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UNIVERSIODAD JOSE CARLOS MARIATEGUI

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS EMPRESARIALES Y PEDAGOGICAS

TEMA: PARRICIDIO

CICLO II

ESCUELA PROFECIONAL DE DERECHO

INTEGRANTES:

-VICENTE VILLALVA

-JHON VALDERRAMA VALENCIA

-JESUS REYES VARGAS

-KAREN GOMEZ RAMOS

-MARICRUZ HUANCAPAZA FLORES

-LEONARDO MIRANDA

-CRISTIAN CORMILLUNI CASTILLO

DOCTOR :

ENZO MIGUEL BUENDIA


DEDICATORIA

Este trabajo se lo dedicamos a nuestros padres,

hermanos, amigos que siempre nos dan el ánimo, la

fuerza para seguir adelante pero sobretodo se lo

dedicamos a dios por que él nos da la voluntad para

seguir adelante gracias.


PARRICIDIO

ETIMOLOGIA: Parricidio se compone de raíces latinas, de la voz «parricidĭum», se

erige a partir de la raíz «parens» o «parentis» que quiere decir «pariente, padre y

madre», además de «cida» que significa «el que mata» y el sufijo «ido» que alude a la
cualidad perceptible por los sentidos. En general se puede decir parricidio hace

referencia al asesinato o crimen de una determinada persona o individuo, llevado a cabo

por parte de un descendiente, ascendiente o conyugue. Parricidio es un término

especialmente utilizado en el derecho antiguo y moderno para designar el acto por

medio del cual se da muerte al padre, hijo o conyugue, teniendo conocimiento del

parentesco.

Es decir que como uso principal en el ámbito de derecho es para expresar el hecho de

matar a los progenitores; tal sería el caso si un dado individuo asesinara a su padre,

madre o incluso a ambos, entonces este habrá cometido parricidio, por lo cual se le

consideraría como parricida.

En la Roma Antigua la autoridad del padre sobre su familia era de tal magnitud que

durante diversos periodos de tiempo la pena otorgada a un progenitor parricida era de

menor medida a comparación al de otros crímenes menos graves. Aunque es importante

mencionar que en el marco histórico el parricidio ha sido y es considerado uno de los

crímenes más abominables, y que además muchos han sido los casos donde en la

antigüedad los príncipes asesinaban a sus padres para así poder heredar el trono. Hoy en

día, este vínculo sanguíneo es tomado en cuenta como un perjuicio en el momento de

juzgar un delito; por ende a los parricidas se les otorga una pena que tiene en cuenta este

asunto.

HISTORIA: A lo largo de la historia, el parricidio ha estado castigado con mayor

gravedad que el homicidio. En las unidades políticas rudimentarias no estaban

penalizadas las conductas del padre atentatorias contra sus descendientes, ya que el

pater tenía un poder absoluto sobre toda su gens. El concepto de parricidio en estas

sociedades, así como en el mundo antiguo, se aplicaba a la muerte del propio

paterfamilias. El período arcaico se caracterizó por la no intervención en el seno


familiar, gozando igualmente de un poder sin límite alguno sobre la mujer o los

descendientes. De este modo no quedaba sujeto a ningún tipo de castigo por no

alimentar a los hijos nacidos o por darles muerte, e incluso gozaba de la facultad de

venderlos. Con el transcurso del tiempo se fueron imponiendo una serie de limitaciones

a este derecho, nacidas de la costumbre inveterada (mores maiorum), que castigaba al

padre que excedía de esta facultad en el ejercicio de su poder, pudiendo incluso llegar a

ser ejecutado: a la mujer sólo se le reconocía, sin embargo, el derecho a darle muerte en

caso de adulterio flagrante o cuando hubiese incurrido en embriaguez habitual; a los

hijos cuando tuviesen la suficiente madurez intelectual y existiera causa justa; a los

menores de tres años sólo en caso de parto defectuoso o monstruoso. Por otro lado,

también tenía la consideración de parricidio la muerte de la madre ocasionada por

cualquiera de los descendientes o viceversa, o la muerte acaecida entre hermanos. Con

el tiempo, y sobre todo en la época imperial, el Estado iría asumiendo, cada vez más, la

potestad criminal que originariamente le correspondía al pater. En ocasiones, la sanción

era impuesta por el Estado, si bien la ejecución le correspondía a los parientes del

condenado. A partir de mediados del s. I a.C. tenía la consideración de parricidio los

siguientes actos: cuando se mata a un ascendiente o descendiente (salvo en los

supuestos permitidos), a colaterales hasta el cuarto grado, a la mujer o al marido, a la

esposa o esposo, a los suegros, al cónyuge y al yerno o a la nuera, al padrastro o

hijastro, o bien a su patrono. Según una disposición de César, la pena de los parricidas

conllevaba como accesoria la confiscación de todos sus bienes. Con posterioridad a esta

fecha, Justiniano establecía la confiscación sólo en el caso de no existir herederos.

El parricidio encontrado en un versículo de la biblia en el libro escrito a Timoteo por

Pablo dándole cartas de exhortación a él y al pueblo de Dios en esos tiempos. Ha sido

especialmente perseguido y considerado uno de los más execrables crímenes, si bien en


la Roma Antigua, la potestad del padre sobre la familia alcanzaba tal grado que durante

ciertos periodos de tiempo el castigo que se infligía al padre parricida era menor que el

de otros delitos menos graves.

Sin embargo, a lo largo de la historia han sido frecuentes los casos de príncipes que

mataban a sus padres para heredar sus reinos.

La tradición judeo-cristiana se ha basado en la historia del sacrificio de Isaac (la prueba

de la fe de Abraham) para afirmar que su Dios desaprueba expresamente el parricidio.

El parricidio es un atentado al orden institucional de la filiación, orden que hace de

alguien, hijo de sus padres.

