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Ps y c h ia tr ic a nd ne u r o p s y c h o lo g ic a l le g a l a s s e s s me nt o f tr a u ma tic br a in d a ma g e a nd La w 30/95
Resumen Summary
La Ley 30/ 95 es hoy día u n obligado m arco de Medico-legal assessm en t of people w ho have su ffered
referen cia en la peritación de las secu elas de los pacien tes in ju ries in road traffic acciden ts m u st u se Law 30/ 95
qu e han su frido lesion es en acciden tes de tráfico. Los as a referen ce fram e. Psychiatric an d n eu ropsychological
sín drom es psiqu iátricos y n eu ropsicológicos secu n darios syn drom es secon dary to trau m atic brain in ju ry (TBI) are
a trau m atism os cran eoen cefálicos n o son u n a excepción n o exception an d pose dem an din g challen ges to physician s
y plan tean a los profesion ales u n nu evo reto. an d psychologists. This paper an alyzes descriptive an d
El presen te artícu lo an aliza las dificu ltades con las qu e se n osological difficu lties faced by psychiatrists an d
en fren tan el psiqu iatra y el psicólogo a n ivel descriptivo, psychologists; their expert con tribu tion in clu des tran slation
n osológico y com o expertos qu e con tribu yen a la of official diagn ostic en tities in to categories pu blished in the
tradu cción de los diagn ósticos propios de la especialidad a an n ex of Law 30/ 95. Ou r psychopathological repertoire w as
categoriz acion es pu blicadas en el barem o an exo a esta ley. created in the 19th cen tu ry an d has hardly been revised
Se revisan las lim itacion es qu e im pon e u n len gu aje sin ce. The w ide an d varied types of n eu ropsychological
psicopatológico acu ñ ado en el siglo XIX y apen as revisado im pairm en ts en cou n tered in TBI have to be diagn osed
desde en ton ces. En relación a los clasificacion es w ithin a very n arrow ran ge of DSM-IV an d ICD-10
psiqu iátricas dom in an tes, DSM-IV y CIE-10, llam a la categories.
aten ción la pobre represen tación de categorías qu e recojan The m ost com m on con flicts en cou n tered in the m edico-
la am plia tipología y severidad de los déficit neuropsicológicos. legal aren a are revised: the differen tial diagn osis between
Los con flictos m ás habitu ales en la práctica peritadora dem en tia an d com bin ation s of organ ic person ality disorder
son revisados: el diagn óstico diferen cial en tre dem en cia w ith cogn itive im pairm en t; differen tial diagn osis betw een
postrau m ática y com bin acion es de trastorn o orgán ico de la spon tan eou s psychiatric illn ess (bipolar disorder,
person alidad y deterioro cogn itivo; la diferen ciación en tre schizophren ia) an d psychiatric syn drom es secon dary to
en ferm edad psiqu iátrica espon tán ea (esqu izofren ia, brain in ju ry (posttrau m atic psychosis, organ ic bipolar
trastorn o bipolar) y sín drom e psiqu iátrico secu n dario a disorder); differen tial diagn osis between con cu ssion al
lesión cerebral trau m ática (psicosis postrau m ática, syn drom e an d organ ic person ality disorder, cogn itive
trastorn o bipolar orgán ico); el diagn óstico diferen cial en tre im pairm en t or organ ic affective disorder. Specific diagn ostic
sín drom e postcon m ocion al y trastorn o orgán ico de la gu idelin es are su ggested for each of these clin ical situ ation s.
person alidad, déficit cogn itivo o trastorn o afectivo
orgán ico. Para cada u n o de estos con flictos se su gieren Ke y w o r d s : Trau m atic brain in ju ry. Psychiatric-legal
criterios qu e pu eden servir de gu ía diagn óstica. assessm en t. Law 30/ 95.
INTRODUCCIÓN
Los traumatismos cráneoencefálicos (TCE) se han
c o nve rtido en un p ro blema de salud de p rimer ord e n 1:
los accidentes de tráfico, así como los de índole lab o ral,
Correspondencia: d e p o rt ivo y doméstico, dan lugar a lesiones cere b rale s
José Ignacio Quemada Ubis que hace unas décadas solían tener un p ronóstico fat al.
