Вы находитесь на странице: 1из 28

VIOLENCIA DE GENERO EN MUJERES UBICADAS EN ZONAS DE

POSCONFLICTO MUNICIPIO DE TIERRALTA CÓRDOBA

PATRICIA PILAR HERDANDEZ CARDONA

UNIVERSIDAD DEL SINU

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS, SOCIALES Y DE EDUCACIÓN

PROGRAMA TRABAJO SOCIAL

DIPLOMADO EDUCACION PARA LA CONTRUCCION DE LA PAZ

MONTERÍA – CORDOBA
VIOLENCIA SEXUAL EN MUJERES UBICADAS EN ZONAS DE POSCONFLICTO

MUNICIPIO DE TIERRALTA CÓRDOBA.

En Colombia, como en casi todos los países, la violencia contra las mujeres está en un nivel

ascendente, es una violencia que tiene sus orígenes en una cultura patriarcal, donde los hombres

asumen un estatus de superioridad ante las mujeres, son consideradas el sexo débil y en el medio

se refieren a ellas como si fueran de su propiedad. Aunque el papel de la mujer hoy día es cada

vez más relevante en distintas áreas, la violencia se manifiesta de muchas maneras, desde el

entorno personal, familiar y social.

La forma de violencia que puede generar mayor impacto negativo en la mujer es la violencia

sexual, trae consigo repercusiones psicológicos y físicos que causan serios daños en el

comportamiento de la víctima, estos efectos negativos tienden a perdurar por mucho tiempo y

recordarlos da pie para causar situaciones de vulnerabilidad.

La condición de la mujer que trasciende procesos de victimización durante el conflicto

armado colombiano es una razón para ser considerada como tema central en este ensayo

argumentativo, cuyo objetivo es analizar la situación de las mujeres víctimas de violencia sexual

en el municipio de Tierralta, relacionándolo con aportes conceptuales y prácticos de distintos

autores representativos del Trabajo Social, exponiendo enfoques, metodologías, estrategias y

consideraciones a tener en cuenta para realizar intervenciones hacia la comunidad de mujeres

victima de violencia sexual en la etapa del conflicto armado en el país.


La relación entre violencia contra la mujer y conflicto es directa, esta puede incrementarse

debido a la falta de justicia y la toma de decisiones concretas para afrontar la problemática, que a

diario se incrementa por todas las comunidades del país, incluyendo los lugares extremos de

difícil acceso donde no hay presencia del estado y la seguridad social es nula; es el caso de las

diferentes veredas que componen el municipio de Tierralta-Córdoba, el cual ha padecido los

azotes de la violencia por diferentes grupos al margen de la ley, que a su paso dejaron familias

desintegradas, desplazadas y cientos de víctimas, entre ellas mujeres a la cuales violaron sus

derechos, su humanidad y las ganas de salir adelante.

Tierralta es uno de los municipios con mayor extensión territorial en Colombia, esta

compuesto primordialmente por zonas rurales distanciadas de la cabecera municipal, la

agricultura es su principal actividad económica y esto fue aprovechado por los grupos al margen

de la ley para sacar provecho e impulsar los cultivos ilícitos, para los cuales era necesario

acaparar más territorio, el cual se encontraba ocupado por familias campesinas.

La incesante expansión territorial de los actores armados llevó a enfrentamientos directos con

el ejército y en medio de todo, la comunidad, teniendo todas las de perder sufrieron procesos de

victimización llenos de angustia que interrumpieron su desarrollo social, los hombres

masacrados, las mujeres violadas y los pocos que lograron salir vivos fueron desplazados a otras

comunidades, resguardos y a la cabecera municipal.

En los recuerdos de los pobladores quedan las distintas masacres en las veredas Gallo, Cruz

Grande y el Manso, familias enteras fueron victimizadas y presenciaron actos que marcaron sus

vidas. En el 2001 vivieron una masacre en la zona aledaña al parque natural El Paramillo,

después de cuatro días fueron encontradas mujeres degolladas, pero además este hecho es
considerado como la masacre del olvido, porque hasta la fecha no se han reparado las víctimas ni

el Estado ha realizado acciones para atenderlas, menciona García (2018).

Es entendible que antes de ser mencionada la violencia sexual en mujeres y su trascendencia

durante el conflicto y lo que se espera ocurra con la problemática en el posconflicto, se debe

abarcar la violencia de género, la cual es definida por las diferentes instituciones y Organización

Mundiales, como todo acto contra la buena integridad de las personas tanto psicológicamente

como físicamente de forma negativa, conociendo que está dirigido a dañar a un individuo, y

cuya principal motivación es el género de la persona.

El conflicto es un factor clave en la generación de violencia en contra de la mujer, existen

otros que son atribuidos por los investigadores de este tema, la autora Molina (2019) en su

artículo “Factores de riesgo y consecuencias de la violencia de género en Colombia”, analiza

alrededor de 55 documentos acerca de las principales causas de la problemática, encontrando que

el detonante más relevante es la estructura patriarcal acompañado de los aspectos socioculturales;

otro que juega un papel importante es la invisibilidad de la violencia, justificada por los

innumerables casos que quedan en silencio e impunidad.

