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Análisis 'El Beso de Judas' - Joan Fontcuberta

Definitivamente, la fotografía es un tema en el cual se pueden hacer distintas observaciones y


numerosos análisis. Sería difícil empezar por alguno en particular dado que en sí, la fotografía es
fundamental en su totalidad. Cada parte de ella y de lo que representa aporta por igual a su causa en
general.
Cuando fotografiamos, registramos un momento en particular de la vida diaria. Una pareja
besándose, un perro corriendo, aves en el cielo… la lista de posibilidades es interminable.
Plasmamos en una imagen un testimonio de lo que nuestros ojos ven y lo mostramos a todo el
mundo. Lo que para algunos puede ser rotundamente interesante, para otros no es más que el
producto de una persona ociosa y sin ambición. La fotografía tiene la capacidad de apelar por si
misma al interés humano. Tiene la habilidad de ser fundamental para algunos y nimia para otros. Es
aquí donde una particularidad de la misma entra en acción: la mentira.
Cuando realizamos un disparo y obtenemos el registro de luz sobre los objetos que tenemos por
objetivo, tenemos a nuestra disposición una pieza de engaño, un objeto del que podemos extraer
miles de historias y anécdotas, puede ser un momento solemne o tan solo un rato aburrido, una
explosión de euforia o un grito de sorpresa. La fotografía puede hacernos creer mil historias y
hacernos descubrir más allá de nuestras fronteras.
Quiero citar, -como ejemplo- aquella famosa fotografía del niño lamentándose al lado de un buitre,
que atrajo numerosa atención internacional y resultó ser una parte de una foto mayor y que
‘exageraba’ la realidad. Todos fuimos engañados por esa foto. Desde que el autor realizó su disparo,
tenía el engaño en sus motivos, y todos los que observaron la fotografía fueron cautivados y
conmovidos por igual. El fotógrafo, a través de la fotografía, creó una historia que a su vez se
explicó y expresó por sí misma.
Esto me lleva a hablar de la fotografía como medio de expresión. Una imagen puede transmitir
miles de palabras, y –con la idea y situación correctas- podemos en efecto,  crean numerosos relatos
cuyo contenido esté ajustado a nuestro sentir y necesidades, y que a su vez la gente, como si se
tratara de un producto, apreciará o ignorará.
Nosotros somos los responsables de estas historias, y por tanto, somos empleados de la fotografía,
pues a través de nosotros su esencia y mensaje sale a la luz. Esto nos lleva a aquellas situaciones en
donde la fotografía sigue siendo considerada un ‘’taboo’’. Puede ser personal o parte de un dogma
seguido por grandes multitudes. Al realizar cada disparo nos convertimos en pecadores, quienes
rompen con las reglas al captar momentos de la vida real y convertirlos en mentiras, en una
alteración de la realidad. Porque eso es lo que observamos a través de una imagen fotográfica. Es un
arte tan maravilloso y diverso por el que, sin duda, vale la pena pecar.