Hospital Aita Menni La mejora de los servicios de atención inmediata, de los
Egaña, 10
48010 Bilbao se rvicios de Medicina Intensiva y de Neuro c irugía han
Correo electrónico: q @aita_men n i.org multiplicado la tasa de supervivencia de este grup o de
p acientes, con el consiguiente incremento de la morbi- teados en los saltos de lesión a psicopatología y de psi-
lidad de personas con secuelas de daño cere b ral trau- copatología a diagnóstico.
mático. En aquellos casos, la mayoría, en que las lesio-
nes fueron el resultado final de un accidente de tráfic o ,
la compensación de las secuelas está re gida por una ley LESIÓN CEREBRAL Y PSICOPATOLOGÍA
que vino a ordenar y limitar la discrecionalidad judicial
p revia. A lo largo de las p áginas siguientes analizare m o s El lenguaje descrip t ivo de la p siquiatría y la neuro lo-
los aspectos de la Ley de Resp onsabilidad Civil y Segu- gía se acuñó en el siglo XIX. Las patologías que impul-
ro en la Circulación, 30/1995, que inciden en la p erit a- saron el desarrollo de dicho lenguaje fueron las psico-
ción psiquiátrica de estos pacientes. Los autores, dos sis orgánicas y funcionales, las demencias y las lesiones
p siq u iat ras y un neuro p sic ó lo go, fo rmamos p arte de c e re b rales fo c ale s3. Sin embargo, la epidemiología so-
equip os que se dedican en ex clu siva a la atención de c io san it aria nos p resenta hoy un mapa de enfe rm e d a-
pacientes con daño cere b ral adquirido y desde que es- des distinto del de hace uno o dos siglos. Junto al fac-
te marco legal entró en funcionamiento hemos estado tor longevidad, con el consecuente incremento de p a-
t rabajando con médicos valo rad o res de daño corporal, tología vinculada al envejecimiento, se ha de re c o n o c e r
abogados y jueces, en la necesaria interp retación y tra- la imp ortancia de las lesiones asociadas a traumas cra-
ducción de nu e st ros info rmes a los baremos de la ley. neales secundarios a accidentes de tráfico y lab o rale s,
Lo que a continuación se exp one no es más que el p ro- fundamentalmente. La fisiopatología de los TCE tam-
ducto destilado y re fl exionado de estos prim e ros años bién se ha visto modificada en las últimas décadas. An-
de ex p e riencia. tiguamente los traumatismos craneales se pro d u c ían
por el imp acto de un objeto o de una bala contra un
cráneo estático; hoy día lo más habitual es que el cere-
LA SECUENCIA CONCEPTUAL b ro tenga que absorber la energía cinética de una masa
que se desplaza a gran velocidad e impacta contra ob-
Entre el lenguaje que se utiliza para caracterizar las le-
jetos estáticos. Este mecanismo de acelerac ió n -d e sac e-
siones cerebrales en su fase aguda (p. ej., contusión, he-
le ración determina una p atología cere b ral difusa, ca-
morragia o hipertensión endocraneal) y el empleado en
racterística de los accidentes de tráfico, que afecta a la
la sentencia judicial existen, al menos, otros tres uni-
in t e gridad de millones de axones neuronales, a las
versos terminológicos que se solapan. Si aceptamos co-
re giones basales de lóbulos frontales y temp orales y
mo válido el símil de una secuencia o cadena para re-
que no siempre tiene un correlato neuroanatómico claro
presentar los conceptos que se van engarzando para
mediante las técnicas de neuro im age n 4.