Cagigas (2000) describe las repercusiones de las estructuras patriarcales en la violencia contra

la mujer, indicando que esta puede ser considerada como un mecanismo de “control social” para

que la ideología de la superioridad masculina se mantenga dentro de la dinámica social. La

autora también reconoce el papel que desempeña la sociedad ante la problemática de la violencia

contra la mujer, aunque las comunidades reprochan la violencia e incentivan soluciones como la

denuncia y protección de las víctimas, ocurre un cambio de pensamiento cuando se tiene

conocimiento del caso puntual donde se presenta el conflicto, inicia la duda y escepticismo
acerca de la veracidad del acto contado por la víctima, lo que conlleva a que la mujer escoja la

vía de la no denuncia por temor a ser juzgada en vez de ser apoyada.

Estos casos son claves para un trabajador social, donde claramente se tiene la relación entre

sociedad y mujeres violentadas, se conoce de ante mano porque se incrementa una cultura que

prefiere dejar esa problemática en la sombra, en vez de divulgar y que todos conozcan la verdad,

con el fin de generar conciencia para que lo que hoy día afecta a una mujer no tenga

repercusiones en las demás que componen su entorno.

En las veredas del municipio de Tierralta es común que el miedo a ser señaladas lleva a que

las mujeres campesinas guarden en secreto que pasaron o están pasando por violaciones

sexuales, sus comunidades son pequeñas, la comunicación es más directa y la información fluye

con rapidez, por ende entre menos se enteren, mejor será para ellas, pues eso consideran, pero de

verdad le están cerrando las puertas a beneficios que las pueden motivar e impulsar sus proyectos

personales, en caso de que no los tengan aprenderán herramientas para planear y proyectar

nuevas acciones que les permitan un mejor futuro.

La mujer campesina tierraltense es signo de vulnerabilidad, toda una vida han hecho parte del

conflicto armado, a su alrededor observan como los grupos ilegales hacen de las suyas sin

importar el daño que causan a la dignidad de sus víctimas, más delicado aun cuando ocurre una

violación sexual, lamentablemente ellas son para los victimarios el principal foco de atención

puesto que se pueden imponer físicamente, a veces no les hacen daño directamente, pero una

mujer, madre y esposa siente por sus seres queridos y al ser estos victimizados, ellas asumen

como propio el flagelo de la violencia.


La autora Cadavid (2014), plantea en su artículo que las mujeres en Colombia se han

convertido en un blanco para la materialización del conflicto, debido a que pueden padecer

distintos tipos de victimización, pero algo en que se caracteriza es que ellas pueden convertirse

en víctimas directas e indirectas:

Directas porque son objeto de tortura, asesinatos, desaparición, secuestro,

desplazamiento forzado y violencia sexual. Indirectas por la muerte, desaparición,

amenazas y secuestro de parientes, hechos por los cuales se ven obligadas a

migrar a otras zonas campesinas, pueblos, barrios o ciudades, para su protección y

la de sus familias. (Cadavid, 2014, p.4)

Las mujeres son de las victimas más vulnerables que deja el conflicto, no solo por las

consecuencias propias que padecen ellas, puesto que, al ser madres y esposas, le dedican parte de

su vida al bienestar de sus seres queridos, al punto de incluso hacer un lado sus aspiraciones

personales para lograr una dinámica familiar dispuesta al beneficio común de su hogar.

La materialización del conflicto armado en las mujeres usualmente tiene la dirección de

hombre hacia mujer, los combatientes de los grupos armados emprenden una lucha sobre el que

puede ser considerado el miembro mas importante de la comunidad, en este caso la mujer,

debido a que estas cumplen un papel importante en la organización de las poblaciones, iniciando

desde la formación de personas en el núcleo familiar, pero estas agresiones que son padecidas

por ellos no tienen su origen el conflicto, sino que históricamente ha sido acrecentada en la

sociedad.
Las agresiones y violaciones a mujeres y niñas en el conflicto armado tienden a

ser vistas como consecuencias inevitables del conflicto, como parte de una guerra

de todos contra todos, pero no se evidencia que es la continuación de agresiones y

violaciones que suceden en la vida civil que se extienden en la guerra interna y

que es el mismo modelo de hombres contra mujeres que sigue desarrollando los

actos de dominación de hombres sobre mujer. (Restrepo, 2007, p. 93)

De acuerdo a la anterior autora, el conflicto armado no es el que convierte como tal a la mujer

en una potencial víctima de violencia sexual, en cambio es la dinámica social en la cual viven las

comunidades, en donde sin duda debe hacerse mayor relevancia al tema de la mujer, partiendo

desde el respeto de sus derechos mediante la aplicación de mecanismos legales y de intervención

estatal como las políticas públicas, de las cuales se derivan los proyectos y programas que

permiten potenciar cambios en la dinámica social del país.

TRABAJO SOCIAL

Esta es una de las razonas por las cuales los profesionales del Trabajo Social deben reconocer

que las mujeres violentadas son una comunidad vulnerable y de importante atención en el

posconflicto, las herramientas teórico-prácticas de la profesión permiten diseñar estrategias

basadas en enfoques como el diferencial, para segmentar la población objeto de estudio y que las

acciones a implementar cumplan los objetivos propuestos de acuerdo a las necesidades

particulares de las mujeres que padecieron de violencia sexual, más si se encuentran en un

territorio rural como la vereda Gallo o El Manso, donde el primer limitante es el difícil acceso

hacia ellas.
Durkheim (1938) citado en el documento “Diagnóstico sobre las causas, efectos y expresiones

de violencia contra las mujeres en los hogares de la microrregión huasteca centro del estado de

san Luis Potosí” elaborado por el Instituto de las Mujeres (2006), realiza un aporte en el cual

menciona que la violencia no se limita al estado de conciencia de la persona afectada, sino a una

serie de sucesos sociales que anteceden las circunstancias.

