo del evangelio (Juan 1: 1-18), específicamente en los acampar de Dios, es lo que se conoce como el shekiná Yavé,
Dios que acampa en medio de su pueblo.
mirra. Lucas por su parte coloca en el centro del protagonis- versículos 1-5 y 14 encontramos la belleza de la encarnación
Precisamente ese es el tema que retoma Juan en su
mo a María y menciona ángeles, pastores y ovejas. Nada de de Jesús, según este evangelista. Ese es su Belén, pero es
Prólogo. Primero nos indica que el niño que nació en Belén,
eso vamos en encontrar en Juan, quien va a narrar las cosas un Belén sublimado, cargado de una teología profunda que
según Mateo y Lucas en condiciones de fragilidad, no debe
a su manera. hunde sus raíces en el Antiguo Testamento. Para entenderlo
llamarnos a engaño, ese en verdad es el Verbo, la Palabra,
mejor hay que recurrir a un concepto veterotestamentario:
Los llamados evangelios sinópticos: Marcos, Mateo que se encarna en Belén. Pero en el versículo 14 afirma, al
shekiná Yavé, que se refiere al Dios que acampa en medio
y Lucas fueron redactados como catequesis sencillas, con decir que “el Verbo se hizo carné y acampó entre nosotros”
de su pueblo. La palabra shekiná viene del hebreo y quiere
diferentes objetivos y metodología, de acuerdo con las ne- que este es el nuevo shekiná, pero ahora permanente y di-
decir acampar. Después de la experiencia del Sinaí, las tablas
ferente. Ya no es un Dios que al acampar aterroriza, sino un
cesidades de las comunidades cristianas a las cuales iban de la Ley que había recibido Moisés fueron colocadas en un
indefenso bebé, envuelto en pañales, que vino a compartir
dirigidos y en las que presumiblemente vivían cada uno de Arca por disposición del mismo Yavé. En esa arca estaba la
nuestra experiencia de fragilidad humana con nosotros. Ya
presencia de Dios. El pueblo que peregrinaba por el desierto
los evangelistas. En ese sentido Juan no difiere de ellos, pero no es un Dios que baja por un tiempo y regresa al cielo,
buscando la Tierra Prometida vivía en tiendas y cuando los
si lo hace en términos de sus objetivos y de la manera de ahora es un Dios que se queda con nosotros. Así es como el
israelitas llegaban a un lugar designado por Dios se dete-
agrupar su material. El cuarto evangelio es el último que se evangelista nos regala un Belén que nos llena de alegría y
nían y establecían su campamento levantando sus tiendas.
escribió poco más o menos entre el 90 y el 100 D. C. Al pa- esperanza.
En el centro del campamento tenían que colocar la tienda

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