Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
de escritos
Emma Goldman
Edició a càrrec de Descontrol
Il·lustracions de Carol M.
7
Emma Goldman
8
Anarquismo: lo que significa realmente
9
Emma Goldman
10
Anarquismo: lo que significa realmente
11
Emma Goldman
12
Anarquismo: lo que significa realmente
13
Emma Goldman
14
Anarquismo: lo que significa realmente
15
Emma Goldman
16
Anarquismo: lo que significa realmente
17
Emma Goldman
18
Anarquismo: lo que significa realmente
19
Emma Goldman
20
Anarquismo: lo que significa realmente
21
Emma Goldman
Para lograr tal arreglo de la vida, del gobierno, sus medidas in-
justas, arbitrarias y represivas deben ser acabadas. Lo mejor que
ha hecho es imponer un solo modo de vida, sin importar las
variaciones individuales y sociales, además de sus necesidades. Al
destruir el gobierno y las leyes estatutarias, el Anarquismo propo-
ne rescatar el respeto-propio y la independencia del individuo de
toda prohibición e invasión por la autoridad. Solo en la libertad
puede el hombre alcanzar su completo desarrollo. Solamente en
la libertad aprenderá a pensar y a moverse y a dar lo mejor de sí.
Sólo en libertad realizará la verdadera fuerza de los lazos sociales,
que atan al hombre entre sí y los cuales son la verdadera base de
una vida social normal.
22
Anarquismo: lo que significa realmente
23
Emma Goldman
24
Anarquismo: lo que significa realmente
25
Emma Goldman
26
Anarquismo: lo que significa realmente
estarían bajo el cobijo del Rey. Sino fuera por la acción directa
de un Juan Brown y sus camaradas, América todavía estaría can-
jeando la piel del hombre negro. Cierto, el canje de la piel blanca
todavía existe, pero, también, tendrá que ser abolido por la ac-
ción directa. El sindicalismo, la arena económica del gladiador
moderno, le debe su existencia a la acción directa. No fue hasta
fechas recientes que la ley y el gobierno han tratado de aplastar el
movimiento sindical y condenado a prisión por conspiradores, a
los exponentes del derecho del hombre a organizarse. De haber
tratado de lograr su causa rogando, alegando y pactando, los sin-
dicatos serían hoy muy pocos. En Francia, en España, en Italia,
en Rusia, hasta Inglaterra testimonia la creciente rebelión de las
uniones laborales, la acción directa, revolucionaria, económica se
ha convertido una fuerza tan poderosa en la lucha por la libertad
industrial que ha conseguido que el mundo se de cuenta de la
tremenda importancia del poder del trabajo. La huelga general,
la expresión suprema de la conciencia económica de los traba-
jadores, fue ridiculizada en América hace poco. Hoy toda gran
huelga, para ganar, debe darse cuenta de la importancia de la
protesta general solidaria. La acción directa, habiendo probado
su efectividad en las líneas económicas, es igualmente potente
en el ambiente individual. Allí cientos de fuerzas avanzan sobre
su ser y sólo la resistencia persistente frente a ellas finalmente lo
libertará. La acción directa en contra de la autoridad en la tienda,
acción directa en contra de la autoridad de la ley, acción directa
en contra de la autoridad entrometida, invasiva de nuestro có-
digo moral, es el método lógico y consistente del Anarquismo.¿
Nos guiará éste a una revolución? Por supuesto, lo hará. Ningún
cambio social ha venido sin una revolución. Las personas o no
27
Emma Goldman
28
Francisco Ferrer y
la Escuela Moderna
Francisco Ferrer y la Escuela Moderna
31
Emma Goldman
32
Francisco Ferrer y la Escuela Moderna
33
Emma Goldman
34
Francisco Ferrer y la Escuela Moderna
35
Emma Goldman
2 La Colmena.
36
Francisco Ferrer y la Escuela Moderna
37
Emma Goldman
la bienvenida, cual hacen los padres con sus amados hijos. En-
tonces, si desean trabajar en nuestro establecimiento, pueden ha-
cerlo bajo estas condiciones: un tercio para cubrir sus gastos o
sustento, otro tercio que se añade al capital general puesto aparte
para acomodar nuevos niños, y el último tercio destinado a ser
entregado para el uso personal del joven, como él o ella lo crean
conveniente.
38
Francisco Ferrer y la Escuela Moderna
39
Emma Goldman
40
Francisco Ferrer y la Escuela Moderna
41
Emma Goldman
42
Francisco Ferrer y la Escuela Moderna
43
Emma Goldman
44
Francisco Ferrer y la Escuela Moderna
Ferrer.
