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EL MÉTODO ABSOLUTO: CIENCIA Y FILOSOFÍA1

En este texto se busca realizar un paralelo entre el método analítico-sintético de la


psicología científica y el método dialéctico hegeliano. Hegel se ocupa del
conocimiento analítico-sintético propio del proceder científico en la idea de lo
verdadero o idea del conocer en la ciencia de la lógica, particularmente en la
discusión acerca del conocer sintético, sin embargo, en este texto se trata de
ubicar específicamente el método analítico-sintético de la psicología, asumiendo,
en todo caso, que sus presupuestos se ajustan al método que caracteriza el
conocer científico. Aunque Hegel mismo determina el lugar de las ciencias en
tanto conocer investigativo en la parte denominada como conocer sintético, de
todos modos la discusión que él mismo tiene durante la presentación del método
de la filosofía es justamente contra ese proceder, de modo que aquí se trata de
aclarar uno y otro.

Si el conocer analítico y el conocer sintético son momentos de la realización del


concepto, esto implica que el método hegeliano no se le opone extrínsecamente al
proceder científico, sino que lo incluye negativamente o dialécticamente. No
obstante, este proceder, tomado por sí mismo y no en el movimiento de
adecuación del concepto, es nulo y no es lo verdadero. En razón de ello se busca
en este texto ganar claridad acerca de uno y otro, es decir del método científico
psicológico y del método Hegeliano poniéndolos como opuestos, en tanto el
segundo reclama el estatuto de lo verdadero. Después de todo la filosofía
hegeliana, de acuerdo con la ciencia de la lógica, reclama para sí la verdad y
asegura la dependencia de las ciencias particulares de su proceder.

En términos concretos lo que se pretende mostrar, con base en la sección del


Teorema, en la idea del conocer, de la ciencia de la lógica, es la plausibilidad de
que el proceder científico en la psicología resulte al final de cuentas una
construcción arbitraria en cuanto al carácter necesario de sus leyes con respecto
al comportamiento humano. Y desde esta perspectiva en cuanto a necesidad
impuesta que implica el proceder científico abordar el método o la forma pura
hegeliana como única y absoluta verdad. Es decir mostrar o considerar la
plausibilidad de una filosofía que reclama para sí la verdad, el ser, y mostrándose
como fundamental relega a las ciencias particulares, entre ellas a la psicología al
ámbito de lo finito.

A groso modo se retomará el método que utiliza la psicología científica para


acceder o delimitar su objeto de estudio, es decir el analítico-sintético. Se subraya
1
Presentado por Yissel Garzón en el curso de La ciencia de la lógica de Hegel, llevado a cabo en el periodo
2015-I por Luis Eduardo Gama y Ciro Roldan.

1
el adjetivo científico para marcar en primer lugar la psicología que se ubica dentro
del esquema tradicional científico, es decir aquella que se alejó de lo que en la
historia de la psicología se consideró como pura reflexión teórica acerca de la
psique e hizo uso del método científico tomado prestado de las ciencias naturales.

El método analítico sintético psicológico

Bien, para desarrollar esta sección nos apoyaremos en los planteamientos que J.
R. Musso (1970) elabora en su libro titulado Falacias y mitos metodológicos de la
psicología, particularmente en la sección denominada el método científico es
analítico-sintético. Lo interesante de abordar este autor en particular es que la
argumentación sobre el método analítico-sintético busca negarles mayor verdad a
las perspectivas totalistas, aquí desde luego no se está haciendo referencia a
Hegel sino a formas que abordan lo psicológico desde la perspectiva de la
totalidad, pues estamos al interior de una ciencia empírica, pero aporta mucha
claridad sobre el tipo de “todo” que se puede manejar al interior de una ciencia
empírica, en este caso de la psicología, consideración que al final nos permitirá
caracterizar el método hegeliano.

