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Leyenda diaguita:

“La Chaya”, una variante del carnaval para algunos, el origen del carnaval para otros, es la semblanza
a nuestra querida “Pachamama” y el agradecimiento por los frutos cosechados de ella. Se trata de una
cultura muy arraigada en nuestro pueblo que viene desde siglos heredada de las raíces incas y
diaguitas que habitaron esta zona en antaño. Cuenta la historia que nuestros antepasados, cuando
llegaba febrero, para ellos el mes de la cosecha, danzaban y se embriagaban sacando de muy dentro
de ellos aquello que estuvo contenido en todo el año. En aquel momento se transformaban en otras
personas y vestían ropas especiales, se animaban a hacer cosas nunca hechas y disfrutaban
plenamente de los frutos cosechados de la “Pachamama”, la Madre Tierra.Chaya era una muy bella
jovencita india, que se enamoró perdidamen-te del Pujllay, joven alegre, pícaro y mujeriego que
ignoró los requerimientos amorosos de la hermosa indiecita. Fue así como aquella, al no ser
debidamente correspondida, se internó en el monte a llorar sus penas y desventuras amorosas,
desapareciendo para solo retornar anualmente, hacia el mediado del verano, del brazo de la Diosa
Luna (Quilla), en forma de rocío o fina lluvia. 

En tanto, Pujllay, sabiéndose culpable de la desaparición de la joven india, sintió remordimiento y


procedió a buscarla por todo el monte infructuosamente. Tiempo después, enterado el joven del
regreso de la joven a la tribu con la luna de febrero, volvió él también al lugar para continuar la
búsqueda, pero fue inútil. Allí, la gente que festejaba la anhelada cosecha, lo recibía con muecas de
alegría; él, por su parte, entre la algarabía de los circunstantes, prosiguió la búsqueda con profunda
desesperación y resultado totalmente negativo. Por ello, derrotado, terminó ahogando en chicha su
soledad y su pasada fama de Don Juan hasta que luego, ya muy ebrio, cae en un fogón y muere
quemado. Desde entonces, “Chaya” viene en febrero año a año a apagar el fuego de “Pujllay”.  Desde
entonces y para siempre se festeja la chaya, en la que cada año aparece el pujllay, muere al terminar
el festejo y se lo entierra hasta el año que viene.
La tradición popular rescató a estos personajes y en sus vocablos se demuestra el sentido de esta
fiesta: Ch'aya, en quichua, significa “Agua de Rocío” 
Cuenta la historia que cuando los españoles llegaron a colonizar estas tierras se encontraron con un
festejo muy característico que se daba entre sus pobladores originarios cuando terminaba la época de
la cosecha, donde los bailes y el agua eran algo natural para los Diaguitas, dueños de estas tierras.

Cuenta la historia que los primeros españoles llegados a estas tierras se encontraron con una fiesta
singular de agua y danza que celebraban los diaguitas festejando la finalización de las cosechas,
aunque en La Rioja de hoy esté muy ligada al Carnaval de febrero. Es entonces cuando se realiza el
Festival Nacional de la Chaya, además de las típicos topamientos (acercamiento festivo) por los
barrios, con agua, harina, albahaca, vino y vidalas para refrescar la amistad de todos.

LA CHAYA RIOJANA HISTORIA, TRADICIÓN Y CULTURA

Chaya proviene de la voz quechua que significa “rociar” o “mojar”.

Pujllay, significa en lengua quechua: jugar, retozar, divertirse. Pujllay es el Dios que preside la
ceremonia de la Chaya.

Esta ceremonia ancestral se desarrolla en La Rioja desde el tercer sábado de febrero de cada año.
Pero un sábado antes a este tercer sábado, los riojanos ya han “desenterrado” a Pujllay.
LA CHAYA UN CULTO AGRARIO

El ritual de la  Chaya se relaciona con el culto agrario que los diaguitas, al igual que los incas,
realizaban en honor y agradecimiento a la Pachamama (madre tierra) que todo lo brinda y protege.
Decimos esto por las siguientes razones:

A. Notamos que en dicha celebración se entierra a Pujllay, esto significa, según Julián Cáceres
Freyre, el culto  de enterrar la vegetación hasta el año siguiente para su nuevo ciclo de vida.

B- El festejo (en la Chaya) es con agua, símbolo de vida, elemento muy preciado por el hombre,
que riega las montañas y los valles ya sea en forma de ríos, de lluvia o rocío.

