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¿Se puede decir que primero se uso la tecnología para el trabajo interno antes
que para el servicio?
El trabajo del bibliotecario siempre esta pensado en torno al usuario. El trabajo
primordial, lo más básico, es el catálogo. Las herramientas en el principio eran
rudimentarias pero siempre estaban enfocadas en ofrecer servicios a los
usuarios. Sin embargo, se puede decir que el usuario ha podido aprovechar la
tecnología que los bibliotecarios usaban hacia finales de los años 70 cuando
apareció uno de los primeros catálogos automatizados.
El usuario tiene una cuenta donde puede ver los libros que se ha prestado, las
fechas de devolución, si tienen sanciones, puede hacer reservas en línea, puede
renovar sus préstamos, ya sin la intervención de otras personas y puede hacerlo
a cualquier hora. Además la tecnología ha llegado a desarrollar el catálogo de
tal forma que ya no solo sirve para acceder a la información que hay en mi
biblioteca sino que ha pasado sus fronteras.
Ya no solo somos una colección de papel sino una colección híbrida, es decir, lo
que tenemos tangiblemente en nuestros locales y el material por el cual
pagamos para que nuestros usuarios accedan. Este material está conformado
por bases de datos de áreas afines a las carreras a las que la universidad brinda.
El usuario tiene acceso a información mas actualizada.
En el fondo los servicios se han renovado por la tecnología que tenemos, pero
los principios de los servicios siguen siendo los mismos, el bibliotecario siempre
sirve a los usuarios como el referencista.
¿Cuanto cuestan?
Los proveedores hacen diferencias porque el costo en sí es bastante elevado.
Hay bases de datos que van de los 20 mil a los 200 mil dólares que te dan el
acceso al texto completo del artículo, y ahí están salvados los derechos de autor
Por otro lado, tenemos un sistema integrado de bibliotecas. Antes las bibliotecas
sólo se preocupaban por hacer un catálogo pero ahora hay sistemas integrados,
es decir, no solamente se automatiza el catálogo sino todos los procesos de una
biblioteca, desde la compra de los libros hasta su puesta en servicio. Esto ha
automatizado las adquisiciones; tenemos bases de datos de proveedores,
presupuestos, partidas, facturación, órdenes de compra, todo en un mismo
sistema. Si se compra o presta un libro de inmediato aparece el estado del libro
en la web.
Además, ahora los catálogos no solo son catálogos, son portales. Tenemos otras
herramientas para los usuarios que no solo proporcionan información sino que
les permiten realizar tareas que antes requerían la intervención de un
bibliotecario.
¿Se puede decir que nos encontramos en una era en la que la mayoría de los
textos son virtuales?
Siempre hay la idea de que la tecnología va a desaparecer completamente el
libro. Siempre se decía eso, pero el libro sigue vigente. Creo que el libro no va a
desaparecer como tal, el libro en papel va a existir todavía. El formato
electrónico facilita compartir la información pero el libro no desaparece.
Nuestras colecciones de papel siguen creciendo y eso nos exige ampliar las
bibliotecas. Todavía tenemos problemas de espacio, lo que quiere decir que no
estamos prescindiendo del libro en papel. Además, es muy costoso digitalizar
colecciones; aunque en un proyecto microfilmamos las tesis y luego las
desaparecimos; las tesis microfilmadas son más difíciles de plagiar.
¿Cual diría que fue el paso tecnológico más significativo que dio la
biblioteca?
Vino Internet, se puso la fibra óptica en la universidad, se salvo así el tema de la
conectividad entre las bibliotecas porque antes cada biblioteca estaba aislada de
las otras. Las prácticas comunes eran más difíciles, ahora tenemos políticas
comunes entre todas las bibliotecas.
Antes cada biblioteca tenía su propia base de datos, cada biblioteca podía tener
el mismo libro que se ingresaba en cada una de ellas, ahora cada libro se ingresa
una sola vez en un solo registro. Con esto ya estaban sentadas las bases para
poder crear una red informática para las bibliotecas dentro de la universidad.
Al tener esa posibilidad nosotros ya podíamos pensar en tener un sistema
integrado con un catálogo unido. El advenimiento de Internet apoyó la decisión
de la universidad de automatizar las bibliotecas. Al hacerlo, se dio el mayor
salto.
Eso fue lo más visible para el usuario, los ficheros de madera quedaron de lado.
El servicio en sí se vio agilizado, en los préstamos ya no era necesario presentar
el carné, es mas fácil controlar cuántos libros se puede prestar a cada alumno
porque el sistema mismo te alertaba sobre eso y poco a poco se fueron
integrando mas cosas.
En cuanto a los usuarios hay un estudio que se hace desde 2002 y según él el
año pasado llegamos a 3’800,000 búsquedas en 2006. Y un numero un poco
menor de sesiones. Y nos visitan desde 8 mil computadoras al mes. Nosotros
tenemos 41 estaciones para consulta exclusiva del catalogo, el resto son desde
otras computadoras de la universidad o desde sus casas o del extranjero.
Los países que más nos visitan son Estados Unidos, Colombia, Chile y España.
Muchas veces son investigadores que buscan cosas que en sus países no
encuentran. Publicaciones únicas que interesan mucho a otras personas.
Nosotros pertenecemos a una red de bibliotecas en donde intercambiamos
artículos electrónicos. Si un profesor pide un articulo, antes de comprar el
articulo averiguamos en esta red si alguien tiene el artículo y si lo tiene lo puede
enviar gratuitamente. Ya cuando nadie lo tiene en la red se compra el artículo.