Esta sección requiere de cierta formalización pero tomada con cuidado resulta
bastante sencilla. Según Musso, un científico en principio estudia o conoce
propiedades (Y) de los objetos (x), no importa qué área del conocimiento sea, en
principio el conocer es el mismo. Un objeto es una cosa concreta en el espacio y
en el tiempo, tomemos por ejemplo una piedra 2, y las propiedades son las
características predicables de ese objeto, por ejemplo la piedra es de granito, tiene
forma ovalada y es de color marrón. El análisis consiste en descomponer
conceptualmente el objeto o la situación (S) en que se encuentra el objeto en sus
partes o elementos discernibles, y en verificar qué cambios en Y se producen
como consecuencia de los cambios en las propiedades de esas partes. El objeto x
es una de las partes de la situación S en tanto pertenece espacialmente a S. Las
otras partes de S son espacialmente externas a x. Por ello, las partes de S
espacialmente externas a x, o las propiedades de esas partes, cuyas
modificaciones ocasionan cambios en la propiedad Y de x se denominan como
variables del campo externo de Y, y se indican con la notación X ( X 1 , X 2 … X n),
aclaramos de pasada que una variable es simplemente la variación de la
propiedad en cuestión. Por otra parte, Y, la propiedad que estamos estudiando de
un objeto x, se estudia en relación con otras propiedades de x, las cuales se
denominaran como variables del campo interno de Y, y se indicaran con la
notación (X '1 , X '2 … X 'r ). El campo total de y es el constituido por el conjunto de
variables X y X ' .

2
El ejemplo es puesto también por Musso.

2
Ilústrenos lo anterior con el ejemplo de la piedra. X, la piedra, se encuentra en una
situación S: una piedra de forma ovalada se encuentra apoyada sobre un extremo
de la tabla rectangular. La tabla, la temperatura y la humedad son las partes que
constituyen la situación (S) de x. Digamos que nos interesa saber si algunas de las
propiedades de la tabla ocasionan cambios en una de las propiedades de x, o sea
en Y, por ejemplo, su grado de inclinación, esta propiedad (relacional) de acuerdo
con nuestra notación es denominada como X 1 porque hace parte del campo
externo de X, ahora bien, digamos que aquello que nos interesa saber es la
velocidad de deslizamiento de x, es decir Y. Para saber la relación que guarda X 1
con Y, es decir el grado de inclinación de la tabla con la velocidad de
deslizamiento de la piedra debo neutralizar las demás variables, lo que significa
mantener las demás propiedades sin variaciones con el fin de que las
conclusiones solo se deban a X 1 . De esta forma la velocidad de deslizamiento de
la piedra estará determinada por los cambios que se realicen en el grado de
inclinación de la tabla. Por otro lado, podemos querer saber si las otras
propiedades de X influyen en la propiedad de X que estoy investigando (Y), por
ejemplo me interesa saber si la textura de la piedra, su grado de rugosidad ( X '1 ),
influye en su velocidad de deslizamiento. Realizando cambios en la rugosidad de
la piedra y controlando el resto de variables, puedo determinar la influencia de X '1
sobre Y. Como vemos en el primer caso la investigación versa sobre las variables
del campo externo de Y, y en el segundo caso la investigación versa sobre las
variables del campo interno de Y.

Ahora trataré de ilustrar brevemente el mismo momento de descomposición o de


análisis en el caso del objeto psicológico 3. Bien, tomamos entonces por objeto x al
individuo humano en una situación S que puede ser considerada como el contexto
del que este es parte. En dicho contexto hay una fotografía ( F 1) a cierta distancia
de otra fotografía ( F 2), esta distancia se considera una propiedad relacional y debe
ubicársele como ( X 1 ) en tanto es una propiedad externa al campo interno al objeto
x, es decir el individuo. La única diferencia entre las fotografías es el tamaño, F 2
es más grande que F 1. Si quisiéramos saber cuál es la relación que guarda la
distancia entre ambas fotografías con la estimación subjetiva (Y) que realiza el
individuo de la altura del hombre representado en F 1, debemos neutralizar las
demás variables y realizar cambios en la distancia entre F 1 y F 2, aquí sabemos
que estamos determinando las variables de campo externo de Y. Si por otra parte,
nos interesa saber si la actitud del individuo ( X 1 ) ocasiona cambios en la
estimación subjetiva (y) del hombre representado en F 1, debemos ocasionar
cambios o por lo menos determinar concomitancias entre variaciones en la actitud

3
El análisis para el objeto psicológico es de Musso nuevamente.

3
y la estimación subjetiva del individuo, aquí sabemos que estamos determinando
las variables internas del campo de Y. Dado que estas variables no son
observables ni directamente manipulables como sí lo es la rugosidad de la piedra,
podemos hacer uso de test o estimulaciones verbales.