C- El almidón, que antiguamente se utilizaba  para jugar en la chaya se obtenía de la siguiente


manera: el trigo boliviano se colocaba en una batea, luego era pisoteado para extraer un jugo blanco.
Posteriormente, este líquido era colocado en un lienzo el cual era colgado en un horcón. Cuando el
agua se secaba quedaba el polvo que se utilizaría para chayar; éste era perfumado con clavo de olor,
y a veces era mezclado con harina y papeles picados “para que se aumente”. Hoy el almidón fue
reemplazado por la harina, la cual también representa el producto de los frutos cosechados.
Recordemos que los diaguitas no conocían el trigo, el cual fue introducido a La Rioja  por los
españoles recién después del siglo XVI, por lo tanto los aborígenes pueden o no haber festejado la
Chaya con otra clase de harina, ya sea de algarroba (aprovechando y agradeciendo esa cosecha) o de
maíz.

D-El arco adornado con flores, plantas, hierbas como la albahaca,  y frutos representa, en mi opinión,
al sagrado Tacú (algarrobo) al cual los diaguitas y calchaquíes también adornaban en la fiesta del
Chiqui con cabezas de animales y con guaguas (muñecos hechos con masa de harina de algarroba) y
debajo del cual se realizaba la ceremonia. La utilización de este arco ha perdurado con el paso de los
siglos, hoy no sólo lo vemos en los topamientos o Tinkunco o tinku (del quechua: “encuentro”) de la
Chaya, sino también lo podemos apreciar en otra ceremonia típica de La Rioja: El Tinkunaco.        

      E-  La utilización de la aloja y la añapa en la Chaya. Estas son dos bebidas que utilizaban en sus
ceremonias los diaguitas y calchaquíes, como  así también otros nativos del noroeste argentino. La
primera de ellas se obtiene dejando fermentar la algarroba molida con agua quedando así con un
determinado grado de alcohol. La segunda bebida (la añapa) es refrescante, y según algunos
nutricionistas tiene los efectos similares a la de una bebida estimulante o energizante.         

LA FIESTA DEL CHIQUI Y SU RELACIÓN CON LA CHAYA

Este ritual era realizado por los diaguitas que consideraban a este dios como alguien temido, maligno.
Algunos estudiosos relacionan al Chiqui con la fortuna adversa. “El Chiqui era indudablemente una
divinidad maligna, pero distinta del diablo de todas las religiones, puesto que no buscaba la
condenación de las almas, sino que castigaba en vida, con un criterio divino, por lo inalcanzable para
los hombres, valiéndose de su poder sobre los fenómenos de la naturaleza, la lluvia y los terremotos,
especialmente” (Sacarías Agüero Vera, “Divinidades Diaguitas”. P. 165,  166). 

 La fiesta consistía en que durante tres días, los hombres de armas llevar salían a cazar animales,
cualquiera menos el suri,  pues era sagrado por ser el animal vinculado al mito de la lluvia. Las
mujeres comenzaban a preparar las comidas y bebidas para los días que durara el festejo y encender
el fuego. Los niños buscaban la leña. Luego se reunían debajo del algarrobo más grande, bajo del cual
se quedaban los ancianos y caciques y el sacerdote que tocaban los tambores, junto a ellos también
se colocaban las tinajas con aloja, chicha o añapa.

El árbol era adornado con las cabezas de los animales cazados y con muñecos (o guaguas) de harina
de algarroba: mashacos, que serían los principales trofeos de los vencedores de competencias tales
como: carreras de a pie entre hombres, juegos de agilidad y destreza, bailes guerreros, coros de baile,
tiros de flechas a diminutos blancos, entre otros.

En 1859 aproximadamente la fiesta o ceremonia del Chiqui había sido prohibida por el cura Maubecín
quien la consideró pagana mandando a talar el algarrobo en los pueblos en que se realizaba dicha
celebración. En el Pantano, Machigasta, Arauco, Udpinango, Cimbritas, Lorohuasi, San Blas de los
Sauces, Pomán, Siján, Colpes, entre otros.

Sin duda, la iglesia católica establecía que solo se podía adorar a un dios, reprobando a las ceremonias
diaguitas destinadas a sus divinidades considerándolas injustamente paganas o relacionadas con el
demonio poniendo como excusa los bailes, cantos y actos exagerados por los aborígenes que estaban
bajo el efecto de alucinógenos y el alcohol de sus bebidas sagradas.

Entre 1883 y 1885, don Samuel Lafone Quevedo entrevistó al indio Peralta nacido en el antiguo
pueblo del Pantano quien le comentó acerca de cómo se realizaba la ceremonia del Chiqui en aquel
abandonado pueblo.