Los hechos que ocurrieron en la etapa del conflicto y que tuvo como producto la violación de

la dignidad de muchas mujeres, tiene grandes repercusiones en etapa posterior a los acuerdos, el

posconflicto que se plantea vivir en Tierralta tiene interrogantes que deben ser considerados

incluso para garantizar que a partir de esto no se generen nuevas problemáticas.

Es importante hacer mención a esto, debido a que la reparación administrativa que el Estado

implementa como primera medida de atención a la victimas no abarca a todos los que la

requieran, algunas mujeres no accederán a esos beneficios, pero más allá se debe considerar que

los hechos victimizantes dejan secuelas que no se mitigan con satisfacer una necesidad física,

sino que se debe indagar en los aspectos de su vida que la ayudaran a tomar mejores decisiones y

restructurar su vida para mantener un desarrollo personal continuo, estas acciones que

beneficiaran de verdad a la población será gracias al papel de mediador que cumplirán los

trabajadores sociales.

La figura de la persona profesional del Trabajo Social es clave en la lucha contra la violencia

sexual. Partiendo desde lo preventivo que es fundamental en el manejo de esta problemática, los

profesionales asumen una responsabilidad fundamental en comprensión y la dinamización sobre

el conocimiento y la orientación en el trabajo con la comunidad.


Analizado desde la vida comunitaria, el entorno incide en las mujeres víctimas de violencia

sexual, desde la visión holística que tiene la profesión de Trabajo Social, se resumiría en que las

problemáticas que afectan a las mujeres tienen repercusiones en el resto de la población aledaña

a esta, puesto que ellas son miembros productivos y que cumplen un papel en la dinámica social,

por ende no se debe descuidar ningún sector de la población por muy pequeño que sea, porque al

final todos componen el capital social que busca el bien común de su entorno. [CITATION

Rui00 \l 9226 ]

Delgado & Erazo (2005, citado en González & Hinestroza, 2018, p.22) mencionan los daños

que padecen las mujeres que trascienden un proceso de victimización, estos daños pueden darse

“tanto a nivel individual como familiar y comunitario y el mismo desestructura las redes y los

vínculos sociales, los aprendizajes, los sentidos y los significados que constituyen las identidades

individuales y colectivas de las personas”

La mujer violentada sexualmente carga consigo el recuerdo de la agresión, puesto que en su

cuerpo encarna el conflicto, tienden a presentarse secuelas que dictaminan la vida de la mujer.

Echeburúa & de Corral (2006) resaltan las secuelas que se presentan en las mujeres que han sido

victimas de violencia sexual, físicamente ocurre un deterioro y alteraciones del sueño; en materia

de conducta, ellas pueden escapar de sus hogares para tratar de buscar soluciones en otros

lugares, recurren al consumo de sustancias psicoactivas o al alcohol, pueden considerar

autolesionarse; las consecuencias emocionales no se hacen esperar y estas son las que

principalmente se relacionan con las sociales, puesto que mantienen un miedo generalizado a la

repetición del acto, sienten culpa, vergüenza, baja autoestima y presentan trastornos de estrés

postraumáticos.
En el ámbito social la victima tiene secuelas relacionadas con déficit de habilidades sociales,

retraimiento social y conductas antisociales, las cuales dificultan que la persona tenga una sana

convivencia en su comunidad, desconociendo el rol que pueda ella cumplir en una sociedad en la

cual cada persona tiene un propósito y que debería apuntar al mejoramiento de la calidad de vida

de todos la componen.

Considerando todo el impacto negativo que ocurre en la mujer debido a una violación sexual,

es posible considerar que el Estado toma acciones rigurosas para hacer frente a esta

problemática, pero no es así, lo manifestado por las organizaciones mas importantes que velan

por el respeto de los derechos de las mujeres ante la problemática de la violencia sexual

demuestra la falta de acción de Estado, partiendo de los mecanismos legales que lo único que

hacen es acrecentar la invisibilidad del conflicto:

Pese a la manifestación verbal de voluntad política y a la expedición de políticas

directrices y otras normativas, la impunidad por violencia sexual en el conflicto es

alarmante. En términos generales, la Fiscalía General de la Nación ha sido

renuente a considerar como hipótesis de investigación la violencia sexual en el

conflicto como una práctica sistemática y generalizada, tanto en las

investigaciones de la justicia ordinaria como en el marco de la llamada Ley de

Justicia y Paz.[ CITATION Red12 \l 9226 ]

Conociendo de antemano el estado de la mujer víctima de violencia sexual, las secuelas, el

panorama en la zona rural del municipio de Tierralta y la poca efectividad de las acciones del

Estado, se plantearan consideraciones, enfoques y metodologías implementadas desde la

profesión del Trabajo Social, con el fin de buscar una solución que permita una atención integral
hacia las mujeres que en esta nueva etapa de posconflicto sufrieron de abuso sexual o que

durante el conflicto fueron victimizadas y las secuela representan una interrupción de su

desarrollo social.