Bien, al haber determinado las variables internas y externas de Y, como


señalamos anteriormente aseguramos el campo total de Y. Ahora, en términos
generales lo que se hace en el análisis es dado un todo: un objeto x en una
situación S, descomponerlos a ambos conceptualmente, determinar las
variaciones entre las partes de forma controlada, observar cuáles están
correlacionadas y establecer cuál de las variables es antecedente o consecuente.
La síntesis se logra cuando se establece justamente el orden de antecedente y
consecuente entre las variables, en general de acuerdo con la notación que
realizamos la síntesis es Y= F (X, X’), es decir Y es función de su campo interno y
externo. En el caso de la percepción del individuo (Y), ésta es función de la
distancia entre ambas fotografías y las variaciones en la actitud, de esta manera
se reconstruye el “todo” del que se partió, el objeto y la situación en cuestión.

Ahora, con base en los planteamientos de Musso reproduzcamos el método para


el caso del conductismo skinneriano. En cuanto ciencia de la conducta, este
conocer psicológico se ocuparía del individuo (x) y la propiedad relacional de
interés sería el comportamiento (Y). A Skinner no le interesaron las variables o
propiedades internas a Y es decir X’ solo le interesaron las variables externas a Y,
es decir X, especialmente porque las internas no son manipulables. Individuo aquí
cuenta para todo organismo, de modo que tomemos por ejemplo una rata (x) y la
propiedad relacional de nuestro interés su conducta (Y). Una rata, cuya situación
(S) es estar al interior de una caja que tiene un dispensador de comida ( X 1 ), una
palanca ( X 2 ), una reja en el piso que puede emitir choques eléctricos ( X 3 ), y una
bombilla que emite luz ( X 4). Queremos saber si X 1 guarda alguna relación con Y,
para ello neutralizamos las demás variables, como por ejemplo, la temperatura de
la caja, las luces, la rejilla entre otros, e iniciamos las modificaciones del
dispensador de comida, cada vez que la rata oprime la palanca ponemos una bola
de comida en el dispensador. Si queremos saber si el choque eléctrico ( X 3 ) guarda
una relación con Y, hacemos lo mismo, neutralizamos el resto de variables y cada
vez que la rata, por ejemplo se pare de patas, activamos un choque eléctrico.
Finalmente, si queremos saber si la luz guarda relación con Y, cada vez que la
rata, por ejemplo, se lamba las patas activamos una luz verde. Estos
procedimientos arrojan como resultado una correlación entre X 1 y Y; X 3 y Y. Con
base en el análisis anterior, Skinner sintetiza el “todo” con el que inicio, la
conducta (Y) de un individuo (x) mediante la siguiente formula Y= F ( X 1 y X 3 ), que
es lo mismo que decir, que el comportamiento de la rata es función de la comida y

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de los choques eléctricos. La ley general que se deriva de esta consideración es
que el comportamiento es causado por variables externas o ambientales, y las
leyes específicas son el reforzamiento positivo y el castigo. El primero de ellos
establece que si una forma de comportamiento es recompensada con un estímulo
reforzador para el individuo, como la comida, la probabilidad de que esta ocurra
aumenta; y el segundo establece que si una forma de comportamiento es
castigada con un estímulo aversivo para el individuo, como un choque eléctrico, la
probabilidad de que esta ocurra disminuye.