Juan Alfonso Carrizo pasó en 1938 por Aimogasta recopilando coplas y antiguos cantares para poder
así escribir su “Cancionero Popular de La Rioja”, de allí fue hasta el antiguo pueblo de Machigasta, en
donde le habían dicho que los paisanos festejaban su Chiqui. Cuando llegó a Machigasta Carrizo vio el
algarrobo ya talado en donde se realizaba la fiesta en los tres días de carnaval: domingo, lunes y
martes La mencionada investigadora dice que  lo comentado por el indio Peralta de ochenta y tantos
años a Lafone acerca de la fiesta del Chiqui era una ceremonia de carácter religioso, para conjurar la
desgracia, la mala suerte, o la mala fortuna. De este modo vemos como tal vez, la ceremonia de
Chiqui, luego de ser censurada por la iglesia no desapareció, al  contrario, perdura entre los riojanos
en la fiesta de la Chaya, pues se heredó de este ritual el tambor, el canto de las vidalas y coplas, el
festejo con aloja (actualmente con vino y otras bebidas), el arco adornado con frutos y flores (al igual
que los diaguitas adornaban el algarrobo en cada fiesta del Chiqui).

 PROTAGONISTAS DE LA CHAYA

*EL PUJLLAY: es el dios de la Chaya que preside la fiesta. Su nombre significa jugar, retozar. Es
representado por un muñeco vestido con ropa vieja, con un sombrerote, se lo fabrica o desentierra
una semana antes del comienzo de la Chaya. En algunos pueblos como Bañados del Pantano
(Departamento Aruco) se lo hace cabalgar en un burro.

*LA CHAYA: en quechua significa mojar, rociar. Según la leyenda recogida en Machigasta por don José
Oyola, Chaya es una joven aborigen que se enamora de Pujllay (el cual también era un indio muy
alegre, mentiroso, pícaro), pero éste la engaña.
Así Chaya desilusionada se va y se pierde en las montañas convertida en forma de lluvia o rocío.
Pujllay inútilmente la busca mientras recibe las burlas de sus compañeros, pues por su mala conducta
la joven Chaya se marchó. Tanto Pujllay como Chaya vuelven y aparecen entre nosotros los riojanos
cada febrero.

*LA GUAGUA: En quechua, guagua significa criatura menor de dos  años. Está hecha de frutos secos
como duraznos, higos o también en forma de mashaco . También puede estar hecha con quesillo de
cabra o masa de harina de trigo. La guagua es sostenida bajo del arco por el “cumpa” y la “cuma”,
mientras el “sacerdote” la bautiza echándole vino (a la guagua). Si la criatura será hombre se llamará:
“Carnaval”, si es mujer: “Carnavala”

*EL CURA: cualquier persona se disfraza de cura, por lo general un hombre (puede ser el más
anciano) y es quien bendecirá a la guagua y luego a las coronas de los padrinos.

*EL CUMPA: es un hombre que quiere mediante su amistad hacerse compadre con una mujer.

*LA CUMA: es una mujer que también mediante su amistad desea hacerse compadre con un hombre.

*LOS COPLEROS O VIDALEROS: grupos de hombres y mujeres, que han venido en pacotas (grupos
de  hombres y mujeres a caballo que con tambores van cantando por el pueblo) que han de cantar
vidalas y coplas durante la Chaya, el topamiento y el entierro de Pujllay.

ELEMENTOS INDISPENSABLES EN LA CHAYA

*EL AGUA: símbolo vital de la agricultura y del hombre. Con ella se rocía simbólicamente la tierra,
los  frutos y las personas. Antiguamente , se utilizaban huevos de aves, que perforados eran luego
llenados con agua para así mojar a la gente que chayaba.

*LA HARINA: elemento que representa el fruto de la cosecha.

*EL ARCO: , el sagrado Tacú (algarrobo) de los diaguitas, el cual en otras celebraciones como la fiesta
del Chiqui , era adornado también con frutos, guaguas , cabezas de animales y bajo del cual se
realizaba la ceremonia.

*EL TAMBOR: instrumento musical de percusión ya utilizado por los bravos diaguitas en la guerra o en
sus ceremonias. Mediante la percusión del mismo se acompaña al canto de las vidalas y coplas. El
tambor está hecho con dos aros de madera de álamo, algarrobo o pino industrial, estos están
cubiertos por dos “parches” de cuero (puede ser de oveja, cabra, guanaco, liebre, siendo estos últimos
los más “sonadores). A su vez al tambor lo complementan dos palillos que en un extremo están
forrados con cuero para amortiguar el golpe. Algunos vidaleros suelen pintar en los parches de sus
tambores figuras que para ellos tienen un sentimiento especial como por ejemplo: El Señor de la
Peña, la flor de cardón, el Pujllay, un caballo, las montañas, entre otras figuras.

 *LA ALBAHACA: planta o hierba aromática que para el tiempo de la Chaya se encuentra madura y
florecida en la mayor parte de los jardines riojanos. Con esta hierba o clavo de olor se perfumaba el
almidón con el que se jugaba.
*LA ALOJA: bebida hecha por los diaguitas moliendo algarroba y colocándole agua se la dejaba
reposar en tinajas o virques hasta su fermentación donde alcanzaba un cierto nivel de graduación
alcohólica.