Ser víctima de violencia sexual debe tener la mirada de todas las instituciones del Estado,

pero lo que se desee emprender hacia ellas debe estar debidamente enfocada a las características

de la población, o resumido en la valoración por el enfoque diferencial, de género y psicosocial,

con tal de lograr una reparación integral. Guachetá, Paredes, M & Paredes, L (2017) realizan una

reflexión acerca del panorama de las víctimas de violencia sexual en el contexto de los acuerdos

de paz, en su artículo resaltan el marco normativo, entre el se encuentra la ley 1448, en ella se

menciona esta importante frase “cuando se trata de delitos que involucran la violencia sexual, el

artículo 35 en su parágrafo primero indica que se deberá brindar “información reforzada,

mediante personal especializado en atención psicosocial (…)”

Los Trabajadores Sociales pueden aportar desde los procesos de formación a la orientación de

políticas públicas, que pueden conducir a el revestimiento de los derechos y los valores sociales,

donde el desplazo por el temor, la humillación puedan ser borrados y crear un camino real hacia

la verdad, la justicia, y la reparación de la mujer, es necesario conocer las razones por las cuales

las mujeres mantienen su dolor en silencio pero, a partir de estas causas, crear un proceso

integral de atención, protección y reparación con perspectiva de género, orientado desde la

misma labor que se desempeña, perfilada en la profesionalización y el enfoque de problemáticas

sociales en cualquier parte de nuestro país que presenta características especiales en esta

problemática. (Castellón & Romero, 2016)


Entendiendo el Trabajo Social como una acción social comunitaria donde participan

diferentes personas profesionales y otros agentes de la comunidad, como también los jóvenes, los

niños, las niñas, los y las adolescentes, las familias, para realizar desde esta profesión el

reconocimiento y la incidencia para la prevención de la violencia sexual.

Existen diversos tipos de causas que originan la violencia de género, conviene conocerlas para

poder combatir contra ellas, entre esas causas están las culturales, muchas sociedades ven a la

mujer como un instrumento, como inferiores, pero también puede ocurrir que algunas mujeres

influenciadas por una cultura de odio hacia los hombres, ejerzan violencia contra ellos.

También están las causas micro-culturales específicas, que son la educación que se recibe

respecto a los géneros, y lo que transmite los medios sociales y el mensaje que comunican

respecto a hombres, mujeres, o personas y las causas legales, que tienen que ver con el

tratamiento legal que se le da a la violencia de género.

Si no hay penalización significativa, y si las autoridades no se comprometen con aplicar

justicia al respecto, se propaga más la violencia de género, de igual forma existen los factores

idiosincráticos específicos permanentes, son causas como antecedentes familiares, la

personalidad del maltratador o maltratadora y su historia.

Algunos patrones conductuales están relacionados a la conducta de otros familiares, y al

criterio respecto a lo que es aceptable y no en cuanto a la relación con personas de un género

distinto, como también se puede decir, están los factores idiosincráticos específicos temporales,

que tiene que ver con el estrés, miedo y situaciones específicas que no son permanentes. Entre

esos factores pueden ser adicciones como el alcoholismo, las drogas, e incluso celos patológicos,

entre otros.
Pero casi siempre se puede encontrar en el caso contrario donde el estado incumple con su

deber desconociendo que en zonas como Tierralta alto Sinú y Valencia Córdoba que son zonas

de posconflicto es donde no se promueven ni respetan los derechos de las mujeres y donde más

son víctimas sin tener acceso a la institucionalidad o alguien que las proteja.

Conociendo el contexto y el ambiente en Colombia con respecto al tema de la violencia contra

la mujer, también es denotado en el proceso los diferentes aportes referentes al tema que las

mujeres además de ser víctimas de violencia como si fuera poco, casi que al mismo tiempo

tienen que manejar otras problemáticas como el caso de desplazamiento, forzadas a buscar

refugio en otras partes implicando un cambio de vida, producto de la ineficiencia del estado en el

manejo de esta gran problemática de la sociedad. Mujeres que en su mayoría son campesinas,

desconocedoras de leyes o instituciones que les puedan brindar garantías como ciudadana o

como persona perteneciente a una cultura, a un trabajo o una tradición especifica.

En este caso asumen desde su nueva vivencia la extrema pobreza, comenzando a vivir un

drama totalmente diferente donde la carencia de cosas esenciales como la falta de vivienda, el

hambre, el desempleo, y la desigualdad en la que inician viviendo y a esto le podemos sumar la

inoperatividad del estado frente a la situación de estas personas.

A noviembre de 2014 según los datos de ACNUR habían más de 5.400 mujeres desplazadas

del campo producto de la violencia a manos de grupos ilegales, violencia familiar, incluyendo

también los diferentes fenómenos naturales los cuales habían azotado la parte sur del

departamento incluyendo el municipio de TIERRALTA CORDOBA, donde se daba el mayor

número de mujeres azotadas por el flagelo de la violencia.


El difícil acceso a las tierras es otra de las problemáticas más evidentes en cuestión de

género, por el solo hecho de ser mujeres se estigmatiza el papel de esta misma en la sociedad y al

no ser reconocidas en su papel de madre o de mujer da un tinte de miedo el ser excluidas

nuevamente en ese entorno donde deben sobrevivir como mujeres cabezas de un hogar y en el

mismo temor de ser nuevamente excluidas y amenazadas queda la zozobra, esta problemática de

la violencia contra las mujeres se fundamenta en esas subestructuras en donde se originan

conflictos económicos y sociales, además de las políticas patriarcales donde se refleja un poder

del hombre sobre la mujer imponiendo superioridad creando un concepto de machista o superior

masculino, desde ese aspecto que se maneja desde principios culturales dado unos estereotipos

donde el dominio, la fuerza y el poder masculino hace menospreciar el papel de la mujer

reduciéndola solamente a su función sexual.