El emperador Claudio restableció la pena de azotes para el parricidio, y aun fue más

lejos: después de ser azotado el parricida era colocado en un saco y arrojado al mar (esta

pena había sido suprimida desde hacía varios años).

LA PENA DEL SACO: En Roma se llamó parricidio a todas las formas de homicidio

sobre un hombre libre o ciudadano, un «par» o un «igual». El Derecho Romano

primitivo equiparaba «parricidium» a homicidio voluntario, pero ya con la ley de las XII

Tablas se catalogó solo como la muerte de los padres ocasionada por los hijos. Aquí no

entraban los crímenes contra los hijos o los esclavos porque el padre romano tenía

máximo control sobre su familia, incluso si decidía exponer a peligro de muerte a sus

hijos o desheredar a alguno de ellos.

La muerte reservada para los asesinos de sus padres se llamaba «Poena Cullei» o

«Culleum» (un contenedor de cuero con cierre estanco dedicado a transportar

alimentos) y consistía en lanzar al condenado desnudo al mar o a un río metido en un

saco de cuero con una víbora (de la que se creía que era un animal parricida), una mona

( la caricatura del hombre), un gallo (feroces, capaces de enfrentarse a un león) y un


perro (animal considerado «immundus» por los romanos). En un pasaje del jurista

romano Herenio Modestino se describe que «los culpables de parricidio eran primero

perseguidos con "las virgae sanguineae" y luego cosidos en el interior de un "culleum"».

Al reo se le cubría la cabeza con un gorro de piel de lobo y se calzaba con zapatos

hechos de madera para que no pudiera defenderse.

Se les producía la muerte por ahogo con la creencia de que el agua tenía una cualidad

purificadora, además de que al homicida había que privarle de una sepultura digna. Los

animales desempeñaban una doble tarea. Por un lado torturar al reo mientras estuviera

vivo; después, fundir sus restos hasta que fuera imposible distinguir al animal del

hombre.

¿Quién introdujo un castigo tan cruel para este tipo de delito en Roma? Según Valerio

Máximo fue el rey etrusco Tarquino, quien ordenó «el culleum» para castigar al

decenviro M. Atinio, culpable de haber divulgado los secretos de los ritos civiles

sangrados. El suplicio se justificaba en que «la profanación» (violatio) de los padres y

de los dioses se debe expiar del mismo modo. El ataque contra el pater es el crimen

contra la divinidad, por lo que el castigo tenía un componente ceremonial. Su crudeza

recordaba a la que en el Antiguo Egipto se reservaba también al parricida, al que

después de torturarle con pequeñas cañas aguzadas, se le cortaban pedazos de carne, y

colocado sobre haces de espinos se le quemaba a fuego lento.

La Europa cristiana hereda el «culleum»: La Lex Pompeia de Parricidi anuló este tipo

de ejecución pero extendió la pena del parricidio para otros parientes, desde hermanos,

primos, suegros, nueras, yernos, marido y mujer, padrastro, patrón y patrona. En este

grupo se seguía excluyendo del castigo al que ejerciendo la patria potestad matara a sus

pupilos. La ley reconocía el derecho que tenía el padre de matar a sus descendientes, ya

fueran hijos o nietos. Con el ascenso de César Augusto se desempolvó de nuevo el


«culleum», e incluso se le achaca a él (otras fuentes dicen que fue Adriano) estipular

qué animales debían ser introducidos en el saco.

Todo el procedimiento era excepcional. Ningún otro condenado a muerte era sometido a

tanta y tan estudiada ceremonia. Sin ir más lejos, las vergas con las que se les fustigaba

debían ser «sanguineae», es decir, del color rojo de la sangre. Una forma de hacer pagar

con sangre al que atenta contra su propia sangre. Constantino, que legalizó la religión

cristiana, diría de este castigo que era «para que en vida le falte el aire, y ya muerto esté

privado de sepultura», lo cual significa que todavía en el siglo tres seguía vigente.

En la Edad Media algunas instituciones romanizadas conservaron esta idea de

ajusticiamiento. Ese fue el caso de las Partidas, un cuerpo normativo redactado en la

Corona de Castilla durante el reinado de Alfonso X que recuperó la pena del saco de

cuero cerrado, si bien en una versión más simbólica que efectiva. Según el legalista

Joaquín Escriche, la pena del «culleum» se mitigó en la práctica haciendo «llevar al reo

al patíbulo, en serón de esparto, y luego meter el cadáver en cubo grande donde estaban

pintados aquellos animales, y hacer la simulación de arrojarlo al río, dándole después la

correspondiente sepultura».

Los Derechos de los Reinos hispánicos permitieron superar la fragmentación jurídica

existente hasta el momento y ofrecían una normativa unitaria para la regulación de este

delito, que tuvo vigencia general para toda Castilla. Las Partidas representaron el texto

más importante de esta recepción del Derecho Común en Castilla, y recogían una

completa regulación del parricidio. De hecho, el Fuero Real, El Espéculo, las Leyes del

Estilo, las Leyes Nuevas, El Ordenamiento de Alcalá o las Ordenanzas Reales de

Castilla guardaban silencio sobre el mismo. En el reino de Aragón estuvieron vigentes

la Compilación de Huesca de 1247 y los Fueros de Aragón; en Cataluña los Usatges, en

Valencia los Furs de Valencia, y en Navarra el Fuero General. El concepto de parricidio


de Las Partidas estaba delimitado con total claridad, quedando diferenciada de otras

figuras afines, y venía a configurarse de forma más amplia que en anteriores épocas: la

muerte del hijo causada por el padre, la muerte del padre y de los demás ascendientes

ocasionada por los respectivos descendientes, y la de los descendientes provocados por

aquellos. Acogió el mismo concepto que se disponía en el Digesto, a excepción de la

muerte del hijo y la del sobrino. El texto castellano de Alfonso X el Sabio no reconocía,

sin embargo, la eximente de adulterio respecto de la muerte de la mujer ocasionada por

su marido. Éste únicamente podía dar muerte al "ome vil" que yaciera con su mujer, no

permitiendo que pudiera matarla y que fuera puesta a disposición del juez para que la

juzgara. Torres Aguilar comenta, además de la regulación castellana, las

particularidades del Derecho de la Corona de Aragón, del Reino de Navarra y de las

Provincias Vascongadas (pp. 269 - 295).