45
Emma Goldman
46
Francisco Ferrer y la Escuela Moderna
Para el mismo día del levantamiento, julio 25, Ferrer había con-
vocado a una conferencia a los maestros y miembros de la Liga
de Educación Racionalista. Era necesario encarar el trabajo de
otoño y particularmente la publicación del gran libro El Hombre
y la Tierra, de Eliseo Reclus, y La Gran Revolución Francesa,
47
Emma Goldman
48
Francisco Ferrer y la Escuela Moderna
Deseo fijar la atención de los que me leen sobre esta idea: todo el
valor de la educación reside en el respeto de la voluntad física, in-
telectual y moral del niño. Así como en ciencia no hay demostra-
ción posible más que por los hechos, así también no es verdadera
educación sino la que está exenta de todo dogmatismo, que deja
al propio niño la dirección de su esfuerzo y que no se propone
sino secundarle en su manifestación. Pero no hay nada más fácil
que alterar esta significación, y nada más difícil que respetarla.
49
Emma Goldman
50
Francisco Ferrer y la Escuela Moderna
51
Emma Goldman
52
Francisco Ferrer y la Escuela Moderna
53
La hipocresía del puritanismo
La hipocresía del puritanismo
57
Emma Goldman
58
La hipocresía del puritanismo
59
Emma Goldman
60
La hipocresía del puritanismo
61
Emma Goldman
62
La hipocresía del puritanismo
63
Emma Goldman
64
La hipocresía del puritanismo
65
Emma Goldman
66
La hipocresía del puritanismo
67
La prostitución
La prostitución
¿Cómo puede ser que esta institución, conocida hasta por los
niños de teta, haya sido descubierta recientemente? ¿Qué es,
después de todo, este gran mal social, reconocido por todos los
sociólogos- para que dé lugar a tanto ruido y a tanta alharaca la
publicación de todas esas informaciones?
71
Emma Goldman
72
La prostitución
73
Emma Goldman
74
La prostitución
75
Emma Goldman
76
La prostitución
77
Emma Goldman
78
La prostitución
79
Emma Goldman
80
La prostitución
81
Emma Goldman
82
La prostitución
83
Emma Goldman
84
La prostitución
85
Emma Goldman
86
La prostitución
87
Emma Goldman
88
La prostitución
89
Emma Goldman
90
La prostitución
91
Matrimonio y amor
Matrimonio y amor
95
Emma Goldman
96
Matrimonio y amor
97
Emma Goldman
98
Matrimonio y amor
99
Emma Goldman
100
Matrimonio y amor
101
Emma Goldman
102
Matrimonio y amor
103
Emma Goldman
104
Matrimonio y amor
105
Emma Goldman
106
Matrimonio y amor
107
Emma Goldman
108
La tragedia de la
emancipación de la mujer
La tragedia de la emancipación de la mujer
111
Emma Goldman
112
La tragedia de la emancipación de la mujer
113
Emma Goldman
114
La tragedia de la emancipación de la mujer
115
Emma Goldman
116
La tragedia de la emancipación de la mujer
117
Emma Goldman
Hace unos quince años que apareció una obra cuyo autor era
la brillante escritora noruega Laura Marholom. Se titulaba La
mujer, estudio de caracteres. Fue una de las primeras en llamar
la atención sobre la estrechez y la vaciedad del concepto de la
emancipación de la mujer, y de los trágicos efectos ejercidos en
su vida interior. En su trabajo, Laura Marholom traza las figu-
ras de varias mujeres extraordinariamente dotadas y talentosas de
fama internacional; habla del genio de Eleonora Duse; de la gran
matemática y escritora Sonya Kovalevskaia; de la pintora y poe-
tisa innata que fue María Bashkirtzeff, quien murió muy joven.
A través de la descripción de las existencias de esos personajes
femeninos y a través de sus extraordinarias mentalidades, corre la
trama deslumbrante de los anhelos insatisfechos, que claman por
un vivir más pleno, más armonioso y más bello y al no alcanzar-
lo, de ahí su inquietud y su soledad. Y a través de esos bocetos
psicológicos, magistralmente realizados, no se puede menos de
notar que cuanto más alto es el desarrollo de la mentalidad de
una mujer, son más escasas las probabilidades de hallar el ser, el
118
La tragedia de la emancipación de la mujer
119
Emma Goldman
120
La tragedia de la emancipación de la mujer
121
Emma Goldman
122
La tragedia de la emancipación de la mujer
123
Emma Goldman
124
El sufragio femenino
El sufragio femenino
Las mujeres, aun más que los hombres, son fetichistas, y aunque
sus ídolos pueden cambiar, seguirán arrodilladas, con las manos
en alto, ciegas siempre ante ese dios con pies de arcilla. De ahí
que desde tiempo inmemorial el sexo femenino haya sido el más
grande sostenedor de todo género de deidades. De ahí, también,
que tuviera que pagar un precio que sólo los dioses exigen, que
fue su libertad, sus sentimientos, su vida entera.