Los casos antes mencionados son evidenciados específicamente en el municipio de Tierralta a

través de los diferentes censos elaborados por la secretaria de gobierno, la misma secretaria de

salud departamental, defensoría departamental. [CITATION LAD16 \l 9226 ].

En Tierralta la situación es más crítica aún. Hay 250 denuncias por violaciones a

mujeres, hecho que prendió las alarmas de las autoridades. A lo anterior se suma la

reclusión de menores para que sirvan a los hombres de las bandas criminales que operan en

varios territorios y la presión que estos ejercen para acceder sexualmente a varias niñas sin

que estas o sus padres se atrevan a hacer las denuncias correspondientes.

Ante esta realidad, la secretaria de mujer y género, Everlides Morales, indicó que es

necesario fortalecer los programas de atención a la mujer e insistió en la necesidad de que

hubiese una secretaria de la mujer en cada municipio de Córdoba para que diseñe políticas
públicas destinadas a evitar la violencia contra ellas. Resaltó el valor de las mujeres que se

han atrevido a denunciar pero reconoció que las cifras de maltrato son superiores a las que

conocen las autoridades debido a que las mujeres prefieren callar el hecho para que no

metan a sus parejas a la cárcel.

Además de lo planteado anteriormente se logra conocer el porqué de un municipio como

Tierralta Córdoba no tiene focalizada esta problemática desde la institucionalidad, como tal

desconociendo e incluso las denuncias entabladas en organismos que tienen que ver directamente

con la violencia de genero.

Las rutas de atención integral para víctimas de violencias de género entendiéndolas como el

conjunto de acciones articuladas que responden a los mandatos normativos para garantizar la

protección de las víctimas, su recuperación y la restitución de los derechos. Comprende las

actuaciones internas de cada institución, en el municipio brillan por su ausencia para abordar a

las víctimas de acuerdo con sus competencias y la coordinación de las intervenciones

intersectoriales.

Considerando que cada caso es único y particular por las condiciones individuales de las

víctimas, por el tipo de violencia de género presentado y por la oferta de servicios y

disponibilidad institucional en los territorios, la ruta intersectorial se construye localmente

involucrando a todas las entidades corresponsables en materia de salud, protección y justicia y

tomando en cuenta los análisis de la situación y de determinantes sociales de la salud en cada

territorio.

En el marco del abordaje integral de las violencias de género, el Ministerio de Salud y

Protección Social desarrolla acciones para el fortalecimiento institucional y el apoyo técnico a


los departamentos, y municipios priorizados para la construcción de rutas intersectoriales para la

atención integral a las víctimas de violencias de género con énfasis en las violencias sexuales, o

las que se dan incluso desde la práctica del maltrato psicológico, verbal o físico.

Conociendo que los trabajadores sociales además de orientar a las personas en el

conocimiento de muchos derechos y en su pleno bienestar social, también donde manejen las

diferentes rutas de atención frente a estos hechos y frente a las diferentes problemáticas sociales.[

CITATION SOCTO \l 9226 ]

Desde la función del trabajador social y el conocimiento de las clases de violencia donde la

mujer es sometida en su contexto, se encuentra más notoria la violencia física y psicológica, por

el mismo concepto cultural que se maneja desde hace rato en nuestra formación e incluso de

familia, creando en la mujer un desequilibrio que lleva como finalidad hacer sentir a la persona

o la mujer totalmente indefensa frente a los actos que se derivan del trato; cuando lo consigue, el

resultado son algunas de las siguientes manifestaciones:

 Baja autoestima.

 Sentimientos de miedo, ira, vulnerabilidad o indefensión, tristeza, humillación y

desesperación.

 Trastornos psiquiátricos: del estado de ánimo, ansiedad, estrés postraumático; de

personalidad; abuso o dependencia del alcohol, tabaquismo y otras sustancias nocivas;

ideación o intentos de suicidio, entre otros.


El maltrato físico también produce consecuencias psicológicas, por ejemplo, tensión y miedo

permanentes, agotamiento y desánimo, alteraciones en el sueño y en los hábitos alimenticios;

degeneran incluso en los trastornos psicológicos graves, como depresión, la ansiedad, etcétera.

Este clima de terror produce, además, síntomas físicos, por ejemplo: dificultades respiratorias,

palpitaciones, angina de pecho, sudoración, problemas urinarios, diarreas, frecuentes dolores de

cabeza, tensiones o estrés.

Teniendo conocimiento sobre esto desde la práctica del Trabajo Social, la experiencia y hasta

la observación directa de grupos sociales que hoy día están pasando por esta problemática de la

violencia son puesto en práctica elementos y herramientas que conduzcan al desarrollo social de

las comunidades.

Todo trabajo de intervención social tiene cuatro dimensiones, los cuales son sus pilares:

1. La confianza por parte de la víctima hacia la persona que la atiende en el área de trabajo

social.

2. Las expectativas de beneficio que construye la víctima.

3. La exposición de razonamientos apegados a la realidad y la posibilidad de construir un

proyecto libre de violencia para ellas.