Bien, recorrido este largo camino parece hasta aquí que el método analítico-
sintético del conocimiento científico cumple a cabalidad con su única meta: nos
dice cosas verdaderas sobre el mundo, nos otorga leyes que podemos comprobar
con un sencillo experimento, el que quiera saber de qué depende la conducta de
los organismos que ponga una rata en una caja y descubrirá las leyes que la rigen.
El caso del conductismo instrumental, es decir el skinneriano, resulta
completamente intuitivo en tanto en nuestra vida diaria es fácil comprobar la ley
del placer y el dolor, y entonces parece que todo está resuelto y vía el conocer
científico, vía su método analítico-sintético damos con las leyes de la realidad,
entre ellas las leyes que rigen el comportamiento de los organismos, y entre ellas
a su vez las leyes que rigen al humano en tanto organismo. No obstante, ¿Qué
sabemos realmente de lo humano?, ¿Qué se ha comprobado con el experimento
clásico de la caja de Skinner?, si uno le muestra el experimento de la caja de
Skinner a un hombre común, ¿qué podría concluir de allí? Lo mismo que en parte
ya sabe, que si lo tratan bien él se comporta, y si lo tratan mal no hace nada. A
parte de eso ¿qué más estamos diciendo?, si uno lo pone en esos términos, la
verdad, no estamos diciendo mucho, porque justamente lo que hay que decir
permanece en la más absurda oscuridad, ¿por qué la comida refuerza? y ¿Por
qué el choque eléctrico castiga? Es decir ¿por qué el reforzador refuerza? Y ¿por
qué el castigo castiga? Estas preguntas no pueden ser resueltas mediante el
experimento mismo, para responderlas tenemos que ir al andamiaje teórico
Skinneriano, y desde allí comprender el valor evolutivo que tienen ciertas variables
ambientales en tanto aumentan la probabilidad de supervivencia de la especie: si
un organismo no come, no se aparea y no evita el dolor es más probable que
muera y la especie se debilite. Bajo este contexto teórico, ahí sí el experimento
cobra sentido, no entraremos en detalle en dichos postulados puesto que no es el
propósito de este escrito. Lo que queremos destacar acá es que no se puede
aceptar la ley general de Skinner según la cual el comportamiento es resultado de
factores ambientales, sin antes presuponer toda la teoría evolutiva que le dé
sentido al axioma mismo: los organismos buscan el placer y evitan el dolor.

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Si el conocimiento científico no nos arroja la verdad sobre el mundo, puesto que
como vimos anteriormente debemos creer ciegamente en varios presupuestos
para tomar como universales y necesarias las leyes que nos arroja, como ocurrió
con la ley de la recompensa y el castigo en relación con el conocimiento
psicológico, ¿Qué le queda entonces al conocer humano? ¿Está condenado al
escepticismo? ¿Está condenado a la ilusión del conocer, en tanto proceso
puramente tautológico? ¿Estamos condenados a la empírea? ¿A las leyes sin
carne? Queda entonces el impulso del conocimiento como una necesidad creada,
sin pizca de objetividad: encontrar la realidad es encontrarse con la necesidad
caprichosa de uno u otro científico, de uno u otro marco teórico.

En filosofía, si la necesidad y universalidad que brota del conocer no es


considerada como producto de uno u otro sujeto individual, sino como producto del
sujeto humano en tanto individuo cognoscente, resuena el escepticismo Kantiano:
si la objetividad es obra del entendimiento, hagamos de ese defecto una virtud y
dediquémonos a pensar no en un conocimiento verdadero sino en aquel que es
posible para el ser humano en tanto humano cognoscente; de lo verdadero no es
posible pronunciarse pues es inalcanzable para el entendimiento. Sin embargo, a
este escepticismo se opuso la filosofía Hegeliana. Escuchemos el mismo Hegel en
la introducción a la ciencia de la lógica:

“Lo que antes se llamaba metafísica, fue, por así decirlo, totalmente
arrancado de raíz y ha desaparecido del conjunto de las ciencias. ¿Dónde se
oyen o pueden oírse todavía las voces de la antigua ontología, de la
psicología racional, de la cosmología e incluso de la antigua teología natural?
¿Dónde encontrarían todavía interés, por ejemplo, indagaciones sobre la
inmaterialidad del alma, sobre las causas mecánicas y finales? Asimismo las
pruebas de antaño en favor de la existencia de Dios sólo se citan ahora por
su interés histórico o para edificación y elevación del espíritu. Esto
demuestra que se ha perdido el interés ya por el contenido, ya por la forma
de la metafísica anterior o por ambos. Si es asombroso que, por ejemplo,
hayan llegado a ser inservibles para un pueblo su ciencia del derecho, sus
principios, sus costumbres morales y virtudes, del mismo modo debe ser no
menos asombroso que un pueblo pierda su metafísica, y que el espíritu, que
se ocupaba de su esencia pura, ya no tenga una existencia real en él” (p.27)