llevarnos desde la lesión cere b ral hasta la resolución judi-
cial, habríamos de distinguir cinco grandes eslabones: la Hasta el momento el lenguaje descriptivo de la psico-
lesión cerebral, la descripción psicopatológica, la noso- patología se ha venido comportando como si fuera ex-
logía psiquiátrica, los marcos legales y la sentencia judi- haustivo y contemplara todo tipo de conducta y expe-
cial (fig. 1). riencia psíquica anormal, pero es sensato suponer que
Todos los engarces entre los distintos eslabones mues- nuevas formas de lesión pudieran dar lugar a su vez
tran puntos de inestabilidad o fragilidad. Los problemas a nuevos signos y síntomas. De hecho nunca antes se ha-
no se limitan a la traducción y adaptación de la nosolo- bía enfrentado la neuropsiquiatría a un grupo tan nume-
gía psiquiátrica a los marcos legales. En los siguientes roso de pacientes con trastorno orgánico de la persona-
apartados se esbozan los problemas conceptuales plan- lidad. Ello nos confronta con alteraciones conductuales
que se agrupan bajo los epígrafes de desinhibición o apa-
tía, pero que claramente están insuficientemente estu-
Lesión cerebral diadas. De igual manera, los pacientes que se han recu-
perado de un TCE y cuentan con una buena capacidad
de introspección describen con frecuencia una «inesta-
Psicopatología bilidad emocional» nueva para los psiquiatras que se fa-
miliarizaron con la psicopatología de la afectividad en
DSM-IV, CIE-10 contacto con las depresiones unipolares y bipolares.
Otras alteraciones psicopatológicas, como es el caso de
las paramnesias 5 , de las alteraciones de la vivencia y la
Marcos legales
sensación de familiaridad con respecto a la realidad (dé-
jà vu ) 6, ya estaban descritas, pero olvidadas, y por ello
puede ser conveniente desempolvarlas.
Cadena conceptual Sentencia
inestable y frágil
Aunque a partir de aquí este artículo se centrará en
analizar el proceso de traducción entre la nosología psi-
quiátrica y el baremo de la Ley 30/95, sirvan estos co-
Figura 1 . Dominios conceptuales y semánticos que conectan mentarios para evitar la tentación de pensar que el edifi-
la lesión cerebral con la determinación de compensación en cio psicopatológico y, consecuentemente, también el
sentencia judicial.
nosológico está acabado. El reto para investigar nue vos
síntomas y signos, así como sus consecuencias nosológ i- dentro del apéndice dedicado a nuevas categorías diag-
cas está más vigente que nunca. nósticas propuestas.
El resto de síndromes neuropsiquiátricos de aparición
tras un TCE están incluidos en el apartado F06 de la CIE- 10
NOSOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS que se denomina «otros trastornos mentales debidos a
PSIQUIÁTRICOS Y NEUROPSICOLÓGICOS lesión o disfunción cerebral o a enfermedad somática».
SECUNDARIOS A DAÑO CEREBRAL ADQUIRIDO Esta lista es mucho más exhaustiva que la correspon-
diente a las secuelas neuropsicológicas, lo que probable-
En este artículo se utilizarán preferentemente las cate- mente sea debido al hecho de que son síndromes muy
gorías diagnósticas incluidas en el apartado de trasto rn o s próximos a la psicopatología clásica.
mentales orgánicos (F00-F09) de la décima revisión de la F06.0 Alucinosis orgánica.
Clasificación Internacional de las Enfe rmedades (CIE-10)7. F06.1 Trastorno catatónico orgánico.
La equiparación con categorías de la cuarta edición del F06.2 Trastorno de ideas delirantes (esquizofrenifor-
Manual diagnóstico y estadístico de los trast o rnos menta- me) orgánico.
les (DSM-IV)8 es prácticamente absoluta. En el DSM-IV los F06.3 Trastornos del humor (afectivos) orgánicos.
déficit cognitivos están agrupados en una única clase F06.4 Trastorno de ansiedad orgánico.
diagnóstica, pero los síndromes psiquiátricos cuyo ori- F06.5 Trastorno disociativo orgánico *.
gen es la lesión orgánica están clasificados junto a los sín- F06.6 Trastorno de labilidad emocional (asténico)
dromes afines (esquizofrenia, trastorno bipolar, etc.). Las orgánico*.
categorías «cajón de sastre» que terminan con la coletilla
«no especificado» no serán incluidas en esta discusión.
