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CONCLUSION

¿Que serían de las, instituciones, sociedades, familias, así como las empresas; de toda forma
de comunidad política, si estas no tuvieran alguien a cargo, como se dice comúnmente alguien
al mando de la nave, un gobernante? Si, así es, aquella persona o grupo de personas, que
tienen el derecho de ejercer poder, de conducir, de dirigir, de gobernar, sobre sus
subordinados, influyendo en estos continuamente.

Nada más fascinante, nada más enigmático que el concepto del gobierno; implica,
sencillamente, la concreción del Estado, la realización de las relaciones de poder, en fin,
señala, con meridiana claridad, la línea divisoria entre las clases dominantes y las clases
dominadas. El concepto de Poder estuvo, está y estará en la mente, en el cerebro, en el
pensamiento de los politólogos. Lo estuvo en Aristóteles cuando inquirió la distinción “natural”
entre mandantes y obedientes; existió en Hobbes cuando construyó al “dios mortal”, el
Leviatán político superpuesto a la sociedad civil; lo plasmó Marx en su visión crítica del aparato
del Estado burgués; vivió en Pareto al definir la historia como un “cementerio de aristocracia”;
vive entre los politólogos modernos y golpea la mente de los estudiosos del poder. No
podríamos concebir la política sin comprender el gobierno; no podríamos entender el poder
sin apreciar al gobierno. Entonces Las formas de gobierno no son otra cosa que el modo y la
manera de proceder de una constitución política; es decir, los métodos que utilizan los
gobernantes para administrar, organizar, y ejercer orden y control sobre la población.

Diversas ideologías históricas han hecho una crítica radical de la existencia del Estado en sí
mismo, o las formas de Gobierno elegidas para dirigir el Estado. Así diversas formas de
anarquismo han pugnado por la abolición de ciertas instituciones del Estado, mientras que en
general el comunismo no ha abogado por la desaparición inmediata del Estado, sino por la
forma que obligatoriamente debe estar constituida el Gobierno y la desaparición de ciertos
tipos de Gobierno y los objetivos que debe perseguir dicho Gobierno. Igualmente, otras
ideologías como el socialismo, la socialdemocracia, la democracia cristiana, el liberalismo o el
fascismo apoyan decididamente la existencia de un Gobierno, y no hacen afirmaciones muy
concretas sobre quien debe constituirlo, y más bien tienden a propugnar cuales son los
objetivos ideales de un Gobierno.

Más recientemente desde el libertarismo y el anarcocapitalismo, algunos de sus partidarios


han criticado la existencia del Gobierno político, no supeditado a la lógica del mercado y han
difundido argumentos sugiriendo que el Gobierno es siempre una institución de
autoprotección social, poco segura al largo plazo, que tal vez no sea capaz de asegurar los
servicios de protección social a futuro, cuando la especie alargue la esperanza de vida por
encima de los 100 años.

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