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INTRODUCCIÓN

En la historia de la humanidad el concepto trabajo como base fundamental de las relaciones

laborales ha marcado pauta por cuanto está íntimamente unido a la realidad social de cada

época, así como al contexto político y económico donde se ha desenvuelto. En este sentido,

sus protagonistas principales son los seres humanos, ya que éste no existe de modo natural o

espontáneo, es decir, para producir bienes y servicios se debe adecuar la fuerza del trabajo a

cada tarea específica, lo que requiere adaptación, voluntad y conocimiento, por cuanto no es

homogéneo ni se puede tipificar, ya que existen tantas variedades como personas poseedoras

de esta fuerza laboral, lo que lleva a formar estructuras sociales que reflejan relaciones de

poder y de clases.

Bajo estos parámetros, se debe considerar la relación o vínculo de trabajo como un hecho

social de índole universal que a su vez repercute sobre diversos y variados aspectos de la

misma humanidad para lograr su evolución. El trabajo humano es el que ha permitido que la

sociedad se haya desarrollado con todos los adelantos científicos, tecnológicos y productivos

que se tienen, pero a la vez y paradójicamente, con toda la carga de conflictos que las mismas

personas con el trabajo han producido.

Ahora bien, en la actualidad con la flexibilización de las relaciones laborales se ha

incrementado la individualización de los contratos de trabajo por encima de las contrataciones

colectivas, algunas veces bajo la fórmula del contrato comercial y no del contrato de trabajo,

es decir, en el plano del derecho civil y no del derecho laboral. Sin embargo, en este trabajo se

hará una breve reseña de la complejidad de trabajo como hecho social hasta los aportes de los

legisladores con los preceptos de la legislación laboral.


DESARROLLO

El trabajo es un hecho real desde que el hombre es hombre, destacado en uno de los

libros más antiguo como es la Biblia, donde el trabajo era considerado castigo, luego se

tiene al Código Humarabi, donde se evidencia limitaciones del derecho del trabajador,

luego nos ubicamos en la Roma clásica donde los trabajadores no eran romanos y no

eran sujetos de derechos, luego en la edad media nacen las corporaciones, pero el

trabajador continua casi con el mismo esquema, para pasar a la edad moderna donde el

trabajador no puede ni reunirse, para finalmente en el año de 1940 surge el manifiesto

comunista del Derecho del Trabajo como programa autónomo y principios propios habían

nacidos normas propias que no se podían encuadrar en ninguna de las ramas del Derecho por

lo que se hizo necesaria crear una rama nueva que es lo que hoy conocemos como el Derecho

al Trabajo.

En el mismo orden de ideas, de la industrialización y el capitalismo surge el derecho de la

mujer y el menor. Se promueve la prohibición del trabajo de la menor edad en horario

nocturno, insalubre o peligroso y se evidencia las primeras muestras de prohibición de despido

de la mujer en estado de gravidez.

Con relación a los principios del reconocimiento del trabajo como hecho de derecho en

Venezuela, se puede decir que desde 1830, se observa el desarrollo de una serie de

movimientos dirigidos a agrupar y organizar a artesanos, artistas, que aun cuando no se

pueden considerar como organizaciones laborales si se pueden calificar como la manifestación

de las inquietudes de las personas de artes y oficios por la protección de sus derechos como

personas y como trabajadores.


En consecuencia, podemos hablar del comienzo del objeto del contrato de trabajo que no es

la consecución de sus frutos, sino el trabajo mismo, es decir, la actividad misma que realiza el

trabajador ya que es ésta la que se remunera y es allí donde radica la singularidad del trabajo

como objeto de una relación jurídica por cuanto siendo algo distinto de la persona que lo

ejecuta, es una emanación de ésta, con lo cual existe una unión indisoluble entre el trabajo

como objeto del contrato y el trabajador como sujeto del mismo. Delgado Moya, R. (1997).