El siglo XIX representó la época de las codificaciones: el Código Penal español de 1822

fue el primer texto penal de esta época, pero de vida muy breve pues pocos meses

después, el 1º de octubre de 1823, Fernando VII anulaba todos los actos del gobierno

constitucional, entre ellos el Código Penal. Este Código asumía parte de la tradición

romanística anterior, y castigaba las lesiones que pudieran causar los padres o abuelos a

sus hijos o nietos causándoles la muerte en el ejercicio del ius correctionis, y se les

castigaría "como culpables de homicidio involuntario cometido por ligereza" (art. 625

del Código del 22); el art. 649 se refería a las lesiones causadas a hermanos, padrastros,

suegros, tíos o amos, imponiendo una pena superior en dos años a la prevista para los no

parientes. Se condenaban también las lesiones entre cónyuges, así como la exposición o

abandono de los hijos (art. 690). Establecía una diferenciación entre el parricidio stricto

sensu (art. 613) y el alto, asimilado o impropio, para referirse a una serie de atentados

contra la vida de algunos parientes o asimilados a los que Las Partidas aplicaban un
mismo tratamiento penal, como los descendientes en línea recta, hermanos, padrastros,

hijastros, suegros, yerno o nuera, tíos, amo "con quien habiten o cuyo salario perciban"

y el del marido o la mujer, siempre que hubiese mediado dolo, existiera premeditación y

el autor conociera la cualidad de la víctima (art. 612). En el parricidio stricto sensu se

venían a incluir las conductas que consistían en dar muerte al padre, madre, abuelo u

otros ascendientes en línea recta, siempre que hubiese mediado dolo y conocimiento de

la cualidad de la víctima.

El posterior Código Penal de 1848, reformado en 1850, no contemplaba ningún

precepto que de forma específica tipificase las lesiones causadas a los descendientes en

el ejercicio del sus correcciones, aplicándose las reglas generales de lesiones u

homicidio, y la agravante de parentesco. Este Código del 48 denominaba parricida a

quien ocasionara la muerte de su padre, madre o hijo, fuesen legítimos, ilegítimos o

adoptivos; respecto de otros ascendientes o descendientes se exigía la legitimidad en la

relación que unía agresor y víctima. El homicidio entre cónyuges también tenía la

consideración de homicidio. Otra reforma posterior fue la del Código de 1870, que

mantuvo el concepto de parricidio acuñado en el 48, aunque introducía algunas

novedades, como la que consideraba parricida a quien diese muerte a su padre, madre o

hijo, legítimos o ilegítimos, o a cualquier otro ascendiente o descendiente, o incluso a su

cónyuge (art. 417), a la vez que eliminaba el parentesco por adopción. En 1928

acontecía otra reforma, que seguía sin agravar las lesiones que el padre causase a su hijo

en el derecho de corrección (art. 535), si bien añadía que la madre y los abuelos también

se podían "beneficiar" de este derecho. El concepto de parricidio era muy similar al del

Código anterior, si bien ampliaba que los ascendientes o descendientes podían tener la

consideración de "legítimos o ilegítimos". Al Código Penal de la República de 1932, le

seguía el de 1944 (pp. 382 y ss.). Éste último mantenía el sistema del Código de 1932,
que a su vez reproducía el de 1870. Suprimió la agravante para las lesiones graves entre

algunos parientes y eliminó el agravamiento punitivo para las lesiones menos graves

inferidas a padres y ascendientes. Más recientemente, la Ley Orgánica 8/1983 de 25 de

junio, de reforma urgente y parcial del Código penal, vino a introducir modificaciones

en el parricidio, considerando como tal la muerte de ascendientes, descendientes o

cónyuge.

ELEMENTOS DEL PARRICIDIO:

-Forma genérica

-Privar de la vida

-Cualquier ascendiente o descendiente en línea recta

-Legítimos o naturales

-Conociendo el parentesco

-Forma Específica (Según el tipo)

A. Deber jurídico penal:

El deber jurídico penal consiste en la prohibición de privar de la vida dolosamente al

ascendiente consanguíneo en línea recta.

B. Bien jurídico:

La vida humana independiente comprendida desde el instante del parto hasta la muerte

natural de la persona humana. Ello es importante tenerlo en cuenta puesto que muy bien

puede verificarse el delito de parricidio cuando un padre da muerte a su hijo en


circunstancias que se encuentra siendo expulsado por la madre de su vientre, es decir, en

la etapa del nacimiento.

C. Sujeto activo:

Al describir el tipo penal ciertas relaciones interpersonales entre el agente y su víctima,

el delito se torna en lo que se denomina en doctrina 'delito especial', esto es, el sujeto

activo solo está limitado a quien ostenta las cualidades de parentesco consanguíneo o

jurídico con el sujeto pasivo de la acción. Nadie más puede ser autor de este delito. El

penalista chileno Juan Bustos Ramírez, siendo más preciso, asevera que el parricidio es

un delito especial impropio, puesto que al desaparecer aquellas cualidades que agravan

la penalidad, sigue subsistiendo el homicidio.

El tipo penal exige que el sujeto activo tenga voluntabilidad, imputabilidad y calidad

específica.

Voluntabilidad. Es la capacidad de conocer y querer privar de la vida a su ascendiente

consanguíneo en línea recta.

Imputabilidad. Es la capacidad de comprender la ilicitud de privar de la vida a su

ascendiente consanguíneo en línea recta y de conducirse de acuerdo con esa

comprensión.