La neuropsicología ha experimentado un extraordina- LAS SECUELAS PSIQUIÁTRICAS
rio desar rollo en las dos últimas décadas. Se han sofisti- Y NEUROPSICOLÓGICAS EN LA LEY 30/95
cado los modelos explicativos de las funciones cogniti-
vas como la atención, la memoria, la capacidad visuoes- La peritación psiquiátrica de pacientes con TCE grave
pacial o las funciones ejecutivas y se han desarrollado un tiene habitualmente una de las siguientes finalidades:
conjunto de instrumentos que permiten explorar diver- 1. Estimar el daño psíquico y corporal causado por
sos componentes de estas funciones y valorar tanto a in - terceras personas, así como las posibles secuelas
dividuos sanos como a pacientes. Sin embargo, la neu- derivadas, para proceder a un resarcimiento.
ropsicología, dada su adscripción a modelos dimensio- 2. Determinar las secuelas y el impacto funcional en
nales, no ha desarrollado una nosología categorial afín a procesos de valoración de incapacidad laboral
las utilizadas en medicina. 3. Actuar como experto en procesos de determina-
Las clasificaciones psiquiátricas dominantes (CIE-10 y ción de la competencia civil.
DSM-IV) incorporan algunas categorías que se justifican 4. Con tribuir como perito a la determinación de impu-
principalmente por el déficit neuropsicológico, pero son tabilidad en un proceso penal.
escasas si se tiene en cuenta la variabilidad de presen- Otras situaciones, no estrictamente medicolegales, pe-
taciones posibles, su alta prevalencia y la trascendencia ro en las que la peritación psiquiátrica es de utilidad, son
para los sujetos que han sufrido un TCE. la determinación de la capacidad de una persona para
En el caso particular de la CIE-10 el abanico de défi- continuar conduciendo vehículos o la capacidad de una
cit neuropsicológicos secundarios al daño cerebral trau- persona para manejar armas de fuego.
mático ha de encontrar asiento diagnóstico en una de las Este artículo se limita a analizar el pro blema de la de-
siguientes tres categorías: t e rminación de secuelas neuro p siq u iát ricas y neuro p sic o-
1. Demencia en otras enfermedades específicas cla- ló gicas secundarias al TCE en accidentes de tráfico. Los
sificadas en otro lugar (F02.8). «b aremos de indemnizaciones por accidentes de circ u la-
2. Síndrome amnésico orgánico no inducido por al- ción» como sistemas para la valo ración de los daños per-
cohol u otras sustancias psicotropas (F04). sonales causados en este tipo de circunstancias fueron pu-
3. Trastorno cognoscitivo le ve (F06.7). blicados como anexos y tablas a la Ley de Responsab ilid ad
Civil y Seguro en la Circulación de Vehículos a Motor (Ley
Por otra parte, en el DSM-IV la demencia de origen trau- 30/95 de Ordenación y Supervisión de Seguros Privad o s)9
mático cuenta con una categoría específica («demencia (más en detalle, la t abla 6 hace referencia concreta a la
debida a traumatismo craneal») y no aparece el «trast o rn o clasificación y valo ración de secuelas).
c o gn o sc it ivo leve» aunque se dispone de una categoría de Esta ley tiene carácter vinculante para el juez y está
límites vagos que se denomina «trast o rno cognoscitivo no teniendo importantes repercusiones en la forma en que
e sp e c ificado» (F06.9) en la CIE-10. se determinan las compensaciones económicas para las
Dos de los síndromes neuropsiquiátricos más preva- víctimas de accidentes de tráfico. El establecimiento
lentes y a la vez más específicos de la psicopatología se- de categorías diagnósticas y su equiparación con ran gos de
cundaria a daño cerebral traumático son el «trastorno or-
gánico de la personalidad» (F07.0) y el «síndrome pos- * Estas categorías no cuentan con una equivalente en el
conmocional» (F07.2). Este último figura en el DSM-IV DSM-IV.
cerebrales traumáticas, por la alta prevalencia de lesio- puesto la disparidad entre las herramientas diagnósticas
nes prefrontales en esta población. de los psiquiatras y la herramienta que por ley ha de uti-
Los trastornos de memoria habrán de ser encajados en lizar el especialista en valoración del daño corporal.