Si bien la legislación laboral surge como consecuencia del desigual poder de negociación

que se caracteriza entre trabajadores y patronos, éstos son los que organizan, dirigen el

proceso productivo y quienes contratan y se apropian de la fuerza de trabajo de quienes la

realizan, siendo el contrato de trabajo como herramienta donde resume el compromiso

asumido por las partes contratantes la base de toda relación laboral, ya que en éste se

establecen las condiciones individuales o colectivas para desarrollar las respectivas funciones.

Ahora bien, el carácter esencial de los derechos fundamentales en el marco de las

constituciones modernas y en el contexto de la realidad del mundo actual indica la

importancia y vigencia que éstos tienen y la necesidad de garantizar su protección y

cumplimiento efectivo, en atención a las grandes dificultades sociales, económicas y

políticas, generadas principalmente por crisis en los valores humanos.

En ese marco se destacan los derechos laborales en el mundo actual, los cuales se

encuentran consagrados en los tratados de derechos fundamentales que se han realizado en el

ámbito internacional. A ese respecto, instrumentos como la Declaración Universal de los

Derechos Humanos de 1948, la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto

de San José ratificado en 1977 y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales

y Culturales ratificado en 1978, entre otros, así lo avalan.


A ese respecto, se puede afirmar que los derechos laborales se encuentran integrados a los

derechos fundamentales, en virtud de la importancia que tiene el trabajo como actividad

humana y como medio económico y social, a través de los cuales las personas pueden

proveerse de los elementos materiales necesarios para la atención de sus necesidades de

manutención y supervivencia y la de sus grupos familiares, conllevando al bienestar social y a

la realización del ser humano.

En ese sentido, los derechos laborales, como derechos fundamentales, deben ser objeto de

protección, defensa y cumplimiento efectivo, a través de prácticas concretas donde el Estado,

con base a lo establecido en el texto constitucional y las leyes correspondientes, garantice la

ejecución efectiva y permanente de dichas prácticas como expresiones concretas de una

estructura política basada en el Derecho y una sociedad democrática y de respeto a los valores

de la persona como individuo y como ciudadano.

A los fines de ilustrar y darle precisión a lo previsto anteriormente, es pertinente hacer

alusión al planteamiento que realiza Bejarano (2006), cuando afirma que el Derecho Laboral,

a diferencia de otras ramas del Derecho concentradas en establecer una paridad entre las partes

involucradas, desde sus inicios históricos, ha tendido a proteger a la parte más débil de la

relación bilateral: el trabajador. Esta condición del Derecho Laboral como disciplina que parte

de una premisa de desigualdad jurídica entre las partes de la relación de trabajo, se sustenta en

una realidad histórica que se representa en la explotación del trabajador que no contaba con

los medios necesarios para equipararse al poder económico y social del empleador. Meza y

Navarro (2000), señalan lo siguiente:

El Principio Protector se fundamenta en el hecho mismo que dio origen al nacimiento del

Derecho del Trabajo, vale decir, la desigualdad existente entre la persona que es contratada
para desempeñar una labor: el trabajador, y el empleador que lo contrata. El legislador no

pudo mantener más la ficción de una igualdad existente entre las partes del contrato de

trabajo y buscó compensar o nivelar esa desigualdad económica desfavorable al trabajador,

con una protección jurídica que le favoreciere.

En ese sentido, de esa realidad histórica surgiría la necesidad histórica de protección, que

viene a constituir el punto de partida del Derecho Laboral como disciplina donde se formulan

y desarrollan principios dirigidos a compensar la disparidad en la relación entre trabajadores y

empleadores, de tal forma que el trabajador pueda recuperar en el campo jurídico, lo que ha

perdido en el campo económico.

Cabe señalar que este principio se encuentra plenamente expresado en la Constitución

de la República Bolivariana de Venezuela, concretamente en el artículo 89, donde se

señala que el trabajo es un hecho social y gozará de la protección del Estado. Así mismo,

se confirma en el numeral 3 del mencionado artículo en el cual se señala que cuando

hubiere dudas acerca de la aplicación o concurrencia de varias normas, o en la

interpretación de una determinada norma se aplicará la más favorable al trabajador o

trabajadora, aplicándose la misma en su integridad.