Con esta larga cita damos inicio a la exposición del método absoluto filosófico,
porque de acuerdo con Hegel la filosofía se ocupa justamente de lo verdadero, de
aquello que Kant puso como infranqueable para el entendimiento humano. No
obstante, la verdad no será la verdad del conocer científico: pura correspondencia
con lo empírico. Por lo tanto pasemos a considerar cuál será la verdad del conocer

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filosófico, pasemos a considerar de echo cuál es la verdad pues no puede haber
otra, y desde allí por qué razón las ciencias están condenadas a lo finito, lo
perecedero, esto desde luego se ilustro anteriormente pero ahora lo veremos
desde el método absoluto. Para esta sección nos serviremos de la última sección
de la tercera parte de la ciencia de la lógica: la idea absoluta.

El método absoluto o filosófico

Lo primero que hay que decir es que la filosofía hegeliana se ocupa entonces del
ser, el sentido del ser puede parecer muy obvio para los filósofos pero considero
que siempre es importante la aclaración, especialmente para nosotros como
estudiosos de las ciencias sociales quienes en términos hegelianos
permanecemos sumergidos en lo empírico. El ser es en términos muy simples
aquello que permite que se pueda decir que lo que es sea o exista: una mesa, un
pensamiento, una cultura o un libro. A las ciencias naturales y sociales les
antecede una presuposición: todo lo que estudian antes de que sea químico,
social, físico, psicológico, en primera instancia es. Del ser como se sabe se ha
ocupado la metafísica antigua, sin embargo, fue dejada de lado, en tanto la
reflexión acerca del ejercicio activo del pensamiento en la determinación del ser,
termino negando justamente la posibilidad de acceder a lo real mismo y en cambio
se posicionó el entendimiento mismo como fundamento de lo real arrojando como
producto una realidad aparente, es decir se ubicó al entendimiento como
fundamento de lo objetivo pero no de lo verdadero e incondicionado: el ser. Pues
Hegel se ocupa entonces del ser, del ser que se supone el entendimiento no
puede alcanzar, a él le interesa reivindicarle a la filosofía la verdad, por ello inicia
la lógica llamando la atención sobre la metafísica, o más bien sobre el
cuestionamiento metafísico: las causas últimas y finales de todo lo que es.

Bien, la manera en que de acuerdo con Hegel de la filosofía brota la verdad, el ser,
es de lo que se ocupa la ciencia de la lógica. Hemos introducido la filosofía
hegeliana en oposición a la Kantiana en cuanto esta última le niega la posibilidad
al entendimiento humano del conocimiento de lo incondicionado, o de lo infinito, o
de lo verdadero. No obstante, de acuerdo con Noël (1995), si el idealismo
kantiano no parte de un sujeto particular, sino de un sujeto universal e impersonal,
de un espíritu absoluto, llegara a ser Hegelianismo. En breve, Kant lo que hizo fue
mostrar como la objetividad está fundamentada en el conocimiento humano y
relegó al ámbito de la razón práctica el pensamiento de lo verdadero, como fe y no
como verdad, y de allí el escepticismo filosófico; Hegel se va apoyar justamente en
este mérito Kantiano, el de considerar el sujeto como fundamento de la
objetividad y lo va llevar hasta sus últimas consecuencias: considerar al sujeto no
como sujeto particular, ni como humano, sino como absoluto, es decir, demostrar
que la razón humana no es humana sino que es la razón absoluta y el ser humano

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puede dar cuenta de ésta porque él participa de ella. En consecuencia, en la
ciencia de la lógica Hegel se propondrá mostrar dialécticamente como las
categorías o determinaciones del pensamiento se engendran unas a otras solo
porque son momentos de una categoría mayor la idea absoluta o la razón. Este
proceder busca asegurar la unidad entre el entendimiento y la razón kantiana, y
cerrar el abismo en el que Kant nos había dejado sumergidos, para con ello
demostrar la verdad: que el ser es lo real en tanto racional.