4. La participación activa de las mujeres.

El objetivo de enmarcar el trabajo en las cuatro dimensiones es para que la víctima se sienta

envuelta en una situación de seguridad plena para que esta reciba con afectividad las

herramientas que le brinda el profesional, por el Trabajador Social debe:


1. Ayudar en la construcción de procesos de toma de decisión.

2. Enlazar los esfuerzos de las demás áreas para ofrecer un servicio integral y de calidad.

En el trabajo orientado se debe hacer un riguroso análisis de las causas que conducen a la

violencia de género. De esta manera, los diferentes aportes, remarcan la necesidad de participar

en los procesos de socialización que llevan a que se sienta una atracción por la violencia. Esta

relación es producto de procesos de socialización que incluyen la valoración positiva de modelos

de atractivo que son violentos, es decir, que se valora como hombre atractivo aquel que ejerce el

poder y dominación sobre otras personas, concepción que es bien conocida en nuestra sociedad y

sobre todo en el municipio de Tierralta Córdoba dejando de lado a procesos que le dan un valor

social, en nuestra sociedad actual no son atractivos los fenómenos o problemáticas sociales

donde se evidencia, valores igualitarios y de respeto. Son modelos atractivos que continuamente

se transmiten en los medios de comunicación, en las series de TV, las películas, las canciones, en

el grupo de amigos y amigas, etc. [ CITATION oli09 \l 9226 ].

Esta relación entre violencia y atractivo es una de las causas de los altos índices de violencia

de género entre los y las adolescentes. Además, algunos y algunas adolescentes consideran que la

atracción es un instinto.

Un espacio clave, a través del cual las personas profesionales del Trabajo Social pueden

trabajar con toda la comunidad desde la perspectiva de promover una socialización preventiva de

la violencia de género, son los centros e instituciones educativas. Existen cada vez más

instituciones educativos que están siendo el núcleo central para ese trabajo social comunitario

desde la socialización preventiva de la violencia plantean cómo la perspectiva dialógica de la

educación parte de entender.[CITATION WIL10 \l 9226 ].


El proceso educativo como la acción común de un amplio conjunto de personas involucradas:

profesorado, familiares, estudiantado, ciudadanía, profesionales del trabajo y la educación social,

etc. Es en este tipo de centro educativo donde los programas de prevención de la violencia de

género están teniendo un impacto en toda la comunidad.

Este trabajo comunitario puede estar dinamizado por las personas profesionales del trabajo y

la educación social, pero tiene que ser llevado a cabo desde la inclusión de todas las voces de las

personas que forman la comunidad. Desde esta perspectiva, se pone una especial atención a la

inclusión de las voces de las familias, concretamente de las mujeres.

Mientras que las mujeres profesionales, como las trabajadoras y las educadoras sociales, son

relevantes en la dinamización para que sea posible este trabajo preventivo, todas las mujeres de

la comunidad tienen un papel clave en la decisión y desarrollo de las iniciativas que se lleven a

cabo, lo cual no implica quitar importancia a los diferentes aportes de las personas profesionales

del trabajo y la educación social, sino crear las condiciones en las que se pueda dar un diálogo

con las mujeres que generalmente han quedado al margen de los espacios públicos de debate.

Concluyendo los aportes, se puede iniciar desde la prevención de manera interdisciplinaria,

desde diversos programas para ayudar a minimizar la incidencia de la violencia y las diferentes

causas sociales que lo puedan generar como la cultura, y la disfuncionalidad familiar, la misma

educación o los diferentes enfoques de la educación en los diferentes entornos tanto familiares

como educacionales y sociales.[ CITATION BEA14 \l 9226 ].

Desde la formación como profesionales se deben realizar las intervenciones de forma

transversal ya que es un problema complejo que necesita la aportación de profesores, psicólogos,

abogados, etc., para lograr de manera más eficaz la reinserción social de las mujeres violentadas.
Dando al Trabajador Social aportes desde la organización de procesos para el mejoramiento de

una sociedad más digna en cuanto a las mujeres violentadas en todos los aspectos vivenciales.

Como profesionales del trabajo social se debe empezar por implementación de proyectos en

lugares que se presenta esta problemática y cual mejor lugar que el municipio de Tierralta donde

se debe promover la tolerancia, la democracia, reforzar el conocimiento de las mujeres que viven

bajo el sometimiento, profundizar en los mejores hábitos, restaurar las víctimas a una vida digna

e incluso desde un trato personalizado y como profesionales realizar aportes a la

institucionalidad las herramientas para lograr el objetivo en el cambio social de las víctimas de

este flagelo como la violencia.

Dando a los Trabajadores Sociales pautas de orientación en la problemática planteada que

tienen su origen en el mismo entendimiento del contexto, de la cultura misma, de los entornos

situacionales y de los factores como la política, lo económico, lo espiritual y hasta lo social.

Desde este momento parte el diagnóstico, estudios dirigidos a la implementación de políticas

públicas que llevan a implementar las diferentes rutas de atención integral para víctimas de

violencias de género, entendidas como el conjunto de acciones articuladas que responden a los

mandatos normativos para garantizar la protección de las víctimas, su recuperación y la

restitución de los derechos. Comprende las actuaciones internas de cada institución para abordar

a la víctima de acuerdo con sus competencias y la coordinación de las intervenciones.

