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Los especialistas señalan que existen supuestos en que las personas no domiciliadas en el país pueden ser citadas a comparecer a

juicio de acuerdo con nuestro sistema de Derecho Internacional Privado. Uno de estos corresponde a la competencia del Juez
peruano sobre No domiciliados en materia de familia, en tanto, para establecer cuándo se daría la competencia de los tribunales
ante dicha situación, se debe considerar las posibilidades que se señalan a modo de categorías que sobre familia recoge el Título II
del libro X. El presente ensayo, aborda una de esas posibilidades correspondiente a la anulabilidad de matrimonio. Nos parece
oportuno partir de la siguiente apreciación. Para Max Mallqui Reynoso, la anulabilidad se deriva de la existencia de algún vacío
esencial, pero en este caso, para los contrayentes, no para la colectividad en general. Por ello, dado su carácter relativo, se busca
amparar el interés de las partes que intervienen en el acto, a diferencia de la nulidad, que tiene como fundamento razones de orden
público[i]. Pues bien, la anulabilidad no se enuncia como una categoría aparte, sino que se muestra implícita en la categoría de
nulidad, dado que se considera como una de sus causas. Siguiendo en este proceso deductivo, tenemos entonces que, al poder
demandarse a una persona domiciliada en el Perú ante los tribunales peruanos la nulidad de un matrimonio en la medida que la ley
peruana rija la condición de la infracción que origine la nulidad, es lógico que el mismo procedimiento sea aplicable a la anulabilidad,
con la excepción de los vicios del consentimiento, al que se le aplica la ley del lugar de celebración. De lo expuesto se desprende que
existen condiciones cuya infracción motiva la anulabilidad, y que requieren ser revisadas porque cada supuesto exige una forma
específica y pertinente de aplicar la norma, estableciendo además, cuándo cada uno de estos supuestos se rige por la ley nacional.
Expondremos en brevedad la forma en que se entiende cada cual en la norma, para luego esclarecer la manera que un juez peruano
pueda ser competente contra un No domiciliado en el caso de anulabilidad.

v Falta de aptitud física

En opinión del tratadista Héctor Cornejo Chávez, la condición de pubertad no debe ser confundida con la “mayoridad” por mucho
que ambos se adquieran a los 18 años. Esta diferencia se encuentra en el tipo de sanción que recae en cada cual. Por ejemplo, la
sanción del impúber que se casa sin dispensa judicial es la anulabilidad (art. 277 C.C), en tanto que la del menor que se casa sin
consentimiento de quienes deben prestarlo consiste en que aquél no goce de la posesión, administración y usufructo de sus bienes,
etc en tanto no alcance la mayoridad (art. 247)[ii]. Visto esto, es importante dejar en claro que la capacidad alude al consentimiento,
y la pubertad, a una aptitud física y psíquica requerida para contraer matrimonio.[iii] Por ello, si se celebra el matrimonio sin haberse
obtenido la dispensa judicial, se infringe uno de los impedimentos para contraer matrimonio, como así lo regula el art. 2075, el que
expresa claramente que los requisitos están en función a las leyes de sus domicilios para cada contrayente. Por tanto, si el
contrayente es peruano, se aplicará la ley peruana.

MATRIMONIO DE MENORES SIN CONSENTIMIENTO

Es posible que el menor se case sin consentimiento, pero ello acarrea que los menores no gozan de la posesión, administración,
usufructo ni de la facultad de gravamen o disposición de sus bienes hasta que alcance la mayoría de edad, según lo señala el artículo
247 del Código Civil, asimismo se señala que el funcionario del Registro del Estado Civil ante quien se celebró el casamiento sufrirá
una multa no menor a diez sueldos mínimos vitales mensuales del lugar que corresponda, sin perjuicio de la responsabilidad penal a
que haya lugar. Sobre lo mencionado en el párrafo anterior cabe resaltar que en ningún momento el Código Civil Peruano, señala
que el matrimonio es nulo, otorgándole así o reconociéndoseles a estos menores la validez del mismo acto, pudiendo confirmar el
matrimonio al momento de obtener la mayoría de edad. Sin embargo, en el artículo 277 del mismo cuerpo de leyes, se señala que es
anulable, el matrimonio del impúber, esto lo pueden hacer quienes ejercen la patria potestad sobre ellos, pero lo más interesante es
que a pesar que se haya realizado la anulación de dicho acto, si los contrayentes siguen con la intención de seguir casados, pueden
solicitar que se confirme su matrimonio a penas cumplan la mayoría de edad, esto se tramita ante el Juez de Paz Letrado del lugar
del domicilio Conyugal y se tramita como un proceso no contencioso. Respecto del consentimiento para el matrimonio de menores
tenemos en primera instancia a los padres existiendo así opiniones contrarias ya que de esta se desprenden varias posibilidades
como: ¿Qué pasa si la madre no se encuentra de acuerdo? ¿Qué pasa si uno de los padres perdió la patria potestad? Como
respuesta a estas interrogantes tenemos que en el primer caso nuestro Código Civil señala en su artículo 244 que los menores de
edad necesitan del asentimiento de los padres para poder contraer matrimonio lo cual quiere decir que para poder contraer
matrimonio es suficiente con la aceptación de uno de los padres, del mismo modo sucede cuando uno de los padres se encuentra
suspendido de la patria potestad.

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