Uno podría sintetizar todo el proceso de la lógica de esta manera ¿cuál es el


verdadero problema del conocimiento humano? De acuerdo con lo que vimos en
la primera sección de este escrito, se dirá que el problema es lograr un
conocimiento objetivo, real, que no sea ficción o apariencia humana, bien
individual, bien transversal en tanto humanos cognoscentes. Sin embargo, Hegel
dirá que el problema fundamental consiste en suponer que lo que se conoce o se
piensa, no es lo verdadero, no es el ser, y que por un lado tenemos el pensar y por
el otro el ser. Bien, la lógica toda es demostrar que ambos son aspectos de la idea
absoluta o de la razón, es decir como dijimos anteriormente que el entendimiento
finito está subordinado a la razón infinita, este camino se recorre en las tres
doctrinas de la lógica y finaliza en la parte última de la tercera: la idea absoluta, en
la que el nivel de interpenetración entre sujeto y realidad es completo.

Nuestro propósito en este escrito como dijimos era comparar el método analítico
sintético científico con el método absoluto y ya hemos hecho bastante de eso:
hemos visto en la primera sección la razón de que el primero sea visto como finito,
en tanto las leyes son capricho del investigador, hemos dicho que en cuanto el
conocer se toma como entendimiento trascendental el escepticismo aplica a toda
forma de conocer humano, y hemos mostrado como la filosofía hegeliana se le
opone en tanto pretende acabar con este escepticismo mostrando en la lógica
como el pensar y el ser son dos aspectos de la idea absoluta. Pasamos a
considerar entonces el método absoluto, el cual debe dejar clara la diferencia
entre filosofía y ciencia, método analítico-sintético y método absoluto, conocer
finito y conocer infinito.

Bien, como dijimos anteriormente al nivel de la idea absoluta estamos al nivel de la


totalidad, esto significa que estamos en la categoría que incluye todas las
determinaciones del pensamiento, pero no como opuestas sino como unidad. El
nivel en el que nos hallamos es el nivel de la razón, la razón que como dijimos
anteriormente ha conciliado en su interior el pensar y el ser. Sin embargo, este
nivel de la razón, no es más la razón humana, estamos en un nivel ontológico
propiamente, en el sentido en que se mostró acá anteriormente, como el punto del
cual todo lo que es adquiere la connotación de ser, incluido el humano mismo. Así
que, aunque hablamos de la razón no hablamos de la razón humana, no obstante,

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hemos dicho que Hegel le interesaba volver a las causas finales, restablecerle la
verdad al conocer humano, para la cual se mostraban impedidos el proceder
científico y kantiano, entonces ¿de qué se trata exactamente el final de este
recorrido por las determinaciones del pensamiento? ¿Otro escepticismo? en
absoluto, porque ya estamos en ella: en la reflexión acerca de las determinaciones
del pensamiento la reflexión humana al final de la lógica está pensando
justamente la razón absoluta. En efecto, como afirma Diaz (1986) “la intención
hegeliana es mostrarnos que la humanización de Dios, llevada a cabo por la
ilustración, conlleva dialécticamente la divinización del hombre, al precio de negar
su abstracta particularidad y abrirse a un sentido que, si bien le es dado
comprender, no está bajo su caprichosa disposición” (p.138).

Es preciso introducir lo anterior para comprender el método mismo, de lo contrario


pueden parecer puras oraciones sin sentido. Por lo anterior, el nivel en el que nos
encontramos es el de la razón pero la razón absoluta. El conocer humano en tanto
reflexiona acerca de las determinaciones del pensamiento y llega necesariamente
a ella como categoría última, accede a ella y en eso consiste el conocer filosófico,
en la conciencia del automovimiento del contenido de la razón misma, no
obstante, ésta no es obra del conocer del filósofo, el movimiento del ser no
obedece a un humano que lo conoce, el humano solo participa de éste
comprendiéndolo y sólo en ese sentido es conocer absoluto. El método en
consecuencia, no es más que el movimiento del ser mismo. Veamos entonces en
qué consiste este conocer.