Igualmente, este principio se encuentra desarrollado en la Ley Orgánica del Trabajo y

su reglamento. En la ley, a través de lo señalado en el artículo 59, donde se encuentra

establecido que en el caso de dudas en la aplicación de varias normas vigentes, se deberá

aplicar la que sea más favorable al trabajador. En el reglamento, se encuentra lo

estipulado en el artículo 8, literal a y en las reglas correspondientes a este principio, ya

expuestas en este punto.


No se puede dejar de mencionar, que también se encuentra plenamente señalado en

los artículos 89 y todos sus numerales, Disposiciones Transitorias 4ta, numerales 3 y 4 de

la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; en los artículos 1, 2, 3, 4, 8, 9,

10, 11, 13, 15 y 16 de la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras,

y de los artículos 1, 8, 9, 10 y 11 del Reglamento de la Ley Orgánica del Trabajo.

En el mismo orden de ideas, en el establecimiento de la jerarquización de los principios

relacionados con los derechos laborales, se considera como un principio nuclear el relativo a la

persona del trabajador. De este principio nuclear se derivan los derechos que corresponden y

están relacionados con el trabajador en su condición de persona.

No se puede dejar de mencionar, que las fuentes del derecho laboral en Venezuela están

establecidas en el orden siguiente: La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,

Tratados Internacionales, La Ley Orgánica del Trabajo para los Trabajadores y las

Trabajadoras y el Reglamento de la Ley Orgánica del Trabajo.

Por otro lado, se tiene los Principios del Derecho Laboral, que no es otra cosa, que la

inspiración para el legislador actuar en pro de la relación del valor al trabajo y son conocidos

como; Principio Tutelar o Protector, que no es otro que el carácter de protección que se

trata de ofrecer al trabajador; Principio de la continuidad laboral, que es darle el

derecho a la estabilidad laboral; Principio de la supremacía de la realidad, donde se

establece la referencia a lo que ocurre en la práctica; Principio de Racionalidad es darle

valor a lo justo para hacer prevalecer la verdad en circunstancias confusas.

Del mismo modo, se el Principio de la irrenunciabilidad de los derechos laborales,

donde el trabajador no puede renunciar a sus derecho al trabajo y el principio de la

Libertad Sindical, este principio promueve el derecho colectivo del trabajo, donde varios
trabajadores y trabajadoras pueden disfrutar en igualdad de condiciones con beneficios

contractuales.

Conclusiones

Es indudable que la reafirmación de los derechos fundamentales del trabajador como

persona y del trabajo en cuanto tal, implican un proceso más allá de la declaración permanente

de los mismo, pues requieren una práctica permanente del diálogo social en las relaciones que

se establecen entre empleadores del sector público o privado y los trabajadores, pues en virtud

de ese diálogo, es posible la ejecución de un proceso que conlleve a un mejoramiento

permanente de la capacidad intelectual y académica, que le permita a los actores construir un

futuro social posible y sostenible a corto, mediano y largo plazo.

La importancia de la preservación de los derechos laborales como derechos fundamentales,

a través de una práctica real y persistente de los mismos en las relaciones que se establecen

entre empleadores y trabajadores, se ubica también en el plano económico y social, como otro

de los sectores determinantes en la vida de todo país.

Los señalamientos realizados permiten evidenciar que los derechos laborales como

derechos inescindibles de los demás derechos fundamentales, tienen amplias implicaciones

que se relacionan con la estabilidad económica, social y política de cada país, por lo que su

observancia y debido cumplimiento en la práctica, aparte de responder a principios jurídicos y


ético-sociales, constituyen un aporte positivo de significativa importancia en lo que se refiere

al incremento cualitativo y cuantitativo de la situación social y económica de cada país.

Referencias

 L.O.T.T.T.   Exposición de motivos Gaceta Oficial Extraordinaria N° 6.076 del


07/05/2012.
 C.R.B.V.    Gaceta Oficial Extraordinaria N° 5.433 del 24/03/2.000.
 R.L.O.T.   Decreto Ejecutivo N° 3.235 del 20/01/1.999

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