127
Emma Goldman
128
El sufragio femenino
Entonces ¿qué asombro puede causar que ella vuelva a ser tan
celosa, tan devota, como antaño lo fue, y se postre ante el nuevo
ídolo, el sufragio? Desde la antigüedad soporta persecuciones,
encarcelamientos, torturas y toda forma de sufrimientos con la
sonrisa que le ilumina el rostro. Desde la antigüedad espera tam-
bién con el corazón ligero, el eterno milagro de la deidad del siglo
XIX, el sufragio. Una nueva vida, dicha, goces, alegrías, libertad
e independencia personal, todo eso y más tiene la esperanza que
surja del sufragio, como por escotillón. En su ciega devoción, no
ve lo que percibieron hace cincuenta años otros intelectos: que el
sufragio es un grandísimo daño que cooperó en la esclavización
del pueblo; mas ella astutamente cierra los ojos ante la evidencia,
en el deseo que su ilusión no se disuelva en el aire.
129
Emma Goldman
130
El sufragio femenino
a cabo cosas en las que el hombre fracasó. Si ella no las hará peor,
tampoco las hará mejor.
131
Emma Goldman
132
El sufragio femenino
133
Emma Goldman
134
El sufragio femenino
ron el más grande interés por las instituciones del Estado, las
cuales tratan de recoger los niños vagabundos, los defectuosos
y los delincuentes. ¿Qué queda de la fama gloriosa del sufragio
femenino si fracasó en su cometido más importante, el niño? ¿Y
qué le resta de una más noble idea de la justicia, para que lleve a
la niñez en la esfera de la política? Y en 1903, cuando los propie-
tarios de las minas emprendieron una verdadera guerrilla contra
los mineros de la Western Miners Union; cuando el general Bell
implantó el reinado del terror, arrancando del lecho a los trabaja-
dores, apaleándolos por las calles, masacrando a varios, arrojando
a otros en los calabozos, declarando: al infierno la Constitución,
al fuego con ella, ¿dónde estaban entonces las mujeres políticas y
por qué no ejercieron el poder de sus votos? Sí, ellas lo emplea-
ron. Ayudaron así a derrotar al gobernador Waite, un hombre de
principios y de amplias miras liberales. Tuvo que cederle el sitio
al instrumento de los reyes de las minas, el gobernador Peabody,
el enemigo de los trabajadores, el zar del Colorado. Ciertamente,
el sufragio masculino no habría hecho otra cosa. Claro que no.
¿Dónde están entonces las ventajas para la mujer y la sociedad,
derivadas del sufragio femenino? La repetida afirmación que ella
purificará la política no es más que un mito. Es el concepto que
se deduce por las personas que estudiaron las condiciones políti-
cas de Idaho, Wyoming, Colorado y Utah.
135
Emma Goldman
136
El sufragio femenino
137
Emma Goldman
138
El sufragio femenino
139
Emma Goldman
avengan a cargar con las mujeres de sus patronos, así como las
cargan ya en la faz económica. Y esas clases dominantes tratarán
que siempre sea así, aunque el sufragio univer5al igual para mu-
jeres y hombres se estableciera en Inglaterra. Hagan lo que hagan
los trabajadores en el presente régimen, siempre serán ellos los
que habrán de pagarlo todo. Mas los que aún creen en el poder
del voto, demuestran bastante pequeñez espiritual al querer aca-
parar ese poder para ellos solos, sin ninguna consideración para
los que lo necesitan mucho más.
140
El sufragio femenino
Una de las más grandes líder de los ideales feministas decía que
no sólo la mujer tenía derecho a igual salario al del hombre, sino
que también le pertenecía el salario del marido. Este, al dejar de
sostenerla económicamente sería condenado por la ley a cierto
tiempo de prisión, y lo que ganara en la cárcel debería ir a las
manos de su esposa. ¿No es éste otro de los brillantes exponentes
de cómo el voto femenino entiende suprimir los males sociales,
los que han sido combatidos en vano por el esfuerzo colectivo de
las mentalidades más ilustradas del mundo? ¿No es lamentable
que el supuesto creador del universo nos haya presentado este
admirable y maravilloso orden de cosas y que asimismo el voto
femenino en manos de la mujer no pueda subvertirlo?