De esta manera se van generando conclusiones interesantes en el quehacer diario desde la

profesión del Trabajador Social, apuntando en consecuencia, que aun cuando la Violencia hacia

la Mujer constituye una amplia manifestación de la Violencia de Género, apenas es una parte de

este complejo fenómeno social, que día a día constituye un gran obstáculo para el libre desarrollo
de la personalidad de millones de individuos en todo el mundo, quienes lejos de gozar de la

Libertad que garantizan los Derechos Humanos y las distintas leyes y constituciones alrededor

del mundo, colocan en riesgo su estabilidad, seguridad, desarrollo e incluso sus vidas sólo por

atreverse a comportarse, vestirse, relacionarse y realizar actividades según dicta su orientación,

preferencia e identidad sexual, dándonos la motivación suficiente para la orientación desde los

diferentes programas y proyectos, políticas públicas, campañas de publicidad y hasta programas

de rehabilitación que se enfocan a darle el verdadero sentido del trabajo en el Trabajador Social,

creando en el quehacer profesional el objetivo de mejorar la forma de vivir en la mujer en una

sociedad patriarcal que necesita crear otra conciencia del papel de la misma en las diferentes

comunidades.

Teniendo el conocimiento sobre la vulnerabilidad de los derechos humanos de las mujeres

especialmente, la parte normativa de Colombia carece de herramientas que puedan brindar una

atención judicial oportuna y puedan ofrecer efectividad al conocimiento de la verdad sobre cada

caso donde se de violencia contra mujeres ubicadas en zonas de posconflicto, con el fin de

garantizar la reparación de los daños, además de una adecuada protección que le brinde a las

víctimas su seguridad y el no desconocimiento de sus derechos, dándole una plena seguridad que

no volverán a ser agredidas nuevamente por sus victimarios.

Bibliografía
Betancur, L. (2016). Narrativa sobre la violencia sexual en el marco de posconflicto

colombiano. Colombia.
Cadavid, M. (2014). Mujer: blanco del conflicto armado en Colombia. Revista Analecta Política,

Vol 4(No 7), 301-318. Recuperado el 30 de 10 de 2019, de

https://revistas.upb.edu.co/index.php/analecta/article/view/2784/2430

Cagigas, A. (2000). El patriarcado, como origen de la violencia doméstica. Revista Monte

Buciero(5), 307-318. Obtenido de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?

codigo=206323

Castellón, M., & Romero, C. (2016). Enfoque de género en la implementación de la Ley de

Víctimas y Restitución de Tierras: una propuesta para la caracterización de las mujeres y

niñas víctimas del conflicto armado en Colombia. Revista CS(19), 69-113.

doi:https://doi.org/10.18046/recs.i19.2166

Centro nacional de memoria historica. (2011). Bogota, D.C.

Colombia, C. d. (2016). Ley 1448 para la atención y reparación integral de victimas del

conflicto. Bogotá, D.C.

ELBOT. (2009). Dinamización del conflicto.

Espinoza, M. (1990 ). Funciones del profesional en Trabajo Social. 68-75.

García, E. (18 de 02 de 2018). La masacre de Tierralta, una barbarie por la que las Farc deberán

pedir perdón 17 años después. El Heraldo. Obtenido de elheraldo.co/cordoba/la-masacre-

de-tierralta-una-barbarie-por-la-que-las-farc-deberan-pedir-perdon-17-anos

Gomez. (2005). Violencia de Genero.


Gonzales, A., & Hinestroza, A. (2018). Daños psicosociales provocados por el desplazamiento

forzado: historia de dos mujeres Madres Cabeza de Hogar del Distrito de Buenaventura.

Escuela de Trabajo Social y Desarrollo Humano. Buenaventura, Colombia: Publicaciones

Universidad del Valle. Obtenido de http://hdl.handle.net/10893/10656

Instituto de las Mujeres del Estado de San Luis Potosí. (2006). Diagnóstico Sobre las Causas,

Efectos y Expresiones de Violencia Contra las Mujeres en los Hogares de la

Microrregión Huasteca Centro del Estado de San Luis Potosí. Mexico: Instituto Nacional

de Desarrollo Social. Obtenido de http://cedoc.inmujeres.gob.mx/PAIMEF/SLP/slp01.pdf

Lara, P. (2005). Las mujeres de la guerra.

Mesa nacional de incidencia por el derecho a la verdad. (2007).

Molina, E. (2019). Factores de riesgo y consecuencias de la violencia de género en Colombia.

Tempus Psicológico, II(1), 14-35. doi:10.30554/tempuspsi.1.2.2149.2019

Oficina de la Violencia Domestica. (2018). Violencia según vinculo entre persona afectada y

denuncia. Colombia.

oliver, s. (2009). violencia de genero.

ORGANIZACIONES. (s.f.). GENERO TRANSFORMACION DE CONFLICTOS .

paz, l. d. (s.f.).
Restrepo, O. (2007). El silencio de las inocentes, Violencia sexual a mujeres en el conflicto

armado. Opinión Jurídica, VI(11), 87-114. Obtenido de

http://www.scielo.org.co/pdf/ojum/v6n11/v6n11a5.pdf

Ruiz, L. (2000). Desplazamiento forzado, un desafio para el trabajo social. Bogota D.C:

Publicaciones Fundación Universitaria Monserrate. Obtenido de

http://www.ts.ucr.ac.cr/binarios/pela/pl-000146.pdf

SOCIAL, R. D. (2005 31 DE AGOSTO). TRABAJO SOCIAL EN EL CONTEXTO DE LAS

CIENCIAS POLITICAS.

