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EL THRILLER RELIGIOSO EN ALFRED HITCHCOCK

Juliana Balvin Echavarría

El thriller, especialmente el thriller psicológico es uno de los géneros más interesantes que
han surgido desde hace muchos años, primero tuvo gran auge como género literario y luego con
la aparición del séptimo arte se convirtió en uno de los géneros cinematográficos más atractivos y
más difíciles de realizar especialmente en cuanto a guion se refiere.

Uno de los directores de cine más conocidos ha sido sin duda Alfred Hitchcock, este
maestro del cine que revoluciono este género del thriller , creando con sus películas,
características propias con las cuales se puede identificar fácilmente un film de su autoría ya que
creaba en el espectador con cada aspecto de la película una gran tensión por saber que iba a
ocurrir con los personajes que estaba viendo a través de una pantalla y al mismo tiempo hacia
que sentía como si estuviese dentro de esta historia viviendo con ellos todas estas intrigas

Este nació en 1899 en Londres, donde comenzó su carrera como director de cine,
realizando varias películas pertenecientes al cine mudo y trabajando en distintos géneros como la
comedia, el drama e incluso algún musical, pero el género que más trabajo fue el thriller, y este
fue el que le dio más fama, llegando a lograr llamarse como el maestro del suspense con más de
50 películas más una muy conocida serie de tv “Alfred Hitchcock presenta”. Y como un gran
exponente de este género exploró muchos de los temas que se pueden tocar usando el suspenso
como principal característica, tal como el thriller policiaco, el thriller psicológico, el thriller sobre
asesinos, el thriller romántico, etc.

Pero una de sus películas más interesantes es Yo confieso (I Confess, 1953) la cual
aunque es considerada una obra menor y es poco conocida, lo cierto es que sus aspectos
cinematográficos son muy bien logrados y el tema que trata es bastante controversial: el sigilo
sacramental que tienen los sacerdotes católicos y que les obliga a callar para siempre, aun en
peligro de muerte todo cuando escuchen en calidad de confesión.

La historia inicia con la escena de un asesinato de un hombre en su casa y la confesión


del asesino al padre Michael Logan, (Montgomery Clift) quien ejerce como sacerdote en una de
las parroquias de la ciudad de Quebec, y al cual una serie de hechos irán apuntando como al
principal sospechoso del crimen, el drama de este comienza cuando por su condición de
sacerdote no puede revelar la identidad del asesino y tampoco puede ayudar en absoluto a
resolver el crimen, ya que cada información que dé sobre este, llevaría de inmediato a los
investigadores a conocer la verdadera identidad del asesino que es un hombre que trabaja en la
misma parroquia donde ejerce el padre Logan y es empleado de este.

Hasta este punto de la trama se pueden identificar algunos elementos característicos del
genero thriller, un crimen, un asesino, una investigación en curso, un falso culpable con un futuro
incierto y una posible solución, que en este caso es la aparición de Ruth (Anne Baxter) , una
mujer que aunque está casada siempre ha estado profundamente enamorada del padre Logan, y
por esta razón decide ayudar a la investigación dando información muy personal de ella, la cual
cree que ayudara a probar la inocencia del padre.

Acá nuevamente se encuentra otra característica del thriller y es el uso de los flashback
donde se cuentan al espectador hechos que ayudan a aclarar los conflictos por los que están
pasando los personajes de la historia, y en esta en particular cuentan al espectador que Ruth y el
padre Logan fueron novios en el pasado, que el decidió alistarse para servir en el ejército y al
regresar varios años después se reencuentra con ella, y sin saber que ella ya está casada, pasan un
día juntos y son descubiertos por el señor Villete ( el hombre que fue asesinado) el cual los
comienza a chantajearlos con contar al marido de Ruth la supuesta infidelidad. Todo esto
aparentemente resolvería muchas cosas en la trama pero no es así, y el conflicto vuelve a
centrarse en la imposibilidad del padre Logan en demostrar su inocencia sin violar el secreto de
confesión y todo esto van llevando a los investigadores a la conclusión de que es el culpable y es
llevado a juicio.

Con un guion aparentemente simple el gran Hitchcock adentra al espectador a sentir


profundamente la impotencia e incertidumbre que siente el protagonista por medio de altos y
bajos dentro de la trama, con varios puntos de giros y momentos donde todo parece tener
solución y otros donde nada puede ir peor. Pero una de las escenas más hermosas y significativas
de este film es sin duda la secuencia donde el padre Logan camina por la ciudad rumbo a la
catedral donde fue ordenado, especialmente el primer plano de una estatua de Cristo cargando
la cruz camino al Calvario, y en el fondo el padre Logan caminando por la calle, solitario,
abatido, asumiendo con entereza las consecuencias de la fidelidad a su Dios y a su ministerio
sacerdotal viviendo su propio martirio interior.

Y así el principal agente de suspenso dentro de la película para el espectador es el no


saber qué va a pasar con el padre Logan, y comenzar a preguntarse si revelara el secreto de
confesión, o tal vez huya solo o en compañía de Ruth, o si el verdadero asesino se arrepentirá y
dirá la verdad, o el peor de los panoramas que el padre sea declarado culpable y sea condenado a
muerte siendo inocente, y el maestro del suspense, lleva al espectador a preguntarse esto hasta
los últimos minutos de la película, cuyo final acaba con la confesión frente a toda la policía del
asesino del crimen en un ataque de rabia al sospechar que el padre habría dicho la verdad, y el
arrepentimiento de este antes de morir a causa de unos disparos de la policía, más la absolución
del padre Logan sin ningún tipo de resentimiento para con este hombre.

El uso del lenguaje cinematográfico que tiene esta película es muy “Hitchcockniano”, los
planos, las locaciones, el casting, la banda sonora, la trama, el conflicto y las metáforas usadas
nos hablan de un Hitchcock católico, que fue educado en un colegio de jesuitas y ell cual
explota la simbología cristiana católica para subrayar la dimensión ética y teológica de Yo
confieso.

Los crucifijos y las vírgenes ocupan un lugar destacado en las escenas. Durante el
juicio contra el padre Logan, un enorme crucifijo cuelga sobre el jurado,
insinuando que la justicia de los hombres sólo adquiere legitimidad cuando se basa
en las enseñanzas del Evangelio… Los primeros planos de Montgomery Cliff
reflejan angustia, impotencia, desconcierto, pero en ningún momento expresan
inseguridad o duda. Nunca se plantea romper el silencio sacramental, pues sabe
que ese gesto pondría en crisis su vocación. Hitchcock quería que imitara a Cristo
hasta las últimas consecuencias, aceptando una muerte injusta. (Pierce, 2015)

Es así como yo confieso se convierte en una joya del cine, tanto de la carrera cinematográfica de
Hitchcock como del genero de thriller y especialmente el thriller religioso en el cual esta película
podría catalogarse como una de las mejores, claro está sin dejar atrás grandes películas como
Diario de un cura rural (1951), Absolución (1978), En nombre de la rosa (1986), Los crímenes
del rosario (1987), El reverendo (2017); entre otras más.

Referencias bibliográficas

Pierce Kenneth. (9 de noviembre de 2015). Película apostólica recomendada: “Yo


confieso” (1953) Recuperada de https://catholic-link.com/pelicula-apostolica-
recomendada-yo-confieso/

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