Calidad específica. El tipo señala que el sujeto activo debe ser el descendiente

consanguíneo en línea recta. El tipo, por ser exclusivamente de acción, no contiene

calidad de garante, misma que sí es exigida en el tipo de omisión que se analizará más

adelante. Tampoco dispone pluralidad específica.

D. Sujeto pasivo:
Igual como ocurre en cuanto al sujeto activo, la situación de víctima en el injusto penal

de parricidio también se encuentra limitado para determinadas personas que ostentan

cualidades especiales que le une con el agente. Sujeto pasivo no puede ser cualquier

persona, sino aquellas que tienen relación parental con su verdugo. En ese sentido, del

tipo penal se desprende que víctima del delito de parricidio únicamente pueden ser los

ascendientes y descendientes en línea recta del parricida. También su cónyuge y el hijo

adoptivo de acuerdo con el artículo 377 del Código Civil y, finalmente, el concubino

unido al sujeto activo de acuerdo al artículo 5 de la vigente Constitución Política.

E. Objeto material:

El objeto material es el ente corpóreo hacia el cual se dirige la actividad: el cuerpo

humano de la víctima.

En teoría tradicional se afirma que el objeto material se "identifica" o "coincide" con el

sujeto pasivo. Porte Petit afirma que "el objeto material es la persona a la que se lesiona,

por lo que se puede afirmar que el objeto material se identifica con el sujeto pasivo del

delito.

Algunos sostienen que nunca podrán ser idénticos o coincidentes el titular de la vida,

que es un sujeto de derecho, y el ente corpóreo "cuerpo humano", que es, tan sólo, un

objeto que ocupa un lugar en el espacio.

OPINIONES

“La familia ya no es un espacio de socialización donde se refuerzan aspectos positivos o

generan satisfacciones afectivas para superar las frustraciones. Los padres han

renunciado a su labor educativa y la han tercerizado a los colegios. Solo buscan ganarse

el afecto del hijo otorgando satisfacciones materiales”, opina Raúl Calderón,

antropólogo y docente de la PUCP.


Así también lo entiende el psiquiatra forense del Instituto de Medicina Legal, Moisés

Ponce: “El principio de autoridad se ha perdido pues los padres no saben cómo

comunicarse e interrelacionarse con sus hijos”.

La crianza la forma disocial: Según los especialistas el perfil disocial y psicopático del

joven parricida se gesta durante los primeros seis años de vida.

PARRICIDIOS

HECHOS

- La noche de sábado, marzo del 2005 Giuliana (18) se encontraba en casa con su madre

María del Carmen Hilares Martínez (47), con la cual se inició una acalorada discusión y

posterior a ello se inicia el forcejeo, apagando las luces de la casa es ahí que Giuliana

atrapada por la ira le propina 65 puñaladas en el cuerpo a su madre María, muriendo

esta al poco rato desangrada.

Giuliana Llamoja ha sido condenada a veinte años de pena privativa de libertad, por el

delito de Parricidio contemplado en el Art. 107 del Código Penal.

- Dictan cadena perpetua a sujeto que asesinó a expareja y a su hijo de un año en Tacna

Sentenciado descuartizó y quemó los restos de sus víctimas y posteriormente los enterró

en diferentes lugares.

PARRICIDIOS FRUSTRADOS: Esto se refiere a que el parricida no comete su acto o

finalidad del todo ya que la víctima tiene que morir para que esto se declare como un

parricidio pero en este caso la victima estaría con vida y el parricida en prisión y

también se consideraría cuando el parricida ya estaría a punto de acabar con la vida de

la víctima y llegase una persona para frustrar su acto.

CASOS DE PARRICIDIOS FRUSTRADOS


Madre será formalizada por parricidio frustrado luego de asfixiar a su hija de 9 meses:

1- Una madre fue sorprendida por su abuela mientras asfixiaba a su hija de 9 meses de

edad. Aparentemente, la mujer se encontraba bajo los efectos de las drogas, según

antecedentes entregados por Carabineros. Al descubrir esta escena, la mujer de 72 años

llevó a la menor al centro asistencial más cercano.

La atacante quedó detenida y será formalizada por parricidio frustrado. La mujer

contaba con antecedentes de robo con violencia, hurto y amenazas.

2- Hombre intentó matar a su madre de 82 años con un cuchillo:

Un hombre intentó matar con un cuchillo a su madre 82 años en la comuna de San

Bernardo.

El sujeto, que tenía antecedentes por atacar a su expareja, le ocasionó diversas heridas a

la anciana en sus manos, brazos y cuello.

Vecinos advirtieron la situación y llamaron a Carabineros, los que al llegar al inmueble,

encontraron al hombre amenazando a la víctima con el cuchillo en su cuello.

Los uniformados le dispararon 3 veces al atacante, hiriéndolo con dos balas en sus

piernas y una en las costillas.

Ambos fueron trasladados hasta el hospital, donde el hombre se encuentra en estado

grave, mientras que su madre se encuentra en riesgo vital por las graves heridas en su

cuello.

LEGISLACION QUE CUBRE EL PARRICIDIO:

ARTÍCULO 107 COMENTADO: PARRICIDIO-FEMINICIDIO

1. TIPO PENAL
La figura delictiva conocida con el nomen iuris de parricidio u homicidio de autor como

lo denomina cierta parte de la doctrina, se encuentra tipificado en el tipo penal del

artículo 107 del Código Penal, el mismo que por Ley N° 29819 del 27 de diciembre de

2011, ha sido modificado para incluir en su contenido circunstancias agravantes y la

figura denominada "feminicidio". En efecto, luego de la modificación, en el Perú

debemos distinguir entre parricidio simple y parricidio agravado. Asimismo, se ha

introducido la figura delictiva del feminicidio que como se verá más adelante, recibe tal

nombre el homicidio por la sola calidad de la víctima respecto del autor sin agravar las

consecuencias jurídicas del delito.