Un método en epistemología es un proceso mediante el cual accedemos a la


realidad, como sujetos cognoscentes accedemos a la realidad desde nuestra
propia unilateralidad, por ello el método-analítico sintético se mostró como el
instrumento mediante el cual el científico y en el caso particular, el psicólogo
accede a su pedazo de realidad psicológica, fragmentándola y luego
reconstruyéndola sintéticamente, por este método la totalidad de lo real se
alcanzaría por una suerte de adición de cada pedacito de mundo, es decir por la
reunión entre ciencias sociales y naturales, y aun así permanecería la duda sobre
si esa reconstrucción sintética es el mundo mismo. Bien, el método del conocer
filosófico en oposición al anterior tiene en su seno el ser mismo, porque el conocer
filosófico puede ser visto como la revelación del movimiento del ser, y este
movimiento se da en tres momentos, que son los momentos del concepto, en
tanto ser movido o en permanente movimiento, y que vistos como unidad son la
idea absoluta.

El comienzo del pensar, del método, es decir del pensar filosófico, es entonces un
inmediato, un inmediato que tiene la forma de una universalidad abstracta, el
comienzo siempre es algo asumido, hallado. Sin embargo, como unidad que es la

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idea absoluta este universal abstracto tiene el valor de un universal objetivo, pero
antes debe desarrollarse, tomado en sí, permanece como pura potencialidad.
Como universal objetivo en sí este comienzo es defectuoso y debe determinarse,
esto no debe sorprender dado que hemos dicho que al nivel de la totalidad que es
la idea absoluta, que es la razón misma, estamos al nivel máximo de
compenetración, por lo tanto, lo que se espera que suceda es que este universal
se torne concreto, se particularice o mejor dicho se determine y se despliegue a sí
mismo. Esto no significa la aplicación del universal en un mundo previsto como
sustancial y ajeno, es justamente el universal mismo el que tiene que
particularizarse, para que de esta forma brote la diferencia que esta de suya en él.
En consecuencia, lo universal como objetivo y no como abstracto en el método
absoluto, no es aquello que espera o lucha por rellenarse con lo objetivo, sino más
bien algo que como impulso espera determinarse y dar lugar a lo particular como
momento interno de él en tanto totalidad concreta.

De acuerdo con lo anterior “la totalidad concreta, que constituye el comienzo,


tiene, como tal, en ella misma el comienzo de su prosecución y su desarrollo”
(Hegel, p.730, 1812-1816). Como universalidad, la totalidad concreta es unidad
pero como concreta ella es distinta. La determinación del universal es entonces el
ser otro del universal. El momento en que lo universal se determina por sí mismo
como lo otro con respecto a sí, tiene que ser llamado el momento dialéctico. El
universal revela dentro de sí lo particular y en ese sentido es lo otro, en tal sentido
el universal inicial ahora es un mediado, en la medida en que está relacionado con
su particular. No obstante, este particular que como ser otro, es lo otro del
universal, es decir su negación, no es lo otro nulo o la negación nula y vacía, sino
que contiene o lleva lo universal en sí mismo. De modo que el mediarse significa
superarse en tanto se permanece en el opuesto, y este es el momento más
importante del método absoluto, puesto que el pensar del entendimiento considera
que la contradicción no puede ser objeto del pensamiento, pero en realidad el
pensamiento de la contradicción es el momento esencial del concepto, puesto que
así mostrado, es la superación radical de la oposición entre el pensar y la realidad,
en la medida en que la objetividad, es un momento de la constitución de la
totalidad, es decir que lo particular, lo extraño, solo es un momento del sujeto
absoluto.

En consecuencia este momento de ser distinto del concepto, de ser otro, pero
superarse en su otro y conservarse de nuevo en la unidad, es la vuelta a la
totalidad inicial, sin embargo, no es propiamente una vuelta, sino más bien un
reencontrarse del concepto consigo mismo, en tanto se había puesto como otro.
Esta unidad de la diferencia o esta unidad negativa, es la eliminación de la
mediación, del ser otro, es la eliminación de la diferencia, es “el concepto que se

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realiza mediante el ser-otro, y que, mediante la eliminación de esta realidad, se ha
fundido consigo mismo y ha restablecido su absoluta realidad, su simple referencia
a sí mismo” (Hegel, p.730, p.736).