TORO, B. L. (2004 A 2014). LA VILENCIA DE GENERO NO TIENE FRONTERAS.

COLOMBIA.

Wilches, I. (2010). Lo que hemos aprendido sobre el tratamiento de las mujeres victimas.

Revista de estudios sociales.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Anderson B. & Zinissfr (2000). Historia de las mujeres, una historia propia. Crítica. Madrid.
Andrews, B. & Berwin, C. R. (1990). Attributions of blame for marital violence: A study of

antecedents and consequences, Journal of Marriage and the Family

Aponte, A. (2019). Agresiones sexuales en conflicto armado. Grupo editorial Ibáñez.

Recuperado de https://publicaciones.unisabana.edu.co › ... › Derecho y Ciencias Políticas.

Arroyo, M., Cobo, J.A., Sánchez, A. (1992). “Le profil des traits de personnalité des femmes

victimes de violences”, en Livre de Actes Xª Journées Méditerranéennes de Médecine

Légale, Montpellier, Francia. pp. 331-335.

Bernabé, I., (1993). “Miedo a la palabra. Las mujeres y el discurso público”, en Jornadas

Feministas “Juntas y a por todas”.

Betancur, L. (2016). Narrativa sobre la violencia sexual en el marco de posconflicto

colombiano. Colombia.

Cadavid, M. (2014). Mujer: blanco del conflicto armado en Colombia. Revista Analecta Política,

Vol 4(No 7), 301-318. Recuperado el 30 de 10 de 2019, de

https://revistas.upb.edu.co/index.php/analecta/article/view/2784/2430

Cagigas, A. (2000). El patriarcado, como origen de la violencia doméstica. Revista Monte

Buciero(5), 307-318. Obtenido de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?

codigo=206323

Castellón, M., & Romero, C. (2016). Enfoque de género en la implementación de la Ley de

Víctimas y Restitución de Tierras: una propuesta para la caracterización de las mujeres y


niñas víctimas del conflicto armado en Colombia. Revista CS(19), 69-113.

doi:https://doi.org/10.18046/recs.i19.2166

Centro nacional de memoria historica. (2011). Bogota, D.C.

Colombia, C. d. (2016). Ley 1448 para la atención y reparación integral de victimas del

conflicto. Bogotá, D.C.

ELBOT. (2009). Dinamización del conflicto.

Espinoza, M. (1990 ). Funciones del profesional en Trabajo Social. 68-75.

García, E. (18 de 02 de 2018). La masacre de Tierralta, una barbarie por la que las Farc deberán

pedir perdón 17 años después. El Heraldo. Obtenido de elheraldo.co/cordoba/la-masacre-

de-tierralta-una-barbarie-por-la-que-las-farc-deberan-pedir-perdon-17-anos

Gomez. (2005). Violencia de Genero.

Gonzales, A., & Hinestroza, A. (2018). Daños psicosociales provocados por el desplazamiento

forzado: historia de dos mujeres Madres Cabeza de Hogar del Distrito de Buenaventura.

Escuela de Trabajo Social y Desarrollo Humano. Buenaventura, Colombia: Publicaciones

Universidad del Valle. Obtenido de http://hdl.handle.net/10893/10656

Instituto de las Mujeres del Estado de San Luis Potosí. (2006). Diagnóstico Sobre las Causas,

Efectos y Expresiones de Violencia Contra las Mujeres en los Hogares de la

Microrregión Huasteca Centro del Estado de San Luis Potosí. Mexico: Instituto Nacional

de Desarrollo Social. Obtenido de http://cedoc.inmujeres.gob.mx/PAIMEF/SLP/slp01.pdf


Lara, P. (2005). Las mujeres de la guerra.

Mesa nacional de incidencia por el derecho a la verdad. (2007).

Molina, E. (2019). Factores de riesgo y consecuencias de la violencia de género en Colombia.

Tempus Psicológico, II(1), 14-35. doi:10.30554/tempuspsi.1.2.2149.2019

Oficina de la Violencia Domestica. (2018). Violencia según vinculo entre persona afectada y

denuncia. Colombia.

oliver, s. (2009). violencia de genero.

ORGANIZACIONES. (s.f.). GENERO TRANSFORMACION DE CONFLICTOS .

paz, l. d. (s.f.).

Restrepo, O. (2007). El silencio de las inocentes, Violencia sexual a mujeres en el conflicto

armado. Opinión Jurídica, VI(11), 87-114. Obtenido de

http://www.scielo.org.co/pdf/ojum/v6n11/v6n11a5.pdf

Ruiz, L. (2000). Desplazamiento forzado, un desafio para el trabajo social. Bogota D.C:

Publicaciones Fundación Universitaria Monserrate. Obtenido de

http://www.ts.ucr.ac.cr/binarios/pela/pl-000146.pdf

SOCIAL, R. D. (2005 31 DE AGOSTO). TRABAJO SOCIAL EN EL CONTEXTO DE LAS

CIENCIAS POLITICAS.
TORO, B. L. (2004 A 2014). LA VILENCIA DE GENERO NO TIENE FRONTERAS.

COLOMBIA.

Wilches, I. (2010). Lo que hemos aprendido sobre el tratamiento de las mujeres victimas.

Revista de estudios sociales.

Вам также может понравиться