En consecuencia, luego de la modificación, el tipo penal 107 del CP tiene el siguiente

contenido:

El que, a sabiendas, mata a su ascendiente, descendiente, natural o adoptivo, o a quien

es o ha sido su cónyuge, su conviviente o con quien esté sosteniendo o haya sostenido

una relación análoga ser reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince

años.

La pena privativa de libertad será no menor de veinticinco años, cuando concurran

cualquiera de las circunstancias agravantes previstas en los numerales 1, 2, 3 y 4 del

artículo 108.

Si la víctima del delito descrito es o ha sido el cónyuge o la conviviente del autor, o

estuvo ligada a él por una relación análoga el delito tendrá el nombre de feminicidio.

2. TIPICIDAD OBJETIVA

De la lectura del contenido del tipo penal modificado, podemos concluir que en el Perú

existe parricidio simple, feminicidio sin diferencia respecto del primero en lo que
respecta a las consecuencias jurídicas y parricidio agravado. Haciendo dogmática vamos

a ocuparnos por separado de estos tres aspectos:

2.1. Parricidio simple

"Es de advertir que este tipo penal es un delito de infracción de un deber en donde el

interviniente es un garante en virtud de una institución, como es para el presente caso el

'cónyuge'..., en efecto, lo que se lesiona es esta institución; en este sentido, su

fundamento de imputación jurídico -penal no se limita sólo a la posibilidad de ser autor

con una determinada característica o de un determinado círculo de autores previstos por

la norma, sino a la defraudación del deber positivo o específico que garantiza una

relación ya existente entre obligado y bien jurídico, independientemente de la

importancia de su contribución o dominio del hecho o de la organización". Si bien la

jurisprudencia citada se refiere a un caso del cónyuge, también es cierto que sirve para

los demás casos previstos como parricidio. Además, sirve para entender la estructura del

delito en hermenéutica jurídica.

Luego de la modificación introducida, el parricidio simple se configura objetivamente

cuando el agente o sujeto activo da muerte a su ascendiente o descendiente, natural o

adoptivo conociendo muy bien que tiene tales cualidades res¬ pecto de su víctima. En

otras palabras, el parricidio aparece o se evidencia cuando el agente con pleno

conocimiento de sus vínculos consanguíneos (padre, hijo natural, etc.) o jurídicos (hijo

adoptivo, cónyuge, concubino, conviviente) con su víctima, dolosamente le da muerte.

2.2. Feminicidio

El último párrafo del artículo 107 del Código Penal, luego de la modificación

introducida por la Ley N° 29819 de diciembre de 2011, prescribe que: "si la víctima del
delito de parricidio es o ha sido la cónyuge o la con¬ viviente del autor, o estuvo ligada

a él por una relación análoga, el delito tendrá el nombre de feminicidio".

El feminicidio es definido como el crimen contra las mujeres por razones de género.

2.3. Parricidio agravado

El segundo párrafo del artículo 107° del Código Penal modificado, regula el parricidio

agravado, pues la pena para el autor será no menor de veinticinco años. Allí se precisa

las circunstancias que agravan la situación jurídico-legal del parricida o si la víctima es

mujer, de la feminicida. En efecto, estaremos ante un parricidio agravado cuando en la

muerte de la víctima (mujer o varón) concurran cualquiera de las siguientes

circunstancias previstas en los incisos 1, 2, 3 y 4 del artículo 108° del Código Penal: Por

ferocidad, por lucro o por placer; para facilitar u ocultar otro delito; con gran crueldad o

alevosía; y por fuego, explosión, veneno o por cualquier otro medio capaz de poner en

peligro la vida o salud de otras personas. Veamos brevemente en qué consisten cada una

de estas agravantes en el parricidio, las mismas que como es natural serán ampliadas

cuando desarrollemos el asesinato.

2.3.1. Parricidio por ferocidad

Se perfecciona cuando el parricidio es realizado con absoluto desprecio y desdén por la

vida humana de su ascendiente, descendiente, natural 0 adoptivo, o ha sido o es su

cónyuge, su conviviente o con quien esté sosteniendo o haya sostenido una relación

análoga. La realidad presenta hasta dos modalidades del actuar por ferocidad, a saber:

Cuando el sujeto activo concluye con la vida del sujeto .Pasivo sin motivo ni móvil

explicable y cuando el agente actúa con ferocidad brutal en la determinación del agente

es decir, inhumanidad en el móvil. En este último supuesto, la ferocidad se evidencia en

la determinación del agente para poner fin a la vida de la víctima con quien tiene
vínculos sanguíneos, jurídicos o sentimentales o también los ha tenido en este último

supuesto.

2.3.2. Por lucro

Se configura esta calificante del parricidio cuando el agente produce la muerte de su

víctima quien puede ser su ascendiente, descendiente, natura lo adoptivo, o ha sido o es

su cónyuge, su conviviente o con quien, este sosteniendo o haya sostenido una relación

análoga, con el firme propósito y objetivo de obtener un provecho o ganancia

patrimonial. Esto es, el sujeto activo actúa porque recibió o recibirá en un futuro, dinero

de un tercero para poner fin a la vida de su víctima, o porque espera obtener una

ganancia o provecho económico con su actuar ilícito al heredar los bienes del sujeto

pasivo o cobrar un seguro de vida por ejemplo.

De modo que para nuestro sistema jurídico aparecen perfectamente hasta dos formas de

verificarse el parricidio por lucro: Cuando el parricida, actuando por una compensación

económica y a pedido de un mandante da muerte a su víctima con quien tiene

vínculos consanguíneos o jurídicos o tiene o ha tenido una relación sentimental sexual;

y cuando el sujeto activo guiado por la obtención de un beneficio patrimonial,

unilateralmente toma la decisión de poner fin a la vida de su víctima con quien le une

alguno de los vínculos antes referidos.

2.3.3. Por placer

Se configura cuando la o el parricida mata por el solo placer de hacer¬ lo, es decir, el

agente experimenta una sensación agradable, un contento de ánimo o un regocijo

perverso al poner fin a la vida de su víctima. En esta modalidad, el único motivo que

mueve al agente es el deleite, complacencia o satisfacción de dar muerte a la víctima ya


sea por lujuria o vanidad. Aparece un gozo inexplicable en el asesino al ocasionar la

muerte de su víctima quien puede ser su ascendiente, descendiente, natural o adoptivo, o

ha sido o es su cónyuge, su conviviente o con quien esté sosteniendo o haya sostenido

una relación análoga. Sin duda, el sujeto que llega a estos extremos, no tiene frenos

inhibitorios para respetar siquiera la vida de sus congéneres y, por ende, se constituye en

un peligro constante para cualquier persona. En doctrina, se pone el ejemplo de la

enfermera que día a día va sustituyendo la dosis terapéutica por un líquido ineficaz, sin

causar dolores ni molestias al paciente quien puede ser su padre, hijo, conviviente,

pareja, novio o ex pareja, etc., por el placer de verlo morir de modo lento, no actúa por

un impulso, ni con ensañamiento.

2.3.4. Para facilitar otro delito

Esta modalidad se configura cuando la o el parricida pone fin a la vida de su

ascendiente, descendiente, natural o adoptivo, o ha sido o es su cónyuge, su conviviente

o con quien esté sosteniendo o haya sostenido una relación análoga, para facilitar o

favorecer la comisión de otro delito independiente. Fácilmente se identifica la existencia

de un delito-medio (parricidio) y un delito-fin (cualquier otro delito).

De ese modo, el parricidio representa el medio para lograr o consumar el delito fin.

Debe existir conexidad subjetiva o ideológica que funciona como un eslabón que une el

parricidio con el otro delito. Los dos hechos deben estar conectados psicológicamente

entre sí. Caso contrario, si no hay conexión entre el delito precedente y el delito fin, se

excluye esta modalidad homicida configurándose un concurso de delitos.

El parricidio se instrumentaliza en favor de otro delito y, en ello, radica la gravedad del

acto, pues el sujeto activo menosprecia la vida humana de su pariente o al tiempo de los
hechos ha tenido o tiene una relación sentimental, la pasa por alto con tal de alcanzar el

ilícito fin al cual estaba orientada desde un inicio su conducta.

Cabe dejar establecido que la frase "para facilitar" da a entender también que la autoría

del delito medio y el delito fin no necesariamente pueden coincidir. La conducta

delictiva en análisis se configura aun cuando, el delito-fin sea perpetrado por un tercero.

Basta que se verifique la conexión entre el delito medio y el delito fin. En otros

términos, solo bastará de¬ terminar si el parricida dio muerte a la víctima con el firme

propósito de facilitar o favorecer la comisión de otro hecho punible doloso realizado por

él o por terceros.

2.3.5. Para ocultar otro delito

En la realidad se configura esta modalidad homicida cuando la o el agente da muerte a

una persona con tiene una relación de ascendencia, descendencia, natural o adoptiva, o

ha sido o es cónyuge, conviviente o con quien esté sosteniendo o haya sostenido una

relación análoga con la finalidad o propósito de ocultar la comisión de otro delito, que le

interesa no sea descubierto o esclarecido.

Basta con verificar que el ilícito penal a ocultar se trate de una conducta prevista en el

corpus juris pena/e como delito (contra la vida, el patrimonio, el orden económico, la

salud pública, etc.).

El tiempo transcurrido entre el delito-precedente y el delito consecuente puede ser

inmediato o mediato. Lo importante es determinar que el agente, con su acción

homicida, tuvo el serio propósito de ocultar el delito precedente. Por ejemplo, puede

presentarse cuando un padre de familia para ocultar el homicidio de su cónyuge, da

muerte a dos de sus hijos que han sido testigos del primer hecho con la finalidad de no

ser descubierto y burlar de esa forma la acción de la justicia.


2.3.6. Con gran crueldad

Se configura esta circunstancia cuando el sujeto activo produce la muerte de su víctima

haciéndole sufrir en forma inexplicable e innecesaria. Esta modalidad consiste en

acrecentar deliberada e inhumanamente el sufrimiento de la persona a la que se quiere

exterminar, causándole un dolor físico que es innecesario para la comisión del

homicidio.

Resulta indispensable la presencia de dos condiciones importantes que caracterizan al

parricidio con gran crueldad. Primero, que el padecimiento, ya sea físico o psíquico,

haya sido aumentado deliberadamente por el agente, es decir, este debe actuar con la

intención de hacer sufrir a la víctima. Segundo, que el padecimiento sea innecesario y

prescindible para lograr la muerte de la víctima. El agente lo hace con la sola intención

de hacerle padecer antes que se produzca la muerte de su víctima, quien puede ser su

ascendiente, descendiente, natural o adoptivo, o quien es o ha sido su cónyuge, su

conviviente o con quien esté sosteniendo o haya sostenido una relación análoga,

demostrando con ello ensañamiento e insensibilidad ante el dolor humano.

2.3.7. Con alevosía

Se configura esta modalidad cuando el agente actúa a traición, vulnerando la gratitud y

confianza que le tiene su víctima, quien puede ser su ascendiente, descendiente, natural

o adoptivo, etc., y a la vez, aprovechan¬ do la indefensión de esta al no advertir, ni

siquiera sospechar, el riesgo que corre su vida al brindar confianza a su verdugo

creyéndole leal.

Para configurarse el parricidio por alevosía, se requiere la concurrencia de tres

elementos hasta el punto que a falta de uno de ellos, la alevosía no aparece: primero,

ocultamiento del sujeto activo o de la agresión misma (modo o forma de asegurar la


ejecución del acto); segundo, falta de riesgo del sujeto activo al momento de ejecutar su

acción homicida y tercero, estado de indefensión de la víctima. El ocultamiento del

agente o de la agresión misma se representa con el acecho o la emboscada. La falta de

riesgo supone una situación que ha sido procurada por el autor. El agente debe haber

buscado su propia seguridad personal antes de ejecutar la muerte de su víctima pariente

o con quien haya tenido o tenga al tiempo de los hechos una relación basada en

sentimientos amorosos o íntimos. El agente busca actuar u obrar sobre seguro.

Finalmente, el estado de indefensión por parte de la víctima supone que el agente actúa

aprovechando un estado determinado de la víctima que no le permite defenderse de la

agresión.

Se presentará esta modalidad por ejemplo, cuando la cónyuge mujer un buen día prepara

la mejor comida, y antes de servirla a su cónyuge, le sir¬ ve varias copas de vino y

pisco. Estando ebrio, le sirve un plato de comida. Luego de ingerirlo, la víctima

retorciéndose de dolor abdominal, muere en pocos minutos a consecuencia del potente

veneno que había sido vertido en el plato de comida.

2.3.8. Por fuego

Se configura esta modalidad de parricidio cuando el agente de forma intencional prende

fuego al ambiente donde sabe se encuentra su víctima quien puede ser su ascendiente,

descendiente, natural o adoptivo, etc., a la que ha decidido dar muerte, poniendo en

peligro la vida o salud de otras personas que allí se encuentren.

En el tipo penal la frase "capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas"

orienta que esta modalidad de parricidio no se refiere a dar muerte a la víctima

prendiéndole fuego en forma directa o en un lugar en que las circunstancias mismas

hacen presumir que no pone en peligro a nadie, pues allí aparecería otra modalidad del
parricidio, como puede ser el matar con crueldad ; sino por el contrario, se refiere a que

el uso del fuego, aparte de buscar eliminar a la víctima, debe poner en peligro o riesgo

la integridad de otras personas. No se necesita que el fuego lesione la vida o salud de

terceras personas, es suficiente que el curso del acto homicida origine un peligro

concreto para aquellas.

2.3.9. Por explosión

Se presenta esta modalidad de parricidio cuando el agente haciendo uso de medios o

elementos explosivos que ponen en riesgo la vida Y salud de terceras personas, logra

dar muerte a su víctima quien puede ser su ascendiente, descendiente, natural o

adoptivo, o quien es o ha sido su cónyuge, su conviviente o con quien esté sosteniendo

o haya sostenido una relación análoga. El sujeto activo logra su fin creando un peligro

concreto de muerte o lesiones para dos o más personas.

Es necesario hacer una distinción evidente entre el parricidio por el uso de un medio

explosivo, con la muerte que produce actos terroristas con uso de explosivos. Mientras

que los actos terroristas con el uso de explosivos solo buscan intimidar, alarmar o crear

zozobra en un grupo determinado de personas, y si se produce la muerte de alguna

persona se configura una circunstancia agravante de la conducta terrorista. En el

parricidio por el uso de explosivos, el agente actúa con animus necandi directo. Persigue

la muerte de su víctima-pariente. Para lograr su objetivo no le interesa poner en riesgo la

vida y la salud de otras personas. Con ello, se demuestra su peligrosidad y se justifica la

agravante. El agente planifica su conducta homicida no importándole poner en peligro a

otras personas con tal de lograr su finalidad.

2.3.10. Por veneno


Veneno es cualquier sustancia animal, vegetal o mineral, sólida, líquida o gaseosa que,

al ser introducida en el cuerpo humano, tiene efectos destructivos en el organismo,

produciendo, muchas veces, y de acuerdo a la dosis, la muerte de una persona,

combinando su naturaleza por acción química o bioquímica.

Se configura este supuesto de parricidio cuando el agente, aprovechando una reunión

social, se dirige al bar y vierte una sustancia venenosa en una copa de champagne y le

solicita al personal de servicio que le lleve a su víctima, quien puede ser su ascendiente,

descendiente, natural o adoptivo, o quien es o ha sido su cónyuge, etc., quien en ese

momento se encontraba departiendo la reunión con cinco amigos más. Aquí, si bien la

copa con el licor envenenado llegó a su destinatario y cumplió la finalidad premeditada

y calculada por el agente, es evidente que puso en peligro la vida de cualquiera de los

cinco amigos que departían, junto a la víctima, pues, muy bien, pudieron solicitar la

copa y beber su contenido.

2.3.11. Otros medios capaces de poner en peligro la vida o la salud de otras personas

Haciendo uso de la fórmula jurídica de numerus apertus, el legislador ha dejado abierta

la posibilidad para que el operador del derecho encuadre otras circunstancias que la

realidad presenta a la figura de parricidio. Ello, mediante la interpretación analógica

habilitada en nuestro sistema jurídico. Puede presentarse cuando el agente dolosamente,

y sin importarle el peligro concreto que crea para terceras personas, desvía las aguas de

un río a fin de que inunden la vivienda de la persona que pretende dar muerte, con quien

tiene vínculos consanguíneos, jurídicos o tienen o tuvieron una relación basada en

sentimientos amorosos e íntimos, etc.

DELIMITACIÓN DE LOS DELITOS


El artículo 107° del Código Penal describe los delitos de parricidio en un sentido

amplio, general que incluye tanto al parricidio propiamente dicho como al matricidio,

filicidio, uxoricidio, conyugicidio, homicidio en agravio de ex cónyuge, homicidio en

agravio del concubino, homicidio en agravio de ex concubino y lo que se ha dado en

llamar recientemente “FEMINICIDIO”.

En sentido restringido, parricidio es el homicidio cometido en agravio del ascendiente

masculino inmediato; esto es el padre natural adoptivo. El matricidio en cambio está

referido a la madre de quien comete el homicidio. El filicidio por su parte, viene a ser el

homicidio perpetrado por el padre o la madre en agravio de su hijo natural o adoptivo.

