Вы находитесь на странице: 1из 3

Convención dominico-americana de 1907.

En la historia de la República Dominicana han ocurrido diversos acontecimientos que han


sido marca importante en el desarrollo de la misma. Entre estos acontecimientos resalta la
Convención Dominico−Americana de 1907, en esta convención se firmó un tratado que
sirvió para saldar la deuda externa e interna y superar la gran crisis económica que se
vivía a principios del gobierno de Ramón Cáceres debido al mal manejo del ex presidente
Ulises Heureaux (Lilis), en su gobierno.

El modus vivendi estaba funcionando perfectamente y en los últimos ocho meses el gobierno
dominicano pudo contraer con una abundancia de fondos sin precedentes. Pero la deuda era
todavía demasiada alta y se sabía que muchas reclamaciones eran fraudulentas. Un estudio
hecho por un experto financiero llamado Jacobo Hollander, enviado por Roosevelt para
determinar el monto real de la deuda, estableció que a mediados de 1905 la República debía
mas de $40,000,000 de dólares en el país y en el extranjero. Pero esta suma, según Hollander
podía ser reducida a más de la mitad por carecer de suficiente legitimidad. En ese momento los
ingresos aduanales del país apenas alcanzaban los $2,000,000 de dólares al año. De estos
ingresos se depositaban unos $100,000 dólares mensuales en el National City Bank de New
York para cumplir con el modus vivendi, pero para todos era evidente que ésta era una cantidad
insuficiente para satisfacer todas las reclamaciones.

Entonces, el gobierno de Cáceres y el de los Estados Unidos decidieron acoger la idea de


Hollander de llevar a cabo un “Plan de ajuste” para rebajar la deuda a menos de veinte millones.
En marzo de 1906 comenzaron las negociaciones en este sentido. El ministro de Hacienda del
Gobierno Dominicano, Federico Velásquez, y el experto financiero norteamericano trabajaron
con cada uno de los expedientes de reclamaciones y, con el apoyo y la presión del gobierno de
los Estados Unidos, obligaron a los acreedores a aceptar una reducción que en muchos casos
fue mayor del 50% de sus reclamaciones. Las protestas de los acreedores se produjeron
inmediatamente, pero ambos gobiernos se mostraron inflexibles y en septiembre de 1906 la
mayoría de los reclamantes aceptaron el plan de ajuste, quedando reducida la deuda a
$17,000,000 solamente, suma todavía alta, pero mucho menor que la anterior.

El próximo paso fue liquidar todas esas acreencias y consolidar la deuda de manera que la
República quedara con un solo acreedor. El interés del gobierno de los Estados Unidos era
eliminar de una vez por todas la ingeniería europea de las finanzas y la política dominicana y
sustituir esa influencia por un protectorado administrativo financiero expresado ya en el convenio
de febrero de 1905.

El gobierno norteamericano respaldó oficialmente a la Rep. Dominicana para que pudiera


obtener un préstamo de $20,000,000 de dólares en New York y los dedicara a la cancelación de
todas las deudas pendientes que ya habían sido fijadas en $17,000,000 y el resto de ese dinero
lo utilizara en obras públicas y otras inversiones.

Adquirido este préstamo en septiembre de 1906 el gobierno logró que casi todos los acreedores
firmaran el Plan de Ajuste a principios de diciembre bajo la seguridad de que recibieran su
dinero en breve plazo. Por su parte, el gobierno Americano también impuso sus condiciones por
la garantía que ofreció a la firma Kuhn, Loen and Company de New York para que prestara a la
República los $20,000,000 de dólares mencionados. 

La Convención Dominico-Americana fue ratificada por el Congreso dominicano el 3 de


mayo de 1907.
La convención dominico americana de 1907, que se adueñó
del país y sus aduanas.

En virtud de ese convenio, la República Dominicana se comprometió a entregar el control


y administración de las aduanas al Gobierno de los Estados Unidos hasta tanto el país
pagara la deuda a los acreedores estadounidenses.

El 8 de febrero de 1907, fue firmada en la ciudad de Santo Domingo, la Convención Domínico-


Americana, en virtud de la cual Estados Unidos pasaría a administrar las aduanas de la
República Dominicana.

El convenio desató un movimiento de protesta porque se consideraba antipatriótico, pero los


negociadores dominicanos Emiliano Tejera y Federico Velásquez, sostuvieron que era la única
solución posible ante las continuas demandas de los acreedores europeos y frente a la
insistencia de Estados Unidos para que el Gobierno dominicano pusiera en orden sus finanzas
al asumir el control de las aduanas, Estados Unidos se comprometió a pagar con los ingresos a
los acreedores externos e internos. La Convención Dominico-Americana fue ratificada por el
Congreso dominicano el 3 de mayo de 1907.

La Convención Dominico-Americana también obligaba al Gobierno dominicano a no modificar su


tarifa aduanera ni aumentar su deuda pública sin el consentimiento previo del Presidente de los
Estados Unidos.

El acuerdo que ratificó el Congreso dominicano el día 3 de Mayo de 1907, también dispuso que
para el pago de la deuda, el 50 por ciento de los ingresos aduanales se depositarían en un
banco de Nueva York, y un 5 por ciento se destinaría para el pago de los empleados de la
Receptoría, y el restante 45 por ciento se entregaría al Gobierno dominicano para los gastos
administrativos.

En el artículo 2 de la Convención Domínico-Americana, se estableció que para el cumplimiento


de los deberes del Receptor General de Aduanas, que nombraría el Presidente de los Estados
Unidos, su Gobierno le daría al funcionario y a sus auxiliares toda la protección que considerara
necesaria cuando el Gobierno dominicano se encontrare imposibilitado para prestarla.

La Convención Dominico-Americana, que ratificó el Congreso dominicano, en un día como hoy,


el 3 de Mayo de 1907, le permitió al Gobierno de Estados Unidos tener un control de la vida
financiera de la República Dominicana y el derecho a intervenir en los asuntos políticos
dominicanos cuando entendiera que el funcionamiento de la Receptoría General de Aduanas y
el cobro de sus intereses estuvieran en peligro.

Efectos
Pese a la gran oposición que durante más de un año se le hizo a la convención de 1907, los
negociadores dominicanos Emiliano Tejera y Federico Velásquez argumentaron que ella era la
única solución posible ante las continuas demandas de los acreedores europeos y frente a la
insistencia norteamericana para que el Gobierno Dominicano pusiera orden en sus finanzas.
Como arreglo financiero la Convención fue efectivamente una buena salida al embrollo de la
deuda dominicana. Pero como acuerdo político, el precio que tuvieron que pagar los
dominicanos fue demasiado alto en términos de la dependencia a que se obligaba con los
Estados Unidos, pero, a juzgar por los acontecimientos que tenían lugar en aquellos años en
otros países del caribe, resulta difícil imaginar de qué otra manera hubieran podido solucionar
los dominicanos la bancarrota heredada de Lilis que se agravo con las revoluciones y las
prugnas de los partidos.
De inmediato, la convención surtió los mismos efectos que ya venia produciendo el modus
vivendi. El contrabando fue liquidado, los sistemas de contabilidad aduanera fueron
perfeccionados, las filtraciones y las malversaciones fueron detenidas, las aduanas fronterizas
fueron reorganizadas, y todo ello significó un notable aumento de los ingresos.

Вам также может понравиться