El libro leído, “el beso de judas”, trata diferentes puntos de la fotografía como es la historia y su
paso a través de ella así como las diferentes tendencias que ha tenido. El libro está dividido en 8
capítulos los cuales hablan de diferentes autores como Borges, Braque y algunos otros que llenos de
frases y situaciones que provoca la fotografía da una visión más amplia de lo que esta es.
Pecados Originales: Hablando sobre los mensajes comenta que todo mensaje tiene una triple
lectura, tres formas de analizarlos, de observar: nos hablando del sujeto y del propio medio,
denominadas por Joan Costa como ojo, objeto, y objetivo.
Los artistas han utilizado el medio fotográfico enfocándolo hacia cuestiones de orden poético o
metalingüístico. También menciona como la fotografía es considerado como un trabajo y por lo
tanto se le consideraba un pecado por los judíos cuando se supone que no deben de realizar ninguna
actividad (Ejem. el muro de las lamentaciones).
La esencia de la imagen fotográfica presupone la ausencia de la intervención y, por tanto, la
ausencia de interpretación. Comenta sobre los objetos que se delinean ellos mismos, y el resultado
es verdad y exactitud.
La fotografía es el espejo con memoria, inmoviliza nuestra imagen para siempre, esta
inmovilización y un aprisionamiento nos acerca más a la idea de la muerte.
La fotografía puede comportar un riesgo para la intimidad de las personas por ello dicen que los
fotógrafos nacen doblemente pecadores, o se acepta o se cambia de religión.
Elogio del Vampiro continua con la idea de la verdad y el espejo, pero en vez de ver el espejo
como recuerdo, lo usa como reflejo de la verdad, la sinceridad, el contenido del corazón y de la
consciencia.
El concepto de Narcisismo se toma para explicar ello y la diferencia con la idea de los vampiros.
Narciso es el ser enamorado de su propia imagen, el vampiro carece de reflejo pues los espejos no
reflejan su imagen. Son metafísicamente contrarios.
En los cuentos infantiles tenemos el espejo de la madrastra de Blanca nieves, el cual está obligado
igualmente a decir a la verdad. Hay espejos cuyo prodigio no es la verdad sino la fantasía, el
espejismo como las cámaras fotográficas, se rigen por intenciones de uso y su repertorio de
experiencias abarca desde la constatación científica hasta la fabulación poética.
Los film stills de Cindy Sherman varía tanto la posición estética como moral, por ello fueron
innovadores, además de que la mujer no era más que un montón de clichés generados por los
telefilmes y la publicidad. Su obra es sobre la cultura regida por los medios masivos. Se usan
fotografías de retratos jóvenes que personifican el ideal de perfección de la buena sociedad de E.U.
Los rostros resultan demasiado perfectos y excesivamente parecidos entre ellos, se trata de
fotografías de personas que no existen, fantasmas rescatados del vacío, la inversión del reflejo
absorbido del vampiro.
Videncia y Evidencia, en este capítulo se considera la fotografía como un tipo de escritura,
lenguaje escrito. La noción de lo real depende de la memoria y no somos sino memoria.
Borges dijo: no hay nada tan doloroso como el recuerdo exhaustivo e indiscriminado de cada uno de
los detalles de nuestra vida. Fotografiamos para reforzar la felicidad de estos momentos, para cubrir
ausencias, detener el tiempo y posponer la inelegibilidad de la muerte.
El fotógrafo Nan Goldin, extiende el ámbito del álbum familiar, no sólo bodas sino funerales, no
sólo cumpleaños sino palizas y así.
El realismo fotográfico y sus valores subyacentes son una cuestión de fe.
Los peces de Enoshima comentan sobre un pueblo en Japón donde los pescadores toman algunas
piezas y las empapan de tinta e imprimen con ellas sus propios carteles. Los peces hacen las veces
de nuestras planchas de grabado.
La fotografía es un signo que efectivamente, requiere para su consecución una relación de
causalidad con el objeto. Hoy sabemos que la fotografía es tan maleable y tan falible como la
memoria. La fotografía publicitaria nos brinda el appetite appeal, se trata de elementos fruto del
retoque que incitan el deseo y fomentan una exigencia de perfección que no se da en la realidad.
Tanto la vida como el arte nos ofrecen numerosos episodios en que se manifiesta el conflicto de los
signos. El retoque debía solucionar lo que el maquillaje y la iluminación no arreglaban. Gioli
desenmascara la verdad de la imagen y libera una memoria prisionera de otra memoria.
La Ciudad Fantasma en los pueblos acabados por las crisis económicas, o por algún desastre
natural se dejó arrumbados, la demolición de una vasta zona industrial, sirvió como tema para
muchos fotógrafos como tema, cualquier cosa relacionada con el progreso.
La era Reagan, la era de Chernobil, se usó lo político a lo doméstico, lo íntimo, todo parece
agravarse, abocado a un frenesí de miedo y radicalización.
La máquina del tiempo, o sea, la cámara fotográfica no estaba destinada a altera perspectivas.
La Tribu que nunca existió es el capítulo más a menos y divertido cuenta una anécdota que
aunque suene increíble sucedió. En los 70´s cuando los hippies estaban en su apogeo y los
ecologistas atacaban haciendo acto de aparición. Se descubrió una tribu de aborígenes equivalentes
al hombre de Cromagnon.
El mundo se volvió loco por ellos, los científicos, filósofos, etc., se tomaron los Tasaday como la
utopía del retorno a la naturaleza. Se filmaron, hicieron reportajes de ellos y engañaron a todos y
cuando su euforia pasaba un científico suizo y un reportero se metieron de forma ilegal donde
habitaban ya que estaba muy controlado el acceso y descubrieron que era un fraude, estaban
vestidos con jeans y camisas, en una casa lejos de la cueva donde se supone que vivían.
El episodio de los Tasaday es un caso flagrante de manipulación. Existen otros estilos, como el de
creación (fotomontaje), hay toda una genealogía y la ciencia para falsificar mejoro, con las
computadoras, las cámaras digitales, el cine.
Verdades, ficciones y dudas razonables. La fotografía no sólo ha permitido el engaño sino que lo
ha facilitado. Las fotografías no se encargan de corroborar nuestra verdad sino que pueden
fundamentar su verdad.
También habla del paso de la huella metálica a la digital, el uso de software de tratamiento de
imagen (Photoshop) que sustituye la técnica del aerógrafo y del fotomontaje.
Por último habla de la técnica del happening.
La escritura de las apariencias. Fotografía significa escritura aparente, lo cual nos lleva a
escrituras de las apariencias. Este capítulo habla de la búsqueda de la identidad perdida, se remonta
a las pinturas como las de Remmbrandt, los medios y la publicidad relacionan las imágenes con las
culturas y se hacen estereotipos fáciles de usar.
Se hace una teatralización de la realidad, la gente hace situaciones que parecen espontaneas para ver
cómo reaccionan los demás, se mejoran las estrategias de falsificación, se usan para censurar
algunas fotos o para ocultar imágenes indiscretas, etc.
El beso de Judas

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