«amnesia de fijación» o en una segunda categoría más En este último apartado se consideran los conflictos
confusa, «amnesia (retrógrada o postraumática)». La pri- medicolegales paradigmáticos a los que los autores se
mera puede asimilarse tanto por la similitud terminoló- han enfrentado repetidamente y se comentan los crite-
gica como por la severidad asumida por el rango de pun- rios que se han seguido a la hora de resolverlos. Estas
tuación (35-45) con el síndrome amnésico orgánico. En propuestas tienen como finalidad animar el debate en
relación a la segunda, los términos retrógrado y postrau- torno a estos problemas y contribuir a un futuro refina-
mático hacen referencia a problemas de memoria distin - miento del baremo. Los casos que se exponen, con fre-
tos y por tanto resulta una categoría confusa; el término cuencia, dan lugar a informes periciales discrepantes.
retrógrado se entiende en contraposición a anterógrado
y se define como la afectación de la capacidad de evocar Demencia postraumática
información de sucesos bien establecidos antes del ini- o trastorno orgánico de la personalidad
cio de la enfermedad12; en los TCE el término amnesia
retrógrada se reserva habitualmente para el período de La coexistencia de cambios conductuales (o alteracio-
minutos u horas previos al trauma de los que el paciente nes de la personalidad) y déficit neuropsicológico es una
no guarda huella mnésica alguna; el término amnesia situación muy común en pacientes con TCE grave. An-
postraumática hace referencia al período posterior al co- tes de que se utilizaran los tests neuro p sic o ló gicos de for-
ma (o subsiguiente al TCE) durante el que el paciente es- ma rutinaria estos pacientes llamaban la atención del psi-
tá consciente e interactúa, pero no registra información y quiatra más por sus cambios conductuales que por el
por tanto se comporta temporalmente como si tuviera propio déficit de capacidad intelectual. Sin embargo, en
un síndrome amnésico severo. En la actividad clínica dia- un ámbito evaluador la detección de déficit de memoria,
ria se constata que los trasto rnos de la memoria y el apre n- atención y/o funciones ejecutivas con las pruebas co-
dizaje secundarios a TCE, que no pueden clasificarse co - rrespondientes abre la puerta a un posible diagnóstico
mo síndromes amnésicos, pueden incluir una gravedad y de demencia. Tanto en la CIE-10 como en el DSM-IV se
tipología muy variada: dificultad de aprendizaje de infor- hace referencia a la necesaria presencia de «déficit de
mación de tipo episódico, semántico o procedimental, múltiples funciones corticales» y se añade que éste debe
verbal, visuoespacial, etc. repercutir en las actividades de la vida diaria del sujeto.
Por último, la utilización de rangos de puntuación del Pero esta última frase admite interpretaciones diversas
cociente intelectual (CI) con fines de establecimiento de que pueden dar lugar a que incluso casos relativamente
secuelas induce a algunos peritos a esgrimir resultados leves sean defendidos como casos de demencia.
de 80 o superiores como evidencia de integridad inte- El baremo, a través de las puntuaciones que otorga a
lectual; esta asunción es errónea por un doble motivo: cada síndrome, reserva el diagnóstico de «síndrome de-
a) pacientes con un síndrome amnésico grave pueden pre- mencial» (75-95) para los casos más graves. La utilización
sentar un CI alto, y b) las alteraciones neuropsicológicas de este diagnóstico en casos de pacientes con amplia
prefrontales después de un TCE no tienen por qué acom- autonomía en actividades de la vida diaria resultaría un
pañarse de un descenso marcado en el CI, lo que con- agravio comparativo con aquellos pacientes que requie-
trasta con las dificultades de estos pacientes para en- ren la ayuda o supervisión permanente de una tercera
frentarse a situaciones novedosas, imprevistas o cam- persona para el vestido, la higiene, los desplazamientos
biantes y utilizar las habilidades cognitivas de un modo o la alimentación. Dicha utilización, en opinión de los
eficaz en el mundo real13,14. Por todo ello la evaluación autores, desvirtuaría la finalidad y el espíritu con que el
clásica de la inteligencia ha de complementarse con una baremo fue diseñado.