Y en eso consiste la unidad de la idea absoluta o de la razón absoluta. De modo


que aquí ya podemos cerrar varias cosas. La primera de ellas es que no solo el
método absoluto difiere del método científico en tanto en términos generales
arrancan de puntos diferentes, es decir el uno supone una ruptura entre el pensar
y el ser y el otro demuestra lo contrario, ésta desde luego es la diferencia más
patente, pero lo que realmente debe quedar sentado es que el conocer científico
queda como conocimiento finito, como perecedero y por lo tanto como
dependiente del conocer filosófico, infinito e imperecedero. El lugar del ser en el
sentido del cuestionamiento metafísico, como lo hemos venido tratando a lo largo
de este escrito, se ubica en el conocer filosófico, y aunque las ciencias pueden
arrojar leyes sobre lo empírico, por la naturaleza de su conocer están condenadas
a la pura necesariedad caprichosa y en su conocer finito dependen y suponen
necesariamente una base más fundamental: la ontología del concepto. Quizá sea
un poco simple decirlo así, pero el hecho es que como científicos no accedemos al
ser, a lo verdadero, pero como filósofos sí lo podemos hacer, porque el pensar del
filósofo es el más adecuado a la realidad del concepto, es decir al movimiento del
ser. No obstante, el conocer filosófico no determina el ser a la manera de la
epistemología moderna, pues no determina ontológicamente la realidad, su
conocer es absoluto y verdadero no porque sea en sí mismo lo absoluto, sino
porque puede comprenderlo, solo el concepto es el que como impulso infinito se
da su propio movimiento. En tal sentido, parece entonces que Hegel no le niega la
verdad al ser humano y derrumba el escepticismo en el que andábamos metidos,
no obstante, como decíamos anteriormente ¿Cuál es pues la naturaleza del ser
que se reveló en el conocer filosófico? ¿Cuál es la naturaleza de esa verdad?, es
decir, el objetivo del conocer científico era dar con lo real real, no con lo aparente,
y no lo conseguía por la naturaleza misma de su conocer ¿diríamos entonces que
Hegel dio con la base absoluta, el fundamento absoluto de todo lo que es? En
efecto, pero de la única forma que podría tener sentido de acuerdo con la filosofía
que lo antecedía: en tanto el ser involucra justamente su perecer, lo infinito implica
lo finito, el ser incluye su movilidad, su cambio. Porque eso fue lo que acabamos
de ver en el movimiento del concepto, es decir, en el despliegue del ser o lo que
es lo mismo el conocer del filósofo, vimos como no hay justamente un punto fijo
quieto y aislado del cual se vaya construyendo toda la realidad, porque vimos
como ese punto fijo y quieto, lo inmediato, debe negarse en su opuesto, y ser un
diferente, mediarse para luego recogerse allí en su ser otro y volver a él mismo.
Bueno, esto no es lo mismo que decir que la totalidad es la totalidad, que ser es
pensar y zanjada la discusión. El punto es que el ser es permanente cambio y ese

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cambio tiene lugar en los tres movimientos y en eso consiste justamente el ser, en
este movimiento. Por ello, hemos dicho que el movimiento del concepto es un
movimiento ontológico pero como movimiento rebasa el sentido del tipo de
metafísica que pretende asir lo permanente y lo eterno, y se empieza a delinear la
idea de una filosofía que le devuelve la verdad al conocimiento humano, solo si
por ello entendemos que la verdad es cambio permanente. De lo contrario, no
podríamos hallarle un verdadero sentido al conocer filosófico, si no fuera más que
un volver a lo mismo, justamente el filósofo en tanto su conocer es un permanente
acceder a la razón absoluta, es un conocer inacabado, y es en ese sentido en que
la estructura ontológica que es de suya el concepto es interminable, puesto que
cada vez que el filósofo intenta comprender un ámbito de la realidad significa que
volver a pensar el concepto mismo e integrar lo que parece extraño en este
movimiento absoluto que en sentido estricto es robustecer más y más el concepto,
hacerlo más determinado y más concreto, y por lo tanto esta resulta una labor
interminable.

REFERENCIAS

Díaz, J., (1986). Estudios Hegelianos. Universidad Nacional de Colombia:


Colombia.

Hegel, G., (1812-1816). La ciencia de la lógica. Editorial Solar/Hachette: Argentina.


Augusta y R. Mondolfo.

Musso, J., (1970). Problemas y mitos metodológicos de la psicología y la


psicoterapia. Psique: Buenos Aires.

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