LA CEREMONIA DE LA CHAYA

*NACIMIENTO  O DESENTIERRO DE PUJLLAY: una semana antes de que comiencen los festejos por la
Chaya, o sea el sábado de vísperas (segundo sábado de febrero) se desentierra a Pujllay o se fabrica
el muñeco con trapos y un sombrero en la casa de algún chayero. Al domicilio de aquel comienzan a
llegar las pacotas, que antiguamente traían quesillos en forma de riendas o frenos, los cuales eran
perseguidos para quitarles estos manjares. Pero según Julián Cáceres Freyre esta tradición de los
quesillos ya casi había desaparecido para el año 1940.

LA RONDA, LA COPLA Y LA MULTA: en aquel domicilio en donde está el recién nacido Pujllay se arma
una ronda entre dueños de casa y copleros. Uno de ellos que hace de bastonero o guía, hecha las
primeras coplas y con su tambor va acompañando a cada cantor de la ronda quien echará su copla
cuando le toque el turno y si no pagará la multa que consiste en tomar un vaso de vino.

“En esta rueda cantando

Cada uno su copla ha de echar

Y el que no eche la copla 

La multa va a pagar”

“A la vuelta viene la copla

Y a mi me viene a tocar,

Viniendo para mí

No la ei’ de dejar pasar.

EL BAUTISMO DE LA GUAGUA: Para el bautismo previamente se ha carneado un animal para el


banquete. Se ha adornado también un arco (aunque en algunos lugares se adorna hasta cuatro de
estos arcos) con palmas, cañas, flores, cintas de papel, frutas como higos, duraznos, quesillos, trozos
de melones, sandías, mashacos, etc.

El cura vuelca el vino sobre la guagua sostenida por los padrinos (cuma y cumpa), en algunos casos
diciendo:

“Carnaval yo te bautizo

Con agua de granizo

Por que sois

Hijo de padres mestizos”.


Una vez bautizada la guagua, que es un muñeco de quesillo de cabra, mashaco o puede ser también
de masa de harina tipo pan, comienza la algarabía y los festejos. Se ha bendecido el fruto de la
cosecha y es hora de festejar. Todo este ritual es acompañado al son de los tambores y cantos de los
vidaleros. Acto seguido al

Bautismo los invitados podrán servirse de los frutos que adornan el arco y de la comida preparada de
antemano.

CORONACIÓN O TOPAMIENTO (TINKU): esta consiste en la culminación del compadrazgo. Dos


amigos (un hombre y una mujer) que se tienen mucho afecto se regalan un “amicho” (dos frutas
gemelas) para hacerse compadres.

El coronamiento consiste en colocarse e intercambiarse coronas que pueden estar echas de albahaca,
flores, quesillo o masa cocida (con azúcar arriba dando un efecto vidriado).

Esta ceremonia puede hacerse cualquiera de los tres días de carnaval.

Los compadres en una casa, las comadres en otra se concentran y preparan adornándose, arreglando
su vestimenta chayera, sus tambores, etc.  

Luego, ambos grupos, por un lado los “cumpas” y por otro las “cumas” se enfrenan separados a unos
cincuenta metros mientras de un lado y del otro comienzan a dedicarse coplas o vidalas acompañadas
de sus tambores. Cuando llegan debajo del arco se intercambian las coronas tomando un vaso de vino
y tirándose harina.

ENTIERRO DEL PUJLLAY: al domingo de cenizas se le llama “domingo de Pujllay” o “chayita chica”  en
otros pueblos se le llama a esta ceremonia “cacharpaya” (o fiesta de despedida de algún viajero). Ese
día después de haber chayado y jugado se ha cavado una fosa en las afueras del pueblo o en un lugar
apartado elegido por los chayeros donde se sepultará al dios de la Chaya. Un poco antes de que se
oculte el sol (“a la oración”, como decían nuestros abuelos). Aquí encontramos, como decíamos
anteriormente, una relación con el culto indígena de enterrar la vegetación para que ésta complete un
nuevo ciclo de vida al año siguiente haciendo así un verdadero culto a la Pachamama.

Antiguamente se enterraba a Pujllay, hoy éste es destrozado o quemado.

TOPAMIENTO: consiste en “toparse”, agruparse, juntarse, amontonarse enfrentados dos bandos, por


un lado los cumpas y por otra las cumas. El topamiento es también llamado en quechua “tinkuk” o
“Tinkunco” que significa “encuentro”. En ese encuentro se intercambian coronas, se tira harina, papel
picado, agua.

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