valoración neuropsicológica que incluya al menos prue- La realidad clínica es mucho menos categórica que lo
bas de atención, memoria y funciones ejecutivas. que el baremo o las nosologías psiquiátricas permiten su-
poner. La figura 2 trata de expresar gráficamente esta dis-
crepancia entre diagnósticos que asumen grupos muy di-
ALGUNOS CONFLICTOS ferenciados con límites nítidos entre ellos y una realidad
MEDICOLEGALES HABITUALES mucho más continua; en su mitad inferior se representa
la realidad clínica como todas las posibles combinacio-
El médico valorador de daño corporal incluye en sus nes de cualquier severidad de deterioro cognitivo y de
informes la traducción de los diagnósticos de los espe- trastorno de personalidad. En la actividad clínica diaria
cialistas a las categorías del baremo; esta misión puede se presentan casos prototípicos de alteración conductual
resultar muy complicada cuando la materia en cuestión (trastorno orgánico de la personalidad claro), de grave
requiere de conocimientos propios de una subespeciali- deterioro cognitivo (demencia clara) y todo un abanico
dad; tal es el caso con las secuelas neuropsiquiátricas y de casos intermedios que obligan a dibujar fronteras en
neuropsicológicas. En estas situaciones la colaboración una realidad con toda la gama de grises posibles.
de especialista y médico valorador de daño corporal re- En un intento de respetar criterios clínicos, pero tam-
sulta imprescindible. En apartados precedentes se ha ex- bién de contribuir a una justa compensación del daño, se
tu s y los trastorno del sueño. Las quejas subjetivas de fal- alteración emocional o conductual. En estos últi-
ta de atención, concentración o memoria constituyen el mos casos los problemas inherentes a la evalua-
núcleo de los síntomas cognitivos. En la CIE-10 se añade ción de la renta y la simulación están muy pre-
«sin que éstas se acompañen de presencia objetiva de de- sentes. Cuanto más leve haya sido el TCE, mayor
terioro marcado (p. ej., en los tests psicológicos)». Por el riesgo de presencia de estos últimos factores.
contrario, los criterios de investigación de la Am erican
Varios son los puntos a tener en cuenta para tratar de
Psychiatric Association (APA) destacan la necesidad de
reducir la tasa de error diagnóstico en estos casos:
déficit cognitivos objetivos como requisito para el diag-
nóstico de trastorno posconmocional. Inmediatamente 1. El p er fil diagn óstico que p resenta el p aciente
surge la pregunta: ¿qué valores van a ser considerados debe de constituir la guía p rincipal. Por muy he-
como deterioro desde una perspectiva psicométrica?, t e rogéneo que p arezca el «síndrome p osconmo-
¿puntuaciones por debajo del percentil 10?, ¿dos desvia- cional», la realidad clínica indica que efe c t iva-
ciones típicas por debajo de la media?, ¿en uno solo de mente existe y que se plantea con frecuencia. La
los test cognitivos o en varios? Para tratar de resolver es- m ayor dificultad no está en su re c o n o c im ie n t o ,
ta cuestión (aunque en relación con otra patología), In- sino en la interp retación de la p ersistencia del
graham et al.22 sugirieron hace unos años que una dismi- t rast o rno en el tiemp o (naturaleza orgánica fre n-
nución de dos desviaciones típicas en dos tests indepen- te a exp licación psicógena). Un síndrome p os-
dientes de diferente dominio cognitivo era poco proba- conmocional cu asi completo (cinco o más sín-
ble que fuese resultado del azar. Los síntomas emociona- tomas) rara vez es otra cosa que un síndro m e
les, por su parte, incluyen alteraciones como la labilidad posconmocional. Sin embargo, síntomas aislados,
emocional, la tristeza o la ansiedad, y cambios de con- como el mareo, la fatiga o la dep resión, pueden
ducta como la irritabilidad a gresividad, y en el caso del tener orígenes muy dife rentes y su re levancia
DSM-IV también apatía y desinhibición social o sexual. p ara el diagnóstico es muy baja.