141
Emma Goldman
142
El sufragio femenino
143
Emma Goldman
144
Minorías versus Mayorías
Minorías versus mayorías
147
Emma Goldman
148
Minorías versus mayorías
149
Emma Goldman
¿Es necesario que digamos que referente a las bellas artes hemos
de encontrarnos con lo mismo? No hay mas que emprender una
jira por nuestros parques para percatarnos de la fealdad, de la
horrible vulgaridad de nuestros artefactos artísticos, en forma de
estatuas y monumentos. Ciertamente, sólo el gusto de las ma-
yorías pueden tolerar semejante ultraje a la belleza. Falsa en su
concepción y mezquina, ñoña en la ejecución la estatuaria que
infesta las ciudades norteamericanas tiene tanta relación con el
arte como una confitura de mazapán con la escultura de Miguel
Ángel. El talento artístico, que no se somete a estas preestableci-
das normas de la mentalidad común del público, deseando dar
el fruto más original de su temperamento y luchando para ser
fiel, sincero, veraz con la realidad tratando de ver con sus ojos,
será condenado a conducir una obscura y miserable existencia.
Su obra algún día se podrá convertir en el más caro capricho de
la muchedumbre; pero esto no sucede hasta que la sangre de su
corazón se haya vaciado para siempre; hasta que el explorador
de nuevos caminos haya dejado de existir y el tropel de la plebe
miope haya extinguido la herencia legada por el maestro.
150
Minorías versus mayorías
151
Emma Goldman
encontrará uno que no tenga algo que ganar o perder por parte
de la buena opinión que sustentaran los que los rodean, ya sea
acerca de sus ambiciones, de su vida social y de sus negocios. La
consecuencia se resume en que nosotros, en vez de constituir una
masa de verdaderas individualidades, no somos más que seres
que, al temernos mutuamente, escondemos nuestras propias y
más íntimas convicciones; como nación comparada a otra na-
ción, somos solamente un atajo de cobardes. Con más intensidad
que otros pueblos, experimentamos un miedo cerval de unos ha-
cia los otros. Evidentemente, en nada cambiaron las condiciones
que le sugiriera tan aguda constatación a Wendel Phillips.
152
Minorías versus mayorías
Por otra parte, los hombres, por encima, muy por encima de
estos pigmeos políticos, hombres de refinada cultura, de facul-
tades creadoras, son reducidos violentamente al silencio, como
si se tratara de personas afeminadas. Es absurdo que se quiera
calificar de individualista la época presente. No es más que una
amarga repetición de una idéntica fenomenología desarrollada a
todo lo largo de la historia: cada esfuerzo de progreso para elevar
el nivel de la vida, la ciencia, la religión, la política, la libertad
económica, emanó siempre de las minorías, no de las mayorías.
Hoy, como hace varios siglos, los raros, las individualidades inde-
pendientes, son incomprendidas y por ende perseguidas, encar-
celadas, torturadas y asesinadas.
153
Emma Goldman
154
Minorías versus mayorías
Esta verdad resalta con mucha más fuerza en Rusia que en cual-
quier otro país. Miles de vidas fueron las sacrificadas por ese ré-
gimen de sangre y terror, y aún no ha sido aplacado el monstruo
del trono. ¿Cómo pueden suceder semejantes cosas, cómo puede
darse que la cultura, las ideas, todo lo que hay de más noble en
sentimientos, en emocionados ideales se encuentre sometido a
ese yugo de hierro. Las mayorías, las compactas mayorías, la som-
nolencia de las masas; el campesino ruso, después de un centenar
de años de lucha, de sacrificios, de una miseria indecible, todavía
cree que la cuerda que ahorca al hombre blanco, de blancas ma-
nos, le trae fortuna.
Hará unos cincuenta años que una idea, cual rudo meteoro, hizo
su aparición en el horizonte social del mundo, una idea que iba
155
Emma Goldman
156
Minorías versus mayorías
157
Emma Goldman
158
California
California
161
Emma Goldman
162
California
163
Emma Goldman
164
California
165
Conversando con
Emma Goldman
Conversando con Emma Goldman
169
Emma Goldman
170
Conversando con Emma Goldman
171
Emma Goldman
172
Conversando con Emma Goldman
173
Emma Goldman
174
Conversando con Emma Goldman
Barcelona, 6-10-37,
D. L. [DomenicoLudovici]
175
Emma Goldman
Índice
Anarquismo:
lo que significa realmente. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Francisco Ferrer y
la Escuela Moderna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
La prostitución. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
Matrimonio y amor. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
La tragedia de la
emancipación de la mujer. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109
California. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159
Conversando con
Emma Goldman. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
176