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1) Ejercicio físico: es básico siempre que no resulte agotador. Es preferible que sea regular
(cada día unos minutos) y no esporádico e intenso. No ha de ser necesariamente
competitivo, puede ser meramente relajante: andar, hacer aeróbicos, correr, ir en bicicleta,
nadar, etc. Preparación mental y preparación física van juntas, y el relax físico es el mejor
modo de evitar el cansancio intelectual y una angustia excesiva, debido a que nos
concentramos en la actividad física y nos desconectamos de los problemas cotidianos y, por
otra parte, se segregan hormonas -como las endorfinas- que relajan el cuerpo de forma
natural.
El sueño debe seguir su ritmo fisiológico; por tanto, lo favorece el acostarse y levantarse
siempre a la misma hora. Concorde al ritmo circadiano natural de las personas (reloj
biológico), estudios recientes (Hall, Rosbash y Young, 1994; Premio Nobel, 2017) señalan
que la genética del ser humano actúa acorde (está sincronizada) con el ritmo circadiano del
planeta (ciclo de 24 horas del día y de la noche), por cuanto es importante respetar la hora
del sueño durante la noche y realizar actividades físicas e intelectuales durante el día. El
reloj biológico influye en nuestro humor y comportamiento, en los niveles hormonales, la
temperatura corporal y el metabolismo. Su interrupción o desorden puede afectar la
memoria y predispone a ciertas enfermedades. Por la noche, el cuerpo naturalmente debe
reposar y dormir, por ello es bueno evitar una fatiga excesiva y dedicar los momentos
anteriores a acostarse a actividades relajadoras que favorezcan el sueño, como por ejemplo:
pasear, leer algo entretenido, repetir tareas monótonas (preparar la ropa, el material, etc.
del día siguiente), escuchar música a muy bajo volumen, tomar leche tibia, etc.
3) Alimentación: el régimen alimenticio es importante de cara a la recuperación de energía
para el trabajo mental. Un buen régimen alimenticio es esencial para poder rendir al
máximo y hemos de procurar que sea rico en vitaminas y minerales, variado y equilibrado:
verduras, tomates y fruta; leche y queso; huevos, hígado, carne y pescado.
El estudio es un trabajo sedentario que requiere una dieta especial que permita conservar la
salud. En líneas generales, se recomienda: