1. Pensamiento de todo o nada. Consisten en pensamientos extremos, en los
que la balanza sólo puede estar arriba o abajo, blanco o negro. Dejan de existir los puntos intermedios. Cuando actuamos bajo este filtro, vemos las cosas como si fueran totalmente buenas o malas, lo mejor o lo peor, éxitos o fracasos. No obstante, en realidad, son muy pocas (si existen) las situaciones en la vida que sean 100% positivas o negativas. 2. Filtro negativo. Ante la ingente cantidad de información frente a la que nos encontramos, seleccionamos únicamente la información negativa, que será la única que veamos y recordemos, ignorando los elementos positivos o aquellos negativos que no han sucedido. 3. Pesimismo. Creer que es más probable que sucedan cosas negativas y que las cosas positivas nunca (o casi nunca) sucederán. En estas circunstancias, probablemente estemos ignorando las cosas positivas, no dándoles la misma oportunidad que a las negativas. 4. Maximizar y minimizar. Exageramos (maximizamos) los problemas y el daño que puede resultar de ellos, menospreciando (minimizando) nuestra capacidad para hacerles frente. Vemos una pequeña cuesta como una gran montaña. 5. Generalización excesiva. Cuando aplicamos este filtro, pensamos que un solo evento o característica negativa significa que todo va a salir mal; por ejemplo, tras una ruptura sentimental podemos pensar que nunca nadie nos podrá querer; si fallamos en hacer algo concreto, pensamos que somos incapaces de hacer nada bien. 6. No reconocer los esfuerzos. Tendemos a pensar que las cosas positivas ocurren por azar, y que sólo somos responsables de nuestros fracasos. EL RH 😏
7. Adivinación del pensamiento. En ocasiones llegamos a creer que tenemos
la capacidad para leer la mente de los demás: “Seguro que piensa que soy un…”, “… en el fondo piensa que mi trabajo es un desastre, aunque demuestre lo contrario”. Habitualmente, incurrimos en este error sólo cuando creemos que los demás piensan algo negativo sobre nosotros, no a la inversa… No obstante, hasta el momento, no existe una sola persona que haya demostrado su capacidad para leer la mente de los demás; ¡tú tampoco! 8. Adivinación del futuro. Al igual que el punto anterior, en ocasiones nos creemos con la capacidad de adivinar qué es lo que va a suceder en el futuro, y habitualmente cuando lo hacemos, sólo vemos problemas, desastres y fracasos. Pero, en verdad, ¿podemos predecir el futuro? Si aprendemos a identificar los filtros que aplicamos, entonces seremos más capaces de modificarlos y comenzar a ver la realidad de nuevo en un modo más adaptativo. Finalmente, es importante considerar que las situaciones estresantes están presentes en nuestra vida cotidiana y evadirlas, negarlas o reprimirlas podrían ser factores desencadenantes de serios problemas de salud física y emocional a largo plazo.