La calidad consanguínea y el vínculo por adopción son presupuestos en el parricidio

propiamente dicho, el matricidio y el filicidio. La diferencia está en el uxoricidio y el

conyugicidio porque en estos delitos solo existe como supuesto previo el vínculo legal

determinado por el matrimonio civil valido aunque el putativo también produce efectos

civiles si se contrajo de buena fe. La consideración de este último tipo de matrimonio

tiene sentido toda vez que el Código Penal subsume en la figura de parricidio a los

concubinos. La convivencia ha hecho sentir su peso a la sociedad civil. El nuevo texto

penal sustantivo la ha reconocido por objeto de protección en los delitos de parricidio

descrito en el artículo 107°, a diferencia del Código Penal derogado de 1924. La

inclusión del “FEMINICIDIO” ponen entre dicho la modalidad del uxoricidio, que es

por definición dogmática el homicidio cometido por el esposo en agravio de la esposa, y

también hasta cierto punto al homicidio en agravio del concubino mujer.

Una vez más se aprecia que la política opera a manera de una variable de

transformación respecto al derecho. Es de destacarse la omisión de los hermanos como

sujeto de los delitos de parricidio descritos en el artículo 107° de Código Penal vigente,

cuestión por demás discutible y susceptible de solución. Florencio MIXAN MASS, en


su tesis para optar el grado de bachiller en derecho fue quien precisamente propuso la

extensión de la calidad de sujetos pasivos o activos en los delitos de parricidio a los

hermanos; esto es, comprender a estos dentro de los delitos de parricidio

Tipificados en el texto penal sustantivo, bajo el tenor siguiente: “se impondrá pena de

muerte al que, a sabiendas, matare a su ascendiente, descendente, hermano o

cónyuge…”

La modificación propuesta por MIXAN MASS no obstante encontraba su antecedente

legislativo en el artículo 233° del Código Penal derogado de 1863, en el cual se

castigaba con penitenciaria al que a sabiendas mataba a cualquiera de sus ascendientes

que no fuese padre o madre, a su descendiente en línea recta, a su hermano, a su padre,

madre o hijos adoptivos o a su cónyuge. Cabe agregar que la pena de muerte

consideraba como penalidad por MIXAN fue establecida por el Decreto Ley 10976 y

derogada para los delitos de parricidio por el Decreto Ley 18968

PREVENCION ANTE EL PARRICIDIO: Las escuelas y colegios, tienen la obligación

de orientar y dar a conocer lo que significa: el respeto a los padres, la importancia de

nuestros actos, ayudar a desarrollar la capacidad de control de nuestras actitudes y a la

orientación psicológica cuando se perciben problemas de los menores.

Las DEMUNAS, las cuales deben realizar talleres en las escuelas dando a conocer sus

derechos y sus deberes de los menores y a prestar la ayuda correspondiente en caso de

conflictos familiares que afecten a estos.

Conclusiones del delito de Parricidio: El delito de parricidio en razón del parentesco o

relación, consiste en la privación “del ascendiente o descendiente consanguíneo en línea

recta.
Es indiscutible que la sociedad bajo ningún concepto podrá valorar en la misma

dimensión al que mata a quien le dio la vida, que, a la persona, que tal vez impedida por

móviles de un supuesto honor, priva de la vida a su ascendiente; es decir la muerte

ocasionada a un padre o madre.

Esta muerte que se causa a un progenitor si son abominables que va contra el derecho de

la vida.

Tratar de dar una solución a este abominable delito, no es posible, como surge también

en Estados Unidos que es el país que ocupa el primer lugar a nivel mundial de

parricidios, y como lo afirman Freud y Abrahamson es propiciado por la falta de amor,

el maltrato y abuso infantil lo que lleva a los criminales a cometer dicho delito.

IMPORTANCIA DE ESTE TEMA: El agente deberá presentar pruebas o medios por lo

cual exima de responsabilidad penal. Para ello la problemática se da la hora de analizar

la culpa, ya que puede ser una culpa consciente o inconsciente.

Según nuestra legislación cuáles serán los medios de pruebas idóneas para determinar

las conductas culposas, capaces de producir la muerte.

BIEN JURIDICO TUTELADO SOBRE ESTE DELITO: Es evidente que la vida

humana como valor supremo dentro de la escala relativa de bienes jurídicos, deba de ser

objeto de protección de ese tipo de comportamientos, en tanto signifiquen su

vulneración efectiva. La norma penal mediante su función motivadora, debe procurar

que los individuos conduzcan su obrar o seleccione los medios apropiados para el

cumplimiento de sus fines dentro del marco de lo prudente a fin de evitar la destrucción

de la vida humana.

En consecuencia, el bien jurídico que protege la ley con este tipo penal es la vida

humana independiente.
GRADO DE DESARROLLO DEL DELITO:

TENTATIVA Y CONSUMACION

El delito de parricidio se consuma con la muerte del padre. En los delitos culposos no se

admite la tentativa, puesto que este concepto solo puede entrar a jugar en los delitos

dolosos.

OPINION JURIDICA

De acuerdo a mi criterio el parricidio es el peor homicidio hacia una persona. Es un gran

acto de odio y rencor. Lo que lo hace más doloroso es que el asesinato es la persona que

te vio crecer, que estuvo contigo cuando lo necesitabas, tu padre o tu madre.

Estoy de acuerdo con el código penal peruano, el cual exige que la persona que comete

el parricidio sea castigada con 15 a 20 años de cárcel. Sin embargo, estoy en desacuerdo

que si por alguna razón este acto fue hecho estando enojado se tome como excusa para

reducir la sentencia. Creo que la sentencia debe ser impuesta en cualquier tipo de caso

de parricidio sin importar cuál sea. Si hubiera algún tipo de maltrato hacia alguien, este

debería hacer la denuncia correspondiente y evitar cometer un crimen tan inhumano

como este.

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