La heterogeneidad del síndrome le plantea al psiquia- 2. Las en trevistas con in form an tes habrán de apor -
tra un diagnóstico diferencial complejo. En cada uno de tar información confirmatoria o no del cuadro clí-
los dominios sintomáticos, el afectivo, el cognitivo y el nico referido por el paciente y, sobre todo, del
comportamental, se abre un abanico diagnóstico depen- impacto funcional que el mismo tiene sobre su
diente de la severidad con la que los síntomas se p re se n- autonomía; también nos permitirá identificar los
ten y del umbral que utilice el clínico. Así, en aquellos problemas de falta de conciencia (anosognosia)
casos en que la sintomatología emocional sea especial- sobre importantes déficit cognitivos o cambios de
mente intensa se nos planteará la posibilidad de diagn osticar personalidad que el paciente esté negando. Los fa-
un «trastorno afectivo orgánico», un «trastorno de labili- miliares son en general mucho más claros que el
dad emocional orgánico» o un «trastorno de ansiedad propio paciente en los casos de apatía o desinhi-
orgánico». En el dominio cognitivo, la alternativa diag- bición de naturaleza orgánica 23.
nóstica es el «trasto rno cognoscitivo leve» (con sus distin- 3. Si la severidad del TCE está claramente estableci-
tas implicaciones de cara a su traducción a categoría de da aporta probabilidades diferenciadas de pade-
baremo 30/95) y en el ámbito de la conducta, el «tras- cer uno u otro tipo de secuelas. Las amnesias pos-
torno orgánico de la personalidad». traumáticas (APT) de días o semanas de duración
Los er rores del psiquiatra perito pueden ir en ambos indican un TCE moderado o severo y, por tanto,
sentidos: un incremento de la probabilidad de la presencia
de un cambio orgánico de la personalidad y/o de
1. En casos de TCE moderado o grave el error puede un déficit cognitivo. La APT de horas de duración
consistir en pasar por alto un deterioro cognitivo (TCE leve) rara vez presenta secuelas más severas
marcado, especialmente si no se dispone de una que un síndrome postconmocional, siendo lo más
evaluación neurop sicológica de calidad, y/o minimi- frecuente la recuperación completa en un plazo
zar un cambio de personalidad o una alteración de semanas o pocos meses.
emocional y diagnosticar el caso bajo el epígrafe ge- 4. Los hallazgos de lesión cere b ral en las p ru e b as
n e ral de «síndrome posconmocional» cuando el de n e u ro i m a ge n (TC o RM) son muy poco ha-
c u adro se corresponde con un «trastorno afectivo bituales en el síndrome posconmocional y, p or
orgánico» o con un «trastorno orgánico de la perso- el contrario, son habituales en los casos de tras-
nalidad», incluyendo a veces además diversas altera- t o rno orgánico de la personalidad y de défic it
ciones neurop sicológicas (atención, memoria, etc.). c o gn it ivo .
2. Prestar una atención excesiva a resultados ligera- 5. Por último, la evalu ación n eu ropsicológica cons-
mente por debajo de la media en pruebas cogni- tituye un procedimiento obligatorio en todos es-
tivas exigentes cuando el funcionamiento del pa- tos casos. En conjunción con los datos del rendi-
ciente en actividades de la vida diaria no se ha vis- miento en las actividades de la vida diaria nos han
to afectado y el TCE ha sido leve. Dentro de este de permitir discernir de modo fiable entre el défi-
segundo tipo de posible error figuran también los cit cognitivo marcado y las quejas subjetivas de
problemas derivados de la sobreestimación de la disminución de la atención y la memoria 24.
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